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Guatemala: El efecto de un bicho diminuto

El efecto de un bicho diminuto

pandemia

De nada sirven las alertas cuando nuestro impulso vital es regresar a la normalidad, reunirnos con las amistades y la familia o disfrutar de las actividades culturales que habíamos dejado a un lado. Eso es precisamente lo que me ha sucedido. A pesar de haberle hecho el quite al contagio durante toda la pandemia, hasta hace un par de días comencé a experimentar los síntomas y tomé conciencia de mi descuido. Al fin, estoy viviendo sus efectos. Sin embargo y pese a las advertencias sobre la alta incidencia del contagio, reconozco cómo la falta de certeza sobre sus alcances y la escasa información constante y actualizada nos han hecho relajar las medidas de precaución de manera progresiva, como un modo de olvidar sobre esta amenaza viral.

¿Qué sabemos con certeza sobre el diminuto virus? Al volcarnos hacia los sitios especializados y, de paso, también hacia aquellos no tan apegados a la ciencia, nos damos de narices con las contradicciones, las hipótesis, los contrastes entre quienes proponen tratamientos y quienes afirman que no sirven para nada. Al final del día estamos tan desorientados como al principio, mientras nuestro organismo se prepara para la batalla.

Este es el panorama personal, aunque depende de cada quien la manera como lo gestiona, lo cual nos enfrenta a la realidad de nuestra ignorancia sobre el tema. Pero hay otro lado de la medalla, y es el panorama en nuestros países, cuyo bajo nivel de desarrollo condena a la población a ver cómo se las apaña, sin el consuelo de una infraestructura sanitaria adecuada para cubrir las emergencias. En algunos de ellos -los más corruptos y, por ello, carentes de una plataforma seria y confiable, pero también privados de políticas públicas adecuadas- los sectores que sobreviven por debajo de la línea de la pobreza no solo están fuera de los presupuestos estatales, sino también incapacitados, por motivos estructurales, para obtener un mínimo alivio a sus problemas de salud.

Los ejemplos abundan: gobernantes que se han llenado los bolsillos con los presupuestos para afrontar la pandemia; sistemas sanitarios incapaces de resolver el desafío de los programas de vacunación y tratamiento; y, peor aún, la ignorancia a la cual han condenado a la ciudadanía por no tener siquiera información actualizada. Con el propósito de planificar un adecuado plan de contingencia, enfrentar a la pandemia y no negar su existencia, es indispensable un esfuerzo institucional capaz de superar la voracidad de nuestros gobernantes y sus círculos de aliados. Es criminal la irresponsabilidad de quienes tienen en sus manos el poder para gestionar los mecanismos de control de la pandemia. Otro de los grandes obstáculos para conocer los verdaderos alcances de esta situación es la pobreza de medidores estadísticos, por medio de los cuales tener una idea de cómo afrontar los efectos devastadores de esta emergencia en términos de pérdida de empleos, colapso de la economía familiar, violencia doméstica -especialmente contra niñas, niños y adolescentes- y el impacto directo especialmente duro contra los sectores menos favorecidos.

Es difícil tener una idea de cómo nos afectará esta nueva ola de contagios, pero el mensaje sigue vigente: cuídense, utilicen los recursos de prevención y no confíen con tanta ligereza en la seguridad del contacto con otras personas. A mí ya me pasó la cuenta.

En el tema de salud, la responsabilidad personal es la mejor protección.

Fuente de la Información: https://iberoamericasocial.com/el-efecto-de-un-bicho-diminuto/

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SER maestro, SER humano

Por: Ventura Alfonso Alas* 


Ser maestro significa construir, en el espíritu y la inteligencia del niño,
el panorama cultural necesario para capacitar
su ser en el nivel social contemporáneo.
Ojalá que quienes leen estas líneas hayan encontrado
alguna vez un verdadero maestro, uno que sentía su misión;
que la vivía. Un maestro como deberían ser todos los maestros.
El hombre es inteligencia, pero también sentimiento,
y anhelo metafísico, y sentido religioso.
Julio Cortazar, Esencia y misión del maestro, 1939.

A propósito he querido dejar pasar el día célebre para el día del maestro en El Salvador (22 de junio). No ha sido casualidad, porque entre otras razones quería aprovechar para saludar a todo el magisterio latinoamericano a través de este espacio; ya que en otros países tiene fechas distintas su celebración.

Por primera vez en El Salvador se estableció un “receso educativo” de una semana, comprendida entre el 20 y el 24 de junio. No dejaron de haber maestros y directores desconcertados, el fin de semana previo aún había incertidumbre. Nunca se había dado una semana de receso en ese marco.

Han habido celebraciones individuales, grupales, institucionales (escolares) y a nivel ministerial (departamentales y nacional). Han participado financieras, empresarios, diputados, alcaldes, gobernadores y evidentemente los titulares del ministerio de educación de diferentes jerarquías.

Todos los participantes (discursantes) han coincidido en agradecer la labor docente, que es una profesión poco valorada por la sociedad, que el maestro representa la columna vertebral del sistema educativo, en la necesidad de dignificar la labor docente… mariachis y otros géneros musicales han desfilado por los escenarios de las celebraciones, regalos sorpresas y refrigerios; ha sido la tendencia.

¿Y ahora qué sigue? Justamente esta semana, los maestros han retomado labores en las parvularias, escuelas e institutos de todo el país. Reconozco y valoro todo esfuerzo que vaya encaminado a festejar a los compañeros docentes, a (re)conocerles su labor social, la importancia que tienen en el tejido de la sociedad… Sin embargo será muy importante cuestionar(nos); sobre la relevancia que debería tener esta fecha en el marco de reflexiones profundas que nos encaminen a la transformación de este sistema educativo salvadoreño.

Desde que me he dedicado a estudiar educación y ejercer la docencia en diferentes niveles educativos; voy leyendo y escuchando voces sobre la necesidad de reformas educativas que transformen la educación de este país. Ya he transitado varios esfuerzos, desde la reforma educativa del año 95, que representaba en aquel momento un instrumento de transformación y que respondía a la necesidad de formar una sociedad que apenas había firmado los acuerdos de paz.

De allí en adelante muchos cambios se han incorporado, planes y proyectos se han diseñado en diferentes escritorios; consultores internaciones (de distintas financieras multilaterales) han visitado los despachos ministeriales para asesorar sobre lo mejor que le conviene al país en materia educativa. El currículum nacional (programas de estudio), la evaluación, inglés, computación, formación inicial y actualización docente… han sido los principales temas en el debate gubernamental.

Parece que todos los sectores de la sociedad coincidimos en la importancia de la educación, que se deben inyectar más recursos, que se deben mejorar salarios a los maestros, que se debe mejorar la infraestructura de las escuelas, cualificar los recursos de aprendizaje… ¿Reforma educativa? ¿Reforma curricular?

Desde los acuerdos de paz para acá, en la memoria educativa más reciente; cuanto plan, programa o proyecto ha sido diseñado y ejecutado; también ha sido llamado a desaparecer en cuanto surge uno nuevo. Pareciera que aparecen y desaparecen como las modas. ¿Será que solo hemos estado cambiando los odres? ¿Que el producto sigue siendo el mismo y reemplazamos el empaque?

Ahora mismo será muy importante reflexionar como magisterio salvadoreño si nuestra forma de ejercer la docencia, nuestros enfoques educativos, nuestra manera de compartir los aprendizajes siguen siendo los mismos de hace 20 ó 30 años. ¿Estamos haciendo hoy lo mismo que hicimos ayer y haremos mañana lo que hacemos hoy?

Evidentemente la pandemia por covid-19 ha venido a destapar las debilidades del sistema educativo que intentamos ocultar por muchos años, nos desnuda y nos coloca nuevos retos y desafíos en relación a la educación en modalidad virtual. Reconozco la gravedad del problema y en medio de todo esto pedirle al maestro que mejore su práctica educativa pareciera injusto; sin embargo, demostrado está que todos los cambios que se han inyectado bajo decreto y con un efecto cascada han estado condenadas al fracaso, parcial o total.

Como lo he dicho antes, para mejorar el sistema educativo pasa por resolver los principales problemas estructurales que tiene esta sociedad, es una tarea titánica, se han tirado gobiernos y colocado otros con esas esperanzas y finalmente esos sueños quedan petrificados en esas urnas.

Por eso hay que SER maestros. Considero desde mi limitada experiencia colocar en este espacio de debate al menos 4 dominios básicos para ejercer la docencia, el orden en que los presento no corresponden a una jerarquía de prioridad, se complementan entre sí:

  1. Dominio Curricular: Me parece imprescindible que un maestro debe tener claridad no solamente de ¿qué enseñar? ¿quién aprende? ¿Cómo aprende? ¿cuándo enseñar? y otros cuestionamientos a que nos somete el currículum nacional; sino también a los enfoques que está adscrito.

Elemental es que el maestro de ciencias sociales domine geografía, economía, sociología, ecología…; que el maestro de lenguaje lea, escriba, cuente cuentos, relate historias y leyendas, declame poesía…; que el especialista de matemáticas, sea matemático; que las ciencias naturales estén en manos de profesores que sepan de biología, de ecología, de química… Me refiero a que el maestro encargado de una disciplina o un grado específico tengan el dominio curricular-disciplinar del área que le corresponde compartir. Claro está que el maestro no es todólogo, pero debe tener dominio elemental de su asignación en el aula.

  • Dominio Metodológico: ¿Cómo compartir los conocimientos? ¿Cómo construir caminos que nos lleven al conocimiento? Estos cuestionamientos nos llevan a puntualizar que es importante que el maestro disponga de un abanico de posibilidades para dinamizar sus clases. Mucho se habla del tedio y aburrimiento de los estudiantes, de metodologías tradicionales y activas. De enseñanza, de aprendizaje.

Claro está que no voy recomendar algo específico porque estoy en contra de las recetas educativas, de los libretos ministeriales. Construir nuestra propia metodología ya es un buen camino. En sintonía con el dominio anterior, si hay que preguntarnos si metodológicamente estamos desarrollando un currículum o simplemente  ejecutamos un libro de texto.

Cabe preguntarnos si estamos en un proceso de extensión o comunicación.

  • Dominio para la disciplina escolar: Muchos de los problemas escolares se originan por la falta de referentes teóricos y prácticos por parte de los docentes para canalizar emociones y expresiones de los estudiantes, así como resolver conflictos específicos en el aula o escuela. Un grito o una risa escandalosa de un estudiante han sido, en muchas ocasiones, motivos para merecer un castigo.

No estoy juzgando, ni mucho menos condenando a los colegas maestros, reconozco la carga de emociones a lo que son sometidos diariamente; por sus estudiantes, por los padres y madres de familia y en muchas ocasiones incluso desde sus mismos compañeros de trabajo. Esta situación ubica al maestro en una posición que le exige formarse y aprender lecciones de su propia práctica para mejorar permanentemente la relación docente-estudiante-padre o madre de familia.

  • Comunicador: Por excelencia, el dominio de la palabra, independientemente del nivel o área en que se desenvuelva el maestro; saber expresar con claridad de manera expedita, concisa y precisa sus ideas; sin duda que será un eje que va a vertebrar todo su quehacer docente. Saber comunicar(se) por escrito y de forma oral e impulsar esa relación dialógica con sus estudiantes, le permitirá avanzar hacia un rol como problematizador del proceso de construcción del conocimiento.

Avanzar de una pedagogía de la respuesta (a preguntas que los estudiantes no se hacen), a una pedagogía de la pregunta, nos coloca en la ruta del conflicto cognitivo.

Podría enlistar cualidades que haya leído en algún lado que considero que debe cumplir un perfil docente. Copiar un decálogo y ampliar su conceptualización. Este escrito no pretende ser un libreto. Intento colocar en el debate elementos poco visibilizados en estos contextos.

No quiero repetir frases y retórica trillada para el maestro, pero es indudable que nuestra labor está directamente relacionada con la actividad humana, con el crecimiento intelectual, con las habilidades y destrezas de un individuo, con el fortalecimiento emocional y espiritual de la sociedad. Todo esto nos obliga a SER humanos.

En cada espacio que tenemos con nuestros estudiantes, nos encontramos con la obligación legal y moral de seguir construyendo esta humanidad, de continuar tallando al ciudadano, de hacer educación prohibida si es necesario y posible (popular alternativa). Dejar de competir, porque cooperar es esencia humana.

*Subdirector del Portal Insurgencia Magisterial para El Salvador. Chalatenango. El Salvador


Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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Covid provocó retroceso de 10 años en el aprendizaje de lectura en niños

Por: Enrique Carranza

Según un informe del Banco Mundial y UNICEF, una de las principales dificultades que enfrentarán los estudiantes estará en la comprensión lectora

Cuatro de cada cinco estudiantes de sexto grado en América Latina y el Caribe (ALC) no alcanzarán el nivel mínimo de comprensión lectora, prevé un informe publicado esta semana por el Banco Mundial y UNICEF, en colaboración con la UNESCO.

Si bien la región ya se encontraba en una crisis de aprendizaje antes de la pandemia, el covid y su prolongado impacto representó agravamiento sustancial. Esta nueva y alarmante estimación también sugiere que luego de dos años de cierre de escuelas en la región a causa de la COVID-19, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de diez años.

 

El nuevo informe, “Dos años después: salvando a una generación”, recalcó que estas pérdidas de aprendizaje podrían costar a los alumnos de hoy una reducción en sus ingresos del 12 por ciento a lo largo de su vida.

Los niños de América Latina y el Caribe vivieron algunos de los cierres de escuela más extensos por COVID-19 del mundo. En promedio, desde el comienzo de la pandemia los alumnos de la región perdieron, parcial o completamente, dos tercios de los días de clase presenciales, con una pérdida estimada de 1,5 años de aprendizaje.

“América Latina y el Caribe enfrenta una crisis educativa sin precedentes que podría comprometer el desarrollo futuro de nuestros países”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

“El hecho de que una gran mayoría de los alumnos de sexto grado tal vez no logre comprender lo que leen pone un signo de interrogación sobre el bienestar futuro de millones de niños que aún no desarrollaron competencias fundamentales críticas, algo que eleva el riesgo de profundizar aún más las desigualdades de larga data en la región”, añadió.

Los niños más jóvenes y vulnerables han sido desproporcionadamente afectados por estas pérdidas de aprendizaje, como muestra la evidencia más reciente a lo largo de la región, sentando las bases para una mayor desigualdad y una crisis generacional.

 

“América Latina y el Caribe ya perdió más de diez años de avances en términos de aprendizaje a causa de los dos años de cierre de escuelas por COVID-19. Y esta catástrofe educativa sigue en marcha, día tras día”, sostuvo Jean Gough, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Agregó que “Si bien la mayoría de las escuelas de la región ha reabierto, vemos que demasiados niños no han podido regresar a la escuela a tiempo completo, y muchos de los que han regresado están perdidos. En ambos casos no están aprendiendo. Cerrar los ojos ante la crisis educativa más severa jamás enfrentada por la región perjudicará a los jóvenes de hoy y a todos nosotros a largo plazo”.

 

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Unicef: una de tres escuelas en Haití es blanco de violencia

La agencia de las Naciones Unidas indicó que una de cada cuatro escuelas es disfuncional​​​​

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ​​señaló que una de cada tres escuelas en el país es blanco de actos de violencia, afirmación contenida en un informe que analiza el impacto en el sector educacional de la guerra de pandillas por el control de barrios de la capital, Puerto Príncipe.

“Casi el ocho por ciento de las escuelas evaluadas todavía están ocupadas, en su mayoría, por bandas armadas y familias desplazadas. Debido a la inseguridad, el número de alumnos en las aulas cayó de 270.000 antes de la crisis de seguridad en abril a 218.000 en mayo. Cerca de 55.000 niños no han regresado a la escuela”, señaló el organismo.

La agencia de las Naciones Unidas indicó que una de cada cuatro escuelas es disfuncional​​​​ y subrayó que en barrios desfavorecidos dos de cada tres escuelas de las 290 centros evaluados sufrieron actos de vandalismo y se perdieron materiales escolares.

Por su parte, el representante de la Unicef en Haití, Bruno Maes, reflexionó sobre “la inseguridad que provocó el cierre de 1.700 escuelas, dejando a 500.000 niños sin educación, y la necesidad urgente de construir más escuelas en el suroeste de Haití”.

Asimismo valoró que las escuelas son templos del conocimiento donde miles de niños construyen su futuro y el de la nación. “Las escuelas no deben bajo ninguna circunstancia ser blanco de violencia o servir de base para grupos armados”, refirió.

La advertencia realizada por el funcionario de la ONU contempló que los niños son más vulnerables y están más expuestos al abuso, la explotación y el reclutamiento por parte de grupos armados cuando se cierran las instancias educativas.

“Es el círculo vicioso de violencia lo que conduce al cierre de escuelas, lo que empuja a los niños a las calles donde son fácilmente reclutados, lo que luego alimenta más violencia”, dijo Bruno Maes.

Fuente de la información e imagen: https://www.telesurtv.net

 

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Guatemala: 21 de junio. Año nuevo para algunos pueblos andinos

21 de junio. Año nuevo para algunos pueblos andinos

OLLANTAY  ITZAMNA

«Hace tan sólo algunas décadas atrás, anunciar o mostrar públicamente la celebración ritual de nuestra gratitud con el Sol, (21 de junio), era impensable y motivo de vergüenza. Sí, era causa de mofa social. Ignorantes nos llamaban los «ilustrados».

Ahora, la celebración de la gratitud y clamor al Padre Sol para que vuelva con su calor lo más antes posible en estas épocas de noches largas y más frías, se va convirtiendo casi en un motivo de orgullo y reconstitución de las identidades y espiritualidades de los pueblos.

Nadie sabe a «ciencia cierta» en qué fecha exactamente celebraban nuestros abuelos el Willka Kuti o Inti Raymi. Se asume que es en el momento del solsticio del invierno (21 de junio), pero la ciencia modélica hegemónica tampoco puede establecer con exactitud el instante en el que ocurre, en todo el hemisferio del Sur, el solsticio del invierno. 

Lo cierto es que hay tantos años nuevos, en fechas diferentes, como pueblos existen en el mundo. Los pueblos mayas tienen tres o dos calendarios, y con sus propias fechas de año nuevo. Aymaras, mapuches y quechuas celebramos nuestro año nuevo el 21 de junio. Occidente celebra el 1 de enero. Los judíos, musulmanes, en fechas diferentes….

La colonización occidental, en su intento de colonización/cristianización, persiguió/castigó con el suplicio a nuestros abuelos para escarmentarnos y así evitar que coexista la diversidad de estilos de vida en el Planeta. Lo hicieron durante la colonia europea y lo hacen aún en la actual colonia republicana.

Pero, muy a pesar de la violencia de la modernidad y el culturicidio del cristianismo, en esta parte del mundo, la mística de la resistencia creativa puede más que la violencia destructiva de siglos.

Aún recuerdo. Mis padres, que ya celebran Willka Kuti desde el fecundo vientre de la Pachamama, bajaban hacia los barrancos más inaccesibles, a la media noche, a escondidas incluso de su hijos, para vivir, realizar, sus ceremonias ancestrales de gratitud con la Tierra.

Al parecer, esos tiempos cuando la espiritualidad de la Vida era motivo de persecución, vergüenza y muerte, seden como consecuencia de las nefastas consecuencias de destrucción y muerte que la colonización/cristianización impuso (universalizó) en el mundo.

Por eso, el Año Nuevo Andino, no debe ser únicamente celebración del retorno del calor solar al hemisferio Sur en estos tiempos de noches largar y frías, donde todo parece morir, sino también debe ser una celebración de la incipiente y creciente victoria de las espiritualidades de la Vida sobre las religiones y doctrinas coloniales de muerte y sus monocultivos culturales.

No somos individuos. Somos comunidad. No somos dueños. Somos parte de la comunidad cósmica. No somos átomos aislados en el pluriverso. Somos comunidad dependiente de todos los seres de la comunidad cósmica. Por eso, nuestra gratitud con el Tayta Inti (Padre Sol) es tan real como el frío o el calor que sentimos en el cuerpo.

Fuente de la información: https://ollantayitzamna.com/2022/06/21/21-de-junio-ano-nuevo-para-algunos-pueblos-andinos/#more-3036

 

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Honduras: Trabajo infantil, un lastre sin cultura de la denuncia en Honduras

Trabajo infantil, un lastre sin cultura de la denuncia en Honduras

Aunque los organismos como World Visión Honduras registran que en el país centroamericano al menos medio millón de menores engrosan la lista de trabajo infantil, este es un lastre sin cultura de la denuncia, alertó hoy Dayana Renau, la coordinadora de Niñez y Familia del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh).

En ese sentido, Renau notificó que el Conadeh no recepciona ninguna denuncia por trabajo infantil, lo que revela que no existe una cultura de la denuncia en este tema en el país centroamericano.

Según datos de la OIT, unos 160 millones de niños (es decir, casi uno de cada diez en todo el mundo), están sometidos a trabajo infantil. Casi la mitad de ellos, además, se dedican a tareas potencialmente peligrosas.

Honduras no es indiferente a esta realidad y las cifras van en crecimiento impulsados por la pandemia a causa de la COVID-19, han alertado diversos organismos defensores de los derechos de los niños.

No obstante, las denuncias por trabajo infantil se cifran en cero, reprochó la coordinadora de Niñez y Familia del Conadeh.

En nuestra sociedad no hay una cultura de denunciar estos actos y al mismo tiempo desconocen que tienen derechos, agregó.

Razonó que si existieran salarios justos los menores no se verían en la necesidad de trabajar y podrían dedicar su tiempo al estudio y la recreación.

El telón de fondo del trabajo infantil es la pobreza, un flagelo que en Honduras aumentó al 70 % en 2020 a causa de la pandemia.

Esa pobreza obliga a que miles de niños desempeñen labores incompatibles con su edad y lo que al mismo tiempo coloca en riesgo su educación.

Fuente: La Tribuna

Fuente de la Información: http://www.hondurasensusmanos.info/2022/06/26/trabajo-infantil-un-lastre-sin-cultura-de-la-denuncia-en-honduras/

 

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Nicaragua: Formación Docente

Formación Docente

La Formación Docente tiene el propósito de fortalecer las competencias científicas, didácticas, metodológicas y actitudinales de docentes mediante la formación, capacitación y actualización, a fin de centrar el proceso de aprendizaje en la persona como base de la calidad educativa y la formación integral de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos que transitan en el sistema educativo.

Este proceso de formación y actualización del personal docente, se centra en la formación científica y didáctica de cara a los desafíos del siglo XXI, que conlleve a la mejora de la práctica pedagógica y calidad del aprendizaje, destacando la responsabilidad, creatividad, reflexión crítica y propositiva con el objetivo de contribuir al desarrollo de los procesos educativos, contando con el protagonismo de toda la comunidad educativa y la familia.

La Formación Docente comprende las siguientes modalidades:

1. Formación Inicial:

Tiene como propósito fundamental formar docentes de Educación Primaria y sus diferentes modalidades tales como Maestros de Educación Primaria y Maestros de Educación Primaria con mención en Educación Intercultural Bilingüe y Maestros de Educación Primaria con mención en multigrado para garantizar la cobertura y la calidad educativa.

Esta formación responde a las demandas y transformaciones evolutivas dadas en Primaria y que estimulen al desarrollo de saberes que complementen integralmente el aprendizaje de los estudiantes con una actitud positiva, respondiendo al modelo educativo del país.

2. Formación Continua:

La Formación Continua y la Actualización Docente tiene el objetivo de contribuir a la formación integral y actualización de docentes, directores, personal administrativo, asesores pedagógicos y delegados de educación, favoreciendo su desarrollo profesional, con competencias para lograr aprendizajes significativos que evidencien el mejoramiento de la calidad educativa

El proceso de formación, actualización y capacitación responde a las necesidades y realidades del proceso educativo identificadas por las áreas sustantivas del Ministerio de Educación y como resultado de diagnósticos realizados mediante el trabajo conjunto del Ministerio de Educación Con las Universidades.

En correspondencia con el Modelo Educativo vigente se ha revisado y reflexionado sobre la importancia de los procesos de capacitación, actualización y formación continua como parte de su diario vivir. Esto implica poner en práctica procesos metodológicos que permita la promoción del intercambio de experiencias exitosas de acuerdo al contexto educativo, para favorecer el desarrollo del pensamiento crítico en los docentes.

Fuente de la Información: https://www.mined.gob.ni/formacion/

 

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