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Folclor: sabiduría popular, de la gente común

Por: Olmedo Carrasquilla

En el folclor descubrimos el legado cultural reflejado en las tradiciones, en la música, en el vestuario, la poesía, las costumbres, los cuentos, las artesanías, los dichos, las creencias, el orgullo ancestral, los rasgos de la etnia misma, y hasta en las luchas populares con todos sus triunfos y derrotas, sus alegrías, y sus tristezas. Estas apreciaciones la encerramos en una profunda sabiduría popular, enriquecida por años de vivencias individuales y colectivas que han ido impregnando la idiosincrasia y el carácter de los grupos humanos, a la vez que conformamos esa valiosa herencia de la que se nutre la patria.

Noviembre, Mes de la Patria, para celebrar el Patrimonio, ese que está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expresiones de la nacionalidad o identidad de un pueblo, las tradiciones, las costumbres, los hábitos, así como el conjunto de bienes materiales e inmateriales, muebles e inmuebles que poseen un valor especial sea histórico, artístico, estético, plástico, antropológico, ecológico, además de las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular.

Una valiosa contribución a la cristalización de ese legado cultural que, sin este tipo de esfuerzos individuales, no lograría convertirse en tradición, (del latín, tradere, ‘transmitir, confiar, legar, entregar’), precisamente en ese mismísimo sentido de transmitir, le hacemos honor a Ocú, y por ende a la patria, puesto que es uno de los pueblos que conserva, rescata y divulga para la posteridad imágenes y reflejos de las mejores tradiciones folclóricas, sociológicas y artísticas de nuestro pueblo.

Turistas, gestores culturales, investigadores, conocen Ocú, por sus famosos carnavales, otros por su característico y único montuno, su hermosa pollera y el no menos famoso sobrero blanco ocueño, otros conocen al pueblo porque han sido invitados a pasar un 20 de enero (Feria de San Sebastián), o el Festival del Manito, donde el visitante encontrará toda una estela de costumbres, de tamborito, décima, mejorana, gritos y saloma, de ese hombre de cutarra y chácara, que llega al pueblo a comprar los ‘chécheres’, enseres para el sustento de la semana.

Y quién no ha sido aún testigo de la elegancia y la armonía de un Tambor de Orden, con sus cantalantes, y el culto a los tambores, herencia afrohispánica que llegó y se quedó con nosotros. Y qué me dicen de piezas musicales tan hermosas creadas por el Cantor de la Patria, don Dagoberto Carrizo, ‘Viva Panamá, Lucy, Julia’ y otras. ¿No se anima querido lector a adentrarse por las misteriosas veredas del mundo de los cuentos, los amuletos, la tulivieja, los penitentes, el chivato, la silampa, de la bruja de la porcada o de la pavita de tierra que le salía a Micho Quemao?

Descubrir y recordar elementos tan importantes para la comprensión de nuestra nacionalidad, es para todos y cada uno de nosotros portadores de esa maravillosa semilla del vernáculo que junto al amor heredado de nuestros antepasados, son como la savia que nos permite pasarnos toda una vida transmitiendo el saber popular, de la gente común.

Una idea bastante predominante hoy es que con el desarrollo de las sociedades modernas, las tradiciones están perdiendo significado y, poco a poco, su papel en la vida cotidiana está dejando paso a formas de comportamiento, usos y costumbres, ajenos a la idiosincrasia construida históricamente.

Esto, por supuesto, no es cierto del todo. Muchos consideran que las tradiciones son algo que pertenece al pasado, en casi todos los sentidos, y por lo general, como consecuencia lógica, lo contraponen a las sociedades modernas y ya no digamos a las consideradas postmodernas, pues se cree, mecánicamente, que el desarrollo de la modernidad implica un proceso de ‘destradicionalismo’, más aún con el desarrollo de la tecnología de la comunicación e información.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/folclor-sabiduria-popular-gente-comun/23972108

Imagen: olklorep.blogspot.com/2012_09_01_archive.html

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El álgebra, la mecánica cuántica y el bienestar social

Por: Luis A. Montero Cabrera

Uno de los más importantes desarrollos intelectuales de la humanidad es la Matemática. No resulta fácil definirla como ciencia de forma que todos queden satisfechos. La Wikipedia es una excelente colección de saber de libre acceso en internet, con la característica de que lo que aparece en ella goza de consenso. Es decir, todos pueden escribir algo en ella, pero se queda escrito solo aquello que no es negado o cuestionado por otros: lo consensuado. De esa forma, la Wikipedia alcanza un buen grado de credibilidad. ¿Y qué nos dice su versión inglesa acerca de la Matemática? Pues:

“Los matemáticos buscan patrones y los usan para formular nuevas conjeturas. Entonces resuelven la verdad o falsedad de tales conjeturas por medio de la prueba matemática. Cuando las estructuras matemáticas son buenos modelos de los fenómenos reales, entonces el razonamiento matemático puede proporcionar comprensión o predicciones acerca de la naturaleza.”

Eso ocurre mucho con una estructura matemática, particularmente algébrica, que de forma muy general puede expresarse como “la combinación lineal”. Se trata de un modelo de lógicas que ejercitamos constantemente entre nosotros: la capacidad de expresar algo como resultante de otros factores, que preferentemente deben ser independientes entre sí. Los componentes puramente biológicos de un hijo podrían modelarse teóricamente como una combinación de sus progenitores. En esa combinación decide la participación de cada factor. Una hija que se parece mucho a su madre quizás tenga un 55 % de ella y solo un 45 % del padre. Esos porcentajes serían, groseramente, los coeficientes de la combinación lineal. Si nos permitimos escribirla sería algo así como:

A = (c1 x B) + (c2 x C) + …

y en este caso c1 sería el grado de participación de la madre B en la hija A, y así sucesivamente.

Esto se convierte en una herramienta valiosísima para la Mecánica Cuántica. Cuando se pretende representar un sistema tan inalcanzable a nuestros sentidos como una molécula de escala nanoscópica, mil millones de veces menor que un metro, es bueno recurrir a funciones conocidas B, C, … de átomos para combinarlas linealmente y así tener un modelo de la función que deseamos representar, digamos, de una molécula A.

Lo más importante de este artefacto matemático es que nos puede servir para comprender también muchas cosas de la vida social. Los que creemos que la humanidad debe avanzar de forma natural hacia relaciones de solidaridad, cooperación y progreso para todos, lo que para muchos se llama socialismo, sin que alguien le robe el trabajo a otro, tenemos frecuentemente ante nosotros formas de aplicar este razonamiento.

Cuando se ha creído que toda la propiedad del socialismo debe ser estatal, se plantea un sistema donde esta tiene el 100 % como coeficiente de la combinación lineal. La participación de todas las demás formas de propiedad se decreta como nula. Así lo quisieron hacer algunas revoluciones que se declararon socialistas en los jóvenes tiempos de sus triunfos. La vida las condujo a que es más conveniente una combinación lineal donde la propiedad se pueda expresar en términos de una participación de varios tipos: estatal, cooperativa, individual, etc. Y hoy progresan indeteniblemente, con mucho éxito.

Algo similar ocurre con el bienestar social. Muchos sostienen que la fuente de los recursos que una sociedad dedica a la redistribución para que todos disfruten de derechos inalienables a la condición humana, como es la educación y a salud, solo debe ser estatal: un coeficiente del 100 % en la combinación lineal. La razón es muy clara: los recursos que pueda aportar cualquier individualidad o empresa para ese bienestar social pueden convertirse en una fuente de privilegio para el donante. Pero también es verdad que esa indeseable salida puede estar entre las prohibiciones que se establezcan como condiciones para la donación. De esa forma se puede minimizar el peligro, sin renunciar a importantes ayudas que significan la cooperación específica de muchos individuos, empresas y organizaciones sociales de todo tipo. Aquí la combinación lineal nos vuelve a ayudar como modelo de pensamiento y acción: los coeficientes de participación del estado y otras entidades en el bienestar social es el verdadero objeto de las políticas socialistas. Y darle el 100 % a cualquier participante es una polarización indeseable.

En los EEUU, en una orilla del río Delaware, existe una ciudad llamada Camden del estado de New Jersey, que funciona como un suburbio unido por el puente Franklyn a la fabulosa Filadelfia, que está en el estado de Pennsylvania. De otrora emporio industrial degeneró en barrio marginal durante el proceso de reconversión industrial de la segunda mitad del siglo XX. Cuando en las sociedades aparecen criterios dominantes donde la misericordia y la solidaridad pasan al segundo plano, ese tipo de situaciones económicas provocan que colectivos humanos completos degeneren y que los que otrora creaban valor trabajando en una fábrica queden desamparados. Y sobre todo sus hijos, lo que hace que el futuro se deprima antes de ocurrir.

Por eso es que es preciso dejar algún coeficiente de la combinación lineal para acciones individuales o de organizaciones caritativas. En este caso Camden tiene la suerte de tener una universidad pública y que en esa universidad existan profesores con iniciativas, innovadores. Nos referimos a la Dra. Gloria Bonilla Santiago, puertorriqueña radicada en New Jersey, que desde su cátedra en la Universidad Rutgers ha desarrollado una acción social que contribuye monumentalmente desde hace varios lustros a que la ciudad quebrada y los hijos de muchos de sus pobladores tengan un futuro cierto. Con el apoyo de donantes, muchos anónimos o anonimizados, ha establecido una serie de entidades educativas que comienzan con una suerte de círculo infantil y terminan en un instituto preuniversitario, en la denominación cubana. Así, una población de muy diversos orígenes, con desigualdades económicas y culturales que a los cubanos nos cuesta imaginar por lo ausentes en nuestra sociedad, está logrando alcanzar los niveles más altos y competitivos de educación, comparables con los de los sectores más privilegiados de la sociedad norteamericana. Una política del 100 % para el estado en el coeficiente de la combinación lineal hubiera hecho imposible este trabajo.

Las diferencias entre las sociedades cubana y norteamericanas actuales suelen ser enormes, para bien y para mal. Las que nos favorecen evitan que la marginalidad social sumerja comunidades completas en la ignorancia, el vicio y la ausencia total de oportunidades. El efecto sobre decenas de comunidades cubanas después de la desaparición de su principal sustento, el de muchos centrales azucareros que dejaron de existir en los años iniciales de este siglo, fue demoledor y se atenuó gracias a la sagrada política del estado revolucionario cubano de no dejar nunca a nadie desamparado y a nuestra propia organización social. Quizás la actividad de Gloria, con su pequeño e importante coeficiente de participación en el bienestar social de nuestros vecinos norteños, tendría poco espacio de necesidad en Cuba.

Sin embargo, ¿podemos garantizar que el estado revolucionario se pueda hacer cargo con un coeficiente del 100 % de este bienestar social en todas las comunidades cubanas? Y si no puede ser así, ¿cuál es la solución? ¿Se deben desarrollar espontáneamente iniciativas privadas de caridad allí donde aparezcan esas necesidades y un poder tan democrático como el nuestro permanecer indiferente, sin participar colaborativamente? ¿Se debe prohibir este tipo de iniciativas? ¿Se deben regular para favorecer o para limitar combinaciones lineales proactivas de bienestar social? Probablemente sea necesario llegar a acuerdos sociales profundos, meditados, democráticos, esencialmente socialistas, para la política más efectiva en este campo tan sensible.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/11/16/el-algebra-la-mecanica-cuantica-y-el-bienestar-social/#.WDSTihJGT_s

Imagen: http://derechoepja.org/la-asesoria-en-la-educacion-de-adultos-una-propuesta-pedagogica-para-la-ensenanza-de-las-matematicas-dentro-del-modelo-educativo-para-la-vida-y-el-trabajo-mevyt-del-instituto-nacional-para-la-educ/

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El movimiento estudiantil venezolano

Por: Elías Jaua Milano

El 21 de noviembre de 1991 lo conmemoramos, con dolor y rabia, enterrando a tres jóvenes: dos estudiantes liceístas, Darwin Capote y José Delgado Soteldo, y al soldado Humberto López Arias, que salió en defensa de los muchachos, los tres víctimas de la masacre ocurrida en Macarao.

Cinco días antes habíamos enterrado a Gimmy Hernández, estudiante del Liceo Andrés Bello; en abril de ese mismo año nos había tocado recoger herida de muerte a nuestra compañera Belinda Álvarez en las puertas de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Todos ellos y Belinda asesinados por la Policía Metropolitana (PM), la mayoría con perdigones aliñados (con metras, clavos y tuercas).

Durante 1991 otros cinco estudiantes fueron asesinados y centenares heridos, con lesiones para toda la vida, en distintas partes del país. Prueba de que estábamos enfrentando, una vez más, una política de exterminio por parte del líder adeco Carlos Andrés Pérez, sistemático represor contra el pueblo venezolano.

Con dolores, pero con orgullo, lo digo: yo soy parte de esa corriente estudiantil popular, anti oligárquica, antimperialista, de izquierda democrática y socialista que supo poner el pecho y de abonar con sus mártires, como muchas veces lo reconoció el Comandante Chávez, el camino que se abrió la madrugada del 4 de febrero de 1992 para el pueblo venezolano.

El movimiento estudiantil venezolano tiene un continuo histórico que se remonta a febrero de 1814; a febrero de 1928; al 21 de noviembre de 1957, que da origen al día del estudiante; a la generación de los 60 que tomó el monte, con fusil al hombro, ante la brutal represión del Pacto de Punto Fijo; a las generaciones de los 70, 80 y 90 que en solitario enfrentaron la subasta del país y la exclusión y el atropello contra los sectores más humildes del pueblo. A esa historia pertenezco y a esa historia me debo.

Periodistas al servicio de las élites siempre me preguntan cuál es la diferencia entre las protestas estudiantiles en las cuales yo participé y las protestas en las que participan los estudiantes de derecha. Bien, puntualicemos algunas:

  • Nuestro movimiento era autónomo de cualquier poder interno y externo. Recuerdo que una vez, a finales de los 80, fuimos a la embajada de la Unión Soviética a entregar una carta de denuncia y lo funcionarios diplomáticos nos amenazaron con entregarnos a los órganos de seguridad. En contrario, los estudiantes de derecha están financiados y dirigidos por la embajada e instituciones del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, por sectores paramilitares de Colombia, por poderosos grupos empresariales venezolanos y «bendecidos» por la alta jerarquía de la Iglesia Católica.
  • Nuestros objetivos políticos de lucha eran la defensa de la soberanía nacional, la defensa del derecho a la educación gratuita y demás derechos sociales para el pueblo, la solidaridad con los campesinos, obreros y pobladores de los barrios explotados y reprimidos. Los estudiantes de la derecha han intentado, defendiendo los intereses de poderosas corporaciones mediáticas, empresariales y latifundistas, derrocar al gobierno bolivariano y socialista que recuperó la Independencia y la soberanía nacional, que garantizó la educación pública gratuita, que ha desarrollado un sistema de protección social para los estudiantes y el pueblo, que devolvió la tierra a los campesinos e indígenas, que restituyó plenamente los derechos laborales al pueblo trabajador. En todo esto radica la diferencia ética entre ellos y nosotros.
  • Nosotros tuvimos que enfrentar una sistemática y brutal política de represión, que solo entre 1990 y 1991 arrojó la cifra de media decena de estudiantes asesinados en las calles por efectivos uniformados de los cuerpos de seguridad del Estado, sin posibilidad de denunciar ante los medios, ante la OEA, ante la ONU, ni ante nadie en aquel mundo. En solitario enterramos a nuestros mártires, en solitario lloramos y nuestro dolor lo convertimos en coraje para seguir luchando, sin quebrarnos, sin vender nuestra dignidad. Dejo a ustedes la comparación con los estudiantes de la derecha.

En vísperas del 21 de noviembre de 2016, nosotros, la generación de los 90, nos sentimos orgullosos de la vigorosa Organización Bolivariana de Estudiantes (OBE), de sus logros y sus desafíos hacia el horizonte. En ellos y ellas vemos reflejada nuestra victoria y sobre todo vemos proyectada la vida de nuestros mártires hacia el futuro. Los y las estudiantes bolivarianos, socialistas y chavistas son la continuidad histórica del auténtico movimiento estudiantil venezolano.

«¡Por nuestros caídos ni un minuto de silencio, toda nuestra vida de combate! ¡Hasta la victoria siempre! ¡Que vivan los estudiantes de la Patria! Muchachada, el porvenir les pertenece.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a237392.html

Imagen: http://www.psuv.org.ve/temas/noticias/instalan-i-congreso-organizacion-bolivariana-estudiantes/#.WDSwnxJGT_s

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Impulsando el Teletrabajo

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Cesar Augusto Viloria

Cuando escuchamos la palabra “teletrabajo” se nos vienen a la mente aquellas personas que están contratadas por una empresa para desarrollar alguna labor específica y que cobran por trabajo realizado mas no por tiempo laborado: los llamados “freelance”.

En Colombia, está regulada ya la modalidad de teletrabajo para personal de nómina en una empresa, en la que los empleados pueden trabajar desde sus casas, ya sea por la totalidad del tiempo o por algunos días de la semana. En esta regulación se determinan algunas especificaciones que se deben cumplir en el lugar de trabajo del teletrabajador para que sus labores se realicen de manera adecuada. Por ejemplo, la empresa debe definir la conexión que debe tener el trabajador, debe verificar que el escritorio y la silla a utilizar cumplan con las condiciones ergonómicas necesarias, puede definirse un subsidio por conexión a Internet o por utilización de los equipos, o si la empresa le suministra el equipo al trabajador, entre otras cosas.

El teletrabajo, según diversos estudios conlleva a un aumento en la productividad tanto para la empresa como para el empleado. Empecemos a enumerar los beneficios que a simple vista conlleva la aplicación del teletrabajo: ahorro en dinero y tiempos de desplazamiento del empleado hasta la empresa y regreso, menor daño al medio ambiente al disminuir el uso de transporte, disminución del estrés por causa de trancones en la vía, ahorro de espacio de planta física en la empresa, ahorro en algunos casos de costos de alimentación y muchos más.

Sin embargo, estos mismos beneficios y muchos más presentan un mayor impacto cuando hablamos de largas distancias entre la empresa y el domicilio del empleado o cuando hablamos de ciertas características que pueda tener el empleado.

Consideremos primero una persona en condición de discapacidad que tenga dificultades para movilizarse en transporte público y no tenga los recursos para tener su vehículo propio. El poder trabajar desde su casa le brindaría la posibilidad de tener acceso a un empleo a justado a sus limitaciones de movilidad.

Como segundo ejemplo, consideremos ahora el caso de una persona que trabaje en una empresa en Barranquilla y tenga su domicilio el algún municipio del departamento del Atlántico: Juan de Acosta, Santo Tomás, Sabanalarga o cualquier otro. Esta persona debe despertarse por tarde a las 4:00 am, costear por lo menos unos $10.000 diarios solo en transporte, costear además el almuerzo y regresar a su casa a las 8:00 pm o 9:00 pm, en muchos casos, para trabajar sentado en un escritorio y en frente de un computador, realizando tareas que muy bien puede realizar desde su casa.

Sumémosle ahora algunos agravantes al caso. Supongamos que esta persona es una madre cabeza de familia, con niños pequeños. Muchas veces no tendrá con quién dejar a sus hijos, algunas veces le tocará pagar a alguien que los cuide. En muchas ocasiones algunas tendrán que renunciar a su trabajo porque no tienen con quién dejar a sus niños.

Vemos entonces cómo la aplicación del teletrabajo se empieza convertir en una gran estrategia social y a traducir en una mejora en la calidad de vida de las personas. Ya sea que el empleado sea asignado a una modalidad de teletrabajo el 100% del tiempo o algunos días de la semana. Por estos motivos, debemos academia, estado y sector productivo deben estar comprometidos en promover la aplicación del teletrabajo en busca de un aumento en la productividad y del desarrollo humano en la sociedad.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/impulsando-el-teletrabajo/

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Juegos para promover valores: la paciencia y la constancia

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/

Por: Claudia García

¿Paciencia?, ¿y eso qué es? Vivimos en una sociedad que avanza rápido y los cambios son más que constantes. Hemos aprendido a sobrellevar las prisas y ser pacientes nos resulta agotador. Nuestros alumnos, por supuesto, no son una excepción. Ellos, más que nadie, son el claro ejemplo de la impaciencia: Si quieren algo, lo quieren “para ya”; y, en más de una ocasión, esto no es posible.

Por eso hemos de educarlos en la paciencia y la constancia. Estas cualidades tienen un importante peso durante la infancia y el futuro de los alumnos: resultan fundamentales para la adquisición de los principales aprendizajes vitales y, por supuesto, son básicas en la escuela. No hace falta decir que nos ayudan a tolerar la frustración y aceptar las dificultades con calma. Así la conquista de las propias metas, la convivencia con otras personas, y el dominio de materias y habilidades nuevas se vuelve más eficiente.

Por todos estos motivos los docentes hemos de tener en cuenta que ambos valores se pueden y se deben promover desde infantil y primaria. Eso sí, a través del juego, que es el lenguaje natural del niño. ¡Ha llegado el momento de salir al recreo!

 Juego de las anillas

Coloca, clavados en la arena del recreo, una fila horizontal de palos. Pide a tus alumnos que se sitúen a un paso de distancia de ellos y traza una línea  en el suelo. A continuación, diles que traten de encestar una anilla en el palo que tengan delante.

Conforme introduzcan esta anilla en el palo, darán un paso hacia atrás. De este modo, la dificultad del juego se irá incrementando y los jugadores tendrán que armarse de paciencia para no desistir en el intento de encajar las anillas. Mientras se realiza la actividad, enseña algunos ejercicios de respiración para contener los nervios. Resultarán útiles para este juego, pero también para otras situaciones de la convivencia escolar. Recuerda a tus estudiantes que respiren lentamente, sintiendo cómo el aire entra cálido por sus pulmones, y pídeles que lo expulsen con calma, ¡con mucha calma!

  • Material:Anillas y palos.

La carrera más delicada

Pide a tus alumnos que se sitúen en una línea de salida que trazarás sobre el suelo. Seguidamente, marca también enfrente una línea de meta. Da a cada niño y niña una cuchara y un huevo (o pelota de pingpong).

Situados en la salida, lucharán por llegar a la meta transportando el huevo o pelota de pingpong en equilibrio sobre la cuchara. Deberán hacerlo con una única mano; salvo si son muy pequeños, que podrán ayudarse de las dos.

Las prisas no son buenas consejeras y pueden jugarles malas pasadas, así que recuérdales que lo importante es llegar con el huevo intacto. De esta manera, será importante llenarse de tranquilidad y calma.

  • Material:Anillas y palos.

Desafío naval en parejas

Llena un cubo grande con agua y coloca los barcos de papel que previamente han construido tus alumnos. Diles que armen un ejército con piedras pequeñitas (1 o 2 cm, aproximadamente) que encuentren por el recreo. A continuación, tendrán que escoger a un compañero y situarse a un metro de distancia del recipiente.

Seguidamente, una de las personas de cada pareja se tapará los ojos con un pañuelo y, siguiendo las instrucciones de su compañero, tendrá que derribar los barquitos que descansan sobre el agua del cubo.

Ambos compañeros tendrán que mantener la calma y trabajar en equipo para alcanzar el objetivo del juego, que es hundir juntos el máximo de barcos de papel.

  • Material:Cubo, agua, piedras pequeñas, barquitos de papel, pañuelos.

Estos tres juegos muestran a nuestros alumnos que, en ocasiones, las metas no se alcanzan a la primera. De ahí que necesitemos esforzarnos un poquito más, mantener la calma y ser tenaces en nuestras acciones. Así, cuando cultivamos los valores de la paciencia y la constancia desde la infancia, regalamos a nuestros estudiantes alas para crecer felices.

Fuente artículo: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/2656

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Trabajar con pequeños grupos en el aula

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

La organización de los alumnos en el aula tiene que facilitar el aprendizaje en pequeños grupos. En relación al aprendizaje del alumnado se pueden considerar tres posibilidades básicas en la interacción entre los alumnos (Johnson y Johnson, 1997): a) Competir para ver quién es el mejor, lo que se caracteriza por una interdependencia negativa donde uno “gana y otros pierden”, b) Trabajar de manera individual para alcanzar un objetivo sin tener en cuenta a los compañeros, donde cada alumno es independiente y su éxito depende del su rendimiento y c) Trabajar cooperativamente con gran interés en el propio aprendizaje y el de los demás, lo que se conoce como aprendizaje cooperativo, a partir del cual, los alumnos trabajan juntos y sienten que “nadan o se hunden juntos” (Bonals, 2000).

Uno de los temas que debe tratarse para trabajar en pequeños grupos en el aula es el de las agrupaciones del alumnado y sus características. Por ejemplo, la pregunta de cuál es la cantidad idónea de integrantes por cada grupo suele ser muy habitual. Sin embargo, no existe un número que se pueda catalogar como ideal, sino que esto depende de un conjunto de factores como por ejemplo el tipo de actividad y el objetivo que pretendemos con la misma (Bonals, 2000).

Criterios para formar grupos

Cantidad de integrantes:

Por parejas > puede ser enriquecedor para momentos puntuales; es una agrupación fácil de hacer y eficaz para algunas actividades, al lindar entre el trabajo individual y el grupal. Útil para trabajar con el ordenador o formular preguntas sobre un tema de interés para el grupo (Bonals, 2000).

En grupos de tres > posibilita una dinámica ágil y productiva y permite al grupo trabajar con un clima adecuado. Algunos estudios advierten el riesgo de exclusión del tercero, sin embargo, a nivel práctico se ha demostrado que no es un motivo de riesgo considerable para evitar estos grupos. Útil para elaborar textos, hacer resúmenes o resolver problemas de matemáticas (Bonals, 2000).

De cuatro componentes > son las más frecuentes y son adecuadas para la mayoría de tareas que se plantean en pequeños grupos. La dinámica continúa siendo fácil y se reduce el número de grupos que el profesor debe dinamizar. Pueden realizar las actividades que se han citado en los dos grupos anteriores (Bonals, 2000).

De cinco componentes > son los que se forman con mayor frecuencia, luego de los grupos de cuatro componentes (Bonals, 2000).

De seis alumnos > comportan dificultades en lo que respecta a la participación equilibrada. Las tareas suelen hacerse más lentas. Generalmente se prefiere hacer dos grupos de tres personas (Bonals, 2000).

De siete u ocho alumnos > se opta por estos grupos en algunas actividades que se dirigen a trabajar justamente la relación o autoimagen de los alumnos a través de técnicas dinamizadoras (Bonals, 2000).

Heterogeneidad u homogeneidad:

Habitualmente se opta por trabajar con grupos heterogéneos, lo que requiere consideraciones previas. Como la necesidad de flexibilidad en el criterio de agrupaciones heterogéneas, es decir, si bien en la organización básica se ponen grupos con alumnado de diferentes niveles, a veces se ve claramente la necesidad de realizar un trabajo en dos niveles de dificultad: uno para los alumnos de ritmos rápidos y otro para aquellos que avanzan más lentamente. En este punto, el docente puede optar por agrupar al alumnado de niveles más altos o más bajos; así, mientras una parte lleva a cabo un trabajo determinado, la otra parte realiza una actividad diferente (Bonals, 2000).

También la distancia conceptual o procedimental entre alumnos. A veces conviene que los niveles de alumnado que compone al grupo sean ligeramente heterogéneos, pero que la distancia entre ellos no sobrepase el nivel en que los menos evolucionados no pueden entender las producciones de sus compañeros de grupo. La experiencia ha constatado que los alumnos más evolucionados ofrecen una ayuda muy valiosa a sus compañeros y, además, desarrollan la habilidad de explicar a otros, por lo que en la práctica se obvia esa ligera heterogeneidad, juntado a los alumnos de distintos niveles (Bonals, 2000).

Concretamente, el docente se plantea la formación de grupos teniendo en cuenta:

– Niveles y ritmos de cada alumno, intentando que los niveles entre ellos sean diferentes pero cercanos (Bonals, 2000).

– Alumnos buenos “informadores”, que son los que tienen habilidades para comunicar saberes, maneras de hacer los trabajos o actitudes dispuestas para abordarlos. En muchas ocasiones, los líderes son buenos informadores para los componentes del grupo sobre los que ejercen liderazgo (Bonals, 2000).

– Los alumnos más necesitados, que pueden tener las siguientes características: a) provenir de un entorno poco estimulante que genera unos niveles más bajos, un ritmo más lento y una escasa disponibilidad a trabajar, b) con dificultades de relación, ya que tienden a inhibirse y aislarse por lo que suelen sentarse con aquellos compañeros que favorecen la resolución de esos obstáculos, c) con dificultades lingüísticas debido a que no dominan la lengua utilizada en el aula, d) los menos aceptados o que el grupo tienden a tener menos en cuenta, por lo que se intenta unir a estos alumnos con los buenos informadores para que puedan ayudarles, e) alumnos repetidores, que tienen alto riesgo de encontrarse de nuevo con dificultades ya que deben adaptarse al nuevo grupo y f) los alumnos nuevos que deben ser ubicados con aquellos compañeros que más los puedan ayudar a integrarse (Bonals, 2000).

En cuanto al papel del docente para la formación de grupos, la experiencia señala que lo mejor es que sea este el encargado de tomar las decisiones sobre las agrupaciones y vigile la dinámica de clase, ya que es más consciente sobre las condiciones óptimas del aula para favorecer el despliegue de capacidades del alumnado (Bonals, 2000). Además, si el profesor cuenta con formación en intervención en dificultades del aprendizaje, contará con mayores conocimientos para asegurar la creación de grupos compensados.

Esto no quiere decir que no se tenga en cuenta la voluntad de los alumnos. Se trata de formar grupos que, además de ser eficaces en las tareas, los componentes se sientan cómodos. Por tanto, uno de los criterios a considerar en la formación de grupos, es la previsión de si los alumnos y alumnas se llegarán a sentir bien. Por otro lado, para decidir las agrupaciones del alumnado, es preciso que el profesor conozca la información referente a los niveles, ritmos e intereses de cada uno, de los alumnos con capacidad para informar, de los más necesitados, etc. (Bonals, 2000).

Para ello se sugiere que exista la figura del asesor quien tiene un papel significativo para ayudar a establecer los criterios que se emplearán para las agrupaciones en la valoración previa de niveles, ritmos e intereses de loa alumnos y alumnas, en la detección que aquellos que requerirán de más ayuda, etc. Con ello, el asesor puede colaborar en la decisión sobre el lugar de cada uno (Bonals, 2000).

Además de hacer un trabajo de observación en el aula, esta figura (asesor) puede estar alerta del funcionamiento de cada grupo y de cada alumno para complementar la percepción que el docente tiene del aula, valorando los aciertos y errores en la formación de los pequeños grupos (Bonals, 2000).

Fuente artículo: http://www.isep.es/actualidad-educacion/trabajar-con-pequenos-grupos-en-el-aula/#more-8294

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¿Cómo elaborar las normas de convivencia en clase?

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Tras el anterior post Prohibido prohibir: normas de convivencia en positivo, seguimos con la serie de artículos que tienen como objetivo aprender a redactar normas de convivencia para un buen funcionamiento de la clase.

Como sabes, para conseguir una gestión eficaz del aula es necesario establecer unas normas de comportamiento al principio del curso. Estas normas pueden ser normas generales o normas específicas: 

  • Normas generales: Las normas generales, por su flexibilidad, abarcan un gran número de comportamientos. Con 4 o 5 normas generales podemos cubrir la mayoría de los comportamientos a corregir durante el curso. Para que sean eficaces, las normas generales tienen que ser explicadas muy bien y con frecuencia. Una norma general como “Sé respetuoso” implica escuchar a los demás cuando hablan, no interrumpir a quien tiene la palabra, etc.  Otros ejemplos de normas generales serían  “cuida el entorno” o  “sé responsable”.  Las normas generales suelen funcionar mejor con profesores experimentados que al cabo de los años han sabido establecer un buen comportamiento en sus clases.
  • Normas específicas: Las normas específicas se centran en corregir un único comportamiento, pero expresan claramente lo que se espera de nuestros alumnos. Como explicaré más detenidamente a continuación, deberíamos limitar el número de normas a un máximo de cinco. Las normas específicas nos limitan bastante y nos obligan a elegir los comportamientos que más nos interesa corregir. Las normas específicas son una mejor opción para profesores con poca experiencia o para profesores experimentados que buscan mejorar radicalmente el comportamiento en sus clases. Aunque decidas que las normas específicas se ajustan mejor a lo que quieres conseguir, siempre puedes cambiar hacia normas más generales a lo largo del curso.

Y, ¿cuántas normas necesito en clase?

El número de normas que se necesitan en un aula no está fijado, ni mucho menos. Hay profesores que piensan que al poner muchas normas en su clase serán capaces de corregir todos los comportamientos inadecuados de sus alumnos. Sin embargo, poner muchas normas es de hecho contraproducente.

¿Por qué? Pues por la misma razón que el pin de tu tarjeta de crédito o de tu móvil tiene 4 dígitos. Esa es la cantidad de objetos en una serie que podemos memorizar con facilidad la mayoría de nosotros. Al poner muchas normas, solo conseguirás que tus alumnos no lleguen nunca a aprenderlas e interiorizarlas.

Si crees que necesitas muchas normas, no pongas a la vista nunca más de cinco de ellas. Puedes establecer cinco normas al principio de curso, y una vez tus alumnos las hayan aprendido, puedes añadir más. Las normas ya aprendidas pasan a ser normas no-escritas, con tanta validez como las que aparecen en tu póster de normas.

En cualquier caso, si consigues reducir tus normas a tan solo cuatro o cinco durante todo el curso, te ahorrarás bastantes problemas.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/como-elaborar-las-normas-de-convivencia-en-clase/

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