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El modelo educativo que diseñó Facebook y que odian algunos estudiantes

Por: Semana Educación

Hace cuatro años el fundador de esta red social decidió invertir en un modelo educativo que prometía revolucionar la educación. Lo llevó a 400 escuelas y ahora, muchas comunidades ‘beneficiadas’ le reclaman no haber hecho suficientes estudios sobre su eficacia.

La semana pasada, los estudiantes de un pequeño pueblo en Kansas se rebelaron contra el modelo de educación con el que el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, quiere cambiar el mundo. Con el apoyo (y la compañía) de sus padres, los jóvenes se tomaron la iglesia y la escuela con pancartas de “No queremos más Summit Learning”.

Hace ocho meses las escuelas públicas del pueblo McPherson adoptaron este modelo educativo, donde cada estudiante va a su propio ritmo y se empodera de su proceso de aprendizaje. Les prometieron que no tendrían más aburridas clases magistrales, tampoco lecciones muy lentas para los más avanzados o muy rápidas para los más atrasados del curso.

“La idea es que los alumnos personalicen las lecciones según sus necesidades e intereses. La tecnología permite que estudiantes y maestros creen planes de estudio personales, que le hagan seguimiento a su progreso y que encuentren los materiales que necesitan para aprender mejor”, dijo  Zuckerberg, principal financiador del modelo Summit Learning.

En, 2015, el magnate de Silicon Valley visitó una escuela que aplicaba el aprendizaje autodirigido y quedó fascinado, al punto de invertir en el modelo y poner al equipo de ingenieros de Facebook a desarrollar una nueva plataforma para esa tecnología.

En solo cuatro años, la compañía expandió el modelo a cerca de 380 escuelas, llegando a unos 74.000 estudiantes en diferentes estados, desde California hasta Nueva York. La idea era sencilla. “como la tecnología se adapta a las necesidades de los alumnos, los profesores tienen más tiempo libre para hacer lo que hacen mejor: guiar a los estudiantes”, diría Zuckerberg.

Pero, hoy, tanto los padres como los estudiantes de McPhearson están pidiendo a gritos que les devuelvan el modelo tradicional de tablero y libros de texto.

Muchos jóvenes no aguantaron el nuevo sistema. Se quejan de que están clavados en el computador todo el día, sin tener casi contacto con sus compañeros ni sus profesores. A Megan Jackson, quien sufre de epilepsia, ha sufrido varias convulsiones semanales por tanto tiempo frente al computador, relata el New York Times.

A muchos jóvenes les disgustó modelo el aprendizaje autodirigido o sienten demasiada presión por las exigencias académicas. “Todo el mundo está más estresado ahora”, le dijo una estudiante al diario neoyorquino.

Y no es un caso aislado. En noviembre, los estudiantes de la Escuela Secundaria de Periodismo, en Nueva York, marcharon frente a la institución en protesta contra del modelo educativo de Summit Learning.

No nos gusta el programa, que requiere sentarse varias horas frente un computador. Acá no todos los estudiantes recibimos computadores. Las lecciones son aburridas y es demasiado fácil pasar. Muchos sentimos que no estamos aprendiendo nada y no nos están preparando para los exámenes de grado”, escribieron Akila Robinson y Kelly Hernandez, líderes estudiantiles del colegio, en una carta dirigida a Mark Zuckerberg.

En cuanto a los padres, muchos se han molestado por el contenido pedagógico. Por ejemplo, en Kansas, algunos protestaron porque, en una lección de Paleontología, la plataforma incluía un vínculo a un artículo del Daily Mail con contenidos sexuales que consideraron inapropiados para sus hijos.

En  Kettle Moraine, Wisconsin, 300 padres firmaron una petición para quitar el modelo educativo alegando la misma causa. “Hay contenido que no es apto para niños de primaria”, le dijo Fred Van Ranken, superintendente de Twin Valley, Pennsylvania, a un diario local.

Finalmente, también hay una cuestión cultural. Muchas de las escuelas donde se aplica el modelo son instituciones de bajo rendimiento, en pueblos pequeños de tendencia conservadora. “Los que desarrollan esto son de la costa oeste. Sus normas son diferentes a las de acá”, agregó Van Ranken.

Facebook, un socio sospechoso
A muchas padres tampoco les convence el vínculo entre la educación y el gigante tecnológico que ha hecho una fortuna de 138 mil millones de dólares a punta de monetizar la información de sus usuarios.

“Summit exige una cantidad extraordinaria de datos personales de cada estudiante, y monitorea su avance durante el colegio  y después”, le dijo Leonie Haimson, codirectora de la Asociación de Padres por la Privacidad Estudiantil, al New York Times.

Según la página de la compañía, la información se comparte información con 18 socios, todo con fines educativos y bajo las recomendaciones de privacidad del estudiante publicadas por la Casa Blanca en 2015.

Pero eso no tranquiliza a padres y estudiantes. En la carta de los estudiantes de la Escuela Secundaria de Periodismo una de las principales peticiones era que “pidan permiso a cada estudiante antes de recolectar sus datos. Si Facebook ha sufrido numerosas fallas de seguridad en el pasado, ¿cómo sabemos que nuestra información personal estará mejor protegida?”

Ya han surgido dudas sobre la tecnología que desarrollaron los ingenieros de Facebook. Según el periódico The Intelligencer, algunos estudiantes en Connecticut encontraron que era fácil engañar al sistema.

Pueden saltarse las lecciones y pasar las pruebas de selección múltiple adivinando y volviendo a tomar la prueba hasta que les vaya bien (aunque el sistema le avisa al profesor después de cierto número de intentos fallidos).

Otros estudiantes le reportaron a aquel medio estadounidense que pueden hacer trampa abriendo en una pestaña el examen y en otra Wikipedia.

Heidi Wildstein, la madre de un estudiante muy aplicado, reportó que, como el sistema a veces tenía fallas y no permitía seleccionar la respuesta correcta, su hijo estaba teniendo serios problemas de ansiedad.

¿Revolución o fracaso?
Para los expertos, la principal deuda de Summit Learning es su falta de pruebas científicas. Un estudio realizado por el Centro de Estudios de Resultados Educativos de la Universidad de Stanford no encontró ninguna mejora significativa en los resultados de Matemáticas y Lectura de los alumnos que empezaron a usar Summit Learning.

Hace falta investigaciones rigurosas, y ojalá Summit Learning empiece a hacerlas”, le dijo John Pane, experto en efectividad e implementación de innovaciones educativas de la Corporación RAND, a SEMANA Educación.

En general, aún “hay poca evidencia de los efectos positivos de los modelos de aprendizaje personalizado en mejorar los resultados de los estudiantes”, agrega.

Y es que, como su nombre lo indica, el aprendizaje personalizado es una filosofía que varía mucho según cómo se aplique. Que los estudiantes vayan a su ritmo suena interesante, pero no siempre conduce a mejores aprendizajes.

Un estudio de 2017 de la firma McKinsey & Co señala que darle a los estudiantes cierta libertad de decisión en su proceso educativo mejora los resultados. Pero si es mucha, aprenden menos; la dirección del docente es fundamental.

Imagen tomada de: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2019/4/26/611142_1.jpg

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/summit-learning-el-modelo-educativo-que-diseno-facebook-y-que-odian-los-estudiantes/611151

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Las razones de la caída del polémico colombiano que fue ministro de Educación de Bolsonaro en Brasil

Por: Semana Educación

Ricardo Vélez Rodríguez duró menos de 100 días al frente la cartera educativa en Brasil, pero le alcanzó para ser uno de los ministros más criticados por alabar la época de la dictadura militar, menospreciar la educación étnica y citar como ejemplo a Pablo Escobar.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, destituyó a su ministro de Educación, un filósofo y profesor ultraconservador que había generado el enojo público y una crisis dentro del ministerio tras proponer una serie de polémicas medidas.

Ricardo Vélez Rodríguez, un colombiano nacionalizado brasileño, es el segundo ministro en ser despedido cuando el gobierno de Bolsonaro se alista a marcar apenas 100 días en el poder.

La semana pasada el mandatario ya había dado indicaciones de que podría deshacerse de Vélez Rodríguez, después de un turbulento período en el Ministerio de Educación que provocó la renuncia de casi dos decenas de altos funcionarios.

Y luego de dar señales claras en varias entrevistas de que la posición de Vélez en el ministerio estaba en riesgo, el presidente Bolsonaro confirmó la dimisión el lunes.

«Comunico a todos el nombramiento del Profesor Abraham Weintraub al cargo de Ministro de Educación. Abraham es doctor, profesor universitario y posee amplia experiencia en gestión y el conocimiento necesario para la cartera. Aprovecho para agradecer al profesor Vélez por los servicios prestados», escribió Bolsonaro en su cuenta de Twitter.

El Ministerio de Educación de Brasil maneja un importante presupuesto y desde que Vélez asumió su dirección hubo disputas internas que causaron la salida de varios funcionarios de alta jerarquía y la parálisis de la institución.

Entre sus proyectos estaban cambios drásticos al sistema educativo, al que consideraba «encuadrado en la ideología marxista» y «ajeno» a la vida de las personas.

Entre otras cosas, Vélez fue severamente criticado por proponer cambios a los textos escolares, alegando que no era necesario que destacaran la diversidad étnica del país y por solicitarle a las escuelas a que filmaran a los estudiantes entonando el himno nacional. Ambas medidas fueron rechazadas y se vio forzado a desistir de ellas.

La polémica más reciente fue sin embargo una entrevista al periódico Valor Económico, a principios de abril, en el que afirmó que pretendía cambiar la forma en que el golpe de 1964 y la dictadura militar que duró hasta 1985 son reflejados en los textos escolares, para que los estudiantes tengan una «idea verídica» y «real» de la historia.

El filósofo y académico colombiano describió los 21 años de régimen militar, que resultó en la muerte y desaparición de cientos de personas, como «un régimen democrático de fuerza que fue necesario en ese momento«.

Otras declaraciones del ahora exministro, como la que el narcotraficante colombiano Pablo Escobar había sido ejemplar en su conducta para que los jóvenes no consumieran drogas en la escuela, ayudaron a sellar su suerte.

Bolsonaro, que se prepara a marcar 100 días en el gobierno este miércoles, ha visto su popularidad caer pronunciadamente desde que asumió el poder el 1 de enero, tras una serie de escándalos políticos y disputas públicas con líderes del Congreso sobre su política de reforma de pensiones.

La destitución de Ricardo Vélez Rodríguez resalta la turbulencia que enfrenta el gobierno de Bolsonaro y podría interpretarse como una victoria de las fuerzas moderadas en Brasil que buscan aplacar las medidas más ideológicas del presidente.

Imagen tomada de: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2019/4/9/608799_1.jpg

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/las-razones-de-la-caida-del-polemico-colombiano-que-fue-ministro-de-educacion-de-bolsonaro-en-brasil/608800

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¿Qué es la cuarta revolución industrial y por qué va a cambiar a la educación?

Por: Semana Educación

Las tecnologías 4.0 están de moda. Con la automatización digital están cambiando todos los sectores de la sociedad, y la educación no es la excepción. Hay repensar el sistema educativo. Vea cómo.

Esta semana, el presidente Iván Duque anunció en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, la apertura del primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial en Medellín. ¿Por qué es eso relevante para el país? ¿Qué le importan las tecnologías 4.0 a la educación?

El mundo del trabajo está cambiando y va a cambiar aún más en los próximos 10 años. Los robots cada vez hacen más trabajos que antes solían hacer las personas. Y la educación será la principal herramienta de estas últimas para no quedar en desuso al mismo ritmo que se desactualizan los smartphones.

Es temporada de despidos
En el banco Sberbank, el más grande de Rusia y Europa Oriental, hay una sensación de incertidumbre desde que el CEO de la empresa, Herman Gref, anunció el plan de despedir para 2021 a 45.000 empleados, cerca del 15% de su capital humano (para hacerse una idea, es casi como despedir a todos los empleados de los tres bancos más grandes de Colombia). ¿La razón? Llegaron los robots.

Son más baratos, predecibles y, en opinión del banco, pueden hacer el mismo trabajo que actualmente desarrollan muchos empleados. Ya el gigante ruso lo ha puesto en práctica con Anna, una robot que desde marzo opera el contact center para clientes empresariales.

Con un sistema de Inteligencia Artificial (IA), escucha y responde preguntas como la ubicación del ATM más cercano y, en el futuro, entregará información del balance de cuenta y estado de pagos. Gracias a ella, el contact center, que maneja unas 20.000 llamadas al día, redujo el tiempo de operación a la mitad. Por esto, el Sberbank despidió cerca de 5.600 empleados en el segundo semestre de 2018.

En 2017 contrataron un equipo de robots-abogados que era capaz de escribir demandas automáticas, y sustituyeron el puesto de 3.000 humanos. En diciembre, Promobot, otro software de IA, empezó a hacer labores de consultoría de clientes. Según ha dicho Gref en distintas entrevistas, 98% de las decisiones de extender un préstamo y 30% de entregar uno nuevo a una empresa lo hace un software inteligente.

Está convencido de que ese es el futuro, el mundo del trabajo de la cuarta revolución industrial, donde el internet de las cosas y la automatización de las tareas humanas le darán un giro copernicano a las relaciones laborales, sociales y económicas. Verdad no le falta; hoy, las máquinas escriben, identifican imágenes, analizan, toman decisiones y (sobre todo) aprenden de ellas.

Eso promete cambiar definitivamente el tipo de trabajos que desempeñan actualmente las personas. Los trabajadores del futuro tendrán que destacarse en un set muy distinto de competencias. Un desafío grande, pero prometedor. La revolución industrial significa, también, la revolución de la educación.

¿A quiénes van a reemplazar?
La automatización de las labores humanas no es nueva, pero está llegando a otro nivel. Para este año, habrá cerca de 2,6 millones de robots industriales en todo el mundo. Muchas funciones mecánicas en fábricas de ensamblaje las desempeñan desde hace décadas.

Pero ya se están moviendo a todo tipo de sectores. En las instituciones de educación superior identifican estudiantes en riesgo de deserción por medio del big data. En el mundo del arte, el software Watson Beat, de IBM, crea canciones autónomamente. Ya incluso son robots (teacher bots) los que le enseñan a otros robots a reconocer imágenes o analizar patrones.

Según el estudio “Jobs lost, jobs gained: Workforce transitions in a time of automation”, publicado en 2017 por la firma McKinsey & Co, hasta 800 millones de personas (o 30% de la fuerza laboral mundial) tendrían que buscar un nuevo trabajo de aquí a 2030 por culpa de la automatización, según las tecnologías probadas hasta el momento.

Ese es el escenario más catastrófico. “Aunque la mitad de las actividades laborales tiene el potencial de ser automatizada por tecnologías probadas actualmente, la proporción de trabajos desplazados será probablemente más baja por factores técnicos, económicos y sociales que afectan su adopción”, asegura el informe.

El cálculo es altamente incierto, y no hay manera de asegurar qué sucederá en doce años. Diferentes metodologías varían en sus estimados –el estudio de McKinsey sugiere, en un escenario más amable, que cambiaría solo el 15% de la fuerza laboral–.

Depende también de la región. En Estados Unidos, los pronósticos oscilan entre un 7% y un 47% de empleos automatizables; en Japón, entre 6% y 55%; en Bolivia, entre 2% y 41%. En cuanto a Colombia, entre un 20% y 30%, según Deloitte.

Depende así mismo del área laboral. El sector financiero, por ejemplo, tiene una probabilidad bastante alta de robotizarse. Lo que ocurrió en Sberbank no es un accidente: Bank of America pasó de tener 288.000 personas en 2010 a 204.000 en 2018; en Sudáfrica, el Nedbank anunció el pasado marzo el despido de 3.000 trabajadores; en Suecia, el Banco Nordea eliminó 6.000 puestos; en Japón, el grupo financiero Mitsubishi UFJ planea sustituir 9.500, casi lo mismo que el Citigroup, que podría recortar 10.000 (la mitad de su equipo de tecnología y operaciones), según el Financial Times. Todos por la misma razón: automatización de funciones.

De acuerdo con el informe de McKinsey, “las actividades más susceptibles son las que implican trabajo físico y las que se dan en ambientes predecibles, como operar maquinaria o preparar comida rápida […] La automatización tendrá un menor impacto en los empleos con interacciones sociales, donde las máquinas no pueden desempeñarse como los humanos por el momento”.

Si le da curiosidad, puede consultar la susceptibilidad de automatización de su ocupación en este link.

Los nuevos trabajos
Este tipo de pronósticos fatalistas no son atípicos. Hace 240 años, Ned Ludd, un obrero de Leicestershire, Inglaterra, rompió dos tricotosas en un ataque de furia por las dificultades laborales que empezaban a sentir los trabajadores ante el surgimiento de estas máquinas para tejer.

Hoy hay poca claridad sobre la autenticidad histórica de este personaje, pero a principios del siglo XIX se convirtió en el símbolo del movimiento ludita, que adoptó su nombre y participó en manifestaciones, disturbios y quemas de fábricas y molinos en todo el país.

Según el Informe sobre el desarrollo mundial 2019 (WDR, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial, sobre “la naturaleza cambiante del trabajo”: “No ha habido un momento de la historia en que la humanidad no esté preocupada por dónde lo llevará su talento para innovar. En el siglo XIX, Karl Marx le preocupaba que ‘las máquinas actúen como una competencia superior al trabajador’. John Maynard Keynes advirtió en 1930 sobre el desempleo que surgiría de la tecnología. Sin embargo, la innovación ha mejorado una y otra vez los estándares de vida”.

Si se tiene en cuenta la evidencia histórica, la tecnología siempre ha generado más puestos laborales de los que ha destruido. Desde 1980, la introducción del computador portátil creó 18,5 millones de trabajos, solo en Estados Unidos. Y en Europa, la economía de apps ha creado 1,6 millones.

Un estudio de Deloitte encontró que en Reino Unido la IA ha destruido 800 mil empleos desde 2001, pero propiciado 3,5 millones nuevos. Además, estos pagan en promedio 13.000 dólares al año más. Con cada nueva tecnología en la historia ha ocurrido el mismo resultado.

l estudio de McKinsey estima que para 2030 la inversión en tecnología podría crear entre 20 y 50 millones de trabajos en el mundo. Si a eso se le suman los 280 que se pueden generar en los próximos diez años por el aumento del consumo, principalmente en economías emergentes, el impacto de la automatización no parece tan grave.

“Es difícil tener conclusiones sobre cómo serán las tareas del futuro”,señala Paolo Falco, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). “Es más fácil saber cuáles de las labores que realizamos hoy se podrán reemplazar. La tecnología creará cientos de trabajos nuevos de los que no tenemos ni idea ahora”.

Sin embargo, incluso en los panoramas más tecnooptimistas, la rapidez del cambio produce inquietudes. Una transición abrupta, señala el estudio de McKinsey, resultaría en un crecimiento súbito del desempleo y en mayores iniquidades.

Frente a esta posibilidad, es fundamental desarrollar una fuerza laboral con más competencias de alta complejidad intelectual (como análisis de datos y pensamiento crítico) y competencias socioemocionales (como la sociabilidad, la resiliencia y la empatía).

Estas son, a la vez, las más difíciles de automatizar y las más transversales, útiles sin importar el campo laboral al que se dedique; es decir, donde los empleados pueden encontrar un valor agregado. Y, por otro lado, una fuerza laboral que pueda adaptarse a los cambios más fácilmente, actualizarse al mismo ritmo que los avances tecnológicos.

Menos humanos-robots, más humanos-humanos
En 2016, The New York Times reportó el caso de Sherry Johnson, una georgiana de 56 años que había perdido su trabajo por la automatización. No una sino dos veces. La primera vez, en un periódico local en el pueblo de Marietta, donde se encargaba de manejar las impresoras. Luego en una fábrica de máquinas médicas. Antes de retirarse, Johnson terminó trabajando en un refugio de animales, el empleo que más feliz la hizo. Allá no podía sustituirla un robot, que no tiene cómo “darles atención y cariño”.

Razón no le faltaba. La capacidad de relacionarnos socialmente (incluso con los animales) es una parte indispensable de las competencias humanas. Es tan importante que es fácil subestimar su relevancia en el mundo laboral; pero varios estudios han demostrado la relación entre el manejo comportamental y la obtención y retención de empleos a largo plazo.

No en vano, el 79% de las habilidades más demandadas por las empresas es de tipo socioemocional, de acuerdo con el documento de trabajo “Employer Voices, Employer Demands”, realizado en 2016 por analistas del Banco Mundial, el cual revisó 24 estudios sobre el tema.

Incluso en Colombia, donde el impacto de la cuarta revolución industrial ha sido menos fuerte que en otros países, los empleadores están urgidos de esas competencias. Según un estudio realizado por Manpowergroup en 2017, “los líderes empresariales están buscando gente con capacidad de liderazgo y comunicación oral y escrita; con inteligencia emocional, que no peleen por cualquier cosa, pero que sepan defender su punto de vista amable y correctamente; y, especialmente, con flexibilidad cognitiva, que tengan la curiosidad y la facilidad de aprender, desaprender y reaprender”, dijo Juan David Tous, gerente de comunicaciones de esta multinacional en Colombia.

¿Qué explica la creciente importancia de las competencias socioemocionales en el mercado laboral? Según el documento del Banco Mundial, “que las computadoras todavía son muy malas para simular la interacción humana. Leer la mente de otros y reaccionar es un proceso inconsciente, desarrollado por miles de años de evolución. En el ambiente laboral, es fundamental que las personas sean capaces de trabajar en equipo, resaltar las ventajas individuales y de adaptarse a los cambios. Esa interacción rutinaria es el núcleo de la ventaja humana sobre las máquinas”.

Las competencias socioemocionales tienen otra ventaja más: son transversales. Son casi igual de útiles en cualquier campo laboral. Sherry Johnson no necesitó reaprender un nuevo set de competencias para incorporarse a un nuevo trabajo.

Diferentes competencias blandas pesan más en distintas labores. Según el estudio “Social and Emotional Skills”, de la Ocde, las competencias que mejor predicen el buen desempeño laboral y el salario son: la persistencia, el autocontrol, la confiabilidad y la orientación al logro.

La extroversión es buena para predecir el desempeño en trabajos gerenciales y en ventas. La regulación emocional es especialmente importante en trabajos con fechas de entrega y alto nivel de estrés, y la apertura a la experiencia para trabajos científicos.

Un dato interesante es que las habilidades socioemocionales son “entre 2,5 y cuatro veces más importantes que las cognitivas para personas de bajos ingresos”; esto señala su relevancia como vehículo de movilidad social.

La generación de los datos

Ciertas competencias técnicas de alto nivel también serán muy importantes en el mundo laboral. Dos de ellas se están posicionando como las más solicitadas: programación y análisis de datos.

Salvo las relacionadas con Marketing y Análisis de Negocios, Ingeniería Eléctrica y Diseño Automotriz, las 25 competencias duras más requeridas por empleadores en el mundo implican algún grado de conocimiento de estas, según un estudio de LinkedIn publicado el pasado enero.

Para hacerse una idea de hacia dónde está yendo el mundo, las cinco más demandadas son Computación en la Nube, Minería de Datos, Administración de las Tecnologías de la Información y Desarrollo Web.

De hecho, un informe de Burning Glassdoor Technologies y Oracle Academy sugiere que la mitad de los trabajos en el primer cuartil de ingresos (más de 57.000 dólares al año) requiere conocimiento de programación.

Y, sin embargo, solo 18% de estos posiciones exigían un título en Ciencias Computacionales, lo que hace pensar que, conforme avanza el mundo digital, el lenguaje de la programación se vuelve una competencia transversal, más allá de la Ingeniería de Sistemas.

No es un accidente que Harvard tenga curso de Programación para Abogados, en el que los futuros juristas aprenden a hacer “lobby con análisis de datos, automatizar litigios en masa e investigar de manera online”, y que el Imperial College de Londres ofrezca uno en “Lenguaje de Programación para Médicos”. O que países como Reino Unido, Argentina y Singapur incluyan la programación en sus bases curriculares para primaria y bachillerato.

Sin embargo, para Paolo Falco, estas de nada sirven sin creatividad. “Hay tareas muy especializadas que hoy son relevantes. Pero pasa lo mismo que en la programación, que se pensaba era de alto nivel técnico e imposible de automatizar, y descubrimos que también la pueden hacer las máquinas.El nivel técnico no es suficiente; tiene que ser acompañado del lado creativo”.

Como señala el economista italiano, sin creatividad incluso el conocimiento altamente técnico puede caer en desuso. Según un estudio de Deming y Kadeem Noray de 2018, el alto retorno económico de las carreras aplicadas en STEM (por las siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) disminuye, en promedio, un 50% en la primera década de vida laboral, pues sus conocimientos quedan obsoletos.Muchos profesionales, incluso, terminan abandonando esa área de trabajo.

De ahí la importancia de hacer las famosa conversión de estas carreras en STEAM (agregándole un nuevo componente fundamental: el Arte).

Repensar el sistema
“Un tema importante de resaltar”, señala Falco, “es que hablamos de competencias blandas porque son las que necesitamos hoy”. Consideramos que serán importantes en el futuro, por lo que muestran los avances tecnológicos de punta hasta el momento. Pero quién sabe cuáles serán las que requeriremos mañana.

Aún con todos los estudios sobre el tema, es importante recordar que el futuro de la cuarta revolución industrial es incierto. En este sentido, lo primero, dice el economista italiano, es implementar un sistema de adaptabilidad y flexibilidad de la educación, incluso antes de pensar qué competencias enseñar.

“Debemos cambiar lo que venimos haciendo”, dice Maritza Rondón, rectora de la Universidad Cooperativa de Colombia. “Necesitamos pasar de modelos masivos de educación a formas más personalizadas, que es lo que están pidiendo los jóvenes. Se requiere una educación más flexible, al ritmo de cada quién; que reconozca los saberes de los alumnos. Si lo aprendió en la universidad de la vida, ¡qué importa!”

En ese sentido, todavía le falta mucho al sistema educativo. En las instituciones de educación superior en Colombia, aún no hay mecanismos para reconocer el conocimiento informal de los estudiantes, algo importante para recibir a quienes están interesados en estudiar y provienen de rutas no tradicionales.

El mundo todavía no tiene las condiciones necesarias para universalizar el aprendizaje. “Un estudio de la Ocde próximo a salir muestra que los países están poco preparados para el aprendizaje durante la vida. Hay estudios sobre el tema, pero pocos programas comprobables”, dice Falco.

Ese es un último componente fundamental. Mañana, cuando un robot venga a sustituir el trabajo de abogados, contadores o ejecutivos de cuenta en el banco más grande de Rusia –o, para ese efecto, en cualquier otro lugar del mundo–, la idea no es que los reemplace un recién egresado más preparado, sino que los mismos empleados puedan volver al sistema para aprender y reinventarse.

Está en las manos del sistema educativo evitar la catástrofe que significaría lo contrario. Una responsabilidad bastante delicada.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/cuarta-revolucion-industrial-una-reforma-para-el-sistema-educativo/599090

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¿Por qué son tan frecuentes los paros de los docentes?

Por: Semana Educación

A pesar de que con el paro de 48 horas los maestros lograron que el gobierno se comprometiera con una reforma constitucional con la que aumentarían los recursos para la educación escolar pública, el próximo 25 de abril volverán a las calles.

Para nadie es un secreto que el poder político de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) está en las calles. Lo dejaron claro, nuevamente, con la multitudinaria marcha de hoy en Bogotá, en donde docentes de todo el país y estudiantes se reunieron en la Plaza de Bolívar —que por poco llenan—,para presionar al gobierno de Iván Duque y a la ministra de Educación, María Victoria Angulo, frente a sus múltiples peticiones.

Esta es la segunda movilización que realiza el gremio en lo que va corrido del año y esperan convocar a una tercera el 25 de abril. La idea, según lo anunció hoy el presidente de Fecode, Nelson Alarcón, es que de no lograr un consenso con el gobierno sobre su pliego de peticiones, se irán a paro indefinido.

Y es que por su misma naturaleza, el movimiento sindical de los maestros siempre ha usado la protesta para demostrar no solo su poder de convocatoria, sino también su agenda sindical ante todo el país.

Por ejemplo, este año su pliego de peticiones tiene nuevas exigencias, como incluir en el Plan Nacional de Desarrollo la reforma constitucional al Sistema General de Participaciones (SGP), sistema por medio del cual se financia la educación escolar pública y que está desfinanciada;también buscan la formación permanente para los docentes y  la homologación de títulos extranjeros.

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| Carlos Rivas, expresidente de @fecode , aseguró que si el presidente @IvanDuque no les pone atención a los docentes se unirán a las manifestaciones del Cauca → http://bit.ly/2Oifoqb 

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| A esta hora docentes de diferentes partes del país se movilizan por la carrera séptima hacia la plaza de Bolívar. Luis Eduardo Martínez, del sindicato Sutev, Valle del Cauca, es uno de ellos → http://bit.ly/2Oifoqb  pic.twitter.com/uAschWUprU

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Pero, además, el gremio también sale a las calles para dejar en evidencia el incumplimiento de los acuerdos a los que llegaron con el gobierno anterior y aprovechan para decirle al país que “este gobierno no parece tener voluntad para resolver esos incumplimientos”, explicó Alarcón.

“En 2017 se acordó ampliar la cobertura del grado transición hasta un 80 por ciento para 2021, pero esto no será posible, porque este gobierno no tiene intenciones de invertir presupuesto en este nivel educativo”, agregó el presidente de Fecode.

Sin embargo, otra cosa dice el Ministerio de Educación. Hace tres días, a través de sus cuenta de Twitter, anunciaron que están comprometidos con una reforma constitucional al SGP y por ello, desde el Plan Nacional de Desarrollo van a revisar y potenciar los mecanismos de financiamiento de la educación escolar pública.

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El compromiso del presidente @IvanDuque es con la educación de calidad. Se incluye en el Plan de Desarrollo crear comisión de Alto Nivel liderada por entidades de Gobierno para presentar un acto legislativo que reforme el Sistema General de Participación, SGP

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Pero, Fecode insiste en el incumplimiento. “Lo último que queremos es salir a las calles, nosotros somos partidarios del diálogo con el MEN, pero ese recurso ya se agotó. Ahora el camino es presionar en las calles para que el gobierno incluya en el Plan Nacional del Desarrollo lo acordado con el anterior gobierno, como la reforma constitucional al SGP. De no hacerlo, tendremos que irnos a paro indefinido”, aseguró Carlos Rivas, expresidente de Fecode y hoy secretario de asuntos laborales y jurídicos de la misma Federación.

Pese al rifirrafe entre las dos partes, el poder de este tipo de manifestaciones no se puede subestimar. Según Rivas, quien lideró uno de los paros más largos que han llevado a cabo los maestros (37 días), las diferentes movilizaciones que hicieron en todo el país en 2017, ayudaron a que el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos cediera frente a puntos álgidos de su pliego. “La fuerza de la movilización nos dio la posibilidad de la negociación, lo mismo estamos planteando hoy, porque si nos toca negociar en medio del conflicto, lo haremos”, expresó.

Pero, a pesar de que gracias a sus protestas llegan a grandes acuerdos con el gobierno y, quizá lo más importante, consiguen el apoyo de ciertos sectores del país, la victoria no dura mucho tiempo. Algunos de sus logros caducan al año y en muchos casos, el Estado les incumple. Por esa razón los docentes terminan cada año en las calles y con el mismo listado de peticiones.

De acuerdo con el experto en educación y director del Instituto Alberto Merani, Julián De Zubiría, esto le sucede a todos los grupos sociales. “Periódicamente en Colombia vemos a los habitantes de Tumaco, Chocó, los indígenas del Cauca o los maestros saliendo a la calle, porque es muy frecuente que el gobierno haga ‘conejo‘ a los acuerdos que previamente hace con ellos. Por eso, las recurrentes huelgas de los docentes son para que les cumplan con lo que previamente habían acordado respecto al aumento de los recursos de la educación vía la revisión del SGP, la jornada única o la salud de los docentes”.

Ahora bien, cosa muy distinta opina Pablo Jaramillo, exviceministro de preescolar, básica y media, y quien tuvo que enfrentar el paro de 37 días de Fecode en 2017. “Sí, varias de las solicitudes de los docentes son legítimas, pero también es cierto que Fecode se acostumbró a pedir en las calles cosas insensatas que llevan a puntos muertos en la conversación. Por ejemplo, que la reforma al SGP sea constitucional, es algo imposible, teniendo en cuenta la necesidad fiscal del país”, explicó Jaramillo.

Para el exviceministro de preescolar, básica y media, con estas movilizaciones y paros “pierden los estudiantes y las familias por los días que dejan de asistir al colegio; pierden los docentes porque deben reponer el tiempo que dejaron de dictar clases durante el paro, y pierde el Ministerio de Educación y las secretarías de Educación porque las exigencias de los maestros terminan atrapando toda su agenda y les quita tiempo para trabajar en las demás políticas”.

En todo caso, Fecode continuará usando su poder de convocatoria para presionar a este gobierno en las calles, una constante natural de este sindicato. Porque, según Alarcón, en caso de llegar a un acuerdo frente a la reforma constitucional al SGP, todavía tienen una larga lista de peticiones sin cumplir. Pues sus exigencias, más allá de los recursos para la educación pública, se enfocan en la mejora de las condiciones de sus maestros agremiados, las cuales nunca terminan.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/por-que-estan-en-paro-otra-vez-los-docentes/606278

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Bolsonaro contra el pensamiento crítico en Brasil

Brasil / 10 de marzo de 2019 / Autor: Revista Semana Educación / Fuente: semana.com

El proyecto Escuela sin partido, ideado por el presidente de Brasil, pretende eliminar de las aulas las ‘ideologías de izquierda’ y todo rastro del principal pedagogo en la historia del país, Paulo Freire.

Desde que era candidato, el ahora presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, planteó una radical reforma al Ministerio de Educación. Una campaña con más tintes ideológicos que principios pedagógicos, la cual incluye iniciativas como eliminar las discusiones de género, excluir el pensamiento crítico, implementar un gran número de escuelas militares y borrar el legado del pedagogo pernambucano Paulo Freire.

Figura respetada y estudiada en los círculos académicos internacionales, Freire fue uno de los intelectuales brasileños más reconocidos en el mundo. Su visión no solo conserva vigencia en las aulas, sino que tuvo un impacto significativo en otras esferas sociales. Autor de más de 27 obras, su libro Pedagogía del oprimido aparece entre los cien más citados en lengua inglesa y ocupa el segundo lugar en el área de educación, según Google Scholar.

La relación de Bolsonaro con la educación, en cambio, ha alternado durante décadas entre la indiferencia y contados episodios de tensión. De las 150 propuestas que presentó en 27 años como diputado, solo dos fueron aprobadas y solo una trata sobre educación. Su proyecto de 1991 para reducir impuestos y tasas a las familias con más de un hijo aún se encuentra archivado.

En 2006, mientras se discutían las cuotas para estudiantes negros en las universidades, planteó irónicamente que el 50 por ciento de las curules del Congreso deberían ser para población afro y anunció que él mismo votaría en contra de su propuesta; una jugada mal recibida entre sus colegas y en el medio educativo por la falta de seriedad y el trasfondo discriminatorio. Recientemente, durante su campaña presidencial, insistió en su intención de reducir las cuotas tanto en las universidades como en todos los concursos públicos.

Las arremetidas de Bolsonaro contra Freire forman parte de las iniciativas con las cuales pretende eliminar las “ideologías nocivas” que, según él, los gobiernos de izquierda del Partido de los Trabajadores (PT) impusieron durante 13 años en las escuelas estatales.

Las alarmas de académicos se han disparado incluso por fuera del país. Tal es el caso de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de la Plata, en Argentina, que cita con preocupación en su portal el anuncio de Bolsonaro de “entrar con un lanzallamas al Ministerio de Educación”; una alusión directa a la intención del presidente de prohibir libros y temas como la orientación sexual y degénero en las aulas de clase.

En esa misma línea, el 22 de noviembre de 2018, Bolsonaro anunció por Twitter que su ministro de Educación sería el filósofo colombiano Ricardo Vélez Rodríguez. Graduado en la Pontificia Universidad Javerianade Bogotá y radicado en Brasil desde 1979, es profesor emérito de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército y autor de más de 30 obras.

Sus declaraciones están en sintonía con la línea dura del presidente, a quien tilda como “conservador, pero no ultraderechista”, y a quien ha respaldado, especialmente en cuanto al rechazo de los temas de género en el aula.

No es gratuito que la pedagogía crítica de Paulo Freire ocupe la primera línea en esa lista de prohibiciones y sesgos con la que despega el nuevo plan educativo Escuela sin partido. El autor de ‘Pedagogía del oprimido‘ encarna aquella herencia de los gobiernos anteriores que Bolsonaro pretende eliminar.

Freire fue un activo miembro del PT y como parte del mismo se convirtió en una figura visible de la educación popular desde principios de los años sesenta. En ese momento empezó a trabajar en campañas dealfabetización para adultos a partir de los saberes y experiencias acumuladas, un sistema que pronto trascendió las fronteras del país para convertirse en modelo ejemplar en el mundo.

Los principios han calado en toda una generación de educadores brasileños. “No existe un ‘método’ de Freire, su aporte son concepciones: promover el pensamiento independiente, y darle especial importancia a la relación entre profesor y estudiante. En el caso de los jóvenes y adultos, respetarlos por lo que ya saben. En este momento de capitalismo y de explotación laboral, los valores de Freire son cruciales para ayudar a los alumnos a leer la realidad; en sus palabras: ‘leer el mundo antes que leer la palabra’”, afirma una profesora de São Paulo que no quiso revelar su identidad, pues siente que los simpatizantes de Freire, como ella, están bajo la mirada del gobierno.

Las iniciativas de educación popular del pernambucano no se limitan a la alfabetización (la experiencia maratónica de haber enseñado a leer y escribir a más de 300 jornaleros de las plantas azucareras de Rio Grande do Norte en solo 45 días es apenas anecdótica).

A partir de principios como el diálogo entre profesores y estudiantes, su objetivo no solo era lograr un mayor alcance, sino principalmente promover el pensamiento crítico como herramienta para fortalecer las libertades individuales.

El pedagogo pernambucano era enfático en una posición abiertamente ideológica de su trabajo, centrado en el debate y la crítica. Como afirmó en una entrevista con El País de España: “No hay una dimensión política de la educación, sino que esta es un acto político en sí misma”.

Mientras tanto Bolsonaro pone el acento en su preocupación por los supuestos resultados negativos de las escuelas públicas en matemáticas y física, y se presenta como partidario de una educación “más objetiva”, alejada del enfoque crítico cultivado por los gobiernos anteriores: “Vayan a Japón para ver si ellos están preocupados por el pensamiento crítico”, afirmó.

Una objetividad que suena bastante dudosa, desde el momento en que ciertas publicaciones son proscritas, ciertos temas excluidos y la teoría darwinista de la evolución es puesta en tela de juicio por Aléssio Ribeiro Souto, general designado por el gobierno para construir el plan de educación.

Apenas en los primeros meses desde la posesión de Bolsonaro y Vélez, y sus declaraciones han sido resonantes y su efecto viral, pero la implementación del plan de gobierno aún deja un margen tan amplio de preocupación como de duda. Los próximos meses indicarán la nueva ruta de Brasil en educación y definirán el destino del legado de Freire para su país.

Fuente del Artículo:

https://www.semana.com/educacion/articulo/bolsonaro-contra-paulo-freire-el-nuevo-rumbo-educativo-de-brasil/603936

ove/mahv

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“Quiero hacer de Ghana el Silicon Valley de África”

Por: Revista Semana Educación

Ousman Umar salió de Ghana, atravesó el desierto del Sahara y llegó cinco años después a España. Hoy, a través de su fundación, quiere advertir a los niños en África de los peligros de la inmigración y de paso los está formando en informática.

Ousman Umar es un hombre con una historia abrumadora. Después de sobrevivir a una travesía de cinco años desde Ghana, sur de África, hasta Barcelona, España, fue rescatado por una catalana cuando solo tenía 13 años. Hoy, es el fundador de la ONG Nasco Feeding Mind, un proyecto premiado por la ONU.

Con un perfecto español su voz se escucha débilmente al otro lado de la línea: «Salí de Ghana con 46 personas y solo llegamos seis a Fuerteventura, una isla de España. Es difícil para mí contar lo detalles, pero lo haré lo mejor que pueda”.

Dice que sobrevivió a las mafias que transportan a los migrantes en el desierto, quienes los abandonaron en medio de la nada. Superó el temible desierto del Sahara ingiriendo su propia orina durante 19 semanas y enfrentó al océano Atlántico en una pequeña balsa de madera que tuvo que construir con sus manos. A pesar de que le cuesta recordar estos momentos, no deja pasar un detalle: “No sabía nadar”.

Cuando creyó que había llegado al paraíso de los blancos, el lugar donde los hombres nacen sabios- según creía- todas sus expectativas se desdibujaron. De Fuerteventura, lo enviaron a Barcelona, según Umar, porque lo único que sabía decir en Español era “Barca”.

Sin embargo, en los primeros meses, no encontró nada distinto a lo que había vivido en Ghana. Hijo de un chamán, fue educado para trabajar en la aldea Fiaso, un lugar perdido en el mapa, de apenas cien habitantes. Como la educación inicial en Ghana no es gratuita, su padre lo obligó a dejar la escuela.

A los nueve años se fue de casa para aprender a trabajar. Le pagaban con comida, ya que ante los hombres era solo un niño aprendiendo de mecánica. A falta de dinero, vivió en la calle. Años más tarde, no se aguantó y se fue a Accra, la capital de Ghana, en donde trabajó en el puerto de Tema.

“Llegaban tantas cosas de segunda mano a ese puerto, que mi sueño era descubrir quién era el hombre blanco que podía construir tantas cosas valiosas y por qué está tan capacitado para realizar todo aquello que se le ocurría. Para entender eso, tenía que ir hacia donde estaban los hombres blancos”, cuenta.

Guiado por sus sueños de aprender, de explorar un mundo que solo conocía por los objetos extraños que llegaban a su país, puso su vida en riesgo. “Caminaba solo con lo que llevaba puesto, pero estaba feliz, porque había llegado al paraíso. Pero, no me tardé mucho en darme cuenta de que estaba en otra selva, una de cemento. Saludaba a todo el mundo y nadie me contestaba, no era nadie para ellos”, recuerda.Por las barreras del idioma, el peso de ser un inmigrante y la falta de empatía de quienes se cruzaba, Umar vivió durante algunos meses en la calle.

El rescate

Aún siendo menor de edad, Umar seguía deambulando por la calles de Barcelona. Un día, Montse, una catalana lo encontró y decidió acogerlo en su casa.

Los padres adoptivos de Umar. Cortesía: Ousman UmarSus padres adoptivos y Umar. Cortesía: Ousman Umar.

“La primera noche me acompañó a la habitación; me metió en la cama como si fuera un niño de cinco años. Me dio un beso en la frente, apagó la luz y salió. El mundo me cayó encima. Pasé toda la noche llorando, preguntándome por qué había sufrido tanto para llegar a manos de esta persona. Me preguntaba qué había hecho mal para merecer tanta tortura, tanta desgracia”.

Durante el tiempo que vivió con Montse, le enseñó castellano y catalán. Le ofreció aquello que desde muy pequeño había deseado: la educación básica a la que no había podido acceder en Ghana. Pero no todo sería fácil de aquí en adelante. Umar tuvo que trabajar en un taller arreglando bicicletas para pagar su carrera universitaria.

“Entré a estudiar Química, porque tenía curiosidad de saber si la magia negra era real. Dos años más tarde, me retiré, porque era imposible trabajar 40 horas arreglando bicicletas para pagarme la universidad. Luego, estudié Administración de Empresas, Relaciones Públicas y Marketing y terminé la carrera en 2017. Y en 2018, me apunté a un diplomado en Gestión y Dirección de ONG`s”.

En agosto de 2018, Umar dijo al diario El País de España que el 95% de inmigrantes mueren en el camino y de los que llegan, solo el 1% consigue integrarse en la vida europea. Por lo tanto, la suerte con la que había corrido, era como si se hubiera ganado la loteria.

Después de 13 largos años, Umar ya no era el pequeño inmigrante que había logrado sobrevivir en una pequeña balsa. Se convirtió en el ejemplo perfecto de superación para quienes lo rodeaban. Sin embargo, no tardó en darse cuenta que algo andaba mal. Paradójicamente, él no quería que ningún niño de África siguiera sus pasos.

“La noche en que por primera vez dormí en una casa en España, me dije que yo sería la voz de las personas que perdieron su vida en el camino de Ghana hasta aquí, y sobre todo, alzaría mi voz para evitar que nadie más venga a caer en esa trampa”, expresa.

“La educación puede salvar tu vida”

Todo inició con su hermano- Banasco Nuhu- a quien convenció de no venir al mundo de los blancos. “Hace algunos años me dijo que quería vender las cabras y las gallinas para seguir mis pasos e ir hacia Libia, atravesar el desierto y llegar a España. Aunque no fue fácil, lo convencí de que lo que tenía que hacer era estudiar. Se quedó y le ayudé a pagar sus estudios y ahora mismo tiene su propia empresa”.

Y así inició lo que después llamaría Nasco Feeding Mind, una fundación con el objetivo de que los niños y niñas de Ghana puedan tomar decisiones sobre su futuro aprendiendo a usar un computador e Internet. Umar empezó a enviar ordenadores a Ghana para que los niños de su aldea en Fiaso conocieran el mundo sin arriesgar sus vidas en el desierto o en el océano.

La fundación Nasco Feeding Mind ha impactado la vida de más de 11.000 niños. Cortesía: Ousman Umar. 

“Hasta el año pasado la educación inicial en Ghana no era gratis. Para ir a la universidad es aún peor, solo llega el 4% de los bachilleres. Pero, cuando uno es capaz de autogestionar su sistema educativo, cuando tienes curiosidad y cuando tienes acceso a la información, creo que estos índices van a variar mucho”, dice.

Por alfabetizar a más de 6.000 niños de Ghana en informática, Nasco Feeding Mind fue seleccionado como uno de los cinco mejores proyectos en la categoría ‘Information and Communication Infrastructure‘ de los Premios WSIS, un galardón entregado por la ONU en 2017.

Así, por medio de un dibujo de un computador, los profesores en Ghana han enseñado la asignatura de informática. Cortesía:Ousman Umar.

Hoy, según Umar, ya cuentan con ocho aulas informáticas a las que pueden acceder los estudiantes de 19 escuelas. Pero, ahora, la idea no es solo enviar ordenadores. “Estamos trabajando en un programa de formación para que los docentes mejoren su nivel. Para llegar a los profesores que enseñan en lugares apartados de Ghana, queremos construir un campus de informática para que puedan quedarse durante sus vacaciones. Por ahora, tenemos la mitad del presupuesto”.

Por eso, para él no es una locura decir: “Quiero hacer de Ghana el Silicon Valley de África”.

Imagen tomada de: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2019/2/22/602421_1.jpg

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/ousman-umar-quiere-construir-un-silicon-valley-en-africa/602423

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Educación mediática, la clave para combatir las fake news

Por: Semana Educación

La proliferación de la desinformación llegó a dimensiones insospechadas en la era digital. Hoy más que nunca hay la necesidad de desarrollar nuevas competencias para moverse con criterio y estar a salvo de los engaños malintencionados en Internet.

Hace cerca de dos años se hizo viral el término“noticias falsas” y ahora no deja de aparecer en las noticias de verdad. De repente, estas mentiras disfrazadas de actualidad se volvieron la preocupación del mundo entero, la amenaza más notoria para la democracia. Y, en buena medida, con razón: aunque no está claro cuánto influyeron, sin duda hicieron parte en la consolidación de la opinión pública en las elecciones del Brexit en Reino Unido, de Donald Trump en Estados Unidos y del plebiscito sobre el acuerdo de paz en Colombia.

El interés por el tema es tal que ya varios actores de la sociedad han prendido las alarmas en busca de una estrategia para detenerlas. Entre otras iniciativas, varios medios como la BBC, Vice o Animal Político han liderado campañas dirigidas a promover la verificación de la información y Facebook anunció en enero un nuevo algoritmo que prioriza las noticias de los amigos y disminuye la exposición de los sitios de dudosa reputación. En Reino Unido, el gobierno de Theresa May creó a comienzos de año una Unidad Anti ‘Fake News’ (noticias falsas en inglés) con el único objetivo de combatirlas. Pero pocos se han preocupado por solucionar el problema de raíz: desarrollar el criterio de quienes consumen y reproducen estos mensajes.

Después de todo, las noticias falsas son solo un síntoma de un fenómeno mucho más grande en la que la democratización de los canales de información lleva a menos filtros de veracidad. Hay muchas personas con acceso a información, pero ignorantes de las fuentes de la que esta proviene, de sus intenciones y veracidad. Y, ante eso, difícilmente haya un mejor ‘algoritmo’ que el criterio propio: enseñar a la gente a consumir, producir y reproducir la información responsablemente, igual que se enseña a leer y a escribir. Es solo otro tipo de alfabetización.

Un mundo (más) caótico

Juan Pablo Ortega, profesor del Departamento de Ciencias Sociales en la Universidad Central, tiende a preguntarle a sus alumnos de Enunciación y Análisis del Discurso qué personaje admiran. La interacción sobre los intereses personales de sus estudiantes es algo que, dice, lo ayuda a conectarse más con ellos. Pero, no se esperaba la respuesta de una alumna cuando le contó el suyo:

-Popeye, profe.

-¿El… marino? –, replicó Juan Pablo.

-No, profe, el youtuber.

Popeye, el youtuber, cuyo nombre real es John Jairo Velásquez, fue sicario del Cartel de Medellín y parte del círculo de confianza de Pablo Escobar. Estuvo en la cárcel hasta 2014 cumpliendo una condena de 23 años y ahora se dedica a hacer videos en Youtube, donde promueve la tendencia ultraconservadora y la apología de la vida de Escobar (además de su nueva marca de ropa).

Pero a la estudiante le parecía “muy valiente, no sé, como que se enfrenta a todo”. El profesor tuvo que parar la clase para relatarle a sus alumnos el prontuario de Popeye, autor confeso de cerca de 250 asesinatos, y por qué quizás no es el mejor modelo a seguir. Eventualmente, la estudiante admitió que se encontraba en un error.

Como ella, muchas personas se están informando a través de medios descontextualizados o tendenciosos, fuentes muchas veces de la desinformación. Hoy, todo el conocimiento necesario para informarse a fondo sobre prácticamente cualquier tema (como las atrocidades del Cartel de Medellín) está en la web. Pero, como dijo el periodista de CNN Fareed Zakaria en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise, por sus siglas en inglés) de 2017, “la tecnología ha hecho muy difícil seleccionar los hechos verídicos de una masa basta de información donde no hay ninguna jerarquía, ni diferencia, entre la mentira y la verdad. De hecho, las falsedades tienen cierta ventaja porque son más sensacionalistas, y eso es más popular que la aburrida realidad”.

Por si fuera poco, la gente lee menos críticamente. Gloria Marciales, psicóloga y magíster en Educación de la Universidad Javeriana, explica que “estudios comparativos entre nativos e inmigrantes digitales demuestran que los primeros tienen muchas más habilidades técnicas para navegar por la red, pero menos competencias en la construcción de sentido a partir de lo que encuentran. Ante una desbordada oferta de información, generalmente no pasan del primer pantallazo que les llega. No le invierten mucho tiempo”.

No deja de ser interesante lo que sucedió con la nota “Estudio: 70% de los usuarios de Facebook solo leen el titular de las notas de ciencias antes de comentarlas”, publicada por el Science Post en junio de 2016. Esta fue compartida por 46.000 personas en menos de una semana, pero al darle clic solo abría una caja de texto, “lorem ipsum”, sin ningún contenido, una prueba clara de la lectura fácil y crédula que criticaba el engañoso titular.

Vulnerables

Ante este escenario, no sorprende la vulnerabilidad generalizada de las personas frente a la desinformación. Es difícil probar qué tanto, pero al menos el 75% de los adultos ‘caen’ frente a un titular falso, según una investigación realizada por Ipsos en Estados Unidos.

Incluso los nativos digitales son demasiado crédulos con el contenido que encuentran en Internet. Un estudio de la Universidad de Stanford puso a algunos estudiantes de la reconocida institución a distinguir entre un tuit real de Fox News y uno falso, y solo un cuarto de ellos reconoció el significado del sello azul que certifica en Twitter a una cuenta oficial. A más del 30% le pareció que la cuenta falsa era la original. Lo que es más grave: en una prueba similar, ocho de cada diez pensó que un publirreportaje, identificado con un pequeño texto como “contenido patrocinado”, era una noticia real.

Y si a esas falencias de lecturabilidad se le suman titulares escandalosos hechos para ser virales, como “Hillary Clinton maneja un negocio de tráfico sexual infantil”, «El papa apoya la candidatura de Donald Trump” o “Así intentaron robarse el plebiscito”, es la mezcla perfecta para un boom de noticias falsas y virales.

Como diría Zakaria en Wise 2017, “en este nuevo mundo, la tecnología está jugando un rol pernicioso. Nos lleva a la idea de que no hay hechos comprobables sino realidades relativas, donde nadie, no importa lo que haga, puede ser probado de cometer un error. Eso para mí es el declive de la civilización. Lo único que puede pararlo es que rescatemos la importancia de los hechos y de la educación”.

El papel de la educación

Hay un concepto que no se usa mucho, pero que lleva un buen tiempo rondado el escenario educativo: la alfabetización mediática. Es decir, la capacidad de leer críticamente y expresarse responsablemente en los medios, tanto los tradicionales como en las redes sociales.

En sí, el concepto no es nuevo. Desde los años noventa se empezó a hablar de ella (junto con las otras alfabetizaciones del siglo XXI), principalmente con el fin de instruir a los alumnos en las herramientas manipuladoras de la publicidad que veían en televisión. Aunque su campo de acción se amplió mucho con la llegada de las redes sociales. En 2011, la Unesco publicó un currículo de alfabetización mediática, llamando la atención a nivel internacional sobre la necesidad de desarrollar estas competencias desde la escuela.

Lastimosamente, este poco se había adoptado en los colegios y universidades. Pero ahora, con la creciente popularidad de las noticias falsas en Internet, está tomando un nuevo aliento.

En 2017, la Universidad de Washington introdujo una clase llamada Calling Bullshit in the Digital Age (algo así como: Identificando las mentiras en la era digital). No sorprende que haya sido un éxito entre los alumnos. En solo un minuto de la apertura de las inscripciones, ya había llegado a su cupo máximo con 160 inscritos.

Los pocos afortunados que alcanzaron a entrar aprenden a identificar las noticias falsas en las redes sociales mediante ejemplos, unos que analizan en clase y otros que los propios alumnos encuentran por su cuenta. El ánimo por participar y ‘pescar’ a los mentirosos fue tal que los profesores Carl Bergstrom y Jevin West abrieron una cuenta de Twitter (@callin_bull) en la que ‘cuelgan’ todos los casos. El curso se volvió así una suerte de veeduría social para todo el mundo.

Otras universidades, como la de Michigan, Georgetown, Stanford, Columbia y Oxford, han implementado programas similares. En el College de Brooklyn de la Universidad de Nueva York han tomado una aproximación más lúdica: estudiantes, profesores y funcionarios se reúnen una vez al año en el auditorio para participar en un juego formato concurso de televisión en el que votan cuáles noticias son falsas y cuáles no.

“Lo más interesante es que los estudiantes se vuelven conscientes del gran rol que juegan los medios en sus vidas. Antes de enseñarles a analizar los mensajes, la mayoría ni siquiera sentían cuánto los influían”, asegura Julie Smith, profesora y autora de Master the Media: How Teaching Media Literacy Can Save Our Plugged-In World.

Por eso, dice Smith, es una buena técnica empezar por el conocimiento previo que ya llevan los alumnos de los medios para contrastarlo con la teoría. En la misma dirección, Alfabetización mediática en la era de la información, de Robert Kubey, señala tres etapas del desarrollo de esta competencia: legitimar las experiencias y el conocimiento de los alumnos de los medios, formalizar este saber con teorías y conceptos de los medios y, finalmente, asistir a los estudiantes para que evalúen y critiquen tanto el comportamiento de los medios como el de ellos mismos.

En Colombia es raro encontrar experiencias educativas enfocadas en estos componentes. Muchos colegios los incluyen de alguna manera dentro de la formación en Ciudadanía Digital o en Literatura (como están parcialmente en los DBA). Iniciativas periodísticas, por otra parte, se han enfocado en enseñar a identificar las noticias falsas, como es el caso de No Coma Cuento, una campaña impulsada por un grupo de jóvenes para promover el consumo crítico de información, que ha llevado talleres a la Universidad de Cartagena, la Icesi de Cali, la Sergio Arboleda, la Uniminuto, la Javeriana y la Jorge Tadeo Lozano.

Por su lado, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) cuenta con el proyecto Convivencias en Red, que ofrece herramientas para entender la desinformación existente on line, aprender a contar historias y construir espacios de respeto y de construcción colectiva en las redes. “Empezamos el año pasado, pero ya tenemos conversaciones con algunas Secretarías de Educación para llevarlo a los colegios. Eso es algo que tenemos en mente”, asegura Ricardo Corredor, director del FNPI. Estos recursos digitales se pueden encontrar en la página web del Centro Gabo.

Empezar por los mayores

Silvia Rosenthal, autora del libro Making Thinking Visible, Meaningful, Shareable, and Amplified, siempre le pregunta a los demás profesores si saben cómo leer un tuit, que tiene un hashtag, que los dirige a una conversación de TED, que tiene un ‘meme’ sacado de un blog en su sección de comentarios. “¿No? ¿Ustedes no saben cómo leer y contribuir en ese flujo? Entonces son unos analfabetas digitales, o están en camino de serlo”, dice.

Y es que es muy difícil enseñar a los alumnos a leer y escribir en los nuevos códigos de los medios si el maestro no sabe cómo. Conforme ha venido señalando Semana Educación, que sean nativos digitales no significa que sean expertos en el uso de la red. “Los chicos tienen la facilidad de usar la tecnología para moverse socialmente. No le temen a oprimir un botón y ver qué pasa. Pero no saben cómo usarla para aprender”, señala Rosenthal.

Por eso, el primer reto es que los maestros aprendan, también, el lenguaje de las redes sociales. Que el 45% de los centennials diga que Youtube es su medio preferido para el aprendizaje y el 47% de ellos pase más de tres horas diarias en esta plataforma –como encontró un estudio reciente de Pearson–, es un llamado a que los educadores investiguen cuáles son las herramientas retóricas que lo hacen tan atrayente para los niños (y las sepan incluir en su clase), y que los padres conozcan qué youtubers (y por qué) ve su hijo.

Es un proceso. Hasta ahora, los ejemplos de instituciones educativas en todo el mundo que abordan a fondo este tipo de alfabetización se cuentan casi con las manos. En especial en los colegios, donde el hecho de que sea un componente transversal contribuye a que se difumine o se fusione en otros programas de ciudadanía digital. Pero cada vez cobran más fuerza.

“Yo estoy optimista”, dice Smith, “pienso que el fenómeno de las noticias falsas ha avanzado la discusión sobre la alfabetización mediática en todo el mundo. La desinformación ha rondando siempre, pero ahora viaja a la velocidad de la luz y aparenta ser legítima. La responsabilidad queda sobre nosotros. ¡El mejor filtro ante las noticias falsas lo tenemos nosotros mismos entre oreja y oreja!”.

 Recomendaciones

1. Busque la fuente

Revise que las citas y referencias en una noticias sean reales. Muchas fábricas de noticias falsas usan un URL casi idéntico al de medios conocidos. Por otro lado, páginas como Wikipedia pueden tener contenido valioso siempre y cuando coteje que tenga fuentes suficientes y fiables.

2. Lea más allá

No hay que quedarse solo con el titular. Antes de compartir u opinar sobre una nota, léala completa.

3. Verifique la fecha

Mucha información, especialmente fotos y videos, vuelve a surgir descontextualizada tiempo después en las redes sociales. Por eso, asegúrese de que sea reciente. En páginas como Google Images puede subir una foto y encontrar si ya se ha usado en otros sitios.

4. Acuda al que sabe

Hay páginas de verificación, como el detector de mentiras de La Silla Vacía, y extensiones para el navegador, como Media Bias o B.S. Detector, que ayudan a identificar los sitios de contenido dudoso y el sesgo ideológico de diferentes portales en Internet.

5. Revise quién escribe

¿Es un autor o un medio reconocido? Lo más probable es que un portal con muchas visitas y una trayectoria reconocida cuide más la veracidad de sus fuentes. Las fábricas de noticias tienden a cerrarse y volverse a abrir con regularidad.

6. ¿Solo una?

Si la noticia es real lo más probable es que varios portales hablen de ella. Si lee algo que le llame la atención, búsquelo también en otras partes. Puede que encuentre otros enfoques o que no es verdad.

7. Cuidado con los chistes

¡Pilas! Muchas páginas como Actualidad Panamericana se dedican al contenido humorístico. Si es demasiado extravagante para ser verdad, lo más probable es que no lo sea.

8. Considere su sesgo

Tenga en cuenta que sus creencias pueden alterar su opiniónDespréndanse, busque opiniones, noticias y enfoques que contradigan lo que ya sabe. La confrontación de ideas solo enriquece el debate.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/conozca-como-prevenir-la-desinformacion-mediatica/597870

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