Page 773 of 2437
1 771 772 773 774 775 2.437

Desigualdades: el problema son los millonarios

Por:  Juan J. Paz y Miño Cepeda

En los últimos años se ha despertado en el mundo una preocupación creciente sobre las desigualdades sociales, en su más amplia consideración, pues no solo se incluye la desigualdad en cuanto al reparto de la riqueza, sino también otras formas de ésta en la vida contemporánea. Pero, sin duda, las desigualdades económicas son las que golpean, con una fuerza impactante, a millones de seres humanos.

En el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), realizado del pasado 21 al 24 de enero (2020), la élite de negocios que normalmente asiste recibió un comunicado del grupo “Millonaires against pitchforks” (https://bit.ly/2SgaHj6) [1] dirigido “A nuestros compañeros millonarios y multimillonarios de todo el mundo”, en el que se afirma lo siguiente: “La desigualdad extrema y desestabilizadora está creciendo en todo el mundo. Hoy en día, hay más multimillonarios en la tierra que nunca antes, y controlan más riqueza de la que tienen. Mientras tanto, los ingresos de la mitad más pobre de la humanidad permanecen prácticamente sin cambios”.

El grupo concluye: “Por esa razón, les instamos [a los Estados] a avanzar ahora, antes de que sea demasiado tarde, para exigir impuestos más altos y más justos a millonarios y multimillonarios dentro de sus propios países y ayudar a prevenir la evasión y elusión de impuestos individuales y corporativos a través de los esfuerzos de reforma fiscal internacional”.

Al mismo tiempo, el 20 de enero, Oxfam publicó su informe “Tiempo para el cuidado” (https://bit.ly/37WRDgA), que incluye una serie de datos que deberían escandalizar a todo el planeta: en 2019, los 2.153 mil millonarios que hay en el mundo poseían más riqueza que 4.600 millones de personas; los 22 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que todas las mujeres de África; el 1% más rico de la población posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas; y “si una persona hubiese ahorrado 10.000 dólares diarios desde el momento en que se construyeron las pirámides de Egipto, ahora poseería tan solo una quinta parte del promedio de la fortuna de los cinco millonarios más ricos del mundo”. De modo que el incremento de tan solo el 0.5% adicional en el tipo de impuesto que grava el patrimonio del 1% más rico de la población, permitiría recaudar los fondos necesarios para invertir en la creación de 117 millones de puestos de trabajo, sostiene Oxfam.

Poco tiempo atrás (diciembre, 2019), el PNUD igualmente entregó su informe sobre desarrollo humano titulado “Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI” (https://bit.ly/2GYNmx4), en el cual se resalta la situación de injusticia en América Latina, con desigualdades que se remontan a la época colonial. Y, en un hecho sin precedentes, hasta la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en su artículo “Reducir la desigualdad para generar oportunidades” (https://bit.ly/2OsveQm), llega a una conclusión inesperada:

“Para abordar la desigualdad es necesario replantear el problema. Antes que  todo, en lo que se refiere a políticas fiscales y tributación progresiva./ La progresividad de los impuestos es un aspecto fundamental de una política fiscal eficaz. Nuestras investigaciones muestran que en el segmento superior de la distribución del ingreso es posible elevar las tasas marginales de impuesto sin sacrificar el crecimiento económico”.

Pero esta afirmación no pasa de las simples palabras, porque contradice los condicionamientos que el FMI impone en América Latina, a tal punto que la Carta de Intención suscrita por el gobierno de Lenín Moreno en Ecuador, señala textualmente: “La reforma tributaria tendrá como objetivo mejorar la movilización de ingresos, aumentar la eficiencia, la simplicidad y la equidad, pasando de los impuestos directos a los indirectos…”, lo cual parece una burla y, además, contradice a la Constitución de 2008.

La situación de América Latina y el Caribe, que es la región más inequitativa del mundo por los términos que ha adquirido la concentración de la riqueza, también ha sido estudiada de modo particular y sistemático por la CEPAL. En 2018 la institución presentó en La Habana uno de sus últimos estudios sobre el tema, titulado La ineficiencia de la desigualdad (https://bit.ly/2RWp3q2), aunque antes publicó varios trabajos y también otros después. De acuerdo con datos de la entidad, en la región el 20% de la población concentra el 83% de la riqueza; mientras el número de multimillonarios pasó de 27 a 104 desde el año 2000; y en 2019, son 66 millones de personas (10.7% de la población) las que viven en extrema pobreza.

En el mismo Foro de Davos, al que me he referido, la Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, ha insistido en que “La desigualdad es la causa estructural del malestar social en la región. Por ello, necesitamos avanzar de la cultura de los privilegios a la cultura de igualdad y la inclusión social”; y añade: “Las protestas en la región tienen un hilo común que es la desigualdad y pueden convertirse en una oportunidad para el cambio social” (https://bit.ly/31oDbLE).

En el reciente XV Foro de Análisis de la Economía Latinoamericana, que se realizó en Madrid pocos días atrás, Bárcena ha remarcado que se requiere “una política fiscal activa con medidas que impulsen el crecimiento con inclusión, además de una estrategia para garantizar la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo y un nuevo pacto social que incorpore una nueva generación de políticas y que impulse una nueva ecuación entre el Estado, el mercado y la sociedad, que permita avanzar en la construcción de nuevos consensos” (https://bit.ly/398QQsZ).

Desde luego, las desigualdades tienen un origen histórico, aunque los millonarios del mundo y más aún los de América Latina (y peor aún los de Ecuador) piensen que su riqueza es fruto de sus emprendimientos y sus trabajos. Precisamente la historia económica y la economía política han demostrado, en forma contundente e irrebatible desde el siglo XIX, que la riqueza es, finalmente, apropiación de valor socialmente generado.

En tal virtud, la riqueza tiene que ser redistribuida e incluso cabe pensar que mundialmente es preciso ponerle límites, porque no deben existir millonarios ni multimillonarios. En mucho, la redistribución se logra con instrumentos modernos como los impuestos directos, que en América Latina tienen que ser reforzados, ampliados y cobrados a elites económicas que no solo los evaden, sino que esconden sus recursos en paraísos fiscales.

En nuestra época, como en el pasado, hay múltiples argumentos ideológicos para justificar las desigualdades y la riqueza. Y el reciente libro de Thomas Piketty, Capital e ideología (2019) precisamente retoma esa demostración. Ya contamos con la voluminosa obra (1.247 páginas) traducida al español.

En esencia, Piketty da continuidad a su famosa obra El capital en el siglo XXI (2013), pero examina, en su nuevo libro, cómo la ideología y la política han servido de fundamento para las desigualdades, desde sociedades antiguas. No es la lucha de clases, ni la economía, sostiene el autor, sino las ideas sostenidas en la época las que originan y mantienen las desigualdades. Y en su demostración utiliza una impresionante gama de fuentes y recursos.

Esta conclusión suya tiene especial relevancia para América Latina. Porque en los tiempos conservadores en que se encuentra la mayor parte de la región, el tema de las desigualdades económicas, la concentración de la riqueza y la necesidad de incrementar los impuestos directos, ha desaparecido inmediatamente con los gobiernos de derecha y ultraderecha, interesados en contentar al capital, a través de afirmar, a toda costa -también arrasando con la democracia y los derechos sociales-, el camino neoliberal y empresarial que les inspira, incluso con la compañía del FMI, como ahora ocurre en Ecuador.

El lenguaje económico en la ideología conservadora y neoliberal se interesa por los emprendimientos, las inversiones, las ganancias, la competitividad en los mercados, los tratados de libre comercio, las alianzas geoestratégicas con el capital transnacional, etc. Además, riqueza y pobreza son, bajo esa visión, fenómenos naturales, debidos a decisiones de vida individuales.

Las consignas, que igualmente se generan, abogan por el retiro del Estado y las privatizaciones, cuestionan el sistema tributario directo y argumentan la flexibilidad laboral y el recorte de derechos sociales. Es la “nueva” ideología del siglo XXI latinoamericano que, si se examina históricamente, tiene más vejez de lo que a veces se imagina.

Precisamente, contra esa ideología, corresponde librar la batalla por las ideas, a fin de fortalecer la conciencia social por el cambio, la construcción de una nueva sociedad, y el retorno del valor socialmente creado a sus legítimos dueños: los trabajadores de todas las esferas económicas en su conjunto, de cuyo esfuerzo siguen apropiándose los millonarios.

Referencias bibliográficas

[1] Millonarios contra rastrillos

Fuente e imagen: https://firmas.prensa-latina.cu/index.php?opcion=ver-article&cat=P&authorID=129&articleID=2807&SEO=paz-y-mino-cepeda-juan-jose-desigualdades-el-problema-son-los-millonarios

Comparte este contenido:

El coronavirus que «justifica» la sinofobia

Por: Paloma Chen

En diversos países, el coronavirus ha sido utilizado para discriminar y estigmatizar a la población china. ¿Es la sinofobia algo nuevo o el coronavirus es una buena excusa para quienes ya la promovían?

El coronavirus o COVID-19 fue detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019 y, desde entonces, ha acabado con las vidas de más de 2000 personas en territorio chino. Más de 74.000 están infectadas y todos los ciudadanos chinos han visto sus rutinas diarias alteradas. Fotografías de las calles desiertas de algunas de las ciudades más pobladas del mundo, como Beijing o Shanghái, se comparten en redes sociales a toda velocidad. Las universidades y escuelas empiezan a implantar plataformas online para que los alumnos reciban las clases en sus casas. Chinos y extranjeros que han viajado por China durante los últimos meses, al regresar a Europa y Latinoamérica, hacen cuarentena voluntaria en sus casas. Por todas partes, se mira con recelo a personas con rasgos asiáticos, incluyendo japoneses, coreanos, tailandeses o chinos de segunda o tercera generación.

Activistas de origen asiático de Europa y América han puesto en marcha diversas campañas de concientización y denuncia, como la de #NoSoyUnVirus, frente a la proliferación de casos de discriminación racial y xenofobia: se refieren, según explican, a apelaciones en la calle, miradas ofensivas, marginación en las escuelas, oficinas de trabajo y transporte público, y preguntas indiscretas. Los «Chinatowns» de todo el mundo tienen más de la mitad de sus establecimientos cerrados; los clientes no se atreven a ir. Niñas y niños sufren burlas crueles y palabras, injustificables de ninguna manera, de desprecio y miedo. «A nuestros propios hijos, en el colegio, les llaman coronavirus», declaraba el 4 de febrero el encargado de Negocios de la Embajada China en España, Yao Fei, y añadía, «pero lo tomamos como bromas de niños». Apuntaba a que eran «casos aislados».

Efectivamente, muchas personas, tanto blancas y nativas de los países europeos, como chinas, asiáticas y de origen extranjero o migrante, descartan el racismo como la causa del acoso verbal y físico. Consideran que son incidentes puntuales provocados por la histeria de la hipocondría. Olvidan que la prevención es comprensible; las manifestaciones xenófobas, no. Los prejuicios raciales son problemáticos, pero todos los tenemos, por razones biológicas y por la cultura que nos han inculcado. El coronavirus no ha disparado la xenofobia, sino que ha ayudado a que esta se exprese más virulentamente. El conflicto deviene cuando los prejuicios raciales interiorizados son expresados explícitamente por parte de quien también sustenta el poder: en ese momento se comete un abuso que debe ser denunciado.

Desafortunadamente, la xenofobia es un monstruo que todas las sociedades esconden, pero la verdadera tragedia es que sea legitimada por las instituciones de poder, que detenta una elite («blanca» no solo de color de piel, sino de pensamiento y de producción del discurso), que margina al colectivo chino y al resto de colectivos racializados y de origen migrante. Muchos ciudadanos europeos y estadounidenses blancos siguen viendo a la población china como un ente extraño, extravagante, extranjero (a pesar de su integración pacífica y sus aportaciones económicas y culturales a las sociedades de acogida) e inferior.

En las dinámicas cotidianas, la sociedad dominante aún interactúa con el colectivo chino con un temor que impide conocer. La ignorancia bloquea la empatía, la capacidad de sentir o entender que los otros somos nosotros, y que se traducen en burlas y molestas apelaciones repetidas cotidianamente. En las dinámicas colectivas, el poder blanco cristaliza en el racismo institucional; un sistema capitalista que se mantiene gracias a que las sociedades del centro se alimentan de las sociedades de la periferia, y que promueve un discurso de otredad que descarta las políticas del antirracismo activo o la interculturalidad en beneficio de la supuesta multiculturalidad (la convivencia de distintos colectivos que se toleran pero no se mezclan; la negación de la identidad múltiple o fronteriza), o que es directamente irrespetuoso con los derechos humanos (la negación de la regularización o de la nacionalidad).

Frente a la mayoría privilegiada, los colectivos migrantes y racializados se desvían de la norma y son penalizados con la señal permanente del estigma. En una sociedad occidental, ser chino no es normal: ser chino es ser una persona racializada, es ser una persona marcada, porque si bien ciertas actitudes o comportamientos se pueden disimular o esconder (los gestos amanerados de los hombres, o los masculinos, de las mujeres, por ejemplo, que son también desviación del estándar normativo), la raza es una piel de la que uno no se puede deshacer.

La campaña #NoSoyUnVirus ha ayudado a muchas personas anónimas a que cuenten abiertamente sus experiencias de discriminación y a que reciban apoyo. Portavoces de la campaña aseguraron sentirse orgullosos de haberlas hecho entender que tenían derecho a quejarse y a defenderse, y que los comentarios y ataques racistas no son normales, o no deberían estar así de normalizados.

Antonio Liu Yang o Yong Li, participantes de la campaña, explicaron que pretenden crear una plataforma antirracista con continuidad, que no trabaje solo los brotes más explícitos de xenofobia, como el impulsado por el coronavirus, sino que abogue, en un primer paso, en la dirección de la normalización de ser una persona asiática en una sociedad occidental, y más adelante, en el alcance de representación política y poder institucional, pasando por la educación y la promoción del diálogo entre las minorías y las mayorías.

Es en esta dinámica de poder establecida entre la sociedad mayoritaria occidental y el colectivo chino racializado y de origen migrante donde se enmarcan los «repentinos» ataques a la comunidad china.En realidad, este no es un discurso nuevo: la enfermedad ha sido una de las variables que las élites y mayorías de todo el mundo (no mayoría, tampoco, en el sentido numérico, sino en el de detentar el poder institucional) han utilizado para aislar a los colectivos vulnerables. De esta manera, se justifica la marginación aludiendo no a que sean de otra raza (rasgo esencialista que, al no poderse cambiar de acuerdo a los deseos del individuo, permanece como una característica que no está bien vista, o es políticamente incorrecta, atacar) sino a la higiene.

La asociación del coronavirus con el consumo de animales salvajes ha promovido desde Occidente un discurso culpabilizador hacia las víctimas, que son estigmatizadas por desviarse de la norma: del estándar marcado por la civilización blanca respecto a las costumbres alimenticias y los niveles de salubridad, y ha vinculado la enfermedad con una nacionalidad y raza concretas.

El periódico francés Le Courrier Picard presentaba el 26 de enero de 2020 en portada a una mujer asiática con una mascarilla y el titular «Alerta amarilla». El editorial, incidía: «Un nuevo peligro amarillo». El «peligro chino» ha sido una de las grandes pesadillas del mundo occidental durante los siglos XIX y XX; a pesar de que Occidente era el dueño del sistema colonizador e imperialista, sufrió de un terrible pánico irracional a, más que a una nación específica, a una raza específica: la amarilla, una raza sucia, sexualmente desviada, impura, mafiosa, taimada.

Las respuestas al por qué de los brotes de xenofobia y racismo en todo el mundo contra las personas chinas no están en la peligrosidad del coronavirus y en la necesaria prevención, sino en la imposición de cierta narrativa: un relato monopolizado desde el saber eurocéntrico, que nos ha convertido en individuos ignorantes y perezosos, sin capacidad de discernir quién, cómo y de qué manera se producen los discursos. Nuestra limitada mirada está poniendo barreras a nuestra comprensión, y nos abandona a los riesgos del relato único del que hablaba Chimamanda Ngozi Adichie.

Deberíamos sustituir nuestro pavor al coronavirus por terror a no escuchar las voces que disienten del discurso racista, y que se mantienen ocultas tras las configuradas desde el poder blanco (las que tienen «piel negra, máscaras blancas»), y utilizadas frecuentemente como ejemplos positivos de una supuesta «integración» frente a la «no integración» o «integración problemática» de otras comunidades migrantes o racializadas.

Teniendo en cuenta, además, que la norma siempre es homogénea (aunque con diferentes niveles de legitimidad), son peligrosas las desuniones de las diversas comunidades minorizadas en base a sus diferencias, dado que las desviaciones de la norma son siempre múltiples, diversas y se refieren a necesidades varias.

Tanto las elites y mayorías, como las minorías y los colectivos vulnerables, deberían ser conscientes de que lo son y de en qué campo se mueven en el juego del poder: por mucho que digan que el equilibrio es imposible, será la consciencia histórica y de comunidad, el saber de desde dónde partimos y de dónde venimos, la que nos ayudará a llegar a un lugar mejor, donde el poder institucional esté repartido de manera más igualitaria.

Fuente e imagen: https://nuso.org/articulo/coronavirus-sinofobia-China-discriminacion/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/outbreak-coronavirus-sars-cov-2-4883464/

Comparte este contenido:

Izquierdas en Latinoamérica hoy

Por: Marcelo Colussi

  • Sabiendo que “izquierda” es un término demasiado amplio, impreciso incluso, permítasenos usar aquí para dar a entender las fuerzas políticas y/o sociales que bregan por un cambio respecto al sistema capitalista. Entra allí, por tanto, un muy extendido abanico de opciones y alternativas, desde grupos alzados en armas hasta partidos políticos que se pliegan a la institucionalidad vigente, desde movimientos sociales más o menos sistematizados o espontáneos hasta grupos académico-intelectuales. La característica común que une a toda esa amorfa masa es el deseo de transformar el modelo socio-económico vigente, aunque haya profundas diferencias en la forma de buscarlo.
  • América Latina no es pobre. Por el contrario, como sub-continente es uno de los lugares con mayor riqueza natural del planeta. Inconmensurables tierras fértiles, agua dulce al por mayor, enormes selvas tropicales, petróleo (ahí están las mayores reservas mundiales), gas y vastos recursos minerales (en cuenta los principales yacimientos de materiales cada vez más necesarios para las industrias de punta), litorales marítimos plagados de vida, energía hidroeléctrica en cantidades fabulosas, todo ello la convierten en un “paraíso”. Pero curiosamente, pese a esa riqueza, las diferencias entre quienes más poseen y los más desposeídos son de las más grandes del mundo (se diría un “infierno”). Conviven ahí magnates extravagantes con riquezas incalculables junto a poblaciones terriblemente empobrecidas. Junto a barrios ultramodernos en las principales urbes hay poblaciones viviendo en situaciones de Siglo XIX en áreas rurales, o apiñadas en tugurios urbanos de inusitada pobreza y violencia. Regímenes militares en prácticamente todas sus naciones durante el pasado siglo hicieron de Latinoamérica una tierra de represión marcada a sangre y fuego. Las frágiles democracias existentes actualmente, con apenas unas décadas de existencia, no logran -ni lo pretenden, en realidad, más allá de pomposas declaraciones- terminar con las desmesuradas asimetrías económico-sociales reinantes.
  • Producto de una furiosa y sangrienta represión vivida en las últimas décadas del siglo XX y de un bombardeo ideológico-cultural inmisericorde, dado a través de medios masivos de comunicación y las actuales redes sociales, el discurso dominante que se ha impuesto con fuerza apabullante es de derecha, conservador, entronizando el libre mercado, denostando todo lo estatal, criminalizando la protesta social al par que estimulando un grosero individualismo casi hedonista, logrando de ese modo reemplazar en la ideología del día a día cualquier intento de cambio. La invasión de sectas neopentecostales completa el cuadro, anestesiando la protesta y las cabezas.
  • Las políticas neoliberales impuestas desde hace al menos 40 años desde los centros imperiales, acatadas mansamente por los gobiernos nacionales, fueron reconfigurando el paisaje político-económico y social. De esa cuenta, los grandes capitales crecieron en forma exponencial, mientras las grandes mayorías populares ahondaron su empobrecimiento. Las políticas sociales que impulsaban los Estados hacia mediados del siglo XX fueron siendo barridas, y hoy día, en todos los países, las estructuras estatales son precarias, brindando muy deficitariamente, o no brindando, los servicios básicos a sus poblaciones.
  • Las grandes mayorías trabajadoras (urbanas, rurales, amas de casa) están más desprotegidas que nunca. Los derechos laborales están conculcados en forma bochornosa, y las prácticas de explotación alcanzan niveles no vistos antes. El movimiento sindical combativo de otrora está casi extinguido; sobrevivieron solamente sindicatos burocratizados y plegados a las patronales, los que no constituyen focos reales de reivindicación y/o mejoramiento de las condiciones laborales, más allá de ocasionales declaraciones formales.
  • En el medio de esa marea de retroceso del campo popular, con un ataque enorme de los capitales (nacionales y, fundamentalmente, internacionales) sobre la masa trabajadora y los pueblos en general, las izquierdas, en tanto elemento fundamental de lucha antisistémica, no encuentra los caminos. La gran mayoría de movimientos armados se han desmovilizado, y los que aún continúan, no se ven como verdadero elemento transformador, pues el contexto se los impide. Las iniciativas políticas en el ruedo de las democracias parlamentarias burguesas no alcanzan a constituirse en verdaderos desafíos sistémicos. Las veces que la izquierda logró ganar el Poder Ejecutivo en los distintos países, no pudieron pasar de administrar el neoliberalismo vigente con un poco más de sentido social, pero sin lograr transformar de raíz el sistema capitalista.
  • En el inicio del siglo, en muy buena medida alentada por la Revolución Bolivariana en Venezuela encabezada por Hugo Chávez, los mandatarios de varios países de la región (Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, El Salvador, Honduras) comenzaron tímidamente a desarrollar políticas que, sin superar el capitalismo, presentaron un carácter más moderado, con cierta preocupación por los sectores históricamente postergados. En todos ellos, llegados a las casas de gobierno por elecciones dentro del marco de la institucionalidad capitalista y no por procesos de revolución popular, no se tocaron los resortes básicos del sistema: propiedad privada de los medios de producción, reforma agraria, nuevo Estado socialista, ideología revolucionaria desmontando la anterior cultura, reemplazo de las antiguas fuerzas armadas por milicias populares y un nuevo ejército plegado a las dirigencias de izquierda. En síntesis: se asistió a procesos asistenciales que no modificaron de cuajo las estructuras vigentes.
  • Luego de un período de crecimiento y cierto esplendor económico (ligado en parte al fabuloso despegue económico de la República Popular China, principal comprador de las materias primas latinoamericanas), la relativa prosperidad no pudo mantenerse, y lentamente (no sin la intervención de Estados Unidos y la presión interminable de las propias oligarquías nacionales) esos gobiernos de corte social-popular fueron cayendo. En el caso de Bolivia, y en cierta forma también en Honduras, a través de cruentos golpes militares al mejor estilo de los que se conocieron durante todo el siglo XX, siempre de la mano de los ejércitos, que siguen siendo fuerzas de ocupación, preparados en la Doctrina de Seguridad Nacional impulsada por la Casa Blanca (aunque ahora se nombre de otra manera, con pretendido énfasis en la defensa de derechos humanos).
  • Al día de hoy solo Cuba se mantiene en un proyecto claramente socialista, sin retroceder ni hacer concesiones, pese al bloqueo y a los interminables problemas heredados. Los elementos capitalistas que puedan darse hoy en la isla (que, definitivamente, se dan a un nivel de micro-empresa) no alcanzan a torcer el rumbo socialista del Estado. Pueblo, gobierno y fuerzas armadas siguen ese derrotero, resistiendo los embates del capitalismo global.
  • Otros países que pueden nombrarse socialistas, presentan innumerables cuestionamientos a ese ideario. Nicaragua, con un discurso pretendidamente anti-imperialista, presenta un populismo asistencial centrado en la figura de un aprendiz de dictador rodeado de una nueva burguesía ascendente que nada tiene de revolucionaria. México (con Andrés Manuel Pérez Obrador en la presidencia) y Argentina (con un nuevo planteo peronista), con gobiernos llegados a través del voto popular (en buena medida “voto castigo” a los terribles planes neoliberales que pauperizaron en forma creciente a las ya paupérrimas mayorías), abren esperanzas, las cuales no pasan de administraciones no tan marcadamente antipopulares, pero que no cuestionan en absoluto la primacía del capital y del papel hegemónico de Estados Unidos en la región (“capitalismo serio”, pudo decir la actual vicepresidenta del país sudamericano).
  • El caso de la República Bolivariana de Venezuela merece una mención aparte. Habiendo surgido allí un primer grito anticapitalista con la figura carismática de Hugo Chávez, lo novedoso de ese movimiento (se volvía a hablar de “socialismo” y “antiimperialismo” luego de décadas de silencio) abrió enormes expectativas en las fuerzas de izquierda, no solo latinoamericanas, sino a nivel mundial. Seguramente porque la caída del campo popular en todo el planeta -luego de la desintegración del bloque socialista europeo y la adopción por parte de China de mecanismos de mercado- fue tan dura que un discurso que ponía de nuevo en el tapete un ideario caído en el olvido, permitía volver a soñar, a tener esperanzas. De todos modos, desde el inicio de ese proceso se vio que lo que se vivía en Venezuela no era una revolución socialista; era, en todo caso, una mejor y más equitativa repartición de la renta petrolera, pero que no tocaba los fundamentos de la empresa privada. Muerto Chávez (o asesinado por el imperialismo), la burocracia que siguió dirigiendo el proceso mostró que en su ADN constitutivo no había “revolución socialista”. Sumando a ello la brutal agresión de Washington, la situación actual del país caribeño es sumamente compleja. Las fuerzas de izquierda del continente no pueden dejar de defender el proceso emancipatorio venezolano, pero queda la pregunta -con sabor amargo- de hasta qué punto eso es un auténtico proceso emancipatorio. Obviamente, hay que seguir defendiendo la autodeterminación de Venezuela y condenando enérgicamente la intromisión imperialista (de Estados Unidos o de cualquier potencia que intente saquear los recursos del país). De todos modos, no puede dejarse de considerar que estos “socialismos sin socialismo” dan pie a la derecha para mostrar la ineficacia de estos planteos (la situación de Venezuela es mostrada como la patencia de lo imposible del socialismo).
  • El Movimiento Zapatista, una opción de izquierda centralizada en el sureño estado mexicano de Chiapas, no pudo constituirse en un modelo de autogestión popular replicable en todo el país o en otros contextos fuera de México, y si bien en sus territorios se mueve con una lógica anticapitalista, está absolutamente condicionado por el contexto nacional e internacional, no pasando de ser una interesante experiencia, pero sin posibilidad real de profundizarse y construir una alternativa socialista autónoma (como Cuba, por ejemplo).
  • Las principales protestas antisistémicas provienen de movimientos sociales en sentido amplio: campesinos, movimientos de pueblos originarios, desocupados urbanos, estudiantes, amas de casa. En muchos de ellos no hay una clara agenda socialista, con proyecto sistemático de construcción de un modelo superador del capital privado. De todos modos, las movilidad político-social que van teniendo estas iniciativas abre nuevas esperanzas. En los comités populares de base, en esas experiencias de democracia real, participativa, de espontáneo carácter solidario y comunitario, puede encontrarse el verdadero camino para la transformación social. Las recientes protestas (puebladas) que se dieron en distintos países latinoamericanos son una fuente para estudiar y sacar conclusiones: ¿por qué esas rebeliones populares no pudieron constituirse en verdaderos procesos revolucionarios?
  • Las fuerzas políticas de izquierda que podríamos llamar “formales” o “sistemáticas” (fuerzas políticas, bloques legislativos, partidos comunistas herederos de la dinámica de la Guerra Fría con un referente en la Unión Soviética) no están de momento a la altura de esas protestas espontáneas. Si bien pueden tener cercanía con las masas en protesta, aún no se constituyen en vanguardias que puedan liderar ese descontento enfocando la lucha anticapitalista. Podrán serlo en un mediano plazo, pero todo indica que no lo son de momento. Tema importante a trabajar, por tanto.
  • Ese desfasaje habla de la historia reciente (Guerra Fría, contienda ideológica donde el ganador claramente fue el campo capitalista), de las terribles represiones a que se vieron sometidos los pueblos en lucha (las montañas de cadáveres y los ríos de sangre no se olvidan: la “pedagogía del terror” sigue presente), de la desideologización promovida (desideologización de contenidos de izquierda), del continuo bombardeo ideológico-cultural al que se somete a las poblaciones. Todo lo cual hace que cunda un sentimiento de miedo/desconfianza con los planteos de izquierda en las mayorías populares, manipuladas hasta el hartazgo con mensajes conservadores, de derecha, en muchos casos religiosos, adormecedores.
  • Las izquierdas (digámoslo en primera persona plural, porque si no, pareciera que altaneramente quien lo pone en tercera persona queda al margen de la autocrítica) NO ENCONTRAMOS de momento los caminos para seguir adelante la lucha. Lo cual no significa que la lucha haya terminado. Estamos, en todo caso, en un período de resistencia y reformulación. Las causas que motivaron que haya una opción de izquierda (es decir: un planteamiento anticapitalista) no desaparecieron. En ese sentido, no es posible que desaparezca la izquierda, aunque hoy día esté algo desorientada, cooptada por el discurso “políticamente correcto” de la llamada cooperación internacional y enredada en ese raro engendro que son las ONG’s. ¿Qué queda por hacer entonces? ¡No perder las esperanzas y seguir aportando granitos de arena!

Fuente: https://rebelion.org/izquierdas-en-latinoamerica-hoy/

Imagen: https://pixabay.com/photos/soldier-the-war-the-army-conflict-4763672/

Comparte este contenido:

El Programa de Carrera Docente en UPES 2020: Cambio de rumbo

Por:  Jesús Galaz

El cuatro de febrero pasado la Dirección General de Educación Superior Universitaria (DGESU) expidió los Lineamientos del Programa de Carrera Docente en UPES 2020 Fondo Extraordinario U040 (PCD). Con antecedentes desde principios de la década de los 90s del siglo pasado, pero formalmente identificado como tal en 2008, el PCD ha sido el núcleo financiero de los diversos programas institucionales de incentivos dirigidos al personal académico de las UPES (universidades públicas estatales). Luego de comparar estos nuevos lineamientos con los previos, todo indica que se está dando un cambio con implicaciones potencialmente muy importantes para el personal académico mexicano. Por su relevancia, el caso amerita que se le discuta abiertamente y que en el análisis participen no solamente las autoridades del sector y de las instituciones de educación superior involucradas, sino también los actores destinatarios de este programa, que algo sabrán de ello, luego de participar “voluntariamente” en él a lo largo de tres décadas. Así las cosas, con esta nota inicio una reflexión a la que daré seguimiento en entregas posteriores.

Muchos estudiosos consideran que la creación en 1984 del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), inauguró una nueva época en la forma en que el Estado mexicano financia a la educación superior pública en su conjunto y, en lo particular, a las remuneraciones de su personal académico.

Diseñado el SNI con el propósito de beneficiar al personal dedicado a la actividad científica más que para mejorar la educación superior nacional en su conjunto, no pasó mucho tiempo para que, bajo la consideración de que también los académicos centrados en la docencia merecían un reconocimiento monetario a su trabajo, se generara en 1990 el Programa de Becas al Desempeño. Poco después, en 1992, se creó el Programa de Carrera Docente. Finalmente, en 1994 se fusionaron ambos programas en el Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Docente de Educación Media Superior y Superior. Años más tarde, en 2008, se formalizó el Fondo Extraordinario U040 con el nombre de Programa de Carrera Docente en UPES, el cual ha estado sujeto desde entonces a una competencia entre las instituciones pertinentes (concursable) y, al mismo tiempo, no puede incorporarse al subsidio ordinario que reciben esas instituciones (no regularizable). Dado que las 35 UPES existentes atienden de una manera muy importante la matrícula de los niveles de técnico superior universitario y licenciatura, el PCD tiene una relevancia difícil de sobre-estimar.

A pesar de que los montos asignados al PCD están lejos de compararse con los dedicados a salarios y prestaciones del personal académico, han sido muy importantes como un componente de la política de evaluación y financiamiento de las instituciones de educación superior públicas y de su personal académico. Más específicamente, el PCD ha representado una alternativa de reconocimiento y remuneración adicional para un grupo de académicos, comparado con los que en tales instituciones forman parte del SNI, potencialmente más amplio.Tal alternativa y sus referencias discursivas a la calidad, competitividad y mérito del trabajo académico han tenido, luego de 30 años, un impacto poderoso en los académicos mexicanos. Junto con otros programas de pago por mérito el PCD ha contribuido a modificar el perfil y trabajo de los académicos mexicanos y, para una proporción considerable de ellos, los programas institucionales de incentivos son ya parte, con todo y sus consecuencias colaterales disfuncionales, de la normalidad de sus condiciones de trabajo.

Como es natural, el PCD no ha permanecido estático, pero desde su creación al amparo del Fondo Extraordinario U040 ha mantenido varias características que, en conjunto, han generado para las UPES, sus académicos y autoridades, una ecología laboral más o menos estable, particularmente a lo largo de las dos últimas décadas. Con los Lineamientos 2020 el horizonte, sin embargo, se ha modificado de una manera importante. En esta entrega abordaré brevemente los objetivos y criterios de asignación planteados en los Lineamientos 2019 y 2020 del programa que nos ocupa.

De acuerdo a los Lineamientos 2019 el objetivo del PCD es el de “distinguir a los PTC que realicen aportes significativos en la mejora de los indicadores de resultados de las UPE y, en consecuencia, el mejoramiento de los procesos para lograr la actualización y la transformación de los planes y programas de estudio de licenciatura y de tutoría para que logren un mayor aprovechamiento” (énfasis nuestro).

Los Lineamientos 2020 del PCD, por su parte, especifican que el objetivo general del programa es el de “transformar la educación superior para alcanzar la excelencia educativa, fomentando a través de la entrega de estímulos económicos un mayor involucramiento de las plantas académicas, una mayor y mejor atención docente, mejores trayectorias escolares y un mayor bienestar de los estudiantes.” Además, establecen que el programa tiene tres objetivos particulares: “promover una mayor dedicación a la docencia en licenciatura de las plantas académicas de profesores de tiempo completo de las UPES(,) mejorar las trayectorias escolares de los estudiantes de licenciatura de las UPES (y) aumentar significativamente la eficiencia terminal de los programas educativos de licenciatura de las UPES” (énfasis nuestro).

Mientras que el título del programa asociado al Fondo Extraordinario U040 ha hecho referencia explícita a la docencia desde su creación en 2008, los Lineamientos 2019 incluyen de una manera significativa otras actividades, particularmente algunas relacionadas con la investigación. Así, tales lineamientos establecen que los profesores de tiempo completo con Perfil Deseable reconocido por el Programa para Desarrollo Profesional Docente deberán, para hacerse acreedores de los estímulos correspondientes, “cumplir al menos cinco de los siguientes diez indicadores:” (1) Participar en posgrados reconocidos dentro del Programa Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; (2) Publicar en revistas indicadas; (3) Ser miembro del SNI o del Sistema Nacional de Creadores de Arte; (4) Ser integrante de un Cuerpo Académico Consolidado o en Consolidación; (5) Participar en programas de licenciatura de calidad de acuerdo a organismos acreditadores; (6) Tener patentes, modelos, prototipos, obras literarias y artísticas, o haber recibido estímulos a la innovación; (7) Impartir clases en un idioma extranjero; (8) Participar en programas educativos acreditados internacionalmente; (9) Haber cursado el programa institucional de formación en el modelo de Responsabilidad Social Universitaria, y (10) participar en acciones internacionales (haber estudiado en el extranjero, estancias o sabáticos en el extranjero, etc.).

Frente a las “consideraciones” anteriores “para la asignación de los recursos a los PTC de las UPE” (Lineamientos 2019), contrastan los tres nuevos “criterios de asignación a los PTC” (Lineamientos 2020): (1) “Dedicación a la labor docente: PTC que imparten al menos 10 hrs/semana/mes en cada periodo lectivo de 2019. (2) Contribución a las trayectorias escolares: PTC que registran en los controles escolares tasas de aprobación históricas iguales o superiores al 70% (promedio de todos los periodos lectivos regulares de julio de 2016 a junio de 2019) y (3) Alcance de la labor docente: PTC que atendieron en cada periodo lectivo regular de 2019 al menos 50 estudiantes.”

Así pues, los objetivos y criterios básicos de asignación de recursos del PCD 2020 han cambiado drásticamente respecto a los del PCD 2019. Mientras en éste se persigue reconocer al personal académico de tiempo completo que coadyuva a mejorar “los indicadores de resultados de las UPE,” los cuales van mucho más allá de los asuntos docentes que estas instituciones atienden, en el PCD  2020 hay una referencia muy específica a varios aspectos centrales de la docencia en el nivel licenciatura. Ya no se trata de “distinguir” a los académicos de tiempo completo que imparten docencia en posgrado de calidad; o aquellos que publican en revistas internacionales de alto impacto; o inclusive a los que forman parte de un cuerpo académico consolidado o, más aún, que son miembros del SNI. En lugar de ello, ahora se habla de una manera muy concreta de académicos que tienen, en el contexto de programas educativos de licenciatura, cierta dedicación mínima a la docencia en términos de tiempo y estudiantes atendidos y que, así mismo,contribuyen a mejorar las trayectorias escolares de sus estudiantes y la eficiencia terminal de sus programas.

El cambio descrito en los objetivos del PCD 2020 respecto a los del 2019 dista mucho de ser menor y tiene fuertes implicaciones. En la siguiente entrega continuaremos nuestra reflexión al respecto.

*Agradezco al Dr. Pedro Flores-Crespo haber llamado mi atención sobre este documento.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-programa-de-carrera-docente-en-upes-2020-cambio-de-rumbo/

Imagen: https://pixabay.com/photos/chalk-color-red-teacher-yellow-1551566/

Comparte este contenido:

Retos de un profesor en el modelo educativo basado en competencias

Por: Rubí Román

“El éxito de cualquier modelo educativo radica en la convicción y la claridad que tienen los profesores respecto a la operación de ese modelo curricular”.

¿Qué nos hace pensar que necesitamos un nuevo modelo curricular para desarrollar competencias? La respuesta a esta pregunta es relativamente sencilla de responder, pero es más complejo desarrollarla y ejecutarla. “El perfil de los alumnos cuando nosotros fuimos estudiantes, no es el mismo perfil que el alumno de hoy”. Las exigencias del entorno son muy distintas. Actualmente los estudiantes reciben información de una forma más acelerada y más amplia enfrentándose a situaciones nuevas que cambian rápidamente, esto conlleva la necesidad de proporcionar una atención diferente para los alumnos. La educación basada en competencias trata precisamente de responder a un nuevo perfil de los estudiantes siendo el principal detonador para pensar en una estructura curricular distinta, así lo explicó el profesor Francisco Ayala, experto en este tema.

En nuestro webinar del mes de febrero 2020, el profesor Ayala compartió los elementos clave que se deben considerar en un proceso de transición hacia un modelo de Educación Basada en Competencias. Comentó también que el éxito de cualquier modelo educativo está en la convicción y la claridad que tienen los profesores respecto a la operación de ese modelo curricular independientemente del nivel educativo en el que se desempeñan. En esta sesión en línea, el profesor Ayala respondió dudas e inquietudes por parte de la audiencia para llevar estos conocimientos a la práctica. Aquí puedes consultar la presentación que utilizó el profesor en el webinar https://youtu.be/BhLN9Sf5TKA

“La claridad del perfil de egreso, la capacitación de los profesores, el diseño de experiencias de aprendizaje de los alumnos y la vinculación con el entorno o realidad; son factores fundamentales en un modelo de educación por competencias”.

Una transformación curricular de esta magnitud implica la clara consciencia de que las acciones de enseñanza del profesor deben orientarse hacia el diseño de experiencias de aprendizaje vinculadas con la realidad, centradas en el estudiante y orientadas al desarrollo sistemático de los niveles de dominio de las competencias.

Aquí les comparto un resumen de los principales retos del docente en un modelo de educación por competencias a los que se refirió el profesor Ayala.

  1. Hacer un cambio de paradigma en la enseñanza de objetivos de aprendizaje a desarrollar competencias

  2. Modificar el sentido de la práctica educativa, es decir, de enseñar conocimientos de una materia a contribuir al desarrollo de competencias

  3. Replantear el diseño de las acciones de enseñanza de diseñar acciones para un objetivo en la materia a diseñar acciones y determinar retos para contribuir a un perfil de competencias de egreso

  4. Modificar la forma de trabajo en un grupo académico, es decir, del trabajo académico individual al trabajo necesariamente colegiado e interdisciplinario

  5. Enfocar la forma de evaluar los aprendizajes de la verificación del logro del objetivo de aprendizaje a la evaluación de la evidencia del nivel del logro de las competencias

“La Educación Basada en Competencias busca que los estudiantes desarrollen capacidades que les permitan adaptarse activamente a los requerimientos de las disciplinas en formación, y a lo que les demanden los ámbitos sociales y laborales”.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/retos-modelo-educativo-basado-en-competencias

Comparte este contenido:

El coronavirus y el plan de contingencia escolar

Por: Lourdes González

Ante la advertencia de pandemia por coronavirus, ha sido palpable la gigantezca colaboración entre países para detener el avance y evitar su propagación. El coronavirus 2019-CoV-2 surgió en Wuhan, China y se caracteriza porque la o el afectado presentan fiebre y dificultad para respirar de distinta intensidad (OMS, s/f).

En todo el mundo, se reportan más de 78,000 personas que presentan contagio por coronavirus y los decesos alcanzan la cifra de 2,700 (EL PAÍS, 2020; EL UNIVERSAL, 2020). Los expertos de la Organización Mundial de la Salud (S/F) recomiendan como medida de emergencia sanitaria, la buena higiene en las manos, cubrirse la boca y la nariz al toser y estornudar y cocer por completo la carne y los huevos (OMS, s/f).

Para hacer frente al coronavirus, en el norte Italia, específicamente en Milán, las escuelas, los cines y el teatro, cierran temporalmente operaciones y en Venecia, de igual manera, se anuncia el paro de labores de los colegios hasta nuevo aviso y la cancelación del carnaval (20 minutos, 2020; Verdú, 2020).

La estrategia de cese temporal de las operaciones escolares, se reproduce en Irán, tras darse a conocer la noticia de seis muertos por coronavirus, en las provincias de Teherán, Qom, Quazvín, Golestán y Hamedád, así lo informan los diarios, el universal y 20 minutos (Carreón, 2020).

Así también, en Irak, escuelas y mausoleos cerrados y las farmacias, tomadas por asalto en un ataque de pánico, ante la notificación del primer caso de un estudiante enfermo, en Nayaf, y a la par la advertencia de pandemia por coronavirus (infobaee, 2020)

Inquieta el anuncio de un brote de coronavirus en África porque se anticipa que Nigeria, Etiopía, Sudán, Angola, Tanzania, Ghana y Kenia necesitarán ayuda para localizar y gestionar la expansión, porque cuentan con sistemas de salud precarios y planes de contingencia anticuados (Carreón, 2020).

La solución que ha encontrado China ante el cierre de las operaciones presenciales en los colegios es preparar a las y los estudiantes chinos, creando una escuela gigantesca en la nube y también ofrecer la formación a través de algunos canales de TV (Rus, 2020). Es de reconocer la rapidez de respuesta de China para enfrentar contingencias y a la par brinda un modelo que coadyuva al logro de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

Por otro lado, cabe subrayar que China es el país más poblado ¿Qué tan bien aguantará la nube? y por la preocupación que se vive ¿cómo presentarán los contenidos para captar la atención de los estudiantes hacia lo académico?.

Paralelamente, en otros países que afortunadamente no presentan caos y casos confirmados de infección a causa del coronavirus, se implementan en los colegios medidas preventivas, una de ellas por ejemplo es el regresar a casa a las y los estudiantes con afección respiratoria y aceptarles en las clases presenciales hasta que regresen sanos y con un certificado médico que respalde el buen estado de salud.

En voz de un experto en educación, señala que el sistema de educación en México debe desempeñar una función preventiva para contribuir a frenar este gran peligro para la salud.

Ante los escenarios y el diagnóstico que ofrecen las noticias, las voces académicas y las redes sociales en torno a la respuesta de los centros educativos a la contingencia. A continuación algunas razones que imposibilitan, desplegar en México la formación a través de la tecnología para impartir clases en la nube, como se ha hecho en China. Una es que la educación, aún está en construcción de lo nuevo, otra es que el grado de alerta sanitaria en México solo es preventivo, es decir que las medidas adoptadas por coronavirus en México, de momento, son las adecuadas. Aunque, es deseable prepararse con más estrategias como las de China para enfrentar las contingencias en un nivel más álgido.

Referencias

Carreón, F. (21 de febrero de 2020). El coronavirus amenaza al continente africano. EL MUNDO. Recuperado de https://www.elmundo.es/…/02/21/5e4ed86afdddff8c0a8b45d3.html

Infobae (25 de febrero de 2020). En Nayaf, Irak, sin escuelas ni peregrinación a causa del coronavirus. Infobae. Recuperado de https://www.infobae.com/…/en-nayaf-irak-sin-escuelas-ni-pe…/

EL PAÍS (25 de febrero de 2020). Últimas noticias del coronavirus en directo. EL PAÍS. Recuperado de https://elpais.com/…/02/25/actualidad/1582637027_975914.html

EL UNIVERSAL (25 de febrero de 2020). ¿Por qué Italia paso de tener 3 casos a 300?, EL UNIVERSAL. Recuperado de https://www.eluniversal.com.mx/…/por-que-italia-paso-de-ten…

Mundial de la Salud (OMS, S/F). Coronavirus, OMS, Recuperado de https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus

20 minutos (23 de febrero de 2020). El coronavirus llega a Milán, que cierra las escuelas, y Venecia, que suspende el carnaval, 20 minutos, Recuperado dehttps://www.20minutos.es/noticia/4161349/0/milan-cierra-escuelas-semana-crisis-coronavirus/

Rus, C. (17 de febrero de 2020). Ante el cierre de las escuelas por coronavirus China ha abierto una enorme escuela online y hasta emite clases por televisión, xataka, Recuperado de https://www.xataka.com/…/cierre-escuelas-coronavirus-china-…

Verdú, D. (24 de febrero de 2020). El coronavirus paraliza el norte de Italia. EL PAÍS. Recuperado de https://elpais.com/…/02/23/actualidad/1582453882_750674.html

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-coronavirus-y-el-plan-de-contingencia-escolar/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/coronavirus-virus-mouth-guard-4817450/

Comparte este contenido:

Mujeres: 20 años de exclusión

Por: Hugo Aboites

Veinte años después de la huelga de nueve meses del Consejo General de Huelga (CGH) hoy en la UNAM se puede decir que ha surgido un nuevo movimiento estudiantil. Pero con características radicalmente distintas al de hace dos décadas: está a cargo de las estudiantes mujeres y son ellas las que forman el grueso de la movilización. No hay una instancia central, sino decisiones locales, pliegos petitorios que responden a las circunstancias también de cada plantel, aunque los unifica el objetivo del fin de la violencia difusa, pero grave contra las mujeres. Algunos espacios del paro son más permanentes, otros aparecen y desaparecen y las autoridades parecen desconcertadas y rebasadas, sin la posibilidad de crear tácticas que son útiles en un escenario fijo como el de una huelga de larga duración, con sus mesas de negociación y su representación claramente identificada, la atención de la prensa, la extensa navegación por los largos argumentos. Es un movimiento que parece haber aprendido del pasado. No sirven aquí las intervenciones de los eméritos, las campañas de descalificación, las clases extramuros, la persuasión paternal. No está aislado, tiene la mirada y la simpatía de muchas mujeres y, crecientemente de hombres, y ha comenzado a calar a escala nacional. Se ve, además, como parte de un movimiento mundial y, para hacer aún más difícil la tarea de las autoridades nacionales e institucionales, renueva constantemente su voluntad de luchar por el goteo incesante de feminicidios. En el lapso de unos días un nuevo nombre de una mujer asesinada se suma a los anteriores, y la circunstancia es cada vez más violenta y atroz, aunque con la pequeña Fátima, niña todavía, pero ya muerta por mujer, hubo un quiebre, un rompimiento de diques cuya fuerza sólo se puede canalizar a través de la brecha que han abierto las mujeres. Eso las vuelve incontenibles y a todos nos obliga a pronunciarnos.

Es otro escenario y, hasta donde nos alcanza la mirada, totalmente distinto. Y, además, sigue consiguiendo logros inéditos. Está rodeado de un contexto amplio y creciente de apoyo a la causa de las mujeres, incluyendo numerosas instituciones de educación superior y hasta el propio rector Graue, antier, a pesar de las recientes confrontaciones violentas en algunos planteles –que desaprueba– reiteraba que el movimiento de las mujeres es legítimo y estamos con ellas ( La Jornada, 28/2/20). Claramente las autoridades han optado por la ruta de hacer cambios (aunque falta un buen trecho) y no por atrincherarse, como otros rectores. Y no es poca cosa que, con el movimiento presente el Consejo Universitario se haya reunido y haya hecho cambios en la legislación institucional. No ocurrió así en 1999, ni en 1986. Este impulso no es una amenaza a la institución, sino un momento de fuerza capaz de impulsar una transformación hacia la igualdad y equidad en las relaciones internas. Para eso, el movimiento ha abierto horizontes y ha hecho ver que no se trata sólo de este o aquel acosador, o de aquel funcionario que deben ser removidos; perciben que las estructuras, normas y hasta procedimientos que durante décadas se han construido y que se ostentan como parte indispensable de la institucionalidad académica, subrepticia y constantemente han alimentado la exclusión y el desdén por las mujeres.

Un buen ejemplo de cómo el maltrato contra las mujeres se disfraza de búsqueda de la calidad y excelencia, es el procedimiento de acceso al nivel superior. Un reciente estudio (basado en Perfil de Aspirantes y Admitidos a … Licenciatura, UNAM 1999-2019) muestra que en ninguno de los últimos 20 años el número de admitidas a la universidad mediante un examen de selección es igual o mayor que el de los aspirantes masculinos. Nunca. Y esto a pesar de que en todos y cada uno de esos años, el número de mujeres que busca un lugar siempre es mucho mayor al de los hombres. Un ejemplo reciente: en 2018, solicitaron ingreso 92 mil mujeres y 72 mil hombres y, sin embargo, como en todos los demás años, más hombres que mujeres fueron seleccionados. De cada 100 hombres, 14.7 fueron admitidos, pero de cada 100 mujeres, sólo 10.7; 27 por ciento menos. En números absolutos, cierto, quedaron fuera 62 mil hombres, pero 82 mil mujeres fueron rechazadas. Hay pocos lugares disponibles, pero aun esos pocos se distribuyen sin igualdad y sin equidad. Es decir, ni proporciones iguales sobre el número de aspirantes, ni preferencia institucional a las mujeres porque en el camino de ellas hay más obstáculos y se requiere más esfuerzo, sobre todo para las más pobres. En 2003 Karina y Elizabeth no pudieron vivir con el rechazo y, sola cada una, con revólver o pastillas, se quitaron la vida. La sociedad también mata a las mujeres desde dentro de ellas mismas, con desesperanza. Pero hoy, para cambiarlo todo y no morir, han descubierto la opción de luchar juntas.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/02/29/opinion/016a2pol

Comparte este contenido:
Page 773 of 2437
1 771 772 773 774 775 2.437