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Educación En Tiempos De Pandemia: El Desafío De La Equidad En El Aprendizaje Durante La Crisis Del COVID-19

Por: Paola Estrada Villafuerte

Las medidas llevadas a cabo ante la rápida propagación del coronavirus reflejan la realidad inequitativa que viven muchos estudiantes fuera de las aulas.

El coronavirus está cambiando instantáneamente la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar, ahora se convierten en el mismo lugar tras las necesarias regulaciones efectuadas. Según la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EE.UU. se han tenido que unir al 1.7 millón de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que en México, donde la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha extendido el período vacacional desde el 23 de marzo al 17 de abril del 2020.

Estas medidas terminan por iluminar la realidad de los muchos otros roles que la escuela ofrece además de lo académico. Ya que, para algunos, resulta ser una complicación incómoda, mientras que para otros, la situación es aún más preocupante. En ciudades donde el 70 % de los estudiantes vienen de familias de bajos ingresos, llevar la escuela a casa significa enfrentarse a no poder ofrecer comidas adecuadas, y mucho menos la tecnología o conectividad necesarias para el aprendizaje online.

«Este es un enorme desafío de equidad educativa que puede tener consecuencias que alteran la vida de los estudiantes vulnerables», dijo Ian Rosenblum, director de The Education Trust-New York. Desafortunadamente, las escuelas que pueden ofrecer una experiencia académica virtual completa, con alumnos que cuentan con dispositivos electrónicos, profesores que saben cómo diseñar lecciones en línea funcionales y una cultura basada en el aprendizaje tecnológico, no son muchas. La realidad es que la mayoría de las escuelas no están preparadas para este cambio que permite reconocer que el acceso desigual a internet es tan sólo uno de los muchos problemas que enfrenta nuestro sistema educativo a nivel global, así lo plantea Tara García para The Hechinger Report.

Según el World Economic Forum, sólo alrededor del 60 % de la población mundial tiene acceso a la red. Generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis, tales como el sistema educativo mexicano, que fuera de colegios privados o facultades universitarias, no se acogió la implementación de aprendizaje en línea para el sector público. La brecha digital continúa expandiéndose a medida que los estudiantes en sectores vulnerables siguen quedándose atrás en su aprendizaje.

«El mayor cambio que requiere el aprendizaje virtual es la flexibilidad y el reconocimiento de que la estructura controlada de una escuela no es replicable en línea», señala  Noah Dougherty, director de diseño en la consultora de educación, Education Elements. Muchas preguntas surgen a raíz de las problemáticas que tienden a afectar de manera desigual a aquellos en desventaja. El apoyo que se proporcionará, por ejemplo, a miles de madres solteras mexicanas que necesitan escuelas abiertas porque tienen que trabajar y su empleador o rubro no le permiten trabajar desde casa, a familias inmigrantes que deberán averiguar cómo participar en la educación en el hogar con programas en inglés, que podría no ser su primer idioma, o a aquellos niños que dependen de la escuela para sus comidas, es aún desconocido.

«Han sido desalojados de su estabilidad, han sido desalojados de sus hogares, han sido desalojados de su capacidad de vivir de manera cómoda y segura».
Estas dificultades se replican mundialmente, no sólo en la educación básica, sino en miles de universidades que han tenido que cerrar sus aulas debido a esta crisis sanitaria. Harvard, Cambridge, MIT, UCLA, por nombrar sólo algunas instituciones de las que se han sumado, pusieron pausa a todas las clases presenciales, eventos académicos y demás servicios, para mudarse a lecturas y conferencias en línea. Consecuentemente, miles de alumnos en educación superior alrededor del mundo, han tenido que abandonar sus campus tras el aviso de desalojo que ha tomado a muchos sin recursos u opciones disponibles. Todas estas medidas fueron tomadas tras el estado de emergencia declarado en distintos estados, como en Massachusetts, EE. UU., donde fueron dados a conocer más de 100 casos confirmados.

Tal es la situación del 20 % de los alumnos totales en la Universidad de Harvard que se encuentran en ayuda financiera completa, los 10,000 estudiantes internacionales, además de aquellos que pertenecen a grupos minoritarios, quienes han sido los más afectados tras las normas preventivas llevadas a cabo estos últimos meses. Estos se preguntaban si podrían permitirse el lujo de regresar a casa, qué sucedería con las visas que no permiten educación en línea , qué acciones tomarían quienes son originarios de países que se encontraban en la lista que CDC recomienda evitar, cuáles serían los efectos que este periodo tendría en proyectos de años de investigación para los alumnos de posgrado y en carreras universitarias, como en las artes y ciencias, donde la educación frente a frente es pieza clave.

«Han sido desalojados de su estabilidad, han sido desalojados de sus hogares, han sido desalojados de su capacidad de vivir de manera cómoda y segura», menciona Jordan H. Barton, para The Crimson, periódico estudiantil de Harvard. Muchísimos casos de estudiantes que están atravesando este periodo de manera más turbulenta que otros están saliendo a flote. James A. Bedford, quien depende simultáneamente del apoyo financiero económico total y los distintos empleos que ejerce dentro del campus para subsistir, se verá privado de sus principales fuentes de ingreso, por lo que su regreso a casa se verá comprometido.

«Este es un enorme desafío de equidad educativa que puede tener consecuencias que alteran la vida de los estudiantes vulnerables».
Más escenarios se suman a la lista, como quienes viven en áreas rurales sin acceso a internet, o con zonas horarias distintas. «Digamos que tengo que volver a Japón. Eso significa que hay una diferencia de tiempo de 13 horas. Cuando ustedes estén tomando la sesión real, debería estar durmiendo», mencionó Satoshi Yanaizu al periódico estudiantil. Otro estudiante, Tomasz Wojtasik, quien se encuentra una situación mucho más crítica, dijo que fue expulsado de la casa de sus padres debido a su sexualidad hace un año y menciona que no sabe en dónde se estará quedando durante este proceso.

“El único ecualizador en Harvard es el hecho de que todos vivimos juntos y tenemos el mismo alojamiento. Vivimos juntos, comemos la misma comida, tenemos los mismos recursos docentes ”, agregó Wyville, quien es originario de Anniston, Alabama. «Pero si quitas la vida en el campus y la vida residencial, entonces quitas ese ecualizador».

Aunado a esto y de manera muy contigua, agregamos la situación en la que se encuentran las personas que ofrecen sus servicios al campus en áreas de limpieza, seguridad y mantenimiento. Personal que depende totalmente de la afluencia de estudiantes y docentes en el campus. Las posibilidades para ellos varían entre la reducción de horas, licencias no remuneradas hasta los muy posibles despidos.

Harvard, en respuesta a todas las necesidades de los estudiantes, ha estado desarrollando casos de excepción para aquellos estudiantes internacionales que no pueden regresar a casa, y reembolsos totales o parciales de vuelos y transporte de pertenencias, a quienes dependen del apoyo financiero otorgado por la universidad. A esto se le une la solidaridad de los alumnos que se encuentran ofreciendo resguardo y alimento a aquellos que lo necesitan.

«El mayor cambio que requiere el aprendizaje virtual es la flexibilidad y el reconocimiento de que la estructura controlada de una escuela no es replicable en línea».
En cuestión de semanas, se ha cambiado la manera en la que los estudiantes aprenden, y justo estas transformaciones nos dan un vistazo a las fallas en materia de equidad que sigue presentando nuestro sistema educativo, incluso en los círculos más privilegiados. El World Economic Forum, plantea que esta pandemia se convierte en una oportunidad para recordarnos las habilidades que nuestros estudiantes necesitan justo en crisis como estas, siendo así, la toma de decisiones informada, resolución creativa de problemas y, sobre todo, adaptabilidad. Para garantizar que esas habilidades sigan siendo una prioridad para todos los alumnos, la resiliencia también debe integrarse en nuestros sistemas educativos.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-en-tiempos-de-pandemia-covid19

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La escuela y la universidad en el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial

El capitalismo significó un reordenamiento extraordinario de la economía, la cultura, las sociedades y en el plano educativo. A la escuela feudal, clasista y exclusivista para los nobles, tenían acceso muy pocos proletarios y cuando lo hacían eran estrictamente hombres. El orden y el poder funcionaban con ese modelo de apropiación del saber. Los textos religiosos eran la fuente primaria para el aprendizaje de la lectura y escritura de la plebe, quienes, consideraban los instalados en el poder, requerían ese “conocimiento” para sostener el estatus quo.

A las antiguas escuelas catedralicias, la reforma Carolingia les amplio su formato, permitiendo el ingreso de los “civiles” a la instrucción de la fe; ello estaba orientado a garantizar la influencia cultural en los territorios dominados, algo que permanecería con variantes hasta la reforma del Sínodo de 1059 que ampliaría un poco más el ingreso a la formación escolar. Sin embargo, la educación de ese periodo era la que requerían las sociedades feudales, enfatizando en el método memorístico. Acceder al conocimiento era lo importante, la comprensión del conocimiento era una cuestión divina y de la iglesia de Dios. Conocer permitía saber cómo actuar socialmente para sostener el orden de las cosas; comprender podría ser peligroso.

En la larga transición del feudalismo al capitalismo la escuela adquirió un nuevo rostro, una nueva conceptualización. La ilustración y el desarrollo científico de los siglos XVIII y XIX permitieron el emerger de la primera y segunda revolución industrial, con impacto directo en la conformación e impulso del capitalismo industrial. El aprendizaje basado en la memoria ya no resultaba suficiente, se requería memoria + comprensión de su génesis y líneas de expansión, para seguir ampliando y especializando el conocimiento que requería en ese momento el capital y que demandaba la aceleración de la innovación tecnológica.

El capitalismo estructuró los saberes conforme a su utilidad para mejorar, optimizar y potenciar, las máquinas sobre las cuales se estructuraba la producción y la sociedad. El capitalismo fortaleció la división del conocimiento en campos (Ciencias naturales, ciencias sociales, ciencias humanísticas, ciencias duras, filosofía) y estos a su vez en disciplinas. Los principios que orientaron esta estructuración fueron los prolegómenos de lo que hoy conocemos como la eficiencia y la eficacia del conocimiento. El capitalismo estructuró el mundo y sus instituciones a la imagen y semejanza de las maquinas que surgieron en la primera y segunda revolución industrial.

La lógica de la máquina newtoniana impregnó a la implementación de las pedagogías y la escuela, liceo y universidad. Mientras la enseñanza se fundamentó en la pedagogía vista como componentes ensamblables (didáctica, currículo, evaluación, planeación, gestión), el aprendizaje fue valorado como productos que se replicaban y evaluaban conforme a la lógica de producción de las mercancías generadas en las fábricas (escuelas). Los sistemas escolares se estructuraron a partir de las premisas de Comenio (maternal=preescolar, común=primaria, gimnasio=bachillerato y academia=universidad) como segmentos de producción separados pero ensamblables, estructurados según su complejidad (edad, desarrollo físico). La premisa de Comenio que señalaba que la educabilidad estaba en la naturaleza de los seres humanos se convirtió en el correaje de la lógica capitalista sobre la escuela.

La perspectiva de Comenio se fue enriqueciendo por otras propuestas, las cuales he trabajado en otros momentos. El conocimiento requería entonces memoria, información, comprensión y manejo contextual de procesos mecánicos, abriendo la posibilidad para la experimentación y los desarrollos conceptuales que eran valorados bajo el prisma de la utilidad para el sistema, para algunas de las maquinas del capitalismo económico, político, social, cultural y tecnológico.

La idea que para mejorar cada todo (máquina) había que perfeccionar las partes (ensamblables) y evolucionar al detalle los mecanismos (sistemas), facilitó la construcción de una epistemología disciplinar de la educación, de los procesos de enseñanza-aprendizaje, de los sistemas escolares.

Las dinámicas de las escuelas se estructuraron conforme a la mirada de la organización escolar de Comenio y la lógica disciplinar reforzó la idea de los nodos como materias. Las materias se dividían en objetivos secuenciales, a la usanza de una cadena de producción y, las evaluaciones cumplían la función de control en la producción de conocimientos (mercancías). La correlación de objetivos surgió como la expresión de especialización con complementariedad con otros conocimientos.

La formación docente se especializó al interior de los componentes de las pedagogías, surgiendo especialistas en cada una de las partes, a tal punto que al final apenas si conocían el todo; la idea era que, a los directores, supervisores y autoridades educativas en general, les correspondería coordinar el ensamblaje de los procesos. Surgieron los especialistas en currículo, evaluación, planeación, didácticas, innovaciones, gestión del aula, gestión de plantel. El todo se fragmentó en las partes y la pedagogía dejó de comprenderse en su relación con el todo social. Pero esto era lo que necesitaba el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial. En los preludios de la tercera revolución industrial, la especialización en pedagogía derivaría en autonomía de las partes de la máquina pedagógica, sin que llegaran a ser nuevas máquinas, sino prototipos que competían entre si (curriculum versus didácticas, evaluación versus gestión, etc.).

 

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Paulina Fernández: la ética de la rebeldía

Por: Raúl Zibechi

Las personas somos lo que hacemos. Los caminos que recorremos a lo largo de nuestra vida, las trochas que abrimos y las estelas que dejamos, son las que nos explican como seres humanos; el barro con el que nos amasamos. No hay más. Ni discursos, ni proyectos ni sueños.

Siento que el legado mayor de Paulina Fernández Christlieb fue su maravillosa obra “Justicia Autónoma Zapatista. Zona Selva Tzeltal”, publicada en 2014. Con su natural austeridad y su notable discreción, no detalla los tiempos largos de su investigación, grabador en mano, recorriendo los municipios autónomos de la región que escogió para su trabajo. En su libro, sólo aparecen los pueblos, los colectivos zapatistas, nunca ella ocupando algún lugar destacado, como suele suceder con tantos académicos.

A lo largo de casi 500 páginas, explican los modos de la justicia zapatistas, anclada en la cultura comunitaria “de donde derivan muchos de los elementos componentes de la autonomía zapatistas” p. 105). Siempre hablan los pueblos, las autoridades colectivas, varones y mujeres que participan en algún nivel de la autonomía. Tuvo la sensibilidad y la humildad de dejar hablar, de escuchar.

Aborda situaciones como los asesinatos y el modo como la justicia zapatista actúa en esos casos: “Llegan a un acuerdo el doliente y el asesino. La Junta de Buen Gobierno propone si le da una parte de tierra o unos animales para que vivan los dolientes” (p. 284). Esta justicia no busca el castigo, sino la recomposición de la confianza comunitaria.

“Este es un acuerdo de las partes. En estos casos, largo tiempo para resolverlos. Tienen que venir a la Junta los familiares de la viuda, sus hijos, toda la situación de la familia. Tenemos que tomarle mucho su palabra de la familia. Apoyar y que sobreviva la familia. Tiene también que ser todo su voluntad del asesino, de que lo cumpla. También la comunidad presiona a que cumpla el asesino, si no, lo puede expulsar”.

La justicia autónoma zapatistas teje y recompone vínculos, tomando distancia de la in-justicia del Estado. Por eso tantas familias no zapatistas, partidistas, priístas, acuden a las Juntas de Buen Gobierno. Porque no son corruptas, porque reconocen su legitimidad.

Creo que el trabajo de Paulina, en particular sus modos, abren una ventana para conocer el mundo zapatista. Dirán, los escépticos, que muchas de las cosas que trae su trabajo eran ya conocidas. Puede ser, pero aquí son los pueblos los que dicen su palabra. En algún momento que no puedo recordar, el subcomandante Galeano dijo que su libro era el primero que en el que no se habla “de” los pueblos, sino que lo hacen directamente los pueblos.

Rigurosa como era, aborda también los problemas. El cansancio en las filas zapatistas. El machismo. “En múltiples asambleas comunitarias y entrevistas colectivas con autoridades de pueblos, MAREZ y Zona, se pudo observar que las jóvenes son las que menos se atreven a hablar, mientras que muchas mujeres maduras destacan al participar con pleno conocimiento y seguridad de lo que están haciendo” (p. 330).

En otros momentos, pudo comprender “el sufrimiento que hace padecer a las más jóvenes la sola invitación a expresar su opinión”. Algunas elegidas para cargos, “se retuercen de pena” cuando les toca hablar, jóvenas de dieciséis años, por ejemplo. Aquí lo notable es el respeto y la comprensión con las que Paulina escucha a sus interlocutoras, sin juzgar, sólo escuchando.

El cambio producido por la revolución zapatista, como se titula uno de los últimos apartados del libro, “es que nosotros mismos lo hacemos” (p. 345). Nada más, y nada menos. Quizá la revolución sea eso, “tener autoridades propias en cada comunidad para arreglar los problemas”; porque ahora “la justicia ya no es con chicote”, sino por acuerdo entre las comunidades.

Habría mucho más para decir. Creo que esas gotas de amor rebelde que nos legó Paulina, enseñan dos cuestiones básicas: que los pueblos viven y deciden de otro modo, sin el caudillo patriarcal de turno sino por mano propia; y que es posible investigar y comunicar dejando a un lado los egos intelectuales y académicos.

Mientras éstos ignoran a los pueblos originarios o los toman como “objetos de investigación”, Paulina Fernández los considera sujetos de sus vidas y actúa en consecuencia.

En este ejercicio Paulina fue maestra, poniendo la vara de la ética muy arriba, tanto como su sencilla rigurosidad.

Fuente: https://desinformemonos.org/paulina-fernandez-la-etica-de-la-rebeldia/

Imagen: https://stock.adobe.com/images/zapatista-marcos-dolls-for-sale-in-san-cristobal-de-las-casas-chiapas-mexico/249056923?as_channel=affiliate&as_campaign=pexels&as_source=arvato&tduid=fdcfc7c5e73fed5f96d9100b6b868d89&as_channel=affiliate&as_campclass=redirect&as_source=arvato

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Pandemia: la Casa Blanca y el FMI los primeros infectados

Por:  Atilio A. Boron

Guerras, crisis económicas, desastres naturales y pandemias son acontecimientos catastróficos que sacan lo peor y lo mejor de las personas –tanto de los dirigentes como del común de las gentes- y también de los actores e instituciones sociales. Es en esas circunstancias tan adversas como las bellas palabras se desvanecen en el aire y dan lugar a las acciones y comportamientos concretos.

Días pasados y apenas conteniendo las lágrimas el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, denunció ante las cámaras el gran engaño de la “solidaridad europea”. No existe tal cosa, dijo Vucic, es un cuento de niños, un papel mojado. Renglón seguido agradeció la colaboración de la República Popular China. Y tenía razón en su queja. Desde Latinoamérica advertimos hace mucho que la Unión Europea era un mezquino tinglado diseñado para beneficiar más que nada a Alemania a través de su control del Banco Central Europeo (BCE) y con el euro someter a los países de la Eurozona a los caprichos -o los intereses- de Berlín. La titubeante reacción inicial del BCE ante un pedido excepcional de ayuda de Italia para enfrentar la pandemia que está devastando la península mostró por unas horas lo mismo que había denunciado el líder serbio. Un escandaloso “sálvese quien pueda” que echa por tierra las edulcoradas retóricas sobre la “Europa de los ciudadanos”, la “Europa una y múltiple” y otras divagaciones por el estilo. Cuento de niños, como dijo Vucic.

Lo mismo y más todavía vale para la pandilla de hampones que se ha instalado en la Casa Blanca de la mano de Donald Trump quien ante un Irán fuertemente afectado por la pandemia lo único que se le ocurrió fue escalar las sanciones económicas en contra de Teherán. Tampoco dio muestras de reconsiderar su genocida política del bloqueo a Cuba y a Venezuela. Mientras Cuba, la solidaridad internacional hecha nación, auxilia a los viajeros británicos del crucero Braemar boyando en el Caribe, Washington envía 30.000 soldados a Europa y sus ciudadanos, alentados por el “capo” salen a enfrentar la epidemia ¡comprando armas de fuego! Nada más para argumentar.

Fiel a sus patronos el Fondo Monetario Internacional demostró por enésima vez que es uno de los focos de la podredumbre moral del planeta, que una vez que pase esta pandemia seguramente tendrá sus días contados. En una decisión que lo hunde en las cloacas de la historia rechazó una solicitud de 5.000 millones de dólares elevada por el gobierno de Nicolás Maduro apelando al Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) especialmente creado para socorrer a países afectados por el COVID19. La razón aludida para la denegación del pedido arrasa con cualquier atisbo de legalidad porque dice, textualmente, que «el compromiso del FMI con los países miembros se basa en el reconocimiento oficial del gobierno por parte de la comunidad internacional, como se refleja en la membresía del FMI. No hay claridad sobre el reconocimiento en ese momento».

Dos comentarios sobre este miserable exabrupto: primero, todavía hoy en el sitio web del FMI figura la República Bolivariana de Venezuela como país miembro. Por lo tanto la claridad “sobre el reconocimiento” es total, enceguecedora. Claro que no alcanza para ocultar el hecho de que la ayuda se le niega a Caracas por razones rastreramente políticas. Segundo, ¿desde cuándo el reconocimiento de un gobierno depende de la opinión amorfa de la comunidad internacional y no de los órganos que la institucionalizan, como el sistema de Naciones Unidas? Venezuela es miembro de la ONU, es uno de los 51 países que fundaron la organización en 1945 e integra varias de sus comisiones especializadas. La famosa “comunidad internacional” mencionada para hostilizar a Venezuela por personajuchos como Trump, Piñera, Duque, Lenín Moreno y otros de su calaña es una burda ficción, como Juan Guaidó, que no llega a sumar 50 países de los 193 que integran las Naciones Unidas.

Por consiguiente, las razones profundas de esta denegatoria nada  tienen que ver con lo que dijo el vocero del FMI y son las mismas que explican el absurdo préstamo de 56.000 millones de dólares concedidos al corrupto gobierno de Mauricio Macri y que fuera mayoritariamente utilizado para facilitar la fuga de capitales hacia las guaridas fiscales que Estados Unidos y sus socios europeos tienen diseminadas por todo el mundo. Espero fervientemente que la pandemia (que es económica también) y el desastre del préstamo a Macri se conviertan en los dos lóbregos sepultureros de una institución como el FMI que, desde su creación en 1944, sumió a centenares de millones de personas en el hambre, la pobreza, la enfermedad y la muerte con sus recomendaciones y condicionalidades. Razones profundas, decíamos, que en última instancia remiten a algo muy simple: el FMI no es otra cosa que un dócil instrumento de la Casa Blanca y hace lo que el inquilino de turno le ordena. Quiere asfixiar a Venezuela y el Fondo hace sus deberes.
No faltarán quienes me achaquen que esta interpretación es  producto de un alucinado antiimperialismo. Por eso he tomado la costumbre de apelar cada día más a lo que dicen mis adversarios para defender mis puntos de vista y desarmar a la derecha semianalfabeta y reaccionaria  que medra por estas latitudes. Leamos lo que escribió hace poco más de veinte años Zbigniew Brzezinski en un texto clásico y uno de mis libros de cabecera: “El Gran Tablero Mundial. La Supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos” en relación al FMI y al Banco Mundial. Hablando de las alianzas e instituciones internacionales que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial dijo que  “Además, también debe incluirse como parte del sistema estadounidense la red global de organizaciones especializadas, particularmente  las instituciones financieras internacionales. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se consideran representantes de los intereses “globales” y de circunscripción global. En realidad, empero, son instituciones fuertemente dominadas por los Estados Unidos y sus orígenes se remontan a iniciativas estadounidenses, particularmente la Conferencia de Bretton Woods de 1944.” (pp. 36-37)

¿Hace falta decir algo más?  Brzezinski fue un furioso anticomunista y antimarxista. Pero como gran estratega del imperio debía reconocer los datos de la realidad, de lo contrario sus consejos serían puras insensateces. Y lo que él dijo y escribió es inobjetable. Concluyo agregando mi confianza en que Cuba y Venezuela, sus pueblos y sus gobiernos, saldrán airosos de esta durísima prueba a la que se ven sometidos por la inmoralidad y prepotencia del dictador mundial, que se cree con derechos de decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer, pensar y decir, en este caso a través del FMI. No habrá que esperar mucho para que la historia le propine una lección inolvidable, para él y sus lacayos regionales.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/pandemia-la-casa-blanca-y-el-fmi-los-primeros-infectados/

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Brasil: por si fuera poco, una crisis con China

Por: Eric Nepomuceno

Desde Río de Janeiro.En un solo día, el viernes 20, Brasil vivió una formidable secuencia de turbulencias: el número de casos confirmados de coronavirus se acercó a mil, se constató que el crecimiento ocurre a una velocidad comparable al registrado en Italia al principio del surto, el ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta anunció para abril un “colapso” en el sistema público del sector, el gobierno divulgó su nueva proyección de expansión de la economía para cero por ciento y el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro afirmó que “por ahora” decretar el estado de sitio «no está en nuestro radar”.

Aprovechó para recordar, con todas las letras, que en caso de que se llegue a esa necesidad, no habría dificultades para implementarla (dependería de aprobación por parte del Congreso, pero siempre existe la salida de un autogolpe sin más demoras).

Impacta que un capitán retirado del Ejército por actos de indisciplina diga todo eso cercado por generales de variadas estrellas, algunos en actividad, la mayoría en retiro, sin que a ninguno de ellos se les ocurra la necesidad de manifestarse. Lo ideal, que sería hacer callar al despotricado presidente, no ocurrirá tan temprano. Pero el silencio es inquietante y estruendoso.

Es decir: una economía colapsada (analistas del mercado financiero hablan claramente de una recesión de hasta el 4%), sistema de salud colapsado, y la democracia, en manos de un ultraderechista desequilibrado, acercándose al colapso. Y no hay salida a la vista.

Todo eso en un solo día sirvió para ocultar otro campo de crisis: Bolsonaro intentó hablar por teléfono con el presidente chino, Xi Jinping, quien se negó a atender la llamada.

El motivo: hace unos días el diputado nacional Eduardo Bolsonaro, uno de los tres hijos hidrófobos del presidente, divulgó por tweet mensajes durísimos acusando a China de ser responsable por la pandemia del coronavirus y, de paso, pidió que se instale un régimen de libertad en el país.

De inmediato el embajador chino en Brasil, el veterano diplomático Yang Wanming, emitió una nota contundente, diciendo que Eduardo, que integró la comitiva del papá a Florida, volvió del viaje contaminado por un “virus mental”.

Se trató de una mención casi explícita al vasallaje de Bolsonaro frente a su mito Donald Trump, alineándose de manera radical con la política de Washington de confrontación con China.

Le tocó entonces al ministro de Aberraciones Exteriores (perdón: Relaciones), el patético Ernesto Araujo, entrar al ruedo. En un comunicado oficial sin nexo ni lógica, exigió que el embajador chino pidiese disculpas al gobierno brasileño. Veteranos diplomáticos en actividad se sorprendieron y se asustaron con el tono de la nota de su jefe, absurda en todos los sentidos.

Y para no dejar dudas sobre la gravedad del caso, la negativa del presidente chino a hablar por teléfono con su desequilibrado par brasileño elevó la temperatura a niveles más que preocupantes.Lo que se comenta por aquí es que mientras el diputado Eduardo Bolsonaro no pida disculpas por sus enloquecidas palabras, la tensión no hará más que subir.

Los chinos – la tan nombrada paciencia china… – sabrán esperar. El problema es si Brasil podrá esperar. Además de ser el país que ofrece al gobierno de Bolsonaro el mayor superávit comercial, China es un país clave para la economía brasileña, gracias a sus pesadísimas inversiones en Brasil. En términos de comercio exterior, basta un ejemplo: el mercado chino es el destino de 78 por ciento de las exportaciones brasileñas de soja. Perder ese mercado hundiría de manera tenebrosa la ya muy caótica economía del país presidido por ese esperpento.

¿Más? Sí, sí, hay más.

Varios gobernadores, principalmente de estados del nordeste, piden ayuda a China para dar combate a la pandemia en su región, que es muy pobre. Piden no solo equipos, como respiradores artificiales, sino directamente ayuda médica, medicinas incluidas.

Bolsonaro también pierde precioso tiempo en guerrear a los gobernadores de los dos principales estados brasileños, San Pablo y Rio de Janeiro. Los critica duramente porque adoptaron medidas de combate a la circulación de gente, determinando cuarentenas domiciliares. Dice que, con eso, ambos perjudican a la economía. El país, rigurosamente convulsionado por un acumulado de crisis absolutamente sin precedentes, tiene como presidente a semejante aberración.

Con 40 por ciento de la fuerza laboral trabajando en condiciones precarias, con – en Rio de Janeiro – poco más de dos millones de moradores en “favelas”, o sea, villas miserables en que lo común es hasta seis personas acumuladas en poco más de treinta metros cuadrados, nadie sabe prever la dimensión del genocidio que podrá ocurrir.

Se calcula que en todo Brasil alrededor de veinticinco millones de personas viven en situación semejante, en los grandes centros urbanos. Vivimos en un mundo a la deriva. Y en ese mundo, Brasil es presidido por un energúmeno sin rumbo.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/254493-brasil-por-si-fuera-poco-una-crisis-con-china

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Claroscuros en la lucha contra la violencia

Por: La jornada

La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informó ayer que el número de homicidios dolosos cometidos en el país registró su tercer mes consecutivo a la baja. De acuerdo con el informe preparado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante febrero se perpetraron 2 mil 766 asesinatos, es decir, 1.9 por ciento menos en comparación con el mes precedente y 1.8 por ciento menos frente a las cifras de febrero de 2019. Asimismo, se destacó que la cifra representa una disminución de 10 por ciento en comparación con julio de 2018, el mes más violento documentado en los 20 años durante los cuales se ha llevado dicha estadística.

Aunque a todas luces distan de ser suficientes, frente a una crisis de inseguridad desbordada, los números dados a conocer por las autoridades en la materia resultan alentadores en tanto parecen apuntar a que finalmente se alcanzó un punto de inflexión, tras dos años de un panorama desolador. En efecto, los datos del propio Secretariado Ejecutivo dan cuenta de que 34 mil 582 asesinatos convirtieron a 2019 en el año más violento de la historia mexicana reciente, y 2018 no fue menos terrible, con sus 33 mil 669 vidas segadas (aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía eleva el conteo para el año antepasado hasta 36 mil 685).

Sin embargo, la buena noticia se ve ensombrecida por el atroz dato que la acompaña: esta mejoría en el número general de homicidios dolosos no se reflejó en una reducción paralela de los asesinatos de mujeres; por el contrario, entre el primer y el segundo mes del año los feminicidios tuvieron un repunte de 24 por ciento al pasar de 74 a 92 víctimas. La situación de inseguridad que enfrentan las mujeres de todo el país resulta exasperante por el acelerado deterioro experimentado en años recientes: de 411 feminicidios registrados en 2015, se pasó a 976 episodios en 2019, un incremento de 137 por ciento en apenas cuatro años, que no da señales de remitir.

Cabe esperar que la mejoría presentada sea un saldo duradero de la política de seguridad puesta en marcha por la actual administración federal, pero parece claro que es muy pronto para dejarse llevar por el optimismo, pues en el pasado ya se han dado disminuciones temporales de la violencia, seguidas de alarmantes repuntes. Además de los esfuerzos para consolidar la reducción de las muertes violentas en el territorio nacional, los números oficiales recuerdan la urgencia de poner en marcha una estrategia específica pa-ra atajar todas las formas de agresión que padecen las mujeres, y en especial la más extrema de estas modalidades.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/03/21/opinion/002a1edi
Imagen: https://pixabay.com/photos/firearm-revolver-bullet-gun-weapon-409252/
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Lo que nos hace humanos y lo que significa para el aprendizaje

Por: Miguel Morales Elox

Un chimpancé está frente a dos tazones volcados boca abajo y sabe que, en uno y sólo uno de ellos, está escondida una fruta. Tú, un humano, sabes cuál tazón es y lo señalas con tu dedo índice. El chimpancé nota que estás señalando, y su mirada se posa sobre el tazón en cuestión, pero no se dirige hacia él. En cambio, tan pronto haces el gesto de correr hacia el tazón, el chimpancé sabe que es el que esconde la fruta y se esfuerza por ganártela. Michael Tomasello ha diseñado éste y muchos otros ingeniosos experimentos para investigar los alcances y los límites de la cooperación en homínidos. Según su interpretación de este experimento, lo que el chimpancé no entiende cuando señalas el tazón es tu intención de ayudarle a obtener la fruta. “No se les ocurre que el humano esté tratando de brindarles información útil—puesto que los simios se comunican siempre en imperativos—y, por eso, se quedan perplejos cuando señalas hacia uno de los tazones”. [1, p. 52]

Un propósito central de la investigación de Tomasello es develar cuáles predisposiciones son únicamente humanas y cuáles son comunes con nuestros parientes más cercanos, los homínidos (es decir, chimpancés, orangutanes, bonobos y gorilas). Ellos son capaces de realizar tareas complejas que requieren razonar y hacer inferencias sobre el mundo físico, de un modo similar a como lo hacen los niños humanos. En cambio, según ha encontrado Tomasello, incluso los niños humanos de 3 años de edad son capaces de cooperar entre sí de formas que los otros homínidos nunca desarrollan.

Incluso la cooperación del tipo más simple—dos individuos trabajando conjuntamente tras un fin común—requiere de habilidades que sólo se observan en humanos: la capacidad de comunicarse para brindar información y no sólo para dar órdenes, la capacidad para tomar la perspectiva del otro y ayudarlo a jugar su papel con éxito, y la tendencia por compartir de forma justa el beneficio del trabajo compartido. Los otros homínidos, en cambio, carecen de estos mecanismos que hacen sostenible la cooperación. Por ejemplo, en su hábitat natural, algunos chimpancés cazan en grupo a otros monos más pequeños. Aunque los chimpancés trabajan con roles diferenciados, el que captura la presa se queda con la mayor parte y, si algún chimpancé no obtiene nada, es menos probable que colabore en lo sucesivo. Los niños humanos desde 3 años, en cambio, tienden a persistir en las metas que han acordado conjuntamente y a dividir equitativamente la recompensa. Estas observaciones son especialmente interesantes porque, antes de esta edad, los niños aún no desarrollan un sentido de las normas sociales. Se trata, según Tomasello, de conductas innatas que son invariantes a través de las culturas y que apuntan, probablemente, a una fase temprana en la evolución del Homo sapiens.

Interdependencia para la sobrevivencia

La hipótesis de Tomasello es que, al diferenciarse de nuestro ancestro común con los demás homínidos, los humanos primitivos comenzaron a cazar y recolectar de forma esencialmente colaborativa. Fue en este contexto y bajo la presión por mantener la subsistencia del grupo que surgieron las habilidades cooperativas distintivamente humanas mencionadas arriba. Poco a poco, los humanos comenzaron no sólo a colaborar con otros durante la caza y la recolección, sino también a preocuparse por el bienestar de sus compañeros en todo momento, bajo la lógica de: “Si mañana vamos a salir a recolectar y mi mejor compañero está hambriento hoy, tengo que ayudarlo para que mañana esté en la mejor forma posible.” [1, p. 50]

Esta motivación por apoyarse mutuamente generó una interdependencia cada vez más fuerte entre individuos humanos, y la colaboración resultante jugó un papel en que ciertos grupos y especies sobrevivieran mientras otros se extinguían. La evidencia fósil señala, por ejemplo, que los Neandertal no colaboraban en grupos mayores que la familia extendida. En contraste, los Homo sapiens con quienes compartían el territorio eurasiático tendían redes de apoyo mutuo que incluían individuos de múltiples familias y que abarcaban miles de kilómetros cuadrados.

Desde luego, los humanos no son los únicos animales que forman colonias y se organizan socialmente de formas complejas. Pero, al menos en los demás homínidos, esta colaboración encuentra pronto sus límites. Los chimpancés, por ejemplo, forman “tropas” que comparten y defienden un territorio. Pero nadie ha observado a dos tropas vecinas de chimpancés colaborando para conseguir sustento en las fronteras de sus territorios. En cambio, sí se ha observado a machos solitarios de una tropa ser emboscados y asesinados por machos de tropas rivales. En resumen, “Los chimpancés no pueden hacer lo que sí hacen los humanos recolectores: acumular obligaciones sociales con sus vecinos como un seguro para los tiempos de vacas flacas”. [2, p. 68]

Los humanos son los únicos homínidos capaces de enseñarse mutuamente

Incluso antes de crear culturas y lenguajes convencionales (idiomas), los humanos primitivos adoptaron un estilo de vida fuertemente cooperativo. Según Tomasello, para entender qué nos hace humanos debemos comenzar revisando estas formas pre-culturales de cooperación. Experimentos como el que narramos al inicio muestran que los homínidos no humanos entienden comunicaciones—incluso gestuales—cuando tienen una función competitiva o imperativa; su comunicación es esencialmente competitiva. En contraste, nuestros ancestros humanos emprendieron una forma de vida tan fuertemente cooperativa que la comunicación imperativa resultaba insuficiente. Para colaborar exitosamente con un compañero durante la caza de un animal mayor—no digamos para tender redes extensas de colaboración—es necesario poder transmitir al otro información útil para él, tomando su perspectiva y anticipando cómo él podría interpretar esta información.

Los homínidos no humanos son capaces, por ejemplo, de aprender a romper nueces con una piedra luego de observar a otro simio ejecutar la misma acción. Pero ningún investigador ha observado a un simio enseñarle a otro una habilidad. Tomasello cree que la situación de enseñanza más elemental que uno puede imaginar—un individuo enseñando a otro una destreza útil para el receptor—es impensable en homínidos no humanos, porque ellos carecen de las bases mismas de las conductas de enseñar (la disposición de compartir información relevante para el receptor, desde su perspectiva) y aprender socialmente (la disposición del receptor por percibir esta información como dirigida a él, para su beneficio).

La posibilidad de aprender a través de otros tuvo consecuencias dramáticas para la forma humana de pensar. Como escribe Tomasello, “Tan pronto como los humanos primitivos comenzaron a vivir de forma colaborativa, tuvieron que entender e intercambiar las perspectivas de sus compañeros mediante la comunicación… y, de esta forma, los humanos adquirieron una forma de pensar inusitadamente flexible y poderosa. Ahora, en lugar de sólo tener su propia visión del mundo, los humanos modernos podían ver el mundo, al mismo tiempo, desde la perspectiva del otro. A diferencia de los simios, que sólo tienen la perspectiva ‘desde aquí’, los humanos primitivos tenían las perspectivas simultáneas ‘desde aquí y desde allá’” [1, p. 78, 79].

Y la escuela, ¿cómo puede aprovechar todo esto?

Así que tenemos buenas razones para creer que nuestra capacidad de cooperar entre nosotros es una característica que nos define como humanos. Gracias a esta capacidad, nos hemos adaptado exitosamente hasta colonizar casi cada rincón de la Tierra. Sin embargo, quienes trabajamos en la educación no podemos evitar cuestionarnos: ¿por qué, entonces, es tan difícil realizar el trabajo colaborativo en las escuelas? ¿Por qué, en los salones de clase y en los sistemas educativos, la colaboración es la excepción en vez de la regla? La paradoja es que nuestra capacidad de colaborar colectivamente nos lleva a crear instituciones reguladas de forma tan estricta que lo que ocurre dentro de ellas no siempre es colaborativo.

Desentrañar esta paradoja escapa los alcances de este texto. Pero sí aplaudiremos que la Escuela Nueva Mexicana reconozca que es posible y necesario brindar una formación que integre lo intelectual, lo emocional y lo social. Un reto pendiente es brindar las condiciones para realizar esta anhelada educación integral. El reto es urgente, porque las capacidades colaborativas únicas del humano no florecen sino en la presencia de un ambiente social colaborativo, y porque nuestro futuro como especie puede estar en juego.

Realizar ambientes colaborativos en la escuela no sólo brindaría a nuestros estudiantes una oportunidad óptima de desarrollar un pensamiento “inusitadamente flexible y poderoso”, sino también los equiparía con las herramientas sociales para navegar un futuro incierto en el que el destino de todas las especies quizá dependerá de decisiones tomadas colectivamente por humanos.

Cada escuela donde se realice el aprendizaje colaborativo será, en últimas cuentas, un espacio donde se rescate la humanidad presente—y, con suerte, futura—de sus estudiantes.

Referencias

[1] Tomasello, M. 2014. A Natural History of Human Thinking. Harvard University Press.

[2] Flannery, K. & Marcus, J. 2012. The Creation of Inequality. How Our Prehistoric Ancestors Set The Stage For Monarchy, Slavery, And Empire. Harvard University Press.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/lo-que-nos-hace-humanos-y-lo-que-significa-para-el-aprendizaje/

Imagen: https://pixabay.com/photos/mammal-primate-ape-animal-wildlife-3147635/

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