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La industria militar se infiltra en la educación

Enrique Díez

Debemos comprometernos en cada centro educativo a proclamarnos como “espacios de educación e investigación para la paz y la desmilitarización”, libres de formación militar.

Me acaba de llegar un correo electrónico, remitido por la Secretaría General de la Universidad de León, promocionando los Premios de Defensa 2019 del Ejército. Cada poco tiempo, me llegan emails que anuncia y difunde los eventos de la Cátedra militar del Ejército que tenemos “empotrada” en nuestra Universidad, como en tantas universidades de nuestra geografía.

Estos premios del ejército están dotados con 48.000 euros, cuando hay centros educativos que funcionan con apenas 17.000 y se ha recortado tanto en presupuestos educativos como en personal docente o en materiales escolares hasta límites escandalosos. Premian investigaciones de universidades y centros docentes que contribuyan a “la cultura de defensa”, trabajos sobre “temas relacionados con la seguridad y la defensa”, fotografías que “contribuyan a difundir e impulsar el aprecio por los valores militares”. En la modalidad “docencia”, destinada a reconocer a “personas o entidades de carácter docente, o vinculadas con la enseñanza en todos sus niveles, que se hayan destacado por su actividad orientada a la promoción de la difusión de los temas relacionados con la defensa en el ámbito educativo, especialmente a través de la ejecución de proyectos curriculares en las diferentes etapas educativas”.

Una carta que ganó una de las ediciones de estos premios comienza así: “Te escribo para pedirte disculpas y, a la vez, darte las gracias. Disculpas por si alguna vez he tenido una mala visión de tu trabajo, de tu valentía y de tu dedicación, por tener miedo a confiar en alguien que mata y muere por defender su país…”; sigue con un argumento patriótico y termina: “Para finalizar, quiero darte las gracias. Gracias por despertar en mí un sentimiento patriótico, por no tener miedo a decir que soy española. Gracias por enseñarme a amar una bandera, un país y una profesión como la tuya. Gracias por defender a mi país y a mi gente y por hacer que me sienta segura y orgullosa de vuestro trabajo.”

Estos premios se unen a todo un proyecto sistemático y organizado de infiltración del discurso militar en la educación: concursos literarios escolares militares, en estrecha colaboración con las Áreas de Reclutamiento de cada provincia del Ministerio de Defensa; formación militar a los docentes a través de talleres y cursos, con el fin de que el espíritu patriótico y la defensa “formen parte de la educación de nuestros jóvenes”; creación de la Escuela Militar de Ciencias de la Educación; campamentos anuales de chicos para ejercitar las virtudes bélicas; manuales de exaltación patriótica; plazas de toros que acogen a miles de escolares para ver “exhibiciones y desfiles de armas y efectivos, e incluso simulacros de detención, con explosivos incluidos”; cátedras militares y e investigación militar en las Universidades públicas…

El capitalismo neoliberal pretende utilizar la educación como un sistema de adoctrinamiento en su ideología de una forma constante, sutil y difusa. Es como el cuento de la rana que hierve en la cazuela lentamente, porque no es consciente de que el agua sube de temperatura lenta pero inexorablemente, hasta que muere hervida.
No hay que retroceder mucho en el tiempo para darnos cuenta de que el capitalismo sigue propalando que para construir la paz hay que armar la guerra. Donald Trump anunciaba, en marzo de 2017, el incremento más grande en el gasto de defensa de Estados Unidos, “para volver a ganar guerras”.

España no le va a la zaga. La deuda del Ministerio de Defensa por la compra de material militar a las empresas productoras de armas se convierte en déficit público: 20.642 M€ entre 1996-2016 y con compromisos por más de 26.000 M€ hasta 2025. Con esta deuda acuciante el Gobierno español necesita extender una ideología que fomente la imagen de necesidad de una “fuerzas armadas” imprescindibles para “garantizar la seguridad”.

Es bien sabido que “para convencer tienes que crear una necesidad”. Y es ahí donde la socialdemocracia, que pretende gestionar un supuesto “capitalismo de rostro humano”, introdujo en el currículum escolar, con la Ley Orgánica de la Educación (LOE), la concepción de la Defensa “como un compromiso cívico y solidario” en la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.

Si preparas la guerra, la acabarás provocando en un lugar u otro, en una espiral sin fin que necesita alimentar el miedo, los conflictos y el terrorismo para poder “dar salida” a la producción de la industria militar. De hecho, parece que es uno de los “negocios” actuales más próspero y sobre el que hay mucho interés en que no desaparezca.
Mientras se proclama educar para la cooperación, el cuidado ecológico y sostenible, la solidaridad, la interculturalidad, la convivencia o la resolución de los conflictos pacífica en la escuela y la universidad, se financia y promociona la educación patriótica militar en las aulas.

Todo esto contradice radicalmente lo que vienen tratando de hacer generaciones de profesores y profesoras que ayudan a su alumnado, desde infantil hasta la Universidad, a entender que la vida valiosa, la vida feliz, la vida a la que aspiramos los seres humanos es aquella que promueve la paz, el entendimiento, la solidaridad, la ayuda mutua. Difícilmente se puede desarrollar así en nuestros centros educativos la educación para la paz, como aparece en los proyectos educativos de centro, o diseñar planes de mediación y programas de convivencia y resolución pacífica de conflictos o celebrar el 30 de enero Día Escolar de la Paz y la Noviolencia.

Ciertamente, la libertad de expresión es un derecho ineludible, pero el adoctrinamiento en valores contrarios a lo que hemos acordado mundialmente en la carta de los derechos humanos parece que debería estar fuera de lugar en una sociedad del siglo XXI. Por eso, debemos comprometernos en cada centro educativo a proclamarnos como “espacios de educación e investigación para la paz y la desmilitarización”, libres de formación militar, y exigir simultáneamente a nuestros responsables políticos que legislen en este sentido con el fin de desmilitarizar la educación.
Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/07/08/la-industria-militar-se-infiltra-en-la-educacion/
Imagen tomada de: https://www.ara.cat/2016/09/17/opinio/Para-bellum_1652244805_34025659_651x366.jpg

 

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¿Qué pueden hacer los maestros para combatir las noticias falsas? Hablemos del alfabetismo de noticias

La epidemia de desinformación es un fenómeno global con consecuencias muy graves. ¿Qué puede hacer la educación frente a esto?, ¿de qué se trata la competencia de alfabetización mediática e informacional?, ¿cómo puede desarrollarse en el salón?, ¿por qué es crucial que los profesores la enseñen?

México, 2018: En agosto, dos hombres fueron golpeados y quemados hasta la muerte en el municipio de Acatlán, Puebla debido a rumores falsos en WhatsApp que los acusaban de “robar niños”. Nigeria, 2018: En junio, 11 hombres fueron asesinados en Mangu debido a una serie de imágenes y mensajes que circulaban en Facebook, la desinformación hizo creer que eran parte de un grupo que buscaba atacar al lugar.

Estados Unidos y Reino Unido, 2016: Durante la elección presidencial y el referéndum del Brexit, respectivamente, circularon masivamente cadenas de desinformación en redes sociales que polarizaron a la sociedad. Brasil, 2018: La elección presidencial de este país sudamericano también se vio afectada por olas de desinformación.

Los ejemplos mencionados son tan solo algunos casos emblemáticos que muestran cómo la desinformación es un problema que se extiende por todo el mundo y conlleva consecuencias graves.

El fenómeno de la desinformación no es nuevo. Ha existido por siglos, pero las nuevas tecnologías de la información –que incluyen al Internet  y las redes sociales– han potencializado su fuerza. Si bien estas plataformas han traído grandes beneficios, también han permitido que la información falsa se produzca, difunda y expanda a velocidad y proporciones nunca antes vistas.

Datos internacionales prueban que se trata un problema global.

Tan sólo en Internet, existen 1.3 miles de millones de páginas web que permiten que 3.7 miles de millones de usuarios interactúen e intercambien diariamente información, según el documento A Digital Single Market for the benefit of all Europeans (2019), de la Comisión Europea. Por otro lado, la manipulación y desinformación en línea se han utilizado en al menos 18 países durante elecciones, según el informe Freedom on the Net (2017) de la organización Freedom House.

Frente a un problema tales dimensiones, ¿la educación qué puede hacer?, ¿y los profesores?, ¿cómo enseñar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes a ser críticos con los contenidos que consumen?

Organismos internacionales lo tienen claro: la epidemia de desinformación es innegable y no podrá resolverse sin la ayuda de las y los profesores e instituciones de educación.

“Las instituciones educativas, los medios de comunicación y las autoridades deben invertir en medios independientes y en la alfabetización mediática e informacional (MIL, por sus siglas en inglés) para aumentar el conocimiento y la comprensión de los medios y la información, la tecnología digital y el análisis de datos”, explica la Comisión Europea en el documento Report of the independent High level Group on fake news and online disinformation (2018).

Enseñar a las y los estudiantes a cuestionarse es fundamental para las democracias

Enseñar en el aula a los estudiantes –independientemente de su edad y/o el grado que estén cursando– a analizar la información que consumen, se inserta en una historia más grande. Una que va ligada directamente a la enseñanza del pensamiento crítico, habilidad crucial que forma parte de la educación cívica.

Para entender esta idea un poco mejor, vale la pena leer la anécdota que Chris Sperry narra en su texto “Fake News” and Media Literacy: An Introduction (2018).

“En abril, di un taller sobre integración del pensamiento crítico y la alfabetización mediática a 40 formadores de docentes en Estambul, Turquía”, cuenta. “Al final de la presentación, un educador se puso de pie y dijo: ‘Si enseñamos así, podríamos ser despedidos o hasta arrestados’. Inmediatamente, un segundo maestro se levantó de un salto y dijo: ‘Debemos enseñar a nuestros estudiantes a cuestionar, esa es la base de nuestro papel como educadores’”.

Como menciona el maestro turco del que escribe Sperry, enseñar a los alumnos a cuestionar es clave. Esta idea puede traducirse como desarrollar el pensamiento crítico, habilidad que forma parte (o debería formar parte) de la educación cívica.

¿Por qué esto es tan importante? Porque todas las habilidades relacionadas con la educación cívica que se desarrollan en los salones de clases tienen un impacto directo en la sociedad: tanto en el combate de la desinformación, como en el fortalecimiento de la democracias.

“En una sociedad caracterizada por instituciones cívicas débiles, discursos públicos balcanizados y un compromiso cívico profundamente desigual, las escuelas pueden ofrecer a todos los jóvenes oportunidades para aprender hechos y habilidades fundamentales, interactuar entre sí y con sus comunidades, y desarrollar disposiciones y valores que apoyen una forma republicana de gobierno”, explican Peter  Levine y Kawashima-Ginsberg Kei en su análisis académico The Republic is (Still) at Risk– and Civics is Part of the Solution (2017).

“El aprendizaje cívico, cuando se realiza correctamente, es el mejor vehículo para capacitar a los jóvenes [en temas democráticos]. La evidencia muestra que aumenta el conocimiento, las habilidades y las disposiciones de los jóvenes y los encamina para ser ciudadanos activos una vez que sean adultos”, agregan.

Alfabetización mediática e informacional, una competencia indispensable para el siglo XXI

Como se explicó, el fenómeno de la desinformación actual es tan grave que ha tenido consecuencias como la muerte de personas inocentes o la manipulación de procesos electorales nacionales. La educación es clave para combatir el problema y existe una competencia específica que, si se enseña de forma correcta en los salones de clases, puede contribuir a la solución.

La UNESCO denomina esta competencia como alfabetización mediática e informacional (MIL, por sus siglas en inglés). La define como “un conjunto combinado de las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) necesarias para la vida y el trabajo de hoy. La  MIL abarca todos los tipos de medios de comunicación y otros proveedores de información como: bibliotecas, archivos, museos e Internet”.

Se explica, además, que este conjunto de competencias faculta a los ciudadanos para: comprender las funciones de los medios de comunicación y de información, evaluar críticamente los contenidos y tomar decisiones como usuarios y productores de información.

Iniciativas educativas para enseñar alfabetización mediática: aulas virtuales, cursos abiertos en línea, asociaciones con medios, empresas digitales y más

Los esfuerzos por enseñar esta competencia dentro del salón de clases, de forma estructurada, están surgiendo de forma global: desde Canadá y Estados Unidos hasta Brasil, desde Eslovaquia hasta Italia, incluyendo a países como Singapur y Australia. Día a día se hace más evidente que se necesitan nuevas iniciativas para educar no solo a estudiantes, sino a profesores y a los aprendices a lo largo de la vida (o lifelong learners) a procesar los inmensos flujos de información actuales.

Múltiples instituciones gubernamentales así como organizaciones no gubernamentales, universidades, centros de investigación, museos, medios de comunicación, entre otros organismos y colectivos en diversos países están desarrollando programas, iniciativas o proyectos para enseñar a alumnas y alumnos, desde preescolar hasta universidad, la competencia de alfabetización mediática e informacional.

¿Cómo funcionan estas iniciativas?, ¿cómo se debe enseñar esta competencia?

No hay un solo camino, pero sí muchas alternativas que ofrecen recursos y herramientas digitales que pueden adaptarse a la edad de los alumnos y necesidades de las y los educadores.

Mapa interactivo: En este mapa, creado por el Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey, se explica a detalle qué iniciativas educativas están surgiendo alrededor del mundo para enseñar la competencia de alfabetización mediática e informacional (MIL). Cada ícono ofrece una visión general de la iniciativa o proyecto: ¿qué es ?, ¿de qué se trata?, ¿cómo se enseña la competencia?

Para más información, cada uno de los íconos tienen un enlace que lo dirige al sitio web correspondiente de la iniciativa o proyecto.

Una forma de enseñar esta competencia es a través de clases en línea. En Estados Unidos, por ejemplo, existe Checkology®,  un aula digital que ayuda a los educadores a equipar a sus estudiantes con herramientas para evaluar e interpretar las noticias y aprender a determinar qué información es confiable. La Escuela de Periodismo de la Universidad de Stony Brook, por otra parte, tiene el Center for News Literacy (Centro para Alfabetización Mediática) que, entre otros recursos, ofrece el curso de alfabetización de noticias en línea “Making Sense of the News: News Literacy Lessons for Digital Citizens”, al que se puede acceder a través de Coursera.

Otras iniciativas educativas o de organismos no gubernamentales que ofrecen recursos, herramientas, talleres, clases y/o currículums digitales, enfocados en la educación son: LupaEducação, en Brasil; Osservatorio Permanente Giovani-Editori, en Italia; Globsec, en Eslovaquia; First Draft, en Londres y Nueva York; y The Media Literacy Council, en Singapur.

Medios de comunicación y hasta museos, también han creado recursos educativos para profesores, estudiantes y el público en general. En Estados Unidos, The New York Times creó la sección The Learning Network, todos sus contenidos son pensados para estudiantes y de acceso gratuito. En Reino Unido, BBC creó algo similar con BBC Young Reporter y en Australia, el medio ABC News siguió un camino similar.  En Washington, un museo dedicado a las noticias –Newseum– en colaboración con empresas privadas desarrolló NewseumED.

Cada vez surgen más iniciativas educativas que buscan enseñar la competencia de alfabetización mediática e informacional. No solo las ONG y compañías de medios de comunicación están interesadas, también los gobiernos y las grandes empresas tecnológicas.

Italia, por ejemplo, tiene una iniciativa que vale la pena revisar. Desde 2017, el Ministerio de Educación de este país lanzó un programa (en cooperación con grandes empresas digitales como Facebook), que consiste en clases para enseñar cómo reconocer noticias falsas y verificar información. La primera fase incluyó 8,000 escuelas italianas, aproximadamente 4 millones de estudiantes.

Por otra parte en Canadá, en 2017, Google otorgó  $500,000 dólares para el proyecto NewsWise, realizado en asociación con The Canadian Journalism Foundation (CFJ) y CIVIX. El objetivo: enseñar a las y los estudiantes a analizar los mensajes de los medios y ampliar su conocimiento sobre cómo se producen las noticias. La fase piloto trabajó con  1.5 millones de niños canadienses (entre 9 y 19 años).

En Europa existe el Grupo de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea sobre la Desinformación Digital y Noticias Falsas. Su iniciativa educativa más fuerte es Lie Detectors, trabaja en Alemania y Bélgica y enseña a los alumnos (de 10 a 15 años) habilidades como la identificación de noticias falsas y métodos para verificar información.

Referencias

European Commission (2019). A Digital Single Market for the benefit of all Europeans. EU publications. Recuperado de: https://ec.europa.eu/commission/sites/beta-political/files/a_digital_single_market_benefit_all_europeans_en_20190319_1230.pdf

Freedom House (2017) Freedom on the Net 2017: Manipulating Social Media to Undermine Democracy. Recuperado de: https://freedomhouse.org/report/freedom-net/freedom-net-2017

European Commission (2018). Final report of the High Level Expert Group on Fake News and Online Disinformation. EU publications. Recuperado de:  https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/final-report-high-level-expert-group-fake-news-and-online-disinformation

Levine, P., & Kawashima-Ginsberg, K. (2017). The republic is (still) at risk–and civics is part of the solution. Medford: Tufts University, September, 21, 5. Recuperado de: https://www.civxnow.org/static/media/SummitWhitePaper.fc2a3bb5.pdf

Sperry, C. (2018). » Fake News» and Media Literacy: An Introduction. Social Education, 82(4), 206-207. Recuperado de: https://www.socialstudies.org/publications/socialeducation/september2018/fake-news-media-literacy-an-introduction

UNESCO (S/A). Alfabetización mediática e informacional. Recuperado de: http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/media-development/media-literacy/mil-as-composite-concept/

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La educación tiene muchos vínculos con otros sectores.

Por GEM Report

El Foro Político de Alto Nivel (HLPF) en Nueva York ha comenzado: el momento central en el mecanismo de seguimiento y revisión global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Cinco objetivos están en la agenda de este año, incluyendo SDG 4 por primera vez. Esta semana, junto con el UIS, publicamos nuevas proyecciones que muestran qué tan mal nos estamos yendo del logro de la meta educativa. Esto, que enfatizaremos esta semana en Nueva York, no es solo una mala noticia para la educación, sino también para todos aquellos que trabajan en la agenda del desarrollo sostenible. Si no alcanzamos la meta de educación, las otras metas tampoco se lograrán. Este es un momento de ahora o nunca.

¿Por qué la educación es clave para el desarrollo sostenible?

Hoy estamos lanzando una nueva caricatura en seis partes que destaca los vínculos y las sinergias entre la educación y muchos de los otros objetivos de desarrollo sostenible y exige que los sectores trabajen juntos para lograr sus objetivos.

Analizamos los vínculos con aquellos que trabajan para proteger el planeta , y aquellos que buscan crear prosperidad para todos, fomentar la igualdad entre las personas , luchar por la paz y construir comunidades más fuertes en las ciudades. Examinamos la importancia de la educación para crear capacidad profesional en otros sectores, e ilustramos la importancia de trabajar juntos, en un enfoque multisectorial , para lograr todos nuestros objetivos.

Por supuesto, asegurar el progreso hacia un futuro sostenible no puede tener lugar durante dos semanas en Nueva York. Quizás el resultado más importante para el HLPF de este año debe ser una declaración firme por parte de los gobiernos de que cada objetivo en la Agenda 2030 requiere educación para capacitar a las personas con el conocimiento, las habilidades y los valores para vivir con dignidad, construir sus vidas y contribuir a sus sociedades.

La educación nos da las herramientas clave para asumir los ODS y lograrlos.

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La educación puede ayudar con el cambio a una forma de vida más sostenible.

La educación da forma a los valores y las perspectivas y se ha demostrado que es la mejor herramienta para la concientización sobre el cambio climático. Las escuelas pueden fomentar una nueva generación de ciudadanos ecológicos para apoyar la transición hacia un futuro próspero y sostenible.

La educación también contribuye al desarrollo de habilidades que pueden reducir o detener prácticas insostenibles y tiene un papel clave que desempeñar para enfrentar los desafíos ambientales. La educación, especialmente de niñas y mujeres, es el medio más eficaz para abordar el crecimiento de la población.

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La forma en que educamos a las personas puede determinar si nuestra economía será sostenible o no.

Las habilidades que adquirimos a lo largo de nuestras vidas pueden ayudarnos a hacer un cambio hacia las energías renovables, la agricultura inteligente, la rehabilitación de bosques, el diseño de ciudades eficientes en recursos y la orientación de la educación superior y la investigación hacia la innovación verde.

 

 

 

 

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La educación es un poderoso facilitador y un aspecto clave del desarrollo social.

Lo que aprendemos puede ayudarnos a nosotros, ya nuestros hijos, a vivir vidas saludables. Puede mejorar la igualdad de género al empoderar a las poblaciones vulnerables, la mayoría de las cuales son niñas y mujeres.

Algunos de los vínculos intersectoriales más explorados son entre educación y salud. Estos enlaces funcionan en ambos sentidos. La salud de los niños determina su capacidad para aprender, la infraestructura de salud se puede utilizar para brindar educación y los maestros saludables son indispensables para el funcionamiento del sector educativo.

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La educación fomenta la participación política, la inclusión, la promoción y la democracia.

Si bien la educación puede contribuir al conflicto, también puede reducirlo o eliminarlo. La educación puede desempeñar un papel vital en la construcción de la paz y ayudar a abordar las consecuencias alarmantes de su negligencia. Las iniciativas educativas, en particular impulsadas por organizaciones de la sociedad civil, pueden ayudar a las poblaciones marginadas a acceder a la justicia.

La urbanización es una de las tendencias demográficas definitorias de hoy, y la rápida urbanización está poniendo una presión en los sistemas educativos. Calculamos en nuestro último informe que se espera que 80 millones más vivan en barrios marginales para 2030. Pero en la actualidad, el sector de la educación general está ausente en gran medida de las discusiones clave sobre desarrollo urbano. Debe integrarse en la planificación urbana futura para que las necesidades y los derechos educativos de todos se satisfagan a medida que cambian las poblaciones urbanas. Invitar a los planificadores de la educación a la mesa en discusiones sobre políticas urbanas ayudaría a abordar las desigualdades al mejorar las habilidades, reducir el número de empleos informales y ayudar a que las ciudades sean más verdes.

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Necesitamos una capacidad profesional sólida en la parte superior de todos los sectores si queremos cambiar la agenda

Para lograr el éxito en muchos de los objetivos de desarrollo, incluidos SDG 8 sobre trabajo decente, SDG 10 sobre ciudades y urbanización sostenible o SDG 16 sobre sociedades pacíficas, debemos abordar la grave escasez de profesionales que pueden ayudar a aportar nuevas soluciones y nuevas ideas para el futuro. Los trabajadores sociales, por ejemplo, que están a la vanguardia de las violaciones de los derechos, los planificadores urbanos que se enfrentan a enormes asentamientos informales en África y Asia, y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y el poder judicial que necesitan satisfacer las necesidades de los 4 mil millones de personas que se estima que viven en el mundo. Falta acceso a la justicia.

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No lograremos ninguno de nuestros objetivos a menos que trabajemos juntos.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible nos invita a desarrollar respuestas integrales e integrales a los numerosos desafíos sociales, económicos y ambientales que enfrentamos.

Esto significa llegar más allá de los límites tradicionales y crear asociaciones efectivas e intersectoriales. Sin embargo, la noción de planificación integrada, aunque forma parte del discurso de desarrollo posterior a 2015, todavía existe principalmente en el papel.

Sin fuertes incentivos políticos y un respaldo financiero adecuado, la planificación y la implementación en la mayoría de los contextos se mantendrán en silos.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2019/07/10/education-has-many-links-with-other-sectors/

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¿Son las microcredenciales una solución educativa para todos?

Las microcredenciales están apoyando la diversificación de la fuerza laboral, pero aún enfrentan muchos desafíos.

En la última edición del reporte Edu Trends se describe a las microcredenciales como «certificaciones digitales que ofrecen evidencia de que un individuo ha dominado una habilidad o área de conocimiento específica. Una vez terminados los requerimientos específicos de la microcredencial, el usuario usualmente recibe un certificado digital como prueba de finalización».

Por lo general, las microcredenciales tienden a estar más enfocadas en habilidades específicas y orientadas al trabajo que los cursos universitarios, lo que puede ser muy beneficioso para las personas que están interesadas en el aprendizaje continuo o que buscan aprender una habilidad específica.

Según Credential Engine, una organización sin fines de lucro que desarrolló un registro de credenciales alternativas, existen cerca de 750,000 microcredenciales tan solo en los EE. UU. Además, son ofrecidas por todo tipo de organizaciones, desde IBM, Google (Crecer con Google), Apple y Amazon (AWS Educate), hasta la Asociación Nacional de Pisos de Madera (NWFA por sus siglas en inglés). Estos cursos están siendo distribuidos por diferentes instituciones de educación postsecundaria. Siendo los más populares aquellos que están en el campo tecnológico, así como en habilidades poderosas, como la resilencia.

Para estudiantes y profesionales, las microcredenciales son una oportunidad para mostrar sus habilidades cuando intentan conseguir un trabajo, especialmente porque les ayuda a demostrar su conocimiento en una competencia o habilidad específica.

Por otro lado, uno de los desafíos del campo de las microcredenciales implica enumerar y especificar aquellas habilidades blandas (soft skills en inglés) adquiridas en estos cursos. Es por eso que las universidades, instituciones y organizaciones que entregan este tipo de credenciales deben examinar el tipo de conocimientos y competencias “suaves” que requieren los empleadores, para tomarlo en cuenta a la hora de crear y emitir este tipo de credenciales.

Otro gran desafío que enfrentan las microcredenciales es la falta de control de calidad. Dado que el campo se está expandiendo rápidamente, el reto a superar será asegurarse de que todas las credenciales tengan un valor efectivo y sello de calidad.

Aún así, las microcredenciales son una excelente manera de continuar aprendiendo o de enfocarse en un tema específico. También ayudan a diversificar la fuerza laboral al ofrecer vías alternativas de formación, especialmente en un momento donde cada vez son más las empresas que no requieren un título universitario para contratar personal.

Si quieres conocer más información sobre este y otro tipo de credenciales alternativas, descarga el más reciente reporte Edu Trends sobre esta tendencia.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/son-las-micocredenciales-una-solucion-educativa-para-todos

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Los cambios necesarios en el aula

Construir buenas relaciones interpersonales es una tarea clave, que es necesario programar y trabajar de manera continua. Algo fundamental para el alumnado y, también, para la constitución de equipos de profesorado colaborativos y bien cohesionados.

Pedro Mª Uruñuela Nájera. – Asociación CONVIVES

“Si queremos que cambien su conducta nuestros alumnos y alumnas, debemos cambiar lo que hacemos en el aula y crear otras condiciones en ella”. Esta era la conclusión principal del anterior artículo, que señalaba tres grandes cambios posibles: el relativo a las relaciones interpersonales, el de los elementos motores del alumnado (emoción y motivación) y el relativo a los elementos internos del aula (contenidos, metodología, evaluación, organización, normas de aula…).

Es fácil encontrar reflexiones sobre los dos últimos elementos, por lo que voy a centrarme en lo relativo a las relaciones interpersonales. Se trata de un elemento directamente relacionado con la convivencia y que, por mi experiencia concreta, es al que menos atención suele prestarse a la hora de organizar el aula. Vamos a ello.

Es necesario partir de la importancia que tienen las relaciones interpersonales en el aula, ya que pueden considerarse los cimientos del proceso de aprendizaje. Si las relaciones son positivas y sólidas, es decir, si los cimientos son consistentes y están bien consolidados, los aprendizajes serán también más fáciles, sólidos y duraderos. Por el contrario, si son débiles o apenas existen, aparecerán muchos problemas y los aprendizajes se resentirán notablemente.

Crear buenas relaciones interpersonales debe ser una de las preocupaciones básicas de todo profesor y profesora ya que, a través de ellas, se da respuesta a las necesidades concretas del alumnado. Nos lo recuerdan los Whittaker en su libro Mi primer año como docente. Gestionarlo y vivirlo, en el que afirman que cada momento que se actúa con el alumnado es una oportunidad para edificar esta relación, desde el primer día hasta el último. Sin embargo, no siempre el profesorado es consciente de este planteamiento, que permanece en el olvido o al que no se le da la importancia y relevancia que tiene.

La programación del curso que se hace al inicio es un buen ejemplo de ello. Dicha programación suele centrarse en los contenidos que se van a trabajar, la metodología que se va a utilizar, la forma en la que se va a llevar a cabo la evaluación, la organización del aula…, pero apenas analiza y plantea cómo se van a trabajar las relaciones. Esto es particularmente importante en las etapas superiores de la educación obligatoria, ya que los grupos suelen ser nuevos respecto del curso anterior, el profesorado pasa menos tiempo con su alumnado y es muy necesario construir y establecer unas buenas relaciones.

Tener programado lo que se va a trabajar académicamente (en el currículo o en los contenidos de la asignatura) puede ser necesario, pero no es suficiente. Es necesario abrir el concepto de programación y dar cabida a los elementos característicos de las relaciones interpersonales. Es necesario plantearse, como bien ha señalado Juan Vaello en sus publicaciones, qué se va a hacer para conectar con las alumnas y alumnos, cómo se les va a escuchar, motivar, entusiasmar, corregir, advertir, comprometer, etc. Estas preguntas deben también discutirse y tratarse en los claustros y en los órganos de coordinación docente, en pie de igualdad que los temas relativos al desarrollo académico del curriculum.

Cinco son los elementos que concretan el trabajo de las relaciones interpersonales en el aula. El primero de ellos, la creación de un buen clima de aula, algo que construimos entre todos y todas y en el que el profesorado tiene una responsabilidad especial. El clima es el ambiente, la atmósfera, el aire que se respira dentro del aula que, si es positivo, hace posible la aparición de conductas positivas en el alumnado hacia su aprendizaje o, por el contrario, favorece actitudes negativas si es negativo.

Son varios los elementos que crean o dificultan un buen ambiente en el aula, desde las características físicas y ambientales del edificio a la gestión socioemocional que se hace de la clase, pasando por la propia organización del aula. Sin embargo, y como indican numerosos autores (ver Uruñuela 2018), las relaciones interpersonales son el elemento determinante y más influyente en el clima de aula. Como señala la profesora Marchena, el clima es una construcción originada por las relaciones sociales y por la forma de pensar de cada uno de sus miembros, y de ahí la importancia de prestarle la atención que se merece.

Son varios los tipos de relación que favorecen el buen clima y la comprensión entre el alumnado y su profesorado, desde la personalización de la relación, la flexibilidad y la interacción con humor compartido entre ambas partes. Igualmente, hay interacciones que favorecen la oposición, desde la desacreditación o discriminación de ciertos alumnos a no valorarles adecuadamente o pasar de ellos y ellas. Algo que debe ser cuidado y evitado por parte del profesorado.

Un segundo elemento clave para la construcción de una buena relación en el aula viene dada por la construcción del grupo. Como ya he señalado, en los primeros años apenas hay cambios en la constitución de los grupos, pero es una necesidad imperiosa conforme se avanza en el sistema educativo. Es necesario dedicar tiempo a la construcción del grupo, a que todos se conozcan y sepan su nombre, a crear actitudes de aprecio y confianza entre sus miembros y a desarrollar procedimientos y actitudes de cooperación.

Construir grupo es la mejor manera de prevenir el acoso y maltrato entre iguales, y es una tarea que no es exclusiva de quienes ejercen la tutoría respecto de dicho grupo. Se trata de algo básico y fundamental para todo el profesorado que, de manera coordinada y sinérgica debe plantearse este trabajo. Es una condición para el aprendizaje y, a la vez, es la manera de trabajar un contenido fundamental en educación, el aprender a relacionarse y a convivir.

Un tercer elemento clave para unas buenas relaciones interpersonales en el aula es la comunicación que se desarrolla entre el profesorado y su alumnado. Son muchos los aspectos implicados en una buena comunicación, pero hay varios de especial importancia para el profesorado y su alumnado. En primer lugar, es necesario conseguir que este nos escuche, que no se cierre en sí mismo, que sea permeable a lo que le queremos transmitir. Esto pasa por saber evitar los mensajes que llevan a que se cierre (ignorarle, criticarle, interrumpirle…) y emplear mensajes que le abran al diálogo y escucha activa. Es importante que el alumno o alumna sientan que nos interesamos por ellos como personas diferentes y que les respetamos tal y como son.

Igualmente es fundamental la escucha activa hacia los y las estudiantes, mostrando interés, clarificando lo que nos dicen, parafraseando sus mensajes, reflejando sus sentimientos y resumiendo lo que comunican. También desarrollar un estilo asertivo y no violento, que aúne la eficacia con la justicia en la comunicación.

Un cuarto elemento hace alusión al tratamiento y gestión de los conflictosque tienen lugar en el aula y en la relación interpersonal entre el profesorado y el alumnado. Que el alumnado aprenda a gestionarlos de una manera pacífica, que sepa identificar sus elementos (personas, problema, proceso), que plantee alternativas desde una perspectiva de ganar-ganar, etc. son aspectos que no se pueden dejar a la improvisación y deben ser trabajados siempre que haya ocasión para ello.

Y todo ello, conectado con los procedimientos para la gestión colectiva de los conflictos que haya puesto en marcha el centro. Es importante que todas y todos sepan que existe el servicio de mediación, que se pongan en marcha prácticas restaurativas, que se les anime a participar en su desarrollo. Lo que conecta con el último elemento clave para la construcción de unas buenas relaciones interpersonales, la promoción del protagonismo del alumnado.

Dar responsabilidad al alumnado, crear y poner en marcha diversos sistemas de ayuda, para la acogida y acompañamiento, de tutoría entre iguales, sistemas de mentorías, etc., supone poner las bases para una buena relación. El alumnado, en general, quiere ser protagonista y responsable, poder participar opinando sobre lo que sucede, tener control sobre lo que hace, sentirse tratado como persona importante que da respuesta adecuada a las situaciones que vive.

Construir buenas relaciones interpersonales es una tarea clave, que es necesario programar y trabajar de manera continua. Algo fundamental para el alumnado y, también, para la constitución de equipos de profesorado colaborativos y bien cohesionados.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/06/19/los-cambios-necesarios-en-el-aula/

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Cuando tener más méritos y experiencia no es suficiente para dirigir un colegio

El antiguo director del CEIP Blas de Lezo (Madrid), tras cuatro años, no renueva el cargo. En su lugar estará una maestra que en el proceso ordinario no contaba con los méritos necesarios y fue excluida. La Consejería defiende su decisión mientras las familias continúan las protestas.

Pablo Gutiérrez del Álamo

El CEIP Blas de Lezo es un centro público situado en el madrileño barrio de Las Tablas. Es un centro que trabaja por proyectos en todas las etapas educativas. Hoy por hoy es el colegio que tiene más peticiones de matrícula en su zona. Entre otas cosas, la causa está en su antiguo director, Javier Montellano. Un director que acaba de perder su puesto después de cuatro años. La causa, difícil de decir.

En el proceso ordinario de nombramiento de directores, en marzo, Montellano no aprobó su proyecto educativo. Sí lo hio, y con nota (11,5 puntos), la baremación de sus méritos. El tribunal puntuó con un 4,25 su proyecto de dirección. La suya era la única candidatura para este colegio. Según Isabel Galvín, secretaria general de la federación de enseñanza de CCOO en Madrid dicho tribunal estaba compuesto por personas cercanas y afines a la Consejería de Educación y esto influyó en la nota del director saliente. Desde la Administración aseguran que el tribunal era independiente y estaba formado, además de por personal directivo y de inspección educativa, por otros docentes del centro así como por familias.

Su puesto lo ha ocupado otra persona: Ana Van Oosterzee, como confirmaba El País. Desde hace unos días es la directora del colegio a pesar de que en el mismo proceso selectivo de marzo se quedó fuera en su solicitud de hasta tres direcciones de centro. Los motivos fueron dos. Por una parte no contaba con el curso sobre dirección escolar obligatorio y, además, no presentó o lo presentó tarde, ningún proyecto de selección para ninguno de ellos. En la lista de valoración definitiva de méritos, Van Oosterzee tiene 7,5 puntos, cuatro puntos menos que Montellano.

Fuentes de la Consejería defienden la decisión tomada. Por una parte, entre el proceso ordinario y el extraordinario, van Oosterzee obtuvo el certificado de la formación de docente y, en lo relativo al proyecto de dirección del centro, defiende que la actual directora del Blas de Lezo había decidido no presentarlo al comprobar que quienes se presentaban en dichos centros procedían del claustro.

Dado que el anterior director no aprobó, la Consejería de Educación decidió tirar adelante con el proceso extraordinario de selección. Dicho proceso le da la capacidad a la administración a elegir a la persona que le parezca, independientemente de que no tenga los méritos necesarios en el proceso ordinario. Eligió a van Oosterzee porque el único requisito necesario es tener la formación en dirección. Y Montellano quedó fuera al no haber alcanzado un 5 en la presentación de su proyecto de dirección.

Para Galvín se trata de una violación de los principios de mérito e igualdad de los procesos selectivos de la administración pública. Por un lado porque Montellano tiene más méritos, según el proceso ordinario, y, segundo, porque no se ha tenido en cuenta que van Oosterzee no había pasado por la formación de direcciones.

Además, Galvín apunta a que una de las posibles respuestas a la situación actual puede hallarse en que el centro sea el más demandado de la zona y en que, muy cerca, hay un centro concertado que también trabaja por proyectos.

Desde el AMPA tampoco comprenden qué está pasando. Llevan cuatro años trabajando por proyectos en el colegio, y codo a codo con la dirección en la realización de todo tipo de actividades extraescolares. Incluso en los tiempos del comedor escolar.

Han estado movilizándose para frenar la decisión de la Consejería, pero sin resultado. A pesar de haberse reunido con la directora de Área Territorial, responsables de esta decisión, y con el propio consejero de Educación Rafael van Grieken. Según relaja José Ramón Ontín, presidente del AMPA del centro en una primera reunión se le ofreció a la comunidad educativa que continuasen en su cargo la jefa de estudios y la secretaria, eligiendo la DAT a la nueva dirección. La solución no les convenció. En una segunda reunión, ya con el consejero de Educación, Rafael van Grieken, la propuesta era que la jefa de estudios se convirtiera en la directora, y que la Administración eligiese la jefatura de estudios y la secretaría. Según Ontín, cuando la jefa de estudios fue a dar respuesta a esta posibilidad, la directora de Área se presentó en el centro, el virnes pasado, con el nombre de la nueva directora.

Desde la Consejería defienden que se ha mantenido el compromiso de que hubiera continuidad en el proyecto del centro y en su metodología. Para ello, según dicen, tanto la jefatura de estudios como la secretaría del centro estarán en manos de personas que hoy por hoy están en el claustro de profesores. Un guiño para enfriar los ánimos de unas familias que tienen previsto, según confirman a este periódico, concentrarse el próximo viernes ante la Dirección de Área Territorial. Desde el AMPA, Ontín matiza esta continuidad. Según cuenta a este periódico, la jefatura de estudios la ostentará un docente que se reincorporará al claustro en el mes de septiembre, una persona a la que parte de la comunidad educativa no conoce.

José Ramón Ontín asegura que la Consejería ha tomado estas decisiones sin escuchar a la comunidad educativa, a las familias y, aunque no tienen nada personal contra la nueva directora, no terminan de entender que la continuidad del proyecto no se lleve a cabo con el mismo equipo directivo.

Este viernes tienen prevista una concentración frente a la sede de la DAT, en la calle Vitrubio de Madrid y una bicicletada para el domingo 14. no descartan llegar a la vía judicial para intentar solucionar esta situación que consideran injusta.
Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/07/05/cuando-tener-mas-meritos-y-experiencia-no-es-suficiente-para-dirigir-un-colegio/
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Bibliotecas escolares, por favor

Por: Guadalupe Jover

Urge hacer ver la necesidad de una pieza -pilar y nudo- que no aparece hoy por hoy en el imaginario pedagógico ni de gran parte de la comunidad educativa ni de los responsables políticos.

No. La biblioteca escolar no puede ser sin más ese espacio luminoso y cálido en que se recibe a las familias a principio de curso. (Antes o después habrán de saber, además, que el espacio que habitan sus hijos e hijas de lunes a viernes y de septiembre a junio se parece más una celda -desnudas las paredes, arracimados los cuerpos-, que esa estancia al menos amplia y confortable. Urge también un cambio en la arquitectura de los centros).

No. La biblioteca escolar no puede ser sin más ese expositor, ese mural, ese panel en que se visibilizan las nuevas adquisiciones, las mujeres escritoras o las lenguas del instituto. (O esos libros se leen y se comentan y se discuten; o esa visibilización femenina se hace extensiva a todas las áreas del currículo en el marco de una decidida apuesta coeducativa que impregne cada rincón y cada gesto; o ese panel se traduce en una incorporación al proyecto lingüístico del centro de las lenguas de nuestro alumnado… o todo será tan solo humo y merchandising).

No. La biblioteca escolar no puede ser sin más la celebración del Día del Libro -o el 30 de enero o el 8 de marzo- o la visita de tal o cual escritor. (Porque el proyecto educativo de centro no está en las fotos que se suben a las redes sociales ni en las chapas que se pegan a la fachada del instituto, sino en la cara oculta del iceberg).

No soy bibliotecaria. Sé, sin embargo, lo que les debo a las bibliotecas (como estudiante antaño, como lectora hoy, como madre siempre). Y sé, como docente, que las bibliotecas escolares resultan imprescindibles para la equidad educativa y para llevar adelante un proyecto educativo que no sea un patchwork de iniciativas aisladas. Otra gente podría explicarlo mucho mejor que yo. Pero urge que multipliquemos nuestras voces para hacer ver la necesidad de una pieza -pilar y nudo- que no aparece hoy por hoy en el imaginario pedagógico ni de gran parte de la comunidad educativa ni de los responsables políticos.

Empezaré desde el principio. Durante muchos años, algunos de los cometidos tradicionalmente encomendados a la escuela parecían exclusivamente asignados al profesorado de lenguas: la enseñanza de la lectura -que en nuestra ingenuidad, nuestra ignorancia más bien, creíamos que era cosa de los primeros años de primaria, cuando lo cierto es que a leer nunca terminamos de aprender y nunca deberíamos terminar de enseñar-; la educación literaria -entendida no solo como transmisión de un patrimonio, sino también como fomento del hábito lector y desarrollo de las habilidades de interpretación- ; y la alfabetización informacional y mediática -proporcionar estrategias de búsqueda, selección y evaluación de información procedente de diferentes fuentes para integrarla de manera ética en un proyecto propio, o de lectura crítica de los mensajes de los medios de comunicación e hipertextos de internet, entre otras cosas-.

Pronto nos dimos cuenta de que solos no íbamos a ningún lado. ¿De qué servía que, en el mejor de los casos, el Departamento de Lengua y Literatura hiciera un esfuerzo por coordinar sus lecturas y buscara el diseño de itinerarios de progreso, si paralelamente el profesorado de otras áreas “mandaba leer” otros textos al margen de cualquier plan consensuado, gradual y complementario en sus propuestas? ¿De qué servían las “listas de libros” si muchos estudiantes no podían hacerse con un ejemplar del título prescrito? ¿De qué servía limitarse a un número de lecturas obligatorias por curso y área, si todo ello se revelaba inútil en el afán de fomentar los hábitos lectores, especialmente de aquellos que no nacieron en hogares rodeados de libros? Eran los años 90 del siglo pasado: muchos centros -algunos centros- se afanaron en recuperar unos espacios reducidos a su condición de almacén para hacerlos hospitalarios y fértiles.

Llegó luego PISA y, a su abrigo, multitud de investigaciones en torno a los procesos lectores: aprendimos entonces que leer no es acceder al significado encerrado en un texto, sino construir su sentido en un diálogo entre textos y lectores en los que el contexto -el propósito de la lectura, por ejemplo- tiene también un papel fundamental.

Aprendimos que saber leer significa saber leer textos diferentes (en sus temas, estructuras, soportes, intenciones, etc.), de ámbitos diversos, y hacerlo además con espíritu crítico desde una perspectiva sociocultural. Y aprendimos también a precisar qué tipo de obstáculos se interponen en nuestra comprensión cabal de un texto, y cómo es ya posible afinar en el diagnóstico e intervenir de manera adecuada entre textos y aprendices. Comprendimos que el desarrollo de estrategias de lectura reclamaba la concurrencia del profesorado de todas las áreas, y que necesitábamos una sólida formación compartida de la que hasta el momento carecíamos.

Llegó luego, en fin, todo lo demás. Fue primero el énfasis en cuanto tiene que ver con la alfabetización informacional y mediática. El aprendizaje por proyectos -al fin legitimado socialmente y espoleado como señuelo en el mercado educativo- reclamaba un cuidadoso acompañamiento en las tareas de investigación. La irrupción del ecosistema digital nos obligaba a ir más allá del entorno audiovisual para llegar a las nuevas formas de comunicar y (des)informar a través de la red… y todo ello requería aprendizajes específicos. Si no queríamos que quienes pudieran volar fueran solo quienes ya venían con las alas de casa, tendríamos que arremangarnos.

Se produjo entonces una enorme fractura: a un lado, aquellos centros -aquellos territorios- en que hubo una decidida voluntad política y pedagógica de transformar las viejas bibliotecas escolares en centros de recursos para la enseñanza y aprendizaje, de ampliar sus fronteras desde el puro espacio físico a espacio medular en el proyecto educativo de centro, y de proporcionar formación y recursos. De otro, aquellos centros -aquellos territorios- en que la administración educativa se desentendió de las bibliotecas escolares y las dejó, literalmente, morir.

Pongamos nombres propios. Probablemente no haya un proyecto de innovación educativa más sólido, más inclusivo, más extendido en el espacio y más sostenido en el tiempo que el impulsado por las bibliotecas escolares de Galicia. Son centenares los colegios e institutos con equipos responsables de biblioteca que trabajan en red, se forman conjuntamente y cuentan con magníficos foros en que intercambiar experiencias. Hora de lectura, leer en común, radio en la biblio, taller de podcasts, clubes de lectura, proyectos de investigación, maletas viajeras… Algo tendrá que ver sin duda toda esta labor con el hecho de que sea Galicia la comunidad autónoma en la que menos impacto tiene el origen socioeconómico del alumnado a la hora de predecir su resultado educativo.

En el otro polo, aquellas comunidades que se han desentendido secularmente de las bibliotecas escolares. Son, algunas de ellas, las regiones con mayor segregación escolar de toda Europa, y en las que más pesa el contexto socioeconómico del alumnado en el rendimiento escolar. Son, también, aquellas que alientan los fuegos de artificio: envoltorios y reclamos que tratan de hacerse con el favor del cliente -“libertad de elección” lo llaman- y una nueva placa en la fachada del centro. Lejos del funcionamiento colegiado y democrático, lo que se impone es el mandato vertical… o el individualismo absoluto.

Cuando decimos que la biblioteca escolar debiera ser el centro neurálgico de la escuela es porque no se nos ocurre otra instancia que pueda hacer frente, de manera colectiva y rigurosa, a los múltiples desafíos a los que hoy en día a de dar respuesta la escuela: desde la compensación de desigualdades a la cohesión de la comunidad educativa, desde el llamado “éxito escolar” a la conformación de una sociedad culta, comprometida y democrática.

“No necesitamos planes, necesitamos leyes”. Las palabras son de Clara Budnick, una de las mayores expertas mundiales en bibliotecas. Las pronunció en el marco del encuentro Leer Iberoamérica Lee celebrado hace unos días en Madrid y me llegaron -me golpearon- a través del twitter de Cristina Novoa, responsable y artífice, junto a un sólido equipo, de la red de bibliotecas escolares de Galicia. “No queremos ya más `experiencias´: necesitamos protocolos de actuación”. La exigencia es ahora de Pepe García Guerrero, impulsor de la red de bibliotecas escolares de Málaga entre los años 2000 y 2015, y fueron pronunciadas hace ya más de una década. Ojalá el próximo equipo ministerial tome buena nota.

Si de verdad queremos conseguir todos aquellos objetivos que adornan los preámbulos legislativos necesitamos bibliotecas escolares. Y si queremos bibliotecas escolares necesitamos formación y recursos. Una formación que llegue adonde no llegó nuestra formación inicial y que sea compartida por equipos directivos y claustros docentes. Y necesitamos también unos recursos que se traduzcan en presupuestos y en tiempos. Sin tiempos compartidos para la biblioteca escolar los centros escolares seguirán siendo racimos de burbujas en permanente agitación pero incapaces de fundirse en un proyecto común.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/07/11/bibliotecas-escolares-por-favor/

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