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Mundo de las Ideas: ¿Por qué hablar de brecha epistémica y sus componentes?

¿Por qué hablar de brecha epistémica y sus componentes?

 Luis Bonilla-Molina

 

Tendríamos que comenzar por precisar el concepto que unifica la problemática que nos ocupa. La Brecha epistémica es la distancia que existe entre nuestras ideas e interpretaciones sobre los factores determinantes y asociados a la situación actual, tanto de los sistemas escolares como de las universidades, y lo que realmente ocurre. Se trata de una pérdida de perspectiva, sentido y profundidad teórica, que impide valorar y ponderar adecuadamente los nudos problemáticos, sus lugares de enunciación, así como las rutas de abordaje propositivo de las expectativas sociales sobre la educación y la noción de crisis educativa.

Se suele hablar de brecha tecnológica, cultural, económica, material, entre otras, pero no es común mencionar la epistémica, lo cual limita al campo de actuación de las resistencias anti sistémicas en educación, pero sobre todo la construcción de alternativas adecuadamente situadas. Si algo ha trabajado el capitalismo en las últimas décadas es la destrucción sistemática de las condiciones materiales[1], conceptuales[2] y paradigmáticas[3] que podrían evitar que exista esa brecha epistémica en la academia, sindicatos y gremios magisteriales, organizaciones estudiantiles y de la sociedad civil.

La fragmentación de la realidad y carrera desenfrenada de la bibliometría (Jiménez y otros,2024) por adaptarse a la cultura evaluativa, ha promovido el estudio de partes inconexas de la realidad, cada vez más delimitadas, a tal punto que resulta complicado entender las conexiones de los resultados de muchas pesquisas que intentan adentrarse en la telaraña de los problemas educativos.

Este trabajo va en vía contraria, intentando identificar los temas más relevantes (no son los únicos) de la Brecha Epistémica: a) incomprensión del impacto de las revoluciones industriales en la educación, los sistemas escolares, la universidad y la industria educativa, (desfase creciente desde la tercera revolución industrial, surgimiento de la paradoja del cambio), b) desconocimiento de las diferencias, similitudes, puntos de encuentro y desencuentro de los proyectos del capital en educación,  c) agotamiento del régimen biopolítico y subordinación de las expresiones de éste, al nuevo régimen predictivo de reproducción capitalista (social, cultural, simbólico, material), d) atasco del paradigma disciplinar, problemas para la implantación de los paradigmas transdisciplinario y complejo, incapacidad sistémica para encarar la convergencia transdisciplinaria (en todo el sistema escolar y la universidad, la construcción de conocimiento y la formación profesional),  e) despedagogización (despolitización, curricularización, cancelación de la idea de la docencia como actividad intelectual orgánica, docencia como administración curricular, lógica del operario ilustrado, pérdida de sentido social del aprendizaje, paradigma del aprendizaje a lo largo de la vida, coaching educativo), f) fosilización de los arquetipos institucionales educativos (Comenio en el siglo XXI, el tamaño institucional sí importa, los diseños profesionales como producto, la investigación como eje real en tiempos de aceleración de la innovación), g) limitado estudio de la relación de los modelos de gestión empresarial con los modelos de gestión escolar y universitaria, h) incomprensión de la deriva neoliberal de la UNESCO (la UNESCO como proyecto del orden mundial derivado de las post guerras, las seis reformas de la constitución de UNESCO, del rol progresista de la UNESCO al vampirismo educativo capitalista),i) El know-how docente en el presente, j)El tránsito del Apagón Pedagógico Global (APG) al estallido de la burbuja educativa, k) problemas epistémicos para entender las implicaciones educativas de la transformación digital de los sistemas escolares; l) la cultura evaluativa en educación, ll)  Estos doce elementos forman parte de un proyecto ambicioso de estudio, análisis, comunicación y organización alternativa que hemos decidido emprender para contribuir a la resolución de la brecha epistémica; en este trabajo nos limitaremos a estudiar elementos constitutivos del segundo de los elementos de la brecha epistémica, esperando contar con las energías necesarias para concluirlo y lograr los apoyos institucionales necesarios para poder culminar esta tarea.

Un proyecto de investigación permanente

Lo descrito forma parte de un proyecto ambicioso de estudio, análisis, comunicación y organización alternativa que hemos decidido emprender para contribuir a la resolución de la brecha epistémica. En este trabajo nos guiamos por el paradigma INVEDECOR (Lanz,1994) que plantea que todo proyecto de transformación con perspectiva radical de teoría crítica debe contener por lo menos cuatro dinámicas simultáneas, convergentes y en permanente diálogo; estas son: investigación desde la práctica para ir al encuentro de la teoría, educación mediante la socialización de los resultados de investigación y reflexión participativa, comunicación desde abajo, en modelo de redes autónomas no jerárquicas que permita difundir las experiencias alternativas y, finalmente organización de quienes trabajan, investigan, socializan, enseñan y aprenden, para construir tejido social que posibilite no solo resistir sino construir alternativas raizales (Fals Borda,1982)

 


[1] La llamada sociedad de la información ha producido una intoxicación de información superflua e irrelevante que crea una tupida maleza que dificulta el acceso a información debidamente fundamentada. La sociedad de la información no ha significado una mayor democratización del conocimiento científico, crítico y transformador.

[2] Los discursos posmodernos, por ejemplo, son una narrativa que procura confundir los análisis de resistencia anticapitalista. Recomiendo leer a Jameson (1992) Posmodernismo: la lógica cultural del capitalismo avanzado.

[3] La superposición de paradigmas y el ocultamiento de la creación del mercado educativo como espacio de disputa inter capitalistas que va acompañado de caminos no siempre coincidentes para los sistemas escolares y universidades, eleva exponencialmente la falta de referentes perdurables y la confusión analítica de quienes actúan de manera desprevenida, en una sociedad de dominación cada vez más compleja.

Fuente de la Información: https://luisbonillamolina.com/2024/06/18/por-que-hablar-de-brecha-epistemica-y-sus-componentes/

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DOS VISIONES FILOSÓFICAS SOBRE EL PROBLEMA DE LA IA EN LA POLÍTICA

La capacidad para generar vídeos y audios falsos o deepfakes con el uso de la Inteligencia Artificial ya no es una hipótesis futurista. Esto ha aterrizado a Colombia y a América Latina como un factor nuevo en las democracias.

En Colombia, los problemas para verificar la veracidad de un video del 11 de mayo en el que aparecía Iván Márquez, comandante de la Segunda Marquetalia, apoyando las reformas del presidente Petro; o la canción “Fuera Petro”, falsamente atribuida a Karol G y que habría sido creada con IA, muestran que los desafíos de la verificación y la desinformación crecerán con el ingreso de esas tecnologías.

A finales de junio, la Universidad Javeriana organizó el simposio internacional Los límites de lo humano: tecnología y ecología integraldonde se juntaron filósofos y académicos de las ciencias sociales para pensar en los retos que supone la relación de los humanos y las máquinas. Actualmente, la pregunta sobre qué es lo que produce un ser humano y lo que puede ser simulado artificialmente ha ganado una nueva urgencia política.

Dos de los panelistas del simposio hablaron para La Silla Académica sobre estas preguntas. Pablo Manolo Rodríguez, profesor de la Universidad de Buenos Aires y autor de Las palabras en las cosas. Saber, poder y subjetivación entre algoritmos y biomoléculas (2019). Y Gustavo Chirolla, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana y uno de los editores de Umbrales críticos. Aportes a la pregunta por los límites de lo humano (2023).

La Silla Académica: Pablo, su libro Las palabras en las cosas. (2019) hace uso de los conceptos de Michel Foucault para hacer una arqueología del saber cibernético desde la segunda mitad del siglo XX. ¿Por qué es relevante pensar el problema de la emergencia de la cibernética desde la filosofía?

Pablo Manolo Rodríguez: Identifico la cibernética como el puntapié inicial de una transformación general de las ciencias y las técnicas en el siglo XX. No habría computadoras sin cibernética, no habría inteligencia artificial sin cibernética, no habría biología molecular sin cibernética. Es decir, muchas de las cosas que constituyen hoy en día la gran mayoría del panorama de la ciencia y las técnicas contemporáneas tienen que ver con la cibernética.

El de cibernética es un término que tiene que ver con la centralidad de la información como una especie de nueva entidad distinta a la materia y la energía y que tiene una vocación muy tecnológica. Es decir, que busca decididamente crear aplicaciones técnicas de sus principios.

Por ejemplo, en la década de 1940 se empiezan a estudiar los mecanismos neuronales y lo primero que piensan es si se podía hacer una red de neuronas artificiales. Cuando hoy hablamos de inteligencia artificial hablamos de una aplicación de unas discusiones que se estaban teniendo desde los 40 y que, por vía de la computación, hoy regresan pero con aplicaciones prácticas muy concretas.

La filosofía de Foucault sirve a esta comprensión de la emergencia del saber cibernético porque construyó un marco teórico que tenía tres términos: saber, poder y subjetivación. Saber corresponder a los discursos del conocimiento, sobre todo a los científicos. Poder tiene que ver con las relaciones entre el poder y la política. Y subjetivación es una idea muy original de Foucault que es pensar que la relación entre saber y poder no sólo se resuelve en el marco institucional, sino también en el modo en el que nos construimos como sujetos.

En el libro lo que yo hago es inscribir la cibernética en estos conceptos foucaultianos para mostrar cómo la episteme cibernética se manifiesta en relaciones de poder. Es decir, en cambios en las condiciones de vigilancia y la manera en la que las tecnologías de la información inciden en cómo nos constituimos como sujetos. Hoy con las redes sociales tenemos una forma muy patente de dar cuenta de cómo esa relación entre saber y poder termina siendo decidida en el marco de los procesos de subjetivación. Cuando pensamos en cómo funcionan los procesos de perfilización en cualquier plataforma, claramente estos están orientando conductas. Foucault no estudió la cibernética ni el problema de la información, yo lo que hice fue aplicar sus conceptos a ese mundo.

¿Cuáles son el tipo de subjetividades que están apareciendo en las sociedades modernas producto de la cibernética, como las redes sociales o la inteligencia artificial? 

MR: Un primer tipo de subjetividad son las máquinas mismas. Una de las cosas que significó la cibernética es el proyecto de hacer máquinas con condiciones subjetivas. Aquí hay que remitirse al experimento de la máquina de Alan Turing. Lo que él propuso es que no es seguro que una máquina no piense y que, en todo caso, tendríamos que demostrar qué es pensar. A partir de eso, muchos autores cibernéticos empezaron a decir que si una computadora puede pensar, también podría percibir y que, si hace ambas, podría eventualmente sentir.

Es decir, la cibernética como proyecto propuso la idea de generar máquinas que, a diferencia de las máquinas de la revolución industrial y de cualquier otra máquina en la historia de la humanidad, intenten reproducir las condiciones subjetivas de un ser humano. Si esto lo logró o no es algo que podríamos discutir.

El segundo punto son las transformaciones de la subjetividad que no necesariamente tienen que ver con la máquina y que se podrían llamar antropológicas, en el sentido de las maneras de construir una forma de ser humano. Un ejemplo de esto es cómo ha evolucionado la distinción entre privacidad e intimidad y su relación con la publicidad. En las concepciones de sujeto liberales, como las concepciones más de izquierda e incluso marxistas, está la idea de que los sujetos en la vida social tienen una esfera íntima, una esfera privada y una esfera pública. Tengo una imagen pública, una vida en mi hogar y una esfera íntima de mi historia personal. Con las redes sociales esto ya no es tan claro.

Hoy la privacidad y la intimidad no son un bien preciado. Si se desplazan los dos primeros términos, la publicidad también se va a desplazar. Entonces, hoy en día la publicidad consiste en la exhibición de las zonas privadas e incluso íntimas de los sujetos. Es decir, dejan de ser íntimas.

El tercer punto tiene que ver con la inteligencia artificial y es dónde se unen los dos primeros ejes.

La inteligencia artificial es la proyección de lo que proponía Turing. Es decir, es inteligente si entendemos la inteligencia como procesos lógicos –que es una forma muy pobre de ver la inteligencia-. Hoy podemos decir sin problema que las infraestructuras de información y los sistemas algorítmicos hacen eso y mucho más; lo que hacen es construir patrones de conducta o de consumo.

La capacidad de reproducir condiciones subjetivas por parte de máquinas pone de presente el problema de la distinción entre lo humano y la máquina. Gustavo, usted se pregunta por esa distinción en el libro Umbrales críticos. Aportes a la pregunta por los límites de lo humano (2023). ¿Cómo empezar a abordar esa pregunta filosóficamente?

GC: Una idea de partida es no arrancar con las dicotomías entre sujeto y objeto, entre naturaleza y cultura, entre mente y cuerpo, etc. Cuando hablamos del límite de lo humano nos referimos al umbral como un lugar de tránsito. De tránsito poroso en concreto donde caben muchos procesos  de simbiosis y coexistencia. No son dos cosas distintas que de pronto se juntan, sino que como se afectan mutualmente producen algo nuevo.

Si esto tiene sentido, no es que esté por un lado el hombre y por el otro la máquina. Es pensar que no hay límites absolutos definidos entre los sujetos que se relacionan, porque esas entidades se afectan mutuamente y se constituyen en la misma afectación. Esto es, los términos no son anteriores a la relación, sino que la relación constituye a los términos. Tampoco quiere decir que los límites terminen borrándose completamente. Son porosos, pero no hay que confundir todo con todo. Hay diferencias, pero estas no son inmutables sino transitorias.

En el dominio humano, la técnica o el uso de herramientas es algo que transmitimos culturalmente y no genéticamente y que, en la medida que fuimos desarrollándolas, nos hicieron cambiar. A esto se le ha llamado antropogénesis. Nuestro cerebro evolucionó por las presiones del medio ambiente, pero también por las técnicas que inventábamos, pero el ser humano no es la única especie que tiene técnica y aprendizaje. Los animales también aprenden cosas, no todo es innato; incluso por esto se habla desde los 70 de que algunos animales tienen cultura.

Gustavo, ¿ve problemas a que se le asignen a las máquinas propiedades que normalmente eran exclusivas de los humanos, como la inteligencia o la creación?

GC: Yo prefiero pensar con los animales que con las máquinas. Antes de que apareciera la inteligencia artificial, ya le podíamos atribuir creación a otros seres de la naturaleza. Los macacos, por ejemplo, comen un alimento que viene con concha; quitar la concha era demorado y representaba un gran gasto de energía. Unos investigadores observaron que un día, por casualidad, uno de los macacos puso la concha en el agua para pelarla y resultó mucho más fácil. Este mico fue y le enseñó a los demás a hacerlo así. Entonces, aquí hubo creación porque hubo innovación de una técnica.

Yo estoy respondiendo esto hacia atrás, no hacia adelante. Si a la palabra innovación le quitas la intencionalidad –como creo que debe hacerse–, entonces puedes atribuirse a la naturaleza. Y si se puede hacer así, ¿por qué no a la inteligencia artificial? Ahora, si decides que la innovación tiene que ser intencional, solo se la puedes atribuir a los seres humanos, porque la inteligencia artificial no sabe qué hace. Es decir, no es consciente. Pero, hemos visto que no necesita ser consciente para ser inteligente. Es un tipo de tecnología que despliega una inteligencia sin conciencia.

¿De qué manera las nuevas subjetividades configuradas por los sistemas algorítmicos suponen un problema político en nuestro tiempo?

MR: Es 2024 y estas discusiones que pueden ser solamente científicas, tecnológicas o de subjetivación tienen un componente político y social mucho más importante. La escala en la que tenemos que ver el problema no es de la historia de la cibernética pura o de la inteligencia artificial, sino de entender cómo funcionan los mecanismos que emplea la inteligencia artificial en la vida social. Esto porque estamos todo el día en redes sociales y, aun si no estamos, tenemos dispositivos digitales que registran y transforman en datos todas nuestras actividades a nivel social y de investigación científica.

Hoy en día estamos cruzados por la inteligencia artificial y esta no es una máquina que esté afuera o que imite el comportamiento humano. Ese es el imaginario inicial de lo que era. Lo que es la inteligencia artificial supone es Spotify diciendo qué es lo que me gusta, lo que tengo consumir o lo que puedo consumir. Lo mismo con Netflix: me ofrece las series que “yo quiero ver”.

Pero hay ejemplos más políticos que nos vinculan con la inteligencia artificial, como confiar en sus patrones algorítmicos, como ya se ha hecho, para ver a quién se le otorga un crédito o quién tiene una opinión política peligrosa para la nación. Esto ya pasó en Estados Unidos. Tenían un sistema en la Agencia Nacional de Seguridad que asignaba niveles de nacionalidad según su presencia en redes. No es que una persona es colombiana porque nació en Colombia –que es hasta ahora como se ha resuelto el tema de la nacionalidad–, sino que se relacionaba en función de los perfiles de las redes y se asignaba un nivel de peligrosidad.

Es decir, cómo te identificamos como individuo pasa por todo un conjunto de tecnologías que son tecnologías digitales tramadas por inteligencia artificial.

Acá no hay simulación de ningún comportamiento humano individual, lo que hace la inteligencia artificial es procesar la vida social. Esto es más complicado que si una máquina piensa o no. Supone la posibilidad de orientar un proceso de opinión política, que ya ocurrió con el escándalo de Cambridge Analytica, es decir, cómo operan los algoritmos de las redes para instalar opiniones políticas, construir candidatos y armar corrientes de opinión.

¿Qué pasa si la gestión de la acción social de un Estado pasa a estar derivada de la inteligencia artificial? Ya ha habido accidentes sobre esto. De hecho, es una de las tesis que trabajamos en Tecnoceno Lab. Hace cinco años en Holanda, por ejemplo, esto pasó: le confiaron a un sistema de inteligencia artificial que determinara la ayuda social a los inmigrantes y el sistema llegó a la conclusión de que 10 mil o 15 mil personas habían defraudado al Estado de los Países Bajos y que por eso no merecían ayuda social. Aquí hay errores de sesgos en los sistemas algorítmicos, que es cuando metes un dato “neutral”, pero este dato no es neutral, sino que está atravesado por todos los prejuicios sexistas, racistas y de todo tipo que la sociedad tiene.

La solución a este problema no es de me voy al bosque y se acabó. Eso no tiene sentido. Es como si en 1880 alguien hubiera dicho: echemos para atrás la Revolución Industrial. Lo que es interesante de la infraestructura digital, a diferencia de otras infraestructuras modernas como las autopistas o los ferrocarriles, es que es más flexible y fácil de hacer transformaciones porque la estructura reticular de la red todavía existe, así esté monopolizada por Google y otras compañías. Pero es clave pensar esto porque si no van a seguir haciendo lo que están haciendo.

GC: El problema de todo esto es que la inteligencia artificial no sea un bien común. Esto es un problema social serio. La minería de datos que hacen estas organizaciones que lideran esos desarrollos tecnológicos está explotando nuestras mentes. Datifica todo y con esa información gana dinero.

Si la inteligencia artificial fuera una inteligencia colectiva y no tuviera dueños, para mí sería realmente una invención social de la inteligencia. La IA debería ser como nuestro lenguaje: colectiva y un bien común. ¿O tú le pagas a alguien para usar tus palabras? Por supuesto, esto no es posible bajo el capitalismo actual, y ese es el problema político de esas técnicas.

¿Qué se puede hacer para intervenir estos algoritmos y eliminar los sesgos o darles una capacidad de mayor discernimiento o control?

MR: Un primer plano es la regulación, es decir, un sistema algorítmico donde hay que buscar condiciones de fiabilidad, esto es, ponerlo a correr con un dataset que determine cosas y que haga un monitoreo. Este monitoreo puede ser con o sin supervisión humana.

Las estructuras algorítmicas hoy en día son tan complejas –o sea, las machine learning son tontas en comparación con lo que se puede hacer– que se puede hacer que las mismas máquinas se supervisen. Un ejemplo de esto es la moderación de contenidos en redes. Este fue un tema de hace cuatro años en el que se discutió si, por ejemplo, Twitter puede dejar que se publique lo que sea o es responsable de lo que se publica. Aunque argumentaron solo ser mediadores y no responsables, la presión hizo que pusieran moderadores de contenido. Al principio esto lo hicieron humanos, pero en este momento están medio automatizados.

Automatizar este tipo de procesos se hace incorporando criterios humanos, en este sentido es un proceso abierto y siempre se puede incorporar más. El asunto es quién está velando por el tema de los sesgos y quién se pone a pensar en si está mal diseñado el algoritmo. Este es un problema técnico que en la formulación política tradicional se ha enfrentado con la regulación. Esto es lo que está haciendo en este momento la Unión Europea y la razón por la que es la mala de la película para las corporaciones de IA: está metiendo política de privacidad, política de supervisión humana de los algoritmos, política de establecimiento de riesgo y de accidentes posibles, etc. Es decir, cuestiones para vigilar la aplicación de la IA en cada paso.

La segunda forma no viene del Estado, sino de la sociedad civil. Es la resistencia. Esto se conoce como la política de ofuscación de datos. Es que frente a la posibilidad de que una cámara te identifique con ciertos patrones o rasgos, los ocultes para que no te pueda rastrear. También está el hackeo de algoritmos.

El tercer plano, que combina un poco de los anteriores, tiene que ver con generar formas alternativas. Esto se basa en la idea de que el problema no son los datos que nosotros dejamos en las redes, sino su extracción contra de nuestra voluntad y conocimiento, y el uso que le dan las corporaciones, es decir, la política privativa. Hay algoritmos –como los de Facebook, Meta, PageRank de Google– que son abiertos, pero los que están poniendo a funcionar ahora no lo son. Aquí hay una cantidad de preguntas: qué son los datos respecto a nosotros, somos dueños de esos datos o es dueño el que los recoge, dónde están estos datos.

Hay un estudio que muestra que leer los términos y condiciones de las aplicaciones tradicionales que uno usa, que son como cinco o seis, tomo 90 mil horas. Entonces, cuando las firmamos sin leer, estamos vendiendo todo sin decir nada y sin saber mucho. Y eso es, querámoslo o no, es parte hoy nuestro ambiente.

Frente al último plano de acción de las políticas alternativas, hay gente que está hablando de cooperativismo de plataforma, es decir, de hacer plataformas de código abierto y software libre que no apunten al entrenamiento algorítmico de perfilización. Este sistema, como está dirigido por corporaciones capitalistas que quieren ganar dinero a través de los datos, lo que se llama capitalismo de plataforma, solo ve la perfilización como la única arquitectura algorítmica posible y con una preocupación muy escasa por los sesgos.

En Colombia ya empezamos a ver cómo la inteligencia artificial está empezando a crear fake news

La verificación de estos contenidos, como sucedió con un chequeo de La Silla Vacía, fue imposible con total certeza porque aún no tenemos herramientas completamente fiables para determinar si un video había sido hecho o no con IA. Esto abre todo un problema sobre con qué criterios determinar si imágenes, audios y videos son verdaderos o falsos. ¿Qué opinión le merece esa dificultad agreagada a la verificación de la información?

MR: Puede que ustedes como medio definieran el video como verdadero o falso, pero la cuestión es si para mucha gente no era falso y ya. Hasta ahora la idea de que uno podía construir un discurso falso o verdadero estaba relativamente constreñida a los medios masivos de comunicación que construían la realidad. La época de la posverdad y la fake news es un paso más allá de esto. No es que antes no hubiera deformación de la realidad, pero es muy distinto al imperio de la falsedad en el que pasamos a decir que la gente dijo cosas que nunca dijo.

Esto es un problema más político y social que tecnológico. Desde el punto de vista tecnológico, determinar que algo sea falso o verdadero es lo mismo que antes. Ahora el problema está en qué pasa si a la gente no le interesa el valor de la verdad, sino afianzar su propia creencia. Es la famosa cuestión de los filtros burbuja y de las cámaras de eco. En este sentido, el problema de las fake news es doble. El primer problema es la posibilidad de generar falsedades a gran escala en las que es difícil de discernir entre lo verdadero y lo falso y que vuelve virtualmente imposible hacer un chequeo como el que ustedes mencionan. El segundo problema, que me parece más grave, es si la gente está dispuesta a creer. El problema ahí no es técnico.

Ya no nos importa la verdad, no nos importa ninguna generación de la verdad basada en la evidencia, por lo que puedo inventar la evidencia. El desenmascaramiento deja de ser una acción suficiente porque no estás desenmascarando frente a nadie más que ante quienes seguimos creyendo en la idea de un valor de la verdad.

Lo vemos cuando en el avance de la derecha global. Yo soy de Argentina, lo vivo todos los días. Uno puede decir cualquier cosa y nada tienen consecuencias, creo que porque hay una especie de vacío sobre la noción de bien común, de que no todos los valores que pensábamos que valía la pena sostener en la Modernidad siguen existiendo. Esto, por una razón que desconozco, lo está explotando más eficientemente que otros grupos políticos, aunque la inteligencia artificial está en un momento de umbral en el que no sabemos qué cambios va a traer, pero serán enormes y sus consecuencias no pueden ser tan fácilmente instrumentalizadas por un grupo político específico.

Hay algo de esta época que me recuerda a los años 30 y 40. Hitler ascendió al poder porque tenía un Goebbels, es decir, un ministro de propaganda y los medios para distribuirla. Se ha establecido una asociación entre los medios y quién los explota primero, quién entiende primero su lógica para llevar la delantera en la iniciativa política. Estamos en el mismo momento con las redes sociales y la derecha está ganando terreno y con discursos muy parecidos. Uno puede agarrar la analítica del discurso de Milei y de Hitler y tienen muchas coincidencias.

¿Por qué en este contexto de sofisticación de la desinformación cobra relevancia la pregunta filosófica por los límites de lo humano?

GC. De entrada está el caso de Cambridge Analytica que ya se mencionó en el que con los principios básicos de lo que ahora llamamos inteligencia artificial se intervino en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, al dirigir mensajes a los votantes según sus preferencias electorales. Es decir, la inteligencia artificial ya ha funcionado al interior de las democracias y ha inclinado la balanza, porque muchas decisiones que nosotros tomamos dependen de la información que tenemos.

Entonces, la libertad es clave para tomar las decisiones razonadas desde la democracia, pero mi decisión puede ser motivada por una serie de inclinaciones. La decisión misma no es racional, sino que puede tener que ver con los hábitos mentales. Esto afecta la democracia desde hace años: no somos seres racionales y autónomos tomando decisiones, pero esto no significa que solamente seamos irracionales y así tengamos que tomar nuestras decisiones políticas.

Las máquinas seguirán produciendo simulaciones inteligentes de producciones humanas y otras innovaciones con diferentes objetivos políticos o comerciales. Defendiendo una supuesta excepcionalidad humana no vamos a solucionar los usos que se hagan de esas técnicas. Tampoco negando que la IA pueda ser o no inteligente o creadora. Sí es inteligente y puede crear innovaciones. Pero ese no es el problema: el problema es cómo hacemos para que esas innovaciones no sirvan para ahondar la explotación cognitiva que ya hacen en todas partes.

 

Fuente de la información e imagen:  https://www.lasillavacia.com

Fotografía: La silla vacía. Pablo Manolo Rodríguez, profesor de la Universidad de Buenos Aires, y Gustavo Chirolla, profesor de la Universidad Javeriana.

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¿La única forma de eliminar la pobreza?

Por: Jorge Majfud 

Según el presidente argentino Javier Milei, “la única forma que descubrió la humanidad de terminar con la pobreza es el crecimiento económico”. La máxima fue anunciada en una entrevista televisada desde la Casa Rosada el 11 de julio de 2024. La importancia de la idea no radica en su genialidad, sino en su simplismo y en sus trágicas consecuencias.

Se trata de un conocido dogma inoculado por el sistema capitalista y fosilizado por los verdaderos capitalistas, es decir, por aquellos que viven de sus capitales y no de un salario (Un capitalista asalariado es un oxímoron.) Un conocido absurdo similar, reza: “no puede haber redistribución sin crecimiento”. En 2012, el biólogo e historiador británico David Attenborough reflexionó: “alguien que piense que es posible sostener un crecimiento infinito en un medio finito o es un loco o es un economista”. O las dos cosas.

El crecimiento de la economía ni es la única forma de eliminar la pobreza ni su efecto contrario es infrecuente. La historia modera (los últimos 300 años) lo desmiente a cada paso. Como vimos en Moscas en la telaraña, por siglos, muchas sociedades indígenas tenían menos pobres, eran más altos por su mejor alimentación y vivían más que los europeos de la Revolución industrial. Su seguridad social estaba mejor organizada. No conocían la miseria, ni las deudas, ni la propiedad privada ni la codicia, motor del progreso, según palabras de los colonos expertos en desarrollo, con o sin dinero, como lo reportó en 1885 el senador Henry Dawes de Massachusetts (ver La frontera salvaje. 200 años de fanatismo); tenían menos guerras, sufrían menos enfermedades y eran más higiénicos. Las películas (como The Missionuna recomendable) que representan a los indios sin dientes y a los europeos con una sonrisa blanca no solo consolidan una idea falsa, sino que la realidad era la opuesta. Todo terminó con la llegada del fanatismo europeo a este continente y a otros.

En las colonias (en menor grado en los imperios, ya que es más difícil tener pobres vampirizando el resto del mundo) cuando creció la economía creció también la pobreza. Los llamados “milagros económicos” como el brasileño de Médici o el chileno de Pinochet, milagros del capitalismo tutelado y financiado por el gobierno de Estados Unidos en América latina lo confirman.

Esta obsesión por el PIB de la economía capitalista surgió en los años 30 durante la Gran Depresión y, desde entonces, suma tanto la producción de bienes necesarios, innecesarios, constructivos, destructivos y contaminantes en un mismo número. En 1937, su inventor, el economista y luego premio Nobel Simon Kuznets, llegó a advertir ante el Congreso del peligro de un uso simplificado de su invento, pero los acuerdos de Bretton Woods lo canonizaron en 1944 como la única medida de éxito económico y social. En 1962, Kuznets insistió: “Es necesario distinguir entre la cantidad y la calidad del crecimiento… Las metas para un mayor crecimiento deben especificar de qué y para qué necesitamos más crecimiento”. Jason Hickel observó que “desde 1980, el PIB mundial se ha triplicado, mientras los pobres sobreviviendo con menos de cinco dólares diarios ha crecido en 1,1 mil millones; esto se debe a que, a partir de cierto punto, el crecimiento comienza a producir más efectos negativos que positivos”.

Todavía quedan por discutir otras dimensiones de los seres humanos, como la justicia social, la que no es sólo una bandera de la izquierda, sino que fue la repetida crítica (profecía) en el caso de los profetas bíblicos y de otras religiones; queda por discutir o considerar la comercialización de la existencia, la deshumanización y alienación del individuo, la destrucción de la naturaleza, entre otros problemas centrales.

El actual sistema capitalista no es capaz de resolver ninguno de los problemas existenciales que ha creado, como la acumulación surrealista de la riqueza, la destrucción de la biosfera, el agravamiento de los conflictos de forma directa por su insaciable industria de la guerra e, indirectamente, a través de exiliados y marginados de todo tipo, económicos y ecológicos.

Ahora, hasta los más férreos defensores del sistema capitalista en Europa y Estados Unidos comienzan a publicar libros, artículos y a dar entrevistas en los grandes medios proponiendo “salvar al capitalismo de sí mismo” a través de la intervención agresiva de los gobiernos en la economía y en la redistribución de la riqueza. Es decir, una vez más, desde la Depresión de los años 30 hasta las brutales crisis neoliberales en el Sur Global a finales de los 90 y la Gran Recesión en Estados Unidos diez años después, se recurre al socialismo como bombero.

Por no problematizar otras dimensiones humanas. Un estudio publicado en la British Medical Association en 2006 reveló un consistente aumento de los problemas psicológicos en los niños y jóvenes ingleses. Todo pese al incremento del PIB nacional, a la relativa estabilidad de la inflación y de la economía británica de entonces.

Crecimiento económico no es desarrollo, como la obesidad no es un signo de salud. Ambos, crecimiento y desarrollo son producto del progreso acumulado de la humanidad a lo largo de siglos, algo que no ocurrió gracias al capitalismo sino pese al capitalismo y sus primeros beneficiados: los maniáticos con síndrome de Diógenes bancario.

Como ya hemos desarrollado por años, los inventos tecnológicos, científicos y sociales más importantes que contribuyeron a este progreso y desarrollo humano se produjeron antes de que el sistema capitalista se desarrollara con la privatización de las tierras comunales de Inglaterra en el siglo XVI y, cuando ocurrieron a posteriori, casi siempre fueron autoría de científicos asalariados, inventores de talleres, activistas sociales, entre otros grupos e individuos que no invertían años en investigación y creación motivados por las ganancias futuras sino por el objetivo mismo de su vocación.

De hecho, los mayores “milagros económicos” de la historia moderna se produjeron por dos únicas vías: (1) el imperialismo capitalista (saqueando, masacrando cientos de millones de «subhumanos», y destruyendo la competencia de otras potencias de ultramar) y (2) por la intervención de los gobiernos, desde la Unión Soviética del malo de Stalin hasta la China comunista posterior a la Gran hambruna (que, con sus millones de muertos y medida por los mismos estándares, ni siquiera compite con las mayores masacres y hambrunas del capitalismo).

¿Estoy proponiendo una vuelta a un sistema comunista del estilo soviético? No, para nada. Vuelta a nada. El pasado es una obsesión del fascismo. Entiendo que no debemos dejarnos pasar por encima del sermón del dogma capitalista y neoliberal que ha hambreado, matado y saqueado a las clases trabajadoras por siglos y siempre encuentra una forma de mantener el sermón del amo, aterrorizando a los desprevenidos y a los más necesitados.

El actual terremoto ideológico y geopolítico lleva al poder hegemónico a echar mano a todos los recursos procediendo, según lo explicamos con la fórmula P = d.t por sus tres escalones principales: (1) narrativo, (2) legal y (3) bélico.

¿Hay esperanza? Claro. Afortunadamente, los seres humanos no son seres unidimensionales como Milei.

*Imagen: Niños juegan afuera de un taller de pulido de metales en Uttar Pradesh, India. Foto: UNICEF/Niklas Halle’n

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Escuelas en Venezuela: ¿garantes de educación o espacios en el olvido?

La defensora de derechos humanos Gloriana Farías criticó la violación del derecho al aprendizaje en Venezuela.

En entrevista con Radio Fe y Alegría Noticias, la abogada de Cecodap señaló que no sólo existe un problema de asistencia a los centros educativos, sino también de baja calidad educativa.

La especialista explicó que fallan varios factores en las escuelas venezolanas, como la ausencia de profesores y servicios básicos como electricidad y agua potable, lo que vulnera el derecho a la educación.

No obstante, la jurista consideró que la escuela sigue siendo un espacio garante de los derechos de la niñez, donde los maestros cumplen un papel importante a pesar de la precariedad.

Farías resaltó que los centros educativos podrían brindar a los estudiantes el acceso a otros derechos como la alimentación y la recreación.

Asimismo, reconoció el esfuerzo y dedicación de los docentes por continuar asistiendo a las aulas y brindar educación a los alumnos en comunidades populares, a pesar de las difíciles circunstancias económicas y sociales que ellos mismos enfrentan.

Escuelas en Venezuela: ¿garantes de educación o espacios en el olvido?

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Petro a nuevo MinEducación: ‘tiene la misión de lograr un resurgir de la gratuidad y la cobertura de la educación pública superior’

“Usted tiene la misión central de lograr, en el poco tiempo que nos queda, que haya un resurgir de la gratuidad de la educación pública superior y de la cobertura de la educación pública superior”.
Con estas instrucciones, el presidente Gustavo Petro Urrego posesionó este martes al nuevo ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, a quien le encomendó la tarea de expandir las sedes públicas universitarias en todo el territorio nacional.
Además, le planteó el reto de “romper dentro de su Ministerio y, quizás, romper dentro de la sociedad colombiana” las deficiencias de la educación superior que convierte a los colombianos “en obreros y obreras de un sistema, en donde unos hacen las ganancias y los demás trabajan para ellos”.
Le pidió al nuevo ministro Rojas “garantizar que haya un salto en la calidad y cantidad de la educación pública en Colombia”.
Y se preguntó: “¿Por qué la educación pública? Porque es la que va a dos terceras partes de la juventud y la niñez colombiana” y, “¿eso qué implica? Que por primera vez haya un presupuesto que se invierta en sedes públicas de la universidad”.
https://www.contrareplica.mx/nota-Petro-a-nuevo-MinEducacion-tiene-la-mision-de-lograr-un-resurgir-de-la-gratuidad-y-la-cobertura-de-la-educacion-publica-superior–202424758
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Ministro de Educación destaca el potencial del programa «Hambre Cero» para mejorar la educación en Paraguay

Por: Liza Medina

El Ministro de Educación y Ciencias, Luis Ramírez, ha abordado la importancia del proyecto «Hambre Cero», destacando su potencial para transformar la educación en Paraguay. Según Ramírez, este es uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno del presidente Santiago Peña y es inédito para el país.

Ramírez expresó que «Hambre Cero» no solo se centra en la nutrición, sino también en el desarrollo cognitivo de los niños. “Un niño que no desarrolla sus posibilidades de interconexión cerebral, que se logra con una alimentación adecuada, tendrá dificultades para aprender. Mejorar solo la calidad educativa no es suficiente si no se proporcionan las condiciones adecuadas para el aprendizaje,” señaló el ministro.

El proyecto está diseñado para beneficiar a todas las escuelas públicas, con un enfoque especial en las zonas de pobreza y extrema pobreza. Ramírez destacó la importancia de proporcionar alimentos en las escuelas para que los niños no tengan que ir a sus casas a comer, lo que a menudo resulta complicado. Además, enfatizó que el proyecto enseñará a los niños no solo a comer bien, sino también a combinar adecuadamente los alimentos, lo cual es crucial para combatir la obesidad y la diabetes infantil, que son problemas crecientes en el país.

El ministro también mencionó que el proyecto «Hambre Cero» arrancará en agosto, pero aclaró que su implementación será gradual y llevará tiempo. “Esto va a ser una expansión. Muchas veces creemos que se dice y mañana ya va a estar hecho. No, llevará un proceso, llevará un plazo,” explicó.

Ramírez resaltó que el Ministerio de Educación se está enfocando en plantar ideas estratégicas y reducir funciones que no le corresponden directamente, como la alimentación de los estudiantes. “Nosotros nos comprometimos a dejar un ministerio más ágil, más pequeño. El ministro no puede estar dando de comer, construyendo. Este es el primer paso para reducir un poco la labor,” concluyó.

El proyecto «Hambre Cero» promete ser un paso estratégico e importante para mejorar la educación y la salud de los niños en Paraguay.

Ministro de Educación destaca el potencial del programa «Hambre Cero» para mejorar la educación en Paraguay

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La Calidad educativa dentro del paradigma de la cultura evaluativa neoliberal

La Calidad educativa dentro del paradigma de la cultura evaluativa neoliberal

Luis Bonilla – Molina

Fragmento de un texto mayor

El concepto

La calidad educativa es un término polisémico, es decir, tiene varios significados que se adecuan a distintas orientaciones del discurso educativo. Su bondad es que se asocia al “sentido común” ciudadano que la educación sea cada vez mejor para los niños, niñas, adolescentes y estudiantes en general. Su perversión es lo opuesto, porque esa “bondad” interpretativa le resulta útil al neoliberalismo educativo para los fines mercantiles que se plantea.

La idea de calidad educativa no ha sido aceptada por todos los actores educativos de manera uniforme. La mayoría ha simplificado el término como el esfuerzo para que cada vez la educación sea mejor, que es tan amplio que permite que se ponga en marcha cualquier rango de operaciones de cambio que se correspondan al sistema de valores de quien lo defiende. La idea de la adaptabilidad de la educación a los requerimientos “sociales” complementa esta simplificación y abre paso a operaciones diversas de estandarización y mejora continua desde la lógica del mercado, que tienen como lugar de enunciación el discurso de la calidad educativa.

La derecha educativa encuentra en la calidad total que termina promoviendo la estandarización, competencia y clasificación en las dinámicas institucionales de los sistemas escolares y universidades, el relato necesario para la defensa del sostenimiento del estatus quo burgués, sustentado en las diferencias entre clases sociales con argumentos como el esfuerzo personal y las competencias como motores del éxito. Por eso, el pensamiento de derechas y neo conservador es el mayor aliado y defensor de todos los sistemas jerárquicos que termina construyendo la cultura evaluativa neoliberal en educación.

El neoliberalismo educativo ha capturado para sus fines la denominación de calidad educativa, debido a la precaria disposición de los sectores críticos para plantearle una disputa del término. Eso crea un problema práctico para las resistencias anticapitalistas en educación, porque “hablar mal” de las políticas escolares y universitarias que presentan al público los gobiernos neoliberales, con la etiqueta de reforma por la calidad educativa, coloca a quienes lo hagan como sectores o individualidades que se oponen a que mejore la educación.

La única forma de romper esta hegemonía ideológica instalada en la sociedad consiste en entrar a la disputa conceptual y operacional de la calidad educativa, con un horizonte transformador alineado a los fines de proyectos alternativos. Sectores radicalizados se oponen a ello con el argumento que eso es conciliar con el sistema al “ceder” en una disputa que para ellos se restringe al medio empresarial, para lo cual consideran que resulta suficiente plantear que la calidad educativa es burguesa; en términos prácticos esta declaración “principista” no tiene ningún valor concreto para enfrentar las iniciativas de privatización, mercantilización y estandarización educativa neoliberal que se presentan con la etiqueta de calidad educativa. Salir “bien en la foto” no significa que se contribuya a la construcción de una política educativa anticapitalista con influencia de masas.

Tampoco se trata de aceptar acríticamente los determinantes conceptuales neoliberales del término calidad educativa, en razón de la pluralidad de significantes que contiene el mismo significado, en un abanico de opciones útiles para la adecuación de los sistemas escolares y las universidades a los requerimientos del modo de producción capitalista.

Así como la palabra amor no tiene el mismo significado para un burgués que para un proletario, nadie plantea crear otra palabra que lo exprese, sino que se construyen significados alternativos que expresen la identidad de clase; así lo hizo Marx en el tercero de los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) para romper con la noción romántica patética del amor burgués cuando dijo Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu amor es impotente, una desgracia.

En este sentido, las definiciones coyunturales que se elaboren deben ser vistas como parte de propuestas de transición que intentan impulsar iniciativas contra hegemónicas para construir correlaciones de fuerza que hagan posible “popularizar” entre los oprimidos el sentido, direccionalidad y expresiones de una educación que contribuya al pensamiento crítico, creatividad, solidaridad y sentido de justicia social integral como componentes centrales de proyectos pedagógicos emancipadores y liberadores (en plural).

Para Deming (1982) la calidad solo puede definirse en relación a la acción del sujeto. A partir de este enunciado simple, surge todo un campo de disputa ideológica, teórica, conceptual y operacional respecto a quien es el centro de lo educativo, a partir de quien se define la calidad, debate que tensiona los distintos campos de la izquierda educativa en sus definiciones pedagógicas. Surgen cuatro grandes concepciones en esta materia: a) el centro de lo educativo, el sujeto de la educación es el estudiante, b) el sujeto central para producir un cambio es el trabajador de la educación (docente, director y personal que coadyuva al hecho educativo), c) el centro del que hacer educativo es la comunidad y es en los cambios culturales del entorno donde se evidencia la calidad, d) el eje de los escolar y universitario es la sociedad (democracia y ciudadanía, desarrollo nacional y fomento de la productividad, empleabilidad). Estos campos de disputa se reflejarían en los cuatro modelos de implantación de la calidad educativa neoliberal que abordaremos más adelante.

Para el neoliberalismo educativo el sujeto es la mercancía que crea mercancías, como superación del modelo manual de hacer máquinas (primera revolución industrial) y de máquinas haciendo máquinas (segunda revolución industrial).

El sector de la izquierda que desecha las disputas educativas antes que se alcance la revolución total, tratándolas peyorativamente de reformas, opta por señalar que el centro de lo educativo es la transformación comunitaria, colocando al contexto en el centro del que hacer educativo; ahí también existen matices desde el campo de las educaciones populares (en plural), por ejemplo quienes defienden la teoría Freireana de que el papel de la escuela no es hacer la revolución sino construir las mentalidades que la harán posible. Otros sectores de izquierda, vinculados a las pedagogías críticas, prefieren concentrarse en la construcción de ciudadanía crítica y democracia desde abajo, como parte de una disputa ideológica estratégica. Algunos sectores sindicales y gremiales postulan que los cambios sustantivos en la educación dependerán de las condiciones materiales de vida y salariales de los docentes, así como la posibilidad compensatoria de la escuela respecto a las diferencias existentes entre los estudiantes producto de su origen social. Finalmente, están quienes postulando las pedagogías activas y participativas colocan al estudiante en el centro del cambio educativo.

Un caso, casi singular, es el del movimiento pedagógico colombiano que se mueve en varios de estos campos, comunitario, sindical, pedagógico y social. Esta experiencia puede tener aspectos con los cuales se puede diferir, pero es innegable que constituye una de las mejores síntesis de articulación en marcha, de los distintos enfoques de resistencia pedagógica. Es decir, nuestro punto de vista es que una propuesta integral debe tomar en cuenta cada una de las cuatro opciones de énfasis educativo y no caer en la trampa de colocar una por encima de las restantes; la dinámica educativa es mucho más rica que una simple escogencia de un enfoque.

Por su parte, la opción más consensuada en los sectores ideológicos vinculados a la perspectiva del capital es colocar al estudiante como centro del que hacer educativo, sin que esto signifique abandonar las otras perspectivas. Esta decisión se expresa en concreto, en la priorización de las pruebas estandarizadas de aprendizaje para los primeros niveles de enseñanza, así como la productividad y jerarquización académica, adaptación a los requerimientos de empleabilidad y extensión[1]-investigación[2] centrada en las expectativas del estudiante en el sector universitario, todo ello en el marco de la calidad educativa. La dinámica de la calidad educativa neoliberal ha venido moviendo su énfasis cada vez más hacia las llamadas habilidades blandas, la inteligencia emocional y la empatía.

La calidad educativa promovida por el capital, lo que procura al final es que la “mercancía educativa” que resulta ser el estudiante moldeado por el perfil de egreso que se construye con la estandarización de los procesos pedagógicos, tenga posibilidades de una empleabilidad adaptativa y situada que haga posible la mejora continua del modo de producción capitalista.

Dimensiones y niveles de la calidad educativa  

La calidad educativa neoliberal procura expresarse en las distintas dimensiones (Bonilla,2024;2014) de lo pedagógico (didácticas, currículo, evaluación, planeación, gestión), con la tendencia a la fragmentación propia del capitalismo en el sector. Es decir, no logra construir una propuesta pedagógica integral de calidad educativa, sino líneas de acción en materia de currículo o didácticas, evaluación o gestión del aula.

Sus promotores suelen referirse a la calidad educativa como “calidad didáctica”, “Calidad curricular”, “calidad de los planes de estudio”, “calidad evaluativa”, “Calidad en la planeación escolar y gestión del aula” -o institucional- pero no muestran un camino que intente armonizar sus “propósitos” de manera dinámica en la pedagogía como ciencia(s) de la educación.  No obstante, se ha generalizado su uso relacional con las distintas facetas pedagógicas.

La contradicción capitalista de trabajar la dominación como totalidad de la vida y las instituciones, escondiendo su accionar mediante la presentación fragmentada de sus iniciativas, se muestra claramente en el tema de la calidad educativa neoliberal y su precaria capacidad de relación con las pedagogías. Resulta complicado intentar armonizar las acciones, estrategias y criterios de valoración, que formula el neoliberalismo como formulaciones de calidad educativa para cada uno de los componentes de la pedagogía. Esta carencia de complementariedad sistémica intenta ser resuelta con la convergencia de estándares, indicadores y metas, pero estos esfuerzos se muestran caóticos al momento de su concreción educativa en las aulas.

Por otro lado, si partimos de los seis niveles (Bonilla,2014) que deben comprender las políticas educativas en materia de calidad educativa (aula, aula-plantel, aula-comunidad, aula-región, aula-proyecto nacional, aula-geopolítica educativa)[3] con sus cincuenta y cuatro campos de operacionalización básica[4], la calidad educativa neoliberal se convierte en un significante vacío, en una consigna bonita que tiene muy poco de pedagógica. Sin embargo, desde una perspectiva crítica se debería aprovechar esta grieta en la discontinuidad de las políticas educativas capitalistas para posicionar un enfoque integral e integrador de la calidad educativa asociado a proyectos emancipadores de conjunto.

Principios de la mejora continua en educación

Para lograr sus propósitos, el paradigma corporativo de la calidad plantea el principio de la mejora continua que en realidad es un enunciado que contiene a su interior cuatro principios: planificarhacerverificar y actuar. En la propuesta neoliberal de la calidad educativa estos principios se adaptan para convertirse en procesos centrados en estandarizar para la planificación educativa (didácticas, currículo, evaluación), estableciendo criterios, protocolos y dinámicas que permitan ejecutar la acción escolar y universitaria mediante modelos de gestión de aula e institucional posibles de evaluar mediante pruebas y mecanismos estandarizados, así como clasificaciones sujetas a los estándares (objetivos, metas, indicadores) que permitan actuar en tiempo real con criterios de ajustes y cambios permanentes (pertinencia, relevancia, eficiencia, eficacia, impacto e innovación).

Los principios de la mejora continua, aplicados a la propuesta neoliberal de calidad educativa, develan las reales intenciones de esta operación de cambio: intentar resolver el desfase entre la aceleración de la innovación científico tecnológica y lo que se enseña en las instituciones educativas, mediante políticas públicas y orientaciones institucionales que sincronicen lo escolar y universitario al modo de producción capitalista. Para el capitalismo los sistemas escolares y las universidades no son sistemas auto referenciados, sino que sus protocolos, rutinas, actividades, procesos y productos deben corresponderse a los requerimientos de la producción, mercado y consumo en cada momento histórico.

Como el neoliberalismo educativo no logra construir una propuesta integral e integradora de calidad educativa, a pesar del diseño del modelo de mejora continua para los sistemas escolares y la universidad, intenta entonces abrirse paso mediante la operacionalización a escala mundial de prácticas de calidad educacional centradas en los aprendizajes, la enseñanza y el cambio institucional.

Calidad educativa como logro de aprendizaje y factores asociados

La UNESCO, instancia que creó en 1994 -en medio del paradigma empresarial de la Gestión de la Calidad Total (GCT)- un instituto como un nombre tan pomposo como el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE), tampoco logró construir un “modelo de calidad educativa multisituado”. No podía hacerlo, porque UNESCO es una institución del orden burgués dominante[5] y por lo tanto tiene los límites propios de una institución que instrumenta, no que define el horizonte último de la educación en el marco del capitalismo.

El LLECE comenzó a recorrer el camino de las pruebas estandarizadas como instrumento para desarrollar la calidad educativa fundamentada en los aprendizajes.  Cuando trabajemos más adelante, las pruebas estandarizadas del LLECE ahondaremos en el tema, por ahora nos interesa destacar que la calidad centrada en los aprendizajes no ha sido un desarrollo de la calidad educativa neoliberal, sino una muestra de su incapacidad para instrumentar de manera amplia, integrada e integradora su propio paradigma. En este caso, se habla entonces de educación centrada en el estudiante y de calidad basada en evidencias de logro de aprendizaje.

La calidad educativa neoliberal basada en los logros de aprendizaje, usa como herramientas los objetivos y metas curriculares para el diseño de baterías de preguntas que muestren evidencias de logro o insuficiencia del mismo.  Sin embargo, en este campo tampoco procura tener una visión panorámica y de conjunto de los logros alcanzados por los sistemas escolares, por el contrario se “prioriza” los aprendizajes “relevantes” para el modo de producción en la coyuntura entre tercera y cuarta revolución industrial, sintetizados en el paradigma STEM (Matemáticas, Ciencia, Tecnología, Diseño y lectura instrumental). Las llamadas pruebas de calidad educativa son en realidad mediciones estandarizadas de logros en determinados aprendizajes de ciencias, matemáticas, lectura, escritura, manejo de tecnología computacional.

Como resultado de las críticas que se formularon a los primeros estudios de logros de aprendizajes, por no tomar en cuenta factores asociados al aprendizaje, muchas de estas pruebas, incluidas las del LLECE UNESCO, los incorporaron. Para el Segundo Estudio Comparado en Educación (SERCE), el LLECE creó dos grupos de factores asociados, el primero vinculado a los estudiantes (nivel socio económico y cultural, prácticas educativas en el hogar, participación de la familia en la escuela, clima escolar positivo y clima escolar negativo, organización del aula, disponibilidad de libros y materiales en el aula) y, el segundo, denominado nivel escuela (infraestructura escolar, satisfacción docente, programas compensatorios).

Más adelante analizaremos otras pruebas estandarizadas que encajan en el paradigma de la calidad educativa centrada en el logro de aprendizajes y sus factores asociados.

Los logros de aprendizajes evaluados mediante pruebas estandarizadas y el estudio de los factores asociados, son solo fragmentos muy pequeños del trabajo educativo, pero permiten avanzar en la cultura evaluativa neoliberal y posesionar el paradigma de mercancías educativas, bajo los cánones de instancias como el Banco Mundial (BM) la OCDE, entre otras.

En el caso de la universidad, la calidad en los logros de aprendizajes se vincula a los productos que generen los estudiantes en materia de publicaciones, investigaciones, trabajo de extensión comunitaria, obtención de fuentes externas de financiamiento y construcción de un polo de atracción para la movilidad docente y estudiantil; también en los sistemas de seguimiento de los egresados y su inserción laboral.

Calidad educativa centrada en el desempeño docente

Los sistemas de calidad educativa fundamentada en el desempeño docente podemos ubicarlos en cuatro grandes categorías: a) centrados en el perfeccionamiento docente para que pueda contribuir de manera más eficiente a la superación de la brecha entre conocimiento impartido y aceleración de la innovación científico, tecnológica y cultural; b) centrados en la transición de lo presencial a lo virtual, los cuales enfatizan en “aprender a aprender”, “aprendizaje autónomo” y otras iniciativas que van colocando al docente como un acompañante del proceso de aprendizaje estudiantil; c) centrados en la contención de la beligerancia social y gremial docente, vinculando sus resultados a sistemas de remuneración, primas, escalafones, ascensos, que procuran romper con la unidad magisterial y, d) los que combinan algunos o todos los anteriores.

La calidad educativa neoliberal centrada en los docentes, coloca los resultados en los logros de aprendizaje de los estudiantes como un punto de partida para el diseño de sus modelos, protocolos y sistemas.

Calidad educativa fundamentada en los logros institucionales

Un sector del neoliberalismo educativo, que asocia plenamente las dinámicas escolares y universitarias al universo de la fábrica y la empresa, considera que el eje de la calidad tiene que ser el comportamiento organizacional de las instituciones educativas. En este sentido diseña una batería de indicadores de logro y metas de trabajo que sirven de soporte para sus sistemas de clasificación y jerarquización. Consideran los sistemas basados en logros de aprendizaje y el docente como subsidiarios de la calidad educativa institucional.

La calidad educativa centrada en logros institucionales elabora sistemas de clasificación diferenciados para los primeros niveles de enseñanza respecto a la educación universitaria. En el primero de los casos se constituyen jerarquizaciones institucionales con base a prosecución, abandono escolar, rendimiento en las pruebas estandarizadas aplicadas en los planteles educativos, actividades extra escolares, asistencia diaria (estudiantil y docente), días efectivos de clase trabajados, actualización del personal docente, entre otros. Estos sistemas tienden a guiar los programas de inversión extraordinaria que hacen los ministerios de educación.

En el caso de las universidades se establecen sistemas de acreditación, rankings, incentivos a la bibliometría y sistemas de remuneraciones y cargos vinculados a la productividad como sinónimos de calidad educativa neoliberal.

Un elemento central de la Gestión de la Calidad Total (GCT) en el plano institucional lo constituye el planteamiento del cero desperdicio.  En consecuencia, la estandarización homologa el cero desperdicio a cumplir el total de días de clase, desarrollar todo el currículo, priorizar el aprendizaje de lo que tributa a las pruebas estandarizadas, reprobar al que no lleva el ritmo de aprendizaje, establecer ritmos de administración de conocimientos, alcanzar las competencias que requiere el sistema; lo que no tributa a estos fines es considerado como desperdicio, que hay que ir reduciendo hasta llegar a cero.

Instituciones de Evaluación de la Calidad Educativa

En las últimas cuatro décadas se ha construido una red de Agencias Nacionales de la Calidad Educativa (u otras denominaciones homologables) que institucionalizan los procesos de gestión de la calidad educativa neoliberal.  Estas agencias suelen estar vinculadas al LLECE-UNESCO, el departamento de las Pruebas PISA de la OCDE, los sistemas norteamericanos de evaluación, y, las divisiones educativas del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de Estados Americanos (OEA) y más recientemente de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la CEPAL.  Incluso instancias alternativas multilaterales como MERCOSUR y la Comunidad Económica para América Latina y el Caribe (CELAC) están desarrollando líneas de trabajo sobre calidad educativa, cada vez más ubicadas en la perspectiva neoliberal.

La comprensión de la inserción territorial del paradigma de la calidad educativa neoliberal en los países, sistemas escolares y universidades de la región, pasa por el estudio de estas agencias de calidad, que también tiene el nombre de agencias de acreditación para el sector universitario.

Seguiremos ….


[1] Defendemos el estilo de extensión universitaria críticos, mostrados e impulsado por Tommasino (2019) en “Modelos de Extensión universitaria en las universidades latinoamericanas del siglo XXI.

[2] Son múltiples los enfoques alternativos de investigación, nos parece de especial importancia reivindicar el método de investigación acción participativa de Fals Borda y el de INVEDECOR de Carlos Lanz.

[3] En el año 2024, en el marco de la consulta nacional por la calidad educativa en Venezuela, Bonilla-Molina, Luis plantea el modelo de análisis comparado del cubo, que tiene seis niveles de análisis.  Una síntesis de este modelo está disponible en el video siguiente https://www.youtube.com/watch?v=DfAwYUPvp94

[4] Ver modelo teórico de la calidad educativa de Luis Bonilla-Molina (2014)

[5] La incomprensión de esta realidad llevó a procesos progresivos como lo fue la revolución Bolivariana (1999-2013)a

 

Fuente de la Información: https://luisbonillamolina.com/2024/06/16/la-calidad-educativa-dentro-del-paradigma-de-la-cultura-evaluativa-neoliberal/

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