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Entrevista: Iván Rodríguez: “El Estado peruano no tiene aún un proyecto de educación universitaria”

Entrevista a Iván Rodríguez, rector de la Universidad Ricardo Palma, quien comparte su reflexiones sobre la universidad en el Perú.

El educador Iván Rodríguez, rector de la Universidad Ricardo Palma, lidera la Asociación de Universidades que aún litiga contra la Ley Universitaria. Hoy celebra 48 años de su universidad con una ceremonia en que reaparece el tradicionista y canta el legislador Francesco Petrozzi. Rodríguez comparte su reflexiones sobre la universidad en el Perú.

¿Nuestras universidades avanzan bien en investigación?

En ciencias sociales y humanas, la realidad del Perú es el mejor laboratorio. La investigación en ciencia es limitada por requerir laboratorios que no hay en Perú. Comparando con el primer mundo, lo que tenemos son juguetitos. Y los talentos se van porque en Perú ser investigador no puede ser una profesión. Tampoco se comercian las investigaciones: muchas quedan en archivo. Cuando presidí la ANR, premiamos una tesis del uso de plantas peruanas para hacer fármacos que bajen el colesterol.

 

¿Por qué se queda allí?

Porque no hay una industria. Nosotros somos más importadores. Y el Estado y la sociedad, incluidas las empresas, hay que mejorar la mentalidad y valorar la inteligencia.

La Ley Universitaria incide más en la investigación. ¿Hará salir más investigadores?

En tanto sea solo disposición legal, nada cambiará. Lo hará cuando pase como en el primer mundo: las empresas y el estado financian las investigaciones. Si no hay una interacción amigable universidad-estado-sociedad, ¿qué hacer? Los gobiernos ven las universidades como incomodidad.

¿Por qué?

Cuando hay problemas, se dan pronunciamientos de las universidades. Lo veríamos más si no estarían con una legislación punitiva de la autonomía, que si no te portas bien no te dan presupuesto. Sánchez Cerro y Odría cerraron y persiguieron a la universidad.

Ahora ya no las cierran…

No con tanques, pero hay modos indirectos, como tener a las universidades nacionales en situación de vida vegetativa: tienen un presupuesto que apenas les permite cubrir gastos corrientes, no tienen para más. Y presentaron un cuadro en que la responsable sería la universidad. Cuando he presidido la ANR, en el Congreso he hecho notar que la universidad es hechura de las leyes.

¿Y la Ley Universitaria? La ANR se opuso, aunque se le tachó como un club de amigos…

He demostrado que no es así. La universidad es autónoma y eso significa libertades…

Pero la educación es un servicio público, se regula….

No pueden responsabilizar de los problemas solo a la universidad. Ahora requieren un órgano suprauniversitario, que era la ANR. La Sunedu es un órgano del Ejecutivo con esencia de fiscalización y castigo. No está para verle una debilidad y ayudar a superarla. La ANR no fue un club de amigos: hemos cesado rectores, reorganizado universidades…

Pero había y hay varias universidades muy precarias…

Muchas funcionan no por órganos como el Conafu (de la ANR) sino porque hay acciones de amparo, medidas cautelares que han ganado y no podíamos hacer nada. Y el Congreso creó como quince universidades. Yo puedo desafiar: vean en el expediente si cumplen los dos requisitos: informe del MEF y de la ANR. Nunca se cumplió.

¿No debieron interponer un recurso para anular eso?

Tampoco se garantiza (lograr anularlo). Teníamos dos abogados para todo el país…

¿Reconoce que la ANR puedo haber sido más proactiva?

Puede haber algo de eso. En lo fundamental, se hizo lo que se pudo. El Estado no tiene proyecto de educación universitaria. No lo quiere hacer. Es tema picante y los políticos no conocen bien la universidad.

En el gobierno de García el ministro fue un rector…

Por eso hubo una época de más tranquilidad… Pero al no haber ese proyecto, con la Constitución de 1993, la educación se vuelve mercado. Y la Ley Universitaria mantiene eso. No derogó la universidad-empresa. Es un problema muy complejo. Yo acepto ese modelo pero para lo administrativo.

¿La experiencia no muestra el abuso de ese modelo?

La universidad está afectada en todos los sectores. Somos un conjunto heterogéneo. La ley actual trata de estandarizar. Eso es malo. Haciendo lo mismo cada universidad pone su sello. Esa es su autonomía.

¿Con la ley actual hay presión tipo ‘garrote y zanahoria’?

Pienso que sí. Es muy dura. La corrección no se da con castigo, menos en una institución de libertad. Es: “Si usted no cumple esto, lo cierro”. Es un poco sangriento.

¿Cómo cambiarla? La ASUP puso recurso en el TC…

Hemos ganado como acción popular. Un artículo dice que los funcionarios de Sunedu pueden interrumpir un proceso de admisión, rectificación, nombramiento, promoción, matrícula. En una universidad privada paralizar un proceso de matrícula es llevarla a la quiebra. Está en apelación por el Estado. Esperamos que se entienda bien el asunto. Un funcionario administrativo tenía poderes de jueces. Eso no puede ser así.

¿Y en el Congreso?

Debe haber modificaciones esenciales. Hay que recuperar aspectos de la autonomía revisando competencias de la Sunedu. Otros problemas son que está integrada por personas ajenas a las comunidades universitarias y su adscripción al Ministerio de Educación. Debe ser órgano autónomo: si la universidad es autónoma, el órgano que actúa sobre ella debe tener autonomía. La supervisión sería ejercida por el Congreso, como con los órganos autónomos. La superintendencia puede tener efectos administrativos. Todo esto es intervencionismo muy grande en las universidades.

¿Cómo afronta eso a la cabeza de la Ricardo Palma?

Hay un compás de espera por los reglamentos y modificaciones. Mientras, seguimos con nuestro sello. Aquí propiciamos el humanismo: poner al centro al ser humano y los valores. La formación profesional y de un ser humano cabal. Nuestra concepción es que el desarrollo de un país debe basarse en el desarrollo humano. Y exaltar nuestra cultura nacional, porque hay que peruanizar a los peruanos. Ahora cumplimos 48 años.

En este contexto, ¿qué significado tiene el aniversario?

Para nuestro aniversario y para cumplir nuestro deber con la sociedad nos olvidamos de las dificultades, ponemos entusiasmo y nos esforzamos por conseguir esos objetivos de crear mejores condiciones de formación y de servir a la sociedad en los mejores términos, a partir de diferentes programas, no solo formando profesionales. Hay educación continua, promoción social, comunal, prestación de servicios, muchas formas en que hacemos llegar la acción de la institución a todos los sectores de la sociedad, asentamientos, etc., incluso más allá de Lima.

Fuente: http://larepublica.pe/impresa/politica/891153-ivan-rodriguez-el-estado-peruano-no-tiene-aun-un-proyecto-de-educacion-universitaria-video

 

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Más allá de la defensa: a reconstruir y expandir la educación pública

Por:  José Migue Sanhueza y Fernando Carvallo

Hace algunos días se ha dado finalmente a conocer el Proyecto de Ley de Universidades del Estado. La iniciativa se encontraba pendiente luego de haber sido separada de la propuesta original de Ley de Educación Superior, con el fin de “agilizar” la tramitación de esta última. Esto ha provocado gran expectación e incertidumbre entre estudiantes, académicos y trabajadores respecto al contenido que tendría este proyecto, que en teoría debería responder a la preocupación por el rol de la educación pública en la reforma al sistema de educación superior.

Lamentablemente, como desarrollaremos a continuación (y con mayor detalle en un reciente Documento de Trabajo), este Proyecto resulta insuficiente, y en varios aspectos derechamente regresivo, para la posibilidad de una nueva educación superior que esté basada en la educación pública y la tenga como eje rector y mayoritario del sistema. Más bien, lo que hace es ratificar las orientaciones centrales de una reforma que termina consolidando la organización de mercado del sistema: regulando algunos de sus excesos e imperfecciones, y proponiendo un mecanismo para pagar la cuenta de dicho mercado.

Universidades para un Estado Subsidiario

La modernización neoliberal en la educación superior chilena sentó las bases de un sistema con escasos símiles a nivel mundial. Este sistema se instaló como respuesta al inconcluso proceso de “Reforma Universitaria” de los años 60 y 70. Mientras que en esta primera gran masificación de la educación superior la educación pública fue la centralidad, el proceso posterior puso como eje central la provisión privada de educación, donde instituciones que persiguen fines lucrativos (legal o fácticamente) recibirían recursos públicos para operar y competir de igual a igual con las instituciones públicas.

Las señales que entrega el Proyecto de Ley de Universidades del Estado resultan preocupantes para las perspectivas de una genuina desmercantilización del sistema. Si hasta ahora la Ley de Educación Superior se ha concentrado esencialmente en cómo controlar los excesos del mercado y en cuán rápido el Estado pagará la cuenta de éste, aquello es complementado con un proyecto de Ley de Universidades Estatales que construye un modelo de organización y de financiamiento de estas instituciones a la medida de un sistema de mercado.

Para hacer esto posible, la modernización neoliberal tuvo dos aspectos cruciales. Por un lado, la promoción de la entrada masiva de actores privados, eliminando barreras de entrada y creando mecanismos de financiamiento que incentivaran la competencia entre instituciones. Y por otro, la atomización de las instituciones públicas previamente existentes, convirtiéndolas en entidades de menor escala que pudieran y debieran competir por estudiantes y proyectos con los nuevos planteles privados. Aquello por cierto no significaba un Estado ausente, sino uno presente con un rol distinto, un rol “subsidiario”: financiar fundamentalmente a los estudiantes (o competitivamente a las instituciones) y establecer regulaciones generales al conjunto del sistema.

Los fundamentos de la modernización neoliberal, en lo esencial, no se han visto alterados tras el “retorno a la democracia”. Los gobiernos concertacionistas -en general- asumieron como propia la crítica neoliberal al viejo sistema universitario y la necesidad de proyectar los componentes modernizantes de la reforma dictatorial. Así, concibieron un rol del Estado enmarcado estrictamente dentro de la concepción subsidiaria: financiar, regular, certificar y orientar la acción de los privados. “Guiar al mercado”, en palabras de José Joaquín Brunner.

En virtud de lo anterior, para poder evaluar desde las fuerzas de cambio este Proyecto de Ley sobre Universidades Estatales se debe tomar como criterio fundamental si se mantiene la profundización del mercado por medio de un Estado Subsidiario, ajustandolo y perfeccionándolo; o si, por el contrario, se adopta una dirección distinta. Lamentablemente este proyecto, así como su articulación con la Ley de Educación Superior actualmente en discusión, perfilan la primera de ambas situaciones, lo que se ve expresada tanto en el perfil de la institución estatal que se busca construir, como en razón de la orientación general del sistema que se da por sentada sin mayor cuestionamiento.

Matrícula y financiamiento: Ambigüedad y ausencia de horizonte

Como fue señalado, las reformas dictatoriales, su continuidad y profundizaciones posteriores, han traído como resultado una educación superior hegemónicamente privada, cara, segregada, lucrativa y de baja calidad, donde la matrícula pública bordea el 16%, a diferencia del 60% que promediaban los países de la OCDE al año 2015. El actual proyecto ya desde su diagnóstico está lejos de plantear un horizonte distinto. Si bien se habla de recuperar y explicitar el rol del Estado por medio del fomento a la excelencia de sus Universidades, no se desarrolla, y menos aún se conflictúa, el estado actual de estas instituciones, ni la disminución progresiva en su participación en la matrícula, al mismo tiempo que se les obliga a negociar y competir por recursos.

Asimismo, el proyecto adolece de una visión global de qué se entiende por “educación pública”, concepto que incluso está ausente de todo el mensaje y articulado. Expresión clara de esta carencia es la reducción del Proyecto sólo a las actuales Universidades del Estado, excluyendo así de la “Red Pública” tanto a los Centros de Formación Técnica que el propio Gobierno ha buscado implementar, como a las actuales instituciones laicas del Consejo de Rectores (U. de Concepción, U. Austral de Chile, U. Técnica Federico Santa María), cuyo origen mismo responde a inquietudes locales de la época ante un Estado cuyo rol en la educación superior aún era muy incipiente, y cuyo quehacer siempre se ha entendido sometido a la deliberación democrática de la sociedad y en colaboración con la función pública.

Estas ausencias en el diagnóstico se ven reflejadas en el articulado. En lo referente a la matrícula, el Proyecto establece que las Universidades del Estado podrán crecer equilibradamente conforme a su Proyecto de Desarrollo Institucional, y faculta al MINEDUC a solicitar planes de ampliación de matrícula. Cabe reconocer como una conquista el que se abra explícitamente como posibilidad el crecimiento de la matrícula pública. Sin embargo, es un avance que aún se queda muy corto, al no establecer la opción de que sean las instituciones, coordinadamente, las que propongan estrategias de crecimiento, aspecto que sí estaba presente en minutas anteriores del proyecto. Esta limitante revela que no existe una decisión deliberada de revertir el carácter privado del sistema, sobre la base de la colaboración y articulación efectiva de las instituciones de educación superior pública.

Mucho más claro resulta lo anterior en lo que respecta al financiamiento. El proyecto establece como fuente de recursos permanentes el denominado “Convenio Marco” hoy existente, cuyo monto es definido en la Ley de Presupuestos de cada año. Esto abre un escenario de inestabilidad al sujetar los recursos de las instituciones a la negociación parlamentaria de cada año, primando las capacidades de lobby y las correlaciones de fuerza por sobre los intereses y las necesidades universitarias.

A su vez, se contempla un “Plan de Fortalecimiento” de 150 mil millones de pesos a 10 años. La cifra aparenta ser muy elevada, pero en promedio representa poco más de 830 millones anuales por institución: cerca del 0,1% del presupuesto de la U. de Chile, 1% de la U. de Tarapacá y 3% de la U. de Magallanes, por dar algunos ejemplos. Este Plan sería financiado a través de un crédito con el Banco Interamericano de Desarrollo y orientado a proyectos de mejoramiento focalizados, en la línea de lo que ha sido el Programa MECESUP.

De este modo, la lógica predominante del financiamiento a las Universidades Estatales no experimentará cambios significativos con este proyecto respecto a cómo ha funcionado durante las últimas décadas. El financiamiento a las instituciones sigue siendo un componente minoritario de los recursos fiscales que se desembolsan en educación superior, y, más aún, éste es asignado con mecanismos que obligan a las instituciones a competir en vez de colaborar.

Gobierno y condiciones laborales: Universidades para competir en el mercado

Si bien cabe destacar algunos aspectos en materia de desburocratización de la gestión de las universidades, en los hechos se configura un modelo de universidad estatal organizada para competir en el mercado. Esto se observa tanto en su sistema de Gobierno como en la relación que tienen con sus trabajadores.

En cuanto al gobierno de las instituciones, el proyecto establece como órgano rector una Junta Directiva (“Consejo Superior”) compuesta en forma mayoritaria por actores externos, junto a un Consejo Universitario de carácter consultivo, con una composición que puede ser triestamental, pero también puede no serlo, pues depende de cada institución. En los hechos, con esto se construye un modelo de gestión basado en la desconfianza a las comunidades, que atenta contra la indispensable autonomía para la docencia, la investigación, la creación artística y la vinculación con el medio, que es donde más se expresa la contribución de las universidades estatales al país. Más aún, este modelo de gobierno borra con el codo lo escrito a pulso por varias instituciones cuyas comunidades han emprendido significativos (y sin duda aún inacabados) esfuerzos por superar las formas de organización impuestas por los estatutos de la Dictadura.

Además, se establece una forma empresarial de relacionarse con los trabajadores de las universidades estatales. Si bien formalmente reconoce a sus funcionarios como empleados públicos, el proyecto legítima e incentiva la muy recurrente práctica de contratar funcionarios que desempeñan labores permanentes en calidad de “contrata”, empleo que por definición legal es transitorio, a través de la eliminación de los límites que establecen leyes generales para esta modalidad. A su vez, el articulado abre explícitamente la puerta a profundizar la proliferación de contrataciones bajo las normas del Código del Trabajo o derechamente a honorarios, bajo el pretexto de la “contratación de servicios específicos” que, en la práctica, frecuentemente terminan encubriendo funciones esenciales y/o permanentes de las instituciones.

La urgencia de reconstruir la Educación Superior Pública

En síntesis, las señales que entrega el Proyecto de Ley de Universidades del Estado resultan preocupantes para las perspectivas de una genuina desmercantilización del sistema. Si hasta ahora la Ley de Educación Superior se ha concentrado esencialmente en cómo controlar los excesos del mercado y en cuán rápido el Estado pagará la cuenta de éste, aquello es complementado con un proyecto de Ley de Universidades Estatales que construye un modelo de organización y de financiamiento de estas instituciones a la medida de un sistema de mercado.

Nos enfrentamos así a la posibilidad cierta de volver como país a replicar el mismo error cometido en educación escolar con la llamada “Ley de Inclusión”, construyendo una reforma incompleta, con efectos sistémicos contradictorios, y que, al no fortalecer de manera decidida la educación pública, termina finalmente favoreciendo la profundización de la hegemonía privada en la matrícula. Tanto si se aprueban ambos Proyectos tal como están, como también si es que se aprobase sólo el de Educación Superior y ninguna iniciativa sobre el sistema estatal, lo que se verá relegado una vez más será la educación pública y su futuro, en contraposición al sello que acompañó lo mejor de nuestra historia como país y que hizo posible el desarrollo del mundo moderno: una educación mixta con centralidad y mayoría de educación pública y laica.

Frente a esta realidad, existe hoy una profunda responsabilidad histórica de las comunidades de las instituciones estatales y de las fuerzas de cambio en general que va mucho más allá de la “defensa” de estas instituciones frente a los aspectos regresivos de las reformas propuestas. Por cierto que la defensa de la autonomía de las Universidades estatales y la demanda por un compromiso efectivo del Estado con ellas resulta fundamental. Sin embargo, y lamentablemente, mientras la educación superior pública eduque a menos del 20% de los estudiantes, su sola defensa siempre resultará una reivindicación insuficiente a la hora de apelar al conjunto de la sociedad chilena. A lo largo de toda nuestra historia reciente, el sólo “defender” a una educación pública cada vez más minoritaria en un contexto de creciente hegemonía privada, ha demostrado reiteradamente ser pan para hoy y hambre para mañana.

El gran desafío hoy es articularnos no solamente para defender a las Universidades del Estado, sino para ponerlas al servicio de una transformación profunda de nuestra educación superior, que recupere para la democracia y la soberanía de la sociedad un sistema que hoy está profundamente colonizado por el mercado. Todo ello mediante la construcción y expansión de una Red de Educación Superior Pública, que recoja en su seno lo mejor de nuestra tradición republicana, y se plantee como la alternativa masiva, democrática y de calidad que oriente al sistema de educación superior chileno en su conjunto. Hoy más que nunca, la mejor defensa de la educación pública es convertirla en la alternativa de las mayorías de los jóvenes chilenos.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/06/28/mas-alla-de-la-defensa-a-reconstruir-y-expandir-la-educacion-publica/

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El Aporte de la Sistematización a la Renovación

Por Oscar Jara

“…el nuevo escenario de este fin de siglo ha puesto en cuestión las prácticas y las concepciones teóricas de los movimientos sociales y las ciencias sociales latinoamericanas. Nos enfrentamos a nuevas preguntas y a desafíos inéditos. Es un momento histórico privilegiado para la creación, pero las respuestas a las nuevas preguntas no van a surgir de ningún otro lugar sino de la propia experiencia histórica acumulada. Lamentablemente no hemos acumulado aún los aprendizajes necesarios contenidos en esas experiencias.

La sistematización, como ejercicio  riguroso de aprendizaje e interpretación crítica de los procesos vividos, sigue siendo una tarea pendiente y hoy –más que nunca- puede contribuir de forma decisiva a recrear las prácticas de los movimientos sociales y a renovar la producción teórica de las ciencias sociales, desde la experiencia cotidiana de los pueblos de América Latina, en particular de aquellas comprometidas con procesos de educación y organización popular…”

Con estas afirmaciones, presentábamos en 1994 (2) el reto más importante que debía enfrentar nuestra propuesta teórica y práctica de sistematización, la cual había surgido de un rico intercambio de experiencias y de reflexiones con amigas y amigos de varios países latinoamericanos con quienes nos encontrábamos en la misma búsqueda.

Hoy, en este nuevo encuentro latinoamericano (3), podemos afirmar que la sistematización de las experiencias está comenzando a dejar de ser tarea pendiente; que la labor insistente de muchas personas e instituciones, entre las que se cuentan los esfuerzos del Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL, el Programa Regional de Formación Metodológica de ALFORJA, el Taller Permanente de Sistematización del Perú, y varios otros, está sembrando inquietudes y posibilidades que ya comienzan a dar frutos.
Cuanto más personas, en más lugares, avancemos en la puesta en práctica de procesos de sistematización, de formas muy diversas -incluyendo las aún inimaginables- más elementos tendremos para respondernos las preguntas actuales, y mayores incentivos tendremos para ahondar en la reflexión teórica y en la elaboración de propuestas de futuro.
Entre las experiencias más importantes que requieren ser sistematizadas, se encuentran los procesos educativos y organizativos de carácter popular (4)  surgidos al calor de las dinámicas económicas, sociales y políticas que han marcado nuestro continente en las dos últimas décadas.
Recientemente, por ejemplo, se ha planteado la vital importancia de elaborar una reflexión conceptual y metodológica sobre ciudadanía y educación ciudadana, a partir de la sistematización de experiencias relevantes: la experiencia por el plebiscito en Chile; la campaña por la democratización en Paraguay; la afirmación de la paz en Colombia; las campañas por los derechos de las mujeres en prácticamente todos los países; la sensibilización frente a la problemática indígena en México y Ecuador; la apropiación de los acuerdos de paz en El Salvador y Guatemala; la campaña contra el hambre en Brasil y tantas otras experiencias de educación y participación ciudadana. (5)
Asimismo, se plantea la necesidad de sistematizar experiencias de construcción de movimientos sociales y políticos amplios, para rescatar lo innovador de sus formas y métodos de organización e identificar nuevas maneras de pensar y hacer la política, así como de construir propuestas alternativas desde la perspectiva popular. Experiencias significativas como la de los Sin Tierra de Brasil, las Comunidades en Resistencia de Guatemala, el Movimiento Indígena Zapatista en Chiapas, son una clara muestra de las potencialidades que se encuentran en la práctica social de nuestro continente, cuyas enseñanzas urge procesar y compartir.(6)
En ese marco, quisiera referirme en forma breve a una experiencia apoyada recientemente por la Coordinación ALFORJA
en Guatemala:

LA SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA EDUCATIVA Y ORGANIZATIVA DE LAS POBLACIONES DESARRAIGADAS DE GUATEMALA (7)

Esta experiencia, proceso inédito en el ámbito educativo centroamericano, se llevó a cabo a nivel nacional en Guatemala, durante los meses de setiembre 1995 a octubre 1996.
En las décadas pasadas, producto de la situación de represión que se vivía en el país, cientos de miles de personas, principalmente comunidades indígenas mayas, tuvieron que migrar forzosamente de los lugares donde vivían. Así, tuvieron que buscar otras formas de sobrevivencia, sea como personas refugiadas en otros países, o como personas desplazadas  al interior de Guatemala.
En esas circunstancias de desarraigo, las poblaciones crearon espacios y modalidades educativas que respondieran a sus necesidades y a las condiciones que estaban enfrentando. Estos espacios y modalidades, a su vez, les permitieron desarrollar capacidades y posibilidades para el futuro.
Por todo ello, valorando lo significativo de estas experiencias, a partir de los Acuerdos de Paz (8)  y en el marco del mandato de la Unesco, se decidió recoger sus aprendizajes de forma colectiva y ordenada, con el fin de aportarlos a la elaboración de propuestas educativas futuras. Ahí nació la idea de esta Sistematización. Su principal intencionalidad era, por tanto, el potenciar una experiencia colectiva de recuperación, análisis e interpretación de la propia historia, vivida antes, durante y después del desarraigo.
La propuesta metodológica era esencialmente participativa, quedando en manos de la población desarraigada y sus organizaciones, las decisiones fundamentales y la responsabilidad de la ejecución  del proceso de sistematización.
Por eso, sus principales actores fueron las doce organizaciones de población desarraigada de Guatemala, miembros de la Asamblea Consultiva de la Población Desarraigada ACPD:
a) Del grupo de refugiados y retornados: La Asociación de Educadores Noroccidentales, AEN; la Asociación de Maestros Educativos Rurales de Guatemala, AMERG; la Organización de Maestros y Educadores Retornados/Vertiente Sur Guatemala, OMERVESG (Todas ellas trabajando con refugiados reconocidos, generalmente agrupados en campamentos en Chiapas, Campeche y Quintana Roo). La Asociación de Refugiados Dispersos de Guatemala ARDIGUA (quien trabajaba con refugiados no reconocidos, generalmente dispersos en el territorio mexicano).
b) Del grupo de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos: La Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, CONAVIGUA; El Consejo de Comunidades Etnicas Runujel Junam, CERJ; El Consejo Nacional de Desplazados de Guatemala CONDEG; el Grupo de Apoyo Mutuo GAM, y  la Organización de Mujeres Mamá Maquín.
c) De la población desplazada interna: Las Comunidades de Población en Resistencia CPR IXCAN Y CPR SIERRA; Las Comunidades de Población en Resistencia CPR del PETEN.
La Coordinadora Educativa de la Población Desarraigada, CEPD, tuvo una fundamental participación y acompañamiento constante a lo largo de todo el proceso.(9) 

El proceso

La sistematización se llevó a cabo en cinco etapas:
Primera: La presentación de la propuesta metodológica por parte de SERJUS-ALFORJA a las organizaciones de la Población Desarraigada y la aceptación de la misma. A partir de allí, cada organización paso a delimitar qué parte de su experiencia iba a sistematizar y a definir los objetivos que se propondría alcanzar.
Segunda: La capacitación metodológica de las personas de las organizaciones que animarían la sistematización, para la realización de la recuperación histórica de sus experiencias. Se realizó por medio de un taller de una semana.
Posteriormente (a lo largo de dos meses) ellas harían esa labor en sus comunidades y organizaciones, con el acompañamiento de técnicos de las ONGs y del Equipo de Coordinación Metodológica (Talleres, entrevistas colectivas e individuales, dibujos, llenado de cuadros, poemas, cuentos…)
Tercera: Una segunda capacitación en torno a la tarea de interpretar las experiencias. Igualmente iniciando con un taller general, que diera pautas para realizar la interpretación (a lo largo de un mes y medio), en las comunidades u organizaciones. En esta etapa cada organización va construyendo de manera individual el producto de su propia sistematización. (Talleres con autoridades, mujeres, niños y niñas, sacerdotes mayas, jóvenes, responsables de educación, ancianos y ancianas… para tomar opiniones de toda la gente).
Cuarta: Se realizó un nuevo taller general para elaborar conclusiones, partiendo de las sistematizaciones particulares hasta obtener elementos generales. De esta forma se alcanzan productos a dos niveles: un resultado por organización y un producto colectivo. (Conclusiones particulares, comparación de distintas situaciones, propuestas y recomendaciones…)
Quinta: La última etapa consistió en la elaboración colectiva del documento final, con momentos de redacción individual, talleres, consultas, revisiones y validaciones. Finalmente, presentación a la dirección de la Asamblea Consultiva de Población Desarraigada, ACPD. (10)

Objetivos y ejes de esta sistematización

En términos generales, este proceso buscaba “Realizar una recuperación y valoración crítica de las experiencias educativas y organizativas de la Población Desarraigada de Guatemala, que permita:
a. Identificar sus riquezas y limitantes.
b. Conocer, intercambiar y difundir lo más importante de ellas.
c. Aportar a la elaboración de propuestas educativas en el futuro.
d. Mejorar las propias experiencias con las enseñanzas que se obtengan del proceso”.

Además, como se dijo, los resultados de esta sistematización deberían servir como insumos para la elaboración de un Plan Específico de Educación para la población desarraigada, como aporte surgido desde su propia experiencia vital.
En conjunto con todas las organizaciones se precisó un Eje Central común, donde debían converger los aportes específicos de cada organización. Este era:
“Potencialidades y limitaciones de la educación en el desarraigo”

Con base en él, cada organización precisó un eje particular. Por ejemplo:

  • “La formación de promotores en Educación, Salud, Derechos Humanos y su repercusión en la vida del refugio disperso”
  • “El caminar de las mujeres de la organización Mamá Maquin”
  • “Factores que contribuyen o no en el aprendizaje de los niños y niñas de la CPR-S”
  • “Programas y métodos de la AEN”

A su vez, cada eje fue desagregado en sus principales componentes, orientando así los elementos a recuperar y a interpretar.

Algunas Enseñanzas

  • El principal reto metodológico lo constituyó el hecho que la mayoría de promotores, sistematizadores, técnicos intermedios, aprendieron a conocer el método al mismo tiempo que lo fueron aplicando. Con todas las dificultades que ello implicó, “era la única forma de ser coherentes con nuestra afirmación de que fueran los actores de la experiencia los protagonistas de la sistematización” (11)
  • Un aspecto crucial de lo anterior lo constituyeron las dificultades para procesar las entrevistas y ordenar tanta información que se recogía de forma desordenada. Sin embargo, “gracias al seguimiento permanente del Equipo de Coordinación Metodológica y el esmero de los sistematizadores, aprendieron a ordenar ellos mismos la información y a hacer síntesis de ésta. Desde el primer ejercicio de recordar el pasado, ordenar los diferentes eventos, analizarlos y luego sintetizarlos, y, finalmente, buscar sus sentidos, fueron prácticas que favorecieron el crecimiento personal de los participantes y contribuyeron a la adquisición de capacidades de análisis, síntesis y redacción, de traducir de su propio idioma al español” (12)
  • La recuperación colectiva de la historia vivida, permite objetivar los distintos elementos que intervinieron, valorarla y reconocer los factores de identidad que se han mantenido pese a todos los cambios ocurridos:

“…nos cortaron las hojas y las ramas,
cortaron nuestros troncos,
pero nuestras raíces nunca lograron cortarlas”
Ardigua

  • El tener un eje de sistematización central en el que confluyeran los ejes particulares, así como el tener como guía la reconstrucción histórica en tres etapas: antes del desarraigo, en el desarraigo y después de él, fue muy útil para construir un espacio común para compartir y aprender unas organizaciones de otras, a la vez que respetar las dinámicas y aspectos específicos de cada organización. Fue clave para la interpretación de las enseñanzas comunes y las recomendaciones generales.
  • La experiencia reafirmó la validez de un proceso de interpretación integral y dialéctico, en particular los siguientes elementos:
    – Entender la experiencia con todas nuestras capacidades humanas (mentales, sensibles, emotivas, intuitivas…)
    – Entender las diferentes etapas, los cambios más importantes, las razones de esos cambios y sus efectos. La lógica de todo el proceso.
    – Entender cómo los momentos de más dificultades contribuyeron a que tuviéramos mayor creatividad para buscar soluciones.
    – Entender la relación entre lo pequeño y lo grande; lo particular y lo general.
    – Entender la particularidad de las experiencias dentro de la estructura económica, social, política e ideológica del país.
    – Entender cómo se ubica nuestra experiencia en el transcurso de la historia.
    – Entender cómo los elementos culturales y que marcan nuestra identidad están presentes en cada experiencia.
    – Entender, a partir de varias experiencias particulares, factores que pueden apuntar a hacer ciertas generalizaciones y reflexiones teóricas.

“…preguntándole a la realidad,
estamos interpretando.
Por eso, somos nosotros
quienes tenemos que interpretar nuestra historia.
Como la hemos vivido nosotros, se nos hace más fácil:
podemos ordenarla y entender por qué han ocurrido ciertos hechos.”
(Opinión recogida durante el 2º taller,  junio 1996)

Desde el inicio, nuestra propuesta metodológica consideraba el proceso de sistematización, tan importante como el producto, en la medida que incorporaría activamente a personas de la propia población desarraigada como los principales sujetos del proceso, promoviendo así roles de mayor protagonismo en la vida social y política del país.
Al concluir esta etapa podemos afirmar que efectivamente la manera de hacer la sistematización ha sido decisiva: la recuperación histórica, las tareas de ordenamiento, análisis y síntesis, no sólo fortalecieron la capacidad interpretativa de las propias organizaciones (que se apropiaron y valoraron críticamente sus experiencias), sino que fortaleció su capacidad propositiva, teniendo ahora más elementos, más argumentos y más sentido de unidad para presionar a favor de su propia propuesta educativa, sustentada y avalada por la experiencia.

INTERPRETACION CRÍTICA Y PRÁCTICA TRANSFORMADORA

La experiencia  reseñada de forma muy breve y esquemática en el punto anterior, fue muy enriquecedora y compleja. Constituye una verdadera muestra de las enormes posibilidades y potencialidades que puede tener la sistematización como ejercicio teórico-práctico de interpretación y transformación de la realidad, como proceso constructor de pensamiento, de identidad, y de sentido, como factor de unidad y de edificación de propuestas alternativas, como aporte a la renovación de la teoría y la práctica de los procesos educativos y organizativos.
Nuestra concepción de sistematización va más allá de la recuperación histórica y el ordenamiento de información: apunta a constituirse en una profunda interpretación crítica del proceso vivido, desde donde busca lanzar perspectivas para lograr cambios cualitativos en la realidad. Veamos esto con más detalle:

La sistematización como ejercicio teórico de producción de conocimientos

El ejercicio de sistematizar experiencias es un ejercicio claramente teórico; es un esfuerzo riguroso que formula categorías, clasifica y ordena elementos empíricos; hace análisis y síntesis, inducción y deducción; obtiene conclusiones y las formula como pautas para su verificación práctica.
La sistematización relaciona los procesos inmediatos con su contexto, confronta el quehacer práctico con los supuestos teóricos que lo inspiran. Asimismo, el proceso de sistematización se sustenta en una fundamentación teórica y filosófica sobre el proceso de conocimiento y sobre la realidad histórico-social.
La sistematización crea nuevos conocimientos a partir de la experiencia concreta, pero, en especial -en la medida en que su objeto de conocimiento son los procesos sociales y su dinámica- permite aportar a la teoría algo que le es propio: explicaciones sobre el cambio en los procesos.
Con base en estas características propias, como ejercicio intelectual que permite elaborar conocimientos desde lo cotidiano y explicarse los factores de cambio en los procesos, es que la sistematización puede contribuir de forma decisiva a la recreación y a la construcción de teoría, dinamizando dialécticamente la relación entre el conocimiento teórico ya existente –como expresión de saber acumulado- y los nuevos conocimientos que surgen de las nuevas e inéditas situaciones de las experiencias que vivimos. Este es un aporte propio de la sistematización.

El “contexto teórico”

Afirmamos que todas las personas que vivimos una experiencia y queremos sistematizarla, utilizamos un conjunto de categorías de análisis que nos sirven de referencia para iniciar la sistematización: todos aquellos conceptos y conocimientos con los que fundamentamos la práctica, con los que sustentamos lo que hacemos, con los que hemos definido sus objetivos, prioridades y procedimientos (nuestra apuesta institucional, nuestra visión del contexto y la coyuntura, nuestras afirmaciones sobre el sentido del trabajo que realizamos, etc.). A ello lo denominamos “contexto teórico” para diferenciarlo del tradicional “marco teórico” con el que se acostumbra iniciar muchas investigaciones y que consiste, en un cierto porcentaje de casos, en la identificación de citas de autores en los que la persona o el equipo sustentan su análisis e interpretación.
En una palabra, el “contexto teórico” (más o menos explícito, más o menos riguroso, más o menos fundamentado) significa que ya contamos con análisis e interpretaciones antes de iniciar la sistematización. Es con ese bagaje con el que nosotros vamos a definir los objetivos de la sistematización, vamos a delimitar su objeto, precisar el eje, formular los criterios de ordenamiento y, también es la base fundamental de la que surgirán las categorías para la interpretación.
Si la Sistematización la entendemos como “La interpretación crítica de una o varias experiencias, que a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo”, vemos que –en definitiva- la interpretación crítica es el elemento más sustancial de la sistematización.
Dicha interpretación, no será realizada con otro “marco” teórico, más que el proveniente de nuestro propio “contexto teórico”, aunque esto no significa que vamos a utilizar de manera rígida y dogmática los conceptos y categorías con los que ya contamos en el punto de partida. Precisamente, una sistematización bien hecha nos podrá llevar a cuestionar nuestros conceptos y categorías, en particular los que se revelen como insuficientes para dar cuenta de los fenómenos y factores que se expresan en la experiencia sistematizada. De ahí que, muchas veces, una sistematización nos obligue a repensar nuestros planteamientos, revisar nuestras concepciones,  y a la necesidad de buscar enriquecer nuestros conceptos y buscar nuevos elementos teóricos. Es, quizás, la primera manifestación del aporte que una reflexión crítica sobre la práctica puede hacer a las formulaciones teóricas: ponerlas en cuestión.

La historicidad de la interpretación

“La esperanza es un ingrediente indispensable de la experiencia histórica.
Sin ella, no habría historia, sino sólo determinismo.
Sólo hay historia donde hay tiempo problematizado y no pre-asignado.
La inexorabilidad del futuro es la negación de la historia”
Paulo Freire

De acuerdo a lo señalado en el acápite anterior, afirmamos que no se trata de llegar a “la” interpretación, única e indubitable de los procesos. Que, siendo nuestra propia práctica la que se ha convertido en objeto de sistematización, tenemos que reconocer que estamos cargados de toda la riqueza de nuestra subjetividad cuando nos proponemos interpretarla. Nuestras interpretaciones siempre estarán, pues, “preñadas” de práctica. Siempre serán aproximaciones intelectuales históricamente determinadas.
Esto tiene, por supuesto, ventajas y riesgos. Las ventajas tienen que ver con la utilidad concreta que la sistematización nos aporta para entender de mejor manera lo que hacemos, motivándonos y provocándonos interés desde nuestras propias necesidades, ya que estamos plenamente involucrados en ser sujetos –y a la vez objetos- de interpretación. Los riesgos principales provienen de la posibilidad de no hacer una interpretación crítica, cuestionadora, rompedora de esquemas, sino, por el contrario, una “interpretación” justificadora, condescendiente, una mera  explicación pasiva de lo que hacemos.
El contexto actual promueve esta segunda opción, por medio del discurso dominante que insiste en convencernos que esta realidad  es la única posible y que no tiene sentido pensar en la posibilidad de transformar la historia. Así, esta pereza mental y vital, esta cobardía intelectual y anímica, esta complacencia tan acorde con los tiempos neoliberales y autoritarios en los que vivimos, que nos reducen al acomodamiento sicológico y a la mansedumbre del alma, que matan la rebeldía, la curiosidad, la inquietud y la sospecha, dificultan el ejercicio de una verdadera interpretación crítica, auténticamente histórica.
Para la sistematización de experiencias, el desafío principal consiste en poder superar los aspectos narrativos y descriptivos que surgen de la reconstrucción de la experiencia vivida.  Superarlos, en el sentido de ir a las raíces de los fenómenos, no perceptibles de forma inmediata: las determinaciones estructurales, las interrelaciones entre los diferentes elementos, la vinculación entre lo particular y lo general, entre las partes y el todo.  Además, poder identificar las contradicciones y tensiones que marcaron el rumbo de la experiencia, en la medida que significaron dilemas sobre los que hubo que tomar opciones en determinados momentos y que ahora les buscamos explicación: por qué pasó lo que pasó y no otra cosa; por qué hicimos lo que hicimos y no otra cosa.
La historicidad de la interpretación, en definitiva, supone entender la lógica de la experiencia particular, entrando en lo más profundo del proceso de ella misma, para descubrir los hilos invisibles que la relacionan con la integralidad del momento histórico del que forma parte y al que contribuye desde su originalidad. Así será posible descubrir continuidades y discontinuidades, coherencias e incoherencias, similitudes y diferencias con otros procesos, reiteraciones y hechos inéditos… “tiempo problematizado” como dice Paulo Freire, que nos permite mirar siempre “la historia como posibilidad y no como determinación”.

La “objetividad” de la sistematización

El mundo no es. El mundo está siendo.
Para mí, como subjetividad curiosa, inteligente,
que interfiere en la objetividad con la que dialécticamente me relaciono,
mi papel en el mundo no es sólo de quien constata lo que ocurre
sino también el de quien interviene como sujeto de lo que ocurrirá.
No soy sólo un objeto de la historia, sino, igualmente, su sujeto”
Paulo Freire

Este tema ha sido y es causa de mucho debate e inquietud. Muchas personas se preguntan si habrá suficiente “objetividad” para analizar una experiencia de la cual ellas son protagonistas.
Al margen de considerar que esto amerita una reflexión epistemológica de mayores alcances, podemos decir que –en realidad- la sistematización de experiencias no aspira a “mirar las experiencias con objetividad”, sino a objetivar la experiencia vivida, lo cual nos coloca en un lugar totalmente distinto en cuanto  sujetos de conocimiento. Se trata de describir, ordenar, clasificar, los hechos, situaciones, pensamientos, intuiciones con los que hemos actuado en la práctica, para tomar distancia de ellos, para “sacarlos” de nosotros mismos y proyectarlos fuera, objetivando sus características y condiciones.
Es como si proyectáramos una película de lo vivido, para luego interpretar su ritmo, su secuencia, la trama de sus procesos. Y ahí respondernos a las preguntas de por qué pasó eso que pasó y por qué no pasaron otras cosas. Así, de manera honesta e intelectualmente rigurosa, podemos desbrozar los componentes y los trayectos, relacionar las partes y el todo, lo particular y lo general de nuestras experiencias, desde una mirada procesual.
La interpretación seguirá siendo una aproximación “subjetiva” para explicarnos nuestra práctica objetivada. Nunca dejaremos de pertenecer a dicha práctica ni ella a nosotros. Pero, en la sistematización, nos relacionaremos de manera distinta con la práctica realizada, convirtiéndola en objeto de conocimiento y de transformación.

La interpretación y el sentido de la experiencia

La interpretación, como parte de un proceso de sistematización, permite descubrir el sentido de una experiencia, o –más precisamente aún- “construye” su sentido. Pero al hacerlo, la interpretación pasa a ser, ella misma, parte de una nueva práctica. Nunca será posible mirar de la manera anterior nuestra experiencia, una vez que la hemos sistematizado. Podríamos decir que la sistematización (como “interpretación crítica…”) se convierte en un inédito y privilegiado lugar del camino, desde el cual ya no es posible volver inocentemente atrás, porque hemos visto de tal manera el trayecto andado, que nunca más lo podremos recorrer igual. De ahí en adelante solo cabe seguir caminando a nuevos horizontes, iluminados por el sentido de la interpretación realizada.
Por supuesto que la interpretación no existe sin construcción de discurso. Y un discurso que debe tener coherencia y consistencia. No simplemente frases y conceptos propios de las fases descriptivas y de ordenamiento, sino discursos cargados de la fuerza de afirmaciones, negaciones o interrogantes fundadas en las interrelaciones realizadas por medio del ejercicio intelectual y teórico de análisis y síntesis. El discurso interpretativo es el punto más complejo y profundo del proceso de conocimiento de nuestra experiencia, porque se constituye como abstracción directa de lo concreto vivido (es ahora, “lo concreto pensado”).
Pero no se trata de un discurso acabado. Tampoco se trata de un monólogo. El discurso interpretativo es un discurso abierto –necesariamente- a otras experiencias y a otras interpretaciones. Es, como interpelación de la práctica, también discurso interpelador de otros discursos y, asimismo, objeto de interpelación. Casi podríamos decir que el discurso interpretativo de la sistematización es una provocación a pensar y a debatir; es una verdad por indagar más que dogma definitivo, es pista para seguir buscando.
Por eso, desde la sistematización de experiencias, no puede existir interpretación sin diálogo, sin confrontación. Porque, además, la interpretación -historizada y marcada a fuego por la práctica- no existe sin la experiencia y su devenir. No es sólo interpretación del pasado, sino de lo que está aconteciendo con nuestra práctica, de lo que hemos hecho que suceda… y por tanto, es testimonio de una parte del trayecto, que no se agota en mirar hasta el hoy de la experiencia, sino que deriva naturalmente en la pregunta por el mañana, por el qué hacer, por el cómo continuar, por el con quién seguir adelante.

Desarrollar capacidades para cambiar las relaciones de poder

Entendida así, la interpretación crítica sólo puede ser completa, si deviene en práctica transformadora. Por eso, la sistematización de experiencias debe cerrar siempre cada ciclo de su espiral, con un retorno a la práctica, enriquecido con los elementos teóricos. Por eso también, para nosotros (como se vio claramente en la experiencia con la Población Desarraigada de Guatemala), el proceso de la sistematización es –en sí mismo- un proceso de educación popular.
Esto significa que la sistematización se constituye en un factor de formación de nosotros y nosotras mismas. Una formación integral que nos ayuda a constituirnos como sujetos críticos y creadores,  desarrollando nuestras capacidades para comprender, proponer y actuar en todos los campos de la vida económica, social, política y cultural. Procesos político-pedagógicos a través de los cuales se construye diversas formas de  protagonismo popular. Pero hay precisiones y autocríticas importantes que hay que hacerle a esta afirmación. Por ejemplo, muchas veces se entendía esa intencionalidad política como una mera «transmisión de ideología» ó como un aporte a la «toma del poder» de la administración del Estado. Se entendía que el Estado era el único o el principal constructor de sociedad y que, por tanto, logrando acceder a su administración, se podría cambiar la sociedad.
Hoy necesitamos recalcar en las múltiples formas de manifestación y ejercicio del poder; insistir en que se deben construir nuevas relaciones sociales, desde  todos los espacios de la sociedad civil y que es preciso fomentar un encuentro entre ésta y la sociedad política, para que la representación, la gobernabilidad, la dinámica de cambios en el Estado, esté alimentada por la dinámica viva de los procesos y los sujetos sociales.
Se trata, por tanto, no sólo de buscar cómo acceder al poder formal, ni sólo de acceder a él de otra manera, sino de construir otro tipo de poder: un poder construido y ejercido con otra lógica y otros valores, que se ejerza desde la ciudadanía, desde los espacios locales, desde nuevas formas de pertenencia y participación en las organizaciones sociales, movimientos y partidos políticos; desde formas diferentes de gobernar.
Se trata, en síntesis, de desarrollar capacidades para poder ejercer nuevas relaciones de poder, que no sean autoritarias, excluyentes, de dominación, de discriminación. sino relaciones equitativas, justas, respetuosas de la diversidad y de la igualdad de derechos. Relaciones que apunten a la constitución de una cultura democrática, que atraviese todas las dimensiones de la vida: la pareja, la familia, el barrio, la comunidad, el municipio, el país, el mundo.
En conclusión, los procesos de sistematización de las prácticas de los sujetos y movimientos sociales latinoamericanos, tienen el desafío de constituirse en factores de interpretación crítica y práctica transformadora, aportando a la construcción de un futuro distinto, entre otros campos:

  • en las iniciativas de sobrevivencia, para fortalecer la autogestión;
  • en las instancias comunitarias y municipales para fortalecer la toma de decisiones colectivas y representativas;
  • en la formulación y ejecución de proyectos integrales de desarrollo para enriquecerlos con mayor capacidad de análisis, de propuesta y de proyección;
  • en la educación ciudadana amplia que permita fundamentar la defensa de los derechos económicos, sociales, civiles y políticos;
  • en las instancias organizativas y políticas para renovar los métodos de conducción con una formación más integral de la dirigencia y la base.

Las pistas están abiertas; muchas experiencias, en distintosrincones de América Latina, nos muestran las potencialidades de este esfuerzo. Sigamos caminando en esa dirección. (13) 

San José, Costa Rica, Centroamérica
agosto de 1998
 


(1) Educador Popular y Sociólogo. Coordinador Regional de ALFORJA, una red que aglutina siete centros de educación popular de México y Centroamérica (Imdec, Ceaspa, Cep, Cantera, Funprocoop, Cencoph, Serjus). Actualmente coordina el Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL.
(2) Jara, Oscar: “Para Sistematizar Experiencias”, 1ª. Ed, Alforja, San José, 1994. Presentación.
(3) Esta ponencia fue presentaLa responsabilidad metodológica fue asumida por un Equipo de Coordinación Metodológica, conformado por educadoras y educadores populares de Guatemala y otros países, conducido por SERJUS y la Coordinación Regional de Educación Popular ALFORJA. Se contó con el apoyo técnico de varias ONGs Guatemaltecas que venían trabajando con población desarraigada: ADEPAC, COMADEP, CEMPERAC, PRODESSA, SERCATE. Además, se contó con el apoyo y participación activa de la oficina de UNESCO MAYA en Guatemala, quien hizo posible también el financiamiento básico de todo este proceso, que involucró directamente a cerca de 90 promotores y promotoras y a cientos de participantes de las organizaciones y comunidades de Población Desarraigada.da al Seminario Latinoamericano de Sistematización de Prácticas de Animación Sociocultural y Participación Ciudadana en América Latina,  Medellín, Colombia, 12 a 14 de agosto, 1998, organizado por la Fundación Universitaria Luis Amigó y el CEAAL.
(4) Entendemos por “popular”, la referencia a todo aquel proceso social que busca superar relaciones de dominación, de opresión, de explotación, de discriminación, de inequidad, de exclusión. Visto positivamente, todo aquel proceso que busca construir relaciones  equitativas, justas, respetuosas de la diversidad y la igualdad de derechos. Siguiendo a Helio Gallardo, afirmamos que entendemos lo popular en dos sentidos, poniendo el acento en el segundo de ellos: a) El referido al “pueblo social”, es decir a los sectores que “sufren las asimetría  La responsabilidad metodológica fue asumida por un Equipo de Coordinación Metodológica, conformado por educadoras y educadores populares de Guatemala y otros países, conducido por SERJUS y la Coordinación Regional de Educación Popular ALFORJA. Se contó con el apoyo técnico de varias ONGs Guatemaltecas que venían trabajando con población desarraigada: ADEPAC, COMADEP, CEMPERAC, PRODESSA, SERCATE. Además, se contó con el apoyo y participación activa de la oficina de UNESCO MAYA en Guatemala, quien hizo posible también el financiamiento básico de todo este proceso, que involucró directamente a cerca de 90 promotores y promotoras y a cientos de participantes de las organizaciones y comunidades de Población Desarraigada.s sociales” (de cualquier tipo). b) El referido al “pueblo político”, es decir a los sectores que “se movilizan para cancelar dichas asimetrías”. Los procesos educativos y organizativos de “carácter popular”, son siempre procesos transformadores, integrales, propositivos y estratégicos, cuyos protagonistas son aquellas mujeres y varones, de cualquier edad, que se organizan para construir nuevas relaciones de poder en todos los terrenos de la vida.
(5) Propuesta de proyectos de sistematización de experiencias, presentada por Carlos Zarco,  Secretario General del CEAAL al Comité Directivo, febrero de 1998.
(6) Igual a la nota anterior.
(7) Todo este acápite está basado directamente en: Luz, Mara y Ana Bickel: “Documento interno de reflexión sobre la experiencia de sistematización con la población desarraigada”, Alforja, Programa Regional de Formación Metodológica, mayo y setiembre 1997. También en: Cepd/Unesco/Serjus/Alforja: “Informe final de sistematización de las experiencias educativas y organizativas de las poblaciones desarraigadas de Guatemala”, edición limitada, Guatemala, noviembre 1996.
(8) “Las partes solicitan a la Unesco, la elaboración de un plan específico para apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de educación de las poblaciones en las áreas de reasentamiento, incluyendo la continuidad de los esfuerzos realizados por las comunidades durante el desarraigo” (Acuerdo para el reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado, cap. II, inc. 6). Recordemos que la guerra interna desangró al país por 36 años. Causó 150 mil muertos, 50.000 personas desaparecidas, un millón de desplazados internos y más de 100.000 refugiados en el exterior.
(9) La responsabilidad metodológica fue asumida por un Equipo de Coordinación Metodológica, conformado por educadoras y educadores populares de Guatemala y otros países, conducido por SERJUS y la Coordinación Regional de Educación Popular ALFORJA. Se contó con el apoyo técnico de varias ONGs Guatemaltecas que venían trabajando con población desarraigada: ADEPAC, COMADEP, CEMPERAC, PRODESSA, SERCATE. Además, se contó con el apoyo y participación activa de la oficina de UNESCO MAYA en Guatemala, quien hizo posible también el financiamiento básico de todo este proceso, que involucró directamente a cerca de 90 promotores y promotoras y a cientos de participantes de las organizaciones y comunidades de Población Desarraigada.
(10) El “Informe Final” es un documento de 402 páginas, constituido por los siguientes capítulos: 1) Panorama histórico del desarraigo en Guatemala. 2) Violencia, desarraigo y desarticulación: los desafíos para la educación en la construcción de la paz. 3) Las experiencias educativas en el desarraigo. 4) Potencialidades y limitaciones de la experiencia educativa de la población desarraigada. 5) Recomendaciones para el futuro. (NOTA: Lamentablemente aún no ha sido editado en un tiraje suficiente para ser distribuido amplia y masivamente entre las organizaciones y comunidades participantes, pero se espera que pronto pueda hacerse).
(11) Mara Luz y Ana Bickel: “Documento interno de reflexión sobre la experiencia..”, Programa Regional de Formación Metodológica, Alforja, mayo y octubre 1997.
(12) Igual a la nota anterior.
(13) Quienes tengan interés en vincularse con los esfuerzos del Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL, pueden consultar en Internet:  
http://www.alforja.or.cr/sistem

Fuente: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/content/view/287/245/&gws_rd=cr&ei=9XxZWbz7PIL1mAHRnZeYBg

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Chile: seis formas de combatir la sequía y la desertificación

Chile/Julio de 2017/Fuente: ONU Desarrollo

Para la zona central de Chile, la década de 2003 a 2013 fue la más seca en 150 años. El cambio climático, sumado a prácticas agrícolas y ganaderas que han degradado progresivamente los terrenos, ha provocado que la desertificación ─que afecta al 79% del territorio chileno en algún grado─, sea un gran problema para muchas personas que viven en áreas rurales.

Con el objetivo de apoyar a estas comunidades, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Europea (UE) se aliaron en 2007 para impulsar el Programa para Combatir la Desertificación.

Ochenta y ocho comunidades han podido diseñar proyectos e implementarlos por sí mismas para revertir el impacto de sus actividades sobre el medioambiente y mejorar su calidad de vida. Más de 4.700 familias y 19.000 personas han logrado fortalecer sus capacidades para adaptarse a los efectos del cambio climático. ¿Cómo lo han hecho?

Energía sostenible

Marjorie Figueroa es una de las emprendedoras que en Paine, 45 km al sur de Santiago, ofrecen platos preparados y artesanías. Durante mucho tiempo, ella y sus colegas recurrían a la leña como combustible, un recurso cercano y accesible. Sin embargo, se dieron cuenta de que ello estaba acabando con el bosque nativo y contaminaba el aire de su localidad.

Marjorie es una de las 24 emprendedoras que apuestan por la eficiencia energética. Foto: Nelson González

Así, la Junta de Vecinos local se unió y diseñó un proyecto orientado a las microempresas de la zona, fuente de ingresos de varias familias de la comunidad. Seis de ellas, gestionadas por 24 mujeres emprendedoras, pudieron construir e instalar tecnologías que recurren a la energía solar o utilizan la leña con mayor eficiencia. Esto les permite ahorrar en energía y producir de un modo más respetuoso con el medio ambiente, sirviendo de modelo para otras comunidades y microempresas.

“Ahora tengo un emprendimiento donde cultivo árboles nativos y hierbas medicinales, del que vivimos toda mi familia. Y eso es un orgullo, porque a una le da razones para creer que puede hacer cosas. No hay un ‘no’ como respuesta. Muchas veces a mí me han dicho: ‘No’, y eso me ha dado el impulso para preguntarme: ‘¿Y por qué no? ¿Por qué no, si se puede hacer?’ Eso es lo importante”, dice.

Reciclar el agua

Luis Plaza instaló un sistema de biofiltros en su casa y espera que pueda servir de inspiración para otras familias. Foto: Cristian Martínez

Hace décadas que en La Ligua de Cogotí, una aldea a unos 300 km al norte de Santiago, apenas cae agua, más allá de la que aporta la humedad de la neblina. Muchas familias han debido abandonar prácticas tradicionales ─como disponer de una huerta en la casa para autoabastecerse─ porque se han visto forzadas a destinar el agua exclusivamente al consumo humano.

La familia de Luis Plaza fue una de las diez que se unieron para capacitarse y acceder a los materiales y el asesoramiento técnico para instalar por sí mismas un novedoso sistema de biofiltros en sus hogares. El agua que emplean en el lavaplatos y la ducha es depurada y puede reutilizarse en un 70% para el riego de plantas y árboles, aumentando la soberanía alimentaria y los ingresos de las familias.

Sistemas de biofiltros permiten reciclar el agua para regar las huertas familiares. Fotos: PNUD Chile

“Hay algunos vecinos y vecinas que no confiaban en los biofiltros, porque no tenían espacio suficiente, o porque no veían claro que fuesen a funcionar. Pero ahora todo el mundo va viendo que estamos reutilizando un agua que antes se perdía; hacemos más con la misma agua que antes. Esto va a servir como un espejo para los demás vecinos”, asegura.

Agua pura de vertiente

En la comunidad vecina de Los Sapos, María ha sido testigo de cómo muchas de las fuentes de agua que abastecían al pueblo se han secado. Ello, además, supone un gasto y un esfuerzo logístico enorme para la Municipalidad, que cada semana abastece a las seis familias de la aldea con 1.000 litros de agua por hogar.

Con una mayor disponibilidad de agua, las comunidades pueden desarrollar la agricultura sin problemas. Foto: PNUD Chile

Junto con sus vecinos, María Olivera diseñó un proyecto para traer agua de una vertiente cercana, canalizarla desde lo alto de la cordillera, a más de 2.000 metros, y acumularla en grandes tanques. Si bien el esfuerzo fue grande, la solución ─y la organización comunitaria─ les ha permitido tener una mayor disponibilidad de agua.

“Ahora, puedo dar de beber sin problema a los animales, regar las flores de mi jardín, mantener los pisos limpios… Así no nos quedamos sin reservas y podemos complementar lo que sacamos con el agua que recibimos cada semana. Sin esta ayuda, habría sido muy complicado”, cuenta María.

María coordinó el proyecto en su comunidad: desde la llegada de los materiales hasta que el agua brotó nuevamente en su jardín. Fotos: PNUD Chile

La niebla, fuente de vida

La falta de precipitaciones -que se han reducido a la mitad respecto de los niveles de 1900- y la desertificación llevaron a la Comunidad Agrícola Peña Blanca a pensar en alternativas para preservar la rica vegetación del Cerro Grande, a 400 kms de Santiago. Con apoyo del PNUD, crearon una reserva de 106 hectáreas donde introdujeron diversas plantas nativas.

Pero, ¿cómo abastecer de agua esta reserva teniendo en cuenta la escasez hídrica? Aprovechando un fenómeno meteorológico recurrente en la región: la niebla. Un sistema de atrapa nieblas convierte este fenómeno meteorológico en agua y la almacena en tanques acumuladores. Esto permite regar la vegetación y desarrollar nuevas iniciativas productivas, como la elaboración de la primera cerveza artesanal con agua de niebla, presentada en la Expo de Milán en 2015.

Daniel Rojas es presidente de la comunidad y muestra orgulloso los sistemas atrapanieblas que el proyecto les permitió instalar. Foto: Daniel Rojas

“Hemos entendido que la niebla puede ser una fuente importante de captación de agua, ya que ésta también nos ha servido para la bebida de los animales y, últimamente ─debido a la gran escasez─, para uso doméstico. Hemos implementado un centro de estudios de la niebla y he podido participar en diversas actividades de educación ambiental”, asegura Daniel Rojas, presidente de la Comunidad Agrícola Peña Blanca.

Agua de lluvia

No solo la niebla es fuente de vida para las comunidades chilenas, también lo es la lluvia. Veintidós familias han instalado en sus casas sistemas de cosecha de agua de lluvia, utilizando lo que recolectan para beber y regar sus cosechas en un invernadero.

Veintidós familias instalaron un sistema de cosecha de aguas lluvias conectado a invernaderos. Fotos: Sergio García/PNUD Chile

En tres meses, acumulan hasta 4.000 litros de agua que conectan a un invernadero.

Vitalicia, su esposo y sus hijas cuentan ahora con un invernadero en el hogar, donde podrán plantar hortalizas para el autoconsumo. Foto: Sergio García/PNUD Chile

“Antes plantábamos poco, porque apenas teníamos agua. Pero ahora, con el sistema y el invernadero, podremos usar el agua que cosechamos para tomar y para regar. Es un gran cambio”, dice Vitalicia Muñoz, agricultora.

Semillas resistentes al cambio climático

El trafkintü, ceremonia practicada por los indígenas mapuches desde tiempos ancestrales, consistía en el intercambio de semillas y conocimientos asociados entre distintas comunidades. Esta práctica se ha retomado, reuniendo a cientos de personas que luchan por combatir los efectos del cambio climático y conservar la biodiversidad.

Las semillas criollas se han traspasado de generación en generación y se han ido adaptando a diversas condiciones climáticas. ““Me llevo unas 20 o 30 semillas nuevas, que espero que se adapten a las condiciones que nosotros tenemos. Pero también me llevo conocimiento, ya que todos venimos de sectores que tienen realidades ambientales diferentes, pero conectadas”, dice Flavia Bustos, emprendedora.

A través de prácticas sencillas e innovadoras y con la participación activa de la comunidad, es posible mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse mejor a él, proteger el hábitat ante la degradación de tierras y de la sequía y aumentar el bienestar de las personas.

Foto: PNUD Chile

Fuente: https://medium.com/@pnud/chile-seis-formas-de-combatir-la-sequ%C3%ADa-y-la-desertificaci%C3%B3n-47b298043b3a

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Venezuela: Hugbel Roa: La autonomía universitaria no puede usarse para desestabilizar y generar violencia

Venezuela/Julio de 2017/Autora: Johelcy Puentes/Fuente: Correo del Orinoco

El ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Hugbel Roa, indicó este miércoles que la autonomía universitaria no puede usarse para desestabilizar y generar violencia.

“Jamás la autonomía (universitaria) se puede concebir como un elemento donde se pretenda desestabilizar, asesinar y sobretodo construir desde allí planes desestabilizadores”, dijo Roa durante su participación en el Congreso de la Patria Constituyente de los trabajadores universitarios.

Mencionó que el Gobierno Bolivariano no niega ni minimiza el carácter deliberativo y contestatario que tienen las casas de estudio porque “no queremos universidades sumisas. La universidad critica y constructiva es la que nos enseñó Hugo Chávez y la que quiere el presidente Nicolás Maduro”.

Roa señaló que todas las universidades del país tienen un concepto de autonomía para la liberación y la construcción de pensamiento, al tiempo que aseguró que la Revolución Bolivariana no ha profanado la autonomía de ninguna universidad.

Asimismo, solicitó a los instituciones educativas apegarse al hilo constitucional para que a través de debate, el diálogo y la Constituyente solventar las problemáticas que afectan el país.

Por su parte, el ministro para el Proceso Social del Trabajo, Francisco Torrealba, informó que en la plenaria se juramentó el comando de campaña en defensa de la Asamblea Nacional Constituyente, la paz y en apoyo al llamado constitucional del presidente Nicolás Maduro.

Anunció que la clase obrera esta desplegada en todo el territorio nacional para dar a conocer y defender la propuesta realizada por el jefe de Estado .

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/hugbel-roa-la-autonomia-universitaria-no-puede-usarse-para-desestabilizar-y-generar-violencia/

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Entrevista a Ignacio Mantilla: “De tanto ahorrar en educación, nos hemos hecho ricos en ignorancia”

“De tanto ahorrar en educación, nos hemos hecho ricos en ignorancia”

En septiembre esta institución cumple 150 años de fundación. Semana.com habló con su rector, Ignacio Mantilla Prada, sobre la importancia de este aniversario y los problemas que atraviesa la educación superior pública, entre ellas la estigmatización de la que es víctima.

SEMANA: La Universidad Nacional de Colombia está cumpliendo 150 años, ¿qué representa este aniversario?
Ignacio Mantilla: Es una fortuna para nosotros cumplir 150 años y ser la universidad pública más grande del país. Sobrevivir siglo y medio a todas las convulsiones que ha tenido Colombia es un gran logro. Queremos aprovechar este aniversario para recordar el pasado, pero también para reflexionar sobre el presente y el futuro. Ahora la educación superior vive una coyuntura particular. La tendencia a privilegiar el subsidio a la demanda, con programas como ‘Ser Pilo Paga’, pone en aprietos a la Universidad Nacional y a la educación pública en general, entonces creo que en esta conmemoración también debemos pensar sobre cuál es el modelo de educación que le conviene a Colombia, máxime si se tiene en cuenta que la Nacional ha sido pionera en muchos campos; por ejemplo acá nacieron los primeros doctorados en 1986.

SEMANA: ¿Cómo ha hecho la Universidad Nacional para sobrevivir tanto tiempo?
I.M.: Creo que se debe a que, pese a las dificultades, la universidad ha sido una institución crítica, que siempre ha utilizado el argumento como su mejor arma, pero que a la vez se ha convertido en guardián tanto del avance de la ciencia y la tecnología, como de la política y el conocimiento social, cualidades labradas durante 150 años, que el país reconoce. Esto es evidente en el acompañamiento que ha hecho al proceso de paz por solicitud de los actores involucrados (Gobierno y Farc-EP), quienes manifestaron su confianza total en la Institución.

SEMANA: En los rankings internacionales y nacionales, la Nacional siempre queda como la mejor institución educativa del país. Si uno de los problemas que tiene la Nacional es la financiación, ¿cómo ha hecho para mantener esos altos estándares de calidad?
I.M.: A pesar de los problemas presupuestales, la universidad tiene una riqueza muy grande en sus estudiantes. De hecho, hoy en día nuestros alumnos de pregrado prefieren hacer un posgrado antes que ir a buscar un trabajo. Cuando ellos compiten por cupos para ser admitidos en las universidades del exterior les va muy bien. Por otra parte, la Nacional siempre ha contado con un equipo de profesores con formación de alta calidad, quienes gozan de un salario digno no obstante las condiciones económicas de la Institución, y tienen libertad para enseñar e investigar lo que ellos consideran pertinente para el desarrollo del país.

SEMANA: ¿Cuáles son los aportes más valiosos que la Universidad Nacional le ha hecho al país en estos 150 años?
I.M.: Son innumerables, pero rememoro los 135 años en los que la Nacional estuvo en el Hospital San Juan de Dios, durante los cuales se hicieron investigaciones que trascendieron internacionalmente. Como ninguna otra institución de educación superior hemos tenido una vida cultural sumamente rica. El Auditorio León de Greiff es reconocido como el mejor escenario musical de Bogotá, y además contamos con cerca de 20 museos solo en la ciudad. En el área de las ciencias, fuimos herederos del trabajo de José Celestino Mutis, el Sabio Caldas y Humboldt, gracias a lo cual poseemos un robusto inventario de la flora y fauna colombiana. La universidad ha formado a los protagonistas más importantes de la política nacional del siglo XX, como el presidentes Carlos Lleras Restrepo, y a grandes líderes como Jorge Eliécer Gaitán y el sacerdote Camilo Torres, no el guerrillero que todo el mundo ve, sino al destacado sociólogo. Incluso García Márquez fue alumno de la Escuela de Derecho. Sin duda, la Institución ha dejado una huella imborrable en el país.

SEMANA: Si la universidad ha sido tan importante para el país, ¿por qué la clase política no se la ha jugado para fortalecerla y ha preferido apoyar la educación superior privada?
I.M.: Eso forma parte de la opción que ha tomado el Estado colombiano de privilegiar el subsidio a la demanda, que prácticamente le quita su obligación de proveer de educación superior a todos los colombianos. Y el mejor ejemplo es ‘Ser Pilo Paga’, que termina destinando más dinero a la universidad privada que a la pública. Para el Gobierno es más fácil y rentable mediáticamente lanzar 40.000 becas para estudiantes de escasos recursos, que crear 400.000 cupos en las universidad públicas. Un modelo excluyente porque con ‘Ser Pilo Paga’ se quedan por fuera jóvenes que podrían ser ‘repilos’, pero que no tienen la oportunidad de obtener una beca porque su formación en la educación básica fue deficiente, lo cual no significa que no sean brillantes.

SEMANA: En ese sentido, ¿cuál es la importancia de la educación superior pública?
I.M.: Creo que muchas políticas neoliberales ven la inversión en educación sólo en términos de retorno y ganancia económica. Frente a esa postura dominante, pienso que un país que abandone la educación pública le abre las puertas a la desigualdad y a la exclusión. ¿Qué futuro le vamos a ofrecer a los jóvenes que no pueden pagar una universidad privada? ¿Qué posibilidades tienen de ascenso social? Se podría resumir en la siguiente frase: “De tanto ahorrar en educación, nos hemos hecho ricos en ignorancia”. Eso es lo que lograría un país que no ve la educación como una gran inversión, sino como un costo que debe asumir sin ninguna convicción. No debería haber dudas sobre la necesidad de tener una universidad pública fuerte y completamente subsidiada.

SEMANA: ¿Cómo ve en el futuro a la universidad?
I.M.: Con optimismo. Observo que en sus dos últimas legislaturas, el Congreso ha apoyado la educación superior pública, y espero que la tendencia continúe. Por eso considero que allí, obviamente sin dejar a un lado el Ejecutivo, es donde debemos dar los debates y las batallas para fortalecerla, mejorar la financiación y, en últimas, convencer a la sociedad colombiana sobre la importancia de la universidad pública.

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SEMANA: ¿Tenemos Universidad Nacional para otros 150 años?
I.M.: La Universidad de Salamanca cumple 800 años el próximo año; la de Bologna va a cumplir mil años en las próximas décadas. Eso significa que las universidades son las instituciones más antiguas que hay en Occidente. Y lo han logrado porque se equivocan menos que los gobiernos y no toman decisiones al vaivén de las modas, sino que se convierten en depositarias de un conocimiento y a la vez en gestoras del cambio social a partir de análisis e investigación. En ese sentido, tenemos Nacional para rato.

SEMANA: Por último, a raíz del acto terrorista en Andino ¿Por qué su indignación por un artículo del diario ‘El Tiempo’? 
I.M.: Porque es inaceptable que se relacione directamente al terrorismo con la universidad. La expresión “extremistas de la Universidad Nacional”, indica que aquí graduamos extremistas y no es así, nosotros formamos geólogos, físicos, ingenieros. Esa es una estigmatización que hemos tenido que cargar por décadas, es como el sentimiento que tenemos los colombianos en el exterior cuando se generaliza y dicen que todos somos narcotraficantes. No podemos seguir cargando esa cruz y los medios no pueden seguir relacionándonos con grupos terroristas.

SEMANA: ¿Por qué se continúa con la estigmatización?
I.M.: Hay un lastre que llevamos, ese de creer que la universidad es el centro de operaciones de grupos guerrilleros, y no lo hemos podido borrar. Cada vez que salen a la luz actuaciones negativas de algún egresado o estudiante lo primero que se dice es que pertenece la Nacional, no ocurre lo mismo con alumnos o profesionales de otras instituciones. En estos casos no se habla de los “ladrones graduados en tal universidad” o de los “defraudadores o violadores de tal otra”. La Nacional no tiene responsabilidad en las actuaciones de los egresados cuando no están en el ejercicio profesional para el que se les formó. Se nos puede criticar por la mediocridad de un profesional mal formado en la universidad, pero no por otras cosas.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-con-el-rector-de-la-universidad-nacional-ignacio-mantilla/529221

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Entrevista a Laura Moyano: “En el último tiempo la identidad de género tomó una forma mucho más política”

Entrevista a Laura Moyano

“En el último tiempo la identidad de género tomó una forma mucho más política”

«Cuando me preguntan cómo me defino, digo yo soy Laura y punto, ahora cuando tengo que asumir una identidad política, soy una mujer trans», asegura Laura Moyano, activista trans, defensora de los derechos por las identidades sexuales y de género, y estudiante universitaria en la carrera de Comunicación con orientación en Planificación. También es maquilladora y trabajadora de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.

Por Silvina Perugino: abogada, especialista en género y comunicación, Facultad de Periodismo y Comunicación Social UNLP (en etapa de tesis).



¿Qué es la identidad trans, travesti?

Una persona trans cuestiona el binomio de género, esta dicotomía de hombre y mujer, y como una cuestión performativa la identidad surge de un modo no tradicional, sin reproducir el orden social, es decir, esto de tener que ser lo que la sociedad quiere que seas. A través de estas cuestiones identitarias una se va construyendo la identidad a medida que va viviendo.

En el último tiempo la identidad de género tomó una forma mucho más política; a mí cuando me preguntan cómo me defino, digo yo soy Laura y punto, ahora cuando tengo que asumir una identidad política, soy una mujer trans.

También la cuestión identitaria tiene que ver con cómo podemos aportar en diferentes campos con otra mirada y que no todo sea tener que adaptarnos a aquel bonimio.


¿Trans y travestis son conceptos contrapuestos?

Las identidades políticas se asumen desde distintos puntos de vista, yo asumo la identidad trans y no el término travesti, creo que trans es una palabra que no engloba conceptos peyorativos, me siento más cómoda con ese término, por eso no asumo la palabra travesti, para mí no es una palabra que pueda resignificar, pero hay personas que sí la resignificaron, y por eso lo performativo del lenguaje.

Judith Butler habla mucho de eso, y claramente hay personas que tienen la posibilidad de apropiarse de ese insulto, o esa, una palabra que tenía esa carga negativa y transformarlo. Me parece que la palabra trans no carga con eso y nombra a un conjunto de identidades, también creo que no es tan importante ponerle una categoría a cada cosa.


El concepto trans, para vos genera otra mirada…

Sí, el término también viene más de lo académico, y permitió romper el perjuicio que se había instalado desde los medios de comunicación en el imaginario social donde se veía nuestras identidades como peligrosas, personas escandalosas, metidas en la droga, y eso recaía sobre nosotras entonces cualquier persona que te veía asumía que tu vida era de determinada manera, en algún punto es algo que sigue pasando.


Hubo avances que permitieron revisar esas miradas…

Claro, tenemos una ley de identidad de género, una ley de cupo laboral trans y un montón de avances en materias de leyes pero no así en lo social, eso lleva mucho más tiempo, quizá mirando un poco hacia atrás era impensado que una persona que no es trans se enterase sobre una dificultad que cualquiera de nosotras tuviéramos y nos diera una mano; ahora tenemos gente, organizaciones, desde lo político y lo social, familiares, amistades que apoyan nuestro esfuerzo, pero porque se pudieron visibilizar cuales eran nuestras problemáticas. Antes no te podían ver ni siquiera caminando no podías existir no eras sujeta de derechos. No te veían en contextos laborales, yo nunca pensé que iba a estar trabajando en la secretaria legislativa por ejemplo. Sí tenía en claro que quería trabajar, pero no podía imaginarlo.


Hablamos de derechos consolidados…

Sin embargo, siempre hay que mirar para atrás y también ver que todo lo conseguido se puede revertir, que todo puede volver para atrás. Esto lo vemos mucho en lo discursivo, vienen otros tipos de discursos, por ejemplo los discursos que hablan de ideología de género de manera peyorativa queriendo deshistorizarla, descontextualizarla, quitar el contenido para decir todo lo contrario.


¿Los cambios legales generaron cambios desde lo subjetivo?

Han cambiado los contextos en que transitamos distintos ámbitos, hoy veo que suceden cosas que antes eran impensadas, no digo que no las soñemos, de cambiarte y salir a la facultad a estudiar y poder tener una vida común, sin que sea un sobresalto para el otro.


¿Y los cambios en ustedes?

A nosotros se nos había anulado lo que era el deseo, ese deseo fue coartado porque vos sabías que si deseabas estudiar tenías una sociedad en la que no tenías identidad, no tenías un derecho; sabías que ibas a tener un problema, estabas en permanente estado de alerta, sabías que alguien podía reaccionar, que podían remarcar que vos no eras mujer, como algo trascendental, como si eso le cambiara algo en su vida.

Ahora debemos ver cómo trabajar el deseo, y tratar de pensarnos también en cuanto analizar cómo fue nuestra educación, cómo fue el acceso a esa educación porqué nos sentíamos expulsadas en los sistemas de salud y de educación. En los sistemas de salud por ejemplo te desgasta tanto el sistema que terminás no yendo, o pululando de médico en médico.


¿Qué cuestiones siguen sin solución?

Una dificultad que vemos es que a las personas migrantes que no han tramitado sus documentos, no les respetan la identidad de género, cuando por ley deberían respetar la autopercepción y eso no depende del cambio de DNI, deberían respetarlo igual.

Otro problema es la formación por ejemplo de los médicos, que son formados sin perspectivas de género.

Es muy importante la perspectiva de género en la medicina. Por ejemplo las instituciones de salud y este tema de pensar la terapia hormonal, y tiene que ver que el cuerpo a través de ese reemplazo da un giro, la medicina debe saber cuáles son los procesos por los cuales pasa el cuerpo y los cambios y cómo se pueden sostener a través de esos procesos hormonales, incluso cuando preguntamos por orquiectomía .

Esta es una lucha que debemos darnos, este tratamiento actúa sobre un canal por donde circula la testosterona, cortando ese canal, para evitar que tengas que estar todo el tiempo tomando estrógenos. Esto por la ley de identidad de género se debe cumplir, son cirugías totales o parciales. Estos pedidos son burocráticos, pero debe comenzarse el camino, porque las obras sociales no pueden pasar por sobre una ley nacional. También la ley de identidad de género te permite la cirugía de feminización facial, sólo hay tres médicos en argentina que puede hacer eso, la especialidad es osteo craneal.


¿Y en el terreno de la justicia?

Creo que para la justicia nuestras identidades no importan, no hay investigaciones, peritajes, hay un sesgo claramente machista y patriarcal en determinadas situaciones.

Por ejemplo se han armado causas a las chicas trans para sacarlas de las zona roja, y puntualmente noto que la causa avanza más rápido para juzgarlas y encarcelarlas que lo que pueden avanzar cuando ellas son víctimas de un intento de asesinato. No hay coherencia en el sistema judicial, el poder judicial también debe modificar algunas cuestiones con respecto también a la situación de las víctimas.


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