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Behaviour battleground: isolation booths divide opinion among teachers

By: Richard Adams.

From a ‘lose the booths’ conference to ‘warm-strict’ policies, teachers are divided on how to tackle unruly pupils

The use of isolation booths in state schools has become one of the most contentious issues among teachers in England, even if public concern over pupil behaviour has faded from the headlines since the 1990s.

Social media has become an almost nightly battleground between teachers with conflicting views on behaviour management and the use of internal exclusion or removal rooms within schools, where disruptive pupils are taken out of class and sent to study elsewhere under supervision.

What the debate reveals is that the more than 20,000 state schools in England have wide variations in discipline and behaviour policies.

In some cases pupils are sat at booths, similar to cubicles used in call centres, with a desk and three high sides. It is the use of this furniture that has become controversial within the profession, to the extent that a “lose the booths” conference for teachers is being held this weekend in Leeds.

“Learn how to remove the booths from your school and still have great outcomes,” says the publicity for Lose The Booths Live!, which promises a conference with “children’s rights at heart”.

But in practice the use of “consequence rooms” or removal spaces, is just one potential tool in a school’s armoury. While some regularly use internal exclusion as a formal policy for misbehaviour, others reject it – highlighting the autonomy enjoyed by headteachers.

At one end of the scale are schools practising “warm-strict” behaviour management, which their critics deride as “zero tolerance”, with clear rules and sanctions. Those rules can be at a level of detail some parents may find disturbing: not only the lengths of skirts or type of shoes but also maintaining complete silence when moving between classes, and sanctions for what some regard as petty issues such as failure to bring a pen to class, or not keeping eye contact with the teacher during lessons.

But the defenders of this approach, including schools such as the Magna Academy in Dorset or King Solomon Academy in Paddington, say that a well-structured behaviour policy is liberating for teachers. By cutting out the background buzz of what the former Ofsted chief inspector Michael Wilshaw called “low-level, persistent disruptive behaviour”, the whole class can then concentrate on learning.

One maths teacher who moved to a recently opened “warm-strict” free school said he was astonished by the difference a successful behaviour policy can make.

“I’d worked at four schools before, but this is the first time I’ve been actually able to teach for the whole lesson. At the other schools pupils would arrive making noise and jostling, and take five or 10 minutes just to settle down. Here there’s none of that,” he said.

But on social media teachers regularly spar over the need for such detailed rules and sanctions for what in other, more relaxed schools would be minor infringements.

There’s little in the way of research to say which approach is more effective in terms of pupil behaviour or academic attainment – although supporters point to the strong GCSE results produced by the Michaela Free School in Brent, one of the flagships of the stricter approach.

While it is impossible to say if pupil behaviour has improved in recent years, statistics show that the rates of expulsions from state schools are well below their peaks of the 1990s. In the 1993-94 school year, more than 12,000 pupils were permanently excluded. By 2017-18, the latest year for which we have figures, just 7,900 were permanently excluded, although the proportion of pupils being excluded has been rising slowly over the previous five years.

But many teachers remain unconvinced by the stricter approach. The most recent annual conference of the National Education Union held a hostile debate over zero tolerance policies, with one delegate labelling the use of booths as “inhuman”, while others blamed budget cuts for the loss of school support staff.

But union surveys have also found that many teachers feel unsupported by their school’s management over tackling bad behaviour, with behaviour frequently cited as a key reason for leaving the profession.

The Conservatives went into the most recent general election vowing to improve school behaviour, seeing it as a vote winner. Its policies included giving school inspectors extra time to examine bullying and behaviour, while documents obtained by the Guardian before the election showed the government preparing to “back heads to use powers to promote good behaviour including sanctions and rewards” including the use of “reasonable force”.

Source of the article: https://www.theguardian.com/education/2020/jan/17/behaviour-battleground-isolation-booths-divide-opinion-among-teachers

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Así será la educación del futuro: profesores “avatar” y clases en 360 grados

Por: Ricardo Braginski.

Especialistas en pedagogía y en tecnología avanzan en el desarrollo de nuevas herramientas educativas. La virtualidad al máximo, inteligencia artificial y el debate sobre la privacidad.

De un lado están los “tecnófilos”, aquellas personas que viven buscando la forma de introducir la tecnología en el aula a cualquier costo. Por el otro, los “tecnófobos”: quienes no quieren ni oír hablar sobre herramientas digitales. Mientras tanto, a mitad de camino, y lejos de cualquier discusión bizantina, distintos centros de investigación y desarrollo vienen avanzando con las nuevas tecnologías que, hoy por hoy, pueden colaborar con los aprendizajes. Algunas de ellas fueron presentadas la última semana en la Universidad Tecnológica de Monterrey, México, en el marco del Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE).

Parece estar presente, pero es un avatar. Así se ve a una profesora que está a distancia a través de la telepresencia con efecto de holograma.

Parece estar presente, pero es un avatar. Así se ve a una profesora que está a distancia a través de la telepresencia con efecto de holograma.

Pero vayamos por partes. Lo del profesor “avatar” es bien sofisticado. Está pensado principalmente para universidades o grandes instituciones académicas. Para llevarlo a cabo se requiere de una sala transmisora, que cuente con las cámaras, diversos micrófonos ambientales -no son de mano ni corbateros- y la pantalla desde donde el profesor ve a los alumnos. Al mismo tiempo, en las aulas se deberá contar con la contraparte: un film holográfico -el dispositivo que representa el avatar-, más la cámara y los micrófonos que siguen a los alumnos y que son controlados desde la sala de transmisión, donde se ubica al profesor.

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“Más allá de la tecnología, lo importante es que el profesor sea bueno. Hemos hecho un análisis con la primera generación de alumnos que usó esta tecnología en el primer semestre de 2018 en la materia Física. Y los resultados académicos son casi similares al de aquellos que hicieron la misma materia en forma presencial”, dijo a Clarín Leticia Castaño, coordinadora de proyectos de innovación educativa del Tecnológico de Monterrey, donde esta tecnología empezó a implementarse en 2018. Hasta el momento, ya fue utilizada por 1.634 estudiantes y 47 profesores, en 22 materias distintas.

El dispositivo que se usa para reproduce el profe "avatar".

El dispositivo que se usa para reproduce el profe «avatar».

Para Castaño, el principal beneficio de la tecnología es poder compartir una clase de un profesor que tiene conocimientos especiales sobre una disciplina con alumnos ubicados en distintas aulas, inclusive en distintas ciudades. Y todo en forma simultánea, con preguntas y respuestas como si estuviesen todos en el mismo lugar.

“¿No es caro todo esto?”, preguntó este diario. “Un poco, pero no tanto para una universidad. Cuesta entre 6 y 10 mil dólares para cada sala. Pero se recupera, porque se evita que los profesores viajen. Y además, se lleva la calidad y el talento del profesor a lugares donde antes no se podía, igualando así los aprendizajes” responde Castaño.

Clases 360, entre un profesor que da clases y un alumno que no pudo asistir.

Clases 360, entre un profesor que da clases y un alumno que no pudo asistir.

Lo de las “clases 360” también es sofisticado pero, a diferencia, de la telepresencia holográfica, viene un poco retrasada. Aún está en período de prueba piloto. Este desarrollo lo que busca es que si, por algún motivo, un estudiante no puede asistir a clase, el dispositivo le permita “estar allí”, aunque físicamente esté en otro lugar.

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¿Cómo? En el aula se coloca un equipo de video en 360, esos que tienen muchas cámaras que van captando todo el entorno más un software que procesa la información de modo tal que la persona a distancia puede ir moviendo las cámaras y ver el ambiente en tiempo real, y a 360 grados.

Desde el punto de vista pedagógico, lo que se busca es que ese estudiante “virtual” participe de la clase prácticamente como si estuviera de manera presencial. El alumno puede ver en todo momento lo que pasa en el aula y las reacciones de cada uno de sus compañeros de clase, e incluso puede participar en tareas de grupos. Los compañeros simplemente se acercan a la cámara e interactúan con el estudiante que está a distancia.

Realidad aumentada aplicada a la enseñanza.

Realidad aumentada aplicada a la enseñanza.

Si bien la tecnología está, aún no puede usarse en forma masiva, porque todavía no hay suficiente ancho de banda para pasar las toneladas de información de ida y vuelta que se necesita para que esto funcione con fluidez, dice Irving Hidrogo, líder del laboratorio Mostla, de la Universidad de Monterrey, que desarrollan esta tecnología.

Otra que avanza, y fuerte, es la inteligencia artificial aplicada a la educación. Lo que se desarrolló en el mismo laboratorio Mostla es lo que ellos llaman un “tablero inteligente”, que obtiene información, a todo momento, de lo que va haciendo el alumno en su vida digital estudiantil. El tablero obtiene desde tiempos de entrega de las actividades, hasta calificaciones, calidad de los trabajos entregados, y más. Con todos estos datos, y usando algoritmos, va haciendo predicciones de lo que puede pasar con ese estudiante, y de este modo ayudarlo a progresar en sus estudios.

El perfil de un estudiante, de acuerdo a lo que obtiene una plataforma de inteligencia artificial sobre la base de la historia digital del alumno.

El perfil de un estudiante, de acuerdo a lo que obtiene una plataforma de inteligencia artificial sobre la base de la historia digital del alumno.

La inteligencia artificial también toma datos de la participación de los estudiantes en las redes sociales, y la usa para obtener el perfil de la “personalidad” de cada alumno. Con eso, el profesor puede planificar la metodología de enseñanza que más se adapta. José Antonio Martínez, de Mostla, aclara que esto se hace tomando en cuenta la protección de los datos personales de los alumnos. Y que solo trabajan con aquellos que acepten los términos y condiciones.

También hay aplicaciones educativas de realidad aumentada y virtual. Las de realidad aumentada descargan al celular o tableta algunos contenidos que periten reforzar, de una manera más vívida, el contenido que se está viendo en clase. Por ejemplo, se puede manipular la estructura de un átomo como si uno lo tuviera en la mano.

Realidad virtual aplicado a la enseñanza.

Realidad virtual aplicado a la enseñanza.

En cuanto a la realidad virtual hay todo tipo de aplicaciones con fines académicos que se puede usar. Como siempre, lo más importante es que los profesores hagan una buena “curación” del contenido que ya viene elaborado.

La tecnología Blockchain, en tanto, está siendo cada vez más usada para certificar títulos a nivel global, de una manera fácil, segura y que les permita a terceros tener confianza que esos títulos son reales.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/sociedad/educacion-futuro-profesores-avatar-clases-360-grados_0_pkttyZW_.html

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Tender puentes para la educación

Por: Camilo Camargo. 

En los últimos años, la educación ha venido ganando por fin un papel protagónico en nuestro país. El presupuesto para educación, en ciudades como Bogotá, es el rubro más importante y el asignado para todo el país a partir de 2020 es el más alto en la historia de Colombia. La sociedad espera que esa inversión se vea traducida, no solo en experiencias de buena calidad para los estudiantes, sino también en oportunidades tangibles a futuro.

Hace unas semanas, visité el Colegio Rogelio Salmona, ubicado en Ciudad Bolívar, uno de los 11 colegios nuevos que entregó la administración Peñalosa que brindarán espacios de educación para los habitantes de lugares donde la educación ha estado en deuda con la población. La infraestructura es impactante y no tiene nada que envidiarle a ningún colegio privado de Bogotá. ¿Con el tema de la infraestructura resuelto en muchos lugares, ahora qué sigue para mejorar la calidad de la educación y las oportunidades?

Si bien hay estadísticas muy positivas para los estudiantes en Bogotá —como la disminución de la deserción escolar, que pasó del 3,6% en 2015 al 1,65% en 2018 o la disminución de más del 30% en embarazos adolescentes—, la ciudad todavía tiene un camino largo por recorrer para que todos los estudiantes puedan recibir una educación de alta calidad.

Los cambios en la educación son posibles, como lo demuestra una variedad de experiencias positivas. Los colegios públicos en concesión o en administración por parte de instituciones privadas llevan ya 20 años operando en la capital del país y son claro ejemplo de cómo se pueden transformar los procesos educativos. Ya son 35 los colegios que gracias a esta figura han implementado programas de alta calidad permitiéndoles a sus estudiantes mayores opciones una vez graduados. Funcionan de acuerdo con el siguiente esquema: la concesión recibe de la Alcaldía un monto por estudiante que es menor del que recibe un colegio oficial; con este dinero, la concesión —de la mano de la experiencia de colegios privados de alto nivel académico— forma a los maestros y diseña currículos estructurados para así organizar y ofrecer programas académicos sólidos y de alta calidad. En estos colegios se ha logrado hacer una transformación de realidades y su impacto para la sociedad es invaluable.

Otra experiencia muy positiva a este respecto ha sido la del Chocó. En este momento 19 colegios privados de Bogotá, de la Unión de Colegios Internacionales (Uncoli), están trabajando en un proyecto con el Ministerio de Educación Nacional llamado Aulas sin Fronteras, el cual busca que docentes de estos colegios elaboren material de trabajo para profesores y alumnos del Chocó en áreas de lenguaje, matemáticas, ciencias y sociales. También se ha trabajado en capacitación a docentes y en trabajo en conjunto entre los maestros. El material producido está en uso desde hace tres años en séptimo, octavo y noveno, y ha permitido que profesores de 55 sedes educativas del Chocó trabajen de la mano con profesores de Bogotá, usando las buenas prácticas en sus clases y en su día a día.

Estos dos ejemplos demuestran como las prácticas exitosas pueden ser adaptadas a otras instituciones con resultados muy positivos. Pero lo importante para tener en cuenta es que no hace falta ser un colegio en concesión o un colegio de Aula Sin Fronteras para lograrlo. El conocer y usar las buenas prácticas en educación es una de las formas como los colegios pueden avanzar en su desarrollo. Lo común debería ser que, entre colegios, tanto públicos como privados, se visiten y se usen ideas y conceptos para mejorar cada institución. Esto no solo a nivel nacional; algunos colegios han buscado hacer este mismo ejercicio con instituciones internacionales, lo cual enriquece el proceso educativo.

Y muchas de esas prácticas van a lo esencial de la educación: lo que ocurre en el salón de clase. Más allá de infraestructura, de alimentación y de transporte, donde se ve el impacto en procesos educativos es en cada aula. Y allí es donde podemos trabajar en conjunto para que existan más puentes entre las instituciones, que permitan ver cómo trabajamos entre colegas y cómo podemos ajustar las prácticas en el salón de clase, independientemente de si pertenecemos a un esquema público, privado, nacional, internacional o en concesión.

Es hora de que los distintos colegios abran sus puertas y los que ya lo están haciendo las abran aún más. Grabar una buena clase y compartirla o invitar a otros docentes a sus clases ayuda a generar conversaciones pedagógicas que pueden tener un impacto a largo plazo.

Ojalá más colegios privados estén dispuestos a tender puentes, especialmente con el sector público que es el que más los necesita, y trabajar en conjunto para que el fin común de una buena educación permita continuar con la formación de ciudadanos que aporten para mejorar a nuestro país.

Fuente de la noticia: https://www.elespectador.com/opinion/tender-puentes-para-la-educacion-columna-900499

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Un jardín en el desierto: Operadores penitenciarios en Uruguay

Son las ocho de la mañana y en la esquina de Cabildo y Nicaragua las puertas ya están abiertas. Una señora que transita por la vereda se detiene y le pregunta al guardia si en el lugar sigue funcionando la cárcel de mujeres. El guardia, con cara de perplejidad, le explica que la cárcel no funciona como tal desde 2011 y que actualmente es el Centro de Formación Penitenciaria (Cefopen). Así inicia una conversación de vereda cuya temática tal vez continúe extendiéndose hasta otro vecino, otras familias, otros barrios, otros pueblos.

Es diciembre y la generación actual de estudiantes en el curso de formación inicial de operadores penitenciarios grado 1 acaba de egresar: 141 en Montevideo y 100 en el interior del país. En el Cefopen se desarrollaron las clases teóricas, que abarcan desde contenidos normativos de la legislación correspondiente y conocimiento sobre el nuevo Código del Proceso Penal hasta formación en aspectos de seguridad penitenciaria, género, adicciones, salud integral, abordaje de las emociones, autocuidado e intervención socioeducativa, entre otros temas. El enfoque de derechos humanos atraviesa la formación como eje esencial para los objetivos del trabajo en contexto de encierro.

Al finalizar la formación inicial, los operadores, así como los policías y funcionarios en general, tienen la oportunidad de asistir a los cursos de educación permanente que surgen de la propuesta y el enfoque del centro. Estos responden a necesidades que emergen mediante evaluaciones, así como del relevamiento de propuestas de los propios estudiantes y funcionarios.

La actividad en la ex cárcel de Cabildo no sólo consiste en las aulas pobladas y activas, la sala de informática, el anfiteatro para conferencias, la presentación de libros, las mesas interinstitucionales, sino también en el constante movimiento de los docentes y coordinadores que cada día se disgregan hacia las unidades penitenciarias de todo el país.

Es común que aquellos que trabajan en este contexto, al encontrarse en un cumpleaños, una reunión familiar o con amigos, tengan que contestar la pregunta “¿qué hace un operador penitenciario?”, ya que una amplia mayoría de la ciudadanía desconoce la existencia de este rol y cree que en las cárceles únicamente trabajan policías.

Hoy en día en las unidades penitenciarias podemos encontrar una microsociedad laboral muy grande: maestros, profesores, artistas, educadores, médicos, enfermeros, referentes religiosos, psicólogos, abogados, estudiantes de facultad y técnicos de diversas áreas y disciplinas. A dicho conjunto debemos sumar no sólo a las personas privadas de libertad y los funcionarios policiales, sino a las familias que pertenecen a la realidad de un contexto en el que cada día trascurre la vida de las personas.

Inmersos en esta red se encuentran los operadoras penitenciarios. No portan arma. Usan un uniforme que los identifica. Han sido formados para trabajar en equipo y para cumplir diversas funciones que hacen a la cotidianidad de la cárcel, pudiendo realizar trámites administrativos, procedimientos de seguridad y de operatividad para los movimientos necesarios de las personas privadas de libertad, así como procurar que se concrete toda actividad que dignifique la vida de dichas personas, que favorezca la convivencia y que asegure el pleno desarrollo de capacidades vitales. El operador penitenciario es un facilitador de oportunidades. Se forma y se prepara para trabajar en un ámbito complejo, donde las tensiones son del día a día, provocadas muchas veces por la escasez de recursos o por las dificultades propias de trabajar en un contexto en el que se ha encerrado a aquellos y aquellas que han cometido delitos; personas que no sólo quedan excluidas de la libre circulación, sino que ven afectado su propio plan vital, transformándose el encierro en su nueva realidad. El operador penitenciario se forma para crear y desarrollar proyectos capaces de motivar, sostener y transformar. Es un articulador entre lo que comúnmente escuchamos nombrar como “el adentro y el afuera”, buscando que las consecuencias del encierro no provoquen el aislamiento y la reincidencia. El operador penitenciario es un profesional que planifica, observa, coordina, ejerce, comunica, educa y aprende.

Comprender que el delito es parte de la trayectoria vital de la persona y que la persona es parte del entramado social exige que aquellos que trabajan en la cárcel desarrollen la empatía que les permita, en un marco de seguridad, acompañar procesos personales y grupales que habiliten posibilidades de formar espacios de reflexión y de acción.

La filósofa contemporánea Martha Nussbaum afirma: “Desarrollar políticas que sean de verdad pertinentes para un amplio abanico de situaciones humanas supone atender a diversos factores que afectan la calidad de vida de una persona: significa preguntarse, en cada ámbito, ¿qué son las personas en general, y cada una de ellas en particular, realmente capaces de hacer y de ser?”. Esto nos hace pensar en las capacidades educativas, laborales, emotivas, sociales que una persona privada de libertad posee. Incluso nos hace pensar en las capacidades de las instituciones para generar oportunidades de desarrollo de todo ciudadano, en toda circunstancia. Y, por qué no, nos hace pensar en las capacidades de toda una sociedad, de pretender para todo ciudadano no sólo la pena correspondiente a los daños que genere, sino la posibilidad de que sus derechos humanos no sean violados y su trayectoria vital encuentre espacios de restauración que lo habiliten a vivir en paz con otros y consigo mismo. Tal vez influidos por cierto pensamiento confuciano, queriendo humanizar los lugares de la sociedad que encierran, busquemos liberar una conciencia objetiva más justa y virtuosa, confiando esencialmente en que es posible hacerlo.

Leticia Terán es docente y licenciada en Filosofía. Integra la coordinación académica del Cefopen.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/1/un-jardin-en-el-desierto-operadores-penitenciarios-en-uruguay/

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Excelencia mortal: no en cualquier escuela

Por: Hugo Aboites

Un nuevo patrón de violencia escolar: estudiante niño o adolescente que dispara a compañeros y maestra y se suicida. Ocurrió recientemente en Torreón en una institución privada donde, por cierto, la excelencia en la educación es una realidad (Colegio Cervantes), pero ya antes (enero 2017) en Monterrey, también en otra escuela privada –nuestro compromiso es la excelencia académica– (Colegio Americano del Noroeste), una profesora y estudiantes resultaron heridos y muerto, por mano propia del agresor de 15 años.

Se insiste en hacer llegar (al estudiante) tan lejos, tan rápido, con tanta amplitud y profundidad co-mo su competencia le permita, para garantizar al menos esta tensión hacia la excelencia (fun4us.org/2017/09/16/educar-en-la-excelencia-y-el-valor-del-esfuerzo/). Una tensión que sobre todo se ha desarrollado en privadas que se precian de su alto nivel académico y social y que hace que algunos niños y jóvenes –que ya por otras razones están en situación extrema– lleven a cabo una agresión tan mortal como las que ahora vemos. Es el mensaje más fuerte de enojo y desesperanza que puede enviar un niño de 11 años o un adolescente ante una institución que siente que lo agrede profundamente. Lo cierto es que la escuela de excelencia no se preocupa por cuidar; exige, castiga, demanda sin contemplación y, puede romper los delicados balances y procesos que constituyen el paso del niño a joven. La muerte de estos estudiantes es un aviso de que la tensión por la excelencia, a muchos, muchos más, causa daño y hace sufrir profundamente y lleva a situaciones terribles. Ahí está el caso de la jovencita estudiante del ITAM quien hace alrededor de un mes, agobiada por la humillación sufrida a manos de un profesor y de una institución de excelencia que no la protege y que extraoficialmente se describe como no para débiles, muere al día siguiente en un ataque de angustia y epilepsia, en brazos de su madre. Y sus compañeros confirman la presión, cómo los lleva al borde y denuncian la indiferencia institucional (Román y Sánchez Jiménez, La Jornada 20/12/19). Indiferencia también cuando dos estudiantes de excelencia del Tec de Monterrey son asesinados por soldados a las puertas del plantel y luego presentados como narcos armados hasta los dientes –como se titula el documental de 2019–. Allí se muestra como la institución no los defiende y en una placa sólo hace constar vagamente su fallecimiento. En la misma institución, pero en el plantel Sur de la Ciudad de México cinco estudiantes mueren en el sismo de 2017 al caerles encima un paso elevado mal construido y sus padres se quejan del desdén de sus autoridades. Y la misma actitud en el Colegio Rébsamen, en las escuelas Maciel. Es una paradoja, pero los socialmente más protegidos están hoy más expuestos que los estudiantes de una escuela pública.

Es posible que no por mucho tiempo. En la pública hasta ahora las muertes han sido accidentales o resultado de un conflicto específico con un profesor o compañero, y sin suicidio. Tal vez contribuye a esa diferencia el hecho de que en la pública el discurso y la práctica de la calidad y excelencia han sido duramente cuestionados y objeto incluso de protestas y movilizaciones nacionales muy importantes del magisterio (CNTE). Y gracias a eso hasta ahora no prospera con igual fuerza el cultivo de la voluntad y del esfuerzo individual, de la competencia, el logro, la tensión y el desprecio por los débiles.

En la pública y privada, sin embargo, la violencia no se resuelve sólo con Mochila segura, o señalando a los padres de familia. Si la violencia ocurre en la escuela, contra la escuela, contra sus maestros y estudiantes es por algo que está ocurriendo en la escuela. Y es el crecimiento durante décadas de la ideología de la calidad y la excelencia, pero, lo peor: que la SEP de la 4T, aliada a la derecha, llevó la excelencia a rango constitucional y luego, sola, a las leyes secundarias y ahora la propone en la Ley General de Educación Superior. Ahí, fortalece y da legalidad (ar-tículo 6) a los requisitos y exámenes de selección orientados a sólo admitir a los mejores y fortalecer una atmósfera que justifica las posturas más hostiles contra niños y jóvenes. Como muestra el texto enmarcado que en cada aula de una escuela pública para adolescentes, les advertía: “Si… / haces ruido y escándalo/ manchas el piso/ dejas huellas de vandalismo/ no estudias y no aprendes,/ no eres estudiante digno/ no mereces nuestro respeto/ no tienes ningún valor como persona/ no acreditas tu condición humana/ no te queremos en nuestra comunidad/ no vale la pena hacer nada por ti. Únicamente gente de calidad y excelencia para un Aprendizaje Enseñanza y Servicios de CALIDAD Y EXCELENCIA: La Dirección” (Sic) (ver Aboites, H. La medida de una nación: 511). El texto fue descartado, pero no la ideología que lo hizo florecer.

*Profesor-investigador UAM-X

Fuente: https://jornada.com.mx/2020/01/18/opinion/016a2pol

Imagen: Michal Jarmoluk en Pixabay

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Mochila segura es ineficaz y normaliza el maltrato a los niños

Por: Laura Poy Solano 

Esa estrategia da trato de presuntos criminales a los estudiantes, pero las empresas de seguridad presionan para que se implemente por negocio.

El operativo Mochila segura no sólo es una estrategia ineficaz que criminaliza al alumno y lo convierte en un presunto culpable, también encubre factores centrales que afectan a la comunidad escolar como la precariedad emocional, el abandono y el descuido que enfrentan niños y adolescentes. La escuela se está quedando sin tejido social, advirtieron especialistas de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN)-Ajusco y defensores de derechos humanos.

El pasado 10 enero un alumno de primaria en Torreón, Coahuila, disparó en contra de su maestra y compañeros, para después suicidarse, lo que generó la reactivación del citado operativo en la entidad, y el anuncio del secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, de un análisis conjunto con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para su posible implementación, pese a que este organismo emitió en agosto pasado una recomendación en contra por considerarlo violatorio de los derechos a la educación, la intimidad y la participación de los menores.

Al respecto, Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y experto en derechos de la infancia, advierte que hay un contexto normativo internacional y nacional que “establece claramente que este tipo de medidas policiacas violentan el interés superior de la niñez, pero también se olvida que detrás de estas presiones para reactivar Mochila segura hay muchos cabilderos y empresas de seguridad que sólo ven un buen negocio”.

Marcelino Guerra, profesor-investigador de la UPN, señaló que Mochila segura es un operativo que se redita 20 años después de su primera etapa de implementación en escuelas del país en 2001, pero sin problematizar las causas de la violencia dentro y fuera de la escuela.

Escuela seguraSendero seguro Mochila segura fueron estrategias que llegaron a los centros escolares sin conocer ni comprender a fondo cuáles son los verdaderos problemas que generan la violencia. Sin embargo, son acciones que se imponen de forma generalizada en los planteles”, explicó.

Con estas medidas se normaliza la violencia a partir de la criminalización de los propios estudiantes, porque son quienes meten las armas, los que violentan a los otros, los que matan, son los responsables, los culpables, los criminales, mientras este discurso se normaliza, se desatienden todas las violencias que afectan a niños y adolescentes, no sólo el acoso escolar, sino el abuso, el maltrato de sus padres o su ausencia en casa por cuestiones laborales, y las violencias que los rodean en la calle o el hogar.

Institucionalizar la violencia

Roberto González, experto en violencias escolares y profesor-investigador de la UPN, señaló que a un contexto que ya violenta a los menores se suma una violencia institucionalizada que sólo reproduce más violencia y más vigilancia. Es aislamiento, insolidaridad, es no mirar al otro, afirmó.

Subrayó que la violencia letal en las escuelas es un fenómeno extremadamente raro en México, pero cuando ocurre, se disparan las alarmas, se buscan respuestas estandarizadas y se soslayan ejes prioritarios como los odios: el racismo, la homofobia, el clasismo, todo ese magma de precarizaciones que no estamos atendiendo en la escuela.

Por su parte, Juan Martín Pérez, apuntó que detrás del operativo de Mochila segura “hay muchos cabilderos, muchas empresas de seguridad privada que venden esto. Los arcos metálicos –que ya se han instalado en algunas escuelas—no son gratis, muchos se rentan porque deben tener una certificación especial de la Secretaría de Energía”.

Recordó que durante el sexenio de Felipe Calderón se retomó en 2007 el operativo de Mochila segura, pero tras el rechazo de los maestros a convertirse en vigilantes de sus alumnos, el programa comenzó a hacer agua, e incluso, hubo escuelas que contrataron vigilancia privada con binomio canino.

En bachillerato, agregó, se llegó al extremo de cargar el costo a las familias para aplicar pruebas antidoping a los estudiantes con el fin de detectar el consumo de sustancias ilícitas, lo que es totalmente contrario a sus derechos.

Mochila segura no sólo es violatorio del derecho a la educación y a la intimidad de niños y adolescentes, también es discriminatorio, porque sólo se aplica a los menores y no a toda la comunidad escolar. Recordó que tanto la reforma al artículo 4 constitucional, que establece el interés superior de la niñez, como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, garantizan el derecho a la intimidad de los menores, quienes no podrán ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia.

Tejido social hecho garras

Al respecto, Lucía Rivera, experta en temas educativos y profesora-investigadora de la UPN, señaló que la escuela ha dejado de ser un santuario cerrado y, por lo tanto, son lugares inseguros y con muchos desafíos. No se trata, explicó, de crear y aplicar una política pública homogénea que busque dar solución a la violencia, porque se cae en una sobresimplificación que deja de lado que dentro de la propia escuela hay un tejido social que está hecho garras, hilachos.

Las exigencias del sistema, explicó, han ido en aumento para profesores y directores. Los padres de familia cada vez recurren más a las quejas y las demandas contra los maestros, por lo que el ambiente en la escuela se judicializó.

Tenemos de tensiones que ninguna política está interesada en resolver, porque se tratan como si fueran un problema local, de gestión escolar, aunque esto ocurra en casi todos los planteles. Tenemos niveles de tensión muy altos, afirmó.

Rivera enfatizó que se está llegando a una situación límite, donde todo mundo reacciona regañando a las familias, a los maestros, y tenemos que tratar de entender que estamos en niveles de precariedad que nos tienen en una condi-ción de deterioro emocional y afectivo, de desvinculación, y no se trata de caer en la lógica de una educación socioemocional, como se plantea ahora, en una visión de supervivencia, de garantizar que niños y adultos operen emocionalmente en los mínimos para ser productivos.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/2020/01/19/sociedad/029n1soc

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Nuevo informe de la UNESCO explora el estado global de la educación de adultos

Por: Paulette Delgado

Aún queda mucho por mejorar en el aprendizaje y la educación de adultos, según un nuevo reporte de la UNESCO.

La automatización, digitalización y avances tecnológicos están cambiando el mundo laboral, exigiendo a los empleados que se mantengan actualizados y aprendiendo constantemente nuevas habilidades. Sin embargo, la responsabilidad por mantenerse al día está recayendo en los individuos, principalmente, quienes no solo deben buscar el tiempo para actualizarse, sino también los medios para cubrir esa formación. ¿Qué están haciendo los gobiernos para impulsar la educación de adultos?

Cada tres años, el Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida realiza un Informe Global sobre Aprendizaje y Educación de Adultos (GRALE, por sus siglas en inglés). En esta publicación, dan seguimiento al esfuerzo de 159 países por mejorar el aprendizaje y la educación de adultos (ALE, por sus siglas en inglés) y compara los resultados de reportes anteriores para medir el crecimiento desde la perspectiva de la equidad y la inclusión.

El informe se divide en dos partes: el monitoreo, donde se analiza el progreso en el aprendizaje y la educación de adultos; y la participación, donde los países reportan sus esfuerzos en este tema. En la fase de monitoreo se analizan las políticas de los países, su gobernanza, finanzas, calidad en su educación y la participación, inclusión y equidad.

Según la primera parte del informe, dos tercios de los países informaron que hubo crecimiento en el aprendizaje y la educación de adultos (ALE) desde 2015, año en que se realizó el último Informe Global sobre Aprendizaje y Educación de Adultos. Un 30 % de los países participantes reportó que no hubo cambios, especialmente aquellos en Asia y el Pacífico, mientras que un 5 % de los países tuvieron regresión.

En cuanto a la inversión en aprendizaje y educación de adultos, sólo el 28 % de los países reportaron aumentar el gasto, un 17 % disminuyó su presupuesto en este rubro, y la mayoría  (41 %), no reportaron ningún progreso. Aún así, el 75 % de los países informaron que hubo mejoras importantes en educación de adultos, especialmente en América Latina y África subsahariana.

Según el informe, un 57 % de los miembros reportaron un aumento en la participación en programas de ALE, un 28 % no informó cambios y un 9 % dijo que disminuyó. Sin embargo, un grave problema al que se enfrentó la UNESCO al analizar esta sección es que los países no basan su información de participación en cifras reales. Esto se debe a que un 37 % no conoce la tasa de participación de grupos minoritarios, migrantes y refugiados, por lo que la información está incompleta. También hay muy poca información sobre adultos mayores y su participación en estos programas, a pesar de que los jubilados y adultos mayores son un grupo objetivo para estas iniciativas.

La segunda parte del informe trata justo de este tema, la participación, lo que se sabe, lo que no y su importancia. Este apartado menciona que las poblaciones desfavorecidas tienden a involucrarse poco en programas de aprendizaje y educación de adultos y enfatiza cómo no se tiene suficiente información sobre el tema, especialmente en los países de bajos ingresos, grupos marginados y excluidos.

Parte del problema es que es difícil poder comprobar que las oportunidades de participación en educación de adultos son muy desiguales, algunos países (generalmente los más desarrollados) tienen muchas más oportunidades de seguir aprendiendo a lo largo de sus vidas, mientras que los más marginados tienen muy pocas iniciativas de este tipo. Aún así, el informe encontró  que el 57 % de los países aumentó su tasa de participación desde el último GRALE (2015). En este tema destaca África subsahariana, en donde el 72 % de los países aumentaron su participación, y los Estados Árabes, que reportaron un incremento del 67 %. En el medio están las regiones de Europa central y oriental y América Latina y el Caribe, que reportaron un porcentaje de participación del 58 % y 60 %, respectivamente. En el caso de Norteamérica, Europa occidental, y Asia y el Pacífico, estas regiones fueron las que reportaron el menor aumento en participación en ALE, con un 38 % y 49 %, respectivamente.

El reporte informó que la gobernanza está estrechamente relacionada con el resultado en la participación. Dos tercios de los países que utilizaron alguna medida de gobernanza dijeron tener una mayor participación desde 2015, mientras que aquellos que no fueron asistidos, sólo el 29 % reportó mejora.

Otro apartado importante es de la colaboración, cooperación y coordinación entre agencias gubernamentales y la sociedad civil para mejorar la gobernanza del aprendizaje y educación de adultos. Esto se debe a que las colaboraciones intersectoriales ayudan a conseguir más fondos para invertir en programas e iniciativas de educación de adultos que mejoren la participación y promuevan la capacitación y educación continua.

En el aprendizaje de adultos hay cuatro áreas de interés para los países:

  1. Las políticas que hablan de la ampliación de los aspectos del aprendizaje permanente, es decir, la educación técnica y profesional.

  2. La diversificación de las maneras de aprender, como por ejemplo, el aprendizaje en línea.

  3. El establecimiento de centros de aprendizaje para adultos de bajos ingresos.

  4.  Enfocarse en los grupos sociales marginados.

Además, el informe hace hincapié en la importancia de distinguir entre las categorías de alfabetización, capacitación continua, desarrollo profesional y ciudadanía activa, ya que demuestran un progreso desigual. En las dos primeras áreas, los países parecen ir mejorando y avanzando, mientras que en las otras hay poca información al respecto, por lo que se consideran áreas estancadas. Esto, según las conclusiones de los autores, conduce a una importante inaccesibilidad y desinformación sobre  el aprendizaje y la educación de adultos.

A lo largo del reporte se demostró que la desigualdad en los programas de aprendizaje y la educación de adultos persiste a lo largo de los distintos reportes y es profunda y multidimensional. Aún así, gracias a recursos como los cursos masivos abiertos en línea (MOOC) o los recursos educativos abiertos (REA), la educación de adultos está retomando fuerza y se espera que ayuden a mejorar la participación para el próximo informe. Aunque también existe la posibilidad de que, al ser herramientas digitales, agraven la brecha digital por lo que se necesitan más esfuerzos por parte de los gobiernos para invertir en una robusta infraestructura de conectividad que conlleve en oportunidades de aprendizaje para los adultos.

Además, el informe recalcó la necesidad de mejorar la recopilación de datos sobre los programas de aprendizaje y educación de adultos, ya que la información con la que cuentan es incompleta. En cuanto a grupos específicos como las minorías étnicas, los migrantes y los refugiados, el 37 % de los países informaron no conocer las tasas de participación de estos grupos en programas de educación de adultos. Lo mismo pasa con el monitoreo de las mujeres en ALE y el progreso que han tenido en alfabetización y aritmética, pues no hay datos. Este último aspecto también ocurrió en países de altos ingresos, por lo que es un problema que va más allá del desarrollo económico de un país.

Los resultados de este reporte hacen evidente la falta de participación e involucramiento de los gobiernos en un tema tan importante como la educación de adultos y el aprendizaje a lo largo de la vida. Para el próximo reporte, la UNESCO espera que los países corrijan estas deficiencias para fortalecer el esfuerzo de mejorar el aprendizaje y la educación de adultos. Esta responsabilidad no debe recaer solo en los individuos, sino más en los gobiernos y las empresas quienes deben apoyar en la creación de mejores políticas y programas de aprendizaje y educación de adultos que sean accesibles e inclusivas.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/informe-unesco-educacion-de-adultos

Imagen: pasja1000 en Pixabay

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