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¿Cómo podemos fomentar la inclusión y la tolerancia entre los más pequeños?

Por: ABC

Cinco actividades para enseñar a los niños el valor de la diversidad.

Educar en la diversidad es uno de los mejores antídotos para evitar la discriminación en el entorno de niños y adolescentes. Desgraciadamente, en la actualidad, lejos de disminuir los casos de acoso escolar o bullying, con la pandemia y las nuevas tecnologías, están aumentando.

Por este motivo, sigue siendo imprescindible, e incluso más importante que nunca, que, como padres y educadores, enseñemos a los niños la realidad de la diversidad y la importancia de la inclusión. Así mismo, si estos aprendizajes comienzan prácticamente desde la cuna, podremos formar a niños con menos prejuicios , más tolerantes y de mente abierta.

Para ello, desde The English Montessori School , TEMS, nos dan algunas ideas de actividades que podemos hacer con niños para fomentar la inclusión y el respeto frente a todo aquello que puedan percibir como ‘ diferente’ :

1. ¿El mundo es igual en todas partes? Todas las actividades que ayuden a nuestros hijos a comprender que vivimos en un mundo grande y diverso les abrirán la mente en gran medida. A través de juegos con mapas, libros, presentaciones o dibujos, podemos mostrarles cuál amplio es el mundo y qué gran diversidad de culturas, costumbres, comidas, vestimentas, creencias, fauna y la flora, entre otras muchas cosas, habitan en él. Con ello, además de ampliar su conocimiento y sus metas, podremos despertar su curiosidad por descubrir otros lugares, aprender idiomas y relacionarse con personas diferentes.

2. ¿Por qué somos iguales, pero a la vez tan distintos? Existen muchos juegos que pueden ayudar a los niños a comprender que somos diferentes y a la vez iguales por dentro. Por ejemplo, a través naranjas, limones o manzanas podemos hacer que el niño/os memorice una de las piezas de fruta, después mezclarlas con el resto y hacer que la identifique. ¡Seguro que lo consigue! Por último, pelamos varios ejemplares de la misma fruta y, de este modo, verá que, por dentro, son realmente iguales.

3. ¿Dónde están nuestras diferencias? También hay muchos juegos y actividades que pueden ayudar a los niños a comprender que, aunque podemos tener más o menos diferencias, también muchas cosas en común. Por ejemplo, podemos jugar a un «quién es quién» o «quién soy yo». A través de papeles con características y gustos concretos o preguntas cuya respuesta sea sí y no, pueden intentar adivinar quién les han asignado ser o ver cuán amplia variedad de diferencias hay entre nuestros conocidos y seres queridos y, cómo, precisamente, nos unen y diferencian.

4. ¿Cuál es tu historia? Para comprender las diferencias en el mundo, también es importante que los niños entiendan que no solo las personas somos diversas, sino que las circunstancias y contextos que nos envuelven también lo son y, esto, precisamente, puede determinar nuestro camino. Para comenzar a enseñarles esto, podemos utilizar fotografías de familiares u objetos del pasado e ir indagando en las diferentes historias de cada uno de ellos.

5. ¿Cómo reaccionarías si…? Los supuestos, ejemplos, casos reales, fábulas o metáforas sencillas son muy buenas herramientas de aprendizaje en los niños. Una frase tan sencilla y repetida como la de “no hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti” puede ser un gran pilar para la comprensión de la empatía y el respeto en los niños.

Para transmitir estos valores, podemos apoyarnos en cuentos y en historias. Además, es beneficioso establecer con ellos una serie de normas de actitud que se deben cumplir.

Estas y otras muchas actividades con niños orientadas a hacerles comprender que podemos tener diferentes capacidades, colores de piel, gustos, cultura, etc. les ayudarán a comprender que vivimos en un mundo diverso y que, en cualquier caso, eso es un valor añadido y debe prevalecer el respeto.

En este sentido, además, debemos tener siempre presente que lo más importante es que seamos un buen ejemplo. Por ello, debemos tener cuidado con nuestras palabras, evitar prejuicios y ser cuidadosos al elegir los libros, dibujos o películas que podrán consumir nuestros hijos.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-podemos-fomentar-inclusion-y-tolerancia-202207110158_noticia.html
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Canal Sur condenada nuevamente por atentar contra el Derecho a Huelga el 8M

Por: Tercera Información

El “Kanalillo” de las andaluzas y andaluces recibe una nueva sentencia de la Sala de lo Social del TSJA en Sevilla contra las prácticas ilegales de sus gestores en el desarrollo de la Huelga del 8M 2022 en el centro territorial de Córdoba, declarándose violado el Derecho Fundamental a la Huelga de CGT Andalucía, convocante de la jornada de paro general en nuestra comunidad autónoma el día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Sevilla, 11 julio 2022. La Sentencia 1992/2022 de la sala de lo Social del TSJA de Sevilla es tajante en su fallo y en la exposición que se realiza en los hechos probados y fundamentos de derecho de la misma, es preciso resaltar que el Ministerio Fiscal pidió la estimación de la demanda de CGT Andalucía en el acto de juicio y así lo contempla también la sentencia.

“declaramos vulnerado el Derecho a Huelga de la parte actora como consecuencia del establecimiento de turnos de trabajo para el 8 de marzo 2022 en el que Doña Isabel García, Delegada de CGT, ejerció su derecho a la huelga y condenamos a la Agencia Pública Empresarial de la Radio y Televisión de Andalucía (RTVA) y a su filial Canal Sur Radio y Televisión S.A. a abonar al Sindicato actor una indemnización de 7500€ en concepto de daño moral y a proceder a la lectura del fallo de esta sentencia en el informativo de la tarde de Canal Sur Televisión”.

La actuación de Canal Sur en el mismo centro territorial de Córdoba es reincidente y ya fue condenada por sentencia de la misma sala por sustitución de trabajadores en huelga el 8M 2021, circunstancia que lleva a CGT a exigir públicamente el cese del responsable de personal de Canal Sur en Córdoba ante sus actuaciones contrarias a los principios constitucionales básicos como el respeto al Derecho Fundamental a la huelga de sus trabajadores/as.

Las recientes sentencias referidas de Canal Sur o en la agencia AGAPA por conculcarse el derecho a huelga de sus trabajadores/as y del Sindicato CGT vienen a evidenciar como el ejecutivo de Moreno Bonilla está inculcando en la Administración andaluza y en sus agencias públicas un clima de totalitarismo contra los derechos fundamentales de sus plantillas pese a la imagen pública que se pretende dar de suavón y comedido, demostrándose con estas resoluciones judiciales que el gobierno del PP en Andalucía “MUERDE CON LA BOCA CERRADA”

CGT Andalucía, se congratula de esta nueva sentencia condenatoria a la Junta de Andalucía y al Kanalillo, Canal Sur, lamentando que en pleno siglo XXI se sigan produciendo prácticas atentatorias contra los derechos fundamentales por las Administraciones Públicas, que debieran ser garantes y exquisitas en el cumplimiento de la Constitución Española.

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Colombia y México: más justicia (social) y convivencialidad, menos balazos e impunidad

Por: Pietro Ameglio

En el artículo anterior, acerca de las dos concepciones más dicotómicas de paces y las espirales de la lucha social, intentábamos ejemplificar cómo en la guerra de Ucrania y la lucha de los familiares de desaparecidos en México se expresaban estas espirales contrapuestas (https://desinformemonos.org/las-dos-paces-espirales-de-la-guerra-violencia-y-la-resistencia-noviolencia-en-la-lucha-social/). Desgraciadamente, hace pocos días asistimos a una Cumbre tremendamente peligrosa e incierta sobre el futuro -de la humanidad- de la OTAN en Madrid, donde con una enorme claridad y transparencia las grandes potencias europeas y EU relanzaron explícitamente la guerra fría (¿nuclear?) y la espiral de la guerra-paz armada contra Rusia (“enemigo a vencer”) -¿y China?- con un lenguaje, apoyo militar y amenazas bélicas no vistas antes en las últimas décadas. Gran negocio y salto tecnológico en la industria armamentista de ambos bandos. A su vez, pudimos observar en Colombia, en menos de un mes, a dos actos cívicos de gran envergadura para la construcción de paz positiva-espiral de la noviolencia.

Colombia: “Basta de matarnos los unos a los otros” (Petro)

El 19 de junio pasado fue un día profundamente histórico para Colombia y América Latina, pues, por primera vez, triunfó electoralmente un gobierno de izquierda en ese país asociado a los “nadies, a los de manos callosas, a los de a pie”, bajo el liderazgo de Gustavo Petro y Francia Márquez. Él un ex_guerrillero, economista, senador; ella una abogada, activista social afrocolombiana de base, comprometida en grandes luchas ambientales y por la paz. Dijo bien Petro en su discurso de esa noche: “La paz es que alguien como yo pueda ser presidente, y como Francia vicepresidente”. Fue para que nos salieran hasta lágrimas de emoción con este triunfo -por muy estrecho margen- de un pueblo que ha sufrido y luchado tanto, que salió a votar masivamente, con imágenes muy conmovedoras de su “firmeza moral” yendo a votar en las condiciones más heroicas y precarias, en todo tipo de transportes, haciéndonos evocar en algo las imágenes del pueblo sudafricano cuando ganó Mandela en mayo del 94. El levantamiento social de abril-julio del año pasado en Colombia -con toda su radicalidad principalmente de resistencia masiva noviolenta- sembró condiciones más favorables para este gran cambio que, en parte, es también una prolongación del levantamiento pero en un terreno político-electoral primero.

Este nuevo gobierno se inscribe en un importante cambio político hacia la izquierda en América Latina, más allá de las muchas contradicciones, gestado electoralmente en los últimos años, con López Obrador, Fernández, Arce, Castillo, Boric, Xiomara, y confiamos que se afianzará con Lula en Brasil en octubre. Ha dicho bien la vicepresidenta Francia, que representa la garantía de que se aborden y resuelvan las demandas y base popular más de abajo en el nuevo gobierno: “Es el momento de ir de la resistencia al poder”. Vaya desafío: el lograr realmente -y desde un buen “principio de realidad” de cierta unidad nacional- ejercer el poder real, para avanzar en la paz, en los cambios estructurales y de todo tipo por los que la sociedad colombiana votó masivamente.

En el discurso de ese 19 de junio, destacó mucho el llamado de Petro a la construcción de una “Paz con justicia social y ambiental”, para constituir a Colombia en una “potencia mundial de la vida”. Y profundizando en esa paz, agregó que “basta de matarnos unos a otros, debemos amarnos los unos a los otros”. A su vez, pocos días antes Francia Márquez señalaba cómo “la paz no es sólo el silencio de los fusiles, es inversión y justicia social” (Pedro Anza, La Jornada, 18-6-22).

Unos días después de la elección, el 28 de junio, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, encabezada por el jesuita Francisco De Roux, presentó su Informe Final, después de casi 4 años de trabajo, titulado: “Convocatoria a la Paz Grande”. No se trató sólo de algo puntual para un Informe, sino fue fruto del desencadenamiento de un largo proceso nacional de encuentro y búsqueda de la verdad, de la justicia, en que se construyen una cantidad de “herramientas pedagógicas para la paz”: historia, videos, exposiciones, textos, audios…

Desde noviembre del 2018 en que se estableció la Comisión con 13 comisionados (dos de los cuales fallecieron durante el proceso), en las 22 Casas de la Verdad dieron testimonios víctimas y victimarios, se realizaron 15 mil entrevistas con 28 mil víctimas, con actores armados legales e ilegales, se recibieron 1195 informes de organizaciones con hechos de violencia sufridos, se visitaron 23 países entrevistando a exiliados por el conflicto que alcanzó a 9 millones de víctimas en 50 años analizados. La tarea fue “esclarecer el conflicto, dignificar a las víctimas, alcanzar la convivencia en los territorios y establecer un camino de no repetición”, y si bien los resolutivos no tienen efecto judiciales o penales, se demandó dar una “reparación integral” a esos millones de víctimas, que, según palabras de De Roux: “Nos tomarían 17 años si damos un minuto para honrar a cada víctima”.

Tomaremos textualmente algunas frases centrales en el tema de construcción de paz, en la presentación del Informe, dichas por el padre Pacho De Roux y Petro, que nos pueden ayudar a reflexionar más profundamente al respecto.

Comisión de la Verdad en Colombia: Una Paz Grande con verdad y sin violencia

En el título del Informe apareció ya un nuevo concepto de paz como “Paz Grande”, que Petro complementó como “Integral”. Y en las playeras de todos los comisionados presentes estaba una primera idea clave para dotar de contenido a este concepto: “Hay futuro si hay verdad”. O sea, el primer paso indispensable en esta construcción de paz, es buscar la verdad.

La “verdad” es el nombre principal que adoptó la Comisión colombiana, y es el gran concepto eje que engloba todo el proceso de la construcción de paz desde la noviolencia. Gandhi decía que la “la verdad es dios” (no al revés), pues exploró profundamente en muchas tradiciones religiosas y humanistas acerca de cuál era el término más universal para referirse a dios en el que todas pudieran coincidir mayormente sin ninguna ambigüedad, y encontró que ese concepto era el de “verdad”, con “v minúscula, pues sólo dios puede acceder a la Verdad plena”. Con este concepto-eje de toda la gran investigación social y proceso de encuentros por la paz realizados durante esos años en Colombia, la Comisión evitó polemizar en conceptos, también centrales, pero muy discutibles y complejos, como perdón y reconciliación. Probablemente habían aprendido de la experiencia previa sudafricana (y ruandesa), encabezada por el arzobispo Desmond Tutu, donde la Comisión se llamó “de la Verdad y la Reconciliación” (1995-98).

El presidente Petro fue muy enfático, desde el inicio de su discurso, al afirmar que “la aproximación a la verdad no puede ser considerada un espacio de venganza… Cortar los ciclos de la venganza es lo mismo que cortar los ciclos de la violencia”. Y agregó que “La verdad tiene un sentido…el diálogo, el acuerdo, la convivencia, la reconciliación…Construir los espacios de la verdad en espacios de reconciliación…Lo que sigue a la verdad en el fondo, y depende de las víctimas y de nadie más en Colombia, es la posibilidad del perdón social (filosofía francesa), la posibilidad de una era de paz, la posibilidad de otra historia”.

El padre De Roux, a su vez, enfatizó la necesidad de “hacer de la verdad un derecho público“ y de “la paz un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento”. Y agregó: “Que la verdad fuerte y audaz que ustedes entregan, nos lleve a la reconciliación, la reconciliación es que podamos quedarnos juntos en el paisaje rico en ecosistemas y de árboles en este bello país”.

Al profundizar en su concepción de paz noviolenta, De Roux declaró que “No queremos más guerra”. Profundizando en este aspecto clave para el nuevo gobierno, agregó que: “Pedimos a los colombianos no matar por ningún motivo a nadie…Pedimos parar la guerra ya desde todos los lados, ponerse en la ruta del diálogo”.

Particularmente“Al Estado y a la sociedad pedimos establecer una nueva visión de la seguridad para la construcción de paz, una seguridad centrada en las personas y la protección de los seres humanos (“el cuerpo: campo de guerra de miles de mujeres”) y la naturaleza, sobre la base de confiar en el pueblo. Y para un ejército que ponga el honor en la paz, y una policía ciudadana al lado de los ciudadanos”. Asimismo, respecto al narcotráfico se enfatizó la necesidad de “cambiar la política de guerra y resaltar la dimensión de los derechos humanos, la salud pública, con soluciones éticas, educativas y económicas. Poner en marcha una estrategia de regulación del consumo y del mercado”.

Y Petro fue claro al proponer, en esta nueva estrategia: “Desaparecer el uso de las armas como el instrumento que desdice de las posibilidades del Acuerdo de Paz (representa la “paz total”)…las sociedades siempre tendrán conflictos por sus diferencias, pero el conflicto no puede ser sinónimo de la muerte, debe ser sinónimo de la vida, es una forma con que la humanidad ha podido ascender, para convertirse en civilización y cultura. El conflicto dialogado ha permitido que la humanidad crezca, sea cada vez más humanidad…el diálogo es lo específicamente humano”.

México: ¿queremos más justicia (social) o más balazos?

En estos últimos días se ha retomado en México la discusión pública acerca de la estrategia nacional de seguridad y su efectividad, algo que nos parece fundamental de estar continuamente replanteando y revisando, pero, en muchas ocasiones, nos parece que se ha hecho desde un enfoque simplista, descontextualizado sin “principio de realidad” o incluso muy mal intencionado y manipulador desde sectores opositores.

La paradoja es una gran herramienta humana del “pensamiento original y autónomo” y de la espiritualidad cuando permite crear “rupturas intelectuales, epistémicas y morales” en cada persona. Pero también es una herramienta que, sin esas rupturas y toma de conciencia, ayuda a reproducir la ignorancia y el “infantilismo social” en alto grado, al repetir ciegamente lugares comunes genéricos sin historicidad y sin considerar el contexto social. Justamente en México nos atraviesa una paradoja en este segundo sentido, construida en parte por la legítima indignación e impotencia ciudadana hacia la gran violencia social que nos atraviesa, pero también desde los más perversos sectores opositores políticos, económicos y mediáticos de poder: se critica la política oficial de seguridad identificándola caricaturescamente con la frase presidencial “abrazos y no balazos”, calificándola de insuficiente en su determinación armada y justiciera contra el delito organizado, y a la vez se critica al mismo gobierno por la militarización del país, por la creación de la Guardia Nacional, por la relevancia de la Fuerzas Armadas en la vida nacional. ¡Vaya paradoja!

Ello es fruto de una gran confusión y ambigüedad conceptual acerca de qué significa la construcción de paz en un territorio atravesado por una guerra de exterminio masivo y selectivo desde hace más de una década. No cabe duda que el país está totalmente armado con fuerzas legales e ilegales, por lo menos desde la muy mal llamada “guerra contra el narco” que resultó ser una “guerra para el narco”. ¿Cómo actuar entonces cuando nos hallamos ante una lucha armada extendida y continua por casi todo el territorio nacional? A su vez, claro que todos queremos la paz, y si bien hay muchas conceptualizaciones de la paz (imperfecta, gaia, transracional, neutra, holística, buen vivir, grande, desobediente…), los enfoques de fondo pueden categorizarse -como decíamos al inicio- desde la dicotomía de positiva o negativa, con justicia y dignidad o armada. Cómo enfrentar este doble reto es algo inédito, y nadie sabemos bien cómo hacerlo en su integralidad más allá de principios abstractos, aunque muchas comunidades y pueblos sí nos han mostrado algunos pasos seguros.

Este gobierno ha privilegiado la construcción de paz positiva desde que empezó a ocuparse de las causas sociales de la delincuencia, a partir de implementar todo tipo de programas de reconstrucción económica, laboral, educativa, territorial del tejido social en favor de los sectores más desprotegidos y frágiles (jóvenes, niños, mujeres, ancianos; Jóvenes Constructores de Paz), como nunca se había hecho antes. A la vez, se ha privilegiado evitar los enfrentamientos armados y ejercer un trabajo de inteligencia; muy seguido hemos visto cómo se han capturado a jefes narcos, a autores materiales de crímenes, y resuelto algunos asesinatos, así como han bajado ciertas tasas delincuenciales y homicidas, aunque falta mucho por hacer en delitos como son las desapariciones, el asesinato de periodistas, la trata, los levantones de jóvenes, el derecho de piso…Por supuesto que también ha habido balazos en la actual estrategia gubernamental, pero intentando no aumentar la espiral de la guerra y la violencia, y causar el menor número de bajas en todos los bandos.

Nadie niega que la estrategia de seguridad debe revisarse, corregirse donde haga falta, que muchas acciones son insuficientes y lentas en comparación al avance delictual, así como que el nivel de violencia, impunidad y delito no cesan. Pero eso no significa que el enfoque de la actual estrategia de seguridad esté totalmente equivocado. Si no, por qué no preguntarnos sinceramente ¿qué tipo de paz queremos? ¿Por qué mejor no aceptar abiertamente el modelo verdaderamente militarista y de balazos, con reproducción permanente de enfrentamientos armados y masacres con bajas civiles de todo tipo, lleno de manipulaciones mediáticas, que tuvimos en los dos sexenios anteriores? Respecto al tipo de paz armada y a la espiral de guerra que ocasiona, resulta interesante detenernos en la propuesta que acaba de lanzar el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, de ampliar el permiso de portación de armas en el país para que “las familias se defiendan ante la creciente inseguridad e impunidad que se vive en México”. En sentido completamente inverso a las actuales iniciativas políticas en el país de las masacres: Estados Unidos.

Es buen momento, me parece, de ponerse a discutir amplia y colectivamente con más profundidad, principio de realidad y claridad conceptual-teórica acerca del modelo de construcción de paz que queremos para nuestro país, mismo que no puede ser uniforme en todos los territorios nacionales, pero que sí debe tener algunos ejes transversales de principios rectores, y evitar caer en frases simplistas o de medias (pos)verdades, en generalidades sin contexto, temporalidad y espacialidad, que sólo sirven para aterrorizar y des-procesar la reflexión y organización autónoma de la población. Esto nos ayudaría a aclararnos -o definirnos públicamente- hacia dónde y cómo avanzar, y evitar así politizar este tema, y usarlo simplista o ambiguamente a cada rato para atacar al actual gobierno y promover el terror de la “guerra sucia” electoral, quitando siempre de contexto las acciones, las cifras y la reflexión. Podría sin duda discutirse la pertinencia de la falsa dicotomía entre “abrazos y no balazos”, que no es textual ni puede ser tal en la realidad de un país atravesado por condiciones de guerra y que necesita intervenciones y políticas en todos los frentes, pero para quien cree en la construcción de paz desde la noviolencia no se puede discutir el sentido y la política de una paz positiva humanista y no belicista de sólo seguridad armada, como en los sexenios anteriores. Basta leer con atención los discursos que hemos compartido del actual cambio en Colombia, para entender hacia dónde caminar en este tipo de paz.

El concepto de “abrazos”, que puede ser confuso y ambiguo (personalmente no me deja conforme pero lo respeto), en la construcción de paz desde la noviolencia remite a la “humanización del otro y la otra”, a un re-encuentro y una nueva convivencia de todo el tejido social en su conjunto, desde la verdad, la justicia, la reparación y la no-repetición, donde la ley, el perdón y la reconciliación ocuparán el lugar que las víctimas escojan libremente, claramente sólo después de tener verdad y justicia. Esta idea no tiene nada que ver con la impunidad, con “poner la otra mejilla” sin verdad y justicia, y para quien cree verdaderamente en una paz con justicia y dignidad, o en una justicia con paz y dignidad, ¡nunca serán suficientes los abrazos! Al contrario, hay que multiplicar los procesos -como el actual de Colombia y el de México- que los construyan, pero, repito, con verdad y justicia antes.

El nuncio apostólico Franco Coppola, sostenía bien a finales del año pasado que: “la frase abrazos y no balazos es más profunda de lo que parece, y rechazaba rotundamente ‘la guerra contra el narco’ que fue desplegada en sexenios anteriores. No sirve. Recuerda que en Italia tenemos la experiencia de la mafia… abrazos y no balazos es un eslogan, y como tal, no dice toda la riqueza, profundidad y complejidad. Sólo fue una forma de decir no queremos más balazos, pero hay todo un trabajo atrás. El camino que ha iniciado el gobierno es correcto, pero no pienso que en un sexenio se pueda solucionar un problema de años…El gobierno solo no puede. Es necesaria la colaboración de la ciudadanía, de la sociedad civil, de la Iglesia” (Carolina Gómez, La Jornada, 26-12-21).

Fuente de la información: https://desinformemonos.org

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El (in)servible SNTE

Por: Abelardo Carro Nava

«Hoy, los hechos hablan por sí solos; fiel a su costumbre, el SNTE a través de sus líderes, ha quedado sumido y maniatado a los designios del gobierno en turno.»

Recuerdo una amena charla que sostuve hace varios años con un profesor, hoy jubilado, cuando coincidimos en el trámite de lentes en las oficinas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de cierta entidad de la República Mexicana; como era de esperarse, la fila de trabajadores que acudían a realizar dicho trámite era de proporciones considerables.

Después de un breve diálogo sobre la hora en la que tuvimos que salir de nuestra casa para llegar a la capital del estado, si nos habían dado “permiso” en las escuelas para ausentarnos unas horas y sobre las actividades cotidianas que implicaba la labor que realizábamos en nuestros centros escolares, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) salió a relucir pues, como sabemos, algunas de las gestiones que, por alguna extraña razón, las Delegaciones Sindicales han asumido como parte de sus actividades, pueden contribuir a este propósito, el de facilitar que ciertos trámites administrativos sean menos “engorrosos” para los trabajadores.

A pregunta directa de mi parte: Oiga profesor, ¿y no fue al SNTE? Él sonrío y expresó algo que me dejó atónito: “Imagínese, hace un par de años fui a las oficinas de la Sección Sindical para solicitarles el apoyo para la obtención de un préstamo y, el compañero que me atendió, me dijo que me anotaría en una lista solo que, si lo obtenía, tendría que cubrir una cuota de trescientos pesos por los gastos derivados de la gestión realizada; obviamente no acepté, porque si mi necesidad era la de obtener un recurso extraordinario para cubrir la necesidad que tenía en ese momento, por qué habría que darle trescientos pesos a este compañero; un par de días después acudí al ISSSTE y después de moverme aquí y allá, logré obtener dicho préstamo”.

Dicho esto, pasamos a otros tantos temas que, desde luego, hicieron que la espera no fuera eterna.

Ya rumbo a la escuela, reflexionaba sobre varias cuestiones, pero una en particular incrementó el deseo de seguirme preguntando: ¿para qué sirve el SNTE?

Obviamente que, cuando mis tiempos lo permitieron, consulté los estatutos conocidos de esta organización sindical y, en ninguno de sus artículos se señalaba que era una atribución, tanto del Comité Nacional como el de las Directivas Estatales, colocar a cierto trabajador de la educación en una lista para que pudiera ser acreedor a un préstamo y, mucho menos, que tuviera que dar una “cuota” por “gastos” de “representación y de gestión”. No se señalaba hace unos años en este documento y, en el actual, tampoco está escrito. Esta fue una práctica que, si bien es cierto que no en todos los Comités aplicaba, si se había institucionalizado como parte de un ejercicio denominado de “gestión sindical”.

Hoy día, como sabemos, el “negocio sindical” que representaba el otorgamiento de esos préstamos llegó a su fin, pues a través de un sorteo, el ISSSTE abrió la posibilidad para que el trabajador realice su trámite sin intermediarios.

No obstante, lo anterior, la pregunta sigue siento bastante pertinente en estos momentos; dadas las condiciones actuales en nuestro país, ¿para qué sirve el SNTE?

Con mucha seguridad, tal pregunta podría ser hasta cierto punto incómoda para cierto sector del magisterio, y se entiende. Por años se ha construido la idea de que, el trabajador, al tener esta representación sindical, podrá ser “defendido” ante cualquier abuso de alguna autoridad. De hecho, si leemos el estatuto del SNTE, en su Artículo 10, sobre su objeto social y fines, Fracción I, observaremos con claridad lo siguiente: Defender los derechos laborales, sociales, económicos y profesionales de sus miembros. Un acto que remite a un servicio, es decir que, como órgano constituido en un Congreso, tendría como finalidad la defensa y mejoramiento de los intereses que les son comunes a todos los trabajadores de la educación, pero, desafortunadamente, esto no ha ocurrido ni ocurre de esta forma; hecho que me lleva a formular otra sencilla pregunta, ¿cuáles han sido y son esos intereses? Derivado de lo que en los últimos años hemos visto, saltan a la luz varios eventos.

¿Cómo olvidar a La Maestra, ex líder vitalicia de esta organización sindical, y su vínculo con los gobiernos de Salinas de Gortari, Zedillo, Fox y Calderón?, ¿cómo olvidar a la misma Maestra y su paso por el Partido Revolucionario Institucional y en el prácticamente extinto Nueva Alianza?, ¿cómo olvidar a otro ex líder sindical de apellidos Díaz de la Torre y su vínculo con el gobierno de Peña Nieto?, ¿cómo olvidar aquella imagen de este mismo ex líder sindical levantándole la mano a Meade Kuribreña ex candidato del partido tricolor en las elecciones del 2018?, ¿cómo olvidar que el actual dirigente del SNTE apoyaba a este mismo ex candidato del PRI, pero cuando las urnas hablaron por sí solas para darle el triunfo al lopezobradorismo, se declaró aliado de la cuarta transformación a través de su ejercito intelectual? En fin, ¿cómo olvidar que la defensa irrestricta de los derechos laborales, sociales, económicos y profesionales del magisterio no ha sido la prioridad de lo que alguna vez fue conocido como el Sindicato más grande de América?, ¿acaso esta organización sindical, en su momento, movió un solo dedo para detener los ataques, vejaciones y humillaciones que se desprendieron de la implementación de la mal llamada reforma educativa caracterizada por una evaluación a todas luces punitiva? No, no lo hizo.

Hoy, los hechos hablan por sí solos; fiel a su costumbre, el SNTE a través de sus líderes, ha quedado sumido y maniatado a los designios del gobierno en turno. Claro, como se sabe, las negociaciones siempre dejan buenos dividendos, pero no para el grueso del magisterio, quienes siguen padeciendo los estragos de la aplicación de ciertas políticas que vulneran los derechos de estos trabajadores ante el autoritarismo y verticalidad de ciertas autoridades educativas. Por ejemplo, ¿realmente tendría que festejarse y anunciarse con bombo y platillo la “mejora” salarial obtenida en las negociaciones de este año? Vaya, no sé si algún integrante de este magisterio se haya preguntado, ¿por qué un trabajador afiliado al Instituto Mexicano del Seguro Social tiene un mejor salario que el que perciben los trabajadores de la educación?, ¿qué papel jugó la organización sindical del IMSS para que eso sucediera y por qué el SNTE no demandó y exigió un aumento salarial equiparable o mejor a éste? Si no fue escuchado, ¿por qué no hizo efectivo el derecho a huelga establecido en sus propios estatutos y en otros ordenamientos jurídicos? En fin, ¿por qué guardar silencio?

Esto último trajo a mi mente, una declaración que, recientemente, pronunció el secretario general de la Sección 30 del SNTE: “mi gran orgullo, mi sueño ya lo cumplí, soy el secretario general, por eso digo, quienes me critiquen o no me critiquen, si fui bueno o malo, yo ya logré ser secretario general de la Sección 30… pues algunos ni siquiera al comité seccional han entrado”. Declaración que pinta, tal cual, lo expresado en estas líneas.

Urge renovar, refundar o transformar esta organización sindical; un grupo de rufianes la tiene secuestrada.

Al tiempo.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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Desde la Comunalidad

Por: Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca


Vivimos un mundo tan diverso, que así de diversa es la manera de interpretar el mundo que nos rodea. A esa diversidad geográfica, cultural, económica y política se añade el hecho de que cada persona tiene una constitución corporal y mental, que la existencia de pensar homogéneamente, incluso en una región, es casi imposible.

Si además de reconocer esa diversidad, tenemos la presencia del Estado, que tiene como tarea la de uniformización de pensares y haceres, que argumentan sus reglamentos, sus códigos, la cuestión se vuelve en un estado de cosas en la que el conflicto permanente es su caracterización.

Pensar la autonomía, en la mayoría de casos es interpretarla como la separación del Estado, por lo mismo de las leyes que lo estructuran, en tal medida que en principio toda exposición autonómica choca con lo establecido. Y aunque el Estado, en su empeño de garantizarse gobernabilidad abre cierto grado autonómico, de manera aparentemente sutil, buscará amarrarlas al respeto Central de la toma de decisiones.

Tal es el caso de las Universidades y de organismos electorales. Los municipios que amparados en esta apertura como la que establece el artículo segundo de la Constitución Federal, si bien pueden lograr regirse por sí mismas, el control sobre ellas permanece en las formas administrativas que están diseñadas centralmente. Pese a todo, el interés autonómico permanece en la sociedad civil, y busca abrir huecos en las normas, con tal de garantizarse la libre determinación.

Si esta reflexión la trasladamos a la soberanía teórico-legal de las entidades federativas, el pacto federal impide también el respeto a su categoría de Estados Soberanos. Y por lo mismo, los empeños autonómicos de las municipalidades encuentran un inmediato rechazo en gobiernos que tampoco encuentran ese respeto de lo federal.

Por lo tanto, el debate de la autonomía, juega un papel central en el diseño de un modo de vida que no tenga al conflicto como eje casi “natural”.

Todo esto nos lleva a concluir que se vive una realidad organizativa, en lo político especialmente, que impide el florecimiento de las capacidades regionales y locales que se traduce en una conflictividad permanente, que tiene gran variedad de determinantes.

Todo esto nos ha llevado a la distinción civilizatoria que representa la existencia del Estado Federal, por un lado, y a la diversidad Natural que expone todo contexto. Es decir, al reconocimiento de una Civilización asentada en el individuo y otra Civilización asentada en la comunidad. La que se fundamenta en un Régimen de Derecho y otra que se sustenta en un Régimen Natural.

Imagen: Francisco Toledo (Juchitán 1940-2019). Gatos, Óleo sobre lienzo,1975.

Fuente de la información: https://lacoperacha.org.mx

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¿Qué hay tras la jornada laboral de 4 días?

Por: Oriol Sabata

El pasado 27 de mayo se realizó en Valencia el Congreso ‘Four Day Week Summit’ (jornada laboral de 4 días), un tema que está sonando con fuerza y que a priori podría despertar el interés de la clase trabajadora.

Al acto celebrado en la capital del Turia asistieron los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz, la vicepresidenta valenciana Mónica Oltra y el dirigente de Más País Iñigo Errejón.

Errejón ha sido el principal impulsor en España de esta iniciativa. ¿Pero cómo desembarca esta idea aquí y quienes son sus promotores?

La campaña mundial por la jornada laboral de 4 días es lanzada por los empresarios Andrew Barnes y Charlotte Lockhart a través de la Fundación Global 4 Day Week. En su sitio web se ofrece un perfil profesional y personal de los integrantes del equipo.

Sobre Barnes y Lockhart, considerados como los «cerebros» del proyecto, se asegura que ambos «se encuentran en la afortunada posición de que sus negocios operan sin ellos, por lo que pueden dedicar su tiempo a crear esta comunidad a escala global». La expresión «sus negocios operan sin ellos» significa, básicamente, que son empresarios que viven del trabajo ajeno, es decir de aquel que llevan a cabo sus trabajadores.

Si se analiza el perfil del resto de personas que forman parte de la Fundación, prácticamente todas vienen del mundo empresarial. Claramente, se trata de una propuesta que nace del propio capital, no de los trabajadores. Este es un punto importante y comprobaremos a continuación los matices de la cuestión.

Lo que plantean estos círculos empresariales es que se trabaje solo 4 días a la semana. Argumentan que de esta manera se optimiza mejor el tiempo y se obtiene mejor rendimiento. Proponen a las empresas iniciar un periodo de prueba de unos meses para valorar el funcionamiento y la productividad. ¿Pero es todo tan bonito como lo pintan?

A pesar de que puede sonar como una «propuesta tentadora» para la clase trabajadora la realidad es muy distinta.

Vayamos al caso de España. Los ejemplos de las empresas Telefónica o Desigual muestran como la propia dinámica del capitalismo no va a hacer ninguna concesión gratuita a la clase trabajadora. Ambas compañías han ofrecido reducciones de jornada pero siempre a cambio de recortes salariales a la plantilla. El caso de Desigual es más grave todavía ya que se supo que la empresa amenazó con despedir a aquellos trabajadores que no se acogieran a la reducción de jornada (reducción salarial del 6,5% del salario).

Por otro lado, lo que se habla en la propuesta realizada por Íñigo Errejón es que el estado subvencione con dinero público a aquellas empresas que se acojan a este plan. Es decir, no existe en realidad una concesión de la patronal sino una reducción de horas subvencionada.

En este sentido, el Ministerio de Industria está preparando un proyecto para todo el país, basado en una propuesta de Más País. El estado destinará 10 millones de euros para subvencionar a las compañías que reduzcan al menos un 10% el tiempo de trabajo de sus empleados. Entre 150 y 200 empresas recibirían entre 2.000 y 3.000 euros por trabajador.

Por lo general, la reducción de jornada que se plantea comporta un recorte salarial para el trabajador o bien una subvención del estado al empresario para cubrir esa reducción de horas.

Por otro lado, el foco no puede ponerse exclusivamente en las horas semanales trabajadas sino en las condiciones en las que se trabaja y en los salarios percibidos por ello. De nada sirve una reducción de jornada con salarios de miseria y bajo una inflación galopante que afecta a todos los sectores de la economía.

El debate sobre la reducción de la jornada laboral de 8h es legítimo. Llevamos ya un siglo trabajando la misma jornada. Es necesario que la clase obrera reduzca las horas de trabajo para poder disponer de más tiempo para el descanso, el ocio, la cultura y también para poder organizarse sindical y políticamente. Pero esto no puede ser a costa de una reducción del poder adquisitivo ni a través de subvenciones del estado como se plantea desde sectores de la nueva socialdemocracia y del capital. La solución no son transferencias directas de dinero público al bolsillo de la patronal.

La jornada laboral de 8 horas se conquistó gracias a un ciclo de huelgas y protestas del movimiento obrero que tuvo su culminación en 1919 con la huelga de La Canadiense en Barcelona. 44 días de solidaridad obrera y determinación en los que se paralizó la ciudad entera. No se trató de ninguna concesión patronal. Y es que las conquistas históricas del movimiento obrero siempre han llegado fruto de la organización y la lucha, arrancando mejoras a la burguesía. Y aquí, pese a los cantos de sirena del oportunismo político, no existen atajos ni fórmulas mágicas en la defensa de los intereses de la clase trabajadora.

La propuesta de 4 días impulsada por sectores empresariales es una trampa que en la realidad reduce el poder adquisitivo del trabajador o bien supone transferencias directas de dinero público a los bolsillos de la patronal. Es el enésimo espejismo del inexistente capitalismo «de rostro humano». La ilusión reformista suele tener corto recorrido. Que no nos embauquen.

Fuente de la información e imagen: https://nuevarevolucion.es

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La docencia y el receso de verano

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«De una u otra forma, el “receso escolar” cumplía con una función social importante como una pausa necesaria en el tren del trabajo magisterial.»

 

En días pasados pregunté ¿Cuál es la aportación más significativa o trascendente de la maestra Delfina Gómez, al frente de la SEP? Ojalá que no se quede como timbre de orgullo (victoria pírrica) “la desaparición o suspensión del receso escolar”.

Entre las décadas de los 70´s y los 90´s del siglo XX y en la primera década del siglo XXI, las maestras y los maestros de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), en México, llevaban a cabo actividades de formación continua (cursos, talleres o diplomados) o de desarrollo profesional (programas de licenciatura o de posgrado) durante los periodos de verano (julio y agosto). Esa era una arraigada y valiosa tradición académica del magisterio mexicano. Hoy decimos: “Eran otros tiempos”

Maestros y el ‘receso escolar’

El hecho de participar en ese tipo de actividades académicas al concluir los calendarios escolares, hablaba bien de las maestras y los maestros, luego de dar fin a cada año lectivo caracterizado por el trabajo complejo y arduo que se realiza cotidianamente en las escuelas. Pero no era exactamente un periodo de “descanso”. Por eso, en vez de llamarles “vacaciones”, en el magisterio nacional se acuñó el término “receso escolar”.

Esa tradición de asistir y participar en cursos, talleres o diplomados de actualización o en programas académicos, en verano, que abrían las posibilidades del desarrollo profesional tiene, así mismo, como antecedente, la inscripción de las/los docentes a los programas académicos que ofrecía la Escuela Normal Superior de la SEP (por un tiempo esa institución cumplió la función de preparar a las y los docentes de educación secundaria), sobre todo, a favor de quienes contaban con una formación normalista básica.

Pregunté al profesor Santiago Rubio Ramírez, egresado de la Escuela Normal Superior (ENS), acerca de la organización de ese periodo. Esto me contestó: “

“Existían dos cursos: uno denominado cursos ordinarios, mismo que se realizaba a contra turno, los docentes que trabajaban en el horario matutino, asistíamos a clases en horario vespertino en la Escuela Normal Superior, cuyo horario era de 14:00 a 21:00 horas, de lunes a jueves, y los viernes era para cursar asignaturas de idiomas o talleres (por ejemplo, los de matemáticas teníamos talleres como el uso de la calculadora gráfica). Los profesores que su plaza era en el vespertino, asistían en turno matutino a la ENS. Por supuesto que esta modalidad de cursos ordinarios, aplicaba para docentes adscritos a la CDMX y el área conurbada.

La duración de los estudios era de 4 años y el requisito era ser docente titulado de la Escuela Normal básica y estar adscrito como docente en una escuela de Educación Primaria, salvo el caso de los docentes en función de Prefectura que debían cursar un año de Nivelación Pedagógica.

Para los docentes del resto de la República, la oferta era mediante los cursos intensivos, los cuales se realizaban en lo que hoy se denomina receso escolar en un horario de 8:00 a 21:00 horas, en los meses de julio-agosto, durante 6 años.” 

Profesor Santiago Rubio Ramírez

No es ninguna justificación ni defensa abstracta del magisterio, pero es conveniente aclarar y entender que miles de maestras y maestros aprovechaban también ese periodo de receso escolar para viajar a su tierra y estar unos días con sus familias en sus lugares de origen. Desde entonces y hoy mismo, hay much@s docentes que trabajan, por necesidades del sistema educativo, en estados del país diferentes a su lugar de nacimiento.

La función del ‘receso escolar’

Estoy de acuerdo con la idea de que no se debe “romantizar el trabajo docente” o no solamente mirar el ángulo “cantinflesco” (por aquello de la cinta “El Profe”) de la labor que realizan las maestras y los maestros. Es válido y justo, por ello, aceptar que una parte del magisterio sí se dedicaba o se concentraba en las actividades de formación continua o de preparación profesional, pero otra parte no, sino que, por el contrario, sí se iba de vacaciones. De una u otra forma, el “receso escolar” cumplía con una función social importante como una pausa necesaria en el tren del trabajo magisterial.

Para el caso de quienes decidían estudiar durante ese periodo, al terminar el ciclo escolar, en junio de cada año, -como ya lo referimos- las y los docentes en servicio cursaban programas cortos de preparación, capacitación o actualización profesionales que, a la postre, redituarían en la transformación de las prácticas docentes y en la incorporación de nuevos modelos de enseñanza o, en el caso de las/los directivos escolares, en la adopción de nuevos esquemas de gestión educativa y escolar.

A partir de 1992-1993 (desde hace 30 años) las/los docentes que decidieron participar voluntariamente en el programa de carrera magisterial, se enfocaban cien por ciento a realizar las actividades académicas que estaban previamente planeadas para tales efectos (de acuerdo con las convocatorias de concursos para obtener incentivos económicos).

Esa dinámica constituía -dicho esto como idea genérica- una política educativa que favorecía a la educación pública mexicana, en términos del fortalecimiento de la formación profesional y los efectos que ello generaba en los aprendizajes escolares de las/los estudiantes, puesto que representaba la oportunidad de ponerse al día e incorporar al trabajo docente innovadores contenidos disciplinares (científicos, tecnológicos y artísticos) y renovados esquemas pedagógicos y didácticos, con todo lo que ello pudiera significar.

Durante los últimos años, y en especial en este 2022, lamentablemente, las autoridades educativas federales, en combinación y con la anuencia de las autoridades educativas estatales, suspendieron al reconocido “receso escolar” (legitimado en el calendario o año lectivo oficial), con el argumento de “obligar al magisterio a cumplir, en las escuelas, con los 200 días del ciclo escolar y atender a las/los estudiantes en rezago de aprendizajes”. Queda, sin embargo, una duda: ¿Realmente esos fueron los motivos principales para desaparecer al “receso escolar”?

Unas políticas públicas educativas que ponen en el centro de los procesos educativos a las niñas, los niños y las/los jóvenes, y que tienen como prioridad el derecho a la educación para todas y todos, habrán de restituir tarde o temprano el llamado “receso escolar”, poque la experiencia nacional e internacional indica que ese periodo o su equivalente, trae más beneficios que perjuicios en las escuelas y al conjunto del sistema educativo. Además, resulta mucho más redituable mantenerlo (que desaparecerlo, como se ha hecho recientemente), para evitar en lo posible que siga en aumento el malestar docente.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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