Page 1349 of 2733
1 1.347 1.348 1.349 1.350 1.351 2.733

¿Son las evaluaciones docentes la solución?

Por Alejandro Castro

Aunque la reforma educativa de 2013 ya fue sentenciada a una derogación, Esteban Moctezuma, próximo secretario de Educación Pública, dejó muy en claro que la evaluación docente continuará en el siguiente sexenio, pero sin la intención punitiva que tiene. Evaluar a los docentes para mejorar la calidad de la educación no es nada nuevo, como tampoco lo es la ineficacia de este propósito, ya que, con maestros mejor preparados, la calidad educativa se desplomó.

La historia de las evaluaciones se remonta al 19 de mayo de 1992, cuando se publica en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, del cual nace Carrera Magisterial para impulsar el arraigo y motivación del maestro, así como estimular la calidad de la educación y establecer un medio claro de mejoramiento profesional, material y de la condición social del maestro. En efecto, tuvimos excelentes maestros, pero esa calidad no se reflejó en la mejora educativa.

Diez años después, de 2003 y hasta 2012, llegaron los Exámenes Nacionales para la Actualización de Maestros en Servicio (Enams), abiertos a cualquier docente que quisiera tener un diagnóstico de sus competencias profesionales y orientación sobre cómo mejorar; sin embargo, menos del 20 por ciento de ellos participó en estas evaluaciones. Ante la indiferencia por los Enams, éstos fueron sustituidos por la Evaluación Universal, misma que fue implementada únicamente en 2012 con la participación de solo la mitad de los maestros programados. Con tres evaluaciones operando simultáneamente, el fracaso fue más que notorio, ya que el principal mecanismo de evaluación docente se usaba para otorgar recompensas a los maestros en vez de también dirigirse a la mejora de la práctica docente y al aprendizaje de niños y jóvenes.

Veinte años se tardaron en darse cuenta del error, con la reforma educativa de 2013 se impuso castigo para el maestro por las graves fallas en la política educativa; desde 2015 se implementó por primera vez la Evaluación del Desempeño Docente, en la que han participado poco más de 400 mil maestros, y los resultados siguen igual ¡Pero cómo cambiar cuando seguimos enseñando los mismos contenidos y evaluando con exámenes estandarizados sin observación en el aula y la deficiente retroalimentación y orientación formativa para los docentes! A ver qué se les ocurre ahora.

Tomado de:  https://sipse.com/milenio/columna-gis-pizarra-alejandro-castro-escalante-ls-evaluaciones-docentes-solucion-305585.html
Comparte este contenido:

Las alternativas educativas de la CNTE frente al aparato reformador

Por: Alberto Colin Huizar

Lxs maestros de educación pública en México organizados en torno a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) comprometidos con la transformación educativa, realizan cada verano diversos procesos de autoformación política y pedagógica inspirados en la educación popular. En estados como Michoacán, donde el sindicato democrático tiene fuerza organizativa, se conmemora desde hace quince años un significativo evento denominado Taller del Educador Popular, al que acuden miles de docentes con el fin de promover un espacio de aprendizaje colectivo y resistencia pedagógica frente a las políticas educativas neoliberales.

En el contexto actual, a partir de la aprobación de la reforma educativa del 2013, el magisterio agrupado en la coordinadora utiliza estos espacios de intercambio para fortalecer sus propios programas de educación alternativa, como una respuesta concreta frente a los mecanismos de homogeneización educativa que implementa dicha reforma, la cual condensa los elementos centrales de la ola privatizadora que desde hace años anhelan los poderes fácticos de este país para hacerse del control de la escuela pública.

En su quinceava edición, celebrada del 16 al 20 de julio pasado, en pleno periodo vacacional, el XV Curso-Taller del Educador Popular, se llevó a cabo en las instalaciones de la sección sindical de la capital del estado con una asistencia que superó los tres mil asistentes. Docentes de todas las regiones de la entidad se dieron cita con dos objetivos muy concretos: por un lado, participar activamente en las mesas de trabajo para nutrir y consolidar el Programa Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PDECEM) que nace desde el quehacer de lxs profesores de base y se implementa en cada ciclo escolar como la apuesta por una educación alternativa en todas las escuelas de la entidad. Por otro lado, escuchar la intervención de ponentes nacionales e internacionales (con participación de Argentina, Venezuela y Colombia) que abonaron reflexiones en distintos paneles políticos y pedagógicos que permitieron dilucidar algunos ejes de discusión para las más de cuarenta mesas de trabajo que se desarrollaron a manera de asamblea durante el transcurso del evento. Además, el Educador Popular ofreció una amplia gama de talleres didácticos que compartieron los Centros para el Desarrollo de la Creatividad, la Cultura, el Arte y el Deporte (CDCAAD), así como las más de sesenta actividades (talleres, conversatorios y cursos) que elaboró cada colectivo docente como una suerte de herramientas educativas para replicarlas en cada centro escolar.

El programa de la semana de trabajo en el Educador Popular, estuvo repleto de actividades que abarcaron la mayor parte del día, incluso hasta entrada la tarde. La jornada comenzó diariamente con la activación física como una medida para “mover el cuerpo” y despertar el primer territorio desde donde construimos y nos relacionamos. Ese es el preámbulo para la discusión que abonó cada panel sobre ciertos ejes de análisis. El primer día inició con una mirada al contexto educativo y político, para tener una visión macro de dónde se sitúa la lucha educativa actual. En los días siguientes se discutieron ejes sobre política educativa, pedagogías y sobre la vinculación con los sectores populares para superar la lucha gremial. Era notable la riqueza de propuestas con las que gozaba cada panel, pues las y los invitados aportaron una rica variedad de temáticas que explorar, las cuales sirvieron como insumos de discusión para las mesas de trabajo que se celebraron durante tres días, donde los docentes discutieron sus perspectivas internas, realizaron autocriticas y nutrieron su programa alternativo en permanente construcción a partir de sus propias experiencias.

Desde mi perspectiva, uno de los principales aportes de esta edición del Educador Popular fue invitar a desmontar el mito de que la reforma educativa ya está muerta [1], un discurso que ha construido la crítica oficial a la que Roberto González, Lucía Rivera y Marcelino Guerra, profesores de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), llamaron el canon crítico. En su intervención en un panel sobre política educativa, plantearon algunas ideas de su “análisis político de la reforma educativa”, donde sintetizaron una propuesta analítica que nació de estudiar el discurso del canon crítico sobre lo que se piensa que es la reforma educativa, lo que permitió entender al menos dos elementos (aunque hay otros más): 1) Que la reforma constitucional no sólo es “administrativa y laboral”, ya que optar por esta vía analítica sería perder de vista muchos otros aspectos privatizadores de la reforma. Por lo tanto, no puede verse como una política pública “aislada”, “parcial”, “mal hecha” e “incoherente”, sino todo lo contrario. 2) Que la reforma debe ser analizada en su complejidad política e institucional, vista como un proceso que se va modificando y adaptando a las condiciones a partir de sus múltiples aristas y objetivos, no sólo en la evaluación “punitiva”.

Esta reforma, pensada, sistematizada y ejecutada con profunda precisión por las principales fuerzas políticas de este país a partir del Pacto por México, en concordancia con la agenda del sector monopólico-empresarial, tiene un componente profundamente educativo, ya que en su núcleo se encuentra la reconfiguración del Sistema Educativo Nacional. En este escenario, “la evaluación obligatoria, permanente e infinita de los docentes, es un cálculo racional de los neoliberales para producir incertidumbre laboral, para destrabar los lazos corporativos y sindicales de los maestros y generar un maestro responsable de sí mismo, desligado totalmente de sus conexiones históricas e identitarias […] Esta es una reforma educativa, pues pretende trasformar el sistema educativo en sus fundamentos institucionales y subjetivos para formar individuos neoliberales. Todos, absolutamente todos los programas de la reforma apuntan a eso, desde la evaluación obligatoria y eterna, hasta los CIEN, la escuela al centro, el Nuevo Modelo Educativo, la autonomía curricular, la normalidad mínima y la reforma a las Normales” [2].

Considero que una amplia gama del magisterio democrático seducido por el canon crítico que repetía en los medios que la “reforma no tenía nada de educativo” y que sólo afectaba los derechos de lxs trabajadores pero no tocaba a la escuela pública, sufrieron un shock con la perspectiva de lxs investigadores de la UPN. Esta otra visión, implica hacer un esfuerzo por desmenuzar con mayor precaución cada uno de los elementos que componen la reforma, es decir las múltiples cabezas de la “hidra” (recordando la metáfora de lxs zapatistas para dibujar el funcionamiento del capitalismo) que planean transformar la educación como la conocemos hoy para generar sujetos neoliberales al servicio del capital.

Ese tipo de reflexiones vertidas en las mesas de trabajo del Educador Popular permitieron en mayor o menor medida que lxs profesores militantes de la CNTE comprendieran que la reforma educativa sigue avanzando y sería un error político bajar la guardia. ¿Un ejemplo de que la reforma sigue viva? A mediados de agosto la Secretaría de Educación en el Estado está citando al magisterio a cursos de capacitación y actualización sobre el Nuevo Modelo Educativo, con el objetivo de que el ciclo escolar 2018-2019 sea el momento idóneo para introducir a las aulas la intención privatizadora de la reforma. Por esta y otras razones, es posible percibir que hasta el momento no hay ninguna señal concreta de que la reforma se vaya a “cancelar” [3], porque su sello transexenal sigue intacto. El viraje en el gobierno federal con la victoria electoral del partido de centro-izquierda Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), abrió una pequeña grieta para tomar en serio el debate sobre la educación que quieren los pueblos y hacer realidad un verdadero cambio educativo desde las bases y no desde el aparato reformador. Por lo tanto, la lucha tendrá que continuar en las calles para exigir la abrogación de la reforma educativa y en las aulas para consolidar las propuestas de educación alternativa que alimentan los dignos trabajadores de la educación.

Referencias:

[1] Aboites, Hugo (2018), “Sepelio y alternativa a la reforma”, en La Jornada. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2018/01/20/opinion/016a2pol

[2] González, Roberto, Rivera, Lucia & Guerra, Marcelino (2017), “La última y a otra cosa”, publicado en Insurgencia Magisterial. Disponible en: http://insurgenciamagisterial.com/la-ultima-y-a-otra-cosa/

[3] ¡Ojo! Esteban Moctezuma, anunciado como el próximo secretario de educación, nunca dijo que iban a abrogar la reforma educativa. Que no nos engañen.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-alternativas-educativas-de-la-cnte-frente-al-aparato-reformador/

Comparte este contenido:

Primera infancia, la estrategia de equidad

Por: David Calderón

En Mexicanos Primero hemos insistido en la importancia de atender el derecho de los niños desde sus primeros años de vida: garantizar su derecho a aprender, a la salud y nutrición, a la vida libre de violencia, a la participación. Si la desigualdad se enraíza desde el inicio, después los programas son compensaciones y ajustes remediales de muy limitado impacto.

La estrategia para alcanzar cobertura universal en educación inicial no es consistente: la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres en México (ENIM, 2015) registró, en 2015, que 40 por ciento de las niñas y los niños de 36 a 59 meses no asistió a ningún tipo de programa educativo organizado para la infancia temprana.

La estrategia de inversión en el Desarrollo Integral de la Primera Infancia (DIPI) es gravemente insuficiente. Las personas de 0 a 5 años son el grupo de edad con mayor incidencia de pobreza y menor desarrollo humano del país (UNICEF, 2015). A pesar de ello, en 2015, el gasto en las políticas sociales vinculadas con la primera infancia representó en México sólo 0.77 por ciento del PIB, y apenas cuatro por ciento del gasto público total (GPT) del país.

El comparativo internacional muestra que, por ejemplo, Perú invierte por arriba del doble que México con ambos referentes (UNICEF/ IIPE-UNESCO/OEI, 2015). El mínimo horizonte de inversión efectiva, para un país de nivel de desarrollo que tiene el nuestro, se sitúa por encima de 1% del PIB (Sayre et al., 2015); el GPT directo para primera infancia – la política más progresiva en sus efectos – es hoy en México inferior al altamente regresivo GPT destinado al subsidio de tarifas eléctricas (Pérez-Escamilla et al., 2017).

Prevalece aún una tajante distinción en el marco legal, el financiamiento público y la organización administrativa entre la fase de 0 a 3 años y la de 3 a 5 años cumplidos, en detrimento de la primera fase. Más grave todavía es que, representando 33 por ciento del grupo “niños” del país (las personas de 0 a 17 años de edad), a los de 0 a 5 les corresponde sólo 20 por ciento del gasto en desarrollo humano (UNICEF, 2015). En resumen, las estrategias de equidad pensadas para jóvenes o adultos son valiosas, pero seguimos propiciando el círculo de marginación y dependencia si la concentración de los esfuerzos se da ya cuando muchas lagunas de bienestar se empantanaron en infancias empobrecidas.

Insuficiente es también el esfuerzo de formación inicial y continua de los agentes designados. Con todas sus dificultades, el preescolar está sujeto a los apoyos y ofertas de aprendizaje profesional que marca la Ley General de Servicio Profesional Docente; es decir, las educadoras en los jardines de niños tienen una formación prevista como requisito y, con diversa fortuna y calidad, reciben apoyos posteriores, a lo largo de su trayectoria, para seguir puliendo sus capacidades para propiciar el aprendizaje en las y los pequeños a quienes se deben.

En la práctica, la formación de las maestras de preescolar es todavía un proceso con un logro por debajo de lo óptimo, pero no se compara con la desoladora pobreza de actividades formativas y oportunidades de superación profesional que, salvo raras excepciones, plagan la trayectoria de promotores, puericultistas, cuidadores y personal de los servicios de educación inicial. Las recomendaciones para su formación en las prácticas pedagógicas adecuadas todavía están en documentos conceptuales (por ejemplo, lo que publicaron el INEE en 2013 o la SEP en 2014), pero seguimos sin contar con una estrategia nacional vigorosa, financiada y atenta a la diversidad.

Las estrategias para el DIPI se atomizan en multitud de servicios diferentes que no tienen prevista una efectiva complementariedad entre sí (estancias, guarderías, CENDIs, CONAFE), y menos aún una homologación de las metas de desarrollo a alcanzar. La diferencia entre los distintos tipos de servicio no es una celebración de la diversidad propia de niñas y niños, deliberada e institucionalmente asumida, sino una deriva fortuita de decisiones poco meditadas y casi nunca evaluadas en el tiempo.

Un mapeo de intervenciones de política pública que atendieron y promovieron el DIPI durante 2013 en México, realizado en una muestra de campo, arrojó un total de 105 intervenciones diferentes: 45 fueron esfuerzos federales y 60 esfuerzos estatales. La mayoría de los esfuerzos se canalizaron hacia los derechos al desarrollo y a la supervivencia, y en mucho menor medida a los derechos a la participación y a la protección (UNICEF/Fundación IDEA, 2014).

En el país carecemos de un marco explícito para garantizar un mínimo exigible y justiciable de parámetros acerca de las capacidades, formación y retribución de los agentes designados (Mexicanos Primero, 2014). Esa dispersión no se va a convertir en coherencia sólo porque un decreto lo marque; una preocupante decisión es que, desde 2016, se ha propiciado la “equivalencia” entre diversos servicios de estancias y guarderías, por un lado, y el logro de aprendizaje del primer año de preescolar, por el otro, a través de la firma de convenios (Presidencia, 2016).

Es contradictorio suponer, sin ninguna verificación basada en evidencia, que el personal de los servicios mencionados –de formación dispareja y frecuentemente sin ninguna dinámica de aprendizaje profesional (Mateo, Rodríguez y Grafe, 2014)– puedan propiciar los hitos de desarrollo deseable y oportuno en niñas y niños, tal como por su parte se exige a los docentes idóneos de preescolar, agentes que son regulados con parámetros derivados de la Ley General del Servicio Profesional Docente.

Así, al gobierno entrante le quedan al menos dos grandes retos: uno, tomarse en serio la consigna de “primero los pobres” y transitar de un esquema que favorece transferencias monetarias a mayores de edad legal, para pasar el centro de gravedad a los primeros años; dos, buscar una alternativa para la formación continua de educadoras que vaya sumando a los demás tipos de cuidadores en estancias y guarderías. La evidencia es contundente: la estrategia maestra de equidad es comienza por lo primero.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/primera-infancia-la-estrategia-de-equidad/

Comparte este contenido:

La (triste) situación de los maestros de inglés en el sistema público mexicano

Por: Pluma Invitada

La lengua inglesa opera como lingua franca en los sectores de economía, negocios, educación, política y entretenimiento. Hoy en día, más del 80% de las interacciones a nivel global ocurren en inglés (Weil & Pullin, 2011). La investigación también sugiere que las personas, sin importar su nacionalidad, creen que es importante aprender inglés. Así, muchos ven a el inglés como el idioma de la superación personal, pues es reconocido que aporta ventajas en el mundo globalizado (Mexicanos Primero, 2015).

Dado que la relevancia del inglés es clara, los gobiernos en América Latina han reconocido que sus sistemas educativos deben proporcionar a los estudiantes la oportunidad de aprender inglés. El ideal es que los sistemas educativos proporcionen una enseñanza de inglés de calidad que permita a los estudiantes no solo comunicarse de manera oral y escrita; sino que el idioma les sirva para aprender, pensar, analizar y crear conocimiento (Hernández y Rojas, en prensa).

El sistema educativo mexicano ha definido en el perfil de egreso de secundaria que todos los alumnos al concluir la educación básica deberán de poseer herramientas básicas para comunicarse en inglés. Para ello, tanto el plan de estudios 2011 como el Nuevo Modelo Educativo establecen la obligatoriedad de la enseñanza del inglés como segunda lengua para todos los alumnos del país a partir de los cinco años. La estrategia para alcanzar tal propósito la lleva a cabo el Programa Nacional de Inglés en la Educación Básica (PRONI) que desde 2011 promueve que los alumnos desde el tercer año de preescolar hasta el último grado de secundaria tengan como mínimo entre 1,060 y 1,900 horas de clase de inglés por ciclo escolar.

Lograr que los estudiantes de educación básica adquieran las competencias necesarias para el dominio de la lengua inglesa es una tarea colosal. Tal tarea requiere de maestros capacitados, de un currículo de calidad, de materiales, tiempo efectivo de clase y ambiente escolar adecuado por mencionar algunos factores. En este artículo quiero enfocarme en los maestros y la problemática que viven para lograr el objetivo de que los estudiantes en el sistema público aprendan inglés.

Los profesores de inglés que trabajan en las escuelas públicas son contratados en su mayoría mediante el PRONI como profesores externos conocidos en el sistema como asesores externos. El tipo de contratación de los maestros de inglés tiene implicaciones importantes en su integración como profesores en las escuelas. Con base en entrevistas y grupos de enfoque realizados en Guanajuato con maestros de inglés en nivel básico en junio de 2018, los maestros reportan que en sus escuelas no son considerados como planta docente. Como resultado no tienen en su mayoría un salón de clases asignado, frecuentemente no son invitados a los Consejos Escolares, pocas veces son invitados a cursos de actualización o capacitación y reportan poco o nulo apoyo por parte del personal directivo y administrativo en sus escuelas. Tal es la situación de aislamiento de los docentes de inglés, considerados como asesores externos, que en sus centros escolares muchos reportan no ser invitados a las fiestas del día del maestro y de cierre de año.

Enseñar inglés en el sistema público tiene sus particularidades. Quizás la más grande es que la clase de inglés no forma parte del plan curricular formal. Ello a pesar de que la enseñanza del inglés es obligatoria en educación básica. De tal manera que la materia de inglés no aparece en la boleta de calificaciones de los estudiantes y con ello no tiene efecto en su progresión escolar.

El status de los profesores de inglés en la escuela; así como, de la materia en el currículo implica que los profesores de no pueden llamar a los padres de familia para hablar sobre el rendimiento escolar de los alumnos y de cómo pueden recibir apoyo en casa. Los profesores entrevistados mencionaron que sólo los maestros titulares pueden convocar a los padres de familia y que depende de su relación con dichos maestros para que se les de tiempo en una reunión para hablar del desempeño escolar en la materia de inglés.

Enseñar inglés en el sector público es un desafío. Los estudiantes tienden a progresar a través del sistema educativo sin adquirir el nivel de inglés de acuerdo a su grado escolar. Así, los estudiantes llegan a secundaria con un muy pobre nivel de inglés a trabajar con libros y un programa para competencias más avanzadas. Los maestros reportan que esa es la razón por la que los estudiantes no adquieren las competencias deseadas, pues en cada ciclo escolar se vuelve a “repasar” conocimientos que debieron ser adquiridos en ciclos anteriores. Conforme crecen los estudiantes el problema se vuelve más grande: “No es lo mismo enseñar los colores y el abecedario en preescolar que hacerlo en secundaria. Si los estudiantes llegan a secundaria sin esos conocimientos ya es muy difícil que un adolescente quiera adquirirlos” comentó un profesor.

En opinión de los profesores, el sistema educativo no les ofrece de condiciones adecuadas para enseñar inglés. Por un lado, la cantidad de horas lectivas por semana que los estudiantes tienen es insuficiente para adquirir las competencias necesarias para aprender una segunda lengua. Por otro lado, dado que la materia de inglés no forma parte del plan de estudios obligatorio, y los aprendizajes de los estudiantes no tienen ningún impacto en su progresión escolar, los estudiantes avanzan de grado de escolar sin tener las competencias necesarias para el siguiente grado escolar en la materia de inglés. Lo anterior se convierte en un ciclo vicioso en el que el resultado es poco aprendizaje significativo de la lengua.

A pesar de que la recolección de información se realizó en una solo entidad de la República Mexicana, los datos cuentan una historia preocupante. Los maestros de inglés están enfrentando una situación adversa. El ser considerado como externos sugiere de la poca importancia que tiene la enseñanza del idioma inglés en las escuelas. Esa falta de importancia la trasmite la escuela y el sistema educativo al no trasmitir a los estudiantes que su desempeño en clase es importante y que tiene consecuencias. Los maestros a su vez se sentirían más motivados si trabajaran en comunidades escolares en las que se sientan incluidos e importantes. La “triste” situación de los maestros de inglés es sin duda uno de los tantos aspectos que el sistema debe considerar para mejorar la experiencia y los aprendizajes de los alumnos en las escuelas públicas.

Referencias:

Hernández- Fernández, Jimena y Rojas, Javier (en presa) English Public Policies in Latin America: Looking for Innovation and Systemic Improvement in Quality English Language Teaching. British Council.

Weil, Markus y Pullin, Patricia (2011).“English as a lingua franca in education. Internationalisation speaks English”, Education permanente. Revue Suisse pour la formation continue, 2011-1, pp.28-29. Disponible en: https://www. academia. edu/459366/English_as_a_lingua_franca_in_education_-_Internationalisation_ speaks_English

Mexicanos Primero (2015) Sorry- El aprendizaje del Inglés en México. Mexicanos Primero

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-triste-situacion-de-los-maestros-de-ingles-en-el-sistema-publico-mexicano/

Comparte este contenido:

Proyecto de vida: asignatura pendiente en las universidades colombianas

Por: Julián de Zubiría

El pedagogo Julián De Zubiría propone crear la asignatura de Proyecto de Vida, tal como están haciendo las principales universidades del mundo, entre ellas Stanford, Harvard y Yale. Una oportunidad para desarrollar la inteligencia emocional de los jóvenes.

A lo largo de la historia la educación en Colombia ha tenido un marcado sesgo académico. El Ministerio de Educación Nacional (MEN) para referirse a los contenidos curriculares habla de “áreas del conocimiento”, en tanto al periodo escolar lo denomina “año académico”. Se equivoca en ambos casos, pues deja de lado dimensiones humanas tan importantes como la ética, la estética o la social. Por eso, los contenidos enseñados son abrumadoramente cognitivos, al tiempo que para evaluar y decidir la promoción de grado de un estudiante sólo se han tenido en cuenta criterios académicos. Recuerdo en este momento al único supervisor que nos ha visitado en el Merani. Fue en el año 1989, y vino con el propósito de indagar por qué nosotros evaluábamos y utilizábamos como criterio de promoción el nivel alcanzado por los estudiantes en autonomía, interés por el conocimiento y solidaridad. Nunca hemos dejado de hacerlo, y desde ese día, he venido reiterando mi propia queja contra el MEN por no tener en cuenta criterios distintos al académico para decidir si un estudiante está preparado para el grado siguiente.

En las universidades el sesgo es todavía mayor. Los criterios de admisión, evaluación y promoción son exclusivamente académicos. Es marginal el apoyo de psicología a los estudiantes que lo requieren; en tanto a nivel curricular, los contenidos valorativos y los dilemas éticos, prácticamente no existen y las crisis emocionales de los jóvenes tienden a ser desatendidas por las instituciones de educación superior. No las conocen los docentes, por tanto, no las median y no pueden ser superadas con el concurso de profesores o psicopedagogos universitarios. Según estudios realizados en las universidades de EEUU, el 42% de sus estudiantes ha pensado de manera seria en el suicidio. Aun así, en clases los maestros sólo hablan de ecuaciones diferenciales de segundo grado, estadística, biología o microeconomía. Estamos ante un sistema educativo universitario que desconoce por completo las diversas dimensiones del ser humano. Es común que los grandes estafadores obtengan títulos universitarios. Varios incluso alcanzan maestrías en administración de empresas, sin que las propias universidades se hayan dado cuenta. El caso más paradójico e ilustrativo es el trabajo de grado meritorio presentado por Guido Nule titulado: “Responsabilidad social de los negocios: ética y educación”. Sin duda, esto nos debería cuestionar hasta qué punto hemos involucrado las diversas dimensiones humanas en la formación de los jovenes bajo nuestra responsabilidad.

Cuando años atrás realizamos un diagnóstico de los factores asociados a la deserción en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, la conclusión fue impactante: Los estudiantes que tenían novi@, quienes se quedaban a los conciertos en el Auditorio León de Greiff o aquellos que interactuaban de mejor manera con sus compañeros, abandonaban en menor medida la universidad. La explicación era sencilla: el grupo social al que pertenecían, actuaba como mecanismo protector del estudiante, lo arropaba ante las crisis emocionales propias de la adolescencia. Los grupos sociales hacían lo que le correspondería a la universidad, ya que ésta había asumido, hasta el momento, una actitud indiferente e indolente hacia el desarrollo socio-afectivo de sus estudiantes.

Este es el contexto que me ha llevado a proponer en las universidades que he acompañado pedagógicamente en esta época, la creación de la asignatura de Proyecto de vida para ser trabajada en el primer semestre. Se trataría de un espacio que ayudaría al joven a conocerse y comprenderse a sí mismo y a los otros. Una asignatura que abordaría tanto la autobiografía como el proyecto de vida futuro del estudiante, en la que se analizarían los motivos que explican por qué ingresó a esta universidad y carrera; por qué está enamorad@ de quién lo está y por qué actúa de cierta manera. Una asignatura para fortalecer la inteligencia intra e interpersonal de los estudiantes, tal como las denominó Howard Gardner. Una asignatura para desarrollar la comprensión de sí mismo, de los otros y del contexto. Un espacio relativamente pequeño para favorecer el optimismo, la esperanza y diversas actitudes positivas ante la vida; de manera que podamos reconocer nuestra deuda eterna con los otros y la gran importancia de los amigos, los compañeros y la familia, para poder conquistar la felicidad.

El sentido de la asignatura es rastrear los orígenes del estudiante, de manera que le ayudemos a proyectar su futuro en las dimensiones familiar, personal, social y laboral. Una materia para hacerle preguntas a la vida sobre las decisiones pasadas y futuras, para evaluar las decisiones que ha tomado previamente y para reflexionar sobre las futuras que tendrá que asumir. A nivel cognitivo, busca entender de dónde vienen y para dónde van los jóvenes. A nivel sensible afectivo, el propósito es juzgar y valorar las decisiones previas; y a nivel práxico, tener claro ¿para dónde va la vida del estudiante y por qué? Así suene paradójico, estamos en mora de pasar de una universidad que nos brinde respuestas a preguntas que no sabemos quién formuló, para comenzar a generar y resolver las propias preguntas del estudiante. La asignatura de Proyecto de vida es una bella oportunidad para empezar a lograrlo.

Sin duda, sería una asignatura por completo diferente a las que conocemos, que requiere un docente con características especiales para comprender y orientar de manera asertiva las diversas y complejas situaciones que enfrentan los adolescentes en su vida. Un docente sensible, reservado y profundamente respetuoso de la diversidad e individualidad. De allí que las clases, las tareas, los ejercicios y el tamaño del curso serían diferentes a los que hoy predominan en el trabajo universitario. Habría que revisar biografías, comentar hitos de la vida de cada uno de los jóvenes y estar dispuesto a compartir algunos de los elementos de la biografía del profesor.

Las grandes universidades del mundo ya han dado este paso. Harvard, Stanford y Yale han creado recientemente cátedras para ayudar a los jóvenes a pensar en sí mismos y en los factores claves en sus vidas.  En Stanford, el nombre es muy similar al que le hemos dado en Colombia desde hace cerca de dos décadas cuando la creamos en el Instituto Alberto Merani. Allí se llama Diseñando tu vida.  Recientemente, una asignatura similar resultó ser el curso más popular en la historia en la prestigiosa Universidad de Yale. El curso se denominó Psicología y Buena Vida. Debe tenerse en cuenta que, si uno de cada cuatro estudiantes actuales de la universidad se inscribió en la cátedra, es porque las necesidades emocionales de los jóvenes todavía no han sido atendidas. Seguimos en deuda con su formación integral.

Ojalá ningún alumno tuviera la desgracia de recibir clase de un profesor que crea que el derecho o la economía no tienen nada que ver con la ética. Quizá aún queden unos pocos, pero desafortunadamente siguen existiendo. Algunos fungen de abogados o economistas y transfieren a su profesión la despreocupación ética que aprendieron. El problema es que profesores así de insensibles, terminan siendo una desgracia para la sociedad y todos acabamos pagando los costos de su irresponsabilidad. Son profesores que contribuyen a destruir el tejido social.

Las competencias sólo se consolidan si se alcanzan altos niveles de dominio. De allí, que la única manera para consolidarlas es que en los siguientes semestres se continúen trabajando y que, en cada una de las asignaturas, se aborden dilemas y evaluaciones que involucren contenidos éticos. Necesitamos que en carreras de Ciencias Naturales se incorporen dilemas ligados con la eutanasia, el aborto o la clonación. Que haya debates y ejercicios que incluyan las preguntas esenciales de la vida. Que en carreras de Ciencias Sociales se interpreten y juzguen los altísimos niveles de inequidad, desarrollo desigual, intolerancia y exclusión, que seguimos manteniendo como sociedad; que se trabaje para favorecer la esperanza, la confianza y el optimismo, actitudes que han sido escasas en un medio social acostumbrado a que la violencia y la corrupción parezcan connaturales a su condición.

Una asignatura de Proyecto de vida es una excelente evidencia de que el fin último de toda educación debería ser la formación de mejores ciudadanos. Aunque debemos reconocer que estamos lejos de lograrlo porque se necesita la voluntad de los Consejos Superiores de las universidades para implementarla y discusiones en su seno sobre la naturaleza y los contenidos que serían abordados en las clases. La reflexión y análisis entre los docentes universitarios es la segunda de las medidas que se debería tomar. Esta columna es una invitación para empezar a cumplir con este propósito.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/proyecto-de-vida-asignatura-pendiente-en-las-universidades-colombianas-columna-de-julian-de-zubiria/577248

Comparte este contenido:

Los retos por venir

Por:  Manuel Navarro Weckmann

Para poder llevar a cabo un proceso de transformación, las más de un cuarto de millón de escuelas de educación básica en nuestro país requieren de una serie de insumos que les permitan fortalecer su actuar. Por ello, el gobierno que inicia en el mes de diciembre enfrentará retos muy importantes que deberá tomar en consideración para poder incidir y no perder más tiempo en políticas brillantes ante los medios de comunicación, pero sin contenido académico y con graves perjuicios laborales como lo hizo el gobierno en turno a lo largo de seis años.

En primera instancia y como factor más importante, está la formación docente de quienes ingresan al sistema, ya que no es posible que, con un solo examen, personas sin la preparación adecuada en el ámbito profesional tomen en sus manos a niñas y niños, principalmente de preescolar y primaria, por lo graves riesgos que ello implica. De igual manera es fundamental que exista un verdadero respaldo a la escuelas normales, se les dote de presupuesto suficiente y de espacios de autonomía para fortalecer su capacidad curricular, y que sean éstas, así como la Universidad Pedagógica Nacional, las únicas con posibilidades de formar a las y los futuros profesionales de la educación.

De igual manera, a la par del fortalecimiento de los contenidos académicos para el mejoramiento de la niñez y juventud nacional, se encuentra la separación de todos los aspectos laborales que se encuentran inmersos en la legislación educativa y que aquellos, se ubiquen, como siempre debió de haber sido, en lo que corresponde al contrato colectivo de trabajo con respeto al magisterio y sus derechos adquiridos con antelación.

La evaluación docente debe continuar, abarcar a las autoridades educativas, así como mejorar y diversificarse, a la par de establecerse como factor fundamental para la capacitación, desarrollando un sistema de mejoramiento del magisterio con una capacitación constante, gratuita y con la posibilidad real de crecimiento sin necesidad de tener que escalar en los puestos administrativos para mejorar salarialmente.

Finalmente, se hace necesario que lo que está en la legislación como letra muerta con referencia al reconocimiento profesional del magisterio se lleve a la práctica, para dejar en claro que, más allá de la condición de pobreza y desigualdad que se vive en nuestro país, así como los resultados educativos, la sociedad reconoce el papel de transformación y mejoramiento del magisterio nacional.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-retos-por-venir/

Comparte este contenido:

Educar en valores éticos

Establecer una asignatura de valores cívicos en la educación española es una buena noticia porque de esa manera los futuros profesionales tendrán un espacio para reflexionar sobre las metas y valores de su actividad

El 17 de junio pasado llegó a Valencia el buque Aquarius con 630 inmigrantes a bordo, rescatados días antes en el Mediterráneo. Aunque el viaje era largo, otros puertos más próximos no se prestaron a recibirlos y fue el puerto valenciano el que lo hizo. Naturalmente, los comentarios de todo tipo inundaron las páginas de la prensa, las cadenas de radio y televisión y las redes sociales, desde los agoreros cansinos que insistieron, como siempre, en pronosticar un efecto llamada que acarrearía toda suerte de males, hasta el entusiasmo de una ciudadanía, orgullosa de saberse y sentirse solidaria.

Los tres poderes sociales —el ciudadano, el político y el económico— se unían para atender a los más vulnerables. Era el momento mágico de las sinergias entre las fuerzas sociales a favor de lo mejor que tenemos los seres humanos. Era un brote valioso de hospitalidad.

Claro que aquello era solo un comienzo, y a partir de ese punto debía empezar el proceso de organizar, discernir y, en su caso, llevar a cabo la integración, porque la acogida es un bien menor, cuando no se ha logrado resolver los problemas en los países de origen para que nadie se vea obligado a dejar su hogar, pero integrar a los recién llegados era todavía la asignatura pendiente.

Recuerdo la ingeniosa respuesta de un profesor latinoamericano a quien pregunté cómo no mejoraba la situación de su país, teniendo en cuenta la creatividad de sus gentes: “Es que”, me dijo, “tenemos muchas iniciativas, pero pocas acabativas”. Y tenía razón, pero no solo para su país, sino para muchos otros; entre ellos, España y esa precaria unión supranacional, que es la Unión Europea.

«Una sociedad demuestra qué materias considera indispensables cuando las incluye en las aulas»

Los problemas políticos y económicos han venido poniéndole trabas desde el comienzo, pero hoy en día se han sumado las deficiencias éticas: la falta de acuerdo real en los valores de los que queremos vivir, que son los que constituyen nuestras señas éticas de identidad. Como diría José Luis Aranguren, nuestra moral vivida, además de nuestra moral pensada.

En la forja de esa moral es una pieza clave la educación, tanto formal como informal, tanto la que se plasma en currículos escolares y universitarios como la que se propaga a través de la vida cotidiana.

Porque las personas no nacen ciudadanas, sino que se hacen. La persona —recordaba Kant— lo es por la educación, es lo que la educación le hace ser. Y en este tiempo en que en España se debate sobre una reforma de la ley de educación, que venga a superar deficiencias de la LOMCE, es una buena noticia saber que una asignatura de “valores éticos y cívicos” va a formar parte de los planes de estudios escolares como un capítulo en la formación de todo el alumnado.

«Hay que reforzar la filosofía, pues con ella empezó el conjunto de la sabiduría secularizada»

A fin de cuentas, hace años constaba una asignatura con el título “La vida moral y la reflexión ética”, que se ocupaba del conjunto de valores éticos compartidos en las sociedades pluralistas y democráticas, es decir, de su ética cívica, y de los proyectos que desde ella se han ido incorporando. Una asignatura que contaba con el apoyo de todos los grupos sociales.

Cuál sería el hilo conductor de esa materia no es difícil de imaginar: reflexionar sobre la superioridad de la libertad frente a la esclavitud, el adoctrinamiento y la manipulación; degustar el valor de la igualdad entre las personas, que tienen dignidad y no un simple precio, sea cual fuere su raza, religión, edad, género o su orientación sexual; respetar activamente, y no solo tolerar, las ideas de quienes piensan de forma distinta, pero moralmente aceptable; apreciar el diálogo como camino para resolver los conflictos, cuando están puestas las condiciones para que el diálogo sea auténtico, y tomar nota de que la apuesta por la justicia no es un mero consejo, sino la exigencia indeclinable que constituye el quicio de cualquier sociedad pluralista y democrática. Si la justicia falla, como valor y como virtud social, la sociedad está desquiciada. Con claro perjuicio para todos, pero sobre todo para los más vulnerables.

Contar con una materia semejante en el currículo escolar es imprescindible, entre otras razones, porque una sociedad demuestra qué materias considera indispensables para la formación cuando las incluye en un plan de estudios; en este caso, para ayudar a formar una buena ciudadanía, conocedora de sus derechos y de sus responsabilidades y capaz de vivirlos en la práctica.

La escuela y la universidad bien pueden vincularse con actividades que encarnen la moral pensada en la moral vivida como parte del currículo escolar. El trabajo conjunto con organizaciones cívicas solidarias se hace aquí imprescindible.

Es verdad que educamos en tiempos de incertidumbre, ignoramos qué habilidades y competencias científicas y técnicas serán las más adecuadas para encontrar un lugar en el mundo laboral, pero sí que sabemos que es desde los valores éticos mencionados desde los que debería orientarse el quehacer de las ciencias y las técnicas.

Por eso sería aconsejable introducir en el temario de la educación española una asignatura de ética en cada uno de los grados universitarios y en la formación profesional, de modo que los futuros profesionales tengan un espacio para reflexionar sobre las metas y valores de su actividad.

Naturalmente, la ética, que es “filosofía moral”, igual que hay filosofía de la ciencia o de la técnica, es una parte de la filosofía, ese saber de tan larga y acreditada historia que con ella empezó el conjunto de la sabiduría secularizada, al menos en Occidente.

Mantener la asignatura de filosofía como obligatoria en primero de bachillerato y aumentar su peso en segundo es una de las reivindicaciones, más que justificadas, de la Red Española de Filosofía, a las que hace unos días dedicó un espacio Juan Cruz en las páginas de este diario.

Pero en su calidad de ética para la Enseñanza Secundaria Obligatoria, con un alumnado más joven, es necesario potenciarla muy especialmente para que tome cuerpo en la vida social esa Declaración Universal de Derechos Humanos, que el 10 de diciembre cumplirá 70 años, y que tiene por base explícitamente la dignidad de las personas, la dignidad de todos los miembros de la familia humana.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/07/23/opinion/1532365199_568677.html

Comparte este contenido:
Page 1349 of 2733
1 1.347 1.348 1.349 1.350 1.351 2.733