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El discurso del rey

Por: Lidia Falcón

El mensaje con que  Felipe VI nos  ha obsequiado por Navidad está siendo comentado por los políticos y medios de comunicación mayoritarios, siempre serviles a la monarquía, con el tono y los contenidos de adulación que les son habituales, mientras el pueblo llano parece bastante ajeno a los consejos y admoniciones del monarca, que tuvo la menor audiencia de todos los tiempos.

Únicamente la asociación de la Memoria Histórica ha presentado su queja al Defensor del Pueblo, ante la descarada postura que ha adoptado el rey apoyando la negativa a investigar los crímenes de la  dictadura, “en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas”. Una declaración que únicamente pueden aprobar los fascistas y  herederos de los vencedores de la Guerra Civil, aquellos que difícilmente pueden abrigar rencores ni mantener heridas cuando fueron los asesinos y perseguidores de toda libertad, y que contradice los veredictos de la ONU así como todas las recomendaciones de las organizaciones de DDHH y de Amnistía Internacional. Y aunque tal denuncia no tenga recorrido, dados los blindajes que protegen a tan regia figura, cierto es que no se merece menos.

Algunos medios de comunicación y periodistas le han recordado que no ha hecho mención alguna de la corrupción ni de los numerosos procesos que por tal causa se están instruyendo y juzgando, con lo que el retrato que de nuestro país dibuja el discurso real, queda distorsionado, difuminado como una pintura despintada, que parece la versión que realizó Cecilia Giménez Zueco del cuadro Ecce Homo de Elías García Martínez en el Santuario de Borja. Aunque hay que reconocer más buena intención en la pintora aficionada que en nuestro monarca.

Según las palabras de este,  no parecen existir en España más problemas que los planteamientos secesionistas de una parte de la clase política catalana, superada “esta compleja situación política” que nos ha tenido sin gobierno 10 meses. Por lo que ya no hay ni tensiones ni incertidumbres, obviando la evidencia de que son varios los partidos que están viviendo la convulsión de dimisiones, divisiones y enfrentamientos cuyo resultado sigue siendo incierto, y que sin duda están dificultando el gobierno del país.

Para añadir el sarcasmo al sermón que nos ha endilgado, Felipe VI ha tenido el atrevimiento de mencionar “el gran patrimonio común que compartimos. Un patrimonio que merece el cuidado de todos y que todos debemos ayudar a proteger como lo mejor que tenemos y somos”, cuando en los últimos años la Iglesia Católica ha tenido la desfachatez de apropiarse de una parte inconmensurable de ese patrimonio común, inmatriculando miles de terrenos, edificios, iglesias, basílicas, catedrales, capillas, ermitas y hasta la Mezquita de Córdoba, aplicando una ley franquista, sin que ni el Parlamento, ni los gobiernos, ni los Ayuntamientos implicados hayan actuado con la contundencia debida ante semejante expolio del “patrimonio común”. Ni en estas fechas el representante máximo de  nuestro patrimonio considere ni aún curioso mencionarlo.

En tal retrato disneyano de nuestro país, nos encontramos con la absoluta indiferencia con que el jefe del Estado olvida las terribles situaciones que están sufriendo miles de mujeres y niñas y niños, víctimas de  malos tratos y abusos sexuales, esclavizadas en la prostitución, alquiladas para la reproducción; de las denuncias que se multiplican sobre el calvario que se obliga a padecer a menores sometidos a la custodia compartida;  las sospechas, cada vez más evidentes, de que se sigue ejerciendo tráfico de menores por parte de las instituciones que deberían protegerlos, entre otros horrores que sufre parte del 52% de la población, que son también ciudadanas del país que lidera Felipe VI. Y frente a tal desprecio,  ¿qué tenemos que decir o ante quien podemos denunciar las mujeres?

Nadie más que las compañeras del Partido Feminista han alzado la voz por el inaceptable olvido en el discurso del rey  de lo que han significado las 102 asesinadas por violencia machista del infame año de 2016. En este 12 aniversario de la aprobación de la Ley Orgánica de Violencia de Género, contamos 1.400  víctimas, en un cálculo muy prudente. ¿Y qué significa que miles de maltratadas no accedan a la protección que se pretende con dicha legislación? ¿Y de qué modo se pretende remediar esta masacre continuada?

Según el anestesiante mensaje, hoy, liberado el país de la presión política, con “la serenidad” y la “tranquilidad” recuperadas, el monarca  nos explicó que los ciudadanos pueden centrarse en sus proyectos de vida. Pero las ciudadanas difícilmente podrán centrarse en proyecto alguno cuando su situación económica es tan deplorable como que el 82% de la renta nacional la perciben los hombres y solo el 18% les corresponde a las mujeres. Cuando el trabajo a tiempo parcial, los empleos de más baja cualificación y los salarios miserables hacen que las pensiones de jubilación de las mujeres sean el 38% menores que las de los hombres. Cuando, en fin, todas estas, y más, desgracias femeninas no parecen importar ni conmover a nuestro Jefe del Estado, ¿a quién tendremos que recurrir?

En este panglosiano sermón se insta a que los españoles desarrollen al máximo sus habilidades en la ciencia y en la cultura, “considerando la educación la clave esencial que prepare a nuestros jóvenes para ser ciudadanos de este nuevo mundo, más libres y capaces”, en un año en que el informe PISA ha vuelto a situarnos en la mediocridad derivada de un sistema educativo decimonónico, sometido a la normativa de un gobierno beato y reaccionario,  que ocasiona que el 50% de los jóvenes, los más preparados de todas las generaciones anteriores, esté en paro y deba exiliarse para ganarse la vida.

Ciertamente en poco se parece este discurso de aquel que Jorge VI, del Reino Unido, a pesar de sus dificultades fonéticas, dirigió en 1939 a sus súbditos para hacer frente “a los tiempos oscuros que se avecinaban”. Y bueno hubiera sido que, con un poco de sinceridad, este rey que nos han impuesto  reconociera que ni los tiempos de hoy son tan esplendorosos ni la vida de las ciudadanas y ciudadanos españoles es tan agradable y tranquila como nos la ha descrito.

Aunque cierto es también que estos son los tiempos de la posverdad.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/12/31/el-discurso-del-rey/

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El sombrío futuro de la crisis

Por Michel Husson

La crisis no ha terminado, pero deja ya un paisaje social devastado. Tras describir sus efectos sociales, este estudio se interroga sobre la existencia de alternativas a las políticas neoliberales llevadas a cabo en la actualidad en Europa.

Las marcas de la crisis

El balance sobre el empleo se puede resumir, simplemente, señalando que en la actualidad hay el mismo número de personas que disponen de un empleo que cuando estalló la crisis: la creación neta de empleo ha sido nula en la zona euro en el curso de estos ocho últimos años. No es pues, nada asombroso, constatar que la tasa de paro sea en la actualidad del 10%, es decir casi dos puntos más que al inicio de la crisis. Esta media coexiste con importantes disparidades entre países: la tasa de paro sobrepasa el 20% en Grecia y en España, mientras que es inferior al 5% en Alemania y el Reino Unido. Pero sobre todo, estas cifras globales no dan cuenta de las transformaciones estructurales desencadenadas por la crisis.

Esta tiene, en primer lugar, un impacto sobre la demografía: a partir de 2009, la población total ha disminuido en los países más golpeados por la crisis, especialmente en España, Portugal y Grecia. Ese fenómeno se explica por la inversión de los saldos migratorios: las entradas de inmigrantes se agotan y la emigración se desarrolla. Pero la crisis deja también su marca sobre otro indicador del que se podría pensar que es relativamente independiente, el número de nacimientos. Es llamativo constatar que ha tenido la misma evolución en España y en Grecia: baja hasta mediados de los años 1980, estabilización, después aumenta desde el inicio del siglo (ver gráfico 1). Y, en los dos países, la irrupción de la crisis provoca un nuevo giro a la baja.

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Gráfico 1 – Número de nacimientos en Grecia y en España

En millares. Fuente: Eurostat

Estas involuciones contribuyen a la desvitalización de los países concernidos por la salida de la juventud cualificada. Refuerzan el círculo vicioso de la austeridad, a corto plazo pero también a largo plazo al hacer más difícil el equilibrio y la financiación de las pensiones.


Los movimientos subterráneos

Las cifras del paro y del empleo ocultan movimientos menos visibles, transformaciones que corresponden, en su mayor parte, a inflexiones irreversibles.

El paro de la gente joven se aprecia mejor por la parte de los jóvenes (de 15 a 29 años) que no trabajan y ni estudian ni están en formación (NEET, Not in Education, Employmentor Training) que por la tasa de paro. Esta proporción ha aumentado en la Unión Europea, pasando del 13,2% en 2007 al 15,9% en 2013. Ha comenzado a bajar a continuación para volver al 14,8% en 2015. Pero permanece muy elevada en los países más tocados por la crisis, como Italia (25,7%), Grecia (24,1%) o España (19,4%). El paro de larga duración aumenta desde 2008 y retrocede desde 2014, pero más lentamente que el paro global. La crisis ha alejado duraderamente del empleo a una parte de la gente trabajadora, a menudo la de mayor edad y al mismo tiempo ha inscrito en la realidad social el largo y difícil acceso de la gente joven al empleo.

En un primer momento, la duración del trabajo ha servido de variable de ajuste entre actividad económica, empleo y paro. Bajo formas diversas (desempleo parcial, mantenimiento negociado de los efectivos, trabajo a tiempo parcial, etc.) la caída del tiempo de trabajo ha permitido amortizar el impacto inmediato de la crisis sobre los efectivos empleados. Pero este homenaje del vicio a la virtud era provisional: el movimiento se ha interrumpido desde que ha parecido instalarse una cierta recuperación económica. Después todo ocurre como si las modulaciones de la duración del tiempo de trabajo estuviesen puramente ligadas a la coyuntura: la crisis no ha conducido a hacer de una reducción colectiva del tiempo de trabajo un elemento estructural del combate contra el desempleo. Muy al contrario, las reformas tienden a una utilización diferenciada de la duración del trabajo: tiende a aumentar para los empleos “competitivos” y a reducirse para permitir la multiplicación de los pequeños trabajos.

El trabajo a tiempo parcial es en efecto el medio de crear un mayor número de empleos para un mismo volumen de horas trabajadas. No es pues asombroso constatar que ha sobrepasado una escalera en los países más golpeados por la crisis. Entre 2007 y 2015, la parte de las personas asalariadas a tiempo parcial ha pasado así del 13,4% al 18,3% en Italia y del 11,4% al 15,6% en España. Esta evolución es tanto más regresiva que la parte del tiempo parcial forzoso es muy elevada (68,8% en Grecia, 63,9% en Italia y 63,4% en España) y que se acompaña en estos países de una progresión aún más rápida de los contratos cortos (de menos de 15 horas por semana).

Como los empleos a tiempo parcial son mayoritariamente ocupados por mujeres, nos podemos dar cuenta que la progresión del tiempo parcial equivale a otra báscula importante en la estructura del empleo. Entre 2008 y 2015, el número de empleos a tiempo completo ha caído en 7,6 millones en la Unión Europea y este retroceso ha sido aproximadamente compensado por un aumento de 3,7 millones de empleos a tiempo parcial. Al mismo tiempo, el empleo masculino ha retrocedido en 4,7 millones mientras que el empleo femenino ha aumentado en 0,8 millones. La parte de las mujeres en el empleo total ha continuado pues progresando durante la crisis, pero esta progresión ha estado ampliamente condicionada por la del tiempo parcial (ver gráfico 2). La crisis ha reafirmado y generalizado así la “fatalidad” del tiempo parcial para las mujeres.

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Gráfico 2 – Empleo de las mujeres y trabajo a tiempo parcial

Fuente: Eurostat


La bipolarización del empleo

La crisis ha acentuado las tendencias a la segmentación y a la bipolarización del mercado de trabajo, entre los “pequeños trabajos” y los empleos cualificados y mejor remunerados. Un muy interesante estudio loha mostrado recientemente a nivel de la Unión Europea. El estudio clasifica los empleos en cinco quintiles o tramos de remuneraciones y observa su progresión entre 2011 y 2015 según los diferentes estatutos de empleo. El gráfico 3 ilustra los principales resultados de este estudio: cada columna representa la progresión del número de empleos según el tramo de salarios considerado. La primera columna corresponde al 20% de los menos bien pagados, la segunda a los 20% siguientes y así hasta el 5º quintil mejor pagado.

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Gráfico 3 – Crecimiento del empleo en la UE entre 2011 y 2015 según el tramo de salario y el estatuto

En millones. Fuente: Fernández-Macías y otros |1|

Se pueden observar cuatro evoluciones significativas.

  1. se acentúa la polarización de los empleos: solo las categorías extremas ven progresar significativamente sus efectivos;
  1. se instala la precarización: en todas las categorías de empleo, salvo en el 20% de los mejor pagados, retroceden los empleos a tiempo completo;
  1. se consolidan las desigualdades salariales: el empleo de los 20% mejor pagados aumenta principalmente bajo la forma de tiempo completo;
  1. retrocede el empleo autónomo, salvo entre las personas asalariadas mejor pagadas.


Hacia la fragmentación salarial

La progresión del poder de compra de los salarios ha sido evidentemente frenada por la crisis pero no ha sido completamente anulada. De media, este poder de compra ha aumentado el 4% en la Unión Europea entre 2008 y 2015. Pero ese resultado global es engañoso al no tener en cuenta los efectos de estructura: la crisis ha destruido, sobre todo, los empleos de bajos salarios, lo que da lugar a que el salario medio vaya hacia arriba |2|. Y, por supuesto, las personas asalariadas que pierden su empleo pierden una parte de su ingreso. Y, por supuesto también, esa media encubre grandes disparidades según los países: también aquí, hay que citar a Grecia donde el retroceso del poder de compra alcanza un record del 17%.

De forma aparentemente paradójica, la crisis ha hecho incrementar la parte de los salarios en el valor agregado. Pero eso no es verdaderamente una paradoja: de media siempre, ni el freno salarial ni las supresiones de empleo han compensado plenamente el retroceso de la producción. Se podría entonces hablar de una “vuelta a la normalidad”, en la media en que la parte de los salarios ha reencontrado su nivel de inicios de los años 2000.

Sin embargo, esta evolución global encubre procesos menos visibles que conciernen a la estructura sectorial de la masa salarial. En una precedente contribución |3|, analizábamos los proyectos tendentes a desconectar la evolución relativa de los salarios entre los dos grandes sectores de la economía: el sector expuesto a la competencia internacional y el sector “protegido” de la misma. Se podía ya mostrar que se esbozaba un cambio de régimen salarial, desde una progresión relativamente homogénea de los salarios en estos dos grandes sectores a una desconexión |4|.

Por otra parte una recomendación de la Unión Europea, en su jerga característica, invoca una “necesaria reasignación de los recursos de los sectores no intercambiables hacia los sectores cambiables”. Dicho de otra forma, la “devaluación interna” (el otro nombre de la austeridad salarial) no bastaría, sería también necesario devaluar “la tasa interna de intercambio” entre los salarios de los sectores expuesto y protegido. En resumen, la austeridad debería centrarse especialmente en los salarios del sector llamado protegido, el que no está expuesto a la competencia internacional. Y es ello lo que ocurre: en casi todos los países |5|, el salario medio en los servicios se distancia del salario medio en la industria (ver gráfico 4).

Gráfico 4 - La desconexión salarial. Diferencial de evolución del salario medio entre los servicios y la industriaBase 100 en 2000. Fuente: Ameco

Una tal tendencia a la desconexión de los salarios entre grandes sectores de la economía significa que la mayoría de los países europeos converge hacia un modelo “a la alemana”, donde la progresión de los salarios ya no sigue la productividad del trabajo medio en el conjunto de la economía sino la productividad específica de cada sector, incluso de cada empresa. El sector expuesto a la competencia internacional ya no estaría afectado por los costos del trabajo “excesivos” en el sector de los servicios.

Las reformas estructurales de los mercados de trabajo tienen como principal función hacer posible esa desconexión. El objetivo es descentralizar al máximo la negociación colectiva para acercarla a la realidad de las empresas y ajustar la progresión de los salarios a los resultados de cada empresa. La “ley del trabajo” francesa es un buen ejemplo de esta lógica, puesto que la mayor parte de sus disposiciones tienden a hacer posibles los acuerdos derogatorios en relación con los convenios colectivos de sector (en esta web se han dedicado varios artículos al análisis de esta ley y a las movilizaciones contra la misma; el último es de Patrick Le Moal, “Formas inéditas y problemas políticos”, ndt).

Las transformaciones que se acaban de describir no son el producto de evoluciones espontáneas. Han sido acompañadas de la puesta en práctica de “reformas estructurales” que marcan ya su sello al funcionamiento de los mercados de trabajo. Una encuesta del Banco Central Europeo sobre los salarios |6| muestra así que el 10% de los empleadores europeos considera que es más fácil “ajustar el empleo” en 2013 que en 2010. Este porcentaje es particularmente elevado (el 30% y más) en los países más afectados por las citadas “reformas”, como Grecia, España y Portugal. Los resultados son similares en lo que concierne al ajuste de los salarios, que se ha hecho más fácil en todos los países, especialmente para las nuevas contrataciones.

Los cambios en el mercado de trabajo se prologan en los sistemas de negociación colectiva. Las tendencias desfavorables a las personas asalariadas (reducción de la cobertura convencional, retroceso de la sindicalización, descentralización de las negociaciones salariales) estaban en marcha antes de la crisis y engendraban una profundización de las desigualdades |7|. Pero la crisis ha introducido una “ruptura política”, como señala Jelle Visser |8|. La intervención del Estado se ha hecho mucho más presente en materia especialmente de formación de los salarios: los planes sociales que tendían a conseguir un relativo compromiso han desaparecido del paisaje y, en los países más afectados por la crisis, la negociación salarial ha “más o menos desaparecido”. Ahí también, el efecto de la crisis ha sido la profundización de la separación ente algunos países “regulados” y los otros, más numerosos, “donde son los mercados quienes deciden, en los que las negociación salarial está fraccionada y no coordinada y donde los niveles de desigualdad de los ingresos son más elevados” |9|.


Gran recesión, ¿gran bifurcación?

Este rápido examen panorámico ha permitido ilustrar la variedad de los procesos de ajuste entre diferentes países, que hace bastante vanas las tentativas de comparaciones internacionales basadas sobre tal o cual indicador unidimensional. La constatación más llamativa de esta revisión es sin duda que la crisis ha acelerado la divergencia entre las diferentes zonas de la Unión Europea. No ha golpeado a todos los países de la misma forma y las políticas de austeridad han sido desigualmente severas. En los países del “Norte” se han acentuado las tendencias ya presentes antes de la crisis, mientras que en los países del “Sur” el retroceso del empleo se acompaña de inflexiones irreversibles en el funcionamiento de los mercados de trabajo. En fin, la desconexión salarial entre sectores protegidos y expuestos parece haberse generalizado al conjunto de los países europeos: el auge del tiempo parcial es sin duda el indicio de una inflexión duradera hacia un nuevo modelo social esencialmente dualista.


There is no alternative

El rápido cuadro que acaba de ser esbozado muestra que las reformas neoliberales del mercado de trabajo traen consigo una regresión social sistemática. Se podría generalizar este diagnóstico al conjunto de las políticas europeas |10|. Más allá de esa constatación, la cuestión que se plantea es la de interrogarse sobre la coherencia y la eficacia de esas políticas.

Es necesario empezar por sobrepasar por el análisis marxista básico sobre las cuestiones de la crisis. Consiste en decir que la austeridad y las reformas estructurales son políticas coherentes porque tienden a restablecer la tasa de beneficio y que no hay otra forma para el capitalismo de salir de la crisis.

Ello es cierto, pero incompleto. La austeridad salarial no basta para salir de una gran recesión; es necesaria también una desvalorización masiva del capital que ponga los contadores a cero. Pero, y esto es uno de los parámetros de la situación actual, el capitalismo financiero no lo quiere. Una lectura sin duda más adecuada podría se la siguiente. Las diferentes fracciones del capital persiguen (en proporciones diversas) dos objetivos: restablecer la tasa de beneficio, ciertamente, pero también conservar y validar los derechos de giro adquiridos antes de la crisis bajo forma de capital ficticio. En resumen, los capitalistas rechazan “asumir sus pérdidas”: ellos lo quieren todo.

Pero esos dos objetivos son manifiestamente contradictorios. Lo son todavía más si se tiene en cuenta otros dos parámetros esenciales del período abierto por la crisis, es decir el agotamiento de las ganancias de productividad y el freno de la globalización. Por presentar las cosas de otra forma, en el fondo hay tres formas de hacer aumentar la tasa de beneficio: desvalorizando el capital, logrando ganancias de productividad o bajando los salarios. Los capitalistas no quieren desvalorizar el capital. No pueden lograr aumentos de productividad. Si se deja de lado la apuesta por las “reformas estructurales” que provienen del pensamiento mágico, solo queda una palanca: la compresión salarial.


El atolladero reformista

En todo ello hay una lógica implacable y por ello tienen algo de patético todas las tentativas de convencer a los capitalistas de que existe una forma más racional de salida de salida de la crisis. Esta es una de las enseñanzas de la crisis griega que se puede evocar rápidamente: el gobierno Syriza ha llegado a las negociaciones con la Troika con un proyecto de reestructuración de la deuda. Se había concebido un plan en colaboración con el banco Lazard, cuyas grandes líneas fueron presentadas por el banquero Mathieu Pigasse: es suficiente con escuchar su entrevista |11| para comprobar que ese plan era perfectamente racional, razonable y que constituía a priori un buen punto de partida para un compromiso asimismo razonable.

Se sabe lo que ha sucedido y desgraciadamente se podría generalizar esta lección a todas las alternativas racionales, por coherentes que sean: no es por la convicción que podrán ser puestas en práctica, ya que las mismas implican forzosamente el abandono de uno u otro de los objetivos citados anteriormente, sea frenando la carrera a la rentabilidad, sea cuestionando los derechos adquiridos sobre la plusvalía.


El espanto burgués

No es posible otra política de los dominantes, pero eso no quiere decir que funcione la que ellos imponen a los pueblos. Ya hemos comentado las inquietudes del FMI |12| en relación con la economía mundial. Son todavía quizá más grandes en Europa, como testimonian estos gritos de alarma lanzados por tres responsables europeos: “Nunca jamás había visto tal fragmentación y tan poca convergencia en nuestra Unión”, “La Unión Europea está en peligro. Nadie puede decir si (ella) existirá todavía en diez años”, “Europa no produce suficientes resultados” |13|.

Más recientemente todavía, una tribuna (que ha pasado relativamente desapercibida) es propiamente alucinante |14|. Los firmantes componen un extraño equipo, ya que se encuentran Christine Lagarde, directora general del FMI y Pascal Lamy, antiguo director general de la OMC (Organización Mundial del Comercio, Ndt), pero también los PDG (Presidente Director General, Ndt) de Air France-KLM y de Veolia. E incluso el del PMU (Pari Mutual Urbain) más acostumbrado sin duda a las apuestas hípicas que a la prospectiva económica.

Las quince personalidades deploran que “la búsqueda excesiva de una finalidad exclusiva –maximizar los beneficios para los accionistas- ha aislado a la empresa y alimentado la sospecha sobre la misma”, rechazan “la idea falsa de que una empresa pertenece a sus accionistas” y retoman a su cuenta “el consenso cada vez más fuerte” según la cual “la financiarización del capitalismo es un error”. Se pronuncian pues “a favor de una economía de mercado responsable” y, para llegar a ella, nuestros aprendices altermundialistas se limitan a proponer la modificación de los artículos 1832 y 1833 del Código Civil francés, lo que seguramente va a trastornar el funcionamiento del capitalismo.

Sin embargo, hay que tomar en serio estas manifestaciones de inquietud ya que expresan la sensación de los gestores de los intereses capitalistas de que no disponen de los útiles necesarios para “morder” sobre todos los aspectos de la realidad. Desde este punto de vista, merece ser detallado el desasosiego manifestado por la Unión Europea en una reciente Comunicación |15|. Se encuentra en primer lugar una autocrítica sobre la austeridad presupuestaria llevada a destiempo: “la orientación presupuestaria de la zona euro ha sido restrictiva en el curso del período 2011-2013, en un momento en el que la economía se deterioraba”.

La Comisión va todavía más lejos, cuando descubre los problemas planteados por la ausencia de coordinación presupuestaria a nivel europeo. La política óptima no debe ser “el resultado espontáneo de la aplicación de las reglas presupuestarias de cada Estado miembro” y es difícil de alcanzar “en ausencia de un presupuesto centralizado que podría desempeñar un papel más activo”. La Comisión se pone incluso a soñar: sería necesario “considerar a la zona euro como una entidad única, como si hubiera un Ministro de Hacienda para el conjunto de la zona euro y definir a la política presupuestaria en términos agregados”.

Sin embargo hay fondos estructurales, el Banco Europeo de Inversiones y su Fondo Europeo para las Inversiones Estratégicas, el plan Juncker, pero ello no le parece suficiente a la Comisión que sugiere un relanzamiento equivalente al 0,5% del PIB europeo, es decir, equivalente a 50 000 millones de euros. Pero ¿quien a va a relanzar? “Los que no tienen margen de maniobra presupuestario querrían utilizarlo; los que tienen no quieren utilizarlo”, tal es la “paradoja” que subraya la Comisión. Este emplazamiento a Alemania para que tome su parte en una “orientación presupuestaria más positiva” está evidentemente llamado a ser letra muerta (el 5-12-2016, el Eurogrupo ha rechazado, por una amplia mayoría, el paquete fiscal propuesto por la Comisión, ndt).

Las manifestaciones de este “espanto burgués” remiten a otra fuente de inquietud: la regresión social –que se desprende mecánicamente de las políticas capitalistas de salida de la crisis- es el trampolín que propulsa a las corrientes soberanistas polarizadas por la extrema derecha. Los desastres sociales del neoliberalismo suministran su base económica, el recubrimiento xenófobo y reaccionario solo es el fondo la “superestructura” que sirve para desviar la cuestión social hacia las afirmaciones identitarias.

 

Notas

|1| Enrique Fernández-Macías, John Hurley, Martina Bisello, What do Europeans do at work? A task-based analysis, Eurofound, European Jobs Monitor 2016. https://goo.gl/O3Wb9Z

|2| Sobre esta cuestión técnica (pero esencial en las negociaciones salariales) ver: Michel Husson, “Les salaires ne baissent pas assez en France?”, note hussonet n° 79, 20 de enero de 2015. https://goo.gl/6tl8tk

|3| Michel Husson, “Europe. Le tout-compétitivité contre les salaires”, A l’encontre, 24 de diciembre 2014. https://goo.gl/lNFj5X

|4| Para un análisis más detallado, ver: Odile Chagny y Michel Husson, “Quel régime salarial optimal pour la zone euro?, La Revue de l’Ires, n° 81. https://goo.gl/4MizMn

|5| Las principales excepciones son Suecia y Alemania. Suecia mantiene una estructura estable de salarios. En Alemania, el período abierto por la crisis ha corregido la tendencia anterior a una desconexión muy marcada y que era anteriormente una excepción en Europa, especialmente con la puesta en marcha de un salario mínimo interprofesional.

|6| “New evidence on wage adjustment in Europe during the period 2010-13”, ECB Economic Bulletin, Issue 5/2016. https://goo.gl/fQDhzN

|7| Florence Jaumotte y Carolina Osorio Buitron, “El poder desde el pueblo”, Finanzas & Desarrollo, marzo de 2015. https://goo.gl/n0HVRF

|8| Jelle Visser, “What happened to collective bargaining during the great recession?”, IZA Journal of Labor Policy, 2016, 5:9.https://goo.gl/8hZiMO

|9| Paul Marginson y Christian Welz, Changes to wage-setting mechanisms in the context of the crisis and the EU’s new economic governance regime, Eurofound, 2014. https://goo.gl/XPc6EL

|10| Para una revisión sistemática de los efectos económicos y sociales de estas políticas, ver: Thomas Fazi, “How Can Europe Change? Civil Society Proposals”, ISI growth, Octobre 2016.https://goo.gl/FTjcCV

|11| Mathieu Pigasse sobre la deuda griega, France Inter, 3 de febrero de 2015. https://goo.gl/YkIe6k

|12| Michel Husson, “Los desconciertos del profesor Obstfeld”, Viento Sur, 30 de abril 2016 https://goo.gl/fQRbLG

|13| Las citas son respectivamente de: Jean-Claude Juncker (presidente de la Comisión Europea), Discurso sobre el estado de la Unión 2016, 14 de septiembre de 2016; de: Martin Schulz (presidente del Parlamento Europeo), “Die Europäische Union ist in Gefahr”, Die Welt, 07.12.2015 y de: Pierre Moscovici (Comisario europeo de asuntos económicos y financieros), “L’Europe ne produit pas assez de résultats”, FranceTVinfo, 11 de septiembre de 2016.https://goo.gl/v3YGmN https://goo.gl/OFPyz6 https://goo.gl/QRR0Ev

|14| Colectivo, “Plaidoyer en faveur d’une économie de marché responsable”, lemonde.fr, 16 de noviembre de 2016. https://goo.gl/3sbzlu

|15| European Commission, “Towards a Positive Fiscal Stance for the Euro Area”, Communication, 16 de Noviembre de 2016. Ver también el comunicado de prensa: “En pro de una recuperación económica más firme e integradora”. https://goo.gl/ULnCdP, https://goo.gl/ov3swu

Fuente: http://www.cadtm.org/El-sombrio-futuro-de-la-crisis

 

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EL legado de Leibniz

Por: Ignacio Mantilla

De esos grandes personajes que trascienden en la historia, hay sin embargo muy pocos que son realmente universales. Y precisamente el año 2016 ha permitido conmemorar, hace apenas unas semanas, tres siglos de la muerte de uno de estos grandes hombres, de los más sobresalientes en las ciencias. Se trata de Gottfried Wilhelm Leibniz, un nombre que nos resulta familiar para quienes hemos estudiado formalmente las matemáticas o la filosofía.

De Leibniz se afirma que fue el último hombre capaz de dominar todas las ciencias en su época. En efecto, ocupa un lugar igualmente importante tanto en la filosofía como en la matemática, se anticipó a desarrollos científicos y contribuyó con nuevas nociones a otras áreas como Medicina, Ciencias de la Computación, Ingeniería, Teología, Geología, Biología, Derecho, Mecánica, Astronomía, Política y Diplomacia, Lingüística, Historia; en fin, a todas las existentes en su época y algunas que estaban por aparecer.

Sus aportes en matemáticas son especialmente conocidos y reconocidos. Contemporáneo de Newton, los trabajos de ellos dos en matemáticas convergieron, en forma independiente, a los mismos importantes resultados que dan la paternidad al Cálculo y al Análisis Matemático formal. A Leibniz se le atribuye haber “inventado” el Cálculo Infinitesimal y haber introducido la notación científica que aún hoy se usa.

En efecto, todos los lectores que hayan tenido que aprender (o estudiar) Cálculo Diferencial recordarán la regla para derivar un producto. Pues fue Leibniz, quien en 1675 introdujo por primera vez, en un manuscrito, con toda sencillez esta expresión, que para un matemático es como un hermoso verso: d(xy)=xdy+ydx.

De la misma forma en que los aficionados disfrutan de un partido de fútbol cuando se juega “bonito” y los jugadores exhiben gran talento, también quienes nos dedicamos a las matemáticas podemos deleitarnos y disfrutar con la elegancia de la demostración de un teorema o con la ingeniosa presentación de una solución. Y ese es el caso de Leibniz.

Por ejemplo sus aportes al estudio de las series son fascinantes. Y para que todos los lectores lo comprendan mejor, me voy a permitir ilustrar con sólo un pequeño ejemplo, una de sus geniales contribuciones: en 1672 el profesor Huygens despertó el interés de Leibniz en el tema de las series infinitas cuando le planteó el problema de calcular la suma S=1/2+1/6+1/12+1/20+1/30+···. A Leibniz se le ocurrió escribir el término general de la serie, 1/[n(n+1)], en la forma [1/n]-[1/(n+1)] y luego de demostrar que esta suma S es igual a 1, se decidió entonces por hacer un estudio general de las series alternadas. Una de las más conocidas hoy es:  Pi/4 = 1-1/3+1/5-1/7+-···.

Un invento de Leibniz, poco conocido, es una máquina diseñada y construida por él mismo hacia 1672, capaz de realizar cálculos aritméticos. Es la primera invención de su género y una clara demostración de su interés por la computación. La máquina, conocida como la “Stepped Reckoner” fue presentada a la Royal Society de Londres y por esta contribución se le nombró miembro externo.

La mente inquieta de Leibniz produjo también obras de gran valor para la filosofía y se le reconoce como uno de los tres principales filósofos de la escuela racionalista, al mismo nivel de Spinoza y de otro portento matemático como lo fue René Descartes.

Como racionalista, su filosofía se concentró en demostrar que todo lo que sucede en el universo depende de un único principio, el Principio de Razón Suficiente, que en últimas postula que todo lo que ocurre tiene una causa de ser como es. Ahora bien, como buen hijo de su época, Leibniz, científico, filósofo y político era un ferviente creyente en Dios y en su propuesta  filosófica pudo ubicarlo sin contradicción en el lugar más importante. Para Leibniz, dado que todo tiene una causa o razón, si uno rastrea las razones de todo lo que pasa en nuestro mundo, se encontrará con que al final de esa investigación hay una única causa de donde todo se deriva. El origen, el punto inicial de todo, esa “causa incausada», es para Leibniz el mismo Dios.

Su referencia a Dios se hace explícita y frecuente en sus escritos. De acuerdo con el matemático E. E. Kummer, al final de su trabajo sobre series infinitas alternadas, por ejemplo, expresa su admiración por las propiedades impredecibles que él mismo descubre, con la cita: «Gott freut sich über die ungeraden Zahlen» (“Dios se alegra de los números impares”).

Leibniz fue un escritor prolífico, además de los numerosos libros publicados en vida y que en ocasiones firmó con seudónimos, escribió cerca de 15 000 cartas dirigidas a más de mil destinatarios; muchas de ellas más que cartas eran tratados sobre las distintas materias que en su momento le interesaban. Por esta abundante razón, aún hoy se sigue editando la obra completa de Leibniz que ya supera los 25 volúmenes.

Este legado que acaba de cumplir 300 años debe ser apreciado con la vigencia actual de sus trabajos, aunque pase inadvertida en nuestro medio la conmemoración de su muerte ocurrida el sábado 14 de noviembre del año 16 del siglo XVIII.

Recibamos con mucho optimismo este nuevo año impar 2017, que además es un número primo. A propósito ¿sabe usted, apreciado lector, cuál será el siguiente año primo?

“Numero Deus impare gaudet!” – Virgilio.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/el-legado-de-leibniz

Imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Leipzig_Leibniz_Denkmal_07.JPG

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El aprendizaje en México

Por: Eduardo Andere

México aparece en el mapa mundial de la educación en el siglo XXI a partir de la prueba PISA. La prueba PISA es el único referente mundial (no regional) del estado que guardan las cosas para el país.

Las noticias no son buenas porque a pesar de las grandes reformas educativas de los últimos 25 años, las cosas no parecen funcionar, o funcionan tan lentamente, que la mayoría de nosotros no las veremos realizar.

En los resultados de la prueba PISA 2015, publicados este mes, México demuestra un estancamiento en desempeño desde el año 2000: último lugar, consistentemente, en español, matemáticas y ciencia, entre todos los países miembros (actualmente 35) de la OCDE.

Con los últimos resultados sabemos que los jóvenes mexicanos entre 15 y 16 años de edad están a 140 puntos de distancia en ciencia de los singapurenses que obtuvieron el promedio más alto (556). Los 140 puntos equivalen, aproximadamente, a 4.5 grados escolares. Es decir, los jóvenes mexicanos de primero de preparatoria tendrían, más o menos, el mismo desempeño que los niños de quinto o sexto de primaria de Singapur.

Los jóvenes mexicanos estudian, dentro y fuera de la escuela, dos horas menos a la semana que los singapurenses, lo mismo que los japoneses y 11 horas más que los finlandeses, sin embargo, sus resultados están muy por debajo en las tres áreas de medición.

Los jóvenes mexicanos tienen una tasa de resiliencia (es decir, obtienen resultados por encima de lo que se esperaría dado su estatus socioeconómico) muy baja. El porcentaje de jóvenes mexicanos que supera las expectativas es de 12.9, comparado con el porcentaje de los vietnamitas (75.5), los singapurenses (48.8), los japoneses (48.8), los chinos (45.3), los finlandeses (42.8), los coreanos (40.4), los estadounidenses (31.6) y los del promedio de la OCDE (29.2).

A pesar de obtener resultados bajos en ciencia, los jóvenes mexicanos dicen que disfrutan tanto la ciencia como los singapurenses y no sólo eso, sino que tienen un amplio interés en temas científicos y desearían desarrollar carreras científicas. ¡Sorprendente!

El 60% de los jóvenes mexicanos cuando presenta la prueba PISA, cursan el primero de preparatoria comparado con el 85.7% en tercero de secundaria y el 13.6% en segundo de secundaria de los jóvenes de Finlandia. Aun así, los finlandeses superan a los mexicanos con 115 puntos en ciencia, 103 en lectura y 103 en matemáticas.

¿Qué sucede? En el año 2001 cuando se dieron a conocer los resultados de PISA 2000, estaban naciendo o por nacer los niños que presentarían la prueba PISA 2015. En la década del 2000 nacieron el INEE, ENCICLOMEDIA, ENLACE, Habilidades digitales para todos, la ACE, la obligatoriedad de la educación preescolar (y 10 años después la de la educación media superior), las reformas curriculares por competencias (RIES, RIEB, RIEM y en 2011, el Acuerdo de articulación de la educación básica), el Concurso de plazas de maestros, la Evaluación universal, todos ellos antecedentes de la Reforma educativa de 2013.

¿Qué no funcionó antes que ahora sí va a funcionar? El problema educativo de México no puede enfrentarse únicamente con los reducidos instrumentos de la política educativa. El problema educativo es un tema de aprendizaje no de instituciones.

Los cerebros de los niños no sólo aprenden en la escuela; aprenden de todas sus experiencias de vida. Desde que nacemos nuestros cerebros deambulan a través de tres ambientes de aprendizaje: el hogar, la escuela (después la empresa) y la calle (la sociedad). El cerebro, per se, no sabe que va a la escuela; las 86 mil millones de neuronas actúan y responden ante estímulos (experiencias) externas. Las experiencias positivas en todos los ambientes provocan sinergia.

Si un niño llega a la escuela desnutrido, golpeado o con tensión tóxica la pedagogía puede hacer muy poco o nada. Si los niños pobres van todos a escuelas pobres y los ricos a escuelas ricas, las escuelas son fábricas que perpetúan la pobreza y crean segregación. Si los cerebros de los niños en la calle viven o perciben cotidianamente, ambientes o experiencias, pobres, corruptas, inseguras, contaminadas y entre gorrones, la escuela puede hacer muy poco. Por tanto, necesitamos otro tipo de reformas; mucho más profundas, de raíz.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-aprendizaje-en-mexico/

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Tutorías: alcances y desafíos

Por: Pedro Flores Crespo

Hace una semana, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y la Universidad de Guanajuato, organizaron, en la bella ciudad de ese estado, el Séptimo Encuentro Nacional de Tutoría. Ahí se discutieron los avances, resultados y prácticas de uno de los programas institucionales más destacados de nuestras universidades: el de tutorías.

Como usted recordará, desde hace varios lustros, se propuso desarrollar y promover estos programas con el propósito de “apoyar a los alumnos en su formación integral a través de la atención y seguimiento personalizado” por parte de los docentes (Reglamento del Programa Institucional de Tutorías de la UAQ). Al echar a andar estos programas, se reconoció implícitamente que el mero proceso enseñanza-aprendizaje no bastaba para moldear y rectificar algunas reglas y prácticas con las que operan las Instituciones de Educación Superior (IES).

Como algunas de estas reglas y prácticas en ocasiones atentan contra la trayectoria académica del estudiante o aún más grave, contra su bienestar, se quiso intervenir el ambiente universitario desarrollando acciones tanto académicas como personales para “afrontar problemas escolares” (UAQ). Al final, lo que se desea con la tutoría es que los jóvenes puedan sortear las dificultades que impiden que se formen integralmente o que concluyan con éxito sus estudios.

Algunas de estas dificultades, vale la pena recordarlo, las producimos los propios agentes universitarios. Ante esta realidad objetiva, vale la pena preguntar: ¿no deberían estos encuentros sobre las tutorías servir para reflexionar más allá de las estrategias y acciones específicas que cada universidad mantiene? ¿Qué fallas institucionales presentan las IES y que no hemos podido revertir? ¿Serán eternos los programas de tutoría?

Durante el encuentro expresé que a las tutorías las rodea una problemática institucional mucho más compleja y por lo tanto, habría que pensar sus ajustes y cambios a partir de esa realidad y no sólo desde la valiosa y necesaria evaluación de impacto.

Uno de estos problemas es la discrecionalidad y arbitrariedad de los agentes universitarios. Dado que las IES no están constituidas por entes celestiales, sino por personas con distintas perspectivas, racionalidades, deseos, creencias e intereses, ha sido necesario crear defensorías de los derechos universitarios (DDU). Estas oficinas tienen el propósito de “preservar y hacer cumplir el orden jurídico de y en la Universidad”, así como de evitar y prevenir “la sinrazón, la arbitrariedad, la injusticia y el abuso de autoridad”, según dice el documento de la DDU de la UNAM.

Ahora, aparte de la figura del tutor, en algunas universidades —desgraciadamente no en la UAQ— tenemos al ombudsman cuya función es recibir y conocer las reclamaciones, quejas y denuncias de los sujetos que vean afectados los derechos que les concede la legislación universitaria. ¿Sabrán los coordinadores de los programas de tutoría que el grupo que más quejas ha presentado ante las DDU es el de los estudiantes? Tener cientos de tutores capacitados sin que medie una reflexión sobre las recurrentes violaciones a los derechos de los estudiantes me parece querer curar un cáncer con aspirinas. La propuesta sería entonces que tutor y ombudsman trabajen juntos para discutir con la comunidad cómo disminuir la arbitrariedad y el abuso de poder.

Otra grave problema dentro de las universidades que pone en cuestionamiento el alcance y efectividad de los programas de tutoría es el hostigamiento sexual. Esta deplorable práctica, a mi juicio, no ha recibido la atención y el lugar que se merece. En un oportuno reportaje de Nayeli Roldán, publicado en abril pasado en el portal de noticias Animal Político, supimos que ni las máximas casa de estudio del país poseen un protocolo para atender denuncias de violencia sexual. Por las historias contadas en el reportaje, se constata que ser violentada sexualmente dentro de las universidades equivale a enfrentar la precariedad de nuestros sistemas de justicia y de estado de derecho que, si bien no son exclusivos de la universidad, hacemos muy poco por revertirlos. Decepciona saber que en el espacio dispuesto para cultivar la razón, reproducimos la impunidad, negligencia e injusticia. En la UAQ, por desgracia, tampoco existe un contacto institucional que procese estos casos.

¿Qué debe hacer el tutor al detectar casos de hostigamiento sexual de sus estudiantes? Un asistente al encuentro lo puso así: el tutor podría ser un agente mediador en los distintos órganos de gestión de la universidad. Esta atribución del tutor, empero, levanta la pregunta sobre el poder que puede realmente ejercer dentro de sus respectivas universidades. ¿Estarán dispuestos los directores de escuelas y facultades a empoderar a los tutores? No lo sabemos.

Para concluir, los programas de tutoría surgieron con el propósito de complementar prácticas y reglas con que operan las universidades y que afectan primordialmente a los estudiantes. Las evidencias mostradas en los encuentros nacionales de tutoría parecen mostrar que van en el camino correcto. Sin embargo, quizás su alcance y efectividad pueden ampliarse si se reconocen dentro de un ambiente mucho más complejo en donde la acción de los agentes universitarios debe moldearse en favor de los jóvenes.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=5265:tutorias-alcances-y-desafios&Itemid=140

 

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El problema filosófico que demuestra que sabes menos de lo que piensas

Por: Hector G. Barnés

Pongamos que tiene que volver a la universidad y hacer un examen tipo test sobre una materia que desconoce por completo. Por ejemplo, imagine que es de ciencias y le colocan ante un examen de Historia en el que una pregunta es “¿en qué año llegó Aníbal a las puertas de Roma?” Las respuestas son el 544 a.C., el 216 a.C. o el año 42 d.C. Desconoce la respuesta, pero prueba a ver si acierta y da en el clavo: fue en el 216 a.C. ¿Sabía usted realmente que Aníbal había culminado su hazaña en ese año? No, pero de cara al examinador, lo sabe tan bien como un especialista en historia clásica que hubiese ofrecido la misma respuesta.

¿Conocemos lo que consideramos cierto? ¿Creemos en lo que conocemos? ¿Todo lo que sabemos es conocimiento? Estas son algunas de las preguntas que se hizo el filósofo estadounidense Edmund Gettier en un popular ‘paper’ llamado “¿Es conocimiento la creencia verdadera y justificada?” y publicado en ‘Analysis’, uno de los hitos de la epistemología del siglo XX. Desde su alumbramiento en 1964, el breve ensayo ha sido discutido por decenas de filósofos y expertos en lógica proposicional. Veamos el primer caso (contraejemplo) propuesto por Gettier:

Durante mucho tiempo se ha mantenido que algo es conocimiento si existe una creencia, esta es verdad y este conocimiento está justificado

“Smith y Jones quieren el mismo puesto de trabajo. Smith tiene pistas de que la siguiente proposición conjuntiva es cierta: Jones conseguirá el trabajo y tiene 10 monedas en su bolsillo. Las pistas que tiene es que el presidente de la compañía le ha asegurado que contratará a Jones, y no a él, y que él mismo ha contado las monedas de su competidor. Por lo tanto, Smith considera que el hombre que va a conseguir el trabajo tiene 10 monedas en su bolsillo.

Ahora viene el giro. Finalmente, no es Jones, sino Smith, el que consigue el trabajo. Entonces, mira su bolsillo y, de repente, se da cuenta que tiene 10 monedas en el bolsillo. ¿Terrorífico? En dicho caso, se puede decir que su creencia de que el hombre que iba a conseguir el trabajo tenía diez monedas en su bolsillo era verdadera”.

¿Sabía Smith, de verdad, que su creencia era verdadera? Esa lógica tiene multitud de implicaciones, pero la principal, aquella por la que Gettier utilizó dichos contraejemplos, es que la noción de creencia verdadera justificada como conocimiento, popularizada desde Platón, no siempre es válida. En definitiva, durante mucho tiempo se ha mantenido que algo es conocimiento si existe una creencia, esta creencia es verdad y, además, este conocimiento está justificado. En el caso de Aníbal, por ejemplo, por mucho que hayamos acertado la fecha (es decir, es verdad), quizá no creamos en ello ni tengamos razones para pensar que es esa y no otra.

¿Dónde está Brown? (iStock)
¿Dónde está Brown? (iStock)

Veamos el segundo contraejemplo, muy español, por cierto:

“Smith considera que Jones tiene un automóvil Ford. Lo sabe porque siempre le ha visto montado en él, y de hecho, le acaba de llevar a casa. Smith tiene otro amigo que se llama Brown, pero no sabe mucho de su vida. De repente, Smith, que es un poco juguetón, piensa en tres proposiciones: ‘O Jones tiene un Ford, o Brown está en Boston’; ‘O Jones tiene un Ford, o Brown está en Barcelona’; ‘O Jones tiene un Ford, o está en Brest-Litovsk’. Smith tiene buenas razones para considerar que todas ellas son verdaderas, porque sabe que Jones tiene un coche de esa marca, con lo cual, cualquier disyunción que coloque junto a esta proposición será verdadera, esté donde esté Brown.

Otros filósofos como Descartes dudaron de esta asunción, y Gettier mantenía que era difícil describir qué era conocimiento realmente

¿Y si, de repente, Brown estuviese en Barcelona de verdad? ¿Y si, al mismo tiempo, estuviese equivocado y Jones no tuviese coche, y este fuese alquilado?”

Una vez más, Smith está en lo cierto, pero sin tener ni la menor idea de lo que está ocurriendo. Tenía una creencia, era verdadera y estaba justificada, pero su conocimiento era nulo. Veamos ahora otro ejemplo quizá aún más elocuente, diseñado por el filósofo estadounidense Roderick M. Chisholm, platonista y racionalista:

“Un turista llega a un campo inglés. Allí, a lo lejos, observa lo que parece una oveja, por lo que considera que, efectivamente, en ese campo hay ovejas. Pero no era un animal bovino, sino un perro. Aquí llega el giro: aunque no fuese una oveja, sí que había otra tras una cerca que no había alcanzado a ver”.

Captura de un vídeo de 'Total Philosophy'.
Captura de un vídeo de ‘Total Philosophy’.

Una vez más, el protagonista tiene una creencia justificada y verdadera. ¿Pero verdaderamente sabía que había ovejas, si su percepción le ha engañado? Los contraejemplos de Gettier y colaboradores siguen la larga tradición de otros filósofos como Descartes, que dudaron de la asunción de que una creencia verdadera y justificada era verdaderamente conocimiento. El problema, sugería Gettier, es que es muy difícil saber qué es exactamente conocimiento… pero también, que estamos confundidos en muchas de nuestras percepciones sobre lo que sabemos y lo que no.

Entre el azar y las pistas falsas

Hay diversas teorías que han intentado resolver esta aparente paradoja. Las dos más populares probablemente sean la de “supresión del azar”, que recuerda que en los contraejemplos la suerte juega un papel demasiado decisivo, y la de “análisis de la causalidad”, que recuerda que las creencias deben tener una relación causal con los hechos. Sea como sea, lo que está claro es que a menudo incurrimos, intencionadamente o sin querer, en llamar “conocimiento” a lo que no lo es.

O uno u otro... o el que gane en Ohio. (Reuters)
O uno u otro… o el que gane en Ohio. (Reuters)

Pongamos un ejemplo cotidiano: la politología. Tenemos a nuestro amigo Landelino, que se gana la vida adivinando resultados electorales, y le toca analizar la pasada campaña estadounidense. Él tiene buenas razones para pensar que va a ganar Hillary Clinton, puesto que las encuestas a las que solo él tiene acceso le han dicho que Hillary va a ganar y se va a alzar, con total seguridad, con el Estado de Ohio. Así que publica un artículo que se titula “el ganador de las elecciones se llevará el Estado de Ohio”.

Llega el 9 de octubre y Trump arrasa en Ohio, por lo que se hace con dicho Estado. También con otros en los que en principio se esperaba su derrota, como Florida o Iowa. Sin embargo, el titular de su artículo, que empieza a compartirse en redes sociales, da en el clavo: efectivamente, el ganador de las elecciones se ha llevado el Estado de Ohio. El problema es que, si uno entra a leer el análisis del artículo, se dará cuenta de que su candidato era Clinton, y no Trump, por lo que no se puede decir que tuviese la menor idea de lo que iba a ocurrir… a pesar de haber acertado de pleno.

El amigo del matrimonio, sorprendido, descubre que tenía razón y sus amigos se lo recuerdan… aunque él no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo

Puede que no sea el mejor ejemplo, ya que hay una relación causal entre vencer en Ohio y ganar las elecciones. Pensemos en una relación de pareja: el amigo de un matrimonio formado por María y Juan sospecha que la mujer está engañando a su marido, puesto que así se lo ha dicho una tercera persona. Además, también sabe que lo está haciendo con Pedro, un amigo del matrimonio. Por lo tanto, piensa que Pedro va a ser el desencadenante de su divorcio, y así se lo transmite a sus amigos sin dar más detalles. Y tiene razón: tras unos meses, deciden firmar la separación, pero porque Juan, que realmente es bisexual, ha comenzado una relación con Pedro. El amigo del matrimonio, sorprendido, descubre que tenía razón… al mismo tiempo que no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo, por mucho que sus amigos le pregunten dónde consigue información tan buena.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-01-03/problema-gettier-filosofia_1311424/

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Lo que se cuela en la escuela

Suponer que sólo en el sistema escolar mexicano se aprende es, sin más, un yerro. Aprendemos en todos lados, cada día. Los puntajes de un examen, por bien hecho que esté, aportan una medida del conocimiento que se tiene de lo que en ese instrumento se indaga: por su propia lógica y construcción, son limitados: nunca debe extrapolarse a lo que, quien lo presenta, sabe.

Cada que se anuncian los resultados de PISA llueve sobre mojado: 80% de los jóvenes de 15 años en el país no rebasan el Nivel 2: ergo, “no son aptos para la vida y el trabajo en la sociedad del conocimiento”. No saben casi nada. Y el sistema educativo, claro, es un desastre. ¿Cómo alguien se atreve a cuestionar la reforma educativa frente a esos incontrovertibles “datos duros”?

La crítica tiene asidero: “PISA evalúa las habilidades intelectuales (razonamiento y solución de problemas) que un joven de 15 años ha desarrollado. Por consiguiente, dichas habilidades son el producto de lo que los estudiantes aprenden tanto dentro como fuera de la escuela. Las investigaciones más optimistas arman que la escuela es responsable de entre 40 y 50% de lo que aprenden los estudiantes. Por lo tanto, los resultados son un indicador del capital intelectual que tiene el país, cuya responsabilidad recae en la sociedad, no sólo en el sistema educativo”.

Esto lo escribió, el 20 de diciembre en EL UNIVERSAL, el doctor Backhoff, integrante de la Junta Directiva del INEE, al que no podemos señalar como adversario de la reforma. Si, en el mejor de los casos, a la escuela se le puede imputar ser la fuente de la mitad de lo que los muchachos de 15 años saben, la otra mitad “del capital intelectual del país” está asociada a las condiciones sociales en que está inmerso el estudiante.

Como este tipo de recurso se distribuye de manera desigual, siguiendo y agudizando la inequidad en el reparto de la riqueza producida y la calidad de vida, aunque todos vayan aún a estudiar — como es el caso de los que presentan PISA— no todos van ni a la misma escuela, ni parten del mismo sitio. Pocos concentran buena parte del capital cultural, ligado casi siempre al dinero, y en sus familias y comunidades hay ambientes intelectuales favorables al desempeño escolar, porque los códigos que imperan en ambas zonas son semejantes. Por su parte, la gran mayoría de los sobrevivientes en las aulas, a los 15 años, no son herederos de las mismas condiciones, de tal suerte que batallan para prosperar en el saber formalizado que predomina en la escuela y averigua PISA.

¿El impacto de la desigualdad en el aprendizaje medido (“las habilidades intelectuales que conducen al razonamiento ordenado y la solución de problemas”) puede ser revertido, o al menos amortiguado, por la escuela hoy? No, o muy poco, mientras la desigualdad social se retrate en la escolar. Quienes requieren una escuela potente para sustituir la frágil estructura de saber formal en su contexto, han estado y están en los ambientes escolares más deteriorados.

Los que necesitan que la escuela aporte más, consiguen menos, y a quienes la requieren menos, se les otorga más. Frente a ésto, hay dos caminos, y pueden ser complementarios: emparejar el origen, modi cando la distribución del ingreso abatiendo su concentración (materia de un proyecto de desarrollo incluyente y honrado) y “desigualar” las oportunidades, dando la mejor educación a quienes más la requieren (materia de una reforma educativa seria).

El régimen actual no apuesta por ninguno de las dos: se satisface a sí mismo con evaluaciones ajenas a la vida en las aulas, y harta propaganda. Por eso la reforma no va, y no irá… Porque lo que se cuela en la escuela, por las grietas de siempre, es la desigualdad. Contra ese trancazo, hay, si acaso, poca defensa. Así acaba 2016. Mucho ruido sin nueces: elogios.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/lo-que-se-cuela-en-la-escuela/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/10/escuelas.jpg

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