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Día Internacional de la educación: La Escuela, Territorio de los Sueños. Desafíos y Realidades en el Siglo XXI

Luz Palomino/CII-OVE

El Día Internacional de la Educación, celebrado cada 24 de enero, es una ocasión para reflexionar sobre el papel transformador de la educación en la vida de las personas y en el desarrollo de las sociedades. La escuela, como espacio físico y simbólico, representa el territorio donde los sueños de millones de niñ@s y jóvenes comienzan a tomar forma. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, este «territorio de los sueños» enfrenta desafíos profundos que amenazan su capacidad para cumplir con esta misión. En esta oportunidad reflexionaremos sobre la importancia de la escuela como espacio de oportunidades, pero también señalando las barreras que impiden que muchos vean sus sueños realizados.

La escuela es, en esencia, un espacio de oportunidades. Es el lugar donde l@s niñ@s y jóvenes no solo aprenden a leer, escribir y resolver problemas matemáticos, sino que también desarrollan habilidades sociales, emocionales y cognitivas que les permiten interactuar con el mundo. Según la UNESCO, cada año adicional de escolarización incrementa en un 10% los ingresos futuros de una persona, lo que demuestra el poder de la educación como herramienta de movilidad social y reducción de la pobreza.

En América Latina y el Caribe, la escuela ha sido un mecanismo clave para la inclusión social. Programas como las transferencias condicionadas (por ejemplo, Bolsa Familia en Brasil o Prospera en México) han logrado aumentar la matrícula escolar en poblaciones vulnerables, demostrando que, cuando se invierte en educación, se abren puertas a un futuro mejor.

A pesar de su potencial transformador, la escuela en el siglo XXI enfrenta desafíos profundos que limitan su capacidad para ser un verdadero territorio de los sueños. Estos desafíos incluyen:

  1. Desigualdades en el Acceso y la Calidad:
    Aunque la cobertura educativa ha mejorado, las desigualdades persisten. Según el Banco Mundial, el 20% de l@s niñ@s más pobres de América Latina tienen cuatro veces más probabilidades de no asistir a la escuela que el 20% más rico. Además, la calidad de la educación varía significativamente entre escuelas urbanas y rurales, así como entre instituciones públicas y privadas. Esto crea un sistema educativo fragmentado, donde las oportunidades no son iguales para tod@s.
  2. Precariedad Docente:
    Los docentes son los pilares de la educación, pero en América Latina enfrentan condiciones laborales precarias. Según la Internacional de la Educación, el 60% de los maestros en la región trabajan con salarios bajos, contratos temporales y poca capacitación. Esto no solo afecta su motivación, sino también la calidad de la enseñanza que reciben l@s estudiantes.
  3. Infraestructura Inadecuada:
    Muchas escuelas en la región carecen de infraestructura básica. Datos de la UNESCO indican que el 30% de las escuelas en América Latina no tienen acceso a agua potable, y el 20% no cuenta con electricidad. Estas condiciones dificultan el aprendizaje y reflejan la falta de inversión en educación.
  4. Impacto de la Pandemia:
    La pandemia de COVID-19 exacerbó las desigualdades educativas. Según la CEPAL, el 30% de los estudiantes no tuvo acceso a internet o dispositivos electrónicos durante los confinamientos, lo que generó una pérdida significativa de aprendizajes. Además, se estima que más de 3 millones de niños y jóvenes abandonaron la escuela en la región debido a la crisis económica y social.
  5. Brecha Digital:
    La tecnología se ha convertido en una herramienta esencial en la educación del siglo XXI, pero la brecha digital sigue siendo un obstáculo importante. En América Latina, el 46% de los hogares no tiene acceso a internet, lo que limita las oportunidades de aprendizaje para millones de estudiantes.

La idea de la escuela como territorio de los sueños es poderosa, pero también cuestionable en un contexto de desigualdades y exclusiones. Para muchos niños y jóvenes en América Latina y el Caribe, la escuela no es un espacio de oportunidades, sino un reflejo de las injusticias sociales. Las brechas de acceso, calidad y financiamiento perpetúan un sistema educativo que, en lugar de reducir las desigualdades, las reproduce.

Sin embargo, esto no significa que la escuela haya perdido su potencial transformador. Por el contrario, es precisamente en este contexto donde la educación adquiere una importancia aún mayor. La escuela puede y debe ser un espacio de resistencia frente a la exclusión, un lugar donde los sueños de igualdad y justicia social se cultiven y se hagan realidad.

Para que la escuela sea verdaderamente el territorio de los sueños en el siglo XXI, es necesario abordar los desafíos estructurales que limitan su potencial. Algunas medidas clave incluyen:

  1. Aumentar la Inversión en Educación:
    Los gobiernos deben priorizar la educación en sus presupuestos, asegurando al menos el 6% del PIB recomendado por la UNESCO. Esto permitiría mejorar la infraestructura escolar, capacitar a los docentes y garantizar recursos pedagógicos de calidad.
  2. Reducir las Desigualdades:
    Es fundamental implementar políticas focalizadas que prioricen a las poblaciones más vulnerables, como comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes. Programas de inclusión educativa y becas pueden ayudar a cerrar las brechas de acceso y calidad.
  3. Fortalecer la Educación Pública:
    La educación pública debe ser el eje central de cualquier estrategia educativa. Esto implica mejorar las condiciones laborales de los docentes, actualizar los currículos y fomentar el pensamiento crítico y la creatividad en las aulas.
  4. Integrar la Tecnología de Manera Equitativa:
    La pandemia demostró la importancia de la tecnología en la educación, pero también reveló las brechas digitales. Es necesario garantizar que tod@s l@s estudiantes tengan acceso a internet y dispositivos electrónicos, complementando la educación presencial con herramientas digitales.
  5. Fomentar el Pensamiento Crítico y la Creatividad:
    Los currículos deben actualizarse para incluir habilidades como pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas, esenciales para el siglo XXI. La escuela debe ser un espacio donde los estudiantes aprendan a cuestionar, innovar y transformar su realidad.

La escuela, como territorio de los sueños, enfrenta desafíos profundos en el siglo XXI, pero también tiene el potencial de ser un espacio transformador. En América Latina y el Caribe, es necesario un compromiso político firme, una inversión sostenida y una visión inclusiva para garantizar que la educación sea un derecho accesible para todos. Solo así podremos asegurar que la escuela sea, verdaderamente, el lugar donde los sueños se convierten en realidades y donde se construyen futuros más justos y equitativos. La educación no es solo un derecho fundamental; es la herramienta más poderosa para construir sociedades más inclusivas y sostenibles.

Fuentes Consultadas

  1. UNESCO (2021). Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo.
  2. Banco Mundial (2020). Informe sobre el Desarrollo Mundial: La Educación en América Latina.
  3. Internacional de la Educación (2022). Condiciones Laborales de los Docentes en América Latina.
  4. CEPAL (2021). La Educación en Tiempos de Pandemia: Impacto y Desafíos en América Latina y el Caribe.
  5. Otras voces en Educación 
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No hay tregua para Israel, que multiplica sus ataques sobre la población de Cisjordania

Por: Pablo Elorduy

Ahmad Rashid Rushdi Jazar, de 14 años, fue asesinado a tiros por las fuerzas israelíes en Sebastia el domingo 19 de enero. Según Defense for Children International – Palestine, Ahmad y sus amigos estaban sentados en una zona cercana a un jardín de infancia cuando las fuerzas israelíes, ocultas y posicionadas entre los árboles en la zona de Al-Tinat, abrieron fuego contra los niños desde una distancia de 650 metros. Ahmad recibió un disparo en el pecho, cayó al suelo y sangró profusamente. Es uno de los habitantes de Cisjordania que ha sido asesinado en las últimas horas, después de que entrara en vigor el alto el fuego en Gaza.

“Mientras se producía el tan esperado alto el fuego en Gaza, la maquinaria de muerte de Israel intensificó sus disparos en Cisjordania, matando a diez personas en Jenin”, denunció ayer, martes 21 de enero, la relatora especial de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese. “Si no se obliga [a Israel] a detenerse, el genocidio israelí contra los palestinos no se limitará a Gaza. Recuerden mis palabras“, afirmó Albanese. Además, Israel ha realizado decenas de arrestos en Cisjordania en las últimas horas.

Las Fuerzas Armadas de Israel (FDI) han bautizado la incursión sobre Jenín como “muro de hierro”, una referencia al ensayo The Iron Wall, un breve artículo que prefiguró el corpus político del futuro Estado de Israel escrito por Ze’ev Jabotinsky, uno de los padres del sionismo y colaborador del fascismo de Benito Mussolini en los años 30 del siglo pasado.

Mientras continúa la alegría desconfiada por la consecución del alto el fuego en Gaza, los temores de que las Fuerzas Armadas de Israel y las milicias de los colonos intervengan impunemente sobre Cisjordania se basan en las declaraciones de miembros del Gobierno. A principios de enero, el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, que está a cargo de Cisjordania, defendió que “Nablus y Jenin deberían parecerse a Jabalia”, la ciudad palestina al norte de la Franja de Gaza que Israel destruyó por completo en los últimos meses de la guerra, informa Mondoweiss.

Trump da carta blanca a Netanyahu

Los ataques sobre Jenin del martes coinciden con una de las primeras decisiones de Donald Trump. El presidente de EE UU, cuya campaña fue financiada por representantes de las élites sionistas, anuló con una orden ejecutiva las sanciones de la era Biden que se impusieron a los colonos israelíes extremistas en Cisjordania acusados ​​de llevar a cabo violencia contra los palestinos. “Levantar las sanciones a los colonos extremistas los alienta a cometer más crímenes contra nuestro pueblo”, ha afirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino en un comunicado.

Según informes publicados en EE UU, Trump tiene previsto reanudar los envíos de bombas de 2.000 libras a Israel. El envío de estas bombas fue la única condición impuesta por Biden a Israel en medio del genocidio. Pese a esa línea roja marcada por el expresidente, la realidad indica que los envíos de este tipo de artillería se han seguido produciendo. No obstante, el gesto de Trump marca una dirección clara que ya ha sido señalada: el alto el fuego no es una intención de contravenir a Israel, a quien se permitirá seguir con sus planes para el conjunto de los territorios palestinos.

Elise Stefanik, embajadora de EE UU ante Naciones Unidas, reafirmó esa sospecha en una intervención del martes durante su audiencia de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en la que defendió que Israel tiene dominio “bíblico” sobre la Cisjordania ocupada.

La primera administración de Trump terminó con la política estadounidense de no reconocimiento de los asentamientos ilegales —según el derecho internacional— en Cisjordania y se espera que la Casa Blanca mantenga esa misma política. La Comisión de Colonización y Resistencia al Muro, dependiente del Gobierno de Palestina ha informado que ya hay 898 puestos de control y puertas militares israelíes en la Cisjordania ocupada. En lo que va de año ya se han establecido 17 nuevos puestos. Sólo en el este de Ramala, el ejército israelí ha instalado, en menos de un día, cinco nuevas puertas metálicas, aislando seis aldeas en un espacio de menos de 12 kilómetros, durante los días previos a la entrada en vigor del alto el fuego en Gaza.

Mientras, en el territorio costero, se suceden las operaciones para rescatar cuerpos sepultados por los edificios derruidos después de quince meses de ataques aéreos. En las primeras horas tras el alto el fuego ya había un centenar de cadáveres recuperados y las estimaciones de la agencia de Defensa Civil Palestina sitúan en diez mil los cuerpos enterrados bajo los escombros. Además, casi tres mil cuerpos se han fundido como resultado de los bombardeos.

Fuente de la información e imagen: El Salto

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Hambre y bienestar psicológico

La pobreza puede definirse grosso modo como una condición objetiva de carencia de satisfactores para cubrir las necesidades humanas. Desde esta definición, la pobreza no solo nos remitiría a la insatisfacción de necesidades materiales de subsistencia física, sino también de necesidades sociales y psicológicas (Boltvinik, 2003).

Es importante advertir y enfatizar dos cosas de esta definición.

La primera es que la pobreza no es una creencia ni una actitud. El pobre no es pobre porque se crea o se sienta pobre, sino porque objetivamente carece de los satisfactores para sus necesidades[1].

La segunda cosa es que esta definición parte de una concepción amplia del ser humano. Aquí, las necesidades no se restringen a las de supervivencia. En cambio, el ser humano es entendido, siguiendo a Marx (1972) y a Márkus (1973), como un ser viviente, sociable y consciente, y cuyas necesidades se expanden también al dominio de la convivencia y cuidado interpersonales, al acceso a las riquezas, desarrollos y conocimientos de cada época, así como a la posibilidad de que cada persona pueda alcanzar su autorrealización.

Sin embargo, es verdad que las necesidades materiales suelen ser las más apremiantes. Si no se tiene garantizada la subsistencia y bienestar más básicos, satisfacer las demás necesidades se vuelve muy complicado, si no es que prácticamente imposible.

En este sentido, la carencia de alimentos suficientes y de calidad para procurar, no solo la saciedad, sino también la adecuada nutrición e, incluso, el disfrute, resulta ser un problema terrible. La alimentación está en la base de todo; es elemental en la subsistencia y es clave para procurar la salud y mantener el involucramiento en cualquier actividad. La persistencia del hambre, por tanto, nos revela un grado terrible de pobreza y desprotección.

Sin embargo, el problema con el hambre es que sus consecuencias, ya de por sí graves, no se restringen a la experiencia inmediata de malestar o al daño físico derivado de la malnutrición. El hambre también acarrea consecuencias en el desarrollo psíquico, así como en el estado anímico y cognitivo.

Las infancias expuestas al hambre ven particularmente afectado su desarrollo. En una revisión de literatura, Calceto-Garavito, Garzón, Bonilla y Cala-Martínez (2019) hallaron un amplio consenso sobre la asociación entre el estado nutricional y el desarrollo cognitivo y desempeño escolar de niños, niñas y adolescentes. De manera que presentar un mal estado nutricional está significativamente relacionado con un bajo rendimiento en la escuela (Kumar Patsa & Sanyal Mukherjee, 2021; Rashmi et al., 2015; Saintila & Rodríguez Vásquez, 2016) y con un bajo desarrollo cognitivo (Arráiz de Fernández et al., 2024; Soares Biscegli et al., 2007).

Por otro lado, pero en el mismo sentido, trabajos, como el de Mani, Mullainathan, Shafir y Zhao (2013), encontraron que, entre población adulta, la pobreza estaba asociada con menores desempeños en pruebas de habilidad cognitiva. Estos resultados –sugieren los autores– podrían estar relacionados con una mayor demanda atencional, un exceso de estrés e incluso una peor alimentación, todos ellos factores derivados de la pobreza.

Pero el hambre también afecta el estado anímico. De acuerdo con los hallazgos de Guardiola y Rojas (2016), experimentar hambre afecta de forma negativa y significativa el bienestar subjetivo, es decir, la percepción de satisfacción con la propia vida. Este hallazgo es relevante porque varios estudios sobre pobreza y bienestar subjetivo (autorreportado) suelen llegar a resultados ambiguos o no concluyentes, como el de Palomar Lever y Victorio Estrada (2016); de hecho, como este mismo trabajo señala, el bienestar subjetivo suele estar mediado por factores idiosincráticos. Estos factores, como argumentan Guardiola y Rojas, pueden contribuir a contrarrestar los efectos de la pobreza sobre el bienestar percibido, como ocurre con las creencias religiosas.

De acuerdo con la última medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL-2022), en México hay al menos 23.4 millones de personas que, por razones económicas, no siempre pueden realizar sus tres comidas del día, es decir, que experimentan hambre en algún grado.

Es verdad que el porcentaje de personas con carencia alimentaria, de acuerdo con CONEVAL, se redujo de 22.2 a 18.2 por ciento entre 2018 y 2022. Eso es una buena noticia, y lo más probable es que tal reducción obedezca, como en general la reducción de la pobreza observada durante el sexenio de López Obrador, al aumento del salario mínimo. Sin embargo, 23.4 millones de personas sigue siendo una cifra inmensa. Tan solo la Ciudad de México y el Estado de México juntos cuentan con una población aproximada de al menos 26.2 millones de personas. De manera que el número de personas con algún grado de inseguridad alimentaria (moderada o severa) es casi tanta como la población de estas dos entidades juntas.

El problema es urgente, y para atenderlo necesitamos aumentar la capacidad redistributiva del gobierno. Es indispensable aplicar una política fiscal progresiva, que permita aumentar la recaudación a partir de las grandes fortunas y, como complemento, un gasto social orientado a los estratos más desfavorecidos. Sin ambas medidas, será difícil persistir y mejorar los resultados del combate a la pobreza y al hambre.


Pablo Hernández Jaime es doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de México e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

Notas

[1] Es importante notar que las necesidades objetivas no se restringen a las necesidades biológicas de subsistencia. Con el avance de la historia, las personas mismas vamos desarrollando nuevas necesidades, que no por ser producto social son menos materiales o menos objetivas (Marx & Engels, 2014). Es decir, que las necesidades son también un producto objetivado de nuestra actividad como sujetos históricos. En ese sentido, no debe entenderse que las necesidades objetivas sean un set predefinido, ya de por sí. Lo que he querido enfatizar aquí es sencillamente que la pobreza no se reduce a ser una mera creencia individual y voluntaria, que puede aparecer o desaparecer a capricho según sea nuestra actitud.

Referencias

Arráiz de Fernández, C., Fernández Soto, G. F., Rojas Conde, L. G., Chasillacta Amores, F. B., Fernández Arráiz, G., & Cabrera Zamora, M. (2024). Efectos de la malnutrición sobre el neurodesarrollo y la salud mental infantil. Salud, Ciencia y Tecnología4, 77.

Boltvinik, J. (2003). Conceptos y medición de la pobreza: La necesidad de ampliar la mirada. Papeles de población9(38), 9-25.

Calceto-Garavito, L., Garzón, S., Bonilla, J., & Cala-Martínez, D. Y. (2019). Relación del Estado Nutricional con el Desarrollo Cognitivo y Psicomotor de los Niños en la Primera Infancia. Revista Ecuatoriana de Neurología8(2).

Guardiola, J., & Rojas, M. (2016). Food-Deprivation and Subjective Well-Being in Latin America. En Handbook of Happiness Research in Latin America (pp. 219-229). Springer.

Kumar Patsa, M., & Sanyal Mukherjee, S. (2021). Relationship Between Nutritional Status and Academic Performance of Primary School Children in Rural Bankura Region of West Bengal, India. Bioscience Biotechnology Research Communications14(2), 686-691. https://doi.org/10.21786/bbrc/14.2.37

Mani, A., Mullainathan, S., Shafir, E., & Zhao, J. (2013). Poverty Impedes Cognitive Function. Science341(6149), 976-980. https://doi.org/10.1126/science.1238041

Márkus, G. (1973). Marxismo y Antropología. Grijalbo.

Marx, K. (1972). Manuscritos: Economía y Filosofia. Alianza Editorial.

Marx, K., & Engels, F. (2014). La Ideología Alemana. Akal.

Palomar Lever, J., & Victorio Estrada, A. (2016). Psychological and SocialDeterminants of Subjective Well-Being in Mexico: Poverty, Class Identification and Social Mobility. En Handbook of Happiness Research in Latin America (pp. 389-403). Springer.

Rashmi, M. R., Shweta, B. M., Fathima, F. N., Agrawal, T., Shah, M., & Sequeira, R. (2015). Prevalence of Malnutrition and Relationship with Scholastic Performance among Primary and Secondary School Children in Two Select Private Schools in Bangalore Rural District (India). Indian Journal of Community Medicine: Official Publication of Indian Association of Preventive & Social Medicine40(2), 97-102. https://doi.org/10.4103/0970-0218.153871

Saintila, J., & Rodríguez Vásquez, M. (2016). Estado nutricional y rendimiento académico en escolares de 7 a 14 años de la Institución Educativa Mi Jesús, Lurigancho, Lima. Revista Científica de Ciencias de la Salud9(2), Article 2. https://doi.org/10.17162/rccs.v9i2.656

Soares Biscegli, T., Polis, L., Dos Santos, L. M., & Vicentin, M. (2007). Avaliação do estado nutricional e do desenvolvimento neuropsicomotor em crianças freqüentadoras de creche. Revista Paulista de Pediatria25(4). https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=406038923007

Fuente de la información e imagen: https://cemees.org

Fotografía: Cemees

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Inteligencia artificial: ¿Motor de progreso o herramienta de colonización?

La inteligencia artificial (IA) es un concepto que ha evolucionado considerablemente desde su origen en 1956, cuando John McCarthy acuñó el término durante la Conferencia de Dartmouth. Su propuesta inicial era simular la inteligencia humana en máquinas, pero con el paso del tiempo la IA se ha convertido en algo mucho más amplio y transformador. Hoy en día la IA no solo sugiere canciones o productos, sino que se ha infiltrado en áreas clave de nuestras vidas, como la medicina, el transporte, la educación y la publicidad, jugando un papel crucial en la toma de decisiones personales, empresariales y gubernamentales con capacidad de modelar nuestro entorno e influir en nuestra toma de decisiones.

En este contexto, Latinoamérica se encuentra en una encrucijada: participar activamente en la construcción de su futuro digital o convertirse en un simple receptor de tecnologías desarrolladas en el extranjero. Este es un dilema histórico, en el que el control de la tecnología será crucial para determinar el equilibrio de poder global. La creciente centralización del poder tecnológico plantea una nueva forma de colonización: lo que algunos analistas, como el filósofo Miguel Benasayag, denominan colonización algorítmica. Esta colonización no es física, como las anteriores, pero sí tiene el potencial de subyugar a los pueblos a través de la manipulación de datos, algoritmos y plataformas tecnológicas que configuran sus economías, sus políticas e incluso su identidad cultural. En términos ideológicos, el economista Claudio Scaletta denomina la etapa actual del capitalismo como imperialismo tecnológico.

La IA no es una competencia entre tecnologías, sino la lucha por el control de los datos, los algoritmos y la infraestructura que sustentan las grandes plataformas tecnológicas. Estados Unidos y China libran una encarnizada batalla por la supremacía en este campo. Esta guerra tecnológica es una extensión de la competencia geopolítica, en la que los avances en IA se ven como una forma de garantizar la hegemonía global. El impacto de esta lucha es colosal, tanto para las economías nacionales como para los sistemas políticos globales. Con inversiones millonarias, ambos países se enfrentan en una guerra fría tecnológica que afecta áreas como la infraestructura 5G (en la disputa Google-Huawei) o la industria de los vehículos eléctricos (el reciente impuesto del 100 por ciento sobre los autos eléctricos de China para beneficiar a Tesla). Empresas tecnológicas como Google, Amazon y Microsoft invierten sumas que superan el PBI de muchos países y sin duda lideran la carrera.

Latinoamérica, con limitadas inversiones en investigación y desarrollo (I+D) y una infraestructura tecnológica desigual, está en clara desventaja frente a estas potencias. Esta dependencia de tecnologías extranjeras no solo amenaza la competitividad económica de la región, sino que también pone en riesgo la privacidad de las personas y la preservación de nuestra identidad cultural. Al depender de plataformas de IA, motores de búsqueda y redes sociales controladas por actores externos, nos convertimos en consumidores pasivos de información y poco a poco perdemos el control sobre nuestras decisiones. Los procesos electorales a nivel global ya se ven influidos por los sesgos de estas plataformas, como se evidenció en la participación de Elon Musk con X (ex-Twitter) en apoyo a Donald Trump.

En el caso de Estados Unidos, las grandes corporaciones como Amazon, Google, Microsoft y Tesla han destinado miles de millones de dólares a la investigación y desarrollo de la IA. Por ejemplo, Microsoft invirtió 24.500 millones de dólares en I+D en 2022, según publicó la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en 2024. Además, Microsoft ha invertido 10.000 millones de dólares en 2023 en la empresa OpenAI, desarrolladora de ChatGPT. Esto le asegura el uso de GPT-3 y posteriores en todos sus sistemas, como Copilot u Office. Sumas exorbitantes e inalcanzables para empresas que deseen competir en este mercado. Sin embargo, algunas lo intentan. Tal es el caso de la start-up alemana Aleph Alpha, que ha logrado recaudar apenas 500 millones de euros en financiación. Pese a la enorme disparidad en inversión, son varios los que ven a Aleph Alpha como la única empresa europea con capacidades para competir con los gigantes de Estados Unidos y de China.

China, por su parte, ha adoptado también una estrategia agresiva en su desarrollo de IA. Empresas como Baidu, Alibaba y Tencent están a la vanguardia de esta carrera tecnológica y China se ha establecido un objetivo ambicioso: convertirse en el líder mundial en IA para 2030. Sin embargo, de forma paradójica, mientras Estados Unidos intenta limitar el acceso de China a ciertas tecnologías, empresas como Microsoft han contribuido activamente al desarrollo de la industria tecnológica china, como lo demuestra el papel fundamental de Microsoft Research Asia en la incubación de la moderna industria de IA en China. Esto evidencia que, a pesar de la rivalidad de las potencias hegemónicas, las interacciones económicas entre ellas son mucho más complejas y por momentos las corporaciones se posicionan como los reales dueños de la pelota a nivel global.

Europa intenta no quedar atrás, consciente de que posiblemente ya no podrá ponerse a la par de Estados Unidos y de China en desarrollo tecnológico. Quizá por ello es que la estrategia de la Unión Europea se ha centrado fuertemente en la legislación y también en el apoyo a proyectos de pequeñas empresas que puedan crear IA con sesgo europeo, como el caso de Aleph Alpha. La start-up alemana dice tener desarrollos sofisticados, del nivel de OpenAI, pero no centra su desarrollo en el usuario final, sino en gobiernos y grandes corporaciones. Uno de sus últimos movimientos ha sido una alianza estratégica con la estadounidense Hewlett Packard Enterprise. Es que para toda empresa que quiera jugar en las grandes ligas es vital asegurar el acceso a hardware de alta calidad para su centro de datos; aspecto crucial para tener suficiente potencia de la GPU (chips de procesamiento gráfico en placas de video), el bien más preciado para el futuro de la IA generativa. Los analistas Patel y Nishball hablan de «pobres en GPU» o «ricos en GPU» en relación con el acceso o no a la capacidad de procesamiento. Esta capacidad es limitada, por cierto, y tiene en la estadounidense Nvidia casi que el único jugador. Este, a su vez, articula gran parte de su producción con el gigante TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company). También la generación de energía es determinante en tanto los centros de datos son inmensos consumidores de electricidad.

La amenaza de la colonización algorítmica

El concepto de colonización
algorítmica
no es meramente una metáfora, sino una realidad con implicaciones profundas.
Los algoritmos que rigen nuestras plataformas digitales no son neutrales. Al contrario, están diseñados y entrenados según valores, intereses y sesgos específicos de sus creadores. Estos valores son, en su mayoría, de origen angloamericano y reflejan una visión del mundo que no necesariamente es representativa de la diversidad cultural, étnica y social de los países del Sur global. Miguel Benasayag, al hablar de este tipo de colonización, argumenta que los algoritmos no solo son herramientas, son fuerzas activas que modelan el mundo y uniformizan las realidades culturales, sociales y políticas, sin tener en cuenta la complejidad local.

Este fenómeno tiene implicancias directas sobre la autodeterminación de los países. La creciente dependencia de tecnologías extranjeras plantea preguntas sobre cómo se pueden preservar las identidades locales y cómo se puede garantizar que las decisiones tomadas por algoritmos reflejen una pluralidad de perspectivas. Un ejemplo claro de esto son los sesgos que existen en los sistemas de IA utilizados en los procesos electorales. Los algoritmos empleados por plataformas como Facebook, Google y X pueden influir en la opinión pública, exacerbando desigualdades existentes, como las de género, raza o clase. Además, los datos personales que se recogen y procesan sin el consentimiento adecuado pueden ser utilizados para manipular decisiones y comportamientos, agravando la opresión de los pueblos.

También es preocupación de analistas y de gobernantes el potencial uso indebido de la IA. Los riesgos surgen de la posibilidad de que agentes malintencionados utilicen sistemas avanzados de IA para fines dañinos o que incluso los propios sistemas de IA, al actuar de manera autónoma, persigan objetivos contrarios a los intereses humanos. Esto podría manifestarse en forma de ciberataques, desarrollo de tecnologías estratégicas para obtener ventajas competitivas en el ámbito militar o civil, o la manipulación de usuarios a través de técnicas de persuasión o desinformación. La pérdida de empleos por automatización, especialmente en tareas de baja cualificación, la concentración de poder económico en grandes corporaciones de IA, la perpetuación de sesgos en algoritmos y la dificultad para distinguir información verdadera de falsa son algunas de las problemáticas identificadas. Un informe de Goldman Sachs, de 2023, señaló que la IA podría reemplazar el equivalente a 300 millones de empleos de tiempo completo y podría aumentar el valor anual total de los bienes y servicios producidos a nivel mundial en un 7 por ciento.

Regulación de la IA: primeros pasos y desafíos para Latinoamérica

En el ámbito global la regulación de la IA también avanza de forma desigual. En la Unión Europea se ha propuesto la Ley de Inteligencia Artificial, que establece normas claras sobre cómo debe desarrollarse y utilizarse esta tecnología. Esta legislación prohíbe aplicaciones de IA que presenten riesgos inaceptables y exige transparencia y responsabilidad por parte de los proveedores. Europa está tratando de equilibrar el poder de las grandes corporaciones tecnológicas con la protección de los derechos de los ciudadanos y la autonomía política de los Estados miembros. La creación de marcos regulatorios como estos es crucial no solo para proteger a los ciudadanos, sino también para garantizar que la tecnología sea usada de forma ética y responsable.

Sin embargo, en Latinoamérica, el ritmo de la regulación es más lento. Aunque algunos países han comenzado a explorar la regulación de la IA, la región sigue siendo muy dependiente de las tecnologías extranjeras, lo que dificulta la implementación de políticas nacionales autónomas. En Brasil, el Plan de Inteligencia Artificial 2024-2028 establece principios éticos, medidas de capacitación laboral y estrategias para proteger los derechos humanos. Argentina, por su parte, ha iniciado el desarrollo de una ley sobre IA, siguiendo el modelo europeo, mientras que otros países, como Chile y México, también están avanzando en la creación de marcos legales para regular la IA.

Sin embargo, el desafío no es solo técnico o legislativo, sino también económico. La región carece de la infraestructura necesaria para desarrollar IA de manera autónoma. Las brechas en inversión y en capacidades de investigación y desarrollo limitan la posibilidad de que Latinoamérica se convierta en un jugador importante en el campo de la IA. En este sentido, países como Brasil están tratando de seguir el ejemplo de Europa, pero necesitan mucho más apoyo en términos de recursos financieros y humanos.

La brecha de inversión en tecnología: desafío para el Sur global

Uno de los principales desafíos que enfrenta el Sur global en la carrera por la IA es la disparidad en la inversión. Los gigantes tecnológicos de Estados Unidos y China invierten miles de millones de dólares en I+D, superando incluso el PBI total de varios países latinoamericanos. Por ejemplo, la española Statista toma datos de Nasdaq e informa que en 2020 Alphabet (Google) destinó 27.600 millones de dólares a I+D. En el informe de OMPI de 2024 se da cuenta de que la cifra aumentó en 2022 a 39.500 millones de dólares. Según las mismas fuentes, Amazon invirtió 43.000 millones de dólares en I+D en 2020 y esta cifra aumentó a 73.200 millones de dólares en 2022. Huawei, en China, invierte de forma sostenida cerca de 23.000 millones de dólares en iguales períodos.

Esta brecha en la inversión es un reflejo de la desigualdad global en el acceso a recursos tecnológicos. Las grandes potencias tienen el capital necesario para desarrollar tecnologías de punta, mientras que los países del Sur global deben depender de alianzas y colaboraciones con estos actores para acceder a las herramientas y a las plataformas más avanzadas. Además, la falta de infraestructura propia de computación de alto rendimiento y de acceso a componentes clave como las GPU coloca a la región en una posición de enorme desventaja.

En este contexto, iniciativas como la creación de centros de datos regionales, propuesta por el grupo de ciberseguridad del Mercosur del año 2014, o el desarrollo de infraestructura local de telecomunicaciones, como el proyecto Anillo de Fibra Óptica del Sur firmado en marzo de 2012 por los ministros de comunicaciones de los países miembros de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) y en el que participó el Banco Interamericano de Desarrollo con propuestas de financiamiento, adquieren una nueva relevancia. Estas iniciativas no solo tienen un valor estratégico en términos de soberanía tecnológica, sino que también se presentan como una forma de reducir la dependencia de actores externos y fomentar el desarrollo de capacidades locales.

¿Un futuro de progreso o de desigualdad?

La IA tiene el potencial de transformar nuestras sociedades; nadie lo duda. La forma en que se implemente y regule va a determinar si este proceso beneficiará a toda la humanidad o si, por el contrario, exacerbará las desigualdades globales. La clave para asegurar un futuro de progreso radica en la capacidad de los países del Sur global para tomar decisiones soberanas en el ámbito digital. Esto implica desarrollar políticas propias de IA, invertir en infraestructura y fomentar la investigación científica local.

Si Latinoamérica se embarca en la elaboración de políticas propias de IA, no solo protegería su identidad cultural, sino que también tendría la posibilidad de diseñar modelos de desarrollo económico basados en sus necesidades y prioridades locales. Esto podría abrir nuevas oportunidades en áreas como la educación digital, la medicina personalizada y el desarrollo de energías renovables, sectores que podrían ser impulsados por soluciones tecnológicas creadas y controladas de manera independiente.

Tal vez una importante pregunta sea: ¿queremos un futuro en el que la IA sirva como motor de progreso humano o uno en el que las grandes potencias utilicen esta tecnología para consolidar su dominio? Es probable que aún estemos a tiempo de responderla y de actuar en consecuencia.

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Monagas: Migraciones, cómo detener la ola infinita

Migraciones, cómo detener la ola infinita

Fuentes: Rebelión

Desde hace ya más de una década uno de los mayores problemas europeos es el arribo de miles de refugiados provenientes fundamentalmente de África, Medio Oriente y Asia, ya no solo expulsados de sus países por la pobreza, sino y fundamentalmente por la violencia.

Ambos factores, nadie puede discutir que no responden a una responsabilidad exclusiva tanto de Europa como de los Estados Unidos. Sus políticas de expolio, que han generado cientos de millones de pobres cuya única oportunidad es probar suerte en las ficticias sociedades de bienestar, y derivado de aquello, para poder seguir manteniendo los beneficios de la explotación de los infinitos recursos naturales de sus súbditos, se impone una salvaje represión a cualquier intento de modificar esta ecuación.

Para mantener la explotación de esas infinitas riquezas naturales, desde petróleo y oro hasta elementos más raros y escasos como el coltán, el litio o el uranio, se ha recurrido a los libretos colonialistas de siempre: exacerbar las diferencias étnicas, tribales y religiosas para generar guerras civiles y, si aquello llegara a fallar, directamente invadir, con la excusa de preservar la vida y los bienes de sus ciudadanos, que viven a miles de kilómetros de esas regiones y de cuyas situaciones ni se enteran.

Si bien el flujo migratorio hacia Europa desde sus antiguas colonias es una problemática que tiene más de 70 años, podríamos aventurar que ha sido la guerra de liberación de Argelia 1954-1962 la chispa de arranque para la llegada de grandes oleadas de magrebíes, no solo a Francia, sino que se propalaron a otros países. Aunque a 15 años de ese afectado artificio que ha sido la Primavera Árabe inventada por Estados Unidos y la Unión Europea (U.E.) y cuyas consecuencias se siguen extendiendo en tiempo y espacio, la oleada de refugiados ha trepado a números que ponen en riesgo sus propias economías.

Para detener este fenómeno, la Unión Europea ha establecido acuerdos, fundamentalmente económicos, con los diferentes países de la cuenca sur del Mediterráneo, a los que hay que agregar a Turquía, o como le guste llamarse ahora.

Con estos multimillonarios paquetes de miles de millones de euros, esas naciones deben evitar, a como dé lugar, la llegada de esos flujos. Ya sea encerrándolos en campos de concentración u obligándolos a retornar por donde llegaron, librados a su suerte.

Un dato que expone el éxito del plan antimigratorio de la UE es el que aporta Italia, que dice que 66.317 personas llegaron a Italia en 2024, menos de la mitad del número de 2023.

En la información nada dice de los 2.200 ahogados a lo largo del año pasado, que se suman a los 25.500 muertos desde el 2014, según números de Naciones Unidas.

Estas cifras solo se refieren al Mediterráneo, por lo que hay que tener en cuenta a los ahogados y desaparecidos, que también suelen ser muy frecuentes, en lo que se conoce como “la Ruta Atlántica”, mucho más peligrosa que la mediterránea, ya que desde Marruecos, República saharaui, Mauritania, Senegal y Gambia, los migrantes buscan alcanzar el archipiélago de Canarias (España) en travesías en alta mar de hasta 1,600 kilómetros, produciéndose decenas de naufragios cada año.

De la aplicación del protocolo de expulsión y desentendimiento es un especialista el presidente tunecino Kaïs Saïed, para lo que se excusa con la estrambótica “teoría del gran reemplazo”, una creación, ¡cuando no!, de un francés, el autodenominado intelectual Renaud Camus, un fascista esperpéntico. (Ver: La teoría del gran reemplazo a la tunecina)

En el marco de estas acciones contra los migrantes, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que los primeros días de enero llegaron a la ciudad de Dirkou (Níger), a 1300 kilómetros al norte de Niamey y a poco más de 400 de la frontera libia, 770 personas, todas nigerinas, en varias camionetas. La más importante de esas deportaciones se había registrado en julio último, cuando 400 nigerinos, los llegados a Dirkou, lo hicieron en pésimas condiciones físicas tras un viaje de varios días a través del desierto con una letal variación de temperatura. Alguno de los recién llegados informó de peleas e incluso de que varios “pasajeros” cayeron de los camiones, habiendo quedado perdidos o muertos en el desierto.

No solo en Libia, sino en el resto de los países sobornados por la UE, se practican periódicas razzias para capturar migrantes y expulsarlos fuera de sus fronteras.

En particular, este grupo proveniente de Libia había sido capturado y mantenido detenido hace más de un mes. Esta ha sido la mayor deportación de personas a Níger hasta la fecha. Mientras que la UE mira claro para otro lado, porque para eso paga.

Ellos partieron de la ciudad de Sabha, provincia de Fezan, a cerca de 700 kilómetros al sur de Trípoli y a casi 500 de la frontera con Níger. En Fezan hasta hace poco se remataban como esclavos los migrantes detenidos, nada dice que no siga sucediendo.

Fezan, al igual que la mayor parte de Libia, en el contexto de la guerra civil que no se resuelve desde 2011, se encuentra bajo el mando del general Khalifa Haftar, patrón del Ejército Nacional Libio, uno de los grandes animadores del conflicto libio. Los otros son las milicias autónomas que se juntan bajo el paraguas de Trípoli, que responde directamente a Naciones Unidas.

Otras rutas hacia la felicidad

Según se ha conocido, el año pasado hubo una nueva de 14 horas en vuelos chárter, más o menos legales, más o menos no, desde el aeropuerto de Benina de la ciudad de Bengasi, la más grande del este libio, al Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino de Managua (Nicaragua), que solo podrían pagar inmigrantes asiáticos, en su mayoría de origen indio, que pretenden llegar a Estados Unidos. Ya en diciembre de 2023, mientras hacía una escala técnica, fue detenido en el aeropuerto de París-Vatry (Marne) un avión con más de 300 ciudadanos indios a bordo, sospechado de trata de personas.

Con los pies clavados en el desierto, unos 30.000 migrantes nigerios fueron rechazados y enviados inmediatamente al otro lado de la frontera, en proximidades de la ciudad nigerina de Assamaka, donde se encuentra un centro de tránsito de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Los llegados a Assamaka refieren que la policía argelina, tras llevarlos al otro lado de la frontera, solos, sin mapas, ni celulares, ni agua, ni víveres, les señalaron el horizonte diciéndoles que caminando derecho, encontrarían la ciudad. Una práctica utilizada por todas las policías a la hora de expulsar migrantes,

Esta es la mayor cifra registrada en estos últimos años. Se cree que este número está vinculado a los cambios políticos producidos en Níger tras el golpe de Estado en julio de 2023. Dicho cambio ha puesto al país en el ojo de la atención internacional, ya que, junto a Burkina Faso y Mali, ha pasado a conformar la Alianza del Sahel, una organización decididamente enfrentada a los intereses occidentales, protagonista de un importante vuelco hacia Rusia, China e Irán. El año pasado fueron deportados por Argelia unos  27.000 extranjeros.

Desde 2014, tras la expansión y primeros resultados de la Primavera Árabe, y la llegada a la región de las khatibas entonces solo vinculadas a al-Qaeda, comenzaron a fluir hacia Argelia miles de migrantes de diversos países africanos buscando llegar a Europa.

Los expatriados llegados a Assamaka dicen haber sido secuestrados en diversas ciudades argelinas, en sus propias viviendas, lugares de trabajo e incluso al borde de la frontera con Túnez, para reagruparlos en la ciudad de Tamanrasset, sur de Argelia, antes de ser trasladados en camiones a Níger.

Los planes para intentar detener las olas migratorias están condenados al fracaso, de no revertir Estados Unidos y Europa sus políticas de explotación y agresión, lo que ha generado esta ola infinita de desangelados que intentan cambiar sus vidas arriesgándolo todo.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/migraciones-como-detener-la-ola-infinita/

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Feminismos descoloniales

Feminismos descoloniales latinoamericanos para principiantes es una breve introducción a las nociones básicas de decolonialidad (descolonialidad o giro decolonial) y a los feminismos descoloniales.

Para presentar al lector que se asoma por primera vez al tema la decolonialidad, Karina Ochoa resume brevemente el argumento central que han ido elaborando, entre otros, Aníbal Quijano, Enrique Dussel y Ramón Grossfógel.

El argumento (en el sentido racional y en el sentido narrativo) es más o menos así: La historia que nos han enseñado escolarmente y desde los centros productores y divulgadores de saber-poder es una historia centrada en Europa. Aunque la llamemos historia universal o mundial, en realidad es la historia de Europa, y en ella, los otros continentes, con sus pueblos, culturas y civilizaciones aparecen de manera marginal, secundaria, dependiente. En Europa se fragua la luz de la modernidad (Grecia clásica, Renacimiento, Iluminismo) y desde ella es llevada al mundo conforme Europa lo va “descubriendo”, y por supuesto, conquistando, colonizando y modernizando.

Sin embargo, incluso la presencia de la civilización musulmana es ya un indicio poderoso para cuestionar esa centralidad de Europa, pues el mismo año que España recupera Granada, el último reducto de la presencia del Islam en la península, es 1492, el año del arribo de Cristóbal Colón a lo que ahora desde la denominación impuesta Europa llamamos “América”. La reconquista española se convierte en conquista y Europa puede construir la noción de su yo, su eurocentralidad: luego la irá imponiendo narrativa y epistemológicamente a los pueblos conquistados, colonizados y algunos exterminados en América, África, Asia y Oceanía.

El poder moderno es colonial y eso implica, también, racializado: se clasifica a la humanidad según el grado de blanquitud, por lo cual los blancos (caucásicos) son vistos como seres humanos plenos, normales, y los pueblos y culturas donde el color de la piel es no blanco serán vistos como humanos disminuidos, lo cual sirve como coartada para su sojuzgamiento, dominación y saqueo, explotación y en ocasiones genocidio.

Sin embargo, no sólo la racialización es una de las herramientas o recursos de la dominación colonial: la otra es la discriminación por género, a partir de la imposición como normal o natural de la estructura binaria heterosexual: hombre mujer, excluyente de la diversidad amorosa y sexogenérica: las mujeres son sometidas mediante el recurso a su género y además su racialización.

Karina Ochoa reconoce que son muchas las mujeres que están produciendo reflexiones, discusiones, estudios, debates, análisis, reflexiones y propuestas desde feminismos descoloniales, pero por la brevedad y el carácter introductorio del trabajo solamente retoma algunas ideas de la feminista argentina María Lugones.

Es a partir de ella que muestra la profunda e indisoluble imbricación en la realidad de la dominación colonial, la racialización, la opresión de género, la imposición de la norma heterosexual y la exclusión de la diversidad sexogenérica y sus recíprocos reforzamientos.

De manera que quedarse solamente en un feminismo de mujeres blancas y además de las clases altas, burguesas, oprimidas por los hombres blancos, pero pertenecientes a una clase y clasificación racial opresora de las demás mujeres y hombres es insuficiente.

El giro decolonial y el giro feminista pueden leer conjuntamente la opresión de género, la racial, la colonial: la modernidad europea ha impuesto ese complejo sistema de opresiones que se retroalimentan y refuerzan, por lo cual, enfrentar una sola opresión a la vez no es posible. Se tiene que asumir que esas opresiones se enfrentan juntas.

Pongamos un ejemplo: la actriz Gal Gadot declaró correctamente que si no se es feminista entonces se es sexista:  no aceptar la liberación de las mujeres es aceptar la permanencia de su opresión y eso es sexismo, pero ella es una mujer blanca, es ciudadana de Israel, orgullosa de haber hecho su servicio militar y, al asumir la supremacía del Estado que le da ciudadanía, asume la opresión colonial y el apartheid contra las mujeres, niñas y ancianas palestinas:  el feminismo por sí solo no es suficiente, si no se asume antirracista y anticolonial.

Maria Lugones, por supuesto no es la única feminista descolonial, se basa en otras mujeres feministas descoloniales como la nigeriana Oyeronque Oyewumi (La invención de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos occidentales del género) y la cherokee Paula Gunn Allen.

Asimismo, en su breve conclusión, Karina Ochoa da una lista más amplia de autoras que están participando en la construcción de conocimientos y análisis de la opresión colonial y patriarcal, especialmente en Nuestramérica, como llama, usando un nombre que usó José Martí, a América Latina, o Abya Yala, como la llaman los kuna de Panamá.

Karina Ochoa Muñoz, Feminismos descoloniales latinoamericanos para principiantes, Material de lectura 1, Vindictas, Pensadoras feministas latinoamericanas, UNAM, México, 2021.

Fuente de la información:  https://zapateando.wordpress.com

Fotografía: Red de Migración

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Educación y prevención de la violencia contra la mujer

 

¿Es correcto que 1 de cada 4 adolescentes mujeres hayan sido maltratadas por sus parejas varones? Como si esto no es demasiado, 736 millones de mujeres en el mundo han padecido violencia física al menos una vez en su vida, según las Naciones Unidas. Ante este agravio de lesa humanidad, que no permite la construcción de una familia como célula de toda sociedad, es necesario cultivar una educación que sensibilice el sentimiento y la mente, eso que muchos llaman el sentipensar para vivir mejor.

A lo largo del 2023, 51,100 mujeres fueron liquidadas por sus parejas o familiares en todo el mundo. En Perú, 121 mujeres han sido asesinadas en lo que va del año 2024. A pesar de los derechos humanos, copiosos leyes y marchas globales que buscan reducir las brechas de género, la violencia contra la mujer continúa creciendo, afectando a 3 de cada 9 mujeres a nivel global.

Desde 1981, la ONU celebra el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con el objetivo de erradicar la violencia hacia las mujeres y niñas, destaca la directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, María Noel Vaeza. Ella agrega, involucrar a toda la sociedad en la protección de las víctimas, denunciar toda violencia psicológica y el acoso digital, y fomentar la participación de las mujeres en la política y en los espacios de poder.

En este desafío global, las universidades juegan un papel crucial en la erradicación de la violencia contra las mujeres al investigar sus causas y soluciones, así como en la recolección de datos y la elaboración de la estadística real de la violencia de género. Los mismos que los gobiernos pueden utilizar de manera estratégica para tomar decisiones informadas y reducir la violencia contra las mujeres, como la de endurecer los castigos contra los homicidas. Además, la educación básica tiene la misión de empoderar a las mujeres, fortaleciendo su resiliencia, autoestima y educación financiera, lo que les permitirá superar adversidades, y acceder a mejores oportunidades laborales.

Finalmente, es inaceptable que millones de mujeres sufran violencia. Según la ONU, se registran 140 feminicidios al día, por lo que es necesario promover una educación basada en el respeto e igualdad, a fin de asegurar un futuro donde todas las mujeres vivan con dignidad y libre de agresiones.

© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.

Fotografía: UDG

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

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