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Mujer y Trabajo: Análisis para la Reconfiguración de la Agenda Social Feminista Venezolana ante la Pandemia de la COVID-19

Autora: Rose Mary Hernández

Año: febrero, 2021

              e-mail: Rosemhernandezr@gmail.com

Resumen

Una de las realidades pocos descritas en pandemia de la COVID-19 ha sido la situación de las mujeres en países que se encuentran en precariedad económica. Abordar la agenda social  feminista en Venezuela en el contexto de crisis sanitaria implica, entre otras cosas, entender el cómo ha sido la configuración del sistema mantenedor y replicador de desigualdades en este país, incluso retrocesos en los avances logrados y conquistados para la igualdad entre hombres y mujeres. Este documento es presentado con la estructura de un trabajo documental (ensayo científico), en el cual se consideró la evaluación de documentos para el análisis  y la argumentación de la autora para preconfigurar, configurar y, posteriormente reconfigurar a partir de la hermeneusis  interpretativa reflexiones pertinentes. En tal sentido, en el cuerpo introductorio, existe el despliegue de nudos críticos que permiten conocer las interrogantes que guían este trabajo, así como los objetivo rectores en cuestión. Como punto de cierre, se deja a la disposición un espacio desde la subjetividad interpretativa que invita a un conjunto de acciones que necesariamente deben ser impulsadas por las mujeres con el propósito de apoyarse en situaciones de vulnerabilidad multidimensional acrecentada en pandemia.

Constructos: Mujer, Trabajo, Agenda Social Feminista, Pandemia

Women and Work: Analysis for the Reconfiguration of the Venezuelan Feminist Social Agenda in the Face of the COVID-19 Pandemic

Abstrac 

One of the few realities described in the COVID-19 pandemic has been the situation of women in countries that are economically precarious. Addressing the feminist social agenda in Venezuela in the context of the health crisis implies, among other things, understanding how the system that maintains and replicates inequalities in this country has been configured, including setbacks in the progress achieved and conquered for equality between men. and women. This document is presented with the structure of a documentary work (scientific essay), in which the evaluation of documents was considered for analysis and the author’s argument to preconfigure, configure and subsequently reconfigure relevant reflections based on interpretive hermeneusis. . In this sense, in the introductory body, there is the deployment of critical nodes that allow us to know the questions that guide this work, as well as the guiding objectives in question. As a closing point, a space is made available from interpretive subjectivity that invites a set of actions that must necessarily be promoted by women with the purpose of supporting themselves in situations of multidimensional vulnerability increased by the pandemic.

Constructs: Woman, Work, Feminist Social Agenda, Pandemic

Introducción

Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales.
Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales.
Aristóteles (384 AC-322 AC)

A lo largo de nuestra existencia se viven períodos que, por razones de edad, enfermedad o discapacidad, se es dependiente de personas para satisfacer las necesidades, realizar alguna actividad, e incluso, estar protegidxs, es decir, se requiere de un cuidado y atención primaria y/o principal. En nuestras sociedades, el mecanismo para la resolución de estas atenciones se ha basado en la tradicional división sexual del trabajo que define al hombre como proveedor y sustentador económico y a la mujer como encargada de casa y cuidadora por excelencia. Sin embargo, el escenario aunque no ha cambiado en su totalidad, se cuestiona transversalmente la sustentabilidad de esta estrategia.

En el contexto de interés, como resulta el caso de Venezuela, cabe decir que, ante la crisis social-política y económica, aunado a la pandemia a causa de la COVID-19, entre las mujeres ha crecido forzosamente la participación laboral, sin que por tal razón se disminuya su capacidad de cuidado en el espacio doméstico. Por otro lado, el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población han transformado el perfil de la demanda de cuidados/as, con una presencia creciente de población con necesidades de cuido sumamente complejas que, en muchos casos, demanda una profesionalización de esta labor.

Aunque estas tendencias ponen en jaque los cimientos tradicionales, las fronteras de
género en los hogares siguen siendo rígidas y sobrecargan a las mujeres o familiares que a su vez también ameritan de cuidados. En otras palabras, las conquistas públicas de las mujeres ante la realidad diaria en el país no han logrado recodificar los principios fundamentales de la división sexual del trabajo tradicional y, en cambio, han generado nuevas formas de desigualdades de género.

Aunado a esto, los nuevos datos e informes que presentan quienes están en primera línea y, en especial, a través de lo publicado por organismos no gubernamentales en las redes sociales, como Voces de Género Venezuela, Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en  Educación, Araña Feminista, entre otros, revelan que, se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo, la violencia en el hogar. Los casos de COVID-19 siguen sobrecargando los servicios de salud, los servicios esenciales, como los refugios y las líneas de atención en los que se atiende a quienes padecen violencia en el hogar, han alcanzado el límite de su capacidad. Las mujeres pobres y marginadas corren, incluso, un mayor riesgo de contraer la pandemia y morir a causa de la enfermedad, perder los medios de subsistencia y estar expuestas a más situaciones de violencia.

En los últimos 14 años, los niveles nacionales de pobreza extrema han aumentado, a raíz del desplome de la actividad económica las mujeres están particularmente expuestas a los despidos y la pérdida de los medios de subsistencia. Ahora con la COVID-19, se han dado aparejadas pérdidas masivas de empleos formales, la contracción de las economías y la pérdida de medios de subsistencia, en particular, para las mujeres, quienes suelen ganar salarios más bajos y tienen empleos menos seguros que los hombres.

Los sistemas de protección social debilitados dejan indefensas a las personas más desfavorecidas de la sociedad, sin ninguna salvaguardia para capear el temporal. Este dato es reforzado por Azcona, G. (2021), autora principal del último informe de ONU Mujeres From Insights to Action y especialista superior en datos e investigación de ONU Mujeres, que: “la pandemia y las medidas para prevenir su propagación están provocando un aumento  desproporcionado de la tasa de desempleo de las mujeres (en comparación con los hombres)” (p.1), así como reduciendo su cantidad total de horas de trabajo formal para las mujeres.

En atención a esta retórica, emerge el siguiente trabajo, versado en Mujer y Trabajo: Análisis para la Reconfiguración de la Agenda Social Feminista Venezolana ante la Pandemia de la COVID-19 y con el mismo, se entretejen las siguientes inquietudes, necesarias de abordar dentro de una estructura comprensiva propia de las ciencias sociales, puntualizándose a continuación: ¿Cuál es el impacto del aumento de los puestos de trabajo de la mujer venezolana ante la condición país y la pandemia de la COVID-19?, ¿Cuáles son las condiciones de vida de la mujer venezolana ante la pandemia de la COVID-19?, ¿Cuáles aspectos deben considerarse para reconfigurar la agenda social feminista venezolana ante la pandemia de la COVID-19?

Seguidamente, conociendo estas interrogantes a partir de nudos críticos, se hace necesario trazar los propósitos relacionados, que guían el avance de este documento, señalando:

Describir el impacto del aumento de los puestos de trabajo de la mujer venezolana ante la condición país y la pandemia de la COVID-19, Resaltar las condiciones de vida de la mujer venezolana ante la pandemia de la COVID-19, Declarar aspectos para la reconfiguración la agenda social feminista venezolana.

A partir de este tejido indagativo y propositivo, calan, entonces, importancias en diferentes miradas. En lo político, en América Latina se ha configurado una agenda regional de género en múltiples conferencias regionales y mundiales que analizan la situación de las mujeres y han hecho propuestas de políticas públicas a los gobiernos. En tal sentido, en Venezuela, se han alcanzado importantes avances en las áreas educativa y laboral, entre otras. Pero, pese a los esfuerzos, persisten importantes desigualdades que no podrán ser eliminadas solo con políticas educativas, acceso a la salud o cambios legislativos, porque esas desigualdades están arraigadas en orientaciones culturales tradicionales.

Para la mujer venezolana, es difícil ganar dinero en este momento. Las personas que
trabajan para la administración pública, lo han estado realizando hacen desde casa y, ahora se ha dado una incorporación gradual a la presencialidad institucional, sin embargo, perciben su salario precario e irregular, aun así, este caso no es el de las trabajadoras del hogar, quienes también deberían tener el derecho de recibir un salario y, más aún en épocas de crisis. Algunas personas ni siquiera recibieron su salario cuando les pidieron que dejaran de trabajar a mitad del mes. Sería justo que los empleadores y empleadoras les dieran el mismo trato al conjunto de sus empleados y empleadas.

Desde lo social, uno de los principales obstáculos para la autonomía plena de las mujeres es su papel tradicional de cuidadoras, que las carga de una importante cantidad de labores domésticas, asumidas de forma casi exclusiva en muchos hogares. Pese al incremento del nivel educativo promedio de las mujeres y la tendencia a la reducción de la fecundidad, las mujeres todavía dedican mucho más tiempo que los hombres a estas tareas. Esta brecha de los cuidados aumenta en los hogares más pobres con niños pequeños y se asocia con una menor participación laboral de las mujeres que residen con su pareja.

En ese mismo orden de ideas, y, en el marco de la polarización política de Venezuela,
temas como este pasan por debajo de la mesa. Tanto en las políticas del oficialismo como en las propuestas y acciones de la oposición democrática, la grave situación de las mujeres venezolanas más pobres no forma parte de la agenda. Por ello es imprescindible recordar que la democracia y el desarrollo no serán una realidad mientras la mayor parte de la población se mantenga en una situación de precariedad y total ausencia de autonomía y libertad. De ahí la necesidad de abordar a la temática: Mujer y Trabajo: Análisis para la reconfiguración de la agenda social feminista venezolana ante la pandemia de la COVID-19.

Metodología

En cuanto a la estructura de diagramación, se hace preciso destacar que, en consideración  a la forma de acercarnos al objeto de estudio,  este trabajo se presenta como un estudio bibliográfico documental a  modo ensayo interpretativo. Parafraseando a  Reyes-Ruiz &Carmona (2020),  es una de las técnicas de la investigación cualitativa que se encarga de recolectar, recopilar y seleccionar información de las lecturas de documentos, revistas, libros, grabaciones, filmaciones, periódicos, artículos resultados de investigaciones, memorias de eventos, entre otros; en ella la observación está presente en el análisis de datos, su identificación, selección y articulación con el objeto de estudio.  Por consiguiente, como estructura, se partió del abordaje previo o introducción que muestra el nudo crítico y los propósitos que se desprenden de tales interrogantes, así como dimensiones que muestran la importancia del desarrollo. Seguidamente, se encuentra el Tramo I, aludiendo a la definición de Mujer y cómo la misma se ha establecido desde las posturas opresoras a lo largo de la historia, vinculado se encuentra el siguiente Tramo II, referido a Trabajo, donde se incorporan escenarios vivenciados el contexto interno ante la pandemia y, con ello, se declaran aspectos a considerar para la reconfiguración la agenda social feminista venezolana ante la COVID-19, lo cual se corresponde con el Tramo III de esta presentación para luego dejar a la vista una ideas a modo de cierre.

En tal sentido, en este último espacio, como valor agregado a la educación se expresa una contribución al conocimiento en cuanto a la definición de Mujer, no en un plano cultural, sino como sujeta con derechos, intercalados en el área laboral. Esto es necesario, ya que también contribuye a temas sociales tales como el nivel de desarrollo y productividad del país, el crecimiento sostenible y la reducción de la pobreza.

Tramo I
Mujer

Lo que molesta de los ignorantes no es su ignorancia,
sino que sepan tantas cosas que no son así.
Josh Billings (1818.1885)

En este espacio se pretende clarificar desde lo teórico el concepto de género, haciendo
énfasis en los errores más frecuentes que se cometen al utilizarlo como sinónimo de Mujer, omitiendo la pluralidad de contenidos que encierra dicho concepto, o al utilizarlo retóricamente en textos legales y discursos políticos que no necesariamente transforman la mera igualdad de derecho en una igualdad de hecho.

En tal sentido, se tiene como norte, proporcionar los elementos teóricos necesarios pero suficientes para entender el significado de Mujer desde la perspectiva de género como categoría analítica de los hechos y relaciones sociales, incluido el Derecho. Para ello voy a referirme a algunos de los aportes más significativos sobre la materia elaborados por académicas feministas que desde la antropología, la sociología, la psicología, la historia y la filosofía han nutrido, a partir de mediados de los años 70, el bagaje teórico feminista.

Quiero recalcar que, el objetivo de esta parte del estudio, no es hacer una historia del
feminismo ni de las corrientes feministas, sino dar cuenta del marco teórico, de los elementos conceptuales y metodológicos que la perspectiva de género ofrece para el análisis social y que es la base para la construcción de una perspectiva de género en el Derecho, tal como lo veremos en lo que a continuación se incorpora.

Es propicio iniciar este recorrido refiriendo a Eichner, M. (2015), quien considera que, a lo largo del tiempo, el uso más específico de la palabra mujer se encuentra vinculada a la persona del sexo femenino que ha pasado por un proceso biológico llegando a la pubertad o a la edad adulta. Esta es una definición biológica es la que más ha calado en un contexto global, y a partir de la misma, se siguió dando una baja connotación desde la interpretación social, política, económica, religiosa, entre otras dimensiones, limitado así sus derechos, relegándole funciones mínimas, participación casi inexistente, e incluso, con la posibilidad de ser la responsable del hogar en cuanto al cumplimiento de las tareas básicas y de los cuidados, lo que genera una inserción diferenciada de hombres y mujeres al mundo laboral, es la existencia de procesos de
sexualización de la división social y técnica del trabajo.

Mujer y género desde una perspectiva feminista

El feminismo es un movimiento político y social, una teoría política y una perspectiva
filosófica que postula el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre y que lucha por el reconocimiento de las mujeres como sujetas humanas y de derecho, sosteniendo que, ningún ser humano debe ser privado de ningún bien o derecho a causa de su sexo. Busca conseguir que las mujeres tengan iguales libertades que los hombres y eliminar la dominación y violencia de los varones sobre las mujeres.

Parafraseando a Kelly, Ch. (2017), los movimiento sociales y feministas, han buscado
promover los derechos de las mujeres, incluyendo derechos civiles y políticos como votar y ocupar cargos públicos; derechos económicos como recibir igual remuneración por igual tarea, ejercer las potestades propias del derecho privado, tales como suscribir contratos, derechos sociales como recibir una educación, ejercer sus derechos reproductivos y proteger a otras mujeres de diferentes formas de violencia como el abuso, el acoso sexual y la violencia doméstica.

Sin embargo, a pesar de los grandes avances por parte del feminismo en cuanto la mujer como sujeta con derechos, la igualdad jurídica para su reconocimiento no se ha logrado a cabalidad, se requiere un esfuerzo concertado por parte de los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones internacionales, entre otros, que aún no muestran mayor disposición. Las reformas jurídicas y regulatorias pueden servir como un catalizador importante para mejorar las vidas de las mujeres, sus familias y comunidades, a lo cual las sociedades machistas-patriarcales no están dispuestas de reconocer.

Bajo las concepciones anteriormente descritas, la perspectiva de género, surgida del bagaje académico feminista, se constituye en un instrumento crítico de análisis de los hechos e instituciones sociales, que incide además críticamente en los tradicionales paradigmas académicos. En este sentido, cuando en esta investigación utilizo el término “perspectiva de género”, me estoy refiriendo a la “perspectiva de género feminista”, es decir aquella que incide en el análisis del poder sexuado en las relaciones sociales, deslindándome de las posturas que utilizan el término “género” como una referencia meramente descriptiva de la diferencia entre los sexos y neutra en términos de poder.

Tampoco utilizo el término como sinónimo de mujeres. En este trabajo, me posiciono con las teóricas y activistas feministas que reconocen en la construcción sociocultural del género un sistema de organización y jerarquización social, una forma de organizar el poder a partir de la diferencia sexual.

Ahora bien, cuando en este ensayo se refiero a género, se está refiriendo a un tipo específico de poder, a las relaciones de poder que establecen desigualdades a partir de la diferencia sexual, a la desigualdad entre hombres y mujeres, entre lo masculino y lo femenino; desigualdades en términos de acceso y distribución de recursos fácticos y simbólicos, y en términos de reconocimiento de las diferencias.

Cabe mencionar que, el género como corriente teórica y perspectiva analítica dio un vuelco a las distintas disciplinas del conocimiento a partir de la inclusión de las mujeres y el análisis crítico de su específica situación dentro de las estructuras sociales. Desde esta perspectiva se hizo notar que el género es una forma de organizar el poder en base a la sexualidad y que está presente en todas las sociedades y ámbitos de la vida social por lo cual su incorporación es necesaria a efectos de analizar los sistemas de poder y las relaciones sociales.

La necesidad de estas y otras formulaciones teóricas se hizo presente desde que las
investigaciones feministas, coherentes con la incorporación de las experiencias personales y subjetivas de las mujeres, introdujeron como método de trabajo el estudio de casos concretos. El tomar en cuenta la experiencia cotidiana de las mujeres en las investigaciones a través de los casos concretos era una exigencia que respondía por un lado, a revalorar como ámbito de estudio y de acción política el espacio doméstico y de la familia asignados a las mujeres y a lo femenino durante siglos; y por otro, a develar el hecho constatable desde la propia experiencia como mujeres, de que los cambios en las condiciones y oportunidades de vida no iban necesariamente ligados ni al discurso ni a la práctica ni a los resultados de la aplicación de determinadas políticas aún en contextos donde en lo formal se declaraban derechos y libertades iguales para todos y todas.  La relación entre lo personal y lo político ha sido una constante en el movimiento político feminista y una de las cuestiones básicas a debatir y analizar por las intelectuales y activistas feministas.

Por ello, el Feminismo plantea el análisis relacional de la vida cotidiana y el espacio
doméstico con las relaciones e instituciones sociales, las normas y el mundo de lo simbólico y cultural a fin de determinar de qué manera éstos factores (el derecho por ejemplo, como sistema normativo) permiten el cambio social o al contrario, para determinar cómo éstos se constituyen en mecanismos de reproducción o mantenimiento del status quo en tanto funcionales al sistema de dominación. Se incide en que junto a las fundamentaciones filosóficas es necesaria una comprensión sociológica, antropológica y psicológica de la situación de las mujeres y su recurrente subordinación en los distintos contextos socioculturales.

Y siendo que las construcciones socioculturales de género son estructuras que de manera transversal moldean los distintos hechos sociales y las distintas áreas de conocimiento, la hegemonía masculina naturalizada como universal mantiene y reproduce el sistema de dominación cuando se transforma en norma o precepto moral, social, institucional, religioso o legal y se intenta medir y evaluar a todas las personas según el patrón masculino-hegemónico generándose una lógica de la diferencia como dicotomía jerárquica: masculino/femenina, cultura/naturaleza, civilizado/salvaje, público/privado, etc. Esta lógica de dicotomías jerárquicas es el reflejo del poder de ese “relativo hegemónico masculino”.

Parafraseando a Scott, J (1.940). el género como categoría analítica no persigue la causalidad universal y general sino la explicación significativa, es decir, la búsqueda del significado de las cosas en la acción concreta. Y para encontrar el significado es necesario considerar tanto los sujetos individuales como la organización social y descubrir la naturaleza de sus interrelaciones, descifrar los procesos y las estructuras. Es necesario, también, saber cómo actúa el género y cómo tiene lugar el cambio. Paralelamente debe tenerse en cuenta que el poder social no está unificado ni es coherente ni está centralizado sino que existen “constelaciones dispersas de poder”, de relaciones desiguales. Sin embargo es dentro de estos procesos y relaciones donde hay lugar para construir el cambio.

Algunas reflexiones sobre el concepto de patriarcado

No es objeto de esta investigación polemizar acerca de la distinción entre patriarcado y sistema de sexo-género, sin embargo, considero importante hacer algunas observaciones al respecto con el objetivo de dejar en claro que no son los términos sino los contenidos que les asignamos lo que se torna importante a efectos de nuestra argumentación.

El concepto de patriarcado generado por la Teoría Feminista de los años setenta (Feminismo de la Segunda Ola) alude a la hegemonía masculina en las sociedades antiguas y modernas en términos de dominación y para algunas corrientes, en términos de explotación.

Fueron las feministas radicales quienes fundamentaron su análisis de la realidad en función al concepto de patriarcado. Para ellas, el patriarcado es una situación sistemática de dominación masculina por la cual los hombres particulares son agentes activos de la opresión de las mujeres en tanto a través de la sexualidad de las mismas y su capacidad reproductiva, satisfacen sus intereses específicos de obtención de placer sexual y reproducción (en términos de producción de hijos).

Por tanto, la sexualidad y reproducción serían los elementos clave de la sujeción femenina, esto sin negar la existencia de otros aspectos de dominación patriarcal como el laboral (división sexual del trabajo) o la extracción de apoyo emocional que refuerza el ego masculino, entre otras. Así tenemos por ejemplo que para Millett, K. “el sexo es una categoría social impregnada de política” porque implica un conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder que determina relaciones de dominación y subordinación de lo masculino hacia lo femenino. Millett afirma el carácter patriarcal de las sociedades actuales y de todas las civilizaciones históricas sosteniendo que “todas las vías de poder (…) se encuentran por completo en manos masculinas”, que se basa y al mismo tiempo sustenta una ideología de la superioridad masculina, que ha penetrado en la cultura y que transciende las clases sociales.

Al respecto, Amorós, C. (2014), define el patriarcado como “el conjunto metaestable de pactos, asimismo metaestables, entre los varones, por el cual se constituye el colectivo de éstos como género-sexo y, correlativamente, el de las mujeres” (p.12). Así el patriarcado es una organización social o conjunto de prácticas que crean el ámbito material y cultural que le es propio y favorece su continuidad. Esta definición sostiene que el patriarcado es metaestable.

Esto significa que el patriarcado se adapta a cada nueva estructura económica y/o política y, además que, sin negar la existencia de intereses contrapuestos entre los hombres, existe entre ellos acuerdos tácitos o explícitos que permiten la continuidad de la hegemonía masculina. Amorós (ob cit), considera como sinónimos los términos patriarcado y sistema sexogénero, pues sostiene que un sistema igualitario no produciría la marca de género, la marca de la pertenencia a un determinado grupo social con determinadas características y funciones y que se adquiere mediante el proceso de socialización. La socialización de género tiende a inducir a una identidad sexuada, determina rangos distintos para hombres y mujeres y prescribe roles sexuales.

Los cuestionamientos que desde el Feminismo se han dado a las teorías del patriarcado inciden en que si bien se ofrece un análisis desde el sistema de género no explican cómo funciona el sistema y a pesar de que afirman la primacía del sistema patriarcal en todo el orden social no demuestran cómo la desigualdad de géneros estructura el resto de desigualdades y las otras áreas de la vida social que aparentemente no se vinculan con el género. Las críticas contra las teorías del patriarcado también recaen sobre su argumento base, señalándose que si la dominación de las mujeres procede de la apropiación de su capacidad reproductiva o de su sexualidad por parte de los hombres, la subordinación de las mujeres estaría determinada por las diferencias físicas como única variable, lo que implicaría asumir un significado inherente al cuerpo humano dejando de lado la construcción sociocultural y la historicidad del género.

En atención a Rubin, G (2018), precisa que los términos “patriarcado”, “modo de reproducción” y “sistema sexo-género” se propusieron con la finalidad de distinguir entre sistemas económicos y sistemas sexuales, incidiendo en que los sistemas sexuales tienen cierta autonomía y que no siempre se pueden explicar en términos de fuerza económica. El término “modo de reproducción” fue propuesto en oposición al de “modo de producción” pero, como objeta Rubin, esa terminología vincula economía con producción y sistema sexual con reproducción, con lo cual se limitan los contenidos de ambos sistemas obviando el hecho de que tanto en el sistema de producción como en el de reproducción tienen lugar producciones y reproducciones. La autora sostiene que no se pueden relegar los diversos aspectos de la reproducción social al sistema sexual ni limitar el sistema sexual a la reproducción en su sentido biológico o en su sentido social.

Además, Rubin (o bit) argumenta que, aunque patriarcado se introdujo para diferenciar las fuerzas que mantienen el sexismo de otras fuerzas sociales como el capitalismo, el término conduce a confusión pues tiene el inconveniente de no distinguir entre la capacidad y la necesidad humana de crear un mundo sexual (la forma como cada sociedad trata el sexo, el género y los bebés) y uno de los modos en los que empíricamente se han organizado los mundos y las relaciones sexuales. En efecto, el patriarcado es una forma de dominación específica que se basa en el poder de los padres o patriarcas sobre esposas, hijos, rebaños y dependientes.

Otro inconveniente que trae consigo el término patriarcado es, a decir de Rubin, que no toma en cuenta la diversidad de formas de organización por género del que informan los estudios antropológicos y que no pueden describirse como patriarcales, pues el poder de los hombres sobre las mujeres no se basa en sus papeles de padres o patriarcas sino en su masculinidad adulta colectiva manifestada en cultos secretos, casas de hombres, guerras, redes de intercambio, conocimientos rituales y procedimientos de iniciación.

Podemos decir entonces que, el término sistema sexo-género es un término nuevo que
intenta superar las limitaciones de los término patriarcado y modos de reproducción. Además, el concepto de sistema sexo-género remarca su carácter histórico y las especificidades culturales de cada sociedad. Considero que estas características dialogadas en este espacio, abren un abanico de posibilidades para el análisis y las estrategias de cambio social, político y cultural, y que merece, a posterior, ser estudiada y sometida a procesos reflexivos, cuando se apunta a la construcción de una sociedad más justa, que favorezca la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.

Tramo II
Trabajo

El Estado de Bienestar es un sistema de solidaridad donde se protege a las personas frente a la vulnerabilidad en la medida en que se desarrollan políticas públicas coherentes en igualdad, equidad y confianza. Este Estado es un derecho no un privilegio. Este momento, procura describir el impacto del aumento de los puestos de trabajo de la mujer venezolana ante la condición país, así como resaltar las condiciones de vida de la mujer venezolana ante la pandemia de la COVID-19.

En tal sentido, se incorporan elementos del cómo la crisis económica nacional afecta más duramente a las mujeres. Esto se debe a lo siguiente: Las mujeres suelen ganar salarios más bajos. Las mujeres tienen menos ahorros. La economía informal concentra un número muchísimo más alto de mujeres. Las mujeres tienen menos acceso a la protección social. Es más  probable que las mujeres sean quienes deban ocuparse del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado y, por lo tanto, deban abandonar el mercado laboral. La mayoría de las familias monoparentales son encabezadas por mujeres.

Ahora, bien, como punto de arranque, es necesario introducir una breve revisión internacional, encontrando que, durante los últimos cincuenta años se ha ampliado el consenso sobre la necesidad de la participación plena de las mujeres en diversos ámbitos de la vida social, para lograr sociedades democráticas y con desarrollo sostenible. Tal es la importancia que se le atribuye a esta condición, que la igualdad de género aparece como el quinto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 de las Naciones Unidas.

La búsqueda de equidad de género no consiste exclusivamente en promover indicadores paritarios entre hombres y mujeres en diversos aspectos económicos y sociales como ingreso, educación o acceso a la salud. Sin embargo, modificar estos indicadores requiere reconocer las bases detrás de las históricas diferencias entre ambos sexos, y supone comprender con mayor profundidad los condicionantes que impiden una autonomía plena de las mujeres en varios planos que se interrelacionan: autonomía económica, autonomía física y autonomía en la toma de decisiones En América Latina se ha configurado una agenda regional de género en múltiples conferencias regionales y mundiales que analizan la situación de las mujeres y han hecho propuestas de políticas públicas a los gobiernos. Se han alcanzado importantes avances en las áreas educativa y laboral, entre otras. Pero, pese a los esfuerzos, persisten importantes desigualdades que no podrán ser eliminadas solo con políticas educativas, acceso a la salud o cambios legislativos, porque esas desigualdades están arraigadas en orientaciones culturales tradicionales.

Uno de los principales obstáculos para la autonomía plena de las mujeres es su papel
tradicional de cuidadoras, que las carga de una importante cantidad de labores domésticas, asumidas de forma casi exclusiva en muchos hogares. Para Marchionni (2020), pese al incremento del nivel educativo promedio de las mujeres y la tendencia a la reducción de la fecundidad en toda América Latina, las mujeres todavía dedican mucho más tiempo que los hombres a estas tareas.

Esta brecha de los cuidados aumenta en los hogares más pobres con niños pequeños y se asocia con una menor participación laboral de las mujeres que residen con su pareja. En este contexto en el que las mujeres llevan la responsabilidad del cuidado de sus hogares, niños, enfermos y adultos mayores, las medidas de confinamiento necesarias por la covid-19 han tenido importantes repercusiones. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2020), “el cierre de los centros de estudio implica un incremento del cuidado de los niños en los hogares, mientras que la red de salud colapsada por la atención a los enfermos de covid-19 traslada a los hogares el cuidado de otras dolencias” (p 4).

Todas estas nuevas  responsabilidades recaen mayoritariamente sobre las mujeres, especialmente sobre las más pobres. A este incremento de las labores de cuidado dentro del hogar se agregan otros impactos sobre las mujeres. Las más vulnerables se ocupan en gran medida en el trabajo doméstico y es difícil mantener estos empleos en medio de las medidas de emergencia (Cepal, ob cit). Al mismo tiempo, los sectores económicos en los que ha aumentado más el desempleo por efecto de la pandemia son los que concentran mayor empleo femenino. Por último, la convivencia en el núcleo familiar de forma permanente, ante la imposibilidad de salir a trabajar o a estudiar, ha aumentado también significativamente el riesgo de violencia de género y ha disminuido las posibilidades de las víctimas para pedir ayuda.

En ese orden de ideas, las mujeres venezolanas comparten la situación descrita para América Latina. Sin embargo, la emergencia humanitaria compleja de los últimos años, ha aumentado la desigualdad de género en el país latino. Una de las principales causas de la mayor desigualdad es la pérdida de autonomía física de las mujeres, al no poder decidir sobre su fecundidad por la escasez de métodos anticonceptivos y el deterioro de los servicios de salud públicos, que ha terminado por causar graves incrementos en la mortalidad materno infantil con una tasa que se calcula por encima de 110 muertes por cada 100.000 nacimientos vivos registrados, Kislinger, L. (2019).

Adicionalmente, cinco de cada diez mujeres son pobres menstruales; es decir, no pueden adquirir productos para la absorción del flujo menstrual, lo que acarrea dificultades adicionales para la inserción educativa o laboral de estas niñas y mujeres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020, la participación laboral de las mujeres venezolanas es cuarenta y tres (43) por ciento: la tasa más baja de América Latina (UCAB, 2020). Esto significa un importante retroceso en su autonomía económica, cónsono con su intensa dedicación a las labores del hogar: 13 horas diarias para el conjunto de las mujeres y 16 horas entre las que no tienen un empleo fuera del hogar. Este promedio es superior al reportado para la región latinoamericana (8 horas diarias). La diferencia radica en las peores condiciones de la situación venezolana, que obliga a las mujeres a dedicar largas horas a conseguir agua, gas para cocinar o comida.

Con unas condiciones de partida mucho más precarias que las de otras mujeres latinoamericanas, las venezolanas deben además, enfrentar los efectos de la covid-19: pérdida de sus pocos empleos, aumento de las tareas de cuidado en el hogar y mayor probabilidad de violencia intrafamiliar. Si ya las desigualdades de género aumentaban, los efectos de la pandemia podrían contribuir a la consolidación de esta tendencia.

Otro dato significativo de incorporar en este momento, son las cifras aportadas por la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), las cuales reflejan que, entre el 1 y el 5% de las mujeres del país sudamericano se prostituyen ante la falta de alternativas y debido a la crisis económica agravada por el coronavirus. La trata de mujeres venezolanas hacia otros países también se ha disparado de manera muy grave, sobre todo hacia México, donde se estima que este año haya más de 50.000 mujeres obligadas a vender su cuerpo.

Esto resulta preocupante, sin embargo, a pesar de haberse convertido en un problema
grave, el Ministerio de Salud no aporta datos desde hace varios años sobre las trabajadoras sexuales, y los activistas y ONGs que trabajan con ellas se quejan de que deben trabajar sin datos ni información. Las últimas estadísticas oficiales datan de 1997 y en aquel momento se hablaba de que en el país sudamericano había 371.000 mujeres prostituyéndose.

En época de coronavirus, las mujeres prostitutas están más expuestas a contagiarse del virus y sufren un impacto económico negativo debido al confinamiento. Así lo ratificó el director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Espinal (2020), quien aseguró que, estas trabajadoras “se encuentran entre las más vulnerables”(p.02). Además, de acuerdo a cifras que maneja la OPS en Venezuela, se estima que entre el 1 y el 5% de la población adulta de mujeres se dedican a la prostitución en el país caribeño. Es una cifra que califican como dramática.

Con la crisis económica en el país también han aumentado el número de mujeres que
deciden irse de Venezuela y emigrar a otros países en busca de una vida mejor. Pero su sueño de mejorar, muchas veces se frustra y se convierte en una pesadilla porque terminan siendo víctimas de trata y obligadas a trabajar como empleadas sexuales en el lugar de destino. Uno de los países donde hay más venezolanas en esta situación lamentable es México, donde una investigación llevada a cabo por varios medios de comunicación locales, por el diario venezolano El Universal (2020) y por el portal web de investigación también venezolano Armando Info (2020), se asegura que, “Organizaciones mexicanas criminales dedicadas al narcotráfico como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) o Los Cuinis, comenzaron a atraer mujeres venezolanas con buen aspecto físico a México para prostituirlas sin su consentimiento” (p.2). El problema comenzó en 2013, pero se ha agravado durante los últimos años y se estima que para este 2020 haya más de 50.000 víctimas, todas mujeres jóvenes y niñas entre 12 y 35 años.

En consecuencia, la cifra de mujeres venezolanas víctimas de trata ha aumentado un
300% en los últimos dos años, según las cifras aportadas por la investigación de estos medios, y ONGs como Paz Activa y Centro de Justicia y Paz, que trabajan con la trata de personas, esclavitud moderna y trabajo forzoso, afirman que en el ránking mundial de este delito, Venezuela ocupaba en 2018 el puesto número 18 del mundo, apenas superada por Perú en la región latinoamericana. El 70% de las víctimas son mujeres y los 25% menores de edad entre 7 y 14 años.

Sin embargo, en el marco de la crisis política de Venezuela, estos temas no son discutidos. La bancada del oficialismo, al igual que quienes adversan, no se hacen partícipes del sentir común y la embarazosa situación de las mujeres venezolanas en estado de pobreza no es incorporada a los diálogos significativos. Por ello es imprescindible recordar que la democracia y el desarrollo no serán una realidad mientras la mitad de la población se mantenga en una situación de precariedad y total ausencia de autonomía y libertad.

De acuerdo con el estudio “Comprendiendo el impacto de la pandemia en las mujeres
venezolanas que trabajan”, realizado por Deloitte (2020), el 82% de las mujeres dijeron que su vida ha sido impactada negativamente por la pandemia. El mismo reporte arroja que 65% de ellas afirma que ahora tienen mayores responsabilidades en el cuidado de sus hogares y familia; mientras que 1 de cada 3 señala tener mayor carga laboral que antes.

En un panorama en el que 40% de las mujeres se siente imposibilitada de balancear los compromisos de trabajo y vida personal, y en el que el fin de la pandemia es aún incierto, resulta lógico preguntarse, ¿hasta cuándo podrán seguir haciéndose cargo de estas responsabilidades?.

En igual retórica, ante el notable incremento en los niveles de ansiedad y la sobrecarga emocional que expresa este sector de la población, producto del aumento de responsabilidades y el actual contexto de salud, algunas mujeres (23% de las encuestadas) se han encontrado ante el dilema de elegir entre sus actividades personales y su carrera; incluso 10% de ellas ha considerado dejar de trabajar. Esta situación representa, sin duda, un riesgo para el desarrollo profesional de las mujeres y un posible retroceso a los avances en materia de inclusión y equidad de género que se han ido alcanzando.

Puede decirse que, la pandemia ha provocado cambios adversos en la rutina de 70% de las mujeres, quienes creen que este evento tendrá un efecto directo en el progreso de su carrera profesional. De hecho, 3 de cada 5, como revela nuestro estudio, han puesto en duda querer progresar en sus carreras en este momento, cuando ven lo que esto demandaría.

Antes de la pandemia, solo 1% de las mujeres hacía home office de tiempo completo; hoy, de acuerdo con la encuesta mencionada, la cifra se elevó a 37%. En este contexto, las organizaciones deben entender que la flexibilidad laboral no implica únicamente trabajar desde casa, sino que es un concepto que va más allá. Contempla también ajustarse a los horarios y necesidades de cada individuo de la organización y desarrollar una cultura organizacional en la que se generen prácticas y se impulse la definición de políticas en la materia, evitando que quienes se adhieran a ellas se sientan excluidos o con culpa.

El encontramos a más de un año y medio de la declaración oficial de la COVID-19 como pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), traducido en un tiempo de crisis global e incertidumbres, se ha visto con preocupación cómo el coronavirus provoca, además de una gravísima emergencia de salud, el enconamiento de muchas de las desigualdades preexistentes, debido tanto al impacto social y económico de la pandemia como a las medidas adoptadas para paliarla.

En este escenario, las mujeres han sufrido y siguen sufriendo de forma especialmente
aguda las consecuencias de estas desigualdades, al tener que enfrentarse a una mayor
vulnerabilidad y también a nuevos obstáculos para alcanzar la igualdad. Son muchos los ámbitos en los que pueden observarse estas consecuencias. Uno de los más dramáticos ha sido el de la violencia de género, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, con riesgos claros sobre el aumento de la mortalidad materna, el exceso o sobrecarga laboral para paliar el alto costo de la vida y, en otros casos, la desincorporación en el trabajo teniendo en cuenta que, el sistema de cuidados recae sobre ellas y, durante el confinamiento ha resultado cuesta arriba quien se encargue de las tareas escolares u otro tipo de actividades que cumplen los que aún se encuentran en edad formativa o ante la limitación que causa el estado de dependencia o autonomía de quien así lo tuviese.

Comprender el concepto de género ha llevado a un controversial debate, las ciencias
sociales se ven en la urgencia de encararlo con firmeza dada la connotación caótica que causa la crisis sanitaria, teniendo en cuenta que, es precisamente en este ámbito de construcción teórica donde se configuran sus variadas significaciones como categoría de análisis crítico de las relaciones sociales, que a su vez, impulsan cambios en contenidos dentro de la disposiciones legales y en propósito de políticas públicas.
Sin embargo, en el país a pesar de avances introducido por los movimientos sociales y, en especial, los feminismos, nos encontramos aún en una sociedad donde sigue predominando la atribución del trabajo productivo a los hombres y el trabajo reproductivo a las mujeres, lo cual a su vez incluye, el trabajo no remunerado en el hogar y la atención o cuidado a las personas dependientes o que no pueden atenderse por sí mismas como resulta con las niñeces, las y los adultos o discapacitados.

Aunada a esta situación, existe un punto necesario de considerar, que refiere las facciones extremas políticas, lo cual hace estar a la mujer venezolana en mayor desventaja en relación a quienes habitan en otras localidades de la región. Por un lado, existe un gobierno que dice ser socialista, feminista, pero que presenta un discurso político en el cual planes y programas distan de un bienestar común, ignorando sus obligaciones en materia de derechos humanos, y, en otro, una oposición que solicita sanciones y bloqueo económico que son cruelmente padecidos por la ciudadanía común, de menor ingreso y posibilidad, en especial las mujeres.

Incorporando apreciaciones y datos de la Organización Internacional para las Migraciones (2020), este crítico estado ha traído como consecuencia que, 5,2 millones de personas abandonen el país, fenómeno ha sido calificado como el mayor éxodo en la historia reciente de la región y una de las mayores crisis globales de desplazamiento. La recesión económica nacional que se atraviesa ha sumergido a la población en una condición de pobreza: un 79,3% no tiene suficientes recursos para cubrir la canasta básica alimentaria, 1 de cada 3 personas está en inseguridad alimentaria y solo en 1 de cada 4 hogares está garantizado el servicio de agua con frecuencia diaria.

Además, el nivel de participación económica es uno de los más bajos en la región, con un 44% de la población que se refugia en la inactividad, situación que afecta en mayor proporción a las mujeres (57%) que a los hombres (29%). Asimismo, la precarización del sistema de salud ha aumentado los casos nuevos de infección por el VIH y los de tuberculosis, así como el aumento de las tasas de mortalidad infantil y materna a niveles no vistos desde 1997: 25 de cada 1 000 niños nacidos en Venezuela mueren antes de cumplir los 5 años, y 125 mujeres mueren por cada 100 000 nacidos.

Ahora, con la llegada de pandemia por COVID-19, esta realidad ha empeorado y el sentido económico como una actividad social básica en la producción de los bienes necesarios a la subsistencia de la humanidad no solo ha tomado un mayor hincapié en la explotación laboral, sino también de riesgo a la salud por encontrarnos mayor tiempo en la calle y en la primera línea de posibilidad de contagio y muerte.

Y es que esta anomalía económica ha obligado permanecer fuera de casa, en doble o triple jornadas de trabajos en horarios irregulares, extenuantes, sin protección legal de beneficios contractuales, o, sumergidas en el teletrabajo, que se hace cada día más difícil con un salario calculado en el mejor de lo casos en 30 dólares que no permite cubrir los altos costos que representa la adquisición de equipos tecnológicos de alta gama, los servicios básicos incluyendo el eléctrico, así como la conectividad, que a juicio interpretativo, deben declararse como derecho laboral en pandemia y, por ende, gratuitos.

A la par de este panorama, se encuentra el trabajo reproductivo y familiar realizado aguas adentro, en atención a la casa y quehaceres, a las ocupaciones del hogar, el cual recae principalmente en las mujeres que se encuentran en condición de pobreza como población vulnerable que, ni ellas ni la sociedad, perciben que esta responsabilidad es desigual e injusta, que el cuidado tiene que ser una responsabilidad familiar compartida y una responsabilidad del estado y de la sociedad en su conjunto.

Según la actualización de población y vivienda en Venezuela (2020), el 31% de las mujeres mayores de 15 años se dedican con exclusividad a las tareas del hogar, presentando niveles educativos más bajos, con un analfabetismo del 15,1%, más bajo que el promedio nacional que estaba en 11% para el año 2016. Igualmente, una parte importante de las mujeres incorporadas en la fuerza de trabajo también realizan trabajo reproductivo, lo que representa una carga de trabajo adicional que no comparten los hombres. De los datos disponibles en esa consulta indican que, sólo 26,9% de las mujeres incorporadas a la fuerza de trabajo no tenían hijos, la mayor parte de ellas eran menores de 19 años; 34,3% tenían uno o dos hijos, y 31,6% tenían tres o más hijos.

Debido al cierre de las instituciones públicas como medida de bioseguridad ante el COVID-19, la situación descrita representa una carga reproductiva significativa que se suma a la carga productiva. Las madres no cuentan con suficiente apoyo institucional para la atención a los niños menores de cinco años, la cobertura de pre-escolares y maternales del sector público no está disponible y los costos del sector privado, para estos servicios, son bastante elevados. Muy pocos centros de trabajo cumplen lo pautado en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras (2012), en cuanto a la obligatoriedad de brindar el servicio de guarderías para los hijos de trabajadores y trabajadoras en aquellos centros de trabajo que tengan veinte o más trabajadores de ambos sexos.

Es así entonces como la mujer venezolana diariamente se enfrenta a un tejemaneje o
malabarismo para realizar el trabajo y cuidado en la coyuntura venezolana y la pandemia de la COVID-19. Los grandes desafíos se hace presente para atender las responsabilidades laborales y familiares que, por asimetría de género, asumen casi totalmente y, que obliga a establecer estrategias para poder enfrentar tan disparatada realidad fenoménica, que resalta la existencia de un Estado donde reina la explotación, pobreza, desigualdad en la repartición de las cargas productivas y responsabilidades económicas entre géneros, y donde la desigualdad en las cargas reproductivas de ambos sexos permanece inamovible, recargando a las mujeres todo el peso en las responsabilidades reproductivas.

Las mujeres en pandemia, además de trabajar para poder mantenerse y a los suyxs, se han convertido en maestras, profesoras y supervisoras de sus propixs hijxs, en cocineras, en cuidadoras de niñxs y/o adultos mayores, generalmente familiares, es decir, en administradoras y participantes activas de otras tareas del hogar. A lo largo de más de un año y medio de confinamiento, las labores en casa aumentaron de manera significativa para este sector. El escenario ha sido un gran reto, pero también cargado de cansancio y desconcierto: por un lado, la impresión de tener que estar más presente en el hogar y apoyar a la familia; por el otro, la sensación de compromiso con el trabajo y de demostrar disponibilidad absoluta, sin importar horarios.

El balanceo de estos compromisos representa un riesgo para la salud integral de las mujeres y un posible retroceso a los avances en materia de inclusión y equidad de género que se han ido alcanzando en el país. Tal desequilibrio responde a una ideología de género que pudiera ser transformada, entre otras posibilidades, por medios y mecanismos de políticas públicas educativas contundentes, pero las acciones de igualdad de género del organismo de rector de la educación en nuestro país, el Ministerio de Educación, aún marchan muy lentamente, y los medios de información y comunicación tienen contenidos profundamente sexistas que afianzan
aún más las desigualdades de género en nuestra sociedad.

En este escenario se hace inminente la formulación e implementación de prácticas sociales para superar el desequilibrio que representa adjudicar la responsabilidad familiar, predominantemente a las mujeres. Es necesario que las mujeres como movimiento organizado de la sociedad tomen las riendas de las reivindicaciones que nos corresponden para el logro de la equidad de género en el trabajo.

Los programas dirigidos a las mujeres y a las familias a abordar aspectos cruciales relacionados con la pobreza de las mujeres y de las familias, los datos que vinculan la pobreza con el tiempo que le dedican las mujeres a las tareas de cuidado necesitan considerarse e incorporarse para lograr una mayor justicia social y equidad de género.
Finalmente, el país tiene la oportunidad de crear un nuevo pacto social y de género que reconozca los impactos diferenciados que recae sobre las mujeres, especialmente sobre grupos de mayor riesgo, a través de la participación igualitaria de mujeres y la incorporación del enfoque de género en todos los espacios y en todas las acciones y políticas públicas de mitigación y recuperación.

Tramo III
Aspectos deben Considerarse para Reconfigurar la Agenda Social Feminista Venezolana ante la Pandemia de la COVID-19.

No basta con levantar al débil, hay que sostenerlo después.
William Shakespeare (1564-1616)

La pandemia de la COVID-19 ha representado un desafío en Venezuela en materia de
salud, economía, bienestar, cohesión social y derechos humanos de las mujeres. El confinamiento ha tensionado y ampliado las desigualdades de género ya existentes en el país. La economía y, con ello, en el sector laboral o de trabajo, no se ha reivindicado como ha debido de ocurrir, al contrario, sigue marcando las grandes diferenciaciones entre hombres y mujeres, siendo estas últimas quienes asumen el mayor número de ocupaciones con pagas deprimentes, así como la mayor carga doméstica. Aunado a ello, afrontan más riesgos de opresión y violencia, dadas las medidas de encierro decretadas por el gobierno para atender la emergencia sanitaria con lo cual debe permanecer mucho más tiempo con su agresor que casi siempre es parte del entorno doméstico y familiar.

Se supone que, ante esta realidad, los movimientos sociales, en especial los feministas, ha de establecer una alteración en las agendas próxima: enfatizando en la resolución de nudos críticos sociales, pero también en el tema de mujer y trabajo. Los ejes problemáticos, que quedan al descubierto drásticamente en esta pandemia, hacen una invitación a que la ocupación feminista se reestructure desde las prioridades, se revisen las alternativas estratégicas y establezcan nuevos lazos de solidaridad para salir de este desconcierto sanitario más fortalecida.

Si bien las mujeres siguen en la primera línea de la catástrofe sanitaria, su respuesta en el futuro será coral, integradora y sostenible. Por tanto debe pensarse al factor político, la calidad de la democracia, la fortaleza institucional, la sensibilidad cultural frente a las desigualdades y las reformas del Estado, como la oportunidad para la inclusión de la igualdad de género en los procesos de cambios y/o transformación. Alcanzar este estado de justicia implica incorporar la noción que las mujeres, en cuanto sujetas, no constituyen ni una clase social ni un estatus, de modo que las injusticias de género no pueden ser atribuidas solamente a un componente, sino que, incluyen tanto las injusticias económicas y la ausencia de reconocimiento de las mujeres en cuanto sujetos, como las sinrazones presentes en la forma en que se organiza la acción política y la toma de decisiones que las excluye.

La recuperación de una senda hacia el desarrollo implica, necesariamente, pensar en
políticas públicas diseñadas con un enfoque de género. No deberían abordarse estos temas como una moda o una exigencia de las agencias multilaterales para obtener financiamiento. Por el contrario, el empoderamiento de las mujeres venezolanas es condición indispensable para la disminución de la pobreza y el aumento de las oportunidades en las poblaciones más vulnerables. Es necesario retomar políticas de cuidado infantil que permitan la inserción económica de las madres y políticas de conciliación familia-trabajo, entre otras que promuevan la autonomía económica de las mujeres.

Entonces, mirar recomendaciones para reconfigurar la agenda social feminista venezolana ante la pandemia de la COVID-19, transita por:
1. Desde la mirada feminista, no solo volver sobre los fundamentos teóricos, sino también políticos organizativos, de nuestros compromisos de lucha por la emancipación nacional y universal. Los objetivos de la agenda feminista, también tienen que estar centrados en la distribución de la riqueza social, bajo una matriz que incorpore la infraestructura de cuidados de manera definitiva.

2. Se debe trabajar en la formulación de alternativas al neoliberalismo y mantenerse
alerta para evitar todo riesgo de entrar en el juego del razonamiento neoliberal o de servir a sus procesos de reestructuración.

3. En atención a los puntos 1 y 2, proceder a realizar estrategias de transversalización presupuestal robustas que reorienten el gasto para cumplir con el acceso y disfrute de derechos humanos en condiciones de igualdad. Sumar a la sociedad civil organizada,
pues las organizaciones cuentan con el conocimiento para su realización.

4. Incidir en el gobierno para que defina el horizonte temporal en que logrará garantizar los derechos humanos de las mujeres.

5. Es imprescindible tener en cuenta la perspectiva de género, para que las medidas
que se adopten en el corto, medio y largo plazo sean lo más efectivas posibles, tanto para las mujeres como para los hombres.
6. Finalmente, en un plano específico, cualquier conversación sana desde la agenda feminista venezolana, pasará por exigir al gobierno nacional derogar la resolución 2792 emanada en octubre 2018 por el Ministerio del Proceso Social del Trabajo, la cual sigue vigente y con la que se congelaron las convención colectivas de todos los sectores laborales del país luego de la reconversión monetaria y puesta en marcha del plan de recuperación económica, así como ajustar los salarios en el corto tiempo con miras a cumplir con lo dispuesto en el artículo 91 de la Constitución y alcanzar salarios acordes a los niveles inflacionarios.

A Manera de Cierre y Aporte a la Educación
Es cierto que este virus no entiende de clases sociales pero sus costes, el impacto de esta pandemia, sí ha aumentado aún más la brecha social, la desigualdad, y la vulnerabilidad. Para el momento de la expansión de la crisis sanitaria a finales del 2019, Venezuela se encontraba en una crisis económica iniciada durante los últimos 14 años y ahora, con la llegada de la COVID19 nos enfrentamos a una nueva, con afectación general y en especial a las mujeres.

A medida que la pandemia de COVID-19 continúa afectando nuestras vidas cotidianas, las desigualdades presentes se magnifican. El virus mismo afecta desproporcionadamente a las mujeres y ha tenido un mayor impacto económico en adultas de bajos ingresos, personas de color, raza originaria, campesinas, y en la comunidad LGBTQ+. Para muchas mujeres, los efectos financieros de la pandemia se agudizan por la continua desigualdad de género en el hogar.

En general, las mujeres venezolanas hacen la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidados no remunerados. Las mismas representan el 75% de los cuidadores y pasan hasta un 50% más de tiempo brindando cuidados que los hombres. En las relaciones heterosexuales, las mujeres pasan mucho más tiempo cuidando niños y haciendo los quehaceres domésticos que sus parejas varones. Este tiempo adicional que dedican al trabajo doméstico es una de las razones principales de las brechas de género en la remuneración y en los ascensos en el trabajo.

La desigualdad de género en el hogar solo se está agravando a medida que la pandemia aumenta los cuidados y las responsabilidades del hogar. En el abordaje realizado para este ensayo, donde se contó con un total de 45 entrevistadas al respecto, el 70% de las mujeres informaron que son plenamente o principalmente responsables de las tareas domésticas durante el confinamiento y el 66% dijo lo mismo sobre el cuidado de los niños. El 80% de las mujeres también informaron que pasan más tiempo educando en casa a sus hijos o ayudándolos con la enseñanza a distancia que sus cónyuges.

Sabemos que el estricto cumplimiento de los roles de género es un factor de riesgo para la violencia sexual, es decir, algo que hace que la violencia sexual sea más probable que suceda en nuestra sociedad. Ante lo que parece una avalancha de malas noticias cada minuto de cada día, tratar de procesar las implicaciones de la pandemia a largo plazo puede ser abrumador. Pero parte de la reflexión implica analizar las estructuras de la sociedad que contribuyen a la opresión y examinar cómo nuestras propias acciones están influenciadas por normas sociales dañinas.

Cuando perpetuamos los estereotipos de género y no reflexionamos sobre los comportamientos que pueden ser dañinos, corremos el riesgo de crear comunidades que no son seguras. Las actitudes que implican desigualdad de género se encuentran entre los factores principalmente asociados a la perpetración de violencia interpersonal. Las personas que se rigen por las normas tradicionales de función de género o creen que las mujeres son inherentemente inferiores tienen más probabilidades de cometer violencia sexual.

Las normas y las creencias nocivas son la fuerza impulsora detrás de la opresión y la desigualdad en nuestra sociedad. Las expectativas culturales de lo que significa “ser hombre” y “ser mujer” ejercen influencia en todos los aspectos de nuestros comportamientos cotidianos, inclusive quién se hace cargo de la mayor parte del trabajo doméstico.

Pero, esto puede ser sustantivo: todas y todos podemos trabajar para cambiar las normas y crear una sociedad más segura y equitativa. Primero, debemos considerar la manera en que las tareas domésticas y las responsabilidades del cuidado se dividen en el hogar. Si su pareja, un integrante de la familia u otro miembro del hogar le dice que se siente abrumado, tómese el tiempo para realizar algunas de las tareas que esa persona realiza. Ya sea que cuide niños o adultos mayores, dé el ejemplo compartiendo la responsabilidad en pie de igualdad. Y siempre tómese el tiempo para reflexionar sobre si usted está haciendo su parte, independientemente de su género.

En un momento en que pequeños pasos pueden hacer una gran diferencia, no podemos permitirnos ignorar la cuestión de la desigualdad de género. Al modelar la igualdad de género en el hogar y enfrentarse a los estereotipos dañinos en nuestra vida cotidiana, podemos allanar el camino para una sociedad en la que las mujeres sean iguales en el hogar, en el trabajo y en sus comunidades, y trabajar por un mundo libre de violencia sexual.

Aspectos necesarios de considerar y que emergen durante el desarrollo de este ensayo, es que, os costes de la pandemia son fundamentalmente económicos, sí, pero no exclusivamente. No solo debemos centrar el análisis y nuestra preocupación en la desigualdad de ingresos, sino también sobre una serie de desigualdades institucionalizas en nuestra sociedad que atiende a las individualidades por ser mujer, por la edad, por la procedencia, por la pertenencia a una clase social, por la orientación sexual, por formar parte de una minoría sexual, por el nulo o escaso nivel formativo, por la presencia de una discapacidad intelectual y diversidad funcional, por la situación de dependencia de mayores y personas con discapacidad, por la existencia de enfermedades mentales o físicas, por la ausencia de vivienda o porque ésta sea infravivienda, por pertenecer a una minoría étnica, por adicciones a sustancias o de otro tipo, por residencia en poblaciones segregadas y marginales, por confinamiento en centros penitenciarios, o de inmigrantes, por el acceso a la tecnología o a la inaccesibilidad a las TIC, por la existencia de redes informales, por la adhesión a las redes formales, por la procedencia de ingresos de economía informal, por las violencias sobre las mujeres, por la violencia y los abusos sexuales a menores, etc. Estas, además, añaden opresión y discriminación, aumentando, por tanto, la vulnerabilidad, el riesgo de aislamiento y de exclusión social.

Esto es, las personas marginadas se vuelven aún más vulnerables en las emergencias. Por ello, en el contexto actual producido por el virus, la corona-crisis, los que corren más riesgo son las personas que se encuentran en los márgenes de nuestra economía y nuestra sociedad, y en ello, las mujeres son las más notorias. Estamos todavía en tiempo presente, pero mañana ya es futuro y debemos adelantarnos con medidas de protección social universales y competentes con efectos preventivos y sostenibles.

No se trata de respuestas graciables y temporales, sino de soluciones que sirvan para ampliar los derechos y las protecciones a las mujeres, y no para aumentar las filas de los precarixs y vulnerables, puesto que, se estima que 85% personas que viven en situación de pobreza y exclusión social en el país. Ante situaciones extraordinarias, respuestas extraordinarias donde el centro sean las personas, como aboga el enfoque de Derechos Humanos, porque en esta crisis no existen responsabilidades individuales sino consecuencias colectivas. Respuestas a través de los sistemas de protección para que las personas puedan vivir con confianza, con seguridad, con dignidad y con plena realización de sus derechos, porque los sistemas de protección social son instrumentos para la transformación social, para la democracia y para la creación de sociedades justas. Los sistemas de protección social son más que la satisfacción de las necesidades básicas de los miembros de la sociedad en situación social y económicamente desfavorecida.

Es necesario entender que, más allá del impacto sobre la salud, el COVID-19 afectará al mundo del trabajo en tres dimensiones: la cantidad de empleos con el consecuente aumento de desempleo y subempleo; la calidad del trabajo en relación a salarios, acceso a la protección social y horas; y los efectos sobre grupos específicos más vulnerables a los resultados adversos del mercado laboral tales como personas mayores y jóvenes, autónomos, migrantes, personas con discapacidad, con problemas de salud física o mental, y también, a las mujeres que están sobrerrepresentadas en el sector servicios y en determinadas profesiones.

Curiosamente, por la equivocada asignación de roles de género, en esta pandemia las
mujeres ocupamos mayoritariamente las profesiones y ocupaciones de primera línea, todas ellas con exposición directa: profesionales de la salud -médicas, farmacéuticas, enfermeras, auxiliares de enfermería-, trabajadoras sociales, auxiliares de gerontología, auxiliares de ayuda a domicilio de personas dependientes, limpiadoras y cocineras de centros sanitarios, de mayores, de migrantes, etc. Y, sin embargo, se señala el impacto laboral en los empleos feminizados de alto riesgo consecuencia de la corona-crisis. No podemos dejar de señalar el impacto del COVID-19 sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 aprobada en el 2015 por
la Organización de Naciones Unidas (ONU), una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás.

El COVID-19 afecta casi a todos los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, pero preciso destacar uno en particular: el objetivo 10, “Reducir las desigualdades”, objeto de nuestra disciplina y profesión a través de la atención directa y de la reforma social, y, además porque sobre este impactan otros como el objetivo 4 “Calidad de la educación” (en estos momentos se ha procedido al cierre de los centros educativos en todos sus niveles sustituyéndose la educación presencial por la educación online lo que supone que en muchos casos no se tenga accesibilidad y por tanto, dificultando el proceso y progreso educativo); el objetivo 5 “Igualdad de género” (los empleos y economías de las mujeres están en peligro, aumentan los niveles de violencia contra las mujeres y su mayor exposición al contagio pues representan la mayoría de las profesiones sanitarias y del trabajo social); el objetivo 8 “Trabajo decente y crecimiento económico” (en estrecha relación al anterior) y 11 “Ciudades y comunidades sostenibles” (las personas que viven en barrios marginales se enfrentan a un mayor riesgo de exposición debido a la alta densidad de población y a las malas condiciones de salubridad).

Finalizo este breve texto, manifestando el deseo de que esta pequeña reflexión compartida nos abra los ojos a realidades invisibles e invisibilizadas, que no son  inexistentes y hay personas que las sufren. Esperamos que no se cumpla aquella afirmación de Groucho Marx: “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

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Pueblos indígenas: narrativa en disputa este 2021

Por: Daliri Oropeza

¿Memorar la caída de Tenochtitlán? Qué sucedió hace 500 años con los cientos de pueblos que habitaban este territorio. Muchos nunca fueron colonizados, como describe el EZLN. En parajes coloniales actuales como los megaproyectos, ¿cabe exigir disculpas a otras naciones?

Cada día hay un río fluyendo…

“A donde fueres, hacé lo que vieres”, me decía mi abuela. Me miraba seria, exigiendo el comportamiento recto de una niña. Nunca lo he logrado pero con ella al menos lo intentaba.

Es el mejor consejo que me pudieron dar como periodista. Gracias a ello he podido corresponder a los pueblos que me han recibido en este caminar para acompañar, atestiguar, documentar y así aprender de sus modos de ser en el mundo, con sus reglas, lenguas y señas.

Estas cosmoexistencias, con sus propias matrices normativas, se conforman de sistemas de justicia (por ejemplo) como describe Paulina Fernández en Justicia Autónoma Zapatista Tseltal o como investiga el maestro en Comunicación para el Cambio Social, Eliel Sánchez, quien estudia los sistemas normativos del pueblo nahua (o maseual) de San Miguel Tzinacapan, y muestra el epistemicidio que provocó el choque con lo colonial o el derecho positivo.

Modos de organización propia que contemplan la salud del tejido social.

Estos modos de proceder en colectividad, de las personas que viven día con día su cultura propia, no tienen nada que ver con el funcionamiento del Estado Nación mexicano (que exonera a Cienfuegos) o incluso con la norma colonial. Qué decir de los modos de gobernar, o de los modos de curar de cada pueblo indígena. Pienso en la Utopística, como la propone Immanuel Wallerstein.

Reconocer estas cosmoexistencias no es suficiente. Adornar con ellas los discursos, tampoco. ¿Pedir perdón?, apenitas…

Dicen que fue el 13 de agosto de 1521, cuando el tlatoani mexica Cuauhtémoc “cayó rendido ante los conquistadores”, secuestrado por los invasores de la península Ibérica. En adelante la historia que cuentan es de saqueo y ultrajo. Qué dice la historia del poderío logrado después de constituir lo extraído de “sus” territorios “descubiertos”. Mismas son las ahora “potencias mundiales”. ¿Acaso hay que memorar que, ipsofacto, Hernán Cortés y su comitiva destruyeron la ciudad de Tenochtitlán, comenzando por el acueducto? ¿Que desecaron el gran lago? ¿Hay que memorar el inicio del periodo de saqueo llamado Colonia? ¿Por qué omiten u “olvidan” la participación de miles de indígenas en las empresas de colonización e invasión?

Hay pueblos indígenas que tardaron siglos en siquiera ser descubiertos, mucho más en saber de la “colonización”. Los Guarijíos, por ejemplo, son de los últimos pueblos registrados por el Estado Mexicano y eso data de 1976. Quién diría que tan solo 40 años después les impondrían una presa que hoy deja abajo del agua su territorio y sus mitos. 

El gobierno autonombrado 4T en voz de AMLO anunció un programa de conmemoraciones que incluye desfiles, actividades culturales, conmemoraciones y la “reivindicación con los pueblos originarios”. Suman una serie de eventos a su año 2021: los 700 años de la fundación lunar de México-Tenochtitlan, los 500 años de la toma de México-Tenochtitlan y los 200 años de la Consumación de la Independencia.

Esto se enmarca en las cartas que envió desde 2019 el presidente al rey de España y al Papa Francisco exigiendo pidan perdón. En la última, de octubre 20202, le insistió al Papa:

“Tanto en la Iglesia Católica, la Monarquía Española y el Estado Mexicano debemos ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos, desde la conquista de 1521 hasta el pasado reciente”, dice en su carta.

 En ese tenor, AMLO ha anunciado varias veces desde su conferencia mañanera que pedirá perdón a los pueblos Yaquis y Mayas por el “exterminio” del que fueron víctimas. Y como si fuera la reiteración de una ocurrencia, la Lotería Nacional emitirá billetes todo este año con imágenes de 32 zonas arqueológicas. Así es, de las majestuosas ruinas. Ruinas.

Después de citar el poema de Sitalin Sánchez, desde el punto de vista de la doctora en sociología María Eugenia Sánchez Díaz, esto es hipocresía, ya que no puedes imponer los megaproyectos en los territorios indígenas por un lado, hacer rituales folklóricos; y por el otro lado pedir perdón. “AMLO vive del racismo cordial”.

Para la doctora Sánchez Díaz el pedir perdón sirve para visibilizar todos los atropellos coloniales, el racismo, la desindigenización, el despojo de territorios, de modos de existir, esto que llama “una herida dolorosa”. Sin embargo, “la mirada colonial está más vigente que nunca”. María Eugenia advierte: “el perdón no es complacencia”. La clave está en cómo refuncionalizan a los pueblos a favor del Estado, el indio permitido a través del folclor.

“El perdón solo sirve cuando es algo imperdonable, diría Derridá. El perdón está en el centro de vivificar la dignidad humana. El asunto es, los pueblos piden que no lo utilicen para exigir perdón. ¿Cómo pedir disculpas si les avientas el Tren Maya, la termoeléctrica y el proyecto Integral Morelos, y lo inauguras con un ritual que ni era Maya? Entonces me parece como muy indignante”.

Claramente el gobierno actual no habla de los megaproyectos en territorios indígenas. AMLO siempre dice que hay que decidir entre inconvenientes.

Y entre todas estas capas de cortinas, el EZLN corta las telas y las convierte en velas de barcos y anuncia una gira a por lo menos cinco continentes.

“Iremos a decirle al pueblo de España dos cosas sencillas:

Uno: Que no nos conquistaron.  Que seguimos en resistencia y rebeldía.

Dos: Que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada. Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso: el asesinato de luchadores sociales, como el hermano Samir Flores Soberanes; los genocidios escondidos detrás de megaproyectos, concebidos y realizados para contento del poderoso -el mismo que flagela todos los rincones del planeta-; el aliento monetario y de impunidad para los paramilitares; la compra de conciencias y dignidades con 30 monedas.

Nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas NO queremos volver a ese pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y pretende alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la caída de ese imperio, los pueblos originarios de estas tierras fuimos derrotados.

Ni el Estado Español ni la Iglesia Católica tienen que pedirnos perdón de nada. No nos haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y así esconden que tienen las manos manchadas de ella”.

El presente de los pueblos indígenas es el camino de una epistemología por la vida. Aprendemos de sus modos de supervivencia, de danzar y de resistir.  Lo que nos toca a las personas desindigenizadas es caminar rumbo a un pensamiento poscolonial, como propone Achille Mbembe :

“El pensamiento poscolonial hace hincapié en el porvenir de la humanidad, en esa que habrá de emerger una vez que se hayan suprimido las figuras coloniales del ser inhumano y de la diferencia racial”.

Toca no caer en las narrativas hegemónicas. Crear las propias.

Fuente e imagen:  https://piedepagina.mx/pueblos-indigenas-narrativa-en-disputa-este-2021/

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¿Final del acceso universal a Internet?

Por: Germán Gorraiz Lopéz

Zbigniew Brzezinski, ex-consejero de Seguridad Nacional durante el mandato de Carter en su libro “Entre dos edades:El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica”(1.971) aboga por el control de la población por una élite mediante la “manipulación cibernética” al afirmar que “pronto será posible asegurar la vigilancia casi continua sobre cada ciudadano y mantener al día los expedientes completos que contienen incluso la información más personal sobre el ciudadano, archivos que estarán sujetos a la recuperación instantánea de las autoridades”, lo que anunciaría ya la posterior implementación del programa PRISM o del reciente “affaire Spyon” de la NSA. En consecuencia, tras ser denunciado EE.UU. por intentar controlar la nube mediante programas secretos como el Programa PRISM, estaríamos ya asistiendo al final de la democratización de la información (siguiendo la senda emprendida por los llamados “países totalitarios”, mediante la imposición de leyes que prohíben el uso de determinados términos para continuar con la implementación de filtros en los servidores de los ISP. Así, según un estudio de la organización OpenNet (integrada por las universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto), 55 países ejercerían la censura de webs con contenidos políticos o sociales “peligrosos” e impedirían asimismo el acceso a aplicaciones como YouTube o Google Maps aplicando sofisticados métodos de censura gracias a la colaboración de empresas occidentales.

Igualmente, Brzezinski, en un discurso pronunciado en una reunión del Council on Foreings Relations (CFR) advirtió que “la dominación de las élites ya no es posible debido a una aceleración del cambio social impulsado por la comunicación instantánea que han provocado el despertar universal de la conciencia política de las masas (Global Political Awakening) y que está resultando perjudicial para la dominación externa como la que prevaleció en la época del colonialismo y el imperialismo”.

Así, la necesidad de escapar al control del Big Brother en redes como Yootube, Twitter o Facebook , habría impulsado la red TOR (Dark web), creada por defensores del software libre para proteger la identidad de los usuarios. Dicha red contó en sus inicios con las bendiciones de los Gobiernos occidentales para permitir el acceso a Internet en “países totalitarios” como China, Corea del Norte, Rusia e Irán, pero tras los atentados yihadistas de París, las actividades propagandística del ISIS estarían siendo monitorizadas y filtradas por las agencias de seguridad occidentales lo que habría forzado al grupo yihadista a utilizar masivamente la nueva aplicación Telegram, al estar sus contenidos encriptados ( sus usuarios pueden formar grupos de hasta 200 personas y utilizar chats secretos donde el material propagandístico se autodestruye), con la consiguiente dificultad de los servicios secretos occidentales para acceder a sus contenidos.

En un nuevo intento para preservar el anonimato de los usuarios en la Red, asistimos a la aparición de las VPN o Red Privada Virtual, herramientas que ocultan la identidad de los usuarios y permiten mantener la comunicación con cualquier país del mundo libre de vigilancia de lo que sería paradigma el joven bloguero chino Chen Qiushi en paradero desconocido que se encargaba de radiografiar la angustia de Wuhan a través de sus vídeos colgados en Youtube a través de las VPN lo que habría impulsado a China a imponer normas para el acceso de los usuarios a dichas herramientas. La prohibición de descargar Plague Inc. para IOS en todo el territorio chino sería el penúltimo episodio para imponer una censura total en las informaciones sobre el coronavirus en Internet por parte del Politburó chino.

Asimismo, el Gobierno chino habría recurrido a los gigantes tecnológicos en su intento de monitorizar en tiempo real los contagios por coronavirus y según la agencia Reuters, el gigante Alibaba habría lanzado una función que asigna un código QR de color que representaría el estado de salud de los ciudadanos chinos. Tras completar un cuestionario, los residentes reciben un código QR basado en colores a través de la aplicación de chat DingTalk administrada por Alibaba y según el color correspondiente, deben adoptar las medidas profilácticas prescritas en dicha aplicación. Ello, aunado con la implementación del cortafuegos (firewalls) en Internet y el descomunal despliegue de cámaras de vigilancia con inteligencia artificial para el reconocimiento facial de personas incluso con mascarillas (200 millones de cámaras) así como el uso de drones-policía, convertirán a China en el Big Brother que controlará en tiempo real a todos los ciudadanos chinos. Asimismo, Francia, Gran Bretaña, Indonesia y Rusia exigen eliminar los mensajes encriptados en Whatsapp y Telegram, medidas constrictoras que tendrán como efecto colateral la imposibilidad del acceso universal a la red en la próxima década y el retorno a sus orígenes de la Red de Redes, al quedar Internet convertido en herramienta exclusiva de las élites políticas, económicas y militares.

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/opinion/29/01/2021/final-del-acceso-universal-a-internet-2/

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Científicamente comprobado: un análisis de los tratamientos más usados contra la covid-19

Por: Aleida Rueda, Fabiola Torres, Juan Ugarte / Salud con Lupa

La ciencia ya ha ofrecido suficientes pruebas de la ineficacia y perjuicio de algunos medicamentos usados en la lucha contra la pandemia, promovidos incluso por algunos gobiernos. Éste es un análisis con las pruebas científicas existentes sobre su efectividad

En el ondulante camino por contener al covid-19, los médicos de todo el mundo han usado desde antiinflamatorios y antivirales hasta plasma sanguíneo y células madre. A pesar de que la ciencia ya ha ofrecido suficientes pruebas sobre la ineficacia o perjuicio de algunos de ellos, ciertos gobiernos de América Latina insisten en mantenerlos en sus tratamientos oficiales. Medicamentos como la hidroxicloroquina o la azitromicina ya no deberían aplicarse en los hospitales, sin embargo países como Perú, Brasil o México continúan ofreciéndolos sin atender a las advertencias de la comunidad científica internacional.

En este especial, con la colaboración de la Fundación Epistemonikos, hemos analizado la evidencia disponible para algunos de los tratamientos y medicamentos más usados contra el coronavirus. Luego hemos elaborado una clasificación de siete niveles (desde “altamente efectivo” hasta “la ciencia no lo avala”) que describe la utilidad de estas terapias. La clasificación se actualiza cada semana de acuerdo a la nueva evidencia disponible.

¿Por qué es relevante para covid-19?

La dexametasona es un corticoide que disminuye la inflamación (efecto antiinflamatorio) y reduce o suprime la respuesta inmune de nuestro organismo (efecto inmunosupresor). Estos efectos son los que se busca controlar en los casos más graves de covid-19 porque hay inflamación del pulmón y otros órganos, además de una respuesta inmune «exagerada» de nuestro organismo.

Tipo de medicamento

Antiinflamatorios

Tipo de pacientes

¿En qué casos se propone su uso?

El uso de corticoides, como la dexametasona, se ha propuesto principalmente en pacientes graves que requieren atención en unidades de cuidados críticos, en especial en aquellos que requieren apoyo de un ventilador mecánico.

¿Se propone su uso en otros casos?

No, en los pacientes de menor gravedad aún no se propone su uso, aunque se está investigando si tienen algún rol. Otros tipos de corticoides, por vía inhalada, se están evaluando para la prevención de covid-19.

¿Qué dice la evidencia?

Conocemos los resultados de tres ensayos aleatorizados (en los que participaron más de 6000 pacientes) que muestran que la dexametasona disminuye el riesgo de muerte en los casos graves de covid-19, además de otros beneficios.

Aún falta conocer los resultados de otros ensayos. Con ellos podremos confirmar lo que sabemos e, idealmente, determinar si la dexametasona es mejor que otros corticoides, cuál es la mejor forma de administrarla y cuál es el rol que cumple en casos de menor gravedad, como los pacientes hospitalizados fuera de unidades de cuidados intensivos.

En el caso de las personas con síntomas leves que no requieren hospitalización, la dexametasona no tiene beneficios. Tampoco juega un rol en la prevención del contagio.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Corticosteroids for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: RECOVERY (Reino Unido), DEXA-covid19 (internacional) y CoDEX (Brasil).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Ya se usa para pacientes hospitalizados por covid-19 en Brasil, Colombia, México y Perú.

Patentes: Genérico

Fabricantes principales: Kern Pharma (España)

Postura de la OMS:

La OMS recomienda el uso de corticoides para el tratamiento de pacientes con covid-19 en estado grave y crítico. No sugiere usarlos en casos leves, ya que los estudios no reportaron beneficios en estos casos y podría resultar perjudicial. La terapia debe estar bajo la supervisión de un médico.

Posibles efectos adversos:

Los corticoides tienen múltiples efectos adversos, en especial en quienes los utilizan por tiempo prolongado. Sin embargo, en el tratamiento de pacientes con covid-19 grave, el único efecto adverso importante es el aumento del nivel de glucosa sanguínea, que es controlable y no tiene consecuencias a largo plazo.

¿Por qué es relevante para covid-19?

La ivermectina es un antiparasitario con efectos probados en animales y seres humanos en el tratamiento contra algunos parásitos intestinales o externos, como la pediculosis.

Tipo de medicamento

Antiparasitarios

Tipo de pacientes

¿En qué casos se está investigando?

La ivermectina se está investigando tanto para la prevención como para el tratamiento de covid-19 en etapas iniciales.

¿Qué dice la evidencia?

La semana pasada un equipo internacional dio a conocer los resultados de varios ensayos, con lo cual ya contamos con 22 ensayos que evalúan el rol de la ivermectina en la prevención o el tratamiento de covid-19.

La mayoría de estos ensayos son pequeños y tienen limitaciones importantes. A pesar de ello, al combinar todos los resultados concluimos que el uso de ivermectina podría resultar en una evolución más favorable de los pacientes con covid-19 y que incluso podría disminuir la mortalidad. Por esta razón, la ivermectina sube a la categoría de «prometedora» en nuestro ranking.

Ahora bien, que la ivermectina sea «prometedora» no significa que esté lista para su uso. Para que la ivermectina esté «lista» es importante seguir evaluándola en nuevos ensayos aleatorizados con un número mayor de pacientes reclutados y un mejor diseño metodológico.

Por otra parte, la evolución de la evidencia sobre la ivermectina nos recuerda la importancia de contar con los resultados de todos los ensayos que se han llevado a cabo, incluidos los que son desalentadores. Aparentemente, durante la pandemia se ha exacerbado el «sesgo de publicación». Este sesgo es un problema habitual en la ciencia y consiste en la publicación selectiva de los ensayos con resultados «positivos», dejando sin publicar los «negativos». Cuando esto ocurre, la evidencia queda incompleta y las conclusiones basadas en ella puedan estar equivocadas. En el caso de la ivermectina, sabemos que el ensayo colombiano EPIC no observó beneficio. Se trata del ensayo más grande realizado hasta ahora con ivermectina y los resultados se anunciaron en una conferencia de prensa el 30 de diciembre. Sin embargo, al día de hoy EPIC aún no ha dado conocer la totalidad de la información, con lo cual no es posible integrar sus datos al conjunto de la evidencia existente.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Ivermectin for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los ensayos que han reportado datos totales o parciales son: IVE-COV (Pakistán), Raad H et al (Irak y el Líbano), ERC-DMC/ECC/2020/117 (Bangladesh), Rezai y colaboradores (Irán), RIVET-COV (India), Okumuş y colaboradores (Turquía), Spoorthi y colaboradores (India), ZU-IRB#6150 (Egipto), Chachar y colaboradores (Pakistán), Mohiuddin y colaboradores (Bangladesh), SAINT (España), Kirti y colaboradores (India), IVERcovid (Nigeria), IVERCAR-TUC (Argentina), EPIC (Colombia), Chachar y colaboradores (Pakistán), Ahmed y colaboradores (Bangladesh), Niaee y colaboradores (Irán), Elgazzar y colaboradores (Egipto), Krolewiecki y colaboradores (Argentina), IVM-DOX (Irak), Podder y colaboradores (Bangladesh).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Guatemala, Bolivia, Perú, Honduras, Brasil y México (ensayos clínicos)

Patentes:

Genérico

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

No recomendado como tratamiento para covid-19

Posibles efectos adversos:

Lesiones en la piel como llagas y úlceras profundas (si se aplica de forma subcutánea); posible toxicidad si se combina con otros medicamentos; además hay evidencia de una vulnerabilidad en el sistema inmune.

¿Por qué es relevante para covid-19?

El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroidal ampliamente utilizado en infecciones y otras enfermedades para el control de síntomas como la fiebre y el dolor. Además de ser relevante por su rol en el manejo sintomático, cobró importancia al comienzo de la pandemia porque algunos científicos advirtieron de posibles efectos perjudiciales en pacientes con covid-19 que utilizaban ibuprofeno. Actualmente, se está investigando un posible rol como tratamiento en ciertos casos de covid-19.

Tipo de medicamento

Antiinflamatorios

Tipo de pacientes

¿En qué casos se está investigando?

El ibuprofeno se está investigando en pacientes con covid-19 que desarrollan una forma grave de daño pulmonar llamada síndrome de distrés respiratorio agudo.

¿Qué dice la evidencia?

Varias decenas de estudios no aleatorizados han despejado bastante las dudas iniciales sobre la posibilidad de que el ibuprofeno causara un agravamiento de la enfermedad.

Ahora, dejando atrás esa polémica, algunos investigadores han planteado que el ibuprofeno podría tener un efecto curativo en ciertas etapas de la enfermedad. Existe un ensayo en curso para evaluar esta hipótesis, pero todavía no contamos con resultados que permitan sacar conclusiones. Es decir, no sabemos si el ibuprofeno tiene un rol en el tratamiento del covid-19.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Nonsteroidal anti-inflammatory drugs for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Aún no hay ensayos aleatorizados finalizados. El más importante que se encuentra en curso es el ensayo LIBERATE (Reino Unido).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Disponible en farmacias: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Patentes:

Genérico

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

Aceptado como tratamiento para síntomas leves.

Posibles efectos adversos:

No produce efectos adversos importantes en las dosis recomendadas.

¿Por qué es relevante para covid-19?

La vitamina D tiene múltiples funciones en nuestro organismo. Actualmente se le atribuyen innumerables propiedades, entre ellas, ayudar a prevenir o acelerar la recuperación de infecciones virales, como el covid-19.

Tipo de medicamento

Suplementos nutricionales

Tipo de pacientes

¿En qué casos se está investigando?

La vitamina D se está investigando tanto en la prevención como en el tratamiento del covid-19.

¿Qué dice la evidencia?

El ensayo aleatorizado más importante sobre el efecto de la vitamina D en el tratamiento de covid-19 se publicó la tercera semana de noviembre de 2020. El resultado fue desalentador. Si bien la terapia incrementó los niveles de vitamina D de los pacientes, esto no se tradujo en ningún beneficio clínico.

Antes de esta publicación, otros estudios mostraron resultados alentadores. Muchos sugirieron que las personas con niveles bajos de vitamina D podrían tener mayor riesgo de contraer covid-19, y que las personas que se contagian podrían tener una peor evolución. Luego, dos ensayos aleatorizados que usaron vitamina D para tratar a pacientes con covid-19 hospitalizados mostraron una importante reducción en los riesgos de que su estado se agravara. Se trata, sin embargo, de ensayos pequeños, con múltiples limitaciones metodológicas, que requerían confirmación. Finalmente, el uso aparentemente exitoso de vitamina D para tratar al presidente de EE.UU., Donald Trump, no redujo la incertidumbre, aunque sí contribuyó a aumentar las expectativas sobre el desempeño de este medicamento.

La comunidad científica esperaba, entonces, la confirmación de la efectividad de la vitamina D en covid-19. Al agregar la nueva evidencia al conjunto, la conclusión es, lamentablemente, que la vitamina D ha dejado de ser un tratamiento prometedor.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Vitamin D for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

El principal ensayo reportado es el de Murai y colaboradores (Brasil; Universidad de Sao Paulo). Otros ensayos reportados son covidIOL (España) y SHADE (India). Existen decenas de ensayos en desarrollo.

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Patentes:

Genérico

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

No indicado como tratamiento para covid-19.

Posibles efectos adversos:

Consumir demasiada vitamina D (conocida como toxicidad por vitamina D) puede ser perjudicial. Los signos de toxicidad incluyen náuseas, vómitos, falta de apetito, estreñimiento, debilidad y pérdida de peso.

¿Por qué es relevante para covid-19?

El paracetamol es un fármaco ampliamente utilizado para el control de la fiebre, el dolor y otros síntomas que se observan en las personas con covid-19.

Tipo de medicamento

Analgésicos

Tipo de pacientes

¿En qué casos se está investigando?

El paracetamol no se está investigando activamente en covid-19.

¿Qué dice la evidencia?

Posiblemente, el paracetamol es lo primero que se receta en pacientes con síntomas de covid-19. Sin embargo, hasta ahora no existen estudios que evalúen su efectividad en personas con esta enfermedad. Se ha planteado como alternativa a los antiinflamatorios no esteroidales, que sí han sido objeto de una intensa investigación.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Paracetamol (acetaminophen) for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

No hay ensayos en ninguna etapa que evalúen este medicamento, aunque es razonable extrapolar lo que sabemos sobre su eficacia y seguridad en otras enfermedades.

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Disponible en farmacias de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela

Patentes:

Genérico

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

Recomendado para los primeros síntomas: dolor y fiebre.

Posibles efectos adversos:

Ninguno, siempre y cuando no se superen los 4 gramos diarios

¿Por qué es relevante para covid-19?

El remdesivir es un antiviral de amplio espectro que fue utilizado sin éxito para el tratamiento de la hepatitis C, Ébola, MERS y SARS. En estudios de laboratorio mostró actividad importante contra el SARS-CoV-2, por lo que se transformó en uno de los fármacos más investigados durante la pandemia.

Tipo de medicamento

Antivirales

Tipo de pacientes

¿En qué casos se propone su uso?

El uso de remdesivir se ha propuesto principalmente en pacientes hospitalizados con gravedad moderada.

¿Se está investigando su uso en otros casos?

Sí, su uso se está investigando en todo tipo de pacientes con covid-19. A diferencia de otros antivirales, no se está investigando su uso en la prevención de la enfermedad.

¿Qué dice la evidencia?

La polémica por el remdesivir se encuentra en un punto álgido con distintas organizaciones que dan recomendaciones discordantes sobre cuándo usar este medicamento y cuándo no. Por un lado, en octubre la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprobaron el uso del remdesivir en pacientes con covid-19. Esto permitió que la farmacéutica Gilead cerrara tratos de venta multimillonarios. Por otro lado, hay variadas acusaciones de irregularidades en esos procesos de aprobación. Se sospecha, por ejemplo, que las aprobaciones fueron aceleradas para evitar hacerse cargo de los resultados del ensayo SOLIDARITY, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estos resultados fueron difundidos el 15 de octubre y mostraron que remdesivir no tendría ningún beneficio. En consecuencia, el 20 de noviembre la OMS publicó la recomendación de no utilizar remdesivir en pacientes con covid-19, cualquiera sea la severidad de la enfermedad.

Polémica aparte, hasta ahora se han publicado cinco ensayos aleatorizados que evalúan el efecto de sumar remdesivir al tratamiento de pacientes con covid-19 y ninguno ha logrado demostrar un efecto sobre la tasa de mortalidad ni sobre el número de pacientes conectados a ventiladores mecánicos.

Aún falta aclarar cuáles pueden ser las razones detrás de las diferencias que se observan en los distintos ensayos. También falta evaluar la información de los múltiples ensayos en curso, que seguramente darán más luces sobre el rol del remdesivir. De hecho, aún no se puede descartar que remdesivir tenga un beneficio pequeño, aunque sea a un costo alto. Por lo tanto, es demasiado pronto para decir si remdesivir está listo para ser abandonado. En base a la información existente, sigue tratándose de un medicamento poco prometedor.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Remdesivir for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: SOLIDARITY (OMS, internacional), CAP-China remdesivir 1 y CAP-China remdesivir 2 (China), ACTT-1 (internacional) y SIMPLE 2 (internacional).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Venezuela, Brasil, Colombia y México (en ensayos clínicos)

Patentes:

Gilead Sciences tiene la patente exclusiva de fabricación hasta el 2037.

Fabricantes principales:

Gilead Sciences (Estados Unidos)

Postura de la OMS:

No lo recomienda para el tratamiento de covid-19 en ninguna etapa.

Posibles efectos adversos:

Aparentemente es un fármaco seguro, aunque aún se requieren más datos para descartar si fue la causa de daño en el hígado, daño renal e hiperglicemia en algunos pacientes que lo recibieron en los estudios.

¿Por qué es relevante para covid-19?

Se ha planteado que las células madre tendrían una gran variedad de propiedades terapéuticas. Entre ellas, su supuesto efecto antiinflamatorio las haría potencialmente útiles en el tratamiento del covid-19. Las células madre (o troncales) se llaman así por su capacidad de dividirse y luego transformarse en cualquier tipo de tejido. Es decir, pueden ‘procrear’ múltiples células.

Tipo de medicamento

Terapias celulares

Tipo de pacientes

¿En qué casos se está investigando?

Las células madre se están investigando para el tratamiento de covid-19 en etapas graves.

¿Qué dice la evidencia?

Hasta ahora, sólo se han completado pequeños ensayos aleatorizados con este tratamiento. Estos no permiten afirmar si las células madre son o no efectivas. Además, se trata de un tipo de tratamiento de alto costo.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Stem-cell therapy for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los ensayos que han reportado resultados son: Shi L y colaboradores (China) y Shu L y colaboradores (China) y Lanzoni y colaboradores (Estados Unidos). Hay más de 50 ensayos en curso que están probando diferentes tipos de células y técnicas.

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Brasil y México (estudios clínicos)

Patentes:

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

No hay información disponible.

Posibles efectos adversos:

En experimentación

¿Por qué es relevante para covid-19?

Un estudio no aleatorizado que tuvo gran repercusión mediática al comienzo de la pandemia puso la azitromicina entre los tratamientos más utilizados contra el covid-19. Sin embargo, se trata de un antibiótico usado frecuentemente en enfermedades causadas por bacterias, mientras que el covid-19 es una infección viral. Las teorías que justificarían su uso como terapia para el covid-19 no están del todo probadas.

Tipo de medicamento

Antibióticos

Tipo de pacientes

¿En qué casos se propuso su uso?

La azitromicina se propuso para prevenir el covid-19, pero también se postuló como tratamiento contra la enfermedad en diferentes etapas.

¿Qué dice la evidencia?

La publicación de los resultados del ensayo RECOVERY, basado en datos de más de 7 mil pacientes, no hizo más que confirmar lo que ya sabíamos gracias a otros ensayos: azitromicina no tiene ningún beneficio en el tratamiento de covid-19.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Azithromycin for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los ensayos que han reportado datos son el RECOVERY (Reino Unido), COALITION I y COALITION II (Brasil) y Sekhavati y colaboradores (Irán).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, Venezuela

Patentes:

Genérico

Fabricantes principales:

Fabricante de Zithromax: Pfizer (Estados Unidos)

Postura de la OMS:

No recomendado como tratamiento para covid-19.

Posibles efectos adversos:

Es un antibiótico, lo que conlleva los riesgos personales y poblacionales del uso innecesario de antibióticos.

Plasma convaleciente

¿Por qué es relevante para covid-19?

Los pacientes que se han recuperado de cuadros infecciosos poseen anticuerpos en su sangre que los protegen de futuras enfermedades producidas por el mismo agente. Estos anticuerpos pueden obtenerse desde el plasma de la sangre, que en este contexto pasa a llamarse plasma convaleciente.

Tipo de medicamento

Productos sanguíneos

Tipo de pacientes

¿En qué casos se está investigando?

El plasma convaleciente se está investigando para el tratamiento de covid-19 en etapas graves.

¿Qué dice la evidencia?

El 15 de enero se conocieron preliminarmente los resultados del ensayo RECOVERY, que confirmó lo que habían mostrado la inmensa mayoría de los 11 ensayos aleatorizados cuyos datos ya conocíamos: el plasma convaleciente no otorga ningún beneficio en el tratamiento del covid-19.

A pesar de la reciente aprobación para su uso por la FDA y de tratarse de una de las intervenciones terapéuticas que más interés suscitaba en todo el mundo, la evidencia ya es abrumadoramente desfavorable para esta terapia.

Aún persiste una pequeña duda sobre si podría existir beneficio al utilizar cierto tipo de plasma en un subconjunto específico de pacientes. Sin embargo, el interés en seguir investigando esta intervención tan poco prometedora, de alto costo y complicada logística, probablemente irá decayendo.

Desafortunadamente, en base al conjunto de información con la que contamos, el plasma convaleciente se encuentra en la categoría de «poco prometedor» en nuestro ranking.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Convalescent plasma for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los ensayos reportados hasta ahora son PLACID (India), PlasmAr (Argentina), RECOVERY (Reino Unido), Li L y colaboradores (China), CONcovid (Países Bajos), Rasheed AM y colaboradores (Irak), ConPlas-19 (España), Balcells ME y colaboradores (Chile), ILBS-covid-02 (India) y Bandopadhyay y colaboradores (India), PlasmAr (Argentina) y FundacionINFANT-Plasma (España).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Se hacen ensayos clínicos en Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, Panamá, Costa Rica, Paraguay. En Venezuela, Bolivia y El Salvador se usa como protocolo de emergencia.

Patentes:

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

Autorizado bajo condiciones experimentales y dentro del marco regulatorio de cada país.

Posibles efectos adversos:

En experimentación

Tipo de medicamento

Pseudociencia

Tipo de pacientes

¿En qué casos se ha planteado su uso o investigado?

No se ha planteado su uso para ningún tipo de pacientes, pero se ha extendido la falsa noticia de que podría prevenir el contagio del covid-19. Tampoco se han iniciado investigaciones sobre este producto.

¿Qué dice la evidencia?

Probablemente el dióxido de cloro nunca será evaluado en estudios clínicos porque existe información suficiente que advierte de sus riesgos para la salud. Más aún, no hay investigación de laboratorio o de ningún otro tipo que haga suponer que tendría un beneficio. Se trata más bien de un caso típico de “terapia” cuyo estatus no responde a razones científicas.

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

¿Por qué es relevante para covid-19?

Al comienzo de la pandemia, un estudio no aleatorizado que tuvo gran repercusión mediática puso la hidroxicloroquina y la cloroquina entre los tratamientos más utilizados contra el covid-19. La recomendación de utilizarla que hizo una guía china (sin haber publicado los datos que la sustentaban) y la promoción realizada por los presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro (sin base científica) también contribuyeron a su popularidad.

Tipo de medicamento

Antimaláricos

Tipo de pacientes

¿En qué casos se propuso su uso?

La hidroxicloroquina y la cloroquina se propusieron para prácticamente todo el espectro de casos posibles, tanto de prevención como de tratamiento del covid-19.

¿Qué dice la evidencia?

La evidencia sobre el rol de la cloroquina y la hidroxicloroquina en el tratamiento del covid-19 es categórica: no son efectivos. Se trata de evidencia que proviene de más de 40 ensayos que ya han reportado datos de más de 15 mil pacientes.

En cuanto al rol de estos fármacos en la prevención del covid-19, la evidencia también es desalentadora. Todos los ensayos aleatorizados sobre prevención con los que contamos han reportado que no se observó ningún efecto beneficioso. A pesar de ello, a principios de octubre se reactivó la controversia cuando dos grupos de investigadores afirmaron que al combinar todos estos estudios sí se observaría un beneficio. Lamentablemente, estas afirmaciones están basadas en revisiones muy poco rigurosas de los datos. Lo más razonable es ignorarlas hasta que contemos con los análisis más completos, que estarán disponibles muy pronto.

El 17 de diciembre la OMS publicó la recomendación de no utilizar hidroxicloroquina o cloroquina en pacientes con covid-19, cualquiera sea la severidad de la enfermedad.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Plataforma L·OVE – Antimalarials for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Estos ensayos son algunos de los principales que han reportado resultados: RECOVERY (Reino Unido), SOLIDARITY (OMS/internacional), covid-19 PREP/PEP/PET (3 estudios en Estados Unidos), BCN PEP CoV-2 (2 estudios en España), COALITION I (Brasil), Kamran y colaboradores (Pakistán), Tang y colaboradores (China), Tang y colaboradores (China), Chen ZW y colaboradores (China), Chen L y colaboradores (China), Chen PC y colaboradores (Taiwán), HC-nCoV (China), Huang M y colaboradores (China), Abd-Elsalam S y colaboradores (Egipto), Mohiuddin y colaboradores (Bangladesh), NO covid-19 (Noruega) y ORCHID (Estados Unidos).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, Uruguay Venezuela

Patentes:

Genérico

Fabricantes principales:

Postura de la OMS:

No recomendado como tratamiento para covid-19.

Posibles efectos adversos:

Arritmias y otros problemas cardiacos, bajos niveles de azúcar en la sangre, anemias, y algunos problemas neurológicos y de visión.

Lopinavir/Ritonavir

¿Por qué es relevante para covid-19?

El lopinavir/ritonavir es una combinación de antivirales que se utiliza para tratar el VIH y que se comercializa como Kaletra®. Como es un fármaco con relativamente pocos efectos adversos y que se encuentra disponible en casi todos los países, apenas comenzó la pandemia se iniciaron múltiples ensayos para evaluar su efectividad.

Tipo de medicamento

Antivirales

Tipo de pacientes

¿En qué casos se propuso su uso?

La combinación de lopinavir y ritonavir se propuso para prevenir el covid-19, pero especialmente se postuló como tratamiento contra la enfermedad en diferentes etapas.

¿Qué dice la evidencia?

De los múltiples ensayos realizados para evaluar la efectividad del lopinavir/ritonavir, cinco tienen datos que permiten concluir que este fármaco no tiene ningún beneficio para los pacientes con covid-19.

El 8 de octubre se conocieron los resultados del ensayo RECOVERY que indicaron que no mostró beneficios. Una semana después, el 15 de octubre, se difundieron los de SOLIDARITY y se confirmó la ausencia de eficacia. Ambos ensayos son los más grandes realizados hasta la fecha.

El 17 de diciembre la OMS publicó la recomendación de no utilizar lopinavir/ritonavir en pacientes con covid-19, cualquiera sea la severidad de la enfermedad.

Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Lopinavir for covid-19

Evidencia actualizada al 28/01/2021.

Los principales estudios:

Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: RECOVERY (Reino Unido), SOLIDARITY (OMS/internacional), LOTUS (China), ELACOI (China), Chen YK y colaboradores (China), y Zheng F y colaboradores (China).

Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:

Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, México, Uruguay, Venezuela

Patentes:

Fabricantes principales:

AbbVie (Estados Unidos)

Postura de la OMS:

No recomendado como tratamiento para covid-19.

Posibles efectos adversos:

Trastornos del hígado, inflamación del páncreas, así como reacciones alérgicas graves.

Este trabajo fue realizado por Salud con Lupa. Lo reproducimos con su autorización. Aquí puedes consultar la publicación original completa.

Fuente: https://piedepagina.mx/cientificamente-comprobado-un-analisis-de-los-tratamientos-mas-usados-contra-la-covid-19/

Imagen: Imágenes: Kipu Visual

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Bolivia: El único camino es profundizar el proceso revolucionario

Por: Eduardo Paz Rada

La lucha de recuperación de la democracia en Bolivia fue obra y acción de los sectores populares de campesinos, trabajadores, indígenas, mujeres y marginados urbanos.

En el contexto de la crisis económica y sanitaria al gobierno boliviano del MAS, encabezado por Luis Arce y David Choquehuanca que asumió el pasado 8 de noviembre, se le presenta el desafío de profundizar el proceso nacionalista y antiimperialista de los años 2006-2019 frenado y golpeado durante un año por el Golpe de Estado, en un panorama incierto respecto a la puesta en vigencia plena de la Agenda Patriótica 2025 establecida durante el último gobierno de Evo Morales Ayma y en un momento de crisis en el des-orden internacional.

Las transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas ocurridas en los gobiernos del MAS permitieron a Bolivia recuperar los recursos naturales y las empresas estratégicas, iniciar un proceso de industrialización, implementar una democracia participativa de los movimientos populares y de todas las regiones del país, redistribuir la riqueza reduciendo drásticamente la pobreza y la extrema pobreza y desarrollar políticas soberanas frente a las presiones del imperialismo norteamericano expresadas también en la activa participación en los proyectos de integración latinoamericana y caribeña.

La Agenda Patriótica del Bicentenario 2025 establece alcanzar resultados sólidos, relacionados a los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, como la erradicación de la extrema pobreza, universalización de los servicios básicos, de la salud y de la educación, así como la soberanía financiera, productiva y alimentaria basada en la industrialización y el fortalecimiento del mercado interno y del Estado Nacional.

El gobierno de facto, producto del Golpe de Estado de noviembre de 2019, que duró apenas un año, desmanteló gran parte de los avances conseguidos paralizando la planta industrial de urea y fertilizantes y el proyecto de industrialización del litio del Salar de Uyuni, reduciendo las actividades de las empresas estatales de hidrocarburos, telecomunicaciones, energía y transporte aéreo y favoreciendo la libre exportación agroindustrial y entregando tierras a los latifundistas del oriente. A eso se agregan los hechos de corrupción en compras sanitarias para combatir la pandemia, en compras de material de bélico para reprimir al pueblo y en obras públicas.

La lucha de recuperación de la democracia en Bolivia fue obra y acción de los sectores populares de campesinos, trabajadores, indígenas, mujeres y marginados urbanos, organizados en la Central Obrera Bolivia (COB), el Pacto de Unidad (PU) y el Movimiento Al Socialismo (MAS) y movilizados masivamente en agosto de 2020 para imponer la fecha definitiva de elecciones y determinar la expulsión del gobierno de facto encabezado por Jeanine Añez. En las elecciones de octubre ganaron los candidatos del MAS con el 55% de votos.

Las tareas no son fáciles y, si bien el gobierno ha dado respuestas importantes y rápidas a los aspectos inmediatos relacionados a enfrentar la segunda ola de la pandemia del coronavirus y a reactivar las actividades económicas y el mercado interno con la dotación de bonos económicos, créditos blandos y plazos mayores a deudores, deberá emprender acciones estratégicas para profundizar el proceso de liberación nacional enfrentando a la oposición virulenta de los grandes medios de comunicación, del poder bancario y financiero y de la oligarquía y el imperialismo que aún están al acecho.

– Eduardo Paz Rada es sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/210728

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Teorías de la conspiración: el peligro de caer en la manipulación y la intolerancia

Artículo original de 

LA SITUACIÓN EMPEORA Y LA IGNORANCIA EN ESTA ERA DE LA INFORMACIÓN SE HA CONVERTIDO EN UNA NORMA, AL TIEMPO QUE EL ESCEPTICISMO Y LA REBELDÍA SE DIRIGEN CONTRA TODO LO CIENTÍFICO.

De esta manera, el sentido de la vida, el origen primigenio de la Humanidad, la muerte… son preguntas transcendentales que se van repitiendo a lo largo del tiempo y en todas las sociedades. Sin embargo, con el surgimiento del método científico y el desarrollo de las ciencias modernas se crea un nuevo paradigma que afronta estos interrogantes a través de un método de investigación, recolección de información, análisis, comprobación y replicación de datos que se ha demostrado ser, al menos de momento, la mejor forma de obtener conocimiento.

Asimismo, gracias a los avances científicos logrados con estas herramientas, se ha arrojado algo de luz sobre las incógnitas más transcendentales que se han ido fraguando con el devenir de las épocas, generando un enorme avance en los últimos cien años. Así, la ciencia moderna ha ido ganando terreno a otras formas que, históricamente, han tenido las culturas de encontrar respuestas.

El auge de las pseudociencias y de la conspiración

Por tanto, podría decirse que existen dos enfoques diferentes que afrontan las cuestiones vitales de la Humanidad. Por un lado, la ciencia; por otro, el pensamiento más subjetivo y abstracto ligado al mito y a la fábula que tiene su máxima expresión en las religiones, pero que puede reflejarse en otro tipo de creencias.

Los científicos, en otras palabras, son cazadores de mitos; se esfuerzan por sustituir imágenes de secuencias factuales, mitos, creencias y especulaciones metafísicas no comprobables sobre la base de la observación de hechos por teorías, es decir, modelos de interrelaciones susceptibles de control, comprobación y corrección mediante observaciones de hechos – Elias, Nortbert (1999), Sociología fundamental, p. 62

Hoy en día, los discursos religiosos han ido perdiendo fuelle en contraposición a una ciencia cada vez más creciente que ha acabado asentándose como hegemónica en las explicaciones sobre el funcionamiento de las leyes físicas, del papel de los seres humanos (y los seres vivos en general) en La Tierra y el propio universo, el origen de las especies, etc.

Reproducción de una calavera con un mapa craneal basado en la frenología, considerada una pseudociencia desde hace décadas
Reproducción de una calavera con un mapa craneal basado en la frenología, considerada una pseudociencia desde hace décadas

En las explicaciones sobre la realidad social, económica y política, también ha ocurrido esto, y las ciencias sociales, jurídicas o económicas se han consolidado como paradigmas predominantes en cuanto a las explicaciones sobre el funcionamiento de la sociedad.

No obstante, la modernidad se caracteriza también por el surgimiento de unos discursos acientíficos o pseudocientíficos, los cuales, han cubierto el espacio que las explicaciones religiosas y míticas antes ocupaban casi en su totalidad. Estos nuevos discursos son altamente flexibles y conjugan diferentes aspectos: místicos, científicos, históricos… y acaban generando un relato que no se apoya en las premisas de comprobación, experimentación y análisis.

En definitiva, no se basan en el método científico, ni están contrastados, ni se apoyan en datos objetivos. De este modo, las conceptualizaciones ligadas al pensamiento abstracto, las fábulas, mitos o leyendas que a través de las metáforas o las moralejas intentan transmitir valores, o en cierto grado, obtener una explicación sobre ciertos fenómenos, no tienen una dimensión negativa en su origen y cumplen una función. Al igual que la ciencia, intentan arrojar luz donde nuestro entendimiento solo vislumbra sombras e incertidumbre.

Los peligros de los discursos pseudocientíficos

Protesta contra el confinamiento en Queen's Park, Canadá, para detener el avance del coronavirus. Negacionistas del coronavirus afirman que la pandemia es una conspiración para reducir las libertades. Autor: Michael Swann, 25/04/2020. Fuente: Flickr
Protesta contra el confinamiento en Queen’s Park, Canadá, para detener el avance del coronavirus. Negacionistas del coronavirus afirman que la pandemia es una conspiración para reducir las libertades. Autor: Michael Swann, 25/04/2020. Fuente: Flickr

La ciencia ha demostrado ser un método mucho más fiable a la hora de acercarse a la verdad y, por tanto, la herramienta más eficaz para perseguir el conocimiento y, en general, mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población.

Por otro lado, los relatos pseudocientíficos actuales se presentan como potencialmente peligrosos, ya que siembran una dosis plena de ignorancia. El efecto de estos es claramente alejar a las personas de la realidad y, además, son en cierto modo más atractivos que los discursos sometidos a la objetividad científica, ya que muchos de ellos ofrecen explicaciones absolutas y simples a problemas altamente complejos.

De esta forma, a través de las nuevas tecnologías su expansión ha sido global, encontrando discursos de estas características no solo en las redes o en Internet (su sitio predilecto) sino también en medios más tradicionales como programas de televisión o de radio.

A pesar de esto, las pseudociencias y discursos basados en la conspiración no son exclusivos de la época actual, ya que fueron usados por regímenes totalitarios.

Tal fue el caso del nazismo alemán en los años 20 y 30 a través de su teoría antisemita, la cual se engloba dentro de la teoría de la conspiración judía y que tiene sus raíces siglos atrás. Un buen ejemplo del antisemitismo en épocas pasadas puede ser la obra de La isla de Monopantos (1650), un alegato antisemita del famoso escritor español Francisco de Quevedo, aunque se pueden encontrar obras similares, incluso más antiguas.

Siguiendo la estela de las conspiraciones en España, hay que mencionar la conspiración judeo-masónica-comunista internacional, la cual fue un discurso fundamental del imaginario franquista y uno de los relatos principales de propio dictador, Francisco Franco, y sobre el que apoyó toda su agenda política y social de clara inspiración fascista.

No obstante, los relatos pseudocientíficos y las creencias basadas en la conspiración no implican únicamente al ámbito político. Personalidades carismáticas, determinados grupos o incluso personajes poco conocidos se han apoyado en estos relatos para aprovecharse de la gente y llevar a cabo complejos timos que no tienen otro objetivo que usar debilidades psicológicas y emocionales por interés personal, ya sea en forma de dinero, adulación, sexo…

Algunos ejemplos de esto último pueden verse en las famosas terapias alternativas, en las sectas o en las estafas piramidales.

Las teorías de la conspiración y la extrema derecha

Seguidor de Trump con una camiseta QAnon roja, la conspiración de moda en Estados Unidos. Autor: Marc Nozell. Fuente: Flickr (CC BY 2.0).
Seguidor de Trump con una camiseta QAnon roja, la conspiración de moda en Estados Unidos. Autor: Marc Nozell. Fuente: Flickr (CC BY 2.0).

En la actualidad, existe una discursiva renovada de estas premisas, unos discursos que se expanden a través de Internet y que se entremezclan con bulos y “fake news” y demás productos comunicativos, formando parte de la gran oleada de desinformación y manipulación que azota el mundo hoy en día.

Partidos políticos de extrema derecha han absorbido estos relatos a su favor, unos discursos que les sirven muy bien para completar su argumentación basada en la creación del “chivo expiatorio”, ya que la extrema derecha utiliza un modus operandi en el cual siempre se culpabiliza a uno o varios colectivos a través de la figuración de estos como un “otro, extraño y dañino”.

Por tanto, las teorías de la conspiración le vienen como anillo al dedo para argumentar y generar este relato inculpatorio: así, la culpa de todo la tienen los judíos, los comunistas, los republicanos, las feministas, los musulmanes, los indígenas… el discurso es simple, adaptable y eso lo hace peligroso, ya que, además, cuenta con la baza de ofrecer una verdad absoluta hacia problemáticas sociales complejas y difíciles de comprender.

Es mucho más fácil creer que si no tienes trabajo es culpa de un inmigrante, hacia el cual además ya has generado prejuicios basados en estereotipos racistas, que comprender cómo son las dinámicas económicas, sociales y laborales dentro de la sociedad capitalista y cómo eso puede tener como consecuencia que pierdas tu empleo. Incluso sin necesidad de acudir al argumento sociopolítico: es más fácil echar la culpa a otro que asumir cierta responsabilidad por el hecho de que no encuentres un empleo.

La ciencia es una vacuna contra los charlatanes del mundo que explotarían tu ignorancia – Neil deGrasse Tyson, astrofísico y divulgador científico

Existe, por tanto, una realidad oculta en las grandes teorías conspirativas, ya que en muchos casos pueden parecer inofensivos pasatiempos o deliberaciones. Sin embargo, cuando se utilizan con intencionalidad manipulativa para describir la realidad social pueden ser desastrosas. Un claro ejemplo se ha visto en las manifestaciones de negacionistas del coronavirus que se han dado en multitud de países, como en España, Estados Unidos o en Alemania, y que están poniendo en jaque la estabilidad en Países Bajos.

La utilización de estos relatos para sembrar incomprensión y odio alejan a la ciudadanía de la realidad. Además, perjudican claramente a los sistemas democráticos, ya que una ciudadanía que se guíe a través de estos discursos no va a poder tomar decisiones de manera coherente.

Ejemplo de esto se puede observar en el auge de la ultraderecha en todo el mundo, donde se ha producido una aceptación por un porcentaje importante de la ciudadanía de discursos populistas y anticientíficosDonald Trump (EUA), Jair Bolsonaro (Brasil), Jeanine Áñez (Bolivia), Santiago Abascal (España), (Italia)… son algunos ejemplos de líderes políticos que se apoyan en pseudociencias y en conspiraciones para divulgar sus ideas: racismo, ultranacionalismo, clasismo, machismonegacionismo del cambio climático, etc.

Uno de los ejemplos más célebres y más comentados últimamente es la teoría QAnon, que para algunos se parece cada vez más a un culto sectario, y que defiende que Donald Trump es el héroe que detendrá a una supuesta red de pedofilia encubierta por la élite del Partido Demócrata y progresista de Estados Unidos gracias a un plan maestro. QAnon a asentado las bases teóricas de la línea política de Trump, incluyendo las acusaciones de fraude electoral.

De esta manera, que dichos discursos calen en un porcentaje considerable de la población pone en una situación de posibles riesgos y problemáticas sociales muy graves. Las teorías conspirativas (o, coloquialmente, conspiranoicas) pueden conducir a un estado colectivo de paranoia e irrealidad, a menudo denominado posverdad.

Acontecimientos como el ocurrido el 6 de enero de 2021, con el asalto al Capitolio por parte de grupos de extrema derecha partidarios de Donald Trump, representa un ejemplo de las consecuencias que estos pensamientos pueden tener en la consecución de acciones violentas e irracionales a gran escala.

Sin embargo, el asalto al Capitolio palidece al lado de decisiones políticas que han conducido a la eugenesia o el genocidio y que se han apoyado en falsas creencias deliberadamente difundidas entre la población. Siempre se pone de ejemplo en este caso el Holocausto, pero esto se ha dado en muchas otras ocasiones a lo largo de la Historia.

Confrontando las creencias pseudocientíficas y las teorías basadas en la conspiración

Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, durante reunión Donald J. Trump, ex presidente de Estados Unidos. Ambos se han apoyado en teorías de la conspiración para obtener apoyo popular. Autor: Alan Santos / PR. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, durante reunión Donald J. Trump, ex presidente de Estados Unidos. Ambos se han apoyado en teorías de la conspiración para obtener apoyo popular. Autor: Alan Santos / PR. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

 

En definitiva, enfrentar este problema pasa principalmente por dos factores fundamentales. En primer lugar, unos medios de comunicación comprometidos con la veracidad. Esto no significa que tenga que haber un recorte en la pluralidad de la información, pero sí que quizá se deberían excluir debates inocuos y absurdos sobre temas hace cientos de años superados: La Tierra no es plana y existen además miles de evidencias científicas que lo corroboran. El debate planteado por el terraplanismo es totalmente vacío y es uno de los ejemplos más evidentes de debates absurdos llevados a cabo por las pseudociencias.

En segundo lugar, más importante si cabe, la educación. No hay herramienta más liberadora que la capacidad crítica de discernir y analizar de una manera objetiva la información, y eso, solo se consigue a través de la educación. Educación en valores científicos, pero también humanísticos, donde las ciencias humanas tienen igual o más que decir sobre esta perspectiva.

Volviendo al terraplanismouna encuesta publicada en 2018 revelaba que solo el 66% de la juventud estadounidense entre 18 y 24 afirmaba con rotundidad que La Tierra no era plana. Es decir, casi 3 de cada 10 jóvenes tenía dudas sobre este hecho. Además, la creencia de que hay una conspiración alrededor de ocultarle a la gente “la verdad” sobre la forma del planeta cada día tiene más adeptos pese a lo absurdo que es.

Por lo tanto, se debe enseñar a la gente a pensar por sí misma. Aunque sea un tópico, sigue siendo utópico. Es más, la situación empeora y la ignorancia en esta era de la información se ha convertido en una norma, al tiempo que el escepticismo y la rebeldía se dirigen contra todo lo científico.

Así pues, hace falta un sistema educativo que no se dedique concienzudamente a educar futura mano de obra, si no a ciudadanos libres con herramientas básicas para saber desenvolverse dentro de la compleja realidad social de la que forman parte activamente.

Hablamos a los niños de Papá Noel y el ratoncito Pérez por razones que creemos emocionalmente sólidas, pero los desengañamos de esos mitos antes de hacerse mayores. ¿Por qué retractarnos? Porque su bienestar como adultos depende de que conozcan el mundo realmente como es. Nos preocupan, y con razón, los adultos que todavía creen en Papá Noel – Carl Sagan, El mundo y sus demonios, 1997, p. 229

Enlaces, fuentes y bibliografía:

– Artículo original de Sociología Inquieta: Las conspiraciones: el peligro de caer en la manipulación y en la intolerancia

– Carl Sagan, (1997), El mundo y sus demonios.
– Elias, Nortbert (1999) Sociología fundamental.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/teorias-de-la-conspiracion-el-peligro-de-caer-en-la-manipulacion-y-la-intolerancia/

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El peligro de extinción en la escuela

 Rogelio Javier Alonso Ruiz

A mediados del siglo XIX, Charles Darwin publicó El origen de las especies, libro revolucionario del pensamiento científico que introdujo nuevos paradigmas sobre la evolución. Una de las ideas centrales de la obra, la selección natural, establece que las exigencias del medio ambiente determinan las características heredadas entre los seres vivos para adaptarse a éste, haciendo mayor su probabilidad de reproducción. De este modo, aquellas especies con características menos adaptadas son proclives a la extinción, mientras que aquellos con rasgos más adaptados tienden a sobrevivir. El planteamiento de Darwin, a más de siglo y medio de distancia, aplica a la perfección en el ámbito escolar actual mexicano: la extinción, hablando en términos escolares, se ve influida, desafortunadamente, por ciertos rasgos biológicos, económicos y sociales del estudiante.

Aunque el ejercicio del derecho educativo va más allá de la asistencia escolar, ésta refleja la “supervivencia” en el “medio ambiente” que plantea la idea de la selección natural. Al respecto, cabe decir que la asistencia es casi universal en la edad típica correspondiente a la educación primaria: prácticamente todos los subgrupos de población (incluso por condiciones étnica, de pobreza, de marginación o de escolaridad del jefe de familia, entre otras) tienen una tasa de asistencia superior al 95% (MEJOREDU, 2020, p. 107). A partir de entonces, la extinción en el medio escolar se acentúa en función de ciertas características del alumnado. De manera general, cuando la población se acerca a la edad típica para cursar educación media superior (15-17 años), comienza a debilitarse la tasa de asistencia escolar. Aunado a problemas de cobertura, podría decirse que, a medida que el alumno se acerca a edades en las que se puede integrar a la fuerza laboral, su permanencia en la escuela se ve amenazada, además de la influencia de otros factores como lo es el rezago escolar crónico, que llega a un punto crítico cuando las exigencias académicas se incrementan, al grado de hacer más difícil que continúe la trayectoria educativa del individuo.

Sin embargo, el descenso en la asistencia escolar al pasar la edad típica para cursar la educación primaria es más marcado, con referencia al promedio nacional, en determinados subgrupos.  La asistencia a la educación superior es tres veces menor por parte de los hablantes de lengua indígena (11.6%) que los no hablantes de lengua indígena (35.6%). En el tránsito de la primaria a la educación superior, la tasa de asistencia de aquellos que provienen de un hogar cuyo jefe no tiene escolaridad drásticamente disminuye 80%. Sólo 8.4% de quienes están en pobreza extrema y tienen edad para cursar la educación superior (18-24 años) asisten a la escuela (MEJOREDU, 2020, p. 107).  Cifras como las presentadas indican que diversos rasgos del educando, tales como ser indígena, tener alguna discapacidad, provenir de una localidad marginal o de un hogar cuyo jefe no fue a la escuela, acentúan los de por sí ya graves riesgos de extinción al llegar a las edades típicas para cursar la educación media superior.

Los alumnos con alguna discapacidad son uno de los mejores ejemplos de cómo las condiciones educativas son hostiles y dificultan su adaptación. Según cifras del INEE “67% de las escuelas [primarias] tenía por lo menos un estudiante con discapacidad, y sólo en 33.8% de ellas había personal que proporcionara algún tipo de atención” (2019, p. 83). De los grupos de tercero de secundaria con alumnos con discapacidad visual o auditiva, sólo una de cada cuatro contaba con algún material de apoyo para este tipo de limitaciones (INEE, 2019, pp. 61-62), mientras que el 59% de las escuelas primarias carece de adecuaciones para el acceso y la movilidad de personas con discapacidad (INEE, 2016, p. 46). Así pues, los esfuerzos de estos alumnos deben ser mucho mayores para poder adaptarse al medio escolar, lo que afecta en consecuencia su trayecto educativo. No es para nada una casualidad que entre los subgrupos de población analfabeta de 15 años o más destaque el que comprende a quienes cuentan con alguna condición de discapacidad, teniendo un porcentaje de analfabetismo (21.4%) casi cuatro veces mayor que el promedio nacional (5.7%) (MEJOREDU, 2020, p. 311).

El entorno educativo actual, en su modalidad a distancia, plantea un “medio ambiente” mucho más hostil para la supervivencia escolar. El nivel cultural en el hogar, la disponibilidad de medios tecnológicos para entablar comunicación y acceder a la información y las condiciones económicas familiares son tan solo algunos de los factores que propiciarán, seguramente, mayores riesgos de extinción en el medio escolar para aquellos subgrupos que ya se encuentran en una situación amenazante. El incremento del abandono escolar, desafortunadamente dadas las condiciones del país, parece una consecuencia lógica en el contexto que se vive actualmente.

Es pues, en muchos casos, la escuela un medio hostil para la supervivencia, hablando en términos académicos. Alumnos con características como las mencionadas no logran sostener la pesada loza (física, académica, económica o social), que la escuela directa o indirectamente pone en sus espaldas. ¿Qué esperanza educativa tendrá un hipotético estudiante que, además de ser hablante de lengua indígena, tiene una discapacidad y sufre de pobreza extrema? ¿Cuántos años durará su trayecto educativo? ¿Será la escuela un lugar que lo impulse a superarse o, en cambio, lo condenará a un futuro incluso más adverso que su presente? Desafortunadamente, la selección natural escolar, reflejo de la inequidad que caracteriza a nuestro sistema educativo, propicia no sólo la imposibilidad de ejercer un derecho básico, sino también genera un círculo vicioso en el que las personas están atadas a su origen, poniendo en jaque la idea de la escuela como motor de la movilidad social y, en cambio, afianzándola como reproductora de las desigualdades.

REFERENCIAS

INEE (2016). Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias ECEA 2014. México: autor.

INEE (2019). La educación obligatoria en México. Informe 2019. México: autor.

MEJOREDU (2020). Indicadores nacionales de la mejora continua de la educación en México 2020. Cifras del ciclo escolar 2018-2019. México: autor.

Fuente:  http://proferogelio.blogspot.com/

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