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El misterioso Chile de Vargas Llosa

El misterioso Chile de Vargas Llosa
Atilio A. Boron

El trágico golpe de Estado en Bolivia me apartó momentáneamente del cuidadoso seguimiento que venía haciendo de la heroica lucha del pueblo chileno por darse una constitución democrática y decididamente pospinochetista y por construir una sociedad justa e igualitaria. Proseguí pese a ello consultando las fuentes y conversando y chateando con muchas compañeras y compañeros de Chile, pero la masacre en curso en Bolivia y la escandalosa defección de una parte significativa de la intelectualidad “progre” de ese país y de Latinoamérica -que con su silencio o con su explícitas declaraciones respaldó el golpe de Estado de los lacayos del imperio- absorbieron gran parte de mi tiempo y de mis energías. Hoy, próximo a cumplirse un mes del inicio de las grandes movilizaciones populares que abrieron para siempre “las grandes alamedas” con las que soñara Salvador Allende retomo ese escrito a medio terminar y que tiene por objeto examinar la perplejidad de la derecha, en la pluma de su vocero mayor, Mario Vargas Llosa, ante el furioso despertar del pueblo chileno[1]. Y, de paso, hacer públicas las dudas que me genera el “acuerdo” logrado, a puertas cerradas entre el Gobierno y la partidocracia, para poner fin a las protestas populares, restablecer la “paz social” (es decir, desmovilizar a la población) y avanzar hacia la creación de una nueva constitución.

En relación al estallido social chileno hay que comenzar señalando su carácter realmente excepcional (por lo inesperado y arrollador) y ante el cual un maestro consumado en el manejo del lenguaje como el novelista peruano se quedó sin palabras, estupefacto, atónito. A la hora de caracterizar lo ocurrido sólo atina a confesar que está en presencia de un hecho misterioso, enigmático, sorprendente. Es comprensible: la súbita toma de conciencia y la extraordinaria movilización de chilenas y chilenos fue un cañonazo político mortal que destruyó los vistosos artificios propagandísticos del “modelo chileno” y del cual Vargas Llosa fue su principal y más eficaz apologista durante décadas. Pero ahora no encuentra palabras para explicar lo que para él es un “enigma sorprendente”. No debería llamarnos la atención tamaña perplejidad cuando se observa el rudimentario instrumental teórico y metodológico del que dispone y que sólo le permite acceder a una comprensión muy superficial de los procesos históricos. A diferencia de los notables recursos con que cuenta para sus ficciones, a la hora de internarse en el análisis de la realidad sus herramientas conceptuales son un revoltijo de los clichés más convencionales del pensamiento burgués, forjados y difundidos masivamente desde la segunda posguerra hasta nuestros días.
Un pensamiento conservador y colonial, fervorosamente capitalista, rabiosamente anticomunista y crítico de cualquier proceso social que se aparte de la defensa irrestricta del orden social burgués o que insinúe una crítica a la sociedad norteamericana, sus instituciones, valores y políticas. Víctima de esta obtusa cosmovisión el capitalismo es concebido como el remate virtuoso de la naturaleza esencialmente egoísta y adquisitiva del ser humano, y por lo tanto someterlo a discusión es tan fútil como insensato sería tratar de persuadir a un pez de que demasiada agua podría ser lesiva para su salud. El imperialismo es una palabra prohibida y su existencia negada apriorísticamente: lo que hay es un mundo globalizado en el cual, al decir de Henry Kissinger, “Honduras depende de las computadoras de Estados Unidos tanto como éste de las bananas hondureñas”. Huelgan los comentarios sobre este célebre aforismo del criminal de guerra. Y de la lucha de clases y su papel como fuerza motriz de la historia no se puede ni hablar, como tampoco se admitiría considerar la naturaleza clasista del Estado. ¿Cómo comprender la realidad sin contar con estas categorías teóricas?
Víctima de estas insanables limitaciones la lectura que el novelista peruano hace de la insurrección popular chilena -que ya se prolonga por cuatro semanas- tenía que resultar lo que fue: una torpe simplificación en donde un pueblo, y no sólo las capas medias como él dice, se rebela y enfrenta un feroz aparato represivo que al momento de escribir estas líneas había ya ocasionado veintitrés muertos. Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos de ese país al día de hoy, 17 de Noviembre, los detenidos por los Carabineros ascienden a 6.362 (759 de los cuales son niños o adolescentes), 2.381 heridos de los cuales 866 fueron alcanzados por disparos de perdigones y 407 por arma de fuego no identificada. Se estima que unas 250 personas perdieron un ojo durante los incidentes [2]. Agréguense a lo anterior decenas de desaparecidos, de hombres y mujeres violados por las “fuerzas de seguridad” y el ensañamiento con que los represores les disparaban perdigones y bombas de gases lacrimógenos a la cara y todo esto, supuestamente… ¡porque el “régimen” de Sebastián Piñera había decretado un aumento de 30 pesos (unos 5 centavos de dólares) en la tarifa del metro de Santiago! Revuelta absolutamente desproporcionada ante la nimiedad del factor precipitante y aún más incomprensible en la medida en que Vargas Llosa imagina a Chile como un país “casi” desarrollado, con un elevado ingreso per cápita, una población que disfruta del pleno empleo y que ha sido bendecida por la afluencia de inversiones extranjeras. Todo este cúmulo de bondades se tradujo, según el novelista, en un “desarrollo extraordinario» y un rápido crecimiento del nivel de vida general de la población. ¿Cómo explicar pues este estallido social? Se trata de un “hecho misterioso”, nos dice, que nada tiene que ver con otros acontecimientos que signaron una “catastrófica quincena” en la cual se produjo la derrota de Mauricio Macri y el retorno de Cristina en la política argentina, el “fraude escandaloso en las elecciones bolivianas que permitirán al demagogo Evo Morales eternizarse en el poder” (otra calumnia imperdonable) y, poco antes, las “agitaciones revolucionarias de los indígenas en Ecuador”. Sí se emparenta, en cambio, con la protesta de los “chalecos amarillos” en Francia: una reacción de una sociedad inclusiva pero cuyo Estado no logra impedir el aumento de la desigualdad económica y social. Por eso plantea, erróneamente, que lo de Chile es “una movilización de clases medias” ajena a las rebeliones latinoamericanas protagonizadas por quienes “se sienten excluidos del sistema” (¿no lo están, acaso, con independencia de que adoctrinados por la ideología dominante no caigan en cuenta de ello?). En Chile, continúa el novelista, “nadie está excluido del sistema, aunque, desde luego, la disparidad entre los que tienen y los que apenas comienzan a tener algo sea grande. Pero esta distancia se ha reducido mucho en los últimos años”. Es obvio que la afirmación anterior sólo es concebible en alguien que no tiene la más pálida idea de lo que realmente ha venido ocurriendo en Chile desde el derrocamiento de Salvador Allende hasta nuestros días. Decir que en ese país “nadie está excluido del sistema” revela o bien un notable desconocimiento de los datos más elementales disponibles en infinidad de estudios y publicaciones que retratan con elocuencia los alcances de la exclusión económica y social y del gran aumento de la desigualdad experimentado por Chile, o bien un empecinamiento ideológico que le impide tomar contacto con el mundo real. Excluidos son los millones que no tienen acceso a la salud y la educación públicas o a la seguridad social porque estos antiguos derechos se convirtieron en costosas mercancías gracias a las políticas inauguradas por la dictadura del General Pinochet y profundizadas -¡sí, profundizadas!- por gobiernos como los de la Concertación o de la Nueva Mayoría que el autor de La Casa Verde considera a “de izquierda”. Asegura y se equivoca al decir que “en 29 años de democracia la derecha apenas ha gobernado cinco años y la izquierda -es decir, la Concertación- 24”.

Es increíble la fuerza que tiene la ideología para ofuscar la mente de un intelecto privilegiado como el de nuestro autor y llevarlo a creer que una serie de gobiernos que, repito, mantuvieron y profundizaron las políticas de Pinochet, puedan ser caracterizados como “de izquierda”. Así como no percibe los alcances de la exclusión económica y social existente en Chile y evidente para todos sus habitantes, que por eso salieron en masivas manifestaciones de protesta día tras día, tampoco cae en la cuenta de que gobiernos que privatizaron todo -desde el agua en sus fuentes de origen hasta el litoral chileno pasando por la salud, la educación, la seguridad social y el transporte- y que convirtieron al mercado en el árbitro inapelable de la distribución de la riqueza y que hicieron de su sometimiento a los dictados de la Casa Blanca la estrella polar de su política exterior sólo pueden ser caracterizados como de izquierda por un aficionado. Gobiernos que privatizaron buena parte de la producción del cobre, que estaba en su totalidad en manos del Estado durante el gobierno de Salvador Allende y en la actualidad apenas resta el 31 por ciento; que convirtieron a Chile en uno de los ocho países más desiguales del mundo, compartiendo ese poco honorable lugar con Ruanda; que produjeron un fenomenal endeudamiento de los hogares chilenos obligados a pagar por servicios que antes eran parte constitutiva del contrato social en su condición de ciudadanos. “La mayoría de quienes apoyan la protesta son familias trabajadoras para las cuales la vida se ha vuelto cada vez más cara” –observa un calificado analista de la realidad chilena- “y que deben soportar vivir en barrios inseguros, trasladarse horas en condiciones de ganado para llegar al trabajo, usar créditos de consumo para llegar a fin de mes y hacerse cargo de abuelos con jubilaciones miserables” [3].

Frente a este demoledor diagnóstico el consejo del novelista es tan rotundo como absurdo: redoblar la medicina, aunque esté matando al paciente. Por eso dice que lo peor sería “dar marcha atrás -como piden algunos enloquecidos que quisieran que Chile retrocediera hasta volverse una segunda Venezuela- en sus políticas económicas, sino completar estas y enriquecerlas con reformas en la educación pública, la salud y las pensiones”. ¿Y esto como se lograría? ¿Apelando a la sensibilidad, al altruismo de quienes han saqueado al país y su gente durante medio siglo, súbitamente convertidos en buenas almas democráticas deseosas de establecer la justicia social en la sociedad que ha caído bajo sus garras? ¿Podrán los lamentos y exhortaciones de Vargas Llosa obrar el milagro de ablandar el corazón de quienes conforman el 1 por ciento más rico del país, que se apropia del 26 por ciento del ingreso nacional? La complaciente partidocracia que ha regentado y coparticipado de este saqueo, ¿abrazará ahora la causa de una real democratización de la vida chilena abriendo el paso a una Asamblea Constituyente que siente las bases de un régimen político genuinamente postpinochetista? ¿Y qué decir de los medios hegemónicos, que han venido destilando un veneno paralizante y embotador de las conciencias durante décadas? ¿Se convertirán todos ellos en fervientes demócratas, ansiosos por fundar un orden basado en la recuperación de los derechos ciudadanos y en la desmercantilización de la salud, la educación y la seguridad social, por mencionar tan sólo lo más elemental? Las respuestas son obvias. Pero es preciso tener en cuenta que la gran movilización popular está lejos de haber triunfado por completo. Los reflejos conservadores de una partidocracia que hace décadas usufructúa del poder a su antojo y de un Gobierno y una institucionalidad estatal diseñados para frustrar el protagonismo ciudadano si bien se vieron superados por la crisis fueron capaces en los últimos días de pergeñar una respuesta tramposa que en apariencia recoge el clamor de la calle pero que, en su esencia, contiene un Caballo de Troya que amenaza con frustrar las heroicas jornadas de lucha y hacer que tanta muerte, dolor y vejaciones puedan haber sido en vano. En primer lugar, porque se posterga hasta abril del próximo año una elementalísima consulta popular con dos papeletas (¿quiere usted una nueva constitución? ¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución: Convención Mixta Constitucional o Convención Constitucional?) que podría realizarse en pocas semanas si existiera la voluntad política de recoger el mensaje de las multitudinarias y heteróclitas protestas.

Ante esto varios comentarios: primero, nótese que la expresión “Asamblea Constituyente” es eliminada de la comunicación oficial, y esto no por casualidad. La expresión siempre fue considerada peligrosísima por la dirigencia política chilena desde hace más de un siglo, y lo actuado por el Gobierno de Piñera y sus compinches se inscribe en esa misma tradición. Segundo, que tampoco es casual que se proponga una fórmula “mixta” en donde la “Asamblea Constituyente” podría estar compuesta por partes iguales por representantes del voto popular y por los personeros de la corrupta partidocracia gobernante, causante de la crisis, con lo cual toda tentativa de cambio profundo sería abortada de inmediato; tercero, que para una tan elemental consulta ciudadana deba esperarse nada menos que ¡cinco meses!, haciendo posible que en el intertanto el oficialismo y sus aliados puedan poner en práctica toda clase de tramoyas tendientes a burlar la voluntad popular. Es en razón de lo anterior, así como del hecho de que este arreglo pomposamente bautizado como “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” haya sido plasmado de espaldas al pueblo, que el mismo haya sido enfáticamente rechazado por la Unidad Social, entidad que agrupa a más de 200 organizaciones de base que estuvieron en las calles y plazas y cuya voz, previsiblemente, no fue escuchada por el Gobierno y los partidos cómplices de su accionar. Es preciso reconocer, no obstante, que hubo unos pocos partidos o líneas dentro de las fuerzas de izquierda (el Partido Comunista, algunas fracciones del Partido Socialista y del Frente Amplio) que se oponen a ese arreglo y que, por eso mismo, gozan de un reconocimiento social que las otras tiendas políticas no tienen. En el documento que fundamenta su rechazo categórico a aquel engendro “gatopardista”, donde algo cambia para que todo siga igual, la Unidad Social denuncia el “quórum elevado que perpetúa el veto de las minorías; la discriminación de menores de 18 años, protagonistas notables de las luchas; no se contempla mecanismo alguno de participación plurinacional y de paridad de género y, por último, establece un mecanismo de representación y elección que es funcional a los partidos políticos, que han sido responsables de la actual crisis política y social”. Por ello no sorprende el llamado de ese enorme conglomerado de movimientos sociales a proseguir la lucha con huelgas y jornadas de protesta para hacer realidad las consignas que movilizaron durante semanas a millones de chilenas y chilenos. Sin duda que se ha abierto una ventana de oportunidad, que sería imprudente despreciar. Es cierto que lo viejo no termina de morir, aunque su muerte será inevitable más pronto que tarde. El tan afamado “modelo chileno”, alabado por todo el pensamiento neoliberal y sus agentes (FMI, Banco Mundial, los grandes medios de comunicación, una abrumadora mayoría de la colonizada academia, etcétera) como la única vía correcta para salir del desarrollo y la dictadura yace en ruinas y no habrá poder humano capaz de resucitarlo. Resta por ver qué es lo que la creatividad, la conciencia, la capacidad de organización y de lucha de las grandes mayorías nacionales serán capaces de inventar para dejar definitivamente atrás una oscura página de la historia chilena.

[1] “El enigma Chileno”, en El País (Madrid) 3 de Noviembre de 2019.

[2] https://www.lagaceta.com.ar/nota/825316/actualidad/chile-muertos-ya-son-23.html El diario chileno La Nación informa asimismo que Departamento de Ingeniería Civil Mecánica de la Universidad de Chile determinó que el material de los perdigones de Carabineros se compone solo de 20% de caucho y que el resto son minerales o metales de alta dureza, lo que explica la proliferación de lesiones oculares.

[3] Pablo Ortúzar, “¡Quieren todo gratis!” (Diario Financiero), 8 de Noviembre de 2019.

Autor: Atilio Borón

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Opech llama a poner fin al modelo educativo neoliberal

Por: Diario UChile.

El actual contexto de movilización social, inédito en nuestro país, abre un escenario propicio para hacer los cambios estructurales que el sistema educativo requiere: los mismos cambios que la clase política señaló que eran inviables o “inadmisibles”, hoy son impostergables, tal como lo han señalado las organizaciones de actores educativos desde hace décadas. Estas organizaciones han planteado múltiples propuestas a lo largo de estos años de lucha por la educación, que son una base importante para considerar en este momento de movilizaciones.

El modelo educativo chileno es considerado en el mundo como un experimento único de mercado, competencia y privatización. Es el momento de que terminemos con él. Este modelo tuvo dos momentos de implementación, y es fundamental comprenderlos para ir a la raíz de los problemas educativos que hoy sufrimos. El primer momento ocurrió a comienzos de los años ’80 cuando la dictadura cívico-militar encabezada por Pinochet transformó radicalmente los principales pilares del sistema educativo. Estas transformaciones fueron tres:

1) Una nueva definición de los derechos educativos y del rol de estado en la Constitución de 1980: aquí se establece que el rol del estado no será garantizar el derecho a la educación, sino limitarse a dar subsidios a entidades educativas públicas y privadas (lo que se conoce como estado subsidiario e igualdad de trato para las instituciones del estado y privadas). Asimismo, se establece que el derecho educativo más importante jurídicamente en Chile (por estar garantizado constitucionalmente) es el llamado derecho a la “libertad de enseñanza”, que se define como el “derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales” (artículo 19, numeral 11).

2) Se crea una nueva figura jurídica para administrar las escuelas: los “sostenedores”. Las escuelas chilenas ya no dependen del estado, sino que son administradas por estos sostenedores que pueden ser públicos (municipios o servicios locales de educación) o privados (particulares subvencionados) que concentran atribuciones centrales del proceso educativo: los sostenedores manejan los recursos económicos entregados por el estado, administran la contratación del personal docente y no docente, sancionan los reglamentos para los estudiantes, definen posibles ajustes en el currículum. Incluso pueden cerrar los años académicos de los colegios sin consultarle a las comunidades, como ha hecho el alcalde de Santiago con el Instituto Nacional y el INBA.

3) Un sistema de financiamiento denominado subvención a la demanda o vouchers: este sistema define que el estado no financia directamente a las escuelas públicas para que cubran sus necesidades mínimas (financiamiento basal), sino que entrega a los sostenedores (no a las comunidades educativas) una subvención en función a la cantidad de matrícula y al promedio de asistencia de estudiantes durante los últimos meses. Este modelo de financiamiento instala la competencia entre escuelas públicas y particulares por la subvención, y ha permitido el cierre de cerca de mil escuelas públicas por tener menos estudiantes.

El segundo momento de instalación del modelo educativo de mercado se realizó durante los gobiernos civiles de posdictadura. Este segundo momento se caracteriza por el perfeccionamiento del modelo de mercado, la incorporación masiva de militantes de los partidos de la Concertación y la Derecha al negocio educativo, a través de las universidades privadas y como sostenedores de colegio particulares subvencionados, y la implementación de procesos de privatización encubierta o endo privatización. Esta última no solo busca traspasar la propiedad de las escuelas a dueños privados, sino que consiste básicamente en obligar a que las instituciones públicas funcionen como empresas privadas. Para que todo el sistema educativo funcione con la lógica de empresa privada una de las herramientas principales que se utilizó fue la estandarización educativa: básicamente a través de la intensificación de la aplicación de pruebas SIMCE, del aumento de sus consecuencias para las escuelas y de la aplicación de la evaluación docente individual para las y los profesoras/es de Chile. [2]

Medidas esenciales y urgentes para desarmar el modelo educativo de mercado

En este momento histórico de movilizaciones populares en Chile no podemos repetir los mismos errores cometidos durante los últimos 30 años, en que se han implementado reformas que terminan fortaleciendo el modelo de mercado, competencia y privatización. En las propuestas que han construido las organizaciones educativas durante estos años están las claves para construir un nuevo modelo educativo que no se base en el mercado, el lucro y la competencia, sino en el bien de las mayorías populares. Para contribuir a los múltiples debates que se están dando en el país, queremos plantear medidas esenciales y urgentes para desarmar el modelo educativo de mercado, basándonos en estas propuestas:

  1. Construcción de un sistema de educación pública, articulado, democrático, no sexista, inclusivo, con infraestructura de calidad y con control comunitario desde la educación parvularia a la educación superior. Hoy la Educación Pública está completamente reducida, solo un 32% de estudiantes escolares (los/as más vulnerados/as) asisten a establecimientos públicos y menos de un 15% de los/as estudiantes de educación superior asisten a establecimientos públicos. Por otra parte, su infraestructura está muy por debajo de la dignidad que requieren las y los niñes y jóvenes que más lo necesitan, algo inaceptable, en el entendido que la educación pública es la responsable de que construyamos una sociedad más humana, igualitaria y respetuosa de los derechos de todas y todos.

El sistema educativo público debe ser el mejor y estar garantizado por el Estado. Debe ser diverso y con una gestión democrática, con consejos escolares resolutivos y vinculantes, con mecanismos que promuevan la participación de la comunidad organizada, quien velará por la pertinencia del currículum y el uso transparente de los recursos. El currículum de la educación pública debe como mínimo promover una sociedad democrática, inclusiva y no sexista.[3]

Sesión 32ª

Foto @Christel Andler

En lo inmediato es urgente detener el cierre de las escuelas públicas. Es imperioso terminar con los sostenedores educativos tanto a través de municipios, como de servicios locales de educación. Es necesario corregir las serias deficiencias y tendencias privatizadoras de los servicios locales de educación. Asimismo, es urgente establecer un fondo de reparación de la educación pública para reconstruir los daños ya hechos por el terremoto neoliberal.

  1. Construir un nuevo sistema de financiamiento para la educación pública. Este debe ser preferencial, de carácter basal[1], y su monto debe ser establecido por las necesidadesde las comunidades [4]. Asimismo, se debe financiar en forma preferencial las Universidades del Estado, las cuales deben garantizar el acceso masivo de sectores populares, ser gratuitas y estar al servicio de las necesidades nacionales y locales contribuyendo al desarrollo cultural, económico y social de los territorios[5]

En lo inmediato es urgente terminar con los negocios de los privados en educación. Es necesario terminar con las múltiples formas de lucro encubierto que permite la llamada “ley de inclusión”. Es necesario congelar y comenzar a disminuir la entrega de recursos a instituciones privadas de educación. Es necesario detener el sistema de concesiones en los distintos servicios públicos educativos (JUNAEB, MINEDUC, ATEs, etc.). Por último, es fundamental condonar todas las deudas educativas incluido el CAE, estudiar no puede ser una condena.

  1. Terminar con el SIMCE y todo tipo de estandarización. El SIMCE no es un instrumento educativo, sino un instrumento de promoción del mercado y la competencia entre escuelas. Los resultados que obtienen las/os estudiantes en el SIMCE dependen mayoritariamente de sus condiciones de origen (condiciones básicas de vida, cuidados médicos y alimentación en la primera infancia, etc.) y muy poco de lo que hace la escuela. Por esa razón, en el mundo, este tipo de pruebas no se utilizan para medir calidad de escuelas en ningún caso. Muchos países reconocidos por tener buena educación no aplican este tipo de pruebas, y aquellos que las aplican lo hacen solo a una muestra representativa, no a todas/os las/os estudiantes.

En lo inmediato, es urgente eliminar la aplicación universal (censal) de las 6 pruebas SIMCE (lo que es un gran negocio para las instituciones privadas que la gestionan). Es necesario que cualquier prueba estandarizada que se aplique sea muestral, de tal forma que den información general, pero que eliminen la competencia entre escuelas. Asimismo, es necesario eliminar la evaluación docente individualizante. Hoy se sabe que no existe ninguna relación clara entre ser buena profesora y obtener buenos puntajes en la evaluación docente. Los trabajos como la docencia no pueden medirse a través de una prueba estandarizada. El único objetivo real de esta evaluación es destruir las comunidades educativas, fomentar la competencia y el individualismo entre profesoras/es.

  1. Generar condiciones de trabajo adecuadas para las/os trabajadoras/es de la educación. Las/os docentes y asistentes de la educación saben que sus condiciones de trabajo se han deteriorado progresivamente durante los últimos años. Se trata de un deterioro en las condiciones salariales y materiales (son muchísimos los casos de educadoras/es que pagan de su bolsillo los materiales mínimos para trabajar en aula, como hojas, plumones, papeles, fotocopias, etc.). Pero también se trata de un deterioro de las condiciones psicosociales del trabajo: sobrecarga, falta de apoyo, presión y control, tareas sin sentido, falta de autonomía, etc.

La_educación_no_se_vende

En lo inmediato, es necesario terminar con los despidos arbitrarios a trabajadoras/es de la educación cada fin de año. Es fundamental eliminar la evaluación docente individualizada y construir una carrera docente que fomente el trabajo colaborativo y no la competencia entre docentes y que asegure suficientes tiempos no lectivos de trabajo. Asimismo, es fundamental mejorar las condiciones salariales de las/os asistentes de la educación.

  1. Frenar la criminalización del movimiento estudiantil. Es obvio que la participación de las y los jóvenes debe promoverse en las escuelas, no debe perseguirse, debe facilitarse siendo esta el motor de transformación de nuestra sociedad (como ha quedado claro estas últimas semanas).

En lo inmediato, se debe Derogar la Ley Aula Segura, la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil y revisar la ley de Violencia Escolar, en tanto, instrumentos de penalización de la vida escolar y de la participación de los y las jóvenes. Se debe repensar el uso que se hace de los reglamentos internos o manuales de convivencia los cuales deben ser construidos desde un enfoque ciudadano, pedagógico, y nunca más uno punitivo.

  1. Frenar los proyectos de ley privatizadores de la educación inicial que están actualmente en el parlamento y que el gobierno de Piñera pretende aprobar. Actualmente, el gobierno promueve dos iniciativas legales en el parlamento, en un claro intento de extender la mercantilización de la Educación hacia la Educación Parvularia. El primero de ellos es la subvención escolar a los niveles medios, el cual significa el ingreso de nuevos actores privados a la Educación Parvularia, mediante un pago por asistencia, esquema análogo al que masificó la privatización en educación escolar y que tanto daño ha hecho, promoviendo la mercantilización y la competencia. El segundo, al que el Ejecutivo le ha dado urgencia en su aprobación, es el proyecto de sala cuna universal, que busca hacer que las/os trabajadoras/es financien, a través del Fondo de Cesantía, la asistencia de sus hijos/as al jardín infantil. Este proyecto deja fuera a los hijas e hijas de trabajadoras/es independientes y de trabajadoras/es del sector público. Además, precariza el cuidado y estimulación de las/os bebés, pues las salas podrán tener 42 lactantes, con tres adultos a cargo. Los únicos que ganan con estos proyectos son la empresas, que ya no tendrán que financiar los jardines de las/os hijas/os de sus trabajadoras y los empresarios de la educación que nuevamente lucraran con recursos públicos.

Una nueva Constitución para una nueva educación pública

Para que estos cambios al modelo educativo de mercado sean viables y se proyecten en el tiempo es necesario cambiar la Constitución política que actualmente establece que el derecho educativo más importante en Chile es el derecho a  la mal llamada “libertad de enseñanza” (Artículo 19, numeral 11).

S

Es urgente construir una nueva Constitución que establezca un estado garante de los derechos educativos y sociales en general, que defina la educación a lo largo de la vida como un derecho garantizado, sin ningún tipo de discriminación. El derecho a la educación habilita para el ejercicio de otros derechos, en consecuencia no debe ser limitado por ningún tipo de libertad individual, corporativa o empresarial.

Como han señalado las organizaciones sociales y, en general, el pueblo movilizado, esta constitución debe ser construida a través de un proceso nacional de Asamblea Popular Constituyente Plurinacional, con amplia participación a nivel vecinal, local, provincial, regional y nacional. El pueblo ya está debatiendo a través de cabildos y asambleas territoriales, hay que darle peso y validez a su voz.

Fuente de la reseña:https://radio.uchile.cl/2019/11/18/opech-llama-a-poner-fin-al-modelo-educativo-neoliberal/

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Una contundente huelga general mostró que la rebelión popular continúa en Chile

Por: Pablo Torres. 

Desde muy temprano se sucedieron cientos de cortes en rutas, calles y con cientos de barricadas en todo el país, donde se expresó la unidad de trabajadores, jóvenes y pobladores. La huelga se hizo sentir en diversos sectores productivos, y masivas movilizaciones de norte a sur. Al momento de cerrar esta nota acontecen diversas manifestaciones y enfrentamientos y a la noche se convocan cacerolazos y cortes.

La jornada de “huelga general” convocada por Mesa de Unidad Social (CUT, No+AFP, Confech, portuarios, etc.) fue un importante pronunciamiento obrero, juvenil y popular, con jornadas de combates y cortes, masivas movilizaciones y paros productivos, que nuevamente puso al gobierno a la defensiva y abrió la alarma de los “mercados” y la gran burguesía, con elementos de «revuelta» que sobre todo en regiones y en la periferia de Santiago se mantienen, con unidad de jóvenes, pobladores y trabajadores.

Ante los cientos de cortes de rutas, bloqueos de calle y paralizaciones, el “mercado” dio la señal de alarma con el precio del dólar saltando sobre los $800 apenas abría la bolsa (que ha perdido un 14% de valor en los activos locales durante el último mes), y se encendieron las preocupaciones por la continuidad de las jornadas de protesta iniciadas el 18 de octubre. La jornada de hoy ha constituido una gran derrota política de «congreso constituyente» de Piñera, rechazado por las calles.

Una gran manifestación de lucha obrera, popular y juvenil se vivió el día de hoy con amplias movilizaciones de masas en todas las ciudades y regiones. El paro productivo, parcial, donde los portuarios fueron el sector más resuelto con la paralización del 95% de los puertos y arrastró sectores mineros, junto a la paralización casi total de salud, educación y trabajadores públicos y municipales, no fue total sobre todo producto de las cúpulas burocráticas que no se la jugaron por paralizar en áreas estratégicas del transporte público, aeropuertos, industrias o pasos fronterizos así como en áreas como forestales. Sin embargo, los cortes y movilizaciones impidieron que el transporte público terrestre e interurbano se desarrollara con normalidad, todo lo contrario.

Pese a las cúpulas burocráticas de Unidad Social aunque usen un lenguaje «combativo» buscan usar este gran pronunciamiento como un gesto de “presión” para una negociación en el régimen y alianzas con la «oposición»concertacionista, no para fortalecer esta enorme fuerza para echar abajo, como plantean desde diversos sectores como el Comité de Emergencia y Resguardo de Antofagasta o como han levantado en alto los trabajadores del hospital Barros Luco.

Con cientos de cortes y barricadas inician la jornada de huelga general en todo el país

Desde las 06:00 de la mañana que se empezaron a desarrollar masivos y cientos de cortes y bloqueos en todo el país. La Ruta 5 estuvo cortada por barricadas de norte a sur: Pozo Almonte (Tarapacá), La Calera (Valparaíso), Purranque (Los Lagos), Pargua (Los Lagos), fueron algunos de los puntos cortados.

En Santiago fueron decenas los puntos de cortes y barricadas. En Plaza de Maipú se congregaron desde temprano cientos manifestantes cortando el tránsito y marchando. También en Vespucio y Santa Rosa eran cientos. La Ruta 5 Norte, estuvo cortada en ambas calzadas por barricadas en el sector de Llay Llay. En la Autopista del Sol altura Malloco cientos cortaron en varios puntos paralizando el tránsito. En Estación Central, pobladores de Ukamau cortaron la Alameda y fueron reprimidos por la policía. También hicieron otro corte en departamental con avenida Melipilla. En Gran Avenida desde las 09 am cientos de trabajadores del Barros Luco y hospitales de zona sur, junto a estudiantes, cortaron las calles y se movilizaron hacia La Moneda. En El Monte hubo cortes de ruta y bloqueos de camiones. En Salvador con Grecia, comuna de Ñuñoa también se observaron barricadas. También en Avenida Irarrázaval con Diagonal Oriente, cercanía metro Villa Frei. En Cerro Navia, hubo cortes a las afueras de las estaciones del Transantiago correspondientes al troncal 5, afectando los servicios de micros 506, 506e, 506v, 507, 507c, 510, 516, 511 y 519.

En Antofagasta hubo decenas de cortes en la ciudad, también en Calama, y decenas de bloqueos afuera de las varias minas. En la avenida Salvador Allende cientos de jóvenes y trabajadores cortaron y bloquearon la ruta hacia Calama con barricadas, y el ánimo de lucha incluso hizo caer una gran señalética y cámaras de seguridad de la policía.

En Valparaíso desde las 07 am se sucedieron las barricadas y cortes, como en avenida España, altura Caleta Portales y en otros varios puntos de la ciudad. En La Calera también se sucedieron cortes y bloqueos. En la Ruta 68, camiones bloquearon la pista en dirección a Valparaíso a la altura de El Noviciado. Un grupo de personas atacó los automóviles de los senadores de la UDI, Iván Moreira y Víctor Pérez Varela que viajaban por la ruta 60 CH entre La Calera y Santiago.

En el Gran Concepción también se repitieron las escenas arriba mencionados. Bloqueos y cortes en la Costanera entre Talcahuano y Concepción; también en la Plaza Acevedo; barricadas en el cerro de Talcahuano en la población Brisas del Mar a Centinela; corte de ruta El Laurel-Patagual–Lota con árboles cortados y cruzados en la carretera; algunos cientos de manifestantes protestan frente a cárcel El Manzano; barricadas en Coronel; barricadas en la ruta que une Concepción y Penco. También estuvo cortado el camino en Puente Perales de Talcahuano donde se concentraron cientos de obreros de Asmar.

En Aysén manifestantes cortaron el tránsito en el puente Carlos Ibáñez del Campo en Puerto Aysén (escenario de agudos enfrentamientos el 2012 en la rebelión de Aysén). En la región de Los Lagos hay cortes de ruta a la altura del peaje Purranque en la Ruta 5 Sur, y barricadas en el sector de Francke frente a la empresa Soprole, también en la Carretera Austral, a la altura de Chamiza.

En Iquique barricadas y cortes se realizaron en más de 5 puntos de la ciudad durante la mañana. En Copiapó un gran corte de la Ruta 5 norte a la altura de Chañaral provocó gran congestión de más de 5 kilómetros. En Los Ríos, Valdivia, trabajadores de la empresa Socoepa realizaron un bloqueo parcial a la altura del kilómetro 858 de la Ruta 5 Sur, en la comuna de Paillaco. En diversas ciudades mas como Arica, Punta Arenas, Puerto Montt y Temuco se vivió la misma imagen con decenas de cortes y bloqueos de caminos y carreteras.

Tras los cientos de cortes, movilizaciones masivas de unidad de trabajadores, jóvenes, pobladores y organizaciones sociales

En Santiago se movilizaron más de 300.000 trabajadores, junto jóvenes y pobladores que se reunieron en La Alameda y se intentaron movilizar hacia La Moneda, siendo reprimidos por la policía. Trabajadores públicos y municipales, honorarios, contratas y de planta; profesores y asistentes de la educación se movilizaron. También se hicieron presentes de algunas industrias, trabajadores de Correos Chile y estatales.

En Valparaíso 40.000 personas marcharon por la ciudad, con la unidad de portuarios que salieron masivamente, trabajadores del metro de la ciudad, estudiantes, jóvenes y pobladores, junto a profesores, asistentes de la educación, trabajadores públicos y movilizados. En Temuco más de 30.000 personas marcharon por la ciudad, uniéndose los trabajadores y jóvenes con el pueblo mapuche, una tónica de las diversas movilizaciones. También en Angol se manifestó el sector público, profesores, funcionarios de la salud pública y otros trabajadores de diversas áreas. En Lonquimay paralizaron liceos, hospitales y consultorios junto a jóvenes y trabajadores públicos.

En Concepción cinco marchas distintas se dieron en las diversas comunas, con los portuarios a la cabeza en lugares como Talcahuano o Lirquén, junto a obreros de Asmar y se habla de unas 200.000 personas movilizadas. Trabajadores de Correos de Chile se manifiestan en avenida O’Higgins. Durante la tarde se sucedieron enfrentamientos y un incendio en el edificio de la Gobernación Provincial de Concepción.

En Punta Arenas fueron más de 10.000 personas por las calles céntricas, con mineros de la Mina Invierno, trabajadores de salud, educación, servicios públicos, jardines infantiles, obreros de Asmar, trabajadoras de Integra y del Sename, trabajadores de la empresa portuaria austral. En Puerto Natales sindicatos de trabajadores de Unimarc cerraron dos supermercados. En La Serena más de 10.000 personas marcharon por el centro. En Arica cerca de 10.000 personas marcharon, y algunos cientos de manifestantes increparon a soldados en el regimiento Arica.

El paro productivo y el rol de las burocracias

Donde más fuerte se hizo sentir el paro general fue en docentes, asistentes de la educación, trabajadores de Integra y Ajunji, trabajadores públicos (honorarios, contrata y planta) y municipales, trabajadores de la salud de consultorios y hospitales. En el sector privado, la clave fue la paralización del 95% de los puertos del país según la Unión Portuaria, que a la vez se movilizaron a nivel nacional como en Concepción, Talcahuano, Valparaíso, Arica, Iquique y Antofagasta.

En la minería llegan informaciones contradictorias. Donde más se desarrolló al parecer fue en minera Los Bronces donde detuvieron 100% de la producción, así como Mina Invierto en Punta Arenas, y en El Peñón se paralizó por completo. En la ciudad y campamento Minero de El Salvador se movilizaron con marchas. Otros sectores mineros se movilizaron en Antofagasta. La ciudad de Los Andes también se movilizó con cortes en Andina. También en Rancagua. En minera Escondida y Codelco hubo cortes y bloqueos.

Desde la Federación Minera de Chile (FMC) -que agrupa a 15 sindicatos de la minería privada con 8 mil trabajadores- ratificaron su apoyo al movimiento pero “cada sindicato base tiene libertad para definir y coordinar sus acciones específicas” señalaron.

Trabajadores de la construcción del Hospital de Curicó se tomaron la Ruta 5 a la altura de esa ciudad, y en otras ciudades se vieron sindicatos movilizados.

En transportes se resintió toda la jornada producto de los cortes, bloqueos y barricadas. Sin embargo, las direcciones sindicales se negaron a llamar al paro masivamente en el metro (que funcionó salvo 4 estaciones, con normalidades), asimismo en el Transantiago y en los aeropuertos (que funcionaron con relativa normalidad salvo con marchas internas de funcionarios públicos). En el metro llamaron a marchar pero sin paro, o sea, no garantizaron la actividad de los trabajadores junto a la rebelión. El Transantiago producto de las marchas y cortes, decidió cortar el servicio desde las 17:00 horas, lo mismo el metro. Donde se paralizó completo el servicio de metro fue en Valparaíso, de la empresa Merval, y se paralizaron transporte interprovincial en Talagante y Peñaflor.

En el comercio los cortes, bloqueos y marchas fueron los que impidieron una apertura normal, más que el paro que no fue convocado por los grandes gremios. Así Unimarc, Cencosud, Jumbo y Santa Isabel, como en Falabella y Ripley, abrieron con normalidad y fueron cerrando a medida que avanzaba el día por disturbios. Sin embargo, son cientos de miles las y los trabajadores que quieren movilizarse pero sus dirigentes no llaman ni a paro ni a movilización real. Los sindicatos grandes como SIL o Walmart, no llamaron a paralizar. En ENAP (petróleo) paralizaron áreas administrativas en Concón y Concepción, no obstante trabajaron las áreas de taller y mantención, aunque con demora en la entrada de turnos por cortes cercanos. Aunque no hubo paro, sí hubo una marcha en las inmediaciones de las refinerías.

Hace falta un plan de lucha para avanzar a una verdadera huelga general para echar a Piñera e imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que ponga fin a todo este régimen

El llamado a huelga general por parte de Mesa de Unidad Social fue uno de los pronunciamientos más grandes del último tiempo, y que permitió unificar a la juventud con sectores del movimiento obrero y pobladores. Esta unidad es clave para poder mantener la fuerza de las calles y avanzar a un plan lucha que culmine en una gran huelga general para echar a Piñera y a todo este régimen anti-popular, heredero de la dictadura.

Sin embargo, sus dirigentes no quieren esto. No solo no convocaron a ninguna medida de fuerza posterior con un plan de lucha ascendente, como sería una huelga activa y con movilización de 48 horas para preparar una gran huelga general para echar abajo al gobierno de Piñera.

Su plan, es presionar para un “diálogo sin exclusiones” con el gobierno asesino, y ahora que anunció un proceso “constituyente”, presionar para que se abra a una “Asamblea Constituyente” que sin embargo sería sobre estas viejas instituciones como el repudiado Congreso. Dicen que el gobierno “debe escuchar”, pero este gobierno ya mostró que es ciego, sordo y mudo con las movilizaciones.

Mientras hablan lenguaje más “combativo”, usan el paro y las marchas masivas, para presionar por un diálogo con el gobierno y una negociación con el viejo régimen. Es el mismo camino del PC y FA, que buscan un “plebiscito” convocado por el viejo Congreso de multimillonarios al servicio de las grandes empresas. Y ahora han sacado un comunicado de unidad con los viejos partidos de la Concertación para llevar a cabo ese camino, con los mismos que durante 30 años han profundizado las herencias de la dictadura.

Como ha mostrado hoy, hay mucha fuerza para ir por más, y sacar a este gobierno y a este régimen e imponer una Constituyente verdaderamente democrática, Libre y Soberana, sin ´Piñera ni este congreso para que sea el pueblo quien realmente decida. Para ello, es necesario preparar un plan de lucha con Huelgas ascendentes, y dejar de preparar todo “desde arriba” convocando a asambleas en lugares de trabajo, comités y coordinadoras para unificar la lucha contra el gobierno y el régimen. Está planteado avanzar a una verdadera huelga general activa, con continuidad, cortes y movilización, que ponga sobre las cuerdas al gobierno y a los empresarios.

Fuente del artículo: http://www.laizquierdadiario.com/Una-contundente-huelga-general-mostro-que-la-rebelion-popular-continua-en-Chile

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Vídeo: «Que la rebelión chilena no termine ahí, que sirva para inspirar a toda América Latina»

Por: La Izquierda Diario.

Reproducimos a continuación el discurso de Beatriz Bravo, joven trabajadora de Correos Chile. La fuerza que se despertó en los jóvenes y trabajadores de Chile, una rebelión tan profunda que pueda contagiar a toda América Latina y no sólo terminar el gobierno de Piñera y la impunidad de la represión sino terminar con las desigualdades del capitalismo.

Compañeros y compañeras. Como decían los compañeros que nos presentaron, hoy se está cumpliendo un mes desde que empezamos la revuelta popular en Chile. ¿Y qué decirles? Decirles que es verdad ese grito de que Chile despertó. Decirles que la bronca, la rabia y el odio profundo que acumulamos durante años se empezó a expresar con la lucha contra el aumento del pasaje, pero rápidamente demostró que era contra toda la herencia de la maldita dictadura pinochetista. Es la herencia del dictador Pinochet que mantuvieron intactos todos los Gobiernos de la exConcertación durante 30 años, y por eso nuestro grito y nuestra lema se transformó: ¡No son 30 pesos, son 30 años!

Yo soy una joven trabajadora, tengo 30 años y como se darán cuenta nunca he vivido ningún tipo de forma distinta a la legada por la herencia de la dictadura. Un régimen en Chile que no nos ofrece nada más que miseria, que no nos ofrece nada más que precarización. A nuestra juventud, desde que es muy pequeña, se nos dice que no tendremos derecho absolutamente a nada. Que si queremos estudiar tenemos que endeudarnos y pagarles millones a la banca privada y que nos quedaremos sin la posibilidad de postular a la vivienda. Un sistema de salud tan miserable, en donde nuestros familiares mueren en las salas de urgencia en los hospitales, donde mueren en listas de espera eternas porque no tienen insumos para tratarlos. Y además, en un país donde nuestros ancianos son los que lideran las tasas de suicidio, porque luego de trabajar 40, 50 años o incluso más, los empresarios se llevan todas sus jubilaciones y los dejan en la calle. Ese es el Chile de los empresarios, ese es el verdadero oasis de América Latina del que tanto hablaban con orgullo los capitalistas, en donde un 1 % de los más ricos se lleva el 27 % de las riquezas. Y es verdad también que los verdaderos saqueadores de saco y corbata gozan de impunidad, esos son los verdaderos saqueadores que nos han robado todo al pueblo trabajador, a la juventud y a los pobladores.

Tenemos unas Fuerzas Armadas que han gozado de profunda impunidad y una Policía que también, gracias a la herencia de la dictadura. Por eso me paro acá también y grito con mucha fuerza que repudiamos ese golpe militar orquestado por las Fuerzas Armadas, los empresarios, la Iglesia y la derecha de Bolivia, esa derecha que también enfrentamos en Chile, y gritamos con toda la fuerza: ¡Fuera el imperialismo de América Latina!

Los y las que tenemos 30 años venimos de varios años de haber salido a luchar. En 2006 protagonizamos, siendo estudiantes secundarios, la revolución pingüina, como le decimos allá. Desde muy pequeños ya sabíamos que la educación de mercado solo es un filtro de clase que beneficia a los más ricos. Volvimos a salir con mucha fuerza en 2011, protagonizando paros y tomas durante meses, luchando por la educación gratuita y hoy, con mucho orgullo, somos parte de esa juventud sin miedo. Esa juventud sin miedo que a nuestras generaciones anteriores, que venían profundamente derrotadas y golpeadas por esos años de transición pactada y esa maldita dictadura, hoy nos dicen «gracias por devolvernos la esperanza y las ganas de luchar», y eso compañeros y compañeras, lo hemos logrado con la lucha de estudiantes, trabajadores y pobladores en Chile.

Esa enorme fuerza se expresa en todos lados. Nos han tratado de sacar de las calles de todas formas, porque los hicimos temblar. Con esos pacos que reprimen y matan, esos mismos pacos que gozan de impunidad.

¿Ustedes saben que Piñera nos declaró la guerra? Nos declaró la guerra cuando estábamos en los primeros días de movilización para después ofrecernos migajas en un pacto social. Mientras, en simultáneo, nos reprimían, torturaban, violaban, dejando ciegos a nuestros compañeros luchadores. Pero lo mejor, es que no les tenemos miedo. Nosotras y nosotros hoy día estamos decididos a hacer que la vida valga la pena. No vamos a traicionar a nuestros muertos ni a nuestros compañeros heridos, porque son ellos también los que nos dicen que tiene que servir de algo y que esta lucha no puede acabar, que esta lucha tiene que continuar. ¿Y por qué? ¡Porque seguiremos en las calles hasta acabar con esta herencia de la dictadura pinochetista y con nuestros muertos no se negocia!

Si ustedes no saben, en Chile ahora está pasando algo muy, muy importante. Nosotros tenemos un concepto para denominar a los acuerdos de los partidos políticos por arriba, en los salones del Parlamento y en el Congreso. Y como saben también, nuestro Congreso es uno de los más caros a nivel internacional, donde los parlamentarios ganan 35 veces lo que ganamos los trabajadores. ¡No les da ni vergüenza! A nosotros, la juventud trabajadora, nadie nos tiene que venir a explicar como son las cosas. Tenemos los sueldos más bajos para las y los trabajadores en comparación con los salarios de los parlamentarios. Y por eso mismo, como les decía, le decimos «cocina parlamentaria» a todo acuerdo que trate de pasar por encima de nuestra movilización, y es eso lo que están gestando hoy día.

Este jueves pasó eso. Desde la derecha pinochetista, todos los políticos de la exConcertación y las principales figuras de los partidos del Frente Amplio, se juntaron entre ellos y salieron negociando. ¿Y cómo lo llamaron? «Un acuerdo por la paz». Pero esa paz es para salvar a Piñera y mantenerlo en el poder, es una paz para los empresarios y la herencia de la dictadura y todos esos 30 años que queremos aniquilar, porque no queremos más esos pactos por encima.

Nos quieren tender una trampa. La consigna de Asamblea Constituyente se ha tomado sectores importantes de la movilización y es porque expresa el genuino deseo que tiene hoy día el pueblo chileno de decidir. A eso lo convirtieron en un congreso o convención constituyente que es para que sigan gobernando los mismos de siempre. Una de las primeras trampas es que deja impune y mantiene en el poder al asesino Piñera. Y claro, mientras nosotros gritamos todos los días y planteamos en todos lados ¡Fuera Piñera! ellos hacen una negociación para salvarle la cabeza y mantenerlo en el poder.

Y luego, en esa constituyente las normas que se definirán serán votadas por un quórum de dos tercios. ¿Y eso qué significa? Que serán los políticos empresariales y los mismos empresarios los que tendrán capacidad de veto a todos los debates que se den al interior de ahí. Quieren burlar la soberanía que nosotros estamos exigiendo como pueblo trabajador. ¿Para qué? Para que no haya ningún cambio profundo. Pero además de esto nos llaman a votar en un plebiscito en abril, para recién votar representantes en octubre del próximo año y bajo las formas electorales actuales. ¡Se quieren reír en nuestras caras, pero no creemos en sus mentiras y por eso ayer fuimos decenas de miles en las calles a nivel nacional, denunciando esta trampa y enfrentando la represión!

Casi todos los partidos del régimen y los medios de comunicación están desesperados por meternos en este desvío. Pero estamos convencidos que el proceso revolucionario que hemos iniciado en Chile llegó para quedarse. No será lineal, eso también lo tenemos claro. Pero sabemos que no queremos que nuestro país siga siendo el ejemplo para los capitalistas a nivel internacional. ¡Nosotros queremos que Chile sea la tumba del neoliberalismo! ¡Y queremos que la rebelión popular en Chile no termine ahí. Que esa fuerza inspire a toda la juventud y a todos los pueblos de América Latina y que sí se puede, que sí podemos revelarnos contra este sistema de mierda que los capitalistas nos impusieron vivir!

Nosotros y nosotras, las y los revolucionarios del PTR somos bien claros: es necesario una huelga general hasta echar a Piñera, paralizando el conjunto de la producción. Y sobre las ruinas de este régimen putrefacto levantar una Asamblea Constituyente ya, pero no cualquier asamblea constituyente. Una libre y soberana, en donde todos los mayores de 14 años puedan participar, algo completamente distinto a lo que deciden en esa cocina parlamentaria, en donde quieren que solamente puedan participar desde los 20 años. Tienen el descaro de tratar de dejar fuera a nuestra juventud, a los principales motorizadores de esta revuelta.

Para nosotros esa constituyente trucha no sirve, no responde a las demandas que tenemos hoy día en las calles y en todos lados. Nosotros queremos votar electores que por cada 10.000 tengan un representante, que sean revocables, y donde ganen lo mismo que una maestra y no los sueldos millonarios que ganan hoy día los parlamentarios. Nosotros y nosotras decimos que tienen que ser electos de manera democrática y que pueden ser representantes sindicales y de organizaciones obreras, estudiantiles y sociales. Una Asamblea Constituyente, Libre y Soberana que pueda votar todas las medidas de emergencia que necesitamos las grandes mayorías, sin respetar esas instituciones que blindan a los políticos de saco y corbata en los salones parlamentarios, sin ningún tipo de poder de veto.

Y no seremos ingenuos tampoco. Sabemos que para conquistar nuestras demandas hay que atacar el poder de los capitalistas. Por eso decimos que tenemos que nacionalizar el cobre y ponerlo bajo gestión obrera, acabar con las privatizaciones, expropiar los puertos y toda esa ganancia, en vez de que se vaya para un puñado de capitalistas, se ponga al servicio de nuestras demandas básicas. Pero no solamente que se resuelvan esas cosas: queremos una salud y educación gratuita pero también demandas fundamentales como el derecho al aborto o como la autodeterminación del pueblo mapuche, que ha sido durante años saqueado y reprimido por el Estado de Chile.

Pero tampoco nos vamos a comer cuentos, sabemos que los capitalistas harán todo lo posible por impedir que les quitemos sus privilegios. Por eso desde el PTR estamos impulsando con todas nuestras fuerzas asambleas y coordinadoras de base, donde estudiantes, trabajadores y pobladores podamos organizar para salir con fuerza a sacar a Piñera del poder y terminar con su Gobierno asesino y criminal y con la herencia de la dictadura. Ellos pondrán resistencia si o si y desatarán su furia cuando queramos poner estas medidas. Y es que para nosotros esto sienta las bases de un Gobierno de trabajadores y trabajadoras, de ruptura con el capitalismo, que pueda efectivamente darle respuesta íntegra a nuestras demandas, basada en la autoorganización y en la fuerza de las masas.

Compañeros y compañeras, para terminar: los responsables de nuestros padecimientos y esos que se llaman «de izquierda», que en realidad hoy día le salvan la cara a Piñera y a todo su Gobierno y este régimen, quieren llevarnos a repetir la misma cocina que ellos han repetido durante años. Quieren que vayamos con su desvío y que volvamos a hacer lo mismo que es con lo que queremos acabar en este régimen. ¡Y a todos ellos les decimos que no! Porque nada bueno va a venir para nosotros. Ninguna demanda democrática la vamos a conquistar si siguen gobernando los mismo de siempre. Pero tampoco sobre la base de la impunidad de los que han asesinado, torturado, violado o golpeado a nuestras compañeras y compañeros. Por eso aquí me paro para denunciar que mientras ellos se llenan hipócritamente la boca hablando de paz, ayer reprimieron a nuestro pueblo trabajador en Chile. Los pacos y este Gobierno son los responsables políticos y materiales de que nuestro compañero Abel, un luchador, muriera porque los pacos le impidieron la entrada a los que venían a rescatarlo. ¡Por eso no nos vamos a ir hasta que logremos el juicio y castigo a todos los responsables políticos y materiales de la represión!

¡Muchas gracias compañeras y compañeros!

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Aquí se respeta: La educación

Por: The Clinic.

A un mes de iniciadas las movilizaciones sociales, volvemos a las y los estudiantes que iniciaron todo. La Educación es un derecho, y en Chile, uno que en particular se ha visto vulnerado en los últimos años. En Aquí se Respeta analizamos las distintas problemáticas que marcan la educación chilena junto al director de Nodo XXI, Victor Orellana.

Fuente del documento: https://www.theclinic.cl/2019/11/18/podcast-aqui-se-respeta-la-educacion/

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«Lumpen»: el conmovedor relato de profesora que habla de cómo crecen los niños desamparados

Por: Daniela Ramírez.

Debido al estallido social que afecta a Chile desde el pasado 18 de octubre, es que se han hecho presente en las redes sociales reflexiones acerca de lo que ocurre y de lo que gatilló el panorama actual que enfrenta el país.

En ese aspecto, fue una profesora identificada como Natalia Casas y madre de dos hijos, quien compartió un emotivo escrito donde mostraba el significado del “lumpen” y lo que realmente representaba en la sociedad.

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En la historia, Natalia personificada a lumpen como un niño que nació desprotegido y carente de todo afecto, revelando la realidad social que afecta a muchos niños en el país, que posteriormente deben delinquir.

“Lumpen una vez fue un bebé en la guatita de su mamá, quien no siguió la mejor dieta que lo nutriera adecuadamente, incluso ella consumió alcohol y drogas durante su gestación. Cuando bebé Lumpen nació y no encontró un pecho tibio ni alguien que oliera extasiado el aroma de su cabecita. Bebé Lumpen lloró y lloró, pero solo encontró oídos sordos. Aprendió sus primeras palabras y dio sus primeros pasos, pero los aplausos no sonaron”, parte señalando la maestra en el texto.

El relato continúa, señalando que “el niño Lumpen no era obediente. No era empático con sus pares. No aprendía bien y era un distractor para sus compañeros en clases. Sin duda una mala influencia. Niño Lumpen repitió de curso y repitió otra vez hasta que dejó de ir a la escuela”.

Ya más grande, “el adolescente Lumpen creció antes que el resto. Fue independiente pronto y lo atrajo el camino fácil. Se deslumbró con la plata, las drogas, la calle. La marginalidad lo acogió. Ahí se sentía él mismo. No juzgado. Delinquió pronto. Estuvo en Sename. Regresó a la calle. Se ocultó en las sombras. Fue y volvió varias veces”.

Para finalizar, Natalia señala que “hoy ya es tarde para Lumpen. Hay una ciudadanía entera condenando sus actos. Y es cierto, su forma de expresión no es sana, es dañina, es violenta. Sus actos no deben quedar impunes. Y yo lo siento tanto, Lumpen, porque sé que naciste para ser amado, atendido y educado, pero no tuviste la suerte de tener una familia ni un país que lo hiciera”.

“Hoy ya es tarde para ti Lumpen. Yo, atemporal e imaginariamente, quisiera mecerte en mis brazos, desvelarme noches enteras cuidando tus sueños, mostrarte libros graciosos y consolarte con un beso. Llegué tarde para ti. Todos llegamos tarde para ti”, cerró.

Fuente de la reseña: https://www.pagina7.cl/notas/sociedad/2019/11/08/lumpen-el-conmovedor-relato-de-profesora-que-habla-de-como-crecen-los-ninos-desamparados.shtml
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Para el nuevo Chile, una mejor educación

Por: María Victoria Peralta. 

En estos complejos días aún de incertidumbres y de búsqueda de las mejores propuestas y caminos para avanzar en justicia social en nuestro país, han tenido lugar diversas formas de recibir la opinión ciudadana tanto en encuentros reales como virtuales. Cabildos, asambleas, encuestas diversas, se han realizado tratando de recoger el sentir y pensar de las chilenas y los chilenos.

Los temas han surgido de diversas formas: unos han sido propuestos y otros han emergido de los propios autoconvocados, conociéndose resultados aún parciales y difíciles de sistematizar en un corpus común dadas las diversas metodologías empleadas y su extensión nacional.

En estos primeros intentos de síntesis, se observan ciertas tendencias: los temas salariales, previsionales y de salud, parecen puntear las inquietudes ciudadanas. Los referidos a educación también aparecen, pero en menor grado y centrados básicamente en cómo superar problemas económicos como el CAE, o los sueldos de los profesores. (ver Chilecracia.org)

Pero la educación chilena tiene muchos problemas que resolver en términos de cobertura, equidad, gestión, calidad, pero sobre todo en los temas de fondo, qué tipo de educación deseamos favorecer para propiciar una mejor sociedad, más justa, más humana y que aporte al bienestar de todos.

En estas columnas, hemos sido reiterativos a lo largo del tiempo, de la necesidad de repensar la educación, los hechos producidos son una muestra más de lo urgente que ello era y es.

Si bien hay sectores importantes de jóvenes y adultos que han demostrado actitudes ciudadanas de participación, solidaridad, responsabilidad, respeto a las diversidades, cuidado de los bienes públicos, entre otros, también observamos otros grupos menores, pero con mucha fuerza, en los cuales estos valores no se observan mayormente cayendo en la anarquía, en la insensibilidad o en la desidia.  Y todo ello, no es producto de un actuar aislado y tampoco es unicausal; estos jóvenes y adultos también han tenido una familia que se supone que ha sido la formadora y orientadora principal en sus vidas y han pasado por diversas “escuelas” como instituciones educativas extrafamiliares que se supone que aportan también en lo formativo.

Señalamos esto, porque las injusticias y estancamientos sociales no existen per se, aunque sea de perogrullo decirlo; los generan condiciones, personas e instituciones en los diferentes ámbitos del quehacer perpetuando intereses o visiones de ciertos grupos, que no siempre tienen presente el avance social y el bien común.

Por lo expresado, se hace necesario revisar profundamente el sistema educativo que tenemos y sus múltiples actores, expresiones y extensiones políticas, leyes, normativas, Consejos, Agencias, Intendencias, Centros, etc., junto con los sistemas de financiamiento, monitoreo y evaluación, y lo más de fondo, las definiciones curriculares.

Estas últimas expresadas en bases, programas, recursos didácticos, conllevan visiones sobre el tipo de sociedad y de las personas que son muchas veces parciales y restrictivas y que se contradicen con las grandes aspiraciones que pretendemos.

Sin la revisión del aparataje educativo en su conjunto, seguirán perpetuándose las inequidades, la pasividad, la falta de diálogo y reflexión, la educación sesgada y discriminatoria; en fin, todo lo negativo de lo que hemos sido testigos desde hace décadas y que hoy aflora brutalmente.

Chile necesita una mejor educación acorde al proyecto país que queremos, y si bien es cierto que hay urgencias para muchos en el plano del diario vivir, no puede quedarse la revisión del nuevo Chile, sólo en eso.

Por ello, con el pensar de todos, incluyamos en la nueva Constitución y en sus derivados a elaborar, la educación como un Derecho social con cualidades realmente humanas en todos los niveles del sistema educativo, como eje central de las aspiraciones ciudadanas, para un Chile mejor.

Sólo así, podrán las nuevas propuestas sociales sostenerse y desarrollarse en su plenitud.

Fuente del artículo: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/para-el-nuevo-chile-una-mejor-educacion/2019-11-15/085121.html

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