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Una educación para la paz

Por: Teresa Ortuño

Esta semana, el Presidente Peña envió una iniciativa para lo que se ha dado a conocer como “matrimonio igualitario” y las redes sociales se desataron. No siempre con tolerancia. No todos con educación. Temas polémicos deben tratarse con respeto y sin descalificaciones para quienes pueden y quieren diferir y debatir. He visto lamentables excesos en ambas posiciones. ¡¡Cómo nos hace falta una EDUCACIÓN PARA LA PAZ!!

Comienzo por adelantar que no estoy de acuerdo con la iniciativa presidencial, aunque entiendo que surge de una instrucción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y como tal debe ser acatada, pero no me puedo sumar a algunos posicionamientos que solicitan el rechazo a la iniciativa, en defensa de la familia, que usan un lenguaje muy intolerante, que no expresa ni remotamente aceptación a lo diferente, tolerancia, respeto y amor a los demás. Tan importante lo que se dice como la forma en que se dice.

Hace poco leía una encuesta acerca de la discriminación. En México no reconocemos que somos un país altamente discriminador. A muchos les molesta la apariencia de alguien, su forma de vestir, quizá el uso de tatuajes, su color, tamaño, obesidad, discapacidad, piercings, etc. En una palabra, molesta lo diferente. Eso está muy mal. Debemos trabajar en el cambio de mentalidad, de la cultura discriminatoria. El amor a todos debe ser la regla. La apertura a lo diferente.

Desde que se aprobó esta figura jurídica en la Ciudad de México, se han mantenido los mismos porcentajes: el 99.98 por ciento de las bodas civiles, son entre varón y mujer. Solo el 0.02 por ciento entre personas del mismo sexo. Sé perfecto que los derechos no son cuantitativos. Lo menciono para ubicar el porcentaje de personas que ejercen este llamado “derecho al matrimonio”. Eso sí, personas que viven juntas sin estar casadas hay muchísimas más. No sólo homosexuales. Para ellos debe ajustarse el marco legal para que puedan alquilar o comprar vivienda, ser deudores solidarios, la derechohabiencia de la seguridad social, etc. Todos somos libres de vivir con quien queramos y tenemos el derecho a no ser molestados por ello, con el único requisito de que sea decisión libre por ambas partes.

La Constitución es clara. Todos los derechos son para todos, pero esto aún no se cumple. Aunque está plasmado nuestro derecho a la vida, salud, educación, vivienda, trabajo, medio ambiente limpio, etc., es un hecho que no es una realidad. Y no es necesario precisar que este o aquel derecho son para ricos y pobres, hombres y mujeres, feos y guapos, sanos y enfermos, tontos y listos, flacos y gordos, homosexuales y heterosexuales. Dice: toda persona. Nadie debe ser discriminado por irle a un equipo de futbol, tener cierto color de piel, profesar alguna religión o por su preferencia sexual. Nadie.

matrimonio-homosexualA las personas homosexuales les hace mucha falta que cambiemos de mentalidad. Que todos puedan aceptarlos con naturalidad. No ser discriminados en el trabajo, en el acceso a algún lugar, etc. Urge trabajar en la tarea del amor y la aceptación para todos. La regla debe ser el amor. El respeto al otro, a la decisión que tome. En esto hay mucho por recorrer. Eso sí que es importante y si afecta la vida diaria.

Pero equiparar la unión entre dos personas del mismo sexo al matrimonio, tiene consecuencias no valoradas ni medidas. Es verdad que ya tenemos muchos tipos de familias, y las autoridades deben tener políticas públicas para todos. Sí, claro, apoyar, más no promover. Los embarazos adolescentes, por ejemplo, son una realidad. Debe atenderse. Pero no promoverse. Ha de educarse en la autoestima, en tomar decisiones bien informadas, etc.

Oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo no es homofobia. Aunque concedo que sí lo parece la forma como algunas organizaciones plantean su desacuerdo con la propuesta presidencial. Ser de la comunidad de la diversidad sexual o ser diferente, no debe ser mal visto, y algunos lo equiparan hasta con delincuencia. Eso es intolerancia, es intolerable.

Pero también es intolerancia ofender y llamar homofóbicos a quienes con respeto expresamos nuestro desacuerdo con esa figura jurídica. El matrimonio entre hombre y mujer es anterior a cualquier religión o creencia. Existe en todas las culturas, y en todas se le protege por el bien social que representa esa sociedad conyugal.

Difiramos o coincidamos sin ofender ni ser ofendidos. TOLERANCIA Y RESPETO son el nombre de la PAZ.

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Recuperando Japón, ¿un libro de texto de historia a la vez?

Nevin Thompson

Para muchos de mis amigos—residentes “foráneos” de muchos años con vinculos y conocimientos profundos de Japón—el esfuerzo desmesurado del gobierno de Abe para “hacer a Japón grande nuevamente” era como una pesadilla vuelta realidad. El país que todos habíamos llegado a amar parecía estar desapareciendo, lo que nos llevaba a preguntarnos si nuestros hijos podrían llegar a tener un futuro aquí.

El paso forzado de esta nueva legislación de seguridad ha sido simplemente el ejemplo más notable del esfuerzo constante del primer ministro Shinzo Abe, durante estos últimos tres años, para cambiargradualmente la tendencia política de Japón hacia la derecha. Abe ha sido quizás el primer primer ministro en criticar directa y abiertamente a los medios, también ha sido acusado de intentar convertir a la NHK, la nominalmente imparcial transmisora de televisión nacional de Japón, en un portavoz del gobierno que promueve la postura actual de Japón al respecto de disputas territoriales con Corea del Sur, Rusia, China y Taiwan.

Abe campaign poster
“Tomemos de vuelta a Japón.” LDP. Imagen compartida ampliamente en redes sociales”

En los 20 años que le siguieron al fin de la burbuja financiera de Japón en 1991 el principal foco nacional había sido rearrancar la economía, esto sin prestarle atención al nacionalismo ni a un cambio de la constitución del país.

Para mí y mi familia, esta “década perdida” de 20 años no era un mal momento para vivir en Japón. La deflación económica significaban abarrotes mas baratos y gangas en artículos de ropa—de hecho, era más barato criar una familia en Japón que en Canadá. Programas de incentivos gubernamentales invirtieron en nuevos proyectos de infraestructura en todo el país, lo cual condujo a un mejor transporte publico, más museos y además, en la región rural donde nosotros vivimos, nuevos y resplandecientes almacenes de compra.

A pesar que nos mudamos de regreso a Canadá en el 2004 en la búsqueda de un mejor empleo y también por lo que pensaba que serían mejores oportunidades y educación para nuestros hijos, en menos de un par de años nos encontrábamos de vuelta en Japón por varios meses cada año. Como escritor, me es posible trabajar en cualquier lugar, y he visto como nuestros hijos cruzan fronteras culturales y asisten a la escuela sin problemas en ambos países. De hecho, nos preguntábamos si valía la pena mudarnos de vuelta a Japón.

Sin embargo, en marzo del 2011, el “triple desastre” en Tohoku lo cambió todo: el terremoto masivo desencadenó un tsunami que a su vez causó un serio accidente nuclear en Fukushima. El caos y pánico del desastre de Fukushima causaría aún otro cambio trascendental en la política japonesa. El Partido Democrático de Japón (DPJ por sus siglas en inglés) estaba en el poder durante esta crisis, y muchos japoneses se decepcionaron y enfurecieron por la reacción del DPJ a la crisis nuclear y a la devastación masiva causada por un tsunami que destruyó más de 1,000 kilómetros de costas.

Prometiendo “tomar de vuelta a Japón”, Shinzo Abe y el LDP arrasaron en las elecciones en su vuelta al poder en el 2012. Sin embargo, a nadie se le ocurrió que Abe duraría más de un año. Típicamente, debido a una política de facciones, los primeros ministros son solo figuras decorativas, y rara vez fungen como tal por más de un año. Pero para el verano del 2015 Abe se había vuelto uno de los primeros ministros de más larga duración en casi una década. Agregado a esto, había estado ejecutando continuamente su agenda oculta.

Desde hace ya largo tiempo, Abe ha formado parte de un poderoso grupo nacional de electorados, que incluye partidarios tales como la organización Nippon Kaigi, de la cual varios miembros del parlamento del LDP forman parte. El lema mas reciente de Abe, “Una sociedad en donde todas y cada una de las 100 millones de personas tienen participación activa” parece tener un gran parecido con el lema fascista de tiempos de guerra, “100 millones de corazones latiendo como uno solo” (一億一心). También, de cierta manera decepcionante, ha estado desarrollándose en la cultura japonesa una innegable nostalgia por la Segunda Guerra Mundial. En años recientes, quizás en respuesta a lo que es percibido en gran parte como un comportamiento agresivo de China, se han vuelto más comunes en Japón los libros y filmes que echan una mirada nostálgica al heroísmo y auto-sacrificio de la Segunda Guerra Mundial.

También es evidente que el gobierno de Abe esta intentando, de cierta manera, implementar en el país un plan de estudios con un tono mas nacionalista. Partiendo de una directiva del ministro de la educación, las casas editoriales japonesas proponen eliminar el término ‘mujeres de consuelo’ en los libros de texto. Además de planes para formalizar la “educación moral” (道徳, doutoku), el ministro de educación decretó a comienzos del 2015 que la historia de Japón, así como es enseñada en las escuelas, debería de reflejar la postura gubernamental en cuestiones históricas y territoriales.

”Let's make sure our children have a textbook that tells them the truth about history." Image from Wikimedia user Japanexperterna.

“Vamos a asegurarnos que nuestros hijos tengan un libro de texto que les diga la verdad sobre la historia”. Imagen del usuario de Wikimedia Japanexperterna.

Esta no es la primera vez que el gobierno japonés ha intentado usar los libros de texto escolares para imponer su propio revisionismo histórico, y me llego a preguntar sobre la posible efectividad a futuro de esta jugada. Es importante recordar, por ejemplo, que en las escuelas de Japón no existe algún libro de texto de historia que deba ser utilizado obligatoriamente. Cada escuela puede escoger de una lista de libros aprobados por el ministerio, e históricamente, muchas escuelas han rechazado libros que parecen encubrir descaradamente la historia. En las escuelas que mis hijos atienden por varios meses cada año, poco parece haber cambiado desde los tiempos en los que yo mismo enseñaba como maestro en el sistema escolar japonés hace 15 años. No hay lemas patrióticos ni imágenes del emperador en todos los salones de clases como solía ser en los tiempos de antes y después de la guerra

También es verdad, vista la manera en la cual la historia es enseñada en Japón, que parecen haber pocas oportunidades para explorar otros puntos de vista dentro del salón de clases. Los libros de texto japoneses estan diseñados para preparar a los estudiantes a aprobar exámenes, no a comunicar propaganda. La memorización juega un gran rol en el sistema de educación japonés: si hay un examen estudias para el mismo, y en los exámenes hay respuestas correctas e incorrectas.

Esto no quiere decir que la manera japonesa de abordar la educación es poco sofisticada. En la escuela primaria hay un énfasis en el aprendizaje encabezado por los mismos estudiantes, a partir de proyectos y a través del liderazgo. Y, desde un punto de vista práctico, es más efectivo usar la memorización para aprender los aproximadamente 2,000 kanji (caracteres chinos) que los estudiantes deben saber antes de graduarse del bachillerato (educación previa a la universidad).

Mientras que estos textos repletos de información tienen a ofrecer una narrativa nacional convencional de los últimos dos mil años de historia japonesa—una que es generalmente reafirmada en la cultura japonesa, particularmente en los cómics históricos llamados “rekishi manga” los cuales se encuentran en bibliotecas y tiendas de libros a lo largo del país, aún es debatible la posibilidad que, en el siglo 21, el gobierno pueda de alguna manera programar lo que piensan los niños al cambiar unas cuantas palabras en algún libro de texto. En primer lugar, las clases de historia son enseñadas por maestros quienes, como seres humanos, llevan consigo sus propios valores al salón de clase y los mejores maestros instruyen a sus alumnos la habilidad de investigar y explorar la historia por ellos mismos.

Es por esto que no me preocupa mucho que las reformas de libros de texto de Shinzo Abe le enseñen a los estudiantes japoneses una versión alterada de la historia. El propósito de los libros de texto japoneses es, después de todo, ayudar a los estudiantes aprobar sus exámenes de bachillerato y de entrada a la universidad, los cuales los revisionistas no pueden controlar directamente. Encima de todo esto, la historia es un tema difícil de enseñar, y los estudiantes estan apenas dándose cuenta de lo ocurrido en el pasado.

A pesar de lo anterior, también tengo mis reservas sobre cómo le es enseñada la historia a mi hijo cuando asiste a la escuela en Canadá. Mientras que ese país es a menudo visto como un lugar pacifico, tolerante y progresista, la realidad es que hay un sistema de facto de segregación racial el cual no aprendemos en la escuela: indígenas canadienses y “colonizadores” post coloniales rara vez interactúan entre sí. La injusticia, por ejemplo, del sistema escolar residencial de Canadá esta apenas comenzando a ser enseñada formalmente en las escuelas.

La historia a final de cuentas es sobre las personas, cuyas historias individuales nunca podrán ser todas contadas en un libro de texto aprobado por el gobierno.

En vez de eso, es importante incitar a que nuestros hijos conserven su sentido de la curiosidad, que hagan preguntas y que exploren la historia por su propia cuenta. En sociedades libres, democráticas y fuertes como las de Canadá y Japón donde hay pocos limites en lo que concierne la libertad de expresión, el problema no es el adoctrinamiento por el estado. El desafío al que nos enfrentamos es la apatía. Después de escribir sobre un reciente acuerdo logrado entre los gobiernos de Japón y Corea del Sur para resolver el “tema de las mujeres de consuelo”, me sorprendió ver el poco interés demostrado por el ciudadano común japonés.

Esto es por lo que, sin importar en que parte del mundo termine mi familia, mi objetivo como padre es inculcarles a mis hijos que intenten explorar el pasado, reconocer la injusticia y dar su opinión, para que así ayuden a mejorar las cosas.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2016/05/22/recuperando-japon-un-libro-de-texto-de-historia-a-la-vez/

Traducido por Constantino Saldaña

Fecha de publicación en OVE : 22 Mayo 2016

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Cristina, mi amor

Ilka Oliva Corado

 No soy feminista, ni roja, ni de izquierda, ni revolucionaria. Sé muy bien a dónde pertenezco: soy paria y  Cristina es mi amor. Como lo es Mercedes Sosa, Dilma, Evita y la Violetona  Parra.

 Y como articulista gritar este amor a los cuatro vientos me ha valido censuras. Me han acusado en más de una ocasión de ser mercenaria, de vivir en Estados Unidos con dinero que me envían Cristina y Dilma para que escriba sobre ellas. ¡Válgame! Las mujeres ni saben que existo, pues… Y ni que yo fuera una articulista leída mundialmente, (la verdad es la verdad) con gran peso en las plataformas comunicacionales y que moviera masas con solo un tronar de dedos, como sucede con otros.  Sé muy en dónde estoy parada.

 Y lo digo con claridad: Cristina, mi amor. Aunque ella es el amor de miles, como lo sigue siendo Evita. Ya perdí la cuenta de cuántos medios me han censurado por escribir sobre ellas, sobre los logros de sus gobiernos y sobre la violencia de género que han vivido. Me han llamado fanática y desvalorizan mis opiniones por no tener un título universitario o el mote de intelectual que las respalde. No los necesito: yo hablo desde el corazón, desde la sangre. No necesito recurrir al alarde de ilustrada  para recibir aplausos y agradar: mi expresión existe por sí misma, sin cuñas. Como existimos los nadies y los parias.

 El patriarcado no acepta que una mujer admire a otra, y mucho menos que lo diga públicamente tan quitada de la pena,  nos quiere ver divididas, odiándonos, peleándonos,  para que no nos desarrollemos  y nos fortalezcamos como género. Para que siempre estemos en las sombras, atrás, a pasos cansados, con el yugo de ser invisibles y sumisas y envidiosas. Sin derechos, sin equidad, sin igualdad social.

 El amor no se esconde, tampoco el agradecimiento.  No soy imparcial, no puedo ser imparcial ante la injusticia y no puedo pretender no ver los logros del gobierno de Cristina y la sonrisa y alegría que dio a los descamisados de Evita cuando los nombró y les devolvió sus derechos. Cuando peleó por ellos contra el capital internacional, cuando les brindó comida, techo y educación. Salud y beneficios laborales. Herramientas para un desarrollo integral.

 No puedo mantenerme a distancia y no agradecer el Matrimonio Igualitario. La educación pública. No tengo los ojos cerrados, nos quedó debiendo el derecho al aborto. Era ella, tenía que ser ella quien lo diera, pero no fue. Deuda con las mujeres argentinas. No todo es perfecto y no todo es como debería ser. Aún así, su gobierno es intachable, y las pruebas  y el tiempo lo confirman.

 Nunca reprimió en su gobierno marchas de ideologías distintas. Los dejó ser, respaldó la libertad de expresión así  esta fuera para insultarla y denigrarla como mujer. No enjuició a ningún medio por la violencia de género que vivió constantemente cuando sacaban en portadas de periódicos y revistas fotografías suyas con  improperios que llamaban a la violencia de género y al feminicidio.

 No, no es fanatismo, es amor y el amor fluye, el amor se expande, florece. A Cristina somos millones las que la amamos alrededor del mundo. Sí, millones.

Porque admiramos y aplaudimos su capacidad, su inteligencia, sus osadía,  su entrega. Su coraje y su temple. La forma en la que ha dignificado a todo un pueblo. A Generaciones, Cristina es atemporal como lo es Evita. Ni la muerte podrá con ellas.

 Tan atemporal y tan amada que ese mismo pueblo que la llevó a la presidencia la fue a despedir el último día de su mandato, y la fue a recibir el día que volvió a Buenos Aires a hacer florecer las quimeras.

 Tiempos difíciles se viven en la región, y Cristina sigue brillando: entera, capaz, insobornable, indestructible. ¿Por qué? Porque es mujer, y las mujeres hemos demostrado a través de la historia de qué estamos hechas.

 Cristina ha encausado a miles de mujeres alrededor del mundo, con su sola presencia. Con su palabra transparente, con su sentir y con su acción política que ha dejado plasmada en la historia  su lealtad a los parias. Su gobierno fue populista, claro que sí, fue populista porque fue el pueblo el que la votó y para ese pueblo gobernó, no para oligarquías vende patrias.

 Cristina nunca se fue, siempre ha estado con los nadies,  y los nadie estamos con ella.

 Y como paria que soy, que ha sido testigo de los beneficios de su gobierno para con los míos, la nombro y grito a los cuatro vientos que es mi amor. Para que no quede duda alguna.

 Cristina, mi amor.

 Blog de la autora:  https://cronicasdeunainquilina.com/2016/05/18/cristina-mi-amor/

 Ilka Oliva Corado.  @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

18 de mayo de 2016 Estados Unidos.

Fuente de la imagen: https://c1.staticflickr.com/3/2900/14266837111_37dd76bbbf_b.jpg

Fecha de publicación en OVE: 22 Mayo 2016

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El clasismo mexicano en el cine, ¿Entretenimiento o un asunto serio?

Por J Tadeo

Publicado el 19/05/2016 21:19 GMT

Como se ha apuntado en trabajos anteriores, la desigualdad económica y pobreza que aquejan al país han dado lugar a que las personas con alto poder adquisitivo se conduzcan con soberbia y arrogancia respecto al resto de la población, haciendo más notoria la asimetría con sus excesos y extravagancias.

No es baladí que la película ‘Nosotros los nobles‘ (2013) haya sido en su momento la obra mexicana más taquillera de todos los tiempos. Se trata de la historia de una familia ficticia que después de encontrarse en la cumbre de la élite socioeconómica mexicana, se enfrenta a las complicaciones de vivir como el resto de la población, es decir, con el producto de los empleos mal pagados a los que la gente sin influencias ni poder tiene acceso: un personaje es contratado como empleado de un banco, otro conduce una unidad de transporte público y otra es mesera en una cantina donde debe usar una ajustada minifalda durante la jornada laboral.

En mayo de 2016 aproximadamente 1,100 salas de cine en el país exhibieron el estreno de ‘¿Qué culpa tiene el niño?’ del director Gustavo Loza. Según el periódico Milenio la cinta superó en audiencia a ‘The Angry Birds Movie‘ y a la multimillonaria superproducción de Hollywood ‘Captain America: Civil War‘. La fórmula es la misma de siempre: hacer mofa del clasismo mexicano. Alejandro Alemán la resumió así:

El humor en esta cinta versa sobre un solo gag. La diferencia social entre Maru y Renato así como el choque de clase que presupone la reunión de ambas familias. Mientras Maru es hija de un importante diputado (Jesús Ochoa haciendo su personaje de siempre) que vive en una cuasi mansión, Renato vive en una unidad habitacional con su mamá (Mara Escalante, haciendo de su personaje una revisión de otro similar que hace en la televisión); mientras Maru tiene un trabajo respetable en Santa Fe, Renato tendrá que meterse de repartidor de pizzas; mientras la familia de Maru bebe champaña, la familia de Renato bebe tepache.

[Nota: Santa Fe es una zona de la Ciudad de México que en la última década ha pasado por un proceso de gentrificación gracias a la construcción de oficinas y espacios comerciales exclusivos. Por otra parte, el tepache es una bebida de piña fermentada en riesgo de caer en desuso, normalmente reservada a los presupuestos más limitados de la capital mexicana.]

El morbo que generan entre la audiencia nacional las relaciones sentimentales de personas pertenecientes a estratos sociales distintos, ha sido explotado en ‘Amarte duele‘ (2002) y un sinnúmero de ejemplares de la cinematografía mexicana, algunos incluso desde el año 1959 como el mismo Alejandro Alemán lo apunta en su texto.

La desigualdad social como punto central de la película fue advertida en redes sociales por usuarios como Rufián, que en Twitter dijo:

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Francisco Blas, por su parte, comentó que el objetivo de ir al cine es la diversión:
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Es de mencionarse que la industria del cine mexicano popular es poco reconocida fuera del país pues son escasas las obras de calidad que trascienden a las fronteras. Se cuentan con los dedos de una mano los largometrajes mexicanos destacados. Quizás el más importante de ellos sea ‘Amores perros‘ (2000) dirigido por el ahora multigalardonado e internacionalmente reconocido Alejandro González Iñárritu.

El trabajo de Luis Estrada no puede dejar de ser mencionado, con su oportuna crítica a la podredumbre de la clase política y los poderes fácticos, tanto en ‘La ley de Herodes’ (1999) como en ‘La dictadura perfecta‘ (2014) y las obras dirigidas por Estrada entre éstas. Pero hasta ahí. El grueso del cine comercial en México ha sido dominado por la comedia romántica aderezada con el profundo clasismo que caracteriza (y pareciere gustar) a gran parte de la sociedad mexicana.

La sátira le ha dado sazón siempre a la crítica de conductas indeseables o que debieran superarse. En México el clasismo se utiliza como gancho de venta para llevar a la gente a las salas de cine y hacerlas reír por un rato. No obstante, dicho clasismo en algún momento deberá ser abordado de forma seria, como un problema que ya no le causa risa a todo mundo y que ha llevado en los últimos meses a penosos episodios de discriminación, de abuso de poder y de agresiones a servidores públicos, como ya lo hemos informado en otras piezas.

Tomado de: https://es.globalvoices.org/2016/05/19/clasismo-cine-mexicano/

Créditos de la imagen: Portadas de películas mexicanas destacadas que son mencionadas en este post. Imagen del autor.

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Transformar la Secundaria: Una iniciativa desde Argentina

 

Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza
Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza

En un mundo y en un tiempo tan complejos como estos en donde nos toca vivir, la educación está en el centro de debates muy fuertes que ponen en evidencia posturas extremas y divergentes. Lo que está claro es que unos y otros acuerdan en que la educación juega y jugará un rol muy importante respecto del futuro de la humanidad toda y de cada uno de los países.

Mientras las diferencias sociales se profundizan en el mundo entero y las riquezas se concentran más y más en pocas manos, muchos ven la educación como la puerta a una movilidad social que parece vedada a quienes recorren otros caminos, como por ejemplo, el trabajo.

En este marco, en un mundo en el que las tecnologías marcan un rumbo sin retorno y dan la sensación generalizada de aceleramiento de la misma historia, hablamos de la sociedad del conocimiento como el modelo social que se está construyendo, con consecuencias aún inimaginadas..

Si bien toda la educación atraviesa múltiples desafíos, en Argentina, pero también en América Latina, los de la Escuela Secundaria son de los más importantes.

Desde los expertos que investigan sobre educación, pasando por los docentes, directivos, autoridades, y llegando hasta los padres, madres y estudiantes… todos coinciden en que es necesaria una profunda transformación para dar respuesta tanto a las expectativas que la sociedad tiene sobre el nivel, como a las necesidades que los sujetos educativos reconocen respecto de la misma.

La mayoría de los países de la región ha ido avanzando hacia el reconocimiento de la universalización de la secundaria como un derecho. Numerosas normativas nacionales lo reconocen y llaman a los gobiernos a garantizarlo. Esto ha implicado que muchos de los actuales estudiantes, provengan de familias que nunca antes pudieron alcanzar este nivel educativo.

La Escuela Secundaria ha alcanzado más logros en los esfuerzos por incorporar grandes sectores sociales anteriormente excluídos de este nivel que en las posibilidades reales de brindarles a todos una educación adecuada a sus propias necesidades y formatos de aprendizaje.

La complejidad de los mundos juveniles requiere, además, un tipo de abordaje pedagógico específico que contemple las diversidades y las nuevas maneras de aprender que los adolescentes han desarrollado.

Por otra parte, en la educación secundaria se está profundizando la fragmentación social y los circuitos diferenciados según las distintas pertenencias sociales y económicas de los estudiantes que concurren a las diferentes escuelas. El avance de la educación de gestión privada atendiendo a las clases más altas ha sido otra constante en la región que, en muchos casos, potenció esta fragmentación de manera agravada.

Esto ha implicado que la educación de los sectores más empobrecidos e históricamente postergados se concentre en escuelas públicas que sufren por la falta de recursos adecuados y por condiciones laborales muy frágiles para la mayoría de los docentes que en ellas desarrollan sus actividades.

No por ello, el compromiso pedagógico en dichas instituciones ha bajado los brazos. Por el contrario, en cientos de escuelas encontramos equipos docentes, educadores y estudiantes muy comprometidos que están llevando adelante experiencias sumamente valiosas que pueden inspirar y señalar los caminos que debemos recorrer para tranformar la secundaria.

Sabemos que los desafíos son variados y los aspectos sobre los que debemos trabajar son también diversos. Estamos convencidos de que la investigación educativa y las prácticas docentes han dado ya suficientes pistas para avanzar. Ha llegado el momento de hacerlo.

 

Pero es necesario reconocer que en todos los países sufrimos dificultades enormes para consensuar entre los diferentes actores que trabajan, organizan, financian, opinan o participan de distintas maneras en el Sistema Educativo y en la Educación Secundaria en particular. Sin intercambiar miradas, sin compartir perspectivas, sin construir consensos y lograr acuerdos … es imposible avanzar sólidamente en las transformaciones que se necesitan.

En Argentina hemos comenzado un programa de trabajo, impulsado desde distintos actores y  sectores, convocados por la Fundación VOZ, en donde buscamos que todos los involucrados en la Educación Secundaria se comprometan en un diálogo sincero y plural, reconociendo el lugar privilegiado de docentes, estudiantes y sus familias, como núcleo de una comunidad educativa que se amplía y extiende a muchos otros sectores que buscan comprometerse con el futuro de la educación de nuestro país.

“Transformar la Secundaria” es el nombre de este programa. No creemos que sea posible alcanzar cambios de manera inmediata. Estamos decididos a acompañar un proceso que movilice a la sociedad entera tras esta gran causa. A fin de este año, 2016, realizaremos un encuentro importante entre representantes de los diversos sectores para que este diálogo se materialice en espacios visibles y plurales, a la vez que respetuosos con las convicciones de cada uno de los participantes.. A partir del reconocimiento de los consensos y diferencias, esperamos poder aportar para seguir construyendo la secundaria que queremos y necesitamos. Entre todos.

Puedes encontrar más información sobre nuestro programa en : https://drive.google.com/open?id=0ByFBpf0I-wMJQmtDR0FrS042Vkk

Nos encuentras en el facebook: https://www.facebook.com/Transformar-la-Secundaria-1587177998259863/?fref=ts

y en el Twitter:   @TransformarOrg

 

Alberto Croce

Transformar la Secundaria.

Director Ejecutivo- Fundación VOZ

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Desplazar al objeto: la importancia de pasar de los instrumentos a la cultura del aprendizaje en el contexto del arte + educación

A finales del 2015, en Matadero Madrid tuvo lugar una experiencia singular. Una experiencia a la que hemos llamado Ni arte ni educación  niartenieducacion.com y que ha sido comisariada por GED (Grupo de Educación Disruptiva de Matadero Madrid) y coordinada por Pedagogías Invisibles. Faltan ya pocos días para que termine (concretamente, el 10 de enero) y vamos a necesitar muchos meses para digerirla y analizarla.

Dentro del contexto de Ni arte ni educación hemos intentado, entre otras cosas, abandonar la importancia del objeto como centro de los procesos de la educación artística y desplazarlo fuera de la acción, un problema recurrente no solo en las exposiciones, sino también, y fundamentalmente, en el ejercicio cotidiano de la enseñanza de las artes visuales en los contextos educativos de cualquier tipo. En muchos de ellos, ya hablemos de museos, de escuelas o de la propia universidad, la educación artística se encuentra muy vinculada a la realidad de los instrumentos, de las cosas, a la idea de que el ADN de nuestra disciplina se despliega básicamente en producir objetos, supuestamente bellos, en probablemente menos de cuarenta y cinco minutos.

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Cerremos los ojos y construyamos una ficción en la que se despliegue el imaginario social de la educación artística: un atelier de técnicas múltiples donde construir esos “objetos” que, una vez terminada la “clase”, llevaremos a nuestra casa: un ratón creado a través de un envase reciclado de yogur, un cenicero (???) realizado en barro para el día del Padre, un collar de macarrones, un mural…

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La educación artística dentro de este paradigma solo se entiende a sí misma como un servicio, como un producto para agradar estéticamente a ese destinatario del cenicero, del collar, del mural. Una educación artística donde la técnica es el vehículo desde donde se construye un armazón formal vacío de significado, una educación artística que cumple firmemente su objetivo: silenciar las artes visuales como una estrategia de conocimiento.

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Pero lo que pretendemos desde Ni arte ni educación es reformular este paradigma, poner sobre la mesa la realidad de que la sociedad liberal neocapitalista en la que vivimos necesita otra educación artística porque necesita, precisamente, ser desestructurada. Por esta razón, una educación artística conectada con la realidad social asume el fracaso del proyecto modernista y puede ser entendida desde tres ideas base.

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1. Pasar de los objetos bonitos a los proyectos incómodos

En el momento actual, quizá la premisa más importante sea la de transformar los objetos en proyectos; en proyectos que tal vez contengan objetos, pero construidos en diferentes fases, incidiendo en la idea de proceso que subyace en la producción de cualquier relato; un proceso que, salvo en casos milagrosos, no se completa en cuarenta y cinco minutos, sino en mucho más tiempo. Necesitamos proyectos largos que deriven en procesos profundos y complejos desde donde abandonar la idea de servicio, desde donde repensar la estética y, quizá, abordar el arte contemporáneo.

Necesitamos los proyectos para reflexionar sobre la visualidad. Descubrir que construir una imagen es un proceso sumamente complejo en el que se suceden miles de capas de significado. La trampa más efectiva de la educación artística tradicional es la de transmitir la idea de que las imágenes sí que pueden completarse en muy poco tiempo, siendo este el aprendizaje que nos conduce a muchos de nosotros a cuestionar la profesionalidad de muchos artistas y la credibilidad de muchas obras.

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2. Utilizar la técnica al servicio del conocimiento

Si analizamos los procesos de trabajo de los artistas visuales, vemos que en muchos casos la técnica deviene en un requisito secundario a la idea, siendo esta, precisamente, el comienzo de la acción. Pero si analizamos los procesos de trabajo en la educación artística, muchas veces ocurre justo al revés: es la técnica la que vertebra la acción, de manera que el recurso que se convierte en el comienzo y en el fin de la actividad es un acercamiento (imposible) al dominio de un procedimiento concreto.

Hemos de partir de la base de que quizá esta transferencia deba invertirse; de que si la técnica asume un papel secundario en las artes visuales contemporáneas (incluida la realidad de que, en muchas ocasiones, la realización técnica de determinadas piezas es directamente contratada por los artistas a profesionales ajenos), en la educación artística que queremos crear también debe ser secundario el papel de la técnica y, siendo muy valientes, sería pertinente diseñar actividades sin materiales físicos o actividades desde donde resignificar los materiales tradicionales para renovar no solo los procesos de construcción, sino también los resultados de dichos procesos.

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3. Teorías refutables y experiencias i-replicables

Como dijo Mónica Hoff en “Antes que se vuelva pedagogía” (http://www.niartenieducacion.com/project/antes-que-se-vuelva-pedagogia-ni-arte-ni-curaduria-ni-educacion/): “Hoy estamos aquí para crear teorías refutables y pedagogías sin importancia”. Y es que otra de las cuestiones importantes de este proceso de cambio que hay que poner encima de la mesa es la irreplicabilidad de los procesos de arte + educación. La idea de desplazar al objeto conecta con la propuesta de abandonar la réplica desde la simplicidad. En esta otra educación artística que debemos crear no es posible copiar ninguna de las experiencias que los arteducadores diseñan e implementan, sino que tendremos que entenderlas como fuentes de inspiración para crear otros proyectos; así podremos abordar las formas simples de manera compleja, en vez de abordar las formas complejas de manera simple.

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Como le acabo de escuchar decir a Antonio Lafuente en México:“Hay que pasar de dar valor a los instrumentos de aprendizaje a dar valor a la cultura del aprendizaje”. Quizá sea este el cambio que englobe a los demás: dejar de entender la educación artística como la construcción de una sucesión de instrumentos para entenderla como una cultura de aprendizaje en sí misma, como una metodología de trabajo desde la que construir cualquier tipo de conocimiento, tal como explica Luis Camnitzer a través de la visibilización del concepto Art Thinking (http://supercommunity.e-flux.com/texts/thinking-about-art-thinking/).

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Esta propuesta es clave en nuestra parcela, pero también es clave en todas las parcelas educativas. Y precisamente es clave para deshacer las parcelas, porque entender las artes visuales no como una asignatura aislada, sino como una metodología de creación de conocimiento para cualquier asignatura, es uno de los grandes retos que tenemos que ejecutar para abordar el cambio de paradigma en educación.

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*Las fotos de este post pertencen a la sesión “Ni arte, ni curaduría ni educación” impartida por Mónica Hoff en el contexto de “Ni arte ni educación” y han sido realizadas por Jorge Mirón www.jorgemiron.net

Fuente del artículo: http://www.mariaacaso.es/desplazar-al-objeto-la-importancia-de-pasar-de-los-instrumentos-a-la-cultura-del-aprendizaje-en-el-contexto-del-arte-educacion/#more-1589

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Cuando la educación se pone en escena

Lola Arias

Una profesora de arquitectura realiza un taller frente al Palacio Pizzurno, un profesor de filosofía enseña metafísica en el subte, una profesora de la UNA da clases de pintura en la calle Pinzón, un profesor de literatura hace una lectura crítica de una novela de Aira en la vereda de Puán. No es una obra de la Bienal de Performance: es una de las formas de protesta que encontraron profesores y alumnos de la universidad pública para hacer visible la crisis presupuestaria.

Cuando les preguntaban cómo es dar clases afuera, algunos profesores decían que, a pesar del frío, el ruido de la calle y algunas conductas agresivas de los automovilistas, era algo extraordinario. Los alumnos se concentran de una forma inaudita, no sólo porque tienen que abstraerse del mundo exterior, sino porque ellos mismos se ven observados, ocupando un lugar en la escena. Algunos alumnos decían también que es emocionante ver a otros alumnos asistiendo a otra clase a pocos metros de distancia, como si las paredes hubieran desaparecido y pudieran espiar en clases ajenas. Todos coincidían en que dar clases públicas genera una relación diferente entre profesores y alumnos, porque ambos participan por decisión de una acción tan performática como política. Los profesores confirman su compromiso con la educación aun en la intemperie y los alumnos se tornan protagonistas. Literalmente hacen educación pública: salen del aula para mostrarle a la ciudad el lazo que existe entre profesores y alumnos en la UBA.

Esa puesta en escena política de la enseñanza no es ajena al arte contemporáneo. El suizo Tomas Hirschorn realizó monumentos a filósofos como Bataille, Spinoza, Deleuze, espacios construidos colectivamente con materiales precarios que funcionan como universidades portátiles para que personas que viven en los suburbios puedan tener acceso a una biblioteca, talleres y conferencias. Un kurdo llamado Ahmet Ögüt tiene el proyecto La Universidad Silenciosa, una plataforma en la que refugiados e inmigrantes (que no pueden enseñar o asistir a clases por problemas de papeles) intercambian conocimiento en la forma de conferencias y publicaciones. De la misma manera, en medio de la crisis del 2001, el Proyecto Venus del artista argentino Roberto Jacoby se proponía como una plataforma de trueque de servicios que en muchos casos eran intercambios de conocimiento del tipo «te cambio una clase de cocina por una lección de alemán».

Publicado originalmente en La Nación de Argentina. El enlace original es: http://www.lanacion.com.ar/1898871-el-criticocuando-la-educacion-se-pone-en-escena-lola-arias-para-la-nacion?utm_medium=Echobox&utm_source=Twitter&utm_campaign=Echobox&utm_term=Autofeed#link_time=1463320808

 

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