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Un parque subterráneo ofrece a los niños sirios la oportunidad de jugar

Por: Toby Fricker

Un parque subterráneo bien equipado, con una noria, una pista para jugar a la pelota y otras atracciones, es para los niños sirios como un santuario en el que pueden jugar sin miedo a los ataques.

República Árabe Siria, 27 de noviembre de 2016 – A pesar de la escalada de la violencia en todo el país, los niños sirios hacen lo que pueden para vivir infancias normales, aunque sea por debajo de la tierra.

La “Tierra de la Infancia”, una mezcla entre un patio de recreo y un parque de atracciones, se hizo conectando varios sótanos y cuenta con una noria, una casa de plástico, una pista para jugar a la pelota y otros juegos.

Para los niños y los padres se trata de un espacio que les brinda la relativa seguridad que tan desesperadamente necesitan para jugar. “Participo en casi todos los juegos que hay aquí”, dice Massa, de siete años, que venía de una ciudad cercana. “No me dan miedo los bombardeos porque mi padre me ha dicho que estamos bajo tierra”.

Diseñan un refugio seguro para los niños que se encuentran bajo el asedio

Sigue la escalada de la violencia y el número de niños que viven bajo el asedio se ha duplicado en menos de un año. En la actualidad, al menos 500.000 niños viven en 16 zonas asediadas del país, prácticamente aislados por completo de la ayuda humanitaria y los servicios básicos.

Quedan pocos lugares seguros donde los niños puedan jugar. Por eso, a un grupo de jóvenes voluntarios se les ocurrió una solución innovadora: conectar dos sótanos mediante un túnel y crear un lugar donde los niños pudieran divertirse y moverse sin miedo a los ataques.

Uno de los creadores, Yaseen, estaba estudiando el cuarto curso de arquitectura en Damasco cuando el asedio lo obligó a dejar la universidad un año antes de su graduación.

“El diseño de este proyecto me ayudó a desconectar del fotoperiodismo de guerra que empecé a hacer cuando comenzó el conflicto. Quería recuperar mis viejas habilidades de arquitecto para crear algo que trajera felicidad para los niños”, afirma.

El parque, que tardó dos años en construirse, recibe de media a un total de 200 niños cada día. “Cavamos un túnel para construir una conexión segura entre los dos sótanos y lo decoramos con luces de colores y juguetes”, explica Yaseen. “Queríamos transformar el túnel para que dejara de estar asociado a los ataques, el miedo y el terror y se convirtiera en un lugar divertido del que los niños no pudieran pasar de largo”.

Imagen del UNICEF
© UNICEF/UN041520/Alshami
Los niños juegan en el tren y en la casa de plástico de la “Tierra de la Infancia”.

Una guerra contra la infancia

Jugar en la calle no es una opción para ninguno de los niños que van al parque. Abdulaziz, de 10 años, que perdió a su padre durante la guerra, viene aquí para divertirse con sus amigos. “Mi madre no me deja jugar en la calle con los hijos de los vecinos, pero cuando le hablaron de que este sitio es subterráneo me permitió venir a jugar”, cuenta.

“Mis amigos y yo venimos aquí porque es el único parque que sigue funcionando”, afirma otro niño que viene a menudo. “El parque al que íbamos fue atacado y ya no funciona”.

Los niños sirios se enfrentan al peligro constante de los ataques que ponen sus vidas en peligro. Este año, las Naciones Unidas han documentado 84 ataques en escuelas de todo el país que se han llevado la vida de 69 niños y han herido a otros muchos.

A pesar de todo, los niños como Yaseen están utilizando su valor y su creatividad para ayudar a los niños a vivir vidas lo más normales posible. Y a pesar de todo, los niños siguen poniendo sus vidas en peligro cada día para ir a la escuela y labrarse un futuro mejor.

En la “Tierra de la Infancia”, los niños aprovechan la oportunidad de hacer lo que deberían estar haciendo siempre: jugar y hacer amigos. “Queríamos sacarlos de la oscuridad y de la vida deprimente de la que están siendo testigos bajo el asedio, darles la oportunidad de jugar”, explica Yaseen. Al escuchar a los niños reír y hablar, comprobamos que ese sueño se ha cumplido.

Fuente: https://www.unicef.org/spanish/infobycountry/syria_93416.html

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¿Sólo eficiencia? Educación Superior e Investigación

Por: Marianne González Le Saux

Más del 80% de la investigación realizada en Chile se ejecuta bajo el alero de las universidades. En estos días en que se discute elpresupuesto para educación superior así como el de investigación, ciencia y tecnología, desde la Comisión Desafíos del Conocimiento de Revolución Democrática creemos necesario reflexionar sobre cómo se articulan estos aspectos, ya que la relación entre ambos se suele desdibujar al discutirse separadamente su financiamiento.

Patricio Basso trató esta relación de manera clara y propositiva en una columna en El Mostrador. En ella llama a desacoplar el financiamiento de la docencia del de investigación, pues deben evitarse la existencia de “subsidios cruzados” entre ambas actividades. Asimismo, propone separar el financiamiento estatal para la investigación dividiendo a las universidades en tres tipos: grandes universidades “de investigación” con financiamiento basal, universidades con áreas específicas de investigación con financiamiento a mediano plazo, y financiamiento concursable para investigadores individuales en el resto de las instituciones. Esta propuesta nos merece las siguientes observaciones.

La razón por la cual Basso busca realizar la distinción entre docencia e investigación es muy atendible: se trata de evitar que las familias de los estudiantes sean quienes financien la investigación. En efecto, como lo ha mostrado el mismo Basso, en Chile el aporte de las familias al financiamiento de la educación superior en comparación con el aporte estatal es elevadísimo (las familias contribuyen en Chile a financiar la educación superior en un 54,8%, versus un 45,8% en EE.UU., y un 21,7% el promedio de la OECD).

Sin embargo, la existencia de estos “subsidios cruzados” entre investigación y docencia parecen ser inevitables: el mismo Basso lo reconoce cuando afirma que los investigadores también debieran realizar docencia; que “parte del equipamiento e infraestructura que se requiere para la investigación […] sirve para la docencia”, y en consecuencia, que las instituciones que reciban fondos para la investigación debieran rebajar sus aranceles por concepto de docencia. Estos “subsidios cruzados” –que Basso parece leer en términos puramente económicos— traducen una realidad más profunda: muestran que la relación entre docencia universitaria e investigación es más que la de dos actividades que ocurren, de manera casual, en un mismo edificio. Por el contrario, es precisamente la existencia de una intensa conexión entre estos dos ámbitos lo que otorga calidad a una universidad.

Por ejemplo, hoy en día la “mejor calidad” de una universidad como la PUC o la Universidad de Chile no está dada por la excelente formación en docencia y pedagogía universitaria que reciben sus profesores, la cual es todavía casi inexistente en nuestro país. La calidad ocurre a pesar de las escasas herramientas pedagógicas de sus académicos, y está dada porque muchos de ellos también son investigadores, y pueden transmitir a sus estudiantes conocimiento especializado, acceso a publicaciones, materiales, laboratorios, y redes académicas que solamente se producen por el hecho de realizar investigación. Los “subsidios cruzados” entre educación e investigación no son “un problema”: son un aspecto crucial del quehacer universitario. Ahora bien, ¿quiere decir esto que la buena investigación garantiza la buena calidad de la docencia universitaria? Claramente no, pero la favorece. Y en cualquier caso, concordamos en esto con Basso: no debieran ser las familias de los estudiantes quienes se hagan cargo de dichos costos.

El sistema de financiamiento “tripartito” propuesto por Basso es problemático en la medida en que, si bien aboga por fondos basales, en su aplicación implicaría replicar la lógica de “el ganador gana todo” que ha sido la base, hasta hoy en día, de todo el sistema de financiamiento de la investigación en Chile.

Otro de los puntos planteados por Basso hace hincapié en la esencia de la Universidad: de acuerdo a Basso, no todas las instituciones de educación superior debieran ser “universidades de investigación,” definidas de acuerdo a la Carnegie Foundation como aquellas que entregan formación de nivel doctoral y poseen los más elevados índices en investigación. Para Basso “pretender […] que todas las universidades realicen investigación es no sólo absurdo sino que financieramente infactible”, y “si se aplicara [a Chile] la proporción de universidades de investigación de los Estados Unidos significaría tener solo 11 universidades de investigación”.

La premisa que subyace al argumento de Basso es sin embargo que el sistema de educación superior chileno debiera homologarse y aspirar a replicar la clasificación y los estándares del sistema de educación superior de EE.UU. Esto es igual de absurdo, pues la estructura de la educación superior en Chile es profundamente distinta a la de Estados Unidos. Sin embargo, Basso, de manera automática asume que ese es el modelo que debemos adoptar. Una cosa es la experiencia comparada, siempre enriquecedora, y otra muy distinta es el imperialismo de los estándares internacionales.

La cuestión de si en Chile debemos o no definir universidad como una institución donde se realiza investigación o bien si pueden existir universidades meramente docentes, es algo que debemos resolver en nuestros propios términos, y de acuerdo a nuestras propias necesidades. Si bien, como lo afirma Basso, no todas las universidades debieran ser “universidades de investigación”, esto es, donde la investigación es una actividad predominante, es difícil pensar en “universidades sin investigación”, esto es, desprovistas de una orientación a generar nuevos conocimientos y a evaluar críticamente la realidad que las rodea, pues esto es lo que va a garantizar un aspecto central de la famosa “calidad” de la educación superior. Lo mismo, por cierto, puede decirse de los CFT e IP: si bien en éstos no debiera exigirse la realización de investigación, al menos se debiera requerir como un aspecto central la innovación. En efecto, la formación técnica y profesional debe ir encaminada no solo a replicar conocimientos existentes, sino a desarrollar en sus egresados la capacidad de aplicarlos de manera novedosa y creativa.

El último y más sustantivo aspecto de la columna de Basso es su propuesta de dividir el financiamiento estatal para la investigación en las universidades en tres niveles: A) un fondo basal permanente para las “universidades de investigación”, es decir, para aquellas que ya realizan investigación a gran nivel de forma sistemática B) un fondo de financiamiento por convenio a cinco años para investigación en áreas específicas para universidades “con importante producción previa demostrable” en dichas áreas, y C) un fondo de financiamiento concursable para investigadores individuales estilo Fondecyt, que podría llegar a todas las universidades. Esta clasificación y por ende estos fondos serían independientes del carácter estatal o privado de la universidad. Además, se crearía un fondo para el mejoramiento de la docencia en universidades estatales, especialmente aquellas que no alcancen la categoría “A” o “B”.

Esta propuesta es inteligente y perfectamente razonable si lo único que se persigue es mejorar la “eficiencia” de los fondos destinados a investigación, pues busca precisamente concentrar fondos de investigación basales o de mediano plazo en universidades que ya tienen la capacidad demostrada de llevarla a cabo. El problema es que meramente contribuiría a reforzar las desigualdades regionales y socioeconómicas del sistema de educación superior: se haría más fuertes a las universidades que ya lo son, y más marginales a las que hoy en día no cuentan con los recursos para iniciar o fortalecer programas incipientes de investigación. Más aún, si bien es atendible que se considere un fondo específico para mejorar la docencia en universidades estatales, ¿qué hay entonces de intentar fomentar la investigación en universidades estatales, especialmente las de regiones?

Esta propuesta, por tanto, solamente tendería a cimentar un sistema de educación superior segregado, y en el que nuevamente, el financiamiento público se otorga sin distinción a instituciones privadas y públicas. Esto no contribuye a resolver el problema que el mismo Basso se ha encargado de denunciar con tanta fuerza: la preeminencia del modelo neoliberal de mercado en la educación superior.

En conclusión: el sistema de financiamiento “tripartito” propuesto por Basso es problemático en la medida en que, si bien aboga por fondos basales, en su aplicación implicaría replicar la lógica de “el ganador gana todo” que ha sido la base, hasta hoy en día, de todo el sistema de financiamiento de la investigación en Chile. Puede, por cierto, premiarse a las instituciones que han “hecho las cosas bien” pues malgastar el potencial que han alcanzado sería ridículo. Asimismo, las universidades privadas que no cumplan con estándares mínimos en investigación debieran convertirse en CFT o IP o bien considerarse su cierre. Finalmente, el Estado debe establecer mecanismos para mejorar la investigación en las universidades estatales que hoy en día demuestran falencias en la materia. No se trata de convertirlas en el MIT, pero sí de que estas cuenten con una suficiente masa crítica de investigadores que permitan dotarlas de lo que entendemos por “calidad” universitaria: la posibilidad de criticar el medio en el que se vive y buscar modificarlo mediante la generación de nuevos conocimientos: nada más y nada menos que el alma de la investigación.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/12/08/solo-eficiencia-educacion-superior-e-investigacion/

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La pedagogía robada o la pedagogía de quienes no son educadores

Por: Carlos Aldana

Ahora las voces sobre la educación de los pueblos provienen de los economistas, de los funcionarios de grandes corporaciones privadas o de organismos internacionales

No son los pedagogos los que más proponen, hablan o discuten sobre educación. Esa reflexión organizada, creativa, crítica y de propuesta para la transformación de los sistemas educativos en nuestros países, ha sido robada a la pedagogía. Por supuesto que en ello tenemos mucha responsabilidad los hombres y las mujeres que nos dedicamos a la educación. Hemos dejado de alzar la voz frente a las imposiciones, nos hemos adaptado y acomodado, hemos recibido cualquier discurso y lo asumimos como novedoso, aunque para nada se acerque a los cambios profundos que las sociedades esperan de la educación y de quienes se dedican a su estudio y propuesta.

Pero más allá de nuestras propias responsabilidades, no podemos dejar de afirmar que las voces sobre la educación de los pueblos provienen de los economistas, de los funcionarios de grandes corporaciones privadas o de organismos internacionales. De ahí proviene la imposición en nuestro imaginario colectivo, de palabras como la productividad, la competitividad y la innovación, como lo ha afirmado Mª Ángeles Llorente en su libro sobre la escuela pública. Pero de ahí no solo viene la voz, también el dinero que asegura que ella se imponga y se vuelva “ciencia” o “academia”, o “innovación”. Para eso es necesario el aporte funcionarios nacionales que, en resguardo de su trabajo o sus prerrogativas, se pliegan a esos discursos internacionales y tecnócratas que predominan.

También las voces que imponen la pedagogía de nuestros días nacen de empresarios educativos que indican y marcan el rumbo de lo educativo, porque en su aplicación se encuentra la posibilidad del sostenimiento de iniciativas privadas que, en nombre de valores, de aprendizaje tecnológico e innovación, crean el mercado de lo educativo y debilitan la visión del derecho a la educación y de las luchas por conquistarlo y sostenerlo.

Por supuesto que también la pedagogía la vienen imponiendo los individuos y sectores políticos que, simplemente por la posición que llegan a ocupar, creen que saben y dominan todo el mundo de la educación.

Así, lo que hoy se escucha, oye o lee sobre educación con más fuerza, casi no surge de hombres y mujeres que alguna vez hayan vivido en la posición del docente, durante todo un ciclo lectivo. Generalmente con ofrecer conferencias o escribir libros, o incluso con ser docentes universitarios, creen que ya saben lo que es vivir la cotidianidad del mundo educativo. ¿Cuántos de esos creadores del discurso dominante en educación, han vivido las relaciones difíciles con padres y madres de familia, o han vivido la conflictividad que a diario surge, o han tenido que meterse en los problemas emocionales, familiares o socioeconómicos de sus estudiantes, o se han desvelado para preparar estrategias, metodologías y recursos, con todo el amor por sus estudiantes? ¿Cuántos de ellos han aprendido lo difícil y desafiante que es el esfuerzo educador con niños, niñas y adolescentes?

La pedagogía robada es la pedagogía de quienes no son educadores. Por el contrario, la voz de quienes viven con constancia la enorme aventura de educar no se escucha o atiende. No son los docentes quienes generan las principales inquietudes, preguntas o quienes hacen las más importantes sugerencias para el cambio educativo. Ni siquiera sus dirigentes hacen propuestas académicas, profundas y consistentes porque la lucha gremial los ha apartado de la reflexión y la producción pedagógica.

Tenemos muy claro que no es casualidad que el robo de la reflexión, visión y propuesta educativa tenga lugar desde la economía, la política o las empresas. Por eso, es precisamente a ellos a quienes hay que disputar el terreno de la discusión y la reflexión para que la imposición del discurso pedagógico no ocurra sin resistencias, mucho menos sin el sentido de esperanza y reivindicación que necesitamos asumir quienes creamos que es necesaria y posible otra educación. Y otra pedagogía.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/12/05/la-pedagogia-robada/

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México, último en Educación; al gobierno no le preocupa, su reforma se verá en 10 años

Por: Pedro Echeverría

1. Estos malditos gobiernos mexicanos están en el extremo del cinismo y la corrupción; nosotros hechos unos tontos o cobardes, por no hacer nada para defender la educación, al país, a nosotros mismos. Otra vez la OCDE informa que México en matemáticas, lectura y ciencia –de acuerdo a pruebas internacionales aplicadas- ocupa el último lugar, y el funesto secretario de Educación (el señor Nuño) en vez de explicar las causas profundas de esa realidad, señaló que los resultados de la reforma educativa que su gobierno aplica sólo se sabrán hasta entre 10 años. ¿Pero qué hijos de su madre son estos gobernantes que dicen y hacen lo que carajos se les ocurra y buscan engañar al pueblo con jaladas como esta de “hasta entre 10 años”? ¿Quiénes son los culpables del profundo fracaso educativo en México de los últimos 30 años?

2. Ni modo que sean culpables del desplome educativo en México los padres de familia pobres, miserables y con pocos estudios; los estudiantes que en su inmensa mayoría son pobres, y los profesores que dependen de planes, programas y órdenes de la SEP. Es obvio que fueron los gobiernos de Salinas desde 1988, Zedillo, Fox, Calderón, hasta Peña Nieto de 2016, los únicos culpables del reciente hundimiento educativo. ¿Puede olvidarse que esos mismos estudios internacionales ponen a México (ahora sí) en primer lugar de corrupción, de asesinatos, de secuestros, en desigualdad, en falta de inversiones en salud y educación, en inseguridad? Peña y Nuño hace mucho que debieron renunciar así como estar en la cárcel junto a los expresidentes, pero nada de eso sucederá mientras el pueblo –que sólo le gusta quejarse- siga engañado.

3. Si el millón y medio de profesores de la SEP y el otro millón de profesores universitarios, politécnicos y demás no estuvieran aplacados y tuvieran algo de entendimiento, la educación en México andaría en altos niveles obedeciendo a su grandeza en número de habitantes, tamaño de su territorio y su grado de desarrollo productivo. Todos sus servicios a la población están por los suelos porque el estado de inconciencia es grande y esto es aprovechado por la clase dominante –la gran burguesía y el imperio- para imponer todo su poder. Las permanentes batallas de la Coordinadora (la CNTE) de los últimos tres años y medio demostró alto nivel de conciencia y valentía de éstos luchadores sociales, pero también que los otros profesores y otros sectores están más que jodidos y dominados por el gobierno, los empresarios y los medios de información.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=220141&titular=m%E9xico-%FAltimo-en-educaci%F3n;-al-gobierno-no-le-preocupa-su-reforma-se-ver%E1-en-10-

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Sobre PISA y el triunfalismo educativo

Por: Xavier Bonal

Cada tres años, cuando a principios de diciembre aparecen los datos PISA, asistimos a un ejercicio variopinto de explicaciones políticas que sirven de justificación de resultados mediocres o, como ha ocurrido en esta ocasión, de patriotismo educativo desenfrenado. De forma algo sorprendente, el gobierno español ha celebrado unos resultados que sitúan a España en el mejor de los casos en la media de la OCDE (en matemáticas por debajo), como si se hubiese ganado una especie de Champions educativa. Si bien es cierto que el descenso generalizado de las puntuaciones PISA en todos los países de la OCDE ha permito que España escale algunas posiciones en el ranking, las puntuaciones en las diversas competencias evaluadas muestran un estancamiento de España a lo largo de las diversas ediciones de este estudio. No deja de ser curioso que ante puntuaciones muy parecidas, en ediciones pasadas el gobierno del Partido Popular achacase a la inoperancia de gobiernos anteriores y, especialmente a la LOGSE, unos resultados considerados entonces muy mediocres. No está de más recordar, por otra parte, que el alumnado que participó en las pruebas de PISA 2015 no lo hizo bajo el marco legislativo de la LOMCE (aún no desarrollada en ese momento en 3º o 4º de ESO), sino bajo el paraguas de la LOGSE y la LOE. Más curioso es aún por consiguiente tanto triunfalismo educativo.

El mismo día en el que el Ministro de Educación celebraba los resultados y el presidente del gobierno afirmaba que “España rompe la brecha educativa y se sitúa, por primera vez en la historia, al nivel de los países más avanzados del mundo”, el creador y director de PISA, Andreas Schleicher, advertía en una entrevista en EL PAÍS que la obsesión por legislar ha desviado el esfuerzo político por la mejora de la calidad de la enseñanza y que el estancamiento, que no mejora, de los resultados españoles se explican entre otras cosas por la debilidad de la carrera profesional docente o el exceso de repetición. Muy lejos por tanto del triunfalismo educativo con el que se han presentado los datos del último informe.

Los resultados españoles, por otra parte, ocultan una dispersión muy significativa desde un punto de vista territorial. En efecto, como muestra el gráfico 1, el rendimiento en competencia científica (competencia evaluada de forma prioritaria en la edición de 2015) se sitúan entre los 473 puntos de Andalucía y los 519 de Castilla y León, una diferencia de 46 puntos que, según las escalas de medición de PISA, equivaldría alrededor de un curso y medio de “distancia escolar”.

Gráfico 1

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Las diferencias territoriales tienen que ver en buena medida con el desarrollo económico regional y la renta per capita, algo que no ha variado en sucesivas ediciones de PISA, pero también guardan relación con prácticas pedagógicas que persisten a pesar de mostrarse completamente ineficaces. El gráfico 2, por ejemplo, muestra la relación entre la tasa de repetidores y las puntuaciones medias en ciencias. Puede apreciarse cómo las CCAA con peores puntuaciones coinciden con las mayores tasas de repetición, en ocasiones con tasas cercanas al 40% del alumnado. La repetición es una práctica que se ha demostrado cara, ineficaz y que afecta negativamente a la equidad del sistema educativo. De hecho la propia OCDE, en el informe de resultados para PISA 2015, destaca que España es el país donde la repetición está más vinculada a cuestiones socioeconómicas que al rendimiento de los alumnos. Es este claramente un aspecto que debería hacer reflexionar tanto a responsables políticos como a los profesionales de la enseñanza.

Gráfico 2: Puntuación en ciencias según alumnado repetidor, por CCAA.

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Frecuentemente los responsables educativos autonómicos han relacionado inmigración y bajos resultados en las pruebas PISA. Sin embargo, no existe ninguna relación entre la presencia de población de origen inmigrante y los resultados educativos. De igual forma que en ediciones anteriores, existen CCAA con presencia significativa de alumnado de origen inmigrante con buenas puntuaciones en PISA y viceversa (gráfico 3). La ausencia de esta relación no significa, sin embargo, que no persistan una diferencias muy amplias entre los resultados del alumnado autóctono y del alumnado de origen inmigrante, unas diferencias que se sitúan en algunas CCAA entre las más altas de la OCDE y que se mantienen después de deducir el estatus social y cultural del alumnado. Sigue siendo esta una asignatura pendiente de la desigualdad educativa de nuestro sistema educativo. La relativa baja proporción de alumnado que no alcanza las competencias mínimas (por debajo de la media de la OCDE), contrasta con la desigualdad de oportunidades del alumnado inmigrante.

Gráfico 3: Puntuación en ciencias según presencia de alumnado inmigrante, por CCAA.

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Finalmente, una lección llamativa que nos ofrecen los resultados PISA es una vez más, que la mejora en educación es tanto más efectiva cuanto mayor es la capacidad del sistema de reducir la desigualdad de resultados de su alumnado. Como puede apreciarse en el gráfico 4, la relación entre rendimiento y equidad es notable. En la línea de lo que ya ha señalado en diversas ocasiones la propia OCDE, aquellos países que presentan los mayores avances en puntuaciones PISA suelen ser, con pocas excepciones, aquellos que son capaces de reducir la brecha entre los mejores y los peores alumnos. Los buenos resultados de Galicia, Navarra o, sobre todo, Castilla y León, coinciden con menores diferencias de puntuación entre los alumnos situados en los percentiles 25 y 75. Contrasta este hecho con la repetida insistencia por parte de las autoridades educativas en reforzar el mensaje de que España tiene los deberes hechos en equidad y necesita mejorar en excelencia educativa. La mejora de la excelencia educativa sin duda permite avances en el rendimiento medio del sistema, pero existe un “efecto techo” en la capacidad de mejora. Si no reducimos las diferencias entre los alumnos con peor y mejor rendimiento difícilmente daremos el salto cualitativo que sitúe a nuestro sistema educativo en mayores niveles de calidad, a pesar de que al señor ministro le parezca que ya estamos ahí.

Gráfico 4: Puntuación en ciencias según desigualdad de resultados, por CCAA.

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Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/12/07/sobre-pisa-y-el-triunfalismo-educativo/

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Programa Fulbright en tiempos de paz

Por: Ignacio Mantilla

La mirada a la Región Amazónica desde este espacio académico internacional no sería una importante noticia, si no se tratara de un hecho histórico que debe ser destacado suficientemente, por cuanto es una evidente consecuencia de la finalización del conflicto armado con las Farc y, por lo tanto, del nuevo país que se observa desde el exterior; atractivo también como destino académico y científico.

En efecto, no de otro modo sería posible reunir hoy, cada vez en más regiones colombianas y con mayor frecuencia, a invitados internacionales de diferentes nacionalidades para adelantar seminarios, ofrecer cursos o realizar pasantías de diversa duración, con la venia de sus gobiernos o embajadas para trasladarse e interactuar libremente en nuestro país.

Un buen ejemplo de este cambio es el que ha experimentado este año el programa Fulbright del Departamento de Estado de los Estados Unidos, uno de los más importantes programas de movilidad académica en el mundo. Fue creado en 1945 y está presente en 157 países. Hoy cuenta ya con más de 360 000 exbecarios.

La Comisión Fulbright se apresta a celebrar en 2017 los primeros 60 años de su establecimiento en el país. Durante este periodo se han beneficiado hasta el año pasado, 2.618 becarios colombianos en Universidades de los Estados Unidos y 1.344 becarios estadounidenses en Colombia. Algunos de los exbecarios colombianos son hoy profesores e investigadores de gran reconocimiento, vinculados a las universidades colombianas, de modo que el efecto multiplicador de los programas de Fulbright para nuestro país es indiscutible.

De acuerdo con la directora ejecutiva de Fulbright Colombia, Adriana Gaviria, durante los últimos 10 años el número total de visitantes apoyados por Fulbright ha sido en promedio 44 cada año. Pero en este año se ha alcanzado la sorprendente cifra de 101 investigadores, que han visitado el 63% del territorio nacional y por primera vez han llegado a departamentos como Huila, Norte de Santander y Amazonas.

Es este el caso del profesor estadounidense Richard Wallace, quien ha estado vinculado durante el último semestre a la Sede Amazonia de la Universidad Nacional. Es la primera vez que un científico norteamericano, financiado por un programa estatal, con contrapartida de la Universidad Nacional, recibe el aval para una estancia de un semestre en un campus de nuestras fronteras.

Lo anterior no hubiese sido posible hace tres años, por ejemplo, si se tiene en cuenta que las recomendaciones sobre la seguridad y las restricciones para ir a ciertas zonas del país, eran barreras insuperables para que los investigadores vinieran y desarrollaran sus proyectos en algunos lugares, teniendo que privarse ellos y nosotros de adelantar investigaciones científicas de interés mutuo.

Además de esta nueva presencia académica, nos llena de satisfacción saber que en el año 2016 se otorgó el mayor número de becas Fulbright a colombianos, con un total de 228. Esto ha sido posible también gracias al nuevo acuerdo entre el ICETEX y la Comisión Fulbright Colombia, que permite el financiamiento de especialistas y estudiantes para promover la formación, la investigación y la docencia en estancias y pasantías de múltiples tipos y de diversa duración.

Otros programas de Fulbright han duplicado también este año su apoyo a estudiantes de nuestro país. Y en especial el programa de bilingüismo dobló   la participación de Asistentes de Enseñanza en Ingles (English Teaching Assistants – ETAs).

Todas estas positivas y alentadoras noticias demuestran un mejoramiento en el nivel de confianza hacia nuestro país y, especialmente, en las capacidades humanas y en el potencial académico de los colombianos que cada vez vemos más cerca la paz. No obstante tengo que decir que la respuesta a otros programas es reprochable y va en contra de una política de internacionalización académica como factor esencial para ser un país mejor educado. Tal es el caso del programa «Jóvenes Ingenieros», dirigido a estimular a estudiantes talentosos de los distintos programas de ingenierías de las universidades colombianas para realizar una pasantía de práctica o de investigación, hasta de un año, en universidades de Europa. Este programa financiado principalmente por Francia y Alemania está condenado a desaparecer, pues las contrapartidas del Ministerio de Educación y de Colciencias fueron suspendidas. El mismo riesgo se corre con otras iniciativas que exigen contrapartidas como manifestación real de interés recíproco por parte de los organismos encargados.

Si los recursos que se destinaban a la guerra van a ir realmente a la educación, como lo ha reiterado en distintas ocasiones y diversos escenarios el presidente Santos, los aportes para cooperación internacional y movilidad académica de los colombianos no pueden verse estancados, disminuidos o eliminados de las contrapartidas correspondientes, justo ahora, cuando los gobiernos extranjeros y sus agencias y servicios de intercambio académicos manifiestan un decidido apoyo, con real aumento de financiación y oferta de nuevos y audaces programas, que facilitarían al gobierno la obligación de llevar a la práctica sus propuestas para tiempos de paz y pos acuerdo, en materia de educación superior.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/programa-fulbright-tiempos-de-paz

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Escuela Tricolor

Por: Aurora Lacueva

Buena noticia: el Gobierno nacional acaba de crear el programa Escuela Universidad Tricolor, que se va a encargar del mantenimiento profundo y la restauración de escuelas, liceos y universidades. Además, puso tal programa en manos de la gran misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor. Doble acierto, pues por una parte se ataca así a fondo el problema del deficiente estado de muchas edificaciones educativas: desde pequeños preescolares hasta universidades con miles de estudiantes sufren de serias carencias en su infraestructura, lo que afecta la calidad de su trabajo. El programa puede permitir un salto importante en este sentido, que vaya más allá de pintar paredes o desmalezar. Por otro lado, es alentador que una labor planteada “en grande” se ponga en manos de quienes pueden asumirla de la manera más completa y efectiva. Observamos que Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, ha venido avanzando en su esfuerzo de remodelación de viviendas y su entorno, y cuenta hoy con experiencia, moderna maquinaria, trabajadoras y trabajadores preparados, y toda una logística para la provisión de los materiales y equipos necesarios. Tiene así las cualidades para cumplir bien un plan masivo como este.

Se anuncia que se aprovechará esta iniciativa para construir anfiteatros o conchas acústicas que permitan estimular la vida cultural del estudiantado. Esto nos parece positivo, pero siempre que tal empeño venga acompañado de otros igualmente relevantes, entre ellos la ampliación de las áreas verdes de los planteles. La recreación y el descanso rodeados de vegetación son necesarios para la salud física y mental de las y los discentes, y hoy en día a menudo las horas en la institución educativa transcurren en un ambiente gris, de limitados espacios encementados. Importa que vayan desapareciendo las escuelas encajonadas, y que se ganen terrenos para ampliarlas y permitirles sus áreas verdes, algunas con cultivos, y también sus aulas-laboratorio, su biblioteca y sus aulas-taller, junto a los ofrecidos anfiteatros. Conviene aprovechar la creatividad de equipos de arquitectas y arquitectos de nuestro país, que nos ayuden a construir o remodelar escuelas de manera fresca y con nuevos conceptos. Tenemos que ir más allá del plantel como fila de salones y un patio.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/aurora-lacueva-escuela-tricolor/

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