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Una mala educación, país hacia el desastre

Por: Rolando Niella

Creo no exagerar si afirmo que tener y sostener una mala enseñanza, en el mundo actual, es la peor traición que se le puede hacer a un país, por sus consecuencias catastróficas para el porvenir de las nuevas generaciones de los paraguayos como individuos y para el futuro del Paraguay como nación.

Y es ese sistema educativo actual de nuestro país, perverso, obsoleto, de mala calidad, que conduce al desastre, el que están defendiendo con uñas y dientes, con artimañas y chicanas judiciales, con amenazas y dilaciones las autoridades académicas de la UNA.

El espectáculo que están dando es denigrante: de una inconsciencia ética absoluta, de un completo desprecio por el conocimiento, de una despreocupación total por el futuro de los estudiantes y, por extensión, del futuro de toda la nación paraguaya y de todos los ciudadanos.

Ya es evidente que las autoridades universitarias no están dispuestas a aceptar ninguna clase de reforma ni para mejorar el nivel de la educación, ni para hacer más transparente y menos arbitraria la administración… Pero si ellos no lo hacen alguien debería hacerlo desde los Poderes del Estado, sobre todo desde la Justicia.

Esa es la causa más que justificada de las protestas estudiantiles. Esa es también la causa de que padres y familiares de los estudiantes, que tradicionalmente se oponen a la rebeldía de los jóvenes, en esta ocasión estén apoyando mayoritariamente las protestas no solo de los estudiantes universitarios, sino también de los secundarios.

Esas familias, esos padres, evidentemente, padecen en carne propia al ver a sus hijos enfrentados a un sistema que se empecina en obligarlos a toda costa a aceptar una pésima formación y soportar un ambiente académico de arbitrariedad y corrupción.

El aspecto más catastrófico del problema es la propia inoperancia del sistema educativo, que en mi opinión conduce al país entero (y no solamente a los estudiantes) hacia un abismo, hacia una historia futura de fracasos y de agudo deterioro económico y social.

Que la educación es territorio de desastre en Paraguay no es una opinión particular mía, una idea caprichosa de estudiantes díscolos o una percepción generalizada de una porción cada vez mayor de la ciudadanía; es un hecho objetivo, que se refleja en las mediciones internacionales de calidad educativa; en todas ellas, ya sean de primaria, secundaria o superior, estamos en los últimos lugares.

¿Hacia dónde va un país donde en la primaria no se aprende a leer, escribir y calcular como es debido; donde en la secundaria no se adquieren suficientes conocimientos técnicos ni humanísticos, ni preparación para el mercado de trabajo; donde las universidades no proporcionan una verdadera formación profesional? En un mundo donde el desarrollo y la prosperidad dependen cada vez más del conocimiento, el destino de tal país es el deterioro económico y una creciente conflictividad social que (¡no nos engañemos!) ya está comenzando.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/una-mala-educacion-pais-hacia-el-desastre-1530613.html

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Huelga contra las reválidas

Por: Enrique Javier Diéz Gutiérrez

La primera huelga general de este curso en contra del decreto de las reválidas por parte del Gobierno en funciones del Partido Popular en julio, está cargada de razones, sobre todo pedagógicas. Estas reválidas que han impuesto suponen que el alumnado de cuarto de la ESO con 16 años y que suspendan la prueba, habiendo superado el curso, serán expulsados del sistema educativo sin ningún título que acredite los años de estudio, o se verán abocados a retroceder en el sistema yendo a la Formación Profesional Básica (FPB), que ofrece un bajo nivel formativo y la cualificación profesional más baja que existe en España. En el caso de aquel alumnado que haya repetido al menos un curso es aún peor, ya que serán expulsados directamente de la educación sin titulación ninguna, al ser un requisito para acceder a la FPB no haber cumplido los 17 años ni cumplirlos durante ese primer curso.

En el caso de la reválida de Bachillerato, después de 360 evaluaciones trimestrales que ha pasado a lo largo de su escolaridad, el PP quiere que los estudiantes se jueguen todos sus estudios en una sola prueba. Si se suspende, supone dejar sin validez alguna todos los años cursados durante cada etapa y afirmar que todas esas 360 evaluaciones no han servido para nada y que el profesorado que las realizado son unos incompetentes.

Como podemos comprobar, este sistema de pruebas es segregador, excluyente y competitivo porque lo que obligan es al alumnado a someterse a un examen, antes de poder obtener el correspondiente título académico, aunque haya aprobado todas las asignaturas. La finalidad de estas reválidas no es mejorar el sistema educativo, sino expulsar a cientos de miles de jóvenes del sistema educativo sin cualificación, de forma prematura, condenándolos a unas condiciones de completa precariedad en el sistema laboral.

La comunidad científica ha probado sobradamente que las reválidas no sirven ni mejoran los resultados escolares, como afirma el Gobierno que las ha implantado. Los estudios e investigaciones muestran que, a pesar de los recursos invertidos en evaluaciones estandarizadas desde los años 90, no hay mejoría consistente y/o significativa en los resultados escolares de los países en los campos o aspectos evaluados. Más bien se observan efectos negativos, así como debilidades técnicas y problemas de comparabilidad entre ellas.

Por eso la comunidad educativa rechaza este tipo de exámenes memorísticos porque sólo tienen en cuenta lo que el alumnado hace en el momento de realizar las mismas, limitando la valoración del progreso del alumnado al rendimiento académico medido en el momento de la prueba, sin contemplar los avances del alumnado en su proceso y despreciando además otros elementos cualitativos, así como las circunstancias personales del alumnado, que sólo pueden ser valoradas adecuadamente por el profesorado que las conoce y que ha estado presente y acompañado el proceso de aprendizaje. Efectos negativos colaterales

Los efectos negativos añadidos más evidentes que se han observado respecto a este tipo de evaluaciones estandarizadas son: a) la deslegitimación de la función docente y la desconfianza hacia el profesorado, recurriendo a otros profesionales; b) la degradación de contenidos: se acaba estudiando lo que se examina y se centra el tiempo y los esfuerzos en preparar pruebas y exámenes; c) el coste económico por la realización de las múltiples pruebas externas todos los años; y el coste para las familias de quienes suspendan pagando academias privadas para repetir la reválida; d) el gran negocio que supone una inversión de millones de euros en pagar estas pruebas a grandes empresas privadas como Pearson, McGraw-Hill y Educational Testing, en lugar de dejar que sean los profesores y profesoras los que se ocupen del aprendizaje de su alumnado; e) el estrés del control continuo y permanente, como si solo se pudiera aprender mediante la presión y el miedo al examen, olvidando la curiosidad y la motivación por conocer.

El reciente informe de la Ocde para España concluye de forma tajante: «Una educación de calidad necesita una financiación sostenible», no más recortes. Porque los pagan aquellos que más apoyo y atención necesitan. España destina entre 1.335 y 2.670 euros menos por alumno/a y año. Estamos en el puesto 25 de los 35 países de la Ocde. Nos situamos por detrás de Francia, USA, Alemania, Finlandia, Reino Unido, Italia, Portugal, Corea del Sur, etc. La inversión en educación es solo de un 8% del gasto público total, frente al 11% de media de la mayoría de los países. En términos de PIB, hemos pasado del 5% a solo el 4,3% frente a un 6,2% de media europea. Además, el Gobierno del PP se ha comprometido con la Troika a que no pase del 3,9% del PIB en 2017. Que se haya pasado de 53.375 millones de euros en 2009 a 46.000 en 2014, permite visualizar la envergadura del recorte de la inversión educativa en España por parte de los gobiernos del PSOE y del PP en los últimos años.

Consecuencia de estas políticas neoliberales de recorte de lo público, pactadas entre PP y PSOE y consagradas con la modificación del artículo 135 de la Constitución, es que la cuarta parte de los jóvenes de 15 a 29 años de nuestro Estado ni está estudiando ni puede trabajar. Lo cual tiene su origen en este tipo de políticas educativas que potencian el fracaso y abandono escolar de la población joven que más lo necesitaría.

Creo que había razones de sobra para apoyar estas justas reivindicaciones y participar en las movilizaciones convocadas que también piden la derogación de la Lomce, que prosigue implantándose, pese a haber sido rechazada por la gran mayoría de la comunidad educativa y por el Congreso hasta en dos ocasiones en los últimos meses.

La evaluación es necesaria. Pero otro modelo de evaluación. Ha de ser integral (que analice todos los factores que intervienen) del sistema educativo y que no pierda el carácter formativo (orientada a la mejora). En la educación, y más aún en la obligatoria, la evaluación debe tener una función formativa, de ayuda al aprendizaje. Una carrera constante de obstáculos y superación de pruebas y reválidas al final de cada etapa es antipedagógica, sancionadora y excluyente. Es apostar por un modelo de enseñanza basado en la presión del examen, frente a otro centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado. Esta es la apuesta de la comunidad educativa desde un enfoque pedagógico.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/huelga-revalidas_1110521.html

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Aprender para no perder la esperanza

Por: José María Gómez Vallejo

En el campo de refugiados de Calais, una localidad al norte de Francia, un grupo de voluntarios ha construido varias escuelas para enseñar idiomas a los miles de migrantes que allí residen.  «Esta escuela es importante para mí. Si quiero estar en Francia, tengo que aprender francés», dice Faisal, uno de los muchos refugiados que acude a las clases.

Existen miles de personas que, como Faisal, llegan a Calais con la intención de cruzar hasta Reino Unido, quedarse en Francia o buscar asilo en algún otro país que les quiera acoger. Llegan en barcas desde distintos lugares de África y Oriente Próximo. Cada día, el número de migrantes que decide marchar hasta este campamento es mayor y ya supera las 10 mil personas, según distintas organizaciones humanitarias.

La iniciativa surge desde el mismo campamento, cuando Zimako Jones, un migrante nigeriano que llegó en 2014, conoció a Virginie Tiberghien, una logopeda que hacía voluntariado en el lugar y a quien le propuso dar clases para ayudar a los demás refugiados. Ambos inauguraron la primera escuela en 2015. «Comenzamos porque aquí no había escuelas. Queríamos ayudar y unir a la gente», explica Virginie. «Me gusta enseñar interactuando, con juegos, corriendo, riendo, hablando… no sentados en la silla y simplemente mirando y escuchando. La vida aquí es muy dura y creo que reír es algo muy bueno para ellos», dice Michael, director de una compañía de teatro en París, que viaja a la escuela cada dos semanas.

Pero la labor de los voluntarios no se limita a dar clases de idiomas, también ofrecen ayuda psicológica y terapéutica, ofrecen una mano amiga para que se sientan comprendidos. Como Anneliese Coury, que es la coordinadora del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Calais: «Atendemos a mucha gente con problemas psíquicos, con síntomas de depresión, relacionados con el hecho de irse de su país, con un gran sentimiento de inseguridad». «Aquí les ofrecemos un espacio seguro».

La situación es trágica para los refugiados, ya que viven en una constante amenaza de desalojo. A veces la tensión deriva en revueltas que son reprimidas por la policía con cañones de agua y gases lacrimógenos. Pero ni los intentos de desmantelamiento del campo ni el aumento de los controles en las fronteras han conseguido disminuir las llegadas, y mucho menos han acabado con la esperanza de cientos de personas que acuden a las escuelas para aprender los idiomas de los países que, esperan, sean su nuevo hogar.

  Fuente: http://www.panamaamerica.com.pa/opinion/aprender-para-no-perder-la-esperanza-1047729
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Educación sexual debe usarse para más que solo control de natalidad

Por: Maria Betânia Ávila

La educación sexual en Latinoamérica debe ser pensada «en términos libertarios» para los jóvenes y no tener como objetivo «el control de la natalidad de mujeres jóvenes», dijo este jueves en una entrevista Maria Betânia Ávila, representante del Instituto Feminista para la Democracia (SOS Corpo) de Brasil.

«Una ley (de educación sexual) debería proporcionar el conocimiento y el aprendizaje, la capacidad a las mujeres jóvenes de tomar sus decisiones, cuidar sus cuerpos, vivir la exualidad de una manera libre y también de acuerdo con sus proyectos de vida»

Ávila, investigadora de la organización, participó en el panel «autonomía física, derechos sexuales sy reproductivos» que tuvo lugar hoy en Montevideo dentro de la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, auspiciada por la ONU.

A su juicio, la educación sexual también debería ayudar en el proceso de conocimiento de las relaciones entre hombres y mujeres, en las que todavía predomina «la dominación y la explotación», dijo.

«Apenas hay una educación sexual en Latinoamérica»

La intervención de Ávila en la Conferencia se centró en la necesidad de pensar los derechos reproductivos y sexuales «con relación a las relaciones de poder y a otras dimensiones de la vida social».

La educación y los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, y cómo estos influyen en su autonomía y en la igualdad entre ambos sexos, centran buena parte de los paneles de la XIII Conferencia Regional que comenzó el martes y se celebrará hasta este viernes en la capital uruguaya.

Fuente: http://globovision.com/article/educacion-sexual-debe-usarse-para-mas-que-solo-control-de-natalaidad

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Expertos proponen aplicar las neurociencias al ámbito educativo

Por: ABC

El OINE  desarrollará trabajos de investigación sobre el impacto del conocimiento neurocientífico en los procesos de aprendizaje con el fin de promover mejoras en el sistema educativo.

El binomio cerebro y aprendizaje ha unido a Fundación Telefónica y Fundación INECO para estudiar y divulgar sus interrelaciones y los conocimientos más actualizados en esta disciplina. El próximo 29 de octubre presentarán en Madrid el Observatorio Iberoamericano de Neurociencias y Educación (OINE) en una jornada en la que participarán los neurocientíficos Facundo Manes, presidente de la Fundación INECO, Pekka Rasanen, Florencia Salvarezza,Andrea Abadi y Jesús Guillén, quienes intentarán dar respuesta a preguntas como ¿Qué puede aportar la neurociencia a la educación?; ¿Existe un cerebro matemático?; ¿Cómo se deben manejar las emociones en el aula?; ¿Cómo aprende el cerebro?

El OINE tiene como objetivos promover la investigación sobre el impacto del conocimiento neurocientífico en los procesos de aprendizaje a fin de promover mejoras en el sistema educativo; dotar de un conocimiento neurocientífico validado a los docentes de habla hispana; divulgar entre la la población general sobre los diferentes procesos neurocientíficos, incrementando así su nivel de conocimiento; impactar en el proceso de aprendizaje de los niños y adolescentes iberoamericanos a través de la neurociencia cognitiva aplicada; y publicar y dar a conocer las investigaciones pioneras en estos campos en España y Latinoamérica.

En esta jornada participarán Facundo Manes, neurólogo clínico y neurocientífico argentino, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), presidente de la Fundación INECO y de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders;Pekka Rasanen, neuropsicólogo clínico y subdirector ejecutivo en el Instituto Niilo Mäki (Jyväskylä, Finlandia); Florencia Salvarezza, Directora del Departamento de Lenguaje de INECO y Directora del Instituto de Neurociencias & Educación (INE); Andrea Abadi, Magister en psiconeurofarmacologia de la Universidad Favaloro, directora del Departamento Infanto Juvenil Ineco (Argentina), y subdirectora del Instituto de Neurociencia y Educación (INE); y Jesús Guillén, autor de la plataforma neuroeducativa ‘Niuco’, y profesor de postgrado en la Universidad de Barcelona y de máster de Neurodidáctica en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-expertos-proponen-aplicar-neurociencias-ambito-educativo-201610272127_noticia.html

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Ética de la Paz y de los Derechos Humanos

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Los Medios de Comunicación deben ser garantes de la Paz y de los Derechos Humanos.

Nada debería ser más importante en la agenda de la comunicación emancipadora, que el conjunto de las luchas sociales que se despliega por el mundo a estas horas. Eso incluye la lucha por los significados y la lucha por enraizar las praxis más avanzadas como nuevas fuentes culturales y transformadoras. En un mundo donde reina la industria de la guerra, las industrias el espectáculo y el crimen organizado… la Paz y los Derechos Humanos no pueden ser paraísos de anfibologías, ambigüedades ni dobles raseros. “Por el engaño nos han dominado más que por la fuerza” decía Bolívar.

No queremos la Paz de los sepulcros ni los Derechos Humanos bajo las bayonetas. No queremos parafernalias filantrópicas ni hipocresía de propagandas “pacifistas”. No queremos recitales de plañideras. No queremos una Paz hueca, amorfa ni acomodaticia. Paz no significa inacción. No queremos treguas camaleónicas disfrazadas de Paz ni queremos Derechos Humanos individualistas, de pose, de moda o a espaldas de la realidad que margina, excluye, persigue, explota y humilla a la clase trabajadora en todo el mundo. No queremos Paz ni Derechos Humanos secuestrados por la palabrería de burócratas o de sus cómplices serviles al neoliberalismo.

En un mundo en el que el capitalismo financia sin control “películas de guerra”, series televisivas empapadas con sangre y crueldad, noticieros ideologizados por la lógica del miedo y el terrorismo de mercado.. en un mundo plagado con pantallas donde desfilan -sin control- asesinatos y humillaciones contra los seres humanos… la Paz no tiene lugar verdadero si no se lo gana como producto de las luchas sociales que emergen de los pueblos y van hacia los pueblos. No queremos “medios de comunicación” tributarios del estereotipo ideológico que tienen como proyecto de masas imponernos, sin salidas, la idea de una realidad ensangrentada por siempre. No se olvida Hiroshima o Nagasaki, no se olvida Vietnam, no se olvida el “Plan Cóndor”, no se olvida el Apartheid, no se olvidan “Las Torres Gemelas”, no se olvidan las crisis humanitarias producto de hambrunas, plagas y genocidios. No se olvida, no debe olvidarse.

Tiene razón Ana Jaramillo en insistir siempre sobre la necesidad de trabajar en el significado, en el contenido de los conceptos de Paz y Derechos Humanos. Tiene razón porque en su nombre se han cometido las peores canalladas y porque en nombre de la Humanidad y de la Paz, proliferan horrores antihumanos y apocalípticos. Han ensayado silogismos de todo tipo los “tratadistas” sobre la Paz y los Derechos Humanos pero los resultados, lo concreto, la praxis… están muy lejos de haber resuelto el problema. Visto lo visto, el primer paso hacia la Paz debería ser desarmar todo lo que ataca a los pueblos con todo tipo de armas, es decir, las armas convencionales, las no convencionales… y las armas de guerra ideológica: universidades mercantilizadas, monopolios mass media, iglesias alienantes y antivalores oligarcas.

Debería madurar, globalmente, una corriente Ética para la comunicación emancipadora, capaz de convertir en agenda prioritaria lucha de los pueblos por la Paz y por los Derechos Humanos. Definir y construir la Paz sin entelequias y sin cursilerías. No toda lucha anti-guerra es sinónimo de Paz. Si la Paz implica desarmar a los pueblos (sin tocar los arsenales de la oligarquía) o negarles su derecho a “la crítica de las armas”; estamos condenándonos a repetir errores terribles. Lo que necesitamos es una lucha verdadera contra la industria de la guerra. La Paz por la Paz misma es un callejón sin salidas en el que los pueblos avanzan hacia un encierro ideológico con consecuencias objetivas monstruosas.

Deberíamos consolidar una movilización comunicacional -teórico-práctica- contra el negocio de la guerra (sea del tipo que sea) entender su naturaleza, sus características, sus ofensivas objetivas y subjetivas. Las guerras son el comercio por otros medios. Deberíamos consolidar una corriente crítica y científica para frenar el agobio, con todo género de violencias, que se despliegan en contra de los seres humanos. Es fundamental la acción comunicacional desplegada con un programa ético de nuevo género por esa Paz que sólo tiene sentido si aporta tiempo, espacio y condiciones concretas para protegernos de los juegos de palabras y los espejismos. Nada debe distraernos una agenda ética hacia la Paz verdadera sin el gran circo del sentimentalismo pacifista que la burguesía despliega en sus escenarios mediáticos. Deberíamos luchar contra lo que silencia a los pueblos y anestesia su capacidad crítica.

Nos urge una corriente comunicacional ética y científica para conquistar la Paz que la humanidad anhela y ese anhelo de Paz debe ser realizado por los pueblos y no por sus enemigos. Corriente ética para integrarnos a toda iniciativa de Paz, ir a todo movimiento de masas a favor de la Paz para defender y apoyar el camino con acciones revolucionarias. Porque el problema no es la Paz, el problema sigue siendo la industria de la guerra desplegada para seguir adueñándose de los recursos naturales, la mano de obra y la conciencia de los pueblos. El colmo es que el burocratismo, aliado con la burguesía, trata de engañar a los pueblos trabajadores haciendo pasar como “programa de social pacifismo” sus “acuerdos” de negocios. La defensa de la paz en abstracto es siempre una manera de engañar a la clase trabajadora.

No se trata sólo de ideas. Un programa por la Paz debe ser dictado por el curso de la historia y de la lucha de clases; debe reflejar y expresar las necesidades históricas de la Humanidad. Debe proporcionar respuestas vivas y concretas. La Paz no es oponerse, únicamente, a la guerra, no se limita a luchar contra los ataques burgueses y todas las locuras depredadoras de sus ofensivas mercantiles. Reconocer la disputa por el significado concreto de la Paz y de los Derechos Humanos nos obliga a impulsar a una Revolución Semántica también en esos campos. Hasta no triunfar no estaremos en Paz.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216379

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Democratización de la universidad: ¿revolución o evolución?

Por: Tatiana Díaz Arce

Las movilizaciones estudiantiles en Chile han estado innegablemente vinculadas al devenir político y social del país. En una mirada rápida a la historia reciente es fácil reconocer hitos que van desde la Reforma Universitaria, en la que se exigía universidad para todos y se reconocía de paso la atmósfera elitista que envolvía a la universidad chilena; pasando por la lucha contra el régimen dictatorial iniciada la década de los 80, hasta llegar a las movilizaciones del presente siglo, entre las que destacan el llamado “pingüinazo” exigiendo educación de calidad, y la prolongada paralización de gran parte del sistema universitario en el año 2011, donde las demandas ya no solo se focalizaron en la corrección del modelo económico, sino que se interpeló al mundo político por el término de este, junto con la concepción de la educación como un derecho social que el Estado debe garantizar con independencia de la capacidad financiera de los estudiantes.

Esto último no solo ha desencadenado debates al interior del mundo político, sino que al interior de las mismas universidades y sus organizaciones. Así hemos presenciado declaraciones de rectores de universidades estatales, privadas del Consejo de Rectores, CRUCH, y privadas no CRUCH, en cada una de ellas se devela tanto la defensa corporativa y pragmática propia de sus instituciones como las concepciones ideológicas que finalmente definen a estas casas de estudio.

En suma, las movilizaciones estudiantiles han parecido constituirse en la bisagra que comunica, pero que también articula al mundo político y social con la academia donde se forma la futura fuerza de tarea intelectual del país. Sin embargo, lo acontecido en el año 2015 en el marco de las movilizaciones estudiantiles parece haber marcado un punto de inflexión a las demandas estudiantiles anteriores. Si bien en el comienzo de las marchas y paralizaciones se asumió como bandera de lucha el proyecto de carrera docente, una vez terminada la paralización de los profesores del sistema escolar, el foco del descontento se trasladó transversalmente a los sistemas de gobierno de las propias universidades, especialmente de aquellas que pertenecen al Estado. Probablemente esta no fue una cuestión casual, la demanda por la participación institucionalizada de estudiantes en el gobierno universitario es una cuestión que se venía gestando desde hacía ya varios años, pero, por diversas razones, esta demanda no adquirió la fuerza esperada y terminó hundiéndose en la maraña de otras exigencias que convocaron mayor adhesión social.

 La participación democrática significa identificar y ejercer derechos, pero también reconocer con la misma fuerza cuáles son los deberes que la responsabilidad de gobernar demanda. La participación triestamental en las universidades significa hacerse responsable de gestionar no solo el conocimiento que en el seno de la academia surge sino también de los recursos que permitan darles calidad y continuidad a los procesos formativos, significa entre otras cosas velar por la continuidad y calidad de la fuente laboral de quienes legítimamente demandan mayor participación.

Esta vez los acontecimientos han seguido una ruta distinta, pues es probable que entre la dirigencia estudiantil hoy día poco y nada se hable de la carrera docente y su tramitación parlamentaria. Esta vez el movimiento estudiantil decidió abandonar una causa de nivel macrosocial, para dar un giro hacia una cuestión más local y de directo interés. Hoy los objetivos de la dirigencia estudiantil están concentrados en lograr la democratización de las universidades, entendiendo a esta como la participación de los distintos estamentos que la componen, esto es, académicos, estudiantes y funcionarios administrativos, en la toma de decisiones que marcan el rumbo y desarrollo de las casas de estudio.

Sería poco deseable que la democratización de las universidades sea vista simplemente como una distribución de cuotas de poder, pues ello llevaría a concentrar el debate en torno a temas de tanta pobreza como el mero consenso en torno a diversas fórmulas de cálculo de dicha distribución. Es cierto que nuestras casas de estudio requieren de un cambio sustantivo en sus estructuras y modos de ejercicio del gobierno, pero también es cierto que la democratización de la universidad puede y debe ser más que un mero acuerdo, ya sea en torno a la ponderación de votos en las elecciones de autoridades unipersonales, o bien respecto de la presencia de los distintos estamentos en los órganos colegiados.

Es probable que haya quienes miren este proceso con profundo rechazo, otros con desconfianza o con incredulidad; todas emociones que surgen desde la incertidumbre o temor a lo que viene, pero también desde la contradicción de los discursos de algunos sectores que dicen defender la universidad mientras destruyen no solo sus bienes materiales, sino que también asolan la confianza y el diálogo verdadero.

La participación democrática significa identificar y ejercer derechos, pero también reconocer con la misma fuerza cuáles son los deberes que la responsabilidad de gobernar demanda. La participación triestamental en las universidades significa hacerse responsable de gestionar no solo el conocimiento que en el seno de la academia surge, sino que también de los recursos que permitan darle calidad y continuidad a los procesos formativos, significa entre otras cosas velar por la continuidad y calidad de la fuente laboral de quienes legítimamente demandan mayor participación. En suma, la democratización demanda ser capaz de generar un clima propicio para alcanzar un adecuado nivel de desarrollo intelectual, laboral, institucional y humano, toda vez que para participar en la toma de decisiones es necesario no solo estar disponible para hacerlo, sino que hay que estar preparado anímica y técnicamente para ser capaz de optar por aquello que sea pertinente al desarrollo de la comunidad toda.

Es de esperar que, de aquí en adelante, los procesos de democratización logren incentivar la participación de todos, pero también inhiban los intereses personales o de grupos, imponiéndose el valor superior de la comunidad. No es casual que luego de una larga historia de movilizaciones estudiantiles se haya llegado hasta este punto, es importante reconocer que entre los artífices de este avance se encuentran los estudiantes, mas no por ello se deberá operar con la imposición de la democracia, pues poca justicia le haría a un proceso que, más que ser visto como una revolución universitaria, debe ser entendido como la necesaria y esperada evolución universitaria.

fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/09/29/779592/

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