Page 37 of 1236
1 35 36 37 38 39 1.236

Según la FAO, América Latina y el Caribe es la región más cara para acceder a una alimentación saludable

Por: Maria del Mar Parra

Un informe de la ONU posiciona a Latinoamérica y el Caribe como la región donde es más caro acceder a una dieta sana. También analiza el vínculo entre estas cifras y los problemas de malnutrición, y recomienda políticas públicas para bajar los precios.

Acceder a una dieta saludable en América Latina y el Caribe cuesta en promedio USD $3,89 diarios por persona, siendo la región más cara para comer saludable, según reveló el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2022, publicado por la FAO, organismo de la ONU dedicado a la alimentación y la agricultura.

La cifra deja a la región por encima del promedio mundial, que es de USD $3,54 diarios por persona. Como consecuencia, 131 millones de personas no pueden acceder a este tipo de dietas. Así, un 52% de las personas del Caribe y 18% de las de América del Sur no pueden acceder a este tipo de alimentación.

El documento destaca el vínculo entre la calidad de la dieta, la seguridad alimentaria y la nutrición. Analiza entonces cómo la falta de acceso económico a una dieta saludable se relaciona con diferentes formas de malnutrición como el retraso del crecimiento, el sobrepeso en niños menores de 5 años, la subalimentación o la anemia entre mujeres jóvenes adultas.

Además incluye recomendaciones de políticas públicas para que los alimentos nutritivos sean más asequibles. Propone por ejemplo crear incentivos para diversificar la producción de alimentos nutritivos, y dirigirlos a la agricultura familiar y productores de pequeña escala. También sugiere medidas para transparentar los precios de alimentos en los mercados y el comercio, o la mejora de menús escolares.

Descargar (PDF, 15.65MB)

El Desconcierto

Comparte este contenido:

República Dominicana: Servir leche de producción nacional en desayuno escolar garantiza la estabilidad a ganaderos

Servir leche de producción nacional en desayuno escolar garantiza la estabilidad a ganaderos

Dijo que no solo el tema de los lácteos, sino todos los alimentos que se entreguen a través del desayuno escolar

El presidente de la Asociación Dominicana de Productores de Leche (Aproleche), Eric Rivero, consideró que, para garantizar la estabilidad del sector ganadero, el Gobierno ha tomado medidas trascendentales, y puso como ejemplo el caso de que en el desayuno escolar la leche que se sirve tiene que ser solo de producción nacional.

Explicó que esa medida quedó establecida en la última licitación relativa al desayuno escolar, respecto a cambiar textos de ese contrato, en lo relativo a que “toda la leche servida en el desayuno escolar en nuestro país tiene que ser de producción nacional, y eso había sido un sueño de hace muchos años que hoy es ya es una realidad, y que tiene que certificarlo el Conaleche a través de la Ley 180-01”.

Rivero, también asesor agropecuario del Poder Ejecutivo, habló en un acto en Cotuí encabezado por la vicepresidenta de la República, Raquel Peña, y que contó con la asistencia de funcionarios de distintas áreas, así como decenas de dirigentes y miembros de asociaciones de ganaderos de la zona.

Sostuvo que de esa manera se reconoce el esfuerzo de los productores a nivel del campo, pero que también es una garantía de que los estudiantes en las escuelas “puedan consumir leche fresca producida con el trabajo y con el esfuerzo de todo un conglomerado de hombres y mujeres en nuestros campos”.

Dijo que no solo el tema de los lácteos, sino todos los alimentos que se entreguen a través del desayuno escolar, en este laboratorio se podrá certificar no solo la inocuidad, sino también la calidad de los alimentos que se entreguen.

Indicó que en Sánchez Ramírez nació hace cuestion de un año el programa de mejoramiento genético ganadero.

Agregó que este programa, nunca antes visto ni ejecutado, se está llevando a cabo en el gobierno del cambio, y al respecto dijo que en la provincia Sánchez Ramírez se están ejecutando de manera importante todos los programas que hasta ahora se llevan a cabo.

Rivero agradeció al administrador del Banco Agrícola, Fernando Durán, por facilitar un préstamo de 50 millones de pesos “para que en los próximos días podamos tener nuestra cooperativa funcionando aquí”.

En la actividad también participaron el director del Indrhi, Olmedo Caba; el director de Conaleche, Miguel Laureano; Arismendy Rodríguez, presidente de Fegacibao; Iván Hernández Guzmán, director de Inespre; así decenas de productores de la zona.

 

Fuente de la Información: https://acento.com.do/economia/servir-leche-de-produccion-nacional-en-desayuno-escolar-garantiza-la-estabilidad-a-ganaderos-9157946.html

 

Comparte este contenido:

El Salvador: Más de mil menores han estado encarcelados por régimen de excepción

El Salvador: Más de mil menores han estado encarcelados por régimen de excepción

Human Rights Watch pide al gobierno de Bukele “reemplazar el régimen de excepción con una estrategia sostenible y respetuosa de los derechos humanos”.

Por Milton Rodríguez 

“Abusos a gran escala” de parte de autoridades del gobierno de Nayib Bukele hacia los detenidos bajo el régimen de excepción. Eso se evidencia en la filtración de una base de datos a la que ha tenido acceso la organización internacional Human Rights Watch.

Los registros analizados por tal organismo muestran violaciones masivas del debido proceso, hacinamiento extremo en centros penales y muerte de personas bajo custodia del Estado salvadoreño. Esto en el marco del Estado de excepción que se impulsa que impulsa el gobierno salvadoreño desde el 27 de marzo del 2022 y que ha prorrogado en 10 ocasiones, a pesar de fuertes cuestionamientos nacionales e internacionales por abusos de poder y capturas de personas inocentes.

Se trata de una base de datos, atribuida a una fuente de confianza al Ministerio de Justicia y Seguridad Pública en la que se enumera los nombres de personas procesadas entre marzo y fines de agosto de 2022 bajo tal medida.

El documento indica que miles de personas, incluidos cientos de niños y niñas, han sido detenidos y procesados por delitos definidos de manera amplia que violan las garantías básicas del debido proceso y socavan las perspectivas de justicia para las víctimas de la violencia de las pandillas.

Uno de los datos más preocupantes es que a finales de agosto, 1,082 menores detenidos durante el régimen de excepción (918 niños y 164 niñas) habían sido enviados a detención provisional, incluidos 21 que tenían 12 o 13 años. Estos encarcelamientos fueron posibles debido a las reformas aprobadas por los diputados de Bukele en abril del 2022 y que disminuyó la edad de imputabilidad penal de 16 a 12 años para los niños y niñas acusados de delitos relacionados con pandillas.

“Esta base de datos permite corroborar graves violaciones de derechos humanos cometidas durante el régimen de excepción”, expresó Tamara Taraciuk Broner, directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch.

Una dato alarmante que revela el informe publicado este viernes es que “las autoridades salvadoreñas han sometido a las personas detenidas, incluyendo a cientos de niños, a un hacinamiento extremo en centros de detención abarrotados, y que han hecho muy poco para garantizar el acceso a la justicia para las víctimas de los graves abusos cometidos por pandillas”.

Serias preocupaciones

Tras contrastar la información, HRW plantea serias preocupaciones sobre la cantidad de vulneraciones a los derechos humanos de los salvadoreños.

Por otro lado, el informe indica que 32 personas murieron bajo custodia, en su mayoría en los penales de Izalco y Mariona (La Esperanza). En noviembre, las autoridades salvadoreñas informaron que 90 personas detenidas habían fallecido desde marzo sin dar detalles de las condiciones en que se encontraban.

HRW destaca que hasta el mes de agosto, más de 50,000 personas habían sido enviadas a detención provisional, elevando la población penitenciaria a más de 86,000 personas. Esto contrasta con los datos oficiales brindados en febrero de 2021 cuando se dijo que el sistema penitenciario de El Salvador tenía capacidad para 300,000 personas.

Cuatro veces más detenidos

Por otra parte, el informe dice que la mayoría de los detenidos fueron enviados al penal Mariona, donde la población penitenciaria aumentó de 7,600 a 33,000, y al penal de Izalco, donde este incremento pasó de 8,500 a 23,300. Según la base de datos, al mes de agosto, Mariona tenía cuatro veces más detenidos de los que podía albergar, y la cifra en Izalco triplicaba su capacidad.

Un dato importante que se detalla en el escrito es que más de 39,000 personas habían sido acusadas del delito de “agrupaciones ilícitas” y más de 8,000 por ser miembros de una “organización terrorista”. Es decir, que al hacer una comparación se puede verificar que son menos las personas que habían sido acusadas de delitos violentos, como homicidio (148 personas, es decir, menos del 0.3 % de los detenidos) o agresión sexual (303 personas, es decir, menos del 0.6 %).

Sobre este punto, HRW señala que “el uso de estos tipos penales imprecisos abre la puerta a detenciones arbitrarias de personas sin conexión relevante con las actividades de las pandillas y hace poco para garantizar la justicia por los abusos violentos de las pandillas, como asesinatos y violaciones sexuales”.

Es decir, el informe divulgado este viernes respalda los hallazgos presentados anteriormente por Human Rights Watch y Cristosal respecto a la sobrepoblación severa en centros penales y la muerte de personas en prisión. Y es que desde que comenzó el estado de excepción, policías y soldados han detenido a más de 61,000 personas. Alrededor de 3,000 han sido liberadas de prisión, algunos con medidas sustitutivas.

3,102 casos de denuncias

Tras conocer estos datos alarmantes, el organismo internacional recalcó que los abusos cometidos durante el régimen de excepción han sido posibilitados gracias al desmantelamiento acelerado de las instituciones democráticas encabezado por el presidente Nayib Bukele desde que asumió el cargo en 2019, ya que actualmente ningún órgano gubernamental independiente puede servir como freno o contrapeso al poder ejecutivo o garantizar reparaciones y justicia para las víctimas de abusos.

Hasta el 9 de enero del 2023, Cristosal registró 3,102 casos de denuncias de violaciones a derechos humanos bajo la medida excepcional.

Ante este parama, HRW pide al gobierno de Bukele “reemplazar el régimen de excepción con una estrategia sostenible y respetuosa de los derechos humanos para abordar la violencia de pandillas y proteger a la población de los abusos que estas cometen”.

Agrupaciones ilícitas es “poco preciso” y da paso a capturas arbitrarias, advierte HRW

Así lo afirma Human Rights Watch. Ellos consideran que es una tipología penal imprecisa, pero que ha llevado a la captura de decenas de miles de salvadoreños.

Human Rights Watch (HRW) reveló, tras conocer una base de datos de detenidos en el régimen de excepción, que más de 39,000 personas habían sido acusadas de “agrupaciones ilícitas” y más de 8,000 por ser miembros de una “organización terrorista”.

Estos datos contienen información entre marzo y fines de agosto de 2022.

Al hacer una comparación con estos datos se puede verificar que muchas menos personas habían sido acusadas de delitos violentos, como homicidio (148 personas, es decir, menos del 0.3 % de los detenidos) o agresión sexual (303 personas, es decir, menos del 0.6 %).

Ante este panorama, Human Rights Watch destacó que el delito de “agrupaciones ilícitas” se define de una forma amplia e incompatible con estándares internacionales.

Además, advierten que los “tipos penales imprecisos” abren la puerta a detenciones arbitrarias de personas sin conexión relevante con las actividades de las pandillas y “hacen poco para garantizar la justicia por los abusos violentos de las pandillas, como asesinatos y violaciones sexuales”.

Hacinamiento carcelario

Por otra parte, el informe detalla que hasta agosto pasado, más de 50,000 personas habían sido enviadas a detención provisional, elevando la población penitenciaria a más de 86,000. Esto supone un salto sustancial con respecto a cifras oficiales de febrero del 2021 en las que se estableció que el sistema penitenciario salvadoreño tenía capacidad para 30,000 personas.

Asimismo, el documento revela que más de 7,900 mujeres habían sido enviadas a detención provisional, lo cual duplica la cantidad total de mujeres que se encontraban detenidas en el país en febrero 2021.

Siempre sobre el hacinamiento, HRW indicó que la mayoría de los detenidos bajo el régimen fueron enviados al penal de Mariona, donde la población aumentó de 7,600 a 33,000; y a Izalco, donde pasó de 8,500 a 23,300.

Según los datos, se evidencia que hasta agosto 2022 “Mariona tenía cuatro veces más detenidos de los que podía albergar, y la cifra en Izalco triplicaba su capacidad”. Ante esto, Human Rights Watch considera que en el país hay un “hacinamiento extremo”.

HRW también expone que otros centros de detención, como el penal para mujeres de Ilopango y el de hombres de San Miguel, “tenían una población carcelaria seis veces superior a su capacidad”. Al respecto, el director general de Centros Penales, Osiris Luna Meza, expresó en octubre del año pasado que las mujeres detenidas en Ilopango habían sido trasladadas a otra cárcel.

¿Qué dicen los expertos?

Para Oswaldo Feusier, penalista y docente de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), “la filtración de datos confirma lo que ya es un secreto a voces en los tribunales del país y lo que no es un secreto a voces, sino que han gritado las organizaciones de derechos humanos: que se trata de una política criminal fundamentada en la violación sistemática, grave y generalizada de derechos humanos para personas inocentes”.

Por su parte, el representante de la organización “Los siempre sospechosos de todo” dijo que el régimen de excepción más que convertirse en un elemento jurídico para combatir la delincuencia se ha convertido más en un instrumento de tipo político que está siendo utilizado “para mantener la popularidad del gobierno como caballito de batalla”.

“El problema es que al estar siendo utilizado más con un fin político se olvida de que como instrumento jurídico debe garantizar los derechos humanos de todas las personas detenidas y de toda la población en general”, opinó.

Luego recordó que ya se ha demostrado a través de medios nacionales e internacionales que “ha existido detenciones de tipo ilegales” sin elementos de prueba suficientes para garantizar que la persona que se encuentra detenida se está beneficiando del vinculo que pudiera tener con una pandilla o con un miembro de pandilla o que este pertenezca en sí a la pandilla y que ayude a cometer delitos.

“Eso es una clara violación al derecho internacional de derechos humanos”, enfatizó. Por tanto, el experto dijo que “no es extraño que ahorita dentro de los centros penitenciarios se estén violentando derechos humanos de todos los privados de libertad, aun de gente inconsciente que ya lleva detenida casi el año de detención”.

Celia Medrano, especialista en derechos humanos, señaló la negación de información que existe aun en casos personas detenidas y que se bloquean por decisión estatal para que no se conozca la situación real de personas privadas de libertad.

En ese sentido advirtió que “el número de homicidios ocurridos en prisiones durante la vigencia de medidas permanentes de suspensión de garantías al debido proceso puede llegar a cientos”.

“No es exagerar que muchos de estos casos demorará años esclarecerlos puesto que las autoridades no notifican a familiares que sus parientes han sido asesinados en las prisiones y los entierran como personas no identificadas”, concluyó Medrano.

Informe de HRW confirma que régimen de excepción es “una política criminal”

Oswaldo Feusier dijo que la filtración de información confirma lo que “ya es un secreto a voces en los tribunales del país y han gritado las organizaciones de derechos humanos”.

El informe de Human Rights Watch confirma que el régimen de excepción, impulsado por el gobierno de Nayib Bukele, desde marzo del 2022, es “una política criminal” que sirve para ejecutar violaciones sistemáticas, graves y generalizadas a los derechos humanos de personas inocentes.

“Abusos a gran escala”

Así lo consideró en declaraciones a este medio, Oswaldo Feusier, abogado penalista y docente de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), al analizar la filtración de una base de datos a la que ha tenido acceso la organización internacional, Human Rights Watch, en la que se revelan “abusos a gran escala” de parte de autoridades del gobierno de Nayib Bukele, hacia los detenidos bajo el régimen de excepción.

Los registros analizados por HRW, correspondientes a una base de datos atribuida a una fuente de confianza al Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, muestran violaciones masivas del debido proceso, hacinamiento extremo en centros penales y muerte de personas bajo custodia del Estado salvadoreño.

El docente de la UCA consideró que la filtración confirma lo que “ya es un secreto a voces en los tribunales del país y lo que no es un secreto a voces sino que han gritado las organizaciones de derechos humanos”. “Se trata de una política criminal fundamentalmente para poder desarrollarse en la violación sistemática, grave y generalizada de derechos humanos para personas inocentes”, dijo Oswaldo Feusier en referencia al Estado de excepción.

3,102 casos

Hasta el 9 de enero del 2023, Cristosal registró 3,102 casos de denuncias de violaciones a derechos humanos bajo la medida excepcional.

Ante este panorama, HRW pide al gobierno de Bukele “reemplazar el régimen de excepción con una estrategia sostenible y respetuosa de los derechos humanos para abordar la violencia de pandillas y proteger a la población de los abusos que estas cometen”.

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/el-salvador-mas-de-mil-menores-han-estado-encarcelados-por-regimen-de-excepcion/

 

 

Comparte este contenido:

Nicaragua: Estudiantes de Modalidades a Distancia en el Campo, inician clases del Ciclo Escolar 2023

Estudiantes de Modalidades a Distancia en el Campo, inician clases del Ciclo Escolar 2023

En ambientes de celebración, derroche cultural y la certeza de avanzar en victorias educativas, familias de las zonas rurales del país, celebraron el inicio de las clases en las modalidades a Distancia en el Campo para el Ciclo Escolar 2023 en Vida y Esperanza.

En el municipio de La Concepción en el departamento de Masaya, los Centros Escolares Emilio González e Ignacio Putoy, abrieron sus puertas para atender a jóvenes de comunidades distantes que se preparan para avanzar en la continuidad educativa al iniciar sus estudios.

Walter Vivas, delegado municipal del Ministerio de Educación (MINED), detalló que a través de esta modalidad se atienden 556 estudiantes, los que además tienen el acompañamiento del Gobierno Sandinista con los programas sociales.

Explicó, que los estudiantes desde el primer día de clases reciben la Merienda Escolar y Paquetes Escolares que consisten en cuadernos, lápices, lapiceros, reglas, borradores, entre otros artículos que utilizan para sus clases.

Agregó que los docentes de esta modalidad, recibieron maletines escolares con útiles, además de ser capacitados en temas pedagógicos, científicos y tecnológicos que permite avanzar en calidad de los aprendizajes.

Fuente de la Información: https://www.mined.gob.ni/estudiantes-de-modalidades-a-distancia-en-el-campo-inician-clases-del-ciclo-escolar-2023/

Comparte este contenido:

Guatemala: El frío en la diáspora

El frío en la diáspora

Ilka Oliva Corado

Campestre siempre ha querido comprarse unas botas de invierno, pero su economía es tan precaria a pesar de sus tres trabajos. Se las imagina, se ve con sus botas puestas cubriendo sus pies de las temperaturas bajo cero. La ropa de invierno es cara y las botas mucho más, tener ropa de invierno es una opulencia para un migrante indocumentado como Campestre, de 76 años, sin derechos laborales.

Quisiera una chumpa[1]  y  unos guantes enguatados, también un pantalón, la ropa que usa para trabajar no lo ayuda con el frío, es la misma ropa de verano. Entonces se pone dos pantalones, dos camisas y dos chumpas, dos pares de calcetines y los zapatos más gruesos que tenga así no le traspasa tanto el frío cuando anda limpiando el estacionamiento del centro comercial en las mañanas.

Le ayudaría mucho también tener ropa adecuada en su segundo trabajo en las tardes, empujando carretas en un supermercado. No es mucho lo que le pagan, apenas para sobrevivir y tiene que hacer ajustes en los gastos de la comida, a veces sólo hace dos tiempos al día para guardar para las remesas que envía a su familia en Ayutla de los Libres, Guerrero, México.

Es en las noches en su tercer trabajo cuando lo ataca la nostalgia por el clima cálido de su tierra natal, Campestre es parte de las cuadrillas de indocumentados que cuando neva van a limpiar con pala y escoba las aceras y estacionamientos de casas y edificios residenciales. Observa a las costaladas de recién llegados, de desempleados y a otros que como él están en su tercer trabajo.  Hombres y mujeres por igual palean la nieve para que pase el que tiene la máquina y la empuje hacia donde van a dejar el volcán blanco en una esquina del estacionamiento.

Admira a quienes saben manejar carro y maniobrar esas enormes palas en la parte frontal de los vehículos de doble tracción, a él le hubiera encantado aprender a manejar tractor en su juventud, hubiera tenido un mejor salario en la finca donde trabajaba cortando tomates, pero era un oficio que no querían compartir los tractoristas para que nadie les quitara el puesto.

En el invierno estadounidense a él le toca echar la sal en una cubeta y regarla con la mano entre gradas y aceras.  Es un trabajo que sólo se realiza cuando neva, entonces cuando no neva, en las noches Campestre trabaja en una fábrica organizando tornillos que coloca en paquetes.

Es el mayor de la cuadrilla que limpia nieve, pero limpiando el estacionamiento del centro comercial hay otros como él, de su misma edad y también indocumentados, que como él no tienen familia en Estados Unidos. Con historias similares, de pobreza extrema, de muchos hijos qué criar, de hijos asesinados y nietos huérfanos.

Mientras limpia nieve piensa que le caería bien tener ropa adecuada de invierno, también para acostarse a dormir para que el frío del piso helado en el sótano que comparte con once migrantes más no traspase y le tulla[2] la espalda. No tiene colchón, duerme con la muda puesta sobre una sábana que dobla y que guarda cuando se va a trabajar.

Notas:

1 Chumpa: chaqueta corta y ajustada a la cadera

[2] Tullir: Hacer que alguien pierda el movimiento de su cuerpo o de alguno de sus miembros.

Con ropa de invierno Campestre no sufriría tanto por el dolor de la artritis en sus articulaciones, con el dolor de la caries en los dientes no puede hacer mucho, aguantarse como se aguantaba el mismo dolor en su juventud sudando en los surcos de tomates en las fincas en su natal Ayutla de los Libres.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/bloggers/El-frio-en-la-diaspora-20230125-0001.html

 

Comparte este contenido:

Mujeres que apenas leen y escriben son maestras en áreas rurales en Guatemala

Texto: Gilberto Escobar

En el altiplano de Guatemala las madres se convirtieron en maestras durante el confinamiento exigido por la pandemia del COVID-19. A pesar que muchas de ellas apenas saben leer y escribir asumieron ese rol hasta el día de hoy en los hogares. 

Xerxaj queda a 210 kilómetros de la ciudad de Guatemala, en el municipio de San Andrés Xecul, Totonicapán. Ahí es donde vive María Floridalma Tuy, una niña de 10 años, escuálida y con las manos percudidas por el trabajo que realiza en el campo. Vive en medio sembradíos de maíz, en una de las tantas casas de adobe que se pueden ver ahí.

Desde que se confirmó el primer caso de covid-19 en Guatemala, el 13 de marzo de 2020, la niña ha pisado pocas veces la escuela. En ese momento, el recién electo presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, suspendió las clases a todo nivel. Desde entonces nada ha sido como antes, las escuelas fueron puestas bajo llave. En 2022, María recibió clases solo un par de horas durante unas semanas. Y cada día regresó a su hogar con una montaña de tareas.

Su casa está construida alrededor de un patio central. Las habitaciones rodean a este espacio en el que los niños y las niñas juegan y la familia seca el maíz. Las paredes están pintadas con cal, el piso es de tierra y por el techo de láminas de zinc oxidadas se cuelan unos rayos de luz.

En la aldea también hay casas más precarias, que son solo champas improvisadas sin luz y sin agua. Hablar de luz e internet en esta zona es hablar de que no se tiene acceso a esos servicios. Estas son las condiciones de vida de las zonas rurales de Guatemala. En esta aldea, la única construcción que hace la diferencia es una iglesia de color blanco.

En la entrada de la casa de la familia Tuy hay un molino de maíz que alquilan y con ese pago cubren gastos básicos, como la comida y la luz. María ayuda a su madre, Ana Macario Tuy, en los quehaceres domésticos. Solo el poco tiempo que le queda tras realizar esas tareas dedica al estudio.

Madre e hija hablan el K’iche’. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Totonicapán el 98% de las personas se identifican como mayas y hablan este idioma.

tempImage3aXypC-0000
María Tuy sonríe al ver su cuaderno con una caricatura, su madre Ana le ayuda a hacer los deberes de la escuela después de realizar los quehaceres domésticos. (Foto: Gilberto Escobar)

En el hogar de María el silencio reina a tal punto que se puede escuchar cómo las manecillas de un reloj van girando, tic, tac, tic, tac. En octubre y noviembre con el receso de las clases, la niña dedica su tiempo a cosechar maíz y asegurar la comida para el próximo año. Muchos niños y niñas hacen lo mismo.

Canceladas las clases, el 31 de marzo de 2020, el Ministerio de Educación (Mineduc) inició un programa de televisión para que se pudiera dar continuidad al ciclo escolar de preprimaria, primaria y secundaria. Pero esa estrategia desconocía una barrera: no todos los estudiantes tienen acceso a tecnología, luz o conectividad. Y de esa barrera tecnológica María no escapó.

Ella no tiene internet en casa. Tampoco televisión, solo una radio arcaica y empolvada. Cuatro focos y un teléfono celular, en el que no se puede utilizar WhatsApp, es el combo tecnológico con el que cuenta para estudiar.

“Las primeras semanas no hice nada, los cuadernos se quedaron guardados”, cuenta la estudiante. Recién empezó a desempolvarlos cuando el Mineduc envió guías de estudio para que cada niño las resolviera en casa. En la escuela a la que asiste María crearon un grupo de WhatsApp, pero ella no pudo estar. El único celular que hay en la casa lo utiliza el padre y es tan antiguo que solo sirve para hacer llamadas, no permite descargar aplicaciones.

Bienvenido Argueta Hernández fue Ministro de Educación en 2009-2010 y es especialista en temas educativos. Él cuenta que en esta compleja realidad hubo maestros que hicieron hasta lo imposible por llegar a esos lugares donde la tecnología es todavía un sueño. En el caso de María, a pesar de las dificultades ella se ha mantenido en la escuela. Ha sido un trabajo difícil y al que su madre asumió como propio.

10
Mujeres que sólo hablan K’iche’ y apenas saben escribir fueron las encargadas durante la pandemia de la enseñar a sus hijos los conocimientos de la educación primaria. (Foto: Gilberto Escobar)

La madre de María

La niña baja de un viejo guardarropa su mochila empolvada, y muestra sus cuadernos. Son ocho, casi todos repletos de ejercicios y tareas resueltas. Al lado está su maestra, no la de la escuela sino la que asumió su educación en casa, su madre. Ella ha ayudado estos años de pandemia a su hija con las tareas escolares y cuando no puede pide ayuda a familiares o vecinos, o busca un lugar con internet.

Es bajita y viste un traje maya, al igual que su hija. De huesos anchos, manos curtidas por el trabajo en el campo y el cabello amarrado con una cola. Habla rápido y bromea de vez en cuando con su hija. Así es Ana. Apenas sabe leer y escribir, y si bien tiene 37 años su apariencia es la de una mujer mayor.

Ana no tiene un método de enseñanza, pero durante estos años en los que la educación en las aulas se paralizó, ella asumió el vacío que el Estado dejó al no garantizar la educación de su hija.

03Artboard 1

«Ana no tiene un método de enseñanza, pero durante estos años en los que la educación en las aulas se paralizó, ella asumió el vacío que el Estado dejó al no garantizar la educación de su hija».

«Y ¿le ha sido difícil asumir ser la maestra de su hija?». Ana se queda callada y el rostro se le llena de nostalgia hasta que ensaya una risita y dice: “Sí, sobre todo en matemáticas. Míreme, soy una mujer de campo, humilde. Pero no quiero que mi hija se quede sin estudiar, quiero que ella salga adelante”.

En la casa no hay pizarrón, tampoco marcadores. El método de Ana se reduce a completar la guía que manda el maestro, una hoja con indicaciones y ya. Pero no siempre ella entiende las indicaciones. Por eso, Ana también debe buscar ayuda cuando no sabe resolver las tareas de su hija. En muchas ocasiones va en búsqueda de un café internet (cibercafé), y le paga al encargado para que haga las búsquedas pertinentes.

Sin embargo un cibercafé no es algo que está a la vuelta de la esquina. El que ella frecuenta está a por lo menos a 20 minutos caminando primero por el campo y luego por calles pavimentadas.

3
María Tuy y su hermanita pequeña viven en una casa sin internet y rodeada de de maíz y leña, tampoco tienen televisión, sólo una radio arcaica y empolvada. (Foto: Gilberto Escobar)

“Hay niños que se quedaron sin educación. No volvieron a las escuelas porque los padres dijeron: ‘Para qué si no tenemos teléfono’. Pero yo preferí ayudar a mi hija desde aquí, desde casa” dice Ana.

Argueta considera que en los hogares del área rural de Guatemala alguien (que no fue el Estado) se hizo cargo de la educación. Si no fueron las madres, fueron los tíos, o un hermano mayor. “Siempre, siempre hubo alguien que asumió la educación en las comunidades”, afirma el ex ministro.

“En las escuelas públicas, las redes sociales y mensajería a través del WhatsApp fue el primer recurso que tuvieron los estudiantes para resolver el tema educativo”, dice Argueta. En estos casos, reconoce, que “en el área rural las madres asumieron el rol de supervisar que se realizarán las tareas.Mientras que desde el Ministerio de Educación no existieron planes sistemáticos para darle continuidad al aprendizaje”.

Para el ex funcionario la situación educativa no estaba bien desde antes de la pandemia y con la llegada del COVID-19 eso se complicó.

2
Ana, quien se encargó de la educación de su hija durante la pandemia, apenas sabe escribir ni leer. Ella fue aprendiendo ya de grande, gracias a los programas del Comité Nacional de Alfabetización (Conalfa). (Foto: Gilberto Escobar)

Analfabetismo un mal visible

Ana apenas sabe leer y escribir. Ella fue aprendiendo ya de grande, en el camino y gracias a los programas del Comité Nacional de Alfabetización (Conalfa). Durante su niñez debió  ayudar a su madre en los oficios domésticos, la pobreza fue un factor decisivo en su educación. Pero eso no le pasó solo a ella. Según las estadísticas oficiales, en Totonicapán el 35% de las mujeres son analfabetas. Otros departamentos que también tienen porcentajes altos son: Quiche con 42%, Alta Verapaz con 41%, y Huehuetenango con 36%. Ubicados en el altiplano de Guatemala también comparten un alto porcentaje de analfabetismo, de ruralidad y de población indígena.

María Marta Vásquez Chan es la maestra a la que Ana busca cuando no logra resolver sus dudas en el cibercafé. Vásquez Chan enseña a leer y a escribir a mujeres adultas, aquellas que no pudieron ir a la escuela a la edad indicada.

La docente, que viste según las costumbres del lugar, domina el idioma de la región y eso permite que el proceso de alfabetización sea más amigable. Conoce las penas de sus estudiantes y también sus metas, sus sueños. En muchas ocasiones ella resulta ser una consejera y sugiere soluciones a los problemas cotidianos.

Vásquez Chan lleva 12 años haciendo esto, yendo a buscar a las mujeres a sus casas, motivándolas para que aprendan a leer y a escribir. Por ello recibe un pago mínimo del Conalfa. Le pone empeño y mucha paciencia a esa misión. “El método para enseñarles a leer y escribir es el mismo que se utiliza con los niños menores”, cuenta.

5
Los niños y niñas de Xerxaj, San Andrés Xecul, han pisado pocas veces la escuela desde la pandemia. El presidente suspendió las clases a todo nivel. En 2022, sólo tenían un par de horas semanales de clases. (Foto: Gilberto Escobar)

El Conalfa promueve la alfabetización en el país para la población joven y adulta a partir de los 15 años de edad. El último Censo elaborado en Guatemala (2018) calcula que en el país hay 1 millón 412 mil 813 mujeres sin acceso a la educación. Es decir, un 21.7%.

La alfabetizadora cuenta que a las mujeres mayores se les dificulta escribir: “Tiene las manos endurecidas por el trabajo en el campo, que es duro, rudo. Por eso, ella tiene varios ejercicios para ablandar las manos hasta que logran sujetar un lapicero”. Y agrega: con las mujeres mayores se empieza desde cero, desde la estimulación motora, haciendo bolitas de papel y así, con mucha paciencia en dos meses podrán sujetar un lapicero de la manera correcta”, detalla la maestra.

Ana, la madre de María, es una de las que pasó por ese proceso. “Aunque todavía le tiembla la mano derecha cuando escribe y sujeta con mucha fuerza el lapicero, con la práctica ha ido mejorando”, cuenta la alfabetizadora.

Con la llegada de la pandemia, el número de mujeres a las que se les enseña a leer y a escribir aumentó. “Me di cuenta que ellas buscaban alfabetizarse para ayudar a sus hijas e hijos en las tareas de la escuela en la casa”, afirma Vázquez Chan.

8
En San Andrés Xecul, Totonicapán, el 98 por ciento de la población habla el idioma K’iche’ por lo que fue difícil para los padres poder enseñar a sus hijos los conocimientos de educación primaria durante la pandemia, esto ha causado un gran rezago educativo. (Foto: Gilberto Escobar)

Tecnología una utopía en el área rural 

Según el censo nacional solo el 12% de la población mayores de siete años utiliza una computadora en Totonicapán y el un 18% utiliza internet. En ninguna de esas estadísticas está María, en su casa no cuentan con nada de eso.

María del Carmen Aceña también fue Ministra de Educación pero en 2004-2008. Para ella, con la llegada de la pandemia, “el Ministerio tuvo una gran oportunidad de transformar el sistema educativo, pasar a un modelo tecnológico, pero no lo hizo”, dice.

Aceña es consciente que hacer esa transformación en Guatemala es difícil, más no imposible. Uno de los factores que señala la exministra es la poca conectividad que hay el país solo el 30%. Y en Totonicapán del total de su población (418 mil 569) sólo el 16% tiene acceso a internet, eso según el censo poblacional de 2018.

7
La casa de Ana y María está rodeada de maíz en proceso de secado, las niñas ayudan a sus padres en el campo cuando no están en la escuela, y muchos abandonaron sus estudios durante el parón provocado por la pandemia. (Foto: Gilberto Escobar)

La exministra también menciona otro de los graves problemas que enfrenta la niñez rural: la desnutrición crónica y, como ella subraya: “eso frena su aprendizaje”.

Según la última Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (ENSMI), realizada en 2014, el departamento con mayor índice de desnutrición crónica es Totonicapán con el 70%.

De momento, el Mineduc anunció que las clases para el 2023 darán inicio el 15 de febrero de manera presencial. Ana va seguir estudiando, en los planes de la familia no está contemplada la compra de un celular inteligente y menos de una computadora. Claro que Ana se mantiene alerta. Si la pandemia recrudece y las clases presenciales siguen suspendidas ella seguirá siendo para María la maestra en casa pese a que apenas sabe leer y escribir.

Fuente: https://www.no-ficcion.com/project/mujeres-totonicapan-educacion-pandemia

Comparte este contenido:

Otros horizontes

Por: Ilka Oliva-Corado

Escucha a lo lejos la alarma del reloj despertador, voltea a ver, son las tres y treinta de la madrugada, se levanta adormitado y camina hacia el baño, desde la noche anterior dejó la cubeta llena con agua para no tener que ir a esa hora a sacarla al tonel que está en el patio. En un costal tiene cuatro mudas de ropa, saca una que planchó la noche anterior y se alista para esperar al repartidor de pan que no tarda en llegar.

En una de las dos hornillas de la estufa de mesa pone a calentar los frijoles, en la otra calienta las tortillas, del refrigerador saca una bolsa con crema y queso fresco del que pasó dejando el vendedor que llega desde Taxisco cada semana, se sirve una taza de café y del canasto del pan saca dos zepelines. Se sirve los frijoles, coloca las tortillas en una manta y comienza a desayunar, son las cuatro de la mañana, en una hora tiene que abrir la abarrotería, pero antes a Ovidio le toca limpiar y organizar el mostrador como todos los días antes de abrir.

Después de limpiar el mostrador, barrer el local y sacudir el polvo de las estanterías coloca en bolsas el pan frío del día anterior para venderlo a mitad de precio.  Cuando le dijeron de irse a la capital a atender una abarrotería se ilusionó con estudiar en la escuela nocturna, porque ese fue el trato con el dueño, un hombre originario del mismo pueblo que se fue a Estados Unidos de indocumentado y regresó veinte años después con papeles y con dinero para poner un negocio y regresarse al Norte. Llegó a la aldea diciendo que era un migrante empresario.

En su natal, Nahuatán, Pajapita, San Marcos, Guatemala, Ovidio no tenía más futuro que agarrar para Estados Unidos como han hecho docenas de jóvenes de su aldea, cosa que él también quería hacer, pero su mamá le dijo que si se iba lo más probable sería que no se volvieran a ver, como les ha sucedido a tantos que mueren en el camino, en Estados Unidos o mueren los papás en la larga espera del retorno.  Le suplicó que no se fuera tan lejos, que le había dolido tanto en el parto como para que se fuera y no lo volviera a ver.

Apalabraron con su empleador que le daría dos bonos anuales, diez días de vacaciones al año y las fiestas de fin de año podía ir a visitar a su familia, que podía finalizar sus estudios en la escuela nocturna y podía vivir en el mismo local que tenía una habitación atrás muy cómoda, pero nada de eso fue cierto. Ovidio lleva siete años trabajando en la abarrotería en la capital, duerme a pocos pasos de los tambos de gas propano en un colchón tirado sobre el piso, maloliente, que ya estaba ahí cuando llegó.  Se levanta en la madrugada, cierra la abarrotería a las diez de la noche y se va a dormir a la media noche, no puede hacerlo antes, tiene que hacer las cuentas del día, ordenar producto y organizar las estanterías.

El dueño de la abarrotería abrió tres locales más y contrató jóvenes de la misma aldea para que los atiendan, le han dicho sus amigos de la aldea que el tal migrante empresario los está explotando. Su mamá le dice que no renuncie, que ahí tiene techo y comida y que cambiar de trabajo le implicaría gastos. Que aguante, que está joven, que ya vendrá la oportunidad de algo mejor. Ovidio entre los sustos de los tambos de gas propano que almacena para la venta, también ha sufrido infinidad de asaltos, los barrotes no lo protegen de una bala o de las amenazas de cuando salga al mercado a comprar frutas y verduras para la abarrotería lo venadeen para matarlo sino entrega el dinero.

Se enteró que en la misma situación se encuentran varias jóvenes que trabajan en las tortillerías del sector, ellas mismas le han contado que en las abarroterías de los alrededores también hay jóvenes indígenas atendiéndolas, que los llevaron desde sus pueblos y que apenas hablan el español. Como él que llegó hablando mam y el español lo habla a medias a pesar de los años que lleva viviendo en la capital. Y que de asaltos ni se diga, que hasta notas han ido a dejarles donde los asaltantes les piden una cuota semanal para no matarlas. Los dueños de las tortillerías se hacen los desentendidos, a pesar de que en las noches les han ido a manchar las paredes con sangre como advertencia.

Carmen, una de las muchachas que atiende en la tortillería no quiere arriesgarse más y perder la vida en un asalto, ni estar dejando los pulmones torteando para llenarle las bolsas a otros, lleva meses diciéndole que se vayan a Estados Unidos, que un primo suyo los recibe allá, se van a ir cinco de sus compañeras de trabajo y se van a unir a una de esas caravanas de migrantes hondureños que atraviesan Guatemala.

Finalmente, Ovidio se decide, una madrugada cualquiera se levantó como de costumbre, recibió el pan. No abrió la abarrotería, salió por la puerta de atrás, agarró el dinero de la semana y llamó al dueño para avisarle de su renuncia, también le dijo que la copia de la llave se la dejaba con las muchachas de la tortillería de la esquina, que no se preocupara que no se robó nada.

En el camino hacia México los dos pasaron por San Marcos, pero Ovidio no quiso ir a visitar a sus papás, porque su mamá lo iba a convencer otra vez de no irse, entonces se fue solo así, como se van los más golpeados de las clases sociales: como aves en bandadas buscando otros horizontes.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com

Blog: Crónicas de una Inquilina

Fuente de la información: https://ilkaeditorial.com

Comparte este contenido:
Page 37 of 1236
1 35 36 37 38 39 1.236