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La educación en ciencias

 Por: Moisés Wasserman.

La afirmación de que vivimos en la sociedad del conocimiento ya es un lugar común. La riqueza de las naciones depende de su capacidad para producir conocimiento, tecnologías e innovación. El conocimiento engrandece la cultura, mejora la salud, multiplica las posibilidades de desarrollo personal y permite a las personas entender mejor a sus congéneres y el universo. Por tanto, la educación en ciencias debe ser una buena estrategia de desarrollo. Pero no se trata solo de educar científicos (eso, más o menos, sabemos cómo hacerlo), sino de educar a todo el mundo para que sea capaz de entender recomendaciones y usarlas para decidir entre dilemas que le toque enfrentar.

Tanto para el caso del científico profesional como el del ciudadano que quisiéramos que no fuera un ‘analfabeta científico’, enfrentamos un problema importante: la expansión inmensa y acelerada del conocimiento. Nadie es capaz de dominar hoy más que un campo relativamente estrecho. Los idiomas propios de la ciencia se han venido especializando en tal medida que se han vuelto ininteligibles para el no iniciado.

La formalización extrema del lenguaje no es una pedantería académica. La ciencia requiere un lenguaje preciso que no permita ambigüedades. Las matemáticas que describen el mundo cuántico son entendidas por físicos y químicos en todo el mundo y de todas las culturas, el significado de las secuencias de ADN es entendido por biólogos y bioquímicos, pero nada de eso por quien carece de una prolongada formación en el tema. Los conceptos de los expertos parecen cada vez más oscuros a quien toma decisiones políticas, y la confianza en los otros no es un bien que abunde.

La solución obvia sería mejorar la educación escolar. Sin embargo, eso tampoco es sencillo. Hasta científicos con posgrados fallan en campos que no son los suyos. 
Conozco matemáticos que tienen un cactus al lado del computador para “absorber” las ondas electromagnéticas (cuyas ecuaciones deben conocer bien), ingenieros que creen en la energía de cuarzos y perfumes, y biólogos que defienden “la memoria del agua” en las drogas homeopáticas. La alfabetización científica general es una necesidad, incluso para los profesionales en ciencias.

La difusión científica para jóvenes debería jugar en eso un papel fundamental y es en verdad una buena iniciativa. Sin embargo, sus logros están muchas veces por debajo de las expectativas. Nuestro programa Ondas, por ejemplo, es hermoso y emociona, pero un estudio de Fedesarrollo en el 2017 señaló que tiene un bajo impacto en la calidad de la educación en matemáticas y ciencia, que no ha disminuido sustancialmente la deserción estudiantil ni ha aumentado significativamente las vocaciones científicas. Si la difusión no es cuidadosa, puede generar efectos extraños. 
En uno de nuestros museos, después de una explicación entusiasta sobre meteoritos en la cual los niños pudieron observar y tocar uno de verdad, salieron entusiasmados comentando el hecho (mencionado tangencialmente por el guía) de que había caído un Viernes Santo. Temo que terminen recordando solamente que el Viernes Santo caen meteoritos.

Pienso que la mejor forma de enseñar ‘ciencia para el ciudadano’ es desde el colegio, y por medio de su historia. Hay que reproducir con los estudiantes las discusiones que se dieron durante el desarrollo de los grandes hitos, y estudiar con ellos los experimentos que las resolvieron. Si el estudiante entiende esas discusiones del pasado, entenderá que a veces se den contradicciones, y habrá podido desarrollar una lógica que le permita decidir entre dos opciones cuál es la de mayor peso. Una educación que permita entender cómo crece el conocimiento será siempre más exitosa que la que presente hechos terminados.

Fuente del artículo: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/moises-wasserman/la-educacion-en-ciencias-columna-de-moises-wasserman-345958

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El mundo como escuela: familias que educan viajando

Por: Diana Oliver. 

Hay padres y madres para los que los viajes de larga duración son la mejor opción como herramienta pedagógica

Sonia y Antonio llevan toda una vida viajando. Porque les gusta, claro, pero también porque están convencidos de que viajar nos permite vivir de cerca realidades muy diferentes de las propias. Realidades que, dicen, les han ayudado a ser más tolerantes, pero también mucho más conscientes de lo que es realmente necesario para vivir. O lo que es lo mismo, les ha llevado a la toma de conciencia del «tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos», que defendía Tyler Durden en El club de la lucha. Tanto es así que poco antes de convertirse en padres –hace ya 14 años– dejaron sus respectivos trabajos en empresas multinacionales y se lanzaron a dar la vuelta al mundo con una mochila. Y tanto disfrutaron con sus expediciones que no se detuvieron cuando nació Candela (14), ni cuando llegó Mateo (12), e hicieron de los viajes su forma de vida: iniciaron una webserie de su experiencia en YouTube, Makuteros, e incluso dieron el salto a TVE con el programa Mi Familia en la Mochila – Family Run. Han recorrido más de 40 países y hasta han tenido tiempo para emprender un negocio familiar: Makuto Hostel, un albergue mochilero ubicado en Granada, muy similar a un modelo que habían encontrado en sus viajes pero que en 2004 aún no existía en España. “Sabíamos que no podríamos volver a la misma vida de oficina de antes porque nos sentiríamos fuera de lugar”, dice Antonio.

Una filosofía de vida muy similar llevó en 2010 a Max López y Susagna Galindo a crear Familias en ruta, una idea que empezó como un blog de viajes y que ha evolucionado hacia un proyecto de emprendimiento con el que buscan aportar información útil pero también servir de lugar de reunión para una gran comunidad de familias viajeras con gustos, procedencias e intereses de lo más dispar. “La pantalla del ordenador nos une con familias que han encontrado en Familias en Ruta la chispa que necesitaban para echarse a volar. Esto es algo que de alguna manera te genera un sentimiento de responsabilidad –en el buen sentido– y que te da calor para seguir avanzando. Uno de los mejores momentos del año es cuando podemos conversar, desvirtualizar, tocar y crear ambientes de complicidad y disfrute en nuestros encuentros y campamentos”, cuenta Max.

Susagna y Max comenzaron a viajar en familia cuando su hija tenía tres años. Lo hicieron recorriendo gran parte de Centroamérica y Ecuador. Ahora aquella niña ha cumplido 12, y tienen otro hijo de 8, pero continúan descubriendo el mundo: una parte del año la dedican a recorrer Asia (Tailandia, Malasia, Bali, Sri Lanka, Camboya e India), y otra parte instalan su campamento base en Gerona. Reconoce Max que una de las mayores dificultades que se han encontrado hasta el momento es que no existe un camino trazado y estipulado, sino que son ellos los que tienen que crear el propio, “aceptando las contradicciones, riesgos y beneficios, pros y contras de cada decisión”. Pese a ello, considera que son muchas más las ventajas que los viajes de largo recorrido, y largo tiempo, con niños les han aportado como familia. Lo contaron en 2016 junto a otras familias viajeras en el documental Familias viajeras, mirar el mundo con ojos de niño. “Muchos padres consideran que con la paternidad ya no hay opción para grandes viajes, que cuando los niños son pequeños hay que tenerlos entre algodones y que no se puede viajar a países “exóticos”, a no ser que sea con un apresurado circuito de dos semanas o parapetados en un hotel de lujo. Se puede viajar, y se puede disfrutar mucho viajando en familia”, explica Max.

El mundo como escuela

Familias como la de Max y la de Antonio sostienen que hay otras formas de aprender sobre lo que nos rodea: a través de la experiencia. Cuenta Antonio que “viajar es el método de aprendizaje más eficaz y si lo haces en familia, además lo disfrutas el doble”, pero también cree que hay que seleccionar lo que conviene estudiar en cada viaje. “Un viaje a un país desarrollado nos puede ayudar a explicar cuestiones de tecnología o ciencia a través de sus museos, su forma de vida, sus recursos… Mientras que la visita a un país en vías de desarrollo o subdesarrollado nos ayudará a explicar mejor a nuestros hijos cuestiones de humanidades y ética”.

Las estrategias empleadas por cada familia pueden variar según la edad, los recursos existentes en el destino, las preferencias de cada familia y la duración de las estancias. Cuando los hijos de Sonia y Antonio tenían 7 y 5 años recorrieron durante seis meses siete países, desde Asia a Australia. Ahora viajan sobre todo en periodo estival, pero hasta el momento han optado por combinar la fórmula del homeschooling –para el período que no ocupa las vacaciones escolares– con la escolarización: “Cuando un viaje ha coincidido con el período escolar, lo hemos hablado con el cole. Ellos nos han facilitado siempre el temario y así hemos podido convertir andenes y hoteles en aulas improvisadas. A la vuelta se les realiza una prueba de nivel por temas y, si todo está bien, continúan en su curso”.

Los hijos de Max y Susagna combinan el aprendizaje en centros internacionales de otros países cuando se encuentran en períodos de viajes de larga duración con la asistencia a una pequeña escuela pública rural en la que están matriculados en Cataluña. “Nuestros hijos son worldschoolers, lo cual creemos que es muy coherente con un mundo global”.

El mundo también es un aula para los hijos de Alyson Long. Ella y su pareja, alias Chef, llevan viajando con sus hijos más de seis años y lo cuentan en World Travel Family, un blog de viajes enfocado a ayudar a las familias que desean viajar por el mundo con niños. “Queremos que todos sepan que viajar con niños es bueno para ellos, bueno para su familia y nada difícil”, dicen en la presentación de su blog. En su caso han optado por el worldschooling sin que haya escolarización previa. “¿Por qué aprender de los libros cuando puedes aprender en la fuente? Llevamos a nuestros hijos al aprendizaje en lugar de que aprendan información de segunda mano sobre lugares, tiempos y culturas que ni siquiera pueden imaginar. La historia y la geografía están vivas, puedes tocarlas, verlas. No hay necesidad de libros. Lo mismo pasa con el arte, la música e, incluso, con la ciencia o las matemáticas”, explica Alyson.

En su caso se decidieron por esta opción porque no encontraban una escuela local que se adaptara a lo que buscaban (“El plan de estudios era demasiado limitado, no quería que mi hijo estuviera en un salón de clases todo el día y no quería que el estado criara a mi hijo”). El homeschooling era la opción más obvia, pero después vieron que los viajes aportaban mucho más que estudiar a tiempo completo en el hogar.

Comenzaron a viajar con los niños en 2013 y dice Alyson que en este tiempo han comprobado que el mundo real es un entorno de aprendizaje mucho más rico que cualquier aula: “La experiencia viajera sirve para experimentar de primera mano la diversidad, los desafíos físicos o un sinfín de formas de vida que la mayoría de las personas nunca podrían imaginar. Ha hecho que los niños sean más sabios y estén bien informados. Les ha dado confianza en sus propias habilidades y nos ha permitido conocer a mucha gente increíble a lo largo de todo el mundo. Nos ha traído posibilidades y oportunidades. Nos ha traído una nueva carrera, nuevas habilidades y avances profesionales. También nos ha permitido compartir tiempo al completo en familia y no perder ni un segundo de su infancia. Viajar nos ha traído la libertad”.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/04/29/mamas_papas/1556545738_334385.html?id_externo_rsoc=whatsapp

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Libro: Educación digital inclusiva para estudiantes con discapacidad visual

Por: educ.ar.

Cuadernillo con propuestas y orientaciones para el docente acerca de cómo generar actividades significativas para los trayectos de enseñanza y aprendizaje de niños y niñas con discapacidad visual.

EDUCACIÓN_DIGITAL_INCLUSIVA_PARA_ALUMNOS_CON_DISCAPACIDAD_VISUAL

Fuente del documento: https://www.educ.ar/recursos/132591/educacion-digital-inclusiva-para-estudiantes-con-discapacidad-visual

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La educación: con todo en contra y sin reforma

Por: Paco Ramírez.

 

El panorama educativo se ve muy difícil no solo porque la actual Reforma Educativa , la del 2013 seguirá aplicándose para el próximo ciclo escolar aunque Andrés Manuel López Obrador asegurara que en tanto se cancela la actual y se aprueba la nueva, estará vigente el memorándum que envió en días pasados a los secretarios de Gobernación, Educación y Hacienda, con sus características específicas, para dejarla sin efecto pues la legislación de hace 6 años, está por decreto y no puede ser modificada y es que, al no contar con los votos necesarios para ser mayoría calificada, la reforma educativa del presidente Andrés Manuel López Obrador no pasó, por lo que el dictámen deberá regresar a la Cámara de Diputados y será analizado en el periodo extraordinario del próximo 14 de mayo hasta agotar el tema.

Pero no solo es eso por lo que el sistema educativo nacional no la tiene fácil, agréguele que en preescolar y a nivel primaria bastará con que los pequeños de 1ero y 2do grados, asistan, para tener la plena seguridad de que no reprobarán el año al contar con una calificación mínima de 6, sin importar si aprendieron o no a leer, escribir, sumar, restar o multiplicar, sino porque ante los cambios de la 4T, la falta de presupuesto, papel, y la ausencia de acuerdos sobre, qué sí y qué no deberán tener los libros de texto gratuito, se antoja, por demás imposible que se cuente con los más de 140 millones de libros para preescolar, primaria y telesecundaria.

El problema del papel pende de un hilo. Le explico : La empresa que lo suministrará será Bio Pappel, ganadora de la licitación cuyo dueño es Miguel Rincón Arredondo; compadre de Andrés Manuel López Obrador y aunque no es la primera vez que gana y al parecer de manera legal, ahora compromete al presidente, a probar que más allá del compadrazgo está el bienestar de los niños para contar con las herramientas necesarias que den conocimientos básicos a los infantes, elevando como se contempla en esta Reforma Educativa, el carácter de universalidad a la educación, poniendo de cero a tres años a educación inicial.

El costo del suministro de papel será de 221 millones 676 mil pesos, y deberán estar distribuidos en cada escuela del país listos para entregarse a los niños ¡en 14 semanas!

Esta maratónica misión se antoja más que difícil porque, vayamos por partes, la Secretaría de Educación Pública, en coordinación con la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg) es la responsable de entregar los libros de texto y materiales educativos, a las autoridades estatales de educación básica, quienes, a su vez, son los encargados de hacerlos llegar a cada escuela en su entidad. El año pasado el organismo descentralizado entregó 170 millones de libros, sí, un excedente de 30 millones, para sustituir los que llegaron con errores de impresión o mal terminados, para ello contó con un presupuesto de más de dos mil 500 millones de pesos; pero para este 2019, el gobierno federal ha destinado mil 980 millones de pesos, pese a que el organismo requiere 2 mil 600 millones así que súmele al problema educativo del país, un déficit de 620 millones de pesos para operar.

Esperemos que sí estén listos para agosto, revisados, sin faltas de ortografía, y sin errores de seis dedos.

Fuente del artículo: https://www.milenio.com/opinion/paco-ramirez/100-palabras/la-educacion-con-todo-en-contra-y-sin-reforma

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Educación en un mundo cambiante

Por: Paulina Encinales de Sanjinés.

 

Hoy en día existe una gran riqueza de información y cualquiera puede acceder a ella a través de su teléfono inteligente. La labor de los docentes es guiar a los estudiantes para que “aprendan a aprender”.

Vivimos en un mundo en permanente transformación. La velocidad en que nos enteramos de las noticias, el avance de las comunicaciones y la tecnología conllevan unos retos importantes a nivel social, pero también inmensas oportunidades. La educación debe ser una respuesta a esos cambios, para que los estudiantes estén preparados para enfrentarse al mundo aprovechando todos sus recursos.

Ese fue uno de los temas centrales en el reciente Congreso de Educación Privada que tuvo lugar en Medellín.  Se habló sobre la necesidad de ofrecer a los estudiantes una educación holística, que potencie su desarrollo en todas sus dimensiones, que los lleve más allá de ser simplemente “learning machines”, o máquinas para aprender.

Hoy en día existe una gran riqueza de información y cualquiera puede acceder a ella a través de su teléfono inteligente. La labor de los docentes es guiar a los estudiantes para que “aprendan a aprender”. Ofrecerles una formación integral que abarque todas las esferas humanas: la cognitiva, la social y la emocional, otorgando herramientas de construcción de habilidades y competencias más que de contenidos, porque los contenidos están en las redes sociales.

Los cambios conllevan el surgimiento de nuevas maneras de hacer las cosas; de nuevas asignaturas; y por eso los currículos deben evolucionar y las prácticas metodológicas se deben renovar. Una educación sólida con el desarrollo de habilidades que les permita a los estudiantes enfrentarse eficazmente al mundo cambiante de hoy debe comprender lo que se conoce como las 4 Cs: creatividad, pensamiento crítico (critical thinking), comunicación y colaboración.

Fomentar la creatividad en cualquier campo, para que los estudiantes aprendan a buscar soluciones efectivas a los problemas que se les presentan, para que usen su imaginación y su razonamiento para ser innovadores a la hora de formular propuestas artísticas, literarias, científicas o tecnológicas.

Desarrollar un pensamiento crítico y autónomo es esencial precisamente para aprender a discernir entre la abundancia de información, de ideas, y de conocimiento que existe; para aprender a analizar diferentes escenarios y tomar decisiones acertadas.

La comunicación es una herramienta clave en cualquier situación y aspecto de la vida. Trabajar con los estudiantes en técnicas que les permitan tener una comunicación asertiva, que les permita debatir y defender sus ideas con seguridad, es fundamental.

Finalmente, fomentar la colaboración es importante también para que aprendan a trabajar en equipo, a escuchar otras ideas, a plantearse metas comunes, a planear y ejecutar iniciativas con resultados positivos.

No podemos seguir educando a los niños en competencias en las cuales las máquinas son mucho más eficientes que cualquier ser humano, como bien dice Jack Ma, fundador de Alibaba. Los paradigmas de una educación integral vigente tienen que incluir una formación científica y humanista que promueva el pensamiento crítico, la creatividad e innovación, la comunicación pertinente y efectiva, la colaboración, la empatía y el compromiso ciudadano. Aprender a usar las máquinas para lo que son eficientes, es parte de la respuesta a esta revolución de la inteligencia artificial. Estos son los retos de la escuela y de la sociedad del siglo XXI. Estas son las “materias” alrededor de las cuales debe girar el currículo escolar.

Aprender a aprender y aprender a pensar deben estar en el corazón de una actividad pedagógica que, ojalá cada vez más, se centre en la construcción colaborativa de nuevos conocimientos y en la integración de las disciplinas para la solución de problemas reales.

Paralelo a esto, considero que surgen tres retos inaplazables: pensar cómo vamos a utilizar esta revolución de la inteligencia artificial para no seguir arrasando con el planeta, cómo vamos a afianzar la democracia y el pensamiento independente ante unas tecnologías cada vez más invasivas y pensar en las  estrategias colectivas que vamos a desplegar para incluir en esta transformación, a los millones de niños en el mundo que no tienen cubiertas sus necesidades básicas y mucho menos acceso a la tecnología y a una educación de calidad.

En muchos años de experiencia como rectora del Colegio San Patricio, -que está cumpliendo 60 años de su fundación-, hemos visto la necesidad de funcionar en el presente, pero proyectándonos siempre hacia el futuro, teniendo un claro compromiso con el cambio, para así ofrecer a nuestras estudiantes las mejores competencias para enfrentarse a los retos que exige vivir en un mundo en constante movimiento, y llegar a ser verdaderos agentes transformadores de la sociedad.

Fuente del artículo: https://www.semana.com/opinion/articulo/educacion-en-un-mundo-cambiante-columna-de-paulina-encinales-de-sanjines/612002

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El diagnóstico del autismo a los 14 meses es posible y mejora los resultados para el niño afectado

Por: Carolina García. 

Un estudio de EE UU concluye que la detección de TEA a esta edad es altamente estable, lo que sugiere que es factible

 

Uno de cada 160 niños en edad escolar padece Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) en el mundo y sus síntomas suelen comenzar en la infancia y persistir hasta la adolescencia y la adultez, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La edad media de los afectados cuando se determina el diagnóstico está entre los dos y tres años. Según un último estudio de la Universidad de California (San Diego, EE UU), publicado en Jama Pediatrics, esta edad de diagnóstico se podría adelantar a los 14 meses. “A esa edad, el diagnóstico ya es estable y tenerlo facilita la intervención más temprana, favoreciendo su evolución”, afirman.

«Históricamente, los niños con autismo normalmente ni siquiera comienzan su tratamiento hasta los tres o cuatro años, cuando gran parte de su trastorno ya se ha asentado. Cuanto antes se puedan abordar los problemas de TEA, mejor será para el niño afectado”, ha explicado una de las autoras del estudio, Karen Pierce, profesora de Neurociencias de la Universidad de California, a la CNN.

El estudio de cohorte se ha realizado con 2.241 bebés con y sin TEA, evaluados entre 2006 y 2018,. Para los expertos, los diagnósticos fueron más estables cuando se daban entre los 12 y 36 meses de vida que en aquellos niños que lo obtuvieron más tarde, según se explica en las conclusiones del estudio. “Un diagnóstico a los 14 meses de vida es factible y puede ofrecer la oportunidad de probar la utilidad y perspectivas del tratamiento del TEA más pronto, ofreciendo un beneficio terapéutico mejorado”, explican los expertos en el texto.

Además, señalan que “la evidencia sugiere que el TEA tiene sus orígenes en la vida prenatal, probablemente durante el primer o segundo trimestre del embarazo, y los niños comienzan a mostrar los síntomas de la enfermedad en sus primeros cumpleaños, como no responder a sus nombres o no interactuar positivamente con otros”. “Nuestros hallazgos sugieren que la detección y el diagnóstico de TEA pueden comenzar de manera confiable desde los 14 meses. Nuestro próximo desafío es determinar los mejores tratamientos y el grado en que dicho compromiso temprano beneficia a los niños pequeños y sus familias a largo plazo”, concluyen los expertos en Jama Pediatrics.

El TEA hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral. Esto supone que las personas que lo padecen sufran dificultades en la comunicación e interacción con los demás, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Algunas estimaciones, incluso, sitúan su incidencia en uno de cada 59 nacimientos.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/05/01/mamas_papas/1556706175_653544.html?id_externo_rsoc=whatsapp

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The Guardian view on higher education: humans need the humanities

By: The Guardian.

The subjects of least obvious use may prove to be of ultimate value

 

The authoritarian and populist government of Jair Bolsonaro in Brazil is guilty of many crimes. Some, like the assault on the rainforest, will damage the whole world. Others will only damage Brazil: the latest example is the announcement that the government is considering withdrawing funding from university teaching of philosophy and sociology. Higher education may not seem a top priority in a country where a third of the adult population is functionally illiterate. The government’s education policy is already eccentric. The most recently sacked education minister, a former philosophy professor, had demanded that schools film their pupils singing the national anthem and listening to Mr Bolsonaro’s election slogan. But this is serious.

Sociology and philosophy are subjects which seem to their enemies to produce nothing but querulous unemployables fluent in sophistry and subversion. (Mr Bolsonaro has thundered about the need to “combat Marxist rubbish” in educational institutions.) Authoritarians promote a rigid society in which there is room for only a few guides and philosophers at the top. They need to know what there is to know about humanity and society, but everyone else need only know their place. This was certainly the model against which the great 19th- and 20th-century movements for workers’ emancipation rebelled. There is a strong democratic tradition of self-improvement for moral purposes running through socialism and some forms of Christianity before it. All these people understood philosophy and clear thought more generally as a threat to the pretensions of authority and a tool for a more just and better society.

Sociology is a special case of such an instrument of self-improvement. By helping people to think about their own societies, and to engage with what has been thought before, it can make for better citizens as well as better people. To understand the motives of others is to some extent to understand our own. Sociology and philosophy are not vocational subjects. They are the subjects that inform our understanding of any vocation. What happens when powerful people think that common sense can substitute for the disciplines of the humanities is obvious in the horrible consequences of social networks built by young men who understand computer code profoundly but everything else superficially if at all. The philosopher Karl Popper taught that subjects of inquiry could be divided into clouds and clocks: those whose boundaries and workings, however complicated, worked according to clear and explicit rules, and those where this couldn’t be done. Thinking about problems which are by their nature cloudy and cannot be reduced to clockworks is an essential skill in today’s world, as it has always been.

It is not, however, one which is always demanded by employers. Political authoritarians are not the only enemies of humanities. There is also the crude view that higher education is merely the servant of the markets, although any educated person can see that this is precisely the wrong way round. When Mr Bolsonaro praises subjects that generate “immediate return” for the taxpayer, it is a convenient justification for his ideological drive. Others actually mean it.

The principles of liberal democracy are threatened by thuggery, but also by some forms of intellectual assault. If they are to be defended, and their practice improved, we need more philosophers and sociologists. It is the subjects of least obvious use that may prove of ultimate value.

Source of the article: https://www.theguardian.com/commentisfree/2019/apr/30/the-guardian-view-on-higher-education-humans-need-the-humanities

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