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Aprobar o reprobar: estándares consistentes para superar la retención y la promoción social

POR MATTHEW LYNCH

En esta  serie de varias partes ,  ofrezco una disección del fenómeno de retención y promoción social. Además, describo los muchos métodos diferentes que mejorarían la instrucción de los estudiantes en las aulas y eliminaría la necesidad de retención y promoción social si se combinan de manera efectiva.

Mientras  lee esta serie,  hágase esta pregunta periódicamente: ¿Por qué los educadores, los padres y el público estadounidense son cómplices en una práctica que hace daño demostrable a los niños y el futuro competitivo del país?

La consistencia es la clave para superar los problemas de promoción social y retención en nuestras escuelas K-12, y eso tendrá un cambio en la forma en que nuestros sistemas escolares ven los estándares de aprobación / reprobación.

Sin estándares consistentes, la motivación de los estudiantes continuará deteriorándose, y habrá un mayor debilitamiento de los objetivos educativos en sí mismos. La suposición común, cuando se aplica una estrategia como la retención, es que retener a los estudiantes con bajo rendimiento es una forma viable de garantizar que dominen las habilidades esperadas. La suposición ha sido que un estudiante que no demuestra dominio de habilidades específicas simplemente necesita más tiempo para comprender los conceptos curriculares.

A pesar del hecho de que ya están luchando, se espera que los estudiantes retenidos no solo logren los niveles de conocimiento y destreza requeridos anteriormente, sino que también dominen un nivel más alto de conocimiento y habilidad si se gradúan y pasan al siguiente grado después de un año.

Lo absurdo de esta expectativa no se pierde en el sistema educativo, pero eso no ha impedido el despliegue de estas políticas desde aproximadamente 1850. En lugar de trabajar para tener políticas claras y consistentes para apoyar el desarrollo estudiantil a lo largo de su carrera escolar, los cambios en las políticas educativas han determinado que las políticas efectivas de calificación para los estudiantes no existen. El esquema de calificación tradicional se instituyó en un momento en que a «solo unos pocos privilegiados» se les permitía avanzar a las oportunidades de aprendizaje superior.

Como señala Brookhart en su evaluación de la aplicación de la calificación en este sentido, una de las fallas más grandes de las prácticas comunes de calificación es que tampoco tienen en cuenta las necesidades del docente. No reconocen que los maestros individuales necesitan administrar sus aulas y motivar a sus estudiantes.

«La calificación tradicional no ignora tanto la teoría de la motivación como simplemente la antecede», dice Brookhart, y ciertamente hace poca provisión para los estudiantes con dificultades, que a menudo son etiquetados como «desinteresados» o «perezosos» cuando el problema puede ser más bien que están sujetos a demasiada motivación en la dirección incorrecta.

Vale la pena señalar que muchos estudiantes afectados por las políticas de retención y promoción que se consideran con bajo rendimiento académico no necesariamente tienen problemas con el contenido que se espera que aprendan. Muchos investigadores han sugerido que al menos parte del problema se debe al sistema de clasificación y evaluación utilizado en todo el país. En otras palabras, los sistemas de calificación pobres perpetúan el problema de los estudiantes con bajo rendimiento.

James y Powell argumentaron que «simplemente abolir la promoción social no resolverá el problema».  Creo que deberíamos enfatizar el progreso previsto hacia el aprendizaje individualizado, así como la promoción de una mayor participación de los padres a través del apoyo gubernamental a familias pobres y desfavorecidas. ¿Cuáles son tus pensamientos?

Fuente: http://www.theedadvocate.org/pass-fail-consistent-standards-rise-retention-social-promotion/

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Accountability to fulfilling the right to education

By Allyson Krupar, Senior Associate, Right to Education Index, RESULTS Educational Fund

 Resumen: El Informe de Seguimiento de la Educación Global 2017/8 destaca el papel de las organizaciones de la sociedad civil como RESULTS Education Fund (REF) como cruciales para avanzar en el derecho a la educación y hacer que el gobierno responda por sus obligaciones legales. El Índice de Derecho a la Educación de REF (RTEI) es una herramienta para ayudar a cumplir este llamado centrándose en la responsabilidad nacional, el compromiso de la sociedad civil y la distribución equitativa de la satisfacción de los derechos en todo el mundo. RTEI es un proyecto de investigación de acción que incluye la recopilación de datos liderados por la sociedad civil en el Cuestionario RTEI y un año de abogacía educativa utilizando hallazgos para campañas nacionales. En 2016, 15 organizaciones de la sociedad civil recopilaron datos y, en 2017, cinco fueron respaldados por el Fondo Educativo RESULTS para llevar a cabo campañas nacionales de promoción sobre cuestiones urgentes relacionadas con el contexto. Los hallazgos de RTEI 2016 y los resultados de la campaña de 2017 pueden ayudar a entender cómo los defensores de la educación y la sociedad civil en todo el mundo promulgan y mejoran los ambiciosos llamados a la rendición de cuentas del Informe GEM.


The 2017/8 Global Education Monitoring Report highlights the role of civil society organizations such as RESULTS Education Fund (REF) as crucial to advance the right to education and hold government to account for their legal obligations. REF’s Right to Education Index (RTEI) is one tool to help fulfill this call by focusing on national accountability, civil society engagement, and equitable distribution of rights fulfillment worldwide. RTEI is an action research project that includes civil society-led data collection in the RTEI Questionnaire and a year of education advocacy using findings for national campaigns. In 2016, 15 civil society organizations collected data and in 2017, five were further supported by RESULTS Educational Fund to conduct national advocacy campaigns on pressing context-specific issues. RTEI 2016 findings and 2017 campaign outcomes can support understanding of how the GEM Report’s ambitious calls for accountability are enacted and enhanced by education advocates and civil society worldwide.

Accountability

The report highlighted that only 55 percent of countries have a judiciable right to education, where citizens can take the government to court for violating their right to education. However, accountability is not merely citizen-led, nor should it fall on the citizenry to always hold the government to account. The report highlights how the government has a top-down obligation to be accountable to citizens in regards to broad and multifaceted issues, such as transparent and credible education planning and budgeting; national regulations that are equitably applied around registration, accreditation, class sizes, bidding and contracting, and private schooling, among other topics; alternative school motivators beyond testing and school choice programs; and ensuring that data collection helps improve learning. Applying broad definitions of accountability to the right to education, RTEI findings highlight how legislation, learning outcomes, and practices interact.

For instance, RTEI partner HakiElimu in Tanzania engaged 31 Members of Parliament and the Shadow Minister of Education on education budgeting drawing on their RTEI findings, especially around improving learning and teaching for girls, and specifically ensuring that teen mothers are able to stay in school or reenter schooling. The Minister of Education and other officials reported that they were preparing government guidelines on the issue. However, one month after the Minister’s clarification in Parliament, the President closed the debate. This exemplifies how policymakers successfully engaged in dialogue with civil society but that challenges to government accountability remain.

Engagement

ckeck and balancesThe GEM Report specifically identifies the role of “informal checks and balances” to hold governments accountable for their obligations to fulfill the right to education. This includes “the voice of the public, CSOs, academic institutions and the media” as opposed to formal checks and balances that include “role of the legislature, the judiciary, autonomous institutions, human rights commissions […], preparation of plans and regulations, audits, monitoring and evaluation.” RTEI partners who conducted advocacy campaigns in 2017 highlight how their work falls within both informal and formal systems. For instance, the EducationCoalition of Zimbabwe (ECOZI) conducted consultations with 31 teachers from different teacher unions, civil society representatives, and the Ministry of Primary and Secondary Education to discuss policy recommendations to eliminate the use of corporal punishment in schools. ECOZI also presented findings regarding discipline to 200,000 listeners on a radio talk show. Although they used informal mechanisms such as consultations and media, ECOZI also appealed to the Ministry’s formal mechanisms by requesting meetings with the Ministry of Primary and Secondary Education. Tellingly, the Ministry hesitated to participate when they were engaged in the 2017 project but informal mechanisms proved more influential in scope and reach. ECOZI’s work, drawing on their RTEI findings, shows how civil society engages in both formal and informal accountability mechanisms and highlights that while citizens can call for accountability, the government is responsible for answering those calls.

Equity

The GEM Report focuses on the right to inclusive education and further identifies approaches as falling on a formal to informal spectrum. The report divides accountability as judicial, administrative, and social, the last of which it delegates to civil society monitoring.

RTEI 2017 advocacy partners worked extensively on inclusive education in Indonesia, Honduras, and Tanzania. In Indonesia, for example, Network for Education Watch (NEW) facilitated discussions with government officials, students, and teachers about the quality of inclusive schools. NEW Indonesia developed policy briefs, created media reports, met with five Parliamentarians, and facilitated workshops with 30 teachers to increase awareness of inclusive education challenges identified during RTEI data collection. Importantly, the organization also identified parents’ complaints about existing schools as fundamental to recommendations for policy change.

The GEM Report extensively focuses on the right to education and further exploration of topics, particularly international legal accountability and government-led accountability mechanisms. This short response and summary presents examples of right to education accountability derived from RTEI and led by civil society. As an accountability initiative, RTEI is one tool that draws on many strategies defined in the GEM Report. The recommendations of the GEM, were they embraced and acted upon by policymakers and government officials, could mitigate advocacy challenges identified in the examples here and support civil society to continue to hold governments to their national and international obligations.

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¿Cómo, por qué y para qué existe una Academia de Ciencias Cubana en el siglo XXI?

Por: Luis A.Montero Cabrera

Se cuenta que algunos ansiosos de conocimientos en la Roma de 1603 pensaron que asociándose, viéndose las caras, intercambiando saberes, iban a poder realizar mejor el sueño de cualquier ser humano: entender y transformar el entorno para su propio bienestar. Se iban también a proteger de un ambiente conservador con respecto a los nuevos saberes y al progreso, amparados por una institución reconocida. Con el proverbial romanticismo mediterráneo escogieron para ella el nombre del “lince”, que es un animal muy astuto, característico por una visión prodigiosa. Así nació una de las primeras academias de ciencias del mundo, la “Accademia Nazionale dei Lincei”. Los cubanos aún hoy nos solemos referir a cualquier persona inteligente, capaz de comprender o ver algo con facilidad, como que “es un lince”. Galileo encontró en esta academia el apoyo imprescindible para poder publicar sus trabajos y protegerse de los que no veían bien sus revolucionarios hallazgos, que por poco le cuestan la vida.

Otras tantas surgieron más tarde, en más de medio siglo. La “Deutscher Akademie der Naturforscher Leopoldina”, en la actual Alemania, “The Royal Society” en Londres, la “Académie des Sciences” en Paris. Todas alrededor de la mitad del siglo XVII. El propósito era, sin excepción, el de que las personas ávidas de saber y sabias se asociaran para intercambiar conocimientos, darlos a conocer, cooperar, promoverse y protegerse. Algunas veces eran los propios gobernantes los que las fundaban a pedido de los sabios, buscando que buenas inteligencias los ayudaran a trabajar mejor, aunque sabían bien que nunca les iban a ser incondicionales. Las personas que cultivan el saber suelen ser leales a sus propias convicciones, casi siempre muy pensadas y maduras. Por eso cuando un sabio honesto, que no necesita simular, abraza un ideal, esa causa merece mucha confianza. ¡Cuán orgullosos estamos de que la inmensa mayoría de nuestros científicos de hoy son revolucionarios de corazón! Los políticos visionarios han sabido siempre que uno de los mejores aliados del bienestar y la riqueza es el saber. Fidel no dudó en plantear para Cuba una sociedad de “hombres de ciencia” para el futuro que nos soñó en 1960.

La vida nos muestra esa realidad hoy en la distribución de la riqueza de este mundo. Los que lo hicieron bien entonces pusieron a sus países en condiciones de recuperarse con eficiencia de cualquier guerra, cataclismo o crisis. Hoy también logran repartir parte de las riquezas que se crean entre todos y no solo para los poseedores, aunque más mal que bien. Así aplacan las necesidades de las mayorías y logran una relativa paz social en esos países, llamados “desarrollados”.

En las condiciones de una crisis económica brutal, en 1996, Fidel también creó la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) en su forma actual, que es continuadora de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Esta se había inaugurado el 19 de mayo de 1861 en la capilla de la entonces Real y Literaria Universidad de La Habana. El presidente fundador fue su principal impulsor desde años antes, el Dr. Nicolás Gutiérrez, prestigioso cirujano, con varias obras publicadas y que fue también rector de la Universidad de La Habana por un par de años.

Nuestra actual Academia es una institución oficial del estado cubano, de carácter nacional, independiente y consultiva en materia de ciencia. Tiene como misión social contribuir al desarrollo de la ciencia y al progreso socio económico del país, promover la divulgación de los avances científicos nacionales y universales; prestigiar la investigación científica de excelencia; elevar la ética profesional y la valoración social de la ciencia; así como estrechar los vínculos de los científicos y sus organizaciones entre sí, con la sociedad y con el resto del mundo.

Los estatutos establecen que los académicos que se eligen para pertenecer a ella deben mantenerse vinculados a la actividad científico-técnica y haber obtenido en ella resultados relevantes. Tal y como corresponde a un país de altos niveles de cultura, fruto de la consecuente política de la Revolución a lo largo de décadas, la gran mayoría de nuestros académicos son hoy al menos doctores en ciencias en una especialidad. La realización de las misiones que la ACC tiene asignadas y tendrá en el futuro solo se pueden realizar desde el saber hacer y el alto reconocimiento científico de sus actores y conductores.

En cumplimiento de la misión que le da razón de ser, nuestra ACC emprendió en 2012 y culminó en 2013 un informe acerca del estado de la ciencia en Cuba (http://karin.fq.uh.cu/acc/Estado_de_la_ciencia_en_Cuba-2012/) que ha sido planteado y discutido con las más altas esferas del gobierno. Se trata de un diagnóstico y proposiciones acerca de la situación y perspectivas de nuestra ciencia que resulta clave para la comprensión del momento actual. Muchos de sus planteamientos están presentes en los más recientes documentos aprobados para la política futura de la Revolución, como es el caso de los lineamientos del PCC y la conceptualización del socialismo cubano de cara al futuro.

En estos momentos la ACC está en proceso de elecciones y renovación. La composición que logremos puede ser muy importante para nuestra Patria. La nuestra es una de las pocas de este mundo donde la posición de académico no es vitalicia por definición y que tiene una variante de participación que se denomina como la de “jóvenes asociados”. Gracias a ello, se logra un dinamismo y vinculación con la situación actual de la ciencia muy notables.

Las tareas de la ACC en un futuro como el previsible en estos momentos para nuestro país son capitales para lograr un verdadero socialismo que sea próspero y sostenible. Se trata de un foro donde los decisores y dirigentes políticos pueden asesorarse, oír opiniones, críticas honestas, proposiciones, iniciativas creadoras, todas por parte de personas electas desde la base y confirmadas por los propios académicos como de los más calificados en sus respectivas ramas, independientemente del organismo o institución donde trabajan. ¿Cómo pensar que se puedan crear riquezas en el mundo de hoy y que un socialismo tenga éxito extrañando los saberes y sin contar con los criterios de los que son reconocidos como sabedores?

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/11/04/como-por-que-y-para-que-existe-una-academia-de-ciencias-cubana-en-el-siglo-xxi/#.WgTWV9Lia00

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Cultura y Comunicación

Por: Graziella Pogolotti

El cineasta Julio García Espinosa acostumbraba decir que todo hecho cultural tiene que convertirse en un acontecimiento. El arte y la literatura alcanzan su plena realización en la conciencia, la mente y los sentimientos de sus destinatarios. Depositados en esa memoria, se enriquecen con asociaciones imprevistas, despiertan inquietudes y curiosidades, crecen en multiplicidad de sentidos. Silenciado, el libro dormirá en los anaqueles de librerías y bibliotecas, la función teatral sufrirá las consecuencias de un público anémico y el concierto contará con la presencia de unos pocos especialistas. Resulta entonces que un enorme esfuerzo de creación y producción cae en el vacío.

Los animales procuran sus medios de subsistencia. Construyen su hábitat. En caso de necesidad, entrenan a los recién nacidos hasta que disponen de la aptitud de valerse por sí mismos y articulan una organización colectiva cuando requieren la protección de la manada. Solo nuestra especie ha sido capaz de desarrollar una impresionante creatividad en la ciencia, el arte y la literatura. Fuente todas ellas de una riqueza espiritual que le permite superar la adversidad, afincar valores y mejorar la calidad de vida.

Cuando Silvio recorre los barrios periféricos, crecidos muchas veces en medio de la improvisación y la precariedad, los conciertos desencadenan la participación colectiva en la solución de problemas prácticos, en la inventiva de los carteles, en la intensa comunión silenciosa que supera, a pesar del entorno físico poco favorable, la que se produce en reputadas salas de conciertos. Al final, se levanta el coro de voces unidas para entonar las canciones icónicas, preñadas de nostalgia, de esperanza, de autorreconocimiento, de confianza en lo mejor que anida en cada uno de nosotros. No me lo han contado. Lo he vivido.

Por su resonancia, la animación de la vida cultural concierne al conjunto de la sociedad. No puede delimitarse al cumplimiento de la tarea específica de un sector institucionalizado. Distribuidas semanalmente, las carteleras muestran un número variado de propuestas. Hay presentaciones de libros, conferencias, exposiciones, funciones de teatro y danza, conciertos con valiosísimos intérpretes de música culta, música popular bailable, estrenos de cine… En muchos casos el llamado no encuentra respuesta merecida por parte del público potencial. Un acercamiento elemental al problema revela graves insuficiencias en el orden de la información. El asunto concierne a nuestros medios de comunicación. Precisa caracterizar lo novedoso de cada acontecimiento y establecer las indispensables jerarquías. Suele suceder que somos generosos y profusos en la adjetivación. Economizar los calificativos permite dotar de luz propia lo verdaderamente excepcional. La información pertinente despierta curiosidad y eso induce a romper la ruptura cotidiana. La transformación de cada hecho en acontecimiento, tal y como lo reclamaba Julio García Espinosa, no depende tan solo de la calidad de la propuesta. Cristaliza y cobra sentido cuando alcanza a su destinatario, devenido partícipe en el proceso creador. Para el logro de este propósito, la difusión debe estar acompañada por un efectivo ejercicio crítico eslabonado desde las publicaciones especializadas hasta los medios de comunicación de mayor acceso popular. En este orden de cosas queda mucho terreno por desbrozar. A la escasez de espacios en nuestra prensa plana, al desperdicio del tiempo disponible en la radio y la televisión, se une el lastre de factores de orden subjetivo. Uno de ellos consiste en subestimar la capacidad de entendimiento del pueblo. Hemos olvidado la advertencia del Che al respecto en El Socialismo y el hombre en Cuba. Hemos olvidado también que cuando estábamos combatiendo el analfabetismo lanzamos una edición masiva del Quijote de Cervantes, uno de los clásicos de la literatura universal. Fuimos capaces entonces de colocar la varilla en lo más alto. No caímos en la tentación de suministrar a las masas, a pesar de su baja escolarización, la más asequible papilla predigerida.

Una tradición de malas prácticas ha desdibujado el perfil profesional del crítico. Debe ser, ante todo, un especialista entrenado en la observación y el análisis del producto artístico. En el ejercicio del criterio han de primar principios éticos, no empañados por la complacencia, la amistad o por la simple descalificación. Su condición es la de interlocutor privilegiado del artista y del público. Interviene en un cruce de miradas que retroalimenta al creador con la visión reflexiva del otro, mientras ofrece pautas para que lectores y espectadores emprendan su aventura de creación personal.

El dominio del capital financiero se ejerce a través de la economía, de la intromisión en la política. Modela y difunde conceptos sobre la educación. En tiempos de la llamada globalización manipula conciencias. Se vale para ello de las múltiples vías de comunicación desarrolladas en la contemporaneidad. Ya no se trata, como otrora, de la simple transmisión de mensajes, sino de la intervención en el modo de generar mentalidades. Las tendencias homogeneizadoras sustituyen el fomento de la diversidad en el plano individual y en el de las naciones. Sofisticadas técnicas de marketing proponen un desfile de íconos distribuidos en rápida sucesión, muy pronto desechables. El producto cultural se convierte en artículo de consumo destinado a un espectador pasivo y acrítico.

Para sobrevivir al embate invasivo de fórmulas que corroen la reflexión, la memoria y los mecanismos asociativos que integran y dan sentido a los diversos componentes de la realidad, la resistencia habrá de producirse mediante el fomento del espíritu crítico desde las primeras edades. Propiciada por la Revolución, la democratización de la cultura respondió, en primera instancia, a la voluntad de poner al alcance de las mayorías lo que había sido privilegio de unos pocos. Era también un modo de potenciar la creatividad en todos los ámbitos de la vida con la finalidad de devolvernos la capacidad de constituirnos en partícipes activos del devenir de nuestra historia. Ese proyecto fundador tiene hoy más vigencia que nunca.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-11-05/cultura-y-comunicacion-05-11-2017-20-11-59

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La huelga de la que nadie habla

Por: Lidia Falcón

Las empleadas de de Bershka —cadena propiedad del grupo Inditex—, en la provincia de Pontevedra, han estado dos semanas hasta conseguir ganar su batalla contra Inditex. Setenta y cuatro mujeres, y un hombre, se han mantenido firmes frente a una empresa que es el gigante español de la confección y la moda. Las trabajadoras de las tiendas de esta marca orientada al público adolescente en Vilagarcía, Pontevedra y Vigo han mantenido la huelga más larga que ha afrontado el grupo desde su nacimiento, donde son muy poco habituales los paros, al margen de algunos celebrados en las huelgas generales.

Esas mujeres, sin relevancia social, con empleos precarios y mal pagados, situadas en la cola de la promoción laboral como corresponde a dependientas cuya única labor es facilitar las prendas a las clientas y cobrarles, se han atrevido a enfrentarse a la patronal española más fuerte del país. Pero, como suele suceder, no han acaparado las portadas de los periódicos ni sé que las televisiones les hayan dedicado sus preciosos espacios. Mientras otros temas de “importancia” consumen el tiempo y las neuronas de periodistas, políticos y tertulianos, las mujeres de Pontevedra, en su modestia y anonimato han demostrado tener más valor que tantos otros trabajadores y no digamos políticos.

Porque una huelga implica perder el magro salario que se ganan. Pero, como todo trabajador sabe, la mayor pérdida no es la de los ingresos, siempre necesarios en la economía familiar, sino el riesgo, muy cierto, de ser incluidas en la lista negra que todas las grandes empresas guardan sobre los trabajadores díscolos y protestones. Y eso puede suponer no acceder más a ningún empleo no solo en la provincia, que no se caracteriza ni por su caudal de habitantes ni por las oportunidades que ofrece a las mujeres que pretenden acceder a un empleo asalariado, sino dada la potencia de Inditex, quizá en toda España.

Las reclamaciones eran de elemental sentido de equidad y proporcionalidad. Pretendían poner fin a la “doble discriminación” a la que las empleadas han sido sometidas. De una parte, por percibir “salarios inferiores” a sus compañeras de otras provincias que han conseguido firmar mejores convenios laborales y, de otra, por “las diferencias entre las dependientas” de los mismos comercios que trabajan a tiempo completo y las que tienen jornada parcial.

Sin que se entienda cual es la causa y los objetivos que se propone la empresa con esas discriminaciones, resulta que mientras las empleadas de Santiago (A Coruña) tienen 39 días de lactancia, las de Vilagarcía (Pontevedra) disponen de 21 y las primeras cobran además dos pluses, por importe de casi 2.000 euros, que estas no han recibido. A la vez las empleadas a media jornada “hacen los peores turnos y más fines de semana que las demás” así como “horas complementarias que no computan para el descanso semanal” pese a que, aseguran, hay volumen de trabajo suficiente para que la empresa les aumente su jornada hasta un 65% o 75%.

Que nadie piense que el trabajo de una vendedora es simple y divertido. Las empleadas tienen que permanecer en pie de 8 a 10 horas, controlando a las clientas y las ventas, cuadrando la caja, reponiendo las prendas en los colgadores y en las estanterías, arreglando el almacén, cargando pesos cuando hay que mover enormes cajas de trajes y abrigos, y aguantando las órdenes de la superioridad. La permanencia en pie supone la deformidad de los pies, el descenso de la columna vertebral, con dolor de espalda, varices e inflamación de las piernas, añadida a la inflamación de ovarios y de matriz. Pero ninguna de estas patologías están contempladas como enfermedad profesional en el vademecum de la Seguridad Social. Al fin y al cabo vender en una tienda de moda es un placer para las mujeres a las que siempre les gustan los trapos.

En los años de grandes luchas obreras y cuando las mujeres fueron sumadas a la fuerza de trabajo industrial, en España se aprobó una curiosa ley, llamada la Ley de la Silla. El 29 de febrero de 1912, el periódico El Imparcial publicaba la noticia de que  “En los almacenes, tiendas y oficinas, escritorios, y en general en todo establecimiento no fabril, de cualquier clase que sea, donde se vendan, artículos ú objetos al público ó se preste algún servicio relacionado con él por mujeres empleadas, y en los locales anejos, será obligatorio para el dueño o su representante particular ó Compañía tener dispuesto un asiento para cada una de aquéllas. Cada asiento, destinado exclusivamente á una empleada, estará en el local donde desempeñe su ocupación…”

Recuerdo el relato que mi abuela, Regina de Lamo, anarquista, sindicalista, cooperativista, me hacía de aquella peculiar lucha de las mujeres para conseguir que en las tiendas o allí donde se preste cualquier servicio al público, hubiese una silla donde las empleadas pudiesen descansar unos minutos, entre cliente y cliente. Me explicaba precisamente las dificultades y enfermedades que podía suponer para las mujeres la permanencia en pie todo el día, durante largos años. Pero aquellos eran otros tiempos, en que no solo el Movimiento Obrero era potente y estaba envalentonado por la inminencia de la revolución soviética en Rusia, sino que el Movimiento Feminista, tras 70 años de luchas ininterrumpidas en EEUU y Europa se encontraba en la víspera de alcanzar su más sonada victoria: la consecución del sufragio femenino. Y con él una serie de reformas legales que las acercaron más a su objetivo: ser consideradas ciudadanas de su propio país.

La ley de la silla tuvo poco recorrido. Fundamentalmente porque las empresas no la cumplieron y cuando algunas trabajadoras la reclamaron los sindicatos no les hicieron ningún caso, caprichos de mujeres cuando había tantas causas que defender. Y luego llegaron años peores en que ni las mujeres pudieron acceder a empleos asalariados ni los dirigentes sindicales estaban para defender minucias semejantes.

Ciertamente que estos son otros tiempos en que las mujeres no solo podemos votar y ser votadas sino que también hemos alcanzado la igualdad legal, pero hoy tampoco las vendedoras reclamarían la silla que conquistaron en 1912 cuando ni aún alcanzan la jornada completa, y las huelguistas de Bershka no han conseguido las portadas de los periódicos ni las pantallas de televisión.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/11/05/la-huelga-de-la-que-nadie-habla/

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El computador en nuestra vida

Por: Ignacio Mantilla

Pertenezco a una generación que tuvo que empezar a usar el computador como herramienta de trabajo para calcular, antes que como reemplazo de la máquina de escribir.

Para quienes estudiamos la carrera de Matemáticas, antes de la masificación de las herramientas informáticas, el acceso y la adaptación al computador fueron enormes retos, pues con él se superaba al fin esa dificultad que servía de excusa para no tener que completar la solución a los problemas realizando los aburridos cálculos que siempre se dejaban planteados con algo de desprecio por ese trabajo mecánico final. También, porque a partir de esta nueva y poderosa máquina calculadora, la aproximación numérica, como respuesta a muchos problemas sin solución exacta, que no pueden resolverse con herramientas exclusivas del análisis matemático, se convertía en una importante nueva alternativa.

Esta herramienta nos cambió las preguntas cuando creíamos que sabíamos todas las respuestas. Para los matemáticos se volvió importante ya no sólo la demostración del teorema, sino también el método y la implementación de muchas de las tareas frecuentes del cálculo diferencial e integral, las ecuaciones diferenciales o el álgebra matricial. Asimismo se acentuó el interés por el balance entre la precisión y la velocidad del cálculo.

Mucho antes de la aparición de la internet, el computador se metió poco a poco en las empresas y en los hogares, y con el tiempo dejó de ser de uso exclusivo para tareas de cómputo, hasta convertirse en herramienta imprescindible para prácticamente todas las actividades.

Fui uno de los primeros profesores de matemáticas que se maravillaron con ese fantástico y enorme computador IBM 360 que despertaba nuestra curiosidad por comprender la aritmética de máquina y el manejo automático del redondeo con 11 cifras de precisión. Fui también uno de los primeros docentes que para sus clases hicieron uso de la recién adecuada sala de cómputo del Departamento de Matemáticas y Estadística de la Universidad Nacional, con un solo computador que ocupaba buena parte del espacio y 20 pantallas disponibles para los estudiantes.

Mi primer computador “casero”, como se llamó inicialmente al computador personal, fue un TRS-80 Radio Shack modelo 2, de 16 K de memoria. Funcionaba con lenguaje Basic y venía provisto de una grabadora para poder guardar los trabajos en los casetes de música. Por aquella época (1982) tuve que ahorrar muchísimo para adquirirlo, si se tiene en cuenta que ganaba unos $24.000 mensuales y el computador costó $80.000. No era común tener computador en casa y recibía frecuentemente visitas que sólo querían conocer el computador.

Aquel primer aparato no tenía mouse y su pantalla en blanco y negro ofrecía 64 caracteres por fila y 16 líneas para trabajar. Recuerdo que si al escribir se cometía un error, por ejemplo, escribir con la letra c una palabra que debía llevar la s, para corregirlo había que dar la instrucción de ir a la línea X y reemplazar en la columna Y la c por la s.

Después vinieron el Commodore 64 y el Amiga 500, de extraordinarios avances con la inclusión de disquetes para almacenar información hasta de 360 KB. En Alemania fue muy popular y económico el computador Atari 65, con disquetera de 3.5 para almacenar hasta 1.44 megas de información, pero carente de disco duro.

Hay que decir que la ausencia de discos duros en los computadores obligaba al desarrollo de algoritmos de gran eficiencia y economía. La memoria era un bien muy apetecido a la hora de programar. Recuerdo, por ejemplo, el gran esfuerzo que hacíamos para que los resultados parciales de procesos iterativos pudieran almacenarse en un disquete 3.5 que habría de usarse luego con esos datos, como si fueran iniciales, en las siguientes iteraciones.

De la misma forma, quienes usábamos el computador principalmente para hacer cálculos teníamos que aprender diversos lenguajes de programación que eran, como hoy, herramientas indispensables: Cobol, Algol, Pascal, Modula 2, Fortran 77, C, entre otros.

El lenguaje Fortran, por ejemplo, preferido por los físicos, era fantástico, pues incluía la aritmética de números complejos, y el Pascal, mi favorito, permitía una programación ordenada de rutinas y funciones que se podían usar en diversos programas.

Las limitaciones iniciales que tenían los computadores y la necesidad de mejorar la rapidez de convergencia de las soluciones han contribuido al desarrollo de métodos matemáticos que se han implementado con algoritmos eficientes que hoy son de uso común y universal. Naturalmente, aun cuando actualmente se dispone de mucha memoria y procesadores muy rápidos, hay infinidad de problemas que requieren de nuestro ingenio para que las máquinas puedan ayudarnos. A manera de ejemplo, si intentásemos calcular por el método directo tradicional el determinante de una matriz —no singular— de 20×20 con un computador tipo Cray 2, capaz de realizar mil millones de operaciones aritméticas por segundo, se necesitaría de un poco más de 77 años para obtener la respuesta.

Mediante el método de factorización LR, propuesto por Gauss hace cerca de 200 años, el resultado puede obtenerse en tan sólo un segundo con ese mismo computador. En esa magnitud es que puede optimizarse un cálculo gracias al mejoramiento del método para calcular.

Con lo anterior espero reflejar la inmensa satisfacción que siento de poder celebrar la apertura en la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, del primer programa de Ciencias de la Computación.

La generación que ingresa el próximo semestre a esta carrera, la primera abierta en 50 años en la Facultad de Ciencias en Bogotá, ya no tendrá que lidiar con todas las limitaciones de antes, pero deberá responder a los retos de los cambios tecnológicos que plantea el mundo contemporáneo para incorporarlos en las abundantes aplicaciones de las matemáticas computacionales.

Cada sociedad y cada tiempo traen su propio reto, y nuestro propósito como profesores es formar a las personas que puedan responder a los permanentes desafíos de la innovación.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/el-computador-en-nuestra-vida-columna-721494

Imagen: http://esdiario.com.mx/puestos-de-trabajo-son-en-computacion-afirma-academico-de-upaep/

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Las Universidades Publicas son sobrevivientes de guerra

Colombia / 12 de noviembre de 2017 / Autor: Manuel Humberto Restrepo Domínguez / Fuente: Rebelión

Las universidades publicas colombianas quedaron en pie a pesar de las mas duras adversidades que haya padecido universidad alguna en el mundo, durante los cincuenta años de guerra que termina, porque las FARC ya no existen como insurgencia armada y el ELN tiene silenciados sus fusiles. Lograron quedar vivas aunque débiles y en lucha consigo mismas y contra los coletazos de guerra, pero cumplieron de la mejor manera la tarea encomendada por la sociedad para formar los hombres y mujeres profesionales de un país retrasado en libertades y urgido de soluciones de fondo a sus mas urgentes necesidades de conocimiento, tecnología, convivencia pacifica y bienestar.

A manera de ejemplo, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (en la que soy profesor desde hace 30 años) graduó entre 1966 y 2016 a mas de 91.000 estudiantes, procedentes de sectores populares, extraídos del ámbito rural o que hacían transito a las nacientes ciudades. Resulta gratificante, que a pesar de la guerra y sus marañas, no hay evidencia de casos de egresados que se se hayan destacado por alguna trayectoria criminal o que hayan utilizado su saber para perseguir, intimidar o aprovechado su profesión como refugio de fechorías. Se conoce en cambio de la enorme capacidad de rebeldía y espíritu de lucha, que deja una cuota de estudiantes, profesores y trabajadores convertidos en silenciosas victimas. La Universidad Nacional por su hondo significado para la nación multiplica todas las cifras, pero además fue la que abrió los espacios para reconocer la diversidad y la diferencia en las aulas y el pensamiento libre. Las otras 30 universidades hicieron cada una lo suyo, pusieron a debate su experiencia y trazaron caminos para que otros alentaran sus recorridos.

La educación publica universitaria no fue ajena a los contenidos del manifiesto de Córdoba Argentina de 1918 (manifiesto liminar) y acogió como suyos los principios esenciales de lo publico como la autonomía política, docente y administrativa; la selección de docentes por concursos públicos; la asunción de responsabilidades políticas frente a la nación y la defensa de la democracia; la creación de cátedras libres y electivas a decisión de los estudiantes y; la democratización de la enseñanza, que sirvió para contrarrestar la educación que estaba convertida en privilegio de las elites y forjada con las reglas y conductas de la escolástica y desde ahí marcar la ruta del siglo XX. Seguramente en 2018 vendrá una gran movilización global de la educación publica, (autónoma, gratuita, democrática y popular) en conmemoración de los 100 años de Córdoba y los 50 de mayo del 68, que representan las luchas sociales universitarias mas significativas, que cimentaron las bases de la universidad publica actual, dejando atrás lo que era “el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático” (manifiesto de córdoba).

Después de la entrada al universo de las libertades vino la guerra y las universidades publicas colombianas tuvieron que enfrentar las arremetidas del estado y de sectores de poder obsesionados con derrotar el espíritu de lo publico como concepto, principio y practica social común. Usaron practicas de guerra sucia, queriendo derrotar la inteligencia a la que no dejan de considerar aliada de las insurgencias armadas. Extendieron la estigmatización llamando a la sociedad a mirarlas y tratarlas con recelo y también con desprecio y entre análisis sesgados escondieron las maravillas de lo que ocurría respecto a la ciencia y la cultura. Políticamente las elites metieron allí clientelas, promovieron su ineficiencia y fragmentación y bajo chantaje les entregaron presupuestos deficitarios, a cambio de controlarlas, las acostumbraron a sobrevivir y mientras los soldados de la guerra estaban cubiertos con altos presupuestos del estado, los estudiantes sobrevivían entre incertidumbres y carencias para cubrir los mínimos necesarios para educarse, teniendo que recurrir a la protesta para existir.

A manera de síntesis se podría señalar que con el fin de la guerra las universidades quedan con la suficiente dignidad para sobreponerse y asumir los compromisos con la construcción de paz en los territorios. Su realidad revela que están desfinanciadas; tienen un altísimo déficit democrático; su sentido esta tomado por reglas de mercado y; se debilitan a medida que se extienden. Son los resultados de haberlas gestionado con lógica de guerra y de conducirlas según el trazado del capital que las empujó a desviarse de su misión, a descentrarse y fluir sin un horizonte común. Muchas aun no entienden que su vida institucional se ahoga entre replicas de lo que hacen otras, copian, plagian, siguen modelos y recetas genéricas aplicadas por funcionarios exentos de responsabilidad por los daños provocados. La guerra les cambio la baja por la alta velocidad de sus procesos y esta velocidad las paraliza, les impide tener en cuenta la fragilidad del ser humano que la compone y que esta convertido en instrumento de metas, que solo cuenta si esta cerca al poder y se somete a negarse a ser en sí mismo, y de suma se acostumbra a permanecer al margen de su existencia política.

Pero el panorama que queda puede ser fácilmente revertido, si se piensa que la paz es lo nuevo y se inventan otras maneras de decir y hacer las cosas que correspondan a este tiempo y se nutran con un espíritu democrático y de cambio. Sin guerra viene otro momento, que no podrá vivirse con las mismas reglas, sencillamente porque la paz es contraria a la guerra y nadie tiene recetas y quien pretenda enseñarlas, ofrecerlas o venderlas (que es aun peor, es un farsante), si se tiene en cuenta que durante la guerra las universidades no tuvieron paz, los jóvenes recibieron trato de combatientes, asistieron a cientos de funerales de sus mejores hijos arrebatados por la barbarie, hubo profesores y estudiantes asesinados frente a las aulas, mutilados, desaparecidos, presos acusados con falsedades, miles injustamente derrotados por la precariedad económica que les impidió sostenerse en las aulas y millones mas que no pudieron ingresar y obtener un carnet de estudiante, que es quizá el mejor de todos los carnet que existan en la historia de la humanización. Las imágenes de tanques, caballos y motorizados entrando victoriosos a los campus universitarios se encargarán de contar que fueron tratadas como campos de batalla y que se trató de acallar con balas y mentiras al pensamiento critico por creer que era parte del alzamiento armado y porque gracias a él la verdad sería posible, esas serán las señales de la memoria recordando lo que no puede volver a ocurrir.

Se acaba la guerra y las universidades publicas tendrán el encargo de protegerse del olvido y convertir a la memoria en la fortaleza que conduzca su futuro. No se trata de quedarse en el pasado si no de saber conectar y desconectar los tiempos, de reajustar el sentido y el significado de su saber y hacer y usar a la ética como la savia que conecta. La paz propone otros momentos, tiempos mejores para poner a prueba lo que aprendieron para no dejar escapar la dignidad entre las dificultades que las llevaron incluso a entrar en alianzas de todo tipo con empresarios, políticos y partes descompuestas de la dinámica social que a cambio de fortalecerlas las debilitan, las tienen atadas a una competencia desigual hecha a la medida del interés privado que las corrompe y del que deben desprenderse.

El momento es otro y aunque desigualdad, inequidad, exclusión e injusticia sirvan para explicar que hoy mas que nunca están dadas las condiciones y vigencia de la lucha armada para cambiar las cosas y derrotar a las elites, la sociedad y en particular la que compone la población potencial de las universidades publicas, igual que las victimas, ha renunciado a la guerra y su decisión es sin retorno. Las generaciones de profesores, estudiantes y trabajadores de hoy tendrán que actuar con convicción ética y compromiso político en la construcción de paz, usando su imaginación, creatividad, ciencia y solidaridad. Las armas no serán más el recurso legitimo para resolver diferencias y será la inteligencia la llamada a reencontrar el camino de grandeza de las universidades públicas. Esa es la mas importante conclusión para llamar a la universidad publica a reconstruirse, en colectivo y desde abajo, a aprender de los jóvenes que saben cambiar de dirección, adaptarse a las circunstancias variables, detectar de inmediato los movimientos que comienzan a producirse y a actualizar su propia trayectoria, porque de ella depende su supervivencia (Bauman, retos de la educación). La universidad por ser parte de las invenciones de la cultura tiene que reinventarse y rápido, repensarse de otra manera no solo en la escena meramente económica, como lo hace ahora, y crear poder para apuntar y aportar sus saberes y quehaceres con miras a construir una nueva ciudadanía de paz y una sociedad de derechos, situada por fuera de la trampa economicista.

P.D Con datos de la encuesta de cifras y conceptos 2017 (que no controlamos), estas columnas ocupan el segundo lugar de mas leídas en Boyacá, y con datos de periodicoeldiario.com, algunas superan 20.000 lectores. Así que Gracias por sus lecturas que representan afectos. Me corresponde seguir con disciplina esta tarea que alienta el alma y que por fortuna no cumple metas ni sube indicadores de nada.

Fuente del Artículo:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233704

Fuente de la Imagen:

¿Cuáles son las 10 mejores universidades de Colombia?

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