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Venezuela: Ecologistas entregan propuestas en defensa de la Madre Tierra

América del Sur/Venezuela/26-02-2021/Autor(a) y Fuente: ultimasnoticias.com.ve

El sector Ecologista presenta las diferentes propuestas de Fomento y Gestión del Ecosocialismo en el Congreso Bicentenario de los Pueblos, con el objetivo de impulsar los principios de los Derechos de la Madre Tierra, refiere VTV en su página web.

Así lo destacó el ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo, Oswaldo Barbera, quien estuvo acompañado de los diputados de la Comisión Permanentes de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático de la Asamblea Nacional  (AN) y los movimientos sociales ecologistas.

A través del Fomento y Gestión del Ecosocialismo se consideran las variables del desarrollo sostenible y las necesidades de mitigar y adaptarnos al cambio climático como parte de los retos, además, la protección de la biodiversidad, las fuentes hidrográficas de las montañas y elevar en la militancia una teoría de consumo más acorde con la naturaleza, como ejemplo, la utilización de los reciclajes.

“Desde el ministerio somos un instrumento para estructurar el discurso y las propuestas para nuestro pueblo. “No somos rectores y tampoco somos una institución dominante, no estamos aquí para estructurar el discurso de nuestro pueblo y debatir propuestas junto a los jóvenes y adultos que aman a la naturaleza y a la vida”.

Fuente e Imagen: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/mas-vida/ecologistas-entregan-propuestas-en-defensa-de-la-madre-tierra/

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SOBRE FORMACIÓN DOCENTE

No es manía de volver al pasado, sino un ejercicio de memoria histórica, especialmente cuando lo que dijimos en algún momento continúa en plena vigencia. Por ejemplo, en el Nº 119 de Cuadernos Educación del Laboratorio Educativo (1984) publicamos Redes Pedagógicas, una experiencia venezolana de formación docente. Lo hicimos en compañía de Yelixa Riera y María Mercedes Alejo. Hablamos allí de un ensayo nacido y avalado por el CEPAP-UNESR, con escuelas de las parroquias Caricuao y Antímano. En esta publicación relatamos la experiencia e intentamos teorizar un poco. Se trataba de establecer en las escuelas grupos de maestros en proceso de aprendizaje permanente, que mediante la reflexión y la transformación de su práctica cotidiana, acompañados/as por personal docente universitario conocedores del método de proyectos, pudiese también optar a la licenciatura en educación.

Sin ánimo de contar aquí tan interesante experiencia, podemos decir que las premisas que sustentaban este proceso aún son relevantes en la Venezuela de hoy. Por ejemplo: 1) Sólo se puede formar un/a educador/a reflexivo/a, transformador/a, humanista, en la medida que experimente en su vida y en su praxis una filosofía transformadora desde una ética solidaria. 2) Sólo se puede transformar la escuela venezolana en la medida que el personal docente pueda abrir espacios para reflexionar, criticar, revisar, proponer y desplegar proyectos práxicos y tenga libertad para acompañarse mutuamente (entreayudarse, al decir de Simón Rodríguez) y sustentar la vigilancia crítica de este proceso. 3) Sólo podemos mejorar la calidad educativa si las escuelas y las universidades abren un profundo diálogo de saberes, sincero, democrático, en igualdad de condiciones, para generar conjuntamente teorías y propuestas de acción pertinentes y factibles.

Finalmente, otro aspecto a destacar de este proceso era la utopía de conformar equipos de reflexión-acción en cada escuela, pero también en contacto permanente con escuelas cercanas, generando redes de formación permanente, de modo de iniciar y sostener un espiral virtuoso que generara un movimiento pedagógico de avanzada.

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Deforestación y minería ilegal alimentan focos de malaria en Venezuela

Fuentes: scidev.net/ [Foto: Cortesía de Jorge E. Moreno]

La minería ilegal de oro es la causante de la deforestación de vastas áreas en el sureste de Venezuela. La vegetación se socava para la extracción del mineral y deja lagunas artificiales.

Venezuela aumentó más de 10 veces los casos de malaria desde 2009 a 2019, y la mayor parte de los casos se concentran en áreas donde han aumentado la deforestación y la minería ilegal para la extracción de oro en los últimos años, según un estudio.

Estos hotspots o puntos calientes, localizados al sur del río Orinoco, son las parroquias San Isidro y Dalla Costa, en el municipio Sifontes del estado Bolívar, que reúnen más de 60 por ciento de los casos de la última década.

En cifras, Venezuela pasó de 41.943 casos de malaria en 2009 a 467.421 casos en 2019, “un crecimiento epidémico explosivo debido a una falta significativa de programas de control”, indica el estudio publicado en PLoS Neglected Tropical Diseases y realizado por investigadores venezolanos y extranjeros.

“El minero, al deforestar para extraer oro, genera lagunas artificiales, hábitats para el mosquito anófeles, transmisor de la malaria”. (María Eugenia Grillet, Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universidad Central de Venezuela)

Sifontes ha perdido, desde 2007, más de 3.058 hectáreas de bosques debido sobre todo a la minería ilegal. “El minero, al deforestar para extraer oro, genera lagunas artificiales, hábitats para el mosquito anófeles, transmisor de la malaria”, explicó a SciDev.Net María Eugenia Grillet, investigadora del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universidad Central de Venezuela y autora principal de la investigación.

El análisis, que utilizó información epidemiológica y geográfica, encontró que en las zonas deforestadas había mayor cantidad de casos de malaria que en áreas cercanas y que las infecciones, tanto por Plasmodium falciparum como por Plasmodium vivax —las dos especies más frecuentes del parásito de la malaria en el país—, se incrementaron allí al tiempo que dismuyó la vegetación.

Los datos también muestran que la mayoría de los afectados fueron hombres entre 21 y 40 años, y que aproximadamente seis  de cada 10 de estos pacientes se dedicaban a la minería.

Como muchos trabajadores de otras regiones de Venezuela se han desplazado a Bolívar por la crisis económica para dedicarse a esta actividad, la enfermedad también se ha expandido hacia otros estados del país donde alguna vez estuvo erradicada.

El cuadro se hace aún más complejo cuando se le suma la migración masiva que se ha producido desde Venezuela, pues también afecta los esfuerzos para el control de la enfermedad de países vecinos como Brasil, Colombia y Guyana.

El Informe Mundial sobre Malaria en 2020 de la Organización Mundial de la Salud indicó que el progreso logrado en las Américas contra la enfermedad ha sufrido por el incremento de la epidemia en Venezuela, donde se registran 53 por ciento de los casos del continente.

El reconocimiento de la emergencia humanitaria por parte del estado venezolano, que permitió a organizaciones de asistencia humanitaria ingresar a las zonas maláricas, hace esperar una reducción de las cifras de la enfermedad.

Sin embargo, Grillet apuntó que lograr un verdadero control pasa por reconstruir el ahora desmantelado Programa Nacional de Malaria, que alguna vez fue ejemplo en la región.

El médico Juan Carlos Gabaldón, investigador de la española Universidad de Navarra, especializado en malaria, dijo a SciDev.Net que la detección de puntos calientes de la epidemia puede ayudar a que la inversión para controlarla tenga impacto, pese a los recursos limitados.

“Sin embargo, por priorizar ciertas áreas no deberían descuidarse otras. Por ejemplo, la malaria en comunidades indígenas, que no está concentrada en Sifontes sino en otros municipios, también amerita atención”, señala.

La estrategia de control también debería incluir la activación de centros para el monitoreo y la atención de salud de los migrantes durante su tránsito, y para ello hace falta cooperación transfronteriza, añadió Grillet.

Fuente: https://www.scidev.net/america-latina/news/deforestacion-y-mineria-ilegal-alimentan-focos-de-malaria-en-venezuela/

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Venezuela: Aproximación al tema de los Movimientos Sociales y la Educación Popular

Aproximación al tema de  los Movimientos Sociales y la Educación Popular

Lourdes Velásquez de Urbáez

Introducción

 Acercarse al tema de los Movimientos sociales y más aún a la Educación Popular, requiere de una investigación documental y de campo que permita contrastar la experiencia con la teoría y, si es posible, teorizar de nuevo esta temática.

Sin embargo, en este ensayo se ha abordado el tema, de la mano de especialistas como Luis Rigal y Mario Garcés quienes poniendo a disposición algunos artículos muy serios y rigurosos han permitido entender un poco el fenómeno sociológico de los Movimientos Sociales, tan arraigados en la historia viva de los pueblos y de quienes teniendo la vivencia en alguno que otro, no los hemos estudiado.

Estos movimientos acompañan al hombre en el devenir de historia acelerando, en muchos casos, procesos liberadores que con otro instrumento, bien sea de carácter  político, social, no se hubieran alcanzado.

Acá se recorrerán la trayectoria del Movimiento de los Sin Techo de Brasil, de los Piqueteros de Argentina y de los Campesinos e Indígenas de Bolivia, movimientos que cambiaron la historia de sus respectivas naciones al punto de hacer retornar el Peronismo en Argentina y llevar al gobierno de Bolivia al indígena Evo Morales.

El auge de los Movimientos Sociales Latinoamericano en el Siglo XXI le plantea nuevos retos al sector educativo por cuanto su fuerte tendencia pedagógica y la emergencia de la Educación Popular requiere de un nuevo docente, nuevos espacios, nueva manera de hacer docencia, repensar la educación, en fin, nuevas políticas educativas.

Este, viene a constituirse en un campo de investigación y de propuestas necesarias en la construcción de un sistema educativo más coherente con las demandas de los pueblos.

Desarrollo

Las grandes crisis son madres de grandes retos y grandes alternativas en la búsqueda de salidas a dichas crisis que tocan al pueblo en colectivo con una misma insistencia y con una única intención: la dominación.

Por ello, el hombre, ser social por excelencia, se agrupa con sus semejantes en la búsqueda no sólo de la solución, sino, además en la manera de hacerlo, en torno a cuál idea y con beneficios al mayor número de colectivos en miras a la a la ruptura con el yugo opresor y a la emancipación.

Ander –  Egg (2013) en su Diccionario de sociología expresa:

“Los movimientos sociales de la segunda mitad del S. XX surgen como reacción crítica frente a algunos problemas que afectan la vida cotidiana, como las consecuencias del deterioro del medio ambiente a causa de la industrialización, como forma de lucha por las discriminaciones en razón del sexo, etc.” (p. 251).

En esta definición se observa cómo es el momento crítico que trae en consecuencia el movimiento social, diciendo con su voz y sus acciones que sí hay salida: la organización, la participación; la búsqueda de la alternativa es en la cotidianidad, desde la cotidianidad y para la cotidianidad.

América Latina ha sido prolija en los Movimientos sociales que han surgido como luces en medio de la oscuridad que las sociedades contemporáneas atraviesan, destacándose en ellos el tema de la lucha, la emancipación y la ética de lo colectivo, observándose que todas estas cualidades persisten en estos primeros años del Siglo XXI.

En este sentido, Revilla Blanco (2010) expresa en su artículo América Latina y los Movimiento Sociales, su mirada a estos colectivos:

“Si nos detenemos en el análisis de los últimos 30 años en la región, el período en el que los países de América Latina retomaron la democracia y la vieron consolidarse como sistema de gobierno, podemos observar que los movimientos sociales fueron claves tanto en la oposición a las dictaduras como en la transición a las democracias.” (p. 53)

Es importante destacar la persistencia en la lucha de estos movimientos en sus acciones de calle, que visibilizaron a quienes estaban anulados en la sociedad y sus voces calladas, incluso representadas por personeros políticos que nada tenían que ver con ellos.

Esta específica circunstancia trae en consecuencia una manera, un estilo diferente por cuanto, de acuerdo a lo expresado por Luis Rigal en su artículo Gramsci, Freire y la Educación Popular, a propósito de los Nuevos Movimientos Sociales:

“Este proceso, complejo y contradictorio, de disolución – reconstrucción del tejido social y de la organización social y de pérdida de legitimidad de los actores colectivos tradicionales, estuvo signado también por la aparición de nuevos actores – trabajadores desocupados; fábricas recuperadas; asambleas en barriales; ambientalistas – y por el fortalecimiento de otros movimientos sociales – campesinos, derechos humanos.” (p. 2)

La misma circunstancia crítica que viven los pueblos, hacen surgir nuevos actores sociales que toman la palestra en la vida pública con discurso y acciones sociales políticas y culturales que hacen nuevo todo el acontecer de la vida ciudadana, pues dan origen a una nueva ciudadanía, a un nuevo modo de entender la condición de ciudadano.

Algunos rasgos que caracterizan a los movimientos sociales son los siguientes de acuerdo a Calderón (1986) citado en Garcés:

“a. Una estructura participativa resultado de su propia experiencia de participación y lucha.

  1. Su propia temporalidad definida por su acción frente al sistema de relaciones históricas.
  2. Un desarrollo en forma multilateral y heterogénea en el espacio, con desarrollo desigual de la conciencia, la organización y la economía.
  3. Efectos sociales específicos sobre las relaciones sociales y la sociedad.” (p. 59)

Evidentemente, estas características tienen que ver con la manera cómo surgieron estos movimientos, que no por decretos, sino jalonados por el momento histórico.

Las atroces dictaduras que vive la región en la década de los sesenta y en muchos casos, disfrazados de democracia, las solapadas atrocidades de los cuerpos represivos, las persecuciones a las ideas y a las voces disidentes, fueron despertando en esos nuevos actores que ya mencionara Luis Rigal: mujeres, jóvenes, indígenas, campesinos, cristianos, esas necesidades de asociarse, y surge, por ejemplo, una mirada diferente de leer el  Evangelio desde la vida, desde el presente, desde el trabajo, la escuela, el barrio y ni sólo desde el púlpito.

Toda esta situación conflictiva, unida a la Revolución Cubana, orienta hacia allá la mirada de estos nuevos actores que comienza a ver su utopía realizable y su sueño realizable en otro nuevo mundo posible.

Surgen del seno de la Iglesia Católica las Comunidades Eclesiales de Base, movidas por el espíritu del Concilio Vaticano II y los Documentos producidos en las Conferencias de Medellín y Puebla en la que se expresa de manera clara y diáfana la opción preferencial por los pobres.

Con sus características específicas en cada país de la región, estas comunidades, haciendo vida en el corazón de los barrios, de los necesitados y excluidos de siempre, se convirtieron en semilleros de nuevos movimientos sociales que se fueron esparciendo por todas partes haciendo visibles a los tullidos, los ciegos y los leprosos del Evangelio que no son más que los mismos rostros conocidos de la vida cotidiana.

En este sentido  las Comunidades Eclesiales de Base despertaron y siguen despertando un espíritu de liberación en los pueblos, dejando un saldo organizativo que ha dado pie a que mujeres, negros, indígenas, estudiantes, en fin nuevos actores sociales se agrupen en la búsqueda de nuevos caminos de participación y lucha por sus derechos y el derecho de los pueblos a la libertad, soberanía, autonomía.

Se destacan en América Latina movimientos sociales con una fuerte incidencia en la liberación de sus naciones. Garcés enfatiza tres grandes movimientos que han impactado la vida en sus países y en toda la región; estos son el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, el de los Piqueteros en Argentina y el de los Campesinos e Indígenas en Bolivia. De la mano de este autor se revisarán estos tres movimientos.

El Movimiento de los Sin Tierra nació con los campesinos brasileros que habían sido expulsados motivado al proceso de modernización de la agricultura. Ante esta situación deciden quedarse en el campo y desde allí emprender la lucha por la tierra; así nació el movimiento, con una base social dispuesta a luchar, a no emigrar hacia las ciudades, ni tampoco a ser colonizados.

Este movimiento, además de tener una raíz de orden económica y hasta laboral, tiene también una raíz ideológica cristiana a través de la creación de la Comisión Pastoral de la Tierra, según lo señala Joao Pedro. Esta comisión estaba liderada por la Teología de la Liberación que le fue dando forma ideológica a este movimiento tan importante.

Este autor resalta el carácter popular del movimiento por cuanto da apertura a la participación de la familia extendida completa y porque, además de ello, participan hombres y mujeres de la ciudad que también luchan por la tierra.

El Movimiento de los Sin Tierra une a la lucha campesina, la lucha de clases, lo que le da fortaleza y cohesión con otros colectivos revolucionarios. La conquista de la tierra no es el objetivo único del movimiento; espacio que se conquista, es un espacio que se consolida en salud, educación, vivienda, empleo y servicios.

Los integrantes de este movimiento tienen su organización interna, su disciplina y la formación de sus propios cuadros. Este movimiento se somete regularmente a autoevaluaciones y reajustes a través de encuentros, congresos y jornadas que realizan cada cierto tiempo.

Entre sus componente más fuertes se destaca la educación realizando cursos de capacitación para los educadores de los asentamientos, seminarios y encuentros que les permite visualizar cuál es la educación que requiere el movimiento agrario, de acuerdo al desarrollo del país y las necesidades planteadas por las comunidades. También estos eventos educativos se encaminan a la formación ideológica de los cuadros del movimiento.

El movimiento de los Piqueteros en Argentina, surge  en los años 90 como salida de lucha de los desempleados, quienes a manera de protesta, cierran las rutas para exigir que sus voces sean escuchadas. Se le sumaron, a sus reclamaciones, las comunidades organizando piquetes y asambleas populares demandando empleo para los desocupados. Sus demandas pronto se convirtieron en la expresión del descontento con el gobierno como lo expresa con tanta claridad, Garcés:

“El resultado fue que de desempleados se transformaron en piqueteros, de negados en la sociedad fueron ganando paulatinamente en visibilidad… Entonces fueron un actor social relevante en la crisis de la sociedad argentina del 2001 que hizo visible el descontento con el sistema político con su consigna ¡Que se vayan todos!.” (p. 63)

El movimiento social entonces pasa de ser una búsqueda de solución a una problemática puntual, a ser la voz de todo un pueblo que comparte la misma suerte, la misma opresión pero también la misma esperanza libertaria. De esta lucha el resultado fue la salida del gobierno de Fernando de la Rúa.

El Movimiento de los Piqueteros ha dado origen a otros movimientos y a otras organizaciones sociales agrupando no sólo a los trabajadores, sino también a los más pobres.

En Bolivia, en la primera década del S.XXI, surge un Movimiento o Movimientos Campesinos e Indígenas que estremecen el país y hasta se logra llevar al gobierno al indígena Aimara Evo Morales, transformando el estado Boliviano a través de un proceso constituyente que le ha costado una fuerte lucha desde su partido creado por ellos, el MAS.

Nuestro autor, Garcés, citando a Chávez y Mokrani (2007) expresa:

“En los movimientos sociales en Bolivia se distinguen varios Hitos:

  1. La marcha por el territorio y la dignidad, que protagonizaron en 1990, los pueblos indígenas de las Tierras Bajas….
  2. La marcha en 2002 de los pueblos de las Tierras Bajas por la Asamblea Constituyente….
  3. La Guerra del Agua en Cochabamba en la que participaron varias organizaciones sociales…
  4. Control de las carreteras y de los espacios conquistados por los indígenas en el año 2000 a través de movilizaciones continuas…
  5. La Guerra del Gas entre el 2000 y el 2003 en el que todas la organizaciones y movimientos sociales reclamaban por la manera cómo la clase elitista manejaba el tema de los recursos naturales…” (p. 65)

Es decir, este movimiento Social ha vivido de  lucha en lucha pero también de logro en logro, dando pasos agigantados hacia la definitiva emancipación.

Estos tres movimientos que Garcés tomó sabiamente de ejemplo, al igual que otros importantes que acá no se mencionan, otorgan gran importancia a la educación, pues ésta garantiza la permanencia de sus valores en  las nuevas generaciones y fortalece ideológicamente a los cuadros para que sigan liderando las luchas que el día a día comunitario va presentando.

En estos nuevos movimientos sociales, la cuestión educativa tiene características que en cierta medida pudieran llamarse alternativas que apuntan a una educación que responda a grupos  en constante lucha por sus reivindicaciones y con la determinación de resguardar no sólo sus conquistas, sino también su cultura.

Rigel, en su artículo sobre los movimientos sociales y la educación señala a los Movimientos sociales como espacios educativos ya que observa en ellos una centralidad en la educación y una práctica política unida a la práctica pedagógica en la lucha por la hegemonía.

Los Movimientos Sociales reconocen la importancia de los saberes construidos comunitariamente por los colectivos, con sus tradiciones, creencias y en la resolución de sus problemáticas locales y nacionales; pero al mismo tiempo perciben la demanda de una educación, en cierto modo, formal, por lo que sienten la necesidad de la alfabetización y la emprenden a través de talleres y de los métodos más creativos, de educación lo que los aproxima, en la realidad a los planteamientos de Freire.

En este sentido, Rigel afirma:

“Esta perspectiva freiriana, estrictamente una perspectiva político – pedagógica, puede ser entendida como una pedagogía para las clases subalternas:

  • en lo político, defiende una opción de transformación social, denunciando los componentes opresivos del orden establecido y defendiendo un modelo más igualitario y más justo.
  • en lo pedagógico, critica frontalmente las concepciones tradicionales (verticalistas, abstractas y acríticas) de enseñanza – aprendizaje y promueve propuestas dialógicas, con circulación de los roles de educador y educando, basadas en la recuperación y revalorización crítica de los saberes del conjunto de los involucrados en el acto educativo y promueve una mirada crítica de la realidad concreta.” (p. 5)

En los Movimientos Sociales, la educación promueve una reflexión de la realidad circundante a fin de transformarla de acuerdo a las aspiraciones de los colectivos, en una relación dialógica entre los diversos actores del hecho pedagógico.

Todos los espacios de los Movimientos Sociales son percibidos como espacios pedagógicos, al mismo tiempo que espacios de lucha; también la lucha por los saberes se libra en buena lid en estos movimientos.

Es una educación que sale del espacio escolar, de lo meramente académico, de lo extremadamente vertical y riguroso, una educación más bien humana y humanizadora, emancipada y emancipadora, una Educación Popular.

Conclusiones

Lo que se ha hablado hasta acá, de la mano de quienes se han dedicado a estudiar la temática permite concluir que:

Los Movimientos sociales han sido en la historia punta de lanza de los grandes cambios que ha vivido la humanidad; estos aunque influidos por alguna ideología, son respuestas espontáneas y rebeldes a la cultura de dominación.

Su esencia es una lucha por la emancipación, por un nuevo orden social que vislumbran posible, por una utopía que exigen ver realizada.

En América Latina recobraron fuerza en la década de los 70 para dar respuesta a los regímenes militares, a las democracias ocultadoras de dictaduras y a la acción colonizadora e imperial de fuerzas extranjeras.

Son movimientos que agrupan, mujeres, trabajadores, desempleados, campesinos, indígenas, en fin, colectivos que deciden organizarse desde su experiencia de grupo.

Esto no implica que se cierren a la participación de otros colectivos, más bien se enriquecen en la diversidad y se abren de lo local a lo nacional.

La Educación Popular, que emerge de los movimientos sociales es un claro ejemplo de la Pedagogía Emancipadora, humanista, cercana, creativa, dialógica.

En estos movimientos se entrecruza lo político con lo social y cultural y por supuesto, lo educativo. Acá lo pedagógico es fundamental y busca adecuarse a las propias características del colectivo, reconociendo la importancia de los saberes comunitarios y al mismo tiempo la búsqueda de una educación formal. Puesto que “el elemento popular siente, pero no siempre comprende o sabe; el elemento intelectual sabe, pero no siempre comprende y, especialmente, siente.” Gramsci.

Bibliografía

Ander Egg. Diccionario de sociología. Centro Internacional Miranda. Caracas 2013.

Revilla Blanco María. América Latina y los Movimientos Sociales: El presente de la Rebelión del coro. Revista Nueva Sociedad 227. 2010 www.nuso,org.

Artículos:

Garcés, Mario. Movimientos Sociales y Educación Popular.

Rigal, Luis. Gramsci, Freire y la Educación Popular.

 

Autora: Lourdes Velásquez de Urbáez

Fuente: CII OVE

 

 

 

 

 

 

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Desmitificando los avances de la lucha contra la pobreza global

Desmitificando los avances de la lucha contra la pobreza global

Nelson Ortega Bonilla

Según el Banco Mundial entre 1990 y 2015 la tasa de incidencia global de la pobreza extrema[1] disminuyó de 36,2% a 10,1%[2], lo cual representa en términos generales una gran avance en la lucha contra este terrible fenómeno social y económico que afecta a los más vulnerables. En el caso de América Latina pasó de 15,2% a 3,8%, mientras que en el África subsahariana de 55,7% a 41,8% y Asia oriental y Pacífico de 60,9% a 2,1%.

En 1990 el total de pobres en el mundo era de 1.850 millones en el mundo[3] mientras que en el 2015 eran apenas unos 745 millones[4]. Al menos -en teoría- estos números parecen altamente significativos; sin embargo, no nos explica cómo se desarrolló esa reducción desde la perspectiva territorial y mucho menos de manera nominal.

El primer problema al analizar estos datos los encontramos sin contextualizar la reducción drástica que China ha tenido en el caso de la pobreza extrema pasando 66,3% a 0,7% entre 1990 y 2015, es decir llevando de más de 754 millones[5] a 10 millones[6] de personas, lo que representa una considerable disminución de 744 millones de pobres, absorbiendo de esta manera el 67% de la cifra mundial con apenas el 19% de la población global. Caso inverso ha ocurrido en el África Subsahariana que entre 1990 y 2013 pasó de 280 millones a 412 millones de personas que vivían en Pobreza Extrema, mientras que América Latina y el Caribe redujo este valor de 65 a 24 millones en el mismo período.

Con cada revolución Industrial, ha habido un cambio significativo en la reducción de la pobreza extrema[7]. Al término de la primera menos del 15% de la población global vivía fuera de ese rango, mientras que culminando la segunda; la miseria era inferior al 50%.  Ahora que nos encontramos en el proceso disruptivo hacia la cuarta revolución industrial, ese 10,1% parece optimista; sin embargo, aún no estamos viendo lo que ha significado en las necesidades de la población que ha traído cada uno de estos procesos transformadores globales.

Según el Banco Mundial casi la mitad de la población mundial vive con menos  5,50 dólares diarios[8], lo que coloca en riesgo a la población, que requiere más que alimentos para sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo, y con necesidades de desarrollar nuevas habilidades para insertarse en el mundo laboral, para lo cual resulta fundamental disponer de las herramientas adecuadas.

Cómo explicar el caso del África subsahariana que entre 1990 y 2015 el PIB per cápita pasó de 1.695 a 3.704[9] dólares o en el caso de América Latina y el Caribe de 2.669 a 8.869 dólares[10], sin que eso se tradujera en una reducción significativa de la pobreza o peor aún en el caso del continente Africano en un incremento de la misma. Nos preguntamos entonces qué ha pasado con la supuesta ayuda recibida por los organismos de financiamiento internacional en estas regiones.

Una de las razones para entender este fenómeno se relaciona con la acumulación de capital progresiva que resta posibilidades a la población más vulnerable. En 2015 el 1% mas rico poseía el mas del 50% de la riqueza global[11], mientras que en 2010 era ligeramente superior al 44%, revirtiendo así los cambios positivos desarrollados en la primera década del siglo XXI[12].

Como si fuera poco, frente a la ya desigual reducción de la pobreza global y una repartición de la riqueza cada vez menos equitativa, se suma la pandemia de la COVID-19, donde la disminución de la pobreza había desacelerado ya su ritmo desde el año 2014[13], pero que según el Banco Mundial ha dejado más de 120 millones de pobres en el mundo. Sólo en América Latina y el Caribe según la CEPAL el número de personas en pobreza extrema alcanzarían los 83 millones de personas, con lo que arrastraría los logros obtenidos las últimas tres décadas en términos nominales[14]. En conclusión la distribución desigual de la riqueza, la acumulación de capital en pocas manos y la pandemia están acabando con la esperanza de los países del sur.

Mientras en la narrativa, los organismos internacionales y las potencias occidentales proponen mayor cooperación para luchar contra los males de la pobreza y la pandemia, no podemos dejar de recordar la canción del grupo cubano Buena Fé; “como un espejismo”, donde nos dice que “la limosna quiere ayudar también, luego escabullirse en un mercedes benz”, especialmente cuando arrecian los ataques contra países como Cuba con un bloqueo económico a su población, o mediante el uso de medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela que han desplomado sus ingresos con una caída del 99%, o la “intervención humanitaria” a Libia que destruyó años de progresos sociales y que alcanzaba indicadores sociales y económicos por encima de la región africana.

Cuando el Presidente Chávez llegó al poder en Venezuela en 1998 la pobreza era 49,4%[15], alcanzando niveles superiores al 20% en el caso de la pobreza extrema afectada durante el golpe de Estado de 2002 y el sabotaje petrolero de 2002-2003, que sobrepasó el 25%[16], mientras que en el año 2013 la pobreza alcanzó una cifra de 23,9% según la CEPAL[17]. Definitivamente la tan ansiada cooperación al desarrollo tiene su peor enemigo dentro del sistema de las grandes potencias, que con su soberbia Neo-colonial son capaces de destruir los avances sociales de los países, y en plena pandemia siguen robando activos, bloqueando cuentas y destruyendo mediante una verdadera guerra económica al país suramericano.

            Que no nos agarren incautos con las narrativas del financiamiento, y las reformas estructurales que demandan una mayor liberalización de la economía para resolver el tema de la pobreza, cuando los resultados ya los conocemos y sus causas también, y cada día es más evidente que el rey del capitalismo se encuentra desnudo. Las soluciones las encontraremos sí defendemos desde el sur nuestros propios proceso de desarrollo y le exigimos a las potencias occidentales que respeten la soberanía y la autodeterminación de nuestros pueblos.

[1] Sobre la base de $1,90 por día (2011 PPA) (% de la población)

[2] https://datos.bancomundial.org/tema/pobreza?end=2015&start=1990

[3] https://www.libremercado.com/2016-10-15/el-numero-de-pobres-se-desploma-en-el-mundo-1000-millones-menos-desde-1990-1276584486/

[4] Cálculos propios con la información suministrada por Naciones Unidas sobre proyecciones de población mundial

[5] Cálculos propios con la información suministrada de porcentaje de población en pobreza extrema y población del Banco Mundial.

[6] https://blogs.worldbank.org/es/que-paises-han-reducido-mas-las-tasas-de-pobreza

[7] https://www.libremercado.com/2018-06-04/los-seis-graficos-que-demuestran-la-inedita-mejora-del-mundo-desde-la-revolucion-industrial-1276619159/

[8] https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2018/10/17/nearly-half-the-world-lives-on-less-than-550-a-day

[9] https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.PCAP.PP.CD?locations=ZG

[10] https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.PCAP.CD?locations=ZJ

[11] https://www.elblogsalmon.com/economia/nuevo-informe-el-1-mas-rico-posee-mas-de-la-mitad-de-la-riqueza-mundial

[12] https://www.alainet.org/es/articulo/172894

[13] http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/370802

[14] https://www.bbva.com/es/america-latina-mas-de-28-millones-de-personas-entrarian-en-situacion-de-pobreza-este-ano-por-el-covid-19/

[15] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/01/111229_venezuela_pobreza_desarrollo_humano_cepal_chavez_j

[16] https://journals.openedition.org/cal/679

[17] https://www.cepal.org/pt-br/comunicados/desacelera-se-reducao-pobreza-indigencia-america-latina

 

Fuente de la Información: CII OVE

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SIMON RODRIGUEZ Y PAULO FREIRE: CAMINOS Y HORIZONTES

Necesitamos abrirnos de imaginación y soñar caminos ciertos para reinventar la educación y la sociedad en todos sus sentidos. Desde el confinamiento por el Covid 19, que hogariza aún más las contradicciones sociales, y las acciones de bloqueo y asedio internacional contra nuestras naciones, que dificultan la satisfacción de nuestras necesidades básicas, tenemos que repensarnos y reasumirnos como sociedad, y con ella nuestra educación. como sociedad y pero también las posibilidades de generar nuevas pautas societales, necesitamos señalar posibilidades de vida que sinteticen lo económico, lo político, lo cultural, lo social. Y, sabemos, la educación (no solo la escolaridad) es un camino privilegiado para lograrlo.

En este proceso de mirar críticamente las realidades y las crisis que habitamos, y prefigurar formas de vida más solidarias, cooperativas, es decir, más humanas, contamos con importantes referencias históricas. Y queremos hoy considerar dos referencias importantes en nuestro historial latinoamericano, encarnadas en las vidas y pensamientos de dos personajes de dimensiones universales: Simón Rodríguez y Paulo Freire.

Rodríguez y Freire viven en momentos históricos diferentes. Rodríguez, en el proceso independentista americano de finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Freire durante el siglo XX. Rodríguez lidió con la decepción de una independencia que excluyo al pueblo del poder y de las posibilidades de crear una nueva sociedad, y se aboco a la creación de las nuevas repúblicas desde la educación. Freire se levanto contra las injusticias e inequidades de una sociedad que se vendía a sí misma como democrática, y solo amparaba dictaduras y opresión para las poblaciones más populares. Ambos se enfrentaron a grupos dominantes que encarnaban los intereses de poderosos imperios, y sometían al pueblo a sistemáticas formas de dominación economica, social, militar, cultural y política. Y, como consecuencia de esto, la instauración de mecanismos cada vez más sofisticados de colonización interior, ideológica, que controlaba pensamientos y acciones de las instituciones y las personas.

Tanto Rodríguez como Freire se planteaban, parafraseando al cantor Ali Primera, humanizar la humanidad. Es decir, generar condiciones y procesos que dieran a los seres humanos la posibilidad de crecimiento y desarrollo pleno, y protagonismo en sus vidas y en su desempeño social. Sin embargo, podemos apreciar coordenadas diferentes en cada uno, y es lo que hoy queremos destacar como referencias para abordar nuestras prácticas educativas.

Rodríguez, desde nuestra apreciación, practicaba un camino educativo centrado en una situación «externa» (válidas las comillas), como lo es el trabajo productivo. Los procesos formativos se inician y culminan en que las personas deben organizarse, de modo cooperativo y solidario, para producir bienes y aprender oficios. Más, en este proceso, el maestro se ocupaba del desarrollo del lenguaje, del quehacer científico, del desarrollo corporal y de las técnicas especificas. Pero la idea no era formar «mano de obra» para los patrones, sino de crear ciudadanos republicanos que fuesen sus propios «patrones», que se organizaran en empresas productivas con tanto impacto social que fuesen el factor determinante para que la propia comunidad se gobernara a si misma (Toparquía). Este camino fue luego avalado por personajes relevantes como José Martí, y en Venezuela por educadores tales como Luis Beltrán Prieto Figueroa, creador de las escuelas-granja que luego Cuba desarrollo con tanto ahínco.

Freire, por su parte, con influencia fenomenológica, desarrolla su práctica educativa centrada en la consciencia humana. Esta consciencia se alimenta del ejercicio progresivo de empleo de la palabra, de la lectura crítica del mundo, del dialogo como eje de transformación personal y social. El eje es, con cuidadosas comillas, mas «interno», mas personal (consciencia), pero que solo tiene sentido en la medida que interacciona dialécticamente con otras consciencias, nombrando el mundo y de hecho transformándolo desde este hecho de nombrarlo. Este ejercicio constante de la palabra, desde el mundo de vida de las personas (su universo vocabular) acciona que cada cual reconozca y valorice sus humanas dimensiones (curiosidad, ternura, amor), convirtiéndose en sujeto de su propia vida y de de los procesos sociales en general.

Alguien pudiese decir que la propuesta de Rodríguez es más bien marxista, si no fuese por el hecho de que el pensamiento robinsoniano precede al marxista, enfocado en un materialismo filosófico (los cambios sociales están vinculados directamente con las necesidades de seres humanos concretos), pero enfocado al bien común (sociabilidad, en lenguaje rodrigueano). Desde las necesidades reales fundamentales (alimento, casa, cobijo, compañía), la educación viabiliza el desarrollo de procesos productivos organizados, que conduce a los seres humanos a ser protagonistas de sus propios destinos sociales. El sendero freiriano, por su parte, luce imbuido en valores cristianos (amor, compasión), enfatiza como ya dijimos la consciencia como posibilidad de transformación humana, mediante el dialogo con afinidades buberianas al yo-tu y levinianas, en consideración al «otro».

No obstante, ambos autores convergen significativamente en diversos aspectos. Ambos toman como puntos de partida los seres humanos concretos, específicamente los más humildes, los más segregados, para propiciar las necesarias transformaciones sociales. Ambos suponen la educación como camino privilegiado para asumir esos procesos de transformación colectiva, enfatizando las posibilidades de relaciones humanas signadas por la horizontalidad, la solidaridad (entreayudarse, dialogar), el aprendizaje compartido, y la posibilidad de asumir proyectos colectivos para transmutar las condiciones de vida a una vida más humana, más vivible, si caben los términos. Ambos, como ya vimos, se oponen a los poderes dominantes (imperios, gobiernos cómplices) y a la llamada colonización interior.

Así, tanto Simón Rodríguez como Paulo Freire constituyen referencias importantes para que repensemos la educación, durante la pandemia y luego de ella. Podemos enfatizar, desde nuestras prácticas, el trabajo productivo como eje educacional, derivando de él los aprendizajes sociales necesarios para ejercer la humanidad y la toparquía, aprendiendo oficios (hemos visto que, en esta situación de crisis hasta los educadores y estudiantes requerimos otros trabajos y otros ingresos), pero alejándonos de la competencia ciega, del canibalismo socioeconómico, y enfatizando la socialibilidad, el bien común. O podemos asumir la educación desde el desarrollo de nuestra praxis critica, la concienciación, fortaleciendo la lectura del mundo, de los rostros humanos, y ejercitando infinitamente el dialogo creador, la búsqueda conjunta para salir adelante. O, tal vez, ensayar caminos donde se crucen ambas propuestas, el trabajo y el dialogo fecundo, pero este es tema de otro encuentro.

Por: Julio C Valdez

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Venezuela: Pensamiento Decolonial

Pensamiento Decolonial

José Romero-Losacco

22 de Febrero 2021

Este miércoles 10 de febrero, la Alianza Pedagógica Social Internacional conformada por la CEIP-Histórica de Argentina, MAEEC-CLACSO de México, KAVILANDO de Colombia, MASA CRÍTICA de Panamá, RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina, SAVIA de Paraguay, Universidad de Panamá, CIPCAL de América Latina, KAICHUK MAT DHA de México, EMANCIPACIÓN de Chile, Mujer Pueblo Magisterio-CNTE-Durango de México, el Centro Martin Luther King de Uruguay y CII-OVE de Venezuela, presentó la tercera conferencia del Ciclo de Pensamiento Descolonial a cargo del Dr. José Romero-Losacco, de la Universidad Central de Venezuela.

José Romero-LosaccoDoctor en Ciencias para el Desarrollo Estratégico por la Universidad Bolivariana de Venezuela;posdoctorante del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC): Laboratorio de Estudios Descoloniales y Geopolítica de los Conocimientos, Centros de Transformaciones Sociales, Ciencia y Conocimiento;profesor agregado en la Universidad Bolivariana de Venezuela y profesor invitado en el Programa de Formación Avanzada en Artes y Culturas del Sur de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE).También es coordinador de la Escuela de Pensamiento Crítico Descolonial de Venezuela.

En la moderación de la jornada estuvieron: María del Carmen López Vázquez y Jorge Orozco León. Los moderadores dieron inicio a la sesión recordándonos el propósito de estas jornadas: deconstruir las estructuras sociales y epistémicas producto de la colonización para reconstruirnos a través de un ejercicio de crítica y autocrítica desde las resistencias y las luchas de los pueblos y los oprimidos. De tal modo, nos dijo María del Carmen López, dicho ejercicio ocupa un lugar central en relación con nuestros sistemas educativos pues es allí donde tienen lugar las transformaciones pedagógicas que posibilitan la construcción de un nuevo mundo y la formación de subjetividades otras.

La conferencia del doctor Romero-Losacco estuvo basada en su trabajo doctoral, La Invención de la Exclusión y estuvo dividida en dos partes: la primera, dedicada a una “genealogía” de la exclusión, es decir, al examen de cómo ésta ha sido inventada; la segunda, discutió nuevos aportes y perspectivas para la construcción de otras formas de entender y ser en el mundo.

A manera de contextualización, Romero-Losacco afirmó que estas reflexiones se originaron en su experiencia como investigador de las reformas educativas que tuvieron lugar en América Latina durante la década de los 80 y en su estudio del proceso de municipalización de la educación universitaria en Venezuela durante el siglo XXI. En medio de sus pesquisas, Romero-Losacco se encontró con un balance de los 10 primeros años de la ley de educación en Argentina, publicado por CLACSO, cuyas conclusiones acerca del estado de las comunidades educativas en dicho país se asemejaban a lo experimentado en Venezuela dadas las dificultades materiales involucradas en la implementación de reformas educativas progresistas.

En este sentido, el problema compartido tanto por Venezuela como por Argentina era uno en el que una serie de políticas no-neoliberales terminaban por reproducir los mismos efectos neoliberales que intentaban evitar en un principio. Lo que la sociología funcional hubiera explicado como resultado de las inercias sociales producto de unas sociedades que venía siendo neoliberalizadas, el doctor Romero-Losacco prefirió examinarlo a través del lente de la filosofía de la liberación, la antropología lingüística, la semiótica y los trabajos de la Red Modernidad/Colonialidad (RMC).

Así pues, la conferencia se concentró en explorar los resultados del análisis de los discursos que han sustentado los proyectos de reforma educativa, llamando al progreso por la inclusión social –y en contra de la exclusión social– como un horizonte deseado. Entonces, ¿a qué se debe la prevalencia de dichos términos a través del espectro político, del progresismo al neoliberalismo?

El primer paso para resolver esta pregunta consiste en realizar una “arqueología” del término “exclusión social”. En otras palabras, nos dijo Romero-Losacco, es necesario investigar la forma en la que gobiernos y discursos institucionales dejaron de hablar de “pobreza” y empezaron a hablar de exclusión.

Un punto de partida en dicha arqueología es la propuesta de AmartyaSen en su trabajo sobre el concepto de exclusión social y su aplicación en políticas públicas. En primer lugar, Senhace referencia René Lenoir, ministro de protección social durante el gobierno de Jacques Chirac, quien en su trabajo Los Excluidos(1974) institucionalizó el concepto de “exclusión social” dentro de la tradición de la sociología francesa y su preocupación por la cohesión social. En vista de las consecuencias de mayo del 68, la visión dominante llegó a ser que la exclusión social atenta contra la cohesión social dado el aumento del desempleo y la crisis de la deuda que aquejaba a Europa. Ante este panorama, la exclusión social surgió como un problema social de la mano de documentos como el de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), definiéndola como la situación de aquellos individuos que experimentan la privación del sistema de protección social en medio de la crisis del Estado de Bienestar.

En este momento de la exposición, Romero-Losacco tomó una distancia crítica de la perspectiva de Sen para evidenciar en su descripción lo que Boaventura de Sousa Santos ha denominado la “línea abismal” del pensamiento occidental moderno. En efecto, la operación que institucionalizó la exclusión social en el contexto europeo de los 80 ignoró que lo que se llamó “crisis” en el norte global es lo que sucede permanentemente en el sur global: desempleo y obstáculos a la participación en el mercado de consumo. De esta manera, la exclusión llegó a entenderse como no participar del “bienestar social” cuando se quiere participar.

Esta fue precisamente la concepción que entró en disputa con la de “pobreza”, propia del desarrollismo de Estado de las potencias occidentales de la posguerra. De acuerdo con Romero-Lossaco, Francia, por un lado, y el Reino Unido, por el otro, entraron en una lucha por la hegemonía en los discursos del poder al querer posicionar su lengua y su comprensión de la realidad social sobre el otro. Finalmente, Francia salió victoriosa con la imposición del discurso de la exclusión social, diluyendo el problema de la desigualdad ante la solución propuesta: la “igualdad de oportunidades”. Con esto, las medidas que se consideraron necesarias por parte de los gobiernos fueron aquellas dirigidas a la desregulación del trabajo y a la oferta de mayores oportunidades para el consumo.

Hasta aquí la primera parte de la conferencia. Luego de esta pesquisa en la invención del concepto de exclusión social, Romero-Losacco afirmó que este panorama no está completo sin devolverse a 1492. Fue entonces, afirmó el expositor, cuando se configuró la matriz colonial que da lugar a un mundo que sirve a los colonizadores al imponer un adentro y un afuera.

Siguiendo el camino trazado por Walter Mignolo, Romero-Losacco resaltó la importancia histórica de la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija (1492), la cual estableció las reglas de producción de la lengua que regirían la evangelización y colonización a partir del siglo XVI. Así, lo que ha sucedido con el desarrollismo y la exclusión social a partir del siglo XX, lo podemos entender como parte del arco histórico que ha usado las categorías de las lenguas europeas para explicar las formas de vida al servicio de la colonización: como en el caso de la trinidad o el racionalismo propio de la Ilustración, estos discursos han establecido metáforas espaciales (adentro/afuera), creando, a su vez, la necesidad de “estar adentro”. Según Romero-Losacco, esto es lo que explica la prevalencia de las “políticas de inclusión social” que asumen el “adentro” como un deber-ser que no se discute, sino que está ya dado –en términos de la participación en el mercado.

De tal manera, la necesidad de devolvernos a 1492 aparece como una aproximación que le da vuelta a la cuestión tal cual es planteada actualmente: el problema no es cómo incluirnos, sino cómo hemos sido excluidos. La realidad de nuestra inmersión dentro de relaciones coloniales es lo que nos debe llevar a generar procesos de rupturas en lugar de políticas de inclusión que reproducen, en palabras de Romero-Losacco, el “dualismo trinitario de la cristiandad”.

En este punto, la invitación del expositor fue a comprender la larga historia del capitalismo como elevación del feudalismo; comprender la historia anterior a 1492 a través de la decolonialidad para revelar, como lo diría Juan José Bautista, la modernidad como teología que ha naturalizado la exclusión social como discurso del orden social, al tiempo que la ha vuelto un correlato del discurso de la meritocracia, tan favorecido por el neoliberalismo.

¿De qué manera, pues, hemos de asumir los procesos políticos en este contexto? La propuesta de Romero-Losacco, en línea con lo propuesto por Hugo Zimelman, consiste en transitar hacia un pensar epistémico que se ocupe de las realidades materiales que nos atraviesan y que al tiempo atravesamos: así, atendiendo al régimen de relaciones sociales en el que nos encontramos, podremos evitar su reproducción mediante proyectos de “inclusión”. La propuesta es, entonces, un rescate de la noción de marginalidad: rescatar el lugar del no-ser, reivindicar nuestro lugar de enunciación para pensarnos desde nosotros mismos, desde lo otro, lo ausente, lo que ha sido categorizado como “nada”.

Al termino de la conferencia, la sesión de preguntas estuvo a cargo de Judith Aliaga, maestra y dirigente educativa boliviana, y Deisy Ramírez, maestra y parte del colectivo Kaichuk Mat Dha, de Durango, México.

La maestra Aliaga reflexionó sobre la relevancia de esta investigación para la experiencia en y desde Bolivia, donde el despliegue de la matriz colonial ha sido determinante. Su pregunta fue acerca de las posibles vías para continuar los procesos de decolonialidad. Recordando a Gramsci, Romero-Losacco afirmó que,ante el pesimismo de la razón, su apuesta es por el optimismo de la voluntad pues, como lo ha demostrado la filosofía de la liberación, la vida nos obliga a ser optimistas. Esto es, nos enfrentamos ya a un imperativo por vivir otra vida que es posible mediante la organización de las comunidades que se niegan a ser oprimidas. En estos momentos de crisis en los que los privilegios se muestran insostenibles, la organización y el impulso por vivir es lo que puede aprovechar esta ventana de oportunidad para fortalecer los movimientos sociales.

Por su parte, la maestra Ramírez se refirió a la grave situación en las escuelas de formadores de maestros en las que las concepciones eurocéntricas se siguen reproduciendo a la luz de una misión por enseñar la colonización y no la liberación. Ante este interrogante, el conferencista avocó por una descolonización de la historia de la epistemología que rompa con la historia del Romanticismo alemán al tiempo que se promueva el diálogo horizontal con otros pueblos subordinados del sur global. En términos prácticos, esto requeriría una apertura a otras historias que nos permitan conocer y estudiar de otras formas, mediante otras genealogías, para construir programas de formación que informen otras memorias.

El video de la conferencia puede consultarse en el canal de YouTube de Otras Voces en Educación o en el siguiente enlace:https://youtu.be/yLz6sTUQSAw

Autor: Felipe Antonio Pinilla Torres

Fuente de la Información: CII OVE

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