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La reprobación invisible (Parte III)

Experiencias e historias ante la reprobación

José Carlos Buenaventura[1]

A Alexis Fabre

En esta tercera entrega sobre la reprobación invisible se narran las historias y experiencias de Alexis Fabre y de Elías Hernández sobre la reprobación invisible en la última década en México. A través de tales narraciones, seguimos sosteniendo la idea de que: el proceso de reprobación de las niñas, niños y jóvenes en México no ha desaparecido; por el contrario, se ha vuelto un mecanismo invisible para seguir reorganizando la vida escolar, educativa y laboral de los jóvenes y adultos en México. Asimismo, quienes realizan los procesos de reprobación no son los actores que tradicionalmente se piensa que lo hacen: las maestras y maestros, sino otros actores que han surgido a lo largo de las últimas décadas, cuya actividad se enmarca en los procesos de selección.

La experiencia de Alexis Fabre ante la reprobación

Alexis Gómez Fabre estudió en una Escuela Preparatoria Oficial del Estado de México, en la zona oriente de la ciudad de México. Su escuela se localiza en el municipio Chicoloapan. Obtuvo promedio de 9.8 al finalizar el bachillerato. Se puede señalar que era un joven estudioso y disciplinado. Siempre cumplió con lo requerido: actividades y trabajos, bajo la didáctica de “trabajitis” y “activitis”. Ya que en la escuela donde él iba estaba prohibido que las y los maestros hicieran exámenes, pues los directivos argumentaban que los maestros no sabían hacer exámenes. En esa escuela años anteriores se había contratado a personas que trabajaban en el CENEVAL para enseñarles a hacer reactivos y objetivos, bajo está lógica de que las maestras y los maestros no saben. La historia de Alexis Fabre es un ejemplo del fenómeno de incluir para ser excluido, elemento propio de la reprobación invisible: aunque él fue pasando y aprobando año tras año, en el momento de hacer exámenes de selección para entrar a educación superior, los resultados de la inclusión y la exclusión se hacían presentes.[2]

En el 2017, cuando Jesús Alexis termina el bachillerato hace el examen como muchos de sus compañeros, obteniendo 55 aciertos, en un examen de 120 reactivos, para la carrera medicina. Él no les dice a sus amigos, ni profesores que hizo el examen. Le da vergüenza exponer su resultado, piensa que él es el único responsable por sacar ese número de aciertos. Toma la decisión de meterse a estudiar en una escuela privada donde no tenía un alto costo el cuatrimestre, en la Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl. Algunos de sus familiares habían cursado en ella. Sitio donde comenzó la licenciatura en Mercadotecnia. Al pasar el cuatrimestre descubrió que no era lo que él quería. Él reconoce que entró a estudiar allí porque él ya no sabía qué estudiar. Se sale de la licenciatura en Mercadotecnia y empieza a hacer los exámenes para entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Continúa su deseo de ingresar a medicina en alguna institución de renombre y con mayor prestigio como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En estos primeros resultados podemos leer que la formación y el capital cultural que obtuvo durante la preparatoria no son suficientes para considerar, él mismo, que ha aprendido algo durante su estancia del bachillerato. Él, como uno de los estudiantes de mayor promedio de su generación, sólo obtuvo 55 aciertos. En este sentido surge una pregunta: ¿qué le enseñaron en la Escuela Preparatoria Oficial donde estudió y por lo tanto qué aprendió en el bachillerato para poder hacer una prueba estandarizada y logar estudiar la carrera que él desea en la institución que él había elegido? Una de las cuestiones es que él entregaba todo lo que se le pedía en trabajos, tareas, comportamiento, pero eso no se vio reflejado en el momento de hacer su primer examen para educación superior para la UNAM. En su escuela, como en muchas, se busca que los estudiantes se mantengan en sus aulas para sostener la matricula, para que los maestros no vayan a quedarse sin horas y sin trabajo. Algunas veces los directivos terminan diciendo a los maestros: “deben entender a los estudiantes, ellos no van a aprender, ellos van por un papel para trabajar”. De tal modo, las expectativas laborales se reducen a fungir como mano de obra barata para tiendas como OXXO o Walmart, ya que, para obtener un trabajo mejor remunerado y más digno, la mayoría de las veces es necesario tener un mayor nivel de estudios académicos. En consecuencia, se pierde el objetivo de algunos bachilleratos de preparar a los estudiantes para la educación superior o enseñarles un oficio o una carrera técnica para que los estudiantes tengan herramientas para trabajar de forma honesta y digna. Por lo menos en los modelos de las Escuelas Preparatoria Oficiales en el Estado de México, que es parte del Bachillerato General, no enseñan un oficio o una carrera técnica a los estudiantes. En palabras de algunas personas, el fin es otorgar un “papel”. Todo se reduce a que los estudiantes necesitan un “papel” que les permita trabajar. Es muy curioso esto, porque también para poder trabajar en algo se necesita enseñar algo y ante esto ocurre que en ciertas escuelas se enseña que no hay que trabajar, ni esforzarse para poder trabajar. ¿Ante este tipo de formas de ver la educación qué es lo que se les está enseñando a las y los estudiantes en este tipo de escuelas que llevan a cabo estas acciones? Porque lo que sí se puede considerar es que algo se está enseñando, aunque no queda claro qué. En este sentido quizá se tiene que volver a utilizar el concepto de “currículum oculto” para hacer presente los verdaderos aprendizajes que se dan en estas escuelas. Ello no quiere decir que se esté transmitiendo el capital cultural y simbólico que los estudiantes necesitan para competir por un lugar en una de las carreras más demandas en México, en la universidad más importante de México, la UNAM, como lo demuestra la experiencia de Alexis Fabre.

Ya para el 2018, él empieza a estudiar un curso de preparación para el examen de ingreso para la educación superior de abril a julio. En esta escuela le apoyan frente al costo que asciende los 10,000 pesos. Él lo cubre trabajando de limpieza en esta institución; por las mañanas toma el curso y por las tardes trabaja. Porque uno de los problemas que enfrentó fue que su familia no podía pagar el curso. Otro cambio fue que él casi no salía del municipio donde vivía, Chicoloapan. A raíz de este curso, comenzó a viajar mayores distancias, ya que la escuela donde tomaría el curso se encontraba en el sur de la Ciudad de México. Era un recorrido de una hora y media, hasta de dos horas. Alexis cumplió con su parte del acuerdo con la escuela y trabajó para pagar el curso haciendo la limpieza en la escuela. Hace el examen en el mismo año y obtiene 80 aciertos para la UNAM; también hace el examen para la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pero no obtiene los puntajes necesarios para entrar a estudiar en esa institución la carrera de medicina. En la segunda ocasión su puntaje mejoró. Esto hace pensar a Alexis Fabre que lo que estuvo estudiando en el curso sí le ayudó, pero que aún no es suficiente. Para él este segundo resultado fue doloroso; sin embargo, no se decepcionó para seguir intentando lograr su objetivo. Se iba dando cuenta que estudiar de la forma en que le estaba planteando la institución donde trabajaba le estaba ayudando. Señala Alexis que en esta institución cada determinado tiempo le hacían exámenes de cada una de las materias, de forma oral y en forma escrita. Eso no se lleva a cabo en la institución donde él estudió la preparatoria, ya que en esa institución estaba prohibido hacer exámenes a los estudiantes, puesto que se percibía que eran sólo un instrumento de exclusión social y de expulsión de la matrícula. Recordemos que una de las cosas que se creó en el sentido común y como objetivo general de las escuelas de educación preescolar hasta educación media superior es mantener la matrícula.

Dejó de trabajar después del examen en la escuela que se localizaba en el sur de la Ciudad de México. Consigue para julio de 2018 otro trabajo, como mesero cerca de su casa. Se mete a trabajar allí para ahorrar nuevamente para pagar el curso en la misma institución donde ya lo había cursado. El curso empezaba de nuevo en octubre de 2018. Una de sus compañeras meseras le dice que para qué va tan lejos a tomar el curso, si en Texcoco hay una escuela donde puede estudiar. Ella se refiere al Colegio Nacional Matemáticas (CONAMAT). Por tanto, él estudia allí de agosto de 2018 a 2019. El costo del curso fue de 9,000 pesos.

Presenta por tercera vez el examen de ingreso a la educación superior en febrero de 2019, para obtener 90 aciertos; no obstante, necesitaba sacar 104 aciertos. Alexis, pese al resultado, se siente alentado ya que se percibe cada vez más se acerca de los aciertos requeridos. Durante los meses que faltan para la segunda vuelta de ese año sigue estudiando.

Presenta por cuarta vez el examen en junio de 2019. En la segunda vuelta de ese año para ingresar a la UNAM saca como resultado 93 aciertos. Para esta ocasión necesitaba obtener como mínimo 112 aciertos. En su trabajo como mesero lo habían estado apoyando para que estudiara en un horario fijo, pero los resultados no eran positivos. Frente a esto, su jefe le señaló que decidiera seguir en los cursos o en el trabajo. Porque el resto de los trabajadores rolaban turnos y Alexis no como apoyo para su preparación.

Alexis consigue que su jefe lo siga apoyando y vuelve a tomar el curso en CONAMAT, de agosto de 2019 a febrero de 2020 (quinta vez que lo presenta), presentando el examen el 21 de febrero de 2020, obteniendo 102 aciertos. Para esta ocasión se solicitaban 104 aciertos para ingresar a la carrera de medicina en la UNAM. En esta ocasión se sintió muy decepcionado y a punto de decidir estudiar en el Sistema Abierto y a Distancia de la UNAM; no obstante, ninguna lo convenció.

Ante su depresión y decepción, sus amigos y otras personas lo apoyaron para seguir adelante. Sus amigos que conoció desde la primera escuela le decían que lo siguiera intentando que ya poco le faltaba. Algunas historias que le contaban las personas que atendía en el restaurante lo motivaron para seguir haciendo los exámenes. Una de esas historias era de una señora que a los 50 años se tituló y que le contó que le estaba yendo muy bien en el trabajo.

Alexis Fabre decide continuar con este esfuerzo y que no se debe de conformar sino seguir estudiando. Por una parte se siente tranquilo porque tiene trabajo. Sin embargo, hay algo que cambia sus planeas: la pandemia de COVID 19 que llega a México en marzo de 2020. Se cierra el restaurante donde está trabajando y rápidamente se le van a acabando sus ahorros. Como solución, vende diferentes productos para apoyar en los gastos en su casa, ya que a sus padres también les ha ido muy mal económicamente.

Sigue estudiando para poderse quedar en la carrera que él quiere durante los meses de marzo a septiembre de 2020. Señala que se privó de muchas cosas para poderse quedar en la carrera de medicina. Sin embargo, también descubrió que le gustaba otra carrera que se impartía en la Universidad Autónoma Metropolitana: Ingeniería Biomédica. En septiembre de 2020 presenta el examen a la UNAM y a la UAM (sería la sexta ocasión que presentaba el examen para ingresar a educación superior). En el examen para entrar a la carrera de medicina en la UNAM saca 110 aciertos, sólo le falta un acierto para quedarse, ya que en esta ocasión pedían como mínimo 111 aciertos. En el examen para la UAM le aparecía en los resultados que estaba seleccionado. La dicha de Alexis Fabre ha sido mucha porque logró su objetivo de entrar a una escuela de gran prestigio como es la Universidad Autónoma Metropolitana, con mucho esfuerzo, constancia y disciplina, para estudiar Ingeniería Biomédica.

Es importante resaltar que todo aquello que se ve negativo en escuelas públicas o por lo menos en el bachillerato público que cursó Alexis Jesús, fue lo que hizo en las escuelas privadas. Entre esas cosas fueron: 1) estudiar, 2) recordar, 3) memorizar contenidos, 4) ser disciplinado, 5) querer estudiar, 6) tener un objetivo personal, un sentido propio de por qué hacer esto, 7) trabajar y estudiar al mismo tiempo, 8) hacer exámenes, cuando ellos están mal vistos por lo menos en el bachillerato donde él estudio. En muchas escuelas preparatorias oficiales se les dice a los maestros que ellos no saben hacer exámenes, sólo “los especialistas” de instituciones como el CENEVAL.

Elías, profesor en el Colegio Nacional de Matemáticas (CONAMAT)

 

Elías Hernández es egresado de la Facultad de Filosofía y Letras. Del 2018 al 2020 hace su tesis de licenciatura sin ningún tipo de apoyo económico familiar o algún tipo de beca expedido por el Estado u otra institución. Él es padre de una niña de 3 años y el sostén de ella y de su pareja. Esto ha implicado buscar diferentes empleos y trabajos a lo largo de los años. Hace la tesis al mismo tiempo que trabaja en diferentes actividades: como corrector de estilo, vendedor ambulante y profesor en el Colegio de Matemáticas (CONAMAT).

De las anteriores labores, cabe destacar su desempeño como docente en Conamat en el año 2018, tiempo en el que impartió cursos COMIPEMS, UNAM, UAM, Politécnico y de Bachillerato único. Durante tal lapso vivió en una situación laboral precaria: sin prestaciones ni contrato y con un pago de 60 pesos la hora, el cual se le otorgaba, como a todos los docentes de tal sitio, en efectivo con un desface. Sueldo, asimismo, que variaba según la cantidad de cursos, más no de alumnos. De este modo, se pagaba lo mismo un grupo con cinco personas que uno con cuarenta. Por lo anterior, trabajar en esa institución implicaba una situación de inestabilidad y zozobra. Tal falta de derechos laborales suele justificarse por la falta de título. Por ello, no estar titulado pone a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad muy preocupante.

Por otro lado, el pago de los cursos que cobra tal institución a los estudiantes es difícil de cubrir y no cualquier persona puede solventarlos. Por ello, como en el caso de Alexis, muchos recurren a alguna alternativa laboral para lograrlo. Es preciso mencionar que el precio de los cursos va de los 5 mil, 7 mil hasta los 10 mil pesos en cursos que duran 5 meses.

De acuerdo al testimonio de Elías, él debía calificar diariamente las actividades escolares de los estudiantes. Asimismo, debía revisar los exámenes que cada semana se aplicaban a los alumnos para medir sus avances, porque dichos exámenes eran calificados por el profesor y no por la institución. Esta labor se veía magnificada debido a la cantidad de grupos y de alumnos. Importante es resaltar que esta institución tiene por norma aplicar exámenes a los estudiantes y entregarles sus resultados. En consecuencia, cada profesor calificaba, por semana, un mínimo de 160 exámenes.

Existen guías de las cuales los estudiantes debían estudiar para tales exámenes, guías que seleccionaban la información pertinente para la futura prueba al que los alumnos se preparaban. Los estudiantes debían disciplinarse a estudiar, concentrarse y a aprenderse de memoria la información y el conocimiento para obtener mejores calificaciones en los exámenes que constantemente se realizan.

El estudio, la concentración, la memorización y los exámenes es parte de la didáctica fundamental que lleva a cabo el Colegio de Matemáticas, para que quien pague el curso tenga mayores posibilidades de quedarse en la institución donde desea estudiar una carrera universitaria. Frente a esto, hay que resaltar algunas cosas. Por un lado, en el sistema público se ha perdido la disciplina para estudiar. Muchos jóvenes no dedican el tiempo libre que tienen al estudio. Además, a lo largo de las décadas se ha ido reduciendo la carga de realizar tareas en casa. Por el contrario, hubo algunos discursos ideológicos que descalificaban la tarea. Ese es un debate pendiente que debemos seguir haciendo en el campo pedagógico sobre el papel de las tareas y el uso del tiempo libre, ubicando esta discusión en los diferentes contextos rurales y urbanos que existen en México.

Uno de los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día es el de revisar el papel cognitivo y psicológico de los estudiantes cuando, por medios virtuales, no logran concentrarse debido a la sobrecarga de estímulos, al tiempo en que “la nueva realidad” se basa en plataformas digitales.

Regresando a la didáctica del CONAMAT en relación a la concentración, ella está relacionada en el interés que tienen las y los estudiantes para pasar el examen de ingreso o en el peor de los casos en no querer entrar a trabajar.

La memorización juega un papel muy importante en la didáctica de este tipo de instituciones que se dedican a colocar jóvenes en el sistema público de educación superior de la Ciudad de México. En tales centros se llevan a cabo procesos de memorización de información y conocimiento de cada una de las materias, de acuerdo al testimonio y lo vivido por Elías. En este espacio no entraremos en la discusión sobre si es buena o mala la memorización, sino sólo a hacer presente que ciertas instituciones como ésta la utilizan y en el momento de hacer un examen que va a marcar y modificar su vida para siempre tiene repercusiones positivas. Esto debido a que en muchos casos quienes compran este tipo de cursos sí logran ingresar a la institución que querían.

Asimismo, hacer exámenes es importante, ya que como hemos narrado a lo largo del texto desde educación preescolar hasta bachillerato en el sistema público se ha atacado el hacer examen como lo peor, lo más tradicional, lo menos didáctico: “un buen maestro no hace exámenes”. Sin embargo, en este tipo de instituciones, tal es una de sus herramientas didácticas fundamentales, y además les funciona con el objetivo de que quienes asistan a sus cursos pasen los exámenes de selección nacional, ya sean estos a nivel bachillerato o licenciatura. Quizás tendremos que seguir estudiando el valor del examen con mayor cuidado y no descartarlo como una herramienta fundamental que arroja datos necesarios, así como los usos que se le pueden dar.

La cuestión a señalar aquí estriba en cómo este tipo de instituciones sí llevan a cabo determinados procesos, elementos y estructuras que pueden ser identificadas como “educación tradicional” y dan resultados favorables a quienes tienen la capacidad económica y el apoyo familiar. No obstante, tales instrumentos, en el sistema educativo público, han sido desprestigiados, como la memoria, el examen, la autoridad. Por ello, aunque los estudiantes “aprueben” con calificaciones de 9 o 10, como en el caso de Alexis con 9.8, siendo uno de los promedios más altos de su generación, tienen que ir a este tipo de lugares para obtener información, memorización, capital cultural y simbólico para lograr aprobar un examen que puede cambiar su vida. Quizás sea momento de analizar con más calma muchos procesos de enseñanza, de aprendizaje, de evaluación o todo aquello que se tildó como “educación tradicional”. Con esto no estoy diciendo que se haga una educación para esclavos, en contra de la libertad o en contra de la emancipación humana, sino que estudiemos con cuidado lo que está pasando en nuestras escuelas y que escuchemos a las maestras y maestros desde su experiencia y no desde aquel o aquella que quiere quedar bien con el director, la directora, la autoridad o el mismo Secretario de Educación.

A modo de continuación ante la reprobación

 

Plantear un análisis sobre la no reprobación no surge como consecuencia de creer que la reprobación es la solución de los problemas educativos. Si se llegara esa conclusión se haría lo mismo que se ha hecho en los últimos años, pero en el sentido contrario. Este análisis surge por la necesidad de pensar de forma compleja los procesos educativos, en los cuales siguen presente los procesos de aprobación y reprobación.

Y es que, para poder encontrar soluciones a los problemas educativos, lo esencial es identificarlos y no ocultarlos, que es lo que ocurre cuando por mandato institucional se aprueba a los estudiantes sin ver todos los factores, relaciones y procesos que están ocurriendo para que se dé esto y poder construir soluciones más viables y honestas. Parecería que no se pueden hacer cambios estructurales y que todo debe de seguir igual para que no se note que estamos metidos en graves problemas por la crisis educativa reforzada y acelerada por el COVID 19. Y esa crisis educativa no es sólo la que está relacionada con la formación de capital humano, sino con una crisis educativa que tiene que ver con los problemas de la mayoría de la población, y no sólo con problemas económicos y con ganancias de la grandes empresas nacionales e internacionales, donde la economía y los procesos laborales no pueden parar, y para ello es necesario consumir hasta el cansancio o hasta la muerte.

La crisis educativa que se va mostrando y está relacionada con lo que se aprende y con lo que no se aprende, con lo que se evalúa y con lo que no se evalúa, con lo que se aprueba y con lo que no se aprueba. Esto está unido con problemas más cercanos a la mayoría de la población, como son los diferentes tipos de violencias que hay en México, con el aumento de la pobreza y la desigualdad de la mayoría de la población durante esta pandemia de COVID 19, diferentes procesos de ignorancia, de indolencia y de irresponsabilidad con el otro, lo cual está incluido con el problema de volver a redefinir la noción de estudiante y maestro, ya que la noción de estudiante se parece cada día más a la noción de cliente o consumista. Es necesario volver a tomar muy enserio quiénes son los estudiantes, qué implica identificar a alguien como estudiante. Todo esto enmarcado en el campo de ubicar si realmente a la infancia y a la juventud mexicana se le está cumpliendo el derecho a la educación, si el cumplimiento al derecho a la educación se cumple exclusivamente con ser parte de una matrícula y recibir una beca o alguna concesión dada por el Estado, como es el otorgar una calificación aprobatoria aunque no sepa los conocimientos, actitudes y sentimientos necesarios para la vida o aunque no se sepa del él o ella ya que no se comunica con sus maestros por ningún medio.

La aprobación y la reprobación como un binomio de evaluación lo podemos ubicar como un sistema de administración, organización, ordenación de lo que los estudiantes pueden y no saber sobre determinado contenido curricular o escolar y de su realidad más cercana. Saber o no saber resolver problemas concretos en su realidad socio histórica, lo cual le va a permitir tener acceso a determinadas escuelas o instituciones de educación media superior y superior y también en el acceso a determinadas tipos de trabajo y de participación políticas en los diferentes espacios donde se encuentren las y los estudiantes. Por ende, la reprobación sería no saber contenidos curriculares y escolares, ni tampoco saber sobre su realidad, ya sea esta histórica, social, biológica o natural y por ende no se tiene la capacidad ni las actitudes, ni las aptitudes para resolver los problemas muy concretos de su realidad, como por ejemplo tomar las medidas preventivas para evitar el contagio de COVID 19.[3]

Tanto la aprobación y reprobación siguen estando presente en el sistema educativo nacional. En el caso de la reprobación quien la puede efectuar en la educación básica ya no son las maestras y los maestros, sino otras instituciones tanto públicas como privadas. Los momentos más claros de la reprobación los podemos ubicar en los exámenes de selección nacional para ingresar a educación media superior, en los exámenes de ingreso a educación superior que hacen diferentes instituciones, como las universidades públicas y los diferentes mecanismos de certificación que existen tanto en instituciones públicas y privadas, así como también en exámenes que evalúan el logro del aprendizaje de los estudiantes como PLANEA o ENLACE. Además, muchas veces para obtener conocimientos, creencias, saberes, capital cultural y simbólico muchas y muchos estudiantes que, por ejemplo, van a acceder a educación media superior o superior, pagan cursos privados para obtener esto, como se muestra en este texto con el testimonio de Alexis Fabre. Ello hace que lo que se transmite o lo que se necesita saber para poder resolver un examen de forma satisfactoria se tiene que comprar, se convierte el conocimiento en una mercancía epistémica. ¿Qué estudiantes pueden hacer esto y quiénes no?

Hablar de la reprobación o no reprobación se convierte en una necesidad para la sociedad mexicana si queremos cumplir el derecho a la educación para las niñas, los niños, las y los jóvenes, pero también para los adultos y los ancianos, ya que si no se cumple el derecho al conocimiento y al saber, el derecho a la educación para todas y todos, el derecho a la educación, se estará violando constantemente, ya que no sólo se debe de pensar a los derechos humanos en su dimensión individual, sino en su dimensión social y colectiva. Como se decía con el epígrafe al inicio de este texto: “aprobar no es aprender”. Aprender debe implicar desarrollar, construir, transmitir saberes, conocimientos y sentimientos que nos permitan resolver nuestros problemas. Uno de esos problemas es la proyección que hay sobre la pobreza y pobreza extrema que organismo como la CEPAL dan en consecuencia de la pandemia del COVID 19, se señala que posiblemente el 67% de la población de México esté o estará en pobreza.[4] Nos urge ir pensando de otras maneras y formas el problema de la aprobación-reprobación, ya que lo que está de fondo es poder resolver nuestros propios problemas, eso urge y es una gran necesidad si se quiere hacer frente a todas las “pandemias” que hay en México.

[1] Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación, Género y Derechos de la Humanidad. Agradezco a Miriam Isabel Arciniega y a Mauro Jarquín por la lectura y sugerencias al texto; a Jessica Nayelli Cruz Jiménez y a José Ángel Gil García por la información que me proporcionaron, así como a David Elías Hernández por las correcciones para este texto.

[2] Quien ha hecho avances muy interesantes en la compresión de este tipo de procesos ha sido Pablo Gentili, él habla del concepto de exclusión incluyente, señala al respecto: “los mecanismos de exclusión educativa se recrean y asumen nuevas fisonomías en el marco de dinámicas de inclusión o inserción institucional, que resultan o bien insuficientes, o bien inocuas para revertir el aislamiento, la marginación y la negación de derechos involucrados en todo esquema de segregación social, dentro y fuera de las instituciones educativas.” Pablo Gentili, “Marchas y contramarchas. El derecho a la educación y las dinámicas de exclusión incluyente en América Latina”, en: Pedagogía de la igualdad: ensayos contra la educación excluyente, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2011, p. 78.

[3] Cuando se habla del saber no sólo se contempla el terreno cognitivo o epistemológico, sino también se comprender como parte del saber a los pensamientos, sentimientos y emociones que se han transmitido o construido a través de diferentes procesos educativos o pedagógicos. Se sabe a partir del cuerpo y de los sentidos. De este modo, se piensa junto con Carlos Lenkersdorf que el cuerpo es la unidad unificadora de razón, sentimientos, emociones: unidad unificadora de los seres humanos. Carlos Lenkersdorf, Filosofar en clave tojolabal, México, Miguel Ángel Porrúa, 2005, p. 55.

[4] Información consultada en: https://expansion.mx/economia/2020/07/15/poblacion-mexico-sera-pobre-tras-crisis-alerta-cepal, el jueves 17 de diciembre de 2020, a las 13:05.

Fuente: https://www.educacionfutura.org/la-reprobacion-invisible-parte-iii/

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Criminalización de la pobreza en América Latina

Por: Yani Vallejo Duque* Y Alfonso Insuasty Rodríguez**

Comienza un nuevo año con grandes retos ante el repunte de la pandemia. Si bien se genera una luz de esperanza por la fase de distribución de las vacunas, dicho avance se opaca ante la lógica del sistema tal como lo advierte Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien en el discurso de apertura del Comité Ejecutivo de la OMS (2021) afirmó: «Debo ser franco: el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico, y el precio de este fracaso se pagará con las vidas y el sustento de los países más pobres» (BBC, 2021), refiriéndose a la enorme desigualdad en la distribución de la vacuna contra el SARS-CoV-2, alertando sobre las graves consecuencias de esta realidad.

Los estragos de esta pandemia son enormes, desempleo, hambre y cambio de la forma de vivir, pero las fórmulas económicas del neoliberalismo vuelven a aplicarse sin inconveniente ni piedad.

Los dineros públicos han sido utilizados para salvar los sectores que el sistema considera “estratégicos”, léase sector financiero con todas sus ramificaciones y, claro está, las empresas amigas de los gobiernos de turno que, por lo regular, son las que han financiado sus campañas.

El resto de la población no solamente esta perdiendo sus seres queridos, sus empleos, su sustento, su actividad económica derivado de un sistema de salud que se privatizó y precarizó y de una lógica económica y de mercado que privilegió al sector financiero y de servicios, dejando a la gran mayoría de la población en condiciones de exclusión, miseria y pobreza, pero con un fuerte discursos de progreso. Se trata de un sistema social en sí, enfermo.

Los gobiernos progresistas entienden que es muy importante palear la crisis con un ingreso básico a las familias que lo requieren de urgencia, invertir con prestamos estatales en los pequeños y medianos negocios que reactiven de nuevo la economía y reforzar el sistema de salud para evitar más muertes de compatriotas, entre otras.

Pero vemos cómo los gobiernos de derecha vuelven a las soluciones más radicales del capitalismo lo que incluye de suyo, criminalizar a los pobres que aumentan gracias a sus medidas y decisiones, es decir, solucionar la crisis endureciendo sus normas penales y ampliándolas para solucionar la crisis persiguiendo a las personas que se re-buscan su supervivencia.

Se trata de una refinada forma de eliminación de un amplio sector de la población que ya no es útil al sistema, el uso de diversas tecnologías de poder para exterminarla por diferentes causas y métodos.

Esta formula no es nueva y por el contrario lleva décadas aplicándose como la solución al problema de la inseguridad, se busca de manera selectiva la creación de delitos para que estos encajen de manera perfecta en el actuar de los pobres.

Un ejemplo muy particular en Colombia es ver la cantidad de personas privadas de la libertad por narcotráfico pero que, al analizar las características socioeconómicas de la población carcelaria lo que vemos en realidad es la detención del eslabón más débil de dicha cadena, es decir, consumidores o incluso pequeños distribuidores.

Por su parte, los grandes capos del narcotráfico o sus testaferros son de mucha utilidad, como bien lo saben tanto presidentes como altos cargos de Colombia al momento de financiar sus campañas o aplicar el control paramilitar en cualquier comunidad y territorio estratégico, para hacer el trabajo sucio. Vale afirmar que, no es real la guerra contra el narcotráfico, sino que esta es en realidad, una guerra contra los pobres en sus diferentes modalidades y presentaciones, pues en lo concreto, el narcotráfico le es de mucha utilidad al sistema, tal como lo aseguran los Zapatistas con fundamentada razón (BBC, 2011).

La policía criminal de todos los países está construida sobre la base del resultado, es decir mostrar grandes estadistas de lucha contra el crimen, pero al ver la población carcelaria y observar el rostro de la cifra se puede evidenciar que dicha cifras se edifican sobre los más pobres, los menos favorecidos por la sociedad, una población que de manera sistemática ha sido discriminada y a quienes no se les crean ofertas reales institucionales, pero a la qué si se reprime, oprime y encarcela, es un juego perverso.

En los últimos años, el incremento de la criminalidad en la región fue atendido con políticas de encarcelamiento masivo (aumento de sentencias y de delitos encarcelables). Esto significó una enorme presión sobre el sistema penitenciario porque el aumento de la inversión presupuestaria en el sector se vio ampliamente superada por el aumento de la población carcelaria. Por ejemplo, la población carcelaria de Brasil se triplicó en apenas dieciséis años, sin embargo, el presupuesto apenas tuvo un aumento del 20%. (Shuster, 2017)

Es simplemente analizar las cifras de personas detenidas en los países latinoamericanos que, pueden contarse por millones, en más del 99% es una población de bajos recursos.

Por otro lado, los grandes delincuentes de la sociedad, aquellos que se apropian de los recursos públicos, se enriquecen y acumulan a costa de dejar a grandes franjas de la población sin acceso a servicios básicos de salud, educación, servicios públicos, etc, incrementando la exclusión, no son perseguidos sino alabados y señalados como empresarios o políticos ejemplares. Ahora bien, si por alguna razón llegasen ser detenidos operaran tantas razones y esguinces legales para lograr los más altos beneficios y tratos preferenciales para estos personajes garantizando eso sí, mantener sus privilegios. Para recordar, en Colombia un expresidente fue detenido en su hacienda de mas de 1.500 hectáreas de terreno y se mostraba como una gran humillación.

Pero mas complejo aun es la forma como esta ilógica realidad se ha normalizado, se asume como “normal” que en una sociedad existan pobreza, miseria y marginalidad, se cree que así es, ha sido y será siempre un fenómeno que no se cuestiona ni se discute.

En este contexto, la categoría “pobre” y se asimila a “peligroso e indeseable”, es decir, el pobre es sospechoso per se de cometer delitos, de incurrir en conductas ilícitas.

Se ha logrado que la misma sociedad empobrecida, no cuestione en lo más mínimo cuando ve que se captura un habitante de la calle o un joven de un barrio de la periferia o incluso en un simple espacio público, no se cuestiona porque sobre el ya cae una gran sospecha de ser culpable y es que al parecer no tiene recursos económicos y eso lo convierte en culpable a simple vista.

Como el título de esa gran película de Bryan Signer, los pobres son los sospechosos de siempre; sobre los pobres recae la estigmatización y el señalamiento social, que se afinca cuando el estado por medio de su fuerza policial no solo acosa, sino que persigue en los sectores populares a esos culpables sin ser juzgados. Luego, son llevados ante un Fiscal que con solo verlos ya también considera que son culpables y por último cuando están frente a un juez este obviamente solo ratifica lo que es evidente a sus ojos, la culpabilidad salta a la vista.

El primer paso para dar solución a este círculo vicioso es cuestionar de entrada el orden desigual como una tecnología de poder para la eliminación de un sector de la población, es la creación de un orden inhumano y denigrante.

En alguna ocasión aprendimos con los curas de la teología de la liberación en una comunidad muy humilde una suerte de pedagogía para la emancipación por medio de la cual se hacía reflexionar a las comunidades sobre como no se debe hablar de pobres como una categoría etérea y general sino de empobrecidos, en tanto alguien ejerce el poder para enriquecer a unos pocos y en consecuencia mantener en la marginalidad a la mayoría de la población, es así que, en este ejercicio los recursos son arrebatados a las comunidades por verdaderos delincuentes que malbaratan el futuro de millones de personas, así, no solo empeoran sus condiciones sino que los condenan a generaciones en condiciones inhumanas.

El neoliberalismo es la marginación fría de la mayoría sobrante. O sea, salimos de la dominación hacia la exclusión. Y, como se suele decir, hoy ser explotado es un privilegio, porque muchos ni siquiera alcanzan la «condición» de explotados, ya que no tienen ni empleo. Estamos viviendo entonces lo que se llama un «maltusianismo» social, que prohibe la vida de las mayorías. (Azvedo, 2020)

Abordaremos con mayor amplitud el tema y sobre todo trataremos de centrarnos en las soluciones que consideramos mas oportunas para empoderar las comunidades y evitar continúe el incremento no solo de detenciones sino de los imaginarios colectivos que incluso esta generalizado en las mismas comunidades humildes.

Referencias bibliográficas.

Azvedo, D. (9 de agosto de 2020). El neoliberalismo es la muerte. Entrevista a Mons. Pedro Casaldáliga. Obtenido de Koinonia: https://kavilando.org/lineas-kavilando/formacion-genero-y-luchas-populares/7913-el-neoliberalismo-es-la-muerte-entrevista-a-mons-pedro-casaldaliga

BBC. (6 de mayo de 2011). México: frenar la violencia narco, ¿la nueva cruzada zapatista? Obtenido de BBC Mundo México: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/05/110506_mexico_ezln_marcos_zapatistas_sicilia_irm

BBC. (enero de 19 de 2021). Vacuna contra el coronavirus: la OMS advierte que el mundo está al borde de un «fracaso moral catastrófico». Obtenido de BBC News Mundo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-55712748

Restrepo Marín, J., & Insuasty Rodríguez, A. (2016). Medellín, un modelo que incluye la pobreza como negocio. Revista Kavilando, 6(1), 72-79. Recuperado a partir de https://www.kavilando.org/revista/index.php/kavilando/article/view/79

Shuster, M. (noviembre de 2017). Pánico, violencia y crisis en las cárceles de América Latina. Obtenido de Nueva Sociedad: https://nuso.org/articulo/panico-violencia-y-crisis-en-las-carceles-de-america-latina/

Vélez Bedoya, Ángel, & Insuasty Rodríguez, A. (2018). Antropología del pobre y alternativas al desarrollo en Medellín. El Ágora USB, 18(2), 318-328. https://doi.org/10.21500/16578031.3820

*Abogado, especialista en derecho penal, defensor público e investigador Grupo Kavilando.

**Docente Investigador Universidad de San Buenaventura Medellín, Integrante Red Interuniversitaria por la Paz, actual Consejero de Paz Conpaz Medellín sector Universidades, e Integrante grupo Autónomo Kavilando. Contacto: Alfonso.insuasty@gmail.com

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/criminalizacion-de-la-pobreza-en-america-latina/

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Igualar a víctimas y verdugos: cuando la comodidad occidental se parece a la guerra

Por: Alberto Rodríguez García

«Vi a estas tropas de la Guardia Nacional en una esquina normal de una calle de Washington (…) me recuerda a las zonas de guerra que vi en Bagdad, Mosul o Faluya», tuiteaba la estrella de la CNN Wold Blitzer cuando los días anteriores a la investidura de Joe Biden la capital de los EE.UU. se llenó de reservistas que debían asegurar una transición pacífica del poder presidencial. Comparaciones como esta, la equiparación de los males estéticos del primer mundo con el horror de la guerra, tristemente se han vuelto normales en una sociedad occidental demasiado infantilizada como para discernir entre problemas menores, preocupantes y el puro horror. Una trivialización de la barbarie triste, porque esconde una mentalidad perversa: no hay más víctima que el verdugo.

Imaginen pensar que un policía o un soldado haciendo su trabajo en su país es mínimamente comparable a una fuerza invasora levantando ‘checkpoints’ con licencia para matar. Imaginen que puede haber parecido alguno entre solo tener que preocuparse por llevar la documentación encima en un momento de excepcionalidad y cargar a diario con síndrome de estrés postraumático tras dos décadas de violencia incesante. Que un estadounidense tenga miedo de su propio sistema y contrato social, no es ni remotamente equiparable a ser un iraquí que ve cómo la aviación de un país extranjero destruye su ciudad, cómo las bombas mutilan a sus familiares, cómo cada bala acaba con sus proyectos vitales y cómo toda una generación venidera nace con problemas y malformaciones por el uranio utilizado por EE.UU. durante la invasión. Es triste, pero también miserable, igualar un Estado ejerciendo el monopolio del poder en su territorio con una invasión salvaje que destruya la vida de sus nativos. Pero sobre todo es mezquino hacer esta trivialización del dolor de la víctima cuando tu país es el verdugo y tú quien justifica los crímenes.

Comparar los males endémicos de una sociedad occidental desnortada con los males de una sociedad destruída por las bombas de quienes en Occidente llegan a creerse víctimas de sus propias fantasías es algo para lo que no hay calificativo positivo alguno.

Decía Edward Said que el orientalismo permite, mediante los prejuicios eurocéntricos, justificar la dominación de los árabes y musulmanes durante el colonialismo, pero también después. Hoy, dentro del falso progresismo occidental todavía perdura ese orientalismo que además adopta formas más perversas. Y así, todos los males endémicos de nuestra sociedad decadente, individual y apática tienen que encontrar su reflejo en Oriente. El autoritarismo, la corrupción o la violencia en los países occidentales siempre tienen que encontrar su reflejo en Oriente. Los males de Reino Unido encuentran su reflejo en Irak, los de Francia en Siria, los de EE.UU. en Afganistán… y esto no es algo ajeno a España, donde hay quienes buscan el reflejo de todos sus males en Oriente, borrando todo el contexto y la historia que hay detrás.

Y así, hoy en España hay quienes tienen la poca vergüenza de comparar a sus rivales político-ideológicos no con líderes corruptos o autoritarios, sino directamente con ISIS, responsable del genocidio yazidí y crímenes tan aberrantes como asesinar a más de 1.400 chiíes en un único día. Hay quienes comparando a sus rivales político-ideológicos con ISIS, tienen la poca vergüenza de equiparar su activismo de teclado, café y sofá con la guerra, con el sacrificio de miles de hombres y mujeres que regaron con su sangre el camino que condujo a la destrucción del califato.

Hay una sociedad tan acomodada en la seguridad de Occidente que es incapaz de asumir que tiene contradicciones internas y males endémicos, propios, y que la existencia de estos no se deben a un mundo de buenos y malos ni a la importación de ideas perversas.
Pero esta equiparación, además, es sangrante porque iguala problemas minoritarios que se gestan y desarrollan en Europa con problemas graves en Oriente Medio que se gestan por contradicciones propias, pero cobran fuerza con la intervención extranjera. Porque ISIS no aparece de repente. Porque ISIS no son cuatro fanáticos con discursos de odio. ISIS cobra fuerza cuando Reino Unido, EE.UU. y España –sí, la España de Jose María Aznar– destruyen Irak dejando un Estado ingobernable en el que la insurgencia suní y la vieja guardia del baaz cobran fuerza. Una insurgencia que salta a Siria cuando por intervención extranjera el país queda arrasado. Comparar los males endémicos de una sociedad occidental desnortada con los males de una sociedad destruída por las bombas de quienes en Occidente llegan a creerse víctimas de sus propias fantasías es algo para lo que no hay calificativo positivo alguno.

El mundo ya se ha convertido en un teatro en el que la realidad a menudo es ajena a la función. Una función escrita por una sociedad tan acomodada en la seguridad de Occidente que es incapaz de asumir que tiene contradicciones internas y males endémicos, propios, y que la existencia de estos no se deben a un mundo de buenos y malos ni a la importación de ideas perversas; se debe a la existencia misma de la sociedad. Y en este espectáculo de lo grotesco, los verdugos osan presentarse como víctimas frente a un público encerrado en una burbuja que le impide ver el mundo a su alrededor. Pero el teatro no es más que una quimera. Ni el ejército en las calles es equiparable a la realidad de Faluya, ni ISIS es como un enemigo político, y es que quienes repiten esta mentira y se creen luchadores de algo, carecen de la dignidad, el coraje y la entereza de quienes en zona de guerra miran –a diario– a la muerte de frente.

Fuente: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/382151-igualar-victimas-verdugos-comodidad-occidental-guerra

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Las colas del hambre

Por: Víctor Arrogante

En Madrid la crisis social sigue aumentando ante el rebrote de la emergencia alimentaria. Las colas del hambre, que se generaron durante el confinamiento ante la falta de ingresos de una gran parte de la ciudadanía, se han vuelto a incrementar en las últimas semanas.

Si hay algo que me produce ansiedad y provoca en mí un enojo exacerbado, son las imágenes de personas haciendo cola para recibir alimentos y productos de primera necesidad. Que eso ocurra en España a estas alturas de la historia, es una auténtica vergüenza, que nos transporta a la posguerra, cuando tanta necesidad había y que sufrimos millones de personas.

En Madrid la crisis social sigue aumentando ante el rebrote de la emergencia alimentaria. Las colas del hambre, que se generaron durante el confinamiento ante la falta de ingresos de una gran parte de la ciudadanía, se han vuelto a incrementar en las últimas semanas. Esta situación recuerda el establecimiento de racionamientos y cupos durante el franquismo hasta 1959, cuando se aprobó el Plan de Estabilización que produjo que en los años sesenta comenzara el desarrollo, aunque persistió el atraso tecnológico, científico y educativo. No se como hemos podido sobrevivir.

Este artículo bien podía haberse titulado Las colas de la muerte, si nos referimos al número tan elevado de personas muertas en las residencias de mayores, que se están convirtiendo en auténticos centros de exterminio, cuando son imprescindibles para la sociedad y deberían consolidarse como un pilar social esencial del Estado de bienestar. Los últimos datos ofrecidos muestran que 26.905 personas con covid-19 o síntomas similares han fallecido, según los datos procedentes de las comunidades autónomas. Esto significa que más del 46% de las muertes notificadas oficialmente se ha producido entre mayores que vivían en residencias de personas mayores.

La mayoría de las defunciones se han producido en Madrid, Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha. En el último caso conocido, diez ancianos han muerto en un mes por un brote de coronavirus en la residencia Los Nogales Puerta de Hierro. Otro caso es el de la residencia Vigor de Becerril de la Sierra, donde han muerto 11 mayores por coronavirus, que ha sido denunciada por presuntos delitos de homicidio imprudente, lesiones y omisión de socorro. La comunidad donde hay más expedientes penales abiertos es Madrid con 112. Desde que comenzó la pandemia, las 710 residencias de la Comunidad suman 6.038 fallecidos, frente a un total de 12.578 muertos.

No podemos consentir que continúe la tragedia contra las personas mayores en las residencias. Es necesario un mayor control y un incremento de la financiación pública en los centros que realizan un servicio imprescindible para la sociedad; y «si fuera posible» (que habría que hacerlo posible), que figuras políticas como la de Isabel Díaz Ayuso, tuvieran prohibido la gestión de estos y otros centros esenciales, que los convierten en fábricas de miseria, con sus colas de la muerte.

Desde el inicio de la pandemia, se ha multiplicado por diez el número de personas que acuden a los repartos de comida. La falta de ingresos y de políticas eficaces y efectivas del Gobierno, comunidades y ayuntamientos, se han convertido en las principales causas del aumento de afectados. Como consecuencia de esta trágica situación, los bancos de alimentos, centros sociales y asociaciones se han constituido en la red fundamental que está consiguiendo auxiliar a los más vulnerables.

Hasta 1952, España no empezó a recuperar los niveles de vida que tuvo en 1935. Estados Unidos, valoró como muy positiva (ya lo había hecho Hitler), la situación geoestratégica de la España atlántica, mediterránea y pirenaica y en su beneficio, convinieron el pacto con la dictadura franquista y la instalación de sus bases militares, que aquí siguen. Eran los años del hambre, del estraperlo, de la escasez de los productos más necesarios, del racionamiento, de las enfermedades contagiosas, de la falta de agua, de las restricciones eléctricas, del empeoramiento de las condiciones laborales, del frío y los sabañones; de la leche en polvo y del queso amarillo-naranja americano. Las cárceles abarrotadas de presos políticos y en las cunetas fosas comunes, ciento cuarenta mil desaparecidos en la guerra y la dictadura; que hay siguen.

En el informe Diagnóstico Social de la crisis por covid-19, el Ayuntamiento de Madrid asegura que la pandemia está creando una «expansión descomunal de nuevos vulnerables». Nadie se libra: mujeres, familias con hijos, jóvenes menores de 35 años y personas mayores de 65 años son los colectivos más golpeados por la crisis. Es normal en una ciudad que ha visto como su tasa de paro crecía más de un tercio hasta situarse en un preocupante 16,1%, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa. Los datos son desoladores. Uno de cada tres hogares de la ciudad se ha empobrecido durante 2020 debido a la crisis del coronavirus, especialmente aquellos con menores a cargo y los de familias monoparentales encabezadas por mujeres.

Desde que se desencadenó la pandemia, allá por el mes de marzo del año pasado, las asociaciones vecinales han actuado como una auténtica red solidaria para la inmensa mayoría de las personas arrasadas por la crisis. Donde el Ayuntamiento no llega, ahí están las asociaciones de vecinos, las organizaciones solidarias de todo tipo, casi todas las ONG y los bancos de alimentos. Ellos han sostenido a los más necesitados, aquellos que engrosan las llamadas colas del hambre. Al Ayuntamiento le estamos solucionando la papeleta, explican desde la Asociación de Vecinos de Aluche (AVA), uno de los barrios al sur de Madrid donde más ha golpeado la crisis: «de los servicios sociales del Ayuntamiento aquí no sabemos nada». La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) asegura que la ayuda del Ayuntamiento es «lenta, insuficiente e ineficaz». Las colas del hambre no dejan de crecer: Son los grandes olvidados, de los que pocos se acuerdan y las instituciones públicas, casi nada.

En mi barrio, durante mi infancia, en la calle Goya esquina Alcántara, se formaba la cola desde las cuatro de la mañana y abrían a las nueve. Vendían un kilo de galletas rotas por persona. Había colas para embarazadas y las que no lo estaban, lo simulaban para conseguir más alimentos y esperar menos tiempo. La gente llevaba sillas para que la espera fuera menos dura, cuando alguien intentaba colarse había incluso violencia. Sus hijos esperaban la comida en casa.

La crisis económica desatada por la pandemia está causando estragos en España. Se han destruido 622.600 empleos, la peor cifra desde 2013. El número de personas sin trabajo asciende a 3.719.800. Los hogares con todos sus miembros en paro subieron a 1,2 millones en 2020. Cuatro millones de personas se han visto afectados por regulaciones temporales de empleo, lo que significa que, a pesar de las ayudas decretadas por el Gobierno, en muchos casos sus salarios se han visto reducidos en un 50-80%.

La economía franquista significó la profundidad y duración de la depresión durante los años cuarenta. Para la mayor parte de los españoles fueron los años del hambre, del estraperlo, de la escasez de los productos más necesarios, del racionamiento, de las enfermedades, de la falta de agua, de los cortes en el suministro de energía, del hundimiento de los salarios, del empeoramiento de las condiciones laborales, del frío y los sabañones. Todo un desastre. La miseria se veía, se vivía, se sentía y se sufría.

En Madrid ya se habían dado episodios de hambre. En el verano de 1811 estalló una calamidad jamás sospechada: ¡el hambre!, como lo llamó Ramón Mesonero Romanos, cronista y concejal madrileño. Un capítulo negro de la historia madrileña: El hambre de Madrid, título basado en el cuadro de José Aparicio; un encargo gubernamental en referencia a este espantoso episodio. Después de cuatro años de guerra encarnizada, las cosechas, escasas, eran robadas por unos y otros ejércitos, y por las partidas de guerrilleros. Madrid aislada, por lo que sufría de un abastecimiento insuficiente.

La posguerra fue una época de mucho miedo y poco pan; la comida era un bien escaso que había que racionalizar. Los más miserables iban a Legázpi a por los deshechos del mercado de abastos. Si aquella busca salvó a mucha gente a morir de hambre, en los últimos tiempos se ha puesto en evidencia una  nueva categoría social: los trabajadores pobres, que ha trastocado el concepto de pobreza, como consecuencia de los bajos salarios y la baja la calidad de los empleos.

El hambre ha pasado de ser un fenómeno colectivo, a convertirse en una tragedia individual y familiar. No se trata solamente de las personas sin hogar, que han alcanzado el nivel máximo de exclusión social y marginación en una sociedad moderna, sino que cada vez haya más gente necesitada de.

La pandemia tiene rostro humano. La de los que han enfermado, los fallecidos, y la de tantos que se han empobrecido a causa del covid. El Ayuntamiento de Madrid ha constatado la caída en la edad de los demandantes de ayuda social; de una edad de 71 años a la actual de 41. También ha sido el año de la explosión de la solidaridad ciudadana.

Por cierto y al paso;  la crisis de las vacunas contra el coronavirus, es una auténtica vergüenza. No es que no crea en la efectividad de las vacunas, no soy científico para valorarlo, pero la programación institucional es un desastre. El Gobierno todavía dice que antes del verano estaremos inmunizados el 70% de la población española. No se si es por una inocencia irreflexiva o por una complicidad criminal con las farmacéuticas, que con su estrategia han aumentado sus capitales en la Bolsa, mintiendo en su capacidad de fabricación y suministro e incumpliendo compromisos contractuales.

De las colas del hambre a las colas de la muerte por la crisis de la covid-19 inundan Madrid y la España entera, que cualquier gobernante decente debería incluir entre sus prioridades de acción.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/las-colas-del-hambre/

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La visión mapuche, un aporte para la educación intercultural

Por: Ana Rosa Ñanculef Carilao

A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Educación, la visión mapuche en este tema es el de acompañar, cultivar, guiar, orientar el desarrollo ser humano en su proceso físico, social, emocional y espiritual, además de que sea consciente de que son parte de la naturaleza y equilibrada en su ser.

Se aspira a guiar un modelo de persona, como llegar a ser küme che (persona buena), newen che (persona con fortaleza), norche (persona correcta), kimche (persona sabia) y zoy kümechegeal kan antü (legar a ser cada vez mejor persona en el futuro).  De este modo, el pueblo mapuche tiene un modelo de educación, basado en la conexión de las personas con el universo, protocolos propios de comportamientos entre las personas y hacia la naturaleza, existe una estructura socio – política, como autoridades y agentes poseedores del conocimiento, la lengua, prácticas socioculturales y espirituales.

Por tanto, existen distintas técnicas y estrategias desde la pedagogía mapuche que desarrollan habilidades cognitivas propias, motricidad y desarrollo socioemocionales, como allkütun (escuchar activa), günezuamün (observar con profundidad), logkontukun (memorizar), piwkentukun (aprender desde el corazón), aukantun (jugar), pepilkantun (aprender haciendo). Esta forma de educar desde una perspectiva mapuche es vital para las nuevas generaciones como un referente del bienestar de la humanidad y más aún en el contexto actual de globalización y pandemia, donde ha primado el egoísmo, consumismo, egocentrismo entre las personas e instituciones.

Pero ¿qué ocurre en Chile con la Educación Intercultural?  ¿Qué ocurre con los derechos culturales de los niños, niñas y jóvenes en la actualidad? No se desarrollan y no se expresan en el sistema educativo occidental chileno, puesto que la educación chilena sigue siendo homogeneizadora.

A pesar de que la Educación Intercultural es comprendida como dos perspectivas de conocimientos, con el mismo respeto, diálogo, reciprocidad y racionalidad, y de haber comenzado en la década de los ‘90 en Chile, actualmente es aplicada sólo de manera incipiente. Se han incorporado contenidos del conocimiento del pueblo mapuche, que son tratados como una asignatura más del currículo escolar. Por lo tanto, no se incorpora los elementos socioculturales, espirituales y lingüísticos, que son transversal en la formación de niñas, niños y jóvenes.

Por eso, uno de los aportes de la visión mapuche sobre educación es reconocer y valorar las prácticas pedagógicas mapuche, donde se incorpora agentes y especialistas de cada territorio. Se utilizan los espacios propios para el aprendizaje, se incorpora la metodología propia, como el kimkantun: aprender haciendo, donde las niñas y niños aprenden a través de la práctica de acuerdo con su edad. Esto, siguiendo protocolos entregados por las autoridades ancestrales, imitando a los adultos, aprender a través del ensayo y error, se incorpora sensaciones (sabor, olor, tacto), donde se desarrollan emociones, además del sentido de pertenencia e identidad.

“Fey mew wiñowitxampüramtuayiñ, ka wenuntuayiñ tayiñ mapuche kimeltuwün, fillke chilkatuwe mew, ñi amulniegeael ta kimün nüwkülelu ta wallontu mapu mew, rüf fütxa kufi ñi felen tayiñ mapuche gen mew, fey mew petu mogeley tayiñ feyentun, tayiñ küpan, tayiñ tüwün ka femgechi tayiñ chegen”.

Por este motivo, invitamos a volver a levantar y valorar la educación mapuche en los diversos espacios educativos, tales como: las familias, organizaciones, escuelas, institutos y universidades, con el objetivo de fortalecer este conocimiento que está articulado con el universo y que se ha practicado desde tiempos milenarios en nuestro pueblo mapuche, lo cual ha permitido mantener  nuestras raíces, nuestra identidad, nuestra filosofía y nuestro ser, como che/ persona que pertenece a un territorio.

Fuente: https://www.diarioelpulso.cl/2021/01/24/la-vision-mapuche-un-aporte-para-la-educacion-intercultural/

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Las tres guerras de la vacuna contra el coronavirus

Por: Eduardo Febbro 


El descubrimiento, la distribución y las licencias originaron enfrentamientos que están muy lejos de resolverse. La historia de espías, contratos oscuros, atrasos y mercado negro, donde la vacuna se vende entre 250 y 350 euros «con entrega garantizada en cualquier lugar del mundo».


La vacuna contra la covid-19 dio lugar a dos guerras, y hay una tercera más agazapada en el horizonte: la primera fue por su descubrimiento; la segunda, en curso, por su distribución, y la tercera, por venir, concierne las licencias. Las dos primeras guerras dejaron a los países del sur relegados en los estantes de las buenas intenciones: Occidente compró el 90% de las dosis producidas por los laboratorios de Estados Unidos.

En la primera guerra, Estados Unidos, con los laboratorios Pfizer-BioNTech (BioNTech es alemán) y Moderna, Gran Bretaña y Suecia con la vacuna AstraZeneca/Oxford, China con las vacunas Sinopharm y Sinovac y Rusia con la vacuna Sputnik V fueron los actores que monopolizaron la escena.

La segunda guerra, la de la distribución, es un laberinto que se complica cada día. ”El tema de la distribución se ha convertido en una auténtica encrucijada política”, afirma la politóloga Amandine Crespy. Esa guerra entre laboratorios y Estados por el suministro de las dosis necesarias es una disputa que ya tiene un nombre: ”la diplomacia de la probeta”. Los Estados elaboraron una agenda que debía aplicarse en el terreno durante las campañas de vacunación, pero los laboratorios, principalmente Pfizer-BioNTech y AstraZeneca, regulan el abastecimiento según sus intereses, sin respetar sus compromisos.

Francia había calculado vacunar a cuatro millones de personas a finales de febrero de 2021, pero sólo poco más de dos millones de personas recibirán su dosis. Pfizer-BioNTech redujo el suministro en un 20% y AstraZeneca/Oxford lo hizo en una escala muy superior. El laboratorio británico-sueco ya anunció que apenas suministrará una cuarta parte de los 400 millones de dosis destinadas a la Unión Europea, de las cuales 100 millones durante el primer trimestre. El contrato fue firmado en agosto de 2020 entre los británicos y la Comisión de Bruselas e incluía el pago de 365 millones de euros.

La vacuna AstraZeneca/Oxford presentaba la mejor opción. Su producción es menos costosa y, también, es más fácil de conservar y transportar. La fórmula Pfizer/BioNTech requiere que sea mantenida a temperaturas muy baja (70 grados bajo cero). La comisaria europea de la Salud, Stella Kyriakides, acusa a los británicos de incorrección: ”la idea según la cual la empresa podría saltarse sus compromisos no es ni correcta, ni aceptable”, dijo Stella Kyriakides. Pascal Soriot, el presidente del grupo del Reino Unido, alega que “Londres había estipulado que el abastecimiento preveniente de la planta británica sería destinado, primero, al Reino Unido”.

Con 32 millones de personas infectadas y más de 700.000 muertos, la región de Europa hizo una apuesta doble: para empezar, optó por la primera vacuna disponible y autorizada (Pfizer-BioNTech), luego por Moderna y después, antes de que la UE la aprobara, la de AstraZeneca/Oxford, más económica y más fácil de distribuir. Recién el viernes 29 de enero de 2021 la Agencia Europea del Medicamento (EMA) autorizó la formula de AstraZeneca.

La vacuna rusa Sputnik V y las dos chinas no circulan en los países de la Unión Europea. Sólo un país miembro, Hungría, autorizó la vacuna rusa Sputnik V y la del laboratorio chino Sinopharm. En esta batalla por la distribución se esbozan claramente las líneas de las fracturas que dividen al mundo. Por un lado, los países de Occidente se vuelcan exclusivamente a sus vacunas y se apoderan de ellas a fuerza de millones de dólares. Por el otro, China y Rusia compiten con las potencias de Occidente. Pascal Boniface, director del Instituto francés de Relaciones Internacionales y estratégicas (IRIS) señala que “en esta rivalidad estratégica se nota muy bien que emana un perfume de Guerra fría”.

La Argentina percibió muy temprano esa trama e hizo un gesto lleno de significados. El presidente Alberto Fernández fue el primer jefe de Estado de América Latina que se vacunó con la vacuna rusa Sputnik V producida por el laboratorio ruso Gamaleya luego de que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizara uso para mayores de 60 años.

La geopolítica de la vacuna esconde, en su frenética carrera, una disputa por el poder mundial, el abandono de los países del sur y una falencia muy profunda: Primero, aparece como la primera gran batalla geopolítica del Siglo XXI implicando a los bloques de poder. Segundo, ¿por qué fueron los laboratorios privados quienes concentraron la potestad de la producción, el abastecimiento así como los beneficios de las patentes y no, como debió ser ante una pandemia global que movilizó a la ciencia de todos los continentes, una alianza mundial que, una vez descubierta la vacuna, habría ofrecido la licencia para que se produjera libremente? La incoherencia es tanto más drástica cuanto que la investigación, la producción y la distribución fueron financiadas con fondos públicos. Tercero, las potencias de Occidente acapararon sin vergüenza la producción mundial.

En 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha el mecanismo Covax para que todo el planeta accediera a la vacuna en condiciones de igualdad (700 millones de dosis para 92 países), pero, al final, fueron los intereses privados y nacionales los que prevalecieron. La investigación médica mutó con el virus en una contienda geopolítica mayor. Solo el laboratorio Moderna confirmó que no haría valer sus patentes relacionadas con las vacunas contra la covid-19 durante la pandemia ante “aquellos que fabriquen vacunas destinadas a combatir la pandemia”, según indicó la compañía. En 2020, el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó su deseo de que la vacuna anti covid-19 fuese “un bien público mundial”. Pero la vacuna es todo menos un bien público. Es un tesoro reservado a las potencias.

El pasado 26 de enero, en Davos, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, fustigó el egoísmo occidental: ”Los países ricos compraron grandes cantidades de vacunas, incluso en volúmenes superiores a los de su población, con la meta de acumular esas vacunas, y ello en detrimento de otros países del mundo que también las necesitan mucho”. La denuncia del mandatario repercute en una cifra: la Unión Europea encargó 2,3 mil millones de dosis para sus 450 millones de habitantes. Comparativamente, África entera reservó 870 millones de vacunas para una población de 1,3 mil millones de habitantes. La igualdad ante la vacuna es un fracaso moral absoluto. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aclaró que “el nacionalismo vacunal puede servir los objetivos políticos a corto plazo, pero a cada nación le conviene económicamente y a mediano plazo respaldar la equidad de las vacunas”. La diplomacia agresiva del frasquito tiene un costo faraónico. Según un estudio de la Cámara Internacional de Comercio, el nacionalismo vacunal podría costar hasta 9,2 mil millones de euros a la economía mundial. Pascal Boniface resalta que en toda esta historia “no es el multilateralismo promovido por la OMS el que gana, sino, más bien, el sálvese quien pueda. La línea Norte / Sur es muy evidente. Todo esto dejará huellas y rencores en los países del sur”.

Las ONG exigen desde el principio de la pandemia y de las investigaciones científicas que los monopolios farmacéuticos renuncien a los beneficios de las licencias o patentes de la vacuna. La iniciativa la activaron India y África del Sur y fue respaldada por Amnesty International, Frontline Aids, Global Justice Now, Oxfam y Médicos sin fronteras. Todos plantean que el monopolio que ejercen los laboratorios sobre la propiedad intelectual de las patentes se suspenda durante la fase de la pandemia. Los laboratorios rehúsan suspender temporalmente las patentes con el argumento de que fue la propiedad intelectual la que potenció las investigaciones y, por consiguiente, el descubrimiento de la vacuna contra la covid-19. El argumento es falso. Como lo recuerda Médicos sin Fronteras “en realidad, han sido los recursos estatales y la financiación filantrópica los principales impulsores de los esfuerzos de investigación sin precedentes”.

En este contexto, por ejemplo, Estados Unidos contribuyó con 2. 000 millones de dólares. Julia Heres García, la responsable de Oxfam, resume el abismo ante el que están parados los países en desarrollo: ”las capacidades de producción actuales y la captura que llevaron a cabo los países ricos implica que pocos países pobres o endeudados tendrán acceso a la vacunación durante 2021”. La financiación pública y la contribución de decenas de miles de médicos, científicos, enfermeras, enfermeros y pacientes todo el mundo ha sido la clave en esta proeza científica que permitió que en menos de un año se dispusiera de un antídoto cuando una empresa semejante necesita una década. En Europa, el grupo «Pas de profits sur la pandémie» (Sin beneficios con la pandemia) lanzó una petición con vistas a que la Comisión Europea haga lo necesario para que los tratamientos contra la pandemia “sean un bien público mundial, accesible a todos”. La Comisión actuó al revés: negoció contratos millonarios con seis laboratorios que aún hoy están cubiertos por una “clausula de confidencialidad”.

Por ahora, el nacionalismo vacunal, la diplomacia de la probeta y la guerra entre Estados y laboratorios ha paralizado esa posibilidad. Sólo China parece haber cumplido con su compromiso inicial, incluso si la eficacia absoluta de su formula aún no está completamente probada. La competencia por el soft-power la ganó incontestablemente Pekín. El 18 de mayo de 2020, durante la Asamblea Mundial de la salud, el presidente chino, Xi Jinping, dijo que la vocación de las vacunas elaboradas en China era ser “un bien público mundial”. Antoine Bondaz, investigador en la Fundación para la investigación estratégica (FRS), explica aquí que “en la diplomacia de la vacuna, China cuenta con muchas cosas a favor: varias vacunas, una capacidad de producción importantísima y una prioridad muy transparente: suministrar rápidamente la vacuna a los países en vías de desarrollo”. Queda pendiente una esperanza: que otros laboratorios y países descubran más vacunas y que ello abra el corazón de los mezquinos y compartan los conocimientos y las licencias.

La farmacéutica estadounidense Johnson & Johnson anunció que su vacuna de una sola dosis alcanza una eficacia del 66%. Otros países prestigiosos o centros de investigación con los que se contaba se quedaron sorprendentemente fuera de juego. Es el caso de Francia y la pareja formada por el Instituto Pasteur y la multinacional Sanofi, cuyo presidente había dicho que su vacuna estaba destinada “al mejor postor”. Sanofi se durmió al borde de la ruta y las investigaciones del Instituto Pasteur no prosperaron.

En este enredo monumental que comenzó en 2020 con el caótico y vergonzoso episodio de la guerra por las máscaras entre potencias occidentales, la Argentina adoptó un perfil ecuménico: hizo acuerdos con todos sin cerrar la puerta a ninguno ni meterse en pesadillas o conjuras geopolíticas.

El 28 de diciembre de 2020, luego de recibir 300.000 unidades de la vacuna Sputnik V, la Argentina pasó a ser el primer país de América Latina en llevar a cabo una campaña de vacunación masiva y simultánea en todo su territorio. Dos días después, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica argentina (ANMAT) aprobó la vacuna de la Universidad de Oxford y la empresa AstraZeneca. Buenos Aires fue así el segundo país del mundo (después del Reino Unido) en introducir esa fórmula.

La Argentina también participó en pruebas de voluntarios de la fase 3 de la vacuna de Pfizer/BioNTech, así como en la del grupo chino Sinopharm, con el cual llegó a un acuerdo para el abastecimiento de 1 millón de dosis a fines de enero. Buenos Aires se aseguró también 9 millones de dosis prevenientes del mecanismo de compa colectiva desarrollado por la OMS, el Covax (finales de febrero). Simultáneamente, el Estado, a través del Conicet y la Universidad Nacional de San Martín, respaldó el desarrollo de la vacuna argentina (hay otra en curso en la Universidad Nacional del Litoral). El presidente Alberto Fernández no se cerró a ninguna opción y acabó integrando como solución nacional las ofertas por donde circulan las fisuras que fraccionan al mundo en ejes de poder y antagonismos: Estados Unidos, Rusia, China, Europa. La vacuna para vencer a la epidemia está lejos de ser “un bien común” de la humanidad. Su gestación y suministro contienen, más bien, los rasgos comunes de la condición humana: la guerra, el egoísmo, el deseo de sacar beneficios y la indolencia ante el sufrimiento de los prójimos.

Espías, contratos oscuros, atrasos y mercado negro

A la Agencia Europea de Medicamentos le robaron datos sobre la evaluación de la vacuna Pfizer/BioNTech y las posteriores negociaciones que luego aparecieron difundidos en el Dark Web. Son, en total, 20 elementos y 19 correos electrónicos intercambiados entre el 10 y el 25 de noviembre cuya lectura constituye una demostración contundente sobre las presiones a las que fueron sometidos los miembros de la AME para aprobar la distribución de esa vacuna.

El 19 de noviembre, en un correo con un miembro de la Agencia dinamarquesa de los medicamentos, un responsable de la Agencia Europea se dice “sorprendido” de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, haya “identificado con claridad las dos vacunas que podrían ser aprobadas antes de fin de año (se trata de Pfizer-BioNTech y Moderna) cuando todavía hay problemas con ambas”. Esos “problemas” aparecen planteados en otro correo, donde la AME expones “tres objeciones mayores”: varias plantas de producción no habían sido aún examinadas, faltaban datos sobre los lotes comerciales de la vacuna y, sobre todo, los datos de que se disponía mostraban diferencias cualitativas entre los lotes comerciales y los que se habían utilizado durante los ensayos clínicos.

Esa fue, durante varios días, la principal preocupación de los evaluadores de la Agencia porque el porcentaje de ARN íntegro era inferior al que se constató en las pruebas clínicas. Los lotes comerciales contenían un promedio de 51% a 59% de ARN contra 69% y 81% para los otros. La agencia juzgó que se trataba de “un punto de bloqueo” (23 de noviembre). El ARN es el elemento clave de la vacuna porque, una vez inyectada, el ARN fabrica la proteína Spike del virus con la cual el sistema inmunitario reconoce el componente patógeno y lo neutraliza.

El 26 de noviembre, Pfizer y BioNTech aclararon varios puntos en duda y prometieron aumentar la integridad del ARN a un 60% en las primeras producciones de la vacuna. Sin embargo, el 30 de noviembre, la EMA insiste con sus dudas y escribe que “esos problemas son considerados como críticos”. Al final, el 21 de diciembre, la Agencia Europea de Medicamentos dio el visto bueno a la fórmula Pfizer/BioNTech. La autorización intervino tres semanas después de la otorgada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá, un plazo que la Comisión Europea juzgó “inadmisible”. Interpelada por el vespertino Le Monde sobre esos “problemas críticos”, la agencia respondió que “la empresa (el laboratorio) pudo resolver esos problemas y suministrar las informaciones y los datos necesarios para que la EMA evolucionara hacia una recomendación positiva de la vacuna”. ¿Y quien robó los datos ? Algunos culpan a Rusia, otros a grupos industriales adversos. Los documentos difundidos en el Dark Web llevan un titulo muy simbólico: «pruebas sobre la gran estafa de los datos de las vacunas de Pfizer”. 

Lo cierto es que la rápida autorización para que la vacuna Pfizer/BioNTech ingresara en los países de la Unión Europea condujo a otro enorme problema: la demora en la entrega de las dosis prometidas y la aparición de un mercado negro.

El 15 de enero de 2021, Pfizer/BioNTech anunció que, a raíz de una serie de obras que debía realizar en su planta belga situada en Puurs para mejorar la producción, no estaba en condiciones de cumplir con el calendario fijado. El golpe fue doble: en primer lugar, la campaña inicial de vacunación prevista en la Unión Europea no se cumplirá en los plazos establecidos; en segundo, como la vacuna Pfizer-BioNTech requiere dos inyecciones con un intervalo de cuatro semanas, no es seguro que esta segunda fase pueda cumplirse. ”Falta de claridad y de seguridad”, ”golpe a la credibilidad”, la Comisión europea y varios países reaccionaron con tono fuerte. La UE se quedó renga.

En total, la Comisión de Bruselas firmó contrato con seis laboratorios para garantizarse los 2,3 mil millones de dosis: Pfizer-BioNTech, Moderna, CureVac, Johnson & Johnson, AstraZeneca, Sanofi-GSK. Solo tres fueron autorizados hasta hoy, es decir, Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca. Pagó por ello 2,1 mil millones de euros. Sin embargo, salvo uno, el del laboratorio alemán CureVac, las condiciones efectivas de los otros 5 contratos permanecen en la sombra. Incluso en el contrato con CureVac persisten agujeros negros. El diputado europeo Pascal Canfin comentó: ”hay preguntas claves sin respuesta. Hay parágrafos enteros tachados o ilegibles”. Ni siquiera se conoce el precio negociado por la Comisión Europea. Las condiciones de “confidencialidad” impiden que se conozca la verdad de un paquete de contratos que la Comisión negoció… en nombre de los 27 países de la UE. El método no ha hecho más que aumentar la desconfianza de la sociedad frente los laboratorios, la vacuna y la dirigencia política. Mandan los laboratorios y no el poder político.

La otra consecuencia ha sido la aparición de un mercado negro de la vacuna. Página/12 consultó los portales internet del Dark Web donde la vacuna se vende entre 250 y 350 euros “con entrega garantizada en cualquier lugar del mundo”. La propuesta es imposible: la vacuna Pfizer-BioNTech necesita conservarse a 70 grados bajo cero, una condición imposible de respetar si la vacuna se envía por correo. Jürgen Stock, el secretario general de Interpol, reconoció que “las organizaciones criminales proyectan infiltrar y perturbar el circuito de abastecimiento”. Hay otras estafas más inocentes. En el aeropuerto de París Roissy-Charles-de-Gaulle se pueden comprar por un monto que oscila entre los 150 y los 300 euros falsos certificados de PCR negativos. Lo peor del ser humano goza de muy buena salud.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/320764-las-tres-guerras-de-la-vacuna-contra-el-coronavirus

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Manifiesto desde las vísceras

Redes De Cordialidad

Este manifiesto surge desde las vísceras, la náusea, desde la indignación ante una pandemia que vuelve a poner de manifiesto la vulnerabilidad, la desigualdad y el conflicto  que este sistema capitalista-patriarcal-racista-homófobo-especista-capacitista… tiene con la vida.

No vamos a olvidar que la selección natural de quién debe morir o quién debe vivir por COVID19 no solo la ha realizado la naturaleza sino que ha sido pautada y dictada por los diferentes  gobiernos al no garantizar la vida de todxs: no todxs se han podido quedar en casa y no todxs han podido acceder a respiradores o a medicación específica en los hospitales. No vamos a olvidar que las muertes en las residencias, en las cárceles o en los hospitales son consecuencias de un modelo que privilegia los beneficios frente a la sostenibilidad de la vida.

Toda esta situación evidencia dos cosas: primera, la incapacidad de quienes nos gobiernan para cubrir las necesidades básicas, sobretodo de lxs más vulnerables y, segunda, la capacidad de auto organización, creación e imaginación que algunos colectivos han empezado a tejer en redes de apoyo mutuo en los barrios de algunas ciudades (reparto de comida, ayuda en la compra a personas mayores para que no rompan el confinamiento, apoyo a presxs, reubicación en pisos de mujeres maltratadas, etc.) para intentar dotar de fuerza a lxs más vulnerables. Tenemos miedo, pero sabemos también que lo podemos transformar en deseo de resistencia frente a las injusticias y en la construcción de recursos de acción partiendo de lo que tenemos a nuestro alrededor y contando con nuestras realidades cotidianas. Los feminismos, okupas, colectivos anticapitalistas o ecologistas ya han sido ejemplo de una práctica social transformadora y radical con luchas locales y, sin embargo, globales en su inspiración y en su alcance.

Busquemos entre todxs la potencia de actuar, pero no guiadas por una globalidad abstracta sino por acciones concretas en situación que puedan revertir en un bienestar común. Formemos grupos de mujeres que están en primera línea de sectores esenciales sin distinción de categorías o cualificación, grupos de mujeres y mixtos en el vecindario y en los barrios, defendamos nuestras precarias libertades no dejando que nos arrebaten nuestra frágil privacidad y anonimato, no dejemos que nos monitoricen con el señuelo de la salud, debemos organizar la autodefensa digital. Colectivicemos y reorganicemos nuestras vidas.

Este manifiesto pretende ser un  revulsivo para despertar nuestra conciencia, para estimular nuestra capacidad crítica, un revulsivo contra la obediencia, contra la servidumbre voluntaria como acto de fe. Organicemos espacios seguros y con garantías sanitarias, reclamemos la calle como espacio antiautoritario de protesta y rebeldía frente a las tropelías y restricciones de los gobiernos. En definitiva, construyamos modelos diferentes, diversos e inclusivos para todxs fuera de la lógica de acumulación, de cualquier tutelaje u opresión.NO PODEMOS VOLVER A LA NORMALIDAD,PORQUE LA NORMALIDAD FUE EL PROBLEMA.

Fuente:  https://contrahegemoniaweb.com.ar/2021/01/30/manifiesto-desde-las-visceras/

Fuente Original: https://redescordialidad08.blogspot.com/2020/04/manifiesto-desde-las-visceras.html

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