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Sobre educación y otros demonios

Por: Joaquín Maldonado Bolaños.

La educación desde las perspectivas históricas y sociales ha ido modificándose al paso de las generaciones. Sabemos que la dichosa «EDUCACIÓN» tiene algunas acepciones que nos indican su raíz etimológica y, con base en esto, se ha tratado de definir las funciones de ésta en la sociedad.

Antiguamente la educación se valía de diversas maneras para llegar a la población. Desde el contexto histórico, la forma de transmisión de conocimiento variaba. En la Europa primitiva se empezaban a hacer dibujos en donde se cifraba la manera de ver la vida. En el Anáhuac los glifos contaban historias extraordinarias acerca de la cosmovisión indígena y su muy particular génesis. En Asia se daban las primeras muestras de escritura y sus caracteres habrían de evolucionar a lo que hoy llamamos alfabeto. En el Oriente lejano la escritura ideográfica revelaría conceptos abstractos que, hoy en día, marcan uno de las lenguas con más diversidad dialectal del planeta. Los términos Educación y Comunicación van de la mano, aunque en los últimos tiempos no necesariamente tienen que ser sinónimo.

Todo tiene un principio. La idea, en el momento de su concepción tiene una necesidad de flujo. Las vías de comunicación hacen posible que viaje a través de los diversos canales para llegar a su fin último, que es la generación de conocimiento.

La educación y el aprendizaje son inherentes al ser humano. Aprendemos aun sin darnos cuenta. Pareciera que viene un libro de instrucciones en cada célula humana y ello es lo que nos dicta qué formas de supervivencia adoptar y que llamamos instinto. Necesitamos la asistencia de los padres para poder sobrevivir y madurar. Luego nos educamos. Estamos en una carrera infinita. La educación no fenece.

Desde que somos células estamos recibiendo información. Al crecer recibimos instrucción sobre normas, valores, el lenguaje que habremos de utilizar para comunicarnos con nuestros congéneres. Esto nos permite acceder a otras vías de información. Nos educamos para una actividad que nos ha de permitir vivir. Parece un juego paradójico, pero son conceptos complementarios. Procesos educativos y problemática socioeducativa. La experiencia educativa se remueve en una constante búsqueda entre definiciones del deber, vocación, servicio, pasión… He escuchado en ocasiones diversas que antaño, la labor educativa era un «apostolado» en un intento de separarse del concepto social moderno del maestro en México.

En este afán de querer definirlo todo, hemos puesto nuestros ojos en los científicos sociales quienes nos dan cuenta de que la disciplina pedagógica se vale de otras para poder funcionar en un mundo posmoderno. Ha quedado atrás la visión romántica del maestro quien era encargado de la transmisión del conocimiento. De aquel ser cuyas respuestas estaban a flor de piel. Cuya razón de ser era la eterna sabiduría y guía de una generación ávida de herramientas vitales y vocacionales. Era cuestión de status el ser maestro. Consciente de su carácter estaba siempre en disposición para educar, conducir, transmitir normas de conducta y valores, que enseñaba a amar la naturaleza, la familia, la historia nacional y la patria. Con severidad, pero con ternura. Que castigaba los comportamientos inadecuados y consolaba a la infancia desvalida; quien se ganaba el respeto frente al grupo con voz potente y firme, pero que, al paso de los años, se convertían en entrañables, imprescindibles. Aquellos maestros no solo enseñaban. Formaban.

¿A qué se enfrenta hoy un maestro en México? En las últimas décadas ha habido un movimiento social emanado del gremio magisterial. No hay secretos que desvelar en este asunto. Tampoco es de llamar la atención el hecho de que las entidades menos favorecidas en las estadísticas nacionales en la calidad educativa sean las que encabecen dicho movimiento. Lo que sí es de llamar la atención es la poca atención de las autoridades educativas para combatir la brecha viciosa entre la visión política y la acción educativa, no digamos a gran escala, sino emprender en la región programas que vayan atendiendo poco a poco las necesidades educativas, en el entendido que el presupuesto debe cubrir en algo la infraestructura. En palabras de los educadores con formación académica, es una tarea que deben atender directamente los maestros. Si bien, uno de los problemas anclados en el fenómeno educativo es la compra y venta a discreción de las plazas frente a grupo, con gente con poca o nula instrucción pedagógica y cuya participación gremial los conducen a la formación de generaciones alfabetizadas, pero sin conciencia; con aspiraciones a ganar lo más con el menor esfuerzo; a ser empleados, obreros, mano de obra evocando un marxismo marchito, lanzando consignas y anunciando la muerte del capitalista pero idolatrándolo en la clandestinidad. Es tarea de éstos que en estimaciones no oficiales, sino en la realidad del campo de batalla, oscila en un 40% los maestros apócrifos en servicio. No soy matemático, pero ese número me brinca. Este dato lo obtuve en una entrevista con una maestra adscrita a un centro educativo de carácter público. Tiene estudios en bachillerato pedagógico, licenciatura en Educación Especial en el área de Problemas de Aprendizaje, un posgrado en la misma área de especialización y diversos diplomados.

¿Qué sucede con el 60% de los maestros que sí se han formado? De acuerdo con algunos, quienes han invertido cuatro o hasta doce años entre la Escuela Normal Superior, especialidades y posgrados, hay una falta de acción. Los directivos conscientes del problema — que los hay —, unen esfuerzos y realizan en coordinación con las autoridades educativas, maestros, padres de familia, actividades no solo educativas, sino formativas interdisciplinares. Proyectan conferencias, ferias de ciencias, participación en actividades culturales y artísticas intramuros y fuera de los planteles, pues entienden que el mundo es diverso y hay que tener un campo de acción amplio. Esto sucede en este rezagado estado de Oaxaca; dentro de la ciudad capital, en los municipios conurbados, en comunidades alejadas, dispersas y marginadas del renovado Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca. ¿No sería más decente emular estos bríos en lugar de criticarlo todo?

Por otro lado, quienes nos hemos enfrentado al reto del trabajo con niños y jóvenes, debemos sortear ciertas dificultades previas a la acción formativa. La figura del supervisor escolar es mucho más estricto en la llamada educación privada. La estructura debe estar en constante movimiento. La tarea es múltiple, pues se revisa a profundidad los planes y programas que debe entregar en ciertos períodos la dirección del colegio. Los maestros entregamos una planeación por asignatura, cada semestre, cada mes, cada semana y en algunos casos, de cada día. No estoy en contra de la planeación. Es un gran apoyo para darle cauce al programa educativo vigente. Es, incluso, una herramienta para la defensa del maestro en caso de conflicto con la autoridad o con algunos padres de familia exigentes. Es planeación. No es una receta ni un manual de instructivos, cosa que parece que no entienden muchos mentores, directivos o autoridades. Algunos sabemos que puede o no puede darse el resultado deseado en la planeación y esto tiene diversas causas. Trabajamos en grupo que a la vez lo componen individuos que están conociendo y reconociendo el entorno familiar, social, cultural que los rodea en el caso de los niños en edad inicial. En el caso de los adolescentes, están lidiando con su propia existencia y reasignación de sus deseos. Son seres humanos. No es materia prima. Son vulnerables en muchos aspectos y con potenciales diversos. Centrar su atención en un tema puede ser tarea difícil, porque hoy, la información disponible es inconmensurable. Ya no es el maestro el que enseña, sino el que debe tener la sensibilidad de usar a su favor todo el conglomerado de medios en donde se vierte el conocimiento. Me he encontrado con instituciones que, por evitar cualquier conflicto real o imaginario, prefieren la restricción, censura, coerción en sus aulas. He encontrado argumentos como «hay que prevenir una demanda, enfrentamientos, conflictos».Prefieren hacer un decomiso de dispositivos electrónicos para que los muchachos no tomen fotos y los cuelguen en las redes sociales en contra de los maestros. No hay una integración de las tecnologías en el ámbito educativo y formativo. Hay miedo. No hay ideas renovadas. No hay creatividad. Los mismos maestros que restringen el uso de la tecnología tienen como alter ego a«video blogueros» que repiten sus argumentos que, por falta de profundidad, rayan en la moda. Los comentarios en clase se desvían a la tendencia cibernética y no a las ideas. Sé que puede haber justificaciones para cerrarse. Sin caer en la idealización, creo que el grupo de alumnos, la diversidad de individuos que nos toca atender no son el enemigo. Son decenas de oportunidades de crecimiento en conjunto. Nos han enseñado a competir, a crear estrategias para dejar atrás al otro para sobresalir nosotros a costa de lo que sea y de quien sea. Se dice que en la guerra y en el amor todo se vale y nos valemos de artimañas para ganar la batalla. La beligerancia es la constante. No hay discursos de paz. El individualismo que, por paradójico que suene nos conduce a ser masa, a seguir dictados de líderes empoderados por la masa. El modo creativo tiene múltiples rostros. Centremos la atención y no caigamos en tensión. Lanzo otra pregunta: ¿Problema de quién es el que seamos un país mediocre?

En México tenemos la idea de que somos un país democrático. Esto es verdad político, mas no en el fin ni en la práctica. No se puede decir que el nuestro es un gobierno soberano, laico y moderado cuando el partido en el poder es una parecida a la iglesia. Las estadísticas muestran una institución dogmática realidad seccionada de la calidad educativa. Mientras las cifras aumentan cada año en cuanto a los recursos destinados a la educación, el nivel de aprovechamiento de la población va en sentido contrario. Ello parece referir que la cifra tiene que seguir aumentando para que la estadística haga lo propio.

No es mejor la lucha gremial magisterial que se realiza en las calles que en el aula. Si no hubiera afectación en la ciudadanía, la misma sociedad aportaría apoyo para el gremio. La sensación generalizada es que la lucha magisterial ya tiene arraigo, que ya es normal que cada año haya marchas multitudinarias en fechas específicas: 1 de mayo, 15 de mayo, 14 de junio, 26 de septiembre, 2 de octubre, 2 de noviembre, 1 de diciembre y, que en el resto del año haya marchas aisladas, protestas ad hoc, de acuerdo con la situación social y económica del país o de algún acontecimiento mundial de constitución social. Atrás quedó Tlatelolco, Atenco, los Ferrocarrileros, etc., hoy es Muertas de Juárez, ABC, SME, Tlatlaya, Ayotzinapa, imposición, gasolinazos. El calendario se mueve y el gremio se moviliza.

La maestra en lucha es por la supervivencia en el aula, por aportarle lo mejor de sí a los estudiantes, a que cada uno vaya con la consciencia movida por encontrar en su entorno algo que le permita sentir empatía por la realidad social imperante. Aquí en Oaxaca, la simulación se expresa y se define en función de lo que los grupos de poder dictan. El estado de Oaxaca se jacta, por mucho, de ser una entidad cultural. Sabemos de sobra las manifestaciones que se dan en torno a lo endémico, a la tradición, las lenguas y sus variantes, costumbres y un etcétera amplio y definitivo.

En el siglo XX la necesidad es de producir campos de acción al moverse el paradigma de lo real, es decir, hay otras formas de permanecer en lo que conocemos por realidad. ¿Qué es una existencia real? El proyecto de civilización de occidente. El corte de la modernidad a la posmodernidad. La modernidad crea el centro del sistema… el texto…. La posmodernidad rompe con el texto. Mientras que en la modernidad, nuestro anhelo es el de definirlo todo, incluso hasta aquello que es abstracto, en la posmodernidad nos saltamos las barreras de lo establecido. Posmodernidad: desarmar, deconstruir, desorganizar. El arte en el siglo XIX tiene una función particular está trenzado en dos conceptos del imaginario: la evolución y civilización. El arte es el vértice de la evolución. Como punto de partida es Europa, al colocarse en el punto álgido de la civilización evolucionada occidental. Es la época de la conformación, de los cánones en toda materia, desde el ámbito artístico hasta el político. Esto representa la parte más evolucionada y civilizada de la sociedad. En el mundo posmoderno, tanto el canon como el concepto mismo de civilización empiezan a colapsar. Por ejemplo, en la concepción moderna del término Estado Nación, la idea colectiva es que había que restaurarlo, emanciparlo. Razón por la que en el siglo XIX se dieron tantos cambios en los regímenes en los estados totalitarios, de revoluciones violentas y contrarrevoluciones cruentas.

La gran obsesión dentro del arte es la representación. La estética occidental recae en la representación. En los primeros siglos de nuestra era la idea de representación estuvo presente en los ritos cristianos que dio fundamento a la fe que en Latinoamérica se sigue profesando. El ministro católico sostiene su paternidad, jerarquía social en el poder divino de consagrar. En la eucaristía se evoca el pasaje bíblico en donde se hace una representación sempiterna de la última cena de Jesús con sus discípulos. Siempre el sacerdote alude esa parte de la misa como la más importante, como el alma de la celebración pues repite fidelísimamente las palabras escritas en su libro sagrado cuando parte la hostia que, a su vez, representa el pan y el cuerpo de Jesús. Invita a los fieles a compartir de ese trozo así como el vino y a gua que representa la sangre vertida en la cruz de ese cuerpo muerto divino.

En mi formación familiar no estuvo presente la fe. No es por falta de ésta, sino la idea de fe dogmática vertida de la iglesia. Más bien se nos inculcó el respeto por las personas, a nuestra integridad, a seguir con las normas de nuestro micro cosmos y la consigna de que, en cada uno, está la posibilidad de evolución. De hacernos cargo de nuestra propia ideología en concordancia con la convivencia con el otro. Alguna vez trabajé en un colegio católico y con asiduidad hay celebraciones de este tipo dentro y fuera de sus instalaciones. Me llama la atención el cuidado con la que se prepara el previo. El párroco es aguardado por el personal encargado de la organización de cada misa. Una vez llega, es acompañado hasta el espacio llamado sacristía para que, manual en mano, se vaya caracterizando. Llamo manual al libro que se llama Misal Romano. Allí se define día a día qué tipo de celebración es, si acaso es parte de una fecha importante dentro del canon de la iglesia católica, el color de cada día con el que debe vestirse el altar como el sacerdote. El tipo de vestimenta es crucial. Lleva una túnica blanca llamada o alba sotana ceñido con un cordel de fibra de algodón blanco generalmente, sobre el alba se coloca el ornamento que se llama casulla y si fuera una fecha formal, se coloca una estola para darle mayor solemnidad. Los alumnos son conminados a repetir un cántico de entrada y el párroco, una vez terminado saluda y los bendice. Recita un texto y lee de vez en cuando aquel libro. Alguien del público va hacia el ambón, que es un pódium y lee algún pasaje de la biblia. Al término de ésta, los asistentes repiten una frase. En seguida viene la homilía donde platica y hace recomendaciones. Es una intervención libre. El clímax de tal representación es justo cuando consagra las hostias que se reparten a los estudiantes-fieles y hace la mención más sagrada de la eucaristía. Para los fieles aquello no es una representación. Es el cuerpo y la sangre de Jesús. La reciben y la comen, en conmemoración a su pasión y muerte.

¿Bajo qué principios se determinan los valores de una sociedad? No quisiera redundar y mucho menos con preguntas constantes cuando se supone que es desde la óptica de una postura crítica que debe tratarse este tipo de temas. Quizá haya sido demasiada tinta la que ha corrido en relación a la educación en México, desde la implementación de programas hasta la reforma educativa y los manejos de los grupos sociales que se vierten desde los sindicatos, así como el papel de la sociedad en este asunto. Dejamos como actores principales a los mentores, que deben ser quienes atienden esta responsabilidad. Estamos viviendo un período en donde justamente estos valores se exacerban a niveles ridículos. Nos preocupa la inclusión de los grupos históricamente relegados como los negros, mujeres, niños, homosexuales, ancianos, indígenas, etc., y tratamos de que se acomoden en este mundo globalizado y posmoderno. Les llamamos personas de color, los discursos públicos nos cuidamos de decir «las y los» en un ataque a la lengua, que en el peor de los casos, no importa. No hacer tal inclusión puede hacernos caer en el más imperdonable sexismo, machismo del idioma. El atentar contra los grupos vulnerables con violencia lingüística es casi tan grave como la física, como el racismo. Nuestro comportamiento social está cayendo en la forma, en cómo se ve y se escucha a realizar un verdadero proceso de evolución. En las calles, los manifestantes inconformes con el sistema no se cansan de anunciar la revolución del siglo XXI. Líneas arriba ponía el ejemplo del adoctrinamiento por antonomasia. Ese proceso anagógico de la fe y la espiritualidad. Un par de milenios han servido para reivindicar una y otra vez esas formas de dominación social. De control sobre la masa que fluye en dirección de la cada vez más real institución. Un día pregunté a mis estudiantes de bachillerato sobre el papel que juega la escuela y el de los estudiantes en esta época. Su respuesta fue clara y predecible: la escuela está para educar y los estudiantes para estudiar y recibir la educación. Hubo alguno un poco más despierto que dijo que a lo que va un estudiante a la escuela es a jugar, a conocer chicas de la edad y a relacionarse. Comenté que si acaso hubiera algún atisbo de realidad en los primeros planteamientos, el papel de cada individuo estaría sujeto a un papel activo en lugar de esa pasividad que le otorga su rol de educando. Sostuve que, efectivamente, el punto de interés por parte de los estudiantes no es el de estudiar. Sino el de relacionarse con ese entorno cómodo inmerso en uno hostil y demandante. Si estudiar fuera la constante de un estudiante, se aprovecharía al máximo cada recurso, incluso aquel que no tiene que ver con la escuela como lo e s la internet. El papel de la escuela es histórico. Es de adoctrinamiento. El estado se vale de la escuela como un medio para su legitimación y emancipación. En México sufrimos lo que los pueblos levantados por una revolución. Barbarie social. Concuerdo con el poeta chileno recientemente galardonado con el Doctorado Honoris Causa por la universidad de Alicante, Raúl Zurita cuando sentencia: «Un país que emerge de una dictadura es bastante detestable».

Nuestra escuela enarboló la bandera de la revolución, de la evolución social. La sagrada Revolución que nos dio un partido de estado con Instituciones Revolucionarias. Lo pasivo y lo dinámico en una fórmula paradójica. Nunca un oxímoron se ha perpetuado tanto tiempo.

Fuente del artículo: http://www.eloriente.net/home/2019/01/12/sobre-educacion-y-otros-demonios-por-joaquin-maldonado/

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Enseñanza virtual, crucial para Nicaragua

Por: Javier Poveda. 

 

En los últimos meses, muchas universidades del país apostaron por las plataformas virtuales para continuar con el año lectivo de los estudiantes activos, otras, se vieron en la necesidad de dar el paso hacia la educación virtual, aunque, según algunos expertos, la alfabetización digital es la tarea pendiente para Nicaragua.

Varias universidades de Nicaragua han implementado desde hace años, las plataformas virtuales para complementar cursos presenciales con lecciones en línea, aunque muchos cursos de profesionalización se imparten en su totalidad desde la modalidad “e-learning”.

Pantallas inteligentes, plataformas, chat en línea y teleconferencias, son las herramientas a utilizar para el desarrollo del aprendizaje durante la educación virtual que en los últimos meses ha tomado mucho protagónico

La estudiante de Comunicación Social, Belén Briones, relata que el cuatrimestre pasado (2018) llevó dos clases en línea ( publicidad y comunicación integral) por primera vez desde que ingresó a la Universidad Centroamericana. “Llevé las clases para poder avanzar con la carrera. Al inicio se me hizo bastante complicado, porque no sabía en qué momento subían las tareas, e incluso llegué a atrasarme en una asignación, y con eso me di cuenta que para llevar clases virtuales tenía que ser más autodidacta, así que eso hice: revisaba constantemente el correo y la plataforma para estar enterada de los trabajos.

La joven encuentra desventaja en la enseñanza virtual, especialmente “en el proceso de elaboración de un trabajo o proyecto, el profesor le da seguimiento y retroalimentación, en línea es bastante complicado que eso se dé de forma correcta, los profesores te corrigen dentro de lo posible, pero no es lo mismo. Eso y también el hecho de que no es lo mismo compartir tu opinión con Internet que con 37 alumnos más que puede que vean las cosas con una perspectiva diferente a la tuya”.

Itzel Téllez ha cursado tres materias en modalidad virtual. “A pesar que es online, uno debe tener bastante autoestudio, es como una clase normal. Tienes que organizarte bien. Los profesores están 24/7 y eso te facilita preguntar y aclarar dudas en cualquier momento. Las tareas las puedes terminar, dejarlas pausadas y continuar luego, esas facilidades hacen que el aprendizaje sea más constructivista”, comentó la joven, quien recientemente recibió un curso virtual en la Unica, con el que antes tuvo que familiarizarse en modalidad presencial y luego se impartió totalmente online.

/Getty Images

Imagen referencial. Getty Images/Metro

Francisco Peña, estudiante de Ingeniería Civil en turno dominical recibe parte de sus materias en plataforma virtual de su universidad. “Por supuesto tiene muchas ventajas. Te da tiempo de corroborar tus tareas, consultar sitios web y eso también puede ser una jugada en contra de la calidad, pero en sí, depende de cada estudiante qué tan leal y ético puede ser”.

Alfabetización digital

Según la ingeniera Karina Maltez, directora de Enseñanza Virtual de la Universidad Católica (Unica), el principal desafió que deben enfrentar las universidades del país es la alfabetización digital, tanto como para docentes como para estudiantes.

“Necesitamos sensibilizarnos para aprovechar al máximo todos los recursos que la tecnología nos ofrece”, apunta.

Maltez destaca que pese a las limitaciones que puedan existir, la enseñanza virtual tiene como bondades el acceso las 24 horas, a la plataforma “ y eso nos permite ser administradores de nuestro tiempo, anula las distancias geográficas y la más importante, fomenta el autoestudio”.

Imagen de referencia. /Internet

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Asimismo, la experta en enseñanza virtual reconoce que existen sus desventajas, como la falta de cultura, el rompimiento del vínculo entre docente y estudiante, además del acceso a los medios tecnológicos necesarios como ordenador o Internet.

Tanto para el rector de la Universidad Centroamericana UCA, José Alberto Idiáquez, como para la vicerrectora administrativa Tania María Zambrana, la implementación de los cursos virtuales ha sido de mucho impacto en los procesos de formación académica, especialmente en las circunstancias actuales en las que las actividades académicas de las universidades han sido limitadas a la represión gubernamental.

Ha sido crucial

“La UCA tiene una plataforma de educación virtual que nosotros denominamos Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA) ya la tenemos desde hace varios años, como complemento a la presencialidad, también en los cursos bimodales y en este contexto ha sido crucial para poder mantener la actividad académica. Nosotros el ciclo pasado (último cuatrimestre del año 2018) le denominamos ciclo académico virtual y tuvimos una matrícula del 50% de los estudiantes, es decir en comparación a la matrícula completa de la UCA”, expresó Zambrana.

Según datos oficiales facilitados por las autoridades la UCA tiene una población de 8.000 estudiantes.

Por su parte el rector Idiáquez, agregó que de cara a este año la universidad tiene contemplado desarrollar las clases de manera presencial, también están considerando brindar las clases de manera virtual, por una cuestión estrictamente de seguridad física para los estudiantes.

“No podemos decir tampoco que vamos a abrir y que van a venir aquí los muchachos porque tenemos que ir viendo la situación, porque no podemos exponer a los jóvenes y pues si hay que seguir de manera virtual, se seguirá”, dijo Idiáquez.

La Universidad Nacional de Ingeniería a través del programa institucional UNI Online (UOL), implementa un modelo de formación y actualización, que permite a los docentes de esta alma mater, integrar las herramientas de la Tecnología de la Información y la comunicación (TIC)con sus estudiantes.

El ingeniero Juan Manuel Martínez Toribio es director de la UOL y explicó que “este modelo busca fortalecer las competencias tecnológicas de los docentes, que permitan la integración de herramientas TIC a su práctica basada en principios pedagógicos y didácticos, cambiando el modelo de la Universidad que enseña, a la que aprende”.

La UOL, también ofrece cursos a universidades adscrita al CNU y que estén interesados para entrar o actualizarse en el mundo de las tecnologías, donde las pantallas inteligentes, el uso de plataformas, sesiones de chat en línea, clases virtuales y tele conferencias, son las herramientas a utilizar para el desarrollo del aprendizaje, donde el docente es un facilitador y el estudiante es sujeto activo de su formación.

Según Cecilia Herdocia, directora académica de la Universidad Américana, a partir del segundo semestre de 2018 se tomó la decisión de institucionalizar las herramientas de Google for Education, de modo que todos los docentes empezaron a utilizarla tanto para apoyar su labor presencial como para atender la demanda de los estudiantes que no podían movilizarse hacia la universidad. “Esto ha sido un gran reto, pero a la vez una buena experiencia de aprendizaje para toda la comunidad universitaria. Aún es necesario continuar aprendiendo y haciendo ajustes a las normativas y otros aspectos que optimicen esta experiencia”.

La académica indica que En Nicaragua, debido a que la educación virtual no ha tenido grandes avances, tenemos el reto de demostrar que es posible lograr una educación de calidad, utilizando esta modalidad. Para los estudiantes, el hecho de no requerir un traslado al recinto, puede dar seguridad y economía.

La Universidad Agraria (UNA) implementará hasta este año la plataforma de enseñanza virtual, de momento, dos carreras estarán disponibles en esta modalidad.

¿Todas las carreras?

Según Karina Maltez, experta en enseñanza virtual, hay carreras que no se pueden alejar completamente de la metodología tradicional como lo son las de Medicina y Odontología, ya que estas requieren de prácticas como tal… pero sí son carreras en las que podemos acoplar a la modalidad Blearning o semipresencial. “Muchos tienden a creer que la calidad de las carreras o cursos pierden calidad, ejemplo de estos son las asignaturas de matemáticas, pero existen una serie de herramientas externas que podemos utilizar como técnicas para lograr la calidad de estas.

Fuente del artículo: http://diariometro.com.ni/destacado/211265-ensenanza-virtual-crucial-para-nicaragua/

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La educación sexual integral, como oportunidad

Por: Héctor Ghiretti.

 

La discusión sobre la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) ha servido para poner en evidencia un prejuicio y un presupuesto sobre el sistema educativo.

El prejuicio es que la educación pública es un sistema ideológicamente neutral,  desprovisto de sesgos doctrinales. Eso es insostenible. Todo dispositivo del Estado posee una inspiración/orientación ideológica. No existe, por otra parte, una ideología universal o genérica del Estado: se va componiendo de diversas corrientes de pensamiento. Unas veces es coherente, otras contradictoria.

La configuración ideológica del Estado se hace evidente en el sistema educativo. En la Argentina la ideología estatal vigente en materia educativa se impuso en la reinstauración democrática de 1983. Desde entonces ha permanecido inalterada, no sólo en sus presupuestos teóricos, sino también desde el punto de vista práctico de su continua declinación.

El sistema de educación pública en todos sus niveles se mueve en una pendiente descendente desde hace décadas. El fracaso de los países tiende a identificarse con el de su educación. En la medida en que no haya un cambio sustancial de los equipos que deciden el futuro de la educación, no cabe abrigar esperanzas.

El presupuesto del sistema educativo, que responde a un modelo cognitivista e ilustrado, es que sólo funciona si los niños que ingresan en él poseen habilidades sociales y hábitos previamente aprendidos en el contexto familiar. Sin ese presupuesto la educación formal institucionalizada se hace imposible.

Los problemas de la educación corren en paralelo a la crisis de la familia como núcleo social básico. La respuesta del sistema de educación pública ante el notable déficit o ausencia de este zócalo o fundamento familiar ha sido intentar reemplazarlo por su cuenta, con resultados invariablemente negativos: son formas de educación temprana, intensiva y personalizada que sólo pueden darse en un entorno afectivo propio del núcleo familiar.

El Estado pretende suplir a la familia pero llega inevitablemente tarde, lo hace mal y ni siquiera cumple con aquello para lo que fue ideado. La exclusión empieza mucho antes de iniciar la escuela.

El sistema educativo actual no solo está concebido según presupuestos ideológicos que muestran su inadecuación y su fracaso cada día, sino que además está sobrecargado de demandas sociales. Parte de la sociedad piensa que la educación es un sistema de capacidad infinita, que admite la inclusión de todo tipo de contenidos, como si los recursos humanos, materiales o el tiempo a disposición fuesen ilimitados. Es la receta para el desastre.

Tanto el prejuicio como el presupuesto deben tenerse en cuenta en el caso de la ESI. En primer lugar cabe señalar que la idea de una «educación integral» (de lo que sea) en el sistema actual es un eufemismo cruel y mentiroso, máxime si se advierte su funcionamiento. Si los alumnos terminan los ciclos básicos con problemas de lectoescritura y operaciones matemáticas elementales, exigirle otra cosa es una pretensión desorbitada. La parcialidad fragmentaria de lo que se puede enseñar en materia de educación sexual es preocupante, porque es imprescindible integrar esas nociones y habilidades en una visión de conjunto.

Por otra parte, es necesario advertir sobre los presupuestos ideológicos de la ESI. El problema excede las pretensiones de «objetividad científica» con que los defensores la quieren presentar y que los detractores le reclaman. Todas las concepciones educativas poseen un fundamento antropológico, un concepto de hombre del que parten y al que aspiran. Es difícil ponerse de acuerdo en torno a estos presupuestos en sociedades cada vez más complejas. Por eso resulta necesario un replanteamiento profundo, tanto de la ESI como de las articulaciones entre el sistema educativo y la familia.

Si el sistema educativo no puede prescindir de las funciones educativas propias de la familia pero fracasa al querer suplirlas, deberá idear estrategias de intervención y cooperación alternativas. En algunas instituciones se ha puesto en práctica la modalidad de las «escuelas para padres»: instancias formativas que tienen por objeto ayudar a los padres a criar y educar a sus hijos. Esto permite al sistema contribuir a las formas de adquisición temprana de habilidades y conocimientos en el momento apropiado y a través del núcleo comunitario más eficaz: la familia.

El mismo recurso sirve para la educación sexual. Se trata de un aspecto de la formación que atañe a la intimidad, a los procesos individuales de maduración física y psicológica, que demandan un abordaje personalizado. La dimensión afectiva resulta decisiva, no solamente desde la perspectiva de la educación de los niños y adolescentes (a quienes hay que enseñar a querer) sino también desde la perspectiva de los medios necesarios: mientras más estrecha es la relación afectiva entre quien enseña y quien aprende, más rica y fecunda es la educación.

Esta propuesta tiene cuatro ventajas adicionales:

1. Evita recargar los ya saturados diseños curriculares. Si en las actuales circunstancias el docente no alcanza a impartir los saberes básicos, mal podrá incorporar contenidos complejos.

2. Permite contratar personal especializado que puede manejarse con mayor libertad y profundidad con asistentes adultos, al tiempo que se evitan las engorrosas y deficientes capacitaciones adicionales a los planteles docentes.

3. Permite a los padres hacer un filtrado crítico, una mediación y una adecuación de los contenidos impartidos, permitiendo acuerdos básicos entre la enseñanza impartida en casa y en el aula.

4. Otorga mayor capacidad a los docentes en el aula para establecer estrategias de prevención, detección y procesamiento de posibles abusos. La asistencia (o no) de los padres a los cursos, su conducta en ese contexto pueden ser datos que revelen aspectos de la relación con sus hijos.

En el apartado 3.2 de la ley se menciona la necesidad de establecer «consensos, alianzas» entre la escuela y la familia. Aunque lleno de buenas intenciones, es deliberadamente vago y difuso, sin ninguna precisión ni medida concreta. La familia es reducida a un rol complementario, de segundo orden. Lo que se propone aquí, por el contrario, es constituirla como mediadora fundamental e imprescindible de la educación sexual. Se trata de restablecer por medios institucionales el ámbito más adecuado para aprender a querer a los otros y quererse a sí mismo, a disponer y cuidar del propio cuerpo: cosas que no pueden enseñarse de forma disociada.

Fuente del artículo: https://losandes.com.ar/article/view?slug=la-educacion-sexual-integral-como-oportunidad-por-hector-ghiretti

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La crisis del Reformismo Educativo

México / 13 de enero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

La semana pasada comenté en este mismo espacio que “se observa un proceso de transición generacional en la orientación y el rumbo de las políticas públicas educativas en México, y que esto se da a través de un movimiento que va del “Reformismo Conservador” (registrado durante el periodo 2000-2018) al “Reformismo Progresista (Moderado)”, que inicia en estas fechas: 2018-2019…” Así mismo, afirmé que “…Si en verdad se concreta un cambio de régimen político, “de raíz”, entonces estas etiquetas cobrarán sentido…”, sobre todo si eso que se proyecta en la retórica política, llega a las aulas. (ver: “Educación: Del Reformismo Conservador al Reformismo Progresista”, SDP Noticias3 de enero, 2019).

Al hacer la caracterización esquemática del discurso del Reformismo Conservador en la Educación, dije que “…Dos ingredientes adicionales (y no menos interesantes), que se han sumado a la tendencia ideológica del “Reformismo Conservador” en la educación pública durante las últimas tres décadas (en México y en el mundo), tienen que ver con la apropiación de modelos gerencialistas en la gestión educativa y, más específicamente, en la gestión de los conocimientos y los aprendizajes, por una parte. Y la implantación de esquemas evaluadores y de búsqueda de la “calidad”, por otra.”; y que ello se ha introducido en el discurso (y en las prácticas educativas) no para romper con ningún paradigma, sino a efecto de mantener el estado social de cosas. Sin embargo, las fronteras aún siguen sin percibirse claramente, al menos en el terreno de las ideas. Me explico: En uno y otro caso (tanto para el Reformismo Conservador como para el Reformismo Progresista, moderado), existen conceptos comunes o compartidos (aunque con intenciones diferentes), que ponen en evidencia contradicciones o inconsistencias discursivas; es decir, aparece aquí una suerte de agotamiento de los contenidos y de los argumentos mismos que se esgrimen para defender dichos contenidos a favor de una u otra posición “reformista”. ¿Cuáles son los contenidos específicos que utilizan los ideólogos en el poder para definir el concepto de “calidad” de la educación? Si la “calidad” de la educación no se cumple con la cobertura (que significa “lograr que los niños, las niñas y los jóvenes cuenten con escuela”) entonces ¿la “calidad” de la educación se reduce al logro de los “aprendizajes escolares” duros o claves (en Matemáticas y Comprensión de Lectura)? ¿Qué hay detrás del concepto de “equidad” educativa”? ¿La “calidad”, la “mejora continua” o la “excelencia” de la educación, son conceptos ideológicamente neutrales?

 

En un artículo publicado en el año 2000, la investigadora española Ma. del Mar Rodríguez Romero advirtió acerca de la crisis que se asomaba, desde entonces, en la estructura interna de los discursos sobre las “representaciones del cambio educativo” (1), cuyo concepto central (el “cambio”) se ubicaba como la idea justificadora de las iniciativas “reformistas”. En su oportunidad, Rodríguez Romero revisa “los límites conceptuales que las metáforas dominantes del cambio educativo nos imponen y su íntima vinculación con las representaciones del cambio educativo…” Específicamente ella analiza “…dos representaciones predominantes. Una representación (que) captura el cambio educativo en movimiento y se sirve de nociones como ciclos, olas, tendencias y rupturas. Y otra (que) expresa la relación entre estabilidad y cambio, y pone de manifiesto su naturaleza paradójica, declarando su compromiso con la transformación, pero sin traspasar las fronteras del status quo.”

Para decirlo en palabras coloquiales, ambas expresiones del reformismo educativo no buscan “romper paradigmas”, sino producir cambios “graduales”, en el sentido de que no luchan por desmantelar las estructuras económicas, culturales y políticas, sino, en todo caso, su transformación gradual. Sólo que una expresión piensa a la Reforma Educativa en términos del cambio en “movimiento” (que incluye, no obstante, la posibilidad de la ruptura), mientras que la otra visualiza a la Reforma Educativa como un proceso que alterna periodos de “estabilidad y cambio”.

En este cuadro de crisis en torno a las representaciones o idealizaciones de la Reforma y del “cambio educativo”, la noción de “innovaciones educativas y pedagógicas” juega también un papel protagónico. Al respecto, Rodríguez Romero afirma lo siguiente: “La gramática de la innovación ha impedido analizar el problema del poder y de la reproducción de las relaciones que produce. Las relaciones sociales en la escuela se han planteado como independientes de los procesos políticos, culturales y sociales, y se ha adoptado una posición neutral acerca de los propósitos del sistema educativo que ha enmascarado los valores y las consecuencias relacionadas con la educación como institución social (Popkewitz, 1988)… El análisis del poder está resultando ser muy productivo cuando se relaciona con el conocimiento. La relación entre conocimiento y poder pone de manifiesto cómo la reforma es parte de un esfuerzo más amplio por definir las escuelas como lugares donde se organiza una manera específica de identidad, de valor y de posibilidad a través de la interacción entre profesorado, estudiantes y textos (Popkewitz, 1994b).” (2)

 

En su análisis sobre los discursos de las Reformas Educativas en Europa, Estados Unidos y Canadá, Rodríguez Romero dice con razón que “Una representación (del cambio educativo) captura las diversas formas que adoptan las innovaciones en movimiento. Esta representación está muy relacionada con la percepción de la repetición del cambio educativo (el enfoque “recurrente”). Otra representación muestra las relaciones entre la estabilidad y el cambio, y se conecta con la percepción de la vulnerabilidad de las reformas en las instituciones educativas.” Esta última versión sostiene que las grandes reformas educativas son tan “vulnerables” que tienden a fracasar irremediablemente, debido a los dispositivos conservadores y de resistencia al cambio característicos de las sociedades contemporáneas. Y en el caso mexicano, conviene revisar también las estructuras sociales resistentes al cambio, como los sectores empresariales, las iglesias, los sindicatos oficialistas, ciertos medios de comunicación y las asociaciones cupulares de “padres de familia”, entre otros.

 

“La representación del cambio educativo en movimiento está ligada a la percepción de la recurrencia del cambio educativo y se sirve de un tipo de metáforas y categorías conceptuales que capturan las diversas formas que adoptan las innovaciones en la escuela cuando se les contempla como fenómenos en movimiento y prevalece su carácter fluido y dinámico. Son útiles para plasmar la combinación y la sucesión de los acontecimientos, sus pausas y aceleraciones. Para captar este tipo de cualidades asociadas al cambio educativo en movimiento, se han aplicado nociones como ciclos, olas, tendencias y, más recientemente, rupturas.”… “Si se ponen en relación los ciclos (del cambio educativo) con la historia social e institucional de la escolarización, se observa que, con frecuencia, la educación se ha visto obligada a lidiar con propósitos contradictorios como: socializar en la obediencia o en el pensamiento crítico, enseñar conocimiento académico o destrezas prácticas, cooperación o competitividad, destrezas básicas o creatividad y pensamiento de alto nivel, centrarse en la base académica o permitir elección de contenidos (Tyack y Cuban, 1995).” (3)

¿Cuándo aparece la crisis del Reformismo Educativo? “…cuando (los autores) señalan que tanto en gobiernos conservadores como demócratas hay más coincidencia en el programa de educación que en otros sectores de toma de decisiones políticas… Por ejemplo, los demócratas también abogan por la elevación del nivel y la elección de centro – prácticas de cambio localizadas en la comunidad discursiva de la excelencia (Rodríguez Romero, 1998) -. En España, los pilares para proponer medidas similares comenzaron a imponerse con los últimos gobiernos socialistas, por ejemplo, con sus actuaciones en materia de evaluación y dirección de centros. Por su parte, en el Reino Unido, el gobierno del neolaborista de Tony Blair no sólo está manteniendo estrategias ideadas por los conservadores, como la participación de inspectores procedentes del mundo empresarial en la supervisión de las instituciones educativas, sino que, al intentar ubicar ideológicamente su política educativa, no parece haber duda respecto al predominio de tácticas que abundan en formas neoliberales de abordar los asuntos educativos… Algunos estudios comparativos de las últimas reformas educativas en varios países del mundo anglosajón muestran la tendencia compartida hacia el desmantelamiento de las burocracias centralizadas y su sustitución por propuestas escolares con una fuerte presencia de la elección de escuela por las familias y la competencia entre diversos tipos de escuelas para seducirlas. Dichas reformas han sido y están siendo promovidas y sostenidas tanto por gobiernos conservadores como socialdemócratas y socialistas y, aunque hay claras diferencias entre los países, puede apreciarse de modo general que, a pesar de la retórica, están contribuyendo a incrementar la desigualdad entre las escuelas. Con estos datos, parece difícil clasificar las recientes políticas educativas como ideológicamente consistentes y cobra sentido considerar la debilidad de ciertas propuestas de cambio para promover las intenciones que retóricamente declaran, debido a la forzada invisibilidad o silenciamiento de algunos aspectos que pasan desapercibidos, pero que son los responsables del reforzamiento de tendencias previas que, en líneas generales, favorecen a los mejor situados (económica y culturalmente) en la sociedad.”

 

Rodríguez Romero afirma que “Las reformas contribuyen a reforzar determinados modos de vida en las instituciones educativas; en cuyo contexto las subjetividades son moldeadas y las necesidades son construidas y legitimadas. Esto explicaría la persistencia del status quo y de la contribución de las reformas a su mantenimiento, porque los modelos de cambio se pliegan a los temas precisados en el proceso político, siguiendo las prioridades que establecen ciertos sectores institucionales con capacidad para definir los asuntos relacionados con la mejora de la sociedad (Popkewitz, 1988). Los esfuerzos de reforma incorporan modos de representación y estilos de razonamiento que no solamente nos informan sobre la escuela, los docentes y la formación del profesorado, sino que, además, construyen su significado a través de las distinciones que ordenan y definen los objetos de la propia escuela; regulan qué tipo de discurso educativo es posible, quiénes pueden considerarse interlocutores serios y autorizados, y cómo han de construirse el deseo, las aspiraciones y la cognición (Popkewitz, 1994b).”

 

Así finaliza su reflexión la investigadora española: “Este breve examen de las representaciones del cambio educativo pone de manifiesto que las dinámicas de innovación tienen una cualidad densa que es difícil capturar. Las percepciones y las imágenes del cambio son usadas por diferentes grupos sociales para tratar de hacer comprensibles las innovaciones según sus propios términos y legitimar formas específicas de avance social. Es necesario aplicar la cautela y la reflexión en el uso y propagación de imágenes y percepciones del cambio educativo. Como puede advertirse, tras el análisis realizado tanto la percepción de recurrencia como la de vulnerabilidad, tienen una clara base sociopolítica y proyectan formas de entender y actuar en educación que revelan los límites y las posibilidades entre las que se ha ido configurado el saber sobre el cambio educativo y los anhelos y frustraciones de las personas que lo han imaginado y desplegado. La sensación de repetición es fruto del conflicto de valores entre grupos sociales y políticos en litigio y, para desenmascararla, conviene situar las propuestas de cambio en el contexto particular en el que aparentemente resurgen y relacionarlas con líneas de desarrollo institucional más persistentes. La noción de ruptura nos habla del desenvolvimiento desigual y, a la vez, interrelacionado de las transformaciones y constituye una llamada de atención muy fértil respecto de la creación de imágenes del cambio educativo que reten la inevitabilidad que subyace en la persistencia hegemónica de la imagen del cambio educativo como ciclos. Con respecto a la vulnerabilidad de los esfuerzos de mejora, parece que resulta ser más “intencional” de lo que cabría suponer, porque está ligada a la estabilidad de la propia sociedad y al mantenimiento de las relaciones de poder.”

 

Dejo hasta aquí esta serie de reflexiones, que tienen la intención de argumentar porque la presente administración federal en México (2018-2024), en materia de educación, no podrá llevar a cabo fácilmente las transformaciones -retóricamente anunciadas hace unos días- en el sistema educativo nacional (ni estatales), en términos de “equidad” y “calidad” (o “excelencia”), puesto que éstos se encuentran, como todo el “Reformismo Educativo”, en plena crisis.

 

(1) Rodríguez R., M. (2000). Las representaciones del cambio educativo. Revista Electrónica de Investigación Educativa, en: http://redie.uabc.mx/vol2no2/contenido-romero.html También recomiendo la lectura de su libro: Metamorfosis del Cambio Educativo (2003). Editorial Akal. Madrid.

(2) Ideas desarrolladas por Popkewitz, T.S. (1994). Sociología política de las reformas educativas. Madrid: Morata.

(3) Se refiere al texto de Tyack, D. y Cuban, L. (1995). Tinkering toward utopia. Cambridge, Ma: Harvard University Press.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/07/la-crisis-del-reformismo-educativo

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De la piel a la pedagogía: las 10 «p» de la educación

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Salvador Rodríguez Ojaos / Fuente: El Blog de Salvaroj

Hay muchas palabras en castellano que empiezan con la letra P y algunas de ellas están relacionadas con la educación… y otras no.

Entre las que no, destacaría PostureoPolítica y Petulancia. Que son palabras que están demasiado presentes en los debates educativos en la redes sociales. De hecho, las discusiones educativas tuiteras me recuerdan aquella famosa canción del dúo musical Pimpinela «Olvídate y pega la vuelta»: reproches mutuos y acusaciones varias, desacuerdo e imposibilidad de encuentro.

10 son las palabras que empiezan con la letra P que caracterizan la educación:

1. Pedagogía. Lejos de ser el problema de la educación actual, como algunos pretenden, es la solución a muchos de sus males (que no a todos). Es muy peligroso e inconsciente pretender transformar o renovar la educación sin conocer la historia y la tradición de la praxis y la teoría pedagógica.

2. Piel. La educación debe emocionar, debe sentirse como se sienten las caricias en la piel. Hay que sentir para aprender porque los aprendizaje vividos, aquellos que consiguen despertar sentimientos, emocionar, son los verdaderamente significativos y perdurables.

3. Placer. El placer por el conocimiento debe dirigir el aprendizaje de los alumnos y alumnas y junto con su curiosidad innata son el fundamento para que puedan aprender de forma autónoma a lo largo de toda la vida.

4. Pensar. La educación debe hacer que las personas tengan espíritu crítico y sean capaces de discernir por sí mismas lo que es correcto y adecuado de o que no lo es, sin dejarse manipular o dirigir de forma autómata. Enseñar a pensar es tener la aplicar el conocimiento.

5. Pluralidad. Ser capaz de aceptar las diferencias y respetarlas debe ser uno de los propósitos de la educación. Entender que las diferencias nos enriquecen y nos permiten mejorar es clave para afrontar el futuro con garantías.

6. Perseverancia. También podría valer la palabra Paciencia. La constancia, el esfuerzo para conseguir sus objetivos, la capacidad de no rendirse ante las dificultades y de aprender de los errores es un valor esencial de la educación. El esfuerzo y la capacidad para perseverar no debe confundirse con el sufrimiento y la ansiedad ante el aprendizaje.

7. Profesor/a. El factor humano en la transmisión de conocimientos, destrezas y habilidades es indispensable e indiscutible en la sociedad de la información. La labor docente es, y será, fundamental para el aprendizaje de la nuevas generaciones.

8. Poesía. En un mundo donde los contenidos STEM tienen cada vez más importancia, la educación que reciben nuestros alumnos y alumnas debe contemplarlos sin duda alguna. Pero la poesía, el arte, la literatura deben formar también una parte fundamental de esa educación, porque nos hace mejores personas y porque ayudan a consolidar los conocimientos técnico-científicos.

9. Pregunta. Cuestionarse sobre el mundo es básico para aprender sobre él. La pregunta es generadora de conocimiento y la búsqueda de respuestas es el camino para acceder al aprendizaje en un mundo complejo.

10. Paradoja. Para finalizar la cuestión clave: se da la paradoja de que no hay una única forma de acceder al conocimiento, que no hay una única forma de aprender, que no existen fórmulas mágicas ni recetas infalibles… Por tanto, cuando debatamos sobre educación seamos respetuosos y tengamos la capacidad de entender la posición del otro, así y solo así conseguiremos una educación mejor.

Fuente del Artículo:

http://www.salvarojeducacion.com/2019/01/de-la-piel-la-pedagogia-las-10-p-de-la.html

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El ir y venir de las modas educativas

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Marta Ferrero / Fuente: Cuaderno de Cultura Científica

Las modas educativas han existido siempre. Por moda educativa se entiende aquí a cualquier propuesta metodológica o recurso educativo que, en un momento dado, se cuela con furor en un determinado distrito escolar y, transcurrido un tiempo más o menos extenso, desaparece sin dejar prueba sólida alguna de haber contribuido al aprendizaje de los alumnos.

No todas las modas educativas son iguales. Hay modas “inofensivas”, ya que no implican cambios ni medidas significativas de ningún tipo, como aquella que introdujo la música de Mozart en las aulas para mejorar el rendimiento cognitivo de los alumnos. Y hay modas claramente perjudiciales, bien porque suponen un gasto sustancial de tiempo y dinero que pueden dedicarse a metodologías con eficacia probada (Busso y Pollack, 2014), bien porque pueden dificultar o impedir el aprendizaje de todo el alumnado o, como mínimo, de una parte del mismo (Carnine, 2000). Un ejemplo del primer caso, en referencia a las modas perjudiciales, es la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en las aulas (Hodge, 2005). Mientras que un ejemplo del segundo caso es (o, quiero pensar, fue) la adopción del método global para la enseñanza inicial de la lectura (Stahl, 1999). Son estas últimas modas las que centran el contenido de este post.

Antes de continuar, conviene aclarar que el término moda educativa no es irremediablemente sinónimo de innovación educativa. Una moda educativa no se apoya en ninguna teoría válida ni está respaldada por estudios científicos que demuestren su eficacia. Habitualmente, su difusión viene de la mano de determinadas empresas o personas afines que logran popularizarla entre los responsables de la formación continua del profesorado, las autoridades educativas o los propios docentes a través de libros, publicaciones periódicas o estudios preliminares de baja calidad (Slavin, 1989). Por el contrario, una innovación educativa puede referirse a cualquier elemento novedoso que se introduce en un sistema educativo o colegio y conduce a un cambio en las ideas, prácticas, productos o servicios del mismo (Carrier, 2015). Este cambio puede estar o no respaldado por la evidencia.

¿Cómo se popularizan las modas educativas?

En el año 2017, Nathalie Carrier publicó un trabajo fruto de su tesis doctoral que tenía como objetivo determinar qué estrategias se habían utilizado para difundir siete modas educativas concretas y qué lugar ocupaba la evidencia en este fenómeno, aunque ella emplea el término innovación. Los medios que examinó para determinar cómo se difunden las modas educativas fueron revistas de divulgación educativa y comerciales, periódicos locales y blogs. Para analizar el contenido de estos medios, utilizó seis criterios de persuasión recogidos en la literatura sobre psicología social: Compatibilidad con las ideas previas, accesibilidad para su uso mediante explicaciones claras, practicidad para el trabajo en el aula, evidencia o calidad de la investigación que lo avala, credibilidad de las fuentes de las que procede la información y atractivo, referido a si la innovación resulta profesional, personalizada y/o divertida. Para ser consideradas populares, las modas analizadas tenían que cumplir al menos cuatro de un total de seis requisitos como, por ejemplo, poseer una entrada en diez blogs diferentes, contar con un hashtag en Twitter o una página en Facebook o haber sido empleadas por 10.000 individuos, 10 colegios o 5 distritos escolares.

A continuación, se presentan las conclusiones principales de su trabajo. En general, las dos estrategias más utilizadas para promocionar las modas educativas fueron, en primer lugar y a gran distancia del resto, el atractivo y en segundo lugar la credibilidad percibida, por delante de la evidencia, la practicidad, la accesibilidad y la compatibilidad. Junto a esto, los medios recurrían a un lenguaje emotivo o descriptivo, más que a uno basado en la evidencia disponible, para publicitar la moda en cuestión. Además, apenas unos pocos documentos citaban estudios de investigación sobre las modas anunciadas para determinar la efectividad de las intervenciones y ninguno de ellos describía o exploraba en profundidad dichos estudios. Más bien, el tipo de evidencia en la que se apoyaban los documentos consultados eran estudios informales, anécdotas basadas en experiencias personales o datos estadísticos generales sobre los problemas que abordaban las modas o sobre su uso.

La información sobre un determinado método educativo puede sonar convincente al mostrarse adornada con historias y anécdotas emotivas o referencias a fuentes afines creíbles. Pero, a la vez, esta información puede no estar corroborada sino simplemente basada en argumentos incorrectos y rudimentarios. Por esta razón, la autora recomendaba a los docentes estar alerta ante las influencias y sesgos que pueden producir las estrategias usadas para difundir las modas educativas. Junto a esto, les aconsejaba ser prudentes y formular preguntas críticas sobre dichas modas como, por ejemplo, qué estudios cuestionan su eficacia o, al menos, cuestionan los inconvenientes potenciales de la misma. Para terminar, Carrier sentenciaba que las estrategias detectadas a través de su trabajo de investigación pueden conducir a la difusión de modas ineficaces, inútiles e incluso perjudiciales para los alumnos.

En 1989, Robert E. Slavin describía las etapas por las que pasan las modas educativas hasta popularizarse dentro de la comunidad educativa. A modo de resumen, este investigador situaba como primera etapa la publicación de un método concreto en un libro, publicación periódica popular o evento educativo, seguida por la presentación de resultados preliminares y prometedores, aunque frecuentemente con pruebas muy deficientes. A pesar de ello, el método se expande entre algunos distritos escolares, más tarde entre otros colegios entusiastas de la innovación para hacerlo más tarde entre los responsables de la formación del profesorado, inspectores de educación, etc. Por último, el método termina expandiéndose rápidamente al resto de colegios a través de breves talleres impartidos o bien por los propios creadores del método o bien por formadores profesionales o bien por personal del centro formado ex profeso para ello. Desafortunadamente, solamente cuando el programa ya está de moda y muchos profesores lo están aplicando en sus aulas, comienzan a hacerse evaluaciones rigurosas de su eficacia. De hecho, para cuando comienzan a publicarse estudios de calidad y revisiones, con resultados a menudo negativos, ya es tarde. También ocurre con frecuencia que, a estas alturas, el interés por el método ya ha disminuido y es otra moda la que ha comenzado a despertar entusiasmo entre el profesorado.

¿Qué se puede hacer para evitar que las modas educativas se cuelen en los colegios?

La forma de frenar este péndulo, este ir y venir de las modas educativas, sostiene Slavin (1989), es cambiar las reglas del juego bajo las que las innovaciones educativas son elegidas, implementadas, evaluadas e institucionalizadas. El autor afirma que la comunidad educativa tiene que demandar evaluaciones rigurosas sobre las propuestas educativas que se ofertan antes de adoptarlas. También subraya la necesidad de reemplazar los cursos y talleres de formación breves por otros más extensos que incluyan un seguimiento a medio y largo plazo para comprobar si una determinada propuesta educativa está funcionando o no. Este seguimiento, esta evaluación de la eficacia de la propuesta, ha de incluir grupo experimental y control, con medidas de pre y postest (a poder ser estandarizadas) y garantizando que la aplicación de la propuesta en el aula se ha evaluado bajo condiciones reales y durante períodos de tiempo realistas. Además, sería recomendable que esta evaluación se hicieran primero a pequeña escala y después a gran escala.

Ya en el año 2006, Ben Goldacre, científico y divulgador, advertía de la necesidad de dotar al profesorado de las herramientas y autonomía suficientes para juzgar críticamente si un método educativo dispone o no de pruebas suficientes y válidas para su implementación en las aulas, lo cual favorecería que los docentes dejaran de depender de las injerencias externas (opiniones de expertos, ideologías de uno y otro color, etc.). Sin embargo, son varias las señales que ponen de relieve que aún estamos lejos de este objetivo. Por poner solamente algunos ejemplos, los profesores tanto en formación como en activo, dentro y fuera de nuestro país, albergan hoy en día un elevado número de ideas erróneas sobre teorías y métodos educativos (Cunningham, Perry, Stanovich & Stanovich, 2004; Dekker, Lee, Howard-Jones, & Jolles, 2012; Echegaray-Bengoa & Soriano-Ferrer, 2015; Ferrero, Garaizar, & Vadillo, 2016; Fuentes & Risso, 2015; Tardif, Doudin, & Meylan, 2015; Washburn, Mulcahy, Musante, & Joshi, 2017). Además, consultan más revistas divulgativas que científicas (Ferrero et al., 2016), a las que por cierto consideran menos fiables, accesibles y útiles que los talleres y cursos de formación (Landrum, Cook, Tankersley & Fitzgerald, 2002). Por último, la formación que reciben los estudiantes de educación en métodos de investigación, estadística, búsqueda en bases de datos o lectura de artículos científicos es insuficiente (Ferrero, 2018) y puede impedir que los futuros maestros puedan beneficiarse de los avances científicos en materia educativa.

Si nuestra sociedad aspira a una educación basada en las mejores pruebas disponibles y no en modas que vienen y van, es fundamental mejorar la cultura científica de todos los agentes de la comunidad educativa. Mientras esto ocurre, se presentan a continuación diez señales de alerta que pueden emplear los docentes para detectar prácticas educativas sin pruebas válidas sobre su eficacia (Lilienfeld, Ammirati & David, 2012).

Fotograma de “The Simsons”, serie creada por Matt Groening para Fox Broadcasting Company

Diez señales de alerta para detectar prácticas pseudocientíficas

1. Falta de falsabilidad y uso excesivo de hipótesis ad hoc

La falsabilidad se refiere a la capacidad de refutar una teoría con la ayuda de la evidencia. Una forma de convertir una teoría en irrefutable es usando hipótesis ad hoc. Esto es, invocando nuevas hipótesis sobre un determinado fenómeno a los resultados obtenidos para explicar por qué no se han confirmado las predicciones de la teoría. Por ejemplo, ante la inferioridad del método global frente al alfabético en la enseñanza de la lectura, los defensores del primero podrían alegar que las tareas empleadas para medir la velocidad y precisión lectoras no son las adecuadas.

2. Falta de autocorrección

Frente a las correcciones graduales que se hacen constantemente a las afirmaciones científicas, las pseudociencias tienden a mantenerse estancadas a pesar de que cada vez haya más evidencia en contra de lo que defienden. Un ejemplo de esta falta de autocorrección se puede observar en torno a la teoría de los estilos de aprendizaje. A pesar de la cada más abundante y sólida evidencia sobre su invalidez, su uso está aún muy generalizado en las escuelas.

3. Énfasis en la confirmación

El sesgo de confirmación consiste en buscar únicamente evidencia que apoya las hipótesis propias a la vez que se ignoran o reinterpretan de forma selectiva aquellas que van en contra. Este sería el caso, por ejemplo, del método Berard, Para defender su eficacia ante múltiples problemas de aprendizaje y conducta (ver la última señal de alerta), sus creadores aportan en la web oficial diversos testimonios de clientes que afirman que el método ha cambiado sus vidas. Sin embargo, esta web no contiene ninguna mención sobre la posibilidad de que el método puede no funcionar en todos los niños.

4. Evasión de la revisión por pares

Aunque no es perfecta, la revisión por pares proporciona cierta protección frente a la investigación de baja calidad. Brevemente, ésta consiste en la revisión de los trabajos de investigación por parte de varios investigadores independientes, a menudo tres o más, antes de su publicación. Sin embargo, no todas las revistas exigen una revisión por pares para publicar un trabajo de investigación. Este es el caso, por ejemplo, de Brain Gym. Este método de gimnasia cerebral, que llegó a utilizarse en más de 80 países (Hyatt, 2007), incluye en su web oficial una pestaña con un extenso listado de estudios de investigación que supuestamente demuestran su eficacia. Sin embargo, la mayoría son estudios cualitativos. Y, entre los que son experimentales, solamente dos han sido publicados en revistas de revisión por pares.

5. Confianza excesiva en pruebas basadas en anécdotas y testimonios

La suma de anécdotas no equivale a hechos. Las anécdotas son difíciles de verificar, tienen una representatividad muy cuestionable y siempre son muy vulnerables a múltiples explicaciones alternativas. Un claro ejemplo del uso de anécdotas aisladas para defender la eficacia de una intervención la encontramos en torno al método Doman. No hay estudios empíricos válidos sobre su eficacia pero sí múltiples testimonios de usuarios particulares, normalmente familias, que defienden el “a mí me funciona” y que son presentadas por los promotores del método como pruebas irrefutables de su éxito.

6. Ausencia de conexión

La conexión se refiere a si un conjunto de afirmaciones están edificadas sobre o conectadas con afirmaciones o hallazgos previos válidos. Las pseudociencias a menudo carecen de esta conexión. Un ejemplo de ello es la idea de que las diferencias en el hemisferio dominante (cerebro izquierdo, cerebro derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias individuales entre estudiantes. Los defensores de esta idea ignoran la gran cantidad de investigación que muestra que los dos hemisferios cerebrales siempre trabajan juntos así como que ambos hemisferios son mucho más similares que diferentes a la hora de procesar la información.

7. Afirmaciones extraordinarias

Las afirmaciones extraordinarias requieren de hechos extraordinarios. Sin embargo, muchas pseudociencias no cumplen esta premisa. Un ejemplo de ello lo encontramos en los llamados niños índigo, de los que los creadores del método Asiri (que ha aterrizado en nuestro país) hacen bandera. Según ellos, estos niños irían más allá en la evolución humana desde el punto de vista espiritual y mental. Sin embargo, no aportan ninguna prueba que demuestre esta sorprendente afirmación.

8. Falacia ad antequitem

Consiste en apelar a la antigüedad, al “se ha hecho siempre”, para defender la validez de una práctica concreta. Esto sucede en muchas escuelas de educación infantil de nuestro país que llevan décadas empleando el método Doman y el método patterning (del mismo autor) en las aulas. Otro ejemplo claro es el uso de ciertas pruebas proyectivas, como el dibujo de la figura humana, en el ámbito de la psicología escolar a pesar de la falta de pruebas sobre su validez.

9. Uso de un lenguaje hipertécnico

Dentro de la comunidad científica, con frecuencia es preciso introducir nuevos términos para describir un hallazgo reciente. Sin embargo, desde el campo de las pseudociencias, se hace un abuso de la jerga técnica para dotar de mayor credibilidad a sus afirmaciones. Por ejemplo, los partidarios de las terapias auditivas, como el método Tomatis o Berard, recurren a menudo a un lenguaje hipertécnico, con expresiones como “hipersensibilidad al sonido” o “interferencia con un procesamiento eficiente de las señales sonoras” a la hora de describir los problemas que supuestamente remedian.

10. Ausencia de condiciones límite

En contra de lo que hacen los científicos, los defensores de prácticas pseudocientíficas no definen los límites de las prácticas que defienden. Esto es, no especifican en qué casos es o no eficaz una intervención. De hecho, defienden su uso para un abanico excesivamente amplio de condiciones. Este es el caso por ejemplo del método Irlen, cuyos promotores defienden su utilidad para innumerables problemáticas tanto físicas (por ejemplo, confort y sensibilidad a la luz) como psicológicas (por ejemplo, atención y concentración).

Nota: Aunque para cada alerta se han aportado uno o dos ejemplos concretos, prácticamente todos ellos podría utilizarse para ejemplificar muchas de las diez alertas.

Referencias:

Busso, D. S., & Pollack, C. (2014). No brain left behind: Consequences of neuroscience discourse for education. Learning, Media and Technology, 1-19. doi:10.1080/17439884.2014.908908

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Fuente del Artículo:

https://culturacientifica.com/2018/05/17/el-ir-y-venir-de-las-modas-educativas/

ove/mahv

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Educación humanizadora y deshumanizadora

Ecuador / 13 de enero de 2019 / Autor: Edmundo Vera Manzo / Fuente: El Telégrafo

La educación humanizadora es la que cultiva las cualidades superiores de los seres humanos como la
tolerancia, el enriquecimiento mutuo por el intercambio de valores diferentes y complementarios, el
respeto a la diversidad, la honradez, la humildad, el amor a sí mismo y a los demás, la solidaridad, el
servicio a la comunidad y la espiritualidad.

No es suficiente recibir educación en el hogar, el sistema educativo y los diferentes miembros de la
comunidad local, nacional e internacional. La educación puede ser parcial, pobre, limitadora e incluso
educar tan solo las capacidades y aptitudes para poder realizar actividades productivas.

Una deficiencia generalizada de la educación es ser únicamente intelectualista que cultiva las
capacidades cognoscitivas del modelo cartesiano y newtoniano de la ciencia clásica. Se están formando
seres reprimidos en sus sentimientos, insensibles y sin conciencia. Pascal decía que “la razón tiene sus
razones, pero el corazón tiene sus razones que la razón no entiende.

La humanidad se encuentra viviendo un momento regresivo. Los grupos transnacionales y nacionales
más ricos ejercen su influencia para ampliar sus ganancias en detrimento de la mayoría de los seres
humanos y la naturaleza. El elitismo, el enriquecimiento fácil, la inmoral e ilegal ganancia se
encuentran muy extendidos y con la tendencia a aumentar. Existen epidemias de elitismo, racismo,
sexismo, machismo, irrespeto a la diversidad sexual, fobia a los migrantes y falta de solidaridad humana,
etc.

La educación requiere de buenos modelos a seguir. De gobernantes, autoridades, profesores y padres de
familias íntegros, ejemplares. Existen gobernantes y autoridades que desprecian los derechos humanos.
Aristóteles decía que el ser humano es un animal político. Parafraseando expresó: “si la política es la
máxima pedagogía, si quitamos a la política y la pedagogía humanizadora corremos el riesgo de
descender a animales”.

Fuente del Artículo:

https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/educacion-humanizadora-deshumanizadora

Fuente de la Imagen:

http://necesitodetodos.org/2013/03/educacion-global/

ove/mahv

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