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El movimiento estudiantil contra la Universidad SA

Por: Enric Llopis

En los centros superiores de enseñanza los estudiantes estaban viendo que no se les formaba como tales profesionales libres y creativos del futuro, con un concepto de servicio a todos (…) sino en razón de las demandas concretas de las empresas para sus necesidades concretas, para su beneficio económico o para la expansión del capitalismo”, escribía el periodista Eduardo Haro Tecglen en el libro “El 68: Las Revoluciones Imaginarias”. Tal vez se trate de la eterna aspiración. El pasado 24 de noviembre miles de estudiantes del estado español participaron en una huelga general y se manifestaron contra las “reválidas” previstas en la LOMCE o Ley “Wert”. Un mes antes se convocó otra huelga estudiantil y protestas en la calle contra estas pruebas de evaluación final para la obtención del título del graduado en ESO y bachiller. La nueva correlación de fuerzas parlamentaria obligó a Rajoy a suspender los efectos académicos de las reválidas el 27 de octubre.

Publicado en abril de 2015 por Caliu Espai Editorial, el libro “Universitat Perduda” recoge 220 páginas de reflexiones, pequeños ensayos, panfletos, comunicados, cómics y fotografías de las luchas del movimiento estudiantil en el País Valenciano durante los últimos años. Algunos de los protagonistas dan cuenta de las movilizaciones, las diferentes formas de organización y sus límites, las reivindicaciones principales y el modelo de universidad al que se enfrentaron. Sin intención de relato experto ni resumen prolijo, se trata de una herramienta para la discusión y el avance. La posición de los autores se explicita en un párrafo del prólogo, firmado por “Independència Total”: “Nuestra universidad no cabe en su universidad. No tiene cabida entre estos muros. Ahora ya lo sabemos y hemos salido a buscarla. Seguiremos construyéndola afuera”.

Se podría establecer un hilo conductor entre la batería de leyes, reformas y modelos que las instituciones pretenden implantar, pero también en la heterogeneidad del movimiento de oposición estudiantil. Encargado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), el Informe Universidad 2000 o “Informe Bricall” (por el apellido del autor, rector durante ocho años de la Universidad de Barcelona) ya fue rechazado por los estudiantes al plantear la mercantilización y servidumbre de la universidad ante las empresas o sugerir una subida de tasas. “Fue financiado por empresas privadas como El Corte Inglés y Telefónica”, recuerda Andrés González, exmilitante de la Coordinadora d’Estudiants dels Països Catalans (CEPC). Se marcaba, así, la pauta de las “reformas” subsiguientes. Un incipiente movimiento de base organizó dos huelgas estudiantiles. En 2001, el segundo gobierno de Aznar aprobó la Ley Orgánica de Universidades (LOU), que se inspiraba en principios muy similares. Entre las manifestaciones, ocupaciones y huelgas se podía trazar una divisoria. Por un lado, la izquierda más o menos afín al PSOE, que reclamaba la falta de financiación y por los ataques a la autonomía universitaria. Y quienes “trataban de ir un poco más lejos”, apunta Andrés González, al denunciar el proceso de mercantilización global de la educación.

En 2002, el ejecutivo de Aznar aprobó la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE), que afectaba a la enseñanza secundaria y que también tuvo respuesta en la calle. En 2003 las asambleas, acampadas, huelgas y manifestaciones de estudiantes combatieron la guerra de Irak. De la conflagración y las dos leyes citadas, el exmilitante de la CEPC extrae la siguiente conclusión: “La lucha contra el PP se convirtió en el denominador común de todas las personas movilizadas, de manera que se le hizo el juego al principal partido de la oposición, el PSOE”. Con el cambio de mayoría en 2004, el ejecutivo de Rodríguez Zapatero realizó pocos cambios, pero mucha de la gente que había salido a la calle retornó a casa. Uno de los hitos en la batalla universitaria de los últimos años es la contestación en 2007-2008 al “Plan Bolonia”, cuyo objetivo, en los textos y discursos oficiales, era el establecimiento en 2010 de un “Espacio Europeo de Educación Superior”. Para ello, se utilizaban términos como “convergencia”, “comparabilidad”, “empleabilidad” o “movilidad”. Cada trimestre se convocaba una movilización estudiantil a escala europea. Seis asambleas de la Universidad de Valencia lanzaron un comunicado de ocho puntos contra el “Plan Bolonia”, que se resume en el primer parágrafo: “Las reformas se han orientado según las demandas del mercado”.

El libro “Universitat Perduda” recupera las huellas del conflicto. Como la carta hecha pública por los compañeros de Alexis Andreas Grigoropoulos, de 15 años, asesinado por la policía el seis de diciembre de 2008 en el barrio de Exarjia, en el centro de Atenas. La muerte del adolescente precipitó dos semanas de revueltas. “Recordad: una vez vosotros también fuisteis jóvenes; ahora perseguís el dinero, sólo os preocupa la fachada; habéis engordado, os habéis quedado calvos y os habéis olvidado”, decía la carta presentada el día del entierro, que asimismo pedía que no se lanzaran más gases lacrimógenos. “Nosotros lloramos por nuestra cuenta”. En el libro también se incluyen fragmentos de canciones, como “Tan sometido”, de La Polla Records: “El mercado laboral pronto va a necesitar/gente con preparación más competitividad/no pensar ni criticar, sumisión, adaptación/y llaman universidades a criaderos de mutantes”.

Recorren este ensayo las reflexiones de antiguos alumnos que señalan un viraje en las expectativas, al pasar de la aspiración a un título con “salida”, que supuestamente capacitaba al licenciado para el mercado laboral; frente lo que ocurre hoy, explica Lluïs Pascual, exmilitante del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC): “Parece que te preparen para consumir uno o varios máster, de modo que se ha de acertar con el que dé acceso a uno de los pocos trabajos precarios que te ofrecen”. La batalla contra el Plan Bolonia se perdió, pero el activista recuerda que, a diferencia de lo que sucedió contra la LOU, sí cuajó una consigna por encima de organizaciones y programas: “Todo el poder para las asambleas”.

Las experiencias de Okupación en la Universitat de València apuntan a modos “alternativos” de autoorganizarse. El 12 de noviembre de 2012 (dos días antes de la huelga general del 14-N) la antigua Facultad de Agrónomos de Valencia se convirtió en un centro social autogestionado, “Ca la Vaga”, donde se podían leer las siguientes octavillas de primera hora: “Quan la injustícia es fa llei, la revolta és un deure”. Pero finalmente el reto devino superior a la fuerza de los activistas, según reconocen Flora Jakobson, Felip-El-Caliu y M.Tramoyeres en el libro “Universitat Perduda”. Se habían fijado unas expectativas muy altas, como apuntaba la consigna de la gran pancarta colgada en la fachada de la “Okupa”: “La llibertat no es demana, es pren”. Casi un año después los estudiantes okuparon otro espacio en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universitat de València, “Ca l’Estudiantat”. “Fue un espacio de comunidad dentro de la maquinaria”, coinciden. En mayo de 2015, el decano de la facultad comunicó que se debía producir el desalojo en el plazo de un mes, a lo que se respondió con movilizaciones en el Campus de la avenida Blasco Ibáñez. Pocos días después, unos individuos destrozaron el local de “Ca l’Estudiantat” y realizaron pintadas con simbología fascista.

Una de las iniciativas desarrolladas en “Ca l’Estudiantat” fue la “Universitat Negativa”. De este modo se designó a un proyecto de educación crítica forjado por el movimiento estudiantil de Trento, entre enero y abril de 1967. Además de ocupar instalaciones universitarias y denunciar la formación de estudiantes para el mercado, fomentaron los “contra-cursos” y “contra-lecciones”, con autores excluidos de las aulas como Marx, Lenin, Mao, el Tribunal Russell, Marcuse, Malcom X o el sociólogo Wright Mills. La crítica a la mercantilización de la universidad permea el texto. Un artículo de febrero-marzo de 2014 del colectivo “Independència Total” recuerda que las transacciones diarias en los mercados de divisas internacionales superaban los 1,8 billones de dólares diarios en 1998, es decir, 60 veces más que los intercambios de bienes y servicios. No se trata de mera estadística, ni de números ajenos a la universidad. La financiarización de la economía tiende a que, más allá de la formación en un “saber hacer” determinado, a los empleados se les exija una “infinita disponibilidad personal” en las empresas. Además, frente a la universidad mercantilizada no hay panaceas ni estrategias infalibles. Enrique Martín y Jordi García, de “Independència Total”, consideran un error prescindir de las estructuras. Un miembro de la Federación Estudiantil Libertaria advierte de uno de los grandes riesgos por resolver: “la tiranía de las estructuras”. Otras reflexiones se centran en la violencia, el peso de las asambleas, la informalidad, la autonomía y la relación entre movimientos, plataformas y organizaciones.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=220073

Foto de archivo

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El reto del desarrollo de capacidades en la perspectiva del buen vivir o el desarrollo sostenible

09 de diciembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Separar el mundo entre “capacitadores y capacitados” nos podría lleva a pensar que unos son los que tienen los conocimientos, habilidades y destrezas y los otros son los que lo necesitan. De primera instancia podríamos pensar que esto es así pero antes de legitimar expresiones ligeras debemos profundizar al respecto.

Habría que reconocer que todas las personas tienen diversos, grados de conocimientos, aptitudes, y destrezas y esto vale tanto para los “capacitadores” como para los “capacitados”. Estos elementos de aprendizaje son adquiridos vía espacios y modalidades formales, informales y no formales en el que la cotidianeidad laboral, familiar o social tiene un lugar importante. Estos procesos se ven favorecidos cuando las oportunidades que brindan las experiencias avanzan hacia procesos más sistemáticos de reflexión, verbalización y socialización.

Tan importante como aprender haciendo es hacer aprendiendo es decir encontrando nuevos elementos que permitan un mejor entendimiento de la realidad y la generación de propuestas de cambio positivo. Solo así podremos superar posturas polarizadas cuando lo que se trata es de reconocer un amplio espectro de posibilidades de aprendizaje. En esta misma dirección podremos avanzar hacia culturales organizacionales que aprenden.

Si reconocemos el desarrollo de capacidades como un sistema tenemos que reconocer cuáles son sus componentes. Primero aclarar que desarrollo de capacidades no es sinónimo de capacitación. El desarrollo de capacidades considera a la capacitación como uno de sus componentes pero se incorporan además otros elementos como la asistencia técnica, la asesoría, la información, comunicación y acompañamiento. Este último término no hay que entenderlo en el sentido de compañía física únicamente si no la posibilidad de convivir y aprender sobre la práctica.

El desarrollo de capacidades pone en valor las experiencias, saberes, preguntas, inquietudes y dudas de cada uno de los actores presentes en el proceso interactivo de construcción conjunta. Por eso es importante señalar que el proceso de desarrollo de capacidades pasa por saber gestionar nuestros propios aprendizajes a partir de nuestra experiencia vital. Entonces, figurativamente podemos decir que cada persona es una escuela caminante como podríamos hablar de organizaciones escuela si es que así se lo proponen sus miembros.

Incorporar un enfoque de sistemas al proceso de desarrollo de capacidades implica consecuencia. Eso implica que te amplía la posibilidad que no te quedes únicamente en las estrechas posibilidades desde tu condición de actor, de tu referente político administrativo o de tu interés económico. Necesitas mirar el todo, sus articulaciones y sus interacciones. Solo así es posible incorporar enfoques sistémicos, perspectiva de gestión de cuencas y de ecología de paisajes, reconocerse parte de un sistema mayor (que puede ser el país o humanidad según sea el caso).

Ahora bien, hablar de desarrollo de capacidades está en función del grado de acercamiento a grandes campos o categorías de conocimiento. Como en la práctica no todos comparten la cercanía y la familiaridad con esos campos de conocimiento, entonces tenemos que reconocer que las personas tendrán mayores o menores capacidades específicas según su experiencia vital. Es posible por ejemplo que un campesino no conozca de leyes o un especialista en derecho no conozca de técnicas para combatir las plagas de los cultivos de manera orgánica.

Siendo todos parte de un mismo sistema cultural entonces reconocemos que todos necesitamos desarrollar nuestras capacidades en aquellas categorías temáticas que incrementen el potencial de bienestar de las personas y con repercusiones en el colectivo. Vista así las cosas podríamos pensar en un sistema en que tanto “capacitadores y capacitados” aportan al todo. Ahora es posible superar la dicotomía “capacitadores y capacitados” porque en la práctica estos roles pueden y deben ser intercambiables y entramos más bien a los procesos de interaprendizaje.

Aceptada la pertinencia del desarrollo de capacidades pasamos entonces a explorar aspectos ligados a sus grandes objetivos. Esto es absolutamente pertinente en tanto tenemos que tener una articulación muy clara entre el desarrollo de personas, desarrollo institucional, desarrollo comunal, desarrollo regional, desarrollo nacional y buen vivir/desarrollo sostenible en general. Tenemos que delimitar claramente cuál es el alcance de nuestro proceso de desarrollo de capacidades porque de eso depende de cómo vamos a organizar los contenidos, estructuras, procesos y metodologías. Esto no quita reconocer que podemos desarrollar programas de capacidades que articulen la jerarquía aludida de objetivos.

Otra entrada para analizar el desarrollo de capacidades es si contribuyen al desarrollo de personas, al desarrollo institucional o al desarrollo de capacidades para que la persona aludida pueda desempeñarse mejor en su centro laboral u organizativo, en el caso de servidores públicos por ejemplo el objetivo puede ser planteado en términos de brindar al ciudadano o ciudadana servicios públicos de calidad, pero también podría ser planteado en términos de cómo el desarrollo de capacidades contribuye a fortalecer democracia, institucionalidad, gobernabilidad, gobernanza o la gestión del buen vivir o el desarrollo sostenible.

En la práctica estos objetivos no son excluyentes porque el desarrollo personal debe llevar al desarrollo institucional y un buen desarrollo institucional implica también una mejor gestión de los talentos humanos y el cumplimiento de los objetivos institucionales. No obstante, reconocer estas articulaciones, otra vez es menester señalar con claridad cuáles son los alcances que le puedes atribuir al programa de desarrollo de capacidades justamente para saber sobre qué se debe rendir cuentas.

Una vieja discusión refiere a una dicotomía entre atender la demanda de desarrollo de capacidades de los actores y atender las necesidades de desarrollo de capacidades del ámbito organizacional o institucional en el que se inscribe el programa de desarrollo de capacidades. Reconocer que esta tensión tiene origen en una serie de premisas que se han generado y aún subsisten en el mundo del desarrollo. Por ejemplo las tensiones entre gobierno de arriba hacia abajo o gobierno desde abajo hacia arriba, gobernantes y gobernados, administradores y administrados.

En esta misma lógica, es importante reconocer cuáles son los alcances de procesos participativos de diseño, gestión y seguimiento de procesos de desarrollo de capacidades. En esta dinámica los procesos participativos significan un proceso de diálogo y negociación en lo que los actores involucrados llegan a acuerdos sobre las características del proceso de desarrollo de capacidades.

La pertinencia del factor participación en el proceso de desarrollo de capacidades radica en que en sociedades sociodiversas y pluriculturales como las nuestras donde ingresan al sistema significados, emociones, valores, creencias, visiones, perspectivas, intereses, relaciones de poder, derechos, historias, entre otros elementos, es necesario administrar toda esta energía cultural para que el programa de desarrollo de capacidades resultante sea producto de un proceso negociado, esto es un proceso en que las partes han deliberado y han tomado decisiones sobre los objetivos, alcances y características del proceso. Esto implica reconocer que los procesos de desarrollo de capacidades no significan legitimar las asimetrías e inequidades o generar nuevas dinámicas de conflictividad. No es problema que existan diferencias o intereses, el tema es cómo los actores se organizan para procesar esas diferencias. Como resultado de estos procesos dialogados y negociados de desarrollo de capacidades éste se ubica en una perspectiva transformativa guiada por principios de justicia, equidad y sustentabilidad.

También es importante reconocer que la alta diversidad cultural no se refiere únicamente a grupos en tanto esta diversidad alcanza al interior de los grupos. Un grupo o sector no es una entidad absolutamente homogénea y por tanto es importante considerar perspectivas de interculturalidad e intraculturalidad. Cada grupo con su particular forma de aprender y de valorar procesos más sistemáticos de desarrollo de capacidades.

Como se ha mencionado la información forma parte del desarrollo de capacidades. Este es un tema especialmente importante en sociedades donde prima una cultura oral y limitaciones para el acceso a las posibilidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación. Con la cantidad de información que existe y con el proceso impresionante de ampliación cotidiana de la información es importante no caer en la angustia de tener y dominar toda la información, eso ahora es imposible. Lo que interesa en el fondo es desarrollar la capacidad de aprender a aprender. Pero además es importante entrar a la arena del desarrollo de capacidades con la suficiente humildad como para ser capaz de deconstruir y desaprender, apertura necesaria justamente para volver aprender y así consolidar un esquema espiralado pero ascendente de aprendizaje. Significa también que soy capaz de entrar en el proceso con la predisposición para resignificar o resemantizar mis creencias, convicciones y discursos.

Con relación a la información como componente del desarrollo de capacidades encontramos diversos comportamientos: los que producen información y los que consumen información. Otra forma de plantearlo es los que buscan la información y los que se contentan con la información que les llega sin esfuerzo o con el mínimo esfuerzo. Otra tipología señala a los que almacenan la información y los que usan la información. Otros dan un salto cualitativo y producen conocimientos a partir de la información con la que disponen o la que buscan y obtienen. Lo importante es caer en cuenta que las personas que saben gestionar mejor la información tienen mejores posibilidades para desarrollar sus capacidades. Aquí no estamos hablando únicamente de información digitalizada sino de toda fuente de información en el que también reconoce la cultura oral.

La efectividad de los procesos de fortalecimiento de capacidades no se mide solo por cuánto se ha aprendido sino también por la medida en que se aplica, en la medida en la que se recrea innovadoramente nuevas alternativas. El proceso de desarrollo de capacidades no es completo si es que no acompañado de indicadores que midan el cambio sea a nivel de desempeño o a nivel de impacto.

Los procesos de desarrollo de capacidades no pueden ser planteados serios, acartonados o aburridos por ello la importancia de una visión ontológica, de considerar la persona en su integralidad como cuerpo, como mente, como corazón, como espíritu, como fisiología y como palabra. Es por ello que aspectos emocionales también tienen lugar. Es importante que sean concebidos como procesos dinámicos, flexibles en la que la diversidad sea una de sus principales características.

Mucho de nuestro proceso formativo actual tiene que ver con prepararse para lo previsible y para lo imprevisible. Nos debemos preparar aún para procesos que todavía no están claramente definidos, para problemas que aún no existen. Gran reto de ir ganando certidumbres temporales para procesos inciertos.

Todos podemos y debemos ser sujetos de desarrollo de capacidades en esta suerte de roles intercambiables entre los actores, unas veces aprendiendo entre pares otras veces aprendiendo de los diversos y entre los diversos. El desarrollo de capacidades es un derecho y una obligación lo que reconstruye su sentido de corresponsabilidad en la gestión de buen vivir o el desarrollo sostenible. Es la posibilidad de desplegar todo el conjunto de facultades y potencialidades de las personas para que en base al diálogo y la creatividad puedan generar procesos de armonía social y de convivencia con la naturaleza y el cosmos.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-el-reto-del-desarrollo-de-capacidades-en-la-perspectiva-del-buen-vivir-o-el-desarrollo-sostenible/

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5 maneras de asegurar que su aprendizaje sea relevante y útil

09 de diciembre de 2016 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com

Por: Claudia García

Asegúrese de que su empresa está cumpliendo con el aprendizaje de las necesidades el alumno y de negocios, dando a su producción un buen comienzo. En este artículo hay cinco consejos para ayudarle a llegar a la raíz del problema del que se trata de fijar y asegurar que sus proyectos de aprendizaje, mantengan su relevancia.

Consejo 1: Dar un paso atrás.

Si un líder de negocios dice que sus gerentes necesitan formación, usted entiende por qué. No tenga miedo de cavar en la raíz del problema y ayudar a los líderes empresariales a articular las soluciones a un problema: ¿Qué pruebas hay en la falta de competencias o problemas de rendimiento? ¿Qué otros factores podrían estar a la mano?

Consejo 2: Pregunte si el aprendizaje es  la respuesta.

Hacer las preguntas correctas le ayudará a descubrir lo que necesita para cerrar la brecha. Sea honesto: ¿Está aprendiendo? Tenga en cuenta que si se trata de una brecha de comunicación, concientización o habilidades hay que saber si es un problema sobre el proceso, un problema de soporte, de rendimiento o algo más profundo (es decir, de comportamiento o cultural).

Hay que hacer recomendaciones si el problema no se solucionará mediante el aprendizaje por sí solo. Hay elementos que necesitan unidades de sensibilización, educación, desarrollo o soporte de rendimiento; tenga claro cuáles son sus indicadores claves de rendimiento para que demuestren su éxito.

Consejo 3: Acercarse al contexto – hablar con la gente.

Hable con las personas que viven y respiran las funciones y tareas. Averigüe cuáles son sus puntos débiles y qué cree que les ayudaría. Separe las correcciones instantáneas (de apoyo) el rendimiento de largo plazo o las preventivas, que se pueden resumir en más capacitación y entrenamiento relacionado.

Esto debería ayudar a determinar qué tipo de contenido de la mejora del rendimiento se necesita o si es necesario invertir en la habilidad de aprendizaje o de comportamiento, el contenido justo o un poco de ambos.

Consejo 4: Encontrar líderes de rendimiento.

Descubra modelos reales que ejemplifiquen las mejores prácticas y averigüe lo que hacen. Observe su rendimiento, averigüe lo que utilizan para ayudarles a aprender y realizar un marco de actuación, basado en lo que se encuentre. Capture sus consejos.

Consejo 5: Saber lo que está funcionando bien.

Antes de saltar a una solución, asegúrese de que tiene un buen sentido de lo que el aprendizaje y el apoyo, brindan al desempeño de funciones específicas. Esto incluye soporte para gestionar, entrenar, colaborar y para elementos más formales como el aprendizaje social y móvil.

Fuente noticia: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2511

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Pistas sobre la educación en el mundo (15)

Por: Renato Opertti

Solo se puede tener un efectivo sistema educativo si se abriga, se apropia y se desarrolla una visión educativa robusta, acordada y sostenible.

En primer lugar, el desafío principal radica en moverse desde sistemas tradicionales burocráticos donde algunos alumnos aprenden a altos niveles hacia sistemas modernos facilitadores donde todos los alumnos necesitan aprender a altos niveles (Schleicher 2011). En los modelos más tradicionales, los alumnos se ajustan a los tiempos, a los contenidos y a las estrategias de instrucción ideados sobre un perfil estándar de alumnos. En cambio, en la actualidad, la diversidad de contenidos, el amplio abanico de estrategias pedagógicas y la integración de los tiempos presenciales y en línea de instrucción se combinan de múltiples maneras para asegurar una educación y un aprendizaje personalizado en espacios colectivos de aprendizaje.

En segundo lugar, los sistemas educativos dejan de ser expresiones estado-céntricas, compartimentadas en niveles que no dialogan entre sí – por ejemplo, entre primaria y media – y acotadas al ámbito formal de la educación. Más bien, los mismos son garantes del derecho a la educación facilitando oportunidades de formación a lo largo de toda la vida que se estructuran en políticas y programas educativos de la infancia, la niñez, la adolescencia, la juventud y la adultez y que no ponen vallas entre lo público/privado y lo formal/no formal / informal. Asimismo, se reconoce la interdependencia y las sinergias entre las necesidades educativas y otras necesidades que son claves para asegurar el desarrollo armónico e integrado de las personas y de los ciudadanos.

En tercer lugar, los sistemas educativos se caracterizan actualmente por su gobernanza a múltiples niveles donde la relación entre los diversos actores tiende a ser más fluida y abierta a negociación que otrora (Burns y Köster 2016). Generalmente los sistemas educativos se organizan en tres niveles interdependientes bajo una concepción unitaria: (i) una definición políticamente consensuada sobre el para qué y qué de la educación, refrendada por el Parlamento y asumida por el liderazgo y la conducción ministerial de la política educativa; (ii) un nivel de excelencia técnica, profesionalmente resguardado en instituciones que tienen a su cargo efectivizar el cómo de la política educativa en línea de dependencia funcional ministerial; y (iii) comunidades locales y centros educativos empoderados para co-desarrollar la política educativa que surge como correlato de los dos niveles anteriores. Esencialmente esto implica que los centros disponen de autonomía y responsabilidad para reclutar y gerenciar recursos humanos y materiales.

En cuarto lugar, la planificación y gestión de las políticas educativas abandonan su impronta prescriptiva centralista y altamente jerárquica, para transformarse en un eje transversal a todas las unidades/dependencias del sistema educativo asentada en la horizontalidad, el diálogo, la circulación de información y la genuina construcción colectiva. Por ejemplo, un director de centro o un docente tienen más probabilidad de ser efectivos tomadores de decisiones si hacen suyos criterios y herramientas de planificación que le permiten administrar la diversidad de sus contextos y de sus alumnos como un activo que potencia las oportunidades de aprendizaje.

En quinto lugar, la discusión sobre los recursos educativos deja de ser dada por la manera consuetudinaria de asignar inversiones, salarios y gastos de funcionamiento para erigirse en opciones de política pública de largo aliento sobre cuáles son las maneras efectivas de alinear recursos en función de los objetivos transformacionales de la política educativa. Los «plus» de asignación presupuestal no suelen ser para hacer más de lo mismo en sistemas educativos que se precien de ser progresistas.

En sexto lugar, los sistemas educativos funcionan básicamente como una red de responsabilidades compartidas y rendiciones de cuentas recíprocas entre los gobiernos, los centros educativos, las comunidades y las familias (Bnaco Mundial 2003). Los mismos se encuentran sanamente expuestos a la evaluación de sus políticas y programas que nacen de la conjunción y del diálogo entre miradas técnicas, políticas, societales y ciudadanas. Ya no vale ni es creíble legitimarse por las evaluaciones endógenas, sino hay necesidad de tener una visión de conjunto, externa al sistema educativo, que permita entender e identificar avances, bloqueos y desafíos. La clave de las evaluaciones es apoyar y rectificar para progresar pero, en modo alguno, culpabilizar, estigmatizar o desdeñar.

Estos seis atributos son una aproximación a visualizar qué tipo de sistema educativo se tiene, y si el mismo tiene las bases y los instrumentos necesarios para generar aprendizajes relevantes y sustentables. Volvemos al principio. Solo se puede tener un efectivo sistema educativo si se abriga, se apropia y se desarrolla una visión educativa robusta, acordada y sostenible.

Tomado de: http://www.elobservador.com.uy/pistas-la-educacion-el-mundo-15-n1005736

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Sobre la Enseñanza por Proyectos (4/12)

Por: Julio Mosquera

2. De la Universidad a la Educación Técnica

Como señalamos en la sección anterior, el método de enseñanza por proyecto se consolidó en las universidades y otras instituciones que formaban ingenieros y arquitectos. Avanzado el Siglo XIX comienza a pensarse en el uso de este método en la enseñanza secundaria dedicada a la formación de técnicos. Los educadores en tecnologías de los Estados Unidos ya estaban convencidos de la utilidad del método de proyecto. En el contexto de la Exhibición Centenaria que se realizó en Filadelfia en 1876, un grupo de educadores estadounidenses entró en contacto con el denominado Sistema Ruso de enseñanza técnica. En particular, los profesores John D. Runkle, Rector del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y Calvin Woodward, Decano del Instituto Politécnico O’Fallon de la Universidad de Washington, promovieron su adopción para el entrenamiento en oficios al nivel de la educación secundaria (Knoll, 1997).

El llamado Sistema Ruso de entrenamiento en el manejo de herramientas fue desarrollado por Victor Della Vos (1829-1890) en la Escuela Técnica Imperial Rusa a finales de los años 1960. Della Vos se graduó en matemáticas y física en la Universidad de Moscú, también realizó estudios sobre la construcción de maquinarias en París y Londres. Della Vos diseño un método de enseñanza sistemático y eficiente dentro del ambiente de aula o de laboratorio, donde los estudiantes son expuestos a una serie de ejercicios sobre las diversas habilidades presentadas en un secuencia lógica y sistemática (Russian System, 2005). Este sistema estaba dirigido al entrenamiento de ingenieros en el manejo de herramientas y surgió como una alternativa al método tradicional que usaban los artesanos. Los instructores analizaban cada proceso y lo descomponían en sus partes las cuales se enseñaban separadamente. El entrenamiento se hacía en un taller particular para cada parte y cada estudiante tenía su propio lugar de trabajo y su juego de herramientas (Russian Manual Training, 2005). Este entrenamiento consistía de una secuencia de ejercicios de dificultad creciente mediante los cuales se practicaba cada habilidad manual, sólo hasta completar satisfactoriamente cada ejercicio se le permitía al estudiante pasar al siguiente. Todos los ejercicios comenzaban con planos de trabajo, no tenían valor práctico y no conducían necesariamente a la construcción de un artículo útil (American beginnings: The manual training movement, 2005).

Volviendo a los Estados Unidos, tenemos que Woodward implemento el Sistema Ruso en la Escuela de Entrenamiento Manual en San Louis, fundada por él mismo en 1879. Woodward organizó la enseñanza en esta escuela en dos fases. En la primera fase los estudiantes recibían entrenamiento en cada uno de los componentes de diversos trabajos manuales, como señala Knoll (1997), recibían entrenamiento en el “alfabeto” de las herramientas y técnicas. En la segunda fase, al terminar cada unidad de enseñanza y del año escolar, los estudiantes tenían que dedicarle un tiempo para diseñar y realizar proyectos independientemente.

“Woodard consideró los proyectos como “ejercicios sintéticos”. Las técnicas aprendidas primero de manera aislada (por ejemplo, en la construcción de tornos, máquinas de vapor o aparatos eléctricos), eran entonces aplicadas en un contexto. Por tanto, la instrucción era diseñada para progresar sistemáticamente desde principios elementales hasta aplicaciones prácticas, o, en términos de Woodward, desde la “instrucción” hasta la “construcción”. Al final del tercer año, el curso de entrenamiento manual culminaba en lo que fue llamado el “proyecto de graduación”.” (Knoll, 1997, p. 5, traducción del autor)

Este proyecto de graduación consistía en la construcción de una máquina, la cual sería evaluada por profesores de la Escuela Politécnica. El estudiante debería entregar junto con la máquina todos los planos y los moldes usados para construir las partes de la máquina, ambos deberían ser realizados por el estudiante. El punto de partida de estos proyectos eran los requerimientos del trabajo o del estudio.

La experiencia iniciada por Woodward en la escuela técnica que fundó en Washington se propagó rápidamente por todos los Estados Unidos. El interés por el entrenamiento manual se incremento enormemente. Incluso se llegó a introducir en el nivel de preescolar y en escuelas elementales a finales del Siglo XIX. Esta rápida diseminación del método de Woodward llamó la atención de notables educadores, de entre los cuales surgieron algunos críticos. La oposición a esta propuesta pedagógica se organizó en un movimiento de reforma. El más destacado exponente de este movimiento fue John Dewey, uno de los principales representantes del pragmatismo en la educación estadounidense. Este movimiento criticaba el hecho que el punto de partida de los proyectos fueran las consideraciones del trabajo y el estudio. Más bien pensaban que el punto de partida debería ser los intereses y experiencias de los niños. Dewey (1899, citado en Knoll, 1997, p. 6) propuso como contrapartida al método de Woodward la idea de las ocupaciones constructivas. Desde este enfoque la creatividad pasaba a jugar un papel tan importante que el desarrollo de habilidades técnicas, se reduce la preponderancia de la organización sistémica por una organización que parta de la psicología del niño hasta llegar a la lógica de las materias, y se propone como punto de partida las experiencias y los intereses de los niños. Este enfoque fue adoptado por el profesor Charles R. Richard, profesor de entrenamiento manual en Colegio de Profesores de la Universidad de Columbia en Nueva York (Knoll, 1997).

Richards sostenía que la construcción debería ser el punto de partida del entrenamiento manual. Él pensaba, al igual que Dewey, que el trabajo de proyecto no debería ser un objetivo final de la educación (Knoll, 1997). Otro aspecto que diferenciaba la propuesta de Richards de otros enfoques del entrenamiento manual, era su concepción de la enseñanza a partir del todo para luego pasar al estudio de las partes. Además, según su concepción, la instrucción no precede al proyecto sino que era integrada en el trabajo de proyecto constructivo. Como resalta Knoll (1997), este enfoque se oponía notoriamente al de Woodward. Richards (1900) presenta detalles de un proyecto realizado por unos estudiantes, en la Escuela Horace Mann, sobre la vida de los indios [sic]. En la ejecución del Proyecto Indio los estudiantes discutieron acerca de las costumbres y ritos de los indios, construyeron carpas, hicieron disfraces, tallaron hachas y flechas para vivir un día como indios, visitaron el Museo de Historia Natural de la ciudad de Nueva York. Este ejemplo ilustra como los estudiantes adquirieron el conocimiento y las habilidades necesarias para la realización del proyecto propuesto.

Otro ámbito en el que se desarrolló el método de proyecto en los Estados Unidos fue el de la educación agrícola. En 1908, Stimson fue designado como Director de la Escuela de Agricultura Smith, una escuela secundaria localizada en Northampton, Massachusetts. En esta escuela, Stimpson tuvo la oportunidad de implantar una nueva manera de enseñar la agricultura, la cual el denominó como el método de proyecto en el hogar (home project method). Según Moore (1988b), el concepto de método de proyecto elaborado por Stimson tuvo como fuentes sus experiencias educativas previas en el Colegio de Agricultura de Connecticut, la filosofía pragmática de Williams James, quien fuera su mentor, y su conocimiento de la obra de pedagogos como Pestalozzi. La experiencia iniciada por Stimson en el año escolar 1908-1909 resultó ser exitosa. Esta experiencia llamó la atención de las autoridades al punto que Stimson fue designado como supervisor estatal de educación agrícola. Desde esta posición, se encargó de diseminar el método de proyecto por todo el Estado. En sendas conferencias en importantes reuniones nacionales de educación en los Estados Unidos, Stimson presento una descripción detallada del método de proyecto, también describió con detalles los conceptos de proyecto de mejoramiento, proyecto experimental y proyecto productivo (Moore, 1988b). El método de proyecto fue adoptado como método de enseñanza de la agricultura en muchos estados de los Estados Unidos. Tal fue la influencia de Stimson que es considerado por algunos educadores técnicos (por ejemplo, Moore, 1988a, 1988b) como el creador de este método de enseñanza. Knoll (1997) le acredita a Stimson haber popularizado el método de proyecto en los Estado Unidos y hacerlo conocer entre profesores de las asignaturas académicas.

En 1915, W. W. Charters, Decano del Colegio de Educación de la Universidad de Missouri visitó a Stimson para conocer de primera mano el método de proyecto. Charters, quien fuera estudiante y discípulo de John Dewey, era un destacado experto en currículum y defensor del método de enseñanza basada en la resolución de problemas. Fue tan buena la impresión que le produjo el trabajo de Stimson, que Charters llegó a afirmar que el método de proyecto era la resolución de problemas elevada a la enésima potencia (Moore, 1988a). Más tarde, en 1919, apareció un libro de Stimson titulado Vocational Agricultural Education by Home Projects el cual fue publicado por Macmillan Company (Moore, 1988a). Estos hechos nos indican que el método de proyecto desarrollado por Stimson era para esta época ampliamente conocido en los Estados Unidos.

A comienzos de los años veinte, del siglo pasado, el “metod proektov” fue introducido en las escuelas de la Unión Soviética. A finales de esa década, el Instituto de Investigación Educativa de Moscú reconocía oficialmente que este método de enseñanza era el único método verdaderamente marxista y democrático. Una de las actividades dentro de este método basado proyecto contemplaba visitas de los niños a las fábricas y manifestaciones de apoyo a los obreros. Es oportuno aclarar que no se trata de una versión del método de proyectos anglosajón. La presión política por una mayor eficiencia en las escuelas para la formación de jóvenes con el conocimiento y habilidades necesarias para incrementar la producción industrial y fortalecer la conciencia comunista llevó a que se desconfiara de este método para el logro de esos objetivos. El 5 de septiembre de 1931, el Comité Central del Partido Comunista promulgó un decreto prohibiendo el uso del método de proyecto en la escuela soviética.

En América Latina, el interés por la pedagogía activa surge por razones diferentes a las vistas anteriormente. La reforma de Córdoba, que se inicia en 1918 en Argentina, aboga por la metodología activa en la enseñanza y rechaza la clase magistral como un “anacronismo pedagógico” (Tunnermann Berheim, 1979, p. 65). En el manifiesto del 21 de junio de ese mismo año, los estudiantes resaltan que “(…) se levantan contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad (…)” (Manifiesto, 1918, p. 86). La revuelta de Córdoba desencadenó una ola de protestas en casi todos los países de Nuestra América. En todos estos levantamientos estudiantiles se exigían cambios en los métodos de enseñanza, particularmente se manifestaba en contra de la clase magistral. Como nos relata José Carlos Mariátegui,

“El Congreso Internacional de Estudiantes de México de 1921 propugnó: 1° la participación de los estudiantes en el gobierno de las universidades; 2° la implantación de la docencia libre y la asistencia libre. Los estudiantes de Chile declararon su adhesión a los siguientes principios: 1° autonomía de la Universidad, entendida como institución de los alumnos, profesores y diplomados; 2° reforma del sistema docente, mediante el establecimiento de la docencia libre y, por consiguiente, de la asistencia libre de los alumnos a las cátedras, de suerte que en caso de de enseñar dos maestros una misma materia la preferencia del alumnado consagre libremente la excelencia del mejor; 3° revisión de los métodos y del contenido de los estudios; y 4° extensión universitaria, actuada como medio de vinculación efectiva de la Universidad con la vida social. Los estudiantes de Cuba concretaron en 1923 sus reivindicaciones en esta fórmula: a) una verdadera democracia universitaria; b) una verdadera renovación pedagógica y científica; c) una verdadera popularización de la enseñanza. Los estudiantes de Colombia reclamaron, en su programa de 1924, la organización de la Universidad sobre bases de independencia, de participación de los estudiantes en su gobierno y de nuevos métodos de trabajo. “Que al lado de la cátedra—dice ese programa—funcione el seminario, se abran los cursos especiales, se creen revistas (…).” (Mariátegui, 1995, p. 84)

Dentro de ese espíritu de renovación surgieron diversas propuestas pedagógicas. En la misma Argentina se elaboran ideas sobre la cátedra autogestionada y el taller como pedagogía participatoria (Ander-Egg, 1979). En Venezuela, Silva Michelena y Rudolf Sontag (1970) proponen la adopción del seminario como alternativa a la clase magistral. Para estos autores,

“El seminario es el mejor instrumento conocido para eliminar los efectos nocivos de la clase magistral, porque además de esta limitación, abre simultáneamente la posibilidad de que el estudiante recree, repiense, reproduzca, en una palabra, reviva el proceso que condujo al investigador, al autor del libro o folleto, a la formación de sus ideas. De esta manera, el proceso de aprendizaje es mucho más activo y abona la imaginación creadora. El profesor, que dirige el seminario, está obligado a no presentar ideas acabadas sino a desarrollarlas conjuntamente con los estudiantes.” (Silva Michelena y Rudolf Sontag, 1970, p. 209)

Este escenario es completamente diferente al que se planteó inicialmente en los Estados Unidos y Europa, donde las reformas fueron promovidas por élites ilustradas. En nuestro continente la necesidad de asumir métodos como el de proyecto surge de un movimiento político impulsado por las bases y de carácter revolucionario. No es sino hasta mediados de los años sesenta cuando surge una rebelión estudiantil en algunos países de Europa que exige cambios radicales en la manera de enseñar en las universidades, entre ellos la inclusión de los proyectos (Mora, 2004).

Tomado de: http://www.aporrea.org/educacion/a236470.html

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Ataques a la escuela pública

Por Manuel Navarro Weckmann

“Existen, sin duda, escuelas privadas de alta calidad; sin embargo, la mayoría presentan resultados similares o más pobres que los de las públicas (según resultados de Enlace 2008 a 2014), bien sea por carencias de recursos o por el afán de lucro de sus dueños. Pero el modelo en que están pensando los empresarios, deseosos de invertir en educación es diferente: la creación de franquicias educativas, cadenas formadas por centenas o millares de escuelas que funcionen compartiendo una marca y un emblema en el que la calidad educativa, tan en boca entre las autoridades actuales, pueda ser fabricada y atornillada en el cerebro de los padres de familia con mensajes televisivos adecuados, lo que desde luego explica el interés en la educación de calidad de Televisa y de Mexicanos Primero”… Enrique Calderón Alzati

nuño-escuela-mayoEn la actualidad, bajo una estrategia mediática precisa y específica, vemos pasar frente a nuestros ojos, aunque disfrazada de una moderna y benévola reforma educativa, una red, finamente entretejida de ataques precisos a la escuela pública que, de no hacer algo, estaremos lamentando las consecuencias en apenas un lustro de años.

Las decisiones de la autoridad educativa federal en materia de ingreso al servicio, en donde cualquier profesionista, sin tener el más mínimo conocimiento del desarrollo psicológico, social o biológico del niño ni conocimientos pedagógicos o didácticos de enseñanza, sino sólo por pasar un simple examen, es un golpe directo al normalismo mexicano que resulta gravemente dañado y cuyo primer síntoma es la reducción, en promedio, del 50 por ciento de los aspirantes a la carrera docente. Otro factor primordial es que no existe un plan sobre cómo se va a formar en didáctica y enseñanza especializada de los docentes que están ingresando sin preparación o ¿No les importa?

Algo más, lo constituye la falta de financiamiento a las Instituciones de formación profesional docente creadas por el propio Estado Mexicano a lo largo de la historia de la educación en nuestro país en donde las propias Escuelas Normales (en sus diferentes tipos y modalidades), los Centros de Actualización del Magisterio, las sedes de la Universidad Pedagógica Nacional o, más recientemente los Centros de Maestros, poco a poco se ha reducido su presupuesto. Aunque podemos advertir un aumento de 200 a 1,800 millones de pesos para este rubro, es claro que la mayoría del presupuesto es para instituciones de carácter privado.

Aunado a ello, la decisión de “reconcentrar” la mitad de las escuelas de educación básica (100 mil) que se encuentran en zonas remotas con organización incompleta, bajo el pretexto de fomentar la movilidad social, es un duro golpe a la Escuela Rural Mexicana que, ante una cada vez más agresiva reducción de personal y nulo respaldo de infraestructura, de un plumazo van a desaparecer un espacio cultural que va más allá de las paredes de la escuela, porque representa el espacio cultural por excelencia de los poblados que, al desaparecer, se va a generar una afectación en su identidad cultural.

Existe una única evaluación para quien el sistema deja caer la culpa de las problemáticas educativas que es el maestro, sin poner siquiera en entredicho que los creadores de políticas públicas y los responsables de la educación en los distintos niveles tienen su responsabilidad al respecto, así como la infraestructura o las graves desigualdades sociales en donde la mitad de la población se encuentra en situación de pobreza de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Esto, además de que en este momento se está gastando 5 veces más en la evaluación docente que en la formación inicial.

Lo que se encuentra detrás de todas estas situaciones, tiene que ver con el debilitamiento de la escuela pública, buscando generar una veta de oportunidad para que empresas privadas sean contratadas por el mismo Estado para que se haga cargo de la educación, un negocio de más de 300 mil millones de pesos que se encuentra en juego. No es algo extraño, países como Liberia y Sudán han entregado a empresas todo su sistema educativo, o en Chile, donde poner una escuela es como poner una ferretería o una licorería en la búsqueda privada de los “bonos educativos”.nuño-escuela

Otro ejemplo, más cercano, es que, en varios estados de Estados Unidos, como por ejemplo Texas, una empresa que vende libros, puede contratar, directamente con una escuela pública desde los pizarrones, los materiales didácticos, la curricula hasta los maestros.

Reconozcamos la problemática que nos aqueja, la película “de panzazo” fue sólo la puerta de entrada al futuro que ya estamos viviendo; no por nada la propuesta pedagógica del gobierno federal se presentará hasta prácticamente concluido su sexenio, porqué es lo que menos les interesa. Actuar en consecuencia, antes de que sea tarde…

 

Fuernte: http://www.educacionfutura.org/ataques-a-la-escuela-publica/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/12/nuño-escuela-e1450152713499.jpg

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La primera lección de PISA: España debe mejorar sus profesores

Por María Jesús Ibañez

Los expertos reclaman que se ponga el foco en formar más a los docentes

Los recortes han eliminado el presupuesto para el reciclaje de los maestros, clave en el éxito de Singapur

Los maestros, el sobreesfuerzo que han hecho y las muchas necesidades que tienen. Y también sus carencias. Los profesionales de la docencia se están llevando estos días el protagonismo entre las muchas valoraciones y opiniones que se han vertido sobre los resultados educativos de España (y de Catalunya) en el informe PISA 2015. A la labor de los maestros se han atribuido las mejoras, pero también se les han imputado el estancamiento y los retrocesos (que alguno también hay) registrados en algunas materias.

Ya el mismo día de la presentación, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, reconoció que buena parte del mérito en las «satisfactorias» puntuaciones obtenidas por los estudiantes españoles de 15 años ha sido fruto de la acción docente. Este miércoles, el consejero responsable del área en Castilla y León, Fernando Rey, ha definido a los profesores como «el sistema óseo de la educación». Rey ha celebrado, en una comparecencia ante los medios de comunicación, los «apabullantes» resultados que ha logrado su autonomía.

También los sindicatos mayoritarios en educación en Catalunya (USTEC, CCOO y UGT) han destacado el papel que estos últimos años, tiempos de crisis y recortes, han desempeñado los maestros. Las mismas organizaciones sindicales, no obstante, han llamado a las administraciones a rebajar la euforia y el «triunfalismo» ante los resultados obtenidos. «PISA es un poco para la educación lo que Eurovisión es para la música», ha advertido Ramon Font, de USTEC.

LA CALIDAD DE LOS MAESTROS

«Si algo pone claramente en evidencia este PISA es que la calidad de los docentes es determinante para la buena salud de un sistema educativo», ha constatado Enric Prats, profesor de Pedagogía Internacional en la Universitat de Barcelona (UB). Singapur, el país que ha liderado todas las clasificaciones del último PISA, es un claro ejemplo: su éxito educativo se basa en la preparación, la selección y el reciclaje permanente de los profesores.

Allí, en Singapur, según recoge el informe Talis de la OCDE sobre las condiciones de los docentes, «un 93% de los maestros participan en talleres y clases de formación cada año, y un 61% de ellos dedican parte de su tiempo libre a asistir a cursos en organizaciones y empresas externas al sistema educativo». Además, un 53% de los profesores singapurenses, que tienen una edad media de 36 años, participan en redes de colaboración profesional.

En España, en cambio, el porcentaje de profesores que van a talleres y cursos anualmente es del 61% y solo un 8% participa en actividades formativas externas adicionales, según el mismo estudio Talis. La media de edad de los docentes españoles es de 46 años.

«Es una práctica habitual en los países del este asiático que un maestro entre en la clase de un compañero y luego que ambos compartan qué se puede mejorar o que los profesores más noveles sean tutelados por un veterano durante los primeros años de ejercicio», explica Ismael Palacín, director de la fundación Jaume Bofill, especializada en el análisis de los sistemas educativos.

La formación permanente o reciclaje profesional de los maestros debería ser, en España, tanto o más importante que en Singapur. Entre otras cosas, porque faltan años para que se incorporen las nuevas promociones formadas en las universidades.

«Pero tan importante como la formación permanente de los docentes, cuyos presupuestos han sido reducidos tanto en España como en Catalunya casi a cero en los últimos años, es la incorporación de nuevas figuras docentes en las escuelas«, prosigue Prats. Las experiencias intenacionales dicen que en un colegio, insiste el profesor de la UB, es imprescindible que haya, además de maestros, «psicopedagogos, monitores para atender a la diversidad y otros profesionales de la educación». «Eso, y una reducción de la ratio o número de alumnos por maestro, son dos medidas fundamentales para mejorar», agrega Prats.

Ruiz atribuye el éxito de Madrid a que sus inmigrantes son hispanohablantes

La ‘consellera’ de Ensenyament, Meritxell Ruiz, ha atribuido los buenos resultados cosechados por la comunidad de Madrid en el informe PISA a que la mayoría de sus emigrantes son de origen castellanohablante, mientras que en Catalunya los estudiantes extranjeros que se han integrado en los últimos tiempos en el sistema educativo tienen lenguas maternas muy distintas al castellano y el catalán.


«La composición social de Madrid no tiene nada que ver con Catalunya. El porcentaje de centros privados es allí más alto y el porcentaje de inmigración que hay es básicamente de América Latina lo que quiere decir que hablan la misma lengua», ha justificado la ‘consellera’. Además, ha indicado, esos niños suelen haber ido al colegio en sus países de origen, lo que no siempre ocurre en otras culturas.

¿POR QUÉ NO SE HAN NOTADO LOS RECORTES?

La pregunta para la que de momento no hay una respuesta clara es la de cómo ha sido posible que España (y Catalunya también) hayan conseguido mejorar resultados en algunas competencias después de años de recortes y ajustes presupuestarios. «De entrada, es discutible que haya habido una mejora tan sustancial como dicen las administraciones, hay que hablar más bien de un estancamiento generalizado y de algún repunte, en el caso catalán», puntualiza Xavier Bonal, profesor de Sociología de la Educación en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

La Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa) asegura que han sido «los centros educativos y, de manera muy especial, las familias, quienes han compensando los efectos de esos recortes».

Sea como fuere, insisten los expertos, esta situación de precariedad presupuestaria debería de revertirse cuanto antes. «Catalunya, si no quiere que esto le acabe pasando factura, debería de pasar del actual 2,8% del PIB al 4% en un plazo de dos años como mucho», recomienda Enric Prats. «Y en cinco años, situarse en el 6% que establece la ley de Educación de Catalunya, la LEC», concluye.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/informe-pisa-2016-calidad-maestros-formacion-permanente-5676940?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=cm

Imagen: estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/0/6/pruebas-competencias-cuarto-eso-instituto-secretari-coloma-informe-pisa-1481017406560.jpg

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