Con el rápido crecimiento de la educación en línea en China durante la epidemia de COVID-19, la fusión de las modalidades en línea y fuera de línea se convertirá en la forma dominante del desarrollo educativo, afirma el último informe sobre el desarrollo de Internet en China.
Un total de 282 millones de estudiantes chinos han recurrido a cursos en línea en el primer semestre de este año, acentuando aún más el nivel de desarrollo educativo del país, según el informe publicado por el Centro de Información de la Red de Internet de China.
Las estadísticas incluidas en el informe muestran que durante la epidemia de COVID-19, el número de usuarios activos diarios de educación en línea ha aumentado en China de 87 millones a 127 millones después del Festival de Primavera de este año, lo que representa un alza del 46 por ciento.
Los logros alcanzados en la construcción de la información dentro de la educación básica han sentado las bases para la educación en línea a gran escala, asegura el informe, añadiendo que, en 2019, el 98,4 por ciento de las escuelas primarias y secundarias tenían acceso a Internet, y el 90,1 por ciento tenían aulas multimedia.
El informe señala que los departamentos de educación han promovido activamente plataformas de aprendizaje en línea durante la epidemia, lo que también ha contribuido al desarrollo de la educación en línea.
A partir del 11 de mayo, una plataforma nacional de aprendizaje en línea para estudiantes de escuelas primarias y secundarias ha recibido más de 2 mil millones de visitas.
MANILA, 5 octubre, 2020 (Xinhua) — Grayson Lucas, de 5 años, asiste a una clase en línea en su casa durante el primer día de clases en Manila, Filipinas, el 5 de octubre de 2020. Las escuelas en Filipinas abrieron con clases en línea. (Xinhua/Rouelle Umali)
MANILA, 5 octubre, 2020 (Xinhua) — Grayson Lucas, de 5 años, asiste a una clase en línea en su casa durante el primer día de clases en Manila, Filipinas, el 5 de octubre de 2020. (Xinhua/Rouelle Umali)
MANILA, 5 octubre, 2020 (Xinhua) — Grayson Lucas, de 5 años, asiste a una clase en línea en su casa durante el primer día de clases en Manila, Filipinas, el 5 de octubre de 2020. (Xinhua/Rouelle Umali)
MANILA, 5 octubre, 2020 (Xinhua) — Grayson Lucas, de 5 años, asiste a una clase en línea en su casa durante el primer día de clases en Manila, Filipinas, el 5 de octubre de 2020. (Xinhua/Rouelle Umali)
Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/photo/2020-10/07/c_139422294.htm
Filipinas reportó hoy otros dos mil 825 enfermos de Covid-19, una cifra por encima del promedio de los últimos días y que pone en entredicho la decisión de reabrir las escuelas públicas a comienzos de esta semana.
El lunes, pese a la reticencia de no pocos epidemiólogos, en el archipiélago volvieron a las aulas más de 22 millones de estudiantes y la ministra de Educación, Leonor Briones, dijo que el país no podía permitirse que la enfermedad destruyera la educación y el futuro de los niños.
La decisión también se fundó en un supuesto repliegue de la pandemia, pero las cifras de los tres días transcurridos desde entonces lo desdicen y elevaron a 329 mil 637 los casos, el número más alto en el sudeste asiático.
Ya en junio la cartera intentó reabrir las escuelas, pero la creciente amenaza de la pandemia lo impidió, y ahora muchos especialistas consideran que la decisión es tan prematura como la de entonces porque la situación epidemiológica no está bajo control.
Después de Indonesia, Filipinas es también el país con más fallecidos a causa del mal en la región. En la fecha reportó 60 para acumular cinco mil 925.
A fines de septiembre, ante el creciente avance de la Covid-19, el presidente Rodrigo Duterte prolongó por otros 30 días la cuarentena comunitaria en y alrededor de Manila, ya bajo ese régime desde hacía más de dos meses.
Ello obliga a los ciudadanos a permanecer en casa salvo para ir al trabajo, hacer compras y cubrir otras necesidades básicas. También están rígidamente controladas las entradas y salidas de la ciudad.
Según estimaciones oficiales, si la pandemia no cede en un plazo relativamente corto, la economía nacional sufrirá este año su primera contracción en más de dos décadas.
Nuevamente llega información del movimiento de liberación de los pueblos de Kurdistán sobre los atropellos del Estado Turco. El Presidente Recep Tayyip Erdogan ha detenido en Turquía 82 destacados miembros del partido HDP (Partido Democrático de los Pueblos) que está integrado principalmente por Kurdos, pero que contiene también a representaciones de los pueblos armenios, asirios, turcomanos. Todo una coalición de pueblos que sufre la persecución del régimen ultra-nacionalista de la coalición Gobernante el AKP-MHP.
Según informan los portavoces, Feleknas Uca y Hişyar Özsoy, de asuntos exteriores del HDP:
“El fiscal jefe de Ankara emitió órdenes de arresto contra 82 personas más. Hasta ahora, muchos de los que figuran en la lista han sido arrestados por su “rol” en las protestas por Kobane en Turquía sucedidas del 6 al 8 de octubre de 2014. El ex diputado y co-alcalde de Kars, Ayhan Bilgen, los exdiputados, la Sra. Ayla Akat Ata, el Sr. Sırrı Süreyya Önder, el Sr. Nazmi Gur, la Sra. Emine Ayna, la Sra. Beyza Ustun, el Sr. Altan Tan, el ex portavoz del partido Sr. Günay Kubilay, y el miembro de la Junta Ejecutiva Central del HDP, Alp Altınörs, se encuentran entre los detenidos. Estas personas eran entonces miembros de la Junta Ejecutiva Central del HDP. Los ex co-presidentes, el Sr. Selahattin Demirtaş y la Sra. Figen Yüksekdağ, también han sido arrestados por el caso de las protestas de Kobane.”
Aquellas movilizaciones y protestas tuvieron lugar del 6 al 8 de octubre de 2014 contra los ataques a la ciudad de Kobane en el norte de Siria por parte del ISIS, y la inacción del gobierno turco ante una inminente masacre. El ISIS (Estado Islámico de Siria e Irak) son conocidas por sus ideas conservadoras y reaccionarias, su accionar fascista y sus campañas de exterminio de minorías y pueblos que se opongan a su régimen en aquella región.
Por tanto creemos que esta nueva persecución es la continuidad de una campaña de genocidio y silenciamiento político de un gobierno facistoide que tiene el apoyo del capital transnacional y Estados Occidentales como EEUU y gran parte de la Unión Europea. No es secreto que en Turquía opera la mayor base aérea de la OTAN por la que recibe el Estado Turco miles de millones de dólares por el alquiler y otros tantos favores por aquella instalación de avanzada en oriente, ante las diputas por intereses geopoliticos contra otros estados nación como Irán, Rusia y la República Popular China. A pesar de aquellos intereses comunes, también en los últimos tiempos Erdogan ha logrado acercar posiciones con el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin. Avanzando en acuerdos oportunistas mutuos, para las burguesías de sus países, para evitar el apoyo a la Revolución en el Norte y Este de Siria, y en el caso de Rusia disputar influencia con el Gobierno Turco frente a los Estados que conforman la OTAN.
No podemos permanecer imparciales ante lo que es un atropello de pueblos y sus fuerzas políticas que luchan por lo mismo que los pueblos de nuestra américa. El derecho de autodeterminación por la libertad, la justicia y la dignidad para todos y todas los oprimidos y oprimidas por el imperialismo es un derecho inalienable que debemos defender sin tapujos. Los pueblos del Kurdistán, separados en 4 estados nación por las disputas y repartijas de las naciones imperialistas a principios del siglo XX, resisten el negacionismo de sus culturas y sus derechos como muchos pueblos originarios a ancho y largo del planeta. Por ello también al denunciar los nuevos hechos del régimen Turco es una manera también de visibilizar una lucha mundial y que la revolución de Rojava, y sus gobiernos autónomos del Norte y Este de Siria, son un ejemplo para todas esas luchas y que se intenta silenciar y ocultar con estas persecuciones que se suceden en Turquía.
Manifestamos todo nuestro apoyo a la causa del HDP y exigimos al Gobierno Turco y a la Comunidad internacional su inmediata liberación de todas y todos los presos políticos.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/libertad-a-los-presos-y-presas-politicos-del-hdp-en-turquia/
Desde marzo, cuando se confirmaron los primeros casos de COVID-19 en la ocupada Cisjordania, las fuerzas israelíes han demolido o confiscado casi 400 construcciones palestinas.
Eso es casi 65 por mes, el promedio más alto en cuatro años.
En lo que va de este año Israel ha desplazado por la fuerza a unos 700 palestinos, la mayoría durante la pandemia y la mitad de ellos niños.
Solamente en agosto Israel dejó a más de 200 palestinos sin hogar.
Eso es «más que en cualquier otro mes desde enero de 2017», según el grupo de monitoreo de las Naciones Unidas OCHA.
Esas cifras no incluyen a los cientos más cuyo sustento y capacidad de acceso a los servicios también se vieron obstaculizados por la campaña de demolición de Israel.
Los palestinos suelen demoler sus propias casas para evitar que se les imponga el proyecto de ley si Israel lleva a cabo la demolición.
Las demoliciones no se limitaron a viviendas palestinas.
Las fuerzas de ocupación israelíes también destruyeron o confiscaron estructuras de agua, higiene y agricultura, un nuevo ataque a la capacidad de los palestinos para responder a la pandemia.
Limpieza étnica
La intensificación de la campaña de demolición de Israel se dirige principalmente a los palestinos en el Área C, el 60 por ciento de Cisjordania que permanece bajo el control militar total de Israel e incluye las colonias más grandes de Israel.
El resto tiene lugar en la Jerusalén Oriental ocupada, salvo un pequeño número en las Áreas A y B, que -nominalmente- están bajo el control de la Autoridad Palestina.
Los palestinos en el Área C se han visto obligados a valerse por sí mismos durante la pandemia mientras Israel continúa colonizando su tierra.
El pretexto de Israel para la mayoría de las demoliciones es que los palestinos construyen sin los permisos de las autoridades de ocupación a pesar de ser dueños de la tierra.
Israel se niega a permitir prácticamente cualquier construcción palestina en el Área C o en la Jerusalén Oriental ocupada, lo que obliga a los palestinos a construir sin permisos y viven con el temor constante de las demoliciones.
Esto es parte del incansable esfuerzo de Israel por cambiar la demografía en el área para asegurar una mayoría judía. Es, en otras palabras, limpieza étnica.
Para algunos legisladores israelíes, las fuerzas de ocupación no están haciendo lo suficiente para expulsar a los palestinos de sus tierras.
Ayelet Shaked, una exministra que ha promovido los llamamientos al genocidio contra los palestinos, propuso nombrar a un funcionario del Gobierno «cuyo objetivo total sería evitar la toma de posesión del Área C».
Este idioma orwelliano revierte la verdadera intención de Shaked: quiere asegurarse de que los colonos israelíes se apoderen del Área C de su población palestina indígena.
Otro legislador israelí de extrema derecha, Bezalel Smotrich, autor de un plan genocida para expulsar a los palestinos, tiene una idea diferente.
Según el diario Haaretz de Tel Aviv, Smotrich ha sugerido que se autorice a las colonias israelíes, cuya construcción es un crimen de guerra, a demoler las estructuras palestinas que consideran «sin licencia» .
Otros ministros israelíes han comparado la construcción palestina en el Área C con «un virus exponencial», un «terror territorial» y «un cáncer».
Ese lenguaje que demoniza a un pueblo que vive en su propia tierra como una enfermedad, recuerda la incitación que en numerosas ocasiones y lugares ha precedido a la limpieza étnica o al genocidio.
Destrucción de la ayuda de la UE
Solo en agosto Israel demolió o confiscó estructuras financiadas por donantes por valor de casi 11 millones de dólares, además de 90.000 dólares durante la pandemia.
La mayoría de las estructuras de donantes demolidas o incautadas este año fueron financiadas por la Unión Europea.
En 2019 Israel destruyó o confiscó medio millón de dólares en proyectos financiados por la UE, un aumento del 90 por ciento con respecto a 2018.
Entre 2001 y 2016, Israel causó una destrucción estimada de 74 millones de dólares en proyectos financiados por la UE. Eso incluyó 26 millones durante la embestida a Gaza en 2014.
Pero la Unión Europea no hace nada para responsabilizar a Israel de su práctica habitual de demoler proyectos financiados por la UE.
De vez en cuando la comisión de la UE en la ocupada Cisjordania emite declaraciones de «preocupación».
Mientras tanto la UE mantiene sus altos niveles de apoyo financiero, tecnológico y político a Israel, al tiempo que envía señales públicas que incentivan aún más su comportamiento.
El mes pasado el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gabi Ashkenazi.
Ashkenazi fue jefe del ejército durante el ataque israelí de 2008-2009 contra Gaza, la Operación Plomo Fundido, una masacre de tres semanas que mató a unos 1.400 palestinos, en su mayoría civiles, y más de 300 niños.
Borrell felicitó a Ashkenazi por la «normalización de las relaciones de Israel con los Emiratos Árabes Unidos» y reafirmó que «la UE e Israel están listos para continuar trabajando juntos».
Después de una llamada posterior con Ashkenazi este mes, Borrell afirmó el interés de la UE en «intensificar la cooperación bilateral».
Si bien Ashkenazi es todo sonrisas cuando sus anfitriones europeos le dan la bienvenida, su estado de ánimo es menos amistoso a puerta cerrada.
En una reunión de la Knesset en julio, Ashkenazi dijo que consideraba cualquier proyecto financiado con fondos europeos en el Área C que «no respete los procedimientos de permisos de construcción israelíes» como una «intervención europea en un intento por definir una frontera».
En otras palabras, la UE debe dejar que Israel dicte dónde están sus fronteras y debe cooperar plenamente con su campaña de limpieza étnica.
Según los informes, Ashkenazi amenazó con que cualquier estructura financiada por Europa construida en el Área C sin el permiso de Israel enfrentaría «consecuencias». Añadió que Israel rechazaría cualquier «demanda europea de pago de compensación por la demolición o confiscación del equipamiento».
Según las cifras, la intimidación de Israel a la UE funciona. Los proyectos financiados por la UE han disminuido drásticamente a lo largo de los años, de 75 millones en 2015 a solo 12 millones el año pasado.
Colonia exclusiva para judíos de Nofei Nehemia construida en tierras de propiedad palestina en la zona de Salfit de la Cisjordania ocupada, 13 de agosto. Ahmad Al-Bazz Active Stills
El propietario del Chelsea financia los acuerdos
Mientras tanto las colonias de Israel en el Área C y la Jerusalén Oriental ocupada continúan floreciendo.
A principios de este mes un tribunal israelí en Jerusalén dio luz verde para expulsar a decenas de palestinos de sus hogares y entregarlos a grupos de colonos. El argumento fue que las casas pertenecían a judíos antes de la Nakba, la limpieza étnica de Palestina en 1948.
La Ley israelí de propiedad del ausente, de 1950, permite a Israel apoderarse de tierras y propiedades de refugiados palestinos que huyeron o fueron expulsados durante y después de la Nakba.
Bajo una enmienda a su leyde 1970, Israel permitió a los judíos reclamar las propiedades de Jerusalén que dejaron en 1948, pero no permitió el mismo derecho a los palestinos, una medida descaradamente racista.
La casa en el área de Batan al-Hawa de Silwan en la Jerusalén Oriental ocupada pertenece a la familia al-Fatah Rajbi, 26 de los cuales se quedarán sin hogar, informó Haaretz.
Ahora el tribunal está obligando a la familia palestina a entregar su casa desde hace 54 años a Ateret Cohanim, una organización de colonos que ayuda a implementar la colonización del Gobierno israelí de las propiedades palestinas en Jerusalén.
La tierra fue -supuestamente- registrada en un fideicomiso a nombre de un rabino bajo el dominio otomano. En 2001 el Tribunal Superior de Israel transfirió la tierra a Ateret Cohanim.
Desde entonces el grupo de colonos ha demandado a 700 palestinos que viven en tierras supuestamente pertenecientes al fideicomiso en un intento por expulsarlos por la fuerza.
Los grupos de colonos israelíes no carecen de ayuda. Documentos recientemente expuestos revelan que Roman Abramovich, propietario del Chelsea Football Club, ha contribuido con más de 100 millones de dólares a Elad , otro grupo de colonos israelíes que se apodera de tierras y hogares palestinos en la Jerusalén oriental ocupada. Abramovich es un ruso que obtuvo la ciudadanía israelí en 2018.
El Chelsea es conocido por el racismo desenfrenado y el antisemitismo de sus fanáticos.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.
La futurista isla que construye Maldivas para sobrevivir al imparable aumento del nivel del mar
Esparcidas por el Mar Arábigo, al suroeste de Sri Lanka e India, Maldivas es el rostro de un idilio tropical de ensueño para los viajeros de todo el mundo, que vuelan para disfrutar de atolones de coral perfectos bordeados de arena blanca, lujosos resorts y práctica de deportes acuáticos de talla mundial.
Pero quizás ninguna otra nación del mundo se enfrente a una amenaza medioambiental tan grande como Maldivas.
Sus lujosos resorts de playa pueden ser mundialmente famosos, pero con más del 80% de sus 1.200 islas ubicadas a menos de 1 m sobre el nivel del mar, el aumento del nivel de los océanos amenaza su existencia.
«Somos uno de los países más vulnerables de la Tierra y por tanto necesitamos adaptarnos», dijo el vicepresidente del país, Mohammed Waheed Hassan, en un informe del Banco Mundial de 2010 que advirtió cómo, con las tasas previstas de aumento del nivel del mar, las casi 200 islas habitadas de forma natural podrían quedar sumergidas para el 2100.
Pero los maldivos están decididos a luchar para preservar su existencia.
En 2008, el entonces presidente Mohamed Nasheed fue noticia mundial al anunciar un plan para comprar tierras en otro lugar para que sus ciudadanos pudieran reubicarse en caso de que las islas se hundieran.
Ese plan los llevó a pensar si sería mejor adaptarse al mar en lugar de combatirlo, mediante la construcción de desarrollos urbanos flotantes, como se ha hecho en ciudades como Ámsterdam.
Pero en Maldivas optaron a una forma diferente de geoingeniería: la creación de una ciudad del siglo XXI, apodada la «Ciudad de la Esperanza», en una nueva isla artificial bautizada como Hulhumalé.
130.000 viven en 2,5 km2
Antes de la pandemia de covid-19, los turistas podían visitar la nueva ciudad isleña en construcción a unos 8 km de la capital, Malé, subiéndose a un autobús que los llevaba desde el aeropuerto.
Sin embargo, pocos de los que van a Maldivas piensan en los problemas sociales que Hulhumalé pretende resolver.
Con más de 500.000 habitantes repartidos por el archipiélago, la prestación de servicios es una pesadilla logística que agota los recursos. La falta de oportunidades laborales es otra, lo que eleva el desempleo juvenil a más del 15%, según un informe de 2020 del Banco Mundial.
Además del riesgo de la inmersión a largo plazo, el aumento de la erosión costera también amenaza 70% de la infraestructura (viviendas, edificios y servicios públicos) ubicada en los primeros 100 m de las costas actuales.
También preocupa la invasión de los mares salados que contaminan las preciadas fuentes de agua dulce, además de los riesgos que plantean los desastres naturales impredecibles, como el tsunami de 2004 que mató a más de 100 personas.
«Después del tsunami de 2004, se estableció un programa para mejorar la resiliencia a través de más seguridad en las islas», explica Areen Ahmed, director de desarrollo empresarial de la Corporación de Desarrollo de Vivienda (HDC) que supervisa la Ciudad de la Esperanza.
«Hulhumalé se está desarrollando a través de consideraciones cuidadosas sobre el cambio climático en su arquitectura y sus comunidades».
La recuperación de tierras puesta en marcha utiliza millones de metros cúbicos de arena extraída del lecho marino y eso ha elevado la nueva isla a más de 2 m sobre el nivel del mar.
La creciente Ciudad de la Esperanza se considera un nuevo asentamiento vital para aliviar el hacinamiento que actualmente padece Malé, donde más de 130.000 personas viven en casi 2,5 kilómetros cuadrados.
«Malé es una de las ciudades más densamente pobladas de la Tierra», dijo Kate Philpot, quien trabajó como funcionaria científica en Maldivas, investigando peces de arrecife para la estación marina Korallion Lab, antes de convertirse en ecóloga sénior de la consultora británica Ecology By Design.
Un proyecto ambicioso
La primera fase de la recuperación de tierras de Hulhumalé, que consta de 188 hectáreas, comenzó en 1997 y se completó en 2002.
Dos años después, la isla celebró la llegada de sus primeros 1.000 habitantes. En 2015 se completó la recuperación adicional de 244 hectáreas de tierra y, a fines de 2019, más de 50.000 personas ya vivían ahí.
Pero las ambiciones para Hulhumalé son mucho mayores y eventualmente se prevé que albergue hasta 240.000 personas para mediados de la década de 2020.
Esta visión incluye una mezcla diversa de viviendas de calidad, nuevas oportunidades de empleo y espacios recreativos abiertos, una oferta tres veces más grande para cada habitante de lo que ofrece Malé.
Según Ahmed, en contraste con la naturaleza no planificada y superpoblada de Malé, Hulhumalé fue diseñada con muchos proyectos de planificación urbana verde.
«Los edificios están orientados de norte a sur para reducir la acumulación de calor y mejorar el confort térmico. Las calles están diseñadas para optimizar la penetración del viento, reduciendo la dependencia del aire acondicionado. Y las escuelas, mezquitas y parques del vecindario se encuentran a una distancia a pie de 100-200 m de los desarrollos residenciales, lo que reduce el uso de automóviles«, explica.
Los autobuses eléctricos y los carriles para bicicletas también forman parte del nuevo paisaje de la ciudad.
También se satisfacen diversas necesidades de vivienda. «Hulhumalé comprende diversos proyectos de vivienda: sociales, de lujo y de gama media», dice Ahmed.
«El 60% de las unidades de vivienda de rango medio deben venderse por debajo del límite de precios establecido por la HDC».
Hay viviendas sociales asequibles disponibles para grupos específicos, incluidas mujeres solteras y afectados por el desplazamiento y los desastres. Se han realizado consultas detalladas para garantizar que las personas con discapacidades tengan acceso a la vivienda y el entorno en general.
Las envidiables propuestas de infraestructura digital complementan las iniciativas ecológicas y la planificación social, dice Ahmed, quien describe a Hulhumalé como «la primera ciudad inteligente 100% habilitada digitalmente de Asia», con acceso rápido a internet para los residentes basado en la tecnología de fibra óptica conocida como GPON (Gigabit Passive Optical Networks).
«El beneficio final de construir una ciudad inteligente desde cero es que Hulhumalé será visto como una ciudad de resiliencia, construida por la gente de Maldivas para la gente de Maldivas», dice el profesor Hassan Ugail, un experto informático que está ayudando a hacen de Hulhumalé una ciudad inteligente.
La urbe también busca ser un desarrollo urbano sostenible, con un tercio de su electricidad provisto por energía solar y la recolección de lluvia para garantizar el abasto de agua.
¿Esto realmente ayuda al medioambiente?
Ante todo esto, cabe una pregunta: ¿no es el mismo acto de construir una isla artificial algo dañino para el medioambiente, especialmente en un lugar famoso por sus arrecifes de coral y las prístinas costas de arena blanca?
Cuando la empresa belga Dredging International completó la expansión de 244 hectáreas de la isla en 2015, la operación requirió extraer alrededor de seis millones de metros cúbicos de arena del lecho marino circundante para luego transportarlas a Hulhumalé.
«El trabajo de recuperación de tierras es particularmente problemático», dice la doctora Holly East del Departamento de Geografía y Ciencias Ambientales de la Universidad de Northumbria, experta en islas de arrecifes de coral e investigadora del caso de Maldivas.
«No solo puede destruir los arrecifes de coral, sino que también crea grandes columnas de sedimento que viajan a otras plataformas de arrecifes. El sedimento sofoca a los corales y bloquea la luz solar, lo que afecta su capacidad para alimentarse, crecer y reproducirse», señala.
Pero con su población en constante crecimiento, la expansión de tierras se ha convertido en un simple hecho de la vida de Maldivas, y los arrecifes de coral existentes proporcionan la base.
«Se han hecho esfuerzos para reducir los impactos del desarrollo de Hulhumalé, incluida el movimiento de algunos corales», dice Philpot. «Sin embargo, puede llevar mucho tiempo para que se establezcan en otro lugar y, a menudo, la tasa de éxito es baja».
Aun así, con sus años de experiencia en las Maldivas, Philpot es muy consciente de las necesidades.
Los turistas pueden ir y venir, pero la población local necesita tierras para vivir y trabajos. También hace la observación bastante irónica de que Hulhumalé se está levantando en un área que, en cierta medida, ya se ha echado a perder.
«Es probable que la construcción sea menos dañina que en otras partes de Maldivas», dice. «Parece preferible desarrollar un área con niveles relativamente altos de tráfico de embarcaciones y contaminación en comparación con cualquier otro lugar dentro de Maldivas que permanece relativamente virgen».
En este punto está respaldada por el informe de 2020 del Banco Mundial que señala que «la región del Gran Malé, particularmente Hulhumalé, no tiene hábitats naturales significativos y los arrecifes de coral están en su mayoría degradados».
La eliminación de desechos sigue siendo un problema clave, tanto en términos de desechos de construcción para Hulhumalé como de desechos de sus habitantes.
«Gran parte de los desechos se han transportado y almacenado en la isla de Thilafushi, construida para tal efecto», explica Philpot con ironía.
Las autoridades rechazan la idea de que se trata básicamente de un vertedero de basura tropical, aunque de forma bastante vaga. «Todas las medidas para minimizar el impacto de la construcción en el medio ambiente son monitoreadas por la Agencia de Protección Ambiental de Maldivas», dice Ahmed.
Educar a los jóvenes
Si bien Hulhumalé se está diseñando principalmente para mejorar la vida de los maldivos, su Ciudad de la Esperanza también pretende ser un faro para los turistas interesados en algo más que simplemente descansar en la burbuja de un resort junto a la playa.
Un informe de World Finance de 2018, por ejemplo, destaca el potencial del turismo médico y deportivo vinculado a proyectos futuros, como el primer hospital de especialidades, el parque acuático y el puerto deportivo de Maldivas.
Philpot también espera que los sueños que impulsan a Hulhumalé se extiendan a una mayor apreciación de su entorno por parte de la próxima generación de maldivos.
«Enseñé clases de ecología de coral a niños de Maldivas entre 14 y 17 años y más de la mitad de mi clase nunca había metido la cabeza en el agua con un esnórquel», explica.
«Su asombro por lo que vieron fue tan emocionante, pero también triste, pues viven tan cerca del mar pero nunca tuvieron la oportunidad de experimentar el estar bajo el agua. Quizás con una educación más directa dirigida a la biología marina habría más interés en preservar y proteger el ecosistema marino entre los jóvenes».
En otras palabras, en lugar de simplemente construir una Ciudad de la Esperanza, la gente de Maldivas está tomando un camino hacia el futuro que podría hacer de Maldivas una Nación de la Esperanza.
Fuente de la Información: https://www.bbc.com/mundo/vert-tra-54335412
Ojos azules y brillantes: Hipnotizantes fotos de una tribu con una rara mutación genética
El síndrome de Waardenburg, una mutación hereditaria que produce cambios de pigmentación, es más común entre los nativos de la isla de Buton.
En una isla de Indonesia, país donde gran parte de la población tiene cabello negro y ojos oscuros, existe una tribu en la que varios de sus miembros destacan por sus ojos excepcionalmente azules y de un particular brillo profundo debido a una rara condición genética.
Los peculiares rasgos han sido captados en un conjunto de instantáneas publicadas por el fotógrafo Korchnoi Pasaribu en su cuenta de Instagram.
Pasaribu se encontraba visitando la isla de Buton el pasado 17 de septiembre y pudo fotografiar los rostros de algunos habitantes en medio de la naturaleza con su vestimenta tradicional. Se concentró sobre todo en sus impresionantes ojos azules que resaltan sobre el color de su piel.
Se cree que estos rasgos se deben a una mutación genética hereditaria conocida como síndrome de Waardenburg. Aunque afecta a aproximadamente una persona de 42.000 a nivel mundial, en esta tribu es más común debido a que muchos de sus miembros son familia.
Desde niños hasta adultos, hombre y mujeres padecen este trastorno genético. En algunos casos sus ojos pueden ser de colores diferentes, uno oscuro y otro claro.
El síndrome de Waardenburg, además de producir cambios en la pigmentación de los ojos, cabello y piel, también suele caracterizarse por producir sordera.
«Los ojos azules son únicos y hermosos, además de ser mi inspiración», comentó Pasaribu, quien en realidad es geólogo de profesión y su pasatiempo es documentar la vida en las zonas rurales de Indonesia, particularmente sus tribus y cultura.
Fuente de la Información: https://actualidad.rt.com/viral/368704-ojos-azules-brillantes-gen%C3%A9tica-tribu-indonesia
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