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Puerto Rico reunirá a 350 expertos en educación, innovación y tecnología

Puerto Rico/San Juan/ 12 de Junio de 2016/Metro

Unos 350 expertos locales e internacionales, que incluyen representantes de organizaciones multilaterales, funcionarios gubernamentales,  parlamentarios, líderes educativos, académicos y científicos, de cerca de 20 países, han confirmado su participación en el XVII Encuentro Internacional Virtual Educa.

El evento, que se celebrará del 20 al 24 de junio en el Centro de Convenciones, en Miramar, busca proyectar a Puerto Rico como centro de intercambio en temas de educación, tecnología, innovación y competitividad.

“Puerto Rico tendrá una gran oportunidad de generar diálogos y discusiones con líderes educativos y expertos internacionales sobre los retos que la globalización y las nuevas tecnologías plantean para los sistemas educativos del mundo”, destacó el secretario de Educación, Rafael Román Meléndez.

Añadió que “de igual forma, este encuentro servirá para presentar las alternativas o soluciones que los gobiernos utilizan para superar los desafíos en el ámbito educativo, tecnológico y de innovación”.

Se espera alrededor de siete mil participantes diarios en el XVII Encuentro Internacional.

El gobernador Alejandro García Padilla destacó que el encuentro “busca crear mayor conciencia de la enorme importancia que en este siglo tiene la tecnología como instrumento para la educación y la innovación”.

Román Meléndez informó que entre los representantes de organismos internacionales que sesionaran en el encuentro destacan los embajadores Néstor Méndez y Neil Parsan, secretario general adjunto y secretario ejecutivo para el Desarrollo Integral de la Organización de Estados Americanos (OEA), respectivamente.

Además de Emiliana Vegas, directora de Educación del Banco Internacional de Desarrollo (BID), Alfredo Jiménez, coordinador técnico del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), Paulo Speller, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), entre otros.

Entre los funcionarios se encuentran la vicepresidenta de Perú, Marisol Espinoza; el director ejecutivo de Enlaces, del Ministerio de Educación de Chile, Marcelo Vera; el director de la Oficina Innovación Educativa del Ministerio de Educación Nacional de Colombia, Carlos Lugo; la gerente de operaciones del Plan Ceibal de Uruguay, Fiorella Haim, así como representantes de los ministerios de Educación de México y Panamá.

El sector gubernamental local, por su parte, estará representado por Román Meléndez; el presidente de la Junta Reglamentadora de Telecomunicaciones, Javier Rúa Jovet; el presidente de la Universidad de Puerto Rico, Uroyoán Walker Ramos; David Báez Dávila, director ejecutivo interino del Consejo de Educación.

 También los alcaldes de Coamo, Guayama y San Sebastián, Juan Carlos García Padilla, Eduardo E. Cintrón y Javier Jiménez Pérez, respectivamente.

También han confirmado su participación en el evento representantes de importantes  universidades, académicos y científicos de Ecuador, Perú, Argentina, Cuba, Chile, Colombia, España, México, Uruguay, Canadá, República Dominicana, Brasil, Portugal, Estados Unidos y Puerto Rico.

Para mayor información sobre el XVII Encuentro, puede acceder a la página web  http://www.virtualeduca.org/encuentros/puertorico

Fuente: http://www.metro.pr/noticias/puerto-rico-reunira-a-350-expertos-en-educacion-innovacion-y-tecnologia/pGXpfl!lEz6bsJSUwsgY/

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El valor agregado humano

El Salvador/09 de Junio de 2016/El Diario

Dada la velocidad con la que los robots están desplazando a los humanos, esta revolución educativa debería tener primera prioridad para el estado.

Adidas, la segunda empresa más grande del mundo de ropa deportiva, está revirtiendo un proceso que comenzó hace unos treinta años y que parecía irreversible. A mediados de los años ochenta, la empresa comenzó a cerrar fábricas en Alemania y a abrirlas en Asia para tomar ventaja de los salarios más bajos prevalecientes allá. Con el transcurso de las décadas, la empresa traspasó prácticamente toda su producción a países en desarrollo. Ahora ha anunciado que el año que viene hará lo contrario. Inaugurará una planta, pequeña físicamente pero grande en producción, en Baviera. La planta producirá zapatos deportivos con tanta eficiencia que el proceso de producir un par, que ahora toma varias semanas en las plantas asiáticas, tomará apenas cinco horas. Junto con otra planta similar esta nueva fábrica producirá un millón de zapatos al año.

Estas plantas deben su alta productividad a que serán robotizadas, de forma que pueden ser muy rentables aun en Alemania donde los salarios son muy altos. Los robots no paran jamás, no se cansan, no sufren fatiga. Los pocos empleados alemanes que trabajarán en estas plantas podrán ganar salarios muy altos por supervisar el trabajo de los robots. Son pocos trabajos, pero muy bien remunerados, como lo son todos los trabajos en Alemania porque la población es altamente calificada.

Uno podría esperar que la tendencia de reemplazar trabajadores con robots se volvería viral en los países desarrollados, en donde el costo de la mano de obra es muy alto (aunque también la mano de obra es muy productiva, por lo que muchas veces es más barata que en los países en desarrollo en términos de lo que los obreros pueden producir). Pero también se está volviendo viral en otras regiones, como China. El impacto de esta tendencia sobre el empleo es enorme. El Financial Times reporta sobre Ying Ao, una empresa que manufactura fregaderos de cocina, que está en el proceso de robotizarse. Allí, 9 robots hacen el trabajo que antes hacían 140 trabajadores de tiempo completo. La empresa está pensando pasar toda la producción a manos de robots.

El hecho que los robots puedan sustituir obreros con salarios tan bajos como los chinos demuestra lo eficientes que se han vuelto y lo enorme del efecto que pueden tener en la capacidad de generación de empleo humano de la economía mundial.

Los robots están invadiendo muchos campos que antes se creía serían siempre ocupados por humanos. Por ejemplo, las tecnologías que permiten a los vehículos circular por calles y carreteras sin conductor humano están ya en la etapa experimental. Muchas empresas tienen ya prototipos circulando por Estados Unidos sin conductor. Una vez que estas tecnologías estén perfeccionadas, amenazarán 3.5 millones de trabajos sólo en conductores de camiones en ese país. Los robots también han aprendido a procesar y servir comida rápida, como las hamburguesas, y a hacerlo más eficientemente que los humanos. Esto pone en riesgo el empleo de las 3.7 millones de personas que trabajan en esa actividad.

Por supuesto, empresas empleando seres humanos podrían competir con las empresas robotizadas, pero solo a costa de pagar salarios mucho más bajos que los actuales. Así, el salario de las personas que pueden ser reemplazadas por robots está amenazado por éstos. Conforme los robots se vayan desarrollando los salarios de estas personas irán disminuyendo, al revés de lo que la gente espera, que su salario aumentará con el tiempo.

Por eso es que es tan importante para un país como el nuestro, en el que un número muy alto de las personas tienen empleos que pueden ser robotizados, poner un énfasis muy grande en liberar a la población de esta amenaza a través de darle una educación muy sólida en aquellas actividades que son menos vulnerables a la competencia de los robots, especialmente el desarrollo del sentido crítico y de las capacidades creativas—dos áreas en las que nuestro sistema educativo es muy débil. Dada la velocidad con la que los robots están desplazando a los humanos, esta revolución educativa debería tener primera prioridad para el estado. Este es un tema en el que nunca dejaré de insistir porque el no hacerlo traería al país una tragedia enorme.

Fuente: http://www.elsalvador.com/articulo/editoriales/valor-agregado-humano-115409

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Panamá: La ciencia y la innovación necesita más apoyo económico

Panamá/11 de Junio de 2016/La Prensa

Ante una posible disminución del presupuesto para los proyectos de investigación y desarrollo de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, el gremio científico teme no contar en 2017 con los fondos necesarios para continuar sus iniciativas, lo que podría conllevar que investigadores locales busquen otras oportunidades en el extranjero.

Mientras que Panamá está a dos semanas de que se inaugure su Canal ampliado —una obra de envergadura tecnológica cuyo costo ha requerido una inversión de 5 mil 250 millones de dólares—, la comunidad científica local se enfrenta al hecho de una posible disminución de su presupuesto para los proyectos de Investigación y Desarrollo (I+D).

Para el 2017, la Dirección de Presupuesto de la Nación del Ministerio de Economía y Finanzas recomendó mediante una nota dirigida a Jorge Motta, secretario de la Secretaría Nacional Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) un presupuesto de 33 millones 391 mil 598 dólares mientras que en 2013 fue de 44 millones 627 mil 775 dólares. La inversión en esta materia ha mermado desde 2014 hasta la fecha. De acuerdo al Banco Mundial, un promedio de 0.20% del producto interno bruto (PIB) ha invertido Panamá cada año en iniciativas vinculadas con I+D entre 2005 y 2012, uno de los montos más bajos registrados en América si se toma en cuenta que Costa Rica apuesta 0.48% de PIB, mientras que Estados Unidos invierte 2.79%.

La ciencia es una herramienta fundamental tanto en el desarrollo del individuo como en las sociedades modernas, explica Motta. Por ello, considera que el hecho de contar con un bajo presupuesto para los menesteres de ciencia, tecnología e innovación es un detonante que podría motivar a los científicos panameños —muchos de los cuales han sido beneficiados con becas de la Senacyt para especializarse en carreras vinculadas con la ciencia en el extranjero— a buscar oportunidades de trabajo en otros países.En este sentido, la fuga de cerebros sería un retroceso en lo poco que se ha hecho en estos últimos años para el avance de la ciencia, plantea Mahabir Gupta, secretario de la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia. “Necesitamos darles facilidades [a los científicos locales] para que puedan trabajar en el país. Países que no han cuidado este aspecto han perdido talento y valores difíciles de formar y mantener, y como resultado una disminución de la competitividad”, argumenta.Bajo las condiciones actuales, el país no puede pensar en convertirse en un hub de ciencias, recalca Gupta. Y añade: “Es ambicioso plantearse a Panamá como un ‘ hub de ciencia’.

Los países más desarrollados dedican entre 2% y 3.5% de su PIB para investigación, desarrollo e innovación, mientras que Panamá dedica bastante menos del 0.2%. Se calcula que los países deben invertir alrededor del 1% de su PIB para poder estimular al sector productivo a invertir significativamente en la búsqueda y el uso de nuevo conocimiento, para que innove y para que sea competitivo”.

Cuando innovar cuesta

La economía de un país no es autosostenible si no tiene la capacidad de desarrollar o conocer sobre las tecnologías que necesita para mejorar día a día en todos sus sectores, ya sea educación, salud, agricultura, vivienda, industria, etc.

De ahí el valor de la apuesta por la ciencia, plantea Mahabir Gupta, secretario de la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (Apanac).Está probado que la ciencia y la tecnología son esenciales en los procesos de desarrollo científico y tecnológico de los países. “Sin ellos, es impensable la inserción de nuestro país en las dinámicas globales de desarrollo. La producción de bienes de muy alta tecnología, el desarrollo de nuevos conocimientos y con ellos la generación de información, son los insumos más importantes de la economía de primer mundo”.De acuerdo con Gupta, es importante buscar soluciones a problemas sociales y económicos, pero también “tenemos que invertir en ciencia, ya que esto nos generará nuevos conocimientos, los cuales continuamente harán que la tecnología siga avanzando para poder contribuir al desarrollo tecnológico en nuestro país”.

En palabras del también científico y director Centro de Investigaciones Farmacognósticas de la Flora Panameña de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Panamá, si no se invierte lo necesario en ciencia, se continuará siendo un país dependiente. “Panamá seguirá adquiriendo y dependiendo de expertos internacionales y productos y servicios extranjeros para resolver nuestros problemas”, afirma.Por ello, la Apanac ha planteado que se lleve la inversión nacional en ciencia, desarrollo e innovación de la actual 0.2% a 0.6% del producto interno bruto, que se priorice la ciencia y la tecnología como tema de Estado, y que se fortalezca el recurso humano en ciencia y tecnología, entre otras metas.

 Apoyo a científicos

Pese a que Panamá registra un bajo índice de científicos —0.14 por mil habitantes— y que aún no se cuenta con una masa crítica de investigadores, tanto los científicos nóveles como los experimentados con los que cuenta el país “se esfuerzan por realizar investigaciones de nivel en Panamá, logrando en muchos casos visibilidad y reconocimiento internacional y nacional”, recalca.

Estos investigadores se destacan muy especialmente en los campos de biotecnología, neurociencia, enfermedades tropicales y aprovechamiento de biodiversidad. La fructificación de las líneas de investigación de los científicos, que se traduce en artículos publicados en revistas internacionales, requiere de un seguimiento y mantenimiento continuo para lo cual es necesaria una inversión, explica Omar López, secretario técnico del Sistema Nacional de Investigación (SNI).
En este sentido, el SNI, como una herramienta que fomenta la divulgación científica en el país, que también requiere apoyo económico.El SNI, al ser un sistema de excelencia científico-académica, le exige a sus miembros mantener una alta productividad científica, la cual es medida por publicaciones en revistas científicas de impacto internacional. “Este simple hecho hace que la investigación realizada en Panamá sea parte del rejuego de ideas y acervo mundial de conocimiento científico, lo cual ayuda a nuestra visibilidad y competitividad como país”, plantea López.
El grueso de dicha inversión viene de los fondos concursales que provee la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) a través de sus convocatorias en Investigación y Desarrollo (I+D) y de fondos internacionales.“Si embargo, ante la disminución del presupuesto para inversión en I+D, nuestros investigadores se verán ‘asfixiados’ científicamente y no podrán darle el mejor seguimiento y culminación a sus proyectos y líneas de investigación. Si no es posible mantener tu equipo de investigación, ¿cómo vas a poder producir ciencia de alto nivel? De igual manera, para poder optar por fondos internacionales es necesario que los investigadores mantengan un buen nivel de excelencia, medido de igual manera por publicaciones, y otros parámetros, pero, ¿cómo los investigadores van a lograr ciencia de buen nivel si no tienen los insumos necesarios para realizar la labor?

Esto trae como resultado una merma en la calidad de la ciencia que se produce”, reflexiona López, quien es investigador asociado al Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología y al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.En los últimos dos años, científicos miembros del SNI han producido entre 60 y 70 artículos publicados por año.

 Frutos de la ciencia

Uno de los principales aportes de la investigación científica es el inmediato fortalecimiento de las capacidades técnicas y científicas del país, considera López.

Esto, a su juicio, permite ampliar el frente de acción a la identificación de necesidades de investigación para la solución de los problemas.

“Los problemas que aquejan el país, dícese seguridad alimentaria, seguridad hídrica, enfermedades emergentes e infecciosas, sostenibilidad, biodiversidad, por mencionar algunos, requieren de acercamientos multidisciplinarios. Entonces, a medida que se amplía la base científica del país, mejora nuestra capacidad para poder atacar dichos problemas con soluciones integrales”.

Así mismo, Gupta reflexiona que la ciencia, la tecnología y la innovación son “indispensables para continuar desarrollando la economía de nuestro país a un nivel similar al desarrollo de los países líderes del mundo, crear empresas que compitan a nivel mundial, enfrentar situaciones críticas e imprevistas de salud y ser más innovadores en los sectores social, salud, educativo y económico”.

Fuente: http://www.prensa.com/salud_y_ciencia/ciencia-innovacion-necesita-apoyo-economico_0_4504049645.html

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Jóvenes que ni Panamá: Jóvenes que ni estudian ni trabajan son presa fácil del crimen, dice experto

Panamá/11 de junio de 2016/Panamá América

Por: Rafael de Hoyos

Unos 20 millones de jóvenes en América Latina de entre 15 y 24 años ni estudia ni trabaja (ninis) y esta situación les convierte en presa fácil del narcotráfico y el crimen organizado, dijo a Efe Rafael de Hoyos, uno de los coautores de un estudio sobre esta realidad en la región.
«Son presa más fácil de los que están en el sistema educativo o tienen un trabajo estable, los ‘ninis’ son más vulnerables, sobretodo, en contextos de incremento de la violencia y la criminalidad», señaló Hoyos.
Rafael Hoyos es uno de los coautores del estudio «NiNis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades», auspiciado por el Banco Mundial (BM), presentado en enero en Washington y en la capital dominicana.
No obstante, aclaró que la situación depende del contexto político y económico de los países donde crecen éstos jóvenes.
Puso como ejemplo Chile, donde a pesar de la realidad social de los llamados ‘ninis’, en es nación «no hay un problema de crimen organizado lo suficientemente grande que demande la prestación de servicios de estos jóvenes» como si ocurre en otras naciones de América Latina.
De acuerdo con el informe que se presenta  en Santo Domingo, la mayoría de los «ninis», como se denomina a este grupo, se encuentra en Brasil, Colombia y México y una amplia mayoría, más del 70 %, vive en ciudades y tiene un bajo nivel educativo.
Entre 1992 y 2013, la proporción de «ninis» descendió solo marginalmente, pero su número absoluto se incrementó en unos 4 millones, en gran medida impulsado por el aumento entre los jóvenes varones.
En este periodo, el porcentaje regional ha pasado de representar el 23.4 % al 19.3 %, mientras que el número total creció de 16.4 millones a los 20.8 millones actuales.
Un aumento del 1 % en el número de «ninis» supondrá un descenso en los ingresos del 7 % en los siguientes 20 años, según los cálculos del BM.
Hoyos dijo que las autoridades educativas tienen una gran responsabilidad para tratar de disminuir las desigualdades de origen de este segmento poblacional a partir de una educación de calidad, que se debe focalizar hacia los niños de hogares más pobres.
Pero también la responsabilidad recae, observó, en las autoridades laborales que, según planteó, deben poner en marcha programas de capacitación para aquellos jóvenes que ya están fuera del sistema educativo y que no tienen las habilidades para insertarse en el mercado laboral.
A la vez, argumentó que también el joven debe tomar las oportunidades que le ofrece el sistema educativo y el mercado laboral y en las medidas de sus posibilidades plantearse metas de largo plazo y ser consistente.
«Aún en los países donde hay las tasas de ‘ninis’ más elevadas de la región, aún en esos casos, hay jóvenes que a pesar de que provienen de hogares marginados pueden sobresalir», aseguró.
Hoyos propuso una estrategia integral «que aborde la situación desde sus orígenes y que le provea a los jóvenes las habilidades cognitivas y socioemocionales de las cuales carecen y que son el determinante principal tras su condición de ‘ninis'».
«Lo que debemos hacer es abordar el problema de origen con políticas de primera infancia bien focalizadas a los hogares más vulnerables, más pobres, para que los jóvenes tengan igualdad de oportunidades sin importar en qué lugar nacieron», observó.
Por último, apostó por un sistema de educación «que no se exacerbe sino que sea un motor de oportunidades» para los jóvenes.
«Para ello tenemos que proveer igualdad a la educación, no de acceso como lo hemos hecho hasta hoy en América Latina, sino a la calidad de la educación».
fuente: http://www.panamaamerica.com.pa/economia/jovenes-que-ni-estudian-ni-trabajan-son-presa-facil-del-crimen-dice-experto-1029987

 

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¿Será ganado humano?

Por: Frei Betto

En su periplo por Cuba y los Estados Unidos el papa Francisco recordó que José y María no fueron recibidos en Belén. Ella, embarazada, se vio obligada a dar a luz a Jesús en un corral. Perseguidos por Herodes, tuvieron que emigrar a Egipto.

El mundo entero se emocionó con la foto del niño sirio, Aylan Kurdy, de 3 años, tumbado como si durmiera en una playa de Turquía. Eso hizo que la opinión pública se planteara: ¿cómo tratamos a nuestros semejantes que, amenazados por la violencia y la miseria, buscan refugio? ¿como ganado rumbo al matadero?

El Alto Comisariato de la ONU para los Refugiados calcula que, en el 2014, 59.5 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares y su patria.

¿De qué huye esa gente? ¿de Al Qaeda? ¿del Estado Islámico? Aparentemente sí. Pero de hecho huyen del desastre producto del capitalismo. Sus países fueron durante décadas saqueados por empresas petrolíferas, mineras, constructoras, todas ellas occidentales, que utilizaron a la población como mano de obra barata y descartable, gracias a gobiernos corruptos y dictatoriales.

El Alto Comisariato de la ONU para los Refugiados calcula que, en el 2014, 59.5 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares y su patria.

Bashar al-Assad, que sucedió a su padre, gobierna Siria con mano de hierro desde el 2000 y siempre fue recibido con alfombra roja por los presidentes que ocuparon la Casa Blanca. Hasta que la “primavera árabe” llegó a aquel país y las potencias occidentales decidieron armar a los jóvenes rebeldes, como hicieron en la caída de los gobernantes de Egipto, Libia y Túnez. Y las armas fueron a parar a manos de los terroristas.

En África el colonialismo europeo y el neocolonialismo de los EE.UU. dejaron un rastro de miseria y corrupción. Gobernantes crueles eran recibidos en los palacios presidenciales de Occidente porque consumían grandes cantidades de armas fabricadas en Europa y en los EE.UU., y porque facilitaban la explotación de petróleo y diamantes por parte de empresas multinacionales.

Mientras las potencias occidentales usaron y abusaron de esos países no se habló de democracia ni de derechos humanos. Lo que hace recordar la famosa frase del presidente de los EE.UU., Franklin D. Roosevelt, cuando fue notificado de que Somoza, de Nicaragua, era un dictador sanguinario: “Sí, sé que Somoza es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Se repitió en África y en Oriente Medio lo mismo que sucedió en Afganistán. Para expulsar a los rusos de allí, en la década de 1980, los EE.UU. enviaron a un agente de la CIA de origen musulmán, llamado Osama Bin Laden. El resto de la historia es bien conocida.

El gobierno brasileño, a pesar de que adopta una política migratoria descoordinada entre los ministerios de Relaciones Exteriores, de Trabajo y de Justicia, ya concedió visas humanitarias a 7.752 refugiados sirios. Y nuestro país ha acogido ya a 28 mil haitianos.

La ausencia de Secretarías de Inmigración en los estados del país dificulta la obtención de documentos y puestos de trabajo. Lo cual se ve agravado por la vigencia del Estatuto del Extranjero, publicado por la dictadura en 1980, y que trata al emigrante como potencial amenaza para la seguridad nacional.

En el 2000 el Mercosur creó el Acuerdo de Residencia, que permite a los inmigrantes dos años de permanencia en el Brasil, plazo que es renovable. Quien no entra al país como refugiado, como es el caso de los haitianos, recibe una visa humanitaria que garantiza su permanencia por cinco años.

  • Articulo tomado de: http://firmas.prensa-latina.cu/index.php?opcion=ver-article&authorID=97&articleID=577&SEO=betto-frei-sera-ganado-humano
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Zoológico criminal. (A manera de manifiesto)

Por: Iván Darío Ávila Gaitán

“[… ] los límites que los poderes […] —de todo tipo, político, policial, económico, psiquiátrico, etcétera— pretenden asignar a los desplazamientos tanto de los animales en el jardín zoológico como de los enfermos en el hospital psiquiátrico, son límites supuestamente asignados a seres vivos irresponsables, a simples máquinas reaccionales”.

Jacques Derrida

Los hechos y las víctimas

Durante el mes de mayo fuimos testigos de dos hechos que movilizaron diferentes tipos de sensibilidades, particularmente las animalistas y ecologistas. De un lado, un empleado del Zoológico Nacional de Chile le dio muerte a dos leones nacidos y criados allí, de aproximadamente 22 años cada uno, después de que un hombre ingresara a la jaula y los instigara con el fin de suicidarse. Por otra parte, Harambe, un gorila de 17 años de edad, fue sacrificado tras la caída de un pequeño niño en la fosa donde aquel animal se encontraba. Harambe, al igual que los leones, había nacido en cautiverio y hacía parte de un programa de reproducción de especies en peligro de extinción del Zoológico de Cincinnati, ubicado en Estados Unidos. Ambos hechos suscitaron preguntas fuertemente amplificadas por varios medios de comunicación alrededor del mundo: ¿resulta ético y legítimo mantener a ciertos animales en cautiverio, aun cuando el objetivo sea salvar una especie de su extinción?, ¿cuentan los zoológicos con protocolos de seguridad efectivos que impidan al máximo la muerte innecesaria de los animales?, ¿deben ser juzgados los padres del niño y el hombre suicida por negligencia e/o irresponsabilidad?

A nuestro parecer, dichas preguntas, reproducidas, reiteradas una y otra vez, por diferentes medios de comunicación, son eminentemente conservadoras y no meramente descriptivas u orientadas a comunicar un “sentir general”. Tales interrogantes, así formuladas, se encuentran íntegramente enunciadas desde un punto de vista antropocéntrico, por lo que obliteran y apuntalan lo que en otros lugares he llamado un antropo-poder, a saber, un poder que es ejercido por, y que confiere privilegios a, aquellos seres históricamente categorizados como humanos, siempre en detrimento de lo animal, los animales y, en general, de lo no humano. Existen un conjunto de preguntas mucho más fructíferas para quienes nos hallamos del lado de un pensamiento y una política animales o animalistas: ¿cuáles son las diferencias históricamente producidas entre un animal y un ser humano, entre un animal doméstico y uno salvaje, o entre un animal y un vegetal, como para que en los casos señalados: 1) los seres humanos sean privilegiados inmediatamente; 2) nos duela más la muerte de un animal salvaje que de uno doméstico, especialmente si es “de consumo” (como las vacas o los cerdos); 3) parezca demasiado radical pedir la abolición de los zoológicos y se opte por criticar sus protocolos de seguridad; 4) el problema sea, en buena parte, reducido a uno de irresponsabilidad o irracionalidad de ciertos individuos aislados? Además, ¿fueron los leones y el gorila asesinados, o simplemente, como dijo un trabajador de uno de los zoológicos mencionados, “era necesario aplicar la eutanasia”?

Los culpables: una máquina y muchos dispositivos

¿Qué es el zoológico? A menudo se cree que la respuesta a esta pregunta resulta sencilla, tan sencilla que tanto los activistas como los defensores de los zoológicos la suelen presuponer. Para los primeros el zoológico es una cárcel donde se encuentran animales salvajes internados injustamente; en su opinión, el animal salvaje, libre por naturaleza, se convierte en un reo triste y despotenciado, condenado a cadena perpetua sin haber cometido crimen alguno. Para los segundos, en cambio, el zoológico es un espacio educativo y que promueve el entendimiento y la conservación de un conjunto de especies (sobre todo de las especies difíciles de percibir en los contextos urbanos), además de ser un lugar de paso, reproducción y cuidado para animales salvajes arrancados de sus hábitats y/o en peligro de extinción. Personalmente me parece que ambas definiciones contienen elementos valiosos, y no por estar afincadas en el llamado “sentido común” son poco acertadas. Sin embargo, quisiera insertar al zoológico en un escenario más amplio y dar una definición que, quizá, tenga la capacidad de radicalizar las reivindicaciones animalistas y conectarlas con las reivindicaciones a menudo denominadas “ecológicas” y “sociales”. Con miras a lograr dicho propósito, me gustaría ofrecer un par de características, brevemente comentadas, que amplíen nuestra comprensión y actividad política en torno a los zoológicos:

1. El zoológico no puede ser disociado de una historia de la vista: A menudo se piensa que la vista carece de historia, que ver es una cuestión meramente natural, que la vista nos da acceso a la realidad de un modo transparente. Si, por ejemplo, hay un medio para dirimir disputas sobre la existencia de algo, este consiste en mirar por sí mismo el hecho, en “ver para creer”, como decimos coloquialmente. No obstante, la vista es más inestable, limitada y dispersa de lo que se suele pensar. En primer lugar, nunca vemos de una manera absolutamente transparente ya que siempre lo hacemos desde un medio, organismo o artefacto de observación específico; un perro, en su singularidad, no ve de la misma manera que un humano, o, de otro lado, no es lo mismo ver con anteojos que sin ellos o con un microscopio que sin él. La imagen perfecta y objetiva no existe, las imágenes dependen siempre de unas condiciones materiales de visualización bastante concretas, algo que ha puesto de manifiesto la tradición filosófico-sociológica crítica, de corte materialista, fenomenológico y hermenéutico, la tradición de la epistemología feminista (con autoras como la filósofa y bióloga Donna Haraway) e incluso ciertas vertientes de la Biología contemporánea misma (por ejemplo, con Humberto Maturana).

El zoológico es inseparable del énfasis en la vista que ha perdurado a lo largo de la historia de Occidente. Occidente, con el peso cultural griego y monoteísta, particularmente cristiano, siempre ha elogiado la luz, la claridad, y ha desdeñado la obscuridad y las sombras. Pensar claramente es pensar bien, es tener acceso a la verdad (por ello el énfasis visual no se limita al hecho de “ver con los ojos”, aunque “ver con los ojos” sea importante, no por nada la fe resulta inseparable de ver a Jesús resucitado nuevamente caminando sobre la tierra, en un cuerpo material, y con las vivas heridas de su crucifixión). Pero la claridad, lo blanco, es también sinónimo de lo puro, ¡y qué decir de la conocida frase según la cual “los ojos son el espejo del alma”! Autores críticos de las experiencias coloniales, como Frantz Fanon y Aimé Césaire, o más recientemente Aníbal Quijano y Silvia Rivera en Latinoamérica, no han dudado en mostrar la conexión entre el elogio de lo blanco/bueno/puro y un conjunto de clasificaciones raciales donde lo “negro” y lo “indio”, en cercanía con lo “femenino” y lo “animal-natural-irracional”, ha sido subordinado y sometido a diferentes tipos de explotación, incluida la de sus conocimientos, frecuentemente considerados falsos, meramente míticos, dóxicos, “alejados de la luz”. Finalmente, como acertadamente señala Luce Irigaray, el énfasis en la visión ha conllevado privilegiar un sentido que permite establecer una distancia con lo otro y los otros, ha posibilitado, en esa medida, crear la ilusión de un alejamiento, de una exterioridad descorporizada con relación al resto del mundo; un alejamiento, además, bastante conveniente para la fiscalización, el gobierno y la explotación.

Quien ve entra en una relación jerárquica, de dominio, respecto a quien es visto, y no revelo ninguna verdad si recuerdo aquí que el sujeto vidente por antonomasia es y ha sido, históricamente hablando, el Hombre blanco, cristiano y educado, “buen ciudadano” diríamos hoy, mientras que las personas históricamente racializadas como “negras”, “indias”, y en general no blancas, en compañía de los animales y la naturaleza, han sido reducidos a objetos de estudio, visión y materiales para el espectáculo y beneplácito del Occidente supuestamente moderno y civilizado. Los zoológicos, inscritos en esta tradición occidental específica de la visión, son espacios donde, por un lado, se ve, se observa, a un Otro exótico, salvaje, en un espectáculo que genera cierta satisfacción de la morbosidad y diversión, y donde, por el otro, se satisface una necesidad de saber, de conocimiento de un Otro animal convertido en objeto de estudio e inspección. Sobra añadir, finalmente, que objetivar es sinónimo de convertir lo vivo en inerte, de desvitalizar, de simplificar la complejidad y variabilidad del ente definido. En compañía de Spinoza, nosotras las bestias “salvajes” y “exóticas” gritamos: “¡Nadie sabe ni sabrá lo que pueden nuestros cuerpos!”.

2. El zoológico es un dispositivo moderno y colonial entre otros: Queda dicho, con lo anterior, por qué el zoológico constituye una realidad colonial, o, en otras palabras, de qué manera el zoológico se vende como un lugar neutro, universal, cuando, sin cesar, es un producto cultural del Hombre blanco occidental y sus específicos modos de visualización. Debido a la misma razón, el exotismo de los animales llamados salvajes está íntimamente unido a la observación-histerización de las mujeres y de sus cuerpos, de los intersexuales y homosexuales, a la tematización de ciertas poblaciones africanas como eslabones evolutivos en los procesos de hominización, y unido igualmente a fenómenos mucho más populares como los circos (fuertemente cuestionados por los animalistas), los freak shows (espectáculos que aglutinaban animales salvajes con rarezas étnicas, travestis, sujetos con extrañas mutaciones genéticas y enfermedades, etc.) o el blackface (donde un sujeto de piel clara se tiñe la piel de negro para ofrecer un espectáculo grotesco, al estilo del Soldado Micolta colombiano). Todos objetos para el conocimiento y la diversión del sujeto blanco y racional, pretendidamente moderno, civilizado.

Ahora bien, pese a que el énfasis en la visión ha sido consustancial a la historia de Occidente, a partir del siglo XVI —con el advenimiento y posterior auge de la modernidad y de sus lógicas coloniales intrínsecas— la organización de la vida en su conjunto se comienza a racionalizar y objetivar de una forma inédita. Aparecen los conocidos “recursos humanos” y “recursos naturales”. Los Estados, paulatinamente, empiezan a preocuparse por el entendimiento y modelamiento creciente de las poblaciones animales, de la naturaleza y el territorio en general, modelo que llega a un punto álgido en el siglo XIX y se intenta imponer a lo largo y ancho del globo hasta nuestros días. La construcción de los hospitales, las cárceles, las escuelas y los cuarteles son indisociables de una racionalidad científica (blanca, occidental) que pasa a ser parte del ejercicio gubernamental de poder, pues dichos espacios, así como su estructuración física concreta, son impensables hoy sin los discursos científicos médicos, psicológicos, biológicos, jurídicos, etc., que los acompañan. A su vez, esos espacios son lo que Michel Foucault ha llamado “dispositivos”, es decir, articulaciones de discursos y (otras) materialidades que dan lugar a realidades específicas. A manera de ejemplo, el loco, como moderno “enfermo mental”, solo existe en la medida en que se vuelve un objeto visible en el espacio que es el hospital mental y un objeto de enunciación para ciertos discursos médico-psicológicos. Todo dispositivo da lugar a “sujetos”, que son más bien “objetos” concretos, y se compone de elementos discursivos y no discursivos, o como Foucault los llamaba, de enunciados y visibilidades.

Siendo así, ¿por qué aislar al zoológico de esta corriente general? El zoológico es un dispositivo entre muchos otros, se compone de enunciados y visibilidades. Es decir, resulta impensable sin los discursos biológicos, zoológicos, etológicos, veterinarios, zootécnicos, etc., y sin espacios físicos puntuales donde están recluidos los animales. Pero lo más interesante aquí es que el zoológico no alberga meramente a los animales salvajes, sino que los produce. Los animales salvajes deben su existencia al zoológico, así como los domésticos a las granjas (industriales o tradicionales, estas últimas no exentas de racionalización) y los de laboratorio a los bioterios. En otros términos, atacar la existencia de los zoológicos, pelear por su abolición, implica también cuestionar lo que se entiende comúnmente por “animal salvaje”, así como sus diferencias con los animales domésticos y de laboratorio. En síntesis, atacar los zoológicos, las granjas y los bioterios, como solemos hacer los animalistas abolicionistas, es atacar la definición científica misma de animal salvaje, doméstico y de laboratorio, y, por ende, la diferencia entre humanos y animales, y entre lo humano y lo no humano en general. Pero cuestionar los zoológicos, las granjas y los bioterios implica también cuestionar los hospitales, las cárceles, las escuelas, los manicomios, e incluso los dispositivos que insisten en generar una “naturaleza desnuda” como las reservas naturales. Por supuesto, una escuela no equivale a una prisión, ni un zoológico a un hospital y mucho menos a una reserva natural, pero responden a un mismo diagrama de fuerzas que los comunica.

Pregunta inmediata: ¿cómo se ha definido, entonces, al animal salvaje? En primer lugar, el animal salvaje, como bien apunta el epígrafe de Jacques Derrida, se ha definido como meramente reaccional, a saber, como uno que reacciona irracionalmente antes que responde racionalmente. En otros términos, el animal salvaje no crea, simplemente reproduce, y esto es verdad tanto para los animales domésticos como para los salvajes en general, en el escenario moderno-colonial. La diferencia entre un animal salvaje y uno doméstico, de acuerdo con el orden discursivo científico, radica en que el animal doméstico constituye una elaboración del ser humano. El animal doméstico es moldeado por el ser humano y está atado a las funciones prescritas con relación a él. El animal doméstico es un esclavo ontológico, pues si el ser humano no necesitara de sus funciones vitales este se extinguiría. En esa medida, cada animal es racializado según su relación con los seres humanos (racialización adelantada sobre todo por la Veterinaria y la Zootecnia), por ello hay animales domésticos “de carne”, “de lidia”, “de compañía”, etc. Los animales domésticos no son menos reaccionales o irracionales que los salvajes, pero sus reacciones no entran en contradicción con la seguridad de los seres humanos, todo lo contrario, están a su servicio. Por este motivo es sorpresivo que un animal “de compañía”, como supuestamente lo es el perro, muerda a su amo; o que, de nuevo, siendo un animal “de compañía”, algunos pueblos (bárbaros, incivilizados o inhumanos, se les dice) osen sacrificarlo para consumo. Es más, un pueblo se concibe como más desarrollado entre más y mejor domestique a los animales y especifique sus funciones; de hecho se repite una y otra vez que la domesticación constituyó un gran progreso en el marco de la historia universal de la humanidad. Los biólogos suelen llamar a esta relación jerárquica “simbiosis”, produciendo de paso su naturalización y deshistorización.

En contraste, los animales salvajes, esos que tienen existencia gracias a dispositivos como los zoológicos (los cuales simplemente dicen desear conservarlos y reproducirlos, y que probablemente tienen su versión más sofisticada y sutil en las grandes reservas naturales –donde aparentemente existen en libertad–), en contraste estos animales singulares son entendidos como máquinas reaccionales, irracionales, cuyas acciones sí que pueden atentar contra la seguridad de los seres humanos. No es casual, por ende, como muestra Derrida en nuestro epígrafe, la cercanía entre los animales del zoológico, salvajes, irracionales, y los enfermos del hospital psiquiátrico. Los diversos dispositivos de nuestro mundo moderno-colonial, conectados entre sí, cumplen funciones diferenciadas según la racionalidad/irracionalidad de los seres/objetos/sujetos que albergan/producen: existen dispositivos que moldean la irracionalidad con el fin de convertirla en racionalidad, aquí el dispositivo protagonista es la escuela, donde el niño, ser profundamente irracional e irresponsable, se pretende transformar —con el paso del tiempo de manera cada vez más precoz, incluso desde el vientre mismo con la llamada estimulación temprana— en un ser racional y responsable (responsable, que puede responder por sus actos y no meramente reaccionar irracionalmente); pero también, y este es un punto inexplorado en el trabajo de Foucault, existen dispositivos que producen y albergan la irracionalidad, el salvajismo mismo, sin pretender moldearla ni extinguirla, y aquí uno de los grandes modelos es, por supuesto, el zoológico. Dejémoslo claro una vez más: este salvajismo, que simplemente se dice estudiar y describir, el pensamiento científico moderno lo produce activamente sin cesar.

En ese sentido, respecto a los ataques al zoológico, no es una opción segura el modelo de la reserva natural (aunque quizá sea más aceptable en muchas coyunturas políticas), que no es otra cosa que una sofisticación del prístino, salvaje, Jardín del Edén, subordinado a Dios y el ser humano (quien en la modernidad, se dice, ha ocupado el lugar de Dios). A propósito del Edén, vale recordar que el moderno zoológico en parte constituye una evolución de las Casas de Fieras poseídas por reyes-patriarcas (ungidos divinamente) como signo de su poderío y expresión de su control. Casas de Fieras que, con el ánimo democratizador de la modernidad, dejan de reflejar el poder particular de un rey para pasar a reflejar el gobierno racional, científico, del Estado sobre la naturaleza y la población. No es casual que la construcción de los zoológicos haya sido subvencionada por los Estados, ni que las grandes ciudades modernas tengan uno representativo: Berlín, París, Londres, Ámsterdam, Buenos Aires, Santiago de Chile, etc. De hecho, el primer gran zoológico moderno (genealógicamente hablando), el de París, fue inicialmente la mismísima Casa de Fieras del rey Luis XIV, en Versalles. Y hablamos de Luis XIV, no de cualquier rey, sino de un rey famoso por la frase “el Estado soy yo”, que, más allá de que la hubiera pronunciado o no, da cuenta del Estado absolutista que este encarnaba, de una soberanía supuestamente absoluta proveniente de un modelo teológico (la soberanía de Dios sobre sus criaturas) y reeditada en la soberanía nacional del Estado moderno, compuesto por los diversos dispositivos que acá hemos mencionado someramente.

En otros lugares he intentado, como contribución teórico-política colectiva al Movimiento Abolicionista de Liberación Animal y como práctica vegana, caracterizar al especismo antropocéntrico en tanto máquina de jerarquización, es decir, no meramente como una forma de discriminación basada en la especie y en beneficio de los seres humanos, sino como un orden que involucra un extenso conjunto de relaciones naturo-culturales interespecíficas, dispositivos simbólicos y tecnológicos, distribuciones espaciales, afectaciones de los cuerpos, entre otros elementos. Orden que re/produce la sistemática subordinación, sujeción y explotación animal y que se basa en la dicotomía humano/animal. Tenemos, pues, una máquina, el especismo antropocéntrico, y muchos dispositivos que la componen, entre ellos el zoológico. Sin embargo, reitero, no basta luchar por la abolición del zoológico, es necesario subvertir lo que se suele entender por animal doméstico y salvaje, así como la diferencia entre un animal y un humano y, en el límite, entre lo humano y lo no humano. La máquina de jerarquización especista antropocéntrica funciona incrustada en esa gran formación tecno-bio-físico-social que es el mundo moderno-colonial, la cual ha afirmado al Hombre blanco, que es el ideal de ciudadano moderno-colonial, en detrimento de todo lo considerado salvaje y natural (mujeres, niños, dementes, indios, homosexuales, negros, enfermos, animales, plantas, ríos, etc.), para lo cual existen técnicas y dispositivos que es inaplazable cuestionar y atrofiar, sea desde dentro, desde fuera o en los bordes. Lo que está en juego acá es una redefinición de la vida misma, allende las dicotomías cultura/naturaleza, civilizado/bárbaro, doméstico/salvaje, masculino/femenino, etc.; lo que está en juego es aquello que Matthew Calarco denomina un espacio de indistinción, aunque, provisionalmente, sea productivo ponernos del lado subordinado de las dicotomías y reiterarlas creativamente con el fin de “reapropiarnos” de nuestros objetivados cuerpos y vidas. Y, por supuesto, no debemos olvidar que nuestra lucha antiespecista es también anticapitalista, pues es el capitalismo —uno de los ejes del mundo moderno-colonial— el que incentiva y requiere convertir la naturaleza entera en recurso modificable, usable, intercambiable.

Volviendo a Harambe y los dos leones asesinados

Los casos de Harambe y de los dos leones asesinados son, ciertamente, bastante ilustrativos de lo que hemos venido comentando. Aquí sobra decir que Harambe y los leones no son meras excusas para nuestras especulaciones teóricas, todo lo contrario, es con y por Harambe y los leones que pensamos y escribimos; escribimos como manada, como cardumen o virus incontrolable. Nosotras no tenemos la razón, ni pretendemos tenerla, simplemente escribimos para vivir, con el ánimo no solo de continuar respirando, sino de vivir mejor y de vivir siempre mejor-con. Es debido a esto que si nuestro escrito trasluce algún tono imperativo, prescriptivo o normativo, en absoluto tiene dicho carácter, lo aparentemente imperativo no es más que la expresión de nuestra fuerza vital, de lo politizadas de cabo a rabo que nos encontramos nosotras, nosotras las bestias. Odiaríamos que nuestro trabajo reprodujera la subordinación de la práctica a la teoría, del cuerpo a la mente, de la naturaleza a la cultura. Nosotras pensamos viviendo y vivimos pensando. Así, pues, ¿qué nos enseñan Harambe y los leones?

En primer lugar, nos enseñan a salir del círculo vicioso de atribución de responsabilidades e irresponsabilidades. Ya hemos visto que comparar el zoológico con la prisión tiene bastante sentido, pues ambos dispositivos pertenecen a un mismo diagrama de fuerzas; de la misma manera, no resulta desacertado comparar la escuela con la prisión o el hospital. Pero el zoológico, en tanto dispositivo, como lo hemos visto, posee su singularidad, y allí los animales no son presos sino, justamente, animales salvajes, reaccionales, irresponsables y potencialmente peligrosos para los seres humanos. A los animales del zoológico no hay que “liberarlos” de su condición de presos, sino de su condición de animales salvajes, y por tanto de animales. Afirmar que los leones o el gorila estaban condenados a cadena perpetua por un crimen que no cometieron equivale a confundir demasiado el zoológico con la prisión, pues la prisión está diseñada para sujetos supuestamente responsables de sus actos que cometieron irracionales irresponsabilidades, crímenes, mientras que el zoológico está diseñado, de entrada, para sujetos a los cuales no se les puede atribuir ningún tipo de responsabilidad. Caracterizar a los animales salvajes de “inocentes” es, de una u otra manera, reafirmarlos en tanto salvajes, ya que los salvajes no pueden ser más que infinitamente inocentes o culpables, es decir, sus actos no son actos volitivos, de decisión, sino reaccionales, irracionales. De hecho los indígenas han pasado por caracterizaciones coloniales muy cercanas, han sido vistos inevitablemente como buenos o malos salvajes (totalmente “inocentes” o “culpables”), pero nunca como complejos seres racionales que deciden sobre sus actos en cada circunstancia.

Con lo anterior no pretendo afirmar que los animales salvajes merezcan ser tenidos en cuenta como seres responsables de sus actos, sino conmover la dicotomía responsabilidad/irresponsabilidad, o como Derrida la denomina: respuesta/reacción, que no es otra cosa que una traducción de la dicotomía racional/irracional, humano/no humano. La tarea es sumamente urgente puesto que, al definir al animal salvaje como tal, se está delimitando de antemano lo que su potente cuerpo viviente puede, de lo que es capaz, una delimitación que, aunque en sentido estricto es siempre imposible, hace mella en la carne, y es por esto mismo que un animal que ha vivido demasiado tiempo en un zoológico probablemente no pueda vivir en otro sitio. Algunos animales son tan salvajes que solo existen en el lugar que los produce como salvajes para la satisfacción (científica/espectacular) de los seres humanos: el zoológico. El zoológico, al tener animales tan sujetos a su control, demuestra la artificialidad de lo salvaje que desde su creación ha querido negar. Podríamos decir, jugando, que si existe algún criminal en los recientes hechos, algún culpable, es el impersonal dispositivo que es el zoológico, el cual, de entrada, con la objetivación de una miríada de singularidades vivientes, las mata lentamente al pretender conservarlas para el espectáculo y el conocimiento humano. Probablemente, en otro nivel, tanto Harambe como los dos leones ya estaban muertos, el darles muerte no fue más que una expresión radical de lo que el zoológico venía haciendo desde siempre, desde que los consideró salvajes.

Otras dos formas bajo las cuales se ha reproducido el círculo vicioso de asignación de responsabilidades y salvajismo, es con relación al hombre que ingresó a la jaula de los leones y los padres y el niño involucrados en el caso de la muerte de Harambe. El hombre, quien, recordemos, instigó a los leones porque deseaba suicidarse, fue despreciado ampliamente en la medida en que, como ser responsable, humano, tomó una decisión que le costó la vida a seres “inocentes”, siempre inocentes pues nunca podían haber sido responsables de sus actos, en este caso de atacar al hombre. Pero, por otro lado, se ha excusado a ese mismo hombre, pues para haber hecho tal “barbaridad” debió haber estado demente, y un demente no puede responder por sus actos. Como vemos, las explicaciones no cesan de moverse en el espacio de lo pensable que requiere la existencia misma del zoológico y, a medida que la indignación crece, a medida que los animalistas lloran las muertes de los animales, parece más apremiante la necesidad de encontrar victimarios para su judicialización. No estoy seguro de que la asignación de culpas solucione lo ya acontecido, tampoco me parece que prevenga futuros actos como estos; por el contrario, me inclino a pensar que, si lo que deseamos es frenar lo que de mortífero tiene el zoológico, resulta imprescindible reconocerlo como dispositivo y cuestionar radicalmente sus componentes, cuestión que abarca interrogar la noción tradicional de culpa y responsabilidad. Asimismo, la tendencia a considerar a los padres del niño que cayó en la fosa de Harambe como adultos irresponsables, negligentes, tampoco solucionará nada. Seguramente los padres le ofrecen un buen cuidado cotidiano a su hijo y no desearon nunca que sucediera lo acontecido; es más, quienes han sido padres saben que los accidentes ocurren muy seguido y que hacen parte del devenir de la vida, incluso cuando muchos pueden llegar a poner en riesgo esa vida.

De otro lado, existió una deriva profundamente patriarcal en la que cayeron muchos animalistas y ecologistas, ya que, inmediatamente, concentraron el juicio en la madre del niño como si ella fuera la única responsable de prestarle los debidos cuidados a su hijo. ¡Cómo si la seguridad en un espacio de estos dependiera solo o mayoritariamente de las madres! Yo me preguntaría, primero que todo, en qué tipo de configuración social visitar un zoológico (donde viven supuestos animales salvajes, peligrosos) hace parte de un plan familiar o escolar típico. ¿Qué función tienen dichas visitas y por qué son tan importantes para los menores? Fuera de la satisfacción de la curiosidad, de cierta glotonería de la visión que ya hemos abordado aquí, la visita al zoológico produce sujetos que se afirman a sí mismos en contraposición a los animales salvajes, a unos animales que, se les dice, deben ser protegidos y conservados. De hecho no es casual que, en los entornos urbanos, los niños sean llevados a las granjas con el objetivo similar de que aprendan qué es un animal doméstico y qué funciones desempeñan con relación a los seres humanos. Si realmente nos importa el problema del cuidado, lo primero que es preciso reflexionar, antes que juzgar a la madre, es cómo se encuentra distribuido el cuidado actualmente. Aquí salen a relucir preguntas como las siguientes: ¿Por qué, inmediatamente, se privilegia la vida del niño frente a la del gorila? (pregunta, como dijimos, a la que le precede: ¿por qué el gorila termina en el mismo espacio que el niño?), o ¿por qué se lamenta tanto la muerte del gorila y los leones mientras, al tiempo, se sacrifican millones de animales para su consumo (en condiciones cada vez más desafortunadas)?

Así Frans de Waal, conocido primatólogo, haya dicho que el gorila mostró un comportamiento que combinaba protección frente al niño y confusión, la reacción inmediata fue la de darle muerte, pues en espacios como el zoológico siempre primará la visibilidad de la supuesta naturaleza salvaje, irracional, reaccional, de todo animal; es justamente la producción de esa naturaleza la función que tiene. Con los leones, grandes felinos carnívoros, habrá incluso menos titubeos al momento de disparar. Y es que, efectivamente, en configuraciones sociales donde se jerarquiza, confina y separa a los seres según una escala de racionalidad, interactuar con otras “especies” de otros modos es un arte desconocido. La producción de humanos y de animales domésticos y salvajes es, concomitantemente, la producción de las debidas relaciones entre estos, y dichos esquemas no son simplemente “ideológicos”, sino que los corporizamos, nos constituyen. Cualquier ser humano promedio pretendidamente moderno que se imagine en un mismo espacio con un león, no puede concebir otra relación que una relación bélica, violenta, de lucha. Pese a esto, es bien sabido que muchos pueblos han convivido (no diré “armónicamente”, pero sí de otros modos) con todo tipo de “animales salvajes”, desde serpientes hasta elefantes y grandes felinos. En cualquier caso, fraguar relaciones significa fraguar mundos, construir otro tipo de formas-de-vida entrelazadas que minen la hegemonía de dispositivos especistas como el zoológico. Igualmente significa redistribuir y repensar el cuidado radicalmente, así como a quienes consideramos que deben encargarse de cuidar y los objetivos de los cuidados. Cuidar a un animal doméstico a la par que se lo considera ontológicamente sujeto al ser humano, o a un animal salvaje al tiempo que se lo concibe como meramente reaccional —sin que, incluso, los desarrollos en la etología contemporánea ayuden mucho a este respecto— es, en términos generales, igual de nocivo que cuidar a un niño para que se convierta en un supuesto adulto responsable; no porque el niño y los animales domésticos o salvajes sientan las mismas consecuencias tras ser categorizados cada uno en su forma respectiva, sino porque los dispositivos se encuentran interconectados: el sujeto responsable solo se hace responsable a costa de despreciar su “irracionalidad”, su “salvajismo”, y el “salvajismo” de los mismos “animales salvajes” y la “naturaleza”.

En memoria de Harambe y los dos leones asesinados

¡Por la abolición de los zoológicos!

  • Tomado de: http://www.desdeabajo.info/sociedad/item/29006-zoologico-criminal-a-manera-de-manifiesto.html
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OREALC UNESCO : Aprender para un mundo mejor. Especialistas discutieron en Brasil la educación para la ciudadanía global

Fuente OREALC UNESCO / 13 de junio de 2016

El Seminario Internacional Educación para la Ciudadanía Global fue organizado por la UNESCO y la Fundación Santillana y se inserta en iniciativas de nivel mundial sobre el tema. El próximo evento en la agenda mundial será el Primer Taller Mundial para el Fortalecimiento de Capacidades en Educación para la Ciudadanía Global que tendrá lugar en Seúl, Corea, entre el 19 de junio y el 2 de julio de 2016.

  • En el encuentro en Brasil fue distribuida la primera publicación de la UNESCO sobre el tema: Educación para la ciudadanía mundial: preparar a los educandos para los retos del siglo XXI.

¿Cuál es la educación que necesitamos para el siglo XXI? ¿Qué es la educación para la ciudadanía mundial? ¿Cómo introducirla en los programas escolares? En Sao Paulo, Brasil, especialistas brasileños e internacionales debatieron en mayo de 2016 acerca de estas interrogantes, analizando las competencias ciudadanas, la importancia de la formación integral y el desarrollo de políticas públicas que valoricen el aprendizaje para toda la vida. Esta discusión fue la columna vertebral del Seminario Internacional Educación para la Ciudadanía Global, organizado por la Oficina de la UNESCO en Brasilia y la Fundación Santillana.

Expertos, gestores educativos y profesores se reunieron el 12 de mayo de 2016 en el Teatro Fecomercio de la capital paulista alrededor de mesas de debate. Los intercambios giraron sobre todo en que no basta con adquirir conocimientos e informaciones, la educación necesita también colaborar para construir un mundo mejor. Es así como en esta cita se tocaron temáticas relacionadas con el desarrollo de habilidades bajo la óptica de la transformación social hacia un mundo más justo y equitativo, la importancia de las competencias socioemocionales en los docentes para no sólo promover el aprendizaje de contenidos cognitivos, sino también construir valores y competencias sociales.  Asimismo, otros temas estuvieron presentes, tales como la formación para el mercado del trabajo, la inclusión social, las políticas públicas y el papel de la escuela y del educador para estos nuevos desafíos.

Entre los oradores y facilitadores en las mesas de trabajo estuvieron Cecilia Barbieri, especialista senior  de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), quien abrió la conferencia con su presentación “Educación para la Ciudadanía Mundial”; Jun Morohashi, especialista de programa de la UNESCO en Puerto Príncipe con “Desafíos de la implementación de políticas para la educación ciudadana”; André Lázaro, director de la Fundación Santillana en Brasil; Cesar Callegari, miembro del Consejo Nacional de Educación de cicho país; el representante del Consejo Nacional de Secretarios de Educación de Brasil (Consed); Alessio Costa Lima, presidente de la Unión Nacional de Dirigentes Municipales de Educación (Undime); Ricardo Paes de Barros, economista jefe del Instituto Ayrton Senna y profesor de la casa de estudios superiores Insper; David Saad, director presidente del Instituto Natura y Priscila Cruz, directora ejecutiva de Todos Pela Educação, entre otros personeros.

La Educación para la Ciudadanía Global (ECG)

Para la UNESCO, la educación para la paz y para el desarrollo sostenible forman parte de los principales objetivos de su programa de educación. En este marco, la ECG busca empoderar a los estudiantes con conocimientos, habilidades y valores que se necesitan para crecer como ciudadanos globales en el siglo XXI, desarrollando las competencias necesarias para encontrar soluciones a los desafíos mundiales.

Rebeca Otero, coordinadora de Educación de la UNESCO en Brasil explica al respecto: “La UNESCO piensa la Educación para la Ciudadanía Global en la perspectiva del aprendizaje a lo largo de la vida, para formar ciudadanos que contribuyan con el desarrollo sostenible. El proceso educacional trasciende el modelo formal y abre espacio para innovaciones en la educación equitativa, inclusiva y de calidad para todos”.

Cecilia Barbieri, especialista senior de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) indicó a su vez: “Los profesores son un actor trascendental en este proceso en general y en particular en la entrega de ECG. Para ser capaces de hacerlo de forma efectiva los maestros también necesitan estímulos apropiados, apoyo, formación y orientación. La educación para ciudadanía global no se trata sólo de aprender sobre ella, sino también de aprender a pensar y actuar de manera diferente. Los maestros son, asimismo, una parte integral de las comunidades en las que viven, su opinión y puntos de vista son esenciales y deben ser tomados en consideración.

En esta senda, como apoyo a este proceso, durante el seminario fue presentada la publicación Educación para la ciudadanía mundial: preparar a los educandos para los retos del siglo XXI, primera publicación de la UNESCO sobre el tema, ofrecida con el objetivo de fomentar el debate sobre el papel de la educación como catalizador de cambios para solucionar problemas globales en áreas estratégicas, justamente en el marco de la nueva agenda de desarrollo sostenible para el 2030. “Al preparar a los alumnos para que desplieguen su potencial en un mundo cada vez más globalizado, estamos promoviendo sociedades transformadas que además estén mejor equipadas para hacer frente a los desafíos del siglo XXI y aprovechar las oportunidades que éste brinda”, sintetiza la publicación que está disponible para libre descarga en:

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El Seminario Internacional Educación para la Ciudadanía Global fue organizado por la UNESCO y la Fundación Santillana y se inserta en iniciativas de nivel mundial sobre el tema, entre ellas el Primer Taller Mundial para el Fortalecimiento de Capacidades en Educación para la Ciudadanía Global que organiza el Centro Asia-Pacífico de Educación para la Comprensión Internacional (organismo que cuenta con el auspicio de la UNESCO), y que  tendrá lugar en Seúl, Corea, entre el 19 de junio y el 2 de julio de 2016.

Más información sobre el evento en Brasil:

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