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El rol de la Inteligencia Artificial en la educación básica

Por: Melissa Guerra Jáuregui

Desde sus inicios en 1956, la Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado todos los campos científicos, tecnológicos e industriales. Sin embargo, poco se ha discutido sobre su despliegue en la educación básica, ya que el enfoque principal se ha puesto sobre el nivel medio y superior.

Es importante destacar que la implementación de esta tecnología en la educación básica va más allá del uso de apps o plataformas integradas en el aula, puesto que ésta ha reformulado los procesos de enseñanza-aprendizaje a un nuevo nivel, llevando a cambios importantes dentro y fuera del aula, destacando el diseño curricular y las competencias digitales.

A su vez, se deben tomar en cuenta las limitaciones y las repercusiones éticas del desarrollo e implementación de la IA a nivel básico, esto para que los derechos humanos de los niños y las niñas no sean trasgredidos.

La educación básica y la Inteligencia Artificial (IA)

Alfabetización digital

Uno de los términos clave para entender el rol de la IA en la educación a nivel básico es la alfabetización digitalde la cual se desprende otra en inteligencia artificial. De acuerdo con la UNESCO, la alfabetización digital se refiere a “la capacidad de acceder, gestionar, comprender, integrar, comunicar, evaluar y crear informaciones mediante la utilización segura y pertinente de las tecnologías digitales para el empleo, un trabajo decente y la iniciativa empresarial”.

Alfabetización en IA

Por su parte, la alfabetización/instrucción en inteligencia artificial (AI literacy) se define como la capacidad de interactuar asequiblemente con la IA mediante el aprovechamiento de herramientas, sistemas y marcos de la misma, con el fin de resolver problemas de manera efectiva y ética dentro de una amplia gama de contextos socioculturales. Otros estudios la definen como un conjunto de competencias que permiten evaluar, comunicar y colaborar de forma efectiva y crítica con esta tecnología.

Además, se destaca que la alfabetización en IA tiene tres elementos esenciales:

  1. La comprensión de las capacidades de esta tecnología.
  2. Su utilización para resolver problemas.
  3. Su aplicación en contextos socioculturales.

¿Por qué es importante la alfabetización?

Como principio ético, la inclusión de la alfabetización en IA expone la importancia de educar a las infancias y jóvenes para que estén informados, con el fin de que tomen buenas decisiones respecto al uso de la inteligencia artificial en sus vidas.

Algunos estudios sugieren que la alfabetización en esta tecnología es relevante para las niñas y los niños, puesto que gracias a esto se mejoran muchos aspectos del desarrollo infantil, por ejemplo, la teoría de la mente, la indagación, la creatividad y las emociones, así como la investigación colaborativa. Además, la implementación de herramientas con esta tecnología en las primeras etapas de las aulas de educación preescolar han demostrado efectos prometedores.

Además de ser end-users, los niños y las niñas necesitan un enfoque educativo diferente gracias a los avances en tecnología de los últimos tiempos. Sin embargo, diferentes estudios señalan que integrar su presencia en el currículo ha sido un tema desafiante, ya que implica cambios en la forma de enseñar y aprender, aunado a que existe poca investigación sobre esta en ambientes educativos de nivel básico.

Existen varias iniciativas que llaman a “tomar acción” ante la creciente necesidad de la educación básica por incluir la alfabetización en IA, lo cual implica el diseño, la fundamentación pedagógica, la implementación (es decir, quécuándo cómo), la evaluación, los objetivos, las competencias, la preparación docente, actualizaciones, etcétera.

La iniciativa “Cinco Ideas Principales en IA” (five big ideas in AI) fue propuesta por el trabajo conjunto de la Association for the Advancement of Artificial Intelligence (AAAI) y la Computer Science Teachers Association (CSTA). En esta se presentaron recomendaciones para la enseñanza de esta tecnología en la educación básica. Dicha iniciativa define lo que los estudiantes deben aprender sobre IA, robótica y machine learning (ML).

Otra iniciativa es el SEAME modella cual es una clasificación de alto nivel sobre conceptos y habilidades para categorizar recursos de aprendizaje de IA para la educación básica y la investigación.

¿Para qué enseñar con IA?

Se distinguen varias razones por las cuales la enseñanza con esta integración en educación básica es relevante:

  1. Conocer y comprender las competencias básicas de esta tecnología y utilizar sus aplicaciones es fundamental para que todas las personas se conviertan en alfabetizados en IA en el mundo digital actual.
  2. Las niñas y los niños deben estar capacitados para comprender, utilizar y evaluarla con un propósito determinado.
  3. Las infancias deben tener la capacidad de comprender sus funciones básicas, especialmente cuando en su experiencia cotidiana aparecen juguetes integrados con ésta.
  4. Las nuevas generaciones ya están creciendo con ella, resultando en un impacto en sus vidas.
  5. Se debe asegurar que su uso sea seguro y efectivo.
  6. La IA requiere una nueva forma de pensamiento.
  7. Se puede empoderar a las y los niños, mediante las oportunidades que brinda esta tecnología, para lograr o potenciar cambios.
  8. Se requiere una fuerza laboral capacitada en inteligencia artificial.

¿Cómo se puede enseñar con IA?

Hoy en día existe una línea difusa sobre cómocuándo y qué implementar en el quehacer educativo, puesto que, aunque existen plataformas y apps con integraciones de IA, eso no quiere decir que sean la totalidad de los cambios que se requieren para potenciar la calidad educativa a nivel básico con inteligencia artificial.

Varios estudios indican que durante la educación preescolar, la integración de esta tecnología en juguetes, tales como robots y kits (para programar), apoyan en los primeros pasos de su desarrollo en su alfabetización en el uso de esta tecnología. A saber, otras herramientas que están siendo utilizadas para la implementación de IA en el aula de educación básica son: PopBots, Teacheable Machine, Jobo Robot, Anki Cosmo Bot, PlushPal, RoBoHon, PictoBlox, entre otros.

Mediante la gamificación con IA (juegos como «piedra, papel o tijera», actividades lúdicas y música) los estudiantes desarrollan el andamiaje necesario para aprender sobre sistemas de conocimiento (knowledge-based systems), machine learning bajo supervisión e IA generativa, adquiriendo y reconociendo los conocimientos básicos sobre la inteligencia artificial y sus implicaciones éticas.

Ahora bien, en términos de diseño instruccional para integrar la alfabetización en IA, se requieren de varios aspectos, tales como la pedagogía, el contenido, las herramientas/material de clase, la evaluación, etcétera.

Aunque no existe un conjunto de lineamientos globales para desarrollar un currículo de esta forma, puesto que cada país tiene contextos educativos y culturales diferentes, se pueden revisar sugerencias/recomendaciones para comenzar a construir un plan estratégico, pedagógico y tecnológico que apoye la calidad educativa, conforme a los principios y normas que se requieran para cada caso.

Algunos autores sugieren lineamientos para la enseñanza de IA en el aula, con un enfoque en ciencia y matemáticas: Aprendizaje y Enseñanza de IA (K-12 AI Learning and Teaching), Integración de la IA en programas STEM, Idiomas y Ciencias Sociales (K-12 AI Education Integration into STEM, Language Arts and Social Science Education), Desarrollo Profesional en IA para Maestros y Administrativos (K-12 AI Professional Development for Teacher and Administrators) y Evaluación (K-12 AI Assesment).

Hay que recalcar que la alfabetización no requiere que los estudiantes aborden términos o temas complejos, o que adquieran capacidades complejas de programación y ML, sino que desarrollen bases sólidas para comprender las capacidades, límites, aplicaciones y consideraciones éticas de la inteligencia artificial, con el fin de que los estudiantes puedan desarrollarse plenamente en la era digital.

Desafíos de la enseñanza a nivel básico con IA

Aunque parezca sencillo de realizar, sí existe una complejidad al momento de desplegar un currículo integrado con IA, puesto que no hay que perder de vista los objetivos de aprendizaje, ni tampoco la mera aplicación de actividades con apps o plataformas con esta tecnología solo por creer que eso sería una “innovación”.

Con o sin IA, el diseño instruccional, los planes, clase, los métodos, etc., deben tener un objetivo. Se debe tener cuidado para no caer en un círculo vicioso de “aplicación infinita de actividades con inteligencia artificial”, pero que no tienen ningún propósito dentro de los procesos de aprendizaje. A saber, esta debe ser tomada en cuenta como herramienta y no como un sustituto de algo.

Entre los retos más importantes se encuentran los siguientes:

  • El déficit de conocimientos, habilidades, confianza y actitudes sobre IA de los profesores
  • La falta de un currículo robusto e integrado con esta tecnología
  • Poca información sobre los lineamientos para implementar los procesos de enseñanza-aprendizaje adecuados con IA

También se debe considerar que, tanto el profesorado como la comunidad estudiantil deberán desarrollar competencias relacionadas con el mundo digital actual, por lo que el reto se hace cada vez mayor.

Competencias del docente

En este apartado se enuncian algunas de las competencias que las y los profesores deben considerar:

Competencias del estudiante

Existen varios marcos de referencia que distinguen ciertas competencias que las y los niños deben desarrollar:

Cabe destacar que existen competencias específicas, por ejemplo: la interpretación de datos, entender el funcionamiento y aplicaciones de machine learning, distinguir entre IA general y débil (narrow AI), entre otras.

La alfabetización es relevante hoy más que nunca, puesto que las nuevas generaciones entrarán a un mercado laboral totalmente diferente gracias a esta. Los niños y las niñas están creciendo dentro de ambientes sumamente tecnológicos gracias al uso de apps con integraciones de IA, por ende, no solo es importante el impacto que esto puede tener en ellos, sino también las implicaciones negativas como la desinformación o el exceso de información, el uso de sus datos (siendo estos menores de edad), así como sugerencias no apropiadas para su edad (en referencia al uso de chatbots o similares).

Asimismo, se debe considerar el bienestar del profesorado, puesto que la falta de lineamientos o pautas sobre IA, la falta de confianza debido al déficit de competencias digitales, el nulo o poco desarrollo de un currículo robusto e integrado con IA pueden perjudicar más que potenciar la calidad educativa, resultando en un burnout interminable debido a la poca organización y planeación por parte de las altas esferas educativas.

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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Lectura, escritura y libertad

Por: Silvia Valle Tépatl

Con la escritura inicia la historia, pues la representación de los sucesos dio lugar a conservar vestigios de los hechos. Quedaron registrados el lugar, el tiempo, las acciones, la emoción que acompaña el sentimiento humano, porque la escritura como representación de nuestro pensamiento también recoge la emoción de quien dice algo de manera escrita. En la producción académica en torno a cómo las niñas y los niños aprenden y se apropian de la lengua escrita, destacan las de Lev Vigotsky (1885-1934), con la teoría sociocultural, y la de Jean Piaget (1896-1981), quien inspiró a Emilia Ferreiro a desarrollar su propuesta sobre la psicogénesis de la lengua escrita (1983).

Las nuevas propuestas pedagógicas que estos desarrollos teóricos han generado sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura no han sido suficientes, pues al paso del tiempo su apropiación sigue siendo una tarea compleja. ¿Cuántos no recordamos el pánico de la hoja en blanco? Pensar qué, para qué o para quién escribir; imaginar el tipo de mensaje que emitiremos de manera gráfica y entendible para quien lo lea, son tareas que en muchas ocasiones se tornan complicadas.

Sea por el tipo de escuela o por las formas de enseñar y aprender en las aulas, constantemente se ven a la lectura y escritura separadas del contexto y de la realidad de quien aprende, pasando por alto que tienen que ver con lo que pensamos, con lo que sentimos, con lo que sabemos, con nuestra experiencia de vida y con lo que observamos en un tiempo y en un espacio determinados; en síntesis, tienen que ver con lo que somos. Para escribir y leer recurrimos a la parte cognitiva, pero también evocamos lo social, lo que hay a nuestro alrededor en nuestra cultura y ambiente: familia, amistades, compañeras y compañeros de escuela, comunidad y lugar donde vivimos.

Cuando hablamos de lectura y de escritura nuestro pensamiento nos remite a la escuela; sin embargo, el desarrollo de ambas habilidades rebasa sus fronteras, porque las encontramos, entre otros sitios, en la casa, los comercios, en los empaques de los productos que con- sumimos, en los nombres de las calles, en los anuncios, y en nuestros teléfonos celulares. No obstante, la escuela es un espacio privilegiado para propiciar el gusto y apreciar el placer por la lectura y la escritura.

Esta concepción es considerada por la Nueva Escuela Mexicana en el currículo actual, pues además de demandar la participación activa y comprometida de estudiantes, docentes, familias y autoridades educativas para que niñas, niños y adolescentes desarrollen su autonomía, su pensamiento crítico, y vivan en armonía con la naturaleza, propone como estrategia didáctica el trabajo por proyectos y un eje articulador –Apropiación de las culturas a través de la lectura y la escritura– que promueve una alternativa viable para darle a la lengua escrita su papel central.

Propiciar que niñas y niños lean y escriban, ayudar a mejorar los textos de las y los jóvenes, es procurar una sociedad más justa y libre, formar ciudadanas y ciudadanos críticos y transformadores de su realidad.

Editorial publicado en Boletín ‘Educación en Movimiento’ del mes de abril de 2024 de Mejoredu.

Fuente de la información:  https://revistaaula.com

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Detrás de las cifras del analfabetismo

Por:  Mariana Sofía Jiménez Nájera

El analfabetismo priva a millones de personas en el mundo de alcanzar su máximo potencial al impactar negativamente en sus vidas.

Cuando se habla de analfabetismo, usualmente se nos muestran gráficos con la cantidad alarmante de personas que son analfabetas, en donde la UNESCO estima que sean 765 millones de adultos en todo el mundo. Y aunque cada año los números bajan, desafortunadamente la brecha sigue sin cerrarse y muchas personas son privadas de este derecho humano elemental.

Sin embargo, considero que no se habla mucho del verdadero impacto del analfabetismo, que es grandísimo en la vida de estas personas. Fue durante mi lectura del segundo capítulo de “Cartas a quien pretende enseñar” de Pablo Freire, el cual estamos leyendo para el próximo Círculo de Lectura, que no pude evitar reflexionar e investigar más allá de este tema tan interesante, y a la vez, triste.

Muchos de nosotros damos por hecho que podemos leer y escribir, es algo que se nos enseñó desde pequeños y por ende, ya lo hacemos automáticamente. Al leer el capítulo de Freire donde relata el proceso de escribir, me percaté que nunca me había detenido a pensar en la mecánica que conllevan estas maravillosas acciones que infravaloramos; y que realmente implican un proceso complicado a la que nuestras mentes ya están acostumbradas. El leer y escribir significa que el lenguaje, pensamiento y realidad están interconectados y da como resultado el poder plasmar nuestras propias ideas e incluso entender nuestro entorno y más allá.

No solamente se trata de poner el lápiz sobre el papel o teclear en un archivo de Word y mágicamente salen palabras. Si fuera así, serían palabras sin sentido o hasta garabatos. El acto de escribir incluye formular en nuestra mente una idea, examinarla, pensarla, conocerla, relacionarla con otros conocimientos y/o experiencias, detallarla y de nuevo repensarla para ya plasmarlo digitalmente o en papel. Pero este proceso no termina ahí, también se debe traducir esta idea a nuestro idioma, con el léxico que conocemos para poder transmitir dicha idea de la mejor manera posible. Finalmente, es donde transferida esa idea, ahora debe plasmarse a través de letras que forman palabras que otras personas que leen puedan también comprender lo que tratas de comunicar. Suena complicado, ¿no? Es cuando tomamos distancia de nuestras acciones y las contemplamos escrutadoramente que nos podemos dar cuenta de esto, y el poder que nos da el saber leer y escribir.

Sin embargo, este proceso no es posible para las personas iletradas. Tener un léxico reducido y no ser capaz de transmitir pensamientos precisos o comprender lo que se les comunica, hace que el mundo de una persona analfabeta se cierre. En el libro 1984 de George Orwell, hay un segmento el cual, para mí, es sumamente memorable y de vez en cuando pienso en ello de lo mucho que me impresionó; mismo que está relacionado a este tema. En dicho segmento de,  esta distopía, el gobierno se encarga de reducir el vocabulario de las personas para así continuar reprimiéndolas. De esta manera, las personas no cuentan con las palabras para describir lo que sienten o señalizar acciones o movimientos que puedan perjudicar el terrible gobierno de esta historia.

¿Acaso no es lo mismo con el alfabetismo? No poder leer y escribir niega la libertad de pensamiento, de ponerle nombre a sus emociones o situaciones a las que viven, en donde no pueden comunicar lo que realmente piensan por no saber leer y escribir; así como tener la oportunidad de comprender otras maneras de pensar, propuestas o conocimiento en general. Claro que en la obra la eliminación de estas palabras aplica para todas las personas sin discriminar, pero siento que el analfabetismo tiene casi el mismo efecto, ya que incapacita a las personas de no poder alcanzar su máximo potencial.

Cabe mencionar que no solo su potencial es afectado. Imaginemos estar imposibilitados para realizar tareas sencillas como escribir una lista para el supermercado, leer una receta médica, escribir un mensaje por mensajería instantánea, entre otros. Son deberes que parecen fáciles, pero el no saber leer y escribir los hace muchísimo más difíciles. El analfabetismo, definido como la falta de capacidades de una persona para leer y escribir, va más allá de ello y es un poco más complicado de lo que pensaba; ya que existen principalmente dos tipos de analfabetismo:

  • Analfabetismo absoluto: la insuficiencia para leer o escribir, por lo que textos y letras son totalmente ajenos a una persona y no hay comprensión alguna.
  • Analfabetismo funcional: capacidad de una persona para identificar algunas palabras o escribir algunas letras, pero sin su comprensión total.

Cabe destacar que recientemente se incluyó el analfabetismo digital, el cual consiste en la incapacidad de las personas para manejar aparatos tecnológicos básicos (pero por esta ocasión lo dejaremos de lado, aunque sea igual de importante, ya que en este artículo nos enfocaremos en leer y escribir).

Reiterando el tema de las cifras de personas analfabetas, un estudio realizado por Óscar Chapital señala que las instituciones a nivel mundial que realizan censos para calcular el analfabetismo tienen diferentes definiciones de este concepto, por lo que no hay una manera para homologar entre ambos tipos de personas no alfabetizadas; y por ende, no se tiene la certeza absoluta de la cifra exacta. Por ejemplo: en la encuesta de una institución se plantea que una persona analfabeta es aquella que sabe o no sabe escribir, por lo que esto queda bajo la consideración de la persona al contestar sí o no. Sin embargo, puede que esa persona sea analfabeta funcional, pero por el hecho de no poder leer o escribir al 100 %, ya es considerada como una persona totalmente iletrada.

El analfabetismo es la consecuencia de distintas situaciones, primordialmente de la falta de oportunidades personales y escolares, las cuales están vinculadas con la pobreza. Personas que no tienen el tiempo para cursar estudios mínimos, debido a que tienen que trabajar para sobrevivir, no tienen acceso a acudir a una escuela que está muy lejos de su localidad o debido a su cultura (por ejemplo, mujeres afganas que se les impide estudiar debido a su género) son algunas de las razones por las que para algunos aprender a leer y escribir es imposible.

Estas personas cuentan con el gran obstáculo de tener una incapacidad que estrecha sus oportunidades e impacta gravemente la calidad de vida de estas personas:

  • Social: las personas analfabetas suelen ser marginadas y/o discriminadas por la falta de alfabetización. Su participación ciudadana es limitada debido a la falta de conocimiento y confianza plena ante figuras consideradas como autoridad.
  • Económico: no saber leer y escribir impone una barrera altísima para la obtención de numerosos empleos y su desarrollo en ellos. Cabe destacar que son vulnerables al tener que aceptar trabajos riesgosos o al momento de ser contratados, no poder leer los contratos que se les provee.

La lectura y escritura están directamente ligados a la educación: si estos no se aprenden, difícilmente se puede seguir cursando más allá de los primeros grados escolares; por lo que la deserción escolar es bastante común en estas personas. Estando conectados, ayudan a los estudiantes a obtener, transmitir y reflexionar sobre distintos conocimientos que los forman como mejores personas que pueden adquirir una mejor comprensión de su contexto actual.

Al percatarme de todas estas negativas, pensé que habrían consecuencias con respecto al proceso cognitivo de las personas analfabetas a largo plazo. Sin embargo, aunque sí las hay, es importante notar que ser analfabeta no es equivalente a ser intelectualmente inferiores a una persona alfabetizada. Recordemos que siglos atrás, era la mayoría quienes no sabían leer y escribir y aún así podían llevar a cabo su vida normal; aunque hoy en día ya no puede ser esa la normalidad debido a las exigencias del mundo moderno.

Algunas de las desventajas cognitivas de las personas iletradas son las siguientes:

  • Arquitectura cognitiva diferenciada: Las redes neuronales de personas letradas e iletradas son diferentes, ya que existen conexiones que se forman a lo largo de la vida académica de las personas que de manera natural no se desarrollan, tales como: razonamiento lógico, prolongada capacidad de atención, toma de decisiones, habilidades visomotoras, estrategias de memorización, entre otras. Adicionalmente, las personas analfabetas son más propensas a desarrollar demencia.
  • Lenguaje y vocabulario: Leer y escribir incrementa el vocabulario y por ende, las personas pueden expresar mejor sus emociones, pensamientos, etcétera. Sin embargo, las personas analfabetas muchas veces no pueden comprender conceptos abstractos y aunque reciban mensajes en su mismo idioma o contexto, es posible que no los comprendan en su totalidad.
  • Memoria a corto plazo limitada: Imaginemos no poder anotar al instante la dirección de una ubicación. Ahora imaginemos que cualquier cosa que necesitamos recordar solo puede vivir dentro de nuestras cabezas, qué difícil, ¿no? Muchas personas analfabetas tienen una muy buena memoria a largo plazo; sin embargo, las personas letradas pueden apoyarse en palabras o letras para recordar cosas, además que es en la escuela donde se inculca la importancia de la memorización.
  • Capacidad reducida para realizar operaciones matemáticas: Todos tenemos habilidades innatas para el cálculo. Y aunque personas que no sepan leer o escribir pueden realizar operaciones sencillas para llevar a cabo su trabajo o resolver problemas aritméticos relacionados a la vida diaria, serán superados por las personas alfabetas. Adicionalmente, para ellos será mucho más complicado comprender operaciones abstractas, como por ejemplo: 15+23.

La escritura y lectura son herramientas que no solo nos brindan un profundo entendimiento del mundo, sino que son puertas que abren la puerta a una infinidad de oportunidades y conocimientos que incentivan el desarrollo humano integral de las personas. Más allá de las cifras, hay personas como nosotros que navegan nuestro mismo mundo, pero que se les restan estas habilidades que para nosotros son indispensables; por lo que la concientización de la falta de estas capacidades es esencial para poco a poco disminuir la cantidad de personas analfabetas.

“En razón de que manejamos el lenguaje, sabemos, sentimos, interactuamos, conocemos y comunicamos; se habla para que se escuche, se escribe para que se lea. En la palabra está el secreto de nuestra especie; se trata de un auténtico código de la cultura” (Narro, J. et al. 2012).

Esta nota surgió como idea a partir del libro que actualmente leemos para el Círculo de Lectura del Observatorio: “Cartas a quien pretende enseñar”. Todavía estás a tiempo para unirte a la lectura de este corto pero enriquecedor texto, donde discutiremos temas relevantes como este y otros que giran en torno a la educación y la docencia el próximo 16 de mayo a las 12:00 horas (México) / 13:00 horas (Colombia, Perú)/ 15:00 horas (Argentina)/ 20:00 horas (España). Regístrate aquí para participar, ¡te esperamos!

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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El SNTE de rodillas

Por: Abelardo Carro Nava

 

Qué triste y penoso espectáculo, pero hoy, sin duda: el SNTE se encuentra de rodillas ante un “poder supremo”.

 

Tal y como se esperaba, el pasado 1º de mayo fue una jornada en la que cientos de trabajadores de la educación, salieron a las calles para “conmemorar” el día del trabajo; sin embargo, contrario al motivo por el cual se realiza este acto, no hubo expresiones de inconformidad hacia el actual gobierno por la promesa fallida de “revalorizar al magisterio” durante este sexenio; tampoco hubo lonas o mantas que plantearan ipso facto la eliminación de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), órgano desconcentrado y brazo extendido de la política neoliberal impulsada por el sargento Nuño y la derecha conservadora; tampoco hubo un duro planteamiento para demandar una mejora sustancial de los salarios de los trabajadores de la educación; mucho menos hubo arengas a favor de una jubilación y pensión digna, recuperando el derecho a jubilarse a los 28 y 30 años de servicio; tampoco hubo una fuerte demanda para exigir la desaparición de la UMA (Unidad de Medida y Actualización), dado que precariza la pensión de todo trabajador al momento de su retiro; no, no hubo una desmedida exigencia para emplazar al gobierno federal afín de que en los planteles se cuente con todo lo necesario para el desarrollo de las actividades, ya sea en el ámbito de la infraestructura, materiales u otros requerimientos que son fundamentales en el proceso de enseñanza y de aprendizaje; no, no se observaron cartulinas con mensajes que exigieran una desburocratización de la labor docente para que se priorizara el quehacer pedagógico y didáctico en las aulas; tampoco se observaron a cientos de trabajadores exigir mejoras en los programas de formación continua y acompañamiento pedagógico tan necesarios en tiempos en que el presupuesto para este rubro es el peor en décadas; no, no se escucharon aquellos reclamos muy sentidos por la incompetencia de muchas autoridades educativas y escolares, cuyo autoritarismo y verticalidad, recuerda a lo más podrido y rancio del priismo de sus buenos tiempos.

No, nada de esto, o tal vez muy poco llegó a escucharse en las calles.

Lo que sí llegó a escucharse y a conocerse a través de propios y extraños, fue la actitud servil y descarada del líder sindical del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) quien, momentos antes de ingresar a una comida con el presidente López Obrador (por el día del trabajo), expresó a los reporteros que le cuestionaron sobre el apoyo en la contienda electoral en curso, que ya sabían a quien apoyaba, a la candidata de la educación, agregando que lo habían incluido en la lista en el lugar 11 para el Senado por Morena y que, por obvias razones, ya tenía y “teníamos” candidata (https://profelandia.com/tenemos-candidata-snte-respalda-a-claudia-sheinbaum/).

Quiero pensar que muy pocos recuerdan aquella fotografía icónica que fue tomada en un evento político-electoral en 2018; en ésta se puede observar a José Antonio Meade (ex candidato a la presidencia de México por el PRI), a Juan Díaz de la Torre (ex líder del SNTE), a Alfonso Cepeda (actual líder del SNTE) y otras y otros políticos más en un templete, tomados de la mano apuntando hacia arriba en señal de victoria y con una gran sonrisa en el rostro. Quiero pensar que muy pocos recuerdan que el SNTE, a través de sus “líderes sindicales”, le ofrecía a Meade la jugosa cantidad de 300 mil maestros para que pudieran vigilar el proceso electoral en 2018, principalmente, para que pudieran llevar votos a las urnas en tal contienda (https://www.sinembargo.mx/26-05-2018/3422724).

Sí, eran aquellos tiempos en los que el régimen neoliberal y los partidos de derecha no eran adversarios de la clase trabajadora mexicana; por el contrario, eran regímenes y partidos que merecían la fabulosa cantidad de 300 mil maestros.

Vaya, esto que estoy argumentando no lo estoy inventando, basta revisar el pronunciamiento que esta organización sindical emitió a propósito del 1º de mayo, particularmente, transcribo 2 pequeños párrafos: “Los trabajadores de la educación tenemos memoria. Sabemos que los gobiernos y partidos de la derecha han sido y serán abiertos adversarios de la clase trabajadora mexicana” y “En 2018, el pueblo de México y los trabajadores decidimos poner fin al régimen neoliberal y conservador que empobreció a los mexicanos y sumió al país en la corrupción, la impunidad, la inseguridad y la violencia” (https://snte.org.mx/blog/pronunciamiento-010524/).

¿Cómo explicar que, durante la campaña electoral de 2018, el ejercito intelectual del lopezobradorismo y de la 4T, nombrado así por Cepeda Salas, apoyaba con todo al ex candidato presidencial priista José Antonio Meade?, ¿cómo explicar que el mismo Cepeda, que gustosa y sonrientemente levantaba la mano a Meade en señal de victoria, sea el mismo que hoy critica al régimen neoliberal y conservador del que se benefició hasta el hartazgo?, ¿cómo explicar que el morenismo reciba entre sus filas a quien solo ha velado por sus propios intereses y se ha olvidado de sus agremiados?, ¿cómo explicar la complacencia y hasta benevolencia de un presidente, de un presidente de partido y de una candidata que se dicen de izquierda al otorgarle prácticamente un escaño a quien, igual que antaño, solo se sirve del poder y se olvida de quien dice servir?

Ojalá y las marchas conmemorativas del 1º de mayo no fueran vistas como la oportunidad de tomarse “selfis” portando una playera y gorra con la imagen del SNTE; ojalá y estas marchas conmemorativas no tuvieran como propósito esperar recibir un “lunch”, y tener el visto bueno del delegado o representante sindical para ausentarse un día durante la semana debido a su participación en el desfile; ojalá y en estas marchas se expresaran todas y cada una de las necesidades y demandas que, regularmente se observan y se escuchan en las escuelas; ojalá y el magisterio reaccionara y se diera cuenta de que lo único que han hecho ciertos líderes sindicales, es servirse del puesto y de sus trabajadores; ojalá y así fuera porque, de lo contrario, no sé qué pensarían los mártires de Chicago si vivieran en estos momentos.

Qué triste y penoso espectáculo, pero hoy, sin duda: el SNTE se encuentra de rodillas ante un “poder supremo”. Ahí están los hechos.

Fuente de la información e imagen:  https://profelandia.com

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Cultura del odio y regulación de las redes

Sao Paulo (Prensa Latina): Crece el número de suicidios de jóvenes causados por el linchamiento virtual. El odio permea las redes digitales, avanza la cultura de la cancelación, y la defensa de la honra de las víctimas se hace imposible. Las fake news provocan diversos trastornos, estrés postraumático y depresión profunda. Y los asesinos virtuales se esconden tras el anonimato de las redes.

De ahí la importancia de que la escuela, desde el ingreso de los niños, promueva la educación para el uso de las redes digitales e internet en general. En caso contrario, niños y jóvenes corren el riesgo de tornarse vulnerables a la mayor fábrica de odio global inventada por el ser humano, que engrosa con miles de millones de dólares cada mes las cuentas bancarias de los propietarios de las plataformas digitales, las big tech, y cuyo objetivo es uno solo: ¡money, money, money!

Esos propietarios conocen el secreto para mantener a millones de personas conectadas a las redes digitales, hasta el punto de sufrir de la enfermedad de moda, la nomofobia: dependencia de internet. Hoy más de cinco mil millones de personas están conectadas a las redes.

Haga una encuesta en su entorno y verá que las personas recuerdan mejor las ofensas sufridas que los elogios recibidos. Por tanto, cuanto más odio destilan las redes, tantas más personas se conectan. He ahí la receta del éxito de las plataformas.

La más sencilla noción de psicología nos permite saber que nuestra identidad se deriva de nuestras relaciones sociales. Hoy en día, no solo de nuestras relaciones presenciales, como la familia y las amistades, sino también de las conexiones virtuales.

La diferencia es que las conexiones virtuales tienen el inconmensurable poder de amplificar una acusación injusta, mientras que el acusado muchas veces ni siquiera cuenta con la oportunidad de defenderse, porque es cancelado inmediatamente, o sea, eliminado de los canales digitales.

¿Cómo defenderse de un comentario malintencionado que en menos de una hora se multiplica por mil? Ante esa siniestra coyuntura solo veo dos antídotos: la educación de niños y jóvenes en el uso de las redes digitales y el mundo virtual, y el establecimiento por el gobierno de una rígida regulación para ponerle freno a la “fakecracia” e impedir que la cultura del odio prevalezca sobre la del respeto y la solidaridad.

Investigaciones realizadas en Brasil arrojan que los niños y jóvenes enviciados con internet presentan una considerable pérdida de la capacidad de memorización, redacción e interpretación de textos, y expresión oral. Y muestran cada vez menos interés por la literatura. Saben digitar, pero no siempre saben reflexionar.

Además de tratar de capturar y mantener al internauta conectado el mayor tiempo posible y motivarlo a compartir los contenidos seleccionados por el algoritmo en función de una infinidad de factores, como sucede en las redes digitales, estas pueden ser un factor de inducción de la discriminación y desigualdad. Es lo que ocurre cuando el algoritmo de una empresa de selección de candidatos a empleo excluye sistemáticamente a las personas de determinado género o etnia.

Ese “hueco negro” del ciberespacio debe ser mapeado urgentemente para no asfixiar nuestra ciudadanía y vernos reducidos a meros consumistas. *Escritor brasileño y fraile dominico, autor de varios libros, colaborador de Prensa Latina.

Fuente de la información e imagen:  https://vocesdelsur.prensa-latina.cu

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Joaquín Gairín: La investigación educativa, una construcción compartida entre diferentes profesionales

La educación avanza gracias al conocimiento acumulado y al nuevo conocimiento que se genera constantemente. Los profesionales de la educación tienen un conocimiento sobre la realidad que está configurado por elementos objetivables como son los datos, las informaciones o las experiencias propias, pero también por otros elementos más subjetivos como puedan ser sus sentimientos, expectativas o comportamientos, asimilados y acumulados a partir de sus vivencias escolares, familiares, sociales o profesionales. Este conocimiento personal puede ser compartido/socializado con otros profesionales y enriquecerse a partir del intercambio generado o mediante aportaciones de otras fuentes (documentos, estudios, lecturas, prácticas analizadas…).

La construcción del conocimiento pedagógico sobre la realidad educativa es y ha de ser una construcción colectiva de los investigadores y profesionales, si queremos que sea útil y funcional para la mejora educativa. Los primeros pueden aportar fundamentación, técnicas y procedimientos de investigación mientras que los segundos pueden contribuir con la identificación de problemas reales, con mecanismos adecuados de actuación y, por último, con el conocimiento exhaustivo que poseen de los contextos educativos. Pero, más allá del bagaje general de cada colectivo y del enriquecimiento que aporta la información compartida, se trata de cocrear conjuntamente respuestas a los retos que la realidad educativa plantea, en una asociación en la que todos podemos aprender unos de otros.

Hablamos de una colaboración necesaria y de una investigación aplicada y centrada en los problemas de la práctica profesional, que no excluye ni la investigación básica que los investigadores puedan hacer ni las comunidades de práctica profesional que desarrollen los docentes u otros profesionales de la educación. Tampoco se trata de que los docentes se hagan investigadores ni que estos últimos aprendan a ser docentes; aunque, seguro, que del intercambio todos van a aprender técnicas y procedimientos de trabajo de los otros profesionales al mismo tiempo que pueden identificarse más con las problemáticas existentes y con la cultura de los colectivos implicados.

La investigación-acción, la práctica basada o informada por evidencias u otros planteamientos cercanos (los profesionales como prácticos reflexivos) buscan así una intervención educativa más apoyada en el conocimiento contrastado y menos en el sólo sentido común o en la propia y limitada experiencia personal. La finalidad última es promover mejoras continuas en las actuaciones profesionales y sedimentar procesos de innovación sostenibles.

De lo que se trata es de superar la perspectiva epistemológica tradicional que se funda en la idea de que el sujeto primario (y algunas veces único) del conocimiento es el individuo y que su desarrollo es independiente de la realidad social y cultural. En la actualidad, parece claro que todo conocimiento está situado y que en su configuración y desarrollo hay procesos colectivos importantes tanto para el enriquecimiento de ese conocimiento como para la implicación colectiva y social de su utilización. Se considera que el conocimiento transciende la reflexión mental de las personas, tiene lugar en una realidad material sujeta a las visiones y lecturas diversas de las personas que la analizan y exige procesos de intersubjetividad colectiva que nos permitan consensuar interpretaciones y acordar propuestas de acción para avanzar en las mejoras educativas que precisamos.

Podemos hablar, así, de la construcción del conocimiento como un hecho colectivo en el que participan diferentes agentes que interactúan y dialogan entre sí en condiciones de igualdad. De alguna manera, no hay jerarquías y cada participante aporta elementos de su dominio con la perspectiva de superar los retos colectivos que se plantean.

Considerado el conocimiento y su creación colectiva como una realidad situada y contextualizada, será importante considerar lo que facilita o dificulta su desarrollo. En este sentido, hacer posible una mayor colaboración entre investigadores y profesionales de la educación no sólo es una cuestión de voluntad y actitudes, sino que también precisa considerar los factores estructurales y operativos que habría que activar para configurar un entorno más favorable a la colaboración que el actual.

No merece la pena remarcar de nuevo el déficit tradicional de los recursos que se dedican a la investigación en España que, aunque han aumentado en los últimos años, especialmente en el ámbito privado, siguen siendo inferiores al promedio de países de su entorno (ver gráfica). Pero no se trata sólo de los recursos destinados a la investigación general y a la educativa (aún más escasos) sino también de los dedicados a apoyar los procesos de innovación y mejora de la educación donde se inserta de manera más natural la colaboración que hablamos entre los distintos profesionales que inciden en los contextos educativos.

Es cierto que el sistema educativo español, o más bien los sistemas educativos de las diferentes comunidades autónomas, promueven las llamadas innovaciones y que los centros participan e impulsan muchas de ellas y otras propias. Pero también es cierto que no existen planes generales conocidos y sistemáticos de intervención en apoyo de mejoras educativas, más allá de los incidentales y potenciados con los recursos europeos (los últimos, centrados en la Competencia Digital Docente) o los impulsados como reacción a evaluaciones menos positivas que las deseadas (los últimos, vinculados a los resultados negativos de PISA 2022). El profesorado, los centros y las redes de centros promueven experiencias diversas con sus propios recursos, que pocas veces se institucionalizan y sostienen en el tiempo para que se pueda hablar de verdaderas innovaciones, dado que suelen desaparecer cuando sus promotores cambian de centro educativo o se cansan de trabajar desde la voluntariedad permanente.

El sistema educativo y el sector de la educación social pueden mejorar las condiciones que favorezcan el trabajo colaborativo entre investigadores y profesionales de la práctica educativa con diversas iniciativas. RETINDE ha planteado algunas como, por ejemplo,: convocatorias que promuevan investigaciones conjuntas entre universidades y centros educativos y/ o profesionales del ámbito socioeducativo; compensar económica o laboralmente a los profesionales e instituciones que participan o desean participar en los proyectos de investigación educativa; favorecer la realización de los doctorados institucionales, que permiten un mayor contacto entre investigadores y la realidad educativa; permitir que el profesorado asociado pueda participar en los proyectos de investigación; recuperar las licencias de estudios / comisión de servicios para que profesionales del ámbito educativo puedan realizar investigaciones vinculadas a dicho ámbito; promover la realización de estancias e integración de profesorado de las universidades en centros educativos (formales y no formales) o de formación para facilitar un mayor conocimiento de estos y fomentar la colaboración entre diferentes instituciones y entidades; incorporar la formación en investigación dentro de los estudios de educación, para favorecer su posterior participación en proyectos de investigación conjuntos; entre otras.

Desde una perspectiva más operativa, se ha de poner más énfasis en la promoción de equipos de investigación multiprofesionales y multidisciplinares, en la difusión de las colaboraciones realizadas y en la apertura de profesionales/investigadores y centros educativos a la colaboración como principio de acción. Asimismo, será importante reforzar los valores que hay detrás de investigaciones éticas, rigurosas y respetuosas con otros valores sociales propios del contexto de actuación.

La separación tradicional entre teoría y práctica educativa (más dialéctica que real) sólo puede ser superada con el trabajo colaborativo de ambos colectivos, investigadores y profesionales, y con el apoyo decidido y explícito de un ecosistema educativo que lo favorezca y potencie. Los beneficios que aporta son incontestables: acceso privilegiado a la realidad educativa, análisis educativos más fiables, incorporación de perspectivas distintas y multidisciplinares en la interpretación de la realidad, mayor confianza de los colectivos implicados en la validez y utilidad de los estudios, más sostenibilidad de los resultados y desarrollo de sinergias entre diferentes colectivos, entre muchos otros. Por eso, no dudo de que la colaboración será cada vez mayor y que, poco a poco, se construirá una nueva manera de analizar y transformar la realidad educativa, con (siempre deseable) o sin el apoyo de los sistemas educativos y sociales.

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