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Pensando en el futuro de la educación o, mejor, en la educación del futuro

12 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Germán Pilonieta

Tener el poder de visualizar el futuro incierto resulta toda una aventura sin precedentes. Y mientras eso es posible, podemos contar con algunos presupuestos que nos podrían facilitar la tarea.

Se trata de verificar en el continuo presente que algunos paradigmas deben ser superados con el fin de poner en el presente, el futuro en el que van a vivir los  niños de hoy.

Es posible que la educación de hoy no pueda ser transformada desde ella misma  o lo que es lo mismo, la escuela no será transformada desde dentro, puesto que ella no podrá transformar nada, tal como ella es. La actual educación va a ser transformada desde afuera,  desde los avances  en áreas diferentes de las que tradicionalmente han sido objeto de la pedagogía.

Tras la innovación disruptiva

Si uno observa con mucho cuidado como han sucedido las cosas en la historia del desarrollo,  algunos brotes y fuentes del mismo, ocurren en sitios y lugares, mentes y pasiones, a veces muy lejanos pero que cuando parecen, son determinantes y  de gran poder.

Recientemente se han dado transformaciones  muy significativas que si bien se esperaba que surgieran del mismo seno del sector , no fue así.  Son varios los ejemplos que pueden ilustrar ese punto. El  valor del vapor. El petróleo y su derivados, los relojes de cuarzo  y el paso de lo analógico a lo digital, etc, etc.

En  el campo que nos atañe, ancestralmente se dieron algunos ejemplos que modificaron las tradiciones, como cuando apareció la imprenta y todo lo que de allí se derivó. Las ideas convertidas en acciones,  como aquellas de las que se derivaron  las prácticas  formativas, que después fueron educativas  y luego pedagógicas, desde las concepciones mecanicistas del mundo y su aliado el progreso de la preindustria, se creó la escuela.

Fueron muchos los años en los que ese tipo de escuela ha funcionado y se ha sofisticado en una avalancha de innovaciones  que la han dejado igual. Demencia se llama eso,”  Repetir y repetir esperando siempre resultados diferentes.

Pero bueno, al cabo del tiempo también surge la necesidad de dar un salto paradigmático. Se trata de mirar en algunas direcciones significativas que nada tienen que ver con la escuela  o con la educación , pero que  a la larga será uno de los factores que la harán diferente o al menos, significativa.  Se trata de las neurociencias cognitivas, de las nuevas y más científicas  aproximaciones a los fenómenos del cerebro, tan despreciadas por el verbalismo  y las posiciones generalistas y superficiales asumidas por el gran grueso de los profesores del momento, y de la pedagogía como discurso perenne, aunque sea dialogante.

Se inventaron una serie de conjeturas y suposiciones  desde diferentes rincones del hacer, a lo cual se le llamó la pedagogía  y desde allí se consolidó, no solo la formación de los profesores, sino la estructura de la educación . La pedagogía como el fundamento de la educación.  Educación fragmentaria, sin sentido y sin orientación definida que con él con el correr del tiempo perdió su horizonte y se enredó en su maraña infranqueable. Por esa razón esa educación no podrá transformarse desde dentro, es imposible.

La prepotencia cultural burocrática convertida en actos administrativos coyunturales, se traduce en competencias, programaciones, objetivos , contenidos curriculares y demás formas anacrónicas de procesos fallidos.

En ese pasado, que en nuestro caso ha sido un eterno presente, las cosas se han  hecho bien y razonablemente de acuerdo con las leyes y los decretos del momento, la tecnología de uso y el modelo económico vigente. El error y la equivocación ha sido que se ha hecho todo esto  para y desde los adultos solamente, desde el pasado y el presente, pero sin pensar en el tiempo en que los hijos y los hijos de estos vivirán.

Es posible que el antiguo paradigma de la pedagogía, sea cambiado por uno nuevo , el de las neurociencias cognitivas y la democracia real, dejando entrar a la ciencia en el ámbito de la educación y asumiendo la estructura democrática como escuela, en donde fundamentalmente primaran los presupuestos de la formación de la persona.

No es la tecnología, que nace en otro nicho diferente de la educación, una herramienta (para hacer mal lo que antes se hacía regular),  sino que debe convertirse  en una verdadera plataforma desde la cual y en la cual se originen nuevas miradas y enfoque de un viejo, pero nuevo sentido de lo formativo. Se trata de lograr uno de los sueños más anhelados en la vieja educación, la personalización de la formación a cambio del anonimato y el grupismo de las antiguas aulas de clase.

Es en la innovación disruptiva en donde vienen apareciendo aquellos factores que sin pertenecer, ni originarse en el sector educativo, la que la  va a transformar. Poco poco van apareciendo brotes  significativos en este campo que si bien es cierto son muy tímidos, muy pronto adquirirán el poder que otorgan los nuevos enfoques sobre los fenómenos humanos.

No es conveniente seguir considerando a la educación como un servicio público pues así se la está tratando. Es posible que el sentido que tiene “ servicio público”  sea una afirmación que tiene fundamento en que debe ser para todos y ello no será posible ni económica, ni logísticamente. Es tan solo una ilusión. El paradigma en que se sustenta no lo hace posible ahora ni nunca, así se haya escrito en la constitución.

Poder saltar del paradigma educativo  de “servicio público” al de empresa, permitirá poner en su justo lugar lo que podría ser  pertenencia y compromiso a través del  quehacer mancomunado.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/pensando-en-el-futuro-de-la-educacion-o-mejor-en-la-educacion-del-futuro

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La identidad del docente

12 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Nancy Palacios Mena

La construcción de identidad docente plantea varios retos a nivel profesional y personal para los maestros.

La construcción de identidad docente hoy, plantea entre otros retos, la superación del modelo de profesorado tradicional que conocemos: aquel que centra su preocupación en la realización de una labor de enseñanza de los contenidos de una asignatura, es decir, en los modos de hacer que adopta el profesorado para intentar que los contenidos de la materia en cuestión resulten asequibles y comprensibles. Lo anterior, supone superar la lógica en la que el profesor se sitúa como conocedor de la materia y el alumno como persona inexperta. La función prioritaria que asume el estudiante es la recepción de un saber que le es ajeno y que se le presenta como un producto acabado, organizado y listo para ser almacenado en su memoria y recuperado ante la prueba de evaluación correspondiente de la forma más fidedigna posible.

La construcción de una identidad profesional supone, entre otras cosas, asumir un modo determinado de situarse ante la construcción del conocimiento por parte de los estudiantes. Esto exige la implementación de modelos pedagógicos más centrados en los mecanismos de aprendizaje de los estudiantes y una invitación a los profesores a utilizar formas participativas de trabajar en salón de clases, al tiempo que se diseñan estrategias de actuación más flexibles. El problema de perfilar una identidad profesional docente, pasa por un auténtico proceso de reconversión, en el que el elemento central consiste en comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos

Construir identidad docente también implica un compromiso ético, el de ayudar a los estudiantes a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea, recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría, rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental, permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.

La construcción de identidad implica también un cambio de mentalidad: construir una identidad docente pasa por una lectura autocrítica de la práctica pedagógica, por una reflexión, sistema, permanente y honesta de nuestra labor en el aula y fuera de ella. Pero este ejercicio de autocrítica, supone la necesidad de un ejercicio docente con la suficiente libertad para estar en clase con seguridad en sí mismo, con un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que se piensa, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos.

Construir identidad docente también implica un compromiso ético, el de ayudar a los estudiantes a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea, recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría, rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental, permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.

Finalmente hay que decir que la construcción de la identidad docente pasa por poner la mirada también por fuera del salón de clases. Ello requiere que el docente tenga en cuenta los elementos contextuales que condicionan su labor educativa. Las influencias del contexto institucional en el que se sitúa, es decir, la idiosincrasia de cada organización educativa, la cultura profesional que se vive, la propia estructura departamental, el estilo comunicativo y relacional que existe, las normas de cada institución, los valores, los ritos, las tradiciones. Lo esencial, es tener presente que los docentes están allí para compartir con los estudiantes los valores y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y para advertir a las nuevas generaciones del alcance de los grandes fracasos colectivos. Esa es la tarea con la que el docente ha de llegar a identificarse.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-identidad-del-docente

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Periodismo estudiantil para la posverdad

12 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Mauricio Mora Rodríguez

En tiempos en que la desinformación y la ‘posverdad’ tergiversan e inducen al error, el periodismo en el aula surge como una necesidad para desarrollar conciencia crítica ante lo que ocurre alrededor.

Una de las críticas más constantes que se hacen a nuestra educación es que no está sintonizada con las realidades de la sociedad, que en las escuelas no se enseña nada que de verdad necesiten los estudiantes. Esto puede ser cierto aunque creo que ha habido un esfuerzo por parte del ministerio y de los docentes para readaptar los contenidos y hacerlos menos teóricos y más prácticos.

Para cumplir esta necesidad el periodismo estudiantil surge como una herramienta efectiva,  interesante y fácil de implementar en el aula. Es un medio con el que los estudiantes no sólo comprenden sus contextos sino que pueden abrir su mente para encontrar hechos que noticiosos que merezcan la pena resaltar y desarrollarán el pensamiento crítico ante las publicaciones de otros medios.

Lo primero es entender el lenguaje periodístico: leer con ellos reportajes y noticias les ayudará a entender el estilo; la parte de la creación comienza con motivar a los estudiantes para que encuentren el tema sobre el cual hablar, tengo la teoría de que en todos los colegios y sus barrios ocurren a diario cosas que merecen ser tratadas como noticias, sólo es que encuentren el tema: un grupo social que hace una labor, un talento desconocido en el colegio, un problema que aqueje a la institución; después de esto invitarlos a que identifiquen las fuentes y le planteen las preguntas necesarias, sería interesante despertar su olfato periodístico pidiéndoles que vayan más allá de una sola fuente y busquen varias versiones.

El periodismo estudiantil Es un medio con el que los estudiantes no sólo comprenden sus contextos sino que pueden abrir su mente para encontrar hechos que noticiosos que merezcan la pena resaltar y desarrollarán el pensamiento crítico ante las publicaciones de otros medios.

Posteriormente viene la redacción teniendo en cuenta las particularidades de si es para radio o para un formato escrito, finalmente que hagan un proceso de revisión y corrección de sus textos para pasar a la publicación; de la noticia el docente podría pasar a la argumentación pidiéndole a los estudiantes que acerca de esas problemáticas elaboren columnas de opinión y así responden a las dos funciones del periodismo utilizando su capacidad crítica.

Si le damos un espacio a la publicación de los escritos de nuestros estudiantes en un blog o dentro de la página web institucional y se comparten en las redes sociales, aparte de incluir las TIC’s en el proceso de creación textual se está generando interacción con el resto de la comunidad educativa, se debate respetuosamente, se aprenden normas de netiqueta e incluso se fortalece el sentido de pertenencia de los estudiantes y padres de familia a la institución educativa.

El periodismo estudiantil es una forma interesante en la que los estudiantes adquieren y construyen su conocimiento, reflexionan sobre lo que ocurre a su alrededor y acerca de sus propias producciones, expresan sus opiniones y debaten respetuosamente. El maestro solamente tiene que guiar ese proceso para que termine siendo satisfactorio.

Adenda: El tema de Gabriela, la niña a la que el presidente Santos le ayudó con una tarea, levantó un debate acerca de la pertinencia de esta clase de deberes: Si la tarea refuerza, promueve la indagación y el diálogo no debería eliminarse.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/periodismo-estudiantil-para-la-posverdad

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Distribución de plazas magisteriales: problema y solución

12 de abril de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx/

Por: Carlos Ornelas

Hay infinidad de maneras para mirar asuntos de interés público, depende de la plataforma que escoja el observador. Por ejemplo, dentro de la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto, la trama de la adjudicación y distribución de plazas de los docentes puede escudriñarse desde perspectivas distintas.

Los maestros en ejercicio, pienso, juzgan la reforma y los cambios en la distribución de plazas desde su experiencia laboral. Pueden considerar la entrega de plazas por concurso como un ataque a la tradición o, en el otro extremo, como la aparición del mérito profesional para no depender de los favores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Otros analizamos la Reforma Educativa desde la perspectiva de las relaciones de poder para indagar cómo trastoca los arreglos institucionales prevalecientes, basados en el corporativismo. Otros verán la racionalidad de las leyes que provocó la reforma a partir de las doctrinas jurídicas.

En la prensa y los medios se discute que los componentes de la reforma son políticas públicas mas, por la prontitud del trabajo periodístico y los límites de espacio, no se profundiza en el concepto. Pienso que el término de políticas públicas es una mala traducción del inglés, Public Policy, porque policy no es política, es algo así como estrategia para alcanzar un fin. No obstante, el uso de políticas públicas ya se legitimó y se asentó en la academia de habla española.

En la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, mi Casa Abierta al Tiempo, incluso tenemos una maestría en políticas públicas, con un enfoque aplicado al análisis de planes y prácticas gubernamentales, más que al examen de las relaciones y la tecnología del poder que subyacen tras los enunciados, ése es territorio de la ciencia política.

He tenido la suerte de ofrecer seminarios y asesorar tesis de estudiantes brillantes que avizoran al sistema escolar mexicano y a diversos programas desde alguna de las tendencias del campo de las políticas públicas. Uno de ellos, Jorge Carmona Navarrete, se graduó el mes pasado con una tesis de distinción académica: Aportaciones de la política educativa de Enrique Peña Nieto al sistema de plazas.

En esta tesis, Jorge trata con parsimonia ese eje, ofrece los antecedentes del caso, analiza las nuevas normas en contraste con las viejas ordenanzas y prácticas. No hace una apología de la política del gobierno de Peña Nieto, aunque observa con simpatía los intentos de introducir el mérito como principio y el profesionalismo como fin en la distribución de las nuevas plazas.

Dentro de la gama de opciones teóricas y de método, Jorge escogió lo que especialistas del campo destacan como el enfoque por etapas. Explica cómo surgió la cuestión, resume las prácticas clientelares preexistentes y cómo ciertos actores políticos en posiciones de mando —los firmantes del Pacto por México— reconocieron que era un problema público severo y, en consecuencia, lo introdujeron a la agenda pública. Consideraban que cambiar las reglas del juego era un proyecto realizable.

Jorge se apoya en aportaciones de teóricos de su campo académico, pero se acoge a las enseñanzas de Luis Aguilar Villanueva para conceptuar cómo la Reforma Educativa representó un desafío doble para el gobierno. Primero, para que la sociedad aceptara que era una necesidad y, segundo, el método de abordaje para la acción pública. La iniciación acarreó enmiendas a la Constitución.

Jorge también dilucida cómo se dio el proceso de toma de decisiones, cómo el gobierno lidió con la oposición en diversos tiempos y luego hace una valoración de la política. Su discernimiento es congruente con el enfoque que eligió.

Por ser un trabajo académico, Jorge glosa las estrategias que siguió para su análisis, los métodos de investigación y el tipo de información que utilizó, documental y bibliográfica. Aunque trata de no estampar juicios de valor (un requisito del enfoque), expresa que —tal vez— este sistema de distribución de plazas (ingreso, promoción, movilidad y reconocimiento) de los maestros encierra la parte profunda de la Reforma Educativa. Quizá sea un cambio de fondo.

El trabajo de Jorge Carmona Navarrete contiene un argumento coherente de prólogo a epílogo, escrito con prosa sin rebuscamientos y con una economía de palabras notable.

Siento orgullo por haberlo apoyado en esta etapa, su iniciación a una vida de producción académica que —estoy convencido— será fructífera.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/04/05/1155975

Foto: http://www.uan.edu.mx/d/i/2012/02/expositor_inaug_maest_educ.jpg

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Luchar contra el ‘bullying’ en los centros educativos: el modelo finlandés Kiva

Por: Marta Sabadell

La presentación del Plan Estratégico de Convivencia Escolar por parte del Ministerio ha puesto de manifiesto la necesidad de prevenir y erradicar la violencia en las aulas. La orientadora profesional Marta Sabadell explica en qué consiste el acoso escolar y cómo funciona uno de los programas con más recorrido, el modelo finlandés Kiva

Actualmente, y a lo largo de toda la historia educativa, el acoso escolar ha sido y sigue siendo un hito importante a resolver. Según la ONG Save The Children [1], un 9,3% de los estudiantes ha sufrido acoso escolar en los dos últimos meses. Sin embargo, las acciones para trabajar la seguridad del ambiente escolar quedan lejos de las respectivas necesidades. Además, actualmente, el acoso escolar ha ampliado sus fronteras, repercutiendo, mediante el ciberacoso, en el ambiente familiar de las víctimas.

Los centros educativos son uno de los principales, pero no el único espacio de desarrollo del acoso escolar. Además, son parte de la solución, lidiando y previniendo de forma efectiva este tipo de violencia.

Pero para hacerlo, es necesario entender que el acoso escolar puede definirse como un comportamiento agresivo y sistemático contra una persona que tiene dificultades para defenderse. De esta forma, el bullying se da de forma repetida, intencionadamente y siempre jugando con la diferencia de poder de las personas involucradas, comportando consecuencias a largo plazo. Como comentan Christina Salmivalli y Kätlin Peets [2], las víctimas de acoso escolar sufren numerosos problemas de salud mental en la edad adulta, como la depresión.

Así pues, es importante diferenciarlo de un conflicto, pelea o malentendido que puede darse de forma puntual, sin intencionalidad ni diferencia de poder.

El Programa Kiva

El Ministerio de Educación de Finlandia financió el Programa Kiva, un programa anti acoso escolar diseñado por la Universidad de Turku que trabaja mediante diferentes acciones:

Acciones universales dirigidas a la prevención del acoso escolar ayudando a los alumnos a identificar sus emociones, a apoyar a las víctimas y trabajar la empatía, entre muchos otros objetivos que permiten conseguir un ambiente escolar más seguro.

Acciones concretas, mediante el equipo Kiva (compuesto por profesionales del centro), para resolver aquellas situaciones en las que se puede considerar que se da acoso escolar.

El programa presenta otras acciones, con las familias y de seguimiento con los centros, que permiten hacer un registro de todas las situaciones de bullying y seguir trabajando para disminuir los casos de acoso escolar así como minimizar las consecuencias negativas de éste.
Se trata de una iniciativa que se ha desarrollado en el 90% de los centros escolares de Finlandia, desde el año 2009, y que ha demostrado tener un impacto muy positivo en la percepción de los alumnos respecto a la seguridad del clima escolar, en la disminución de casos sospechosos de bullying y en la identificación de las emociones y las competencias socioemocionales de los escolares.

Actualmente, en España se está implementando en algunos colegios para dar respuesta a la situación de acoso escolar que se da en todos los centros educativos. Es importante saber que no es la única acción que se está haciendo en este sentido. Recientemente el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha activado algunas acciones como por ejemplo el teléfono contra el acoso escolar, que funciona los 365 días del año atendiendo a todas aquellas personas que tengan conocimiento de situaciones de acoso en el entorno escolar.

Seguir trabajando en la implementación de programas efectivos en la lucha contra la violencia escolar, así como ofrecer acciones específicas y sistemáticas a los centros, puede contribuir a la reducción del acoso escolar y la minimización de los efectos negativos de este fenómeno.

[1] Calmaestra, J., Escorial, A., García, P., del Moral, C., Perazzo, C., & Ubrich, T. (2016). Yo a eso no juego. Bullying y cyberbullying en la infancia. Madrid: Save the children España.

[2] Salmivalli, C i Peets, K citado en Rubin, K. H., Bukowski, W. M., & Laursen, B. (Eds.). (2011). Handbook of peer interactions, relationships, and groups. Guilford Press.

Fuente:http://www.educaweb.com/noticia/2017/04/05/luchar-contra-bullying-centros-educativos-10607/

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Enseñar a aprender: el reto docente

Por: Joan Domingo y Juan Segura

La formación orientada a competencias es algo que se establece tanto por la normativa vigente como por el sentido común. Las competencias, en el sentido de la enseñanza, hacen referencia al conjunto de habilidades procedimentales, destrezas, conocimientos y actitudes que la persona debe poder adquirir y demostrar haber adquirido a lo largo de su período de formación. No obstante, una competencia no se adquiere estudiando ni enseñando sino que se aprende practicando. Por ello es frecuente en la formación profesional que se adquiera la práctica pero, llegados a la parte de, llamémosla teoría, los estudiantes lo consideren algo tedioso. Y es evidente que no lo es.

La normativa relativa a la Formación por Competencias relativo al Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales  está recogida en la Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional y en el catálogo de Certificados de Profesionalidad (Real Decreto 34/2008, de 18 de enero, por el que se regulan los Certificados de Profesionalidad). Ambas normas describen con claridad que las competencias deben tener «significación para el empleo», y que deben ser «adquiridas a través de un proceso formativo formal e incluso no formal». Es clave, entonces, disponer de profesorado con destrezas específicas para poder impartir este tipo de formación tanto formal como informal. Aunque la parte de contenidos profesionales específicos queda definida por los currículos, no es tan clara la parte de las competencias transversales. En ambos casos será del mayor interés utilizar un extenso abanico de posibilidades metodológicas que permitan trabajar sobre todo las competencias transversales, siendo estas las que quizás presenten mayor interés formativo.

En el ámbito de las tecnologías en general es importante considerar, ante todo, que el conocimiento es de rápida obsolescencia; esto es, lo que hoy forma parte de nuestro entorno tecnológico cotidiano, se verá reemplazado rápidamente por avances que influirán de forma decisiva y a un fuerte ritmo en nuestro comportamiento como sociedad. Con independencia de los estudios profesionales, hay aspectos como el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones que, con independencia del ámbito, no deben ser ajenos ni a docentes ni a discentes.

En esta idea y en este empeño es donde centramos nuestro esfuerzo en la formación del profesorado que debe encontrar las mejores formas de transmitir, por una parte, ideas clave sobre los fundamentos de cada especialidad y, sobre todo, perspectivas de futuro de la misma en base a revisiones históricas, no como una disciplina aislada, sino en relación con los hechos relevantes de cada momento para establecer las oportunas conexiones con hechos coetáneos relevantes y, por otra parte, encontrar instrumentos metodológicos variados que permitan una mayor y más óptima adquisición de las actitudes, como competencia.

La idea de que un trabajo no será para toda la vida y que cualquier trabajo, en sí mismo, cambiará con el paso de los años la forma de desempeñarlo es otro de los elementos clave de la formación profesional; para ello, los docentes deben contar con instrumentos que permitan que este concepto sea plenamente asumido por cualquier estudiante. No es suficiente con decirlo sino que, mediante actividades apropiadas, cada estudiante debe llegar a esta conclusión evidente. Algunas evidencias como esta, hay que recordarlo de forma continuada, no lo son hasta que se ponen de manifiesto y se toma conciencia de ellas.

En el caso de los docentes de la formación profesional es del mayor interés que dispongan de un variado espectro de elementos metodológicos y, para ello, es fundamental que estén instruidos para ello. Una gran parte de los formadores son profesionales del sector y, quizás en muchos casos, poseedores del antiguo título del Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) que fue sustituido por el actual Máster en Formación Profesional, originado por el R.D. 860/2010, de 2 de julio. La formación recibida en los últimos años por los docentes que ya han cursado dichos estudios de máster va más allá de la que se impartía en el CAP y ello es esperanzador en cuanto a que, conocedores de muy variadas metodologías, puedan hacer su trabajo mirando al S. XXI y no al S. XX.

Las personas que son docentes y que no disponen de este conjunto de elementos metodológicos, porque no tuvieron instrucción en su momento para ello, deberían acceder a cursos de formación, de posgrado, de actualización, subscribirse a revistas, ya sea electrónicas o de papel, estar al día en cuanto a propuestas metodológicas para poder valorar la conveniencia de incorporarlas a su docencia a fin de poder realizar mejor sus intenciones docentes, constituidas por un conjunto de competencias específicas de la materia y  transversales como puedan ser la capacidad de entenderse con otros, negociar soluciones a problemas, encontrar consensos en debates y discusiones, saber criticar sin herir, saber escuchar los argumentos de los demás y comprenderlos, saber defender puntos de vista sin extremismos, ser ecuánimes, ser socialmente razonables, ser conscientes de la situación socioeconómica de cada momento, saber cómo progresar laboralmente sin que ello suponga perjuicio para los demás, tener comportamientos éticos, conciencia medioambiental, anteponer cuestiones de sostenibilidad y otras a cuestiones económicas y, sobre todo, aprender a aprender de forma autónoma.

Este último punto es posiblemente el más importante de cuantos objetivos se pueda plantear un docente: enseñar cómo se aprende. Esta es una competencia clave que cualquier estudiante debe adquirir y no es algo que se pueda articular mediante unas sesiones expositivas de clases, charlas, conferencias, lecturas de texto o visionado de materiales audiovisuales. Es algo que los docentes deben preparar con sumo cuidado y, para ello, deben disponer del anteriormente citado abanico de metodologías.

Las metodologías que se manifiestan más útiles en el aprendizaje son las metodologías activas basadas en el trabajo en equipo. Para ello, el aprendizaje cooperativo/colaborativo, el aprendizaje basado en problemas, en proyectos, el método del caso, la clase invertida o flipped classroom, el método de expertos derivado del método Delphi, el análisis de objetos, junto con otras metodologías activas, crean un escenario óptimo para que los estudiantes aprendan de una forma donde el camino seguido para alcanzar el aprendizaje adquiere tanta o mayor relevancia que el aprendizaje en sí mismo. Insistimos en nuestra convicción de que aquello que se haya aprendido hoy va a ser obsoleto mañana, pero que la forma en que hayamos aprendido hoy seguirá siendo válida a lo largo de toda la vida.

Deben proponerse tareas que exijan al estudiante un camino de aprendizaje sobre la forma en que se puede aprender por cuenta propia, ya que el aprendizaje auditivo, que persiguen las clases de tipo expositivo, no alcanza a la totalidad de los estudiantes; asimismo, las capacidades oratorias del profesorado son otra clave. La propuesta de tareas para hacer en casa no siempre goza del entusiasmo de los estudiantes mientras que si estas tareas contienen un cierto componente lúdico, como es el caso del visionado de vídeos, el uso de simuladores u otros materiales de apoyo audiovisual, estos encargos son mejor recibidos y crean el efecto deseado, que es que el estudiante trabaje también en casa. En cambio, proponer de forma sistemática deberes en formatos clásicos, supondrá en muchos casos que, por acumulación de los mismos o por falta de motivación en realizarlos, queden por hacer y no sólo no produzcan el efecto deseado sino que pueden conllevar penalizaciones, algo que tiene connotaciones negativas. La tradicional cultura del esfuerzo debería superarse mediante fórmulas actualizadas que alcancen el mismo fin, pero por otros medios.

Una planificación en tres fases, a) aprendizaje dirigido, b) aprendizaje guiado y c) aprendizaje autónomo, es clave para conducir al estudiante a que sea el propio responsable de su aprendizaje. En la primera fase es adecuado el uso de guías de estudio pautadas y temporizadas, con instrucciones de qué ir haciendo en cada momento; en la siguiente fase ya no es un aprendizaje completamente dirigido sino que se eliminan algunos elementos de procedimiento y se deja margen de libertad al estudiante. En la tercera fase ya se deja autonomía en el estudio y en la forma de aprender que, en cada caso, y por la evidente diversidad de los estudiantes, será distinta.

No es impropio el uso de la clase expositiva en el aula, de prácticas de taller o laboratorio perfectamente pautadas y de ejercicios y deberes extraacadémicos, pero no es recomendable como menú único. Es mucho más productivo el uso de una buena variedad de técnicas de enseñanza y de aprendizaje y, para ello, el profesional de la docencia debe tener dominio de las más variadas técnicas para poder establecer un menú metodológicamente variado que le permitirá mucho mejor hacer competentes a sus estudiantes, ya no sólo en la materia profesional que les ocupe sino para que dicha profesión se pueda desarrollar con éxito.

Finalmente, señalar que una competencia no es algo que se aprenda sin entrenamiento; no por más enseñar teoría de la natación se aprenderá a nadar, al igual que no por más explicar una competencia se aprenderá, a no ser que se practique durante mucho tiempo hasta que, de alguna forma, cada estudiante la asuma como algo propio, algo que forma parte de su forma de ser, de proceder y de pensar. Y ello supone tomar conciencia del mundo en que vivimos y en cómo será el mundo que nos viene.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2017/04/06/ensenar-aprender-reto-docente-13869/

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España: Pobre 10 por ciento

Por: Luis Gancedo

La OCDE, nada sospechosa de practicar el populismo neochavista, alerta sobre la creciente desigualdad en España y nos saca los colores con datos como estos: el 10% de la población más pobre recibe el 5% de las transferencias sociales, mientras que el 10% más rico obtiene el 20%. Sabíamos que el paradigma neoliberal había calado hondo en el sistema tributario, estableciendo como dogma que en tiempos de globalización y migraciones libérrimas del dinero conviene reinterpretar y suavizar eso que dice la Constitución acerca de que el modelo impositivo debe basarse en criterios de capacidad de pago y progresividad: que pague más quien tenga más.

Los gobiernos de Occidente (incluidos los socialdemócratas) se han inclinado así hacia la imposición indirecta (subir el IVA antes que el IRPF), a dar un trato preferente a las rentas del capital (frente a las del trabajo) o a avanzar hacia la extinción de los tributos sobre la riqueza (sucesiones o patrimonio), a menudo a través del descrédito social de esas figuras, permitiendo que muchos de los más acaudalados las esquiven y estimulando por ello la indignación de las clases medias. A la par, se abrió paso la teoría hacendística según la cual para redistribuir la riqueza resulta mucho menos efectivo actuar sobre los ingresos (cobrando más a quien más tiene) que hacerlo con el gasto (orientándolo mejor hacia los colectivos con mayores necesidades).

Así que ya sabíamos que casi todos, pero muy especialmente los más ricos, pagan menos impuestos que, por ejemplo, en los años 60 del pasado siglo, cuando en Europa los tipos marginales del IRPF superaban el 70%. Ahora nos escandalizamos con el 48% de algunas regiones, y ciertas formas de populismo tributario (‘El mejor lugar para el dinero es el bolsillo de los ciudadanos’, rezan los argumentarios del PP) nos empujan a escandalizarnos también por la presión fiscal en España, aunque equivalga escasamente al 35% del PIB y esté siete puntos por debajo de la media europea.

Ahora sabemos por la OCDE que el modelo fiscal español también tiene problemas claros de equidad por el lado del gasto. A vuela pluma cabe conjeturar que el hecho de que el 10% más rico reciba el 20% de las transferencias sociales puede estar ligado a las pensiones (las de jubilación de las personas con rentas o patrimonios altos son más elevadas porque lo fueron también los salarios estando en activo, a menudo como directivos de empresa). Quizá ese dato recoja igualmente los efectos de ciertos repartos indiscriminados de ayudas que hay o ha habido a cargo del erario público: ventajas fiscales para vivienda que no tienen en cuenta el nivel de renta, ayudas por nacimiento de hijos que tampoco miran si los padres son altos ejecutivos o parados y copagos sanitarios que son iguales para quienes gana 18.000 al año y quienes ingresan 100.000.

Lo que nos dice la OCDE hace muy recomendable auditar el destino del gasto social para corregir el rumbo si es necesario. La misma organización nos da una pista: la renta de los hogares jóvenes se hundió el 22% desde 2011. Un socialdemócrata de los de antes de la Tercera Vía diría que también conviene revisar el mantra neoliberal de los impuestos.

Fuente:http://www.diariodeibiza.es/opinion/2017/04/08/pobre-10-ciento/908153.html

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