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UNICEF llega a casi la mitad de los niños del mundo con vacunas que salvan vidas

Abril de 2017/Fuente: UNICEF

En 2016, UNICEF adquirió 2.500 millones de dosis de vacunas para los niños en cerca de 100 países, inmunizando a casi la mitad de los niños menores de cinco años del mundo. Las cifras, publicadas durante la Semana Mundial de la Inmunización, convierten a UNICEF en el mayor comprador de vacunas infantiles del mundo.

Nigeria, Pakistán y Afganistán, los tres países donde la poliomielitis sigue siendo endémica, recibieron cada uno más dosis de vacunas que ningún otro país, ya que se adquirieron casi 450 millones de vacunas para los niños de Nigeria, 395 millones para los de Pakistán y más de 150 millones para los del Afganistán. UNICEF es el principal organismo comprador de vacunas de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Poliomielitis.

El acceso a la inmunización ha producido un descenso impresionante de las muertes de niños menores de cinco años a causa de enfermedades que se pueden prevenir mediante la inmunización, y ha acercado al mundo al objetivo de erradicar la poliomielitis. Entre 2000 y 2015, las muertes de menores de cinco años debido al sarampión descendieron en un 85%, y las debidas al tétanos neonatal en un 83%. Una proporción del 47% de la reducción en las muertes por neumonía y un 57% de la reducción en las muertes por diarrea durante este período se atribuye también al efecto de las vacunas.

Sin embargo, todos los años, alrededor de 19,4 millones de niños no reciben la vacunación completa en todo el mundo. Alrededor de dos terceras partes de todos los niños no vacunados viven en países afectados por conflictos. Los sistemas deficientes de salud, la pobreza y la inequidad social llevan también a que 1 de cada 5 niños menores de cinco años no reciba las vacunas que podrían salvar su vida.

“Todos los niños, independientemente de donde vivan o de cuáles sean sus circunstancias, tienen derecho a sobrevivir y prosperar, y a estar protegidos contra las enfermedades mortales”, dijo el Dr. Robin Nandy, Jefe de un Inmunización del UNICEF. “Desde 1990, la inmunización ha sido una de las principales razones de que se haya producido un descenso considerable en la mortalidad infantil, pero a pesar de este progreso, 1,5 millones de niños todavía mueren cada año a causa de enfermedades que se pueden prevenir con una vacuna”.

Las inequidades persisten entre los niños ricos y pobres. En los países donde se produce un 80% de las muertes de menores de cinco años en el mundo, más de la mitad de los niños más pobres no han recibido la vacunación completa. En todo el mundo, los niños más pobres tienen dos veces más probabilidades de morir antes de cumplir cinco años que los ricos.

“Además de los niños que viven en las comunidades rurales donde hay un acceso limitado a los servicios, cada vez hay más niños que viven hacinados en ciudades y tugurios y que no reciben tampoco estas vacunas vitales” dijo Nandy. “El hacinamiento, la pobreza, la higiene y el saneamiento deficientes, así como una nutrición y una atención de la salud inadecuadas, aumentan el riesgo de contraer enfermedades como la neumonía, la diarrea y el sarampión en estas comunidades; todas ellas son enfermedades que se pueden prevenir fácilmente con una vacuna”.

Para 2030, se calcula que 1 de cada 4 personas viva en comunidades urbanas pobres, sobre todo en África y en Asia, lo que significa que el enfoque y la inversión de los servicios de inmunización se deben adaptar a las necesidades específicas de estas comunidades y niños, dijo UNICEF.

Fuente: https://www.unicef.org/spanish/media/media_95895.html

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Los niños afganos privados de educación hablan de sus miedos más profundos

Afganistan/30 marzo 2017/Fuente: nytimes

Ya inició una nueva temporada escolar en Afganistán pero 3,7 millones de niños y niñas no podrán asistir por el aumento de la violencia, los desplazamientos y la pobreza.

Se prevé que este año se incremente esa cantidad —que representa casi uno de cada tres niños afganos en edad escolar— puesto que la violencia entre las fuerzas armadas y los talibanes se ha intensificado, además de que Pakistán ha implementado la deportación de los refugiados afganos, según informes de Save the Children.

‘Me encantaba ir a la escuela, pero no nos alcanza’

Lina, de 12 años, es de la provincia de Kapisa, en el noreste de Afganistán; sin embargo, hace siete años sus familiares fueron desplazados debido a los enfrentamientos. Ella vive en un campo de refugiados en Kabul. Fue a la escuela durante tres años antes de que la sacaran.

Me gustaba mucho ir a la escuela, pero no tenemos suficiente dinero para comprar cuadernos y otros útiles. Nuestros parientes están enojados con nosotros por dejar la escuela, pero sin cuadernos no era posible estudiar ni hacer tarea.

Si no voy a la escuela, no seré nada en el futuro; si voy a la escuela, puedo convertirme en doctora. Quiero ser doctora.

Aquí vivimos en tiendas de campaña, tenemos dos. Yo duermo con mis cinco hermanos y hermanas en una, y mi padre, mi madre y dos hermanas pequeñas duermen en la otra.

Desayunamos las sobras de la cena del día anterior, si quedan. Si no, comemos pan y té. Después de desayunar, traigo agua del pozo que está a una hora de camino a pie. Conseguir agua potable para nuestra casa es mi responsabilidad; traigo agua en una carretilla, en estos pequeños barriles, dos o tres veces al día. También recolecto pequeños pedazos de madera y plástico para quemarlos y calentar nuestra casa.

‘Si vas a la escuela, tendrás un buen futuro’

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Credit Khalid Alokozay

Zahid, de ocho años, es de Srukh Rod, un distrito al este de la provincia Nangarhar. Él y sus hermanos ayudan a su padre a recolectar restos de metal en Jalalabad, una ciudad cercana.

Toda mi familia duerme en un cuarto que rentamos por 25 dólares mensuales. Después de levantarme, me lavo la cara y desayuno té y pan; después tomo mi costal y me voy al mercado.

Durante el día, recojo restos de metal, madera y papel. A la hora del almuerzo, espero frente a una panadería donde el panadero o alguien más me obsequia un trozo de pan que comparto con mi amigo o mi primo.

Vendemos lo que recolectamos durante el día por 20 centavos, después llevo el dinero a casa y compramos té, azúcar o algo más. Lo máximo que gano en un día son 50 centavos.

No voy a la escuela porque no tenemos dinero para pagar los gastos escolares. Los 20 centavos que gano son para comprar azúcar y té.

Mis parientes y amigos van a la escuela, y cuando los veo me dan ganas de ir y estudiar. Si vas a la escuela, tendrás un buen futuro. Si no vas, no.

‘Si mi padre estuviera vivo, no tendría que pasar el día en el mercado’

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Credit Raqibullah

Raqibullah, de 12 años, es de un pueblo a las afueras de Tirin Kot, una ciudad en la provincia Oruzgan, al sur de Afganistán. Su padre murió hace año y medio tras el estallido de un aparato explosivo improvisado. Después, Raqibullah se mudó a Tirin Kot.

Cuando estaba en el pueblo, iba a la escuela, pero ya no hay escuelas allá. Solo estudié hasta cuarto año pero puedo leer y escribir.

Ahora vendo dulces en un carrito para alimentar a mis hermanos. Tengo tres hermanos y tres hermanas y todos vivimos juntos. Mi hermano mayor tiene 14 años y la más joven de nuestra familia es mi hermana de 4 años. Mi hermano mayor también trabaja conmigo.

Si mi padre estuviera vivo, no tendría que pasar el día en el mercado.

Mis primos aún viven en el pueblo donde ya no hay escuela; pero aquí los niños del barrio van a escuelas privadas y públicas. Cuando veo a los niños que van a la escuela, siento que yo también debería ir. Sin embargo, tengo que ganar dinero para poder alimentar a mi familia y pagar la renta.

‘Mis dos hermanos están solos’

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Credit Zahra Nader

Bakhti, de 13 años, es de la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif. Su madre murió de hepatitis B hace tres años. Su padre, que trabaja como jornalero en Irán, la dejó a ella y a sus hermanos pequeños con su tío en Kabul.

Me levanto a las seis de la mañana. Después de desayunar, hago los quehaceres de la casa: limpiar, barrer dentro y fuera, lavar los platos. Si una alfombra está en proceso, entonces tengo que ayudar a tejerla.

Por cada alfombra, gano más o menos 80 centavos de propina. El resto del dinero va para los gastos de la casa. La última vez que me dieron los 80 centavos me compré un peine y medias para mis hermanos.

Cuando vivía en Mazar, estudié hasta el cuarto año. Cuando nos mudamos a Kabul, fui a la escuela por casi tres meses, pero lo dejé. Las clases no eran como las que tomaba en Mazar. Los estudiantes no se portaban bien, eran muy violentos. Me apodaron la “niña rara”.

También dejé de ir porque mis dos hermanos se quedaban solos. Tengo miedo de que se pierdan, así que tengo que quedarme y cuidarlos. Si mi madre estuviera con nosotros, yo estudiaría; pero ya no puedo.

Mis primos van a la escuela. Los que van a la escuela se ven bien. También quiero ir a la escuela, pero no va a suceder.

‘Soy feliz cuando llega la noche’

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Credit Imamuddin

Imamuddin, de 15 años, es del distrito Charchino en la provincia Oruzgan. Después de intensas peleas en el distrito, que ahora es controlado por los talibanes, su padre se llevó a la mitad de la familia a Tirin Kot.

Estudié hasta quinto año en nuestro distrito, pero las escuelas cerraron hace un año por los enfrentamientos, y ahora los talibanes controlan nuestro rezapueblo. Había peleas todos los días, ni siquiera podíamos salir de casa.

Mi madre y mis cinco hermanas aún están en el distrito; estamos tratando de traerlas lo antes posible. Vivimos en una casa rentada de tres cuartos y pagamos de renta más o menos 60 dólares al mes.

Mi padre, mis dos hermanos y yo compartimos un cuarto. Es invierno y para calentar un solo cuarto se necesita mucha madera.

Mi vida aquí es difícil porque no hago nada. Estoy muy aburrido. Me alegro cuando anochece porque finalmente puedo dormir.

De verdad quiero convertirme en doctor y ayudar a la gente. Le he pedido a mi padre que me mande a clases de inglés en Tirin Kot, pero no le alcanza para pagar las cuotas. Estudio con mis libros viejos de la escuela, pero ya he completado cada libro varias veces.

Quizá comience a trabajar o nos mudemos a otra provincia donde podamos encontrar una mejor vida. Estoy preocupado por mi futuro y mi educación. La vida era buena en el distrito: teníamos tierra y orquídeas, escuelas y compañeros de clase… pero aquí no conocemos a nadie. Los enfrentamientos nos han quitado todo.

Colaboraron en este reportaje: Fahim Abed, Mujib Mashal y Zahra Nader desde Kabul; Taimoor Shah desde Kandahar; Nahim Rahim desde Kunduz; y Khalid Alokozay desde Jalalabad.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2017/03/28/ninos-afganos-privados-de-educacion-hablan-de-sus-miedos-mas-profundos/?em_pos=small&emc=edit_bn_20170328&nl=boletin&nl_art=1&nlid=78074960&ref=headline&te=1

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Un tercio de los niños afganos no puede ir a la escuela

Afganistan/27 marzo 2017/Fuente: Telesurtv.net

El recrudecimiento de la violencia en Afganistán durante 2016 ha puesto en peligro a millones de niños. Save the Children advierte que los niños no escolarizados corren mayor riesgo de convertirse en víctimas.

Más de 400 mil niños afganos podrían abandonar los estudios este año y se sumarían a los cerca de 3,7 millones de niños que ya están sin escolarizar. Estos representan un tercio de la población infantil de Afganistán e implica que mil cien niños abandonan la escuela a diario.

Estas cifras las dio a conocer la organización civil Save the Children que ha denunciado que la crisis humanitaria en Afganistán expone a los menores al riesgo de ser explotados. La crisis en ese país ha ocasionado millones de desplazados, la mayoría hacia el vecino Pakistán. Sin embargo, la ONG advierte que un millón de afganos podrían verse obligados a regresar a su lugar de origen este año.

Las autoridades paquistaníes han comenzado a reforzar la regulación migratoria desde 2016. Por esto cerca de 610 mil afganos han tenido que abandonar Pakistán. En 2017 esta cifra podría llegar a un millón de personas. Esta situación pondría una presión súbita sobre los servicios educativos y de salud del país. La mitad de los niños que regresan a Afganistán no están escolarizados y se ven obligados a trabajar para ayudar a sus familias.

Foto: RadioFreeEurope

«Hoy comienzan las clases en Afganistán después de un duro invierno. Debería ser un día feliz, pero es un día trágico para millones de niños que no pueden acceder a la educación y se enfrentan a serias dificultades para poder sobrevivir», expresó la directora de Save the Children en Afganistán, Ana Locsin.

Esta situación pone en riesgo a los menores. Muchas veces las niñas son casadas a la fuerza, los niños son reclutados por grupos armados, en otras ocasiones terminan siendo víctimas del tráfico de personas. 2016 fue uno de los peores años para los niños en ese país, la violencia ha empeorado y 923 niños fallecieron. “La población afgana se encuentra en una situación precaria ahora mismo. Las necesidades han aumentado y cada vez se producen más ataques por parte de grupos armados. Más gente huye de sus casas ante la falta de apoyo por parte de la comunidad internacional”, declaró Locsin.

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Un-tercio-de-los-ninos-afganos-no-puede-ir-a-la-escuela-20170323-0078.html

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Más de 400.000 niños afganos en peligro de marginación educativa

Afganistán/27 de Marzo de 2017/mundo.sputniknews.com

Más de 400.000 niños en Afganistán están en peligro de abandonar los colegios en 2017 a causa de la «creciente inestabilidad» en el país, alertó la ONG Save The Children.

«Más de 400.000 menores en Afganistán —lo que equivale a más de 1.100 al día— podrían abandonar los estudios este año debido a la creciente inestabilidad y a las deportaciones (de los afganos) de Pakistán», advierte la organización en una nota publicada en su web.

La publicación coincide con el primer día del nuevo año escolar en Afganistán, cuando «casi un tercio de todos los niños afganos, o 3,7 millones, no tienen la posibilidad de ir al colegio, lo que los convierte en potenciales víctimas de trabajo infantil, reclutamiento por los grupos armados, tráfico humano, matrimonios precoces y otras formas de explotación», dice la nota.

La ONG señala que esta crisis empeora por el recrudecimiento de las normativas en el vecino Pakistán, que «forzó a más de 610.000 afganos a abandonar Pakistán en 2016».

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Afganistán detiene una iniciativa para crear el burka infantil

El Ministerio de Educación afgano debía diseñar un nuevo uniforme escolar para niñas y propuso una túnica de pies a cabeza, parecida al burka pero sin cubrir la cabeza. Activistas pro igualdad e incluso el presidente del país, Ashraf Ghani, se han manifestado en contra y conseguido que se paralizara la iniciativa

Asia/Afganistan/ Elmundo.es/AMADOR GUALLARKabul@AmadorGuallar

La idea de que «las niñas a partir de cinco años deberían llevar obligatoriamente túnicas largas y pañuelos para la cabeza para salvaguardar su honor», según informó el Ministerio de Educación afgano a principios de mes, ha estado a punto de socavar, una vez más, los derechos y las libertades de las menores afganas. Una iniciativa muy cercana a las tesis talibán que, gracias al activismo y al presidente del país, Ashraf Ghani, ha sido detenida en seco.Los representantes de educación tenían el encargo de diseñar un uniforme escolar para las niñas afganas, tradicionalmente compuesto por unos pantalones negros, una camisa larga del mismo color y un pañuelo blanco para las mayores de diez años. El nuevo atuendo, que todavía no había sido aprobado y no estaba en producción, iba a consistir en una túnica de pies a cabeza, muy parecida al burka pero sin cubrir la cara, «para proteger a las niñas», según indicaron fuentes del ministerio.Una «protección» que los activistas que luchan por la igualdad de géneros en Afganistán han considerado ridícula e insultante. Además, no han vacilado en acusar al ministerio de conspirar contra los derechos de las menores y, tras la justificación del diseño por parte de los representantes de educación, asegurar que éste convierte a las pequeñas en objetos sexuales. Por ese motivo activistas afganos como Naqsh Murtaza lo han descrito como «una versión 2.0 del burka», según manifestó a través de las redes sociales.

Tradicionalmente, el burka es una prenda que se lleva para que la mujer esconda sus atributos sexuales. Aunque, cabe decir que, muchas mujeres afganas, sobre todo en las provincias, se sienten más seguras llevándolo para evitar así acusaciones infundadas y represalias en la muy machista y desigual sociedad rural en Afganistán, que bien podrían acabar con sus vidas o con tortura, como le sucedió el pasado febrero a Zarina, la joven de 23 años y residente de Balkh, al norte del país, a la que el marido le cortó las orejas tras acusarla de mirar a otros hombres. El activismo afgano se movilizaLos bocetos del atuendo fueron presentados el pasado 14 de Marzo e inmediatamente produjeron una conmoción social, así como la amenaza de manifestaciones multitudinarias en Kabul planeadas para las próximas semanas, en las que iban a «oponerse acérrimamente contra un uniforme severamente restrictivo», según informó Bahar Sohaili, una de las líderes de la organización de las manifestaciones. «Nos han dicho que los uniformes han sido diseñados para proteger los valores Islámicos», añadió indicando que «las niñas estudiantes tienen que sentirse cómodas y tienen que poder hacer ejercicio, cosa que el nuevo uniforme no permite».

La pretensión por parte del ministerio de que todas las niñas de 12 años o más vistiesen una túnica hasta el suelo para ir al colegio también impulsó a varias activistas afganas viviendo en el extranjero a tomar cartas en el asunto, como la escritora afincada en Londres, Zuhra Bahman, que inmediatamente organizó una petición internacional en contra de un uniforme que, según explicó a la estadounidense National Public Radio (NRP), «malinterpreta el Islam y lo que éste indica sobre la vestimenta».»La mujer tiene que ser libre y por lo tanto tiene que poder decidir con qué quiere vestirse. Éste es un hecho fundamental que se debe aprender en las escuelas», añadió. Además, la escritora hizo un llamamiento a «los estadounidenses y europeos para que se opongan firmemente al cambio de uniforme ya que, después de todo, ellos son los que están apoyando financieramente al sistema educativo afgano».

Por su parte, Freshta Ibrahimi, coordinadora de la organización Ascend (Acender, en inglés), la única en el país que apoya a las mujeres escaladoras, hizo hincapié en que el nuevo atuendo significaba volver a tiempos pasados. «Las mujeres de Afganistán no queremos volver a estar gobernadas por los talibán. Un tiempo en el que a todas se nos obligaba a vestir con burka», ha explicado en un email a NPR. «Las mujeres afganas quieren ser libres y esto sólo sucederá si luchamos todas juntas», concluyó Ibrahimi.

La presión ejercida nacional e internacionalmente ha dado resultado y ha obligado al Gobierno afgano ha retractarse oficialmente de la iniciativa del Ministerio de Educación, que ahora está «a la espera de nuevas propuestas» para presentar próximamente nuevos diseños para el atuendo escolar. Por otro lado, y según han informado fuentes del palacio presidencial, ha sido el propio presidente Ghani quien «ha ordenado detener la iniciativa porque no es representativa de la cultura y las tradiciones del pueblo afgano».

Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2017/03/22/58d2a290268e3ecb088b45f5.html

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ONG: Millones de niños afganos no van a la escuela

Afganistan/23 marzo 2017/Fuente: Terra

Casi un tercio de los niños en Afganistán, un país devastado por la guerra, no puede ir a la escuela. Eso aumenta el riesgo de que caigan en el trabajo infantil, sean reclutados por grupos armados, se casen de forma prematura o sufran otras formas de explotación, indicó el jueves un grupo humanitario.

Se estima que más de 400.000 menores afganos abandonen los estudios este año debido a la creciente inestabilidad y a la repatriación forzosa de refugiados afganos desde Pakistán, según Save the Children. Estos niños se sumarían a los 3,7 millones que ya están sin escolarizar.

Más de 600.000 afganos regresaron de Pakistán en 2016 y se calcula que en torno a un millón más harán lo mismo en 2017, después de que las autoridades paquistaníes endurecieran sus regulaciones.

Save the Children señala que en torno a la mitad de los niños que regresan no van a la escuela y a menudo trabajan en la calle porque sus padres no encuentran trabajo. Afganistán está sumida en una creciente crisis económica ante el avanza de la presencia talibán. Al mismo tiempo, la ayuda económica se ha ido reduciendo ante la retirada de las tropas occidentales en los últimos años.

«Mi padre vende helado y mi hermano vende bolsas de plástico, así que sólo ganamos un poco de dinero para comer», comentó a Associated Press Jahangeer, un niño de 11 años que regresó hace seis meses con su familia. «¿Qué puedo hacer? No puedo ir a la escuela».

El chico, que como muchos afganos sólo utiliza un nombre, empujaba un carrito con helados junto a su padre en Kabul. En el día en que comenzaba el curso escolar, dijo que le gustaría poder ir a clase.

«Hoy debería ser un día feliz en Afganistán, en el que los niños vuelven a clase por primera vez tras un largo invierno», dijo Ana Locsin, directora de Save the Children en el país.

«En cambio, es un día envuelto en tragedia por los millones que no pueden acceder a la educación y luchan por sobrevivir».

Fuente:https://noticias.terra.com/mundo/ong-millones-de-ninos-afganos-no-van-a-la-escuela,e30cf99b8992fb2b2f037a7ba4217d37chc4ehpe.html

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Atacan con agentes químicos un colegio femenino en Afganistán

Afganistán/14 de marzo de 2017/ Autor: EFE /Fuente: El Carabobeño

Al menos 81 niñas tuvieron que ser hospitalizadas este miércoles, después que un grupo de hombres armados sin identificar atacasen con sustancias químicas tóxicas el patio de un colegio femenino en la provincia de Faryab, en el noroeste de Afganistán, informó a Efe una fuente oficial.

Los atacantes lanzaron los agentes químicos poco antes del mediodía en el Instituto Femenino Mir-Sayed, en el distrito de Qarghan, lo que provocó que muchas de las víctimas perdiesen el conocimiento, indicó el portavoz de la Policía provincial, Karim Yorash.

“En este incidente, 81 niñas fueron envenenadas y la mayoría de ellas se desmayaron tras inhalar los agentes químicos, lanzados a la escuela por hombres sin identificar”, detalló la fuente.

Las jóvenes fueron trasladadas a un hospital del vecino distrito de Balkhab y la mayoría de ellas se encuentran “estables” y “fuera de peligro”, por lo que fueron dadas de alta a lo largo del día.

La Policía ha iniciado una investigación para determinar qué tipo de sustancia fue utilizada en el ataque y tratar de encontrar a los culpables, agregó Yorash, al detallar que todavía no se ha realizado ningún arresto en relación al caso.

A mediados del año pasado se registró en el país una oleada de este tipo de envenenamientos en la que se vieron afectadas centenares de niñas.

Muchos analistas responsabilizan de las intoxicaciones a los talibanes, pues se han opuesto tradicionalmente a la educación de las niñas y adolescentes y la prohibieron, de hecho, durante su régimen fundamentalista islámico en el país (1996-2001).

Sin embargo, portavoces de los rebeldes han negado su implicación en esos sucesos y han asegurado incluso que un nuevo Gobierno en Afganistán liderado por ellos permitiría la educación femenina.

Desde la caída de los talibanes a raíz de la invasión estadounidense en 2001, la comunidad internacional ha puesto énfasis en impulsar la educación femenina en Afganistán. EFE

Fuente de la Noticia:

Atacan con agentes químicos un colegio femenino en Afganistán

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