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Las niñas que se visten de niño en Afganistán

Afganistán/ Julio de 2016/ Guia.ong

Por: Guia.ongs

En Afganistán, a las niñas que se travisten se las llama “Bacha Posh”. No se trata de una cuestión de sexualidad , si no de apariencia. Es una costumbre antigua, se cree que ya en el siglo pasado muchas mujeres se vestían de hombres para poder luchar en las guerras y para evitar robos o violaciones.

En una sociedad fundamentalmente machista y anclada en el pasado, no tener un hijo es una deshonra para la mujer, por lo que muchas niñas acaban siendo travestidas. Las mujeres, por normal general, no pueden trabajar por lo que no pueden ayudar económicamente a sus familias. En muchos casos la hija mayor es obligada a vestirse como un chico, al menos hasta los 16 o 18 años, para que su familia, y ella misma, no sea rechazada y pueda trabajar.

Este problema también ocurre con la educación, pues las mujeres afganas de zonas rurales no suelen tener acceso a la escuela, por lo que acaban vistiéndose como los niños para poder obtener una educación, al menos hasta que sea demasiado evidente que son mujeres.

Vistiéndose de hombres también logran integrarse en la sociedad y evitar violaciones o agresiones sexuales, algo muy frecuente en este país.

El problema llega cuando estas niñas van alcanzando a la adolescencia y sus familias las obligan a buscar un marido. Algunas de ellas son ofrecidas en matrimonio pero no han sido educadas para tal fin, por lo que se produce un gran desajuste en sus vidas, pues vuelven a ser apartadas de la sociedad y contempladas únicamente para criar a sus hijos y realizar tareas domésticas.

Mientras tanto, los gobernantes y leyes del país no parecen querer cambiar para dar a la mujer la libertad y autonomía que debería tener. Tendrán que seguir haciéndose pasar por niños para, durante algunos años de su vida, sentirse válidas y valiosas.

 

Por: http://www.guiaongs.org/noticias/las-ninas-que-se-visten-de-nino-en-afganistan/

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El trabajo infantil, cáncer endémico de la sociedad afgana

Afganistán/22 de julio de 2016/www.elmundo.es/Por: Amador Guallar

Afganistán es uno de los muchos países asiáticos donde el empleo de menores como mano de obra barata se ha convertido en un cáncer social que está dejando sin futuro a generaciones de niños y niñas.El último informe de Human Rights Watch (HRW) sobre los peligros del trabajo infantil en el país ha confirmado que el Gobierno afgano sigue sin respetar los tratados internacionales contra la explotación de los menores que ratificó en 2010 con la Organización Mundial del Trabajo (OMT), así como su propia Ley del Trabajo que establece la edad mínima para trabajar en 18 años.»El trabajo infantil mantiene a un cuarto de los niños afganos de entre 5 y 14 años ejerciendo trabajos peligrosos que pueden derivar en enfermedades, accidentes y hasta la muerte debido a las insalubres y peligrosas condiciones en que trabajan», según se lee en el informe de HRW Soportan todo el dolor, las peligrosas condiciones de trabajo para los niños en Afganistán.El estudio detalla cómo miles de niños afganos trabajan «muchas horas por un salario ínfimo» en algunas de las industrias más duras del país, como «la de la minería, la de producción de ladrillos, la de la metalurgia o la de producción de alfombras», entre otras. «Y en la calles como vendedores ambulantes, limpiabotas y mendigos» donde, además, son víctimas de abusos y mafias locales.Historias reales Rahimullah, uno de los niños entrevistados para el estudio, de 15 años y trabajando con sus hermanos desde los 10 en una fábrica de ladrillos de Kabul, narra el infierno laboral del que muchos niños son víctimas desde la más tierna infancia. Un calvario que para él empieza cada día a las 4.00 horas y no termina hasta bien entrada la noche.»Mis hermanos y yo empezamos a trabajar a los 5 años. Aquí hay muchas tareas, así que estamos ocupados todo el día limpiando el suelo, utilizando las palas para apartar la tierra, cargando cubos», explicó. La industria de la producción del ladrillo es una de las más grandes del país y una de las que emplea más mano de obra infantil. «Aquí trabajan niños de entre 8 y 10 años que son tan pobres que esto es lo único que pueden hacer para salir adelante», indicó a HRW Sher Khan, gerente de una fábrica de ladrillos en Kabul.La industria de las alfombras es otra de las que emplea manos infantiles durante horas y horas causando estragos en la salud de los niños. «Toso mucho y mis tres hermanas también. Cuando trabajamos, las partículas de los ovillos se pegan en la garganta. Llevo tosiendo más de seis años, pero nunca me han dado ninguna medicina», explicó el pequeño Aziz, tejedor de alfombras de 12 años en la provincia de Bamyan donde trabaja con sus 11 hermanos. Las cuchillas de los ganchos para tejer también son un peligro porque «han cortado a mis hermanas muchas veces», añadía.La industria del metal también es un peligro. «Me he hecho daño en las manos cinco veces cortándome con el metal, aplastándome los dedos con el martillo o con máquinas», explicó Hamid, un trabajador del metal de 13 años en Kabul. Según la OMT «el 80% de los niños trabajando en la metalurgia se enfrentan a maquinaria peligrosa, fuego y gases nocivos».

Un niño afgano aprendiendo el oficio de su abuelo zapatero en las calles de Kabul AMADOR GUALLAR
El trabajo en las calles tampoco está exento de peligros. Las calles de la capital afgana no son un sitio seguro para niños y niñas vulnerables a abusos físicos y sexuales, o a accidentes laborales como el que narra un director de escuela en declaraciones a HRW.»Hace dos años un estudiante del 10º curso trabajando en la calle Asmayee vendiendo tanques de oxígeno fue víctima de la explosión de uno de los tanques que le quemó la cara y amputó un brazo y una pierna», explicó. «Este tipo de trabajos son muy comunes entre los jóvenes en Kabul y el resto de las 34 provincias. Las familias más pobres obligan a sus hijos a trabajar para poder sustentarse», añadió.La problemática del trabajo infantil es un mal endémico causado por «la pobreza extrema, la situación de los desposeídos de Tierra, el analfabetismo, la alta tasa de desempleo y el conflicto armado, que está provocando falta de mano de obra adulta, origen de la crónica pobreza extrema en el país y, por extensión, del trabajo infantil», indicaba el informe. Un infierno que, además, está afectando a la educación de los más pequeños. La labor forzada «lleva a muchos niños a combinar educación y trabajo o, simplemente, los fuerza a dejar la escuela prematuramente». A pesar de que no existen datos actuales sobre la cifra de niños trabajando en el país, un estudio de la Comisión Independiente para los Derechos Humanos en Afganistán estimó en 2013 que «el 52% de los niños afganos trabajan de una forma u otra».Por su parte, fuentes gubernamentales aseguraron a HRW que «la falta de fondos es el motivo por el que el Gobierno está fallando a la hora de aplicar las leyes laborales» porque «no tenemos presupuesto suficiente para programas sociales, ya que cada día se gasta más en seguridad y menos en asuntos sociales, y en especial los relacionados con la vulnerabilidad de los niños», explicó un portavoz del Ministerio de Trabajo afgano.Mientras, la OTAN y sus aliados aprobaron hace unos días en la Cumbre celebrada en Polonia un presupuesto de más de un 1 billón de dólares al año para seguir armando al ejército afgano. Desde la intervención de la Coalición Internacional en 2001, el Gobierno afgano ha recibido más de 350 billones de dólares en ayudas internacionales militares y sociales. Ayudas que, después de 15 años de conflicto, «todavía no son suficientes», según el Ministerio de Trabajo, para sacar de la pobreza a miles de niños y niñas afganos.

Tomado de: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/07/15/578900d246163f627e8b4584.html

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Las guerras y su efecto devastador sobre la infancia

Afganistán/10 de Julio de 2016/UNICEF

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial nunca tantos niños han sufrido como ahora las graves consecuencias de los conflictos armados. Así lo advierte el informe que acaba de presentar en Berlín el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), donde además de alertar sobre esta grave situación hace un llamado a la comunidad internacional para poner fin a los padecimientos de los chicos que viven en zonas de guerra y en campamentos de refugiados.

Este grave problema, según los expertos de Unicef, golpea a más de 250 millones de niños que viven en países envueltos en enfrentamientos armados donde los ataques no respetan áreas sensibles como hospitales o establecimientos escolares. Las estadísticas del organismo internacional estiman que alrededor de 16 millones de niños nacieron en medio de los conflictos armados desde 2011 a la fecha, y salvo los que en ese período lograron escapar de ese infierno con sus familias, el resto está condenado a crecer en situaciones extremas donde la falta de alimentos básicos, agua potable o energía eléctrica es moneda corriente. En realidad, muchas de las familias que huyeron de los bombardeos la mayoría de las veces son víctimas de distintas formas de explotación a las que las someten las redes de organizaciones criminales que prometen falsas ayudas, a cambio de importantes sumas de dinero, y de esa manera terminan viviendo en condiciones deplorables en centros de refugiados. Unicef advierte también que el 20 por ciento de los niños golpeados por el drama de la guerra en Oriente Medio desarrollará problemas psicológicos de leves a moderados, mientras que entre un 4 y un 3 por ciento padecerán problemas graves si no reciben ayuda a tiempo.

Uno de los casos más dolorosos es el de Siria, donde la infancia gozaba de los más elementales derechos antes de que se desate la sangrienta guerra civil en 2011. Con la agudización del conflicto, los adultos mayores y, en especial, los niños fueron los primeros en sentir los rigores y las privaciones que impone el conflicto armado. Así, el número de niños sirios que abandonó la escuela fue en vertiginoso aumento, y pequeños de tan solo seis años se vieron obligados a trabajar para poder ayudar a sus familias. La desgracia que cayó sobre esta y otras poblaciones que viven en zonas de guerra perjudicó en su desarrollo físico y mental a cientos de miles de niños cuyo futuro estará marcado por esta experiencia traumática.

El caso de Siria es, como se dijo, paradigmático porque antes de la guerra civil casi todos los chicos asistían con normalidad a la escuela y la tasa de alfabetización estaba por encima del 90 por ciento. Se estima que en la actualidad, en cambio, hay más de 2,7 millones de sirios menores de 14 años que no concurren a ningún establecimiento educativo ni reciben educación formal de ningún tipo ya que el sistema educativo quedó desarticulado por la destrucción de escuelas y jardines de infantes.

Pero lo más grave es que algunos pequeños que perdieron a sus familias son reclutados como soldados, o para servir a bandas criminales que contrabandean mercaderías en las zonas de frontera. “Tenemos muchos informes en los que se detallan ataques a escuelas, jardines infantiles o parques infantiles”, reveló el responsable de Unicef en Alemania, Christian Schneider, al dar a conocer el informe sobre el sufrimiento de los niños en áreas de conflicto. Pero Siria, lamentablemente, no es el único país donde ocurren estas tragedias. En 2015, Unicef registró 164 ataques a escuelas en Afganistán y 67 a centros escolares en Irak, mientras que en Nigeria estima que el grupo terrorista Boko Haram provocó severos daños en más de 1200 establecimientos educativos de distintos niveles y mató a más de 600 maestros.

Las guerras representan, sin duda, una verdadera tragedia para la humanidad, porque traen consigo destrucción y muerte; y el alto precio que tiene que pagar la infancia en las zonas de conflicto obliga a hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que se ponga fin a estos enfrentamientos que hipotecan el futuro de los países que sufren en carne propia estas desgracias.

Fuente: http://www.diarionorte.com/article/139699/las-guerras-y-su-efecto-devastador-sobre-la-infancia

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Afganistán: Desafíos elegante de la escuela .

Un nuevo sistema informático desarrollado por un especialista en TI pequeño puede revolucionar el sistema de educación en Afganistán.

Asia/Afganistán/21.06.2016/Autor y Fuente:http://sputniknews.com/

El sistema fue desarrollado por un especialista en TI afgano de 20 años de edad llamado Mostafa Vahriz, que comenzó a trabajar en él como un proyecto de graduación cuando era un estudiante de la Universidad de Kabul. Su trabajo finalmente atrajo la atención de los inversores de la compañía tecnológica Vatan TIC, y varios meses después de que el «Sistema de administración de las escuelas en Afganistán» se introdujo en 25 escuelas públicas y privadas en las provincias de Kabul y Herat.

«El programa permite a los padres hacer un seguimiento de la asistencia de sus hijos desde prácticamente cualquier lugar en el país, siempre y cuando tengan una computadora. Usted incluso no necesita conexión a Internet. Los padres de un estudiante puede, en un momento dado, envíe un mensaje a el maestro que luego tiene que enviar una respuesta, y viceversa «, explicó Vahriz.

También le dijo que su Sputnik sistema permite a las escuelas para manejar eficientemente una amplia variedad de funciones, como la creación de horarios, la codificación de los libros de texto, y la preparación de informes financieros. Incluso tiene una opción para manejar automáticamente la imposición del gobierno de las escuelas privadas, frustrando efectivamente los posibles intentos de evasión de impuestos.

Por otra parte, la función de reconocimiento biométrico incluido en el sistema de ayuda a lidiar con los llamados «maestros fantasmas», cuando las personas que no realmente enseñan todavía estar en la lista como maestros y dibuje un salario del gobierno (que a menudo se obtiene embolsó por la escuela corrupta administración que creó el engaño).

«La parte administrativa de las escuelas actividades en Afganistán sufre de una variedad de obstáculos burocráticos, pero mi sistema permite omitir los trámites engorrosos. Ayuda a establecer una conexión directa entre las escuelas y el Ministerio de Educación, con aspectos vitales de las escuelas operaciones resolverse de forma rápida y eficiente «, explicó el inventor.

Vahriz dijo que tiene la intención de controlar la retroalimentación de los usuarios del sistema y rectificar cualquier problema o errores que posiblemente puedan surgir.

Fuente: 

http://sputniknews.com/asia/20160620/1041641864/afghanistan-school-system-innovation.html

Imagen: 

http://a1.am/sites/default/files/styles/node/public/news/en/2016/06/20/2687843.jpg?itok=r3IaZbHF

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Asia: ¿Qué es el Ramadán y por qué es tan importante para el mundo musulmán?

Afganistán/Pakistán/India/Arabia Saudita/Nepal/14 de junio 2016/Fuente: RPP Noticias

El mundo occidental no deja de asombrarse cada año con la devoción de millones de musulmanes durante este mes que consideran sagrado.

El mes sagrado musulmán del Ramadán, que trastoca la vida de unas 1700 millones de personas en todo el mundo, comenzó el lunes pasado en la mayoría de los países del medio oriente que profesan el Islam como su principal religión. El mundo occidental no deja de asombrarse cada año con la devoción de quienes se movilizan masivamente hacia las mezquitas y guardan un riguroso ayuno entre otras privaciones durante este mes que consideran sagrado.

El diario New York Times conversó con Hossein Kamaly, un profesor del Barnard College (institución educativa afiliada a la Universidad de Columbia) especializado en estudios islámicos e historia de Medio Oriente. Él explicò de qué se trata el Ramadan y la razón de ser de sus rituales.

¿Qué se celebra en el Ramadán? «Todos los días deben ser iguales en un calendario secular, pero no lo son en los calendarios religiosos. En el caso musulmán todo el mes del ramadán, el noveno del calendario lunar árabe, es la celebración del acontecimiento más especial de todos. Se festeja el descenso del cielo a la tierra de la palabra de Dios, el Corán. Durante el Ramadán, las puertas del cielo se abren más que nunca. Así como bajó la palabra de Dios, la palabra de los que rezan le llega de manera más eficaz que en cualquier otro momento».

Musulmanes de todo el mundo de pie alrededor de la Kaaba en la Gran Mezquita, en la ciudad saudí de La Meca el último 8 de junio
Musulmanes de todo el mundo de pie alrededor de la Kaaba en la Gran Mezquita, en la ciudad saudí de La Meca el último 8 de junio | Fuente: AFP

El ayuno.  «Para recibir las bendiciones del Ramadán, las mujeres y los hombres que estén en buen estado físico deben ayunar a lo largo del mes, del mismo modo que los jóvenes de ambos sexos que hayan llegado a la edad de la observancia religiosa. Como lo prescribe el Corán, el ayuno diario empieza antes del amanecer y termina con la puesta del sol. Están exentos de ayunar los que no puedan dejar de comer o beber por ser de edad avanzada, tener enfermedades u otras razones, pero igual reciben las bendiciones de este mes.

Recogimiento. «El Ramadán es más que abstenerse de comer o beber durante el día. Es un momento de contemplación, devoción y rememoración de Dios, en especial por medio de la lectura y la recitación del Corán».

Musulmanes de Nepal ofreciendo oraciones en el primer viernes de Ramadán en la mezquita de Cachemira en Katmandú.
Musulmanes de Nepal ofreciendo oraciones en el primer viernes de Ramadán en la mezquita de Cachemira en Katmandú. | Fuente: AFP
Un hombre sirviendo comida al término del ayuno del Ramadán, en Peshawar, Pakistán. Los musulmanes celebran este mes sagrado orando durante la noche y absteniéndose de comer y beber entre la salida y la puesta del sol
Un hombre sirviendo comida al término del ayuno del Ramadán, en Peshawar, Pakistán. Los musulmanes celebran este mes sagrado orando durante la noche y absteniéndose de comer y beber entre la salida y la puesta del sol | Fuente: EFE

Buenas obras. «También es importante ocuparse del bienestar de los menos afortunados de la comunidad, al donar a los pobres, en especial, a fines de mes. Para atenuar y sofocar los malos actos dentro de una familia, como hablar mal de alguien, tener rencores y mentir, se realiza una introspección intensa y se debe estar más consciente de Dios durante el Ramadán».

Las noches del Ramadán. «Uno de los sellos distintivos de este mes es la “noche del destino”, “noche de la medida” o “noche del valor”, llamada Lailat al Qadr, en árabe. El Corán dice que en esta noche especial los ángeles descienden del cielo —incluido el arcángel Gabriel, el más importante— para traer la paz y la presencia divina al mundo. No se precisa cuándo puede ser la noche del destino; por lo tanto todas las noches son especiales».

Un niño musulmán indio observa mientras otros ofrecen las primeras oraciones de la congregación en Hayat Bakshi Begum Masjid en Hyderabad (India)
Un niño musulmán indio observa mientras otros ofrecen las primeras oraciones de la congregación en Hayat Bakshi Begum Masjid en Hyderabad (India) | Fuente: AFP
Niño afgano estudiando el Corán durante el Ramadán en la ciudad de Kandahar.
Niño afgano estudiando el Corán durante el Ramadán en la ciudad de Kandahar. | Fuente: AFP

Sunitas y  chiitas. Las observancias del mes del ramadán pueden variar en forma y contenido de una comunidad a otra. Por ejemplo, los musulmanes chiitas esperan hasta que se disipen las señales del crepúsculo en el horizonte para romper el ayuno —a esta comida se le llama iftar en árabe—, lo cual puede suceder unos minutos después que la mayoría de los musulmanes sunitas».

Debes Saber. El Ramadán es de vital importancia para los musulmanes por ser uno de los “cinco pilares” del Islam. El Corán indica que estos pilares son:

– El testimonio (“no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”).
– Salat (la oración)
– Zakat (limosna)
– Hajj (peregrinación a la ciudad de La Mecca)
– Ayuno durante el mes de Ramadán

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Escuelas inaccesibles para millones

Londres/09 de Junio de 2016/hrw.org

Por: Human Rights Watch

La adopción de leyes y políticas discriminatorias, y la falta de voluntad política para dar cumplimiento a obligaciones básicas en materia de derechos humanos por países de todas las regiones del mundo, impiden que millones de niños y adolescentes puedan asistir a la escuela, señaló Human Rights Watch en un informe difundido hoy. Altos funcionarios gubernamentales del área de educación, responsables de políticas globales y agencias de financiamiento se reunirán en Noruega del 13 al 16 de junio para adoptar medidas que mejoren el acceso a la educación de calidad a nivel mundial.

El informe de 89 páginas, denominado “The Educaction Deficit: Failures to Protect and Fulfill the Right to Education in Global Development Agendas» [Déficits en materia educativa: ausencia de medidas de protección y cumplimiento del derecho a la educación en las agendas globales de desarrollo], sostiene que, dos décadas atrás, los gobiernos de países de distintas regiones del mundo expresaron el compromiso de eliminar los obstáculos a la educación para las generaciones venideras. Sin embargo, Human Rights Watch evidenció que, en muchos países, las leyes y prácticas discriminatorias, los aranceles elevados, la violencia y otros factores excluyen a niños y adolescentes de las escuelas. El informe se elaboró a partir de investigaciones   llevadas a cabo por Human Rights Watch en más de 40 países, a lo largo de casi dos décadas. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO,  ha informado que 124 millones de niños y adolescentes no asisten a la escuela.

“Es inconcebible que, en 2016, se niegue el derecho a la educación a millones de niños y adolescentes de todo el mundo”, manifestó Elin Martínez, investigadora de derechos del niño de Human Rights Watch. “La escasa supervisión gubernamental y la carencia de políticas que prohíban de manera absoluta la discriminación a menudo permiten que los funcionarios del área educativa tengan atribuciones ilimitadas para decidir quiénes pueden entrar a una escuela y quiénes quedan afuera”.

La totalidad de los 196 países miembros de la ONU han asumido obligaciones jurídicas frente a todos los niños en su territorio. La Convención sobre los Derechos del Niño, que ha sido ampliamente ratificada, así como varios otros tratados internacionales y regionales, estipulan requisitos detallados para proteger el derecho a la educación. En septiembre de 2015, los gobiernos acordaron trabajar conjuntamente con el fin de “garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos» para el año 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por la ONU, y establecieron así como meta global el acceso a la educación secundaria por primera vez. Los objetivos de desarrollo anteriores, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, procuraron asegurar en forma plena el acceso a la educación primaria y su finalización, aunque todavía no han sido alcanzados no han sido alcanzados.

A pesar de la obligación de eliminar los aranceles en la escuela primaria y otros costos asociados, que se encuentra en numerosos tratados internacionales, muchos países —como la República Democrática del Congo y Sudáfrica— aplican aranceles que las familias no pueden solventar. Los aranceles y costos asociados de la educación secundaria impiden que millones de adolescentes en Bangladesh, Indonesia y Nepal, por ejemplo, puedan completar al menos nueve años de educación.

“Mi último año de escuela fue el primer semestre del primer año de la escuela media. Deseaba realmente continuar estudiando, pero la verdad es que no tenía el dinero necesario”, contó Endah, que abandonó la escuela en Indonesia para emplearse en el servicio doméstico cuando tenía 15 años. “El arancel de la escuela era de 15.000 rupias (USD 1,10) por mes. Pero lo que realmente no podía pagar era el ‘arancel edilicio’ y el uniforme. Tenía un valor de 500.000 rupias (USD 37)… Luego, cada semestre teníamos que comprar libros”.

La violencia en contextos escolares afecta a más de 246 millones de niños, según indica el organismo de la ONU para la infancia, UNICEF. Los castigos físicos en las escuelas —una práctica que equivale a tortura y trato degradante, y afecta negativamente la capacidad de aprendizaje de los niños— es lícita o sigue siendo generalizada en países como Tanzania, Sudáfrica y muchos estados de EE. UU.

Entre los factores que propician que las jovencitas a

bandonen la escuela, se incluyen el carácter extendido de los abusos sexuales y la violencia por parte de docentes y pares, pruebas físicas de virginidad abusivas e irrelevantes, pruebas de embarazo obligatorias, y políticas que excluyen a jovencitas embarazadas de las escuelas. Las condiciones insalubres e inadecuadas en escuelas, incluida la falta de instalaciones donde atender los cuidados relativos al ciclo menstrual con privacidad y en forma digna, provocan que muchas adolescentes, incluidas jóvenes con discapacidad, tengan una asistencia irregular o abandonen los estudios. El matrimonio infantil es, a la vez, una causa y una consecuencia de la falta de acceso a educación de calidad en países como Bangladesh, Nepal, Tanzania y Zimbabwe.

Millones de niños con discapacidad en China y Sudáfrica, así como niños de diversos grupos étnicos, idiomáticos o religiosos en la India, sufren habitualmente discriminación por parte de funcionarios gubernamentales cuando intentan inscribirse en escuelas. Una vez que ingresan a las escuelas, muchos de estos niños son asignados a aulas segregadas, donde reciben educación de calidad inferior. Muchos niños con discapacidad abandonan la escuela debido a la ausencia de docentes especialmente preparados, falta de apoyo o porque no son admitidos para pasar a niveles más avanzados de educación. En Rusia y Serbia, por ejemplo, existe una cantidad desproporcionada de niños con discapacidad confinados en instituciones, que con frecuencia solo reciben educación de baja calidad, o directamente ninguna educación.

Una cantidad cada vez mayor de niños que viven en contextos de crisis humanitarias y conflicto a largo plazo no pueden hacer valer su derecho a la educación, dado que las escuelas son inaccesibles o inseguras. Los ataques a escuelas y la ocupación de estas instituciones con fines militares han impedido que millones de niños en Afganistán, Nigeria, Palestina, Ucrania y Yemen pudieran ir a la escuela.

También en países de ingresos medios y altos se crean obstáculos a la educación, a través de prácticas discriminatorias contra minorías, refugiados, migrantes y niños LGBT.

Todos los gobiernos deberían garantizar que la educación primaria sea verdaderamente gratuita y obligatoria, y que la escuela secundaria sea gratuita. Los gobiernos deberían eliminar las políticas o reglamentaciones discriminatorias que permiten que las escuelas excluyan a niños y adolescentes, y asegurar que las escuelas atiendan las necesidades de las jovencitas, los niños con discapacidad, los niños que pertenecen a minorías y los niños LGBT.

Los gobiernos deberían abolir por ley los castigos físicos y adoptar medidas más rigurosas para garantizar que los niños estén seguros frente a violencia, abusos y hostigamiento en las escuelas.

Los donantes —incluidas las instituciones financieras multilaterales como el Banco Mundial y la Alianza Mundial para la Educación— y los organismos internacionales que ayudan a los gobiernos a implementar sus planes educativos, deberían observar los estándares de derechos humanos y no hacer ningún tipo de concesiones ante abusos que excluyan de las escuelas a niños y adolescentes.

El Secretario General de la ONU y la UNESCO deberían garantizar que los “países líderes” —que encabezan iniciativas globales en materia de educación— cumplan sus propias obligaciones de derechos humanos y pongan fin a los abusos en sus propios sistemas educativos.

“No debería haber ningún grado de tolerancia ante el incumplimiento de estas obligaciones, cuando de lo que se trata es de garantizar el acceso a la educación a todos los niños y adolescentes del mundo”, apuntó Martínez. “Los niños no pueden esperar otros 15 años, ni tampoco otro año lectivo, para que sus gobiernos garanticen plenamente su derecho a prepararse para el futuro”.

Citas extraídas del informe

“La mayoría [de los alumnos en] las principales escuelas no tienen que pagar. Pero nosotros sí tenemos que pagar los aranceles. Muchos padres que tienen hijos con discapacidad no podemos trabajar, y debemos ocuparnos de ellos las 24 horas. Las escuelas nos escriben para preguntarnos por qué no hemos pagado, pero no entienden nuestra situación”.
–Padre de un joven de 8 años con autismo, Johannesburgo, Sudáfrica

“Mi prima y yo somos las únicas niñas sirias de la clase. Los demás alumnos se confabularon en contra nuestra y andan diciendo que hablamos mucho y que nos portamos mal. El maestro nos envió al fondo del aula. Todos los maestros me tratan mal porque soy siria. Cuando uno de los maestros le pregunta algo a una niña jordana y ella responde correctamente, le dice ‘¡Bravo!’. En cambio, cuando soy yo quien contesta bien, no me dice nada”.
–Hadeel (seudónimo), 11, Al-Zarqa, Jordania

“Me golpeaban cuando el maestro no los veía, y como mi maestro no veía lo que pasaba no hacía nada para impedirlo. Mi padre se presentó ante el director de la escuela para quejarse, y este le dijo: ‘Si le preocupa, entonces no debería seguir mandándola a la escuela…’. En Siria me encantaba ir a la escuela. Tenía amigos. Me gustaba muchísimo aprender”.
–Fatima, 12, Turgutlu, Turquía

“Un [maestro] intentó persuadirme para que tuviera relaciones sexuales, y entonces yo no quería avanzar a Nivel 2 para evitar tener que pasar por eso. Dejé de ir [a educación física]. Lo hice porque temía que si me encontraba con él, me llevara a algún sitio para hacerme cosas. Me sentía mal y [los maestros] me llamaron para decirme que no me estaba concentrando o estudiando y que entonces mi desempeño no era bueno… Decidí dejar la escuela y no seguir malgastando el dinero de mis padres”.
–Ana, 16, Mwanza, Tanzania

“El sistema educativo japonés es realmente muy estricto con el tema del género. Les inculca claramente a los alumnos adónde pertenecen y adónde no; en los años más avanzados, cuando la división de géneros es más marcada, los niños transgénero comienzan realmente a sufrir. Tienen que ocultar su realidad y mentir, o actuar como ellos mismos y exponerse así al hostigamiento y la exclusión”.
–Docente transgénero de escuela secundaria, Japón

“Mis tíos me obligaron a contraer matrimonio con un hombre que tenía edad suficiente para ser mi abuelo. Yo iba a la escuela y estaba en sexto grado. Me gustaba la escuela. Si hubiera tenido la posibilidad de terminar los estudios, no habría tenido estos problemas; no estaría trabajando de mesera y separada de mi esposo”.
–Akur L., casada a los 13 años, Sudán del Sur

“Quedé embarazada el año pasado, cuando tenía 14. Tuve que dejar de ir a la escuela ese mismo año porque mi madre, que trabaja como empleada doméstica y cobra un salario de USD 50 por mes, no podía cubrir el costo de que yo fuera a la escuela. Tuve una relación sentimental con un hombre mayor que estaba casado. Fui al hospital y di a luz un niño que murió pocos minutos después… Quisiera volver a la escuela porque todavía soy una niña”.
–Abigail C., 15, Zimbabwe

“[El ejército] disparó contra mi escuela con un tanque… Cuando huí corriendo, un shabiha [miembro de milicia apoyada por el Estado] me tomó por el hombro, pero tras forcejar conseguí escaparme. El shabiha entró a la escuela y disparó contra las ventanas y rompió las computadoras. Luego de eso, solamente volví para rendir mis exámenes”.
–Rami, 12 años, refugiado procedente de la gobernación de Daraa en Siria, entrevistado en Ramtha, Jordania.

Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2016/06/09/escuelas-inaccesibles-para-millones

 

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Afganistán: El número de personas internamente desplazadas por el conflicto se duplica hasta los 1,2 millones en tan sólo tres años

www.amnesty.org

El número de personas que, en Afganistán, han huido de la violencia y permanecen atrapadas en su propio país –donde se encuentran al límite de la supervivencia– se ha duplicado espectacularmente a lo largo de los últimos tres años, según destaca un nuevo informe publicado por Amnistía Internacional.

Nada menos que 1,2 millones de personas se encuentran internamente desplazadas en Afganistán a día de hoy: un incremento dramático respecto a las aproximadamente 500.000 de 2013. Los afganos constituyen ya una de las poblaciones de refugiados más grandes del mundo: se calcula que 2,6 millones de personas con ciudadanía afgana viven fuera de las fronteras del país.

El nuevo informe de Amnistía Internacional, ‘My Children Will Die This Winter’: Afghanistan’s Broken Promise to the Displaced, arroja nueva luz sobre las víctimas olvidadas de la guerra del país que han huido de sus casas pero permanecen desplazadas dentro de las fronteras nacionales.

“Mientras la atención mundial parece alejarse de Afganistán, corremos el peligro de olvidar la terrible situación de las personas a las que el conflicto ha dejado atrás”, ha manifestado Champa Patel, directora de Amnistía Internacional para Asia meridional.

“Incluso tras huir de sus casas en busca de seguridad, un número cada vez mayor de personas afganas se consumen en condiciones atroces en su propio país, y luchan por su supervivencia sin vislumbrar el final.”

La investigación realizada por Amnistía Internacional concluyó que, pese a las promesas formuladas por los sucesivos gobiernos afganos, las personas internamente desplazadas de Afganistán siguen careciendo de cobijo, comida, agua, atención médica y oportunidades de educación y empleo.

“Preferiría estar en la cárcel que en este lugar; al menos en la cárcel no tendría que preocuparme por la comida y el cobijo.”
“Ni siquiera un animal viviría un sitio como este, pero nosotros tenemos que hacerlo”,

dijo a Amnistía Internacional Mastan, una mujer de 50 años que vivía en un campamento en Herat. “Preferiría estar en la cárcel que en este lugar; al menos en la cárcel no tendría que preocuparme por la comida y el cobijo.”

La situación se ha deteriorado dramáticamente en los últimos años, y cada vez hay menos ayuda y artículos de primera necesidad, como la comida, disponibles. En 2014 se lanzó una nueva política nacional sobre personas internamente desplazadas que podría ser una tabla de salvación para quienes han tenido que desplazarse, pero que apenas se ha implementado, obstaculizada por la presunta corrupción, la falta de capacidad del gobierno afgano y el desvanecimiento del interés internacional.

Desalojos forzosos

Pese a que las autoridades afganas han prometido mejorar las condiciones en las que viven las personas internamente desplazadas, Amnistía Internacional ha concluido que los desalojos forzosos –ya sea por parte del gobierno o de actores privados– constituyen una amenaza diaria.

El 18 de junio de 2015, primer día del Ramadán, un grupo de hombres armados vestidos con ropas militares amenazaron con arrasar con excavadoras el campamento de Chaman-e-Babrak, en Kabul. Un anciano protestó por el intento de desalojo forzoso, y pidió a unos policías cercanos que detuvieran la acción de las excavadoras. Los hombres armados lo golpearon, lo que provocó una manifestación de protesta.

Como respuesta, según af los residentes, la policía y los hombres armados abrieron fuego contra las personas internamente desplazadas: mataron a dos de ellas e hirieron a diez. Entre los heridos había un niño de 12 años. No se ha llevado a cabo ninguna investigación, y nadie ha comparecido ante la justicia.

Una vida al límite de la supervivencia

La mayoría de las comunidades de personas internamente desplazadas carecen de acceso a instalaciones básicas de salud. Estas personas, que sólo disponen ocasionalmente de clínicas móviles gestionadas por ONG o por el gobierno, a menudo se ven obligadas a buscar una atención médica privada que no se pueden permitir.

“Si enfermamos, tengo que mendigar para conseguir algo de dinero con el que ir a clínicas privadas”, dijo a Amnistía Internacional una mujer de 50 años en Herat. “No tenemos otra opción.”

Al carecer de una fuente de ingresos estable, las personas internamente desplazadas pueden encontrarse con grandes deudas. En un caso, un padre dijo a Amnistía Internacional que había tenido que pedir prestados 20.000 afganis (292 dólares estadounidenses) para pagar una operación de su hijo. “Es una suma enorme de dinero para nosotros”, dijo el padre.

Aquí la comida es un lujo, nadie puede permitírsela. Vivimos principalmente de pan y verduras en mal estado desechadas del mercado.
Raz Muhammad, líder comunitario del campo Chaman-e-Barbak de Kabul, en Afganistán.

Pese a que, según la política de 2014 y las obligaciones contraídas por Afganistán en virtud del derecho internacional, las personas internamente desplazadas tienen derecho a pedir y recibir comida, agua y ropa adecuada, el gobierno afgano no ha proporcionado un acceso fiable a los artículos de primera necesidad. La gente se ve obligada a recorrer largos trayectos diarios para buscar agua, y tiene que luchar para conseguir una comida al día.

“Aquí la comida es un lujo, nadie puede permitírsela”, dijo Raz Muhammad, líder comunitario del campamento de Chaman-e-Barbak, en Kabul. “Vivimos principalmente de pan y verduras en mal estado desechadas del mercado. La última vez que recibimos ayuda alimentaria fue antes del invierno pasado, cuando recibimos tres sacos de trigo.”

Desde que tuvieron que abandonar sus hogares, la educación de los hijos e hijas de las personas internamente desplazadas se ha interrumpido, y los adultos se han visto reducidos a una situación de desempleo crónico.

“Las personas internamente desplazadas no deberían sufrir discriminación de ningún tipo”, ha manifestado Champa Patel. “Deberían tener el mismo acceso a oportunidades de educación y empleo que el resto de la población afgana.”

“Incluso tras huir de sus casas en busca de seguridad, un número cada vez mayor de personas afganas se consumen en condiciones atroces en su propio país, y luchan por su supervivencia sin vislumbrar el final.”
Champa Patel, directora regional para Asia Meridional de Amnistía Internacional

La política sobre personas internamente desplazadas establece que ningún a niño o niña desplazado debe negársele la educación aunque no puedan permitirse artículos básicos como libros escolares, uniformes u otros materiales educativos.

Sin embargo, en la práctica, la carga económica que soportan estas personas significa que a menudo los niños o niñas tienen que trabajar para ayudar a sus familias, por ejemplo, lavando automóviles, limpiando zapatos a cambio de dinero, y recogiendo bolsas de plástico para revenderlas.

“Los problemas económicos de las familias desplazadas se ven agravados”, ha manifestado Champa Patel. “Han perdido sus fuentes tradicionales de sustento, y las pocas oportunidades que tienen son de trabajo informal, lo que da lugar a circunstancias en las que las mujeres se ven excluidas y los niños y niñas sufren explotación y no pueden acceder a la educación.”

La política sobre personas internamente desplazadas: Una promesa incumplida

La política de 2014 sobre personas internamente desplazadas expone sobre el papel los derechos de estas personas, así como un plan de acción concreto que el gobierno afgano debe poner en práctica. Sin embargo, la política ha cumplido sus promesas y, hasta el momento, ha supuesto un escaso beneficio para las personas desplazadas.

Hay muchas razones para esta falta de implementación; para empezar, el gobierno afgano sufre una enorme falta de capacidad y experiencia en lo que se refiere a las personas internamente desplazadas. El Ministerio de Asuntos de los Refugiados y Repatriación, encargado de coordinar la implementación de la política, tiene unos recursos muy por debajo de los necesarios, y lleva años asediado por denuncias de corrupción.

Al mismo tiempo, la comunidad internacional no ha intervenido todo lo que podría cuando el gobierno afgano no ha sido capaz de hacerlo. Ahora que otras crisis atraen la atención mundial y el dinero de los donantes, la ayuda a Afganistán se está reduciendo. La ONU ha pedido 393 millones de dólares estadounidenses en concepto de fondos humanitarios para Afganistán en 2016: la cifra más baja desde hace años pese a la terrible situación humanitaria. Hasta mayo, se había proporcionado menos de una cuarta parte de esos fondos.

Recomendaciones

Amnistía Internacional pide a las autoridades afganas y a la comunidad internacional que garanticen de inmediato que se satisfacen las necesidades más urgentes de las personas desplazadas. Además, el gobierno afgano debe señalar como prioridad la implementación de la política sobre personas internamente desplazadas, y garantizar que se dedican en todo el gobierno recursos suficientes para hacerla realidad.

Asimismo, los actores internacionales clave en Afganistán deben hacer más por garantizar que se respetan los derechos humanos de las personas desplazadas, y dedicar más esfuerzo, experiencia y recursos a la implementación de la política.

“Todas las partes que han estado implicadas en Afganistán durante los últimos 15 años tienen la responsabilidad de reunirse y asegurarse de que las mismas personas a las que la comunidad internacional se dispuso a ayudar no son abandonadas a una suerte aún más precaria”, ha manifestado Champa Patel.

“Afganistán y el mundo deben actuar ya para poner fin a la crisis de desplazamiento del país, antes de que sea demasiado tarde.”

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