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LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS ELECTORALES

Por: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza

Un primer vistazo al campo de batalla

Nos encontramos otra vez en pleno período electoral. Como cada seis años. Sin falta, y eso es el primer punto para destacar: el calendario se cumple y la renovación de los poderes federales se hace a través del voto universal y directo, aunque no tan secreto.

Lo cierto es que no se ha faltado en muchísimo tiempo a la cita establecida por las leyes electorales del país. La democracia representativa, dirían los clásicos, sigue funcionando, parece no tener ya disputas en el escenario ideológico como antes, cuando se contrastaba con la democracia directa, la del pueblo trabajador, la de los soviets o de los consejos.

Más aún, esas mismas formas de la democracia directa fueron absorbidas poco a poco, incorporándose a la legislación con los mecanismos revocatorios: la del pueblo, en los comités de participación social; la de los soviets, pues esa no hay por acá; pero la democracia de los consejos se ha transmutado en los consejos escolares, en los comités barriales y en los presupuestos participativos. Así que la democracia representativa, formal, burguesa o como se le quiera llamar, va. Junto con ella, va también la guerra electoral; y como en todas las guerras, se vale de todo.

Antes, digamos en los años setenta y ochenta del siglo pasado, había campañas pero difícilmente combates, menos aún guerras durante los períodos electorales. Ni siquiera verbales. No había incertidumbre tampoco, antes de las elecciones ya se sabía el ganador. Las reyertas se daban al interior del PRI. El exterior estaba dominado por las leyes, los organismos electorales, las policías de seguridad y el ejército.

Quizá los excesos retóricos empezaron en 1982, cuando hubo varios partidos de izquierda y el PRI sacó una consigna inolvidable: “Para seguir siendo libres”. Quizá fue el inicio, porque seis años después ninguna frasecita pudo encubrir un descarado fraude electoral y una campaña violenta, un verdadero ajuste de cuentas, que le costó la vida a cientos de militantes del PRD. Hay que decirlo claro: un fraude y una campaña violenta instauraron el neoliberalismo violento. Claro, junto con él, una verdadera avalancha cognitiva contra el populismo, el Estado interventor y el régimen de la posrevolución.

De ahí en adelante, las citas electorales nunca volvieron a ser lo de antes. Se cumplieron fielmente, sin duda alguna, como en 1994, otra vez con amenazas de perder lo ganado en seis años neoliberales. Solo para encontrarse meses después con la peor crisis económica de la segunda mitad del siglo XX y sus secuelas institucionales, como el FOBAPROA, esa otra guerra, esta vez presupuestal, contra la población.

El 2006 fue un momento fundamental en la belicosidad electoral, sobre todo porque como veinte años antes, la disputa era “entre proyectos de nación”. La continuidad neoliberal  o algo así como un nacionalismo de izquierda, con un lema poderoso: “por el bien de todos, primero los pobres”,

El campo electoral se volvió un territorio de guerra sin cuartel. Desde la presidencia de la república se orquestó una estrategia en la que participaron todos los poderes del Estado, para impedir primero la participación, después el triunfo del candidato Andrés Manuel López Obrador. El arsenal discursivo de la “guerra fría” fue actualizado: “Venezuela”, “Cuba”, “La dictadura”, “La escasez”, y frases similares salieron a relucir una y otra vez. Por supuesto, acompañados con las amenazas de siempre: “te van a quitar tu casa, tu dinero y tus hijos”, “viene la dictadura castrista-chavista” y demás artilugios retóricos que asustaron hasta a los que no tenían nada que perder.

La gran distancia que existía entre el candidato del PRD y el del PAN, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, fue reduciéndose poco a poco, a golpe de mentiras y de programas de televisión, de periodistas y opinadores bien aceitados con dinero público.

El resultado fue otro fraude electoral…y otra guerra: la guerra con el narcotráfico, una conflagración que costó cientos de miles de muertos, desaparecidos y desplazados. Otra vez se confirmó: el neoliberalismo requiere de fraudes y violencia para imponerse o para continuar.

Seis años después, el 2012 fue más que nada una guerra propagandística en la que a fuerza de imágenes y dinero se impuso el candidato del PRI. Obviamente, como en 2006, con la aquiescencia de los poderes electorales.

En 2018 se intentó repetir la misma  fórmula de doce años antes. No se logró, la brecha de la intención del voto nunca se cerró. No hubo oportunidad del fraude. Eso y los acuerdos con el presidente Peña Nieto, que terminó el sexenio con los peores niveles de aceptación registrados.

Lo interesante de la elección de 2018 es que la guerra cognitiva neoliberal fue derrotada por una iniciativa de cambio, con la promesa de acabar con el neoliberalismo y con un arsenal retórico y declarativo sin parangón, ya no por su radicalidad, como en 2006, sino por la configuración de una fuerza electoral interclasista, en la que participaban desde la izquierda proveniente del Partido Comunista Mexicano hasta empresarios, políticos de todos los partidos, trabajadores, campesinos y, de manera particular, maestros y maestras.

El magisterio fue uno de los contingentes más numerosos de la coalición “Juntos Haremos Historia”.  Después de años de lucha contra la reforma educativa neoliberal del Pacto por México, de maestros despedidos, heridos, encarcelados, despreciados; de maestras acosadas, golpeadas y humilladas; de pobladores muertos y perseguidos, la promesa de cancelar la reforma fue suficiente para que alrededor del 75% de los y las maestras, votaran por Andrés Manuel López Obrador.

Los discursos de odio, las fake news, las mentiras y demás tácticas del amedrentamiento y el odio electoral se estrellaron frente al hartazgo, el enojo y la esperanza del cambio.

Después de cinco años del triunfo electoral de MORENA y sus aliados, la guerra electoral continúa. A decir de algunos de los comentaristas allegados al PRIANRD y a su candidata Xóchitl Gálvez, se trata de acudir a “una guerra sucia”, pero en serio.[1] Lo hemos visto ya en semanas recientes. Y así seguirá., hasta las elecciones … y después de ellas.

¿Qué papel juega el magisterio ahora? La situación es muy distinta a la de 2018.

En primer lugar, se “canceló la reforma educativa neoliberal”, dijo y sigue diciendo el gobierno; la crispación magisterial se disipó, también las resistencias y movilizaciones. De hecho, la paz educativa es uno de los logros de la IV T. Podría decirse incluso, que hay una suerte de entendimiento entre las fuerzas reales del magisterio, el SNTE y la CNTE, con AMLO, no sin diferencias y enojos. Lo cierto es que en cinco años, han convivido sin muchos aspavientos, excepto por las desavenencias protagonizadas por la sección VII de Chiapas y en los últimos seis meses, con sectores docentes de Michoacán, Guerrero y Ciudad de México.

Hoy, al final del gobierno de la 4T, encontramos tanto al presidente del SNTE en las listas al senado, como a viejos cuadros de las resistencias desempeñándose como funcionarios en puestos directivos de la SEP. Los críticos callaron a fuerza de cargos y cheques de nómina.

No obstante, poco a poco las técnicas y tácticas de control magisterial se han desgastado. En primer lugar, la reforma constitucional no se canceló, se mantuvo, legitimó y profundizó. Hoy ya se advierte en amplios sectores de trabajadores de la educación, que la promesa de la cancelación no fue cumplida, aunque se reconoce la eliminación de la evaluación por desempeño.

En segundo lugar, la prometida revaloración social del magisterio sigue pendiente. Las responsabilidades docentes continúan creciendo, el tiempo de trabajo aumenta, los salarios disminuyen, las expectativas de movilidad profesional y salarial están bloqueadas por el USICAMM.

Pero sobre todo, se advierte algo así como una decepción ante las falsedades de la retórica presidencial. Los salarios no han llegado a 16 mil pesos mínimo, las negociaciones se han suspendido durante meses, continúan despedidos docentes que se opusieron a la reforma neoliberal, no hay revaloración materializada  en acciones concretas y los compromisos político-sindicales con los charros están a la orden del día. Es decir: un poco como lo de antes, pero ahora, sin esperanzas de cambio.

Lo peor es que durante estos cinco años de IV T educativa, ocurrieron al menos, dos acontecimientos que pusieron a prueba al magisterio, mostrando la absoluta centralidad de los y las maestras en el sistema educativo nacional.

El primero fue la pandemia del COVID 19. Durante casi dos años, la continuidad pedagógica fue garantizada por los y las maestras a costa de su dinero, de su tiempo, de su casa y su familia. ¿Qué obtuvieron al final? 720 pesos y un reconocimiento deslavado.

El segundo acontecimiento es el plan de estudios para educación básica 2022 y los nuevos libros de texto. Una reforma curricular novedosa, rupturista incluso, que desató los demonios más conservadores de la oposición, pero también de maestros y de maestras, padres de familia, comentaristas, jueces y gobiernos estatales.

Una reforma curricular progresista, incluso revolucionaria, a decir de los libros de texto, reclama con urgencia el apoyo del magisterio para llevarla a cabo. Pero la retórica nunca es suficiente para la puesta en acto de los proyectos del aula, de la escuela y la comunidad.

La presunta colaboración del magisterio en la formulación del Plan de Estudios es un exceso que raya en la falsedad. Ciertamente fueron convocados algunos maestros, otros colaboraron gustosamente, pero los problemas de legitimidad y de implementación del nuevo plan de estudios no existirían si la reforma hubiera surgido realmente desde abajo, con mayor razón cuando se trata de una reforma que pretende caminar en sentido totalmente contrario a la precedente, y por lo mismo, requiere de la comprensión, aprobación y el compromiso magisterial, no solo de la fuerza de trabajo docente.

Nos parece que éstas dos cuestiones tendrían que  ser son de los aspectos más relevantes del campo educativo en las campañas electorales.

Por una parte, el compromiso incumplido de la revalorización magisterial posterior a la cancelación fake  de la reforma constitucional. Por la otra, la continuidad de la Nueva Escuela Mexicana, el plan de estudios de educación básica 2022 y los nuevos libros de texto.

Sobre estos dos puntos se desarrollan los combates educativos del proceso electoral en educación básica. El análisis de las propuestas electorales, de los y las candidatas, de las iniciativas y los efectos, de los problemas y sus derivas, es el propósito de los Cortocircuitos de las siguientes semanas.


[1] https://laoctava.com/trending/2024/03/05/jorge-castaneda-sugiere-a-la-oposicion-haga-guerra-sucia-contra-sheinbaum

Fotografía: Mcarmonacurtido

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

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Hegemonía, cultura, lenguaje: un campo de lucha

La herencia de Antonio Gramsci ofrece, entre otras aportaciones, una perspectiva fructífera para analizar la hegemonía como algo dinámico, contradictorio, sujeto a un conjunto de fuerzas que la disputan. Análisis como los de Rhina Roux y Ana Esther Ceceña son algunos de los testimonios de lo fecundo que es pensar la hegemonía como una relación, dinámica e inestable.

Cuando se piensa la hegemonía como proceso, como algo que sucede en el tiempo, que está sucediendo ahora, hegemonía como un campo de fuerzas que siempre está en juego, y por tanto en disputa, entonces el poder (no solo la dominación, sino los contrapoderes de luchas y resistencias) también se desobjetiva, se desreifica: el poder se entiende como una relación, una relación que necesita actualizarse y es siempre cambiante.

“Lo que aquí se propone es comprender la hegemonía, usualmente entendida como sinónimo de “ideología dominante” o de “consenso”, en términos menos esencialistas y más procesuales y dinámicos: como un vocablo que permitió a Gramsci conceptualizar el conflictivo proceso político y cultural de conformación de una relación estatal, así como su disputada y frágil reproducción en las prácticas cotidianas, el lenguaje y las mentalidades.” (Rhina Roux)

En una sociedad fracturada, atravesada siempre por jerarquías, asimetrías, inequidades, opresiones, resistencias y luchas, lo que los sujetos individuales producen y reproducen está también atravesado por sus posturas, sus posiciones, respecto a esa sociedad. Así, la cuestión del poder y la hegemonía no puede desligarse de los fenómenos que nos hacen humanos como el lenguaje (el habla articulada, la lectoescritura, la lengua) y la cultura (la producción, reproducción y constante trato con significantes, con símbolos, con actividades y objetos cargados de significación colectiva).

Es central el lenguaje:

“Lo verdaderamente notable de la condición humana se refleja mejor en la historia de la Torre de Babel, en la que la humanidad, con el don de una única lengua, se aproximó tanto a los poderes divinos que Dios se sintió amenazado. Una lengua común conecta a los miembros de una comunidad con una red de información compartida con unos formidables poderes colectivos. Cualquiera se puede beneficiar de los toques de genialidad, los golpes de fortuna o el saber espontáneo de cualquier otra persona, viva o muerta. Además, las personas pueden trabajar en equipo, coordinando sus esfuerzos mediante acuerdos negociados.” (Steven Pinker)

El habla nos permite no solamente comunicarnos, sino debatir, dialogar, poner en la mesa acuerdos y disensos, llegar a acuerdos, pactar acciones colectivas: hacer política. Por ello el lenguaje es de suyo político.

Entonces, todos los integrantes de una totalidad social son productores y constantemente activos en el intento de hegemonizar el lenguaje y la cultura, tanto el poder como todos los sectores o clases subalternas. Participamos todos en la apropiación de lo tradicional, en el consumo activo de lo producido por la cultura hegemónica, en el constante diálogo y disputa por establecer los signos y las referencias de quiénes somos, qué destino seguimos, cómo nos ordenamos en sociedad. Establecer una idea del mundo, de la sociedad, de la historia, y por ello también de lo que debemos ser.

Saber que la hegemonía no es unidireccional ni estática permite leer los procesos sociales, políticos, culturales y lingüísticos (el habla, la escritura) de una manera más compleja: el poder construye constantemente su hegemonía, produce y fabrica consenso, pero su mandato no queda intacto al ser acatado e incluso obedecido, pues el significado se modifica en cada sector, en cada individuo, en cada generación, y por eso el poder tiene que estar trabajando todo el tiempo en la defensa de su discurso, su idea de cómo es el orden normal. Y los grupos subalternos construyen significados que dialogan o compiten con ese discurso, también se disputa el “sentido común”.

Por otra parte, los subordinados, las clases subalternas, no producen su propia cultura sin interactuar con la cultura oficial, estatal o privada, hegemónica. Responden a los discursos y significantes del Estado, del nacionalismo, el populismo, el mercado, con producciones sígnicas o simbólicas (culturas) propias que combinan lo tradicional y lo moderno, lo culto y lo popular, lo hegemónico y lo contracultural.

No nos gusta el término “híbrido” que usa Néstor García Canclini para aludir a esas mezclas que transgreden las dicotomías culto/ popular, tradicional/ moderno, hegemónico/ subalterno, porque un híbrido, en la biología, es una mezcla de dos especies cuya descendencia es estéril. Hay algo de la “hybris”, la transgresión de límites que los griegos desaconsejaban (“Nada en demasía”). Pero en efecto, esos límites se rompen, no son fronteras fijas, son combinaciones fecundas, fructíferas como la interacción entre géneros musicales, por ejemplo.

Dada esta complejidad de los fenómenos de hegemonía, lenguaje y cultura, el estudio de los mismos, así como del poder y de los sujetos frente al poder, no puede ser agotado por una sola ciencia o disciplina: lo económico, la ciencia política, la jurídica, sino que tiene que buscar una interdisciplina o una transdisciplina con elementos de estudios lingüísticos, culturales, antropológicos, sociológicos, de la comunicación, filosóficos.

Incluso las teorías mismas no son meros espejos neutrales que nos devuelven la imagen del objeto o del fenómeno. Ellas mismas están ubicadas e inmersas en posturas, posiciones, puntos de vista que pueden y deben ser críticos, incluso críticos de sus propios instrumentos o andamiajes teóricos. Asumir una postura teórica es ya una política. Foucault es claro en ello: el poder produce regímenes de verdad y quienes resisten producen también saberes desde la resistencia y la lucha.

La hegemonía se revela así como un elemento fecundo en posibilidades: puede asomarse el lector, el investigador, el militante, al mundo histórico contemporáneo comenzando por cualquier ventana (la lengua, la cultura, la política, la economía, etcétera), y pronto encontrará las relaciones que hacen que en cada producción lingüística, cultural, artística, se muestren las fuerzas que intentan hacer prevalecer su régimen de verdad, las que pretenden definir qué es lo justo, qué es lo correcto, qué es lo normal, o hacia dónde está bien que se dirija el proceso social el deber ser, la utopía-horizonte.

Y aún si los participantes tienen elementos desiguales en la disputa, por ejemplo, el capital y sus Estados y empresas  transnacionales cuentan con avasallantes tecnologías, bélicas, industriales, de armamentos, enseres domésticos, alimentos, medicamentos, medios y tecnologías de comunicación, entretenimiento, información, libros, educación, etcétera (Ana Esther Ceceña); por el otro lado, las sociedades, los pueblos, las comunidades, los grupos, los individuos, no asisten pasivamente a consumir los productos y las ideas de los grupos dominantes, sino a modificarlos, resignificarlos, reelaborarlos, apropiarse algunas cosas, pero rechazar y contestar otras. Y contraponer sus propias producciones y creaciones, sus propios símbolos.

Es por ello que ninguna práctica política, ninguna militancia, ninguna agencia puede simplemente contentarse con la acción, ni siquiera si es masiva y puede obtener victorias inmediatas, porque así como los grupos subalternos pueden resignificar incluso productos elaborados desde el poder, también la hegemonía dominante puede cooptar y refuncionalizar los discursos, prácticas, consignas y símbolos contestatarios para tratar de neutralizarlos y domesticarlos.

Un ejemplo interesante es la ideología multiculturalista. Como bien explica Consuelo Sánchez: el multiculturalismo es una construcción del liberalismo. Básicamente propone tolerar las diferencias, las diversidades, especialmente culturales, lingüísticas, la diversidad sexual, como elecciones privadas, siempre en el marco de una hegemonía liberal, es decir, individualista, burguesa, capitalista, defensora de la propiedad privada y el “libre mercado”.

A los indígenas mexicanos, ´por ejemplo, el multiculturalismo del Estado mexicano les permite respetar su diversidad lingüística, cultural, su arte-artesanías, sus rituales y cultos, pero no admite su derecho al territorio. La hegemonía liberal, desde el triunfo de la generación de Benito Juárez y Lerdo de Tejada, ha puesto énfasis en expropiar el territorio (y la autonomía) indígena. Se trata de poner en el mercado las tierras que los indígenas han defendido desde la colonia, la Nueva España. La concentración de la tierra en unas pocas manos durante la dictadura del liberal Porfirio Díaz fue el resultado de la Reforma: el libre mercado no propicia la pequeña propiedad, sino el latifundio, y, en general, la acumulación de la tierra y de los medios de producción en pocas manos.

Así los neoliberales que han gobernado México desde al menos 1982 a la fecha no podrían tolerar que los pueblos, comunidades y organizaciones indígenas, como las comunidades zapatistas o las del Congreso Nacional Indígena, y otras, reclamen su territorio: tierras, aguas, bosques, selvas, desiertos, lagos, etcétera. Para ellos, reconocer la autonomía y el derecho indígena al territorio rompe con el paradigma liberal de la propiedad privada (o estatal, que no es lo mismo que social, colectiva, mucho menos comunitaria) de la tierra.

Por eso fueron los partidos de todo el espectro político los que se negaron a aprobar los Acuerdos de San Andrés, reviviendo el argumento de Ginés de Sepúlveda frente a Fray Bartolomé de las Casas: los indígenas no pueden autogobernarse. El fantasma de que aprobar los “usos y costumbres” indígenas llevarían a la violación de derechos humanos, especialmente los derechos de las mujeres (a pesar de que las mujeres indígenas han ido reivindicando sus derechos sin abandonar la lucha por la autonomía y los derechos y cultura indígenas) es un argumento análogo a los que en el siglo XVI acusaban a los indígenas de idólatras, paganos, propicios a los sacrificios humanos.

En realidad, se trata del territorio. Escribió María de Jesús Patricio Martínez:

“Los pueblos originarios tienen una relación estrecha, tamizada por sus tradiciones, con la Madre Tierra y con el territorio que ocupan; en él se incluyen la tierra, el aire, el agua y el bosque.”

Los pueblos indígenas tienen una relación diferente con la tierra, que no es un objeto, ni puede ser propiedad privada: incluso es madre: Madre Tierra, Pachamama, la Madre Ceiba de los mayas. Por ello proponen que la tierra sea no propiedad,  lo común. (EZLN, comunicados de 2023) Esto es una herejía inaceptable para el liberalismo, para el cual la tierra es un “recurso natural”  apropiable, explotable, privatizable o estatizable.

Por ello el límite liberal es, claro, multiculturalista: puedes ser diferente y diverso en todo lo simbólico, cultural, folklórico, la cultura popular, pero la tierra y el territorio deben ser asunto solo de la economía capitalista, el mercado o el Estado nacionalista.

Contra ello, los pueblos indígenas construyen una resistencia no solo de facto, con sus autonomías y su defensa del territorio, sino con saberes, conocimientos y teorías: muestra de ello son los textos de zapatistas, indígenas del CNI, los mapuche en América del Sur y otros pueblos y autores indígenas. Como otros sectores, clases, etnias y grupos subalternos, los indígenas construyen otro sentido común desde el cual se lee diferente la vida y se propone otro modo de organizarse colectivamente. Lo mismo pueden hacer, y hacen, otros sectores, clases y grupos subalternos: luchan por la hegemonía, la disputan, pelean por su derecho a vivir en paz en el mundo, e incluso trabajan por un mundo en que quepamos todos.

Fuente de la información e imagen:  https://zapateando.wordpress.com

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Desarrollo inhumano en la civilización del derroche

Por: Sergio Ferrari

Entre la continuidad de las guerras, la crisis climática y la profundización de las disparidades sociales planetarias, el sistema internacional sigue mostrándose desorientado, por no decir en bancarrota. A nivel global, la desigualdad sigue en aumento. No hay forma de retomar el esfuerzo por reducirla que prevaleció durante las dos décadas que precedieron a la pandemia del COVID-19. Y al mismo tiempo, millones de toneladas de alimentos van a la basura.

El Informe de las Naciones Unidas “Romper el bloqueo: reimaginar la cooperación en un mundo polarizado”, publicado a mediados de marzo, constata que a pesar de que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2023-2024 fue récord, las disparidades entre los países enriquecidos y los empobrecidos son cada vez mayores. Mientras los primeros experimentaron una mejoría sin precedentes, la mitad de las naciones más pobres del mundo sigue perdiendo y se encuentra por debajo de sus niveles anteriores a la crisis sanitaria (https://reliefweb.int/report/world/informe-desarrollo-humano-2023-2024-snapshot-espanol).

Según este índice, Suiza, Noruega e Islandia ocupan los primeros puestos, mientras que Estados Unidos se sitúa en la posición número 20 y España en la 27. Chile, en el lugar 44, encabeza la lista de naciones latinoamericanas mejor ubicadas, seguido por Argentina (48) y Uruguay (52). Honduras (138) se ubica a la cola del continente. República Centroafricana, Sudán del Sur y Somalia son las naciones más rezagadas del mundo. (https://hdr.undp.org/data-center/country-insights#/ranks).

Un país obtiene un IDH más alto en la tabla de clasificación cuando mejoran su esperanza de vida, nivel de educación e ingreso nacional bruto per cápita (INB) así como el índice de Paridades de Poder Adquisitivo (poder de compra de sus habitantes en relación a otras naciones). No faltan las críticas a este sistema de medición porque el mismo no toma en cuenta todos los criterios que realmente hacen a un desarrollo humano integral exitoso.

Según las Naciones Unidas, Estados Unidos, “el país más rico del mundo, ocupa, un sorprendente vigésimo lugar en la clasificación, dado que el Índice de Desarrollo Humano incluye indicadores que van más allá de la mera renta per cápita y tiene en cuenta factores como la esperanza de vida y la educación”.

Al presentar el Informe 2023-2024, el diplomático alemán Achim Steiner, nacido en Brasil, y actual administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (PNUD), reconoció que la brecha entre países ricos y pobres sigue aumentando. “A pesar de que nuestras sociedades mundiales están profundamente interconectadas”, afirmó Steiner, “nos estamos quedando cortos”.  Por esa razón, según el funcionario, se debe aprovechar la interdependencia entre las naciones, así como las capacidades mutuas, para hacer frente a los retos compartidos y existenciales y garantizar que se cumplan las aspiraciones de la gente.

Detrás de las estadísticas hay un significativo costo humano, precisó Steiner, pues el fracaso de la acción colectiva para controlar el cambio climático, humanizar la digitalización y reducir la pobreza y la desigualdad no solo obstaculiza el desarrollo humano, sino que también aumenta la polarización y erosiona aún más la confianza en las personas y las instituciones en todo el mundo.

Causas políticas de la injusticia mundial

¿Por qué se ha invertido la tendencia favorable de dos décadas de reducción constante de las desigualdades entre países ricos y pobres?, se pregunta el PNUD. Las respuestas son varias y complementarias, según su informe difundido en marzo.

En primer lugar, el mundo confronta una nueva era con el nivel más alto de conflictos armados desde 1945, con un aumento significativo de víctimas y desplazados. En 2022, el máximo histórico, los desplazados superaron los 108 millones, más de dos veces y media el nivel de 2010.

En segundo lugar, las consecuencias de la pandemia, que provocó pérdidas permanentes, incluidos 15 millones de vidas, ha proyectado una larga sombra sobre el desarrollo humano. Como lo señala el informe, “Los países pobres, a menudo con sistemas sanitarios y redes de seguridad social menos resistentes, han sido especialmente vulnerables a estos impactos”. Significativamente, los países desarrollados se recuperaron mucho más rápido.

Las estadísticas confirman esta “recuperación desigual tras la pandemia”: en 2023, los 38 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alcanzaron puntuaciones más altas del Índice de Desarrollo Humano que en 2019. En tanto, más de la mitad de los 35 países menos adelantados (PMA) experimentaron un deterioro.

Finalmente, el cambio climático: “La falta de avances sustanciales en la acción climática mundial agranda aún más la brecha entre las naciones ricas y las pobres”, afirma el PNUD. Particularmente en una región tan vulnerable a catastróficos fenómenos meteorológicos como lo es América Latina y el Caribe, con frecuentes inundaciones, tormentas, sequías y deslizamientos de tierra, entre otros. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el periodo 2016-2023 se registraron 90 desastres naturales; más de 52,8 millones de personas se vieron afectadas y 5.600 perecieron.

Por qué resulta tan problemático lidiar con estas desigualdades, se pregunta el PNUD, tras lo cual identifica varios factores críticos. Por un lado, una real falta de cooperación mundial debido a las tensiones geopolíticas y la falta de una gobernanza eficaz a escala internacional. A pesar de poseer importantes riquezas y capacidades tecnológicas como para abordar retos globales sin precedentes, puntualiza el Informe, “las respuestas del mundo han sido inadecuadas, lo que dificulta cada vez más la búsqueda del desarrollo sostenible y la paz”. Esta situación repercute negativamente, en especial, sobre los países y las personas más pobres.

Por otro, la polarización en distintas esferas de la sociedad mundial, desde la política hasta la salud pública.

Finalmente, un aumento del populismo y el nacionalismo en muchas regiones del mundo, dinámicas que determinan que se prioricen intereses nacionales por encima de la cooperación y la equidad mundiales. De esta manera se socavan los esfuerzos por reducir las desigualdades entre las naciones.

Latinoamérica naufraga

El Informe muestra que seis de cada diez países en América Latina no han podido remontar el nivel de desarrollo humano registrado antes de la pandemia, lo que plantea desafíos importantes para los próximos años en esa región.

Sólo el 37% de esos países (12) mejoró sus indicadores de desarrollo con respecto a la etapa previa a la crisis del COVID, mientras que el 63% restante (21 países) aún no logra alcanzar los niveles de desarrollo humano de 2019.

Estos datos develan los contrastes y la heterogeneidad característicos de la región, la cual experimentó la mayor caída del Índice de Desarrollo Humano a nivel global durante 2020-2021. A pesar de una significativa mejoría en 2022, América Latina aún no ha podido alcanzar sus niveles prepandemia.

La acción colectiva internacional en esta región también se ve obstaculizada por lo que el estudio del PNUD denomina la “paradoja de la democracia”. Aunque una mayoría en América Latina y el Caribe valora la democracia como sistema de gobierno, de todos modos, existe una creciente insatisfacción con ella, particularmente entre las mujeres y las poblaciones más vulnerables. Súmese a ello el impacto negativo de una rápida polarización política en la región, reflejo de una similar dinámica global. Resultado: la confianza en las instituciones políticas ha disminuido significativamente casi a un 20%. Es decir, sólo 1 de cada 5 personas expresa confianza en su gobierno (https://www.undp.org/es/latin-america/comunicados-de-prensa/desarrollo-humano-en-america-latina-y-el-caribe-mejora-mas-que-en-otras-regiones-pero-no-logra-recuperar-niveles).

Compleja realidad político-social que parece coincidir, en líneas generales, con el impacto directo de la pobreza. Según el Anuario 2023 de la CEPAL, publicado a fines de febrero, 29% de la población, es decir más de 180 millones de individuos, padece pobreza. (https://www.cepal.org/es/comunicados/edicion-2023-anuario-estadistico-la-cepal-ofrece-un-conjunto-estadisticas-regionales).

El desperdicio potencializa la miseria

A pesar de las estadísticas y tendencias preocupantes en lo que respecta al desarrollo humano, ciertos mecanismos denuncian la irracionalidad del actual sistema.

Mientras un tercio de la humanidad se confronta a la inseguridad alimentaria, una quinta parte de los alimentos (el equivalente a mil millones de platos de comidas), se echa a la basura. Así lo revela un nuevo informe de la Agencia de la las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), difundido el 27 de marzo. Cada persona desperdicia, como media, 79 kilogramos de alimentos al año, lo que permitiría ofrecer 1,3 comidas diarias a cada persona que padece hambre en el mundo (https://news.un.org/es/story/2024/03/1528666).

La alta cantidad de alimentos se pierde en distintas fases de la cadena alimentaria, desde la cosecha hasta el punto de venta y consumo. El problema no se limita a las naciones ricas. La brecha más grande surge entre las poblaciones urbanas y rurales.

Infradesarrollo humano, hambre creciente, desperdicio monumental. Algo anda muy mal en el planeta traumatizado por este sistema hegemónico, tan arrogante como poco visionario.

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Qué Día de la Tierra Palestina, qué día antineocolonialista

Qué Día de la Tierra Palestina, qué día antineocolonialista

 Ramón Pedregal Casanova

“Después de los dramáticos sucesos del Día de la Tierra se produjo una breve reconciliación y se interrumpió la campaña de confiscación de tierra a gran escala -aunque por poco tiempo- . La región de Galilea no estaba totalmente judaizada, y se mantenía la tensión en las relaciones entre judíos y palestinos. En noviembre de 1978, los jefes de los consejos locales judíos de Galilea se reunieron con algunos funcionarios y ministros del gobierno en la ciudad de Carmiel, que se acababa de ampliar ocupando territorios árabes. A pesar de las protestas y los sacrificios de la comunidad local, Carmiel se extendía ahora sobre tierras expropiadas.”

Párrafo del capítulo titulado “Desde el Día de la Tierra a la Primera Intifada, 1976-1987, pertenece al libro “Los palestinos olvidados”. Es autor el historiador Ilan Pappé.

El Día de la Tierra Palestina es de recuerdo y de lucha, desde aquel 30 de marzo de 1976 en que una huelga general del pueblo de Palestina contra el robo de tierras por los sionazis, la colonización no se ha detenido. Si aquel día el ejército ocupante asesinaron a 7 palestinos, ¿qué diríamos de cuántos han sumado hasta el día 30 de marzo de 2024? Los invasores, ejército creado sobre bandas terroristas y alimentado por los regímenes europeos y EEUU – Inglaterra, está encargado de llevar adelante el genocidio en el que todos sus padrinos basan sus esperanzas de ganancia y hacer así más y más profundas las diferencias con los pueblos a los que han tenido colonizados y esperan volver a tenerlos. La conquista de Palestina es la puerta desde la que hacen cuentas de una guerra general que desarrolle su entidad ocupante.

Revisando trabajos sobre éste día tan significativo he encontrado el que les invito a leer a continuación, https://info.nodo50.org/Dia-de-la-Tierra-Palestina-patria.html, ahí podrán ver de cómo el sionazismo se había dedicado, además de ejercer de genocida, a tratar de despoblar de vegetación autóctona a Palestina, una de las formas de imposibilitar a los habitantes que puedan sobrevivir. Y si esa deforestación se contaba hasta 2016, ¿qué sabemos de lo que hacen hoy en Gaza y en Cisjordania? Además de los muchos más de los 32.000 palestinos asesinados y los 75.000 heridos, de las 6.000 bombas que diariamente tiran sobre Gaza, además de provocar la muerte por hambre y sed e infecciones de la población, la franja que la misma ONU ya declaraba en 2020 como territorio en que no se podría vivir, ¿qué hacemos hoy mirando los teléfonos, las televisiones, … todos esos medios y cadenas sionazis? Pues, si desde 1948 ningún órgano internacional ha puesto remedio, ¿creemos, podemos esperar, que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que ha conminado a la entidad colonial a detener su genocidio, ustedes creen que se va a hacer cumplir el mandato? Por lo pronto los representantes del establecimiento que se sitúa fuera de toda ley han declarado que eso no les va a parar y han intensificado su matanza. ¿Seguimos mirando, seguimos dándonos golpes de pecho? ¿Seguimos dejando que los gobernantes prohíban defender a Palestina, perseguir a los que protestan por el genocidio, aguantamos a los regímenes y gobiernos que dicen que lamentan lo que “ocurre”, pero siguen poniendo armas en manos de los asesinos? ¿Seguimos viendo con indiferencia el que los traten con familiaridad, de asesinos porque tienen responsabilidad, familiaridad entre criminales, y nos hagamos los asombrados por la barbarie, eso si es que nos interesamos por saber y no creer sus mentiras?

No, la guerra ha dado un giro que apunta a enterrar la empatía, la solidaridad, la denuncia y la lucha que busca un mundo más justo, ¿no es hora de sumarse y hacer que caigan esos que quieren integrarnos en la mente su desprecio de los Derechos de los Pueblos? ¿No vemos cómo todos ellos desprecian las resoluciones de la ONU, hasta la última del Consejo de Seguridad? ¿Gentes de EEUU, de Inglaterra, de Europa -España, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, … creéis que es bueno que os dejéis conducir en medio del genocidio palestino? Pues preparaos, os quieren deshumanizados para emplearos en la guerra que buscan extender. Ni ellos, ni sus hijos van a caer bajo las bombas, vosotros sí. Apresuraros a defender a Palestina Gaza. El Día de la Tierra Palestina es un día ejemplar como punto de arranque para la Responsabilidad y Lucha por los Derechos de los Pueblos frente al neocolonialismo y el imperialismo.

Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Miembro de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN. Colaborador del canal Antiimperialistas.com, de la Red en Defensa de la Humanidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/que-dia-de-la-tierra-palestina-que-dia-anti-neocolonialista/

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UNICEF: El conflicto armado agrava la crisis de desnutrición infantil en Haití

El conflicto armado agrava la crisis de desnutrición infantil en Haití

UNICEF advierte de que la crisis de desnutrición mortal, agravada por el aumento de la inseguridad, el corte de las carreteras y un sistema de salud en ruinas está llevando a los niños a una situación de peligro extremo

PUERTO PRÍNCIPE/NUEVA YORK, 26 de marzo de 2024 – La alarmante intensificación de la violencia armada en algunas zonas de Haití está aumentando el riesgo de que la crisis de desnutrición sea aún más grave en el país, según ha advertido hoy UNICEF.

Los últimos resultados del análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) revelan un alarmante aumento del 19% en la cifra de niños y niñas que podrían sufrir desnutrición aguda grave en Haití este año. Además, según se desprende del último análisis de la CIF, 1,64 millones de personas se enfrentan a niveles de emergencia por inseguridad alimentaria aguda (Fase 4 de la CIF), lo que incrementa el riesgo de que los niños sufran emaciación y desnutrición, especialmente en ocho zonas del país.

El conflicto armado que está teniendo lugar en el departamento de Artibonite y el departamento Oeste, donde se encuentra Puerto Príncipe, obstaculiza la distribución de ayuda y ha provocado el derrumbamiento de un sistema de atención de salud que ya era frágil, lo cual supone un peligro mortal para más de 125.000 niños y niñas en riesgo de sufrir desnutrición aguda grave.

“Las consecuencias del conflicto y la inestabilidad en Haití no se limitan a los riesgos asociados a la violencia: la situación está provocando también una crisis sanitaria y nutricional infantil que podría costarles la vida a muchísimos niños y niñas”, afirmó Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Miles de niños y niñas están en peligro extremo, mientras que los suministros que podrían salvarles la vida se encuentran preparados para ser distribuidos cuando cese la violencia y se reabran las carreteras y los hospitales. Esta crisis de desnutrición ha sido provocada enteramente por el ser humano. La población de Haití necesita que se restablezca la seguridad para poder acceder a los servicios de los que dependen y para que los trabajadores humanitarios puedan llegar a los niños y las familias que necesitan ayuda urgente”.

Desde enero, el precario nivel de seguridad de Haití ha seguido agravando la crisis humanitaria, lo cual ha socavado gravemente la capacidad de UNICEF para almacenar, distribuir y reabastecer los suministros de asistencia que se necesitan con tanta urgencia.

Uno de los 17 contenedores de UNICEF fue saqueado a principios de marzo en el puerto principal de Puerto Príncipe. El contenedor almacenaba artículos esenciales para la supervivencia de las madres, los recién nacidos y los niños y niñas, como resucitadores y otros materiales similares. Debido a la inseguridad actual, solo dos de cada cinco hospitales están operativos en el país, mientras que solo uno de cada cuatro establecimientos de salud está funcionando en el departamento de Artibonite, la mayor región productora de arroz del país.

Paralelamente, la inseguridad actual en Puerto Príncipe también ha imposibilitado casi por completo la distribución de suministros de salud y nutrición a los aproximadamente 58.000 niños y niñas que padecen emaciación grave en la zona metropolitana. La carretera de Martissant –el único corredor humanitario que va desde Puerto Príncipe hasta las regiones del sur– sigue bloqueada y, como consecuencia, la vida de unos 15.000 niños y niñas con desnutrición pende de un hilo.

Además, la inseguridad que asola una gran parte de la capital de Haití está dificultando el transporte y reabastecimiento de los alimentos terapéuticos listos para el consumo que se administran a los niños y niñas con desnutrición aguda grave, lo cual podría interrumpir la cadena de suministro y tener serias consecuencias si no cambia la situación.

No obstante, y pese a la extrema volatilidad del entorno, UNICEF está ampliando los esfuerzos para proporcionar ayuda vital y proteger a las familias y a quienes están atrapados y no tienen acceso a los servicios básicos. Junto con el gobierno y sus aliados, UNICEF está ayudando a sostener los sistemas y servicios nacionales, regionales y –en las zonas más inseguras– vecinales que ofrecen protección a los niños y las familias.

UNICEF insta a:

  • Acelerar los esfuerzos de la comunidad internacional para proteger a la población civil, restablecer la ley y el orden en las calles y garantizar el desplazamiento seguro de trabajadores humanitarios y suministros vitales, incluidos los alimentos terapéuticos listos para el consumo;
  • Aumentar la financiación inmediata y flexible con el fin de cubrir las necesidades de los más vulnerables conforme avanza la situación, y velar por que la ayuda llegue cuanto antes hasta las poblaciones más afectadas;
  • Proteger las escuelas, los hospitales y otras infraestructuras de importancia vital para los niños y niñas, así como salvaguardar los espacios humanitarios.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/el-conflicto-armado-agrava-la-crisis-de-desnutrici%C3%B3n-infantil-en-hait%C3%AD

 

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Educación en el mundo: 8 consejos para volver a la rutina escolar de forma exitosa

8 consejos para volver a la rutina escolar de forma exitosa

El regreso a la rutina escolar puede vivirse con cierta tensión en las familias. Implica volver a obligaciones y horarios. ¿Cómo hacer esta rutina un poco más llevadera para los más pequeños? Te lo contamos.

¿A quién no le agradan los días sin horarios, con planes que surgen de manera espontánea y tiempo de sobra para compartir con la familia y los amigos? Sin duda, esta es la descripción de cómo transcurren los días durante las vacaciones. Por otro lado, están la agenda, los horarios y las obligaciones que exige volver a la rutina escolar.

Por lo tanto, no es sorprendente que, ante el inminente comienzo de un nuevo ciclo lectivo, tanto los padres como los niños comiencen a sentir inquietud. Sin embargo, existen formas positivas de regresar a la escuela, de enfrentar esta etapa con entusiasmo y prepararse para nuevos descubrimientos y aprendizajes.

¿Cómo volver a la rutina escolar? Consejos prácticos

Ten en cuenta que el inicio de un nuevo ciclo de clases para los niños puede ser emocionalmente desafiante. Para mitigar sus emociones, puedes seguir algunas de las siguientes recomendaciones para que tus chicos puedan volver a la rutina escolar de manera exitosa.

1. Haz un simulacro en las semanas previas

Durante las vacaciones, los horarios y rutinas se flexibilizaron y volver a ellos puede ser uno de los aspectos más desafiantes del regreso a clases. Una semana antes, es recomendable comenzar a reintroducir gradualmente esa rutina, en especial la relacionada con el sueño. Por ejemplo, adelantando 20 minutos la hora de levantarse y acostarse cada día.

2. Piensa en actividades entretenidas para el comienzo del día

Otra sugerencia que se puede considerar es planificar actividades atractivas para las primeras horas del día, como un desayuno tipo pícnic en el parque. De esta manera, los niños se sentirán motivados para levantarse temprano y prepararse con entusiasmo.

3. Retoma los hábitos de la época de clases

También ten en cuenta la importancia de regresar a la rutina que tenían antes de las clases. Por ejemplo, asegúrate de que los niños estén en casa temprano para que puedan bañarse, cenar y descansar a una hora adecuada.

No es necesario aplicar estas ideas todos los días, ya que interrumpir las vacaciones podría quitarles la oportunidad de disfrutar de su tiempo libre. Sin embargo, puedes comenzar por hacerlo, por ejemplo, tres veces a la semana. Además, es recomendable retomar los hábitos de alimentación con una dieta más equilibrada y menos calórica.

4. Habla con tus hijos del regreso a la escuela

Para que no todo sea percibido como negativo, anima a tus hijos a reflexionar sobre los beneficios y aspectos positivos de volver a la rutina escolar, como la importancia del orden.

Por ejemplo, pueden volver a reunirse con sus compañeros, seguir aprendiendo temas nuevos, entre otras cosas. Puedes hacerle preguntas como: «¿qué es lo que más te gusta de la escuela?», o «¿qué planeas contarles a tus amigos sobre las vacaciones?».

Abordar este aspecto te permitirá abordar las emociones asociadas al regreso a la rutina académica, incluyendo la felicidad, los temores y los nervios que conlleva. De esta manera, podrás comprender cómo acompañar a tu hijo en esta nueva etapa.

5. Elabora una lista de los pendientes necesarios

De esta manera, evitarás dejarlo todo para el último momento, lo que conlleva estrés. En esta lista, identifica todo lo necesario para asegurarte de que tus hijos estén preparados para volver a la escuela.

¿Necesitan nuevos uniformes porque han crecido? ¿Es necesario reemplazar algún material escolar? En ese caso, será momento de visitar la librería. Cuando hagas esta lista, puedes involucrar a tu hijo en su elaboración. De esta forma, no solo lo haces partícipe del proceso, sino que también le ayudas a asumir responsabilidades.

Luego, al cumplir con los pendientes, pueden distribuir tareas según la edad del niño o adolescente. Por ejemplo, es posible que no le pidas a un niño que vaya a la tienda a comprar la mochila, pero sí puedes pedirle que verifique si tiene todos los lápices afilados.

6. Empieza por reducir el tiempo de exposición a las pantallas

Durante las vacaciones, es posible que algunos límites en el uso de las nuevas tecnologías se hayan vuelto más flexibles, entre videojuegos y películas. Por lo tanto, antes de regresar a la escuela, es importante que los niños comprendan que también deben volver a utilizar estos dispositivos de manera moderada.

7. Piensa alguna actividad especial de regreso al cole

Para que el regreso a clases no resulte tan abrupto, puedes planear una o dos actividades especiales para la primera semana. Por ejemplo, preparar alguna comida especial que normalmente se disfruta solo durante el fin de semana o incluso hacer una salida a una heladería.

8. Organiza un espacio de estudio

Dedica un área específica en casa para el estudio y la tarea escolar. Asegúrate de que esté bien iluminada y equipada con los materiales necesarios, lo que facilitará la concentración y el aprendizaje.

Renovando la motivación para el regreso a la escuela

En un principio, el regreso a la rutina escolar puede ser motivo de preocupación para muchos. Implica horarios, restricciones y tareas, entre otras responsabilidades. Sin embargo, la rutina también conlleva orden, previsión y la capacidad de priorizar, habilidades esenciales que se desarrollan desde los primeros años de vida.

Por lo tanto, volver a la vida cotidiana ayuda a recuperar cierta estabilidad y certeza, lo que a su vez facilita una mejor gestión del tiempo. Aprovechando los beneficios de la rutina, también puedes planificar momentos libres para el ocio y el disfrute.

Es importante destacar que la rutina no implica limitaciones. Dentro de la agenda y la rutina diaria, puedes reservar un tiempo exclusivo para conversar y conectarte con tus hijos, realizar actividades juntos y compartir momentos de diversión, que pueden ser tan simples como compartir una canción que les guste.

Fuente: Maria Fátima Seppi Vinuales / eresmama.com

Fuente de la Información:

https://www.redem.org/8-consejos-para-volver-a-la-rutina-escolar-de-forma-exitosa-2/

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¿Leer o no leer? Esa es la cuestión

Por: Mariana Sofía Jiménez Nájera

 

¿Continuar o dejar de leer un libro que no nos gusta? Los sentimientos negativos que emergen al sentirnos atascados con una obra pueden atrasar el progreso de convertir la lectura en un hábito.

 

Todos hemos estado en esa situación donde por fin nos acomodamos para dedicarle tiempo a la lectura con todas las comodidades del mundo a nuestro favor: una taza de té caliente, tu sofá favorito, silencio en tu hogar. Sin embargo, hay un pequeño gran detalle que puede arruinar esta experiencia, y es que el libro que estás leyendo no te gusta.

Que un libro no te guste es normal, y no hay un deber-ser o regla que indique cuál es la mejor opción para enfrentar este tipo de casos, sino que cada persona debe evaluar las razones que más se apeguen a su personalidad. Esto, con el fin de no cuestionarnos constantemente entre dejar o continuar leyendo una obra y alentar el proceso de convertir la lectura en un hábito.

Como la mayoría de las personas a las que les gusta leer han pasado por situaciones similares a esta, existen opiniones diferentes al respecto. Mientras que una de las resoluciones más populares es aumentar la cantidad de libros leídos, siempre van a existir lecturas que a pesar de ver la sinopsis antes de comenzar, la cual parece atractiva o la recomendación entusiasmada de tu amigo sonaba increíble, no serán de nuestro agrado. Por lo que al ser lectores y comprometernos con la lectura nos preguntamos: ¿lo dejo o continúo?

La lectura, esencial en la educación y muchas veces parte del trabajo de miles de personas, también es un hobby para muchas personas; y un pasatiempo no debe de ser tedioso ni provocar sentimientos negativos (ya si debes leer para sacar una calificación aprobatoria o por cuestiones laborales, es otra cuestión). Sin embargo, ambas posturas: continuar leyendo o no, aunque no lo creas, tienen sus beneficios.

¿Y si lo abandono?

En un mundo lleno de expectativas y perfeccionismo mostrado constantemente en redes sociales, sería inaudito dejar el libro que explícitamente pusiste en tu lista por leer en aquella story de Instagram y no acabarlo.

Inventarte excusas, reemplazar ese tiempo procrastinando o plenamente evitar el libro, pueden ser tus señales para dejarlo. La idea no es que sea una obligación, sino una actividad recreativa para relajarte, aprender cosas nuevas o fomentar el hábito de la lectura. Especialmente, si estás comenzando con integrarla en tu rutina, dejar un libro con el que estás batallando por continuar es una buena opción, ya que al forzarte estarás inculcando en ti mismo que leer es una tarea difícil y aburrida en vez de placentera.

Mientras que a lo largo de la vida estudiantil a veces se nos imponía un libro o si no reprobábamos, ten en cuenta que mientras que estés leyendo sea por placer, no habrá repercusiones, lo dejas de lado. Puedes buscar otra recomendación o incluso seguir adelante con tu pila de libros que están pendientes y olvidarte del que dejaste o incluso retomarlo tiempo después.

La idea es que un libro no alente tus propósitos lectores o que retrase la construcción de este hábito. Recuerda que mientras que aquella obra no te gustó, puede ser que lo siguiente que leas pueda ser una experiencia transformadora que te brinde tranquilidad, enseñe algo nuevo o simplemente disfrutes.

“Entre tantas distracciones y exigencias en nuestra vida diaria, leer ya es lo suficientemente difícil. El libro que leer no debería hacer ese esfuerzo más difícil”.

 Ginni Chen.

 …¿Y si continúo?

Puede ser que seas una persona que realmente disfruta de los retos, aunque te sea difícil seguir adelante con una lectura que te disguste, existen beneficios al continuar sin que sientas que todo está perdido.

Estarás abriendo tu panorama lector hacia nuevas maneras de escribir e historias a las que no estás acostumbrado. Incluso, te estás regalando la oportunidad de explorar nuevos géneros a los que, probablemente, encuentres obras de ese estilo que sí sean de tu agrado.

La paciencia apremia. Estarás entrenando tu resiliencia para leer obras que no sean de tu agrado y, aun así, comprenderlas o facilitar la resistencia hacia lecturas que te parezcan tediosas o aburridas, por ejemplo, algún ensayo larguísimo y aburrido o una investigación científica difícil de comprender para tu trabajo. También, es posible que aquello que leas no  te guste al inicio, pero al seguir progresando puede que te topes con tan solo un capítulo tan interesante que haya hecho que toda la experiencia haya valido la pena.

De igual manera, si esta actividad ya se ha convertido en un hábito en tu vida diaria, con el paso del tiempo será más sencillo pasar las partes aburridas, ya que tu tolerancia y velocidad al leer incrementará.

Al leer obras que no son de tu agrado, no solo aprenderás sobre nuevos géneros, maneras de escribir y autores. También te darás la oportunidad de hacer un análisis más profundo para conocerte a ti mismo con respecto a la manera en que criticas a un libro de acuerdo a la forma en que escribe el autor, sus valores y perspectivas. Al estar en desacuerdo, podrás comparar tus ideales con aquellos plasmados en la obra y entender el porqué estás en desacuerdo con el escritor.

Leer es beneficioso para todas las personas

A pesar de ambas decisiones, de las cuales no hay buena ni mala, lo más importante es continuar leyendo y recordar que aunque decidiste continuar o dejar un libro por otro, esta actividad trae consigo muchos beneficios. Algunos de ellos son:

  • Ampliación del vocabulario y mejora de la ortografía: Con la lectura se está más expuesto a nuevas palabras y por ende, tiene un impacto positivo en el vocabulario, ortografía y redacción de las personas.
  • Incrementa la concentración y habilidad para enfocarse: Al estar acostumbrados a los videos cortos e información rápida, leer hará que practiques tu concentración, en donde podrás permanecer enfocado por cada vez más tiempo.
  • Mejora el sueño: Leer en sí es una actividad relajante, y estudios revelan que integrarla en tu rutina antes de dormir ayudará a mejorar la calidad de sueño.
  • Promueven la empatía: Conocer nuevos mundos, personajes e ideales hace que las personas comprendan las situaciones planteadas en una obra literaria.
  • Impulsa y mantiene el funcionamiento cognitivo: Al tener que recordar detalles y situaciones del libro e imaginar escenarios, estarás ejercitando tu cerebro constantemente.

¿Ninguna de las dos opciones te convence? La escritora Nancy Pearl recomienda aplicar lo que ella ha denominado la regla de los 50: leer cincuenta páginas de un libro y al llegar a este número, preguntarte a ti mismo si te interesa realmente lo que está ocurriendo con la historia, algún personaje, te agrada la manera de escribir del autor, etc. Si las respuestas ante estas preguntas son negativas, déjalo y comienza una nueva lectura.

No hay malas ni buenas respuestas, es el lector quien debe tomar la decisión final al momento de querer abandonar un libro. Es cuestión de cada persona elegir los beneficios que más se apeguen a su personalidad, y así como la gran diversidad de libros que existen, también existen diversas maneras en que las personas leen.

Cabe mencionar que al leer por tu cuenta te complaces a ti mismo y no a los demás; y mientras que una amiga te recomienda un libro que le guste, lo hará para que pases un buen rato y no lo opuesto, es válido que tengas sentimientos diferentes. Es importante no dejarse llevar por lo que decidan los demás, ¡elige lo que te haga sentir mejor y te ayude a alcanzar tus metas literarias!

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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