Page 1270 of 2435
1 1.268 1.269 1.270 1.271 1.272 2.435

Reforma Universitaria y Sociedad del Conocimiento

Por: Matías Caciabie

En 1993, el abogado y padre de las llamadas ciencias del management Peter Drucker, describió su “sociedad del conocimiento” como la “sociedad postcapitalista”, donde el conocimiento se pondría en el centro del desarrollo económico, por encima del trabajo salarial, la renta del suelo y la disponibilidad de capital.

En un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Suiza, conocida mundialmente como la Universidad ETH de Zúrich –alma Mater de 21 Premios Nobel, entre ellos Albert Einstein-, la actual fase del capitalismo se caracteriza por haber construido una difusa forma económica-política-militar de “red global de control corporativo”.

De esta manera, la “Knowledge Society” (sociedad del conocimiento) es una forma sutil de desdibujar la realidad, de vender gato por liebre. Estamos asistiendo no a un poscapitalismo, sino a la irrupción de un capitalismo que ha alcanzado su fase global (¿acaso la última?).

La construcción de dicha red, que afirma el dominio ascendente de la aristocracia financiera global, se inicia con los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, la crisis del petróleo de 1973 y la conversión del dólar en moneda fiduciaria tras la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods.

Junto a ello, la caída del campo soviético, la crisis de la deuda latinoamericana; George Bush, Bill Clinton y Tony Blair, la anulación de la Ley Glass-Steagall en 1999, la inserción de los intereses angloamericanos con la doctrina de Deng Xiaoping de “un país, dos sistemas” y la devolución de Hong Kong a China en 1997, el surgimiento y auge de las llamadas fintech en los años de 1990 y 2000, y la crisis económica mundial desatada a partir de la caída del Lehman Brothers en 2008.

La educación superior en la red global de control corporativo

En esta nueva fase del capital se busca instalar un paradigma donde el ciclo de grado universitario nacional es apenas un ciclo básico que sólo permite obtener recursos humanos para tareas de operario de calificación media, y donde el ciclo de posgrado transnacionalizado se convierte en el ciclo de formación superior.

Los recursos humanos de alta calificación deben formarse en sus “sedes centrales”, donde serán finalmente reclutados por los grandes grupos financieros: la Ivy League (Harvard, Columbia, Yale, entre otras), Chicago, MIT y California en Estados Unidos, y el triángulo inglés de las universidades de Cambridge, Oxford y Londres.

Al mismo tiempo, empujan un proceso de desescolarización y de formación cuentapropistas (free-lancers) en sus propias empresas, tal como hace Facebook con sus grandes becas del 40% (¡!) en la Digital House Tech Hub que forma programadores web que, llegado el caso, entrarán como trabajadores a su empresa o serán arrojados a la incertidumbre de un mercado de trabajo empujado a una creciente y progresiva desocupación.

Al mismo tiempo, grandes empresas de servicios educativos se han constituido como nodos relevantes de la red financiera transnacional. Sylvan Learning Systems Inc y Pearson Global Inc son dos de los casos más renombrados.

En este capitalismo globalizado también aparecen instituciones educativas como la Universidad de Minerva, autodefinida como la primera universidad global, donde los estudiantes viajan y viven en siete ciudades diferentes a lo largo de su cursado: San Francisco, Seúl, Hyderabad, Berlín, Londres, Taipei y Buenos Aires son sus “sedes”, rompiendo el molde de todo lo instituido hasta el momento.

Las corporaciones apuestan casi como los Estados

Según la Fundación Varkey, presidida por Bill Clinton, en 2013 las compañías que figuran entre las 500 más poderosas del mundo gastaron 2.600 millones de dólares en educación, un 13% del presupuesto total con el que contaban para acciones de la llamada Responsabilidad Social Empresaria (RSE), que en realidad enmascara la evasión impositiva y la promoción de inversiones en nuevas áreas aún no suficientemente enlazadas en la lógica de la financiarización económica.

El informe estima que un 33% del desembolso corporativo en esta área se destina a la formación universitaria y un 19%, a la capacitación profesional. Esos valores no son nada marginales si se compara con los 4.700 millones de dólares que el Estado argentino invierte en el sistema universitario, uno de los de mayor inversión en Universidad de la región en relación al PBI (0,77% estimado para 2018).

Vale precisar que entre las empresas que más invierten en educación, destacan el Banco Santander (de composición anglo-española) con 166 millones de euros, la tecnológica norteamericana IBM con 122 millones y la española Telefónica con 110 millones de euros.

El listado de los 10 primeros lo completan Exxon Mobil (petrolera estadounidense, 98 millones de euros), Target(supermercadista norteamericana, más de 80 millones), Glaxo Smith Kline (farmacéutica británica, más de 73 millones), Microsoft (más de 73 millones), Toyota Motors (71 millones de euros), Rio Tinto Group (minera anglo-australiana, más de 69 millones) y Wells Fargo (banca de servicios financieros de origen estadounidense, más de 69 millones).

Si las tendencias mundiales se consolidan, donde progresivamente los Estados dejan de invertir en la educación superior y, por el contrario, las corporaciones transnacionales despliegan su poder para tendencialmente ocupar ese vacío, iremos viendo como la educación será cada vez más una cuestión de “privados”.

En el centenario de la Reforma*

A 100 años del primer gran movimiento reformista universitario, la aristocracia financiera global –que es la personificación social del capital transnacionalizado- ha decretado que la educación ya no es un bien público y un derecho de los ciudadanos. Por el contrario, la educación es, para éstos, un interés privado y una mercancía a adquirir por los consumidores de acuerdo, por supuesto, a sus posibilidades económicas.

Sólo basta recorrer las calles de Santiago de Chile entre noviembre y marzo de cada año para ver la gravitación publicitaria que la Educación Superior tiene en una sociedad a la que le han enajenado su derecho a la educación a partir de la dictadura de Augusto Pinochet.

La conmemoración de la primera gran gesta estudiantil está sirviendo de escenario de una disputa sobre cuál es el modelo que se impondrá: aquel que la entiende como un Derecho Humano, o aquel que la entiende como un servicio comercializable y rentable.

El evento central de esta disputa será la TercerConferencia Regional de Educación Superior (CRES) del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), a realizarse en junio de este año en la ciudad argentina de Córdoba.

Si creemos que la defensa de la Universidad Pública es la defensa de un espacio social que no debe ser controlada por las necesidades de la aristocracia financiera global, estaremos obligados a romper con la idea de que la gesta reformista se realizó sólo por una cuestión de formas institucionales en el quehacer universitario.

Una vez más la discusión es sobre socializar aquello que se encuentra privatizado, hacer público (del Pueblo) lo que es de unos pocos: el conocimiento estratégico. El desarrollo de la sociedad del conocimiento en nuestra realidad, puede representar, bien administrada, una posibilidad gigantesca de redistribuir la riqueza del mundo.

La conmemoración de los 100 años de la Reforma Universitaria debe servir como una oportunidad para reflexionar, discutir y sumar voluntades, como un momento en la construcción de un proyecto estratégico que permita rediseñar otro país, otra región, otro mundo. La Reforma Universitaria que estos tiempos necesitan no es sólo para la Universidad.

Después de todo, el manifiesto de los reformistas universitarios de hace un siglo, autopercibidos como revolucionarios, afirmaba también que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”.

*Nota de Rebelión: La Reforma Universitaria de 1918 es el movimiento estudiantil surgido en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) con una huelga estudiantil de protesta contra los contenidos conservadores de la educación y a favor de una serie de reformas que democratizaran la universidad y elevaran el nivel educativo. La Reforma Universitaria tuvo amplias repercusiones en toda Argentina al igual que en el resto de América Latina. 

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238905&titular=reforma-universitaria-y-sociedad-del-conocimiento-

Comparte este contenido:

Evolución de los recursos para el aprendizaje

Por: Hugo Martínez Alvarado

Herramientas tecnológicas y lúdicas para que el alumno experimente diferentes maneras de potenciar sus conocimientos. El desafío de la educación para reinventarse en tiempos digitales.

Los recursos para el aprendizaje son herramientas de mediación, que al acompañar y potenciar estrategias didácticas se instalan en la cultura escolar como representaciones simbólicas de la forma en que se definen la enseñanza y el aprendizaje.

Así, por ejemplo, la pizarra del aula puede representar diversas estrategias de trabajo pedagógico vinculado en algunos casos a la clase magistral del docente que utiliza este recurso para apoyar su explicación, modelando contenidos o apoyando etapas en su desarrollo. No obstante, el mismo pizarrón puede estar asociado a la ejercitación cooperativa en el aula, donde los alumnos deben evidenciar sus avances y conocimientos resolviendo ejercicios frente a sus compañeras y compañeros. (…)

Un recurso ampliamente utilizado en los sistemas escolares son los textos o libros de estudio (Fuller, 1987). (…) En este caso, es posible suponer que el paradigma con que se inserta este recursos de aprendizaje obedece a una visión enciclopedista de la enseñanza, que asume que el contenido se puede empaquetar y organizar estandarizadamente en un manual impreso que asegure la fiabilidad de las fuentes y organice las etapas en que se deben trabajar los contenidos o las habilidades curriculares propuestas.

Cuando se trata entonces de revisar la evolución de los recursos para el aprendizaje, es necesario revisar no solo su materialidad en relación con sus características físicas o funcionales, sino también los paradigmas pedagógicos con que están diseñados o implementados.

En la medida en que estos paradigmas respecto de cómo se aprende y cómo se enseña se modifiquen, enriquezcan o corrijan, los tipos de recursos para el aprendizaje y la forma en que estos se insertan en la dinámica del aula también se deberían ir modificando.

Avanzado el siglo XXI, los paradigmas respecto del aprendizaje se han ido enriqueciendo inevitablemente, modificándose a una velocidad en que los cambios ocurren más rápido que la capacidad de comprenderlos y sistematizarlos.

Variable fundamental para comprender estos cambios es la llamada revolución de lo impreso a las nuevas tecnologías, como la define Michael Serres, señalando que esta transformación es de igual importancia que la que vivió la humanidad en el paso de lo oral a lo escrito y de lo escrito a lo impreso.

Un sector importante y creciente de los docentes y estudiantes accede hoy a una oferta de recursos tecnológicos que les permite, a través de sus propios dispositivos digitales móviles, encontrarse con una cantidad diversa y dinámica de recursos y contenidos sin mayor restricción que sus propios intereses o habilidades de búsqueda. Aunque subsisten en Latinoamérica sectores de la población escolar que aún no tienen acceso a las oportunidades de las tecnologías de la información y las comunicaciones, esta brecha se ha ido disminuyendo gracias al aporte de políticas públicas con este propósito y al desarrollo de generaciones de dispositivos móviles de bajo costo que facilitan el acceso de los estudiantes a servicios de comunicación y fuentes de información.

De todas formas, el impacto que esta revolución ha tenido en diversos ámbitos del mundo académico, científico, social y laboral hace inevitable y urgente enfrentar el desafío de dar acceso a todos los estudiantes a las oportunidades del mundo digital.

Interés. Los estudiantes del siglo XXI están aprendiendo de diversas formas, muchas de las cuales se relacionan con la indagación, la experimentación, el ensayo y el error para el acceso y la producción de conocimiento.

Cuando tienen interés en algún tema y contenido en particular, acceden a los buscadores seleccionando aquellas fuentes que les parecen más efectivas, consultan a pares a través de las redes sociales u observan críticamente videos en la red donde se desarrollan los tópicos buscados.

Invierten una cantidad significativa de su tiempo en experimentar videojuegos cada vez más sofisticados, que requieren niveles de concentración junto con habilidades de cooperación que les permitan interactuar con pares en diversas geografías para el logro de una meta. Terminada la sesión del juego, pueden revisar su desempeño analizando reportes visuales que distinguen las habilidades logradas, las referencian en comparación con las de otros jugadores con perfiles similares y pueden compartir en las redes sociales sus logros y desafíos.

Quienes tienen intereses creativos encuentran en el mundo digital un conjunto amplio y diverso de herramientas para generar contenidos, producir animaciones o composiciones audiovisuales, componer música, o producir imágenes modificando fotografías digitales a través de herramientas de edición.

Algunos construyen canales de comunicación y divulgación en los que mezclan sus propias creaciones con la selección de creaciones de otros, a través de las cuales generan interacción participativa y colaborativa con otros jóvenes de similares intereses.

Quienes tienen intereses específicos en desarrollar alguna habilidad determinada o aumentar la profundidad en el conocimiento específico de una materia pueden establecer mecanismos de búsqueda de información, adhesión a foros y debates de preguntas y respuestas, o simplemente acceder a fuentes de información especializadas. (…)

Los estudiantes del siglo XXI saben que pueden aprender y que pueden hacerlo a través de múltiples formas y estrategias. Así lo están experimentando muchos de ellos, la mayor parte de las veces fuera de los establecimientos y sin la mediación de recursos para el aprendizaje.

Materiales de la enseñanza

Las nuevas formas de aprendizaje no pueden ser aprovechadas por los recursos para el aprendizaje tradicional. Esto ocurre por dos razones fundamentales. La primera se relaciona con las limitaciones técnicas de los mismos recursos. Los textos no se pueden actualizar, no tienen hipervínculos a nuevos contenidos o a recursos enriquecidos e interactivos. No se pueden utilizar para organizar trabajos colaborativos, no permiten retroalimentación en tiempo real. Y la segunda limitación se relaciona con el paradigma educativo con que fueron construidos. La mayor parte de los recursos para el aprendizaje corresponde a visiones de procesos de enseñanza y aprendizaje, donde los ritmos son estandarizados, el contenido proviene de una sola fuente y la instrucción se basa fundamentalmente en la repetición de actividades de experimentación que se evalúan luego de un período establecido.

Esta concepción está dramáticamente alejada de las formas en que los estudiantes están aprendiendo hoy día.

Fuente: http://www.perfil.com/universidades/evolucion-de-los-recursos-para-el-aprendizaje.phtml

Comparte este contenido:

El desplazamiento de la población en medio rural y las implicaciones educativas. Caso de Jilotzingo, Estado de México

Por: El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

Jilotzingo es un municipio de comunidad rural perteneciente al Estado de México y ubicado al límite de exclusivos fraccionamientos como son Zona Esmeralda, Valle Escondido, Chilucas, Bosque Esmeralda y Condado de Sayavedra. La mayoría de sus pobladores son ejidos colectivos, dedicados a las actividades agrícola y pecuaria. Cuenta con cinco escuelas comunitarias multigrados, cuyas matrículas han venido disminuyendo paulatinamente durante los últimos años, esto a causa del desplazamiento de la población a las zonas urbanas próximas. Bajo esta problemática surgen las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los motivos que conlleva a la población a desplazarse? ¿Es posible que los jóvenes de medio rural consigan mejores y más oportunidades educativas en las zonas urbanas? ¿Están por desaparecer las escuelas rurales?

De acuerdo a Lapointe (1985), durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), la agricultura comercial mexicana era marginada por el dominio de latifundistas mexicanos y extranjeros, generando una fuerte crisis económica y de inequidad social. De aquí surge la reforma agraria, la cual pretendía con el nombramiento de ejidos colectivos “promover un mercado interno de bienes y servicios, asegurar la paz social y facilitar la industrialización” (Lapointe, 1985: 15). Hoy en día los grupos de dominios económicos siguen siendo una amenaza para lograr una sociedad equitativa y, los preceptos por los cuales se construyeron políticas sociales se han disipado bajo una lógica de mercado de capitales.

Las escuelas rurales que en sus inicios se caracterizaban por ser una población mayormente campesina, hoy bajo la lógica de la ´modernización´, han sufrido transformaciones, debido a la invasión de muchas empresas a sus territorios, trayendo consigo diferentes demandas laborales. De acuerdo a Rivera (2012) existe una transición “de lo rural a una gama de diversos fenómenos provenientes de los espacios urbanos-globales que hace que los jóvenes experimenten una resignificación de valores, expectativas e identidades” (p.78), es el caso de muchas de estas escuelas que se encuentran ubicadas en un límite muy estrecho entre el espacio rural y el urbano.

Por ejemplo, las comunidades de las escuelas comunitarias en Jilotzingo, en donde muchos de los ejidatarios han recibido ofertas para vender sus terrenos, en otros casos han sido obligados y hasta expropiados, por grupos de empresarios dedicados al desarrollo urbanístico de la zona. Estos casos han sido denunciados en diferentes medios de comunicación, como son los diarios digitales, El Sol De Toluca, La Jornada y El Universal, sin embargo, hasta el momento no se ha recibido ninguna respuesta por parte de los organismos gubernamentales correspondientes al caso.

La escuela comunitaria Heroínas Mexicanas sobrevive en medio de una constante invasión territorial; donde anteriormente existían campos de cultivos y de producción ovina, ahora son escuelas privadas con múltiples ofertas educativas, gimnasios, concesionarios, construcción de viviendas exclusivas y otras ofertas de servicios generadas para clientes con alto poder monetario, muy lejos del alcance de sus pobladores originarios.

En conversación con las maestras de la escuela comunitaria Heroínas Mexicanas, la docente Miriam, explicaba que muchas de las madres de estudiantes, expresan su necesidad de emigrar hacia la ciudad en búsqueda de fuentes de ingresos, aspirando a un trabajo remunerado como personal de limpieza en casa de familia, buhonera o cocinera en algún puesto de comida rápida, ya que no cuentan con preparación profesional calificada. Entre tanto, la maestra Patricia comentaba su preocupación por la escuela: “en unos años la escuela comunitaria desaparecerá al igual que todos los proyectos y el cariño que aquí ha surgido”. Estas palabras evocan un sentimiento de olvido y desprecio por el trabajo que día a día se entreteje en estas comunidades.

Las diversas pruebas de evaluación nacionales e internacionales indican que la población educativa a nivel básico en medio rural es inferior a lo esperado por la media de estos indicadores, por tanto, se “ha impulsado la invisibilización de experiencias significativas en estos contextos” (Cruz y Juárez, 2017: 1). Sin embargo, existen ventajas que, por las mismas características de la población rural se pueden presentar como “oportunidades” de desarrollo potencial educativo para los estudiantes. En palabras del maestro José Luis Prado:

En los ámbitos rurales, los maestros encuentran jóvenes más sanos en todos los aspectos y con verdadera disposición para el aprendizaje. Ahí todavía no está maleada la sociedad, en un medio urbano todos se cuidan de todos y en un rancho todos se conocen, todos se cuidan y se protegen (Ponce, Rico, Ceja y Noriega, 2015).

Y esta ayuda es recíproca desde los maestros hacia su comunidad que, a través de su compromiso con los estudiantes los guían al saber, aún en condiciones de carencia. Lo mismo sucede del estudiante a sus maestros, a quienes respetan y valoran. Existen casos documentados de gestión de experiencias exitosas en la educación básica en medio rural en donde “los docentes destacan como ventaja la autonomía y libertad de que disponen…” (Cruz y Juárez, 2017: 1).

La escuela y la comunidad rural en México han sido protagonistas de numerosas luchas, buscando no ser excluidas por el resto de la sociedad mexicana. Los modos de producción agrícola y pecuaria deben ser protegidos como un bien patrimonial que benefician a todos los ciudadanos, ya que resguardan el ecosistema y la economía nacional, tan importantes en una ciudad que sufre uno de los niveles de contaminación más elevados del mundo, además de elevadas tazas de desigualdad social y económica. La educación de calidad para la diversidad, la inclusión y la cohesión social, es un derecho que se han ganado todos los mexicanos incluyendo a los pobladores de las zonas más inéditas del país.

Referencias

Cruz, S. M., Juárez, B D (2017). Educación rural en El Salvador y México: los casos de escuelas primarias unitarias. México. CREFAL. Recuperado en http://www.crefal.edu.mx/rieda/images/rieda-2018-1/exploraciones4.pdf.

Lapointe, Marie (1985). La reforma agraria de Cárdenas en Yucatán, 1935-1940. Université Laval, Québec Canadá.

Ley Agraria. Diario Oficial de la Federación. Estados Unidos de México. México, 26/02/1992

Ponce, G., Rico, R., Ceja, J., Noriega, N. (2015) Voces de los maestros rurales ante la Reforma Educativa. Periódico Digital Cambio, recuperado en http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-256762

Rivera González, José Guadalupe; (2012). Juventudes emergentes: percepciones en torno a la familia, la escuela, el trabajo y el ocio en jóvenes en contextos rurales en San Luis Potosí, México. Cuicuilco, Enero-Abril, 73-95.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-desplazamiento-de-la-poblacion-en-medio-rural-y-las-implicaciones-educativas-caso-de-jilotzingo-estado-de-mexico/

Comparte este contenido:

La Política como Hegemonía Educativa y Cultural

JUAN CARLOS MIRANDA ARROYO

Las contiendas políticas cuentan, entre otros significados, con la idea de desarrollar diferentes frentes de lucha por lograr la hegemonía del poder (como supremacía o dominio) en una sociedad. De esta forma, el Estado, si bien representa a la sociedad, no deja de ser una formación social diseñada, racionalmente, para dominar (Max Weber), sobre todo porque éste (el Estado) constituye la estructura de organización y poder social más desarrollada en las democracias modernas. De hecho, el Estado actúa como un conjunto de instituciones hegemónicas, en todos los ámbitos de la vida pública, sobre la vida individual de los ciudadanos.

Como ente regulador de los actos y el comportamiento de los ciudadanos, el Estado es el garante de los derechos individuales y colectivos, sin embargo, no sólo ejerce la supremacía en el orden jurídico (autorregulación), sino también, e históricamente, lo hace en los órdenes militar, económico, educativo, cultural y material de una sociedad, entre otros aspectos.

Dentro del contexto del concepto general del Estado como la gran organización social «hegemónica», existe el concepto de «hegemonía cultural» al que se refirió en varias de sus obras, Gramsci. «La hegemonía cultural se refiere a la supremacía de una cultura sobre otra u otras. Como tal, es un concepto desarrollado por el filósofo y político marxista italiano Antonio Gramsci, quien entendía la hegemonía cultural como el domino, en términos de imposición, del sistema de valores, creencias e ideologías de una clase social sobre otras, fundamentalmente de la burguesía sobre la clase obrera. Dicha clase, además, generalmente ejerce el control de las instituciones y de las formas de producción.» (1)

Hay que matizar y contextualizar los conceptos. Cuando los políticos en México y el mundo, han puesto como prioridad sus deseos por el poder político, pero no por sí mismo, sino como instrumento para alcanzar, a toda costa, el enriquecimiento personal o de grupo en forma ilícita, (hablamos, en otras palabras, de actos de corrupción), tienden a descomponer el valor original de la actividad política (el servicio público por el bien común). Particularmente en México, desde 1988, con el arribo al poder político del llamado «salinismo», lo político se reconvirtió (desde entonces y por varias generaciones de políticos, hasta nuestros días), en el ejercicio pragmático y usurero del poder: De ser un acto de servicio, lo político se transformó en una actitud para «servirse» del erario, por encima y por debajo de la mesa. Emergió así -tal como lo ha dicho en varios espacios Ciro Gómez Leyva-, una generación de políticos mediocres.

Lo político, de ese modo, pasó a ser una actividad de lucha, a través de las burocracias partidistas, por la conquista del poder público, por medio de métodos fraudulentos y con la finalidad de acumular riqueza, y para conservar circularmente el poder. No es casualidad que uno de los políticos simbólicos del régimen hegemónico priísta, Carlos Hank González, haya pronunciado la famosa y desafortunada frase: «Un político pobre es un pobre político», que sirvió como máxima para aquellos políticos surgidos del tricolor durante finales de los años 70´s, y que se extendió, según los datos disponibles, en una ideología para los políticos de todos los colores y emblemas. «El que no transa no avanza», decían los cínicos. Nostalgia trágica de un círculo desvirtuado (no virtuoso) del poder en México; la mudanza de la vida política: un ir y venir entre la lucha por el poder político y la disputa por el poder económico. En el fondo, como escenografía, la lucha por la hegemonía del Estado.

Aquella generación de políticos, en México, que vaya más allá del deseo material y económico-financiero como herramienta del poder político, será la generación que habrá de lograr «el quiebre» del régimen vigente. La hegemonía del poder político del Estado orientado por la corrupción y la impunidad, sería desplazado (vaya utopía), por el poder político dirigido e inspirado en la austeridad, la solidaridad social, la equidad, la inclusión y la riqueza cultural y educativa de la sociedad.

El concepto más amplio de la hegemonía cultural en Gramsci, contextualizado o trasladado a nuestro entorno, es el que da significado a la recuperación de la conciencia humana; porque piensa en una «superestructura» de la sociedad centrada no en los valores materiales o en los productos tangibles (de una «estructura» que no habrán de obviarse, sin duda), sino en los valores cívicos y éticos (morales); espirituales o de la fe; culturales, educativos, científicos y tecnológicos, es decir, en los valores intangibles que constituyen «el Ser» (no «el tener») de los miembros de una sociedad, repito, en un sentido humanista, solidario, incluyente, respetuoso de los derechos y de las libertades.

¿Cuál o cuáles de los candidatos presidenciales que están en la lucha hoy por el poder político en México, tiene o tienen la capacidad de llevar a cabo esta ruptura generacional? ¿Quién estará en condiciones de liderar esta necesaria reconversión delo político como servicio público y no como artículo de mercancía? Esta transformación no será fácil ni súbita. Será gradual. Y en ella jugarán un papel determinante la familia, la escuela y los medios de comunicación. Será un proceso lento de reeducación de políticos, administradores públicos, legisladores, ministros de justicia y demás órganos de la burocracia, a efecto de que no cedan ante los deseos del dinero y del poder público como instrumento de dominación. Pero la principal transformación estará en la base de la sociedad, no necesariamente en la cúspide de la clase política. Por eso justamente es necesario revisar y profundizar los conceptos y los programas que están implícitos y explícitos en la llamada Reforma Educativa en México.

¿Quién estará a la altura de esta demanda social como para encabezar un «quiebre» de este tamaño y se atreva a transformar la vieja hegemonía del Estado, «desde arriba»? ¿Cómo generar una nueva «supremacía», una renovada hegemonía, orientada hacia la solidaridad, el bienestar social o el beneficio común?

Prefiero pensar en una utopía social de esta naturaleza, que caer en el pesimismo de creer que, en términos de la vida pública, este tipo de cambios son imposibles de alcanzar. La idea es pensar que esto es posible, en vez de bloquearnos al pensar que es imposible. ¿Acaso no hay espacio y tiempo para soñar en la recreación de nuestras organizaciones sociales, con otros valores, desde lo individual, lo colectivo y «desde abajo»; o esperaremos a que esto lo inicie la clase política, «desde arriba»? Habrá modo también de imaginar cómo se podría actuar por las dos vías.

Fuente consultada:

https://www.significados.com/hegemonia/

jcmqro3@yahoo.com

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/04/05/la-politica-como-hegemonia-educativa-y-cultural

Comparte este contenido:

Empezar la escuela por el tejado

Por Jaume Martínez Bonafé.

Si quieren nos seguimos poniendo de lado, pero a nadie se le debería escapar la crisis del modelo institucional de escuela. Ni lo que se enseña se acerca a lo que se vive, ni los tiempos y espacios se abren y flexibilizan para acercarse a lo que se vive, ni la formación docente escapa a la obsesión por la especialidad disciplinar, fragmentando la comprensión de lo que se vive; entre muchos otros indicadores de esa situación de crisis que no es ahora el momento de listar.

La cuestión es que las sucesivas reformas curriculares, todas superficiales, han acudido más al debate corporativo sobre más o menos de esta o aquella disciplina, y mucho menos al sentido del conocimiento, su valor de uso, y las relaciones entre el sujeto y el conocimiento socialmente necesario. Los debates sobre tiempos y espacios acaban antes enfrentando a profesorado y familias por el horario, mientras se ausenta la cuestión de un proyecto de educación integral que ponga en relación al barrio, la ciudad y la escuela. Y las reformas en la formación docente tienen más que ver con las relaciones de poder desigual entre las áreas de conocimiento en el interior de la Academia, olvidando la pregunta radical sobre qué significa ser una buena maestra o un buen maestro.

Urge un debate en profundidad sobre el sentido de la escuela. Un debate sosegado y tranquilo, necesariamente complejo, y obviamente, no restrictivo a determinados sectores profesionales, académicos y políticos. Si la educación es un derecho humano y un proyecto político de la ciudadanía informada, debe ser el conjunto de esa ciudadanía el que abra espacios de reflexión sobre como pretende traducir y concretar ese proyecto político. Y una sociedad democrática debe saber articular procesos de participación, debate y toma de decisiones, en los que diferentes y plurales espacios y agentes puedan formular con claridad sus posiciones sobre la educación, diversas, divergentes, enfrentadas en muchas ocasiones por responder a posiciones en el campo social también enfrentadas. Y seguramente un característica de salud democrática es el reconocimiento de esos enfoques diversos sobre la democracia y el papel de sus instituciones, para la construcción social de la inclusión.

Por eso me parece muy preocupante el hegemónico discurso mediático sobre la necesidad de un “Pacto por la Educación”, bien alimentado por los voceros de los partidos políticos conservadores. ¿De qué están hablando? En primer lugar, me parece preocupante por la concepción restrictiva de la participación política. Como se señala en el primer párrafo del documento Por otra política educativa, del Foro de Sevilla: “La política no puede ser sino política pública, es decir, aquella discutida, decidida y gestionada por la ciudadanía. Por eso, el primer reto de cualquier Proyecto de Ley para la educación es oponerse a una concepción restrictiva y manipuladora de la misma y proponerlo como punto de partida de una actividad colectiva, lúcida y consciente, dirigida al análisis y cuestionamiento crítico del actual estado de la educación”.

En segundo lugar, es preocupante porque el debate sobre la educación es incompatible con un calendario sometido a la lógica del electoralismo: pura patología de la vieja política que dificulta enormemente el ejercicio de políticas reales de participación y construcción de lo público. En tercer lugar, porque los saberes que se ponen en juego en el debate sobre la educación pública no son saberes “técnicos”, al contrario, responden a experiencias, historias y relaciones diferentes, todas ellas socialmente comprometidas. Y recurrir a “expertos” es un burdo disfraz legitimador de la ideología del grupo de expertos y de quienes lo han elegido. Por eso me parece que esta forma de arquitectura política para la educación pública es algo así como empezar la escuela por el tejado.

Sin embargo, son posibles otras arquitecturas, más lentas, menos aparatosas, más desde abajo, contando con el saber, la experiencia y el deseo de la gente, y de los múltiles y plurales movimientos sociales y agencias en las que articula su acción política. Son, deberían ser, arquitecturas educativas, porque en el proceso de construcción de lo público hay un implícito de aprendizaje en el proceso, sobre el proceso. Hay precedentes, y hay experiencias. Y el proyecto de educación pública del país merece intentarlo. Desde los cimientos, no empezando la escuela por el tejado.

Jaume Martínez Bonafé. Universitat de València. Foro de Sevilla.
Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/10/05/empezar-la-escuela-tejado/
Imagen tomada de: http://www.tejadospertejo.com/novedades/
Comparte este contenido:

Callejear la educación

Marco Fidel Gómez Londoño

En la calle el anhelo de comprender el contexto -con posibilidades de transformación- encuentra más asidero que el enclaustramiento al que hoy la escuela está siendo sometida.

Hace poco fue publicado – en este mismo espacio- un texto de Jaume Martínez Bonafé en el que a modo de reclamo, pero también de invitación, afirmaba que “la escuela no ha querido todavía leer la calle”, mucho menos “con las herramientas conceptuales y procedimentales de la crítica”. Una afirmación que desde mi punto de vista no tiene cómo ser rebatida, pues ya sabemos que la escuela pareciera temerle a la calle y cuando en ocasiones deja de hacerlo, entonces hace uso de unas herramientas que imposibilitan su comprensión. Se abraza la calle para airear al estudiantado, pero muy poco, o casi nada, para integrarla a los saberes escolares. Es decir, según el criterio actual escolar, la calle no tiene contenido educativo: es más escollo que currículo.Acudimos, con infortunio, a una despolitización de la escuela que ocasiona un vaciamiento de sus contenidos en la aspiración de pensar nuestros territorios, de comprender la vida de quienes los habitan y de construir alternativas. Es una verdad de Perogrullo. Basta con observar en Medellín, en Sao Paulo, en La Serena, y en otras urbes latinoamericanas a qué intereses sirven las autoridades educativas que, desde mi consideración, no son propiamente los de la comunidad. Sus discursos hastiados de progreso contrastan con las cifras de deserción del sistema escolar por parte de niños, niñas y jóvenes. El progreso está atado a la exclusión.Pero volvamos a Jaume. Hay dos palabras potentes que debemos considerar: calle y herramientas. Desde estas dos sustentaré una propuesta que he adelantado con estudiantes de mi Institución Educativa (María de los Angeles Cano) en Medellín. Iniciaré por reconocer que si la calle es contenido, entonces habría que pensar en callejear la educación. Callejear es acción, callejear es reclamar la ciudad. Y este reclamo es,como bien lo menciona Harvey (2013), un derecho que “surge de las calles, de los barrios, es un grito de socorro de gente oprimida en tiempos desesperados”. Quizás por eso gran parte del estudiantado pregunta: “Profe, ¿Cuándo vamos a salir?”. Por supuesto, hay en el afuera una cosa otra que en el adentro escolar no está. La pregunta del estudiantado contiene una actitud epistemológica.

La calle apela a la cotidianeidad de los estudiantes en la que se ha generado un vínculo y desde la cual es posible generar aprendizajes, pero a la vez, más allá de la mera escolarización, engendrar posibilidades de reflexión y transformación. Si educar corresponde a un proceso que contiene las características de los contextos, como tantas veces lo he escuchado decir, entonces, no está en el encierro su posibilidad. Las pruebas estandarizadas nos embotellan, limitan la mirada; la calle, desatasca y amplía la mirada. Callejear es resistencia social y política.

Un hombre grita en una esquina; otro vende las verduras que trae temprano en la madrugada desde el centro de la ciudad; dos mujeres, con biblia en mano, conversan con dos jóvenes que parecen asentir a sus palabras; una niña espera un mango que corta con experticia un vendedor. Los cuerpos hablan en escenas que suceden en las calles, en las carreras, en las esquinas, en los callejones. El cuerpo se ha convertido, intencionalmente, en herramienta conceptual y metodológica para comprender la sociedad de manera crítica. En la urbe pueden encontrarse rastros de angustia, de miedo, de esperanza, de creatividad enquistados en los cuerpos de sus habitantes.

Sobresaltan las preguntas de los estudiantes: ¿Qué viste un cuerpo? ¿Por qué viste así? ¿Su caminar es lento y apaciguado? ¿Qué ha robado la vitalidad? ¿Qué esperanzas guarda? ¿Qué hace que un cuerpo ocupe una esquina o un andén o una calle? ¿Por qué esperan los cuerpos en la fila de los buses? ¿Cuánto esperan? ¿A qué juegan los cuerpos en los rincones raídos de la ciudad? Y mientras las respuestas tratan de construirse, entonces los conceptos van adquiriendo fuerza. La marginalidad, la pobreza, la recreación, la exclusión, la movilidad, el tiempo libre, el desarrollo humano, ya no son conceptos tan extraños, ahora también hacen parte de la experiencia de nuestras gentes. Incluso, el sentido del concepto se ha profundizado, ha adquirido otra connotación que quizás, en el encierro escolar, se hubiera quedado en mera palabrería. El cuerpo como herramienta conceptual y metodológica, y también como experiencia. Un aprendizaje ligado a la comunidad con enorme potencial formativo.

Seguimos caminando por el barrio. Luego regresaremos para compartir impresiones, dialogar, reflexionar, construir. Finalmente: “La aspiración a conquistar el derecho a la ciudad, ¿es entonces una quimera? En términos puramente físicos seguramente sí; pero las luchas políticas cobran aliento tanto de los deseos quiméricos como de las razones prácticas”. (Harvey, 2013). Sí, las didácticas de calle o callejear la educación, deben tener cabida en la escuela, allí el anhelo de comprender el contexto -con posibilidades de transformación- encuentra más asidero que el enclaustramiento al que hoy la escuela está siendo sometida.

Parafraseando al maestro Jaume Martínez: A ver si le explican a la escuela, entonces, para qué sirve la calle.

 

 

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/05/callejear-la-educacion/

Comparte este contenido:

La necesidad de la Memoria Histórica latinoamericana

Por Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado 

Porque es necesario que el Nunca Más se enraíce en la identidad del pueblo latinoamericano, porque es urgente que la impunidad dé paso a la justicia, porque es imprescindible rescatar la Memoria Histórica de la omisión de los gobiernos derechistas, porque apremia que se vuelva desidia en un pueblo amnésico.
Porque una sociedad sin memoria es un pueblo a la deriva. Un país que desconoce su pasado y que al que le enseñaron a renegar de él, es un pueblo manipulado que obedece sin musitar el mandato de los traidores.
 
Porque no es posible lanzar al olvido las vidas de los incondicionales a la verdad y a la justicia. Porque son miles los desaparecidos, porque son tantas las fosas clandestinas donde lloran los sueños truncados. Porque quedamos huérfanos de la verdad, de la honradez y del amor humano.
 
Es vital que la Memoria Histórica sea parte de nuestro día a día, que se reitere constantemente la verdad escondida por el estado, la otra verdad de los mártires y de los torturados. La de los sobrevivientes a aquella atrocidad sangrienta. Porque una Latinoamérica bajo la opresión de dictaduras militares no va hacia ningún lugar, se seca, se muere. Es una Latinoamérica marchita. Subordinada, reducida a cenizas.
 
Porque los Derechos Humanos no pueden ser arrancados de nuestro ímpetu libertario. Porque no nos pueden seguir negando el derecho al desarrollo. Porque nuestra tierra milenaria no puede ser transgredida por oligarcas en beneficio del imperio. Porque no nos podemos quedar de brazos cruzados viendo cómo se llevan nuestra dignidad y la venden y la abusan y las desechan.
Porque no podemos seguir alimentando el engaño, la deslealtad y el oportunismo. Porque la semilla que viene naciendo merece saber la verdad, merece crecer en una Latinoamérica que está sanando sus heridas, en un pueblo que no se rinde, que resiste y que exige y que se pronuncia y que no se esconde. En una sociedad que trabaja día a día en la reconstrucción del tejido social. Que manda a juicio a los culpables y los encarcela.
En una sociedad decidida que no busca venganza sino justicia. Para eso es la Memoria Histórica para no olvidar por todo lo que ha pasado esta tierra tan humillada, para que jamás se vuelva a repetir tanta crueldad.
 
No, no podemos negar la Memoria Histórica, hacerlo es negar nuestro origen, es escupir a nuestros ancestros, es faltarle el respeto a la verdad. Es desechar la dignidad. Es lanzar las semillas a una tierra infértil. ¿Qué es de un pueblo donde los genocidas están libres y caminan por las calles de su país y del mundo con tal descaro de asesinos? ¿Qué es un pueblo donde los dictadores están a mando del gobierno? ¿Inmersos en el sistema y siguen pudriendo y desangrando y fulminándolo? ¿Qué es de un pueblo en silencio, cómodo, esclavizado y apático? ¿Hacia dónde va una Latinoamérica perdida en la ambigüedad del engaño y la omisión?
 
Necesitamos restaurarnos, encontrar a los desaparecidos, encontrar esas fosas clandestinas, necesitamos que la sangre seca regada por todo el continente sea nuestra dignidad y nuestro arrojo para no doblegarnos ante la embestida de los traidores. ¿Qué nos queda entonces? Continuar y seguir rebelándonos.
Nota: un abrazo  y  mi amor a los hermanos argentinos que hoy conmemoran el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
 
Fuente de publicación:  https://cronicasdeunainquilina.com
Comparte este contenido:
Page 1270 of 2435
1 1.268 1.269 1.270 1.271 1.272 2.435