Por: Rose Mary Hernández Román
En un mundo desigual en el que las enormes diferencias de renta entre países son bien conocidas, el fenómeno de la migración no es una casualidad, ni un accidente, una anomalía o una curiosidad. Es sencillamente una respuesta racional a las grandes diferencias en el nivel de vida. (Milanovic, 2012, 144).
Con todo mi amor a mis hermanos que han alzado su vuelo.
Las migraciones humanas son un acontecimiento antiguo, prueba de ello lo muestra la Historiografía de los estudios migratorios. Las primeras diásporas se reseñan en la prehistórica durante el Paleolítico. Así mismo, los éxodos relatados en la sagrada escritura y los estudios de movilidad social muestran este fenómeno, el cual busca en todo momento que, quienes parten de su lugar de procedencia a otro puedan dejar en el punto de partida las categorías que constituyen la ida: desigualdad, desabastecimiento, catástrofes naturales, persecuciones, guerras, terrorismo, tratos que imposibilita un buen vivir.
Según la teoría de los sistemas mundiales, «la migración es una consecuencia natural de los trastornos y dislocaciones que inevitablemente acontecen en el proceso de desarrollo del capitalismo» (1). Se habla de diferentes tipos de migraciones, sin embargo, y, aunque en algunos casos sean decisiones libres o involuntarias, las mismas están impulsadas por las situaciones económicas, políticas, culturales, educativas, sociales o crisis que se viven en el lugar de origen.
Dado que cada vez son más frecuentes , poco a poco se han convertido en uno de los factores principales de la transformación en las más diversas regiones del mundo. Su adecuada comprensión debe realizarse de manera integral con el conocimiento y los métodos de análisis de diversas ciencias humanas, sociales y, en especial, en el marco de los derechos humanos.
Los observatorios internacionales que se han creado para hacer seguimiento al flujo de personas que se direccionan de un país a otro, con estadía temporal o indefinida han reportado este hecho como una de las problemáticas con mayor impacto en el mundo que altera las dinámicas sociales, políticas, económicas e incluso de convivencia en los lugares a los que llegan los desplazados, escenario que tensiona el consenso por los derechos migrantes y la securitización o mercado migratorio, razón por la cual las naciones se encuentran en debate permanente.
Sin embargo, en un intento reflexivo, la gran ciudad, por las bondades que su interior ofrece y le definen, se convierten en atractivo para que las estirpes intenten vivir unos junto a otros en relación simbiótica y se inicie el desempeño en pro de una economía común, en este sentido las relaciones que pueden ser meramente de economía y de cooperación se vuelven sociales y culturales, pudiéndose estudiar los procesos de civilización y de progreso.
Los nativos que parten con una educación completa, casi siempre se juegan su estadía ocupando puestos que en ciertos casos no se corresponde con su formación académica, provocando una amplia demanda de mano de obra inmigrante. Hay quienes al estar cualificados o titulados logran dominar trabajos lucrativos, así como la concentración de riquezas, que contribuye a alimentar la idea de partir para poseer los servicios y bienes que se necesitan. Por su parte, quienes no presentan estudio o escolaridad completa, se sortean entre trabajos cotidianos, intentar negocios, o cualquier otra forma se sustentabilidad, que puede resultar perjudicail o no para quien le acoge dadas las características de lo que desee emprender.
Mientras, en el plano de quien les recibe, la falta de información sobre este movimiento, así como a la falsa creencia de que la migración en un país es algo negativo se traduce en mitos que no siempre resulta fácil de desmontar. La xenofobia contra los no nacionales constituye una de las principales fuentes del racismo contemporáneo. Hoy día, uno de los principales obstáculos a la integración y la igualdad de acceso de los migrantes a los derechos humanos en las sociedades de acogida es que persisten los sentimientos contra ellos. Este comportamiento hostil ha hecho un calvario para quienes se alejan de sus contextos de orígenes, incluso, el maltrato, desanteción, abuso, explotación, entre otros, son algunos de los inconvenientes que experimentan aun llegando a tierras cercanas y vecinas.
Pese a que la movilidad humana representa un proceso de cambios intensos que deja al descubierto una serie de rupturas afectivas, socio-culturales, antropológicas, políticas y económicas que pueden constituirse y transformarse en un reto donde se visualiza un nuevo horizonte en el país que atraiga a quienes han migrado, no siempre este desafío se hace realidad en la región receptora.
Existe una tendencia mundial de carácter restrictivo en los países de destino de los desplazados, determinada por gobiernos que buscan evitar flujos de personas no deseadas hacia sus territorios, prácticas a menudo reforzadas por las leyes, las regulaciones y las políticas orientadas a prácticas discriminatorias. Este hecho invita a los representantes de los pueblos a diseñar políticas en pro de la búsqueda de solución a las ideas negativas que existen en las comunidades de acogida acerca de los foráneos expatriados que a ellos llegan y a educar sus ciudadanías con valores de hermandad que se caracteriza normalmente por sentimientos tales como: cariño, empatía, compasión, acompañamiento, aceptación, respeto y tolerancia.
(1) https://www.ugr.es/~redce/REDCE10/articulos/14DouglasDMassey.htm