Centro América/Nicaragua/23 Agosto 2018/Fuente: Tn8
El Ministerio de Educación de Nicaragua realizó un Taller Nacional dirigido a docentes de secundaria que imparten la asignatura Aprender, Emprender y Prosperar.
200 docentes participan en este taller con el propósito de fortalecer los conocimientos y capacidades en esta disciplina y así fomentar en los estudiantes la creatividad e innovación que les permita desarrollar diversos proyectos.
“Esta asignatura viene a complementar todo el aprendizaje de los estudiantes; no podemos lograr a estudiantes que desarrollen habilidades sin los conocimientos para aprender, para emprender y no hablamos solo de emprendimiento para negocios, emprendimiento económico; hablamos de emprendimiento comunitario, en la familia, para la educación”, dijo el director de secundaria del MINED, Julio Canelo.
“Para nosotros como docentes son de gran importancia las capacitaciones sobre esta asignatura, yo ya tengo como 4 años de estar impartiendo esto y he venido a varias capacitaciones”, opinó la maestra Nelly Espinales del Distrito VI de Managua.
Durante este encuentro los docentes fortalecerán conocimientos en uso y manejo de documentos curriculares, estrategias didácticas y guías metodológicas para mejorar la calidad de la enseñanza y del aprendizaje.
“Lo hemos visto muy positivo desde el punto de vista de que los estudiantes siempre están a la disponibilidad, siempre están cumpliendo con lo que se les está asignando, y es una asignatura que tiene que ver mucho con el cambio de actitud”, comentó la docente de Nueva Guinea, Leydi Hernández.
“También nos ha ayudado a emprender diferentes capacidades como de arte, también desarrollamos diseños de chapas, diseños de vestuario; en la costa hay bastantes elementos nuestros con los cuales podemos avanzar”, valoró por su parte la maestra de Bilwi, Ángela Taylor.
En lo que va del año más de 300 docentes han sido capacitados en esta iniciativa que busca desarrollar habilidades y actitudes entre los estudiantes.
Nicaragua / 19 de agosto de 2018 / Autor: Roberto Mora / Fuente: La Prensa
Todos los maestros despedidos tienen algo en común: han participado en las marchas solidarizándose con las familias de los jóvenes asesinados y pidiendo la democratización del país
Maestros de años de experiencia y de laborar para los centros de estudios públicos han sido echados de sus puestos de trabajo durante los últimos días en el municipio de Condega, departamento de Estelí. Los docentes manifestaron que el Ministerio de Educación les envió una carta en la que justifican los despidos afirmando que los maestros han violado su ética.
Todos los despedidos tienen algo en común: han participado en las marchas solidarizándose con las familias de los jóvenes asesinados y pidiendo la democratización del país.
Henry Mccoy, es uno de los docentes despedidos. En el 2017 Mccoy fue el mejor maestro de secundaria en el municipio de Condega y durante los dos últimos años ha sido el maestro de los mejores estudiantes de ese municipio, sin embargo, recibió la carta de despido por faltas a la ética.
Órdenes desde Managua
“Estaba en mis labores porque doy sexto grado en la escuelita Lolita Salazar en la tarde y llegó la directora, me dijo: necesitan hablar con usted” relató el maestro quien agregó que en una oficina las técnicas y responsables de recursos humanos les dijeron que se solidarizaban porque no era de su voluntad despedirlo, pero que las mandaban desde Managua hacer el despido.
“Eso simplemente es una persecución política, que después no podemos dejar por alto que también puede ser asesinato lo que puede pasar aquí ” refirió el maestro.
Veronica Martínez y Ana Valiezka Espinoza Rivas, son otras docentes que fueron suspendidas de sus puestos. Martínez con 34 años de ejercer el magisterio, ha impartido clases en el Instituto Público Héroes y Mártires del municipio de Pueblo Nuevo, departamento de Estelí durante 31 años, pero también recibió su carta de despido.
Martínez contó que el Ministerio de Educación llegó hasta su casa el pasado viernes para que les recibiera la carta, pero ella se negó a firmar el recibido. ¿Serán tiempos de paz, estos? cuestionó la profesora de generaciones quien dijo ser muy católica y que solo se arrodilla ante Jesucristo.
La maestra sostuvo que recurrirá en contra del despido, porque considera que no existen motivos para el mismo. Afirmó que no ha tenido ningún llamado de atención sobre su desempeño laboral y lo único que está detrás es una represalia por parte del Estado debido a que ha participado en las marchas cívicas de su municipio.
Centro América/Nicaragua/16 Agosto 2018/Fuente: Prensa Latina
La dinámica del sector educativo en Nicaragua avanza hoy a paso firme con el funcionamiento del 99,6 por ciento de los colegios públicos, tras la ola de violencia en el país, informaron fuentes oficiales.
‘Hemos logrado recuperar la dinámica del avance del programa de estudios correspondiente al segundo semestre del curso lectivo, ejecutando planes de nivelación académica y reforzamiento escolar en algunos municipios afectados en mayo y junio’, afirmó el asesor presidencial en temas educativos, Salvador Vanegas.
Agregó que el 98 por ciento de los centros educativos privados cerraron la semana con un buen funcionamiento y con una asistencia del 85 por ciento, mientras el resto realiza sus evaluaciones a través de la enseñanza en línea.
Esta semana el Ministerio de Educación (Mined) distribuirá 59 mil 379 libros de texto para estudiantes de primaria y secundaria, así como para el programa de continuidad educativa de jóvenes y adultos, según añadió el funcionario.
‘De igual manera el gobierno continúa la restauración de los centros dañados por la violencia golpista terrorista, además de dar cumplimiento al programa de inversión pública destinada para el segundo semestre’, señaló.
Por otra parte, se refirió a la participación de la comunidad educativa en un plan de actividades de cara a las fiestas patrias y el aniversario 38 de la Cruzada Nacional de Alfabetización.
De acuerdo con cifras oficiales, el Mined trabaja en el mantenimiento y restauración de 51 centros escolares vandalizados por grupos delincuenciales en el contexto de la crisis sociopolítica desatada el 18 de abril en la nación.
Entre las principales afectaciones al sector figuran la agresión y secuestro de docentes, incendio y destrucción de instituciones y medios de transporte, así como la privación del acceso a la educación por los bloqueos de vías impuestos por grupos opositores al gobierno.
Redacción: Noelia Celina Gutierrez/ El Nuevo Diario
Consecuencias. Expertos analizan las opciones que se pueden implementar para que los estudiantes no pierdan el año escolar, afectado por la crisis.
Los niños y adolescentes en edad escolar han sido afectados indirectamente por la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde hace tres meses. Los centros escolares públicos, que debían volver oficialmente de vacaciones a partir de ayer, lunes 16 de julio, han registrado poca asistencia tanto por la inseguridad ciudadana en el país como por obstáculos en vías y carreteras que conducen a dichos centros.
“Ya llevamos alrededor de 45 días lectivos afectados, si sumamos todas las horas que se han perdido de clases”, considera Alex Bonilla, investigador en temas educativos del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp).
Aunque en total, según el Artículo 95 de la Ley General de Educación, el calendario escolar debe tener una duración de 200 días de clases, todo hace indicar que esa normativa no se cumplirá este año.
Ante esas circunstancias, tanto Bonilla como Rafael Lucio Gil, doctor en Educación y Didáctica de las Ciencias, coinciden en que el Ministerio de Educación (Mined) debe elaborar un plan remedial que garantice que los estudiantes de educación básica y media del país logren finalizar el año escolar con las garantías de calidad necesarias.
Propuesta del Mined
El pasado 2 de julio, el Mined aseguró que implementaría un Plan Extraordinario de Reforzamiento Escolar, para “recuperar el período perdido de clases y estudiar contenidos priorizados” en el 8% de los centros escolares a nivel nacional, una cifra que, según el ministerio, es la que se ha visto “afectada por tranques y acciones violentas”.
El asesor presidencial para todas las modalidades educativas, Salvador Vanegas, aseguró que el 92% de los centros educativos “funcionan con normalidad”. Sin embargo, docentes y padres de familia consultados por El Nuevo Diario aseguraron que, al menos en Managua, no ha habido clases en secundaria desde mayo y que en primaria la inasistencia en los últimos meses es alta.
Aunque el Mined no especificó cuáles serían los componentes específicos de ese plan extraordinario, oficialmente se aseguró que este se realizaría “por medio de guías de estudio”.
También se informó que el 16 de julio iniciaría el segundo semestre del curso escolar para todas las modalidades educativas.
Docentes de colegios públicos consultados, quienes prefirieron el anonimato, aseguraron que la orientación del Mined es que, una vez que inicie el segundo semestre, se asignarán trabajos sobre los contenidos del segundo parcial (que abarca abril, mayo y junio) y simultáneamente se impartirán clases con los contenidos correspondientes al tercer parcial. Estos trabajos especiales servirían como sustitución de los exámenes para completar las notas parciales y del primer semestre.
– a inicios del año se celebró una matrícula en primaria y secundaria de 1.7 millones de niños y adolescentes. –
Estas medidas, sin embargo, contemplaban la posibilidad de que la mayoría de estudiantes se reintegraran el 16 de julio a los centros escolares, algo que, con el clima de inseguridad que aún impera en el país, era improbable.
“Las familias prefieren no enviar a sus hijos cuando sienten que no cuentan con la seguridad necesaria”, destacó Bonilla.
¿Son efectivas las guías?
Para Rafael Lucio Gil, las guías de estudio pueden dar resultado, pero depende desde qué objetivos se elaboren y qué ayuda tendrán los alumnos para completarlas.
Las guías de estudio ideales serían aquellas que “exigen un análisis, una posición crítica, un cuestionamiento de situaciones actuales y prácticas”, según Lucio Gil, quien lamenta que en el país se realicen guías netamente “reproductoras”.
“El estudiante va rellenando con palabras, nombres que se encuentran en las mismas lecturas del libro. Así no me parece que puedan tener resultados, eso sería engañarnos”, considera.
Alex Bonilla agregó que las guías por sí mismas no garantizan el aprendizaje del estudiante.
“Estaría de acuerdo si estas guías solo van a servir de autoestudio en el hogar. Pero se requiere la mediación pedagógica del maestro en el aula para que el estudiante pueda desarrollar una competencia de una manera más efectiva”, comentó.
Bonilla también apuntó que las guías no lograrían cubrir los indicadores de calidad educativa que se buscaban durante este año escolar. Por ejemplo, no lograría que los niños de primer grado finalicen el curso leyendo adecuadamente o que los estudiantes de undécimo grado se bachilleren con conocimientos básicos para llegar a la universidad.
Por lo anterior, el investigador del Ieepp considera necesario que el Mined revele cómo subsanará ese objetivo de calidad.
“Hasta el momento no se conoce ningún plan oficial que diga cuál va a ser la estrategia: si solamente se va a tratar de recuperar la jornada y los días perdidos de clases, o si la estrategia del plan remedial con guías es para consolidar el aprendizaje de los estudiantes pensando en su siguiente nivel educativo”, apuntó.
Reponer días perdidos
Hasta la fecha, el Mined no ha anunciado cambios al calendario escolar más allá de la reducción de las vacaciones intersemestrales, que pasaron de dos a una semana (del 9 al 15 de julio).
Sin embargo, Bonilla considera que la reposición de los días de clase perdidos garantizaría la permanencia en el sistema escolar.
“El Mined todavía tiene la posibilidad de actuar rápido para recuperar a los estudiantes que ya no están llegando a las escuelas”, considera el especialista en educación, quien insiste en que, si el clima de inseguridad continúa en el país, deben considerarse otras opciones.
Una de las opciones que recomienda Lucio Gil para reponer estos días perdidos, es alargar el curso escolar hasta enero del 2019, además reduciendo el tiempo que se invierte en la planificación y prácticas para la celebración de las fiestas patrias en septiembre y aprovechando el mes de diciembre.
Lucio Gil, incluso cree que podría considerarse utilizar los sábados como días lectivos.
El curso escolar, tal como estaba programado desde inicios de año, culminaría el 29 de noviembre.
“Habrá que hacer una planificación de calendario, pero también de cada asignatura”, plantea Lucio Gil, refiriéndose a que los contenidos deben seleccionarse por orden de prioridad.
Bonilla cree que debería haber una adecuación del currículum, “tomando en cuenta que hay contenidos fundamentales para que los estudiantes puedan desarrollar con un nivel satisfactorio las competencias educativas del grado en el que están”. Aunque el experto prevé que “van a querer cumplir en un mes lo que no se ha podido cumplir en tres meses”.
Alumnos de educación media, los más afectados
Tanto Alex Bonilla, investigador en temas educativos del Ieepp, como Rafael Lucio Gil, doctor en Educación y Didáctica de las Ciencias, consideran que los estudiantes más afectados ante la actual situación escolar serán los que cursan el último año de educación media, quienes en años anteriores han mostrado dificultad para aprobar satisfactoriamente los exámenes de admisión en las universidades.
“Si ya de por sí tienen algunas limitaciones en su desempeño académico, este año van a estar más afectados”, considera Bonilla, quien cree que el Mined podría aplicar alguna “medida contingente” en conjunto con el Consejo Superior de Universidades (CNU) para brindarles “facilidades” a estos estudiantes, con el fin de ser admitidos en las universidades públicas.
“Probablemente se les pedirá a las universidades que bajen el tono aún más para que los estudiantes (de undécimo grado) puedan entrar”, añadió Lucio Gil.
Ambos expertos creen que, ante la implementación de cualquier plan para rescatar el curso escolar, también es importante el rol que jugará la familia de los estudiantes.
“Es importante que la familia apoye la elaboración de la guía por parte del estudiante desde el hogar, que el rol de la familia no sea contemplativo”, sugiere Bonilla.
Del 12 al 14 del pasado junio, bajo los auspicios de la Unesco, se reunió en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe, preparatoria de la Conferencia Mundial que tendrá lugar en París el año próximo.
Esta cita universitaria regional fue también un homenaje al Centenario de la Reforma de Córdoba, de tanta influencia en la transformación de las universidades hispanoamericanas que seguían organizadas, según un modelo eminentemente profesionalista conocido como “modelo napoleónico”, desprovistas de autonomía, ajenas del cultivo de las ciencias por las ciencias mismas y sin compromiso con la investigación y la proyección social.
Es importante destacar que esta tercera Cumbre universitaria regional, en Declaración aprobada el 14 de junio, reafirmó “el postulado de la educación superior como un bien público social, un derecho humano y universal, y un deber de los Estados”. Además, proclamó que el acceso a la educación superior “es un bien social, colectivo y estratégico, esencial para poder garantizar los derechos humanos básicos e imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña”.
De esta manera, la Declaración sale al paso de los procesos de transnacionalización y la visión mercantilista de la educación superior que, en muchos casos, impiden o cercenan el efectivo derecho social a la educación.
Categóricamente, la Declaración afirma que “la educación no es una mercancía”, por lo que solicitan a los Estados a no suscribir tratados bilaterales o multilaterales de libre comercio que impliquen concebir la educación como un servicio lucrativo o alienten formas de mercantilización en cualquier nivel educativo. Más bien, los insta a incrementar los recursos destinados a la educación, la ciencia y la tecnología.
La Declaración de Córdoba reivindica la autonomía universitaria que permite a la universidad ejercer su papel crítico y propositivo frente a la sociedad “sin que existan límites impuestos por los gobiernos de turno, creencias religiosas, el mercado o intereses particulares. La defensa de la autonomía es “una defensa del compromiso social de la universidad”.
Los sistemas de educación superior deben reconocer la interculturalidad de nuestros países y comunidades, de manera que la educación superior sea un instrumento de igualdad y de aseso social, y “no un ámbito de reproducción de privilegios”.
La Declaración expresa su firme convicción de que las instituciones de educación superior deben comprometerse activamente con la transformación social, cultural, política, artística, económica y tecnológica que es hoy imperiosa e indispensable. “Debemos educar a los dirigentes del mañana con conciencia social y con vocación de hermandad latinoamericana. Forjemos comunidades de trabajo donde el anhelo de aprender y la construcción dialógica y crítica del saber entre docentes y estudiantes sea la norma. Construyamos ambientes democráticos de aprendizaje, donde se desenvuelvan las manifestaciones vitales de la personalidad y se expresen sin límites las creaciones artísticas, científicas y tecnológicas”.
mportante también es mencionar el reconocimiento que la Declaración hace del papel de las universidades en la promoción y fortalecimiento de las democracias latinoamericanas, “rechazando las dictaduras y atropellos a las libertades públicas, a los derechos humanos y a toda forma de autoritarismo en la región”.
Seguramente, habiendo sido denunciada en el seno de la Conferencia la crisis que vive Nicaragua, la Declaración expresó su “solidaridad con las juventudes, de nuestra América y del mundo, cuyas vidas celebramos, y reconocemos, en sus luchas y anhelos, nuestras propias aspiraciones a favor de la transformación social, política y cultural”.
Fuente del artículo: https://www.laprensa.com.ni/2018/07/06/columna-del-dia/2444969-la-educacion-superior-como-bien-social
«La crisis ha obligado a todas las instituciones educativas del país, tanto colegios como las universidades, a ajustarse a una nueva realidad, y encontrar en la educación en línea una opción para continuar con sus programas educativos y que los estudiantes no pierdan el año académico», dice Arroyo, en entrevista con Acan-Efe.
Las clases en línea es la salida que han encontrado los centros educativos privados en un país donde ya nadie sale a la calle, salvo para lo estrictamente necesario, ante el temor de encontrarse con las llamadas «fuerzas combinadas» del Gobierno que disparan y arrestan sin preguntas ni explicaciones.
En las primeras semanas de la crisis, desatada el 18 de abril pasado, la educación se detuvo por dos semanas debido a la inseguridad, lo que obligó a los centros de estudio a buscar alternativas para impartir clases aunque las aulas permanecieran vacías.
«Cada universidad y colegio venían manejando esto (educación virtual) con anterioridad, en la UNICA teníamos 4 años, lo que hemos hecho es acelerar el proceso, y lo ha acelerado en la dirección que ya iba», sostiene Arroyo.
De esa manera, mientras algunos centros volcaron toda su educación sobre las aulas virtuales que ya utilizaban de manera incipiente, otros han empezado a experimentar con plataformas gratuitas, o incluso en redes sociales, según el vicerrector, pues todo es válido para evitar que un estudiante arriesgue su vida por asistir a clases.
«La crisis nos ha demostrado la importancia de que comencemos a hacer esto lo más pronto posible, porque estamos un poco rezagados, y esta es una tendencia en la educación a nivel mundial que ha venido avanzando de manera progresiva en los últimos 10 años», advierte.
Arroyo reconoce que la premura con que ha tenido que actuar la comunidad educativa de Nicaragua le ha traído dificultades, no tanto con la tecnología, sino con la disposición de maestros y alumnos.
Asegura que es normal que los docentes que preferían brindar clases en formatos presenciales muestren cierta resistencia, y por otro lado los estudiantes, aun siendo nativos digitales, reducían el uso de las tecnologías casi exclusivamente a las redes sociales.
Y era de esperarse, afirma, ya que «es un proceso de aprendizaje, las universidades, colegios, profesores, estudiantes, estamos aprendiendo, y es normal que genere resistencia, porque te estás moviendo de una zona de confort».
A pesar de la resistencia, considera que el cambio de cultura hacia la educación virtual no tiene retroceso en Nicaragua.
«No hay vuelta atrás, sería un error para las instituciones educativas regresar a como estaban antes de la crisis, no sólo por la crisis, sino por todas las oportunidades y ventajas que ofrece la tecnología, como administrar tu propia educación», sostiene.
– Universitarios durante una manifestación en Managua. –
Actualmente las clases están suspendidas en la mayoría de universidades estatales de Nicaragua. Las privadas avanzan en línea. En las escuelas es diferente, las públicas mantienen su curso presencial, aunque no se ven estudiantes yendo o viniendo en las calles. Los colegios privados han optado por clases virtuales.
Del total de muertos en la crisis unos 25 son menores de edad, la mayoría estudiantes, según organismos humanitarios.
Nicaragua atraviesa un estallido social en el que la población exige la renuncia del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, a quienes acusan de abuso de poder, corrupción y ejecuciones extrajudiciales.
Pertenezco a la generación de los que en los años 80 vibraron con la revolución sandinista y la apoyaron activamente. El impulso progresista reanimado por la revolución cubana de 1959 se había estancado en gran medida por la intervención imperialista de Estados Unidos. La imposición de la dictadura militar en Brasil en 1964 y en Argentina en 1976, la muerte del Che Guevara en 1967 en Bolivia y el golpe de Augusto Pinochet en Chile contra Salvador Allende en 1973 fueron los signos más sobresalientes de que el subcontinente americano estaba condenado a ser el patio trasero de Estados Unidos, sometido a la dominación de las grandes empresas multinacionales y de las élites nacionales conniventes con ellas. Estaba, en síntesis, impedido de pensarse como conjunto de sociedades inclusivas centradas en los intereses de las grandes mayorías empobrecidas.
La revolución sandinista significaba el surgimiento de una contracorriente auspiciosa. Su significado resultaba no sólo de las transformaciones concretas que protagonizaba (participación popular sin precedente, reforma agraria, campaña de alfabetización que mereció el premio de la Unesco, revolución cultural, creación de servicio público de salud, etcétera), sino también del hecho de que todo esto se realizó en condiciones difíciles debido al cerco extremadamente agresivo de Estados Unidos con Ronald Reagan, que supuso el embargo económico y la infame financiación de los contras nicaragüenses (la guerrilla contrarrevolucionaria) y el fomento de la guerra civil. Igualmente significativo fue el hecho de que el gobierno sandinista mantuviera el régimen democrático, lo que en 1990 dictó el fin de la revolución con la victoria del bloque opositor, del que, además, formaba parte el Partido Comunista de Nicaragua.
En los años siguientes, el Frente Sandinista, siempre liderado por Daniel Ortega, perdió tres elecciones, hasta que en 2006 reconquistó el poder, manteniéndolo hasta hoy. Sin embargo, Nicaragua, como por lo demás toda Centroamérica, estuvo fuera del radar de la opinión pública internacional y de la propia izquierda latinoamericana. Hasta que el pasado abril las protestas sociales y la violenta represión llamaron la atención del mundo. Pueden contarse ya muchas decenas de muertes causadas por las fuerzas policiales y por milicias adeptas al partido en el poder. Las protestas, protagonizadas inicialmente por estudiantes universitarios, apuntaban a la displicencia del gobierno ante la catástrofe ecológica en la Reserva Biológica Indio Maíz, causada por un incendio y por la deforestación e invasión ilegales. Se sucedieron después las protestas contra la reforma del sistema de seguridad social, que imponía recortes drásticos en las pensiones y gravámenes adicionales a los trabajadores y los patrones. A los estudiantes se unieron los sindicatos y demás organizaciones de la sociedad civil.
Ante las protestas, el gobierno retiró la propuesta, pero el país estaba ya incendiado por la indignación contra la violencia y la represión y por la repulsa causada por muchas otras facetas sombrías del gobierno sandinista, que entretanto empezaron a ser más conocidas y abiertamente criticadas. La Iglesia católica, que desde 2003 se reconcilió con el sandinismo, volvió a tomar sus distancias y aceptó mediar en el conflicto social y político con condiciones. El mismo distanciamiento ocurrió con la burguesía empresarial nicaragüense, a la que Ortega ofreció sustanciosos negocios y condiciones privilegiadas de actuación a cambio de lealtad política.
El futuro es incierto y no puede excluirse la posibilidad de que este país, tan masacrado por la violencia, vuelva a sufrir un baño de sangre. La oposición al orteguismo cubre todo el espectro político y, tal como ha ocurrido en otros países (Venezuela y Brasil), sólo muestra unidad para derribar el régimen, pero no para crear una alternativa democrática. Todo lleva a creer que no habrá solución pacífica sin la renuncia de la pareja presidencial Ortega-Murillo y la convocatoria de elecciones anticipadas libres y transparentes.
Los demócratas, en general, y las fuerzas políticas de izquierda, en particular, tienen razones para estar perplejos. Pero tienen sobre todo el deber de rexaminar las opciones recientes de gobiernos considerados de izquierda en muchos países del continente y de cuestionar su silencio ante tanto atropello de ideales políticos durante tanto tiempo. Por esta razón, este texto no deja de ser, en parte, una autocrítica. ¿Qué lecciones se pueden extraer de lo que pasa en Nicaragua? Ponderar las duras lecciones que a continuación enumero será la mejor forma de solidarizarse con el pueblo nicaragüense y de manifestarle respeto por su dignidad.
Primera lección: espontaneidad y organización. Durante mucho tiempo las protestas sociales y la represión violenta ocurrieron en las zonas rurales sin que la opinión pública nacional e internacional se manifestara. Cuando las protestas irrumpieron en Managua, la sorpresa fue general. El movimiento era espontáneo y recurría a las redes sociales que el gobierno había promovido con el acceso gratuito a Internet en los parques del país. Los jóvenes universitarios, nietos de la revolución sandinista, que hasta hace poco parecían alienados y políticamente apáticos, se movilizaron para reclamar justicia y democracia. La alianza entre el campo y la ciudad, hasta entonces impensable, surgió casi naturalmente y la revolución cívica salió a la calle asentada en marchas pacíficas y barricadas que llegaron a alcanzar 70 por ciento de las carreteras del país. ¿Cómo es que las tensiones sociales se acumulan sin que se noten y su explosión repentina toma a todos por sorpresa? Ciertamente, no por las mismas razones por las que los volcanes no avisan. ¿Puede esperarse que las fuerzas conservadoras nacionales e internacionales no se aprovechen de los errores cometidos por los gobiernos de izquierda? ¿Cuál será el punto de explosión de las tensiones sociales en otros países del continente causadas por gobiernos de derecha, por ejemplo Brasil y Argentina?
Segunda lección: los límites del pragmatismo político y de las alianzas con la derecha. El Frente Sandinista perdió tres elecciones después de haber sido derrotado en 1990. Una facción del frente, liderada por Ortega, entendió que la única manera de retornar al poder era haciendo alianzas con sus adversarios, incluso con aquellos que más visceralmente habían hostilizado al sandinismo, como la Iglesia católica y los grandes empresarios.
Con la Iglesia católica la aproximación comenzó a principios de la década de 2000. El cardenal Miguel Obando y Bravo fue durante buena parte del periodo revolucionario un opositor agresivo al gobierno sandinista y activo aliado de los contras, llamando a Ortega víbora moribunda durante toda la década de los 90. Pese a ello, Ortega no tuvo pudor en aproximarse al cardenal al punto de pedirle en 2005 que oficiase el matrimonio con su compañera de muchos años, Rosario Murillo, actual vicepresidenta del país.
Entre muchas otras concesiones a la iglesia, una de las primeras en 2006 fue aprobar la ley de prohibición total del aborto, incluso en casos de violación o de peligro para la vida de la mujer. Esto, en un país con alta incidencia de violencia contra mujeres y niños.
Por otra parte, la aproximación a las élites económicas se produjo por la sumisión del programa sandinista al neoliberalismo, con la desregulación de la economía, la suscripción de tratados de libre comercio y la creación de sociedades público-privadas que garantizaban jugosos negocios al sector privado capitalista a costa del erario público. Se produjo también un acuerdo con el ex presidente Arnoldo Alemán, considerado uno de los jefes de Estado más corruptos del mundo.
Estas alianzas garantizaron cierta paz social. Debe destacarse que en 2006 el país estaba al borde de la quiebra y las políticas adoptadas por Ortega permitieron el crecimiento económico. Se trató, sin embargo, del crecimiento típico de la receta neoliberal: gran concentración de riqueza, total dependencia a los precios internacionales de los productos de exportación (en particular café y carne), autoritarismo creciente ante el conflicto social causado por la extensión de la frontera agrícola y por los megaproyectos (por ejemplo, el gran canal interoceánico, con financiamiento chino), aumento desordenado de la corrupción, empezando por la élite política en el gobierno.
La crisis social sólo fue atenuada debido a la generosa ayuda de Venezuela (donaciones e inversiones) que llegó a ser una parte importante del presupuesto del Estado y permitió algunas políticas sociales compensatorias. La situación tendría que estallar cuando los precios internacionales bajasen, hubiese cambio de política económica en el principal destino de las exportaciones (Estados Unidos) o se evaporase el apoyo de Venezuela. Todo eso ocurrió en los pasados dos años. Mientras tanto, terminada la orgía de favores, las élites económicas tomaron sus distancias y Ortega quedó cada vez más aislado. ¿Puede un gobierno continuar denominándose de izquierda (y hasta revolucionario) a pesar de seguir todo el ideario del capitalismo neoliberal con las condiciones que este impone y las consecuencias que genera? ¿Hasta qué punto las alianzas tácticas con el enemigo se transforman en la segunda naturaleza de quien las protagoniza? ¿Por qué las alianzas con las diferentes fuerzas de izquierda parecen siempre más difíciles que las alianzas entre la izquierda hegemónica y las fuerzas de derecha?
Tercera lección: autoritarismo político, corrupción y desdemocratización. Las políticas adoptadas por Daniel Ortega y su facción crearon divisiones importantes en el seno del Frente Sandinista, y oposición en otras fuerzas políticas y en las organizaciones de la sociedad civil que habían encontrado en el sandinismo de los años 80 su matriz ideológica y social y su voluntad de resistencia. Las organizaciones de mujeres tuvieron un protagonismo especial. Es sabido que el neoliberalismo, al agravar las desigualdades sociales y generar privilegios injustos, sólo se puede mantener por la vía autoritaria y represiva. Fue eso lo que hizo Ortega. Por todos los medios, incluyendo cooptación, supresión de la oposición interna y externa, monopolización de los medios masivos, reformas constitucionales que garantizan la relección indefinida, instrumentalización del sistema judicial y creación de fuerzas represivas paramilitares. Las elecciones de 2016 fueron el claro retrato de todo esto, y la victoria del eslogan Una Nicaragua cristiana, socialista y solidaria encubría mal las profundas fracturas en la sociedad.
De un modo casi patético, pero quizás previsible, el autoritarismo político fue acompañado por la creciente patrimonialización del Estado. La familia Ortega acumuló riqueza y mostró su deseo de perpetuarse en el poder. ¿La tentación autoritaria y la corrupción son una desviación o son constitutivas de los gobiernos de matriz económica neoliberal? ¿Qué intereses imperiales explican la ambigüedad de la OEA frente al orteguismo, en contraste con su radical oposición al chavismo? ¿Por qué buena parte de la izquierda latinoamericana y mundial mantuvo (y continúa haciéndolo) el mismo silencio cómplice? ¿Por cuánto tiempo la memoria de las conquistas revolucionarias opaca la capacidad de denunciar las perversiones que le siguen al punto de que la denuncia llega casi siempre demasiado tarde?
Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez
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