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Latinoamérica: La pandemia del COVID-19 generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región

La pandemia del COVID-19 generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región

La crisis generada por la pandemia del COVID-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral, de acuerdo con el Informe Especial COVID-19 N⁰9: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad dado a conocer hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente). Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% en 2020, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019. En 2020, explica el estudio, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo.

La caída del producto interno bruto (PIB) regional (-7,7% en 2020) y el impacto de la crisis en el empleo están afectando negativamente los ingresos de los hogares, plantea el informe presentado en conferencia de prensa por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. El organismo regional de las Naciones Unidas estima que alrededor de 118 millones de mujeres latinoamericanas se encontrarían en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019.

“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus. Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de los hombres del mismo sector”, señaló Alicia Bárcena.

Por otra parte, el estudio remarca que el trabajo doméstico remunerado, que se caracteriza por una alta precarización y por la imposibilidad de ser realizado de forma remota, ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis. En 2019, previo a la pandemia, alrededor de 13 millones de personas se dedicaban al trabajo doméstico remunerado (de los cuales el 91,5% eran mujeres). En total, este sector empleaba a un 11,1% de las mujeres ocupadas en la región. No obstante, en el segundo trimestre de 2020 los niveles de ocupación en el trabajo doméstico remunerado cayeron -24,7% en Brasil; -46,3% en Chile; -44,4% en Colombia; -45,5% en Costa Rica; -33,2% en México; y -15,5% en Paraguay.

“América Latina y el Caribe debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”, afirmó la máxima autoridad de la CEPAL.

En este marco, Bárcena alentó a los gobiernos a “priorizar en sus estrategias de vacunación al personal de salud -incluidas las personas que prestan servicios asociados de limpieza, transporte y cuidados-, y a quienes se desempeñan en los sistemas educativos y en el trabajo doméstico, en su mayoría mujeres, que son un pilar fundamental para el cuidado y la sostenibilidad de la vida”.

Según el documento de la CEPAL, un 56,9% de las mujeres en América Latina y un 54,3% en el Caribe se encuentran ocupadas en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo en términos del empleo y los ingresos por causa de la pandemia.

De acuerdo con el estudio, el cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad, la caída del comercio internacional y la paralización de la actividad productiva interna han impactado en las trabajadoras y empresarias vinculadas a los sectores del comercio, turismo y manufactura. Por ejemplo, el sector del turismo, altamente feminizado, en el que un 61,5% de los puestos de trabajo están ocupados por mujeres, sufrió una contracción importante, que afectó principalmente a los países del Caribe, donde una de cada 10 mujeres ocupadas se concentra en este sector.

Durante la presentación del informe, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL destacó la urgencia de reforzar las políticas de empleo y asegurar a las mujeres participación en los sectores dinamizadores de la economía en condiciones de trabajo decente. Asimismo, enfatizó la importancia de combinar medidas en apoyo al empleo y la reactivación con medidas de atención inmediata a la pérdida de ingresos.

En este contexto, “urge promover procesos de transformación digital incluyentes que garanticen el acceso de las mujeres a las tecnologías, potencien sus habilidades y reviertan las barreras socioeconómicas que estas enfrentan, de manera de fortalecer su autonomía económica”, subrayó Alicia Bárcena, a la vez que resaltó el reducido esfuerzo fiscal que conlleva la propuesta de canasta básica digital de la CEPAL (1% del PIB regional) y el enorme impacto que tendría al conectar a una de cada cuatro mujeres en América Latina y el Caribe.

“Resulta fundamental avanzar en un nuevo pacto fiscal que promueva la igualdad de género y que evite la profundización de los niveles de pobreza de las mujeres, la sobrecarga de trabajo no remunerado y la reducción del financiamiento de políticas de igualdad”, alertó.

“Además de transversalizar la perspectiva de género en todas las políticas de recuperación, se requieren acciones afirmativas en el ámbito de las políticas fiscales, laborales, productivas, económicas y sociales, que protejan los derechos de las mujeres alcanzados en la última década, que eviten retrocesos y que enfrenten las desigualdades de género en el corto, mediano y largo plazo”, concluyó Bárcena.

Fuente de la Información: https://www.cepal.org/es/comunicados/la-pandemia-covid-19-genero-un-retroceso-mas-decada-niveles-participacion-laboral

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Venezuela: Aproximación al tema de los Movimientos Sociales y la Educación Popular

Aproximación al tema de  los Movimientos Sociales y la Educación Popular

Lourdes Velásquez de Urbáez

Introducción

 Acercarse al tema de los Movimientos sociales y más aún a la Educación Popular, requiere de una investigación documental y de campo que permita contrastar la experiencia con la teoría y, si es posible, teorizar de nuevo esta temática.

Sin embargo, en este ensayo se ha abordado el tema, de la mano de especialistas como Luis Rigal y Mario Garcés quienes poniendo a disposición algunos artículos muy serios y rigurosos han permitido entender un poco el fenómeno sociológico de los Movimientos Sociales, tan arraigados en la historia viva de los pueblos y de quienes teniendo la vivencia en alguno que otro, no los hemos estudiado.

Estos movimientos acompañan al hombre en el devenir de historia acelerando, en muchos casos, procesos liberadores que con otro instrumento, bien sea de carácter  político, social, no se hubieran alcanzado.

Acá se recorrerán la trayectoria del Movimiento de los Sin Techo de Brasil, de los Piqueteros de Argentina y de los Campesinos e Indígenas de Bolivia, movimientos que cambiaron la historia de sus respectivas naciones al punto de hacer retornar el Peronismo en Argentina y llevar al gobierno de Bolivia al indígena Evo Morales.

El auge de los Movimientos Sociales Latinoamericano en el Siglo XXI le plantea nuevos retos al sector educativo por cuanto su fuerte tendencia pedagógica y la emergencia de la Educación Popular requiere de un nuevo docente, nuevos espacios, nueva manera de hacer docencia, repensar la educación, en fin, nuevas políticas educativas.

Este, viene a constituirse en un campo de investigación y de propuestas necesarias en la construcción de un sistema educativo más coherente con las demandas de los pueblos.

Desarrollo

Las grandes crisis son madres de grandes retos y grandes alternativas en la búsqueda de salidas a dichas crisis que tocan al pueblo en colectivo con una misma insistencia y con una única intención: la dominación.

Por ello, el hombre, ser social por excelencia, se agrupa con sus semejantes en la búsqueda no sólo de la solución, sino, además en la manera de hacerlo, en torno a cuál idea y con beneficios al mayor número de colectivos en miras a la a la ruptura con el yugo opresor y a la emancipación.

Ander –  Egg (2013) en su Diccionario de sociología expresa:

“Los movimientos sociales de la segunda mitad del S. XX surgen como reacción crítica frente a algunos problemas que afectan la vida cotidiana, como las consecuencias del deterioro del medio ambiente a causa de la industrialización, como forma de lucha por las discriminaciones en razón del sexo, etc.” (p. 251).

En esta definición se observa cómo es el momento crítico que trae en consecuencia el movimiento social, diciendo con su voz y sus acciones que sí hay salida: la organización, la participación; la búsqueda de la alternativa es en la cotidianidad, desde la cotidianidad y para la cotidianidad.

América Latina ha sido prolija en los Movimientos sociales que han surgido como luces en medio de la oscuridad que las sociedades contemporáneas atraviesan, destacándose en ellos el tema de la lucha, la emancipación y la ética de lo colectivo, observándose que todas estas cualidades persisten en estos primeros años del Siglo XXI.

En este sentido, Revilla Blanco (2010) expresa en su artículo América Latina y los Movimiento Sociales, su mirada a estos colectivos:

“Si nos detenemos en el análisis de los últimos 30 años en la región, el período en el que los países de América Latina retomaron la democracia y la vieron consolidarse como sistema de gobierno, podemos observar que los movimientos sociales fueron claves tanto en la oposición a las dictaduras como en la transición a las democracias.” (p. 53)

Es importante destacar la persistencia en la lucha de estos movimientos en sus acciones de calle, que visibilizaron a quienes estaban anulados en la sociedad y sus voces calladas, incluso representadas por personeros políticos que nada tenían que ver con ellos.

Esta específica circunstancia trae en consecuencia una manera, un estilo diferente por cuanto, de acuerdo a lo expresado por Luis Rigal en su artículo Gramsci, Freire y la Educación Popular, a propósito de los Nuevos Movimientos Sociales:

“Este proceso, complejo y contradictorio, de disolución – reconstrucción del tejido social y de la organización social y de pérdida de legitimidad de los actores colectivos tradicionales, estuvo signado también por la aparición de nuevos actores – trabajadores desocupados; fábricas recuperadas; asambleas en barriales; ambientalistas – y por el fortalecimiento de otros movimientos sociales – campesinos, derechos humanos.” (p. 2)

La misma circunstancia crítica que viven los pueblos, hacen surgir nuevos actores sociales que toman la palestra en la vida pública con discurso y acciones sociales políticas y culturales que hacen nuevo todo el acontecer de la vida ciudadana, pues dan origen a una nueva ciudadanía, a un nuevo modo de entender la condición de ciudadano.

Algunos rasgos que caracterizan a los movimientos sociales son los siguientes de acuerdo a Calderón (1986) citado en Garcés:

“a. Una estructura participativa resultado de su propia experiencia de participación y lucha.

  1. Su propia temporalidad definida por su acción frente al sistema de relaciones históricas.
  2. Un desarrollo en forma multilateral y heterogénea en el espacio, con desarrollo desigual de la conciencia, la organización y la economía.
  3. Efectos sociales específicos sobre las relaciones sociales y la sociedad.” (p. 59)

Evidentemente, estas características tienen que ver con la manera cómo surgieron estos movimientos, que no por decretos, sino jalonados por el momento histórico.

Las atroces dictaduras que vive la región en la década de los sesenta y en muchos casos, disfrazados de democracia, las solapadas atrocidades de los cuerpos represivos, las persecuciones a las ideas y a las voces disidentes, fueron despertando en esos nuevos actores que ya mencionara Luis Rigal: mujeres, jóvenes, indígenas, campesinos, cristianos, esas necesidades de asociarse, y surge, por ejemplo, una mirada diferente de leer el  Evangelio desde la vida, desde el presente, desde el trabajo, la escuela, el barrio y ni sólo desde el púlpito.

Toda esta situación conflictiva, unida a la Revolución Cubana, orienta hacia allá la mirada de estos nuevos actores que comienza a ver su utopía realizable y su sueño realizable en otro nuevo mundo posible.

Surgen del seno de la Iglesia Católica las Comunidades Eclesiales de Base, movidas por el espíritu del Concilio Vaticano II y los Documentos producidos en las Conferencias de Medellín y Puebla en la que se expresa de manera clara y diáfana la opción preferencial por los pobres.

Con sus características específicas en cada país de la región, estas comunidades, haciendo vida en el corazón de los barrios, de los necesitados y excluidos de siempre, se convirtieron en semilleros de nuevos movimientos sociales que se fueron esparciendo por todas partes haciendo visibles a los tullidos, los ciegos y los leprosos del Evangelio que no son más que los mismos rostros conocidos de la vida cotidiana.

En este sentido  las Comunidades Eclesiales de Base despertaron y siguen despertando un espíritu de liberación en los pueblos, dejando un saldo organizativo que ha dado pie a que mujeres, negros, indígenas, estudiantes, en fin nuevos actores sociales se agrupen en la búsqueda de nuevos caminos de participación y lucha por sus derechos y el derecho de los pueblos a la libertad, soberanía, autonomía.

Se destacan en América Latina movimientos sociales con una fuerte incidencia en la liberación de sus naciones. Garcés enfatiza tres grandes movimientos que han impactado la vida en sus países y en toda la región; estos son el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, el de los Piqueteros en Argentina y el de los Campesinos e Indígenas en Bolivia. De la mano de este autor se revisarán estos tres movimientos.

El Movimiento de los Sin Tierra nació con los campesinos brasileros que habían sido expulsados motivado al proceso de modernización de la agricultura. Ante esta situación deciden quedarse en el campo y desde allí emprender la lucha por la tierra; así nació el movimiento, con una base social dispuesta a luchar, a no emigrar hacia las ciudades, ni tampoco a ser colonizados.

Este movimiento, además de tener una raíz de orden económica y hasta laboral, tiene también una raíz ideológica cristiana a través de la creación de la Comisión Pastoral de la Tierra, según lo señala Joao Pedro. Esta comisión estaba liderada por la Teología de la Liberación que le fue dando forma ideológica a este movimiento tan importante.

Este autor resalta el carácter popular del movimiento por cuanto da apertura a la participación de la familia extendida completa y porque, además de ello, participan hombres y mujeres de la ciudad que también luchan por la tierra.

El Movimiento de los Sin Tierra une a la lucha campesina, la lucha de clases, lo que le da fortaleza y cohesión con otros colectivos revolucionarios. La conquista de la tierra no es el objetivo único del movimiento; espacio que se conquista, es un espacio que se consolida en salud, educación, vivienda, empleo y servicios.

Los integrantes de este movimiento tienen su organización interna, su disciplina y la formación de sus propios cuadros. Este movimiento se somete regularmente a autoevaluaciones y reajustes a través de encuentros, congresos y jornadas que realizan cada cierto tiempo.

Entre sus componente más fuertes se destaca la educación realizando cursos de capacitación para los educadores de los asentamientos, seminarios y encuentros que les permite visualizar cuál es la educación que requiere el movimiento agrario, de acuerdo al desarrollo del país y las necesidades planteadas por las comunidades. También estos eventos educativos se encaminan a la formación ideológica de los cuadros del movimiento.

El movimiento de los Piqueteros en Argentina, surge  en los años 90 como salida de lucha de los desempleados, quienes a manera de protesta, cierran las rutas para exigir que sus voces sean escuchadas. Se le sumaron, a sus reclamaciones, las comunidades organizando piquetes y asambleas populares demandando empleo para los desocupados. Sus demandas pronto se convirtieron en la expresión del descontento con el gobierno como lo expresa con tanta claridad, Garcés:

“El resultado fue que de desempleados se transformaron en piqueteros, de negados en la sociedad fueron ganando paulatinamente en visibilidad… Entonces fueron un actor social relevante en la crisis de la sociedad argentina del 2001 que hizo visible el descontento con el sistema político con su consigna ¡Que se vayan todos!.” (p. 63)

El movimiento social entonces pasa de ser una búsqueda de solución a una problemática puntual, a ser la voz de todo un pueblo que comparte la misma suerte, la misma opresión pero también la misma esperanza libertaria. De esta lucha el resultado fue la salida del gobierno de Fernando de la Rúa.

El Movimiento de los Piqueteros ha dado origen a otros movimientos y a otras organizaciones sociales agrupando no sólo a los trabajadores, sino también a los más pobres.

En Bolivia, en la primera década del S.XXI, surge un Movimiento o Movimientos Campesinos e Indígenas que estremecen el país y hasta se logra llevar al gobierno al indígena Aimara Evo Morales, transformando el estado Boliviano a través de un proceso constituyente que le ha costado una fuerte lucha desde su partido creado por ellos, el MAS.

Nuestro autor, Garcés, citando a Chávez y Mokrani (2007) expresa:

“En los movimientos sociales en Bolivia se distinguen varios Hitos:

  1. La marcha por el territorio y la dignidad, que protagonizaron en 1990, los pueblos indígenas de las Tierras Bajas….
  2. La marcha en 2002 de los pueblos de las Tierras Bajas por la Asamblea Constituyente….
  3. La Guerra del Agua en Cochabamba en la que participaron varias organizaciones sociales…
  4. Control de las carreteras y de los espacios conquistados por los indígenas en el año 2000 a través de movilizaciones continuas…
  5. La Guerra del Gas entre el 2000 y el 2003 en el que todas la organizaciones y movimientos sociales reclamaban por la manera cómo la clase elitista manejaba el tema de los recursos naturales…” (p. 65)

Es decir, este movimiento Social ha vivido de  lucha en lucha pero también de logro en logro, dando pasos agigantados hacia la definitiva emancipación.

Estos tres movimientos que Garcés tomó sabiamente de ejemplo, al igual que otros importantes que acá no se mencionan, otorgan gran importancia a la educación, pues ésta garantiza la permanencia de sus valores en  las nuevas generaciones y fortalece ideológicamente a los cuadros para que sigan liderando las luchas que el día a día comunitario va presentando.

En estos nuevos movimientos sociales, la cuestión educativa tiene características que en cierta medida pudieran llamarse alternativas que apuntan a una educación que responda a grupos  en constante lucha por sus reivindicaciones y con la determinación de resguardar no sólo sus conquistas, sino también su cultura.

Rigel, en su artículo sobre los movimientos sociales y la educación señala a los Movimientos sociales como espacios educativos ya que observa en ellos una centralidad en la educación y una práctica política unida a la práctica pedagógica en la lucha por la hegemonía.

Los Movimientos Sociales reconocen la importancia de los saberes construidos comunitariamente por los colectivos, con sus tradiciones, creencias y en la resolución de sus problemáticas locales y nacionales; pero al mismo tiempo perciben la demanda de una educación, en cierto modo, formal, por lo que sienten la necesidad de la alfabetización y la emprenden a través de talleres y de los métodos más creativos, de educación lo que los aproxima, en la realidad a los planteamientos de Freire.

En este sentido, Rigel afirma:

“Esta perspectiva freiriana, estrictamente una perspectiva político – pedagógica, puede ser entendida como una pedagogía para las clases subalternas:

  • en lo político, defiende una opción de transformación social, denunciando los componentes opresivos del orden establecido y defendiendo un modelo más igualitario y más justo.
  • en lo pedagógico, critica frontalmente las concepciones tradicionales (verticalistas, abstractas y acríticas) de enseñanza – aprendizaje y promueve propuestas dialógicas, con circulación de los roles de educador y educando, basadas en la recuperación y revalorización crítica de los saberes del conjunto de los involucrados en el acto educativo y promueve una mirada crítica de la realidad concreta.” (p. 5)

En los Movimientos Sociales, la educación promueve una reflexión de la realidad circundante a fin de transformarla de acuerdo a las aspiraciones de los colectivos, en una relación dialógica entre los diversos actores del hecho pedagógico.

Todos los espacios de los Movimientos Sociales son percibidos como espacios pedagógicos, al mismo tiempo que espacios de lucha; también la lucha por los saberes se libra en buena lid en estos movimientos.

Es una educación que sale del espacio escolar, de lo meramente académico, de lo extremadamente vertical y riguroso, una educación más bien humana y humanizadora, emancipada y emancipadora, una Educación Popular.

Conclusiones

Lo que se ha hablado hasta acá, de la mano de quienes se han dedicado a estudiar la temática permite concluir que:

Los Movimientos sociales han sido en la historia punta de lanza de los grandes cambios que ha vivido la humanidad; estos aunque influidos por alguna ideología, son respuestas espontáneas y rebeldes a la cultura de dominación.

Su esencia es una lucha por la emancipación, por un nuevo orden social que vislumbran posible, por una utopía que exigen ver realizada.

En América Latina recobraron fuerza en la década de los 70 para dar respuesta a los regímenes militares, a las democracias ocultadoras de dictaduras y a la acción colonizadora e imperial de fuerzas extranjeras.

Son movimientos que agrupan, mujeres, trabajadores, desempleados, campesinos, indígenas, en fin, colectivos que deciden organizarse desde su experiencia de grupo.

Esto no implica que se cierren a la participación de otros colectivos, más bien se enriquecen en la diversidad y se abren de lo local a lo nacional.

La Educación Popular, que emerge de los movimientos sociales es un claro ejemplo de la Pedagogía Emancipadora, humanista, cercana, creativa, dialógica.

En estos movimientos se entrecruza lo político con lo social y cultural y por supuesto, lo educativo. Acá lo pedagógico es fundamental y busca adecuarse a las propias características del colectivo, reconociendo la importancia de los saberes comunitarios y al mismo tiempo la búsqueda de una educación formal. Puesto que “el elemento popular siente, pero no siempre comprende o sabe; el elemento intelectual sabe, pero no siempre comprende y, especialmente, siente.” Gramsci.

Bibliografía

Ander Egg. Diccionario de sociología. Centro Internacional Miranda. Caracas 2013.

Revilla Blanco María. América Latina y los Movimientos Sociales: El presente de la Rebelión del coro. Revista Nueva Sociedad 227. 2010 www.nuso,org.

Artículos:

Garcés, Mario. Movimientos Sociales y Educación Popular.

Rigal, Luis. Gramsci, Freire y la Educación Popular.

 

Autora: Lourdes Velásquez de Urbáez

Fuente: CII OVE

 

 

 

 

 

 

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América Latina y el Caribe tendrá crecimiento positivo en 2021, pero no alcanzará para recuperar los niveles de actividad económica pre-pandemia

América Latina y el Caribe tendrá crecimiento positivo en 2021, pero no alcanzará para recuperar los niveles de actividad económica pre-pandemia

En su Balance Preliminar de las Economías de la región, la CEPAL prevé una contracción promedio de -7,7% para 2020 -la mayor en 120 años- y un rebote de 3,7% en 2021.

La región de América Latina y el Caribe marcará una contracción de -7,7% en 2020, pero tendrá una tasa de crecimiento positiva de 3,7% en 2021, debido principalmente a un rebote estadístico que, sin embargo, no alcanzará para recuperar los niveles de actividad económica pre-pandemia del coronavirus (en 2019), indicó hoy la CEPAL en un nuevo informe.

La CEPAL dio a conocer su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020, uno de los principales reportes anuales del organismo de las Naciones Unidas, en una conferencia de prensa virtual ofrecida por su Secretaria Ejecutiva, Alicia Bárcena.

Según el documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en un contexto de contracción global, América Latina y el Caribe es la región más golpeada del mundo en desarrollo por la crisis derivada del COVID-19. En la década previa a la pandemia la región mostraba una trayectoria de bajo  crecimiento y en 2020 enfrenta una combinación de choques negativos de oferta y demanda sin precedentes, lo que se traduce en la peor crisis económica de los últimos 120 años.

Si bien los importantes esfuerzos fiscales y monetarios realizados por los países han permitido mitigar los efectos de la crisis, las consecuencias económicas y sociales de la pandemia han sido exacerbadas por los problemas estructurales que la región arrastra históricamente. Para el año 2021 se espera una tasa de crecimiento del PIB positiva que refleja fundamentalmente un rebote estadístico, pero la recuperación del nivel de producto interno bruto (PIB) pre crisis será lenta y se alcanzaría recién hacia el año 2024.

“La dinámica del crecimiento en 2021 está sujeta a una alta incertidumbre relacionada con el riesgo de rebrotes de la pandemia, de la agilidad para producir y distribuir las vacunas y de la capacidad para mantener los estímulos fiscales y monetarios para apoyar la demanda agregada y a los sectores productivos.  Avanzar en un crecimiento sostenible e inclusivo requiere de una transformación productiva hacia sectores ambientalmente sostenibles, que favorezcan la generación de empleo y la innovación tecnológica”, señaló Alicia Bárcena.

Las debilidades y brechas estructurales históricas de la región, su limitado espacio fiscal, la desigualdad, la escasa cobertura y acceso a la protección social, la elevada informalidad laboral, la heterogeneidad productiva y la baja productividad son centrales para entender el alcance de los efectos de la pandemia en las economías de la región, sus dificultades para implementar políticas que mitiguen estos efectos y los desafíos a la hora de emprender una reactivación económica sostenible e inclusiva.

Antes de la pandemia la región ya mostraba un bajo crecimiento económico: en promedio un 0,3% en el sexenio 2014-2019, y específicamente en 2019 una tasa de 0,1%. Con la llegada de la pandemia, se sumaron a ese bajo crecimiento económico los choques externos negativos y la necesidad de implementar políticas de confinamiento, distanciamiento físico y cierre de actividades productivas, lo que hizo que la emergencia sanitaria se materializara en la peor crisis económica, social y productiva que ha vivido la región. La contracción de la actividad económica ha venido acompañada de un aumento significativo de la tasa de desocupación, que se prevé en torno al 10,7% en 2020, una profunda caída de la participación laboral y un incremento considerable de la pobreza y la desigualdad.

De acuerdo con las proyecciones entregadas por el organismo de las Naciones Unidas, América del Sur se contraería -7,3% en 2020 y crecería 3,7% en 2021; América Central caería -6,5% en el presente período  y se expandiría 3,8% el próximo año; mientras que El Caribe anotaría una contracción de -7,9% en 2020 y un crecimiento de 4,2% en 2021.

El documento de la CEPAL enfatiza que para evitar que la región persista en su dinámica de bajo crecimiento se requiere de políticas fiscales y monetarias expansivas  junto con políticas ambientales e industriales, que permitan las transformaciones estructurales que la región necesita y promuevan un desarrollo sostenible.

Plantea la necesidad de priorizar el gasto para la reactivación y transformación económica y social mediante el fomento de la inversión intensiva en empleo y ambientalmente sostenible en sectores estratégicos; extender el ingreso básico a personas en situación de pobreza; otorgar financiamiento a micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES); entregar incentivos al desarrollo productivo, revolución digital para la sostenibilidad y tecnologías limpias; y universalizar los sistemas de protección social.

Se argumenta que más allá de los esfuerzos nacionales, la reactivación y la transformación económica de la región requerirán de financiamiento y cooperación internacional. En este ámbito, enfatiza la necesidad de utilizar instrumentos como la emisión y reasignación de los Derechos Especiales de Giro (DEGs) del Fondo Monetario Internacional para fortalecer las reservas de los países de la región y los acuerdos regionales; incluir a los países de renta media vulnerables en la iniciativa de moratoria de deuda del G-20 (DSSI, por sus siglas en inglés) y además poner en práctica el canje de deuda por adaptación al cambio climático en el caso del Caribe junto con la creación de un fondo de resiliencia; y capitalizar las instituciones de crédito multilaterales, regionales y nacionales.

Fuente de la Información: https://www.cepal.org/es/comunicados/america-latina-caribe-tendra-crecimiento-positivo-2021-pero-alcanzara-recuperar-niveles

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América latina y el Caribe: Epidemia de crímenes contra los pueblos

Epidemia de crímenes contra los pueblos

Raúl Zibechi

Fuentes: La Jornada

Los malos gobiernos que administran estados policiales están lanzando una fenomenal ofensiva militar contra los pueblos en toda América Latina. En las favelas de Brasil, en las periferias urbanas de Argentina, en las áreas rurales de Colombia, en territorios en resistencia mapuche y en la Chiapas zapatista.

Allí donde la dignidad de los abajos sigue intacta, donde la fuerza colectiva de los pueblos resiste y construye otros mundos, es donde los de arriba están aprovechando las cuarentenas que se autoimponen aquellos para contener la pandemia, para intentar destruir las resistencias a los megaproyectos extractivos.

El 22 de agosto, paramilitares de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (Orcao) saquearon e incendiaron casas y almacenes del Centro de Comercio Nuevo Amanecer del Arcoiris, en el sitio crucero de Cuxuljá, en la comunidad rebelde de Moisés Ghandi, municipio de Ocosingo, Chiapas (https://bit.ly/3lj4qB5).

Como señala el comunicado del Congreso Nacional Indígena-Consejo Indígena de Gobierno, los paramilitares operan junto al partido Morena y al gobierno regional, como parte de la guerra que, desde arriba, se está desplegando en contra de la organización de las comunidades zapatistas.

En Colombia, la ofensiva paramilitar asesinó a 33 personas en apenas 11 días, en cuatro masacres a manos de grupos financiados por el narcotráfico (https://bit.ly/3aWQaJw). Este año se produjeron 33 matanzas. Uno de los departamentos más afectados es el Cauca, donde los pueblos agrupados en el Consejo Regional Indígena del Cauca ofrecen tenaz resistencia al modelo de muerte.

En el Cauca, el Proceso de Liberación de la Madre Tierra recuperó 16 fincas en casi cinco años, donde siembran vida y cuidan 26 mil 200 ojos de agua y 123 lagunas naturales (https://bit.ly/3jfhAgB). En la cuarta parte del Cauca se busca petróleo y en 40 por ciento de la superficie se explora en busca de metales. Además se pretenden construir dos grandes carreteras y un puerto de aguas profundas en el Pacífico.

En Argentina, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional registró, del 20 de marzo al 6 de agosto, 92 muertes a manos de integrantes de la fuerzas estatales, cuando “no existía situación real de peligro para el ‘matador’ o terceros”. De ese total, 34 fueron fusilamientos de gatillo fácil, 45 muertes bajo custodia en cárceles o comisarías, cuatro fueron feminicidios y tres desapariciones forzadas (https://bit.ly/2QmFmLi).

Además denuncian, en el mismo periodo, alrededor de 100 casos de uso abusivo de la fuerza policial, con golpizas, torturas, asesinatos, violaciones y desapariciones forzadas. Todo esto sucede bajo un gobierno que se autodenomina progresista.

En Brasil, las muertes policiales durante la pandemia crecieron 26 por ciento, a pesar de la reducción de gente en las calles, según una encuesta realizada por el diario O Globo (https://glo.bo/3gvBZvP). Menos personas en las calles, significa menor control social de la actividad policial, lo cual redunda en mayor impunidad, ya que se constata una policía sin control.

Un informe de la Universidad Federal Fluminense señala que “el número de muertes en las favelas de Río de Janeiro cayó 72.5 por ciento en el mes en que fueron suspendidas las operaciones policiales en esas comunidades” (https://bit.ly/31onaH8). El patrullaje militar en favelas fue suspendido en mayo por el Tribunal Supremo Federal, luego de una masacre de 12 personas en el Complexo do Alemão (https://bit.ly/3hnTYpo).

En los territorios mapuche, de Chile, se ha incrementado la represión, con la activación por parte del Estado de grupos paramilitares integrados por agricultores, quienes ocupan tierras usurpadas a las comunidades (https://bit.ly/31njy8w).

Tres consideraciones finales:

La primera es que violencia contra los abajos se incrementó en toda la región, con gobiernos de derecha, como en Colombia, Chile y Brasil, y con gobiernos progresistas, como en Argentina y México. Es, por tanto, una violencia estructural y sistémica.

Las segunda es que las clases dominantes están aprovechando la pandemia para quebrar las resistencias al despojo que representan los pueblos en movimiento. Para conseguir ese objetivo, aceleran la militarización y la guerra contra las comunidades.

La tercera es que sólo la autodefensa colectiva de los pueblos puede frenar esta ofensiva. Debemos tener claro que estamos en las primeras fases de una extensa guerra contra los pueblos originarios destinada a rediseñar el mapa del mundo, expulsando a las comunidades de sus tierras para profundizar el extractivismo.

En esta guerra los de arriba utilizan ejércitos estatales, paramilitares, narcos y una brutal desinformación. Nosotros no resistimos la muerte con la muerte. No actuamos de forma simétrica. La reacción del EZLN ante el asesinato del maestro Galeano, en mayo de 2014, nos inspira: seguir construyendo nuestros mundos, mientras resistimos.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/08/28/opinion/020a1pol

Autor: Raúl Zibechi

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Retos de América Latina postneoliberal

Retos de América Latina postneoliberal

Por Luis Britto García

Los primeros resultados del Consejo Nacional Electoral en las Elecciones Parlamentarias 2020 revelan que  sobre 82,35% de las actas escrutadas, el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB), obtuvo 3.558.320 votos, el  67,6 % del total, y la Alternativa Popular Revolucionaria (PCV)  143.917, un 2,73%.

Votó cerca del 31% del padrón electoral, pues en las elecciones parlamentarias la concurrencia históricamente es menor que en las presidenciales.  Estos resultados, no reversibles, suman por lo menos un 70,33% de sufragios para las fuerzas progresistas.

Concluye así un quinquenio de zozobra durante el cual la mayoría opositora de la Asamblea Nacional Legislativa se negó a sancionar  proyectos de Presupuesto, apoyó oleadas terroristas y agresiones de Estados Unidos y sus cómplices; suplantó la Constitución con    manuales para desestabilización de gobiernos  de Eugene Sharp y del jefe del Comando Sur  Kurt Tidd,  presentó  a su presidente interno como Presidente de la República votado por nadie y convalidó su latrocinio de los bienes de Venezuela en el exterior como agente de Estados Unidos y sus gobiernos cómplices.

El significado de este triunfo sólo puede ser apreciado considerando la perspectiva  de América Latina y el Caribe. Victorias electorales y contundentes movimientos sociales ponen en evidencia la caducidad, no sólo económica y social, sino también política del orden neoliberal.

Los gobiernos socialistas de Cuba y Nicaragua siguen su curso, sobreviviendo a todas las agresiones. En Bolivia retorna el gobierno socialista del MAS, después de un golpe de Estado concertado entre la OEA, el ministro de la Defensa y la autoelegida dictadora Jeannine Añez.

En México y Argentina gobiernos progresistas corrigen décadas de errores. En Chile oleadas de protesta  fuerzan la convocatoria a una Constituyente que enterrará al pinochetismo.

En Perú demoledoras manifestaciones o investigaciones por corrupción deponen en rápida sucesión tres Presidentes fondomonetaristas. En Ecuador,  Brasil y Colombia masivas protestas conmocionan los regímenes neoliberales de Lenin Moreno, Bolsonaro y Duque.

Ningún gobierno neoliberal de los impuestos por golpe de Estado, golpe judicial,  engaño o  simple traición ha satisfecho las necesidades de las masas ni consolidado consensos que le permita perpetuarse. El sistema que ha tenido éxito en acumular más de la mitad de la riqueza del mundo en el 1% de la población también ha triunfado en privar de educación, medios de vida y cuidados médicos al resto de la humanidad.

Las cosas no van nada bien en los países que hasta hace poco ejercían la hegemonía.

Estados Unidos perdió hace un quinquenio su estatuto de primera potencia del mundo; demostró  palmaria incapacidad para atender una emergencia sanitaria; enfrenta la peor crisis económica y social desde 1928; alberga movimientos racistas y xenófobos;  y sus autoridades mismas están enfrentadas y divididas sobre los resultados de las elecciones del 3 de noviembre de 2020 y las políticas para atender la emergencia.

Francia está asimismo hundida en la depresión económica y la protesta social y económica de los chalecos amarillos. España presencia otro auge de las protestas sociales. India enfrenta la más grande y prolongada huelga general de la Historia, en la cual 200 millones de campesinos y granjeros protestan contra la pobreza extrema.

El sistema que ha tenido éxito en acumular más de la mitad de la riqueza del mundo en el 1% de la población también ha triunfado en privarla  de educación, medios de vida y cuidados médicos aceptables.

Las mayorías vuelven a favorecer las propuestas socialistas. Como declara Rafael Correa: “Soplan vientos de esperanza”.

Sin embargo, llama la atención en este panorama de insurrecciones sociales casi espontáneas la aparente ausencia de la conducción de organizaciones radicales que deberían dirigir las fuerzas movilizadas hacia objetivos revolucionarios y evitar su dispersión y desarticulación.

Los progresismos deben desechar la tentación de la falta de radicalidad que los incita a estancarse, descuidar las reivindicaciones de las masas que los apoyaron, contrabandear recetas neoliberales con rótulos seudo revolucionarios y resignarse a perder el poder hasta que alguna eventualidad les permita recuperarlo para repetir el ciclo.

Está planteado el reto de una  América Latina postneoliberal.

Ello implica, en lo ecológico, racionalizar el uso de  recursos naturales y preservar la biodiversidad y el equilibrio ecológico planetario. Detener la privatización de las aguas y la destrucción de los pulmones vegetales del mundo. Controlar o vetar la manipulación genética de  organismos vivientes y detener el calentamiento global y la contaminación.

En lo social, comporta eliminar toda barrera de discriminación social, étnica, cultural, de género o de cualquier otra índole.  Garantizar el acceso a todos los niveles de la educación. Traducir  la automatización en disminución de la jornada de trabajo y no en desempleo. Aplicar los excedentes económicos a la eliminación del hambre y la pobreza y no a la acumulación privada.

En lo económico: Colocar bajo control social  los principales medios de producción, y planificar la economía en función de las necesidades sociales. Reivindicar el derecho a proteger las economías nacionales. Reestructurar integralmente sistemas tributarios, con aplicación efectiva de principios de Territorialidad, Progresividad y proscripción de Paraísos Fiscales. Reestructurar los sistemas monetarios en función del efectivo respaldo de las respectivas divisas. Imponer salarios que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas. Regular o proscribir la especulación financiera que produce dividendos ficticios. Remitir la Deuda Pública Impagable que devora gran parte de la producción.

En lo político: Reestructurar  modelos electorales para que permitan la efectiva y transparente expresión de la voluntad de las mayorías.  Constituir gobiernos que respondan a las demandas y necesidades del pueblo y no a las del gran capital. Sancionar a funcionarios y representantes que incumplan sus programas y promesas electorales.  Implantar el control previo, concomitante y posterior informatizado en tiempo real de las actividades financieras públicas y privadas.

En lo estratégico: Reducir el gasto armamentista. Instituir la progresiva cooperación de los ejércitos en tareas pacíficas de interés colectivo. Proscribir el uso de mercenarios, paramilitares y asesinatos selectivos. Disolver  alianzas militares como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y expulsar bases de potencias extrañas a la región que funcionan  como instrumentos de injerencia y ejércitos de ocupación.

En lo internacional: Revitalizar  organizaciones regionales como el Alba, la Celac y Unasur, y crear otras que no sean instrumentos de  unipolaridad imperial. Integrar alianzas de países históricamente agredidos y explotados por imperios. Proscribir bloqueos y mal llamadas sanciones. Culminar la descolonización.

En lo cultural: Garantizar el Derecho Universal a la Educación. Preservar el legado de las culturas autóctonas. Aplicar el aparato mediático de las industrias culturales a la Educación y la difusión de contenidos científicos y estéticos. Invertir recursos ahorrados en la reducción de armamentos y la proscripción de especulaciones,  en  investigación científica, educación y  creación cultural.

Hagamos de Nuestra América la Gran Patria Nuestra.

Blog del autor: https://luisbrittogarcia.blogspot.com/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/retos-de-america-latina-postneoliberal/

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El derecho a la educación hoy

El derecho a la educación hoy

Luis Bonilla-Molina

(Artículo elaborado para la CLADE)

  • Introducción

Estos meses de pandemia han significado un desafío sui generis para las organizaciones y personalidades que defendemos el derecho humano a la educación. La velocidad y novedad de los acontecimientos han retado perspectivas, generado una turbulencia epistémica sin precedentes.

Durante los últimos años se habían ignorado muchas de las advertencias sobre un escenario como el que vivimos con el COVID-19, de impacto profundo de la aceleración científica-tecnológica en la educación. La masividad de la virtualidad y el desembarco de las propuestas educativas digitales se han presentado en oposición a la presencialidad y no, como realmente son, un complemento epocal del trabajo pedagógico en las aulas. Esto por supuesto está asociado a nuevas formas de privatización y mercantilización en curso, tendencias que amenazan con profundizar exclusiones y odiosas segmentaciones.

Les docentes han tenido que asumir contingentemente el desarrollo de modelos de aprendizaje determinados por el acceso o no, a la virtualidad. El sostenimiento del vínculo pedagógico ha demandado un renovado vínculo entre docentes, familias y estudiantes que debe servir para repensar la educación en la post pandemia.

En este contexto se realiza la XI Asamblea de la CLADE.  La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación constituye la más importante coalición y convergencia de voluntades y experiencias en defensa del derecho a la educación, por ello, esta Asamblea es crucial para fortalecer y ampliar las correlaciones de fuerzas existentes en esta dirección.

  • ¿Qué es el derecho humano a la educación?

La perspectiva que defendemos del derecho a la educación es de carácter amplio y, considera que su cumplimiento pleno está asociado a los avances en los demás derechos; es decir, reivindica su intersectorialidad, interdependencia y complementariedad.

Se reivindica el papel del Estado como garante de este derecho, lo cual implica la obligación que tienen los gobiernos de proporcionar condiciones de igualdad para desarrollar los procesos de enseñanza-aprendizaje, procurando con ello disminuir el impacto en lo educativo de las múltiples asimetrías y exclusiones que caracterizan a las sociedades.

Cuando se quiere verificar cuál es el nivel de cumplimiento de un país, respecto al derecho humano a la educación, existen un conjunto de elementos y parámetros a tomar en cuenta. Estos son:

Primero, que cuente con un marco jurídico para normar el cumplimiento de este derecho, de rango Constitucional y orgánico, desarrollado en leyes y normas especiales, en correspondencia con los preceptos y definiciones alcanzadas en las convenciones internacionales;

Segundo, la capacidad institucional con la que cuente el Estado para instrumentar ese marco jurídico. Los Ministerios de Educación o sus equivalentes, suelen ser las instancias encargadas de instrumentarlo, para lo cual deben contar con instancias y dependencias que garanticen el desarrollo en sus dimensiones de financiamiento, pedagógicas, formación docente, infraestructura y equipamiento, planes y programas, supervisión y gestión, sistema escolar y perfiles profesionales de egreso, calidad y pertinencia.

Desde nuestra perspectiva, la calidad educativa se debe realizar con una praxis de educación emancipadora y liberadora, con pensamiento crítico para potenciar las capacidades de transformación radical de la sociedad, perspectiva de género y anti patriarcal, ética ecológica y solidaridad;

Tercero, que cuente con presupuesto público suficiente para garantizar la inclusión educativa, con un piso mínimo del seis por ciento (6%) del producto interno bruto (PIB) del país. En este aspecto es importante desglosar el uso del presupuesto en educación, para que su ejecución y las prioridades que se determinen, sean el resultado de un amplio consenso social;

Cuarto, la suficiencia del presupuesto es vinculante y se constata por: a) la capacidad para crear y sostener tantas instituciones educativas como se requieran en cada uno de los territorios, adecuadamente equipadas con materiales y equipos acordes para las distintas labores pedagógicas, b) políticas y programas de compensación para disminuir y hacer desaparecer las desigualdades para el aprendizaje de los estudiantes producto de limitaciones preexistentes en el acceso a otros derechos, c) un sistema de remuneración y condiciones de trabajo del personal docente acorde con la elevada y digna labor que realizan, d) un sistema educativo que garantice educación como continuo humano, con expresiones nítidas en la cobertura y prosecución, f)una red de centros de formación docente (inicial y continua) que garantice la adecuada y actualizada calificación de maestras, profesores y personal que coadyuva al proceso educativo, entre otros elementos;

Quinto, el vínculo de la educación con la calidad democrática de un país, las posibilidades de contribuir al buen vivir de los ciudadanos, la paz y la felicidad colectiva. En este sentido, son muy importantes las prácticas y culturas de gestión escolar que se orienten a la transparencia, toma de decisiones compartidas, control social de los procesos pedagógicos y administrativos;

Sexto, la contextualización de la educación, que pasa por la articulación entre conocimientos, procesos de enseñanza-aprendizaje y necesidades de los territorios. Esta contextualización no puede ser un localismo aislacionista, sino un proceso dialéctico entre lo local y lo global;

Séptimo, las posibilidades que tenga la población en edad escolar de inscribirse y permaneceren escuelas, planteles educativos y universidades cercanas al territorio que habitan. La cercanía de los centros educativos a los lugares de vivienda de la población en edad escolar es un determinante muy importante en la accesibilidad;

Octavo, la capacidad de los sistemas escolares para constituir sujetos autónomos, críticos, creativos y vivan la solidaridad y el encuentro como una praxis cotidiana. En este sentido los aprendizajes significativos deben ser aquellos que posibiliten la construcción compartida de una sociedad de justicia social, paz, inclusión, libertad de opinión;

Décimo, el apoyo institucional a las educaciones populares, a las propuestas educativas no convencionales que garantizan llegar con propuestas pedagógicas flexibles y contextualizadas, a sectores de la población en edad escolar que en otras circunstancias no lo haría. La educación continua, encuentra en las educaciones populares, comunitaria, indígena según sus usos y costumbres, y de las diversidades, son expresiones del acceso al derecho a la educación;

Décimo primero, lo que se hace para garantizar la democratización del conocimiento, para que no sean solo las clases burguesas y los instalados en el poder quienes manejen y usen el conocimiento reciente. La democratización del conocimiento está referida tanto a la memoria histórica y la cultura ancestral, como a los elementos teóricos fundantes de las ciencias, el desarrollo de capacidades para construir localidad desde lo común, así como las innovaciones derivadas de la aceleración científico – tecnológica. Nadie tiene el derecho a decidir sobre lo que “conviene” o no enseñar, sino que es el trabajo educativo emancipador, el que posibilita constituir sujetos autónomos, con base al pensamiento crítico, que les permita a les estudiantes y egresados, situarse críticamente ante lo tradicional y lo emergente.

  • El neoliberalismo y el derecho humano a la educación

Desde su aparición, el neoliberalismo desarrolló una ofensiva sin precedentes sobre el derecho humano a la educación. Los ataques al tamaño del Estado y sus compromisos con las agendas sociales, se tradujeron en el plano educativo en una versión manipulada del paradigma de sociedad educadora, impulsando en consecuencia, la transferencia a les ciudadanos, las familias, les docentes y estudiantes, de muchas de las responsabilidades y competencias que se consideraban encargos para los gobiernos.

El neoliberalismo desarrollo su propia versión de la co-responsabilidad ciudadana, instalando la idea que al ser la educación un bien compartido, todes teníamos que aportar económicamente en su sostenimiento, flexibilizando la obligación financiera y presupuestaria de los Estados con el derecho a la educación.

Con discursos elaborados, que en muchos casos tomaban para sí y manipulaban categorías y definiciones que habían pertenecido al campo popular, el neoliberalismo instaló iniciativas de destrucción de lo público en educación.  La privatización, mercantilización, estandarización, cultura evaluativa, el desfinanciamiento y la desactualización programada de la formación docente, constituyeron expresiones de esta ofensiva neoliberal.

Ofensiva que avanzó de manera desigual en la región, gracias a las resistencias estudiantiles, docentes, comunitarias y de la sociedad civil, durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado.  Durante las dos décadas del siglo veintiuno, el neoliberalismo uso la calidad y la pertinencia educativa como caballos de Troya para destruir la educación pública, avanzar en las ideas empresariales en educación y abrir paso a modelos como “home School”.

Siendo el campo de las tecnologías informáticas y digitales uno de los sectores con mayores niveles de expansión económica a nivel mundial, los grandes capitales se orientaron a la generación de un modelo híbrido entre presencialidad y virtualidad en la educación, que tenía como primer paso, presionar a los gobiernos para que facilitaran las condiciones para que les estudiantes se dotaran de computadores y conectividad. Mientras tanto, las grandes corporaciones monopolizaban el desarrollo de plataformas virtuales de uso masivo, la arquitectura de la nube, producción de contenidos digitales de quinta generación, así como las propuestas de educación con uso de herramientas informáticas, el acceso a los algoritmos y el manejo de datos personales.

  • El derecho a la educación en la nueva situación de pandemia y post pandemia 

La pandemia del COVID-19 se convirtió en una oportunidad para el impulso de la agenda puesta en marcha por el neoliberalismo educativo. La necesidad que tuvieron la mayoría de Estados del mundo de pasar a un modelo de cuarentena preventiva para proteger la vida de sus ciudadanos, conllevó a una crisis de sentido y orientación de los sistemas escolares. Se hacía necesario garantizar la continuación del vínculo pedagógico y, unos Estados que habían desestimado el impacto de la aceleración científico-tecnológica en los sistemas escolares, terminaron cediendo ante el modelo de educación virtual de las grandes corporaciones tecnológicas.

Es absolutamente falso que los gobiernos no pudieron prever un escenario como este.  En el marco del Foro Mundial de Educación, realizado en el año 2015 en Incheón, Corea del Sur, las grandes corporaciones tecnológicas anunciaron el desembarco masivo de la virtualidad en un horizonte máximo de diez años. Bastaba repasar las cifras públicas de inversión de estas corporaciones para constatar que estaban invirtiendo enormes volúmenes de dinero en esta orientación. Y como el sector empresarial no invierte para perder o dejar congeladas sus mercancías, era previsible el cumplimiento de este anuncio. La mayoría de gobiernos no construyeron plataformas virtuales propias para sus sistemas escolares, ni repositorios de contenidos digitales lo suficientemente dinámicos, versátiles y actualizados, lo cual facilitó el desembarco impune las grandes empresas tecnológicas.

Los escépticos señalaban que se requeriría un acuerdo mundial para producir un evento que garantizara el desembarco global de una iniciativa de este tipo. El COVID-19 posibilitó el surgimiento de las condiciones de posibilidad para este asalto paradigmático.

En las primeras semanas de declaración de cuarentena, las grandes corporaciones desembarcaron amparadas por el paradigma neoliberal de transferencia de las competencias y responsabilidades de los Estados nacionales, a las familias, estudiantes y docentes.  Se produjo en corto tiempo un nuevo modelo de privatización educativa. Fueron las familias, docentes y estudiantes quienes tuvieron que comprar o repotenciar equipos de computación, pagar el acceso a internet y planes de datos, buscar y suscribirse (incluso hasta pagar) plataformas virtuales.  La mayoría de los Estados nacionales se desentendieron de sus obligaciones de garantizar las condiciones mínimas para el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje, e igualdad para realizar el trabajo educativo.

   Esta privatización abrupta se impuso, con terribles consecuencias para el derecho a la educación. Se produjo una odiosa e inequitativa estratificación, primero, entre docentes que tenían o no posibilidades de garantizar continuidad del vínculo pedagógico en escenarios virtuales; segundo, esto fue aún mayor en la población estudiantil, creándose cuatro estratos diferenciados entre quienes a) contaban con acceso a computadoras, internet y una familia de apoyo educativo, b) aun teniendo computadores e internet carecían de apoyos familiares, pues su entorno estaba concentrado en sobrevivir en una situación económicamente tan difícil, c) solo disponían de televisión o radio para relacionarse con un modelo educativo referenciado en el pasado, que afirmaba la idea de estar en las fronteras de múltiples exclusiones, d) finalmente estaban en zonas de difícil acceso, a donde no llega la radio ni la televisión, pero a donde, en muchos casos, tampoco llegaron los prometidos módulos de auto aprendizaje.

Comienzan a mostrarse cifras que evidencian los estragos de este modelo de privatización impuesto en la pandemia del COVID-19. Mientras en Ecuador la Unión Nacional de Educadores (UNE) denuncia que el 75% de les estudiantes no pudieron acceder al modelo de educación virtual en casa, es decir 3.250.000 niños, niñas y jóvenes, en Panamá, gremios docentes como la Asociación de Profesores de la República de Panamá (ASOPROF) y la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE) señalan que un país de menos de 800.000 estudiantes, casi 300.000 quedaron fuera de cualquier posibilidad de continuidad del vínculo pedagógico. Las evidencias empíricas muestran dimensiones preocupantes de este fenómeno en los restantes países de la región. Los datos extra oficiales en el sector universitario muestran un importante decrecimiento de la matrícula durante la pandemia.

Todo esto ocurre, en medio de demandas crecientes por alfabetización digital crítica, por alfabetización en los algoritmos necesarios para crear en el mundo digital. Se cierne un nuevo modelo de conocimiento reproductor, a partir del consumo de materiales y plataformas elaboradas por las grandes corporaciones tecnológicas.

Esto último está muy vinculado al riesgo de producir un modelo de educación bancaria virtual, con el agravante que en muchos casos se está trasladando el modelo frontal de enseñanza a medios tecnológicos.

  • La coyuntura y el horizonte estratégico: es imposible abordar la una sin lo otro

Muchos docentes, autoridades e incluso algunos gremios docentes consideran que en la post pandemia retornaremos a la presencialidad, tal y como estaba en febrero de 2020. Este deseo de volver a la situación conocida ha generado, abandono de una parte importante de los cuestionamientos que se le hacían al carácter reproductor de la ideología dominante por parte la escuela y, un retiro silencioso de iniciativas que procuraban el emerger de una educación emancipadora y liberadora.

El neoliberalismo educativo instaló la falsa disputa entre presencialidad y virtualidad, y como esta se vincula a ganancias de las grandes corporaciones, es previsible que en la post pandemia se siga tensionando en este sentido. Ciertamente volveremos a las escuelas presenciales, pero ya nada será igual. La estratificación que vimos en la pandemia, amenaza a tener un correlato en los planteles educativos y las aulas cuando cese la cuarentena.

Escuelas enteras podrán ser estratificadas de acuerdo a su capacidad y disponibilidad, de trabajar con computadores, conexión a internet, inteligencia artificial, análisis de metadatos. Hacerlo o no, significará un nuevo modelo de exclusión que podrá marcar el desarrollo profesional de les estudiantes y sus posibilidades de inserción laboral en el futuro. En un contexto de reducción sensible del empleo por efectos directos de la cuarta revolución industrial, esta situación puede ser dramática para pueblos enteros.

Es importante trabajar el derecho a la educación y la inclusión educativa en las claves epocales del siglo XXI, en su tercera década. Pero ello no es un tema solo de voluntad, se requiere actualizar muchas de las premisas que nos resultaron útiles hasta hace muy poco.

  • Aceptar pasivamente la marginalización o rebelarse epistemológicamente y en la acción

Millones de estudiantes y docentes, en el marco de la pandemia, fueron ubicados por la fuerza de los hechos en el borde de lo educativo. Esta situación amenaza con extenderse en la post pandemia, afectando de manera sensible el derecho a la educación. Romper con esta lógica del neoliberalismo implica desarrollar y articular de manera regional las demandas emergentes y las agendas vinculadas.

Conexión universal gratuita a internet de banda ancha con conexión 5G, dotación de equipos de computación con alta capacidad para trabajar en plataformas virtuales y contenidos digitales, alfabetización en los códigos y lenguajes de los algoritmos informáticos, formación docente inicial y permanente para poder acompañar la aceleración de la innovación científico tecnológica con perspectiva de buen vivir, ecológica, solidaria, feminista, diversa, así como presupuesto educativo bajo contraloría social con un mínimo de referencia del 6%, constituyen parte importante de las temáticas asociadas a la defensa del derecho a la educación en la postpandemia.

No se puede aceptar el sostenimiento de la estratificación educativa como forma de marginalización social a gran escala. Resistir a ello, implica abrirnos a un quiebre de paradigmas y la eliminación de la brecha epistemológica que ha impuesto el capital en los últimos años; ruptura que precede a la construcción de adecuadas y eficientes resistencias pedagógicas.

  • Por una agenda urgente

Es urgente trabajar en un nuevo pacto social inclusivo, que allane la elaboración actualizada de estrategias para la superación de las viejas y nuevas exclusiones, que coloque a tono la aceleración de la innovación científica-tecnológica con la formación docente y las actividades pedagógicas, que garantice condiciones iguales de aprendizaje para todes les estudiantes, con capacidad de vincular innovación con tradición.

Esta agenda tiene que apalancarse en la renovada alianza entre docentes, familias y estudiantes, convocando a todos los sectores de la sociedad. La CLADE es actor fundamental para propiciar este encuentro.

Fuente de la Información: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2020/11/15/el-derecho-a-la-educacion-hoy/

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Caribe: Alarma conductas sexuales de riesgo de adolescentes

  • Mayoría de adolescentes del Caribe inician su sexualidad antes de los 15 años
  • Conductas sexuales riesgosas son más habituales en varones con ausentismo escolar y con antecedentes de violencia
  • Para expertos, debut sexual temprano puede estar asociado a situaciones de abuso
Tres de cada cinco adolescentes en la región del Caribe tuvo su debut sexual a una edad temprana (a los 14 años o antes) y más del 41 por ciento declaró no haber utilizado métodos anticonceptivos en su última relación.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio publicado en Behavioral Sciences, que analizó las respuestas a una encuesta, realizada entre 2016 y 2017, a 9.143 estudiantes de en promedio 15 años, de República Dominicana, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago.

El trabajo, que advierte sobre la “alta proporción” de comportamientos sexuales de riesgo, apunta que 41,4 por ciento de los adolescentes escolarizados ya había tenido su iniciación sexual al momento de participar en la encuesta. Por ejemplo, entre los jóvenes sexualmente activos, 58,6 por ciento tuvo su primera vez a los 14 años o antes.

En tanto, 28,4 por ciento declaró no haberse cuidado con un condón y dos de cada cinco aseguró no haber utilizado un método anticonceptivo en su última relación.

Para los autores del trabajo, estos datos —aportados por adolescentes escolarizados— ya son preocupantes, pero advirtieron que los jóvenes que han abandonado el colegio podrían ser “más vulnerables a comportamientos sexuales de riesgo”.

Estas conductas, a su vez, se vieron con mayor frecuencia entre estudiantes varones, con algún trastorno psicológico, ausentismo escolar, antecedentes de participación en peleas o víctimas de bullying, y consumo de alcohol, tabaco o cannabis.

Para Supa Pengpid, de la Universidad de Mahidol (Tailandia), y coautora del estudio, los resultados del trabajo denotan la necesidad de un abordaje “holístico” de la problemática, que incluya la identificación de adolescentes en riesgo, el acceso a preservativos y métodos anticonceptivos, asesoramiento a los estudiantes y promoción de la salud en colegios.

Pengpid también señaló que deben explorarse los aspectos culturales de los comportamientos sexuales entre los adolescentes, en referencia a la “aceptación” social que pueden tener muchas de estas conductas.

“Si podemos motivar a los jóvenes a tener un objetivo a largo plazo en su vida, evitarán todos los comportamientos de riesgo para la salud”, agregó por correo electrónico a SciDev.Net.

Para Josefina Luna, coordinadora en la Dirección Materno Infantil y Adolescencia del Ministerio de Salud de República Dominicana, “el estudio refleja la realidad del Caribe”. En una entrevista por zoom, Luna —quien no participó en el estudio— añadió que en el caso de su país son altas las tasas no solo de inicio de relaciones sexuales sino de embarazo adolescente, vinculado al abuso sexual.

En República Dominicana la tasa de madres adolescentes es de 96,1 por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años, según el Banco Mundial. En tanto, América Latina y el Caribe posee un tasa de embarazo temprano de 62,94 cada mil adolescentes mujeres. 

“Si podemos motivar a los jóvenes a tener un objetivo a largo plazo en su vida, evitarán todos los comportamientos de riesgo para la salud”.

Supa Pengpid, Universidad de Mahidol, Tailandia

“A esto escapa Cuba, que tiene un programa muy efectivo de educación sexual y en donde hay recursos formativos para la familia y también para los propios adolescentes, para asumir una sexualidad responsable y saludable”, expresó Luna, colaboradora además del Comité de pediatría social de la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE).

En este sentido, la especialista resaltó la importancia de implementar la educación sexual para que los adolescentes “puedan desarrollar una sexualidad plena y sobre todo sana y responsable”. “Cuando tienen información pueden tomar decisiones adecuadas”, dijo Luna.

Por su parte, Mónica Borile, asesora del Comité de Adolescencia de ALAPE, señaló a SciDev.Net en diálogo telefónico que más allá del dato acerca de la iniciación sexual a corta edad debe recordarse que este hecho suele estar asociado tanto a situaciones de abuso por parte de adultos como a matrimonios tempranos.

Fuente: https://www.scidev.net/america-latina/health/news/caribe-alarma-conductas-sexuales-de-riesgo-de-adolescentes/

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