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¿Estás enseñando a tus hijos a pensar críticamente? Pocos padres hacen

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A lo largo del año pasado, Facebook, Twitter y otras compañías de medios socialeshan incrementado sus esfuerzos para purgar sus plataformas de cuentas que difunden noticias falsas , teorías de conspiración y otras falsedades a través de Internet. Pero la democratización de los medios y la expansión de las redes sociales en los últimos años nos está poniendo una carga cada vez mayor a nosotros, los consumidores de esta avalancha de noticias e información, para hacer un mejor trabajo de discernir los hechos a partir de la ficción.

¿Estamos a la altura del reto? ¿Y qué tan bien harán nuestros hijos para enfrentar un panorama mediático aún más desafiante en los próximos años? Los resultados tempranos no son prometedores, al menos cuando se trata de qué tan bien lo hacemos la mayoría de nosotros al involucrarnos en el pensamiento crítico de manera regular, y al pedirles a nuestros hijos que hagan lo mismo, incluso en el área crítica de buscar puntos de vista opuestos a nuestro propio. De acuerdo con los resultados de una nueva encuesta de más de 1,100 adultos realizada por la Fundación Reboot, una organización comprometida a examinar el estado del pensamiento crítico:

SOLO EL 20 POR CIENTO DE LOS PADRES CON FRECUENCIA O MUY A MENUDO LES PIDE A SUS HIJOS QUE CONSIDEREN UNA OPINIÓN OPUESTA.

El pensamiento crítico es, en términos generales, esa combinación de lógica, razonamiento y análisis que nos permite reunir evidencia relevante, sopesar puntos de vista opuestos y llegar a una opinión o decisión informada. Es un tipo de pensamiento reflexivo que es importante no solo para navegar nuestra vida cotidiana sino también para cumplir nuestros roles como ciudadanos en una democracia. El pensamiento crítico siempre ha sido importante, pero en un mundo globalizado ahogado en un océano de información, podría decirse que nunca ha sido más esencial.

Y la mayoría de la gente parece reconocer esta importancia. Casi todos los encuestados de Reboot (más del 95 por ciento) estuvieron de acuerdo en que el pensamiento crítico es necesario en el mundo actual y es una habilidad importante para enseñar a los niños. De manera similar, el 87 por ciento dijo que considerar una visión opuesta es un ejercicio importante.

Sin embargo, al igual que con una dieta o una membresía en un gimnasio , es poner en práctica el principio donde la mayoría de nosotros nos quedamos cortos. Alrededor del 25 por ciento de los encuestados dijeron que rara vez buscan personas con puntos de vista diferentes a los suyos. Y además de la quinta parte de los padres que dicen que regularmente les piden a sus hijos que consideren una opinión opuesta, solo una cuarta parte afirma que regularmente los ayuda a evaluar la evidencia.

¿Por qué nos encontramos en un vacío de pensamiento tan crítico? La encuesta apunta a una serie de razones. Alrededor del 26 por ciento de los encuestados identificó un sistema educativo defectuoso, mientras que el 27 por ciento lo atribuyó a la tecnología moderna. «Estructuralmente, la forma en que recopilamos información hoy crea un desafío natural para el desarrollo de las habilidades de pensamiento crítico», dice Helen Lee Bouygues, presidenta de Reboot Foundation y autora del estudio, de los temas presentados por la tecnología de la información. «Eso es algo nuevo y diferente de las formas de medios anteriores». Bouygues señala un ejemplo de su propia vida que la inspiró a examinar el problema en primer lugar: cuando se dio cuenta de que su hija de siete años iba a ir a Wikipedia para investigar un periódico escolar a pesar de que tenía libros sobre ese mismo tema en el estante de su habitación.

Pero, ¿estamos siendo realistas, y estamos lo suficientemente críticos, sobre los desafíos del pensamiento crítico? Bouygues dice que uno de los puntos de vista opuestos que ella misma enfrenta regularmente es el hecho de que el pensamiento crítico es difícil. No es algo natural para los humanos. «Es realmente la naturaleza humana preferir el pensamiento selectivo», dice ella. «Nos sentimos más cómodos con quienes comparten nuestras propias opiniones».

Las habilidades de pensamiento crítico son clave para muchas cosas que a los niños de hoy se les pedirá que hagan como adultos. Permiten que las personas resuelvan problemas en el lugar de trabajo, razonen con sus seres queridos, analicen riesgos, sean escépticos sobre la información errónea e incluso fomenten la intimidad emocional con los socios permitiéndose ver las cosas desde otro punto de vista.

Entonces, ¿cómo superamos estos obstáculos inherentes para pensar críticamente y también practicamos lo que predicamos, incluso con nuestros hijos? El primer paso en ese viaje, según Bouygues, es simple: la conciencia. Y uno de los resultados alentadores del estudio es que muchas personas, por edad, género e ingresos, son conscientes del problema. La Fundación Reboot ya está trabajando arduamente con neurocientíficos cognitivos para ayudar a contribuir al próximo paso en ese viaje: brindar a las personas, especialmente a los padres y educadores, las herramientas que necesitan para perseguir el pensamiento crítico de manera más efectiva, incluido el intento de aprovechar la misma tecnología actualmente. desafiando nuestras habilidades de pensamiento crítico para ayudar a desarrollarlas en su lugar. Mira este espacio.

Fuente: https://www.ozy.com/acumen/are-you-teaching-your-children-to-think-critically-few-parents-do/91337

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La “nueva reforma” y derechos profesionales docentes.

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En menos de un mes, la Cámara de Diputados discutirá la iniciativa que busca reformar el artículo 3º constitucional. El presidente López Obrador caracterizó la presentación de dicha iniciativa como un compromiso cumplido con los maestros, pero ¿es ésta la respuesta a sus inquietudes? ¿Garantizará a los docentes sus derechos como profesionales del aprendizaje y agentes de cambio educativos?

Un gran acierto de la iniciativa es la propuesta de reconocer, desde la Constitución, el papel fundamental de los maestros como agentes sociales transformadores; un reconocimiento que ha tardado mucho en llegar, pero que es todavía insuficiente en el planteamiento actual.

Paraque la propuesta represente un avance, debe asegurar a cada docente la posibilidad de una trayectoria profesional que promueva su derecho a aprender (así como el de sus estudiantes).

Esto implica, desde la Constitución, garantizar sus derechos profesionales: perfiles claros y públicos, formación inicial y continua de acuerdo con su contexto y sus necesidades, y procesos de selección para el ingreso y promoción justos y equitativos.

La iniciativa sí establece el derecho de los docentes a acceder a un sistema permanente de actualización y formación continua. Sin embargo, la redacción sólo contempla el acceso a la formación, sin establecer la obligación del Estado de garantizar la pertinencia o relevancia de la misma.

Adicionalmente, la fracción III del artículo 3º vigente establece que el ingreso al servicio docente así como la promoción sólo se puede hacer por medio de concursos de oposición.

Alborrar dicha fracción, y no establecer un proceso alternativo, los docentes perderían certeza sobre cómo entrar a su profesión y promoverse dentro de ella.

Asimismo, de ser aprobada la iniciativa, se borraría al día siguiente de su publicación, la Ley General de Servicio Profesional Docente (LGSPD) que establece los perfiles docentes que deben guiar la formación inicial y continua, las características de los concursos de ingreso y promoción, el derecho de los docentes de nuevo ingreso al acompañamiento de un tutor, y el Servicio de Asistencia Técnica a las Escuelas (SATE).

Es cierto que no se han logrado implementar efectivamente estos elementos de apoyo a la vida profesional de todos los maestros, pero si se aprueba la iniciativa en su forma actual, los docentes perderían su derecho a exigir al Estado que cumpla con ellos.

Desaparecería la posibilidad de ir al tribunal y denunciar irregularidades en los procesos de promoción, de ampararse contra el uso discrecional de las plazas docentes, de demandar una formación o acompañamiento adecuado. Los legisladores se encuentran frente a una oportunidad de gran relevancia para el país. Esperamos que aseguren que cualquier reforma constitucional represente un avance para el ejercicio de los derechos profesionales de los docentes, y con ellos, de las niñas, niños y jóvenes en México.

Artículo publicado en El Heraldo de México.

Fuente: https://profelandia.com/la-nueva-reforma-y-derechos-profesionales-docentes/

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Cómo los activistas están moviendo el dial en la deuda de préstamos estudiantiles

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¡Lo que se aprende dentro y fuera de la escuela cuando todos los saberes dialogan!

Por Jaume Carbonell

Discursos

En el primer capítulo de Pedagogías del siglo XXI (Carbonell, 2015) trazo un breve panorama de los discursos más sustanciosos sobre el aprendizaje y la educación que se adquieren fuera de la escuela, y sobre la necesidad de relacionarlos e incluirlos dentro del currículo. Un clamor que viene de lejos. Hace ya un siglo John Dewey distinguía dos tipos de educación: la extraescolar, más asistemática, vital, profunda y real, que la infancia adquiere en la familia, en la calle o en otras instancias socializadora del entorno inmediato; y la educación formal o escolar, más abstracta y superficial, pero también más amplia, completa y segura. Desde entonces han corrido ríos de tinta en torno al encuentro y desencuentro entre ambos ámbitos de aprendizaje, dando cuenta de los intentos, mayormente fallidos, de ensamblarlos.

También MacLuhan pronosticó hace tiempo que el caudal de  información y el conocimiento crecería de modo exponencial con la progresiva y acelerada irrupción de las tecnologías de la comunicación. No hay un solo diagnóstico que no avale, cada vez con más datos y evidencias, esta realidad. Las conexiones múltiples entre personas y artefactos, horizontales y desjerarquizadas, contribuyen a ello. Basta fijarse en las prácticas generadas  por la educación expandida: modalidad vinculada a la comunicación que teje redes con lo audiovisual, lo artístico o experimental, y que se genera fuera de las instituciones formales. En las tramas de aprendizaje y el banco común de conocimientos que facilita el intercambio de saberes y habilidades. En los MOOC: la expansión del conocimiento en abierto. En las universidades y otros centros de enseñanza alternativos. En la ingente y diversificada oferta de actividades extraescolares, culturales y de ocio para la infancia y la juventud. En la actividad desarrollada por centros sociales y culturales institucionales o autogestionados, espacios de creación artística, bibliotecas públicas y otro tipo de equipamientos. En lo que se aprende observando, con mirada crítica y sin prisas, lo que sucede en la naturaleza y en la ciudad. Y en el conocimiento que se adquiere, renueva y enriquece a lo largo de toda la vida.

Porque se aprende en cualquier momento y lugar. Este es el mantra que inspira todos los relatos que tratan de derribar los muros del aula y el currículo demasiado academicista y encorsetado. Que se abren a la vida y a un mundo cada vez más complejo con el objeto de comprenderlo críticamente y de transformarlo hasta donde sea posible.

Investigaciones

Estos discursos se avalan con diversas investigaciones. Como botón de muestra cabe citar la realizada recientemente por la redREUNI+D [Red Universitaria de Investigación e Innovación Educativa -conformada por tres grupos de investigación de las universidades de Granada, Valladolid, Málaga y Extremadura-, y publicada en Ecologías del aprendizaje. Educación expandida en contextos múltiples (Martínez Rodríguez, J.B y Fernández Rodríguez, comps; Morata, 2018)]. Desde una perspectiva sistémica se ahonda, a partir del trabajo cualitativo de estudio de casos, en la construcción del conocimiento, la generación de saberes y adquisición de nuevos aprendizajes, mostrando trayectorias y personales y comunitarias donde circulan lenguajes, formatos y saberes en entornos ecológicos muy diversos, físicos y virtuales, a lo largo y ancho de la vida.

Como cualquier otra investigación no existe neutralidad y sus autores explicitan con claridad, por ejemplo, su apuesta por los colectivos silenciados y excluidos que crean otras formas de relacionar los conocimientos. De ahí que se hable de epistemologías del Sur, autoridad expandida, ciencia ciudadana, investigación militante o epistemología popular y que, por tanto, se apueste por la formación de una ciudadanía crítica, participativa y comprometida en la defensa de los derechos sociales básicos y del bien común. En esta obra coral resuenan los nombres de Morin, Vygotski, de las pedagogías críticas o de las comunidades de aprendizaje, entre otros.

Los trabajos son muy variados. Unos se centran en las identidades mediáticas en la sociedad aumentada, en las comunidades maker de videojuegos en línea o en el aula como espacio de participación multisensorial, donde se propone aprender “un nuevo lenguaje que se interroga en voz alta y en grupo por lo cotidiano, por lo establecido, por la repercusión de lo que hacemos y lo que somos”. Hay un bloque dedicado a las ecologías de aprendizaje y mediaciones sociales de culturas y contextos formales y no formales, donde está presente la educación transmedia y la hiperconexión, las marcas de género en la formación on-line, el aprendizaje musical y la lectura literaria y filosófica como instrumento de mediación social y conocimiento compartido. Y no faltan las investigaciones en torno a las ecologías comunitarias y de saberes, con una fuerte impronta de participación y transformación social, como es el caso de la Universidad Rural Paulo Freire de la Serranía de Ronda (Málaga) o de un proyecto educativo de voluntariado internacional donde “las relaciones de convivencia, los proyectos de educación no formal, la economía, los cuidados, la ecología y el feminismo van constituyendo otra cultura en la que el aprendizaje y la vida convergen en proyectos que van dando sentido al mundo en que vivimos”.

Políticas

Hay discursos, investigaciones y experiencias de gran solidez, aunque éstas suelen ser minoritarias o parciales, circunscritas a un colectivo o ámbito de conocimiento. De ahí la conveniencia de que esta necesaria incardinación entre la educación formal y no formal encuentre un mayor cobijo para su implantación y generalización en el territorio mediante políticas públicas en clave de equidad. Los proyectos de ciudades educadoras o de planes de entorno transitan en esta dirección. Y la iniciativa de “La educación 360 a tiempo completo”, promovida este curso en Catalunya por tres entidades: Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, Fundació Bofill y Diputación de Barcelona, supone un paso más respecto a las políticas educativas locales. Su objetivo prioritario es el de conectar tiempos, espacios, aprendizajes y agentes educativos en los municipios para generar más y mejores oportunidades educativas.

Se trata de una alianza estratégica para establecer una mayor relación y continuidad entre lo lectivo y lo no lectivo dentro de una lógica colaborativa y comunitaria. En este sentido, se trata de optimizar el capital cultural para convertir el municipio en un ecosistema educativo, estrechando los espacios de conexión y coordinación, el acompañamiento y la personalización educativa. Así, el éxito escolar y empoderamiento escolar no se entiende únicamente como el logro de los contenidos y competencias curriculares sino como un proyecto personal de aprendizaje que incorpora la adquisición de otros saberes extraescolares. Para este cometido se fijan un conjunto de propuestas y acuerdos de política municipal para los próximos años, al tiempo que se experimentan una serie de procesos innovadores de cierto calado.

El saber académico y de la vida cotidiana son igualmente útiles y relevantes dentro de un proceso en que se combinan aprendizajes formales e informales, intencionales o imprevisibles. Se abre un mundo de óptimas posibilidades para dialogar entre todos esos saberes de modo continuo e interdisciplinar. Ese es el gran reto del profesorado: superar inercias muy arraigadas y circunscritas al dictado de la gramática, el currículo y el espacio escolar. Una tarea que compromete igualmente a los demás agentes educativos: a todos aquellos que de modo directo o indirecto inciden en el proceso de socialización de la infancia y la juventud. Martín Barbero señala que estas transformaciones se producen por un movimiento de descentramiento o deslocalización de los saberes que los saca de sus lugares tradicionales y que diluye la noción tradicional de conocimiento y la acerca al saber común, a la experiencia social, a la experimentación y al flujo digital.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/01/10/lo-que-se-aprende-dentro-y-fuera-de-la-escuela-cuando-todos-los-saberes-dialogan/

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Jóvenes, limpieza, salud, cultura y trabajo

Por: Carlos Ornelas

Cuando usted viaja por carreteras, ferrocarril, camina por el lado de un río o un lago, o hasta cuando circula por las ciudades, quizá se llene de tristeza y vergüenza. ¡A mí me pasa! Por dondequiera veo montones de basura, verdaderos muladares compuestos por bolsas, botellas, papeles y más suciedad compuesta por deshechos de plástico. Más allá del daño ecológico, que es severo, la porquería genera un problema grave para el país en la economía, la sociedad, la salud y la cultura nacional.

Si bien cada vez atraemos más turismo, también es cierto que esa posibilidad merma cuando los visitantes observan las toneladas de mugre en los caminos y calles. Es un daño económico, pero es mucho más el perjuicio que causa en la sociedad, se hace costumbre y cada vez hay más indolencia; muchos ya no se quejan, al contrario, contribuyen y descargan sus sobras en la vía pública. Además de afear el paisaje y provocar disgusto, la inmundicia representa riesgos para la salud, en especial para menores, ancianos y para quienes habitan en zonas vulnerables. Y, por encima de todo, las pocilgas en el suelo simbolizan una cultura pobre. Un pueblo que no cuida de su salud ni su higiene deshonra la cultura que sus antepasados le heredaron. Nosotros estamos orgullosos de la cultura nacional, pero —literalmente— corremos el riesgo de tirarla a la basura.

Sé que no fue una de sus promesas de campaña, que la limpieza física de la nación no entra en los planes prioritarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero si al término de su gobierno logra —y hay un potencial enorme para alcanzarlo— dejar un país libre de basura le dará más créditos a la Cuarta Transformación que a otros programas. Además, es un asunto que es difícil que otros lo impugnen.

Desde que alguna vez lo anunció como candidato y mostró admiración por los programas sociales del presidente estadunidense Franklin D. Roosevelt, consideré que lo que hoy se denomina Programa Jóvenes Construyendo el Futuro era viable como motivo de legitimidad, sí, pero también que hacía frente a un problema real. Buena parte de nuestra juventud, en especial de los segmentos pobres, viven en la desesperanza o el ocio y sin perspectivas de futuro. Este programa les ofrece no nada más tres mil 600 pesos al mes, sino oportunidades de capacitación para el trabajo, crecer en su escolaridad o hacer alguna actividad productiva.

Me permito hacer una sugerencia al presidente López Obrador y a la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján. El programa para los jóvenes tiene propósitos loables, herramientas institucionales definidas y métodos de seguimiento. Está bien pensado. No obstante, su ejecución demanda de mucho talento y disciplina y que los establecimientos del sector privado cumplan, ya que a ellos se les encarga 70% de la responsabilidad de capacitación.

Propuesta: destinar más de 10% de las actividades vinculantes al sector social y organizar una campaña nacional por la limpieza, la salud y la cultura. Por un pueblo limpio, saludable y culto. Pueden organizarse brigadas de recolección de impureza en los espacios públicos, acompañados de una intensa campaña de educación en medios usando el tiempo del Estado. Al Presidente lo escucha mucha gente y puede marcar el comienzo del éxito. Cierto, implica gastos en logística y viáticos no contemplados en el presupuesto. Pues bien, puede hacer convenios con las empresas embotelladoras, de alimentos chatarra y otras productoras de la suciedad a que aporten en especie para esta cruzada nacional por una cultura de la pulcritud.

Paulo Freire conmina a los educadores a nunca perder la esperanza. Espero que alguien tome en cuenta esta idea y tengamos una vida limpia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/jovenes-limpieza-salud-cultura-y-trabajo/

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El dilema del ingreso a la educación superior

Por: Eduardo Backhoff

De acuerdo con las estadísticas del INEE, en México 97.7% de niños entre 6 y 11 años asiste a la primaria; 93.3% entre 12 y 14 años asiste a la secundaria; 73.2% de los jóvenes de 15 a 17 años asiste al bachillerato (o a instituciones equivalentes) y sólo 31.5% que tienen de 18 a 22 años cursan alguna carrera universitaria (o técnica). A estas estadísticas hay que restarle la cantidad de estudiantes que abandonan sus estudios; sólo en primer grado de bachillerato, 15% de los alumnos desertan.

Por ello, el sistema educativo funciona como una especie de filtro social donde se van decantando los estudiantes de acuerdo con su aprovechamiento académico: quienes logran terminar a tiempo la educación media superior, representan a los mejores estudiantes de México. Aún así, muchos de ellos no logran ingresar al nivel universitario debido a la falta de espacios en estas instituciones. Por ejemplo, en la UNAM sólo 7% de los aspirantes logra ser alumno de esta institución; proceso que se hace a través de un examen de conocimientos, cuyo propósito es identificar a los jóvenes con mejor preparación académica.

La premisa central del proceso de admisión de las universidades de mayor prestigio es quedarse con la “crema y nata” de los estudiantes, pues ello garantiza que tengan mayor probabilidad de éxito en sus estudios profesionales y que la institución tenga mejores indicadores educativos (eficiencia terminal, PUBLICIDAD p y q g j ( , porcentaje de titulación y profesionistas exitosos), lo cual contribuye a mejorar su prestigio académico y a incorporar a los mejores profesionistas dentro de su planta docente. Aunque esto parece ser un círculo virtuoso, la literatura científica muestra que son los jóvenes que provienen de hogares con condiciones económicas privilegiadas quienes tienen mayor probabilidad de ingresar a las mejores instituciones educativas públicas, como es el caso de la UNAM.

Esto se debe a que la adquisición de conocimientos y habilidades académicas depende principalmente de las oportunidades de aprendizaje a las que son expuestos los estudiantes tanto en la escuela, en el hogar, como en el contexto social. Los estudiantes de las clases privilegiadas tienen, por mucho, más oportunidades para aprender (mejores escuelas, padres con niveles educativos altos, bibliotecas en sus hogares, clases de verano) que los de clases desprotegidas que, por lo general, encuentran obstáculos para aprender (padres analfabetos o de baja escolaridad, necesidad de trabajar).

Por desgracia, se cumple con el proverbio que dice “origen es destino”. La excepción a esta regla de ingreso meritocrático la representa la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), que la promovió AMLO, siendo jefe del DF. Aquí los estudiantes ingresan por un proceso aleatorio (una especie de lotería) que ganan los más afortunados, independiente de su nivel académico que, por lo general, es muy bajo. Aunque la intención de darle educación a los más desprotegidos es loable, el resultado de este modelo educativo es desastroso, pues la inmensa mayoría de los jóvenes que tienen la suerte de ingresar a la UACM no concluyen sus estudios universitarios o lo hacen con niveles académicos muy inferiores a los de las universidades que seleccionan a sus estudiantes de manera meritocrática.

El dilema que enfrenta el sistema educativo mexicano es el siguiente: utilizar un mecanismo de ingreso por méritos académicos, que desfavorece a los más pobres, o utilizar un método aleatorio cuyos resultados académicos son desastrosos. La solución a este dilema no tiene una solución perfecta. Sin embargo, me queda claro que ningún país quisiera tener profesionistas pobremente preparados, pero tampoco quisiera que la educación sea sólo para las clases privilegiadas. El proyecto de AMLO de construir cien universidades para las clases más desprotegidas tiene el alto riesgo de que le suceda lo mismo que a la UACM, que resuelve un problema social a costa de crear un problema académico, cuya factura se cobrará en un futuro.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-dilema-del-ingreso-a-la-educacion-superior/

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Desarrollo infantil: del gen a la creatividad

Por: Eduardo Andere

No siempre tenemos una respuesta para todo. Quizá en educación nunca sepamos con certeza las causas concretas y ubicuas relacionadas con el aprendizaje. Quizá la naturaleza humana y su cerebro sean tan complejos y aleatorios que nunca descifremos su funcionamiento causal. Además, si el cerebro es complejo, la mente, y sobre todo la consciencia, son complicadas. ¿Son la incertidumbre, el caos y el azar donde navega el cerebro humano negativos? No, en absoluto.

      El ser humano es producto de una intrincada y persistente evolución que le ha dado características muy específicas para sobrevivir y crecer. Existe evidencia de que a través de los años la inteligencia media, medida como Coeficiente Intelectual, ha aumentado. También es un hecho que los avances en la ciencia y la tecnología han permitido al ser humano eliminar o superar muchas enfermedades, comunicarse más eficientemente y aumentar la esperanza de vida promedio de la humanidad. Al mismo tiempo el avance en las ciencias sociales le ha permitido a la humanidad superar hábitos negativos, dañinos o antitéticos en diversas civilizaciones. Mal que bien, ahora existen instituciones en todas partes del mundo, tanto nacionales como globales, que defienden los derechos humanos, promueven la justicia, la generosidad, la colaboración; luchan contra la pobreza, apoyan el desarrollo ecológico, etc.

Sin embargo, el mismo ser humano que es capaz de descifrar su genoma y de hurgar el universo, de observar el funcionamiento de las neuronas, de crear obras de arte como las de Da Vinci, Miguel Angel, Van Gogh, Cézanne, Monet, Kandinsky, Pollock, Hockney, Gallen-Kallela, Rivera, etc., y producir fascinaciones clásicas como Bach, Beethoven, Mozart, Mahler, Sibelius, etc., es el mismo que oprime, mata, destruye, tiraniza, abusa.

¿Qué hace al ser humano maravilloso? Su capacidad de ser creativo. De producir cosas nuevas, de ser diferente, de crecer sin límite. Y ¿cómo se logra eso? Esa es la gran pregunta de los filósofos de la educación, de los pedagogos, de los psicólogos del desarrollo y, ahora, más recientemente, de los neuroeducadores.

¿Cómo se fomenta la creatividad? Bueno, la creatividad es, como otros rasgos humanos, una capacidad. Está ahí en los genes, pero para convertirse en realidad necesita transformarse en habilidad. Y esta habilidad se aprende. Entonces, ¿en qué consiste la habilidad de la creatividad? ¿Cómo se hace uno creativo? Bueno, es fácil de contestar, difícil de practicar. Primero, siguiendo los pasos naturales del desarrollo de los niños y jóvenes, un poco al estilo Jean Piaget (desarrollo biológico) pero mejor aún, Lev Vygotsky, (desarrollo asistido). Siempre sin apresurar al bebé y sin convertir a los hijos en un proyecto de los padres.

Más bien, como sostiene la psicóloga del desarrollo infantil, Alison Gopnik, y en parafraseo, mediante la procuración de las condiciones (contexto, situaciones e interacciones) para que los bebés, niños y jóvenes, crezcan y florezcan con la diversidad, la imprevisibilidad y la belleza de un jardín y, no tanto, para que crezcan con la predeterminación de un mueble, que por más útil y bello que parezca, es diseñado, construido y mantenido con precisión por su carpintero.

Finalmente, ¿cómo, además de hacerse uno creativo, se hace uno también decente, civilizado, generoso y sabio? Con buena crianza y buena escuela.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/desarrollo-infantil-del-gen-a-la-creatividad/

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