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Perú: Es un buen momento para regresar a las matemáticas

Por: Jesús Leonardo Vivanco

Leí hace poco una entrevista que le realizaron a Ferdinando Azarello, Presidente de la International Commission on Mathematical Instruction (ICMI). Leer esa entrevista genera algo de nostalgia en mi vida, pues siento que me he alejado de las matemáticas y de la educación matemática en particular. Pareciera extraño que esté escribiendo y hablando sobre esto a mis 22 años. Sin embargo, no hay más razón que seguir hasta cumplir cada meta propuesta. Considero que es un buen momento para regresar a las matemáticas.

Estudiar para enseñar matemáticas es complejo, tanto como lo es aprenderlas en la escuela o en la universidad. Existe pues una serie de errores que no promueven el buen desempeño docente ni el buen desarrollo de las actividades matemáticas en el aula y en consecuencia, no se generan condiciones óptimas para enseñar o aprender.

El Ministerio de Educación, a través de las Rutas del Aprendizaje, menciona que ‘nuestra sociedad necesita de una cultura matemática para aproximarse, comprender y asumir un rol transformador en el entorno complejo y global de la realidad contemporánea‘ entonces resulta necesario mostrar a través de las matemáticas la posibilidad de interpretar un hecho, de concebir una idea y de reaccionar o accionar al respecto. Tomar al menos, la mejor decisión a partir de la herramientas que las matemáticas nos pueden brindar, herramientas que debemos aprender y que deben ser enseñadas.

Nuestro país se caracteriza por tener particularidades interesantes, pues en nuestro espacio geográfico conviven diversas culturas, lo cual genera, en un primer momento, una dificultad. Frente a esta situación se ha generado, en matemáticas, una palabra algo cotidiana en quehacer de los educadores y que circula en las IIEE del país, ‘contextualizar’.

Contextualizar significa situar algo en un determinado contexto. Entonces, en educación matemática puede significar ubicar a la matemática lo más cerca que se pueda al espacio donde se enseña y donde se quiere que se utilice. Empero, aquello último implica enseñar herramientas útiles asociadas al contexto, a su realidad y a hacer un tratamiento debido, a partir de aquellos objetos matemáticos que nos permitan resolver una situación.

FOTOGRAFÍA DE PUNTO EDU – PUCP

Las particularidades de las regiones ofrecen aspectos interesantes para desarrollar‘ Arzarello se refiere de esa manera a la situación que acompaña a la educación matemática en el mundo, sin embargo dicha situación podemos transponerla y traerla a nuestro país, de esa forma notaremos que esa realidad no es tan lejana ni ajena con la nuestra.

El problema de contextualizar, en matemáticas resulta complejo. Si tomamos este concepto como una solución al problema del aprendizaje podríamos estar cometiendo a su vez, un error. Las matemáticas pueden resultar próximas si asociamos la realidad a una clase o a una situación por resolver, pero su uso en exceso o su mal uso promueven la exclusión. Exclusión que arrincona a esos estudiantes o a esa comunidad donde se enseña matemáticas con situaciones ‘contextualizadas’ en exceso o de  mala forma. Contextualizar mal o en exceso atenta contra esas condiciones óptimas para enseñar o aprender los conocimientos básicos que no solo nos permitan interactuar en un espacio geográfico determinado, sino que también nos permita tener condiciones mínimas para lidiar con espacios distintos a los cuales se convive usualmente.

En síntesis, se trata de aprender y enseñar matemáticas para comprender los fenómenos sociales que ocurren en nuestro espacio e intervenir en ellos para transformarlos así como también aprender y enseñar matemáticas que nos permitan comprender y transformar el mundo.

El mundo es para todos y las matemáticas no deben ser necesariamente iguales en todas partes. No solo se habla de ‘cultura matemática’ sino de ‘culturas matemáticas’ así como no solo se habla de ‘la matemática’ en singular sino de ‘las matemáticas’ en plural.

Una de las paradojas a resolver en este tema, es aquel que se presenta en la formación de educadores, Arzarello menciona que: ‘los profesores han sido entrenados de otra manera‘ lo cual no deja de ser cierto en nuestro días. En matemáticas se sigue mostrando que existe una regla, una técnica, una fórmula determinada para un tipo de problema o una serie de ejercicios, como si la vida fuera tan fácil o tan sencilla o como si la vida obedeciera a ciertos patrones preestablecidos.

En la actualidad aún resiste esa matemática, aquella que tiende a encontrar un número que carece de un sentido y significado social, significado que permita interpretar una situación y que nos permita transformarla a partir de, al menos, una mejor decisión acompañada de argumentos matemáticos.

En matemáticas es importante tener buenas condiciones de trabajo, condiciones óptima e idóneas que deben ser tanto como para el profesor, como lo deben ser para los estudiantes. Debemos contextualizar, descontextualizar y permitir el uso de la tecnología en el aula. Partir de la realidad, de una situación problemática donde ella misma esté inmersa para luego hacerle el tratamiento debido y abstraer; y nuevamente aterrizar sobre un problema distinto con condiciones similares. En ese vaivén reside la riqueza de las matemáticas, en la diversidad.

Si algo he aprendido de las matemáticas es que frente a una situación problemática puede existir al menos una solución, pero que aquella no necesariamente es la única. Terminaré la columna con una frase que Arzarello mencionó en dicha entrevista: ‘Las matemáticas son el arte de resolver problemas, no de seguir reglas’.

Fuente:https://hablaprofe.lamula.pe/2017/01/09/es-un-buen-momento-para-regresar-a-las-matematicas/jesusvivanco/

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República Dominicana:Educación Superior para el año 2017

Por: José Armando Tavarez

En los inicios de un nuevo año, se hace tradición proyectar o estimar las tendencias o tareas pendientes que debería realizarse en el transcurso del mismo. Entendemos que existen algunos desafíos para 2017 que vale la pena mencionar.

En primer lugar, es importante continuar con el proceso de reforma de las carreras de formación de maestros.

Las universidades dominicanas están haciendo esfuerzos para actualizar los planes de estudio de las licenciaturas en educación con sus correspondientes menciones para que cumplan con la nueva normativa de formación docente. También se debe seguir cumpliendo con la promesa del gobierno en lo que respecta a la ampliación de los programas de becas nacionales e internacionales.

Ciertamente todo es perfectible pero, consideramos que unas de las políticas sociales que garantizan la inclusión social en educación superior son ciertamente los programas de financiamiento y becas.

Se hace necesario para este nuevo año aumentar la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), tanto en el lado público como privado.

Algunos sugieren que un país con tantos pendientes en materia social no debería invertir más en ciencia y tecnología. Nosotros pensamos diferente.

De hecho, muchos estudios han demostrado que a mayor inversión en investigación mayores niveles de desarrollo humano integral. También se hace necesario Incrementar la vinculación entre la universidad y la empresa mediante los centros de emprendimiento e innovación de las academias y otros mecanismo al servicio de tales fines.

Por último, es fundamental innovar en todos los niveles del sistema de educación superior universitario, continuando con el uso intensivo de las tecnologías de información y comunicación.

Toda la sociedad debe comprometerse a seguir desarrollando la universidad dominicana, para que el 2017 se compute como uno de los mejores años en la historia de la educación superior en nuestro país. Juntos podemos lograrlo.

FUENTE:http://eldia.com.do/educacion-superior-para-el-ano-2017/

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Los más trabajadores pero los menos productivos, así son los mexicanos, según la OCDE

Por: Animal Político

Los mexicanos trabajamos 2,246 horas al año, lo que supone 875 horas más que en Alemania, aunque producimos menos que los alemanes.

Los mexicanos son quienes más horas trabajan, aunque, contradictoriamente, son los que menos producen de entre los 38 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

La población mexicana le dedica 2,246 horas al año a sus actividades laborales, lo que supone 875 horas más que lo que los trabajadores de Alemania, el país que menos horas trabaja al año, de acuerdo con cifras de la OCDE.

Los datos de la OCDE establecen un promedio para todos sus países miembro de mil 765 horas, cifra que es 481 horas inferior a la que trabajan los mexicanos.

El informe de la OCDE establece que, desde el año 2000, todos los países han reducido el número de horas dedicadas al trabajo, con la única excepción de Lituania, donde han crecido ligeramente, mientras que la reducción de horas trabajadas más importante ocurrió en Corea del Sur.

No obstante, que los mexicanos sean los que más horas trabajan al año no se traduce en mayor producción.

Informes de la OCDE señalan que mientras México tuvo un Producto Interno Bruto de mil 144 billones de dólares en 2015, los alemanes generaron 3 mil 355 billones de dólares, a pesar de haber laborado menos horas.

Otra comparación que demuestra el problema de México es que Luxemburgo, cuyos habitantes solo trabajan 29 horas a a la semana, produce más que México, donde se labora en promedio 41.2 horas.

Fuente: http://www.animalpolitico.com/2017/01/mexicanos-trabajo-productivo-ocde/

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La ética del informático: «Un día haremos una estupidez que costará miles de vidas»

Por: Marta Sofía Ruiz

Cada vez más desarrolladores se atreven a hacer públicas las peticiones ilegales o escasamente éticas que les hacen sus jefes o clientes. Conforme avanza la automatización de nuestro entorno, el debate sobre la necesidad de un código deontológico para los programadores también se intensifica. En España, pocas carreras relacionadas incluyen una formación ética consistente.

Casi todo lo que hacemos hoy en día —desde comprar o realizar una llamada hasta coger un tren, conducir un coche conectado o viajar en avión— implica utilizar algún programa informático. Detrás de las líneas de código que rigen nuestro día a día está el trabajo de un profesional que escribe las instrucciones y las reglas lo mejor que sabe, puede y le dejan.

Como son humanos, los desarrolladores pueden cometer errores o tomar decisiones equivocadas, a veces con graves consecuencias. También puede suceder, como han confesado algunos programadores arrepentidos o escandalizados por las peticiones de sus jefes, que el ‘software’ en el que se ven forzados a trabajar tenga unos fines cuestionables.

OCULTAR PUBLI X

Así, mientras estos profesionales van escribiendo el código que mueve el mundo (sistemas de voto electrónico, herramientas bursátiles, complejos programas de gestión industrial…), el debate sobre la necesidad de establecer códigos éticos en informática y de dar directrices claras a los jóvenes estudiantes que se inician en el sector se intensifica, sobre todo en el mundo anglosajón.

«Estamos matando gente», se lamentaba el programador Robert Martin en una reciente intervención. «Y un día alguno de nosotros va a cometer una estupidez y el resultado va a ser una catástrofe en la que mueran miles de personas».

Por desgracia no iba desencaminado. “El mal funcionamiento de programas informáticos puede provocar graves problemas que incluso involucren el coste de vidas humanas”, recuerda a HojaDeRouter.com  José Manuel García Carrasco, catedrático de la Universidad de Murcia y experto en la materia. “Hay unas prácticas de trabajo saludables que pueden contribuir a mitigar o resolver estos problemas y ayudarnos a tratar el tema de la responsabilidad ante un fallo informático”.

En los años 90, este investigador, miembro de la Red de Excelencia Europea HiPEAC y de prestigiosas asociaciones internacionales como IEEE y ACM, ya publicaba artículos hablando sobre la importancia de la ética para los programadores y reclamando la elaboración de códigos deontológicos rigurosos. Aunque entonces era difícil prever la omnipresencia de la tecnología en nuestras vidas, ya se habían producido algunos incidentes graves por culpa de problemas informáticos sobre los que convenía reflexionar.

“Algunos recordarán el caso del buque de guerra inglés Sheffield, hundido durante la guerra de Las Malvinas en 1982”, apunta el catedrático. Aquel barco estaba entre los más modernos de su tiempo, y los pilotos argentinos que intentaban atacarlo contaban con aviones menos sofisticados. Sin embargo, fue alcanzado por un misil.

“Aunque la versión más divulgada fue que gracias a la pericia y valentía del piloto había conseguido hundir dicho barco, un examen más profundo del caso reveló que el ‘software’ de defensa, que no había sido verificado en su totalidad, tenía algunos fallos”, explica Carrasco.

En aquellas décadas, otros conflictos bélicos dejaron más ejemplos de fallos informáticos que terminaron costando vidas. Tal y como relata el catedrático, en la primera guerra del Golfo, en el año 1991, un misil iraquí del tipo Scud traspasó la barrera de defensa de misiles estadounidenses Patriot, penetrando en una base de Estados Unidos en Dhahran (Arabia Saudí) y matando a 28 personas. La causa fue otro fallo en el ‘software’ de defensa.

Sin embargo, no todos los lamentables incidentes han tenido lugar en el contexto de una guerra. A finales de los años 80, el equipo Therac-25 para el tratamiento del cáncer, que se basaba en una terapia por bombardeo de rayos en la zona afectada, se hizo especialmente popular. Este aparato disponía de dos tipos de radiaciones: directas de baja potencia y reflejadas de alta potencia.

“Por un fallo en el diseño de la aplicación, en algunas circunstancias el equipo no operaba correctamente y le aplicaba al enfermo directamente las radiaciones de alta potencia, lo que provocó que murieran varias personas antes de que se detectara dicha anomalía y se retirara el equipo”, explica Carrasco.

Desde entonces, aunque muy poco a poco, las formulaciones éticas han ido avanzando con el objetivo de evitar fallos como aquellos en un mundo cada vez más informatizado. “La importancia de este tema hoy en día es tan grande que ha hecho que ya se hayan desarrollado códigos de ética para los profesionales de la informática, especialmente en el terreno de la programación”, concreta el experto.

Las organizaciones internacionales más prestigiosas, como la Association for Computing Machinery (ACM), el Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE) o la International Federation for Information Processing (IFIP), han ido desarrollando códigos y normas de conducta aplicables a este sector. De hecho, en el año 1999, las dos primeras suscribieron un código ético para la enseñanza y la práctica profesional de los ingenieros de ‘software’, que resume los deberes de un programador en ocho principios, comenzando por el interés público.

Los expertos se plantean a quién engloba la categoría de desarrollador
¿Quién es programador? Los expertos se preguntan si debería determinarlo un colegio profesional

“Dicho código, que es el que está actualmente en vigor […] vino a cubrir una necesidad muy importante”, afirma Carrasco. Sin embargo, esta referencia deontológica, que se elaboró cuando muchas de las tecnologías actuales ni siquiera existían, presenta ciertos problemas como, en algunos casos, la falta de concreción. Otro, muy actual y el principal según el catedrático, tiene que ver con quién puede ser considerado un programador.

“Para ser programador, ¿hay que haber estudiado Ingeniería Informática o se trata de un conocimiento de tipo artesanal que cualquiera, con pericia y tiempo, puede desarrollar?”, se pregunta el experto. “Dicho de otra forma: ¿puede cualquiera desarrollar y vender una aplicación informática o se necesita pertenecer al colegio profesional de ingenieros informáticos?”.

El resto de carencias son comunes a los códigos deontológicos de casi cualquier profesión: cómo se define lo que es correcto y lo que no, cómo se controla su cumplimiento o quién y cómo se encarga de sancionar a aquellos que se saltan las normas.

A pesar de que existen ciertos códigos, todavía queda mucho por hacer. En las universidades españolas, en las carreras relacionadas con la informática, es poco frecuente encontrar alguna asignatura en la que se aborden cuestiones éticasy solo alguna materia avanzada de programación recoge algún epígrafe sobre el comportamiento deontológico de un ingeniero de ‘software’. Además, los problemas a los que se tienen que enfrentar los profesionales del sector aumentan cada día.

En España, las carreras del campo incluyen poca o ninguna formación deontológica
En España, las carreras informáticas incluyen poca o ninguna formación deontológica

Ejemplo de ello es la creación de aplicaciones informáticas complejas, desarrolladas por un equipo de personas que, además de especificar el problema y escribir el código, tendrán que asegurarse de que funcionan correctamente. “Habitualmente es imposible que se lleguen a ‘testear’ completamente, por lo que el comprador se tiene que conformar con que haya una alta probabilidad de que el programa no tenga ningún error”, se lamenta el catedrático. “ Y cuando falla, ¿de quién es la culpa? ¿Del programador, del especificador del problema, del que le hizo las pruebas o del que lo instaló?”. Todavía no hay respuesta clara.

La propiedad intelectual —dirimir quién es el dueño de una aplicación, si es lícito copiar un programa o hasta cuándo tiene que dar soporte el creador de una herramienta—, las cuestiones de privacidad en el almacenamiento de datos o la legitimidad del acceso a un servidor  —dirimir si es razonable acceder si no está expresamente permitido (como harían un ‘hacker’ ético para buscar fallos) o si un programador puede dejar puertas traseras en sus aplicaciones— son solo algunos de los dilemas que se plantean los profesionales de la informática y que a menudo son difíciles de resolver.

Incluso si conocen la respuesta, en ocasiones  ceden a la presión de sus jefes y acaban escribiendo programas cuyos fines no son del todo legales o éticos. El código que empleaban los coches de Volkswagen para pasar las pruebas de emisiones contaminantes o el uso cuestionable de los datos personales que hacen algunas tecnológicas podrían ser buenos ejemplos.

“Para solucionar en parte los problemas anteriores, mi propuesta es que en los estudios de informática se incluyan una o varias asignaturas de deontologíaque preparen a los estudiantes para comprender la programación de aplicaciones informáticas como una profesión dentro del contexto de la sociedad”, reclama Carrasco. “Los estudiantes necesitan desarrollar la capacidad de preguntarse acerca del impacto social de la informática». Aprender ética para programar el mundo.

Fuente:http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/etica-deontologia-informatica-desarrolladores_0_593191114.html

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Chile: ¿Debe la PSU resolver los problemas de inequidad en la educación?

Por: Iván Salinas

Los resultados de la Prueba de Selección Universitaria han vuelto a llenar titulares. En particular por reflejar, nuevamente, las brechas de logro académico que separan a los estudiantes pobres de los estudiantes ricos. Los expertos han tenido una ocupada agenda explicando los resultados y las brechas, compartiendo sus pareceres sobre la prueba y su relación con el sistema de admisión del Consejo de Rectores (CRUCh). En la discusión técnica podemos acabar largamente hablando de estadísticas, de confiabilidad, de validez, y de capacidad predictiva de la prueba. Enmarcar el debate en esos términos produce una consecuencia interesante. Los expertos dirán que no es la prueba de selección la responsable de resolver los problemas de inequidad, aun cuando se le demande hacer eso. Una forma de entender esta posición es tal vez mirar el problema en otro lugar.

Sabemos que el problema con la PSU y la selección es que ha ido contribuyendo a la conformación de un sistema productor de castas. Estas castas serían grupos de personas que crecen con experiencias educativas muy homogéneas en su círculo, pero segregadas del resto en términos socioeconómicos. De acuerdo al último informe Education at Glance de la OCDE, Chile es el segundo país donde el logro académico, en términos de escolaridad, representa mayores grados de diferencia en los ingresos de quienes trabajan a tiempo completo. Es decir, En Chile la diferencia de ingresos entre una persona que va a la universidad y completa un programa de estudios y alguien que termina la educación secundaria (o no lo hace) es de las más grandes de los países de la OCDE. Esta diferencia es aún mayor cuando se consideran programas de postgrado en comparación con los otros niveles de escolaridad. En Chile, por tanto, hay un tremendo incentivo para continuar estudios post-secundarios, dado que representa una salida para reducir brechas de ingresos. Es relevante que una reforma a la educación, escolar y superior, considere estas condiciones y su impacto en la subjetividad de quienes hoy se están escolarizando.

Sin embargo, la ideología que ha primado hasta ahora en la reforma educativa no ha contribuido a comprender y menos resolver el problema. La liberalización del sistema, la competencia en un mercado, y la falta de centralidad pública han llevado a multiplicar las instituciones de educación superior segmentadas por ‘clientela’. Es decir, fuera del universo de la selección vía PSU convive la mayoría de la educación superior con instituciones destinadas a estudiantes ricos, a estudiantes pobres, y a toda la segmentación posible entre esos extremos. En ese espacio, los estudiantes que no logran ingresar o siquiera postular a la universidad en el proceso que conduce el CRUCh se ven empujados a ingresar a las otras instituciones que los segmentan por capacidad de pago y /o endeudamiento. Ello es posible también dado que el CRUCh representa quizá ya menos de un tercio de la matrícula total de la educación superior. Los altos retornos relativos a los graduados que muestra el informe de la OCDE son vistos como justificaciones para el endeudamiento de estudiantes pobres y de ingresos medios, en planteles destinados a ellos. Mientras, esos retornos no son tan relevantes para estudiantes de más ingresos que no se endeudan para estudiar.

«En este proceso de selección vía PSU, estudiantes de familias ricas están en mejor posición para competir por las vacantes que ofrece el sistema público, creando una paradoja: la selección a la educación superior pública favorece a la educación secundaria privada. La tentación obvia –ya probada con muy poco éxito- es darle a la selección una posibilidad de resolver el problema con artificios estadísticos: bonificaciones por modalidad educativa, por ranking de notas. Pero, como acordarán los expertos, no está en esos instrumentos la responsabilidad por la equidad del sistema. Hay que pensar en otras soluciones.»

Desde la perspectiva de la totalidad del sistema de educación superior, el sistema de selección vía PSU pasa obviamente a un segundo plano. Lo primario para la selección, en este caso, es la capacidad de pago y/o endeudamiento de los estudiantes. Las brechas socioeconómicas que expresa la PSU afectan –por diseño- a un número relativo muy bajo de quienes estudiarán en educación superior, pero construyen una franja de estudiantes que ‘fracasan’ por causa de los ingresos de sus familias y optan por asumir otras vías para responder a la presión social por tener un título. Estudiantes que quedan fuera del sistema de selección vía PSU y que logran adquirir un título, podrán incluirse en el mercado laboral con una deuda a cuestas, lo que en la práctica genera nuevas brechas de ingresos con quienes no se endeudaron y tendrían un título equivalente en una institución ‘para su segmento’.

En este proceso de selección vía PSU, estudiantes de familias ricas están en mejor posición para competir por las vacantes que ofrece el sistema público, creando una paradoja: la selección a la educación superior pública favorece a la educación secundaria privada. La tentación obvia –ya probada con muy poco éxito- es darle a la selección una posibilidad de resolver el problema con artificios estadísticos: bonificaciones por modalidad educativa, por ranking de notas. Pero, como acordarán los expertos, no está en esos instrumentos la responsabilidad por la equidad del sistema. Hay que pensar en otras soluciones.

¿Cómo puede entonces el Estado, a través de su sistema de educación superior pública, asumir el desafío de la inequidad que incuba y produce (y que tan claramente muestra la PSU y el informe OCDE)? Una opción es mirar fuera del tecnicismo de ponderaciones y tecnologías de detección del mérito de la selección y admisión las instituciones públicas. Hasta ahora, lo que el Estado ha hecho mirando el problema de la selección/admisión es parecido a salir a pescar enfocándose únicamente en el mejor anzuelo. Si solo nos preocupamos del anzuelo, sin mirar cuántos cardúmenes de peces hay, cuántos otros botes de pesca están cerca, qué carnadas funcionan mejor, es difícil que podamos entender por qué no capturamos el pez que queremos capturar, aun teniendo el anzuelo más sofisticado. Hay que mirar otras cosas alrededor. Algo clave sería entender que necesitamos pescar sabiendo que hay más peces disponibles. El problema público de la selección inequitativa, entonces, se reduce si como país tenemos menos que seleccionar y más que ofrecer.

Es importante acá volver a enfatizar la centralidad de lo público que han expresado los movimientos sociales de recuperación del derecho a la educación. La inequidad del acceso a estudios post-secundarios podría enfrentarse si tomamos como país la decisión de actuar con energía desde lo público. Fortalecer el sistema público, haciéndolo crecer racionalmente de tal forma que la selección no sea un problema de inequidad. Para eso, es necesario contar con políticas que contundentemente aumenten la participación pública en la matrícula de la educación superior en su totalidad. Tenemos que asegurarnos de pescar donde hay peces. En esa conversación, ya no hablamos de cómo seleccionamos a los ‘más meritorios’, sino de cómo la educación superior pública otorga al país una vía para que los estudiantes ricos, pobres y los que estén al medio tengan la oportunidad de conocerse e interactuar, como un derecho. El anzuelo con el que pescamos dejaría de ser lo importante y no le tendríamos que pedir a la PSU, al instrumento, que resuelva la inequidad del sistema escolar.

Fuente:http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/01/08/debe-la-psu-resolver-los-problemas-de-inequidad-en-la-educacion/

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OCDE y debate por carga tributaria de Chile

Por: La Tercera

SE HAN interpretado dichos recientes de Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política y Administración Tributaria de la OCDE, como un apoyo a la reforma tributaria llevada a cabo por el actual gobierno. Lo probable, sin embargo, es que Saint-Amans esté siendo mal interpretado a la luz de lo consignado en el último informe de la OCDE sobre la economía chilena (Estudios Económicos de la OCDE Chile Noviembre 2015), donde se indica: “Si bien la carga tributaria general es relativamente baja, el aumento de la tasa del impuesto a las empresas posicionará a Chile entre las jurisdicciones tributarias más altas para las empresas, tras haber sido una de las jurisdicciones más bajas. La evidencia empírica sugiere que las tasas a las empresas son el factor más perjudicial para el crecimiento económico, ya que deprimen los niveles de inversión y reducen la productividad laboral”.

Mal podría la OCDE desconocer lo que estuvo en el centro del debate tributario en nuestro país: mayores impuestos a la renta empresarial, cuando en el mundo éstos disminuyen, desviarían la inversión desde nuestro país hacia otras “jurisdicciones tributarias”; el incremento mismo en la tasa de impuesto a la renta empresarial desde 20%  (y 17% hasta muy poco antes) hasta 27% de las utilidades, restaría recursos para invertir, lo que sería enfrentado con mayor deuda y menor inversión; y, si bien la idea de “eliminar el FUT” finalmente no prosperó, sí se reducía, aunque en magnitud menor, el costo tributario de retirar las utilidades de las empresas, lo que incidiría en mayores retiros y menor liquidez para invertir. Según la misma OCDE, la mantención del elemento básico del FUT, que es mantener en la memoria tributaria lo que se ha pagado como impuesto sobre utilidades en las empresas, para poder descontarlo del pago que recae sobre las personas cuando retiran utilidades, suavizaría el efecto de la reforma: “No obstante, el sistema semi-integrado chileno permite a los propietarios de capitales utilizar el 65% como crédito fiscal de cara a su impuesto a la renta personal”. Como sea, la reforma ha tenido un enorme costo en inversión.

Lo que Saint-Amans sí indicó es que, dado que Chile, en comparación con los países OCDE tiene una carga tributaria más baja, y por otro lado exhibe niveles de desigualdad más elevados, aumentos en la carga tributaria parecen bien orientados. Este es un juicio delicado que puede inducir a errores serios. Tras la reforma tributaria Chile quedaría con una recaudación tributaria, neta de cotizaciones previsionales, entre 21% y 22% del PIB, mientras el promedio para los países OCDE alcanza un nivel entre 24% y 25% del PIB. La comparación en términos de promedios, sin embargo, esconde que aproximadamente un tercio de los países OCDE tendrán una carga tributaria, neta de cotizaciones previsionales, inferior a la de Chile. Y no es claro que pasar del grupo de países con menor carga tributaria al de mayor carga tributaria sea gratis: así se deduce de observar que numerosos países asiáticos, altamente exitosos en materia de crecimiento, no solo tienen cargas tributarias menores que Chile, sino que incluso las han reducido en años reciente.

Fuente: http://www.latercera.com/noticia/ocde-debate-carga-tributaria-chile/

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Los clubes de lectura, de moda.

Escuelas de idiomas y conservatorios se apuntan en Galicia.

Por: Selina Otero.

Los colegios se unen a la moda de los clubes de lectura. Y no solo los centros educativos. Además de centros de Infantil y Primaria e institutos, que solicitan a la Xunta ayudas para la puesta en marcha de este tipo de clubes que se organizan fuera del horario lectivo, en Galicia se apuntan también escuelas oficiales de idiomas y conservatorios. Casos como los conservatorios de A Coruña y Vigo o escuelas oficiales de idiomas entran también en las ayudas al fomento de la lectura mediante esta fórmula. ¿En qué consiste? En un grupo de alumnos, guiados por un profesor o tutor, que en el recreo, o a la hora de la comida o incluso por las tardes, se unen para comentar las lecturas que tienen entre manos. Suelen elegir las obras entre todos y la lectura de las mismas se lleva a cabo en casa. Los momentos en común, en grupo, son para reflexionar y comentar los libros, en muchos casos, en presencia del propio autor de la obra que acompaña al alumnado por un día en los colegios.

Uno de cada cuatro centros gallegos, en la última convocatoria de la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, recibe una ayuda para el funcionamiento de este tipo de clubes. Las cuantías, para este curso, van de 550 a 1.310 euros, que normalmente los centros utilizan para la adquisición de libros «para las actividades del club, que pasarán posteriormente a los fondos de la biblioteca escolar». Al final del año académico, en este caso con fecha límite de 10 de julio de 2017, los centros deben presentar una memoria final con las actividades realizadas.

Para el actual curso solicitaron ayudas 250 centros y las concedidas son 243: 102 centros de la provincia de A Coruña, 79 de Pontevedra, 33 de Lugo y 29 de Ourense.

En el último informe PISA el alumnado gallego de 15 años mejoró su puntuación en lectura: 10 puntos más en comprensión lectora, situándose entre las mejores comunidades autónomas en el desarrollo de esta destreza. El sector educativo lo atribuyó al trabajo de las bibliotecas de los centros escolares en la última década, con un apartado especial para los clubes de lectura.

Fuente: http://www.laopinioncoruna.es/cultura/2017/01/02/clubes-lectura-moda/1139692.html

Imagen: http://fotos02.laopinioncoruna.es/2017/01/02/328×206/club-lectura.jpg

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