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El caso Eton: cómo las escuelas de prestigio forman a las nuevas élites

Europa/España/28 de Agosto de 2016/Autor: Hector G. Barnés/Fuente: El Confidencial

David Cameron, Boris Johnson, el príncipe Harry, el príncipe William, los actores Eddie Redmayne, Dominic West, Hugh Laurie y Tom Hiddleston, John Maynard Keynes, George Orwell, Guy Burgess y otros 18 primeros ministros británicos. Todos ellos pasaron por las aulas de Eton, el internado privado de más rancio abolengo de Inglaterra, a un tiro de piedra de Windsor y relativamente cercano a Londres. Durante más de cinco siglos, Eton College fue el lugar donde había que enviar a tus hijos si querías que su siguiente paso se diese en Oxbridge (Oxford y Cambridge); en definitiva, era una fábrica de políticos, banqueros, arzobispos, actores de primera fila y figuras del mundo de arte.

La cosa es muy distinta ahora, gracias a lo cual, y máxima lampedusiana mediante, todo sigue siendo igual. Un reportaje publicado en el último número de ‘The Economist’ resulta tremendamente revelador de los cambios que este centro ha experimentado durante las últimas décadas, acorde con el ritmo de la sociedad inglesa, y que ha provocado que una élite deje lugar a otra. Ya no se trata de los viejos OE (‘old etonians’) que pertenecían a la aristocracia y que garantizaban que sus hijos siguiesen sus pasos en las aulas del internado, sino los nuevos ricos que han ocupado su lugar. Eso sí, tan solo hombres, puesto que las chicas siguen teniendo vetado su acceso al colegio.

“La escuela tiene como objetivo educar a la élite, como siempre ha hecho, pero se ha transformado con el objetivo de acomodar a una nueva élite definida por el dinero, su cerebro y la ambición, no el pedigrí, los títulos y sus tierras”, explica el periodista Christopher De Bellaigue, que estudió en el centro durante la segunda mitad de los ochenta. Desde entonces, han cambiado multitud de cosas, pero a simple vista todo sigue igual, con la única diferencia de que hay un poco más de diversidad racial en sus aulas. Todo ello a pesar de los esfuerzos de sus dos últimos directores, Tony Little y Simon Henderson, por convertir Eton en lo que nadie pensó nunca que podría ser: un agente de movilidad social en el cual pudiese estudiar “un niño pobre de una escuela pública del norte o de un centro privado del sur”.

Adiós aristocracia, hola riqueza líquida

Los datos hablan, y nos dicen mucho de cuál va a ser el futuro de las grandes universidades. En 1960, los padres del 60% de los alumnos de Eton habían estudiado en el colegio. En 1994, el porcentaje descendía hasta el 33%, y actualmente se encuentra en un 20%. Es, en apariencia, el resultado de un proceso por el cual la sociedad británica empujó a que el centro ayudase a los jóvenes brillantes de entornos más desfavorecidos a estudiar en él, algo que ocurrió especialmente a partir de 1990, cuando desapareció la Lista de Eton, donde los antiguos alumnos apuntaban a sus hijos para estudiar en el colegio cuando fuesen mayores.

Desde entonces, y a pesar de que el precio de la matrícula ha aumentado a unas 34.000 libras al año (también lo han hecho las ayudas a los estudiantes), el criterio de entrada ha sido el rendimiento académico, y las pruebas realizadas por el centro, cada vez más complicadas. Cada año, unos 1.500 estudiantes aspiran a ocupar las 260 plazas ofertadas. Sin embargo, este cambio del criterio de admisión no ha provocado que la configuración del centro refleje exactamente la de la pirámide social británica (obviamente), sino, más bien, que una élite haya sido sustituida por otra. En primer lugar, porque Eton arrastraba una imagen muy particular y negativa tanto entre la izquierda como en las capas inferiores de la sociedad inglesa.

La diferencia fundamental es que, en las últimas décadas, una nueva élite de alumnos ha irrumpido en las aulas de Eton, a la par que lo hacían en la economía global. Ya no se trata de una cuestión de pobres contra ricos, explica, sino de pobres contra dos clases de ricos, la nueva élite y la vieja élite, “descendiente de las clases altas eduardianas”. Pero la diferencia sustancial es que esta nueva clase global de primer nivel “está probablemente mejor situada para preservarse a sí misma que la vieja”.

¿Cómo se ha producido esa sustitución de una élite por otra? Básicamente, a través de una cada vez más dura competición. Como explica De Bellaguie, “la batalla para entrar en Eton es el primer intercambio en una relación entre padres, niños y el colegio que está caracterizada por las altas expectativas”. En esa lucha por hacerse con uno de los contados puestos, los padres ricos “quieren que sus hijos florezcan y vayan a una universidad excelente, preferiblemente Oxford o Cambridge”. Son los que van a gastar su dinero en las matrículas. Por otra parte, los jóvenes becados, que tienen que demostrar que son merecedores de ese dinero. Y, al fondo del todo, la vieja aristocracia, que reza para que las matrículas no se encarezcan aún más.

Guerra de élites

Lo que ha ocurrido en Eton es una ilustración de la guerra que en las últimas décadas se ha librado a un nivel más global entre la vieja élite y la nueva, surgida bajo el amparo de la supuesta meritocracia. En realidad, como sugiere el reportaje, un disfraz para ocultar la realidad que antes era evidente y que ahora se camufla: que los ricos siguen perpetuando a los ricos en las posiciones de poder a través de muy diferentes mecanismos. Como señala el periodista, muchos padres invierten grandes cantidades de dinero para “preparar a sus hijos sin clemencia, contratando tutores, obligando a los niños a realizar incontables test de razonamiento verbal y no verbal, y enviándolos a clases de oratoria para que aprendan a ser empáticos y chispeantes”. Un factor que los diferencia de esos otros niños de las clases bajas que no tienen dichas posibilidades.

“Un pequeño número de etonianos son pobres; algunos viven modestamente bien; pero la mayoría son tremendamente ricos, según los estándares de la mayor parte del mundo”, explica el reportaje. “Una de las consecuencias de la transformación de Eton es garantizar que los hijos de los muy ricos sigan siéndolo”. En parte, por los mismos y tradicionales mecanismos de perpetuación: “Cuanto más te acercas a la gente poderosa y exitosa, más fácil es que te conviertas en uno”, como ocurrió a Cameron y Johnson, compañeros en el centro.

Pero también se debe al replanteamiento que este colegio de élite ha hecho de su programa educativo. “En los años cincuenta, era haber estado en Eton, más que la educación que recibiste ahí, lo que te preparaba para el éxito”, recuerda De Bellaguie. “Ahora es verdad lo opuesto. Los profesores son soberbios, las instalaciones no tienen igual, los resultados son impresionantes”. Cultura del esfuerzo, actividades extraescolares, ética de trabajo son algunas de las cualidades que se intentan transmitir a los alumnos. De ahí que, después de todos los cambios, Eton siga siendo, siglos más tarde, “uno de los mejores empujones que el dinero (o tu cerebro, o tu ambición) puede darte”.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-08-23/nueva-elite-eton-colegio-privado_1248437/

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Expertos: niños refugiados necesitan clases especiales y más apoyos

América del Norte/México/28 de Agosto de 2016/Autor: Isaias Alvarado/Fuente: La Opinión

Clases especiales que aceleren su aprendizaje, asesoría legal, tutoría sobre el sistema judicial y personal calificado que les entienda, son algunas de las estrategias que deben implementar las escuelas públicas de Estados Unidos para que los niños refugiados de Centroamérica y México, cuyo éxodo ha vuelto a repuntar en los últimos meses, logren el cometido que los trajo a este país: tener una vida mejor.

A esta conclusión llegó un panel de expertos luego de analizar los desafíos que se han presentado en los planteles por la llegada de miles de menores y sus familias que han huido de la pobreza y violencia en Centroamérica y México, y que fue uno de los temas analizados durante la tercera conferencia de la Asociación de Escritores de Educación (EWA) que esta semana se realiza en Washington D.C.

La ola de niños migrantes provenientes de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, ha sido uno de los retos más grandes a los que se enfrentan los distritos escolares en los últimos años.

De octubre de 2015 a junio de 2016, más de 42,000 jóvenes y sus familias fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza, el segundo periodo más elevado desde 2013, cuando este éxodo alcanzó su pico con 67,338 entradas.

“Los retos más grandes que tienen estos niños es que tienen poco tiempo para graduarse y la falta de conocimiento de cómo funciona el sistema de este país”, dijo Gabriela Uro, directora de política e investigación del Council of the Great City Schools, en la ponencia “Cómo educar niños inmigrantes para que tengan éxito”.

Adolescentes de entre 14 y 17 años conforman el sector más grande de niños refugiados, edades que comprometen las posibilidades para obtener un diploma de secundaria, continuar su educación superior y progresar.

“El mayor porcentaje de estos niños son hombres, pero también hay mujeres embarazadas y madres solteras”, agregó Uro respecto a otro desafío que enfrenta dicho grupo.

Necesidades y recomendaciones

Solo algunos distritos escolares, como los de Los Ángeles, Oakland y Nueva York, han creado programas que tienden la mano a los menores migrantes.

Pero muchos otros, reclamaron los expertos en el evento del EWA, no han hecho esfuerzos importantes para atender su rezago académico, la carencia de representación legal y la falta de apoyo emocional (por la violencia experimentada en sus países y su trayecto hacia EEUU, la separación de sus familias y su situación incierta al estar en un albergue).

Algunas de las estrategias recomendadas en el evento han sido ofrecer clases especiales que aceleren el aprendizaje de estos niños, incorporarlos estratégicamente en clases, formar grupos o programas especiales para ellos, y colaborar con organizaciones sociales para darles ayuda legal y albergue en caso sea necesario.

También se aconsejó contratar a personal calificado para dar servicio psicológico en casos de trauma y entrenar al personal docente y administrativo respecto al trato con jóvenes con experiencias y responsabilidades de adultos.

Algunos de los menores refugiados han llegado con deudas de traficantes de personas y con la obligación de trabajar para ayudar económicamente a sus familias.

“Tenemos muchos estudiantes en esa situación”, afirmó otro ponente del EWA, Luis Duany, director de apoyo escolar del Internacionals Network for Public Schools, con planteles en California y Nueva York.

“Los maestros tienen que entender a estos estudiantes y saber diferenciar qué necesita cada uno”, agregó.

Yolanda Torres, superintendente del Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York y también ponente en la conferencia del EWA, indicó que a pesar de que esta nueva oleada de migrantes está llegando en la adolescencia es posible subirlos al tren del éxito educativo, pero subraya que se necesita de voluntad política.

“Las escuelas deben proveerles servicios diferentes porque no todos estos niños tienen las mismas situaciones”, señaló Torres.

Preparar a los jóvenes refugiados en la transición a un nuevo y complejo sistema estadounidense evitaría que se metan en líos legales, según Uro.

“No deben ser aislados, sino les deben apoyar, brindarles más consejeros”, dijo.

Dada su precaria situación económica, los colegios comunitarios y los programas vocacionales son vistos como una vía apropiada para que los niños migrantes encuentren rumbo hacia una mejor vida.

La EWA reunió a más de 40 periodistas latinos de distintas ciudades de EEUU para escuchar los análisis de educadores, investigadores y expertos sobre temas como segregación, finanzas escolares, exámenes estandarizados, alumnos indocumentados y la preparación hacia la universidad.

Fuente: http://www.laopinion.com/2016/08/02/expertos-ninos-refugiados-necesitan-clases-especiales-y-mas-apoyos/

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Quienes educamos tenemos la obligación ética y moral de apoyar la paz

América del Sur/Colombia/28 de Agosto de 2016/Autor: Ángel Pérez Martínez/Fuente: Dinero.com

La federación Colombiana de Educadores, FECODE, decidió esta semana apoyar la campaña por el sí en el plebiscito por la paz. Este es un hecho propio de quienes trabajamos en educación y entendemos que la búsqueda de la paz debe ser un acto razonado propio de la condición y el desarrollo humanos. La FECODE es un sindicato que representa a 327.000 docentes oficiales y del cual han hecho parte más de 137.000 docentes que están pensionados. Aclaro no soy miembro de FECODE, y no siempre comparto sus posiciones con respecto a la educación, aunque considero justas la mayoría de sus reivindicaciones.

La decisión de la FECODE con respecto al plebiscito es la esperada, nadie puede tan siquiera imaginar a un buen maestro promoviendo la guerra, el combate, el odio o el irrespeto al otro.  Por el contrario, es a través de la educación que se pueden producir o fortalecer valores, romper paradigmas y desvirtuar de manera razonada ideologías que hagan daño a lo humano y a la convivencia pacífica. Las armas naturales de la educación son el conocimiento y un sentido crítico razonado frente a la realidad social y las conductas humanas que es en esencia lo que nos ha permitido avanzar en los ideales de libertad, justicia, inclusión, equidad y cuidado del medio ambiente. La educación tiene entre sus deberes ayudar a construir una sociedad donde valga la pena vivir.

Sostiene Julián de Zubiría que la “educación básica debe estar concentrada en desarrollar tres esenciales competencias transversales: pensar, comunicarse y convivir”, es decir, crear la capacidad de razonar en el ser humano que se expresa mediante la argumentación y los juicios sobre la realidad (razón teórica) o sobre las conductas (razón práctica). En la medida que progresa la vida humana y el conocimiento avanza razonar será una acción cada vez más compleja, pero bella a la vez. Por ello, en la medida que el conocimiento prospera y profundiza sobre cualquier tema, la educación de calidad como derecho fundamental resulta vital para asegurar la participación de las personas de manera razonada en la vida social, policía, económica y cultural de los ciudadanos. Eso sí, acepto, como sostenía Kant, que no todo es razón, recordemos que junto a la razón él determinó además a la sensibilidad y el entendimiento para definir desde estos 3 pilares lo cognoscitivo.

Al respecto, el Filósofo Estanislao Zuleta sostenía que según Kant son 3 las exigencias racionales (los lectores podrán apreciar que están vinculadas de manera estrecha con la formación y la educación). La primera, pensar por sí mismo, o la exigencia de renunciar a una mentalidad pasiva que recibe verdades de alguna autoridad, tradición o prejuicio, sin someterlas a su propia elaboración (critica razonada); La segunda, ser capaz de ubicarse en el punto de vista del otro, es decir, ser capaz, aún manteniendo el propio punto de vista, de entrar en diálogo con otras opiniones y posturas.; y la tercera, llevar las verdades hasta sus últimas consecuencias, es decir, tener la capacidad de aceptar que nos hemos equivocados cuando los resultados de nuestra investigación nos hacen ver que no estamos en lo correcto.

Es en este sentido que la educación debe abordar y razonar sobre la paz. Luego, lo que hay que enseñar y aprender no es el resultado final de los acuerdos de la Habana, que son importantes pero no definitivos para la paz; lo que se requiere enseñar y aprender es ¿por qué y cómo llegamos a la guerra?, y  ¿cuáles han sido las consecuencias de la guerra?, así como plantear la discusión de cuáles son las posibilidades de superar esas consecuencias como sociedad a través de una vida personal y social que permita la convivencia y la construcción del mejor camino posible hacía la paz, como ideal, no hay paz perfecta.

También hay que enseñar y aprender cuál ha sido el desarrollo y las luchas de la humanidad para conquistar la libertad, la justicia, la paz, y otros valores en diferentes momentos y contextos históricos. Seguramente ninguno de esos procesos ha sido perfecto, pero existe evidencia que otras sociedades han logrado alcanzar estos valores en mayor medida. Colombia hoy requiere de sus maestros una educación que sea capaz de suscitar el deseo y la necesidad de aprender sobre la paz, no la de ahora, la de siempre.

La decisión con respecto al plebiscito de una persona debería ser razonada, basada en la capacidad de evaluar los pros y los contras que conllevan los acuerdos de la Habana. No hay que tener miedo; al final el uso de la razón humana nos conducirá a la paz. La educación debe ayudar a pensar con sentido crítico en la necesidad de encontrar el camino más idóneo para conseguir la paz, con menos muertes, menos daños colaterales y menos tragedia para la sociedad. La educación debe coadyuvar a que nosotros como pueblo aprendamos a valorar la paz. Entre mayor valor le demos, mayor será el deseo de obtenerla. A partir del documento de Kant sobre la Paz Perpetua pregunto: ¿si mantener más de un ejército es o no una incesante amenaza a la guerra y la confrontación?; así mismo, ¿cuántos hombres más debemos tener pagos cuyo destino ha sido morir o matar en esta guerra interna que ya cumplió más de 60 años?, razonemos.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/quienes-educamos-tenemos-la-obligacion-etica-de-apoyar-la-paz-angel-perez/231236

Fuente de la imagen: http://contraluzcucuta.co/articulos/opinion-es-necesaria-una-educacion-para-la-paz/

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Maestr@s o de cómo no creemos en nosotros mismos

Mayra Castañeda

¿Cómo se le pueden enseñar valores a los niños cuando las redes sociales están inundadas de casos en los que los políticos, los futbolistas, los “artistas”, a pesar de ser groseros, altaneros, corruptos, viven en grandes mansiones, gozan de lujos y parecen felices? Y no sólo las redes sociales, los periódicos, la televisión, la radio, en fin, todos los medios de alienación masiva.

Cuando un niño o niña llega a la escuela ya trae tras de sí una gran carga de valores asignados no sólo por sus padres sino por la sociedad y los medios de comunicación. Cuando el pequeño ha salido con su madre al mercado, al súper, a una reunión con amigos o familiares, no puede evitar escuchar: “fulano de tal robó tantos millones al ayuntamiento o al estado” o “el presidente está quitándonos la riqueza nacional para pagarle a las empresas que lo colocaron en la presidencia”.

Quizá en ese momento las palabras, “ayuntamiento”, “estado”, “presidencia”, “riqueza nacional” estén desprovistas de significado pero en pocos años entenderá a lo que se refieren. Otros más tal vez escuchen: “nosotros en la miseria y los políticos dándose la gran vida” ¿quién no quiere darse la “gran vida”? este constructo se va fijando en la mente de los niños mucho antes de poner por primera vez un pie en una institución escolar. Tampoco los niños actualmente están exentos de la violencia que genera la frustración, el estrés y la presión económica sobre sus padres, cada vez resulta más difícil que los hogares mexicanos salgan a flote.

Según datos del CONEVAL  11.3 millones de personas sufren pobreza extrema y de 2010 a 2012 el número de pobres aumentó en 500 mil; las clases sociales han necesitado ser reestructuradas por la Secretaría de Economía para hacernos creer  en la ilusión de que seguimos perteneciendo a la clase media cuando lo cierto es que la clase baja, esa que no puede comer tres veces al día, no cuenta con servicios, no puede comprarse ropa nueva y pocas veces tiene acceso a la escolarización (aunque en las cifras oficiales aparezca lo cierto es que muchos de esos niños dejan de asistir a la escuela pues tienen que trabajar desde temprana edad), ha ido creciendo de manera alarmante.

La clase media ya está dividida en dos (clase media baja y clase media alta) y se han incluido una serie de indicadores culturales para proveer esa sensación de “pobres pero cultos” que tanto importa a la “clase media” aunque su ingreso económico real sea cada vez más bajo.

En contraste vemos cómo algunos privilegiados, la casta política y los miembros del narcotráfico, (que se confunden en muchos lugares pues han realizado, a la usanza de la monarquía, una serie de alianzas familiares) viven con grandes lujos, con ostentación. También ya en las redes sociales circulan fotografías de sacerdotes que hacen esta misma ostentación de carros de lujo y mujeres. El cinismo ha permeado nuestra sociedad y nosotros, los “simples mortales” nos creemos (porque nos lo han vendido y lo hemos comprado sin siquiera preguntar) que somos incapaces de cambiar esta realidad.
¿Con qué argumentos un padre de familia o un maestro puede rebatir lo que a todas luces el comportamiento social valida? Nuestros niñ@s y jóvenes conviven constantemente con ese contraste que produce una tensión muy fuerte entre ambos mundos: el irreal que tratan de pintarles en la escuela y en algunos casos en su hogar y lo que ven cuando prenden la televisión, se conectan a la red o salen a la calle. Sus pares les reafirman constantemente que lo mejor para sobresalir en esta sociedad es “hacer trampa”, burlar al maestros, las evaluaciones, las tareas, al fin de cuentas hay tres vías que los convertirán en triunfadores: salir en la televisión (a cualquier precio y haciendo lo que sea),  convertirse en político o entrar al narcotráfico y para ninguna de ellas es necesario pasar por la escolarización, no te piden grado académico para entrar en la corrupción, aunque el precio (eso no lo alcanzan a dimensionar) es mucho más alto.
No pretendo decir con esto que todo está perdido, al contrario, yo soy la primera convencida de que la escuela tienen un potencial no dimensionado y que los docentes podemos hacer mucho por cambiar nuestra realidad, pero lo primero que debemos entender es que nosotros hemos sido y somos parte del sistema que valida este tipo de conductas ¿cómo? En primer lugar hemos pasado por un proceso de “indefensión aprendida”. Somos como ese elefante de circo que de pequeño atan a una gran estaca con una soga muy gruesa y no se puede mover, cuando crecemos ya estamos programados para pensar que no podemos hacer nada contra la soga y la estaca, pero no nos damos cuenta del poder que hemos adquirido al pasar de los años.
Es momento de empezar a creer en nosotros de darnos cuenta de que cuando cerramos la puerta de nuestra aula nuestro ejemplo tiene más fuerza que ninguna otra cosa, pero tenemos que empezar a creerlo de verdad porque la simulación no sirve, no basta. Cuando entendamos este concepto en su absoluta dimensión daremos el primer paso para cambiar esta sociedad que, finalmente, los maestros también hemos construido.
Fuente del articulo: http://mayracastaneda.org/blog_60984_Maestr-s-o-de-como-no-creemos-en-nosotros-mismos.html
Fuente de la imagen:http://mayracastaneda.org/images/14445/1798210_10152096993794016_261583166_n.
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Consumo responsable hecho a medida

Isabel Benitez

Una de las limitaciones con las que se encuentra el sector de las “alternativas” es presentarse de una manera tan sectaria que muchas personas ni siquiera se atreven a entrar. Es lo que yo sentí, por ejemplo, la primera vez que me topé con la gente de la Cooperativa Integral Catalana. De repente, pese a sentirme muy cercana a la mayoría de sus principios, me di cuenta de que ni mi temperamento ni mi forma de la ver la vida eran tan radicales como para que me aceptaran en un grupo tan selecto.

Creo que no soy la única que se ha visto en este tipo de situaciones. Por eso, me gustó la aproximación que Andrea Deodato, responsable de Haciaotroconsumo.es, ofreció en la última Feria del Mercado Social de Madrid. Nada de criterios rígidos, nada de estándares imposibles de cumplir y solo al alcance de una minoría, nada de tener que luchar contra todos los elementos para poder lucir el distintivo de consumidor responsable – si es que acaso importa llevar la etiqueta colgando de la solapa.

Deodato propone entender el consumo consciente “no como un punto al que llegar, sino como un proceso continuo e individual”, personalizado.

Si bien uno de los rasgos que caracterizan el modelo de consumo actual es la búsqueda de placer, quizás es más sencillo empezar por tomar decisiones que incidan en la satisfacción de esa necesidad. Si nos gusta la cerveza, ¿por qué no comenzar a ser más responsable bebiendo cerveza ecológica o de producción local? Si nos gusta cuidarnos, ¿por qué no buscar cosméticos o tratamientos más naturales que, aparte de mejorar nuestro aspecto, nos aportan salud?

Dicen los estudios que nos mueven a la acción nuestras emociones más fuertes, especialmente, la ira y la frustración. Por eso, otro punto desde el que actuar es, como explica Deodato, el de “nuestros dolores”, es decir, aquello que nos irrita. ¿Somos amantes de los animales? Tal vez nuestra aportación como consumidores responsables comienza por algo tan simple como no comprar productos que experimenten con ellos.

“Se trata de no pensar tanto en lo que hacen los otros, sino en lo que estamos haciendo nosotros a título individual”

En muchas ocasiones, solo hace falta pararse a reflexionar -algo que hacemos poco- y conectar con uno mismo; saber qué es aquello que de verdad odiamos o adoramos. Y, de ahí, pueden surgir acciones como moverse en bicicleta -que, además, es bueno para la salud- o aprender a reparar los electrodomésticos que se estropean, en vez de tirarlos, si somos manitas.

Es más, si sabemos elegir aquello que se adapta a nuestras inquietudes y pasiones, nos daremos cuenta de que el consumo responsable ni siquiera es tan caro como nos cuentan. Siempre hay opciones. Siempre hay alternativas.

 

Fuente del articulo: https://isabelrbenitez.wordpress.com/2016/06/24/consumo-responsable-hecho-a-medida/

Fuente de la imagen:https://isabelrbenitez.files.wordpress.com/2016/06/mercado-social-madrid.jpg

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¿Tiene sentido hablar de la apropiación del conocimiento tecnológico?

Santiago José Roca

Generalmente, cuando se habla de «apropiación del conocimiento», suelen entretejerse al menos tres nociones del concepto: como divulgación, como transferencia y como construcción social del conocimiento.

La apropiación del conocimiento, como divulgación, supone un conjunto de actividades para difundir unilateralmente contenidos sobre alguna rama del saber. La «apropiación» se supone como un efecto de la recepción de los contenidos, y puede equipararse a la transmisión de saberes a través de algún medio de difusión. Esta perspectiva incluye aquellas actividades orientadas a la «popularización» o «divulgación» del saber, realizada con técnicas propias de la comunicación formal o informal.

La apropiación del conocimiento, como transferencia, incluye un conjunto de actividades para el «traslado» de conocimientos de una comunidad cognitiva a otra. La introducción de un conjunto de conocimientos e infraestructura provenientes de un contexto cultural y territorial, en otro, y su asimilación en el discurso y las prácticas tecnológicas del receptor, es lo que permitiría dar cuenta del proceso de «apropiación». Desde esta perspectiva es que se comprenden los programas de adopción de nuevas tecnologías en general, particularmente en ciertos ámbitos de políticas públicas.

La apropiación del conocimiento, como construcción social, es de seguro la perspectiva idealmente más ambiciosa. Supone un conjunto de actividades para que la apropiación forme parte de un proceso de construcción colectiva de un sistema técnico / tecnológico de producción. La apropiación sería observable por la adaptación crítica de nuevas tecnologías, y por la generación de capacidades para abordar la formulación de problemas técnicos y darles respuesta propia. Esta perspectiva favorece la conformación de unidades productivas de escala humana, la puesta en marcha de empresas liberadas, la creación de cooperativas de base tecnológica, la formación de redes de innovación… Es decir, todas aquellas experiencias de producción que involucren un componente tecnológico y cuya constitución no se comprende como un hecho definido verticalmente (el determinismo de la racionalidad funcional, el poder fáctico de los agentes tecnológicos hegemónicos) sino horizontalmente (la razón comunicativa, la construcción del saber entre pares-productores).

Las tipologías de este tipo suelen ser contrastantes. Por ejemplo, cuando Mario Kaplún habla de tres tipos de comunicación: orientada a efectos, a conductas y a procesos (Kaplún, 1998), está estableciendo una diferenciación entre dos perspectivas dominantes y una apuesta política. También es el caso de la tipología que acabamos de presentar. Pero por ello es necesario indagar sobre los fundamentos de la perspectiva constructiva y sus posibilidades de expansión.

A diferencia de las primeras dos categorías, cuando hablamos de apropiación como construcción social no entendemos la técnica y la tecnología sólo como contenidos (susceptibles de “transmisión” con cierta lógica bancaria, siguiendo a Freire), ni solamente como un instrumento (“transferible”, como infraestructura y paquetes de saber-hacer). Vemos en la tecnología el conjunto de saberes individuales y colectivos, explícitos y tácitos; así como también el lugar funcional – y político – que asumen los sujetos en un sistema de producción – cuya base es necesariamente cognitiva e incluye artefactos.

Además, aunque el saber puede mostrarse como un conjunto de contenidos comunicacionales, y también puede estructurarse como un cuadro de contenidos epistémicos, prácticas técnicas y patrones de actuación tecnológica, el concepto de “tecnología” no puede restringirse sólo al conjunto de relaciones funcionales, y la vemos, en un nivel más general, como una manifestación de las relaciones políticas y socioculturales imperantes.

Pero exploremos el primer nivel. Tengamos en cuenta que todo sistema (socio)técnico puede describirse por la interrelación entre una dimensión socio-cognitiva y una dimensión físico-funcional. La interacción que tiene lugar entre estas dimensiones, que es una dinámica de producción, puede comprenderse como una dinámica sociotécnica (Thomas y Fressoli, 2009). Por lo tanto, la «apropiación» en los sistemas técnicos / tecnológicos concretos puede verse como la manera en que un conjunto de saberes, prácticas técnicas e infraestructura se integran en una dinámica de este tipo. En otras palabras, si caracterizamos una dinámica sociotécnica como un proceso de producción, la «apropiación» se presentaría como la manera en que determinados conocimientos y dispositivos se incorporan conscientemente en el mismo, modificándolo.

Cuando hablamos de un sistema de producción no nos estamos refiriendo de forma restringida a un sistema lineal que sólo produce bienes tangibles, sino más bien buscamos una forma de caracterizar a los sistemas sociotécnicos en general. Tomemos en consideración tres ejemplos de sistema sociotécnico: una unidad administrativa de planificación, un aula de clases y un cultivo bajo techo. Recordemos que lo que describe al sistema sociotécnico es la integración entre la dimensión socio-cognitiva y la dimensión físico-funcional o, por representarlas de algún modo, la dimensión organizacional y la infraestructura tecnológica.

En una unidad administrativa de planificación se procesa información y se producen actos de decisión que tienen como soporte registros concretos. En un espacio de enseñanza-aprendizaje, se gestiona la información a través de la relación entre profesores y alumnos, tomando en cuenta que el aprendizaje puede apreciarse a través de productos. En un cultivo bajo techo, como un invernadero, se procesan insumos como las semillas y los nutrientes, y se cosecha la producción agroalimentaria. Cada uno de estos casos, mutatis mutandis, puede verse como un sistema sociotécnico en el que existe cierto modo de integración entre las dos dimensiones antedichas.

Podemos imaginarnos una situación 1 y una situación 2 como los momentos “inicial” y “final” del proceso de apropiación de una nueva tecnología. La distancia entre la situación 1 y 2 podríamos describirla como la trayectoria del proceso de apropiación. La dinámica sociotécnica es el modo en que sujetos y sistemas funcionales interactúan entre sí, a través de conocimientos explícitos, tácitos, roles funcionales y respuestas instrumentales. La trayectoria sociotécnica es cómo este proceso cambia a lo largo de un período de tiempo. Supongamos que la nueva tecnología es un software o un hardware adecuado para el cumplimiento de los fines de cada sistema organizacional. La integración del software o del hardware en el sistema funcional y organizacional sería el resultado del proceso de apropiación.

Pensemos, claro está, en implementaciones tecnológicas cuyo impacto cognitivo e instrumental tenga posibilidad de ser significativo para el sistema: una metodología de planificación que se apoya en un sistema de información; un programa educativo de enseñanza a través de las TIC con sus respectivos contenidos y aplicaciones; un dispositivo electrónico de automatización de riego u otros procesos. En la unidad administrativa de planificación sería de esperarse que, desde una perspectiva constructiva, la apropiación integral de la herramienta modifique el modo de producción y genere cambios organizacionales; es decir, que las decisiones comiencen a tomarse de otra forma. En el caso de aula de clases, la incorporación de computadoras con software educativo en el programa pedagógico debe generar cambios en la dinámica de enseñanza-aprendizaje. En la unidad de producción agrícola podrían observarse también cambios en los procesos de producción.

En ocasiones, algunos cambios organizacionales se realizan solamente para ajustarse a las nuevas herramientas, pero no se dan conscientemente ni logran afectar la dinámica como un todo (por ejemplo, se le da a los niños una hora dentro de la rutina diaria para estudiar con la computadora, pero la herramienta no se integra orgánicamente en el proceso de aprendizaje), lo que quiere decir que sigue teniendo peso la dimensión físico-funcional, y que la relación entre el dispositivo y el ser humano está mediada por el uso y el rol técnico asumido. La apropiación se da integralmente, en sentido constructivo, cuando la herramienta se incorpora en la dinámica socio-cognitiva y funcional del sistema sociotécnico. Es decir, cuando la adopción de nuevos conocimientos y aplicaciones permite la reformulación consciente del sistema sociotécnico de producción, al asumirse los individuos como sujetos del construcción del mismo desde las dos dimensiones.

La diferencia entre la apropiación como transferencia y como construcción social también avanza por otro lado. La transferencia supone el ajuste del receptor a las indicaciones socio-cognitivas y funcionales del modelo tecnológico importado a su sistema de producción. Aquí entendemos la relación entre sujetos y dispositivos / sistemas tecnológicos como determinada funcionalmente. La construcción del sistema sociotécnico, así sea idealmente, supone el conocimiento y la toma de consciencia en torno a las variables del sistema de producción, y propicia la oportunidad para la transformación creativa. Si en la primera se adoptan los patrones técnicos / tecnológicos de forma automática, en la segunda se hace de forma crítica y reflexiva.

Claro está, esta perspectiva asume que, en un contexto instrumentalista, los sujetos técnicos ordinarios sufren un proceso de reducción de su capacidad creativa para adecuarse a un sistema funcional. Supone, también, que pueden voluntariamente participar en procesos de decisión colectiva que permitan crear consciencia sobre los fines concretos y últimos de un sistema particular de producción. Por lo mismo, esta perspectiva puede resultar atractiva para quienes se sienten llamados a apoyar la conformación de unidades tecnológicas y de producción de otro tipo, más conscientes de sus relaciones con los seres humanos y con el ambiente, menos restringidas por la vinculación entre lo funcional y el producto, el cual a la larga se concreta socialmente sólo como mercancía.

Entre estas dos concepciones existe otra diferencia. Si la transferencia invita a entender el sistema tecnológico desde la perspectiva instrumental (la relación entre el ser humano y el dispositivo se da a través de la instrumentación del uso y de los roles técnicos), entonces el problema del desarrollo tecnológico es meramente técnico y se encuentra subordinado a la racionalidad funcional. Pero si se abre el espacio para el aprendizaje en torno al sistema – y el proceso de “apropiación” es eminentemente educativo – se encuentra la posibilidad de debatir políticamente no sólo sobre las particularidades del sistema técnico, sino también sobre sus fines como sistema de producción y sobre su propósito en el contexto político y social. En otras palabras, la construcción deliberada de los sistemas sociotécnicos a partir de procesos conscientes de apropiación, representa una ocasión para cerrar la brecha entre la política y la técnica, o entre los fines sociales y los medios cognitivos para alcanzarlos. Representa, en suma, otra oportunidad para democratizar la innovación y el desarrollo tecnológico.

Referencias

Kaplún, M. (1998). Una pedagogía de la comunicación. España, Ediciones de la Torre.

Thomas H. y Fressoli, M. (2009). “En búsqueda de una metodología para investigar Tecnologías Sociales”. Dagnino, D. (comp.) Tecnologia social: ferramenta para construir outra sociedade. Brasil, IG/UNICAMP.

Fuente del articulo: http://www.aporrea.org/tecno/a206696.html

Fuente de la imagen:https://pixabay.com/es/los-libros-estudiante-estudio-1012088

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El periodismo originario, contra los relatos transgénicos

Claudia Korol

En nuestras tierras, antes de ser «latinas» y «americanas», los pueblos creaban sus propias historias. Las contaban de generación en generación, para que los relatos no perdieran el origen y pudieran continuar sin fin.

No existía el cuento del fin de la historia. No existía la planta sin conciencia de su raíz. No existían las semillas que no nacieran de sus respectivos frutos. No había relatos transgénicos.

Hacer la historia y contarla, eran tareas comunitarias. Cada cual hacía su parte. El relato, era responsabilidad de los mayores. Su palabra era escuchada y multiplicada.

Los pueblos originarios creían que en los ancianos y ancianas estaba la sabiduría y el conocimiento del mundo. Hacia ellos se ejercía respeto, reconocimiento, y no desprecio, como en este tiempo descartable.

En nuestras actuales prácticas de comunicación, en las maneras en que intentamos entretejer las palabras y los actos, reconocemos a esos hombres y mujeres de estas tierras -que todavía no eran latinoamericanas-, periodistas que contaron la historia del origen mismo del mundo.

Después, muchos siglos después, llegaron los conquistadores con sus armas, con sus Biblias, con sus escribas. Desde entonces hubo por lo menos dos tipos de periodistas. Quienes cuentan las historias del pueblo, para que nadie olvide el origen, la raíz, la semilla, ni la tierra; y que contando historias, las hacen y rehacen junto a su gente. No son ni quieren ser «la voz de los oprimidos». Son los oprimidos y las oprimidas que encuentran sus propias voces.

Pero está también el otro periodismo, el de la Biblia y la espada, el de las guerras y la CNN. El de las semillas y los relatos genéticamente construidos para complacer a la Corona de turno y a sus virreyes.

La batalla ha sido y es despareja. Atraviesa el tiempo y llega hasta nuestro siglo 21.

Hoy los periodistas de la Corona cuentan sus cuentos a través de poderosos monopolios de la comunicación. Son muchos, demasiados, los que han sufrido la maldición de Malinche, y venden sus noticias y hasta sus almas por cuentas de vidrios, utilizan sus palabras como cosmético para decorar el rostro sucio del poder.

Muy lejos de ellos y de sus mentirosos relatos, las periodistas que cuentan las historias que crean los pueblos, batallan con medios rudimentarios, desde los templos sagrados de todas las resistencias. La mayoría no tiene nombres conocidos, pero sus palabras corren de boca en boca, como conjuro contra el olvido y la desmemoria. Hay algunos nombres sagrados como los templos de la resistencia. No hace falta nombrarlos. Dicen los antiguos habitantes de la tierra que no conviene gastar las palabras sagradas. Basta con reconocer lo que ellas nombran. Periodistas del hacer cotidiano, del mensaje anónimo, de la clandestina revelación del mundo. Periodistas que no se entregan, ni por cuentas de vidrio, ni por un lugar al amparo y al servicio del poder, ni por casualidad, ni por error. Son muchos, muchas más de los que imaginamos detrás de unos pocos nombres queridos que siguen siendo testimonio y dando la pelea. Periodistas originales y originarios, que cuentan aquello que crean junto al pueblo, que entibian la memoria con los fuegos de todos los olvidados y olvidadas, que comparten las historias de los vencidos como quien ceba un mate que luego andará de mano en mano. Periodistas que no se resignan, y vuelven una y otra vez a desafiar a la derrota. Periodistas que desaparecidos, aparecen en el fuego de la pasión que nombra. Periodistas que olvidadas, tejen en los desvanes de la memoria, telares de identidad.

Periodistas que poniendo palabra sobre palabra, utilizan la verdad como cemento y la historia del pueblo como cimiento. Periodistas de la verdad, de la palabra verdadera. Semilla verdadera. Periodistas de la tierra, del pueblo que crea y de la pasión que continúa. Desde los templos de las resistencias, el abrazo a las periodistas originarias, a las que honran la memoria sagrada de quienes no cuentan para el poder. Y en el genérico femenino en que nombramos a las periodistas, incluimos también a los periodistas desafiantes de todas las dominaciones que impone la cultura patriarcal, racista, burguesa. Periodismo originario, comunicación que circula la verdad, lanzando con la onda del pueblo, piedras de palabras verdaderas a la desinformación globalizada.

Fuente del articulo: http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/content/view/358/123/

Fuente de la imagen: http://ticket2europe.eu/wp-content/uploads/2016/07/periodismo-cide-300×200.jpg

 

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