Page 2394 of 2733
1 2.392 2.393 2.394 2.395 2.396 2.733

Notas sobre Educación Popular

Facundo Ferreirós

I.
En el supuesto pleno desarrollo de la “sociedad de conocimiento” que estaríamos atravesando hoy en día, pareciera muy poco atractivo reflexionar acerca de la producción, recuperación y recreación crítica del conocimiento vivo existente en las culturas de las comunidades, en los movimientos populares, en las organizaciones urbanas, en las variadas experiencias de Educación Popular, Centros Culturales, experiencias de Teatro del Oprimido, comunicación comunitaria, Organizaciones de Mujeres, Asambleas en defensa de los recursos naturales, así como también en algunas escuelas[1].

Hoy más que nunca, en esta “era del conocimiento”, pareciera que poco importa la reflexión en torno al acto de enseñar, a la tarea del educador, a la politicidad de la educación. Lo que pareciera importar es producir sofisticados diseños que se materializan en manuales que llamamos “a prueba de docentes”, que contienen el libro de texto, el cuadernillo de actividades y el libro del docente, donde se indica cada paso que el docente debe dar para llegar al objetivo que el libro se propone. Así, un buen docente es aquel que implementa paso a paso la propuesta del libro. Esto se ha “tecnologizado”: ahora estos “paquetes” vienen con software para proyectar la clase en pantalla gigante y para que los niños y niñas completen actividades en sus notebooks. Así, supuestamente incorporamos las “TIC’S” al aula.
Claro está que esto sucede en escuelas privadas de clase media para arriba. Algunos sociólogos de la educación han planteado hace algunas décadas la fuerte segmentación que existe en el sistema educativo, planteando la existencia de “circuitos educativos diferenciales”[2] por las que transitan los niños y niñas según la clase social de origen. Así, los niños y niñas de las clases populares circulaban a mediados del Siglo XX por escuelas que los formaban para ocupar un lugar específico en la “división social del trabajo”, el de obreros y obreras. Este modelo educativo entró en crisis a finales del milenio, cuando las políticas neoliberales produjeron un proceso de exclusión social en el que se desmoronó el mundo del trabajo como eje articulador de la sociedad, arrojando a amplias mayorías de la sociedad a la indigencia. Si bien no es mi intención desarrollar un análisis acerca de los cambios profundos que produjo el neoliberalismo en las matrices económicas de nuestros países, así como las modificaciones en el mundo del trabajo y las consecuentes repercusiones en la función social del sistema educativo, que ya han hecho muchos teóricos, no puedo dejar de mencionarlo para pensar hoy la función social de la escuela en el marco de estas profundas transformaciones.

Hoy, el “circuito educativo diferencial” se traduce en una desigualdad extrema: las escuelas de los barrios populares están en condiciones edilicias paupérrimas, sin acceso a servicios necesarios para el desarrollo de una propuesta educativa medianamente equitativa. Por citar un ejemplo, cuando un docente concurre a concursar para un cargo en una escuela pública en Provincia de Buenos Aires, se encuentra con la división entre escuelas “de primera categoría” y “de segunda categoría”. Es decir, este “circuito diferencial” no se manifiesta únicamente en la división público-privado, sino que incluso se da hacia el interior de la escuela pública, según la zona donde esté ubicada y las características socio-económicas de la población que asista.

Esto nos lleva a pensar ¿Cuál es la función social de la escuela hoy? En el marco de la fuerte segmentación existente en el Sistema Educativo: ¿Cuál es la función social de la escuela de los barrios populares hoy? ¿Qué tiene preparado el capitalismo en su fase actual para nuestros niños y niñas?
Si a principios del Siglo XX la intención era identificar fuertemente a los niños y niñas de los sectores populares como miembros de una nación, mediante un proceso de homogeneización y normalización; si en la segunda mitad del Siglo pasado la función social de la escuela era formar una clase trabajadora “adaptándola” al mercado laboral para disponer de su fuerza de trabajo; hoy, en una fase del Sistema Capitalista Post-industrial en la que se precisa cada vez menos mano de obra, ¿para qué forma la escuela a los niños y niñas de los sectores populares?
Podríamos arrojar algunas líneas de investigación para pensar qué tiene entre manos el Capitalismo actual para el sistema educativo en términos macrosociales. Podríamos también analizarlo desde un marco más “micro” y estudiar la formación de la subjetividad en el marco de esta etapa de crisis de la producción del Sistema Capitalista: las transformaciones vinculadas a la pérdida de identidad de clase en el marco de un modelo de competencia, los discursos acerca del espíritu empresarial, la capacidad de los sujetos de constituirse en “empleables”, la transformación de la subjetividad del proletario en la de un “pequeño capitalista”, la promoción de sujetos “competentes”, el doble proceso de individuación y fragmentación del sujeto colectivo, etc.
Está claro que a esta altura que existen proyectos educativos que promueven la producción y reproducción del Sistema Capitalista. Estos proyectos constituyen la hegemonía de los discursos y prácticas educativas en el campo educativo. Está claro también que una práctica educativa que vaya a contracorriente del modelo hegemónico no va a transformar la sociedad. Es muy probable que no podamos torcer el rumbo de la economía neoliberal desde una “otra” propuesta educativa. Paulo Freire ya nos ha alertado acerca del peligro de una postura ingenua que considere que la educación es la palanca de la transformación social. El dirá que la educación es un espacio de poder que debemos conquistar, y que puede producir algunas transformaciones, aunque no todas. Como educadores y educadoras populares, nuestra tarea será entonces “desterrritorializar la escuela (y la educación toda, diría yo) de la función social actual para reterritorializarla en el campo de lo popular”[3], como dice Marina Ampudia.

Tal como se dijo más arriba, esta tarea de reterritorializar la educación en el campo de lo popular significa, a nuestro entender, producir, recuperar y recrear críticamente el conocimiento vivo existente en las culturas de las comunidades, en los movimientos populares, en las organizaciones populares urbanas, en variadas experiencias de Educación Popular, entre muchos otros espacios. Freire sostiene que “la escuela debe ser un centro irradiador de la cultura popular, a disposición de la comunidad (…) un centro de ideas, soluciones, reflexiones, donde la organización popular va sistematizando su propia experiencia”.[4]
Ahora bien, lo que nos gustaría hacer en este apartado es dar vuelta la pregunta acerca de la función social de la escuela. Nos gustaría que podamos pensar: ¿Qué tenemos pensado nosotros para nuestros niños y niñas? ¿Cuál queremos nosotros que sea la función social de la escuela? ¿Qué lugar queremos ocupar?
Con estas preguntas no pretendemos “hacer la vista gorda” al sistema de dominación capitalista, a sus estrategias de explotación y a sus intenciones políticas detrás de la formación de sujetos en instituciones educativas. Pero la invitación es a recuperar al sujeto en tiempos de “tecnocracia educativa”, y con él, recuperar la reflexión en torno a nuestra práctica como educadores y educadoras, a las transformaciones que deseamos producir tanto en las instituciones educativas como en las subjetividades de los niños, niñas y jóvenes con quienes trabajamos diariamente. Estela Quintar nos provoca con la siguiente pregunta: “¿Dónde estamos situados nosotros, los sujetos históricos que deberíamos construir los sentidos de un proceso de transformación?”[5] Y también: “¿Qué hacemos los educadores? ¿Para qué existimos los educadores en nuestros países? ¿Por qué estamos educando los educadores? ¿Qué significa estar en una práctica de formación de sujetos en América Latina? ¿Qué hacemos cada uno en estas prácticas de formación? ¿Qué estamos haciendo actualmente los educadores en términos de la formación de sujetos?”[6]

II.
Durante años hemos tenido que leer artículos académicos de diversos teóricos que han trabajado cuestiones vinculadas al Currículum y a la Didáctica desde perspectivas tanto explicativas como prescriptivas. Así, seguramente hemos recorrido páginas de libros que proponían complejas estructuras conceptuales que daban lugar a –supuestamente- exitosas propuestas didácticas; hemos leído acerca de las llamadas “teorías del currículum”; de una supuesta “historia” de la didáctica con un arraigo a las teorías psicológicas que rozaban el aplicacionismo; nos hemos formado en las corrientes didácticas “por objetivos” y “por proceso”; hemos observado situaciones de enseñanza desde enfoques tales como el institucional, el ecológico, las teorías de grupo, y las teorías de la complejidad; hemos analizado documentos de organismos internacionales sobre la temática, documentos curriculares nacionales y provinciales, planes de estudio, proyectos educativos institucionales, planificaciones de docentes, bitácoras de clase, etc. Siempre el eje de la reflexión didáctica ha estado puesto en la reproducción o, en el mejor de los casos, a una crítica a las teorías didácticas provenientes de Europa y Estados Unidos. Pero no hemos conocido en nuestras formaciones académicas propuestas didácticas desarrolladas en América Latina.
Fue en el marco de la Educación Popular, que nos encontramos con la propuesta de Diana Edith Otálvaro Ramírez y Diego Muñoz Gaviria[7], quienes sostienen que existe una “Didáctica Crítica Latinoamericana” que se ha desarrollado como una propuesta propia nacida en nuestro territorio, por fuera de la mera reproducción o incluso de la resistencia a las didácticas eurocentradas. Así, situamos con autores referentes de la educación popular como lo son Alfonso Torres Carrillo y Marco Raúl Mejía[8], a Paulo Freire como iniciador de esta corriente didáctica. En la actualidad, los autores proponen en la misma línea a los postulados de la “Didáctica no Parametral” propuestos por la Dra. Estela Quintar.
En tiempos de pedagogías de sujetos ausentes, donde importa más el contenido que el sujeto, el aprendizaje que los aprendientes, la enseñanza antes que los enseñantes, nos atrevemos desde esta porción del mundo a generar una didáctica que se propone partir de la realidad recuperando la centralidad de un sujeto colectivo, siempre situado, como productor de conocimientos, que se transforma y transforma la realidad en ese proceso de creación, recuperación y recreación crítica de un conocimiento vivo.
Es desde la Didáctica Crítica Latinoamericana que nos situamos al compartir estas reflexiones sobre la educación y las propuestas que siguen. Consideramos que los márgenes que tenemos los educadores y educadoras para llevar adelante las transformaciones que anhelamos son amplios, incluso en aquellas instituciones tan cristalizadas como la escuela. Si bien nuestra práctica se lleva a cabo dentro del Sistema Capitalista, existen grietas por donde transitar otras experiencias, si es que queremos ser otra cosa y hacer otras cosas que las que nos impone la pedagogía hegemónica. Está en nosotros ser meros funcionarios de un sistema de dominación o, asumiéndonos como parte de este sistema de dominación, considerarnos, en tanto educadores y educadoras, trabajadores de la cultura en el marco de las transformaciones sociales que anhelamos.
¿Por dónde empezar? Dirá Quintar “Yo invitaría a ‘re-ver’ nuestras prácticas, nuestra cotidianidad, nuestro mundo de vida como referente empírico pero también epistémico. Esto en el intento de promover un proyecto de construcción de conocimiento. De este modo estaríamos intentando nombrar lo que no nombramos y dejando atrás las palabras discursivas del poder dominante, que nombra más allá de los sujetos históricos sociales nombrados”.
III.
Nos gustaría introducir en este momento de la reflexión una categoría que consideramos fundamental. Podríamos definirlo desde tres autores trascendentales para los educadores y educadoras populares latinoamericanos. Se trata de aquello que Mariátegui denominó “Prefiguración”, el autor boliviano contemporáneo Luis Tapia llama “Factualización de Alternativas”, y que podríamos encontrar en Freire con su concepto “Inédito Viable”.
Luis Tapia dirá: “Uno de los rasgos del desarrollo de un movimiento social es que su accionar tiende a incluir ya no sólo la protesta o la demanda, sino también la factualización de las formas alternativas de apropiación, gestión, organización y dirección de recursos y procesos sociales y políticos. La factualización de alternativas es un arma de lucha dirigida a convencer al estado y a la sociedad civil de la posibilidad de hacer, organizar, dirigir y vivir las cosas de otro modo; la capacidad ya desarrollada por el movimiento para pasar de la crítica a la reorganización de las cosas.” 
Según Mariátegui, dirá Miguel Mazzeo: “el socialismo no emerge como doctrina forastera y experiencia yuxtapuesta, su universalidad tiene un sitial en el corazón de Nuestra América, tiene raigambre, vive en la historia de sus explotados y sus luchadores, late en sus conflictos sociales (en la misma lucha de clases), sucede en los movimientos, comunidades y organizaciones de base que prometen y prefiguran la nueva sociedad.”
Y Freire dirá: “el ‘inédito viable’ (…) se concreta en la acción que se lleva a efecto, y cuya viabilidad no era percibida. Existe, así, una relación entre el ‘inédito viable’ y la conciencia real, entre la acción que se lleva a cabo y la ‘conciencia máxima posible’”. 
Con estas categorías “primas hermanas” nos referimos a la posibilidad que tenemos quienes luchamos diariamente por transformar nuestras sociedades en general, y de la educación en particular, de ir poniendo en práctica algunas de esas transformaciones que anhelamos. Asumiendo que vivimos en un sistema de explotación y alienación, nos animamos a vivir otros modos de ser, de relacionarnos entre nosotros y nosotras, y de vincularnos con la naturaleza.
Los educadores y educadoras podemos ir practicando otras maneras de aprender y enseñar, recreando espacios y tiempos, dando lugar a las emociones, los cuerpos y los pensamientos críticos, recuperando la curiosidad, habilitando deseos y pasiones, generando autonomía y auto-organización en nuestros lugares de trabajo. Esto es lo que Hernan Ouviña define como “Pedagogía Prefigurativa” y que, considera el autor argentino, ya estaba presente en Gramsci[9].
Pero no sólo podemos “factualizar alternativas” en lo que refiere a la práctica educativa: como militantes de la vida que somos los educadores y educadoras populares, podemos habilitar(nos) otra forma de producir y de consumir, de alimentarnos y de vivir nuestro cuerpo, otras maneras de experimentar el arte y de expresarnos, de producir y recrear cultura, de acceder y generar información, una “otra” manera de comunicarnos y de gestionar medios de comunicación, otros modos de construir vínculos amorosos, otras maneras de criar a nuestros hijos e hijas, etc. Y esto lo podemos hacer porque ya existen en América Latina movimientos y organizaciones que llevan adelante procesos de economía popular y solidaria, de comunicación comunitaria, de desarrollo de la cultura popular, de la música, el teatro, la plástica, la danza, el cine, la artesanía, el juego, todo esto en el marco de la lucha por una sociedad más humana. Movimientos campesinos y urbanos, fábricas recuperadas, cooperativas autogestivas, redes de comercio justo, radios comunitarias, medios gráficos, productoras audiovisuales, centros culturales, teatros y circos populares, encuentros como el ENTAPI, el Cabildo de Juegos, el Campamento Latinoamericano de Jóvenes, la Escuela de la Memoria Histórica, el Encuentro Nacional de Educación para el Cambio Social, el Seminario Internacional Paulo Freire, así como otros tantos espacios promovidos constantemente por estas organizaciones para la formación y el intercambio de experiencias, nos abren a una multiplicidad de “frentes” que se constituyen en retos para desarmar la subjetividad capitalista, patriarcal y colonizada que nos ha venido forjando y construir -en el medio de las contradicciones que esto genera- las alternativas que soñamos.
Así, como educadores y educadoras populares, no sólo denunciamos el mundo injusto en el que vivimos, no sólo anunciamos un mundo más humano en el que podríamos vivir, sino que nos atrevemos a poner en práctica aquello que soñamos en cada una de las dimensiones de nuestra humanidad, asumiendo las tensiones que produce intentar modos de vivir contrahegemónicos.
Esto nos permite colocarnos ante nosotros mismos, los otros, y el mundo desde una otra perspectiva, fundando así un otro mundo de vida, una nueva episteme, una nueva manera de conocer y, por lo tanto, una nueva política, una nueva ética, una nueva estética.
Para terminar me gustaría compartir las palabras del educador popular argentino “Tato” Iglesias:

“Es necesario volver a retomar sin miedos ni prejuicios el tema de la revolución.
Una revolución que necesariamente tiene que partir de esta realidad. Aceptando que vivimos en el sistema capitalista, debemos pensar, actuar y animarnos a vivir desde otros paradigmas.
No sólo diciendo sino haciendo, buscando coherencia entre la palabra y el gesto. Poniendo la paciencia impaciente en esta construcción.
Y tenemos que ir todos sin discriminaciones, los intelectuales y los artistas, los cojos, los mudos y los ciegos, los que pueden y los que no pueden.
Es darnos ánimo, encendernos los fueguitos, recuperar los ideales, tener siempre encendidas las luces del circo de la vida.
Aunque los payasos estén tristes, la soga de los trapecistas derruidas y la carpa remendada, el circo de una nueva vida debe continuar.
Está en nosotros…”
[1] Nos referimos a aquellas escuelas que conciben lo pedagógico en tanto “pedagógico-cultural”, como propone Carla Wainsztok: “en nuestro país ‘la pedagogía hegemónica’ dejó en la puerta de la escuela, los saberes populares, las prácticas y las experiencias populares, por lo tanto la pedagogía fue definida como sinónimo de lo escolar. Lo pedagógico-cultural incluye a las pedagogías pero lo trasciende. Nuestras pedagogías vienen a intentar reunir el cuerpo con la razón, el pensar y el sentir. Lo que había quedado y aún queda por fuera de las escuelas: las prácticas, las experiencias y los saberes de las clases populares.” EN Wainsztok, C. “De nombres y pedagogías”, disponible en: http://congresoute2014.blogspot.com.ar/2014/09/denombres-y-pedagogias-por-carla.html
[2] Braslavsky, C
[3] Elizalde, R., Ampudia, M. (comps.), Movimientos sociales y educación. Ed. Buenos Libros, Buenos Aires, 2008.
[4] FREIRE, Educación en la Ciudad.
[5] Quintar, E. Didáctica no parametral: sendero hacia la descolonización. IPECAL-Universidad de Manizales. México, 2008. Pág. 22.
[6] Quintar, E. Ibidem. 2008. Pág. 9.
[7 ] OTÁLVARO RAMÍREZ, D. MUÑOZ GAVIRIA, D. (2013) “Reflexiones en torno a la didáctica latinoamericana: aportes pedagógicos críticos de Paulo Freire y Estela Quintar”. Medellín, Revista Itinerario Educativo N| 62. ISSN 0121-2753. Pág. 47.
[8] OTÁLVARO RAMÍREZ, D. MUÑOZ GAVIRIA, D. (2013) Ibidem. Pág. 48.
[9] “Para Gramsci, desde sus primeros años de incursión en la militancia socialista y la labor periodística, la pedagogía siempre debía entenderse desde una óptica política, y a la inversa, toda práctica política que pretendiese aspirar a transformar la realidad de raíz ameritaba ser concebida sí o sí en términos pedagógicos, vale decir, profundamente educativo.
”Solo así cabía pensar en una verdadera liberación integral del género humano. Pero a diferencia de las tradiciones más ortodoxas del marxismo, esta praxis emancipatoria no debía ser realizada a posteriori de la toma del poder, sino que comenzaba a ser ensayada en diversos espacios de autoeducación proletaria y popular gestados por las propias masas durante su lucha. A esta propuesta innovadora que conjuga medios y fines la llamaremos pedagogía prefigurativa.” EN: http://www.gramscimania.info.ve/2014/06/la-pedagogia-prefigurativa-en-el-joven.html
Fuente del articulo: http://descolonizarlapedagogia.blogspot.com/2016/01/notas-sobre-educacion-popular.html
Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-48bzsL6-AtM/VpWeBLw8diI/AAAAAAAAIfw/GuX9SAFGnIc/s1600/mst.jpg
Comparte este contenido:

Los desheredados

Alicia Delibes

En 1964 el prestigioso filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu publicaba Los herederos, que estaba llamado a convertirse en la biblia de todos los pedagogos sesentayochistas. En ese libro, que tanta influencia va a tener después, Bourdieu, como buen marxista, dio una vuelta de tuerca más a la teoría de la lucha de clases como motor de la historia. Y esa vuelta de tuerca fue considerar que las clases no sólo vienen determinadas por la posesión de bienes materiales, sino también por la diferencia de conocimientos y hábitos culturales. De manera que, igual que un marxista convencido debía luchar por acabar con las clases sociales, también debía esforzarse por acabar con esas diferencias culturales, que eran otra expresión de la opresión de unos privilegiados sobre el resto.

Cincuenta años después de su publicación, François-Xavier Bellamy, nacido en 1985, profesor de Filosofía formado en la Escuela Normal Superior de París, ha escrito Les déshérités («Los desheredados»), un libro en el que el autor clama por la recuperación de la escuela como transmisora de conocimientos. Según Bellamy, aquellos estudiantes que en mayo de 1968 tomaron las calles de París reclamando una escuela libre y democrática, al convertirse en padres y maestros han renunciado a transmitir a sus hijos y alumnos el legado cultural que ellos habían recibido.

El libro de Bellamy comienza con el emocionante relato de lo sucedido en la Ópera de Roma el 12 de marzo de 2011. Se conmemoraban los 150 años de la unidad italiana con la representación del Nabucco de Verdi, dirigida por el maestro napolitano Riccardo Muti. Al poner fin al coro de los hebreos, el famosísimo Va, pensiero, entre los ensordecedores aplausos se alzaron varias voces pidiendo el bis. «De pronto, –escribe Bellamy– se hace el silencio. (…) un escalofrío recorre el patio de butacas. El maestro se vuelve hacia la multitud: ‘Estoy de acuerdo’».

No es amigo Muti de hacer concesiones al público. Una decisión tan extraordinaria exigía una explicación y se la dio al público:

Ya no tengo treinta años, he vivido mi vida; pero como italiano que ha recorrido mucho mundo, me avergüenzo de lo que pasa en mi país. Accedo a vuestra petición de bis por Va, pensiero. No es solo por la alegría patriótica que me hace sentir, sino porque esta tarde, mientras cantaba el coro «Oh mi país, tan bello y perdido», he pensado que, si continuamos así, vamos a matar la cultura sobre la cual la historia de Italia ha sido construida. Y si es así, nuestra patria estaría verdaderamente «bella y perdida», y nosotros con ella.

Esa misma noche, en Asnières-sur Seine, banlieu del oeste de París, un chico de 15 años era asesinado en la puerta del liceo en el que, curiosamente, Bellamy había empezado su vida profesional como profesor de Filosofía. Un liceo conflictivo de los muchos en los que la educación francesa muestra su tremendo fracaso. «Si no se encuentra un remedio», escribe el profesor Bellamy, «Francia, como Italia, tendrá que entonar el canto fúnebre de la cultura«.

Para Bellamy la crisis que atraviesa la enseñanza francesa es fruto de una opción deliberada según la cual la escuela debe dejar de transmitir el legado cultural de nuestros antepasados. «La crisis de la cultura, de la educación, de la familia, de las autoridades tradicionalmente investidas de la responsabilidad social de la transmisión, no es un fracaso. Al contrario, es el resultado de un trabajo reflexionado». Bellamy señala a Descartes, Rousseau y al citado Pierre Bourdieu como responsables intelectuales de las políticas que han llevado a ese desprecio oficial de la transmisión de saberes.

El Discurso del método (1637) de René Descartes fue «el primer acontecimiento de una revolución (…) cuyas consecuencias serán inmensas». Descartes, que había sido un extraordinario alumno del colegio real regentado por los jesuitas, La Flèche, y que gozaba ya entonces de una gran reputación intelectual en toda Europa, en Eldiscurso del método pone en cuestión todo lo que había aprendido a lo largo de su educación. Había sido el mejor alumno del mejor colegio de Francia en el siglo más avanzado y, sin embrago, sentía que una creciente inseguridad se apoderaba de sí mismo. Era tanta la información que tenía, había leído tanto lo que otros habían escrito que temía que otros hablaran por su boca y que ninguno de sus pensamientos fuera propiamente suyo. No soy yo el que piensa, otros lo hacen por mí. Llega así a la conclusión de que la transmisión de los saberes y de la cultura ofusca la razón y dificulta la creatividad. Para Descartes, la educación debe poner buen cuidado en preservar la inteligencia natural del hombre, «no buscar otra ciencia que aquella que se puede encontrar en uno mismo», preservar «la luz natural de la razón».

Cien años después, Rousseau, en el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), cuestiona el valor de los saberes transmitidos con el argumento de que «cuanto más perfeccionado está el hombre por la cultura, más se aleja de la naturaleza». Más tarde en Emilio (1762), el libro que más influencia ha tenido en la pedagogía moderna, explicará cómo educar a ese hombre para que no se aleje de la naturaleza, cómo mantenerle en la feliz ignorancia. Emilio deberá crecer lejos de la influencia de padres y preceptores, sin amigos, sin libros, sin estudios. El educador no debe enseñarle nada más que aquello que precise para sobrevivir. Pues para Rousseau «más vale la pureza de la ignorancia que la alienación de la transmisión».

El tercer paso de esta revolución anticulturallo dará dos siglos más tarde Bourdieu con el citado Les héritiers (1964), un libro que fue leído por los estudiantes del 68 como si fuera el evangelio. Bourdieu aporta todo tipo de datos estadísticos para demostrar que los hijos de la clase dominante tienen más posibilidades de triunfar en la escuela que los hijos de familias desfavorecidas. El conocimiento, la cultura, es un capital que se lega de padres a hijos y, por tanto, ser una persona culta es un privilegio de la clase dominante.

En 1979 se publicó un nuevo libro de Bourdieu sobre la escuela tituladoLa distinction. Aquí se sirve de la estadística para demostrar que la transmisión de conocimientos impide la movilidad social. La cultura entendida como el conjunto de saberes, costumbres y formas de comportarse en el mundo viene impuesta por la clase dominante y se utiliza para hacer distinciones entre los hombres. Aquellos que pertenecen a la clase burguesa aspiran a adquirir la cultura de las élites, mientras que la clase obrera se tiene que conformar con aprender lo necesario para sobrevivir.

Así fue cómo, según Bellamy, la propia cultura francesa engendró el instrumento de su destrucción. Descartes soñaba con un hombre que hubiera nacido con la plenitud de su inteligencia y que nunca hubiera sido niño, Rousseau puso como modelo un hombre que siempre permanecería niño, contribuyendo así a la creación de la emblemática figura del buen salvaje. Finalmente, Bourdieu llevó a la escuela la lucha de clases.

El hombre sin cultura no es un hombre. Un país que se niega a transmitir su herencia cultural está abocado a caer en la barbarie. Eso es lo que Riccardo Muti quiso decir aquella noche en la Ópera de Roma y eso es lo que quiere mostrar Bellamy con este libro. Los saberes, los conocimientos que adquiere un niño a lo largo de su educación configuran su personalidad. Sin ellos no es nada.

Bellamy critica a los pedagogos posmodernos que han encontrado en las tecnologías la coartada perfecta para enterrar definitivamente la enseñanza tradicional. El profesor Google puede facilitar toda la información que el alumno precise en un tiempo récord. ¿Para qué entonces malgastar el tiempo y el esfuerzo en transmitir conocimientos? Hoy los niños lo que tienen que hacer en la escuela es aprender a aprender. La tecnología viene así a completar la revolución anticultural iniciada por Descartes hace cuatrocientos años.

La cultura que uno adquiere a lo largo de su vida, dice Bellamy, no es como una maleta que se va llenando de contenidos, uno es lo que sabe, lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Sin civilización el hombre sería el más desvalido de los animales, sin cultura carecería de humanidad. El esfuerzo por aprender, por recordar, por leer, por escribir, construye al individuo como ser humano. Y para aprender, para construirse a sí mismoel niño necesita maestros, necesita libros y necesita condiscípulos.

«Hemos decretado que la lengua era fascista, la literatura sexista, la historia chovinista, la geografía etnocentrista y las ciencias dogmáticas –y ahora no comprendemos por qué los niños terminan por no saber nada». Y al final, sin saberes, sin cultura, ¿qué quedará del hombre?, se pregunta Bellamy. Cuando ya se haya destruido toda la cultura «sólo quedará la barbarie».

El autor cerró el último capítulo de su libro con una llamada de urgencia: «Podemos superar la crisis de la transmisión, pero hay que hacerlo pronto, porque la desculturización progresiva y de cada vez más gente solo puede significar que el mundo se hace cada vez más salvaje».

Era el final del verano de 2014. Quince meses más tarde añadió un post scriptum (que ya aparece en la reedición francesa que yo he leído): «No sabía hasta qué punto los inviernos que siguieron iban a confirmar mi sombrío presentimiento». El 7 de enero diez periodistas y dos policías son asesinados en un atentado a la sede de la revista Charlie Hebdo; el 8 de enero un policía es asesinado en Montrouge. El 9 de enero, cuatro clientes de un supermercado de Vincennes son asesinados. Algunos meses más tarde, el 13 de noviembre, varios terroristas siembran de muertos las calles de París. «Víctimas, sin duda, de la locura de los criminales; pero víctimas también, y al mismo tiempo de nuestras propias abdicaciones».

La gran diferencia entre los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York y estos de París, dice Bellamy, es que estos crímenes han sido cometidos por jóvenes nacidos en Francia que han estado sentados durante años en los bancos de nuestras escuelas. «Hace falta que el mal sea muy profundo para que, después de miles de horas pasadas en la escuela de la República, un joven se revuelva con tanta violencia contra su propio país, contra el hombre, y contra lo que hay en él mismo de humano».

Fuente del articulo: http://www.libertaddigital.com/opinion/alicia-delibes/los-desheredados-78767/

Fuente de la imagen: http://s.libertaddigital.com/2015/11/22/650/0/bataclan_cordon.jpg

Comparte este contenido:

La masculinidad patriarcal y la violencia de género

Coral Herrera Gómez

El 90% de los hombres son asesinados por hombres, el 95% de las mujeres, también. De cada 3 mujeres en el mundo, 1 sufre o ha sufrido violencia por parte de un hombre. Los feminicidios son consencuencia de la cultura patriarcal en la que vivimos, aquí unas claves para entender cómo educamos a los hombres en la cultura del machismo y la violencia, cómo podemos hacer para desaprender lo aprendido, y cómo adquirir herramientas para acabar con la desigualdad, y construir un mundo más pacífico e igualitario.


¿Por qué matan los hombres a las mujeres?
Los hombres matan a las mujeres en todo el mundo porque han sido educados, y están siendo educados, para que resuelvan sus conflictos mediante la violencia, por eso la mayoría de ellos la usan a lo largo de toda su vida para obtener lo que desean, o para arreglar sus problemas.

Los hombres matan a las mujeres porque creen que son dueños de sus compañeras, sus hijas e hijos, su casa, su coche y su perro. Se sienten muy superiores a ellos, y como propietarios, hacen lo que les da la gana con ellos.

Los hombres matan a las mujeres porque han sido educados desde niños para ser los reyes absolutos de la familia, y los dictadores en su hogar. Los niños aprenden que los hombres de verdad son siempre respetados, obedecidos y adorados, y que solo por ser varones gozan del amor incondicional y perpetuo de los suyos, especialmente si dependen de sus recursos económicos.

Los hombres matan a las mujeres porque en la televisión aparecemos representadas como objetos de posesión que pueden ser comprados y vendidos, que pueden ser violados y abusados, que suelen sentir placer obedeciendo y sometiéndose, y que están ahí para satisfacer los deseos de cualquier varón que tenga algo de dinero. Y como cualquier objeto, si no servimos o no obedecemos, pueden destrozarnos con impunidad, porque la prensa lo llamará «crímen pasional» y explicara «sus motivos» (como si hubiese motivos para justificar el asesinato de una persona).

Los hombres matan a las mujeres porque la gran mayoría no sabe gestionar sus emociones y viven presos de su sufrimiento, sus miedos, su dolor, sus traumas, sus inseguridades, sus malos recuerdos, sus carencias afectivas y sus problemas más íntimos. Cuanto más miedo y dolor acumulan, más dramáticos se ponen. Cuanto más inseguros se sienten, más violentos son.

Los hombres matan a las mujeres porque son machistas: creen que en el mundo unas personas valen más que otras, y nada más nacer se les coloca en la cúspide de la jerarquía socioeconómica y se les regala una serie de privilegios: mejores salarios, los puestos políticos y empresariales más altos, la propiedad de todas las tierras del planeta son de ellos (más de un 80%). Ellos gobiernan en mayor medida que las mujeres, ellos son los dueños de los bancos, las empresas, y los medios de comunicación…. ellos tienen los bienes y los recursos, lo que les da poder sobre los demás, y especialmente, sobre las mujeres. Nosotras somos, para los machistas fundamentalistas, como los animales: un objeto que se vende, se compra, se alquila, se intercambia por ganado, se disfruta, se explota, se mutila y se maltrata.

Los hombres matan a las mujeres porque nuestra cultura amorosa es patriarcal y está basada en el egoísmo, en el sufrimiento, en la desigualdad, en las relaciones verticales, en las luchas de poder. El capitalismo romántico nos hace egoístas, el romanticismo patriarcal perpetúa los mitos románticos y ensalza el dolor como vía para alcanzar el amor. El romanticismo patriarcal está basado en la doble moral sexual, en el placer del sufrimiento, en la dependencia emocional femenina, en la violencia de género, en el odio como forma de relación, en el esquema de dominación y sumisión, o la estructura del amo y el esclavo. Los hombres se han creído que las mujeres somos buenas o malas, y siguen teniéndole miedo a nuestra libertad y autonomía, a nuestra sexualidad y erotismo, porque no saben cómo relacionarse con nosotras de tú a tú. Han sido educados para sentirse adorados, respetados y necesitados, no para construir relaciones igualitarias.

Los hombres matan a las mujeres porque no soportan las derrotas. No saben gestionar una ruptura sentimental porque no les han enseñado que la gente puede seguir su camino libremente, que nadie nos pertenece, que todos somos libres para unirnos y separarnos. Los niños que son educados patriarcalmente en la competición más despiadada no tienen herramientas para relacionarse en condiciones de igualdad, necesitan sentirse ganadores, y por eso una ruptura sentimental se vive como un fracaso. No tienen herramientas para superar el duelo, no pueden hablarlo con nadie para no sentirse débiles o perdedores, no tienen a quién acudir cuando se sienten desesperados porque les importa más dar una imagen de ser alguien fuerte y poderoso. No pueden desahogarse, no saben pedir ayuda, y en la tele no dejan de enviarles el mensaje de que el uso de la violencia es legítima y normal cuando uno tiene que defenderse o defender sus propiedades.

Los hombres matan porque los héroes masculinos matan y están llenos de gloria. El dios de nuestra época es un dios guerrero, un macho mitificado por su fuerza y su violencia. En la publicidad, en los cómics, en las películas, en los videojuegos se rinde culto a todas horas a los guerreros asesinos, ya sean androides o caballeros medievales. Todos nuestros héroes consiguen sus objetivos a través de la violencia, por eso las películas se desarrollan entre balazos, bombazos, flechazos, navajazos, puñetazos, machetazos, y escenas de tortura y dolor. La mayor parte de las películas que emiten en cines y televisión tienen machos alfa, armas y sangre, gritos y violencia. En todos ellos el héroe exhibe su fuerza, su valentía, y su capacidad para aniquilar a quien se le ponga en el camino… los efectos especiales y la música de la ficción espectacular aumentan su poder de seducción sobre los espectadores y las espectadoras, que admiran la sensualidad de la violencia patriarcal y la poesía del sacrificio varonil.

Los hombres matan a las mujeres porque sienten que se han sacrificado mucho para ser lo que son, y que eso les da poder sobre las vidas ajenas. A los niños les enseñamos que si quieren ser héroes y tener poder y fama, si quieren ser los número uno, si quieren ser los mejores en todo, tienen que sacrificarse para conseguirlo. El premio es muy seductor: si eres un macho patriarcal vencedor, tendrás la admiración y el respeto de los demás machos, y muchas mujeres suspirando por ti y por tu belleza, por tu valentía, por tu poder y tus recursos. El sacrificio, sin embargo, es tremendo: tendrán que mutilarse emocionalmente, aprender a no llorar en público, aprender a esconder su vulnerabilidad, a no expresar emociones y parecer fríos como un témpano de hielo. Podrán dar rienda suelta a su ira o a su frustración, pero no a emociones como la ternura, el cariño, la tristeza, el miedo, o el amor.  Esas son cosas de mujeres, esas personas imperfectas, débiles y cobardes a las que nadie quiere parecerse.

Los hombres matan a las mujeres porque otros hombres matan mujeres también, y porque en la guerra de los sexos, ellas son las enemigas. El sacrificio patriarcal implica abandonar el mundo de las mujeres para poder llegar a ser un «hombre de verdad», dejar el nido materno y unirse solo a los iguales, es decir, a los varones que demuestren serlo. Para no descender en la jerarquía social, los hombres tienen que hacer muestra constante de su masculinidad, so pena de ser comparados con las mujeres, los niños o los homosexuales. Para no perder el honor ni ser objeto de burla en el entorno masculino, los hombres jóvenes tienen que demostrar permanentemente su virilidad: el objetivo es ser y parecer lo contrario de una mujer. Desde muy jóvenes, se les enseña a proteger su libertad, y a defenderse del enorme poder sexual de las mujeres. Los hombre machistas creen que al enamorarse pierden su poder, por eso necesitan sentir que controlan sus sentimientos, que no se dejarán manipular por el enemigo y que pueden acabar con él si no logran dominarlo. Si el enemigo no se somete, se le mata, como en todas las películas y en todos los cuentos patriarcales, como en todas las guerras entre pueblos.

Los hombres que matan a las mujeres primero se hacen terroristas: siembran el terror en la casa durante años, e instauran una especie de guerra en la que él es el único soldado que va armado. Ellos imponen las normas y las hacen respetar, exigen obediencia y sumisión, tomam decisiones e imponen castigos, exigen que una o varias mujeres satisfagan sus necesidades básicas (sexo, comida, higiene, cuidados y mimos, crianza de sus descendientes). Los hombres machistas quieren ser respetados, admirados y obedecidos, y necesitan saberse necesarios e imprescindibles, por eso exigen amor eterno e incondicional, por eso quieren ser los dueños absolutos, por eso creen siempre merecer el perdón cuando se portan mal.

Los hombres matan a las mujeres porque tienen impunidad, y porque a la opinión pública no le parece tan grave que un hombre asesine a «su» mujer, por eso lo ponen en la sección de «sucesos», aunque no sean acontecimientos extraordinarios porque mueren mujeres todas las semanas. Para perder esta impunidad, es necesario que los hombres condenen la violencia de género y que los gobiernos dejen de mirar a otro lado como si fuese un asunto menor.

Los hombres matan a las mujeres porque no piden ayuda ni se lo trabajan para dejar de ser violentos y dominadores. Tampoco los gobiernos parecen preocupados por la cantidad de adolescentes que dominan y maltratan a sus parejas, ni por los niños que son asesinados en cada feminicidio, ni por los niños que reproducen el comportamiento violento de sus padres con sus parejas cuando crecen. Ni las instituciones ni la sociedad apuestan por enseñar la cultura del buen trato y la igualdad a los varones, y los medios nos bombardean a diario con imágenes violentas. Sólo cuando los hombres hacen mucho daño y causan mucho dolor, se les proporciona terapia o cárcel, o las dos cosas.

Los hombres educados en la tradición patriarcal no aprenden a amar de igual a igual, por eso es preciso empezar a trabajar ya en instituciones educativas, penitenciarias, sociales, etc. para poder ofrecer a los varones recursos que les permitan adquirir herramientas para resolver conflictos sin violencia, para gestionar sus emociones, y para eliminar el machismo de sus vidas. Necesitan atención psicológica y formación: muchos están desorientados con los cambios políticos, económicos y sociales, y creo que la solución no es la cárcel, sino la educación, la concienciación, la prevención y la rehabilitación.

Existen cada día más colectivos de hombres feministas, igualitarios y antipatriarcales, que están en las redes publicando en sus blogs, haciendo talleres de masculinidades, debatiendo y compartiendo material, y creciendo cada día más. Su trabajo con chavales jóvenes, varones adultos y mayores es impresionante, y creo que merecen mayor visibilidad. Puedes conocer más sobre ellos aquí.

Propuestas para acabar con el terrorismo machista y la violencia de género
Creo que es esencial poner el foco sobre la responsabilidad que tienen los varones en la violencia en todo el mundo, exigirles que aprendan a relacionarse de otras maneras, y a comunicarse para resolver los conflictos sin violencia. Ya no pueden posponer por más tiempo el trabajo personal para despatriarcalizarse y obtener sus propias herramientas para enfrentarse a la vida sin miedo y sin violencia. 

Los varones no pueden seguir pasivos mientras nos matan. No pueden seguir neutrales, como si la cosa no fuera con ellos. Tienen que ponerse las pilas, espabilar, y sumarse al cambio que se avecina: la igualdad y el feminismo llegaron para quedarse, y el avance es imparable. Cada vez son más los grupos de hombres igualitarios y antipatriarcales que han empezado a trabajarselo individual y colectivamente, pero aún son una minoría muy pequeña (a la que yo admiro mucho).

A la velocidad con la que nosotras estamos cambiando, los hombres tienen que renovarse, cuestionarse, mirarse individual y colectivamente, trabajarselo para dejar a un lado la tradición de los privilegios machistas. Atrás quedó el sueño húmedo de poseer una criada-esposa que les atienda indefinida y abnegadamente. 

Los chicos tienen que desmontar todo el patriarcado, como estamos haciendo nosotras desde hace décadas. Aprender a hacer autocrítica amorosa, aprender a expresar sus emociones con asertividad, a comunicarse horizontalmente y tratar a las mujeres de tú a tú, a renunciar a sentirse superiores o inferiores a los demás, deshacerse de la necesidad de ganar, conocerse mejor y trabajar para ser mejores personas… las tareas que tienen los hombres por delante son muchas y muy variadas, pero cuanto antes empecemos a destronar al macho alfa, antes acabaremos con las violaciones, los abusos, las agresiones y los asesinatos de los hombres machistas.

Creo que sólo podremos acabar con esta matanza de mujeres y niños si logramos acabar con la desigualdad y el machismo, y con la exaltación poética de la violencia en las películas y relatos de ficción. Necesitamos revolucionar todas nuestras estructuras, acabar con la cultura que sublima la violencia y el poder masculino, y crear otra cultura más igualitaria y pacífica que promueva el bien común, el buen trato, la diversidad y el amor.

Otras propuestas para acabar con la violencia de género: 
– Educar a niños y niñas en los valores del feminismo, la igualdad, la diversidad y la solidaridad.

– Aprender desde la infancia a trabajar en la gestión de las emociones. Alejar a los niños de las armas, enseñarles a divertirse sin competir, enseñarles a compartir y a no discriminar.

– Desmitificar y despatriarcalizar el amor romántico para acabar con las relaciones de dependencia basadas en el eje dominación/sumisión.

-Acabar con las luchas de poder en nuestras relaciones humanas, con el egoísmo y la explotación de unos sobre otras. Aprender a compartir, a trabajar en equipo, y a relacionarnos horizontalmente, en igualdad.

– Concienciar y formar a medios de comunicación y periodistas para que eviten fomentar la violencia contra las mujeres mediante los mitos y los estereotipos machistas que incluyen en sus noticias.

– Exigir a los gobiernos que aumenten la protección de las víctimas, y aplicar políticas de igualdad que permitan a las mujeres alcanzar la autonomía económica y la garantía sobre el ejercicio de sus libertades y derechos más básicos.

– Que medios de comunicación e industrias culturales dejen de mitificar la violencia como algo sublime y grandioso. 

– Acabar con la impunidad de los maltratadores y asesinos de mujeres.

– Exigir al gobierno políticas educativas de prevención, y asistencia y apoyo a los hombres que quieran salir de la rueda de violencia en la que están mediante terapia y formación. Dotar a los hombres con problemas de violencia y machismo, de mecanismos y recursos para trabajarse individual y colectivamente

– Sensibilizar a las personas creativas que escriben novelas, guiones de películas, obras de teatro, canciones, videojuegos, etc, para que no sigan venerando la figura endiosada del macho que mata y se atrevan a destronar a los héroes que matan, a inventar otras tramas, otros finales, y otros protagonistas, otras masculinidades y otras feminidades que no sean patriarcales.

– Poner de moda a los hombres feministas que luchan contra la violencia de género, unirnos todxs en la erradicación de esta lacra social.

Fuente del articulo:  http://haikita.blogspot.com/2015/08/la-masculinidad-patriarcal-y-la.html

Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-0-xqPohqmqs/T5SnU0ywe1I/AAAAAAAADTA/04BpR3shlM8/s400/violencia320.png

Comparte este contenido:

El futuro del país demanda una Agenda Educativa de consenso

Rafael Lucio Gil

Se ha repetido numerosas veces el lema: “La Educación es tarea de todos, con todos y para todos”. Las Cumbres Mundiales y documentos nacionales, como el Plan Nacional de Educación 2001-2015, el Foro Nacional de Educación (2004-2006) y la misma Ley General de Educación, lo han proclamado con toda claridad.

Con el Plan Nacional de Educación 2001-2015, después de diez años de total censura a la participación independiente (1990-1999), se inauguró una nueva etapa participativa que auguraba nuevos aires a la educación; sin embargo, al no constituir este una política de Estado, sus objetivos y metas quedaron a merced del gusto y antojo de los ministros de turno, acabando en 2007 por borrar del mapa su gran legado orientador. El Foro Nacional de Educación, iniciado en 2004, abrió más ampliamente las compuertas de participación social e institucional, quedando sus propuestas, objetivos y estrategias totalmente obviadas tras las elecciones del 2006; únicamente se logró introducir con éxito la iniciativa de Ley General de Educación.

En esta última década, particularmente del 2007 al 2009, tres iniciativas del Mined, lideradas por el Ministro de Educación a cargo, inspiradas y apoyadas, no solo por la Administración Educativa, sino también por el amplio despliegue que tuvo la participación amplia de la sociedad civil.

Fueron tres dinámicas sumamente ricas, que prometían una educación concertada con mirada de calidad: a) El proceso de la Consulta Popular del Currículum; b) La conformación y dinámica de 10 Comisiones Educativas Nacionales con amplia participación social; c) El proceso de consulta y elaboración de un Plan Decenal. Solo la primera dinámica logró desarrollarse; de la segunda, las propuestas fueron desoídas y obviadas; en el tercero, cuando ya la metodología había sido ampliamente debatida y los municipios se encontraban trabajando con gran motivación en dicho proceso, el Ministro recibió la orden superior de no continuarlo, sin explicación alguna.

A partir de finales del 2009, con el cambio de administración en el mismo Gobierno, este florecer de propuestas sociales por la educación, fue completamente anulado y prohibido a todos los niveles del Mined.

A la par de esta dinámica frustrada, la historia de las últimas décadas, también ha dejado constancia de los esfuerzos que ha realizado un grupo de organismos de la sociedad civil interesados en la educación, al formular Agendas Abiertas concertadas, convocando a la sociedad entera y a la clase política a su debate y concertación. Desde las elecciones en los años 90, el Foro de Educación y Desarrollo Humano de la Iniciativa por Nicaragua, con apoyo especial del Instituto de Educación de la UCA, Ideuca, lideró esta saludable iniciativa. Ello posibilitó, incluso, que los partidos tuvieran la oportunidad de enriquecer sus planes de gobierno.

En la actualidad, el sentir de amplios sectores del país reclama participar en la educación y sus transformaciones. Organismos empresariales, docentes, padres y madres de familia, estudiantes, sindicatos, organizaciones, iglesias, movimientos sociales comprometidos con la educación, e instituciones universitarias, han expresado su interés por mejorar significativamente la calidad de la educación.

Este interés se ha profundizado, por cuanto centros e institutos de investigación y algunas universidades, han venido realizando investigaciones sobre la situación de la educación preescolar, básica y media. Sus resultados han proporcionado evidencias empíricas de la situación por la que atraviesa la educación, desprendiéndose recomendaciones de interés.

Un ejemplo de investigación es el esfuerzo centroamericano llevado a cabo por las Universidades de la Compañía de Jesús en Centroamérica, en consorcio con la organización Fe y Alegría. En el Congreso de Educación de la UCA de San Salvador, cada país presentó recientemente sus resultados, y también lo hizo el Ideuca al exponer el Informe de Nicaragua en la Universidad Centroamericana (UCA).

Con base a estos y otros resultados de investigaciones, el Instituto de Educación de la UCA, Ideuca, Fe y Alegría y el Foro de Educación y Desarrollo Humano (que reúne a treinta organismos de sociedad civil), están emprendiendo la iniciativa de construir una Agenda Educativa Abierta, con aportes de distintos actores. Otros organismos se están sumando a esta iniciativa. Para conformar dicha Agenda, en primera instancia, ya se han realizado foros abiertos en diversos puntos del país (Managua, Matagalpa, Nueva Guinea, etc.), en los que se han recabado aportes de gran interés. A partir de ellos se elaborará la Propuesta de Agenda, con aquellos ejes de mayor consenso. Por último, la Agenda se presentará a partidos políticos, diversos actores sociales e institucionales y a la sociedad en general, apoyados en los medios de comunicación que quieran colaborar en este esfuerzo.

Estamos seguros que solo una educación de calidad, producto de un contrato social amplio, podrá ser sostenible y apoyada en su proceso de transformación por toda la población. Si la sociedad entera, sin exclusión alguna, decide la educación que queremos, podremos augurar un futuro de desarrollo humano sostenible, en el que la educación de calidad sea factor de inclusión y superación de la pobreza y la desigualdad existentes, pasando de ser parte del problema, a ser la solución.

* Ideuca

Fuente del articulo: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/403616-futuro-pais-demanda-agenda-educativa-consenso/

Fuente de la imagen: http://endimages.s3.amazonaws.com/cache/b9/5e/b95e8c5e5db06da7e7fa4a6b16514078.jpg

Comparte este contenido:

De promesas municipales, indolencias, delitos y otros cuentos de terror

Rosario Herrera

La injusticia es humana,
pero más humana es la lucha contra la injusticia.
Bertolt Brecht

Mientras el “Informe Independiente” del Ing. Alfonso Jesús Martínez Alcázar sigue difundiéndose a través de todos los medios, y continúa la falta de recursos en el Municipio de Morelia para cumplir con el Proyecto Prometido en su Campaña a los Animalistas de Construir el Mejor Centro de Bienestar Animal de México, el Centro de Atención Animal (CAA) no sólo sigue abandonado a su suerte sino que está disque a su cargo una mujer que se firma como veterinaria, pero que ¿permite, fomenta o le es indiferente la crueldad y todo tipo de atrocidades, ante las que siempre responde con su disculpa más inteligente: “¿Pues yo qué puedo hacer?”. Mientras la campaña sigue para difundir la pericia e independencia popular del Presidente Municipal, en el Centro de Atención Animal falta todo, sobre todo inteligencia y corazón, pues el maltrato animal llega a nivel de los cuentos de terror, la psicopatía, el horror y el deterioro de la moral pública, paralelamente a la condena animalista y social, que está con justicia indignada y escandalizada por la crueldad contra de los desdichados animales sobrevivientes de las calles: cuyos aullidos y ladridos por tanto estrés y maltrato se escuchan cuadras a la redonda del flamante, innovador y reluciente CAA.

Frente a este indolente y cruel escenario, con fecha 19 de Agosto de este 2016, en su carácter de Presidentas de la Asociación Michoacana Amigos de los Animales (AMICHAA) y Generando Hogares de Amor para Animales Desprotegidos (GHAPAD), las ciudadanas Lourdes Cortés y Esmeralda Cerda se dirigieron por escrito al C. Presidente Municipal, el Ing. Alfonso Jesús Martínez Alcázar, para exponerle todo lo que está ocurriendo en el Centro de Atención Animal, que atenta contra el bienestar animal, otorgando servicios totalmente carentes y faltos de sensibilidad, por lo que le solicitan la DESTITUCIÓN DE LA C. ANNEL NIETO ALVAREZ quien se encuentra a cargo del Centro de Atención Animal y de la MVZ TANIA PAULINA ARELLANO MONTES, por las razones siguientes:

1) La ausencia de la Jefa del Departamento, que nunca se encuentra en el área de trabajo, que no tiene proyectos, ni plan de trabajo y obstaculiza su funcionamiento, actuando con falta de ética y profesionalismo.

2) La Jefa del Departamento, ANNEL NIETO ALVAREZ, ha impuesto como encargada del trato medico-veterinario a la m.v.z. Tania Paulina Arellano Montes, quien atenta contra la vida de los perros, dejando a las perras preñadas en una jaula con más perros y al dar a luz los otros perros se han comido sus crías delante de ellas, mientras la “directora” argumenta que “Ella qué puede hacer”. Cuando por todo lo que puede hacer y no hace puede ser sujeta al arbitrio del Código Penal del Estado de Michoacán por maltrato animal, pues no sólo no sabe y no le interesa el Bienestar Animal, sino que ordena sacrificios de perros que no deben o no son candidatos a sacrificio, para no trabajar y no gastar.

3) Por maltrato animal, en agravio del Ayuntamiento y de la Sociedad, ya que como no tiene la capacidad o no le interesa organizar y dirigir a los empleados del Centro, el personal encargado de atender a los perros no los trata correctamente, pues se encuentran en mal estado de salud, húmedos siempre, comen en el suelo alimento mojado de su propia orina y excremento, porque les avientan la comida en el piso. Agregado a que las jaulas son lavadas estando los animales dentro. Además de que no tiene control de los animales, pues nunca sabe cuántos hay, cuantos están en el programa de adopción, ni datos concretos y eficientes, además de que se la pasa delegando responsabilidades y se retira de vacaciones y fines de semana sin importarle el Centro y las actividades o compromisos que haya en el mismo.

4) En todas las reuniones o mesas de trabajo a las que asiste nunca aporta nada, por el contrario su actitud es soberbia, prepotente y descarada.

5) Nunca contesta los fines de semana porque ella se niega a trabajar fuera de lo que considera su horario laboral, ya que no sabe o simula no saber que su empleo es de confianza y operativo.

6) Sin dictamen etológico y profesional decide el sacrificio de perros que considera agresivos para restar trabajo y recursos al CAA.

7) Contando con esa clase de personas al frente del Departamento no es posible que avance dicho Centro, pues la m.v.z. Tania se la pasa en el teléfono en horario de trabajo, porque no hay presupuesto, por lo que no se está cumpliendo con lo estipulado en el Reglamento, ya que siguen las ventas de animales que están prohibidas en “EL AUDITORIO” y en “SERVICENTRO”.

8) Estas impresentables empleadas públicas, pagadas con recursos públicos, por sus perfiles y actitudes inhumanas no son capaces de tener un trato digno con los animales, y como en los bárbaros tiempos pasados, han vuelto a convertir este lugar en un “MATADERO MUNICIPAL”.

9) Porque es vox populi que una Regidora “Independiente”, Katia Ortiz, no sólo se metió en un área ajena a su competencia en el Cabildo, sino que desde el principio de esta administración viene intrigando y dividiendo a los animalistas con bajezas y actitudes antirrepublicanas y antidemocráticas, además de promover este tipo de personal para el CAA y tras las bambalinas de su teatro municipal protege estas arbitrariedades al defender que sigan esta clase de personas en la cabeza del Centro, de cuyas irregularidades tienen evidencias listas para darlas a conocer al Presidente Municipal y al Gobernador (a quien envían una copia de esta solicitud) y hasta públicamente de ser necesario.

10) Porque este llamado de alerta y auxilio de lo que está sucediendo en el CAA, debe ser atendido con criterio republicano, pues tanto los Convenios Internacionales con ONU, UNESCO y nuestras leyes y normas nacionales, estatales y municipales, estás siendo violentadas, pues se trata de seres vivos sintientes, no de plantas que estas irresponsables empleadas municipales puedan dejar abandonadas e irse de vacaciones o de fin de semana tranquilamente, dado que se trata de UNA ÁREA OPERATIVA QUE REQUIERE ATENCIÓN URGENTE, y cuyo abandono no sólo anuncia tormenta sino que amenaza con pervertir todo orden de gobierno y gobernanza.

Con este sintético recuento de daños y cuentos de terror, denuncia y clamor, las Presidentas de las Asociaciones AMICHAA Y GHAPAD, con el derecho y las atribuciones que la Carta Magna les concede como asociaciones civiles, terminan la atenta solicitud de pronta intervención al Gobierno Independiente y Ciudadano del Ing. Alfonso Martínez, Presidente Municipal de Morelia, concluyendo que no se puede priorizar ninguna dilación ante estos cuentos de terror, pues le hace un flaco favor a su administración, atentan grave y delictivamente contra el bienestar animal y provocan la protesta ciudadana.

Fuente del articulo: http://michoacantrespuntocero.com/de-promesas-municipales-indolencias-delitos-y-otros-cuentos-de-terror/

Fuente de la imagen: http://michoacantrespuntocero.com/wp-content/uploads/2015/11/Alfonso-Mart%C3%ADnez.jpg

Comparte este contenido:

Libro: Escuelas Creativas por Ken Robinson con Lou Aronica

Europa/ Reino Unido/Septiembre 2016/ Reseña/http://www.casadellibro.com/

Resumen :

Un enfoque revolucionario sobre como educar.Robinson desarrolla enEscuelas creativaslas ideas de su famosa charla TED Como la escuela mata la creatividad y ofrece soluciones innovadoras y revolucionarias para uno de los problemas mas relevantes de nuestra sociedad: como transformar un sistema educativo que no funciona.En una epoca en la que los procesos de evaluacion se estandarizan, las escuelas pasan por momentos dificiles y tanto estudiantes como educadores sufren una presion enorme, Robinson nos ofrece soluciones practicas para terminar con el caduco sistema educativo actual heredado de la Revolucion Industrial. Para lograrlo, propone darle a la educacion un enfoque personalizado. Sugiere aprovechar el potencial de los recursos tecnologicos y profesionales disponibles y fomentar asi la participacion de los estudiantes para que pierdan el miedo a equivocarse, desarrollen su pasion por aprender y su creatividad, y esten preparados para afrontar los retos que les depare el futuro.Repleto de anecdotas, casos, investigaciones y consejos de profesionales pioneros en el tema,Escuelas creativasapasionara a cualquier interesado en la educacion, porque le hara replantearse muchas ideas preconcebidas…

 

Fuente:
http://www.casadellibro.com/libro-escuelas-creativas/9788466335041/3052235

Fuente imagen

https://lh3.googleusercontent.com/JWPfLPfa7UuwN2FhnhQ-_LnaIoXUVQzgBcya-Mzb_-O1q9oG5cECoCFPXUam_Og8tRtY=s85

Comparte este contenido:

Los Maestros y la lucha política en México

Poco a poco y con enormes esfuerzos, serios golpes, dificultades internas y varios errores sobre los que reflexionar, los maestros disidentes han logrado abrir camino a su rebelión contra la reforma impulsada por el gobierno de Peña Nieto y ser oídos en buena medida por una sociedad que había sido capturada por el discurso empresarial que difunden persistentemente los medios de comunicación. Han ido, en efecto, ganando terreno, desmontando mentiras, resistiendo el encarcelamiento de algunos de sus dirigentes y los asesinatos y la violencia sufrida durante las protestas.

En unas cuantas semanas de intensa movilización, los mentores lograron que las ideas-fuerza del gobierno peñista, la cuales propagaban el discurso doble de que la reforma acabaría con los “privilegios” de sectores de maestros al imponer la llave maestra de la “evaluación” de los docentes para alcanzar la “calidad” educativa, se desgastaran y, hasta cierto punto, dejaran de tener sentido. La batalla, no obstante, no está aún ganada, y todo augura que el proceso será largo.

En el transcurso, el movimiento protagonizado por los maestros ha producido ya, particularmente en los últimos meses, un conocimiento que vale la pena recuperar y analizar. En realidad, todo auténtico movimiento permite ver aspectos de la realidad que permanecen ocultos o ignorados hasta el momento mismo de la acción colectiva. En ese sentido, con frecuencia se repite que dejan valiosas experiencias. Pero, adicionalmente, este movimiento se produjo en momentos de particular desgaste de las fuerzas políticas del país y en medio de un escandaloso deterioro social marcado por la violencia y una crisis económica no declarada, todo lo cual le imprime una dimensión que es necesario examinar.

Un gremio clave

Ciertamente, una de las cualidades del gremio educativo es estar en todas partes, desde el rincón más alejado y agreste del país hasta el barrio más céntrico de cada ciudad. Como conjunto, sólo a los maestros les es dado este don de ubicuidad. Los curas, los policías y, si hay suerte, los médicos llegan donde sea (al menos como posibilidad), pero no hay tantos para estar en todas partes. En México hay casi 1.5 millones de maestros de todos los niveles escolares, distribuidos en poco menos de 250 mil escuelas, que atienden a un aproximado de 30 millones de niños y jóvenes. Es esto lo primero que hace peligrosos a los maestros y por lo que se les intenta tener siempre bajo control.

Todo poder estatal interviene, de una manera u otra, en esa formidable herramienta de estructuración social que es la escuela. Pero un Estado interventor y autoritario como el que ha sufrido México a lo largo de su historia, y especialmente el emanado de la contienda revolucionaria de principios del siglo pasado, consideró como una de sus prioridades el control del sistema educativo y la sujeción de sus actores como extraordinario medio de consolidación y proyección estatales. No hay que olvidar, como señala Raymond Williams, que “Las instituciones educativas suelen ser los principales agentes transmisores de una cultura dominante efectiva, implicando actualmente una importante actividad económica y cultural; y ciertamente es ambas cosas en el mismo momento.”1

En México, los trabajadores de la ciudad y el campo fueron incorporados a través del partido oficial y de un conjunto de instrumentos de control político a la estructura misma del Estado, impidiendo por diversos medios (concesiones, corrupción y represión combinadas) toda forma de organización y actuación autónomas e independientes. El gremio magisterial fue particularmente disputado, pues la nueva burocracia estatal confiaba, además, en que podría cumplir un relevante papel en la edificación del país posrevolucionario que comandaba, de manera que el gremio desempeñó siempre un papel destacado en el marco del corporativismo mexicano.

La resistencia de segmentos de los maestros a tales pretensiones viene, por tanto, de muy lejos. La lucha magisterial por mejorar sus condiciones de trabajo y salariales, así como las batallas por alcanzar la autonomía y la democracia de su organización sindical, ha sido una constante. Tras haber sido un pilar de las reformas cardenistas de finales de la década de 1930, los maestros fueron severamente golpeados y su organización cayó en manos de líderes charros, sostenidos por el poder estatal quienes, a cambio de la posibilidad de agenciarse jugosos negocios, han estado al servicio del priismo para coartar la acción magisterial, corromper a parte de sus agremiados y entregar (o negociar) su apoyo al gobierno en turno.

No obstante, someter a los maestros no ha sido fácil, y la segunda mitad del siglo xx da plena cuenta de las múltiples luchas, sección por sección del sindicato, de quienes han buscado incansablemente liberarse de ese yugo y defender las condiciones laborales del magisterio. Recordamos a Othón Salazar y al movimiento impulsado por él como parte ejemplar de esas batallas, sin las cuales sería difícil comprender la enjundia y determinación de los maestros que hoy luchan en muchas partes del país.

A golpes y con toda clase de triquiñuelas, los líderes abyectos han logrado mantener hasta ahora el control de la dirección nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la mayoría de las secciones estatales, pero no han podido evitar que en varios estados y en buena parte de la capital del país triunfase la disidencia respecto al oficialismo.

Aunque la fuerza principal de los maestros independientes ha estado históricamente en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, ahora los contingentes opuestos a la reforma peñista han ido en consistente aumento, produciéndose movilizaciones de profesores en lugares donde el priismo los tenía bajo riguroso y añejo control. Frente a la nueva ofensiva gubernamental, el proceso ha sido lento y dificultoso, pero durante los últimos tres años las razones de la protesta se han discutido de manera incansable escuela por escuela con los mentores no involucrados y con los padres de familia. Ese debate ha llegado a las comunidades y los pueblos, a las casas pobres que dan particular valor al trabajo de sus maestros, ampliando la base social que apoya la lucha magisterial, formando en entidades como Chiapas y Oaxaca un movimiento popular de profundo alcance.

Y es que, sin duda, la torpeza gubernamental ha sido acicate fundamental y alimento cotidiano de este movimiento, pues lleva a cabo en forma despótica –apostando al uso de la violencia estatal y al control corporativo– el proceso de evaluación que evidencia sus inconsistencias y pende como amenaza para miles de maestros que han perdido o podrán perder el empleo. Pero también se han conjugado las luchas pasadas cuyas razones persisten, el malestar que recorre el país, el hartazgo y la determinación que empiezan a dar forma a una voz popular que, articulada por la lucha magisterial, va más allá de sus importantes reivindicaciones y perfila programa, organización y medios de lucha que repercutirán en el futuro próximo.

Este hecho plantea al magisterio un reto mayúsculo que implica a su fuerza y experiencia políticas. Hasta ahora han pesado la dinámica gremial y las demandas del ámbito laboral que el gobierno ha atropellado, pero la crisis evidente de la educación entretejida con la situación deplorable del país pone en otra tesitura a los maestros.

Esto quizás explica que el poder del Estado haya echado mano de su viejo arsenal, que combina la negociación con la amenaza y la represión brutal para intentar detener las protestas y sacar adelante su proyecto.

Lo desnudado por la lucha magisterial

En México se habla desde hace tiempo de cambios que supuestamente han permitido dejar atrás el régimen político de partido de Estado; incluso, algunos han llegado a la impostura de considerar que ha habido una transición democrática. Pero durante el movimiento de los maestros se han hecho evidentes no sólo la persitencia del régimen autoritario, que sigue luciendo sus lados más dañinos, sino las rearticulaciones del sistema de partidos de Estado que validó las reformas de Peña.

Por un lado, debe reconocerse que la tranquilidad o el cinismo con que el gobierno peñista enfrenta las atrocidades cometidas da cuenta de los asideros que le restan aún. Para muestra, señalemos la actitud de todos los gobernadores (formalmente de filiación política distinta) y, en particular, la complicidad con que ha actuado Miguel Ángel Mancera en la Ciudad de México, prestándose el virtual jefe del perredismo a ser parte del atropello de las libertades políticas magisteriales.

Pero, por otro lado, es notable que se trata de un régimen carente de la legitimidad de tiempos pasados, bastante menos eficaz políticamente y que de forma cada vez más frecuente requiere hacer uso de las peores formas priistas contrarias a la convivencia democrática, como la difamación, la amenaza, la persecución, la imposición, el encarcelamiento y, por último, la violencia armada, que ha causado ya la pérdida de vidas.

Pero el magisterio no sólo ha tenido que enfrentar la fuerza gubernamental. En este conflicto hemos visto a un sector empresarial sumamente activo y beligerante, que muestra su tradicional torpeza política, pero también la avidez con que está dispuesto a defender los intereses que ve en juego con la reforma peñista.

Junto con el surgimiento del Partido Acción Nacional, las derechas clerical y empresarial desplegaron una persistente oposición a los principios laicos y sociales que antaño inspiraban la educación pública y, junto a esto, desplegaron un agresivo discurso contra los mentores, quienes escapaban en general a su influencia ideológica. A tal propósito respondieron las diversas agrupaciones de padres de familia creadas el siglo pasado. Hoy han renovado sus formas y se presentan con mayores pretensiones hegemónicas, pero el contenido es el mismo.

El proceso de privatización neoliberal tiene en realidad diversas expresiones, y una de ellas es el protagonismo del sector privado en áreas reservadas (aunque siempre disputadas) que forman lo público o, en el caso de México, también en el espacio de la lucha política abierta, que antes le era vedado. Claudio X. González hijo y sus huestes de Mexicanos Primero constituyen la parte más activa y agresiva de un empresariado que hace tiempo busca, particularmente en contubernio con Televisa, el negocio educativo, camino que ha venido abriendo a través de las distintas fundaciones donde participa y de las cuales ha sacado buen provecho.

Es el negocio de los servicios educativos, pero también una pretensión de predominio ideológico, como muestra la agresiva injerencia de los medios de comunicación. Con claro tinte clasista y hasta racista, la televisión en particular se ha empeñado en denigrar y difamar la figura del maestro. No sólo construye un discurso sobre las formas violentas que, según esos medios, caracterizan este movimiento, sino que busca apuntalar la intolerancia de la respuesta gubernamental. Partidarios del uso de la fuerza y la represión, estos dueños del dinero no miden las consecuencias, pues forman parte definitoria del deterioro del país.

El tercer frente que han tenido los maestros en lucha es el propiamente sindical. Es cierto que el charrismo golpeado del SNTE aparece tan dócil y servil ante la iniciativa gubernamental que resulta poco útil, pero en el ámbito interno es un instrumento que busca minar la dirección del movimiento, golpea a los maestros en cada lugar que puede, y se presta a cualquier maniobra para hacer fracasar el movimiento.

En medio de una tendencia mundial de reestructuración del trabajo, que con el desempleo estructural amenaza severamente sus condiciones, recorta derechos y tiende a desaparecer la seguridad social, los sindicatos han sido desprestigiados y denigrados como una manera de socavar la resistencia de los trabajadores. En México, además, el Estado se ha empeñado en combatir con todos los medios a los sectores independientes, como lo recuerda el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas. De tal forma, los mentores saben que en este movimiento se juega también la subsistencia de los reductos democráticos logrados en el snte.

Éste es un tema complejo que no podemos abordar aquí en todas sus dimensiones. Pero debe señalarse que, en efecto, las formas sindicales en general se han deteriorado. En el magisterio las cosas no son diferentes. Por tanto, en la medida en que la estructura sindical de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es su columna vertebral, el movimiento está ante la necesidad de sacudirse inercias y métodos de organización desgastados, que llegan incluso a atropellar la democracia interna. En particular, la misma acción masiva de los maestros y las definiciones que habrá de tomar el movimiento ponen sobre la mesa el requerimiento de formas y métodos colectivos de relación y organización de los mentores que construyan y respeten sólidas decisiones mayoritarias y constituyan así un blindaje para la fuerza adquirida.

El manto negro que quiere cubrir Nochixtlán

Los acontecimientos alrededor de lo ocurrido en la dramática jornada del 19 de junio en Asunción Nochixtlán, Oaxaca, expresan dolorosamente el estado que guarda la situación política del país, donde la impunidad es signo distintivo.

El paisaje tras la batalla en el pueblo mixteco resulta desolador. Una mezcla de rabia y miedo se ha instalado entre sus casi 15 mil habitantes. Y es que pasan los días, las semanas, y lo ocurrido está aún en la absoluta penumbra. La primera versión oficial no tardó en caer; mostró un poder al que le cuesta, incluso, mentir bien. Los videos que de inmediato circularon en las redes sociales mostraron que los policías federales entraron en el pueblo disparando contra la gente. Los pobladores han contado desde ese día una y otra vez lo vivido, y en sus relatos no ocultan la rabia con que resistieron el ataque y lograron que el bloqueo carretero se mantuviera. Pero detallan también las formas delictivas con que actuó la autoridad y las inhumanas formas con que fueron tratados los heridos y los niños.

Hoy es impreciso aún el número de muertos y heridos. Unos han hablado de 8 decesos, otros de 9, algunos más de 11 y, en la ancestral incredulidad, la voz popular opina que seguramente fueron varios más. Lo mismo sucede con los heridos: la danza de declaraciones y el manejo absurdo de las cifras (¿acaso no hay diferencia entre 30 heridos o más de 100?) los han obligado, junto a los familiares de los asesinados, a denunciar en la plaza del emblemático Tlatelolco el daño sufrido. ¿Realmente es tan difícil precisar cuántas vidas se perdieron ese día y cuántas sufrieron daños? No, a menos que se quiera ocultar. Por ello, sin la menor vergüenza, las autoridades declaran que “no se puede dar un número concluyente de fallecidos y heridos”.2

El gobierno, a través de la Secretaría del Gobernación, ha vuelto a mostrar, igual que con los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que las vidas segadas y los hechos brutales en que están involucrados sus fuerzas policiales no lo inmutan ni conmueven. La ceguera que provoca tal insensibilidad los ha llevado a cometer, adicionalmente, el atropello de ofrecer reparación del daño, cuando lo urgente radica en hacer justicia y castigar a los culpables. Resulta dificil no creer que tal torpeza es en realidad un fallido intento de cooptación.

Son oscuras las razones de que el poder decidiera enfrentar de tan inadmisible manera, tras haber roto el bloqueo de la carretera internacional que va a Oaxaca, a los pobladores de Nochixtlán. El pueblo había expresado su decidido apoyo a la lucha magisterial, pero se sabe que no es el único, sobre todo en la región mixteca. ¿Se buscaba dar un castigo ejemplar? ¿Les enfurecía especialmente que estuviera bloqueado el acceso a la refinería Dovalí? Otras versiones corrieron en los medios de comunicación; lanzaban la provocación de que había sido realmente un enfrentamiento auspiciado por algún grupo armado (algunos señalaron directamente al Ejército Popular Revolucionario); así, además de contribuir a la confusión y según la cobarde versión gubernamental, los agresores resultaban las víctimas.

Nochixtlán es un acontecimiento que permite entender la naturaleza del régimen político del país y su nivel de degradación. Mentiras, difamaciones, violencia, deshumanización extrema que prueba sin sutilezas que importan más los intereses materiales afectados que la pérdida de vidas humanas. En ese ambiente se rearticula el priismo actual, y –en complicidad– la clase política se reproduce en este régimen.

Pero Nochixtlán también revela el compromiso popular que se forja, la determinación y el valor con que pueblos enteros del país están dispuestos a enfrentar la violencia instalada por el entramado estatal y del crimen organizado, como expresa la lucha de las autodefensas y las policías comunitarias. Hay ahí una poderosa fuerza, cruzada aún por organizaciones muy disímbolas o marcada por la acción espontánea y esporádica, pero determinante.

Esto lleva de nueva cuenta a reflexionar sobre las formas que adquiere ahora la lucha política popular, donde los maestros han sido elementos decisivos gracias a su solidaria acción en todos los conflictos y agravios sufridos, particularmente en Oaxaca y Chiapas, por los desposeídos de la ciudad y el campo.

Desde hace tiempo se discute de forma superficial el tema de la radicalidad y su proceder en los movimientos y las protestas. En realidad, es un asunto tan viejo como la lucha política misma, pero no deja de sorprender la gran propagación de la idea (construida en los medios televisivos) de que la pugna de los maestros ha recurrido a métodos violentos inadmisibles. La respuesta del magisterio se ha centrado en que son falsas acusaciones, difamaciones y montajes provocados para despertar el repudio social a su movimiento y justificar la represión y los despidos. Incluso, intelectuales considerados progresistas y bien informados juzgan que, aun cuando tuvieran justeza las demandas, los profesores han cometido inaceptables excesos. ¿Es así? ¿Quién pone los límites? ¿Quién determina que un bloqueo carretero o un plantón es delito?

Vale la pena repensar el tema de las formas que adquiere la lucha social y política, pues las fuerzas políticas y los propios movimientos parecen estar presos de esas construcciones mediáticas que dan por válidas sólo ciertas formas y, en tono cada vez más elevado, desacreditan y condenan otras. Se trata de un tema delicado y clave en el éxito o el fracaso de su lucha.

Las herramientas de los maestros para exigir la derogación de la “reforma educativa” y defenderse de la agresión contra sus derechos han sido, por una parte, las que les ofrece estar organizados sindicalmente (el paro laboral y la movilización de sus agremiados, principalmente); y, por otra, las distintas conexiones e interacción del gremio con la sociedad en su conjunto.

Las multitudinarias marchas que desde décadas atrás han sido el principal medio utilizado por las protestas (recordemos las realizadas contra el fraude electoral, en reclamo por la asfixia en que se tiene al campo, para detener la violencia irracional y por la aparición de los normalistas de Ayotzinapa) han resultado, a los ojos de muchos, inútiles. El poder no escucha y, pese a eso, trata de limitarlas y desprestigiarlas.

El movimiento magisterial ha combinado diversas formas de acción, y eso le ha permitido poner al gobierno en la mesa de la negociación y abrir la posibilidad de debatir una verdadera y democrática reforma educativa. Las luchas necesarias buscan todos los medios que les permitan agrupar la mayor fuerza posible; por ello, en general son formas abiertas y democráticas. Pero cuando los agravios suben de tono (y Nochixtlán es el caso), resulta natural que la protesta también lo haga. Ese principio elemental parecen ignorarlo quienes hoy se asustan de la fuerza enérgica aflorada en el sur del país, pero no se revelan frente a la impunidad con que el gobierno ha actuado.

El movimiento pone esencialmente en juego su fuerza, pero el apoyo que logre en otros segmentos de la sociedad es fundamental en el resultado. Las alianzas y los reagrupamientos de diversas expresiones y organizaciones se vuelven por tanto indispensables para alcanzar los objetivos. En el caso de la lucha magisterial se ha desplegado un importante abanico político que la apoya, pero que carece aún de articulación y medios para impulsar sus acciones que permitan fortalecer el proceso, lo cual hace pensar que el movimiento no se ha desplegado aún en toda su potencia.

Por lo pronto, es claro que la reforma educativa requerida será posible sólo si se impide que los valores e intereses mercantiles se instalen como generales en el sistema público de educación. Y ésta supone una batalla que habrá de librar el conjunto de la sociedad mexicana.

Estamos por tanto ante un acontecimiento de la mayor relevancia, donde puede ponerse en juego la lucha por una nueva hegemonía que involucre el cambio en todo el entramado social. En México se avecinan batallas de gran envergadura, en la medida en que las pequeñas o locales se multiplican cada día. Nadie puede saber si la lucha magisterial abrirá el torrente de la acción popular en todo el país, pero sin duda está dando un aporte sustancial.


1 Raymond Williams. “Base and superestructure in marxist cultural theory”, en Roger Dale. Schooling and capitalism: a sociological reader, Londres: Routledge & Kegan Paul, 1976, página 205.

2 La Jornada, 1 de julio de 2016.

Fuente: http://revistamemoria.mx/?p=1196

Imagen: revistamemoria.mx/wp-content/uploads/2016/08/diego-40web-768×390.jpg

Comparte este contenido:
Page 2394 of 2733
1 2.392 2.393 2.394 2.395 2.396 2.733