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Sobre el lomo del indocumentado

Por: Ilka Oliva Corado

De cuando en cuando voy a comprar a una panadería de dueños árabes que venden pan mexicano y tienen empleados mexicanos. Nadie se imaginaría que esos árabes comen gracias a los latinos indocumentados que viven en los edificios del poblado. Llegan en sus Mercedes Benz de lujo y se estacionan atrás para que los clientes no los vean entrar. Ninguno de ellos se acerca al mostrador, la cara la dan los empleados mexicanos.

La mayoría de los millonarios que viven en los suburbios del norte de la ciudad tienen sus negocios en los barrios populares donde viven los indocumentados latinoamericanos: bufetes de abogados, clínicas médicas, tiendas. Y estos millonarios no son precisamente anglosajones.

Entre ellos hay afro descendientes, arrogantes y explotadores que estoy segura que de tener oportunidad estos mismos afro descendientes actuarían de igual o peor manera contra los latinos indocumentados como lo hicieron contra sus antepasados esclavizados los caucásicos: les reventarían la espalda a latigazos y los esclavizarían. Asiáticos que tienen restaurantes en la ciudad, donde tienen empleados latinos en la cocina y en el mantenimiento; latinos indocumentados porque a ellos se les paga menos, casi una nada y hacen el triple de trabajo.

Hindúes que saben muy bien cómo tratar con la punta del zapato al indocumentado latinoamericano, porque saben que es el mejor lomo de carga y lo buscan porque es el que más resiste el trabajo y el que recibe lo que le den de pago sin mencionar palabra. Hindúes que en India y su sistema de castas eran parias o dalits, aquí se convierten en los peores explotadores de quienes por no tener documentos y no hablar inglés tienen que decir sí agachando la cabeza.

Europeos no precisamente alemanes, franceses o ingleses, pero de países pequeños que pocos saben que existen en la faz de la tierra, que han llegado a Estados Unidos pidiendo asilo político, que en sus países nunca tuvieron más de un par de zapatos, que llegaron con una mano adelante y otra atrás; dieran cualquier cosa por partir las espaldas de los latinos indocumentados que tienen como trabajadores.

Y lo que duele tanto, al latinoamericano indocumentado lo explota hasta reventarlo el latinoamericano con documentos. Ahí están por supuesto los burgueses, los clase media que emigraron de Latinoamérica prácticamente con sus residencias en mano y que han vivido holgadamente con los dólares acaudalados por una u otra razón.

Pero también están ahí los que fueron indocumentados y llegaron a tener papeles; estos son lo más malditos, los más explotadores, los que saben dónde pegar para que no se note el golpe (los golpes bajos que dan al corazón y en el alma), los que saben que pueden trabajar a pan y agua. Los que saben de qué parte estira más el pellejo. El más abusivo, el más patán, el más presumido, el más estafador es el patrón que fue indocumentado.

Son cosas que como indocumentado no se puede ver de recién llegado al país, son cosas que se aprenden a conocer con los años: abriendo los ojos, observando, analizando, preguntándose. Sacando la cabeza de esa invisibilidad y estigma donde habitan los indocumentados y atreviéndose a respirar fuera de ahí, momentáneamente. La realidad del sistema de explotación tiene muchas vertientes, infinidad de rostros.

No es precisamente el anglosajón, el gringo, el caucásico el que trata mal a los indocumentados en este país. Se trata al final del día, de quién es inhumano sin importar de dónde haya venido, cuál sea su profesión u oficio, cuál sea su credo, su género. Hay personas buenas en todos lados y hay también en todos lados malditos. No se trata del país, no se trata de las fronteras se trata de la condición humana. De quien sin escrúpulo abusa a quien está abajo. A quien no puede defenderse por sí mismo. A quien el sistema ha invisibilizado para que se pudra sosteniendo en sus hombros la maldad de una humanidad que cada día se empeña más en autodestruirse.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252436

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Prostitución: ¿Legalización o abolición?

Por: Marisa del Campo/Rebelión

Sobre las posiciones, dilemas y debates de la prostitución

 

Los lugares comunes permean nuestra vida y condicionan tanto nuestros pensamientos como nuestras acciones. Un tópico actual dentro del progresismo es el de “feminizar la política” en la idea de que las mujeres serían, en general, menos competitivas y ambiciosas y, en particular, más suaves y mesuradas en los debates que los hombres, bastante “machos” y “alfas” casi todos ellos.
Esta media verdad nos revelaría su parte errónea en lo que a la suavidad en la discusión se refiere si asistiésemos a una reunión de feministas que estuviesen hablando sobre la prostitución. Porque si hay un tema que divide y encona al feminismo es el del mal llamado oficio más viejo del mundo. Sin entrar a valorar, por razones de espacio, la posición que proclama la prostitución como un arma liberadora para la mujer y un factor de desestabilización de la cultura heterosexual y patriarcal, dos son las principales corrientes que se enfrentan dentro del movimiento feminista: la que defiende la legalización y la partidaria de la abolición. Veámoslas brevemente.
La postura por la legalización.
Para las partidarias de la legalización, la prostitución sería un trabajo como otro cualquiera. Simplemente consistirá en el intercambio de un servicio por dinero, no muy diferente – o nada distinto – del que pueda realizar cualquier otro trabajador. Se cambia una mercancía por otra entre personas adultas. Por supuesto, se está hablando de la prostitución consentida, siendo este punto, el consentimiento y la decisión autónoma y personal de la prostituta en ejercer esta actividad, el segundo concepto básico de las partidarias de la legalización. Nadie tendría derecho a estigmatizar, prohibir o castigar a una persona que decida libremente “utilizar” su cuerpo para sacar un beneficio.
 En consecuencia, al ser esta prostitución libre y consentida una actividad laboral, debería ser regulada como todas las demás: seguridad social, pensiones, impuestos, cotizaciones, etcétera. De esta manera el Estado sacaría beneficios por vía impositiva, se protegería el bienestar de las prostitutas y se combatirían los abusos de los empresarios y las enormes ganancias de las mafias de trata de mujeres y niñas, favorecidos por la actual situación de “imprecisión” legal.
 Por último, las partidarias de la legalización critican a las abolicionistas por inmiscuirse en el derecho al propio cuerpo, las recriminan que en el fondo estigmatizan la prostitución por principios puritanos inconfesables, las tildan de paternalistas al considerar a todas la prostitutas como víctimas sin capacidad de agencia y las advierten de que llevar a la práctica la abolición solo conduciría a aumentar la explotación y debilidad de las prostitutas frente a empresarios y mafias al ser desterradas al mundo de la ilegalidad. Un ejemplo de esta postura sería Holanda.
La postura abolicionista.
La posición abolicionista – la de mayor tradición dentro del movimiento feminista – defiende que cualquier medida legislativa que se plantee debe tener como objetivo acabar con la prostitución. Afirma que la prostitución es la esclavitud moderna – de ahí su nombre de abolicionista – y que, por ende, solo cabe luchar por su erradicación. Niega el carácter de “trabajo como otro cualquiera” de la prostitución, alegando no solo su “especificidad” y sus posibles peligros, sino conceptualizándolo como símbolo extremo y revelador de la situación de dominación de fondo del hombre sobre la mujer.
También rechaza el argumento de la “libre decisión” al considerar que, en la aplastante mayoría de los casos, el ejercicio de la prostitución viene motivado más por la necesidad que por una hipotética libertad personal sobre el propio cuerpo. Acusando a las pro-legalización de caer en las concepciones liberales del individualismo contractualista, las abolicionistas utilizarían un doble enfoque al aproximarse al fenómeno de la prostitución: de clase y de género. Por el enfoque de clase arguyen que la casi totalidad de las prostitutas pertenecen a la clase baja y que, por añadidura, se da una especie de neocolonialismo pues la presencia de mujeres del tercer mundo es cada vez más importante.
Por el enfoque de género, definen a la prostitución no como un contrato de intercambio de servicios entre individuos, sino como una institución que asegura a los hombres el acceso a ciertas mujeres previo pago de una determinada cantidad de dinero, esto es, una especie de harén “democrático” permanente o un supermercado del orgasmo masculino abierto las veinticuatro horas.
En este sentido, las abolicionistas creen que es posible influir legislativa y culturalmente sobre la demanda, ya sea multando a los puteros, ya sea deslegitimando la práctica del sexo comprado – o ambas cosas a la vez – Por último las abolicionistas consideran que la legalización de la prostitución solo beneficia a las mafias y empresarios al expandir el mercado del sexo y al dividir, en la práctica, a las putas en legales e ilegales. Un ejemplo de esta política sería Suecia.
 ¿Es posible un terreno común?
Como ya dijimos al principio estas dos posturas están muy encastilladas en sus posiciones y han generado un encono muy profundo en el movimiento feminista.
El resultado inmediato de esta situación ha sido la incapacidad del feminismo de dar una respuesta práctica y unitaria, aquí y ahora, al problema de la prostitución y a la enorme expansión del mercado del sexo pagado, y más particularmente al inhumano tráfico de mujeres y niñas, al crecimiento del turismo colonialista sexual y a la sangrante situación de muchas putas emigrantes en burdeles y calles.
 Esta parálisis debe concluir para bien del feminismo, las afectadas y la sociedad en general. Para salir de este bloqueo propositivo es necesario dejar a un lado por el momento las diferencias “ontológicas” – trabajo/no trabajo, libre decisión/necesidad… – que solo conducen al atrincheramiento, y buscar aquello que une a las dos corrientes mayoritarias. Veamos. Ambas posturas tienen en común tres cosas.
La primera es que tanto una como otra pretenden defender el bienestar de las prostitutas y liberarlas del estigma social que suele conllevar su actividad, evitando cualquier tipo de condena moral o criminalización legal.
La segunda es que legalizadoras y abolicionistas tienen como uno de sus principales objetivos la lucha contra las mafias, el tráfico de mujeres y niñas, y la conversión del tercer mundo en fuente de mano de obra prostituta y en burdeles neocoloniales.
La tercera es que comparten un mismo desiderátum: preferirían un mundo donde no existiese la prostitución. Dentro de este tercer aspecto, se podría considerar que, coincidentes en el largo plazo – una sociedad de iguales –, difieren en el corto y medio plazo y en el método para alcanzar esa humanidad donde reinaría una sexualidad realmente libre: unas creerían que el mejor medio sería la abolición, las otras pensarían que la legalización es un camino más adecuado.
 Una modesta proposición. 
En nuestra opinión, y en base a los tres puntos reseñados, creemos que existe un terreno común sobre el que es posible edificar una propuesta unitaria. Esta tercera vía la podríamos calificar de alegalidad con un horizonte ético abolicionista. Tendría como mayores fundamentos, por un lado, la convicción de que ni la abolición, ni la legalización pueden resolver el problema de la prostitución a medio y corto plazo; y por otro, la imperiosa necesidad de dar una respuesta unitaria, aquí y ahora, a la cuestión que nos ocupa y preocupa. A grandes rasgos este mínimo común consistiría en lo siguiente:
1o.- La prostitución ni se legalizaría, ni se ilegalizaría, dejándola así en una situación de alegalidad.
2o.- Se perseguirían de una forma eficaz y contundente las mafias y el tráfico de mujeres y niñas.
3o.- Las prostitutas no sería penadas, al contrario se velaría por sus derechos humanos y se combatiría cualquier forma de explotación.
4o.- Se implementarían fondos para ofrecer a las prostitutas que lo quisieran salidas profesionales de otro tipo.
5o.- Se deslegitimaría al putero y a la banalización de la sexualidad que suele conllevar la práctica del consumidor de sexo pagado.
La responsabilidad de los hombres.
Por último, añadir algo de transcendental importancia: hay que dar un giro copernicano al análisis de la prostitución. Es necesario dejar de verla desde el lado de la puta y empezar a mirarla desde el lado del putero. La responsabilidad de los hombres en este sentido es grande. La prostitución degrada al sexo masculino al considerar que los varones son sacos de testosterona, gorilas incapaces de reprimir sus ansias de orgasmos simiescos, violadores en potencia cuya única forma de reprimir su insaciable sed de sexo es ofrecerles el desaguadero de las putas. Los hombres tienen que dar un paso adelante, levantar la voz y oponerse a esta idea depredadora de su sexualidad, y reivindicar como suya una sexualidad libre entre iguales. Sin puteros no habría putas.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252288&titular=prostituci%F3n:-%BFlegalizaci%F3n-o-abolici%F3n?-

 

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Galileo Galilei, el renacentista que revolucionó la ciencia

Redacción: El Heraldo

El astrónomo y matemático Galileo Galilei, nació el 15 de febrero de 1564.

El científico italiano Galileo Galilei realizó descubrimientos en física y astronomía aplicando el método científico, por lo que es considerado uno de los padres de la revolución científica.

Galilei formuló las primeras leyes sobre el movimiento de la física y en la astronomía, confirmó la Teoría Copérnicana con sus observaciones telescópicas.

Sin embargo su más valiosa aportación fue la introducción de la metodología experimental, logro que le ha valido la consideración de padre de la ciencia moderna.

Debido a su pensamiento revolucionario fue condenado por la Inquisición, institución ante la que tuvo que defender su teoría del heliocentrismo.

De ese proceso surge la frase y sin embargo, la Tierra se mueve, que se ha convertido en emblema del poder de la verdad frente a cualquier forma de dogmatismo establecido.

Entre sus aportaciones a la ciencia se encuentra la demostración de la falsedad del postulado aristotélico que afirmaba que la aceleración de la caída de los cuerpos, en caída libre, era proporcional a su peso, y conjeturo que, en el vacío, todos los cuerpos caerían con igual velocidad.

Fuente: https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/galileo-galilei-el-renacentista-que-revoluciono-la-ciencia/

 

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La sostenibilidad no es suficiente, necesitamos culturas regenerativas

Por: Daniel Christian Wahl

La sostenibilidad por sí sola no es un objetivo adecuado. La palabra sostenibilidad en sí misma es inadecuada, porque no nos dice que es lo que realmente estamos intentando sostener. En 2005, después de pasar dos años trabajando en mi tesis doctoral sobre diseño para la sostenibilidad, empecé a darme cuenta de que lo que realmente estamos intentando sostener es el patrón subyacente de salud, resiliencia y adaptabilidad que mantienen a este planeta en una condición en la que la vida en su totalidad pueda florecer. El diseño para la sostenibilidad es, en última instancia, el diseño para la salud humana y planetaria (Wahl, 2006b)

Una cultura humana regenerativa es saludable, resistente, y adaptable; se preocupa por el planeta y le importa la vida, consciente de que esta es la manera más efectiva de crear un futuro próspero para toda la humanidad. El concepto de resiliencia está estrechamente relacionado con la salud, en el sentido en el que describe la habilidad de recuperar funciones básicas vitales y reponerse de cualquier clase de desajuste o crisis. Cuando buscamos la sostenibilidad desde una perspectiva sistémica, estamos intentando sostener el patrón que conecta y fortalece al sistema en su conjunto. La sostenibilidad se refiere principalmente a la salud sistémica y a la resiliencia en diferentes dimensiones, desde la local, a la regional y global.

Los sistemas complejos pueden enseñarnos que, como participantes de un sistema eco-psicosocial complejo que está sujeto a ciertos límites biofísicos, nuestro objetivo debe ser la participación apropiada, no la predicción y el control (Goodwin, 1999a). La mejor manera de aprender a como participar de manera apropiada es poner más atención en las relaciones e interacciones sistémicas, aspirar a mantener la resiliencia y la salud del sistema en su totalidad, fomentar la diversidad y las redundancias en múltiples dimensiones, y facilitar la emergencia positiva, atendiendo a la calidad de las conexiones y a los flujos de información en el sistema. Este libro explora como se puede hacer esto. [Este es un extracto de un subcapítulo de Diseñando Culturas Regenerativas, Designing Regenerative Cultures publicado en 2016]

Usar el principio de precaución

Una propuesta para guiar una acción inteligente ante una complejidad dinámica y “no saber”, es aplicar el Principio de Precaución como marco que pretende evitar, en la medida de lo posible, acciones que tendrán un efecto negativo en la salud humana y medioambiental en el futuro. Desde la Carta Mundial para la Naturaleza de 1982 de las Naciones Unidas, al Protocolo de Montreal sobre Salud de 1987, la Declaración de Rio de 1992, el Protocolo de Kyoto y Rio+20 de 2012, nos hemos comprometido a aplicar el Principio de Precaución una y otra vez.

La Declaración de Compromiso de Wingspread sobre el Principio de Precaución afirma: “Cuando una actividad amenaza dañar la salud humana o al medioambiente, se deben tomar medidas de precaución incluso si algunas de las relaciones causa-efecto no estén totalmente establecidas científicamente” (Declaración Wingspread, 1998). El principio pone la carga de prueba de que cierta acción no es dañina en aquellos que proponen y ejecutan la acción, sin embargo la práctica general continúa permitiendo que sigan sin control todas las acciones que (¡todavía!) no se ha probado que tengan efectos dañinos potenciales. En pocas palabras, el Principio de Precaución se puede resumir de esta manera: se precavido ante la incertidumbre. Esto es lo que no estamos haciendo.

Aunque grupos de alto nivel de la ONU y muchos gobiernos nacionales han considerado reiteradamente que el Principio de Precaución es una manera sensata de orientar las acciones, el día a día muestra que es muy difícil de implementar, ya que siempre existirá cierto grado de incertidumbre. El Principio de Precaución podría detener potencialmente la innovación sostenible y bloquear nuevas tecnologías que puedan ser beneficiosas en base a que no se puede probar con certeza que estas tecnologías no producirán efectos secundarios inesperados en el futuro, que puedan ser perjudiciales para la salud humana y medioambiental.

¿Por qué no animar a diseñadores, técnicos, políticos y profesionales de la planificación a que evalúen sus propuestas en base a su potencial regenerativo, restaurativo y de soporte vital?

¿Por qué no limitar la escala de implementación de cualquier innovación a nivel local y regional hasta que su impacto positivo se demuestre inequívocamente?

Pretender diseñar para una salud sistémica puede que no nos salve de efectos secundarios inesperados y de la incertidumbre, pero ofrece un camino de prueba y error hacia una cultura regenerativa. Necesitamos urgentemente un Juramento Hipocrático para el diseño, la tecnología y la planificación: ¡No hagas ningún daño! Para hacer este imperativo ético operativo necesitamos una intención salutogénica (generadora de salud) detrás de todo diseño, tecnología y planificación: Necesitamos diseñar para la salud humana, de los ecosistemas y del planeta. De esta manera podremos transitar más rápidamente del insostenible “más de lo mismo” hacia innovaciones restauradoras y regenerativas que apoyen la transición hacia una cultura regenerativa. Hagámonos la siguiente pregunta:

¿Cómo creamos diseño, tecnología, planificación y decisiones políticas que permitan la salud humana, comunitaria y medioambiental?

Necesitamos responder al hecho de que la actividad humana durante los últimos siglos y milenios ha dañado el funcionamiento sano de los ecosistemas. La disponibilidad de recursos está disminuyendo por todo el mundo, mientras que la demanda aumenta a la vez que la población humana continua expandiéndose y continuamos erosionando el funcionamiento de ecosistemas debido a diseños irresponsables y estilos de vida de consumo desenfrenado.

Si afrontamos el reto de disminuir la demanda y el consumo a nivel mundial mientras reponemos recursos a través del diseño y la tecnología regenerativas, tendremos una oportunidad de salir del ojo del huracán y crear una civilización humana regenerativa. Este cambio implicará una transformación de los recursos naturales base de nuestra civilización, alejándonos de los combustibles fósiles y dirigiéndonos hacia recursos biológicos regenerados de manera renovable, junto a un aumento radical de reciclado y productividad de recursos. Bill Reed ha planeado algunos de los cambios que serán necesarios para crear una cultura verdaderamente regenerativa.

“En lugar de dañar menos al medioambiente, es necesario aprender cómo podemos participar de ese medioambiente –usar la salud de los sistemas ecológicos como base para el diseño. […] El salto significativo que tiene que dar nuestra cultura es cambiar de una visión del mundo fragmentada a un modelo mental de sistemas en su totalidad –encuadrar y entender las interrelaciones de los sistemas vivos de una manera integrada. Un enfoque local es una manera de alcanzar este entendimiento. […] Nuestro papel, como diseñadores y depositarios es cambiar nuestra relación actual a una que cree un sistema completo de relaciones mutuamente beneficiosas.” –Bill Reed (2007:674)

Reed nombró al “pensamiento de sistemas completos” y al “pensamiento de sistemas vivos” como la base de un cambio hacía el modelo mental que necesitamos para crear una cultura regenerativa. En los capítulos 3, 4 y 5, exploraremos más detalladamente estos cambios de perspectiva necesarios. Van de la mano con una reformulación radical de lo que entendemos por sostenibilidad. Cómo explica Bill Reed: “La sostenibilidad es una progresión hacia la consciencia funcional de que todas las cosas están conectadas; que los sistemas comerciales, de construcción, sociales, geológicos y naturales son realmente un solo sistema integrado de relaciones; que esos sistemas son co-participantes en la evolución de la vida” (2007). Una vez realicemos este cambio de perspectiva entenderemos la vida como “un proceso completo de continua evolución hacia unas relaciones más ricas, más diversas y mutualmente beneficiosas”. Crear sistemas regenerativos no es simplemente un cambio técnico, económico ecológico o social: tiene que ir de la mano con un cambio subyacente en la manera de pensar sobre nosotros mismos, nuestras relaciones con los otros y con la vida en su conjunto.

La figura 1 muestra los diferentes cambios de perspectiva mientras transitamos desde el “más de lo mismo” hacía la creación de cultura regenerativa. El objetivo de crear culturas regenerativas trasciende e incluye a la sostenibilidad. El diseño restaurador pretende restaurar la autorregulación sana de los ecosistemas locales, y el diseño reconciliador va más allá haciendo explicita la intervención anticipatoria de la humanidad en los procesos de la vida y en la unión de la naturaleza y la cultura. El diseño regenerativo crea culturas regenerativas capaces de aprender y transformarse continuamente en respuesta, y anticipándose, a cambios inevitables. Las culturas regenerativas salvaguardan y cultivan la abundancia biocultural para las generaciones humanas futuras y para la vida en su totalidad.

Figura 1: Adaptado de Reed (2006) con el permiso del autor.

La “historia de separación” está alcanzando los límites de su utilidad y los efectos negativos de su visión del mundo y el comportamiento resultante asociado, están comenzando a afectar la vida en su totalidad. Al habernos convertido en una amenaza para la salud planetaria estamos aprendiendo a redescubrir nuestra relación íntima con toda forma de vida. La visión del Bill Reed de los sistemas regenerativos para una salud sistémica está en la misma línea que el trabajo pionero de gente como Patrick Geddes, Aldo Leopold, Lewis Mumford, Buckminster Fuller, Ian McHarg, E.F. Schumacher, John Todd, John Tillman Lyle, David Orr, Bill Mollison, David Holmgren, y muchos otros que han explorado el diseño en el contexto de la salud para el sistema en su conjunto.

Está surgiendo una nueva narrativa cultural, capaz de concebir y conformar una verdadera cultura regenerativa humana. Todavía no sabemos todos los detalles sobre como exactamente se manifestará esta cultura, y tampoco conocemos como podremos pasar de la actual situación del “mundo en crisis” a ese futuro próspero de una cultura regenerativa. Sin embargo, aspectos de este futuro ya están con nosotros.

Utilizando el lenguaje de “vieja historia” y “nueva historia” corremos el peligro de pensar en esta transformación cultural como la sustitución de la vieja historia por una historia nueva. Esa separación entre contrarios es en sí misma parte de la “narrativa de separación” de la “vieja historia”. La “nueva historia” no es una negación completa de la visión del mundo dominante actual. Incluye esta perspectiva pero deja de considerarla la única perspectiva, abriéndose a la validez y necesidad de múltiples maneras de conocimiento.

Aceptar la incertidumbre y la ambigüedad nos hace valorar múltiples perspectivas sobre nuestra participación adecuada en la complejidad. Estas son perspectivas que dan valor y validez no solo a la “vieja historia” de la separación, pero también a la “historia antigua” de unidad con la Tierra y el cosmos. Estas son perspectivas que pueden ayudarnos a encontrar un camino regenerativo para ser seres humanos en profunda relación, reciprocidad y comunión con la vida en su conjunto, adquiriendo la conciencia de ser co-creadores de la “nueva historia” de la humanidad.

Nuestra impaciencia y urgencia en obtener respuestas, soluciones y conclusiones demasiado rápido es comprensible viendo el creciente sufrimiento individual, colectivo, social, cultural y ecológico, pero esta tendencia de favorecer respuestas en lugar de profundizar en las preguntas es en sí mismas parte de la vieja historia de separación.

El arte de la innovación cultural transformativa se trata, en gran medida, de hacer las paces con “no saber” y profundizar más en las cuestiones, asegurándonos que estamos haciendo las preguntas correctas, poniendo atención en nuestras relaciones y como todos podemos sacar adelante un mundo no solo por lo que hacemos sino por la calidad de nuestro ser. Una cultura regenerativa surgirá de encontrar y vivir nuevas maneras de relacionarse con uno mismo, con la comunidad y con la vida en su conjunto. La base para la creación de culturas regenerativas es una invitación a vivir las cuestiones juntos.

[Este es un extracto de un subcapítulo de Diseñando culturas regenerativasDesigning Regenerative Cultures publicado en 2016]

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=252542

 

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Haití arde mientras el mundo lo ignora

Por: Karen Varon Rojas

Haití es conocido mundialmente por ser el país con los índices de desigualdad más altos de América Latina y el Caribe; también ha sido tema de conversación los últimos días debido a las publicaciones en prensa internacional y a las reacciones en redes sociales producto de las fuertes manifestaciones que vienen desarrollándose desde el pasado jueves en la capital y en distintas zonas del país.

Si nos proponemos por dos minutos tejer algo de memoria sobre este lugar, que parece ajeno para muchos en el mundo, podemos mencionar que fue la primera y única nación de esclavos negros que logró liberarse; que el kreyol o criollo haitiano (lengua materna y herencia de la revolución) es uno de sus idiomas oficiales además del francés, y aproximadamente un 99% de la población lo conoce y/o habla.

También podemos decir, que históricamente su lectura de la religión, de la espiritualidad, del arte, de la música y de la cultura han sido señaladas, estigmatizadas y juzgadas debido a que configuran una cosmovisión del mundo distinta a las convencionales y/o a las occidentales, por involucrar y reconocer el medio ambiente, la música, los tambores y los orígenes en la ancestralidad africana.

Un poco de contexto necesario

El 7 de febrero de 1986, Jean Claude Duvalier dictador haitiano conocido como «Baby Doc» fue derrocado por una revuelta popular dando fin a su atroz dictadura, a las constantes violaciones de derechos humanos y a los numerosos casos de corrupción que se vivieron durante su mandato. Paradójicamente, en esta misma fecha en 2017, Jovenel Moise, se posicionó como presidente de Haití.

Dos años más tarde, es decir el pasado jueves 7 de febrero, iniciaron las fuertes manifestaciones en Puerto Príncipe y en distintas zonas del país reclamando la renuncia del mandatario, luego de que el Tribunal Superior de Cuentas emitiera un informe de auditoría que evidencia una infinidad de irregularidades, la terrible gestión de recursos y las posibles desviaciones de fondos prestados por Venezuela en 2008 para ayudar y potenciar el desarrollo económico y social de Haití con el programa de PetroCaribe.

El informe revela además la participación en este grave escándalo de corrupción de 15 exministros y altos funcionarios del gobierno, entre ellos el actual presidente Jovenel Moise, quien apareció como responsable de una empresa que se benefició de dichos fondos para la construcción de una carretera, por medio de un proyecto en el que no se encontraron contratos o procesos legales oficiales, y quien además siempre había defendido su inocencia en declaraciones pasadas cuando se referían a este caso.

Es importante señalar, que esta situación sale a la luz pública en un momento de tensión, ya que el pasado 5 de febrero, el Gobierno declaró el país en urgencia económica, lo que se ha visto traducido en la devaluación de la moneda local frente al dólar de manera exponencial las últimas semanas, una inflación cercana al 15% acumulada en 2 años, la escasez de combustible en el país que también resulta en una de crisis de electricidad y en general la imposibilidad de garantizar el acceso a alimentos básicos para suplir una canasta familiar.

7 días de fuertes manifestaciones

Hoy las calles amanecen con un ambiente de incertidumbre en el séptimo día de manifestaciones convocadas por la oposición y diferentes sectores sociales reclamando la renuncia inmediata de Jovenel y el gobierno aún permanece en silencio; el único pronunciamiento lo hizo el secretario de gobierno Eddy Jackson Alexis el lunes 11 de febrero a través de un comunicado de prensa, en el cual rechaza la violencia y llama al diálogo entre la oposición y el gabinete del actual mandatario. La comunidad internacional y el sector económico nacional también emitieron un comunicado a través del Core Group llamando al diálogo entre ambas partes, no obstante, las protestas continúan en Puerto Príncipe y en el resto del país.

La situación es de tal urgencia que el día de ayer al menos 78 prisioneros de la cárcel civil en la comunidad de Aquin, escaparon en medio de las manifestaciones; la embajada estadounidense recomendó a mujeres, niños y personas no esenciales abandonar el país, y se percibe un ambiente de tensión e incertidumbre por una posible crisis migratoria.

Ahora veamos en qué lugar tiene los ojos el mundo, veamos en donde centra su dolor selectivo, pues en este país, el Estado además de estar absolutamente ausente, también es represor y violento con los manifestantes: desde que iniciaron las protestas el número de muertos supera los 16 y hasta el día de hoy, según reportes no oficiales, la cantidad de heridos es desconocida (el reporte oficial de la PNH es de 4 muertos).

Veamos si su nivel de indignación permanece intacto cuando muchos de los muertos han sido consecuencia de la violencia policial y la imposibilidad del Estado por responder a las demandas de los manifestantes; o porque el acceso a salud y a educación es limitado y casi nulo; o en general, por las condiciones de vida en las que viven la mayoría de los haitianos que no suplen muchas de sus necesidades básicas.

En Haití no hay petróleo, y Estados Unidos ya vino «a salvarlo», o mejor a intervenirlo (siempre luego de algún momento de desestabilidad política o algún fenómeno natural como el terremoto de 2010 o el Huracán Jeann en 2004), a través de la «donación» de casi 60 mil sacos de semillas híbridas de maíz y otros vegetales provenientes de MONSANTO, alterando la agricultura local y afectando la semilla nativa, porque nunca se explicaron los efectos futuros sobre el suelo y las posibles consecuencias de su uso en el medio ambiente y en la salud de las personas.

Organismos como la ONU ya se han pronunciado y la comunidad internacional también, de hecho, su presencia en el territorio haitiano ya tiene varios años; sin embargo, es de vital importancia señalar que la descomunal ayuda humanitaria y los mecanismos de control eran y/o siguen siendo el motor del fenómeno de corrupción que agobia este país. Un ejemplo de ello fue el despliegue militar que hubo con los llamados cascos azules que vinieron a «impartir orden y a traer la paz a las calles haitianas» en 2004 a través de la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), no obstante, olvidaron mencionar que fueron dichos cuerpos de seguridad quienes también trajeron el cólera, violaron y dejaron a muchas mujeres haitianas en embarazo antes de retornar a sus países, entre otras graves vulneraciones a los derechos humanos.

El daño que le ha hecho la «ayuda humanitaria» a Haití, la sobre intervención de organizaciones no gubernamentales, los altos montos de dinero que le pagan a extranjeros en las organizaciones de «expertos» cuando en la realidad ni siquiera se les exige hablar criollo haitiano o hacer contacto con la gente en la cotidianidad, o con la cultura local. El complejo modelo de Estado, la centralización del poder en Puerto Príncipe y a su vez la gobernabilidad desdibujada ha resultado en la opción de desarrollo del país a manos de organismos internacionales sin una adecuada regulación por el Estado haitiano.

Lo anterior, es sólo una opinión que me permito construir luego de vivir dos años en este país, y trabajar con comunidades; es un llamado a analizar y a reflexionar cómo EEUU salva los países, con qué criterios, con qué objetivos, y sobre todo a repensar hacia dónde están nuestras preocupaciones, nuestra indignación, nuestro dolor y también nuestra indiferencia.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/8200/haiti-arde-mientras-el-mundo-lo-ignora/

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Creating a model for girls’ education in Ghana

By: Divya Amladi. 

Schools tailored to girls’ needs in northern Ghana are removing barriers, encouraging girls to become independent thinkers, and motivating them to pursue higher education.

The average girl in Ghana only receives four years of education. Early marriage, pregnancy, poverty, and sexual harassment are all obstacles that force girls to drop out of school before the end of junior high.

At Oxfam, we know educating girls is critical to improving their lives. Each additional year of primary school a girl attends increases her future wages by 10 to 20 percent. Educated girls also are likely to marry later and have fewer children, and their children are also more likely to thrive.

With that in mind, we partnered with Ghana Education Service, the Sawla-Tuna-Kalba district, and local communities to build a junior high school in the northern province of Sawla to tackle barriers preventing girls from finishing their educations. We aimed to demonstrate that safe, girl-friendly schools would empower girls and motivate them to stay in school—and maybe even pursue higher education.

That school became a model for girls’ success in Ghana.

Laying the groundwork

The first Girls Model Junior High School opened in Sawla in 2008, targeting girls from the poorest families. All 28 enrolled girls passed their final exams, and 24 went on to attend senior high school. In 2013, a sister school was established in the Kpandai district. By March 2018—a decade after the project began—there were 44 schools in districts across northern Ghana. They are all financed and administered by local authorities.

“It makes me feel more confident in myself when there are no boys around,» says Haddisah Ibrahim, 15, a student at Savelugu Girls Model Junior High School. Photo: Lotte Ærsøe/Oxfam IBIS

Haddisah Ibrahim, 15, learned about the Savelugu Girls Model Junior High School when a teacher came to her village. “He told us about the new school that was opening—that it was a good place where we could learn a lot. I wanted to go, and my father agreed.”

She’s now a student and likes that her school is girls-only. “It makes me feel more confident in myself when there are no boys around,” she says. “We don’t have to put up with all the noise the boys at my old school used to make.”

Her father can’t always afford to pay for her schoolbooks, but Haddisah isn’t discouraged. She borrows books from her classmates when she needs to. Hadissa is committed to finishing school and becoming a doctor. “One day I will return to this area and help treat the sick people in my home town,” she says.

A different style of teaching

Tackling endemic problems requires innovative solutions, so the schools have taken a novel approach to pedagogy. Teaching is based on learner-centered methodologies, a concept that has previously not applied very often by teachers in this part of Ghana, who lacked the know-how to implement it. Discussions and group work are core elements. The girls form study groups in the evenings. Parents are invited to support the girls’ education through school management committees.

Computers are integrated into lessons, and teachers are trained to encourage the girls to participate actively in the classroom, and even to challenge teachers with individual points of view. These schools go beyond the national curriculum to address sexual health and life skills.

Gladys Asare Akosu is a teacher at Savelugu Girls Model School. “Traditionally, girls’ education is not considered important in this part of Ghana. Many people believe that a girl should just get married as early as possible—they don’t see much sense in wasting time and money on the girls going to school,” she says. “That’s extremely unfair.”

For her, teaching here is different from what she’s used to. There are fewer students in each class, which makes it easier to focus on each child’s needs.

“As teachers, we do a lot to involve the students instead of just lecturing. We encourage them to participate in discussions,” she says. “Some of the girls were very shy in the beginning, but now they raise their hands and take part in the discussions. It is amazing to witness such a change in a young girl.”

Akosu knows adolescence is a fragile time for girls. Teenage pregnancies and child marriages are far too common in this part of Ghana, and consequently many girls drop out before they graduate high school. Compounding that is the fact that many of her students come from poor families and live far away.

Parental support is integral to the schools’ success. If a girl misses more than a day or two of school, the headmistress gets in touch with the family. Akosu says it’s not uncommon for educators to go on home visits to prevent girls from dropping out.

“I really enjoy being part of the change that we are making here,” she says. “Hopefully our work will help eradicate the old prejudices toward girls’ education. These girls just have so much to offer.”

Shafaw Mohammed, 15, pictured with her mother Zinatu Alhassan, says her favorite subject is English. «I dream of becoming a journalist when I finish my studies.» Photo: Lotte Ærsøe/Oxfam IBIS

Increasing the chance for success

Ninety-five percent of the girls registered at the Girls Model Junior High Schools have graduated, and the majority are continuing their education. In the schools’ surrounding communities, girls constitute just 10% of the children who graduate from junior high school.

In total, more than 1,642 girls are now enrolled at the model schools, and the goal is to continue scaling up.

”The Girls Model School is a baby for us in Savelugu,” says Municipal Chief Executive Hajia Adishetu Seidu. “When we educate girls, we break the cycle of poverty. Women take care of their families, they share everything they earn, and they make sure that their own children also go to school.”

Source of the article: https://www.oxfamamerica.org/explore/stories/creating-a-model-for-girls-education-in-ghana/

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Educación Pública: La confrontación y el consenso de las élites

JUAN CARLOS MIRANDA ARROYO

Con la modalidad de “Parlamento Abierto”, las Comisiones Unidas de Educación y Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados Federal, convocaron a representantes sindicales; a especialistas o grupos de investigación educativa (“la Academia”, que en su mayoría trabaja en instituciones de educación superior); a organizaciones de la “sociedad civil”, a empresarios; a las distintas fuerzas políticas, y a otros sectores de la misma clase política (legisladores de congresos locales o funcionarios de gobiernos estatales); a funcionarios públicos, del ámbito federal y estatal, del sector educativo; y, entre otros, a ciudadanos interesados (los menos, los olvidados, los ausentes), a participar en la tribuna nacional con la finalidad de discutir acerca de las inminentes modificaciones al texto Constitucional (Artículos 3, 31 y 73) referentes al derecho a la Educación y temas relacionados.

Desde la semana pasada y durante distintas fechas de este mes de febrero (2019), las élites de la educación pública, las figuras públicas que deciden el rumbo de la nación en la materia, en medio de la confrontación política, hacen uso del escenario y acceden a emitir sus ideas en la arena legislativa, foro del interés nacional. Ahí se dan cita y hacen uso del micrófono para dar a conocer sus posiciones “o posicionamientos” políticos e ideológicos; hablan sobre el “deber ser” de la educación pública en México. Ahí las participaciones de los invitados a la “Casa legislativa del Pueblo”, no se dan a la tarea de construir un debate de ideas, (por lo que a la discusión directa de puntos de vista opuestos se refiere), sino a edificar un monólogo múltiple, sutil, de terciopelo, que encierra pinceladas de discusión, de discrepancia, de confrontación entre diferentes voces.

Los actores protagónicos de esta contienda, las élites, es decir, los sujetos activos de esta disputa por la educación pública en México, representan a las fuerzas vivas pensantes, inteligentes, especializadas, expertas (por su experiencia en algún espacio del “sistema» educativo”), que no están despojadas de intereses e intencionalidades políticas ni económicas. ¿Qué está en juego en esta batalla por el poder público de lo educativo? Sin duda, el proyecto de nación. Los contenidos y los medios del deber ser educativo, y de la democracia misma como forma de vida. Ello significa que no solamente está en juego el proyecto educativo, sino también el destino de la nación.

Ahí, en la tribuna y en los pasillos se da la lucha de los discursos, de los simbolismos, de los ideales de las élites político-pedagógicas, cuyo interés primario es ocupar el centro de los poderes públicos del proyecto educativo nacional. Por todo ello conviene valorar esta hora del “Parlamento Abierto”, plural y diverso; coloquial y técnico; repetitivo pero creativo; espacio de crítica aguda, pero de inercia del continuismo; fuente de iniciativas, propuestas e ideas frescas o renovadas; aunque también es espacio y tiempo para que la élite hegemónica del pasado (“Pacto por México”) defienda y reivindique, con tibieza, un proyecto de Reforma Educativa que agoniza (el Reformismo Conservador y sus formas gerencialistas), que se resiste a morir.

Ahí está el registro de la retórica expresada en tribuna: Desde fragmentos de demagogia hasta intervenciones meditadas, informadas, congruentes y reflexivas en torno al cambio educativo. Alternancia discursiva entre lo crítico y lo acrítico; entre la oposición radical y la oposición oportunista, ésta última que presume de supuesta “neutralidad ideológica” y que parece olvidar que la política circular está en crisis y que la actual hegemonía política (“desde abajo”) podría poner en jaque al viejo poder de las élites (cuya legitimidad estaba instalada ”desde arriba»).

La confrontación de las élites es un campo de batalla que va más allá de los simbolismos, sobre todo si de lo que trata es de contender sobre los contenidos del marco legal de la educación pública. Las tensiones y distensiones en esta coyuntura no sólo están dadas por la lucha entre fuerzas político sindicales y el Estado (como protagonistas principales), sino también por las discrepancias (y alianzas políticas) entre grupos de académicos; en la discusión de ideas entre docentes y directivos de las escuelas normales o de UPN; en la diferenciación de proyectos o la imposición-resistencia de puntos de vista institucionales educativos. Ahí están también, sin ceder, la presencia y actuación de grupos de poder económico, eclesiástico y político. Nada más nos falta que haga presencia en escena el poder militar.

La contienda por ocupar o conquistar los espacios centrales y no periféricos del texto Constitucional está desatada; los consejeros del casi extinto INEE, están en campaña; los elegantes integrantes de la organización Mexicanos Primero, están en campaña; los dirigentes y bases de la CNTE y del SNTE, están en campaña. Fundación Azteca, Fundación Televisa, la OCDE, todos en el cabildeo, en las reuniones estratégicas. ¿Qué intencionalidades políticas están en disputa? ¿Un marco legislativo apegado a principios? ¿Con qué criterios pedagógicos, éticos, filosóficos o económicos se negocia? ¿Cómo rediseñar una arquitectura legal para la educación pública mexicana sin consensos? Ocupen sus localidades, señoras y señores, jóvenes, niños y niñas, porque luego tendremos la discusión acalorada sobre el contenido de las leyes secundarias; sobre los programas de gobierno; sobre el complejo accionar de las políticas públicas educativas. Seguirá la batalla por los presupuestos federales, estatales y municipales destinados al sector; vendrán también las disputas para definir las orientaciones o la toma de decisiones sobre aspectos macro sociales y micro sociales de los procesos educativos.

La disputa por los espacios y los tiempos de la educación pública en México en formato parlamentario, sin embargo, deja en la periferia, casi como ausentes, a los actores más importantes: A las profesoras y los profesores de a pie; a los directivos escolares, a los asesores técnicos y personal de apoyo; a los técnicos docentes; a los padres y madres de familia (y demás miembros de las familias que participan en la educación de sus niños, niñas, jóvenes y adultos). Ahí, en la tribuna nacional, no están los estudiantes, tampoco los periodistas, los intelectuales, los artistas, los trabajadores del campo, los obreros, los comerciantes ni los profesionistas u otras voces que tienen algo que decir sobre la educación pública.

El diseño del diálogo no está a discusión. Participaciones seleccionadas. Los demás disculpen las molestias, las élites están trabajando. La mesa está servida para que las élites asuman sus cotos de poder, para que los pongan en movimiento. Las élites activan sus “cuartos de guerra”, no para conspirar, sino para ganar espacios de poder público. Más atraídos por los juicios y los prejuicios morales (que no son inválidos en tanto éstos cuenten con contenidos éticos); más movidos por ideologías, por músculos políticos y menos por aproximaciones del conocimiento científico y técnico (con todo lo que ello significa) acerca de cómo procesar los asuntos apremiantes de la educación.

Mientras discutimos los términos de la Reforma Educativa que viene (que no necesariamente es una “contrarreforma”), o mientras las élites tomamos acuerdos o trabajamos en la construcción de un nuevo “Contrato Social” sobre la educación pública, miles de estudiantes jóvenes abandonan diariamente las aulas; millones de adultos siguen sin alfabetizarse o sin concluir la educación primaria o secundaria (se habla de un aproximado de 32 millones de mexicanos); y miles de niños entre los 3 y 4 años de edad no tiene acceso a la educación preescolar ni de la primera infancia, entre 0 y 3 años. ¿Cuál será el consenso posible en esta cerrada contienda de las élites por este ámbito clave de la vida nacional que es la educación?

*Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/02/13/educacion-publica-la-confrontacion-y-el-consenso-de-las-elites

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