En África aún son deficitarios los programas de protección de la infancia que incluyan la educación, salud y nutrición, y los servicios de salud sexual y reproductiva, todos relacionados con la seguridad y la supervivencia.
Esa penuria es una de las consecuencias del subdesarrollo, que se trasmuta en un ciclo vicioso del cual es difícil escapar, pues esa realidad agrede a todas las facetas de la vida, tanto material como espiritual para condicionar formas de ser y actuar como es la aceptación del matrimonio infantil.
Aunque existen proyectos al respecto que ayudarían a detener la unión marital precoz, la realidad socioeconómica en la mayoría de las ocasiones obstaculiza ejecutar tales planes, pues, por ejemplo, resulta difícil aplicar medidas sanitarias en comunidades donde no existen instalaciones de salud.
En áreas hambreadas, la malnutrición infantil es una manifestación tendiente siempre a disparar los niveles de letalidad y a impedir la recesión de enfermedades curables que cada año hacen estragos en los pequeños, quienes por ello se transforman en el segmento poblacional más deprimido.
Una salud afectada y un hambre endémica constituyen poderosos motivos para sufrir una niñez de desencanto, y si a eso se agrega el suplicio de las llamadas niñas-novias el cuadro de la infancia en gran número de Estados del continente es muy desgarrador e insoportable y urge transformarlo.
DEL MITO AL CRIMEN
En algunos países de África a la virginidad se le confiere una cualidad mágico-mística que toca a niñas y adolescentes, tradiciones populares antiquísimas refuerzan ideas tales como que hubo emperadores quienes acostumbraban a bañarse con sangre de doncellas, porque le aportaba vitalidad y lozanía.
Tal creencia llega desvirtuada hasta nuestros días, cuando mediante un supuesto exorcismo se interpreta absurdamente que una relación sexual de un adulto enfermo con una niña o adolescente, puede curar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), lo cual trasciende la barrera del abuso y del desconocimiento para ser un crimen.
También se plantean conclusiones más objetivas al respecto, cuando la referencia al matrimonio infantil se relaciona con zonas de guerra, donde esa sujeción obligada de niñas es un arma directa y puede que sus padres sean quienes las casen al creer que estarán mejor protegidas contra las violaciones y el abuso físico.
‘Los conflictos a menudo conducen a un colapso o debilitamiento de los servicios sociales para prevenir el matrimonio infantil. Esto expone a las niñas a un mayor riesgo de daño y violencia’, apunta un artículo de Amira Elfadil, comisaria de Asuntos Sociales de la Unión Africana.
La región subsahariana concentra las mayores cifras de matrimonios infantiles a nivel mundial cada año, con más de tres millones de niñas -una de cada tres- que se casan antes de los 18 años. Según el Banco Mundial (BM), esas uniones suponen pérdidas económicas a sus respectivos países de entre 60 mil y 120 mil millones de dólares.
Un informe de la entidad financiera emitido a finales de 2018 expone: ‘las niñas que acaban la educación secundaria tienen más posibilidades de encontrar trabajo y ganar el doble que las que no la han acabado’.
Añade que el matrimonio infantil tiene otros costes, más graves que los económicos, como son las altas tasas de fertilidad y el crecimiento de la población, lo cual puede conducir a una llamada ‘bomba demográfica’, cuya explosión inusitada crea desequilibrios tales como la peligrosa insuficiencia alimentaria e intensifica la pobreza.
‘Una novia infantil es más propensa a abandonar la escuela, sufrir complicaciones graves durante el embarazo y el parto y tiene un alto riesgo de sufrir violencia doméstica. Sus hijos también son más propensos a tener bajo peso y a padecer mayor mortalidad infantil por debajo de los cinco años’, dice una versión del documento del BM difundida por la prensa.
De los 20 países donde ocurren más matrimonios infantiles 18 están en África: Níger, República Centroafricana, Chad, Burkina Faso, Mali, Sudán del Sur y Guinea son siete de ellos que encabezan la lista con más de la mitad de las niñas casadas antes de los 18 años de edad.
VARIACIONES DEL TEMA
La prevalencia del matrimonio infantil en África occidental y central se comporta en forma desigual, aunque las investigaciones estadísticas indican que mayormente se encuentran alrededor de la edad de 15 años, que para algunos especialistas constituye un ligero distanciamiento de marcas anteriores.
Así, la unión marital principalmente de niñas menores de edad, es hoy muy criticada por personalidades públicas africanas de reconocido prestigio como comentaron la activista social mozambiqueña Graca Machel y el religioso sudafricano Desmond Tutu, en un artículo difundido por el diario Washington Post.
Para ambos:’El matrimonio infantil ocurre porque los adultos creen que tienen derecho a imponer el matrimonio a los niños. Esto les niega, especialmente a las niñas, su dignidad y la oportunidad de tomar decisiones que son esenciales en sus vidas, como con quién se quieren casar o cuándo quieren tener hijos’.
Además añaden que ‘La capacidad de elegir nos define y nos permite desarrollar nuestro potencial. El matrimonio infantil roba esta posibilidad a las niñas’. La disposición de aprobar una legislación contraria al casamiento prematuro, una medida en la que convergieron el gubernamental Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo) y los partidos de la oposición, es parte de una reacción del liderazgo africano de denunciar alto y claro el problema y la decisión de actuar sin demora.
Khaleda Sediqqi arriesga su vida cada vez que va a trabajar. Dice a sus vecinos que enseña en una escuela primaria cercana y en lugar de eso viaja a la ciudad de Jalalabad recorriendo un tramo de carretera que suele ser atacado por militantes. Sediqqi, que pertenece a la ONG Comité Sueco para Afganistán, ofrece clases a jóvenes profesoras de primaria, que luego llevan ese conocimiento a las escuelas en sus aldeas, todo bajo la sombra de los talibanes y el Estado Islámico.
«Arriesgo mi vida para venir aquí y educar a las señoritas cuyo sueño es simplemente graduarse de la escuela secundaria», comentó Sediqqi, de 31 años y titulada en química en la Universidad de Nangarhar. En el centro de capacitación ubicado en una antigua casa de dos habitaciones en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar en el este del país, señaló que «el objetivo es empoderarlas a través de la educación para que puedan responder y defender los derechos educativos de otras niñas».
La mayoría de los distritos de Nangarhar, incluido el pueblo natal de Sediqqi, están en la primera línea de la batalla del país con los talibanes y sus esfuerzos para evitar que el Estado Islámico adquiera mayor presencia fuera de Kabul. Rodeado por la gran cordillera Hindú Kush, Nangarhar fue el escenario de la primera aparición del Estado Islámico en Afganistán. Bajo constante amenaza de los militantes en la actualidad, Jalalabad está rodeada de asentamientos informales de personas que huyeron de sus hogares para escapar de la violencia.
La educación de las niñas, y el trato a las mujeres en general, es un tema crítico para muchos en Afganistán. Sin embargo, los derechos de las ciudadanas del país aún no se han convertido en el centro de las conversaciones de paz que Estados Unidos ha buscado mantener con los talibanes durante el último año.
El enviado especial de EE.UU. para la reconciliación afgana, Zalmay Khalilzad, se dirigió a Doha el miércoles, con una escala en Islamabad, para reanudar la octava ronda de negociaciones con los líderes talibanes con la esperanza de concretar un acuerdo de paz para poner fin a la guerra que se ha prolongado por 18 años. Las conversaciones han adquirido mayor urgencia a medida que se acercan las elecciones presidenciales afganas programadas para el 28 de septiembre.
«En Doha, si los talibanes hacen su parte, nosotros haremos la nuestra y cerraremos el acuerdo en el que hemos estado trabajando», declaró en Twitter, y agregó que tuvo la reunión más «productiva» con los líderes afganos sobre asuntos de paz y un acuerdo para crear un equipo de negociación dirigido por afganos. Las «negociaciones intra-afganas», algo en lo que los talibanes se han negado a participar hasta ahora, se llevarían a cabo después de que concluyan las conversaciones con EE.UU., e involucrarían un «equipo de negociación nacional compuesto por altos funcionarios del gobierno, representantes clave de los partidos políticos, la sociedad civil y las mujeres”, detalló Khalizad con anterioridad. El presidente afgano, Ashraf Ghani, se ha manifestado reiteradamente en contra de las reuniones, argumentando que carecen de representantes del gobierno.
Muchos se sorprendieron cuando representantes talibanes informaron a las delegaciones afganas y estadounidenses que permitirían a las niñas recibir educación completa, pero solo en escuelas sin niños. La declaración contradice su violencia continua contra las escuelas en Afganistán, ataques que han desgarrado el corazón de la vida académica de Sediqqi.
Este año, militantes talibanes asesinaron a tiros a una de sus amigas cercanas, una estudiante de la Universidad de Nangarhar, explicó Sediqqi.
Asimismo, militantes desconocidos llevaron a cabo dos ataques con bombas en una escuela primaria donde Sediqqi enseñó hace varios meses, matando a dos escolares e hiriendo a decenas. Las escuelas, especialmente aquellas en zonas remotas, han sido objeto en reiteradas ocasiones de ataques violentos que han incluido incendios intencionales y envenenamiento de estudiantes. Los ataques no detienen a Sediqqi, quien prometió que seguirá desafiando las amenazas para educar niñas.
«Hemos sufrido durante décadas, golpeados deliberadamente por miembros familiares o asesinados por insurgentes, porque carecemos de educación y conocimiento», afirmó Sediqqi. «La única forma en que podemos proteger nuestros derechos es a través de la educación y estoy aquí a cualquier costo para enseñarles a estas niñas indefensas».
Talibanes divididos
Los talibanes, que ahora controlan o mantienen disputas por la mitad del país, están divididos en lo que respecta a la educación de las niñas. Prohibieron que las mujeres se educaran y las castigaban con latigazos y lapidación por abandonar su hogar sin acompañante o burka cuando gobernaban la nación entre 1996 y 2001.
En algunos distritos, incluida la ciudad natal de Sediqqi, los militantes ahora permiten que las niñas asistan a la escuela hasta sexto grado, antes de que sus familiares o militantes las obliguen a casarse. A nivel nacional, el 17% de los 3,5 millones de niñas matriculadas en escuelas se casan antes de cumplir 15 años, según la UNICEF.
Malala: cayeron los talibanes que quisieron matarla
No solo Sediqqi se arriesga enormemente para ir a trabajar todos los días. También lo hacen sus 14 estudiantes. Cada uno de ellos asiste en secreto, sale de su casa con un burka y se asegura de que nadie los siga. «Si los talibanes me atrapan, pensarán que soy una espía y me ejecutarán», aseguró una de sus estudiantes que no puede ser identificada por razones de seguridad. «Vale la pena asistir a este programa para educarnos y crecer, a fin de educar a otras niñas vulnerables y convertirnos en tomadoras de decisiones en nuestras propias vidas».
Adamu Adamu, a former education minister, has said the number of out-of-school children in the country now stands at over 16 million.
Adamu, who is also one of the 43 ministerial nominees submitted to the senate for screening and confirmation stated this while fielding questions from senatirs on Wednesday.
The Nation reports that the new figure of 16 million, however, contradicts the 13 million out-of-school children being bandied around.
The ministerial nominee told the senate that the 16 million figure was based on a February 2019 census.
Adamu noted that out-of-primary-school children stood at 10 million, while children out-of-secondary-school are six million.
He blamed the high number on poor funding of education in the country by states and the federal government.
Adamu also said it appeared that more Nigerians are now corrupt despite President Muhammadu Buhari’s anti-corruption campaign.
Senate President, Ahmad Lawan, said the legislature and the executive arm of government should work together to get the children back to the classrooms.
Lawan said: “It is our responsibility to get these children out of (the streets). The senate and the executive need to work together to get these children back to the classroom.
“We can’t continue to have them on our streets. It poses a serious security problem and we need to stop it. Maybe that will be through more budgetary allocations.”
Source of the notice: http://saharareporters.com/2019/07/25/16-million-children-out-school-nigeria-adamu-former-education-minister
La mujer salió antes del amanecer. Sus cuatro hijos todavía estaban dormidos en su casa de bloques de hormigón en Abobo, un laberinto de tiendas y viviendas lleno de trabajadores portuarios, conductores de taxi, obreros de fábricas y vendedores callejeros.
Ella y una amiga cruzaron al lujoso vecindario de Angré, hogar de médicos y hombres de negocios. Allí recolectaron los desperdicios plásticos de esos consumidores en unas bolsas que colgaban de sus hombros, mientras los gallos anunciaban el amanecer que se reflejaba en los muros cubiertos de buganvilias de las residencias.
Mariam Coulibaly forma parte de una legión de mujeres en Abiyán que se ganan la vida recogiendo desperdicios plásticos en las calles y vendiéndolos como material reciclable. Ahora son las impulsoras de un proyecto que convierte la basura en ladrillos de plástico para construir escuelas en todo el país.
Están trabajando con una compañía colombiana para convertir los desperdicios plásticos —una plaga de la vida moderna— en un activo que ayudará a que algunas mujeres ganen un salario decente mientras limpian el medio ambiente y mejoran la educación.
Lo considera una oportunidad para mejorar su vida e incluso para ascender a la clase media. Los compradores actuales “no nos pagan bien”, dijo Coulibaly. “Este proyecto nos ayudará”.
Durante el año pasado, con el proyecto se construyeron nueve salones de clases utilizando ladrillos de plástico reciclado en Gonzagueville, un rústico vecindario en las afueras de Abiyán, y en dos pequeñas aldeas campesinas, Sakassou y Divo. Las primeras escuelas fueron construidas con ladrillos importados de Colombia. No obstante, en otoño, una fábrica que se está construyendo en el parque industrial de Abiyán comenzará a producir ladrillos en esta localidad.
Los nuevos salones de clases que fueron fabricados con ladrillos de plástico son muy necesarios. Actualmente, algunos salones albergan hasta noventa estudiantes, según el ministro de Educación del país. La empresa que está construyendo la fábrica, Conceptos Plásticos, tiene un contrato con Unicef para terminar 528 salones de clases para atender a unos 26.400 estudiantes, con un estimado de cincuenta alumnos por salón.
Tirangue Doumbia, directora de un preescolar, les da la bienvenida a sus estudiantes en un nuevo salón de clases construido con ladrillos de plástico en la escuela de Gonzagueville. CreditYagazie Emezi para The New York Times
Estudiantes y residentes observaban los ladrillos de plástico afuera de la escuela del pueblo de Sakassou.CreditYagazie Emezi para The New York Times
En la pequeña aldea de Sakassou, los habitantes extraen agua del pozo con una bomba de pedal, crían cerdos y pollos, y cocinan con leña. Hasta este año, la escuela a la que iban los niños estaba en un edificio tradicional que fue construido con madera y ladrillos de adobe. El adobe se erosiona por el sol y la lluvia, y debe repararse constantemente.
Sin embargo, los nuevos salones de clases de plástico prácticamente podrían durar para siempre. Los ladrillos interconectados parecen piezas de Lego negras y grises. Retardan la acción del fuego en posibles incendios y permanecen frescos durante la temporada de calor. El otro día, los aldeanos usaron uno de los salones de clases con decoración colorida para hacer una reunión de la aldea.
“Esto es diez veces mejor”, dijo Joachim Koffi Konan, director de la escuela en Sakassou.
Una vieja aula hecha de adobe en mal estado. Los ladrillos de adobe son más difíciles de mantener. Yagazie Emezi para The New York TimesEl interior de la primera aula construida con ladrillos de plástico en la escuela de Gonzagueville.Yagazie Emezi para The New York Times
El proyecto no sería posible sin la capacidad de organización de Coulibaly, presidenta de una asociación comunitaria para mujeres con doscientas integrantes llamada The Fighting Women (las luchadoras).
Ella ha recolectado basura durante casi veinte años, desde que tenía 15. Su esposo es conductor de woro-woro, un taxi colectivo.
Mariam Coulibaly está lista para salir a las cinco de la mañana y recorre los barrios de Abiyán en busca de plásticos para reciclar. CreditYagazie Emezi para The New York Times
Coulibaly y las integrantes de su asociación comunitaria llamada The Fighting Women (las luchadoras) recogen plásticos en el Mercado Adjame durante varias horas por la noche. CreditYagazie Emezi para The New York Times
Una mañana reciente, después de recoger basura, fue a casa para realizar los quehaceres y luego regresó a trabajar de noche, en esa ocasión en el enorme mercado al aire libre de Adjamé, a la hora del cierre.
Ella y otras mujeres iban y venían por los callejones de luz tenue, pasando incluso por los locales del pescadero y el sastre, quien aún estaba trabajando frente a su máquina de coser. Recogían hasta las pequeñas bolsas triangulares de plástico usadas para vender un trago rápido de agua en la calle.
En lo que se abre la fábrica, las mujeres les venden su plástico a intermediarios —la mayoría son hombres— en un mercado de reciclaje en Abobo-Baoulé.
El salario mínimo oficial del país es de aproximadamente 25 dólares a la semana, aunque muchas personas ganan bastante menos. Las mujeres dicen que ganan de 8,50 a 17 dólares a la semana.
Coulibaly destina su dinero a las colegiaturas en una escuela privada para sus tres hijos de edad escolar: uno dice que quiere ser piloto, otro quiere estudiar medicina y a otro le gustaría ser policía.
Las mujeres de la asociación destinan algo de dinero a un fondo que después se redistribuye, lo cual asegura que, si una de ellas se enferma, aun así reciba algunos ingresos.
El proyecto fue idea de Aboubacar Kampo, un médico que acaba de terminar un periodo como representante de Costa de Marfil en Unicef. Reclutó a Conceptos Plásticos, una empresa comercial de reciclaje de plástico que tiene la misión social de construir viviendas y generar empleos para personas pobres. Los fundadores, Óscar Andrés Méndez e Isabel Cristina Gámez, su esposa, acordaron trabajar con Kampo después de visitar Costa de Marfil el año pasado.
Se sintieron conmovidos al ver a las mujeres que llevaban a sus bebés mientras recogían basura en Akouedo, un vertedero conocido por ser un lugar donde se desechan desperdicios peligrosos, y creyeron que podrían ayudar. “Tuvo un gran impacto en nosotros”, comentó Méndez.
Óscar Méndez, al centro, trabaja con recolectores y compradores de plástico en Costa de Marfil, donde se construirá una fábrica especializada en ladrillos de plástico reciclado. CreditYagazie Emezi para The New York Times
La pareja se mudó a Abiyán en junio para comenzar el proyecto y planean llegar a otros lugares de África occidental.
Esperan emplear a treinta personas en la fábrica y comprar el plástico de casi mil mujeres en su primer año de operaciones.
Los primeros salones de clases costaron aproximadamente 14.500 dólares cada uno, en comparación con los 16.500 dólares por cada salón de clases de concreto, dijo Méndez. Se espera que el precio baje un 20 por ciento cuando los ladrillos se fabriquen localmente.
No hay escasez de desperdicios plásticos. Abiyán produce cerca de 300 toneladas de plástico al día, pero solo un cinco por ciento se recicla, dicen los organizadores del proyecto. Cada salón de clases necesita alrededor de cinco toneladas de plástico para su construcción.
Mujeres de la asociación de Abobo clasifican los plásticos que están acumulando para venderlos a la fábrica de ladrillos que les pagará un mejor precio. CreditYagazie Emezi para The New York Times
Kampo imagina un futuro en el que también se construyen viviendas de plástico para los profesores y letrinas para las escuelas. Los profesores de Sakassou comparten casas, pues sus familias viven en otras aldeas. En Gonzagueville hay catorce letrinas para 2700 niños y sus profesores.
Antes de que todo esto pasara, la lideresa de The Fighting Women había estado considerando una nueva línea de negocio: vender bebidas frías.
Ahora, dice Coulibaly: “Creemos que hay futuro en el plástico”.
China y Egipto firmaron hoy un acuerdo para proveer equipo educativo a la Escuela Egipcio-China de Tecnología Aplicada de la Universidad del Canal de Suez.
El acuerdo fue firmado por la ministra de Inversión y Cooperación Internacional de Egipto, Sahar Nasr, y el embajador chino en Egipto, Liao Liqiang.
Durante la ceremonia, Nasr dijo que la escuela egipcio-china es un modelo de asociación entre los dos países en el área de la formación profesional.
La ministra señaló que este acuerdo se ajusta a la visión del presidente Abdel-Fattah al-Sisi de mejorar el sistema de educación técnica y tecnológica en todos los niveles y de preparar a los jóvenes para cubrir los requisitos del mercado.
Por su parte, Liao dijo que la escuela egipcio-china es el primer proyecto conjunto entre los dos países en el ámbito de la educación técnica.
Desde la elevación de las relaciones entre China y Egipto a una asociación estratégica integral en 2014, los intercambios culturales han alcanzado su máximo punto como lo demuestran las frecuentes visitas mutuas entre artistas y delegaciones culturales y musicales.
Cuando Alice Ogbara reveló los detalles de su cesárea a un grupo de mujeres, no estaba simplemente compartiendo su experiencia entre amigos: estaba haciendo algo que muchos considerarían arriesgado.
Y es que Ogbara hablaba de una cirugía que algunas mujeres se niegan a aceptar aunque sepan que les puede salvar la vida.
«Cuando entré [en el quirófano] y vi todo el material que iban a usar, me puse a llorar», dijo Ogbara.
Explicó que tenía miedo de que le quedaran secuelas irreparables.
Le pusieron una sábana sobre el vientre. «Lo siguiente que oí fue el llanto de mi bebé», recordó, lo que desencadenó un aplauso por parte de las mujeres que la rodeaban.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage caption«Una cesárea es solo otra manera de dar a luz», explica la nigeriana Alice Ogbara.
Fuera de este patio en Lagos (Nigeria), es posible que Ogbara no esté tan predispuesta a compartir su historia.
Y es que en este país las cesáreas estén estigmatizadas. ¿Por qué? Por las dudas sobre la seguridad de la cirugía y por factores religiosos y sociales.
Esto hace que muchas mujeres se resistan a aceptar la cesárea, o la oculten cuando se someten a una.
Ogbara incluso ocultó su cesárea a los miembros de su familia.
La reunión a la que asistió para explicar su experiencia estaba dirigida por una organización nigeriana sin fines de lucro llamada Mamalette, que apoya a las mujeres embarazadas y lucha para reducir las tasas de mortalidad materna en Lagos.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionJemelleh Saccoh, de Sierra Leona, aquí en brazos de su tía, rechazó una cesárea. Más tarde tuvieron que someterla a una cesárea de emergencia y murió por las complicaciones que surgieron.
Parte de ese esfuerzo consiste en abordar los estigmas alrededor del parto que obstaculizan el acceso de las mujeres a una asistencia que les puede salvar la vida.
En todo Nigeria unas 58.000 mujeres mueren en el parto cada año. Se trata de la cuarta tasa de mortalidad materna más alta del mundo.
Parte del problema es la baja tasa de cesáreas que se practican en el país: solo un 2%, mientras que la tasa global es del 21%.
Además, en Nigeria solo hay un médico por cada 6.000 personas.
El objetivo de Mamalette es proporcionar a las mujeres lo que unos trabajadores de la salud con escasos recursos a menudo no pueden: educación sanitaria y la disposición a escuchar sus preocupaciones.
Y aunque está teniendo éxito, esta pequeña organización se enfrenta a unos retos considerables.
Diferencias entre países
En un contexto global en el que la tasa de cesáreas que se realizan aumenta rápidamente, las cifras de Nigeria sorprenden.
Entre los años 2000 y 2015, el número de cesáreas casi se duplicó en todo el mundo. En países como República Dominicana, las mujeres se someten a esta cirugía en más del 50% de los casos. En América del Norte, lo hace el 32,6%, y en Reino Unido, el 26,2%.
Sin embargo, en África Occidental solo el 4,1% de los nacimientos se dan por cesárea, y en Nigeria esta tasa baja a la mitad.
Para prevenir la mortalidad materna, la tasa de cesáreas de un país no debería estar por debajo del 5%, según la Organización Mundial de la Salud.
Y es que las cesáreas son esenciales para solucionar el parto obstruido en los casos en los que la pelvis de la mujer es demasiado pequeña y también si el bebé viene en posición de nalgas o es demasiado grande para salir por el canal de parto.
Ante estas complicaciones, si no se interviene el bebé puede romper el útero o causar desgarros que deriven en hemorragias.
Pros y contras de las cesáreas
«Creo que las cesáreas son el indicador de salud con más disparidad entre un uso excesivo y un uso insuficiente», afirma Carine Ronsmans, epidemióloga de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autora de informes recientes sobre el aumento global de las cesáreas.
Que se practique un número muy alto de cesáreas puede ser preocupante porque esta cirugía puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades como la placenta previa, que puede causar hemorragias severas.
Pero, al mismo tiempo, «muchas mujeres todavía mueren por no tener acceso a la cesárea», explica Ronsmans. «Y no podemos permitirnos el lujo de olvidar a estas mujeres».
En Nigeria los obstáculos para acceder a la cesárea son especialmente altos en las zonas rurales, donde aproximadamente el 58% de los partos se llevan a cabo con parteras no calificadas.
En los centros urbanos, donde hay más hospitales, el costo y el estigma que conlleva son las principales barreras para aceptar la cesárea.
El estigma se debe a la creencia de que el parto vaginal forma parte de la condición de mujer mientras que las cesáreas no, una idea que es común también en países como Reino Unido.
Y en Nigeria esta idea se ve reforzada por la religión: para las mujeres cristianas dar a luz por vía vaginal como una «mujer hebrea» es un signo de fortaleza.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLa religión es una parte importante de la sociedad en Nigeria y puede incluso afectar a la forma en que las mujeres dan a luz.
Este concepto nace de un pasaje de la Biblia que cuenta la historia de mujeres hebreas «vigorosas» que dan a luz estoicamente sin parteras.
Esa capacidad mítica de dar a luz por vía vaginal -y sin atención médica- se ha mantenido como un símbolo de la virtud materna en Nigeria.
«Se trata de un país profundamente religioso, y todo está muy espiritualizado», explica Adepeju Jaiyeoba, fundador de la Fundación Brown Button de Nigeria, que trabaja para reducir la mortalidad materna.
Los hospitales se encuentran habitualmente con mujeres que, por temor a avergonzar a sus familias, rechazan la cesárea.
Además, a menudo las mujeres tienen un control limitado sobre su propio parto.
Un estudio de un hospital nigeriano reveló que en el 90% de los casos las mujeres creían que eran los hombres los que debían firmar el formulario de consentimiento para la cesárea, lo que implica dejar la decisión en manos masculinas.
El derecho a elegir
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEn África Occidental solo se practican un 4,1% de cesáreas en los partos, por debajo de la tasa recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que es del 5%.
También en otros países, como Reino Unido y Estados Unidos, las mujeres aún son víctimas del estigma si se someten a una cesárea, aunque la situación no es tan extrema.
Además, una atención obstétrica de alta calidad no se traduce necesariamente en unas condiciones idóneas para las mujeres embarazadas.
En 2018, Birthrights, una organización benéfica por los derechos maternos, descubrió que casi tres cuartas partes de los hospitales públicos de Reino Unido no tienen una política clara que permita a las mujeres solicitar cesáreas planificadas, lo que contraviene las pautas médicas del país.
Según Amy Gibbs, la directora ejecutiva de la organización, esto tiene un efecto estigmatizador, especialmente cuando las mujeres tienen razones específicas para evitar el parto vaginal, como un historial de agresión sexual o problemas de salud mental.
«Las mujeres deberían ser las encargadas de tomar las decisiones sobre el parto. El derecho a elegir lo que le sucederá a tu cuerpo es fundamental», añade Gibbs.
Y eso es por lo que lucha Mamalette en Nigeria.
Defensores de la salud
Justo al lado de una transitada y caótica calle se encuentra la tranquila oficina de Mamalette, donde está Anike Lawal. La sede está situada en el tecnológico vecindario de Yaba, en Lagos.
Lawal, con voz suave, explica que lanzó Mamalette como una comunidad online donde las madres se pudieran apoyar entre ellas.
«No me propuse intentar salvar la vida de nadie», asegura. Pero esa comunidad de mujeres le hizo ver el riesgo que corren las madres, incluso en zonas urbanas, durante el parto.
«Cuando se habla sobre la mortalidad materna, nunca se piensa en mujeres que viven en ciudades, en mujeres que tienen smartphones y Facebook», añade.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionUn estudio de un hospital nigeriano reveló que en el 90% de los casos las mujeres creían que eran los hombres los que debían firmar el formulario de consentimiento para la cesárea.
En 2017 Lawal comenzó a buscar madres para que ayudasen a las mujeres de sus comunidades durante el embarazo.
Actualmente estas mentoras, que reciben formación de matronas, enfermeras y médicos, trabajan en 20 comunidades urbanas pobres de Lagos y en una de la ciudad de Ibadan, y atienden a más de 300 personas en visitas domiciliarias.
Se aseguran de que las mujeres asistan a las clases prenatales y se registren en los hospitales para dar a luz en vez de recurrir a las parteras tradicionales.
Además, Mamalette también crea espacios seguros donde las mujeres pueden hablar de temas tabú sobre el parto, como las cesáreas.
En las comunidades en las que trabajan a menudo son la única referencia para las mujeres que quieren compartir sus inquietudes.
«Mamalette es como un intermediario entre el sistema de salud y la gente», dice Blessing Kolade, una antigua mentora que ahora trabaja en el equipo directivo de Mamalette.
«El sistema de salud está tan colapsado que los trabajadores no tienen tiempo para desglosar la información. Las mujeres no pueden abrirse, no pueden hacer ninguna pregunta», asegura.
Eso significa que en la práctica siguen vigentes algunos conceptos erróneos y que no se abordan los estigmas. De hecho, muchas mujeres que necesitan una cesárea se lo plantean por primera vez cuando ya están de parto.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEn Sierra Leona, que tiene la tasa de mortalidad materna más alta del mundo, Kamara tuvo que someterse a una cesárea de emergencia. Ella sobrevivió, pero su bebé nació muerto.
En ese momento es menos probable que acepten la cirugía, ya que pesan las arraigadas creencias de que avergonzarán a sus familias.
«Por culpa de este estigma puedes ver a alguien a punto de morir y que sigue negándose a aceptar la cesárea, porque no quiere pasar por todo eso», dice la mentora Oluchi Anumni.
Mamalette intenta abordar estos problemas antes de que llegue el momento del parto.
Las mentoras, especialmente entrenadas para desmentir los conceptos erróneos en torno a las cesáreas, explican claramente los motivos por los cuales las mujeres pueden necesitar esta cirugía, como tener una pelvis pequeña o afecciones médicas como la preeclampsia.
Esto elimina la vergüenza de la ecuación y proporciona a las mujeres unos datos que les dan munición contra las críticas que podrían recibir.
El valor del ejemplo
En Mamalette han notado que las miembros de su grupo son mucho más receptivas a las cesáreas.
La mentora Adenike Lasisi-Opaleye dice que invita a mujeres que se sometieron a cesáreas a mostrar a las mujeres sus cicatrices abdominales para disipar mitos.
«Su percepción era que las cesáreas eran muy peligrosas. Ahora se les informa de que no son una sentencia de muerte«, dice Lasisi-Opaleye.
La información que recopila Mamalette también muestra que la mayoría de las mujeres bajo su cuidado ahora dan a luz en centros sanitarios, según Lawal.
«Puedo decir con orgullo que muchas mujeres evitaron la muerte gracias a lo que aprendieron», agrega Anumni.
Soluciones complejas
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionUn informe sacó a la luz que las cesáreas planificadas estaban prohibidas en el 15% de los hospitales de Reino Unido.
Pero cuando se trata de salud materna, no solo hay que luchar contra los estigmas culturales y sociales que conllevan las cesáreas.
Unas investigaciones recientes revelaron que, en África subsahariana, las cesáreas son hasta 50 veces más mortales que en los países con ingresos altos.
Eso se debe principalmente a hemorragias no tratadas y a anestesias fallidas, según Salome Maswime, obstetra, ginecóloga y profesora de la Universidad de Witwatersrand, que participó en la investigación.
«Como médico, creo que el acceso a una buena atención sanitaria es lo primero que hay que garantizar. Pero no es lo único que hay que cambiar», dice Maswime. «Necesitamos prestar atención a la calidad de la atención quirúrgica que tienen las mujeres».
Maswime cree que si la atención mejorase, también disminuirían los estigmas asociados con la cirugía: «No creo que sea tan simple como asesorar a las mujeres», dice Maswime. «Se trata de un problema complejo que requiere soluciones complejas».
El costo de la atención médica también es un obstáculo para acceder a la cirugía en Nigeria. De hecho, algunos países como Malí y Benin trataron de mejorar este aspecto haciendo que las cesáreas sean gratis. Y en Nigeria se están produciendo cambios similares.
Hay algo más que hay que cambiar, según los expertos: escuchar a las mujeres.
En Reino Unido, un enfoque similar está ayudando a los hospitales a aumentar el acceso de las mujeres a las cesáreas planificadas.
En lugar de prohibir totalmente las cesáreas planificadas, como Birthrights descubrió que era sorprendentemente común en el 15% de los hospitales británicos, algunos centros dicen ahora que si las mujeres cuentan con la información necesaria, su decisión de tener una cesárea planificada se respetará.
La mujer, protagonista
Ya sea en Nigeria o Reino Unido, el problema y la solución fundamentales son lo mismo, dice Amy Gibbs, de Birthrights. «A menudo, se pierde el derecho de la mujer a elegir lo que le sucede», asegura. «La manera de hacerlo bien es poner a las mujeres en el centro de las decisiones sobre su salud».
En Mamalette reconocen que la tarea a la que se enfrentan es demasiado grande para una organización pequeña que trabaja solo en unas cuantas comunidades. Pero creen que empoderando a las mujeres están contribuyendo a un tipo de cambio más duradero.
«Intentamos que las mujeres sepan que tienen que defenderse y ser atrevidas. Que no dejen que la sociedad las defina», dice la ex mentora de Mamalette Olamide Ekpenyong.
Alice Ogbara dice que su perspectiva cambió. Ahora su hija tiene 1 año y ya no es tan cautelosa al explicarle a la gente cómo dio a luz.
«Se lo cuento a la gente que me rodea, comparto mi experiencia con ellos», cuenta. Es prudente y aconseja a las mujeres que, si necesitan una cesárea, vayan solo a hospitales de confianza, por ejemplo.
Pero también las anima. «Una cesárea no es algo malo», le dice a la gente. «Es solo otra manera de dar a luz».
El Parlamento introduce el francés para materias científicas y técnicas
El Parlamento marroquí aprobó el lunes por una aplastante mayoría la nueva ley de educación que permite la enseñanza de materias científicas y técnicas en lengua extranjera, fundamentalmente en francés. Después de años de arabización de la educación básica y universitaria, 241 diputados aprobaron la reforma, frente a 21 abstenciones y cuatro votos en contra. La decisión implica una profunda división en el seno del mayoritario Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), de tendencia islamista.
La nueva ley ha estado bloqueada durante meses por los fanáticos de la utilización del árabe en la educación, que se oponen radicalmente a esta reforma. El PJD amenazó con bloquear el texto que sí apoyaban el resto de partidos que componen el actual gabinete de coalición. Finalmente, los islamistas no han cumplido su amenaza y han terminado votando a favor, “porque hemos decidido adoptar una postura constructiva en favor del interés supremo de la nación y de las futuras generaciones marroquíes”, señala un portavoz.
El PJD amenazó con bloquear el texto que sí apoyaban el resto de partidos que componen el actual gabinete de coalición
Los parlamentarios del PJD que votaron apoyan la reforma, todos menos dos de setenta diputados. Lo hicieron pese a las maldiciones expresadas durante el fin de semana por el ex primer ministro islamista Abdelila Benkirán. “La mayor parte del pueblo marroquí no entiende el francés y los profesores no tienen la suficiente preparación para impartir clase a sus alumnos en esta lengua”, aseguraba en un comentario en Facebook.
Para Benkirán, la reforma es una “catástrofe” y acusa al actual líder del partido, el primer ministro Saadedine El Othmani de cometer “el error más grave” desde la llegada del PJD al poder en el año 2011. “Es una medida que va en contra los intereses del pueblo marroquí”.
El ministro de Educación, Said Amzazi, considera por el contrario que la nueva ley “va a garantizar el futuro de la educación en nuestro país y las condiciones para que la escuela marroquí alce el vuelo hacia unos niveles superiores. Es un acontecimiento histórico”.
Desde la independencia, como reacción al periodo colonial, Marruecos ha vivido un proceso general de arabización que incluía también, y de manera principal, la educación en todos sus niveles. Un proceso que, en opinión de numerosos expertos, trajo unas consecuencias negativas que aún se pagan en forma de un sistema educativo atrasado y sin capacidad de respuesta a los nuevos retos.
El PJD, de tendencia islamista, está profundamente dividido por la aplicación de la medida
La arabización es objeto de un fuerte debate político que implica a todos los sectores marroquíes. La postura nacionalista de llevar el proceso hasta sus últimas consecuencias es combatida por quienes consideran que el bilingüismo árabe-francés es fundamental para un país que sirve de puente entre Europa y África. En su opinión, favorecer únicamente la utilización del árabe dialectal supone una cárcel para el país, tanto desde el punto de vista cultural como económico.
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