«Estoy a favor de la verdad, no importa quién lo dice. Estoy a favor de la justicia, no importa quién está a favor o en contra. Soy un ser humano, en primer lugar, y como tal estoy para quien sea y lo que sea beneficio para la humanidad en su conjunto.» Malcolm X
Como si la rabia, la violencia y las intenciones políticas que siguieron al asesinato de George Floyd nunca hubiesen tenido lugar, Estados Unidos ha vivido de nuevo en las últimas semanas una serie de asesinatos extrajudiciales racistas llevados a cabo por sus fuerzas policiales que de nuevo ponen el foco en el racismo sistémico que ha forjado el carácter del mayor Imperio del mundo. A lo largo de las páginas de Nueva Revolución, han sido varias las ocasiones en la que con ustedes he compartido mis reflexiones acerca de este tristemente recurrente foco periodístico, pero hoy quiero trasladarlos bajo mi pluma al 3 de noviembre de 1979 en la ciudad de Greensboro, Carolina del Norte. Quiero hacerlo para convertirlos en testigos del asesinato de cinco manifestantes antirracistas a manos de miembros del Ku Klux Klan y el Partido Nazi Americano durante una protesta de la organización Comunista de Trabajadores (WVO)
Pongámonos en contexto. La WVO había llegado a la ciudad Greensboro poco antes para estructurar a los sindicatos textiles, las plantillas estaban conformadas mayoritariamente por empleados afroamericanos y la WVO quiso organizarlos para poder reclamar sus derechos y de ese modo poder dotar de un punto de fuerza a las reivindicaciones obreras y a la organización comunista. Enseguida esto supuso un importante punto de fricción con el Ku Klux Klan, los supremacistas blancos pretendían paralelamente aumentar su influencia entre los trabajadores blancos de las fábricas textiles con soflamas contra el trabajador negro y obviamente no vieron con buenos ojos que una organización comunista pretendiese no solo defender los derechos de los trabajadores negros, sino también actuar contra la patronal como una única clase revolucionaria. Pronto las declaraciones subidas de tono entre una y otra organización se hicieron habituales, hasta que en julio de 1979 las tensiones estallaron cuando en el pueblo de China Groce, a apenas 60 millas al suroeste de Greensboro, diferentes miembros de la WVO decidieron organizar a la numerosa comunidad negra y marchar decididamente para interrumpir la exhibición de la película “The Birth of a Nation” que los miembros del Klan habían organizado como claro acto de propaganda para su organización en la zona. Acorralados por la presencia de comunistas y trabajadores negros, el KKK no tuvo más remedio que atrincherarse y ver como los manifestantes en el exterior ridiculizaban su simbología, dejando claro que no eran bienvenidos en aquellas calles.
George Floyd, Ahmaud Arbery, Philando Castile, Alton Sterling, Freddy Gray, Walter Scott, Anthony Hills, Tony Robison, Tamir Rice, Eric Garner, Miles Jackson… El conteo de crímenes racistas jamás podrá detenerse sin actuar directamente contra un sistema que perpetúa el racismo
La venganza del odio blanco no tardaría en llegar. El 3 de noviembre de ese mismo año, los comunistas organizarían una gran marcha de trabajadores industriales llamada “Muerte a la marcha del KKK” como protesta por la presencia de los supremacistas blancos en Greensboro. La movilización obrera partiría de Morningside, una zona con predominante presencia de población negra, aunque ante las sospechas de una posible emboscada, los organizadores anunciarían un lugar diferente de inicio de la marcha con la intención de despistar al Klan. Por desgracia, no estaban equivocados, Eddie Dawson, miembro del KKK e informante policial pagado, había conseguido el mapa del recorrido de la marcha en la propia oficina de policía e informó a los supremacistas blancos de la ubicación correcta del inicio de la misma. Más tarde, Dawson reconocería que había transmitido a sus supervisores policiales la intención del Ku Klux Klan de atacar a los manifestantes antirracistas y esas mismas fuentes policiales conocían que previamente, el 20 de octubre, su informante había sido invitado por Virgil Griffin, líder del KKK, a un mitin del Klan en Lincolnton en el que pronunció un discurso de algo más de media hora para intentar reclutar a supremacistas blancos de cara a lograr enfrentar la protesta del 3 de noviembre. Pese a ello o a los volantes del KKK que aparecieron en días anteriores para confrontar el desfile, el día de la manifestación no existía vigilancia policial de ningún tipo. Enseguida esto levantó las sospechas acerca de la complicidad policial en la masacre de Greensboro.
El 3 de noviembre comenzó con cánticos, lemas antirracistas y la quema de una efigie encapuchada del KKK que quería simbolizar la oposición de la clase trabajadora y la comunidad negra de la ciudad a la presencia del Klan en la misma, pero pronto vehículos con miembros del Ku Klux Klan y del Partido Nazi Americano comenzaron a moverse por las inmediaciones de la manifestación, hasta que varios miembros de estas organizaciones racistas bajaron de los mismos para confrontar a los manifestantes. Tras unos breves momentos de confrontación verbal entre antifascistas y supremacistas blancos, miembros del KKK y el Partido Nazi Americano sacaron de sus maleteros varios rifles y pistolas con las que empezaron a disparar contra los participantes en la manifestación. Varios miembros de la WVO devolvieron los disparos con armas cortas, pero no pudieron evitar que cuatro activistas fueran asesinados en ese mismo momento y otro más perdiese la vida en el hospital. Diez personas más resultaron heridas.
Los manifestantes asesinados fueron: Sandi Smith, Dr. James Waller, Bill Sampson, Cesar Cause y el Dr. Michael Nathan, todos ellos activistas antirracistas y miembros valiosos de su comunidad
Pese a producirse a plena luz del día, con numerosos testigos que llegaron a gravar parte de la agresión y a que cerca de cuarenta nazis y miembros del KKK estuvieron envueltos en el tiroteo, tan solo una persona fue arrestada inmediatamente después del tiroteo que acabó con la vida de varios manifestantes. Finalmente, pese a las indagaciones posteriores y a lo brutal y premeditado de la agresión, solo cinco miembros del Klan serían acusados. En 1980 la fiscalía del estado aprobó la absolución de los cinco miembros del Klan con un jurado plenamente compuesto por personas blancas. El mismo resultado que en 1983 arrojaría la reapertura del caso por el gobierno federal, en esta ocasión con 9 hombres acusados. Tan solo un juicio civil posterior encontraría que el GPD “responsables conjuntamente con supremacistas blancos de una muerte por negligencia”. La ciudad de Greensboro pagaría $400,000 a cambio de que los demandantes no pudieran presentar demandas en el futuro. Compraría su silencio.
En 2004 residentes de Greensboro iniciaron el Proyecto de la Verdad y Reconciliación Comunitaria de Greensboro (GTCRP) y se crearía con estas bases la Comisión de Verdad y Reconciliación de Greensboro (GTRC) para lograr dar testimonio público y examinar las causas y las consecuencias de la masacre. Basado en la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Sudáfrica, la Comisión determinaría que los miembros del KKK acudieron a la manifestación para intentar desencadenar una confrontación violenta y que el Departamento de Policía y el FBI tenían conocimiento de sus planes. Quedaría así demostrada la complicidad absoluta entre las fuerzas policiales de la ciudad y los supremacistas blancas. La “Masacre de Greensboro” se suma a otras masacres como Orangeburg, Tulsa, Rosewood y a otros tantos puntos a lo largo de Estados Unidos en los que la violencia racista ha terminado con la vida de diversas personas negras y activistas antifascistas.
Como si la rabia, la violencia y las intenciones políticas que siguieron al asesinato de George Floyd nunca hubiesen tenido lugar, Estados Unidos ha vivido de nuevo en las últimas semanas una serie de asesinatos extrajudiciales racistas llevados a cabo por sus fuerzas policiales
Millones de esclavos negros sustentaron la industria del algodón en EE. UU. haciendo del país el Imperio actual que parece maravillas al mundo capitalista, pero pese a la Guerra de Secesión, la abolición de la esclavitud o la lucha por los derechos civiles, Estados Unidos sigue sufriendo a día de hoy un claro racismo sistémico sustentado en una profunda brecha material que en todos los campos sigue abandonando a gran parte de la población negra del país a una condición de sumisión absoluta. El período de esclavitud, las leyes Jim Crow, la segregación racial “soterrada” o una guerra contra las drogas que camufla en su conciencia una auténtica guerra racial, han servido para mantener a la población negra subyugada y oprimida a lo largo de los siglos. Ni tan siquiera Barack Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, pudo hacer nada para cambiar de una forma real las cosas atajando la raíz del problema. Por cada dólar que entraba durante su mandato a una familia media blanca, una familia media negra ganaba apenas 59 centavos. Una persona negra en Estados Unidos tiene todavía a día de hoy el doble de probabilidades de vivir en la pobreza, el doble de tasa de mortalidad infantil, seis veces más posibilidades de terminar encarcelado o el doble de probabilidades de morir en enfrentamientos con la policía
George Floyd, Ahmaud Arbery, Philando Castile, Alton Sterling, Freddy Gray, Walter Scott, Anthony Hills, Tony Robison, Tamir Rice, Eric Garner, Miles Jackson… El conteo de crímenes racistas jamás podrá detenerse sin actuar directamente contra un sistema que perpetúa el racismo. El racismo no podrá atajarse sin incidir de forma directa contra los pilares del sistema capitalista estadounidense. Greensboro supone el vivo ejemplo de la convivencia de las instituciones con el racismo y la capacidad de odio del supremacismo blanco. En pleno 2021 las formas han cambiado, pero la semilla de odio, la complicidad institucional y la necesidad de rebelión siguen siendo las mismas. Tenemos que superar las protestas de Black Lives Matter, no para dejarlas atrás o ridiculizarlas sin sentido, tal y como muchos sectores de la izquierda desnortada parecen querer insinuar. Muy al contrario, tenemos la obligación de superar las performances políticas relativas a este movimiento, para llevarlo más allá, canalizar la justa rabia de la comunidad negra estadounidense a una condena y un desafío global a las estructuras racistas que todavía hoy lastran la implementación de democracias reales en nuestros estados. Ningún demócrata, ningún antirracista puede permanecer ajeno a esto. Debemos escuchar las voces de aquellos oprimidos entre los oprimidos, debemos dejar claro que todas las vidas importan.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/estados-unidos-la-huella-del-racismo/
Niñez migrante: presa en la frontera de Estados Unidos
Miles de niñas y niños, principalmente centroamericanos, sin la compañía de un adulto, viajan miles de kilómetros escapando de una combinación de hambre y violencia en sus países de origen, en busca de algún futuro en Estados Unidos. Miles de ellos terminan en cárceles fronterizas y son finalmente deportados.
Ese flujo migratorio pegó un salto en los últimos meses, lo que generó la primera gran crisis del Gobierno de Joe Biden.
¿Cuál es la causa de fondo de este flagelo? ¿Qué se puede esperar de la administración Biden? Miralo en este Claves Internacionales.
Fuente de la Información: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Ninez-migrante-presa-en-la-frontera-de-Estados-Unidos
The fall and rise of C.S. Brown, the first high school for African Americans in North Carolina
Bobbie Jones boasted about his school from the time he got there in 2017. C.S. Brown High School STEM was less than 10 years removed from not serving as a school at all, but rather as a temporary facility where other schools in the district sent students as a disciplinary measure.
“This is the best school in the universe,” Jones would tell his students.
Jones is a man with deep connection to the past and a love for students that goes deeper than test scores and grades. He called his school the greatest in the universe because he wanted students to know the halls they walked were special.
“And a lot of the kids snickered,” Jones recalled. “And I said, ‘I don’t know what y’all are snickering at. You better believe it.’”
Challenges for the area mean challenges for C.S. Brown
Nobody would have laughed at such a notion throughout most of the school’s early history. Certainly not Dudley Flood or Michael Perry, who attended C.S. Brown in the mid-1900s. As the first standalone high school for African Americans in the state, they remember it as the center of a celebrated community and the generator of promising futures.
But those days, for the school and for the community, felt long ago even before Jones arrived as principal. C.S. Brown had lost significant enrollment as families left Winton in search of opportunity.1 In the 1970s, Hertford County Schools ceased using C.S. Brown as a high school, fielding only grades K-8.
Not long after, as enrollment continued to drop, the district stopped using it as a public school altogether. It became C.S. Brown Student Development Center and housed students from other schools for 45-day programs when they were in disciplinary trouble.
In 2008, the Hertford County Board of Education voted to make it a public school again, according to the Roanoke-Chowan News-Herald. It would be an alternative school. Rather than serve kids with disciplinary situations at other schools, it became its own diploma program for students at risk of academic failure and dropping out.
Challenges for the area mean challenges for C.S. Brown
Nobody would have laughed at such a notion throughout most of the school’s early history. Certainly not Dudley Flood or Michael Perry, who attended C.S. Brown in the mid-1900s. As the first standalone high school for African Americans in the state, they remember it as the center of a celebrated community and the generator of promising futures.
But those days, for the school and for the community, felt long ago even before Jones arrived as principal. C.S. Brown had lost significant enrollment as families left Winton in search of opportunity.1 In the 1970s, Hertford County Schools ceased using C.S. Brown as a high school, fielding only grades K-8.
Not long after, as enrollment continued to drop, the district stopped using it as a public school altogether. It became C.S. Brown Student Development Center and housed students from other schools for 45-day programs when they were in disciplinary trouble.
In 2008, the Hertford County Board of Education voted to make it a public school again, according to the Roanoke-Chowan News-Herald. It would be an alternative school. Rather than serve kids with disciplinary situations at other schools, it became its own diploma program for students at risk of academic failure and dropping out.
“I hate that kids now are leaving with a dislike of where they come from,” Tupper Jones said. “I was looking to go toward something when I left, not away from anything. Kids today want to get away from something.”
The building seemed lethargic when Perry visited as the new superintendent — mostly unused, save a few classrooms.
“I think that was one of the things that, really, I was surprised by,” Perry said.
C.S. Brown was no longer formally labeled a school for Blacks, but its at-risk students were mostly Black. It was a symbol of the story education data tell about our Black youth now — recognized less for promise than for trouble.
Perry couldn’t stomach the idea of the school he revered reduced from a platform of excellence to a modern-day stereotype.
He wasn’t alone.
C.S. Brown serves the Hertford County general public again
Community ties are strong in the Winton area. Many of the school board members grew up in Hertford County.
“There’s still a lot of people there who attended and graduated from that school,” Perry said. “There’s a lot of pride in what the school used to do. In fact, it’s one of the reasons I actually went back.”
Starting in 2011, revitalizing the school was a consistent agenda item at monthly board meetings, and members talked about it often in between.
When Perry returned, he remembers most of the discussion framed around what would set kids up best for the economy and world, which had changed around the Winton Triangle and left its young people at a disadvantage.
“The board members were very adamant that it would become a great school again,” Perry said.
In 2013, it became a STEM school, one focused on science, technology, engineering, and math. For the first few years, though, it failed to meet state expectations.
Early on, Perry said efforts to build the school back up focused on bolstering the STEM experience. He worked on setting up extracurricular opportunities with Nucor, the largest steel producer in the nation. Nucor had a major plant just a few miles away, near Cofield.
More recently, Bobbie Jones worked with professors at Duke University and East Carolina University to set up opportunities for students in science, healthcare, and geology.
“And what that did was it allowed us to draw some populations that had withdrawn, even from the public schools,” said Perry, who watched the school begin transforming before he left the district in 2015.
“And that was just one of the things that, yeah, I guess I was kind of proud of. Because we had to lay out some lifelines to bring people back into the public school, make them proud of the things that the school could do.”
A school focused on education beyond academic subjects
Local board members weren’t satisfied by simply establishing a STEM program in the area, Perry recalled. They wanted to honor C.S. Brown and its namesake.
“And the bottom line is, all these connections relate to the real world,” Jones said. “So when you see these things going on outside of school, it’s no major shock to you. When you get to the real world, you think, ‘OK, I’ve seen this before. I’ve done this before.’ And I have failed, as an educator, if I graduate a child who doesn’t feel ready for that.”
In addition to the focus on academic turnaround, the school has emphasized connection and values. It’s a small school with enrollment under 100. While Jones says it could scale its model if it had building capacity for higher enrollment, he likes the family atmosphere it has now. He especially likes that he and his teachers can form close bonds with each child.
“I’m so thrilled right now that we can impact the lives of people, especially people of color,” he said. “To let them know that Black lives matter. And you can be special. You’re already special, but you can do something special to make your hometown even better than it is now.”
The community hasn’t been miraculously transported back in time. The school has come a long way toward regaining its former glory, though. Since 2018, the state has labeled it an ‘A’ school. Since 2017, C.S. Brown has graduated 95% of its seniors.
“I’m just placed in a position that I wouldn’t trade for anything,” Jones said. “It’s just amazing. To have the support of the community, to have the support of the parents, and have the students’ support. To have the best teachers. We’re making a difference in this community. That’s happiness for me.”
The turnaround is rooted in more than just academic excellence. It’s rooted in relationship.
“Mr. Jones is the most phenomenal principal,” said Daphne Lee, the school’s business teacher. “I tell him, ‘If you ever leave, take me with you.’ Because he’s so in tune with the students. He cares about a relationship with them. And you have to. You have to be in touch with the emotional needs, not just their academic needs. You have to be on that whole agenda with them.”
In August, the school held its graduation for the 2019-20 class. It had been a difficult few months, especially for the seniors whose final days in the school building — on that campus established 135 years ago — were stolen by the pandemic.
Jones watched as one student stood at the podium preparing to make her remarks. His thoughts turned back to when she and her classmates were new to the school and would snicker as he boasted about its greatness.
As she moved through her commencement speech, she stopped and looked right at the crowd. She spoke with authority.
“I’m so proud to be from the best school in the universe,” she said.
Jones just smiled.
“You have to speak it,” he said later. “You have to speak it in order for it to come into existence.”
What he’s speaking now is that this school will graduate the type of leaders who will help change the community. And possibly the world.
Part 4. Can C.S. Brown be an economic engine for its community once again?
Fuente de la Información: https://www.ednc.org/the-fall-and-rise-of-c-s-brown-the-first-high-school-for-african-americans-in-north-carolina/
Senator Elizabeth Warren breaks down America’s ‘broken student loan system’
Senator Elizabeth Warren (D-MA) grilled two student loan servicers and hosted experts at a student loan hearing on Tuesday before sitting down with Yahoo Finance to describe her argument for President Biden to unilaterally cancel $50,000 in federally-backed student loans for tens of millions of Americans.
«Overall, in this hearing, it was perfectly clear [that] we have a broken student loan system,» Warren, chairwoman of the Subcommittee on Economic Policy at the Senate Committee on Banking, Housing, and Urban Affairs, told Yahoo Finance Presents .
«We’ve got these middlemen, these student loan debt servicers that were with us today, who can’t seem to keep straight,» she said, adding that issues with servicers are «just one more example of the United States government is running a massive student loan program that is really putting a burden on tens of millions of people around this country. That makes no sense.»
Warren said that the testimonies and responses provided by two of the student loan servicers who attended the hearing, Navient and the Pennsylvania Higher Education Assistance Agency (PHEAA), solidified her position on the servicers’ roles in creating the crisis.
«The federal government should absolutely fire Navient,» Warren told Jack Remondi, the company’s CEO, during the hearing. «And because this happened under your leadership, Navient should fire you.» She also called on the U.S. government to stop working with PHEAA.
«It just seems pretty straightforward to me on that,» Warren told Yahoo Finance. «These student loan debt servicers, they’re making buckets of money to help their bottom line, but not to help the students who are really in trouble trying to repay their loans.»
In response to Warren’s statements, an ED Spokeswoman Kelly Leon told Yahoo Finance that the agency is mindful of the burden of student loans and realizes that it’s «critically important that we take a thorough look at our entire borrowing and repayment system, including the companies hired to assist us.»
Fuente de la Información: https://finance.yahoo.com/news/senator-warren-student-loans-153037171.html?guccounter=1
El Gobierno de Biden sostiene que mantendrá la cuota de 15.000 dejada por Trump, pero se desdice a las horas tras recibir un alud de críticas.
La Casa Blanca ha anunciado este viernes por la tarde que es “improbable” que Estados Unidos acepte a 60.000 refugiados este año, como se comprometió el presidente Joe Biden. Durante la mañana el Gobierno del demócrata informó que mantendría la cuota de 15.000 refugiados, un mínimo histórico que dejó la Administración de Donald Trump. La decisión provocó un alud de críticas del ala progresista del Partido Demócrata y de las ONG de refugiados, por lo que echaron pie atrás. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Pskai, aseguró que van a elevar la cuota y que está se dará a conocer el 15 de mayo.
Desde el pasado 1 de octubre, cuando arrancó el año fiscal en Estados Unidos, apenas 2.000 personas que huyeron de la guerra y de la persecución en sus países han sido aceptadas en la potencia mundial. La decisión de este viernes también incluye ampliar el número de sitios desde donde se puede solicitar asilo.
Biden firmó este viernes tres órdenes ejecutivas que buscan revertir la ofensiva antiinmigratoria que estableció Trump. Una de ellas extiende las locaciones desde donde se puede solicitar asilo. El mandatario declaró esta mañana que la admisión de hasta 15.000 refugiados este año “sigue estando justificada por preocupaciones humanitarias y, por lo demás, es de interés nacional”. “Este es solo el comienzo”, advirtió Psaki. “Necesitamos reconstruir el programa de reasentamiento y estamos comprometidos a seguir aumentando el número de refugiados”, agregó en Twitter.
Congresistas del ala más progresista del Partido Demócrata, como Alexandria Ocasio Cortez, mostraron su rechazo a la “inaceptable” decisión de Biden. La representante Ilhan Omar, una exrefugiada, calificó la decisión como una “desgracia” que ponía el riesgo la vida de niños y niñas en campos de refugiados. “Lo sé, porque yo fui una”. Agencias de reasentamiento de refugiados, que operan bajo el mandato del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), también se quejaron por la promesa incumplida del mandatario.
Tras el alud de críticas, la portavoz Psaki se excusó diciendo que había una “confusión”, y que la Administración Biden sí subirá la cuota de refugiados. En un comunicado sostuvo que el mandatario ha estado consultando con sus asesores para determinar la cantidad que podrían ser admitidos de manera realista en Estados Unidos entre ahora y el 1 de octubre, cuando arranca el nuevo año fiscal. “Dado el diezmado programa de admisión de refugiados que heredamos”, ahora es “poco probable” que Biden pueda aumentar el número a 62.500 como lo había propuesto en su plan al Congreso hace dos meses.
Durante su campaña electoral, el demócrata había prometido elevar el límite de refugiados para el próximo año fiscal a 125.000 y que este año intentaría hacer un “adelanto” de ello. El secretario de Estado estadounidense Antony J. Blinken notificó el 12 de febrero al Congreso que el Gobierno pretendía permitir el ingreso de hasta 62.500 refugiados en el año fiscal, que termina el 30 de septiembre.
Un estudio estadounidense concluye que existe una relación entre la fuente escogida de noticias y el conocimiento del coronavirus: los que se informaban en las webs del Gobierno respondían mejor, pero los que elegían a Facebook obtenían una peor puntuación. Los resultados reflejan la importancia del origen de las noticias para diseñar intervenciones de salud pública.
Las personas que consideran Facebook y la televisión como medios fiables para informarse sobre el coronavirus tienen peores conocimientos sobre la covid-19, según un estudio publicado en el último número de la revista Current Medical Research & Opinion, en el que evaluaba cuánto sabía esta población en las primeras etapas de la pandemia.
El trabajo encuestó a 5.948 adultos de Pensilvania (EE UU) entre el 25 y el 31 de marzo de 2020. Así, encontró que en la población que otorga más confianza a las redes sociales y la televisión para las noticias eran menos propensos a informarse correctamente sobre el coronavirus. De hecho, aquellos adultos que usaban Facebook como fuente adicional de información tenían muchas menos probabilidades de responder correctamente a las preguntas sobre la covid-19.
Robert P. Lennon, profesor asociado de Medicina de Familia y Comunitaria de la universidad estadounidense y uno de los autores del estudio, afirma que el auge de las redes sociales “ha cambiado la manera en la que el mundo se informa, con trabajos que afirman que el 66 % de los estadounidenses confía en las redes sociales para enterarse de las noticias”.
“Esto es preocupante —indica Lennon—, porque la desinformación y el desconocimiento sobre la covid-19 y sus vías de contagio pueden ser lo que haya alimentado la pandemia”. A fecha de publicación de este artículo, el número de fallecidos por covid-19 en el mundo es de 2,9 millones de personas, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Encuesta al inicio de la pandemia
Según indican los autores del trabajo, el brote de coronavirus en marzo de 2020 ya era lo suficientemente preocupante como para que los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania elaboraran rápidamente una encuesta.
Con este trabajo, buscaban explorar el conocimiento, las percepciones y las fuentes de información preferidas por el público para estar al día del coronavirus. Tal fue la velocidad con la que se desarrolló esta encuesta que, a las pocas horas de que se les comunicara que su estudio iba a ser financiado, la OMS declaraba la covid-19 como una pandemia.
La encuesta se envió rápidamente a 5.948 adultos de Pensilvania, que ofrecerían una visión del uso público de la información durante una emergencia nacional. Así, los encuestados respondieron a preguntas sobre la procedencia de las noticias y las fuentes en las que más confiaban. Tras esto, se les ofreció 15 afirmaciones sobre la covid-19, con las que tenían que decir si eran verdaderas o falsas y el grado de confianza en su respuesta.
Estas preguntas abordaban diversas cuestiones, como transmisión, gravedad o tratamientos; y planteaban preguntas consideradas de dificultad fácil, moderada y difícil en cada uno de estos ámbitos. Además, a medida que avanzaba la cobertura mediática, el desarrollo de las preguntas de la encuesta era cada vez más complicado. “Una pregunta casi imposible el lunes era tan fácil el jueves que no se podía utilizar”, dicen los investigadores.
Confianza según las fuentes
Los resultados muestran que las fuentes de información más fiables eran las páginas web del gobierno de EE UU (42, 8 %), seguidos de la televisión (27,2 %) y las comunicaciones del sistema sanitario (9,3 %).
El estudio concluye que existían una clara relación entre la fuente escogida de información y el conocimiento del coronavirus. Como ejemplo, los participantes que confiaban más en las webs del Gobierno eran más propensos a responder correctamente, mientras que los que preferían la televisión obtenían una peor puntuación. Estos resultados descendían mucho en aquellos adultos que elegían Facebook como fuente más fiable o como fuente adicional de información.
Estos datos manifiestan la importancia de tener en cuenta el origen de las noticias a la hora de diseñar intervenciones de salud pública. Los mensajes clave como ‘quédate en casa’, ‘lávate las manos’, ‘usa mascarilla’ o ‘mantén la distancia social’ solo son efectivos si se comprenden.
Lennon recuerda que “la comunicación efectiva es un elemento crítico para gestionar con éxito la respuesta a una pandemia”. A esto, el investigador agrega que “el primer paso para cumplir las recomendaciones es comprenderlas”.
“Es vital que los comunicadores sanitarios tengan en cuenta cómo obtiene el público su información y supervisen estos lugares para corregir la desinformación cuando aparezca”, concluye.
Referencia:
Surav Man Sakya et al. “The impact of COVID-19-related changes in media consumption on public knowledge: results of a cross-sectional survey of Pennsylvania adults” (2021). Current Medical Research and Opinion, DOI: 10.1080/03007995.2021.1901679
El Departamento de Policía de Knoxville publicó en Twitter que sus agentes habían sido desplegados en el lugar del tiroteo, en la escuela Austin-East Magnet High School.
La policía de Knoxville, que no ha aclarado todavía si las víctimas son heridos o si hay algún fallecido, pide en sus mensajes en redes que se evite la zona de los disparos y explica que se ha establecido un punto «de reunión» en el campo de béisbol situado detrás del instituto.
Medios locales, como Knox.news, apuntan a un detenido. Explican además que hay un agente de policía entre las víctimas del tiroteo, que es el encargado de la seguridad de este centro escolar.
Bob Thomas, superintendente de los centros educativos del condado de Knox, aclaró en su cuenta de Twitter que el edificio que alberga el instituto ya ha sido asegurado, y que los estudiantes que no se vieron envueltos en el incidente han sido mandados a casa con sus familias.
Fuente de la Información: https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-04-12/un-tiroteo-en-una-escuela-secundaria-de-tennessee-deja-multiples-victimas_3031332/
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