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¿Qué será la normalización?

Por: Elisabeth de Puig

Esperamos todos la llamada “normalización” y miramos, esperanzados, las tentativas de salida de crisis en los países que nos han precedido en la cuarentena con la conciencia de que cada gobierno ha tenido su gestión nacional de la pandemia dentro de los parámetros de la OMS y que cada país sale del confinamiento según su propia idiosincrasia.

Ayer habló el presidente de una reapertura gradual que, de primera impresión, deja las puertas abiertas a algún nivel de confusión. Si no hemos sido capaces de controlar las medidas de aislamiento social y el toque de queda a cabalidad, ¿qué posibilidad tendremos de controlar la “covidianidad” sin dar pie a un cierto caos?

El encierro en casa ha provocado que una gran parte de la población ha tenido que habituarse a una realidad desconocida. Una situación nueva a la que se le está haciendo frente y a la cual la sociedad dominicana ha respondido de manera diferente según los estratos sociales y las diferentes condiciones de vida.

Este confinamiento ha desencadenado graves preocupaciones sobre el futuro de la economía local y global, a la par de las angustias sanitarias.

Estos temores no se acabarán con la llamada normalización y parte de ellos tienen que ver con el peligro real que seguirá existiendo en ausencia de una vacuna y de remedios efectivos contra el COVID-19.

Al salir a la calle no sabremos si la persona que está cerca está contagiada o si un objeto que estamos agarrando ha estado en contacto con el virus.

En el futuro inmediato por forrados que estemos con lentes, viseras, máscaras y guantes, y aunque guardemos el distanciamiento físico de dos metros, lo que se vislumbra es que encararemos a los demás con algo de paranoia o, por lo menos, con temor y desconfianza.

Esto ha conllevado que en España y Francia se hable en estos días del “síndrome de la cabaña”, que hace que la gente en el momento de la liberalización tenga miedo a hacer contactos con otras personas fuera de la casa, a trabajar fuera del hogar, a relacionarse, etc. y muchos prefieran quedarse encerrados todavía.

Pero cuando hablamos de normalización, lo que más nos debería interpelar es saber hacia dónde nos dirigimos con esta nueva etapa.

¿Será posible volver a la misma vida que teníamos hace dos meses, a una sociedad regida por un capitalismo puro y duro, a un individualismo despiadado y a un modelo neo liberal de sálvese quien pueda, o se vislumbrará la posibilidad de establecer una sociedad que tendrá como ejes la cooperación y la solidaridad de todos con todos, donde no se estigmatice por rumores infundados y no se discrimine por motivos de nacionalidad, religiosos o étnicos?

Como lo señaló el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al conmemorar el aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial y el nacimiento de las Naciones Unidas, el mundo debe «recordar las enseñanzas de 1945 y, unidos, buscar la forma de acabar con la pandemia y de construir un futuro de paz, seguridad y dignidad para todos».

La crisis del Covid 19 nos recuerda que la atención médica es un derecho humano universal que no podemos desatender como es lo característico en los modelos neo liberales, que los estados deben regular los mercados, y que debemos hacerle frente a la racionalidad económica con un sentido social y ecológico.   

¿En qué mundo queremos vivir cuando todo esto termine? Esa es la pregunta clave. La pandemia nos ha permitido darnos cuenta en tiempo real de nuestra interdependencia planetaria: ricos, pobres, blancos, negros, jóvenes y ancianos, así como de nuestra fragilidad individual y colectiva.

A este respecto, he recogido aquí y allá algunas ideas sueltas que dejo para la reflexión.

Recordemos que, si partimos de los derechos humanos, esto nos ayudará a responder a las prioridades inmediatas mientras desarrollamos, al mismo tiempo, estrategias con visión de futuro.

No es encerrándonos en nuestras ideas preconcebidas que contribuiremos al cambio social, sino abriéndonos y participando con voluntad de servicio.

Coloquemos la solidaridad por encima de la eficiencia, obviando un consumo desenfrenado que, al destruir el planeta, conduce a la pérdida de la humanidad. 

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8819108-que-sera-la-normalizacion/

Imagen: Mircea Iancu en Pixabay

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Copiar o no copiar, el dilema de los exámenes online en casa

Por: Laura Peraita

La tentación de hacer «trampas» en las pruebas está ahí; la responsabilidad ética, también.

La prolongación del cierre de las escuelas y universidades por miedo al contagio del coronavirus ha motivado que no solo las clases se realicen de manera online, también los exámenes. Pero, ¿cómo se garantiza que los alumnos no copien durante estas pruebas que hacen en la habitación de su casa con todo el material de estudio a mano? ¿Debo ayudar como padre a que mejore sus respuestas para que obtenga una mejor calificación? La tentación está ahí; la responsabilidad ética, también.

Para César del Hierro, director del colegio concertado Ábaco, el alumno debe ser siempre responsable y autónomo en todas sus tareas y ahora, «por estar en casa no debe ser distinto». Asegura que los docentes parten de la confianza «de que los estudiantes están actuando correctamente y que sus padres son coherentes con el modelo pedagógico que se les transmite».

Explica que los niños en Primaria son más honestos y suelen respetar más estas «reglas del juego» de no copiar en los exámenes, «pero en primero y segundo de Secundaria, por edad, tienen más picaresca y pueden tener la tentación, también con la intención de mejorar su nota para no dar más disgustos en casa, donde puede que sus padres tengan problemas laborales o de salud por la situación actual. No obstante, los profesores conocemos a los alumnos, su trayectoria en el curso y, en la mayoría de los casos, desde que iniciaron Infantil por lo que cualquier cambio inminente en sus calificaciones nos daría una pista».

Pese a todo, en el Colegio Ábaco han puesto en marcha una serie de herramientas a partir de Secundaria como, por ejemplo, la realización de exámenes orales, o la posibilidad de solicitar a los alumnos que, días después de la prueba, realicen una defensa oral de su examen.

Alejandra Velasco, directora de Infantil y Primaria del Colegio Arcángel Rafael, reconoce que cuando los profesores se conectan con sus alumnos en alguna ocasión han visto en su pantalla la mano de un adulto que intentaba pasar desapercibida mientras ayuda al alumno a hacer sus tareas, voces sigilosas corrigiendo errores… Por este motivo, en las tutorías que se llevan a cabo en este centro con los padres, «intentamos recordarles que deben poner el foco en el aprendizaje y no en la inmediatez de la respuesta ni en el resultado final de una nota. Se trata de todo un proceso y lo importante es que el alumno vaya asimilando conceptos poco a poco, sobre todo en Primaria, donde a los estudiantes no es habitual que se les ocurra copiar. Para los de Secundaria, lo que hacemos es que en los exámenes no les preguntamos tantos conceptos, fáciles de copiar, sino que realicen cuestiones más competenciales o respondan cuestiones tipo test que requieran reflexión».

Ruth Ferrero, presidenta del APA del Colegio CEU San Pablo Sanchinarro, es madre de tres hijos que cursan cuarto y quinto de Primaria y segundo de Secundaria. En su opinión, los padres deben dejar que sus hijos hagan tanto los deberes como los exámenes de forma independientes. «Los alumnos deben hacer cada día en casa una serie de pruebas y enviarlas y con ellas, y su participación, comportamiento, etc., los profesores califican. Influye todo y deben ser los propios niños los que deban enfrentarse a hacer sus tareas. En mi caso solo les ayudo si tienen alguna duda o problema técnico que no sepa solventar. Esta época es un auténtico reto para conseguir que sean más autónomos y responsables, aunque no aprendan tanto, porque ya tendrán tiempo de reforzar contenidos».

El primer objetivo para José Luis Serer, profesor de Lengua y literatura en ESO y Bach del Colegio CEU San Pablo Valencia, es transmitir a los alumnos que «el valor real de una prueba o tarea —nosotros hemos eliminado durante el confinamiento la palabra examen— es el beneficio que le genera en su propio aprendizaje y que le permite evaluarse así mismo en su esfuerzo. Lo otro es un engaño. Los padres están teniendo una gran oportunidad durante todas estas semanas de confinamiento para transmitir a sus hijos una serie de valores como la responsabilidad frente a sus tareas».

Este profesor reconoce que es muy importante mantener un clima de confianza y responsabilidad en el proceso de aprendizaje para lograr los objetivos propuestos. «Una vez superada la barrera técnica, los estados emocionales son nuestra prioridad». Señala que «de nada sirve una buena técnica si la relación de los actuantes ha perdido emoción. Aquí es donde ha intervenido de forma directa la labor del tutor, pieza indiscutible de la estructura organizativa y formativa de nuestro centro. Las tutorías se han mantenido a través de canales privados y de una transmisión directa entre tutores y familias».

Pruebas Universitarias

Salvando las diferencias, Iñaki Bilbao, vicerrector de internacionalización y transformación digital de la Universidad CEU San Pablo, explica que la universidad pretende hacer un paralelismo entre lo presencial y lo online. Para ello asegura que cuentan con proctoring, una herramienta de vigilancia remota, que simula la función del profesor que camina por la clase mientras los alumnos realizan el examen. «A través de una cámara conectada al ordenador o móvil podemos captar la imagen del alumno, que previamente nos ha mandado una foto suya de ese momento —para verificar su identidad—, imágenes del lugar donde va a realizar el examen y de su mesa de estudio para comprobar que está vacía y, de este modo, garantizar la integridad académica de la prueba. Hay diferentes niveles de vigilancia, según sea la prueba».

No obstante, este docente matiza que los profesores tienen ya información de la evolución del alumno durante el curso y, si de repente sus notas suben mucho, «puede resultar sospechoso». Aun así, confiesa que, aunque la tentación de copiar esté ahí, «en las aulas también se han transmitido a los estudiantes valores como la capacidad de esfuerzo, el respeto, la integridad… para que sean honestos consigo mismos porque somos conscientes de que ninguna herramienta digital ofrece una seguridad absoluta de que no van a copiar, pero lo mismo que si estuvieran en una clase presencial», matiza.

No obstante, explica que este sistema no es nuevo, «ya se ha realizado en años anteriores, lo que ocurre es que ahora se está llevando a cabo de forma masiva por las circunstancias que marca el confinamiento. Lo que queremos es transmitir un mensaje de tranquilidad para que los alumnos hagan sus exámenes tal y como lo hacían en la modalidad presencial», concluye.

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Casi la mitad de profesores no tuvieron asesoría ni acompañamiento para implementar programa Aprende en Casa

Por: Erick Juárez Pineda

En una encuesta realizada por la Secretaría de Educación Pública a docentes, se reveló que el 48% de los maestros no recibió asesoría, apoyo o acompañamiento de las autoridades educativas para la implementación del programa Aprende en Casa.

Mediante un sondeo realizado por la dependencia, se reveló que hasta el 70%  de los alumnos no tienen internet  y de los profesores, el 32.7% no tiene acceso a este servicio.

En la encuesta realizada a nivel nacional, participaron 302 mil 270 docentes de preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y normales, así como del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y del Tecnológico Nacional de México (TecNM); se reportó un avance en el Programa de Estudios, en su grupo de alumnos, superior al 70 por ciento al inicio el aislamiento voluntario.

Respecto a las plataformas que se utilizan para el desarrollo del programa Aprende en Casa, se reportó que el 50.2 por ciento utilizan el teléfono celular para acceder a sus contenidos; alrededor del 30 por ciento lo hace con otros dispositivos, mediante la conexión a internet de sus hogares; el 14.5, a través de la televisión; el 0.3 por ciento, con la radio; y el resto, con el apoyo de otros instrumentos y materiales.

A la pregunta ¿con qué porcentaje de sus alumnos interactúa semanalmente? 247 mil 861 docentes respondieron que interactúan entre el 90 y 100 por ciento de sus alumnos; entre el 80 y 89 por ciento lo hacen 25 mil 88 docentes; entre el 60 y 79 por ciento lo hacen 15 mil 416; entre el 40 y 59 por ciento lo hacen 9 mil 370.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/casi-la-mitad-de-profesores-no-tuvieron-asesoria-ni-acompanamiento-para-implementar-programa-aprende-en-casa/

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El regreso al ‘cole’

Por: lahora.com.ec

Varios países han reiniciado la asistencia voluntaria a clases. En Francia, la medida recibió el apoyo de la asociación de pediatría, con el argumento de que reincorporar a los niños paulatinamente a la escuela, a la enseñanza, y a la sociedad es el mal menor frente, incluso, a los riesgos que conlleva salir de casa en tiempos de coronavirus.

Pese a estar a pocas semanas de terminar el año escolar, en el país europeo se ordenó el reinicio de una jornada reducida, de asistencia voluntaria, para niños de escuela pre primaria y primaria. Las autoridades, que también relajaron las medidas de aislamiento social esta semana, permitieron la apertura de museos, centros culturales y ciertas líneas de transporte público. La prueba apunta a prevenir, dentro de lo posible, el rezago académico que se produjo inevitablemente tras varios meses de inasistencia a clases. Si bien en aquel país el problema de la desconexión no es tan grave como en los países en vías de desarrollo, existe una significante población de niños inmigrantes, cuyos padres no dominan el idioma. La medida intenta contrarrestar las barreras que impone la educación en casa para los más pobres;  es decir, combatir la discriminación e inequidad.

El debate de la educación es central en las economías desarrolladas, especialmente en lo referente a prevenir que los más vulnerables se queden al margen. En contraste, en Ecuador se recortó el presupuesto de la educación temprana, a la asistencia a niños con capacidades especiales, y otros programas del Ministerio de Educación; y nadie dijo nada.

Lo más revolucionario que una persona puede hacer es decir en voz alta lo que realmente ocurre.”

Rosa Luxemburgo (1871-1919) Teórica marxista polaca

Cuba no señala como imprescindible que el estado tome en su poder todos los medios de producción.”

ERNESTO ‘CHE’ GUEVARA (1928-1967) Médico y guerrillero argentino-cubano.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102318523/el-regreso-al-cole-

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Las Ampas, en contra de volver al aula «sin que se den condiciones objetivas»

Por: ABC

También el Sindicato de Estudiantes rechaza retomar las clases ante la eminente reunión del ministerio con las comunidades.

Las federaciones de madres y padres de alumnos de la enseñanza no universitaria vasca se han posicionado en contra de la vuelta de sus hijos a los centros «hasta que se den las condiciones objetivas para ello».

Dichas asociaciones -AMPAs, Fecapp, Bidelagun, Fapae, Feguiapa, Ufepa y Fapacne- han expresado en un comunicado su «incertidumbre y preocupación» por la decisión del departamento vasco de Educación de dar a los centros la libertad de decidir el retorno a las clases presenciales, lo cual ha sido muy criticado por los sindicatos ELA, LAB, Steilas, CCOO y UGT.

Dichas asociaciones también han destacado su «preocupación» por el hecho de que determinados centros puedan abrir y otros, no; lo que «generaría situaciones de desigualdad», según indican, por lo que apuestan por «actuar de forma coordinada». Tras remarcar que esta situación provoca «ansiedad e inseguridad» tanto en los alumnos como en las familias, las asociaciones señalan que la formación «online» «está en marcha» y «es más que probable que se siga así en el inicio del próximo curso».

En este escenario, reclaman al Gobierno Vasco que disponga de una «financiación adecuada» para la digitalización de todos los alumnos, así como un plan de financiación para que todos los centros se doten de las «medidas necesarias» para afrontar la vuelta a las aulas «con los necesarios niveles de seguridad».

El Sindicato de Estudiantes también ha rechazado la vuelta a las aulas al considerar que si no hay las máximas medidas de seguridad los centros se convertirán «en lugares de contagio», por lo que se niegan a «a poner en riesgo» sus vidas.

«¿Cómo podremos garantizar la distancia de 1,5 metros entre pupitres con aulas totalmente masificadas? ¿El Ministerio de Educación repartirá mascarillas a los estudiantes, a los profesores y a los trabajadores de nuestros centros? ¿Asegurarán la desinfección de las aulas y tests para todo el mundo? ¿Cómo organizarán un transporte público que suele ir abarrotado?».

Son algunas de las preguntas que se ha hecho la secretaria general de este sindicato, Coral Latorre, en rueda de prensa telemática para argumentar su rechazo a la reapertura de los centros con las fases de la desescalada del estado de alarma.

De hecho, han llamado a la huelga estudiantil indefinida en todos los institutos del País Vasco, a partir del 18 de mayo, cuando en principio se ha anunciado la vuelta a clase voluntaria, y ampliar la medida a todos los territorios donde se plantee esta medida.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-ampas-contra-volver-aula-sin-condiciones-objetivas-202005141555_noticia.html

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Un libro escrito por alumnos sobre la experiencia del confinamiento

Por: Educación 3.0

El libro ‘Diario de un confinamiento en familia’, escrito por alumnos de 3º de Primaria del colegio San Enrique de Quart de Poblet (Valencia), se publicará en junio de 2020 con fines solidarios. En él, han narrado la vida de una familia imaginaria basándose en sus propias vivencias.

Durante la etapa de confinamiento han surgido interesantes proyectos educativos que han sacado a relucir la creatividad de docentes y estudiantes. Entre ellos destaca el llevado a cabo por 26 alumnos de 3º de Primaria del colegio San Enrique de Quart de Poblet (Valencia) que, ayudados por su profesor, han escrito un libro: Diario de un confinamiento en familia.

«Los niños escribían uno de sus días de confinamiento como si fuesen los protagonistas del libro, describiendo una familia imaginaria muy peculiar pero que representaría a cualquiera de nosotros. De esa forma repasaban aprendizajes de Lengua y de otras áreas mediante la realización de experimentos, retos y actividades divertidas», explica Francesc Nogales, quien ha coordinado el trabajo de sus estudiantes y destaca su utilidad para trabajar la competencia lingüística y comunicativa.

Ilustración de un alumno para el libro escrito por alumnos sobre el confinamiento

Diario de un confinamiento en familia

Además de ser los escritores, todos los alumnos han diseñado las ilustraciones del libro y han revisado los contenidos, repartiéndose los distintos roles dentro del proyecto: escritor, guionista, ilustrador, revisor y editor. “Hemos trabajado con documentos compartidos en la nube, en los que los estudiantes escribían y podían ver diariamente lo que otros compañeros redactaban. De esta manera, hemos participado todos de forma inclusiva y colaborativa utilizando las herramientas digitales que podíamos”, detalla el docente. Los alumnos que no podían participar de manera digital por no tener un ordenador enviaban su punto de vista con fotos o audios.

Los resultados han sido muy positivos, y el alumnado se ha volcado con la iniciativa.

«Me ha encantado, porque contando lo que hacemos nosotros podemos ayudar a otros niños que viven la misma situación», afirma Miquel Sánchez, uno de ellos, quien ha revisado también varios errores ortográficos de la obra. «Me ha gustado mucho escribir el libro, porque entre todos contábamos cosas que hemos hecho, actividades divertidísimas que nos enviaba el profe (que en el libro es una chica) y además será un recuerdo precioso de esta experiencia», comenta Adabella Carrasco, otra de las autoras.

El libro se publicará oficialmente durante el mes de junio 2020. Todos los beneficios que se recauden con la venta de ejemplares serán donados a la ONG Karit Solidarios por la Paz, que desarrolla proyectos de cooperación internacional en África, Asia y América Latina.

Otros proyectos literarios

Para estos niños es su primera experiencia publicando un libro, pero el Colegio San Enrique ya publicó hace un año ‘Las aventuras de Chip y Chap en el libro del agua’, realizado por otro curso también de Primaria. Para el centro, el fomento de la lectura y la escritura es fundamental y han trabajado en otros proyectos innovadores como ‘Reseña tu lectura’, en el que los estudiantes escriben en diversos medios de comunicación escrita y radiofónica valorando libros y recomendando lecturas.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/libro-escrito-por-alumnos-confinamiento/

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La Escuela rota

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

“La escuela que, como espacio de educación que se pretende, debiera ser lugar privilegiado de conocimiento (de uno mismo, de la realidad y del lugar de uno mismo en ella), se resuelve a veces en todo lo contrario: en el lugar que le aleja a uno de sí mismo, de los demás y de las cosas de verdad.”

Jaume Trill

La escuela no es un lugar; y si así fuera, convendría discutir esa idea. La escuela es un conjunto de relaciones sociales que se dan a propósito de la educación. La escuela no está compuesta de edificios, salones, mesabancos o canchas. No, la escuela es mucho más que infraestructura física, es decir, más que muros, pisos, ventanas o puertas. La escuela, el colegio, o la misma universidad, como institución, es la unión de colegas que imparten un programa académico; aunque en el caso de la universidad (o instituciones de educación superior), en ella no sólo se ejerce la docencia, sino también se desarrollan investigaciones científicas, tecnológicas y humanísticas, y se realizan actividades de difusión y extensión de la cultura.

La escuela está hecha de comunidad. Lo que le da sentido es la gente que se vincula de una manera singular (docentes, estudiantes, directivos, personal de apoyo, familias), no solamente para desarrollar aprendizajes, sino también para co-educar a las y los ciudadanos o futuros ciudadanos. La escuela es un espacio público que se ha construido para que se cumpla un derecho humano fundamental: el Derecho a la Educación. Por eso, la idea de “Colegio” nos remite a la re-unión de colegas. Debido a esta noción genérica, existen Colegios de Arquitectos, Colegios de Ingenieros o Colegios de Economistas, entre otros. Entonces, cuando pensamos en la escuela, por ejemplo, en una Primaria o en una Secundaria, hay que conceptualizarla como reunión de colegas, es decir, como una comunidad activa y consciente integrada por uno o varios profesionales de la educación, que lleva a cabo o aplica un programa académico dirigido a estudiantes con ciertas características; con determinadas reglas y ambientes para aprender.

Es interesante analizar, junto con los argumentos anteriores, el carácter histórico y contradictorio que ha registrado la escuela como institución del Estado y de la sociedad civil. “La escuela no ha existido siempre, ni necesariamente tiene que perpetuarse indefinidamente. Lo que sí ha existido siempre –y, como elemento consustancial que es de toda sociedad, seguirá existiendo- es la función educativa” (1)

Para construir a “la escuela”, no en un sentido físico sino educativo, y específicamente pedagógico, se requiere que docentes, directivos escolares, personal de apoyo, asesores técnicos, técnicos docentes, entre otros, junto con integrantes de las familias (no solamente mamás y papás), dediquen su experiencia, conocimientos, saberes, habilidades, hábitos y costumbres, para que se pongan al servicio de las niñas, los niños, los jóvenes (y de los adultos, en su caso), porque son los beneficiarios de este derecho esencial, que se ejerce a través de una institución que cuenta con planes, programas o proyectos educativos. Y donde la figura de la maestra o del maestro resulta fundamental.

Hemos pensado equivocadamente que la escuela “es un lugar”, pero en ocasiones con esa noción “geometricista” que a veces se tiene de ella, dejamos de pensar en las personas. Cuando decimos “vamos a la escuela”, seguramente nos imaginamos a un edificio que tiene aulas, baños o sanitarios, oficinas, una cancha o patio cívico, etc. Pero la escuela no es exactamente un espacio físico (en un sentido conceptual), sino el escenario que representa cierto tipo de relaciones sociales; justo en ese escenario se legitima “lo educativo”. (Lo que Trilla denomina “la función educativa”)

A propósito de esta argumentación (para polemizar acerca de si “la escuela es o no un lugar”), recuerdo que en alguna ocasión Jaume Trilla escribió: “La escuela como lugar puede tratarse desde dos perspectivas distintas: la que se centra en el estudio del espacio interior de la institución, y la que pretende estudiar las relaciones entre ella y el espacio exterior (o medio, entorno, territorio …)” (2). Consideramos a la escuela como un lugar que representa, por ejemplo, a una empresa productiva o social, que recreamos a través de talleres de oficios; también en la escuela simulamos prácticas sociales, como es el caso de la investigación científica (me refiero específicamente a algunas ciencias naturales) de la vida real, y eso lo hacemos a través de un laboratorio; o con la escuela se representa una situación social como una asamblea de trabajadores, cuando las y los estudiantes se ponen de acuerdo para demandar una serie de derechos.

En ese contexto, los exponentes más destacados del llamado “Reproductivismo” educativo, como Louis Althusser en Francia (1960-1968), consideraban que la Escuela (junto con la Iglesia y el Ejército) era una institución del Estado, que jugaba un papel clave para favorecer los procesos de reproducción de la ideología de la clase socialmente dominante. Se decía en esos tiempos, por ejemplo, que la escuela como institución servía como “correa de transmisión” para entrenar o moldear la conciencia de niñas, niños y jóvenes (NNyJ) estudiantes como futuros obreros o empleados asalariados.

Pero la escuela, al no ser un lugar simplemente, sino una relación entre personas a propósito de la educación formal (o no formal, como en la educación de adultos), en realidad se constituye en una comunidad en la que los más jóvenes desarrollan hábitos, conocimientos y saberes con la conducción de adultos -lo cual es sólo una descripción o una definición funcional- (E. Durkheim); aunque, además, la escuela es también un espacio de resistencia, de contracultura de las ideologías socialmente dominantes, de crítica frontal a los órdenes establecidos y núcleo social generador de conciencias libertarias.

En las condiciones actuales, en un contexto de contingencia o emergencia sanitaria como la que se vive en México y el mundo hoy, la escuela está rota. ¿Qué significa eso? ¿Acaso la escuela se ha detenido o se ha disuelto? ¿A poco las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y el conocimiento no son suficientes para sustituirla o para dar continuidad a la enseñanza presencial? Son cuestiones que nos hemos planeado a lo largo de los dos últimos meses (desde el 17 de marzo), tiempo en que se ha impuesto el “receso escolar” más largo de nuestra historia educativa.

Es cierto que las niñas, los niños y los jóvenes estudiantes (NNyJE) en ningún momento han dejado de aprender, es decir, no se han mantenido inactivos en cuanto a conocimientos, habilidades o valores-actitudes se refiere, sin embargo, las relaciones sociales y de conocimiento que se despliegan en contextos escolares (en algún lugar, en algún espacio), se han roto. La socialización, por ejemplo, que juega un papel muy importante en las relaciones sociales escolares de la vida cotidiana, se encuentra interrumpida.

No hay duda que las y los estudiantes se comunican con sus pares, pero no es lo mismo que cuando se reúnen en un tiempo y en un espacio singular. De ahí la importancia de la escuela, no como lugar en sí, insisto, sino por todo lo que ésta representa. Cabe recordar que la “escolarización” es eso que sucede a las personas, socialmente, dentro de un contexto educativo y pedagógico delimitado. Por ello, decimos que la escuela cuenta con un cierto orden simbólico (horarios, hábitos, rutinas, procedimientos, tradiciones, lenguajes, códigos, narrativas, etc.), que otras instituciones del Estado y de la sociedad civil no tienen. La escuela opera en un contexto de saberes, reglas y lenguajes que otras instituciones sociales como la familia o el trabajo no consideran.

La escuela hoy está rota porque no todos los estudiantes se pueden comunicar con sus docentes, y éstos con sus pares. Aunque las autoridades educativas federales y estatales afirman que el programa “Aprende en casa” permite dar continuidad a los planes y programas de estudio, (oficialmente establecidos para llevarse a cabo en un determinado lugar y en determinadas condiciones), lo cierto es que la dinámica de las relaciones sociales escolares se encuentra fracturada.

Ciertamente, la figura del docente, es decir, de la profesora y del profesor, es definitiva en la constitución de la comunidad educativa. Durante una entrevista realizada en 2013, Ágnes Heller afirmó al respecto: “El profesor es, por definición, un intelectual, y su tarea es permitir que el alumno desarrolle sus capacidades y naturalezas. Tenemos bastantes problemas con las universidades modernas, en el mundo en general hay una burocracia creciente, donde las autoridades controlan a los docentes y los docentes a los alumnos. Por otro lado, la movilidad ascendente a través de la universidad se ha visto muy afectada en los últimos años, los hijos de los más humildes, los más pobres, casi no pueden acceder a pagar las cuotas. Sé que en Argentina la universidad es gratuita, pero en muchas partes del mundo no es así…” (3)

Así, el papel de las y los docentes en nuestra institución educativa predilecta, la llamada “escuela”, se encuentra en zona crítica, de ruptura. La reconstrucción de la vida escolar será difícil de lograr en estas circunstancias. En ese sentido, coincido con Trilla: “La escuela está para enseñar lo que no puede aprenderse directamente. Es por eso que una escuela que fuese un reflejo exacto y fidedigno de su entorno sería una escuela perfectamente prescindible. Por decirlo de otra manera, la escuela tiene el deber de ser, al menos, un poco mejor que sus alrededores.” (4)

Fuentes consultadas:

(1) Jaume Trilla. (2003) La educación fuera de la escuela. Ed. Ariel.

(2) Jaume Trilla (2004) Los alrededores de la escuela. Revista Española de Pedagogía. Año LXII, n.º 228, 305-324.

(3) Entrevista a Agnes Heller: https://www.pagina12.com.ar/71276-las-autoridades-controlan-a-los-docentes

(4) Jaume Trilla (misma obra)

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/la-escuela-rota/

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