Page 3006 of 3015
1 3.004 3.005 3.006 3.007 3.008 3.015

Eduardo Piñate: «La Educación es un pilar central del proceso de generación de la nueva ciudadanía»

Entrevista a Eduardo Piñate (Venezuela)

12 Enero 2016/ La otra Mirada

Continuando con las entrevistas realizadas por Luis Bonilla (LB) en la segunda temporada del  programa «La otra Mirada», a continuación la reseña del encuentro con Eduardo Piñate (EP) , educador venezolano. ¡Bienvenido Eduardo a esta cita con el movimiento pedagógico venezolano y mundial!

Quienes entendemos el proceso Bolivariano como una sumatoria de dinámicas convergentes a través de la historia de resistencia nacional en la República Bolivariana de Venezuela contra la lógica de dominación –potenciada a partir del inicio del modelo de alianza cívico-militar en la década de los cincuenta del siglo veinte- valoramos de manera especial el trabajo que cada militante y cuadro ha realizado a través del tiempo.

Comenzamos a saber de Eduardo Piñate en la década de los ochenta –aunque él ya tenía tiempo militando en la causa revolucionaria- en el marco del activismo de la Liga Socialista, el periódico Basirruque y los Encuentros Nacionales de Educadores. Luego, al calor del proceso Bolivariano coincidimos en múltiples escenarios y tres rasgos le han caracterizado siempre: la irreductible convicción en el futuro socialista de la humanidad, la tolerancia con las ideas y enfoques distintos al que él sostiene y la humildad y don de gente en el trato. Su militancia política y pedagógica le llevó a ser unos de los motores de organización del Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (SINAFUM), del cual fue su primer Presidente, tarea que combinó con un papel destacado en la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y que dejaría para trabajar como parlamentario de la bancada de esta organización política.

Eduardo Piñate es de los contados cuadros políticos que responde en tiempo real los mensajes de texto, las llamadas telefónicas o los correos electrónicos. Cuando le solicitamos la entrevista no dudó en acceder y de inmediato pudimos ponernos de acuerdo sobre la hora y lugar para conversar de la coyuntura política y su mirada sobre la prospectiva educativa. Llegó puntual a la cita y de los libros que le obsequiamos los que más le llamaron su atención fueron los números de COMUNA: pensamiento crítico en revolución, dedicados al nuevo modelo productivo bajo control obrero-comunitario y el referido a la experiencia socialista en Guayana, lo cual ratifica su especial interés por los temas sindical y de construcción del poder popular. Horas después de realizada la entrevista nos enteramos, a través de los medios de comunicación, que el Presidente Nicolás Maduro lo designó como Secretario Permanente de la Presidencia del Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV).

EDUARDO PIÑATE: Muchas gracias Luis.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo el 6 de diciembre de 2015 ocurrió un hecho electoral significativo en el proceso bolivariano, es la segunda oportunidad en la cual el cuadro de resultados electorales le resulta adverso a lo que genéricamente se ha denominado como el Chavismo. Me gustaría saber, ¿Cuál es tú valoración de las causas que generaron éstos resultados el 6 de diciembre de 2015?

EDUARDO PIÑATE: Como tú lo has dicho, el 6 de diciembre de 2015 nosotros recibimos nuestra segunda derrota electoral de 20 procesos eleccionarios en los cuales hemos participado. Uno siempre tiene que decir esta cifra, porque no creo que haya país en el mundo que durante 17 años haya realizado 20 elecciones. Y esto solamente hablando de los poderes públicos, porque en el seno de la sociedad venezolana existen múltiples elecciones de consejos comunales, comunas, organizaciones estudiantiles, sindicales, etc. Este es un proyecto revolucionario con una profundidad democrática, casi que sin parangón en la historia y menos aún en la historia Republicana de nuestro país.

Primero, efectivamente nosotros sufrimos una derrota electoral muy importante, yo la califiqué y la sigo calificando como una contundente derrota para las fuerzas del Gran Polo Patriótico de la Revolución Bolivariana y que, para la derecha representa una victoria importante de una magnitud que no se esperaba. Ellos mismos quedaron sorprendidos de la cantidad de diputados y diputadas que le otorgaron esos resultados electorales.

Ahora, ¿Qué pasó? Desde mi punto de vista existen múltiples causas. En primer lugar, debo decir, que nosotros venimos arrastrando de la IV República, un conjunto de temas estructurales que aún no hemos logrado resolver. No hemos podido superar a estas alturas el modelo rentista petrolero y establecer una economía productiva en el país con carácter socialista, como lo ha venido planteando el presidente Nicolás Maduro y en su momento el Comandante Hugo Chávez. Nosotros estamos reivindicando profundamente ese concepto de Economía Productiva Socialista, que implica relaciones de producción de cooperación, de solidaridad, no de explotación, pero a decir verdad nosotros tenemos que ser autocríticos, ya que hemos avanzamos muy poco en el establecimiento de una economía productiva socialista en el país.

Al lado de esto, desde el momento que se conoció la enfermedad del comandante Chávez y con mayor radicalidad, desde el momento de su desaparición física, el imperialismo con todas las fuerzas que tienen, lanzó una ofensiva brutal contra la revolución bolivariana y contra el pueblo venezolano en todos los planos. Yo hablo de una guerra total que desató el imperialismo contra la Revolución Bolivariana, que implicó guerra económica, psicológica, mediática, cultural e ideológica, operaciones militares, terrorismo y asesinato selectivo de dirigentes. Todo esto combinado tuvo una suerte de barco insignia para la lucha principal, que es la guerra económica.
La guerra económica se desplegó teniendo múltiples manifestaciones: por un lado, el ataque de la moneda apoyada en la fortaleza de la burguesía, en el manejo financiero, en las alianzas importantes internacionales, que les permitió montar una estructura de dólar paralelo que impactó negativamente los precios y que fue un factor fundamental de la elevación de los precios en el país y todavía es un factor relevante en ese terreno.

Por otro lado, toda la ofensiva que se lanzó en materia de precios, con la especulación, el acaparamiento, el contrabando de extracción por el cual al final se tuvieron que cerrar parcialmente las fronteras del país, decretar ese estado de excepción en municipios fronterizos pertenecientes a 3 o 4 estados de Venezuela, para tratar de detener la hemorragia de productos hacia países vecinos. Pese que la derecha dice que aquí no hay producción, resulta que estábamos manteniendo tres economías. La economía familiar-normal, que producto del desabastecimiento aparentemente consumía más; ejemplo de ello: aunque la gente necesitara dos kilos de harina precocida compraban ocho como previsión ante el fantasma del desabastecimiento. Es decir, había una sobre carga de la demanda, pero también hay que decirlo, ello evidencia que tenemos mayor capacidad de compra por todas las medidas extensivas del salario que ha venido tomando el gobierno, desde el Comandante Chávez hasta ahora.

Luego la economía delictiva por la vía del bachaqueo, por la elevación de los precios, por el establecimientos de canales de distribución de los productos al margen de la legalidad que afecta alimentos, medicamentos, lo cual implica un aumento de los precios sin ninguna justificación. Es decir, en el inicio de la cadena de comercialización se tiene un producto a un determinado precio -regulado o no por el Estado- y cuando sale de allí lo encuentras al triple y en el mercado normal no lo consigues; entonces, te ves obligado a comprarlo en el otro. Además, tenemos entre unos 10 a 15 millones de habitantes más allá de la frontera entre Colombia y Venezuela quienes por la vía del contrabando de extracción, viven de los productos venezolanos produciendo desabastecimiento y encarecimiento de los productos en el territorio nacional. Entonces, esa ofensiva por supuesto afectó profundamente el bolsillo, el ingreso de los asalariados, trabajadores, trabajadoras y el ingreso familiar en su conjunto.

En el marco de la campaña electoral, en el año 2015, como resultado de la guerra económica la situación se intensificó, llegando a niveles de locura. Esto al final estuvo vinculado a acciones terroristas, a alianzas de paramilitarismo con sectores del hampa organizada quienes golpearon a distintos sectores populares.

Frente a eso, ¿Qué pasó? Nuestra repuesta no fue lo suficientemente contundente y asertiva para detener los efectos de eso. Nosotros hicimos política, mientras ellos hacían guerra. Por eso siempre se decía, la derecha no hizo campaña electoral. Y es verdad, ellos nunca hicieron campaña electoral. Ellos decían, la campaña la hacemos en las colas y así lo hicieron.

Efectivamente la burguesía es quien eleva los precios, porque éstos no se incrementan solos. Utilizaban los efectos del aumento de precios, del desabastecimiento, del acaparamiento para decir que la política del gobierno, que el modelo socialista -que no se ha terminado de instaurar pues apenas estamos dando los primeros pasos- había fracasado, cuando en realidad lo que en este momento estamos viviendo es el fracaso del modelo rentista petrolero. Por allí están las causas fundamentales de la derrota electoral.
Yo soy militante del PSUV y nosotros en los primeros meses de 2014 vimos que se desató toda la violencia focalizada urbana que lanzó la derecha, que Leopoldo López lo llamaba La Salida. Fueron 6 meses de locura foquista de derecha en la calle; en medio de eso, nosotros como partido desarrollamos una labor de movilización, de debate, de discusión, que nos llevó todo el 2014 y 2015. Yo dudo que antes de ese período haya existido tanto nivel de movilización de la vanguardia y del PSUV en Venezuela.
Eso implicó todo el debate del 3er congreso que se realizó en Julio del 2014, todo el debate de la política de formación, el congreso de la juventud del partido. En ese periodo realizamos diferentes congresos: de los indígenas, de la clase obrera, campesinos y pescadores. Terminamos el año 2014 renovando las estructuras de base del partido, de manera democrática con elecciones directas de las Unidades de Batalla Bolívar–Chávez (UBCh), de los Círculos de Lucha Populares (CLP) y arrancamos el año 2015 renovando la Dirección General del partido con una convocatoria extraordinaria del congreso que eligió la nueva dirección. Todo el año 2015 hubo un nivel de movilización muy importante del partido y de otras fuerzas.

Sin embargo, esa movilización, no se correspondía con la guerra que nos estaban haciendo en términos políticos, no se correspondía con el nivel de agudización de la contradicción. Terminamos haciendo una organización y una campaña electoral reformista y el partido no logró superar lo que planteó Chávez en el año 2010, lo que él denunció en el documento que se llama las Líneas Estratégicas de Acción Política, no logró pasar del Partido Maquinaria – Electoral, al Partido – Movimiento. Eso es un hecho, aunque con todos los avances que hemos dado, no estamos en la misma situación del 2010, ni en la misma situación del 2012 sino en una nueva realidad. Ese es uno de los grandes desafíos que tenemos por delante como partido los cuales menciones ampliamente en mi libro el cual se llama “Del PSUV y su Relación con los Movimientos de Masas”.

LUIS BONILLA–MOLINA: Partiendo de tú análisis Eduardo, cuando uno quiere hacer una revisión de una coyuntura determinada es obligatorio revisar lo actuado. El peso de una guerra económica tiene una incidencia fundamental en la reflexión que tú haces, pero cuáles son los errores fundamentales desde el punto de vista del discurso y la acción que cometió el Chavismo, por decirlo de una manera global. Por ejemplo, en algunos sitios había malestar cuando se dijo que “la gente gozaba las colas” o cuando se hablaba que los precios eran de un determinado nivel y en la realidad eran otros. Ese tipo de cosas irritó a los sectores populares y también tenemos que reconocer que discursivamente se cometieron un conjunto de errores que si no se reconocen, difícilmente se van a poder encarar en lo inmediato.

EDUARDO PIÑATE: Dentro de esa caracterización general que yo te acabo de hacer, se derivan algunas cosas, hay un problema que tiene que ver con una suerte de separación progresiva y de burocratización de la dirección del partido y del gobierno. Yo creo que eso nos afectó de manera importante; creo que ese es uno de nuestros grandes temas a rectificar en este momento. A veces ocurren procesos de elitización en algunos sectores de la organización, por decirlo de alguna forma y por supuesto en esas condiciones, es difícil interpretar lo que está pensando el pueblo. Muchos de nosotros sabíamos de esa situación que estaba pasando el pueblo. De hecho, cuando uno se reúne con las bases del partido o con la gente de los consejos comunales, con los comités de salud o con los comité de tierra rurales, es decir, cuando uno va al barrio, la comunidad o la fábrica, allí los trabajadores, la gente de la comunidad sienten y viven los problemas y además lo denuncian.

Nosotros hicimos una campaña electoral, hicimos política para una situación normal. Yo lo decía, esta campaña electoral hubiese sido muy buena para otro momento, para el año 2006, incluso para el año 2012, cuando ganó el Comandante Hugo Chávez, pero la campaña que hicimos para estas elecciones pasadas, no se correspondía con la situación presente. Eso trajo determinado errores, en el discurso y en el contenido. Hay una cosa paradójica, que pasó aquí y pasó en Argentina, la derecha más recalcitrante, fascista inclusive, termina venciendo en nuestro caso a una revolución con la consigna del cambio, cuando una revolución es cambio permanente. ¿Qué quiere decir eso? que el pueblo nos percibió a nosotros como conservadores y acaso no será verdad que en alguna medida fuimos conservadores. Entonces, nosotros tenemos que radicalizar la revolución y esto pasa por una radicalización del discurso e implica una práctica política amarrada, abrochada con nuestro pueblo y por su lucha, es decir, colocarnos al frente de sus luchas.

Recién en estos días mencioné, a propósitos de los acontecimientos de la asamblea nacional, que a nosotros de toda la vida marxistas, -en mi caso marxistas- leninistas, bolivarianos y chavistas desde que tenía 14 años y empecé a leer y hacer mis primeros pininos en esto- nos dijeron que nosotros debíamos agudizar la contradicción para poder avanzar. Resulta que ahorita quien está agudizando la contradicción es la ultra derecha, con una postura absolutamente subversiva. ¿Qué pasa? que nosotros entonces llegamos a un momento de cierto conservadurismo en la acción política.

Y esto ocurría a pesar de que estábamos haciendo mil cosas, ¿Cómo nos percibió el pueblo? Entregamos la vivienda 1 millón, ¿Qué gobierno en el mundo ha entregado 1 millón de vivienda en 3 años?, construidas, hechas y entregadas al pueblo, no era el mercado inmobiliario, capitalista burgués, ¿Qué gobierno en el planeta ha logrado reducir la pobreza en un período de 17 años, bajándola de casi un 80% a 19% y, la pobreza extrema que en el año 98, estaba en 20 a 21% y hoy está en 4,4%? Además de ello, los niveles de inclusión en materia de educación, de matrícula escolar, salud, como hemos abatido el desempleo, la garantía de la calidad del empleo.
Hemos hecho mil cosas en materia de inclusión social, pero eso y aquí está el error fundamental desde mi modo de ver y que nos corresponde a nosotros como partido asumirlo, es que eso no estuvo acompañado de un crecimiento de la conciencia. Como señala Luis Britto García en su genial artículo: “Socialismo sin ideología es piñata a la que se le rinde culto hasta que duren los caramelos”. Es decir, que pasó este año, una guerra económica brutal, un cerco o un bloqueo financiero internacional, una caída también brutal de los precios del petróleo que redujo los ingresos del país, pero muy, pero muy importante eso no estuvo acompañado de un crecimiento de la conciencia. Hemos incluido, hemos elevado los niveles la calidad de vida de millones de venezolanas y venezolanos, pero eso no se ha correspondido con un crecimiento de la conciencia que permitiera resistir los embates de la guerra económica. No evitamos que amplios sectores de la población no cayeran en el chantaje de la guerra económica, que no fuesen desmoralizados por la guerra económica. Sin embargo esto hay que matizarlo siempre, ya que la derecha tuvo una importante victoria, ahora, una victoria táctica, que si nosotros hacemos lo que tenemos que hacer, nosotros podemos convertir esa derrota táctica en una victoria estratégica, un relanzamiento de la revolución.

LUIS BONILLA–MOLINA: La pregunta para una respuesta breve. Las colas siguen. Desde tu perspectiva ¿Cómo hacer que la gente entienda que las colas son parte de una guerra económica y que no se siga profundizando ese alejamiento del partido con las bases populares que tú alertas?

EDUARDO PIÑATE: Hay un elemento allí que debemos aprovechar. Parte de la campaña electoral de la derecha se concentró en crear la expectativa que ellos iban acabar con las colas, eso fue parte del discurso demagógico que ellos usaron, pues entonces vamos a desenmascararlos. En primer lugar, eso pasa porque nosotros vayamos allí, donde está el pueblo de verdad. No podemos seguir haciendo políticas desde los medios de comunicación, desde los espacios institucionales, desde las alcaldías, las gobernaciones, los consejos municipales, debemos ir allí donde está el pueblo, tenemos que hacer jornadas de explicación de la verdad, de las raíces profundas de las colas.

Nosotros tuvimos una experiencia significativa en La Pastora a mediados del año pasado. Había una cola en un supermercado de una conocida cadena comercial, por el sector de Los Robles y esa noche nosotros estábamos en una asamblea del partido. Había una cola grande, la gente estaba alterada y casi saqueaban el negocio. Te estoy hablando de las 10 pm y decidimos salir de la reunión e irnos a la cola. Nos fuimos con unos fiscales de la Superintendencia de Precios Justos que teníamos allí en el partido y unos inspectores. Fuimos como 20 personas y en la cola había como 200 personas; nos metimos en la fila y empezamos a discutir, a conversar con la gente. La primera cosa que pasó, fue que como 20 agitadores de derecha que habían estado allí se fueron, se salieron inmediatamente y, luego ordenamos la cosa explicando lo que ocurría. A partir de ese momento se empezó a dar otra relación en toda esa zona, porque a partir de esa experiencia, de esa noche, nosotros logramos en ese espacio -territorialmente te estoy hablando de aproximadamente 5 manzanas donde hay varios comercios- lograr hacer un trabajo importante y esa fue una buena experiencia, pero muy local, muy pequeña, que deberíamos multiplicarla.

Nosotros tenemos que ir hacia allá, dar debate allí explicando las cosas, no se trata de pura consignas, se trata de explicar el tema. Incluso dar información sobre un elemento que tiene que ver con organización para enfrentar y para empezar a profundizar en todo ese tema en la organización popular asociado con el tema del abastecimiento, en función de que los alimentos lleguen, se puedan adquirir los bienes, que los medicamentos lleguen a donde tienen que estar.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, ¿Los resultados del 6 de diciembre potencian la idea socialista? ¿Hay que seguir profundizando para radicalizar o es necesario parar y hacer consideración con los sectores que obtuvieron mayoría en la asamblea? ¿Cuál es tu perspectiva?

EDUARDO PIÑATE: yo estoy absolutamente en desacuerdo con todas las tesis que han venido planteando la necesidad de una negociación con la derecha del país. Y lo estoy por varias razones. Aquí lo que está planteado frente a la derrota, es un proceso de profundización y radicalización de la revolución, en varios aspectos: en lo económico, en la construcción de la institucionalidad revolucionaria, en la lucha política, en la movilización de las masas, en la organización popular y en la construcción del Poder Popular.

Yo creo que aquí está descartado cualquier pacto, porque ese pacto nos conduciría a una situación de retroceso importante. Todo el año pasado, incluso antes -Chávez lo hizo en distintas oportunidades- nos sentamos con los empresarios. El propio presidente Nicolás Maduro desarrolló distintas conversaciones de acuerdo con sectores empresariales, sectores políticos de la derecha y la respuesta siempre fue, en la generalidad de los casos o en buena parte de ellos, una violación de los acuerdos tanto en el terreno productivo y un exacerbación de la conspiración y de toda la estrategia del golpe suave que se ha venido desarrollando.

Cuánto dinero se ha venido acordando con estos sectores empresariales y se le ha venido dando, de los dólares preferenciales, ¿Cuántos han sido destinados para lo que ha sido el acuerdo y para la producción de bienes y servicios? ¿Cuántos han sido destinados para la especulación y para la conspiración? En Venezuela hay fracciones de la burguesía productiva, que quieren producir en un país, pero que también está afectada por el gran capital monopolista que está golpeando duramente, incluso a estos sectores productivos, que no han conspirado, pero que hay que escogerlos con una lupa, como con un bisturí, con este sí y con este no.

En términos políticos yo creo que no hay posibilidad de pacto y no hay posibilidad de pacto por una cosa, la derecha que llegó a la asamblea nacional está teledirigida, tiene un plan y lo ha venido diciendo y cumpliendo. ¿Cuál es su plan?, sacar a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República en término de 6 meses. Ahora, ¿Cuál es la vía?, tienen varias, está la vía constitucional, que es el referéndum revocatorio, pero además ellos están explorando otras vías, no creo que esa sea la única. Cuando la mayoría de ésta asamblea desconoce, desacata un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia y juramenta 3 diputados que tienen una medida cautelar que les impide ser juramentados, se pone al margen de la Constitución y de la ley. No lo hace por casualidad, eso lo hacen porque es un plan donde pretenden agudizar la contradicción para generar violencia en el país, una salida violenta, es lo que están perfilando en el país.

Alguien me decía ayer, pero si no tienen militares, como pueden dar un golpe militar; eso es verdad. Sin embargo, ellos han venido desarrollando no de ahora, desde hace rato, una fuerza paramilitar de relativa importancia, yo no sé qué dimensiones tienen, porque yo no soy de esos que llaman de inteligencia, pero quienes andamos en la calle y hacemos trabajos con el pueblo, la sentimos. Por supuesto, es un plan que no tiene nada que ver con el diálogo con el gobierno. Ellos lo que le están planteando al gobierno, es arrodíllate y si no te arrodillas en 6 meses te saco. Es un plan de golpe continuado, que es una estrategia que vienen desarrollando en los último 5 años, por lo menos del 2010 para acá y ahora han llegado a un nivel de desarrollo tal, que la salida, su salida, pareciera ser la violencia.

Además, hay una situación de dualidad de poder. En Venezuela el planteamiento leninista de dualidad de poder, se presentó de una manera sui generis como son las cosas en la revolución Bolivariana. Lo decía Luis Bilbao en estos días en un artículo que escribió: está un poder del Estado en mano de la contra revolución y el resto de los poderes en mano de la revolución, esa situación y tal como está la derecha agudizando la contradicción no se podrá sostener de manera indefinida.

LUIS BONILLA–MOLINA: Disculpa que te interrumpa Eduardo, Escarrá planteó la posibilidad de una especie de consenso desde lo militar, un consenso orientado o con activa participación de oficiales de alto rango para resolver ese conflicto de poderes ¿Qué piensas al respecto?

EDUARDO PIÑATE: Yo no creo que aquí pase eso. En muchos de estos casos en el mundo han surgido los militares como con una suerte de árbitro, pero el caso de Venezuela nuestro árbitro es el Consejo Nacional Electoral, en términos institucionales y el pueblo venezolano en términos reales.

Aquí nadie puede olvidarse, que es otra gran fortaleza, que ellos tienen el control de un poder del Estado, nosotros tenemos el Ejecutivo y los tres poderes restantes están apegados a la Constitución. Además 43% de los inscritos en el registro electoral permanente, que votaron el 6 de diciembre de 2016, más de 5 millones de venezolano votaron a favor de la revolución, por la continuidad de la revolución. Es un porcentaje importante que expresa ese sector que no cayó en el chantaje, que no se desmoralizó, que no cambió la patria por un rollo de papel sanitario, o por un kilo de harina precocida, que no cambiaron la independencia y la soberanía por ningún espejito de cambio. Esa es una fuerza importante, que está presente y comienza a movilizarse, como ya la vimos el 5 de enero, la vamos a ver el martes, la vamos a ver cuándo el presidente vaya a presentar su informe anual a la Asamblea Nacional, vamos a ver esa fuerza en la calle. De hecho la estamos viendo en todas partes ante la afrenta del Presidente adeco de la Asamblea Nacional a la memoria del Libertador Simón Bolívar y a la memoria del Comandante Supremo Hugo Chávez. Entonces, yo no creo, ni que los militares sean el árbitro, ni que ellos tengan ganas de arbitrar.

Las declaraciones que he visto del alto mando militar, del Ministro de la defensa y los comandantes del CEO (Comando Estratégico Operacional) han sido en otro sentido, afirmando el sentido democrático, el sentido pacífico del proceso y de la democracia bolivariana y en todo caso, el que genere la violencia va a encontrase con un pueblo armado y no armando.

LUIS BONILLA–MOLINA: Desde tu perspectiva, la derecha al agudizar las contradicciones procura generar un clima de violencia, en el cual las instituciones del estado se mantienen firmes incluyendo las Fuerzas Armadas. Entonces, ¿Ellos procurarían una intervención militar extranjera?

EDUARDO PIÑATE: Desde mi perspectiva, ese es un objetivo que ellos se han planteado y han venido buscando por distintas vías para justificarlo. Tienen tiempo en eso, incluso desde los años donde el comandante Hugo Chávez estaba físicamente al frente de la revolución. Sobre todo cuando esta revolución obtuvo aquellas victorias estratégicas del período 2002 – 2004 en adelante, con todo lo que de ella se derivó, incluyendo el carácter antiimperialista y socialista de la revolución bolivariana.

La intervención extranjera, es una posibilidad, nunca cerrada, lo que pasa es que nosotros hemos desarrollado una política de paz y de no caer en las provocaciones de ellos y de impedir lo que Chávez llamó, el desenfreno revolucionario. Esto hace que podamos contar con niveles de estabilidad y paz importantes, que han impedido en términos políticos, la intervención extranjera, amén de una amplia alianza en el mundo con gobiernos de todos los signos ideológicos, desde monarquías, hasta gobiernos marxistas- leninistas en el mundo que construyen una mirada multipolar.

Una intervención militar extranjera en Venezuela por norteamericanos u otras fuerzas de ocupación disfrazadas, tendría un costo político alto y metería a la región en una dinámica de violencia de la cual pudiéramos saber cuándo comenzamos, más no cuando terminamos; entonces ese camino tiene un costo muy grande. Aunque debo decir, que yo no tengo ninguna duda respecto a que los halcones de Washington y esa ultra derecha que gobierna en los Estados Unidos y en general los grandes monopolios mundiales, los grandes conglomerados transnacionales, están detrás de una salida de ese tipo, pero ello tendría un costo muy alto. Además, en nuestro continente si bien es cierto que ellos han obtenidos algunos éxitos electorales, la correlación de fuerzas comenzó a cambiar cuando Chávez llegó al gobierno y sigue favoreciendo las tendencias o las corrientes de la emancipación, de la liberación, del socialismo, de la independencia y de la soberanía. Yo creo que aquí el gran decisor va a ser el pueblo venezolano. La disputa nuestra en este momento está en resolver la contradicción en términos pacíficos, manteniendo la paz, el carácter democrático, protagónico y participativo, basado en el Poder Popular y con el pueblo. Si nos imponen la violencia, bueno como decía Chávez, esta es una revolución pacífica, pero no desarmada.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, los jóvenes que votan hoy y que pueden ser convocados en los próximos meses, en los próximos comicios electorales a una consulta, tenían entre un año y algo así como 12 años cuando comenzó el proceso revolucionario, tu definiste que el socialismo sigue siendo la alternativa para desarrollar a Venezuela. ¿Qué le platearías tú a esa población joven para que apoyen a la idea socialista ante una eventual consulta electoral en los próximos tiempos?

EDUARDO PIÑATE: Lo primero que hay que decir y tenemos que tener conciencia de eso, si bien es cierto que nosotros tenemos un desarrollo importante en la fuerza de la revolución en la juventud venezolana, también es verdad que por lo menos en términos electorales en la medida que ha ido creciendo el padrón electoral, por el tema del crecimiento vegetativo, parte de la Juventud la han venido capitalizando ellos y eso implica que nuestro trabajo con la juventud ha tenido ineficiencias y tenemos que mejorarlo.

Ahora bien, ¿Qué le decimos a la juventud en este momento?, nosotros tenemos que plantearles la esperanza y el futuro. La única posibilidad que la juventud venezolana tenga los niveles de participación y de reivindicación de sus intereses históricos como juventud, la única garantía que tenga estabilidad en el futuro, es que aquí haya revolución socialista, no es por la vía de un retorno del neoliberalismo. Aquí en Venezuela un retroceso, una restauración del viejo régimen, no sería la restauración de viejo régimen puntofijista democrático participativo, esto tendría un carácter fascista. Pinochet sería un niño de pecho. La única forma que esa juventud tenga vida y tenga futuro, es con revolución y eso nosotros tenemos que evidenciarlo.

Efectivamente, esa juventud que iría a una consulta que ahorita tiene 18 años, tenía un año y los que tienen catorce o quince años, no habían nacido; esa gente nosotros tenemos que echarle el cuento y presentárselo. Por suerte, hoy en términos tecnológicos existen un millón de maneras de hacerlo, sólo tenemos que hacerlo y allí entra el tema del discurso y lo simbólico, lo atractivo, para esa juventud. En este sentido el marketing burgués, es experto, pero nosotros tenemos que crear una manera revolucionaria de hacer llegar ese mensaje a la juventud. Hay experiencias significativas que se hacen en una buena parte en el país. Personalmente conozco unas experiencia, locales y concretas aquí en Caracas en ese terreno y seguramente hay muchísimas más en otras partes, desde campesinos rap hasta múltiples planes.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, entrando al tema educativo sin abandonar por ello el terreno político, cinco de las siete investigaciones más importantes en el mundo en el año 2015 estaban referidas al estudio del cerebro, es decir, cómo conocemos el cerebro, cómo se puede manejar, cómo se puede manipular, como objeto de estudio. Ello evidencia una tendencia de la investigación con fines de mercado por ganar la última frontera, la frontera del pensamiento. Nosotros tendríamos que ganar a esa juventud planteándole un desafío de futuro, tu hablabas muy bien, que hay que recordarle la memoria histórica, lo que es y lo que puede ser el neoliberalismo, pero también es importante plantearle cuál es el futuro, un futuro solidario, distinto, que sea muy humano desde sus propios referentes y significantes. Hay que construir también una política comunicacional que esté relacionada -como muy bien tú lo decías- con los rituales e imaginarios de los jóvenes de hoy.

Pero en materia educativa, quisiera conocer tu opinión acerca de un debate que se hace y que tiene que ver con la valoración académica desde el campo de la revolución. La marginación que se hizo a buena parte de la población respecto a su ingreso y permanencia en el sistema escolar durante décadas, afectó a los más pobres y humildes, que constituye a su vez un importante sector poblacional del campo revolucionario. La vieja académica, salvo honrosas y contadas excepciones, trabajaba para la legitimación del status quo de la dominación ello generó un discurso anti académico por parte de los sectores populares y revolucionarios. Ello se justificaba en el discurso del 99, en el año 2000, pero 17 años después de haber triunfado la revolución, con la matrícula universitaria que supera el 80%, con una población estudiantil de casi 12 millones entre todos los niveles, donde casi la mitad de la población está en aula, pareciera un sinsentido el discurso contra la academia. Otra cosa son los cuestionamientos al academicismo aislado de las necesidades y expectativas de la gente y centrado en logros para alimentar egos. Muchos plantean que es urgente una reivindicación del orgullo por estudiar, por ser profesional, porque la revolución como un todo ha construido en la práctica un modo de ver y construir en positivo lo académico, sin embargo esta realidad a veces no se corresponde con el discurso político, que niega lo académico, que le otorga el status de lógica burguesa. Algunos críticos de esta situación señalan que ello causa un efecto nocivo en algunos sectores de los jóvenes que sienten que su estudio no es reconocido. ¿Compartes esa opinión o tú crees que se debe seguir trabajando el discurso contra la academia?

EDUARDO PIÑATE: No, yo creo que debemos trabajar más bien el discurso de la pertinencia de lo académico con la realidad concreta. Nosotros en la izquierda, buena parte de la izquierda en los años 70, 80 y 90, somos tributarios e hijos del mayo francés y de toda la lucha de la reforma o de la renovación universitaria, la lucha de Córdoba, etc.

Fueron discursos contra aquella academia que no estaba en consonancia con los avances, con la posibilidad emancipatoria de la humanidad en el período posterior a la segunda guerra mundial. Eso lanzó a la juventud en todas partes del mundo, en este continente, desde las luchas estudiantiles, hasta la guerrilla, desde formas de luchas armadas hasta resistencias anti opresión de carácter pacífico. Nosotros somos tributarios de eso y venimos de allí, venimos de esa experiencia, aunque parte de esa experiencia no la vivimos directamente, porque por ejemplo cuando Caldera allanó la universidad, yo tenía 13 años y estaba en segundo año de bachillerato. En lo personal participé en esas manifestaciones como estudiante del Liceo Manuel Palacios Fajardo del 23 de enero, donde después di clase durante 20 años.

Ese discurso se correspondía con ese tema, es decir con las diversas formas de exclusión, pero efectivamente que lo que ha hecho la revolución bolivariana, es incorporar a toda aquella población excluida del sistema escolar. Yo creo que esa fue una de las grandes virtudes que tuvo Chávez, cuando planteaba los fines del Estado -así está plasmado en la Constitución- donde la Educación y el Trabajo son las herramientas e instrumentos para el logro de los fines del Estado.

Entonces, la educación, es un pilar central del proceso de generación de la nueva ciudadanía, de la nueva conciencia, de la nueva cultura, de la cultura revolucionaria, bolivariana, etc. Allí Chávez y la Constitución de 1999 le dieron un papel a la Escuela en sentido amplio reivindicando efectivamente lo académico. Chávez fue un hombre que respetaba mucho la academia, un hombre que venía de la fuerza armada, que reivindicaba mucho la academia, estudió, hizo postgrado en universidades, etc. Tenía un gran respeto por eso, sin absolutizarlo.

Nosotros tenemos ahora que esa academia, la escuela en general, tenga correspondencia con la realidad, tanto del punto de vista de lo que tenemos, en la realidad de hoy, como en perspectiva de la construcción de una sociedad más justa. Nuestro sistema educativo tiene que apuntar hacia allá, todo el tema de calidad, del currículo, de los programas, de todo el debate que se ha venido desarrollando en Venezuela en todo estos tiempos. Yo me acuerdo y es importante rescatar los contenidos de los Encuentros Nacionales de Educación, donde yo participé; en buena parte de ellos los debates que se dieron en las pedagogías reivindicaban el aprendizaje socialmente comprometido. Estas dinámicas están presentes en los congresos de pedagogías que se vienen desarrollando desde el año 90, allá en Cuba, en todas esas dinámicas, donde tú has estado más involucrado que yo, para solo citar algunas experiencias donde se cruzan compromiso social y academia.

Yo creo que debemos apuntar hacia allá, hacia la pertinencia de lo académico, no se trata de negar la academia en este momento. Ahora, hay academias de academias. El academicismo es otra cosa. Nosotros tenemos que buscar la manera de darle coherencia a lo que tenemos.

Nosotros tenemos una suerte de rebeliones educativas en algunos espacios, las llamadas universidades autónomas, por ejemplo, que con todo el aporte que han dado en materia de investigación, en materia científica, etc., pretenden quedarse estancados y no ver que tenemos otra realidad. Están haciendo como hizo Ramos Allup, que llega a la asamblea y prácticamente le quita la octava estrella al hemiciclo y monta el viejo escudo de la República, que ya fue superado. Es decir, es el retorno hasta en lo simbólico, sacó a Chávez, sacó a Bolívar, en fin, él quiere hacer su Republiquita allá adentro. Algunas de esas universidades son como eso y eso por supuesto tanto las tres cosas que dice que hace la universidad, que es docencia- investigación – extensión, están profundamente rezagadas en general, por supuesto que hay excepciones, con relación a lo que tenemos hoy y con lo que estamos haciendo.

En otro terreno, nosotros tenemos que revisar la educación que estamos impartiendo en función de ver dónde también tenemos algunas deficiencias, que nos permita insertarnos en la realidad concreta.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, estamos en tiempo de las tres R al cuadrado, tú eres un militante comprometido, un pedagogo de toda la vida, si te pidiéramos tres ideas respecto a cosas que hay que mejorar en el sistema educativo, ¿Cuáles serían?

EDUARDO PIÑATE: En primer lugar, resolver el tema de la formación docente, creo que es fundamental que ataquemos el tema de la formación docente, aquí seguimos formando maestros y profesores en los institutos pedagógicos, en las universidades con los mismos viejos esquemas del pasado, allí la revolución creo que no ha llegado.

En segundo lugar, diría, avancemos en el tema de la pertinencia de los programas, pertinencia en el sentido de la realidad de un país y una región, en términos Latinoamericanos y Caribeños, que está en un proceso de transformación profunda, rápida, revolucionaria en general, que implica más allá que garantizar todo el tema del desarrollo científico, tecnológico, la fuerza de trabajo en función de todo eso. Garantizar la ciudadanía con la cultura política de la participación y el protagonismo, es decir, nosotros estamos haciendo una revolución socialista, debemos formar socialistas.

Un tercer aspecto tiene que ver con una debilidad que tenemos en este momento, por la insuficiencia de docentes especializados (química, física, matemática, biología, etc.) en el país.

Un cuarto elemento, que aún no hemos resuelto, es la articulación entre todo el sistema educativo. No es correcto que la educación universitaria ande por una parte y la educación básica y media por otra. Ese es un viejo problema, no lo creamos ahora, eso viene de toda la vida y tiene que ver con un tema central que es la planificación. Necesitamos un plan de la formación en Venezuela para los próximos 20 años.

LUIS BONILLA–MOLINA: Para finalizar Eduardo, tú en los últimos años te has dedicado al partido y al trabajo de diputado, hoy estás más concentrado en el partido, si te piden volver a tus raíces pedagógicas y trabajar en el campo del ejecutivo en materia de educación, ¿Estaría dispuesto a dar tu aporte en esa área?

EDUARDO PIÑATE: Si, yo soy un soldado – en términos de disciplina revolucionaria- no tengo ningún inconveniente. Yo estuve vinculado al sistema educativo hasta el año 2008 desde la perspectiva del movimiento sindical cuando era el presidente del Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (SINAFUM). A partir del 2008 cuando salgo del sindicato me incorporé a todo el trabajo de construcción del poder popular en la Alcaldía con Jorge Rodríguez, donde me tocó impulsar el proceso de la construcción de consejo comunales, las comunas, como Director de Promoción del Poder Popular en ese momento.

En el 2010 fui electo diputado y a partir de ese momento he estado en distintas tareas, como diputado, pero fundamentalmente -tú lo has dicho en el partido- vinculado a la construcción del poder popular, esa arista del tema nunca lo he dejado, y eso tiene un elemento pedagógico concreto bien importante. En el partido estoy dedicado a la tarea principal de formación, yo soy parte de la Comisión Nacional de Formación de la Vicepresidencia de Formación del Partido, nunca he estado desvinculado al hecho pedagógico, pero efectivamente si me proponen volver al ejecutivo en materia educativa, no hay ningún problema, yo voy.

LUIS BONILLA–MOLINA: Muchas gracias Eduardo.

EDUARDO PIÑATE: Gracias a ti Luis.

A continuación el video de la entrevista

Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina
Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra
Transcripción de esta entrevista: María Magdalena Saurraute.
Edición y corrección de estilo de esta entrevista: Luis Bonilla-Molina, María Magdalena Saurraute, y Marianicer Figueroa.

Comparte este contenido:

El vuelo inesperado del Maestro militante Luis Bigott

Hoy nos sorprendió con su vuelo, más aun cuando con su entusiasmo de maestro militante, nos había ofrecido acompañarnos ayer en un encuentro para conversar sobre los sueños y entre muchos de ellos, para conversar sobre Otras Voces en Educación. Pero no solo porque no pudo llegar a ese encuentro nos sorprende su partida, sino porque aun con la salud alertando el estado de su cuerpo físico, su alma y su corazón hacían que pies y manos llegaran a donde se había comprometido, como así lo hizo el año pasado cuando con gripe y fiebre encima, nos regaló su presencia en el Ier Congreso de Educación Comparada que realizamos en Maturín a mediados del mes de marzo.

Así era la militancia de Luis Bigott, a prueba de fuego, de su cuerpo y de sus malestares físicos, pero también a prueba de los males que en el ámbito académico colonial y político moderno, suelen adherirse viralmente a la razón y la emoción como forma de aplacar la conciencia crítica y los saberes y haceres por todo lo bueno y lo justo para todos y para todas

El tamaño de su firme compromiso con la pedagogía crítica, la educación popular, la emancipación del pensamiento y la transformación de la educación universitaria nuestramericana, lo demostró en su extensa trayectoria docente y como investigador, siendo Profesor de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad del Zulia, Director de la Escuela de Educación de la Universidad de los Andes, profesor invitado de Universidades extranjeras como la Complutense de Madrid, San Marcos de Lima, la Universidad de Santo Domingo, la Autónoma de Bogotá y la Universidad de Buenos Aires,  trayectoria que culminó como Vicerrector Académico de la Universidad Bolivariana de Venezuela, espacios en los que siempre demostró congruente y abiertamente su compromiso con la formación de hombres y mujeres que contribuyesen en la transformación de la realidad nacional y latinoamericana.

Pero el andar en las escuelas, en las universidades y entre los pupitres no fue suficiente, por eso nos dejó diversas publicaciones entre las que destacan “Temas de Historia de la educación Venezolana”, “Redes Socio-Culturales (Investigación y Participación Comunitaria)», «¿Qué es un educador intercultural?», «Investigación alternativa y educación popular en América Latina»;  y “Pedagogía de la Descolonización”, entre otros textos que sin duda alguna han influenciado y seguirán influenciando el campo de la educación, al regalarnos insistentemente en ellos, ideas y planteamientos sobre una educación igualitaria, inclusiva y promotora de un pensamiento y una praxis transformadora de la realidad.

Pero tampoco su labor como escritor le fue suficiente, por ello en su trayectoria de vida fue un activo defensor y promotor de la cultura latinoamericana y caribeña y en especial la de los pueblos originarios del sur, teniendo como importantes logros haber sido el Fundador y Primer Director de la Dirección Nacional de Artesanías del Consejo Nacional de Cultura (CONAC),  Presidente de la Fundación de Etnomusicologia y Folklore, Asesor de la Comisión Ministerial de Cultura de Haití y de los Ministerios de Educación y Cultura de Nicaragua, así como Fundador del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño de la República de Cuba.

Pero tampoco eso le fue suficiente, el  maestro Luis vio necesario dar el salto de la academia a la política; y su interés por la integración latinoamericana le llevó a desempeñar importantes cargos en la gestión pública gubernamental como Diputado al Parlamento Andino, presidiendo desde ese espacio la Comisión de Política Exterior, la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y la Comisión de Movimientos Sociales del Parlamento Andino.

Pero tampoco su andar en la política le fue suficiente, porque hoy tras su partida inesperada, quizás sin saberlo, nos deja un inmenso compromiso por la siembra y el riego de sus ideas sobre la educación como espacio emancipador para transformar realidades y tejer redes con las cuales echar andar  sociedades más justas e igualitarias.

Por eso, desde este lado, nunca serán suficientes las palabras de agradecimiento y de honra para el maestro Bigott. Toca entonces, como herederos y herederas  de lo que en vida regó desde que lo parió un gran caño del  Río Orínoco, asumir la tarea dada, tarea amorosa que nos deja como inigualable maestro revolucionario, investigador militante y agitador de todo lo bueno para la patria grande.

Comparte este contenido:

Maestros Bonsái: Es lo que quieren cultivar las políticas públicas en educación

 

Se quiere para Colombia maestros perezosos, conformistas. Maestros opacos, diestros en el manejo de las TICS, operarios de manuales, portadores de  literatura gris. Maestros que lean libros minúsculos de autoayuda (para la superación individual y la pacificación espiritual) y no mayúsculos que entreguen sendas reflexiones sobre la historia de Colombia, que los sumerjan en las narrativas testimoniales sobre el conflicto social y la violencia política, que exploren las cartografías geográficas de nuestros territorios rurales y urbanos, que resuelvan las tesis de física, química; que se enamoren de la pedagogía, el arte y las múltiples expresiones de la corporeidad; que aprendan a indagar desde la filosofía, y la sociología, etc.

 

Se pretende cultivar maestros inútiles, sin raíces, que no sean capaces de pensar en esta Colombia urgida de paz, democracia y justicia. Maestros excluidos material y simbólicamente, que en palabras de Zigmunt Bauman, diría “lo excluido –expulsado del centro de atención, arrojado a las sombras, relegado a la fuerza al trasfondo vago o invisible- ya no pertenece a ‘lo que es’. Ha sido privado de existencia y espacio propio en el mundo de la vida (…) Despojados de la confianza en sí mismos y de la autoestima necesaria para mantener su supervivencia social, no tienen motivo alguno para contemplar y saborear las sutiles distinciones entre sufrimiento intencionado y miseria por defecto.

 

El diseño de esta posible resolución en torno a las características, condiciones y factores que garanticen la calidad para obtener el registro calificado de los programas de licenciaturas que se está emprendiendo, se instituye en una política del empequeñecimiento que se interpreta en la supresión de la libertad académica para que las universidades, y en este caso las facultades de educación, viabilicen sus lineamientos, su visión, sus apuestas de formación, investigación y proyección social acordes con sus propios proyectos educativos institucionales. Esto se traduce en la crónica de una hipoteca anunciada: la autonomía universitaria.

Comparte este contenido:

ETICA DESDE LOS MOVIMIENTOS EMERGENTES DE NUESTRAMERICA

etica

Por: Julio C Valdez

Intentamos caracterizar la ética en Nuestramérica (América Latina) desde la conformación histórica de los actuales movimientos sociales. Lo hacemos bajo el supuesto de que tales movimientos tienen como cualidad primordial la superación de milenarias situaciones de opresión, injusticia e inequidad a las que históricamente han sido sometidos nuestros pueblos y naciones. Y, en esa búsqueda emancipadora, pueden irse creando las bases para la construcción colectiva de nuevos e inéditos estadios sociales.

¿Desde dónde miramos?
Entendemos que la ética es expresión de momentos y condiciones históricas muy específicas. Siendo este el caso, hablar de ética es asumir sin reservas posibilidades de reinterpretar permanentemente la historia. El caso de Nuestramérica, por ejemplo, nos habla de un proceso que, desde el siglo XV hasta hoy, ha estado signado por perennes invasiones: de España-Portugal primero, y luego de Inglaterra y Estados Unidos. Tales invasiones han traído consigo procesos de coloniaje y vasallaje que implican formas de sometimiento de nuestras sociedades americanas en lo político-militar, lo socioeconómico, lo lingüístico-cultural y lo institucional.
Lo anterior se traduce en que estos procesos seculares de dominación, incorporados a los llamados aparatos ideológicos de los estados, nos han hecho asumir el discurso implicado en ellos. De esta forma, hablamos el lenguaje de los que intentan dominarnos, como si fuese el nuestro.

En consecuencia, nos han hecho suponer que la humanidad toda, tras sucesivos intentos, ha logrado el estadio final de un proceso de civilización creciente, que lleva implícito el progreso, lo bueno, lo noble. No sobra decir que –desde esta óptica- existen países que supuestamente se acercan más que otros a tal estadio: los Estados Unidos y otros países europeos, tales como Inglaterra, Alemania y Francia. Y, por ende el papel nuestro como pueblos latinoamericanos sería el de imitar a tales avatares.
Este discurso que nos inunda desde la organización social dominante y desde los mensajes que emiten las grandes transnacionales de la comunicación, nos han convencido de algunos supuestos desde los que, inconscientemente, orientamos nuestra vida, es decir, una ética del vasallaje. Por ejemplo:

1. La competencia feroz entre seres humanos ha de ser nuestro estado natural. Pues desde una supuesta evolución, la competencia está inscrita en nuestra naturaleza, y se liga con la búsqueda de supervivencia. En otras palabras, para sobrevivir hemos de competir entre nosotros y nosotras a ver quién se queda con los recursos. Sólo los más aptos quedarán (el darwinismo social).

2. Siendo la competencia la “forma natural” de la vida, el Estado ha de responder a ese supuesto. Así, mientras menos regulaciones y controles ejerza el estado, mejor podremos desplegar nuestros mecanismos competitivos para sobrevivir. Extrañamente, si en el mundo animal los menos aptos perecen, en nuestras sociedades se supone que el éxito de unos puede terminar ayudando a vivir a otros individuos no tan capaces, eso sí, si se pliegan a las normas de los triunfadores. Así, la libertad es fundamentalmente la libertad de competir y avasallar.

3. Si en el mundo animal la vida misma y el potencial genético de los vencedores son indicadores de éxito, en las sociedades humanas lo es la apropiación del capital, llave de la obtención de recursos (capital). Quien más acumula, manda.

4. En el mundo social competitivo, la naturaleza es sólo una mercancía más, otra fuente de riqueza, y de esa forma hay que tratarla. Cabe exprimirla y saquearla sistemáticamente para obtener sus tesoros. Eso han tratado de enseñarnos.

5. Esta visión materialista, competitiva, se ha erigido desde la desacralización creciente del mundo, la desaparición progresiva de la espiritualidad, del mundo metafórico vivo, el predominio de ciertas posiciones científicas y cientificistas que reducen toda la riqueza vital a meros procesos materiales observables y medibles.

A partir de esos supuestos, podemos construir algunas pautas implícitas en la ética dominante. Son esquemas que muchas veces rigen nuestros comportamientos desde las sombras, sin que lo sepamos plena y conscientemente. Y, usualmente, mientras tendemos a valorar con fuerza estos valores impuestos, atribuimos una gran debilidad a ciertas características ínsitas en nuestra conformación histórica: la empatía, la fraternidad, la cooperación y la solidaridad.

La ética desde la visión colonizada:
Desde la óptica de la visión que nos ha sido impuesta, se concibe que…
 Somos seres individuales, solitarios, amenazados por otros seres humanos, siempre a la defensiva. En vez de unirnos con ellos y ellas, se supone que debemos enfrentarlos y enfrentarlas para apropiarnos de las cosas. Hemos de ser personas “exitosas”, “triunfantes”, para obtener las cosas y los símbolos que nos asegurarán la vida que queramos tener, aunque para ello tengamos que atropellar y someter a otros seres humanos, o subyugar y hasta destruir la propia Naturaleza. Eso lo haremos con la fuerza de nuestros poderes y recursos, o con los modos en que hemos podido desarrollar la llamada viveza criolla.
 Somos seres hetero-referenciados, cuyas pautas para mirarnos y reconocernos están en los patrones culturales impuestos. Así, podremos asumir el supuesto progreso y la civilización en la medida que dejemos de parecernos a nosotros mismos (como latinoamericanos) y seamos cada vez más semejantes a como se supone son las personas y las naciones “exitosas” de los Estados Unidos, y acaso de Europa. Entonces, nos han hecho creer que no éramos nada hasta que fuimos “descubiertos” y “civilizados” por otros pueblos. Y éramos ociosos y perezosos hasta que emigrantes de otros continentes vinieron a constituirnos como verdadera sociedad.
 Lo anterior hace que podamos llegar a despreciarnos como pueblo (negar o tergiversar nuestra historia, nuestra cultura, nuestro lenguaje), para intentar encarnar los prototipos vomitados por los aparatos ideológicos de los colonizadores. De esta forma, lo indígena, lo campesino, lo ancestral, que traen consigo relaciones de mutualismo, confraternidad, constituyen “pesados fardos” de los que tenemos que liberarnos para entrar de verdad en la modernidad.
Ejemplo de lo anterior, en el caso de Venezuela, se manifiesta en que el espacio fundamental de identidad hasta ahora predominante responde –con vaivenes y bemoles- a la historia de occidente. Es decir, muchos venezolanos se sienten parte del mundo occidental, de su relato de progreso creciente (con sus modos de vida, sus valores, su tecnología), en contraposición con lo indígena, africano, árabe, incluso asiático, que para ellos representa lo primitivo, lo inferior, lo salvaje. Y por ello hay amplia resistencia ante propuestas y estrategias de estado que tiendan a alejarnos de esos patrones.

Y estas creencias son tan fuertes que, a pesar de las crisis mundiales (económica, política, social, cultural, ecológica) del sistema capitalista, que no sólo afectan ya en gran magnitud a las naciones pobres, sino también a las más emblemáticas (como los Estados Unidos, Inglaterra, Francia), muchos siguen sintiendo que de lo que se trata es de emprender los propios negocios, posicionar nuestros proyectos empresariales en el sistema económico mundial y ser exitosos y exitosas. Como si tales crisis constituyesen apenas un mal sueño del que pronto despertaremos, y no situaciones límite que han de llevarnos a cambiar radicalmente nuestras visiones de futuros posibles.

Nuevos escenarios sociales en América Latina
No obstante lo anterior, en América Latina las cosas han empezado a cambiar. Entre otros, hay dos factores que propician estas transformaciones: los ensayos políticos a gran escala –desde políticas de estado-, como por ejemplo en Venezuela, Ecuador y Bolivia, y los llamados movimientos sociales. Enfatizaremos en estos últimos.

Hablar de movimientos sociales es referirnos –a lo largo de nuestra historia- a una diversidad de iniciativas organizacionales integradas a las vidas cotidianas, que implica en sí acciones insurreccionales, con una escasa división del trabajo, donde los propios colectivos dan y ejecutan las órdenes de modo simultáneo. Estos movimientos sociales alimentados por las fuerzas sociales emergentes (movimientos de género, indígenas, negros, defensores del ambiente, entre otros), inician luchas reivindicativas que luego han pasado a constituir proyectos político-culturales que apuntan a nuevos procesos pluralistas de civilización, realmente planetarios, posracistas, poscoloniales y probablemente posmodernos.

Los movimientos latinoamericanos están constituidos por comunidades vinculadas a la naturaleza como medio y sentido de vida (por ejemplo indígenas, campesinos), experiencias locales urbanas (organizaciones comunitarias, propuestas artísticas), modos de acceder o reinventar lo laboral (movimientos de trabajadores), reivindicación de etnias y de identidades ancestrales (indígenas, afrodescendientes), reafirmación de género y de libertad sexual (movimientos feministas y diverso-sexuales)… Entre otros.

Podríamos ver entonces los movimientos sociales como conjuntos de personas que, como colectivos organizados, inventan y asumen acciones que en sí mismas se integran en diversos ámbitos (económico-social-cultural-ancestral-político). En el despliegue de estas acciones, se favorecen las situaciones de encuentro, intercambio e integración social. Ello supone que, como seres humanos, todos somos iguales ante la ley y ante Dios, tenemos las mismas posibilidades y las mismas oportunidades. La naturaleza y la forma en que nos relacionamos entre sí, y no las propiedades adquiridas, definen lo que somos. La sociedad es, en consecuencia, una configuración de personas-colectivos, interconectados entre sí. Cada colectivo, en relación con los otros, desde sus ámbitos específicos, imprime dirección y sus propios rasgos a la vida social.

¿Y cómo miramos la ética desde estos movimientos sociales?
Queremos referirnos a los movimientos sociales como sujetos colectivos que, desde sus vivencias cotidianas, encarnan utopías concretas que –bien leídas e interpretadas- pueden darnos señales de las sociedades del futuro que aspiramos construir. Nos cuidamos de idealizar tales movimientos, pues sabemos que se originan y desarrollan en estas sociedades latinoamericanas que, como hemos visto, están signadas por situaciones de injusticia, inequidad, asimetrías. Y estas condiciones inevitablemente están presentes en todos nosotros, hasta que mediante profundas reflexiones y procesos de solidaridad crecientes, podamos minimizarlas.

En nuestro proceso revolucionario venezolano actual no hay dualidad entre la ética (normas y pautas para la acción personal) y la política (ideario y proceso de acciones colectivas). El coloniaje-vasallaje secular está presente en nuestra cotidianidad y nuestras relaciones cotidianas, por lo que cualquier acción en nuestra familia, nuestra vecindad, con nuestras amistades, en nuestro ámbito laboral, es tan política como la organización política propiamente dicha. En cualquier espacio social en que nos movamos podemos cuestionar y reconstruir el tejido social heredado de los colonizadores, en lo socioeconómico, lingüístico-cultural y lo institucional, en aras de nuevos ensayos sociales. Así, cualquier posición que asumamos desde la ética, es también una posición política.

¿Cuáles pautas éticas podemos aprender de los movimientos sociales?
Por ejemplo, desde los movimientos sociales latinoamericanos, la ética se asume como superación de un estado de cosas y encarnación de utopías concretas, vivenciales. Veamos las siguientes pautas:
1. La sociedad actual, cimentada sobre la desigualdad, la opresión, la injusticia y la exclusión nos condiciona para la competencia inclemente entre seres humanos, para la explotación y la subordinación. En cambio, las búsquedas de nuevos estadios sociales nos convidan a vivir y trabajar en armonía, solidaridad, confraternidad. Constituyendo el tejido de lo colectivo, mediante el diálogo constante y profundo, nos convertiremos en protagonistas de procesos históricos inéditos.

2. Nuestro núcleo fundamental de identidad no está en el mundo capitalista occidental colonial, sino en las luchas por la liberación de múltiples pueblos, desde nuestros ancestros indígenas, pero también los pueblos árabes, africanos, asiáticos… Nos identificamos, no con formas sociales que suponen la cima de la evolución humana (el fin de la historia), sino con aquellas otras que luchan para liberarse de yugos y sometimientos de potencias imperiales y sus vasallos.

3. Desde la óptica de las luchas por la emancipación y la creación de nuevos esquemas civilizacionales basados en la reciprocidad, la confraternidad y la construcción social colectiva en equidad, el estado no puede minimizarse, ni dejar suelta la competitividad salvaje, sino que debe ser un actor fundamental en la fundación de nuevos marcos jurídicos y nuevos horizontes de organización social, donde todos los seres humanos –sin excepción alguna- seamos protagonistas de nuestros procesos de vida solidaria.

4. Estas posiciones, lejos de considerar la naturaleza como un reservorio de materias primas que amerita ser explotada y saqueada, nos la presenta como una madre cósmica y material (la pachamama), como un organismo vivo que nos contiene y del que somos parte, y al que debemos respeto y amor.

5. Este camino que emerge desde los movimientos sociales necesariamente está acompañado de una forma de reencantamiento del mundo, de una revitalización creciente de la humana espiritualidad –que no tiene que ver con ninguna religión-, con la reconquista de los universos metafóricos, con una visión cotidiana anegada de poesía en movimiento.
¿Hacia una ética de la liberación?
Un camino posible para liberarnos en solidaridad y propiciar la transformación radical de nuestras formas relacionales hacia el buen vivir, pasa por el establecimiento de relaciones dialógicas con las personas que tienen que ver con nuestros ámbitos cotidianos, por el avance por convertirnos en colectivos de aprendizaje constante, por el ensayo permanente de procesos y proyectos socioproductivos, sociales y culturales, desde el amor y el respeto a la Naturaleza, teniendo como eje una mirada latinoamericana y mundial.
Tal camino implica un trabajo cotidiano para abrir y sostener espacios de diálogo con sentido entre personas, desde su originariedad y diversidad, es decir, entre artistas, intelectuales, sabios ancestrales, científicos, comunidades de sabedoras y sabedores, para reinterpretarnos, para recrearnos desde nuestra historicidad actual, para reconstruir nuestros tejidos culturales integrando lo ancestral y lo contemporáneo, en aras de generar las condiciones para vivir nuestras utopías concretas.
Lo anterior nos coloca ante la posibilidad de ensayar siempre formas de liberación progresiva con familiares, amigos, organizaciones, instituciones, países, regiones –entendiendo que todos son también espacios políticos- en la construcción de nuevas formas, esquemas, pautas de relaciones solidarias y cooperativas, de redes solidarias de producción y socialización de bienes para la vida de todos.
Para esto, parece necesario inventar sistemas de aprendizaje, saberes integrados e integrales, más allá de las instituciones educativas tradicionales, inmersas en todos los espacios sociales, siempre compartibles, siempre transformables.

Comparte este contenido:

Profesores se unen al paro nacional

Fecode convocó al magisterio a movilizarse el próximo 17 de marzo para exigir dignificación del servicio de salud. Semana Educación habló con el Ministerio de Educación y con el sindicato.

Profesores se unen al paro nacional Foto: Archivo particular

En principio, el sindicato publicó un documento en su página web titulado “Contra la arremetida tributaria y el derecho a la salud: movilización nacional 17 de marzo” en el que se le reclama al presidente Juan Manuel Santos que aún no se ha hecho efectivo el compromiso del Gobierno Nacional de vigilar y ser garante para que el magisterio colombiano y sus familias tengan un servicio de salud digno.

“Hoy los docentes seguimos sufriendo en carne propia las dificultades que genera la prestación de un servicio de salud precario, que más allá de un derecho fundamental, se ha convertido en una oportunidad de negocio y comercializado sin ninguna vergüenza”, afirma el documento.

Sin embargo, Semana Educación conoció que el día de hoy, el Ministerio de Educación y otras carteras: Hacienda y Trabajo, se reunieron con el magisterio para discutir sobre los cambios que tendrá precisamente el régimen de contratación de la salud de los docentes del sector oficial, la razón de reclamo de Fecode.

Terminada la reunión el viceministro de educación preescolar, básica y media, Víctor Saavedra, habló con este medio para aclarar la situación. Primero, explicó que la movilización del 17 de marzo es convocada por las centrales obreras y que Fecode responde ante la convocatoria.

“No se movilizan por incumplimientos de los acuerdos del 15 de mayo de 2015. Lo hacen por la convocatorio de las centrales obreras”, afirmó el viceministro y dijo “el Gobierno ha cumplido con los acuerdos. El más controversial fue el punto de la salud, sin embargo, hoy lo solucionamos”.

Mientras tanto, el director de Fecode, Luis Grubert confirmó la versión del funcionario y aclaró que “durante las movilizaciones exigiremos que no vuelvan a haber las dificultades que hubo con la contratación de salud” pero explicó que no se movilizan por incumplimientos del Ministerio de Educación.

Según ambas fuentes en la reunión de hoy concertaron y llegaron a un acuerdo sobre las licitaciones para la prestación del servicio de salud. Que para los docentes funciona por medio de un régimen especial que los exceptúa del Sistema de Seguridad Social.

El régimen establece que los docentes no pueden escoger la EPS que ellos deseen, sino tendrán que someterse al contratista que resulte elegido tras el proceso de licitación. Según ambas fuentes, el acuerdo establece los parámetros para que eso no ocurra.

Sin embargo, el mensaje de unirse al paro nacional continúa. “El 17 de marzo estaremos en la calle”, dice Grubert. “En esas movilizaciones Fecode insistirá sobre las reivindicaciones en salud”, afirmó Saavedra y explicó que “el Ministerio de Educación ha cumplido con todos los acuerdos del 15 de mayo de 2015. No hay motivo para que los docentes salgan a protestar por ese motivo”.

http://www.semana.com/

22/02/2016

Comparte este contenido:

Es el profesorado el que no reconoce al profesorado

Mariano Fernández Enguita

   Nunca falta en las conversaciones en torno a la educación la queja propia o ajena de que la sociedad no reconoce al profesorado, hasta el punto de resultar ya aburrida. En repetidas ocasiones he mostrado que, con independencia de tal o cual anécdota (las hay en ambos sentidos), la profesión docente muestra ser objeto de un elevado reconocimiento profesional, como se muestra en los dos indicadores que pueden decirnos algo al respecto: sus salarios comparativos y su posición en las escalas de prestigio. Lo demás son, o bien especulaciones sin fundamento, o bien una retórica oportunista cuyo fin no puede ser otro que pedir más, dar menos o ambas cosas.

 

Sin embargo, el malestar entre la profesión es real. Esto podría ocurrir porque los profesores tienen unas expectativas o una imagen de sí muy elevadas, quizá demasiado (algo de eso sugieren los datos del estudio de la Fundación Europea Sociedad y Educación, El prestigio de la profesión docente en España) o, sencillamente, porque no aciertan a expresar bien sus propios padecimientos. En la práctica médica se distinguen claramente los síntomas (subjetivos) que siente y narra el paciente (se fatiga, le falta aire, etc.) de los signos (objetivos) que pueden ser constatados y medidos por el profesional (fiebre, hinchazón, anemia, etc). En el caso de la profesión docente los signos, sencillamente, contradicen a los síntomas y viceversa.

 

¿Que sucede, entonces? Una posible explicación alternativa es que, por un lado, el reconocimiento pretendido e incluso el reconocimiento obtenido por el colectivo profesional se ven ensombrecidos por los resultados de su práctica, mientras que el obtenido por cada profesional individual puede carecer de relevancia para él o ser, sencillamente, insuficiente.

Piénsese, por ejemplo, que para los abogados se por sentado que todo pleito será ganado por uno y perdido por otro, como efectivamente ocurre; ante los médicos, se acepta que todo el mundo terminará muriendo y que las enfermedades y dolencias se curan o se palían o ninguna de las dos cosas, de modo que hay pocas sorpresas colectivas; de la educación, en cambio, se busca que todo el alumnado, o casi todo, alcance el éxito, por lo que resulta difícil aceptar cifras de abandono, fracaso, repetición y clasificación ordinal de dos dígitos sin que caiga siquiera una sombra de sospecha sobre la profesión. El resultado es que el reconocimiento colectivo tiembla –y quizá, sobre todo, entre la propia profesión.

Queda, entonces, el reconocimiento individual: perdimos la batalla, pero con honor; el paciente murió, pero la operación fue un éxito; el avión se estrelló, pero el piloto hizo todo lo que estaba en su mano. Llegados aquí, el problema es que para el profesor individual, como para cualquier profesional, el reconocimiento de su público o su clientela tiene valor, pero ha de ser muy visible y difícilmente puede sustituir al de los pares, es decir, al de los colegas de profesión. Los profesores universitarios, por poner un ejemplo aparentemente próximo (profesores también al fin y al cabo), se exponen y evalúan los unos a los otros, una y otra vez, a través de un sinfín de tribunales de acceso y promoción, comités editoriales, encuentros científicos, agencias de financiación de la investigación, comisiones de adjudicación de ayudas varias, índices de impacto bibliográfico, etc.; además, cuentan con el feedback y las recompensas de un medio-mercado interno (invitaciones a conferencias, seminarios, tribunales doctorales, etc., que son la ocasión de expresarse su mutua admiración, real o ficticia) y un medio-mercado externo (la difusión o extensión universitarias, la aparición en medios, la venta o la simple publicación y distribución gratuita de libros, los contratos de investigación o asesoría con terceros…, que se mide en dinero o en audiencia); todo, dicho sea de paso, menos la docencia, que apenas comienza a ser evaluada de manera tentativa.

Para el profesorado no universitario no existe nada parecido. La carrera docente es prácticamente plana, muy parecida de principio a fin (lo cual la hace muy atractiva al inicio pero vacía de incentivos y recompensas el largo recorrido), y básicamente burocratizada y reducida a la antigüedad. Los resultados son cada vez más objeto de escrutinio externo (pruebas objetivas, estadísticas de logro, evaluaciones de diagnóstico), pero fieramente rechazadas por las organizaciones del sector. En el claustro de cada centro, cualquier iniciativa de mejora o innovación de un profesor tiene tantas o más probabilidades de ser mal recibida («nadie te lo va a agradecer», «te arriesgas a…», «querrán que todos…», «para lo que nos pagan…», etc.) como de serlo bien. Las profesiones funcionarizadas o semifuncionarizadas (entre las cuales el profesorado de la escuela pública y de la privada) lograron hace mucho, a igual trabajo, igual salario (dentro de cada sector, por ejemplo, entre ambos sexos, entre titulaciones y, aquí, con poco impacto de la antigüedad y ninguno de la calidad); ahora se enfrentan al de conseguir, a igual salario, igual trabajo.

 

La consecuencia de todo esto puede ser una experiencia muy frustrante para el profesional que realmente intenta hacer algo: nulos o escasos efectos profesionales, un público agradecido pero mejor que no se vea demasiado y unos colegas que miran hacia otro lado o que incluso miran mal. Lo que a menudo le falta al profesor es el reconocimiento individual de sus colegas y el reconocimiento colectivo de su profesión. Cuando menos, resulta muy frustrante, para quien pone más y mejor empeño, ver que quienes no ponen ninguno evitan todo riesgo y reciben el mismo trato.    Por eso es tan importante fomentar los procesos de iniciación, la transparencia de las prácticas, la publicidad de los resultados, las recompensas simbólicas. Soy de la opinión, en particular, de que no son los incentivos económicos (aunque a nadie le disgusten –a mí tampoco), sino los incentivos morales, los que pueden elevar la moral del profesorado. No sólo de pan vive el profesor.

Comparte este contenido:

Propuesta para Mejorar la Escuela Secundaria

Grupo Hagamos algo por la Educación

Fuente: Blog La Escuela Colaborativa

  1. Radiografiar la escuela: egresados

El primer paso consiste en confeccionar las estadísticas de la escuela para conocer dos datos principales: a) alumnos que ingresaron en primer año Vs. alumnos que egresaron del último y  b) alumnos que llegaron al último año Vs. alumnos que egresaron con título.

Esta información servirá para tener datos de la actualidad de la escuela con el fin de proponer objetivos de mejoras. Aunque los datos que arrojen esas estadísticas sean malos, serán muy útiles para que el equipo directivo y docentes puedan trabajar en metas concretas para  mejorarlos. Por ejemplo, si la situación es mala, que el objetivo sea llegar a regular al finalizar el año. Cuando se alcance ese estadío, que el nuevo objetivo sea alcanzar el bueno. Y al llegar allí que la meta sea entonces llegar al muy bueno.

  1. Determinar el 20% de las materias que producen el 80% de los aplazos, para cada uno de los años o niveles de estudio.

El Principio de Pareto – también conocido como la “regla del 20-80” – señala básicamente que el 80% de “A” es consecuencia del 20% de “B”. Es un concepto muy práctico que ayuda a direccionar los esfuerzos para resolver un determinado problema.

En la escuela se puede aplicar ese concepto para conocer cuáles son las materias que más aplazos generan:  es decir, identificar el 20% de las materias que provocan el 80% de los aplazos, discriminada por año. Conocer esta información nos ayudará a buscar, orientar, re-dirigir los esfuerzos de enseñanza que se concentren en ese 20% de materias. Trabajar en eso es también mejorar los indicadores obtenidos en 1.

  1. Describir los sistemas de gestión de la escuela respecto de notas y clasificaciones, administración y mantenimiento y sistemas de comunicación con la comunidad educativa (profesores, padres, alumnos)

La forma y el momento en que se informan las notas de los estudiantes, como así también los sistemas que utiliza la escuela para registrarlos,  son muy importante para poder accionar a tiempo procesos de apoyo. Como vimos en el punto anterior, conocidas las materias más difíciles, contar a tiempo con las notas de las evaluaciones ayudará a la escuela a desplegar apoyos y acompañamiento para ir reduciendo durante el año el porcentaje de aplazos.

También resulta importante saber si la escuela cuenta (o no) con esquemas o sistemas de comunicación  con padres y comunidad educativa. Un sistema de comunicación eficiente, moderno y fluido con las familias generará a largo plazo una mayor empatía en la comunidad reduciendo los conflictos internos e impulsando el compromiso de esa comunidad para mejorar la escuela.

  1. Identificar las “redes de apoyo” de la escuela (ex alumnos, ex docentes, ONGs, empresas, otras)

Toda institución necesita apoyos, no sólo de las autoridades educativas sino fundamentalmente de su comunidad. La idea de conocer cuáles son esas redes servirá para ayudar a la escuela en la concreción de sus objetivos. Por ejemplo, en relación con el punto 2, podemos buscar en familias, ONGs y empresas de la zona recursos que ayuden a asistir y acompañar a los alumnos para que puedan aprobar las materias más difíciles.

En la comunidad hay muchas ganas de participar para ayudar a la escuela a mejorar, en colaborar  para crear un verdadero clima de participación. También existen ONGs y empresas que están dispuestas a ofrecer apoyos y recursos: es cuestión de presentarles el proyecto de la escuela y describir los objetivos que se persiguen para obtenerlos.

  1. Radiografiar la cooperadora escolar

La cooperadora escolar necesita ser revitalizada ya que puede llevar adelante un rol mucho más importante del que hoy realiza. Pero antes se necesita hacer un diagnóstico de cómo funciona, cuántos son sus miembros y que roles y funciones podemos asignarle para que se sume a los objetivos de la escuela. Fundamentalmente se trata de aprovechar la inteligencia colectiva de la comunidad para ponerla a trabajar a favor de la escuela. Por otro lado, si no hay cooperadora, pensar entonces en ponerla en marcha.

  1. Radiografiar el aprendizaje en el aula (herramientas que se emplean, estrategias que se utilizan, administración de los recursos, etc.)

Este punto se relaciona con lo que vimos en el 2. Siempre pensando en cómo podemos sumar apoyos para que más y más alumnos aprueben las materias que producen el 80% de los aplazos, necesitamos primero entender cómo es el proceso de aprendizaje de esas materias en el aula. Seguramente surgirían múltiples ideas para mejorarlo e inmediatamente se notará el faltante de recursos para ponerlas en marcha. Aquí entonces tenemos que volver al punto 4 y 5 para pensar cómo las redes de la escuela y la cooperadora pueden intervenir para proveer esos recursos faltantes. Ejemplos:

  1. a) Si padres o madres de la escuela se especializan en matemática o contabilidad, materias que resultan de las más difíciles para los estudiantes, podemos pensar cómo nos pueden ayudar con clases de apoyo (la idea es reducir el 80% de aplazos que se mencionó en el punto 2).
  2. b) Si podemos identificar empresas que estén cerca de la escuela, podemos pensar cómo le pedimos trabajo de voluntariado de sus empleados para que vengan a la escuela a asistir a alumnos con dificultades en determinadas materias.
  3. c) Si podemos identificar una asociación vecinal del barrio de la escuela, también podemos ver con ellos de qué forma pueden apoyar a esos alumnos durante el aprendizaje de las materias más difíciles
  4. d) Podemos convocar a ex alumnos de la escuela y ex docentes para que se sumen a acompañar a los estudiantes, para que logren aprobar las materias “filtro”
  5. Definir los objetivos que se buscan alcanzar en el año

Transitar el camino que nos llevó ir del punto 1 al 6 nos dará un panorama más cierto y concreto de cómo está la escuela. A partir de allí podremos definir los objetivos que directores y docentes se propongan para el año. Es importante recordar que aunque la “foto” que tengamos sea mala, el objetivo es lograr una foto regular al finalizar el año, y así hasta alcanzar el nivel de muy bueno repitiendo la misma metodología año tras año.

Comparte este contenido:
Page 3006 of 3015
1 3.004 3.005 3.006 3.007 3.008 3.015