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Datos, gobierno y educación

 Por: Pedro Flores

 

No hay gobierno al que no lo alcance la realidad. Por más que se exalten los símbolos, se descalifique, y se construya una narrativa redentora, tarde o temprano los hechos deben contrastarse con la capacidad gubernamental para cumplir con lo prometido.

Esto precisamente está ocurriendo a raíz de los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares 2020 que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, un órgano constitucionalmente autónomo, dio a conocer la semana pasada. Con esta edición, se pueden “dimensionar los cambios” que se registraron “a consecuencia del periodo de contingencia sanitaria originada por la Covid-19, las medidas de confinamiento de la población y el cierre de la actividad económica” (Inegi).

Repasemos algunos datos y comentémoslos a la luz de la política educativa del país. Primero, es importante hacer notar que a pesar de que el ingreso a nivel nacional cayó en 5.8 por ciento de 2018 a 2020, esta variación no fue la misma para todos. Los más pobres (Decil I), por ejemplo, vieron aumentar sus ingresos en uno por ciento, mientras que el resto de los demás grupos los vieron disminuir de manera significativa. Esto explica en parte que la desigualdad –medida por el coeficiente de Gini– disminuyera de 2018 a 2020. ¿Logro de la 4T?

La disminución no es estadísticamente significativa y para ser honestos, también hay que recordar que la desigualdad disminuyó durante eso que algunos llaman la época “neoliberal”. Entonces, el coeficiente de Gini pasó de 0.449 a 0.426 de 2016 a 2018 y lo más importante: el ingreso de los más pobres también aumentó aunque aquí sí de manera significativa, así como el de casi todos los demás grupos. Esto en cambio no se observó con la 4T. Es cierto que ahora hubo cierre de actividades económicas a raíz de una pandemia, pero tampoco tiene caso calificar el desempeño de un gobierno con una etiqueta. Cuentan los hechos.

Otro aspecto que llama mucho la atención de la ENIGH es la disminución significativa del ingreso para las poblaciones con mayores dosis de escolaridad. Aquellos que cursaron la educación media superior, superior, y el posgrado vieron reducir sus ingresos en 10, 13 y 26 por ciento, respectivamente, de 2018 a 2020.

En términos del gasto de los hogares, como era de esperarse, los mexicanos gastamos 40 por ciento más en salud en 2020 que en 2018, pero fueron los más pobres, según el colectivo “México, ¿cómo vamos?” los que cargaron con ello. ¿Es este gobierno de izquierda? No lo parece.

Además, los hogares redujeron el gasto en “educación y esparcimiento” en 45 por ciento durante el mismo periodo. ¿Se relaciona esto con la exclusión escolar? De acuerdo con otra encuesta del Inegi, 8.8 millones de niñas, niños y jóvenes han abandonado sus estudios desde 2019 y a raíz de la pandemia. Fue muy valioso que la 4T prometiera “no dejar a nadie afuera” de la educación, pero no ha cumplido. Llamemos entonces a este gobierno –como a cualquier otro– a rendir cuentas contrastando los hechos con sus ideales y principios. La vida real de las personas es lo que cuenta.

 Investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS)

Fuente de la información e imagen: educacionfutura.org

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Capitalismo y patriarcado, sin igualdad de género en el trabajo

Por: Eduardo Camín

Un año y medio después de entrar en la pandemia de la Covid-19, la igualdad de género en el mundo del trabajo ha empeorado, ya que este año habrá 13 millones menos de mujeres empleadas que en 2019, mientras que el empleo de los hombres podría recuperar los niveles de dos años atrás.

Un nuevo análisis de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que aunque el crecimiento del empleo femenino previsto para 2021 supera al de los hombres, no alcanzará para devolver a las mujeres a los niveles de empleo anteriores a la pandemia.

A pesar que todos nuestros países y sus gobiernos han aprobado convenciones, tratados y convenios internacionales, y se han comprometido en cuanta conferencia internacional les sale al paso, a reducir la discriminación, las brechas de desigualdad, y a generar mayor igualdad entre mujeres y hombres, la realidad muestra otra realidad. La igualdad de género en el trabajo ha empeorado. Las mujeres han sufrido pérdidas desmesuradas de empleo e ingresos, debido también en parte, a su sobrerrepresentación en los sectores más afectados, y muchas siguen trabajando en primera línea, sosteniendo los sistemas de cuidados, las economías y las sociedades y a menudo realizando también la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerados.

A nivel mundial, entre 2019 y 2020, el empleo de las mujeres se redujo en un 4,2 por ciento, el equivalente a una caída de 54 millones de puestos de trabajo, mientras que el empleo de los hombres se redujo en un tres por ciento, o 60 millones de puestos de trabajo. En 2021 solo el 43,2 por ciento de las mujeres en edad de trabajar estarán empleadas, frente al 68,6 por ciento de los hombres en edad de trabajar.

 La OIT asegura en el informe  

Avanzar en la reconstrucción con más equidad: Los derechos de las mujeres al trabajo y en el trabajo, en el centro de la recuperación de la COVID-19 , que la desproporcionada pérdida de empleos e ingresos sufrida por las mujeres durante la pandemia seguirá en el futuro. Según la reseña de la OIT, las mujeres han sufrido una pérdida de empleo e ingresos desproporcionada, debido a su excesiva presencia en los sectores más afectados, como los servicios de alojamiento y servicio de comidas y el sector manufacturero.

Sin embargo, no todas las regiones se han visto afectadas de la misma manera. La región de las Américas experimentó la mayor pérdida de empleo femenino a consecuencia de la pandemia (-9,4 por ciento). El segundo mayor descenso en el número de mujeres empleadas se observó en los Estados Árabes. Entre 2019 y 2020, el empleo femenino se contrajo un 4,1 por ciento, y el de los hombres un 1,8 por ciento.

En Asia y el Pacífico, la crisis de la pandemia provocó una disminución del empleo femenino del 3,8 por ciento, frente a una disminución del 2,9 por ciento en el caso del empleo de los hombres. En Europa y Asia Central, la crisis de la COVID-19 ha reducido el empleo de las mujeres considerablemente más que el de los hombres, provocando una disminución del 2,5 por ciento y del 1,9 por ciento, respectivamente.

Trabajo decente, empleo indecente

En 1999, Juan Somavia –primer director general de la OIT (fundada en 1919) proveniente del hemisferio sur– presentó su memoria en la 87° Conferencia Internacional del Trabajo denominada “Trabajo Decente”.   En ella introduce el mencionado concepto, caracterizado por cuatro objetivos o pilares estratégicos: los derechos en el trabajo, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social.

A pesar que los términos «empleo» y «trabajo» se usan como sinónimos, destacamos que este alude a una categoría de actividad humana más amplia que aquel. Debemos indicar que la OIT  define al trabajo como el conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, o que satisfacen las necesidades de una comunidad o proveen los medios de sustento necesarios para los individuos. Mientras que el empleo es definido como «trabajo efectuado a cambio de pago (salario, sueldo, comisiones, propinas, pagos a destajo o pagos en especie)» sin importar la relación de dependencia (si es empleo dependiente-asalariado, o independiente-autoempleo). Actualmente, el trabajo decente es un concepto que busca expresar lo que debería ser, en el mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno.

El trabajo que dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades no es cualquier trabajo; no es decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni el que no permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni aquel que excluye el diálogo social.

Entre capitalismo y patriarcado, concepto y amnesia

Aun suele ocurrir que resulte difícil, y en ciertos casos imposible, distinguir exactamente la semántica de los organismos internacionales. Por eso a veces es necesario darle otra visión a esta parafernalia conceptual y ampliar la disyuntiva de los horizontes, generando el debate sobre  los (des)conocimientos que adolecen los informes, que se puede definir como un producto en constante construcción , pero siempre con los mismos materiales.

Urge  recordar que el capitalismo es un sistema económico basado en relaciones de explotación y de expoliación cuyo objetivo es la búsqueda de la mayor ganancia posible a través de la reducción progresiva de costos. Mientras tanto, el patriarcado es una forma de organización política, social, económica, ideológica y religiosa basada en la idea de la autoridad y superioridad de lo masculino sobre lo femenino, fundamentada ridículamente en mitos y que se reproduce a través de la socialización de género.

Dos evidencias conceptuales que en muchas ocasiones no se tiene conciencia de ello, y tampoco se cuestiona por haberlo visto siempre como algo “natural”. Si bien es un hecho inapelable que el patriarcado surgió mucho antes que apareciera el capitalismo, es precisamente con la aparición de éste donde se refuerza y profundiza la división sexual del trabajo: el trabajo para el mantenimiento de la vida (trabajo reproductivo o del cuidado) atribuido a las mujeres, y el trabajo para la producción de los medios de vida atribuído a los hombres.

Cuando aparece la producción excedentaria surge la necesidad de la acumulación de la riqueza y la división del trabajo en la familia sirvió de base para distribuir la propiedad entre hombre y mujer, como sostiene Federico Engels “el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”. A partir de entonces, la esfera de lo reproductivo pasó a ocupar un segundo plano, después pasó a institucionalizarse mediante la costumbre, la religión y las leyes, que le asignaban la “superioridad” a lo masculino sobre lo femenino.

Las desigualdades de género se han ido reproduciendo hasta la fecha, por imposición social, lo que conlleva a que actualmente pervivan grandes desigualdades económicas entre hombres y mujeres. De esta manera, la diferencia biológica de ser hombre o ser mujer se convierte, en la práctica, en un determinante para acceder al empleo –y en particular, a determinados tipos de empleo– y limita, sobre todo, las posibilidades de las mujeres aumentando sus dificultades para insertarse o progresar en el mercado laboral.

El capitalismo y el patriarcado les niegan a las mujeres tener acceso y control sobre los recursos económicos internos y externos, y de esta manera permiten que se mantenga invisibilizado el aporte del trabajo doméstico o reproductivo en los agregados macroeconómicos. Bajo estas condiciones, las mujeres son explotadas y expoliadas, al igual que los hombres bajo el sistema capitalista; pero con un impacto diferenciado.

En las últimas décadas se han mantenido las desigualdades en cuanto al acceso y control de recursos económicos que permitan la autonomía económica de las mujeres. Los hombres tienen más acceso al trabajo remunerado que las mujeres debido a que las éstas son las que mayormente asumen las responsabilidades domésticas. Y en cuanto al acceso a propiedad de empresas existe una brecha muy marcada entre hombres y mujeres. El modelo neoliberal, a través de los ajustes fiscales y la reducción del gasto social, ha provocado que la carga del trabajo doméstico se incremente, puesto que la reducción del gasto social se traduce en eliminación o “focalización” de subsidios, escasez de medicamentos, reducción de los servicios sociales públicos, lo que contribuye a que se dediquen más horas de trabajo no remunerado a los cuidados de personas adultas, niñez, y discapacitados. Esto deriva en que los impactos ocasionados por los programas de ajuste no han sido neutrales con respecto al género.

Bajo la crisis actual -con pandemia o sin ella-, a la que nos ha llevado el capitalismo y que no sólo es económica sino también ecológica, social y política; es necesario integrar dentro de los paradigmas teóricos de la economía tanto la igualdad de género como el principio de la sustentabilidad ambiental en los procesos de producción y consumo.
Muchas veces nos invade el sentimiento que hablar de las injusticias del capitalismo, en las “multinacionales del humanismo”, está prohibido, es un tema tabú, no obstante este es el pecado original por el cual se desatan todas las catástrofes humanitarias, de un sistema condenado por la historia.

No sólo se trata de “incluir a las mujeres” en las cuentas y en los indicadores de las estadísticas nacionales, ni en  los informes internacionales,  sino más bien de cambiar la lógica del funcionamiento del sistema económico, cambiar la lógica de la acumulación por la lógica del mantenimiento de la vida, en todas sus formas. Trabajo decente sí… pero la historia sigue reproduciendo los vicios del pasado, en un presente digitado y un futuro inadecuado.

*Periodista uruguayo acreditado en la ONU- Ginebra Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
https://estrategia.la/2021/07/29/capitalismo-y-patriarcado-sin-igualdad-de-genero-en-el-trabajo/

 

Fuente de la información e imagen: https://rebelion.org

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Notas para una lectura crítica de Covid-19: el gran reinicio, de Schwab y Malleret (2020). Corte I

Por: Fernando J. Gómez


Apertura

Antes que nada quisiera agradecer a Luis Bonilla Molina por llamar mi atención sobre este y otros textos, que definen problemáticas de absoluta actualidad y de creciente relevancia.

Estas líneas proponen introducir una lectura crítica del texto de Schwab – Malleret que fue presentado al público en junio de 2020. Unas pocas notas biográficas de los autores son presentadas en el libro, aquí un resumen antojadizo: Klaus Schwab nació en Ravensburg, Alemania, en 1938. Es el fundador y director general del Foro Económico Mundial; es Doctor en Economía por la Universidad de Friburgo y Doctor en Ingeniería por el Instituto Federal Suizo de Tecnología. Thierry Malleret (1961, París, Francia) se formó en la Sorbona y en la Escuela de Estudios Superiores de Ciencias Sociales de París, así como en St. Antony’s College, Oxford. Es Doctor en Economía y posee Maestrías en Economía e Historia.

En la segunda carilla de la edición digital en español del texto que nos ocupa se lee, en letras mayúsculas:

COVID-19: EL GRAN REINICIO

RESETEO MUNDIAL

EL RELÁMPAGO ANTES DEL TRUENO

FORO ECONÓMICO MUNDIAL

WORLD ECONOMIC FORUM

FORO DE DAVOS, SUIZA

¿Por qué estas líneas? Se considera relevante la propuesta de adentrarse en el texto, ya que el mismo analiza y aporta reflexiones en cuanto al mundo globalizado, hiperconectado, pero desfalleciente y a punto de sucumbir, que fue afectado y transformado de manera radical por la pandemia de COVID-19. Por lo tanto, dicho interés se corresponde con el interés por la pandemia actual y las posibles transformaciones de las que, según la apuesta de los autores, ésta será motor. Es posible adelantar lo siguiente: esas posibles transformaciones son en realidad inquietantes.

Puede que la pandemia por sí sola no transforme el mundo por completo, pero es probable que acelere muchos de los cambios que ya se estaban produciendo antes de que estallara, y que a su vez pondrán en marcha otros cambios. (p. 11)

Los movimientos de (¿infames?) engranajes que se conectan, globalizados, son tratados como elementos sobre los que deducir conclusiones: en el texto la edición no es ingenua. Interesa resaltar que ya en la introducción, plantea abiertamente el “fracaso de la gobernanza y el liderazgo globales” (p. 10). Algo grávido de consecuencias tal como es planteado, ya que sin esfuerzos coordinados globalmente la salida de la pandemia y la recuperación se alejan fatalmente.

Esta anhelada recuperación contiene un alto porcentaje de incertidumbre que podría llamarse sistémica y no susceptible de ser evitada o sustraída a la suma final. Aparece inmediatamente la pregunta por el qué podemos hacer mejor, y la consideración de que el capitalismo neoliberal no cumplió todas sus promesas; por lo que en el libro se augura su desintegración final. Entre otras afirmaciones destacadas, que se leen apenas iniciado el libro, los autores plantean que: el Covid 19 hirió de muerte al neoliberalismo.

Continuaremos viéndonos sorprendidos tanto por la rapidez como por lo inesperado de dichos cambios, ya que al combinarse provocarán consecuencias de segundo, tercer, cuarto y sucesivos órdenes, efectos en cascada y resultados imprevistos. (p.11)

Este texto, escrito especialmente para las, les y los lectores de nuestro portal Otras Voces en Educación, abordará sólo lo atinente a la introducción y al punto uno del capítulo primero de Covid 19: el gran reinicio. Esta decisión es tomada teniendo en cuenta que en ese tramo del texto se tratan elementos que conforman un marco conceptual. Y que ese marco conceptual servirá para sostener las reflexiones y las preguntas que contiene en los restantes puntos y capítulos. Todo un arsenal para producir sentidos y cuestionamientos, pero que ofrece una imagen de conjunto. Se espera que quienes nos lean, se interesen también por la lectura del texto original.

La pandemia y los reinicios

Así es que los autores deciden considerar tres reinicios principales (que incluyen categorías y conceptos tanto como procesos y conflictos). Reinicio Macro, Reinicio Micro (Industria y empresa) y Reinicio individual. Este último aspecto (reinicio individual) es definitorio para justificar la curiosidad de un psicoanalista. (Creo que por eso estoy aquí, escribiendo).

Cada uno de estos temas, los tres reinicios, desglosados desde una mirada precisa, constituyen los capítulos del texto (son tres). Se suman a éstos una breve introducción y una conclusión. Una estructura limpia, consistente, clara. Las predicciones toman la vía del discurso Amo que se apresura a bautizar a su cría.

Dada su naturaleza intrínsecamente disruptiva, las epidemias han demostrado a lo largo de la historia ser agentes de cambios duraderos y a menudo radicales, provocando disturbios y enfrentamientos entre poblaciones y derrotas militares, pero también impulsando la innovación, modificando las fronteras nacionales y, a menudo, allanando el camino a las revoluciones. (p.11)
Dicen los autores que los confinamientos y otras medidas restrictivas, como las aplicadas para evitar la propagación de la COVID-19 han sido una práctica habitual durante siglos (p.12).
La idea de confinar a la población durante 40 días («cuarentena» viene de quaranta, que significa «cuarenta» en italiano) se originó sin que las autoridades entendieran realmente lo que querían contener, pero estas medidas fueron una de las primeras formas de «salud pública institucionalizada» y ayudaron a legitimar la «acumulación de poder» por parte del Estado moderno. (p. 12)

Agregan los autores: “En realidad, la pandemia está agravando dramáticamente los peligros que ya existían y que llevamos demasiado tiempo sin afrontar adecuadamente.” (p. 13). Concluyen al respecto que por la pandemia se acelerarán tendencias inquietantes que se han ido gestando durante mucho tiempo. ¿A qué se refieren?

Nada se ajusta al patrón y la magnitud del sufrimiento humano y la destrucción económica causados por la pandemia actual. Sus consecuencias económicas, en particular, no guardan semejanza con ninguna otra crisis de la historia moderna. (p. 14)
Dicho esto, la Segunda Guerra Mundial podría ser, pese a todo, uno de los anclajes mentales más pertinentes para intentar analizar lo que se avecina. La Segunda Guerra Mundial fue la guerra transformadora por excelencia, ya que no solo provocó cambios fundamentales para el orden mundial y la economía global, sino que además alteró por completo las actitudes y convicciones sociales que finalmente allanaron el camino a la adopción de políticas y disposiciones del contrato social radicalmente nuevas (como la incorporación de la mujer al trabajo antes de adquirir el derecho al voto). (p. 14)
Cuando menos, como argumentaremos, la pandemia acelerará cambios sistémicos que ya eran evidentes antes de la crisis: el retroceso parcial de la globalización, el creciente alejamiento entre Estados Unidos y China, la aceleración de la automatización, la preocupación por el incremento de la vigilancia, el creciente atractivo de las políticas de bienestar, el auge de los nacionalismos y el consiguiente miedo a la inmigración, el creciente poder de la tecnología o la necesidad de que las empresas refuercen todavía más su presencia en internet, entre muchos otros. (p. 15)

Resulta interesante hacer notar que el texto no está centrado en lo terrible que se acelera por la pandemia (concepto de Cisnes Negros) sino que también enfoca en lo que (la pandemia) en cuanto a tendencias o invenciones particulares fortalezca y que puedan resultar positivas para la humanidad. La idea de un futuro sustentable, limpio, consciente, en el que la sociedad civil finalmente encuentra canales para influir (¿accountability social?) la imagen del mundo, podría ser resultado de los cambios que vendrán.

El primer capítulo, Reinicio macro, es el más extenso. Se destaca para una lectura crítica, ya que en su primer apartado incluye lo que se denomina un marco conceptual constituido por categorías que permiten comprender los sucesos actuales y su posible evolución. Esta consideración es fundamental ya que ofrece en acto la puesta en juego de ciertas operaciones discursivas:

En la primera etapa de nuestro viaje exploraremos cinco categorías macro que constituyen un marco analítico integral para comprender los hechos que se están sucediendo en el mundo en la actualidad y cómo podrían evolucionar. Para facilitar la lectura, nos desplazaremos temáticamente por cada uno de ellos por separado. En realidad, son categorías interdependientes, y empezaremos por ahí: nuestro cerebro nos hace pensar de forma lineal, pero el mundo que nos rodea no es lineal, sino complejo, adaptativo, rápido y ambiguo. (p.18)

Para trabajar dentro del primer capítulo, se plantean como subtítulos cinco categorías, a saber: Reinicio económico, Reinicio Social, Reinicio geopolítico, Reinicio ambiental, Reinicio tecnológico. Cada uno de éstos resulta un mundo complejo de interrelaciones e influencias. Para analizar estos reinicios los autores anuncian un marco conceptual constituido por tres características definitorias del mundo actual. El autor de estas líneas (tendidas sobre el papel para Otras Voces en Educación)  debe disculparse: es difícil no recoger el texto de manera literal, ya que se apunta a destacar elementos presentes en el discurso. Esto es una lectura crítica. De no utilizar el texto de manera literal (o citar textualmente) se pierde la posibilidad de realizar inducciones (críticas) basadas en el mismo.

 

El marco conceptual ofrece: tres características definitorias del mundo actual

El reinicio macro se producirá en el contexto de las tres principales fuerzas seculares que determinan el mundo actual: interdependencia, velocidad y complejidad. Estas tres fuerzas influyen en mayor o menor medida sobre todas las personas, no importa quiénes sean o dónde se encuentren. (p. 18)

Entonces: interdependencia, velocidad y complejidad son tres características definitorias del mundo actual. El campo de acción de estas tres categorías son todas las personas. Su acción no es planteada como homogénea (en cuanto a intensidad) pero sí como omnipresente. Todos y cada uno sin importar quién sea o dónde esté.

Esto lleva a considerar lo siguiente como algo destacado: la linealidad de nuestro pensamiento contrasta con lo adaptativo, rápido y ambiguo que resulta el mundo que nos rodea. Por eso el marco conceptual refuerza las categorías de interdependencia, velocidad y complejidad. Para entender el mundo que viene deben ejercitarse, pero también éstas se encuentran (o se presentan) inefables, como motor de lo real constitutivo de ese mundo futuro.

Interdependencia, velocidad y complejidad contrastan con nuestro viejo pensamiento del siglo XX. Habrá que dejarlo atrás. Y el dejar atrás no es una metáfora ingenua, nunca. Las oleadas de neoliberalismo, en otras palabras, las políticas genocidas en nuestra América, implementadas de la mano de dictaduras o democracias (estas últimas, de Fujimori a Bolsonaro) consienten un discurso modernizador. ¿Supervivencia darwinista que cala hondo en el imaginario social?

Respecto a la Interdependencia

“Si tuviéramos que elegir una sola palabra que condensara la esencia del siglo XXI, esa palabra tendría que ser «interdependencia».” (p. 18) El texto de Schwab – Malleret advierte que esta interdependencia, en un mundo hiperconectado, aparece como un subproducto de la globalización y el progreso tecnológico. Se puede definir como “la dinámica de la dependencia recíproca de los elementos que componen un sistema” (p. 18).

Considerados de forma aislada, los riesgos individuales, sean de carácter económico, geopolítico, social o ambiental, dan la falsa impresión de que pueden ser contenidos o mitigados; en la vida real, la conectividad sistémica demuestra que este es un constructo artificial. En un mundo interdependiente, los riesgos se amplifican entre sí y, de este modo, producen efectos en cascada. Es por este motivo que el aislamiento o la contención son incompatibles con la interdependencia y la interconexión. (p. 19)

Respecto de la pandemia y la maquinaria de todo tipo (máquina rizoma podemos decir) puesta a contener o conjurar este fenómeno, en pleno 2020 afirmaban lo siguiente:

A los epidemiólogos, especialistas en salud pública, economistas, sociólogos y demás científicos y expertos que tienen la misión de ayudar a los responsables de las decisiones a comprender lo que se avecina les resulta difícil (y a veces imposible) cruzar los límites de su propia disciplina.  (p. 20)

Algo que no deja de ser una especie de profecía autocumplida respecto de los viejos modos de pensar ligados a finales del siglo XX. La hiperespecialización en el propio campo, implica levantar fronteras al pensamiento de la complejidad. La estructura epistemológica se ve conmovida, la pandemia que se inicia en Wuhan (China), opera como un catalizador también en este sentido.

Es por esta razón que resulta tan extremadamente difícil resolver dilemas complejos, como la contención de la pandemia frente a la reapertura de la economía. Es comprensible que la mayoría de los expertos acaben por especializarse en campos cada vez más acotados. Por lo tanto, carecen de la amplitud de miras precisa para combinar las numerosas perspectivas distintas que conforman la visión panorámica que los responsables de las decisiones tanto necesitan. (p. 20)

Respecto a la Velocidad

Los autores afirman que el progreso tecnológico y la globalización, principales responsables de la interdependencia, han creado una “cultura de la inmediatez”, en este sentido un elemento destacado para explicar el asombroso incremento de la velocidad a la que parece moverse el mundo, es internet (p. 22). En efecto: todo se mueve, o parece moverse, mucho más rápido que antes.

Más de la mitad (52 %) de la población mundial dispone actualmente de conexión a internet, frente a menos del 8 % hace 20 años; en 2019, se vendieron en todo el mundo más de 1.500 millones de teléfonos inteligentes, un símbolo y vector de velocidad a través del cual se puede contactar con nosotros en cualquier momento y lugar. Hay ya unos 22.000 millones de dispositivos conectados a la internet de las cosas (IdC) en tiempo real, desde automóviles hasta camas de hospital, redes eléctricas y bombas de agua, pasando por hornos de cocina y sistemas de regadío. Cabe esperar que lleguen a ser unos 50.000 millones o más en 2030. (p. 22)

Respecto a la Complejidad

La complejidad se relaciona con aquello que no comprendemos o nos resulta difícil de comprender. En cuanto a los sistemas complejos se destaca que están formados por múltiples elementos que mantienen entre sí una serie de interacciones complejas. Remarcaremos aquí la idea de interacciones complejas ya que implica alteración mutua, afectación. Avancemos, un poco a tientas, pero con esas referencias.

Los sistemas complejos a menudo se caracterizan por la ausencia de nexos causales visibles entre sus elementos, lo que hace que sean prácticamente imposibles de predecir. En lo más profundo de nuestro ser, notamos que cuanto más complejo es un sistema, mayor es la probabilidad de que algo salga mal y de que se produzca un accidente o una aberración y se propague. (p. 26)
Y en las primeras semanas de 2020, ¿cuántas personas con poder de decisión fueron capaces de prever el alcance de los estragos que podría causar una posible pandemia en los sistemas sanitarios más sofisticados del mundo y que infligiría un daño tan importante a la economía global? (p. 27)

Resulta de las ideas que aportan los autores que sobre estos objetos es impotente nuestro pensamiento lineal. En el texto se afirma que esta dificultad se encuentra en primera línea para hacer frente a los desafíos que impuso la pandemia ya que como se verá se debe definir a la pandemia como un sistema adaptativo complejo.

Una pandemia es un sistema adaptativo complejo que comprende numerosos componentes o elementos de información diferentes (tan diversos como la biología o la psicología), cuyo comportamiento está influenciado por variables tales como el papel de las empresas, las políticas económicas, la intervención gubernamental, la política sanitaria o la gobernanza nacional. Por esta razón, puede y debe considerarse una «red viva» que se adapta a circunstancias cambiantes… no algo inamovible, sino un sistema de interacciones complejo y adaptativo. (p. 26)
La cuestión fundamental en este punto es que la complejidad pone límites a nuestro conocimiento y comprensión de las cosas; por lo tanto, puede que la creciente complejidad actual sea literalmente abrumadora para la capacidad de los políticos en particular y de los órganos de decisión en general para tomar decisiones con conocimiento de causa. (p. 29)

Últimas imágenes ¿sin naufragio?

Un objetivo de estas breves e imperfectas líneas, ha sido aportar al interés de los lectores de nuestro portal Otras Voces en Educación, sobre un libro que debe ser abordado en profundidad. Analizar los puntos que siguen en el texto de Schwab – Malleret puede resultar una viaje lleno de sobresaltos para el lector, pero sin dudas no lo dejará indiferente. Las predicciones (inciertas) abundan tanto como las certezas. En estas últimas líneas es importante no dejar pasar la preocupación vertida por los autores al inicio del texto: la incompetencia de la gobernanza y el liderazgo globales ¿deberán tomar ese lugar las corporaciones? ¿Serán acaso tareas para la Inteligencia Artificial? ¿Volverán a estar a la altura de las circunstancias los gobiernos y las naciones? El punto es analizado, se insta a la lectura atenta y a leer entre líneas.

Cerramos aquí esta primera entrega de nuestras notas para una lectura crítica. Habiendo diseccionado lo que los autores refieren como un marco conceptual, entendemos que puestos a trasluz presentan lo fundamental para comprender la importancia del mismo. De aquí en adelante, el texto Covid 19: el gran reinicio. El relámpago antes del trueno, desarrolla su plan. Una brillante y destacada propuesta sobre el presente y el futuro que (como sus influyentes autores) tendrá repercusiones en múltiples ámbitos. Las ideas vertidas sobre la interconexión no dejan de ser profundas e inequívocas como aquello que trabaja (tal como Lacan dice del inconsciente y del analizante) y que están transformando nuestras sociedades. Comprometernos en el estudio de otros discursos, quizá algo lejanos, es tan importante como profundizar en los temas ligados a nuestros intereses más afines.

PD1:

Dos referencias sobre pandemia y mundo del trabajo: “En el ámbito laboral, se obtienen beneficios a expensas del capital, ya que los salarios reales tienden a aumentar después de una pandemia.” (p. 31) Luego de una pandemia los trabajadores podrían obtener mejoras salariales, los autores citan un ejemplo histórico, al que califican de extremo, pero que resulta un ejemplo repetido (¿o una conclusión parcial?) “los trabajadores ganan poder en detrimento del capital.” (p. 32.). Sin embargo algo más adelante en el texto afirman lo siguiente:

A diferencia de lo ocurrido en pandemias anteriores, no está nada claro que la crisis de la COVID-19 incline la balanza a favor del trabajo y en contra del capital. Por razones políticas y sociales, podría ser así, pero la tecnología cambia las cosas. (p. 32)

Una referencia de lectura imprescindible nos lleva a recordar que el texto Covid 19: el gran reinicio, debe ponerse en relación con un libro publicado en 2016, cuyo autor es Klaus Schwab y que lleva por título: La cuarta revolución industrial. Las premisas planteadas con anterioridad reflejan en la actualidad una serie de reflejos impactantes. De hecho en una entrevista Schwab afirma que no sólo el Covid – 19 tuvo gran cuota de responsabilidad en el tema de pérdida de empleos, sino que también debe considerarse la cuarta revolución industrial.

PD2:

Para finalizar, otra cita inquietante pero necesaria:

Dentro de algún tiempo (que pueden ser meses o años), habrá dos clases de personas que se encuentren en una situación laboral especialmente sombría: los jóvenes que accedan por primera vez a un mercado laboral devastado por la pandemia y los trabajadores susceptibles de ser reemplazados por robots. Estas son cuestiones fundamentales en la intersección de la economía, la sociedad y la tecnología, cuyas implicaciones definirán el futuro del trabajo. La automatización, en particular, será motivo de gran preocupación. La tesis de que la tecnología siempre ejerce un efecto económico positivo a largo plazo es bien conocida. La esencia del argumento es que la automatización es disruptiva, pero mejora la productividad y aumenta la riqueza, lo que a su vez genera mayores demandas de bienes y servicios y, por tanto, la necesidad de nuevos tipos de empleos para satisfacer esas demandas. Esto es correcto, pero ¿qué sucederá entre el presente y el futuro? (p. 44, negritas en el original)

Sobre las referencias bibliográficas, todas las citas corresponden a:

Schwab, K. Malleret, T. (2020). Covid-19: el gran reinicio. El relámpago antes del trueno. Colonia/Ginebra, Suiza: Forum Publishing.

Fuente:  el autor escribe para OVE

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Las enseñanzas de Comenio para antes de regresar a las escuelas en tiempos de pandemia

 

Por: Miguel Ángel Gallegos Cárdenas*

 

“Hasta ahora hemos carecido de escuelas que respondan perfectamente a su fin”

Juan Amós Comenio. 

 

En el prólogo de la Obra “Didáctica Magna” de Juan Amós Comenio, su autor Don Gabriel de la Mora, señala que en 1970 al cumplirse tres siglos de la muerte de Comenio, la Conferencia General de la ONU invitó a los Estados miembros a conmemorar la obra del insigne Maestro.

Comenio veía en la Educación, el camino para construir mejores pueblos. El visionario maestro fue quien propuso la creación de una Escuela de Escuelas o Colegio Universal o Academia Mundial de Sabios, que fuera conformada por especialistas de todos los países, para guiar y aprender del trabajo asociado promoviendo el mejoramiento de todos. Aquella propuesta se volvería realidad siglos después, con la fundación de la UNESCO en 1945, organismo especializado en materia de Educación, Ciencia y Cultura.

Desde su fundación, la UNESCO y otros organismos internacionales, han señalado las directrices de las políticas que se han de implementar en los diversos países en materia de Educación.

Así, las acciones y políticas que los Ministerios o Secretarías de cada Estado implementan, se sustentan en las recomendaciones emitidas desde dichos aparatos de influencia internacional.

En ese sentido, en estos momentos en que hay polémica sobre la reapertura de las escuelas para el regreso a clases de manera física-presencial, conviene recordar que esta no es una decisión totalmente autónoma de los gobiernos en cada país.

Estas decisiones y más en medio de la pandemia, se toman considerando las recomendaciones del “Colegio Universal” –hoy UNESCO– aludido por Comenio.

Asimismo, es necesario recordar que paralelo a la educación oficial, está la actividad económica, siendo este un factor principal en la toma de decisiones en todos los niveles y sectores.

Así, el lunes 30 de agosto del presente año, llevará al Sistema Educativo Mexicano al encuentro con el destino, ¿Abrir las escuelas para el regreso a clases de manera física-presencial o no?

Recordemos que esa incógnita aplica solo para el nivel de educación básica (Inicial, Preescolar, Primaria y Secundaria). Actualmente este sistema a nivel nacional cuenta con una matrícula de más de 25 millones de estudiantes, cerca de 1 250 000 docentes y más de 230 000 escuelas, considerando al sector Público como al Privado. Una cifra por demás importante.

Las conjeturas sobre si se abrirán las escuelas o no, son formuladas por los más importantes y reconocidos especialistas en educación, hasta periodistas y comunicadores de diversos medios, así como por padres y madres de familia e incluso por los jóvenes estudiantes, sin dejar de considerar a los docentes y funcionarios. Cada quien emite su opinión con base a su posición. Aunque ya se mencionó de qué dependerá la decisión final.

Aunque para quien escribe estas líneas, lo más importante no es si se regresa o no. Lo primordial es, ¿para qué volver a la escuela? ¿Para continuar con el mismo esquema tradicional de siempre o para emprender un nuevo y verdadero proyecto educativo, como el que postuló en su momento Juan Amós Comenio?, pero al mismo tiempo aprovechando las tecnologías digitales con que hoy se cuenta.

El gran maestro Juan Amós llamó Escuela a lo que se aproximaba a “un verdadero taller de hombres; es decir, aquella en la que se bañan las inteligencias de los discípulos con los resplandores de la Sabiduría”. Hoy tenemos la oportunidad de tener aulas y escuelas virtuales. Lo que no debería cambiar es la intención formadora de mujeres y hombres íntegros en toda la extensión de la palabra.

El que escribe considera que es necesario regresar, por supuesto que lo es, sea en el mes de agosto o en cualquier otro momento, pero regresar y mejor aún con la consigna de construir juntos una nueva escuela y un nuevo proyecto educativo. Que sea idóneo para las exigencias que la era digital acelerada por la pandemia han traído.

Lamentablemente la pandemia hizo olvidar a las más de 230 000 escuelas establecidas en el país La mayoría se encuentran abandonadas, dañadas y deterioradas. Desafortunadamente, la sociedad está más enfocada en la discusión pública del regreso a clases o no, que en preocuparse y en ocuparse en hacer algo en favor de los “Talleres de la Humanidad” que tanto nos necesitan a todos.

Necesitamos levantar y acondicionar las escuelas antes de pensar en el regreso. Se regrese el 30 de agosto o no, las escuelas merecerán de ahora en adelante y de manera permanente y constante una gran inversión de todo tipo de recursos. Humanos, tecnológicos, materiales y de planeación y dirección.

Por otro lado, antes de considerar el regreso, también es oportuno repensar la función de la escuela sea física y presencial –o incluso virtual–. Recordar algunos de los postulados de Comenio, escritos en su obra “Didáctica Magna (1630), puede ayudar a resignificar los fines de la escuela, que tiene por objetivo acompañar los procesos formativos:

  • Escuela es la que responde a su fin, al de ser un verdadero Taller formador de hombres.
  • Que la enseñanza sea en lugares destinados para ello, denominándose: Escuelas, Estudios literarios, Auditorios, Colegios, Gimnasios y Academias.
  • Las escuelas serán abiertas para todos. Ricos y pobres, nobles y plebeyos, niños y niñas.
  • En las escuelas se debe enseñar a todos, todas cuantas cosas ayudan a formar hombres completos, aunque unas hayan de ser después de mayor uso para unos que para otros.
  • Que en todas las ciudades, plazas y aldeas se creen escuelas para educar a toda la juventud.
  • Que las escuelas tengan un orden y una organización, porque el orden lo es todo. Se puede enseñar y aprender si se procede con orden.
  • Invertir de la mejor manera las horas destinadas a la escuela.
  • Que lo que se enseñe, se verifique sin castigos ni rigor.
  • Enseñar conocimiento verdadero y sólido, no falso y superficial, para que el hombre se guíe por su propia razón, no por la ajena.
  • Que se deje de memorizar sin un sentido. En su lugar que se penetre hasta la médula de las cosas, para conocer la verdadera significación.
  • Que se genere un Método adecuado para la enseñanza y este sea tomado de la naturaleza.
  • Que cada clase tenga un libro especial y usarlo como una forma de motivar el aprendizaje.
  • Que se usen las imágenes como medios de enseñanza.
  • Que se coloque al niño y joven como centro del fenómeno educativo y que aprendan haciendo.
  • Todo ello, para que con la ayuda de quienes sepan y puedan se entreguen a labor de la enseñanza de los otros, para educar y formar al hombre a través de ciertas disciplinas desde la primera edad.

Si los agentes educativos recuerdan todos estos preceptos y mejor aún si se hace algo por aplicarlos al sistema educativo, seguramente será más importante el cómo y para qué volver, antes que el cuándo.

Todos, alumnos, docentes, funcionarios y padres de familia, tenemos tarea. Gracias por el hermoso legado “Juan Amós Comenio”.


Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org


*Egresado del Doctorado en Ciencias Sociales, en el Área Sociedad y Educación, de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana

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Sobre ideología y ciencia en el pensamiento

 

Por: Alan Luna

Hay que insistir, porque es fundamental, que las ideas abstractas son poco certeras y, por lo tanto, poco científicas. Hay, por lo tanto, una línea muy delgada entre las ideas abstractas y el uso ideológico que se le puede dar a dichas ideas. Uno de los problemas del pensamiento abstracto, dice ya Aristóteles desde los primeros años de la filosofía tradicional, es que en su generalidad no dice nada concreto a cerca de los fenómenos particulares. Dice verdades que por universales son poco exactas. He ahí la necesidad de estudiar los fenómenos tomando en cuenta todo lo que lo determina; Hegel el gran filósofo alemán, ve necesario este tipo de estudio para poder construir un pensamiento verdaderamente científico.

En la historia de las ideas es común la utilización de pensamientos universales con apariencia de verdad, como uno de tantos tipos de falacias que existen para hacer pasar como verdaderos razonamientos falsos. Esto desemboca en una utilización a modo de las ideas abstractas, es decir, una utilización de algún pensamiento con el fin de servir a intereses particulares.

Dos ejemplos nos pueden clarificar al respecto, uno antiguo y otro reciente. En los primeros capítulos de la obra de Victor Hugo Los miserables se describe una escena peculiar. Un obispo visita a un viejo rebelde de la revolución francesa condenado por el pueblo a una vida en soledad como pago por su atrevimiento a intentar cambiar la vida de los franceses. El obispo intenta hacer recapacitar a esa ala desviada de los valores morales elevados diciendo que nadie puede desear la muerte del prójimo y el bien de los seres humanos, pero para el revolucionario no es tan fácil aceptar las abstracciones del obispo. ¿Qué vidas son las que debemos salvar?, ¿por cuáles debemos luchar?, ¿cuáles son los reproches que se le hacen al intento de cambiar la sociedad? Se habla de la sed de sangre que estos procesos desatan en algunos que tienen bien presente las malas condiciones en que han sido obligados a vivir, pero de todo lo que ha ocasionado esa ira —dice el rebelde— no se menciona nada. Está bien luchar por todas las vidas que sufren, pero en la vida real hay que tomar partido y, siendo así, procurar el mejoramiento de la vida de los pobres, que llevan sufriendo más tiempo.

El ejemplo reciente lo podemos encontrar en las manifestaciones en Cuba que se han difundido por los medios de comunicación internacionales como un grito de protesta del pueblo cubano por su liberación. Dejando de lado la comprobada falsificación de las notas en contra del régimen cubano, salta a la vista la utilización tendenciosa de las ideas abstractas de libertad y emancipación. El pueblo cubano puede querer liberarse, ¿de qué?; puede estar inconforme, ¿con quién? Todo esto se pasa por alto para introducir la idea de que el reclamo es con la revolución cubana, como si estuviera deseosa de emanciparse de un yugo que ya no soporta y con las ansias de volver a un pasado que considera mejor. Gente de este tipo seguramente habrá, sobre todo aquella que no conozca bien la historia del pueblo cubano o que no la acepte por intereses personales, pero aquellos que no olvidan su historia deberán reconocer que antes de la revolución Cuba no era un paraíso, salvo para los estadounidenses que hacia de la pequeña isla su lugar de recreo. Por lo tanto, es importante investigar científicamente el problema de la falta de recursos en Cuba, es decir, estudiar cuál es el verdadero origen de la desgracia de su pueblo así como cuáles son los intereses que se ocultan en la campaña en contra de su revolución difundida por los medios de comunicación del imperio, a riesgo de contribuir a la campaña internacional de desinformación.


Alan Luna es filósofo por la UNAM e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

 

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Más ojos para la promoción horizontal

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

 

El juicio que alumnos y padres de familia realicen sobre la labor docente podría tener limitaciones al no poseer los elementos para hacer una valoración más técnica y específica…

Al menos desde el programa Carrera Magisterial, muchos han advertido sobre la desvinculación de la promoción horizontal a través de incentivos económicos con el desempeño cotidiano de los profesores de educación básica: se premia a quien responde bien un examen, asiste a cursos de actualización, tiene mayor antigüedad o grado académico o redacta un plan de clase bajo ciertos requisitos, sin que los factores anteriores necesariamente redunden en una mejor acción profesional.

Si de por sí es motivo de discusión que la suficiencia salarial dependa de la participación en programas compensatorios, lo es también el grado de relación de éstos con el desempeño profesional de los docentes.  El Programa de Promoción Horizontal por Niveles con Incentivos en Educación Básica, vigente a partir de 2021, establece, como su primer objetivo general, propiciar que el desempeño de los docentes “esté enfocado a lograr […] el máximo logro del aprendizaje de los alumnos y su formación integral” (SEP, 2021, p. 9), mientras que, en la misma sintonía, en los objetivos específicos contempla “incentivar al magisterio para favorecer el logro de los mejores resultados educativos mediante su labor cotidiana” (SEP, 2021, p. 9). Vale la pena revisar en qué medida factores que son considerados, como antigüedad, grado académico, desarrollo profesional (formación, capacitación y actualización) o exámenes escritos de conocimientos y aptitudes, impactan en aquello que representa el propósito esencial del programa.

Dentro del programa de promoción horizontal actual destaca la inclusión del factor de evaluación denominado Reconocimiento al buen desempeño, que “consiste en la valoración [a través de una escala de percepción] que realizan las madres, padres de familia o tutores y los educandos de la labor cotidiana de los participantes para favorecer el máximo logro de aprendizaje” (SEP, 2021, p.17).  La idea, de entrada, no suena mal: suele decirse que “los alumnos, los propios docentes y las familias por lo general no se equivocan cuando distinguen a un buen profesor de un mal profesor” (Tenti, 2013, p. 137).

La opinión de un alumno o padre de familia parecería más apegada al desempeño real de un profesor que las respuestas a un examen escrito, su grado académico o su antigüedad. Sin embargo, la instrumentación de este factor de evaluación representará un reto importante: qué aristas de la labor docente pueden ser valoradas por alumnos y padres de familia, qué criterios determinarán la selección de informantes para evitar que las respuestas sean sesgadas, quién se encargará de la aplicación de las escalas de percepción, cómo evitar que éstas se conviertan en simples encuestas de satisfacción como si se tratara de un servicio empresarial, etc.

El juicio que alumnos y padres de familia realicen sobre la labor docente podría tener limitaciones al no poseer los elementos para hacer una valoración más técnica y específica. Emerge entonces la necesidad de complementarlo mediante otras perspectivas. En ese sentido, las funciones de las autoridades escolares, es decir, los directores y supervisores, pueden ser vinculadas a los procesos de valoración de los profesores. Se podría aprovechar que estos dos actores tienen un lugar privilegiado para analizar el desempeño de los maestros: ambas funciones implican el contacto permanente y directo con el docente en su labor cotidiana.

Si se considera que “la virtud (la calidad del docente) está en la ejecución y en la actuación, y no en el producto” (Tenti, 2013, p. 132) y que en la docencia “el virtuosismo práctico tiende a predominar sobre el saber codificado (o teórico metodológico)” (Tenti, 2013, p. 124) entonces resulta necesario crear mecanismos para atestiguar el acto profesional del maestro: valorar a aquel que quizá nunca leyó a Freire pero enseña a sus alumnos a preguntar más que a responder o a aquel que en el examen se equivocó en la pregunta sobre Vygotsky, pero en el aula practica el andamiaje con sus estudiantes. La inclusión de directivos y supervisores permitiría tener un acercamiento más nítido y contextualizado al desempeño del profesor, lo que no es posible mediante instrumentos como las pruebas escritas o las escalas de percepción de los padres de familia.

El involucramiento de directivos y supervisores en los procesos de evaluación docente se presenta en otras regiones. En Uruguay, por ejemplo, sus juicios influyen en el avance de los profesores en el sistema escalafonario: en el caso de los inspectores, emiten “juicios [que] deben considerar la capacidad técnico-pedagógica; la conducción del proceso de enseñanza aprendizaje; la planeación y el desarrollo del curso” (Martínez Rizo, 2016, p. 77), entre otros elementos, mientras que los directores realizan valoraciones sobre “la aptitud y preparación del maestro, su iniciativa, su disposición al trabajo colaborativo, su asiduidad y puntualidad, las relaciones humanas, el interés por los alumnos y su trato con ellos” (Martínez Rizo, 2016, p. 77). En otros países, como Cuba, Ecuador, Chile y Portugal, los directores y supervisores participan también en los procesos de evaluación de los docentes (Martínez Rizo, 2016).

En suma, se podría asumir (en espera de su implementación) que la incorporación de más agentes de evaluación, como los padres de familia y los alumnos, es un acierto en los procesos de promoción horizontal de los docentes de educación básica. No obstante, deben esquivarse los riesgos que esta práctica representaría: no se debe olvidar que, en el pasado, ejercicios de coevaluación para el otorgamiento de incentivos caían en la simulación. No se minimiza el valor de las escalas de percepción emitidas por padres y alumnos, pero su mirada debería ser complementada, pues ninguna ofrece un panorama completo, sobre todo si se trata de valorar algo tan complejo como el desempeño del profesor: surge entonces la conveniencia de involucrar a directivos y supervisores en la emisión de valoraciones más finas sobre aspectos profesionales y, así, vincular con mayor fuerza la evaluación por la promoción horizontal al desempeño cotidiano.


 

REFERENCIAS

Martínez Rizo, F. (2016). La evaluación de docentes de educación básica. Una revisión de la experiencia internacional. México: INEE.

SEP. (2021).  Programa de Promoción Horizontal por Niveles con Incentivos en Educación Básica. México: autor.

Tenti, E. (2013). Riqueza del oficio docente y miseria de su evaluación. En M. Poggi (coord.), Políticas docentes. Formación, trabajo y desarrollo profesional. UNESCO.

 

Fuente de la información:  http://proferogelio.blogspot.com/

 

 

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Los saberes docentes bajo un contexto de pandemia

Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso

 

Ha sido el texto clásico de Maurice Tardif, “Los saberes del docente y su desarrollo profesional”, Editorial Narcea, 2005) quien nos has aportado una serie de elementos que sirven para entender el origen y desarrollo de los saberes docentes, dicho autor reconocía de inicio que hay pocos estudios consagrados a los saberes de las y los profesores y veía la importancia de relacionar el trabajo docente con los saberes pedagogos o los saberes profesionales en Pedagogía. De hecho Tardif reconoce desde el año 2005, en que concluye parte de sus investigaciones, ahí reconoce e que el saber docente se compone en realidad de diversos saberes provenientes de distintos campos disciplinares: saberes disciplinarios, curriculares, profesionales y psicopedagógicos entre otros, todos ellos se articulan en la acción, y Tardif le da una especial importancia a la experiencia docente, los saberes disciplinares se articulan desde o a partir del saber experiencial.

La pregunta que hacemos ahora, a partir de todo lo anterior, es ¿si aplica que los saberes docentes se movilizan igual en un contexto de pandemia? La respuesta que podemos dar es que no es así. Si bien existe una base de relación o vinculaciones entre las distintas formas de saber docente para cualquier contexto la pandemia debería de articularse con todo lo anterior.

Pero la hipótesis que hemos impulsado desde hace varios artículos y que forma parte de una investigación que venimos desarrollando un grupo de colegas en la Universidad Pedagógica Nacional (campus Guadalajara) es afirmar que la pandemia ha generado una serie de exigenedicvas nuevas (inéditas), que van más allá de los saberes prácticos tradicionales que los docentes han acumulado durante tantos años.

Y se puede decir que este es el quid de nuestro trabajo, la pandemia ha confrontado y por lo tanto paralizado en varios casos, muchos de los sobres de los docentes al exigir nuevos contenidos para la acción que no estaban contemplados en el esquema tradicional de acumular conocimientos prácticos y de hacerlos evidentes en la acción pedagógica.

En las nuevas exigencias o en las exigencias inéditas, cuando menos se reconocen tres grandes componentes:

  1. El conocimiento práctico en el uso de dispositivos electrónicos, manejo de plataformas digitales y educación bajo un esquema basado en la virtualidad, etc.
  2. El saber para ser capaz de crear un clima de aprendizaje basado en formatos remotos o a distancia y poder mantener una tendencia y proponer y consolidar aprendizajes con los sujetos a cargo de dichos docentes y
  3. El conocimiento para la atención de alumnas y alumnos bajo un contexto de educación a distancia.

De esta manera entonces, se reconoce categóricamente que el contexto de pandemia exige y requiere nuevos saberes que se enlacen con los saberes docentes clásicos (por llamarles de esta manera) para poder responder a la nueva demanda que reclama el entorno social y educativo. Muchos docentes hombres y mujeres han intentado responder de la mejor manera, pero también han reconocido algunas incapacidades prácticas para responder ante este nuevo escenario.

La pandemia ha servido entre muchas cosas para interpelar fuertemente a las y los docentes, los conocimientos acumulados y el sustento en donde descansa su práctica de todos los días. Pero también la pandemia ha servido ineludiblemente, para abrir nuevas posibilidades de desarrollo profesional. Se trata por lo tanto de conocer en dónde están esos obstáculos y de qué manera se pueden aprovechar las oportunidades para el cambio y la mejora que ofrece la misma pandemia, e incrementar exponencialmente los saberes docentes y que respondan ante cualquier contexto.

Por ultimo habría que pensar en un esquema de capacitación que reconozca esta realidad compleja ante la que estanos, dicha realidad no sólo está asociada a nuevos escenarios; sino también a la capacidad para responder a ellos, en términos de prácticas educativas. Todo se sintetiza en una última pregunta ¿Cómo es que se sugiere que sea la práctica educativa en un contexto de pandemia y cuáles son los sobres docentes que deberán hacerse evidentes en la acción para dar una respuesta positiva ante todo ello?

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org

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