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Movimiento estudiantil, neoizquierdas y reforma de la educación superior

Chile/ Autor: José Joaquín Brunner

Los estudiantes movilizados y en continua radicalización han ido aislándose cada vez más en un espléndido discurso maximalista, como suele ocurrir en momentos de infantilismo revolucionario.

 I

De pronto cambió el tono de la dirigencia de las agrupaciones estudiantiles controladas por grupos y fracciones de neoizquierda (mejor que llamarlas de “ultraizquierda”), tanto a nivel universitario como secundario. La ciudadanía observa con cierto escepticismo, relativo acostumbramiento y a veces molesta cómo aumenta el ruido en las calles e, inevitablemente, la violencia de los grupos encapuchados que acompañan a las manifestaciones para perturbar el orden, atacar a Carabineros y destruir bienes públicos y privados.

Tal acentuación de la radicalidad, ¿es un signo de fuerza o un manifestación de debilidad; una manera de ganar adeptos o de estrechar filas; un intento por forzar una “reforma con ruptura” de la educación superior o por asentar la idea de que los cambios impulsados por el Mineduc son un mero adorno de la vitrina?

Sin duda, el movimiento estudiantil pasa por un momento difícil.

La estrategia de conversar y presionar simultáneamente en las calles no ha dado resultado. Al contrario, ha desgastado a los dirigentes en sus comunidades (escasa participación, baja legitimidad de las federaciones, tendencia al fraccionamiento interno) y, hacia fuera, les ha hecho perder prestigio ante la opinión pública. Paradojalmente, mientras más recurre a la fuerza, menor es su fuerza ante la opinión pública.

Efectivamente, el núcleo político de la Confech se halla confundido y dividido respecto de cómo seguir adelante. Hay quienes llaman al “paro indefinido” (¡qué fascinación produce aquí el término “indefinido”!), mientras otros convocan a asambleas reflexivas.

Uno de los grupos principales que integra ese núcleo directivo, la Izquierda Autónoma (IA) al que pertenece el diputado Boric, acaba de romperse por cuestiones de diseño estratégico y, en particular, por posiciones encontradas frente a qué hacer con la reforma educacional.

Al mismo tiempo, otro de los grupos de la neoizquierda nacida del movimiento estudiantil, Revolución Democrática (RD) del diputado Jackson, ahora convertido en partido político, retiró a algunos de sus principales cuadros del Mineduc, donde habían creado una red tecnoburocrática influyente en torno al diseño y manejo de la reforma educacional, desplazando a los partidos tradicionales de la NM, particularmente al PS y la DC.

De modo que nos encontramos ante un cuadro de tormentas que -en torno a la reforma de la educación superior- se ha ido formando en el horizonte, amenazando a la polis con un invierno revuelto. ¿Cuán intensas serán las turbulencias y con qué efectos e impacto? No es fácil saberlo. Pero sí resulta relativamente menos difícil identificar los elementos que están conjugándose para provocar la tormenta.

Primero, la ya larga postergación del anunciado proyecto de reforma de la educación superior, vacío que ha ido llenándose con cambiantes y frecuentemente contradictorios enunciados del gobierno y personeros de la Nueva Mayoría (NM). Han sido dos años exasperantes: sin agenda, sin carta de navegación, sin rumbo, sin personeros que lideren la posición oficial, sin propuestas fundadas que pudieran discutirse seriamente, sin siquiera dar señas de hacia dónde ir o qué esperar.

Segundo, como consecuencia de lo anterior, los actores de primera línea del sector enervados y confundidos. El CRUCH dividido y sus rectores desafectados o convertidos en meros portavoces de los intereses más directamente corporativo-financieros de sus organizaciones. Las instituciones privadas no-pertenecientes a dicho Consejo, inseguras de su suerte y sin posibilidades de planificar su futuro. Los institutos profesionales y centros de formación técnica relegados a un papel secundario. Las comunidades científicas y los académicos prácticamente fuera del escenario. Los estudiantes dedicados, en su gran mayoría, a tomar distancia de los asuntos públicos, pero con un movimiento radicalizado en torno a la Confech y las organizaciones de secundarios que se presentan como portavoces del conjunto de los estudiantes del país. Pero que progresivamente van perdiendo conexión con la masa estudiantil y con los patrones normales de conducta democrática.

Tercero, frente al panorama descrito, la opinión pública ha ido restando apoyo a la reforma educacional y, lo más probable, tiende a percibirla a través de las imágenes de la violencia y el desorden en las calles, los liceos “tomados”, y unas élites -de izquierda a derecha, en el gobierno, el parlamento, la NM y la oposición- que no logran arribar a mínimos acuerdos y mantienen una confrontación verbal que incluso a los iniciados en estos asuntos les resulta difícil entender.

Al comienzo de la semana, casi dos terceras partes de la opinión pública encuestada se pronunciaba negativamente respecto a la reforma educacional, lo cual es un fenómeno extraordinario si se piensa que por lo general las reformas educativas suscitan más esperanza que desconfianza, más aplauso que rechazo.

Cuarto, sin embargo, se sabe poco de la reforma de la educación superior -sus metas, contenidos, fundamentos y plazos- a pesar de que han transcurrido dos años desde el comienzo de la administración Bachelet y de tratarse, supuestamente, del eje central de la política gubernamental y su iniciativa estelar.

Efectivamente, la gratuidad acotada del 2016 -único anticipo efectivamente explicitado hasta ahora de la reforma y puesto parcialmente en marcha- ha tendido a profundizar la confusión y a expandirla, acelerando la ola del descontento, por diversas razones, en todos los frentes.

Quinto, ante tal falta de conducción intelectual, técnica y política del proceso de reforma, la cacofonía de voces, enunciados, declaraciones y ecos redobla la sensación de desorden. Basta observar lo ocurrido durante los últimos días.

La ministra de Educación y los dirigentes de la NM insisten en que se hará un esfuerzo por llevar la gratuidad al menos a los estudiantes del 60% de hogares de menores recursos relativos para desde ahí dar el salto, en el futuro cercano, al 100% de gratuidad. A su turno, el ministro Valdés, encargado de la Hacienda pública, aclara: “lo que es claro es que llegar a la gratuidad universal con los recursos que hoy tenemos es muy difícil, porque le pone una presión muy grande al resto del aparato público. O sea, si no se hace nada más, se puede. Pero hay otras necesidades también. Entonces, el proyecto va a establecer las formas y modos de cómo se va a seguir avanzando”.

Una diputada oficialista, del PC, Camila Vallejo, se queja, argumentando: “yo hubiese esperado un 70% para el 2018, eso ya no se anunció, es solo el 60%. Lo que a nosotros nos interesa es que se explicite cómo vamos a garantizar la gratuidad universal y en qué plazos, porque no estamos de acuerdo con que esto dependa de cómo se alinearán los astros y de la situación macroeconómica, pues es muy poco probable que eso así sea y se favorezca la extensión de la gratuidad”. Y ayer, en el diario La Tercera, la diputada oficialista llamaba a mantener la presión desde la calle: “Creo que necesitamos una fuerte movilización social en esta materia, que logre incidir y establecer los marcos de lo que debiese ser la discusión de la reforma educacional, para que no termine en una cocina en el Senado. El rol del movimiento social es muy importante”.

En La Tercera interviene también el senador Walker y, con realismo creo yo, señala: “el programa de gobierno habla de gratuidad para el 70% de menores ingresos, bajo este gobierno, y se compromete con llegar a un 100%, en 2020. Quiero ser claro sobre esta materia: esto último es imposible de lograr, ni en 2020, ni en 2030, ni en 2040”.

Finalmente, para agudizar aún más este cuadro cacofónico, aparece el diputado Giorgio Jackson de RD declarando que, para financiar la gratuidad, se debería crear “un sistema de contribución que involucre múltiples formas”, mencionando como posibles contribuciones un impuesto a los graduados, recursos de la ley del cobre y la devolución con trabajo voluntario, todo lo cual reduce la gratuidad a un intercambio por dinero o en prestaciones. En un frente algo distinto, el senador Montes, del PS, sorpresivamente declara (¡ahora, en la undécima hora!) su disposición para estudiar la legalización del lucro en el caso de instituciones privadas de enseñanza superior que renuncien a obtener cualquier apoyo del Estado.

Así pues, se va llenando el cajón de sastre vacío que el gobierno ha mantenido abierto durante dos años.

II

En el orden de los razonamientos explicativos, cabe anotar que la misma falta de conducción y contenidos gubernamentales, de relato y propuestas, y el desorden observado en la NM, han favorecido la radicalización del movimiento estudiantil. Sus demandas van escalando y su tono se torna cada vez más desafiante, hasta alcanzar su punto cúlmine con el dicho reciente de un dirigente secundario: “El ministro del Interior nos tiene miedo. No los dejaremos gobernar”.

Se llega a este punto límite, en buena medida, porque la administración Bachelet, desde el primer día, ha buscado congraciarse con los estudiantes y no ha ofrecido a sus sectores dirigentes aquello que se supone es propio del soft power: la capacidad intelectual, política y ética de argumentar, persuadir y orientar a aquellos que pretenden desafiar al poder. Al contrario, la administración Bachelet ha cedido y concedido continuamente, moviendo los límites de un lado para el otro, sin oponer la resistencia que nace de las ideas sólidas, de las convicciones, sobre todo de la fuerza democrática e institucional de las convicciones. En vez de eso ha buscado mimetizarse con el lenguaje y el aura de los jóvenes estudiantes y sus reivindicaciones. Su gobierno ha terminado, parafraseando a Maquiavelo, sin ser amada ni temida.

No debiera sorprender que en este terreno movedizo y de cercos sobrepasados, la disputa tienda a alejarse también del sentido común, los cambios posibles, los tiempos políticos-administrativos, para irse a los extremos de la mera lucha ideológica -espacio del “infantilismo revolucionario”- o de la desnuda defensa de los intereses corporativo-financiero de las organizaciones involucradas.

La disputa ideológica ocupa así el espacio dejado por el gobierno con discursos inflamados y categorías gruesas del estilo modelo, paradigma, hegemonía pública, desmercantilización, nueva centralidad, etc.; es decir, “much ado about nothing”. En el otro extremo campea el más craso sentido mercantil; cada organización trata de posicionarse de la mejor manera posible para arrancar la mayor proporción de recursos al Estado.

Del lado de la disputa ideológica, la veta más interesante de los últimos días proviene, sin duda, de la fracción de la Izquierda Autónoma agrupada en torno a la fundación Nodo XXI, cuyo documento “El futuro de la educación superior chilena en la reconstrucción de la educación superior pública”, entregado a la ministra de Educación, apuró la escisión del grupo liderado por el diputado Gabriel Boric, quien se declaró sorprendido por los contenidos del texto y por el acto de su entrega a la autoridad, justo en el momento que el movimiento estudiantil llamaba a un paro indefinido y a tomarse los palacios de invierno de la educación.

De hecho, el documento de esta fracción de neoizquierda es todo menos anti-sistema y no introduce una ruptura con el status actual de la educación superior.

Por primera vez, una parte de aquel mundo autoproclamado como neorrevolucionario hace un esfuerzo serio por pensar la educación superior desde dentro de los marcos de un sistema mixto, de cooperación estatal-privado. Reconoce (¡finalmente!) una educación pública estatal y no-estatal, asunto que algunos venimos postulando desde hace una década frente a la incomprensión de la izquierda tradicional de la NM y, hasta ahora, también frente a la ceguera de la neoizquierda.

Habla que una “nueva universidad pública (estatal o no estatal)” debe ocupar el centro del sistema y expandirse, asimilándose bajo ese concepto las universidades creadas o reconocidas por ley como las propiamente estatales, las privadas laicas del CRUCH, las católicas del CRUCH (en la práctica no se entiende bien a título de qué viene esta última distinción cuando todas ellas son universidades públicas de acuerdo al documento), agregándose además una nueva categoría de universidades privadas que “colaboran con la función pública”, también reconocidas por ley y que podrán recibir financiamiento fiscal.

Adicionalmente, podrían existir instituciones privadas de derecho civil que, sin pretender ser colaboradoras de la función pública, tampoco recibirán recursos de la renta nacional, subentendiéndose que podrían organizarse como personas jurídicas con o sin fines de lucro.

Para justificar este cambio de actitud -al menos en el discurso-, la fracción Nodo XXI de la IA apela a la sabiduría conservadora: “Hay que aprender de nuestra historia” dice el documento entregado a la ministra, cosa que es un supuesto de la razón pública, la cual no se agota ni consuma en el plano puro de las normas, los ideales y los valores.

¡Bravo! A esto se llama asumir una cuota necesaria de realismo para incidir en las decisiones y hacerse parte de la historia y no sólo de la esfera de la declamación ideológica.

III

Puestas así las cosas, puede entenderse el temblor que causó el texto de Nodo XXI dentro de las estrechas paredes de la IA.

En efecto, a partir de un texto así formulado sería perfectamente posible establecer un diálogo bastante más rico sobre temas de coordinación y planificación dentro de un sistema mixto, la centralidad de la educación pública (entendida como dice el documento), la expansión de esta última, el financiamiento mixto de las instituciones, etc.

Esta visión abandona, explícita y no sólo oblicuamente, el privilegio que otras corrientes más tradicionales aspiran a otorgar a las universidades estatales, al reducir lo público al Estado y al derecho a acceder con preferencia a recursos fiscales. Termina, asimismo, con el pertinaz y arbitrario argumento de que lo privado es bueno y aceptable cuando está dentro de los límites del CRUCH y es perverso e intolerable si está fuera de ese reino.

Por cierto, hay decenas de otros aspectos en el texto que comentamos -propuestas institucionales, de organización y funcionamiento, de relación con el Estado y la sociedad, de uso de fondos públicos y definición de las instituciones, etc.- que en él no hallan, en mi opinión, un adecuado tratamiento político, ni académico, ni técnico. Con todo, el documento da un paso que en lo esencial -la existencia de un esquema mixto de provisión con un trato relativamente igualitario entre los proveedores públicos de diverso tipo- constituye una verdadera ruptura con el discurso tradicional de la izquierda y la NM, centrado en la preeminencia del subsistema de instituciones estatales. Esa concepción administrativo-burocrática de lo público queda atrás aquí. Lo cual no significa que vaya a desaparecer o que, en el horizonte corto, vaya a ser superada.

Pues, como ya dijimos, en el lado opuesto al de las disputas ideológicas se libra una lucha político-corporativa en defensa de los intereses, la identidad y las pretensiones de los actores organizacionales, básicamente las universidades estatales mejor establecidas y más consolidadas, que buscan un trato preferente y una suerte de prerrogativa napoleónica para administrar al sistema en su conjunto, como alguna vez ocurrió en Francia con la universidad imperial.

No hay en verdad argumentos robustos para defender esa visión, llena de nostalgias imperiales y de una débil legitimidad tradicional, de donde provienen las frecuentes invocaciones a Bello, Domeyko y Letelier.

Habría que volver al siglo XIX, claro está, para revivir esa tradición y dotar de una nueva legitimidad al control estatal sobre el sistema universitario y sobre los recursos del Estado destinados a subsidiar la producción y transmisión de conocimientos.

Sorprende, en cualquier caso, que ni el gobierno Bachelet, ni la NM, ni tampoco las corrientes de neoizquierda hayan reivindicado como salida más viable del actual punto ciego en que se halla entercada la reforma, una solución al estilo de los EEUU, donde las universidades estatales reciben un trato especial del Estado (y los estados) a cambio de sujetarse a ciertas reglas y competir con las instituciones privadas de diverso tipo que reciben también apoyo público a través de un amplio esquema de apoyos estudiantiles administrado por el gobierno.

Alcanzar tal solución ha estado al alcance de la mano desde el primer día de la administración Bachelet, pues el propio sistema ha venido desarrollándose en tal dirección durante los últimos 25 años. Si no se adoptó este camino es únicamente por una mezcla de malas razones: porque entones el gobierno aparecía como continuista y no como rupturista, porque no significaba un cambio de paradigma ideológico y porque obligaba a reconocer que un sistema mixto de provisión tiene indudables fortalezas a la hora de expandir las oportunidades educacionales y de financiarlas. Los puntos débiles, insuficiencias y fallas que ostensiblemente posee este otro régimen son relativamente fáciles de identificar y solucionar y habrían podido superarse con un gasto significativamente menor de energías, recursos y en gestión e implementación que aquel en que el gobierno deberá incurrir para imponer su propio diseño de reforma.

La lucha por intereses materiales -una mayor proporción de la torta, más subsidio, recursos adicionales y fondos basales directos y no condicionados- es una parte habitual de la competencia por recursos en una democracia de base capitalista. No se halla separada tampoco de la lucha ideológica, como aparece aquí en el análisis. Ni es el interés corporativo algo propio únicamente de las instituciones estatales. Más bien, el conjunto de las actores, de todo tipo, pugnan por captar una cuota mayor de recursos, mejorar su posición relativa frente al Estado y sus competidores y justifican conductas estratégicas y él cálculo posicional en función de ideales y valores (es decir, de racionalizaciones ideológicas). Y esto vale para los actores tradicionales y nuevos, laicos y confesionales, emprendedores y comunitarios, metropolitanos y regionales.

Entre tanto, los estudiantes movilizados y en continua radicalización han ido perdiendo contacto con esas realidades y aislándose cada vez más en un espléndido discurso maximalista, como suele ocurrir en momentos de infantilismo revolucionario. Ya no reparan en los fines ni en los medios, sino que se propulsan a sí mismos a la esfera de la Idea Absoluta, que puede ser a veces el turpe lucrum, otras veces la gratuidad o mañana la triestamentalidad o los fondos basales. Palabras fetiches, cargadas de una intensa emocionalidad, pero alejadas de cualquier referente compartido con el resto de la sociedad. Desconectadas de la historia -incluso de las ideologías y los intereses corporativos- ascienden a esa  esfera donde reinan triunfantes las consignas en su aparente pureza. Y donde los propios movimientos sociales suelen quedar atrapados en sus discursos.

Fuente noticia: http://www.brunner.cl/?p=14348

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Vigencia del Pensamiento de Simón Rodríguez

Autor: Gerson Gómez

Para entender el pensamiento de vida y obra de quien consideran los historiadores “El Maestro de América”, hay que comenzar por entender la realidad socio-económica de la época en la que nace (28 de Octubre de 1869), las características de la sociedad colonial, signadas por los primeros ideales de transformación, movimientos subversivos que surgían por la inconformidad de los sectores que se encontraban en desventajas, en relación con el poder y su participación en la sociedad, teniendo ésta una economía netamente mono-productora del café y cacao, riqueza que sólo disfrutaban, los Blancos Criollos en convenios monopólicos con la corona española, y que por herencia habían heredado, de sus padres venidos de España. Los Blancos Peninsulares, ejercían el poder político y altos cargos ligados a las órdenes de la Corona, Capitanía General, Gobernadores, oficiales de altos rangos, entre otros; que eran nombrados de forma directa por la Corona. La pugna entre Blancos Peninsulares y Blancos Criollos había arreciado por el poder político, ya que los beneficios de una sociedad explotadora y esclavista, se agudizaban a fines del siglo XVIII, la influencia de la Ilustración y de los ideales republicanos de la Revolución Francesa se divulgaban en la clase burguesa intelectual que añoraba la caída de un sistema que no llenaba las expectativas de cada uno de los sectores. El historiador Federico Brito Figueroa señala que a fines del siglo antes mencionado, el pardaje constituía la clase mayor en número; pero, sin ninguna participación política. Es necesario recordar, que para fines de este mismo siglo, las clases sociales fundamentales eran Blancos Peninsulares, Blancos Criollos, Blancos de Orilla, Pardos, Indios y Negros. Siendo los Pardos, de acuerdo con las creencias de la época, un sector de raza impura, productos de la mezcla de las clases antes mencionadas. Para esta época, la Corona por medio del Rey Carlos IV, promulgó la Real Cédula de Gracias al Sacar el 10 de febrero de 1795, que permitía al pardaje obtener títulos mobiliarios y darle más protagonismo a éstos, a pesar de las diferencias existentes entre éstos, los Blancos Criollos y los Blancos de Orilla. En este clima de diferencias tan pronunciadas de las clases sociales y con una nueva visión, la decadencia de la monarquía se cría Simón Rodríguez. Con la educación como emblema tiene el privilegio de ingresar como el Maestro a la escuela de Primeras Letras de Caracas, donde escribe su primer documento de relevancia crítica a los “Vicios de la Escuela de Primeras Letras de Caracas”. En esta escuela va a tener su cargo a más de 160 niños, entre éstos figuran uno de nueve años de edad, llamado Simón Bolívar (futuro Libertador). Sin dudas, Rodríguez va a forjar en éste, los ideales de transformación, que se fundamentaron en el ideal Rousseauniano, donde aplicó los principios de este pensador de cómo la libertad e igualdad y la consustanciación con la naturaleza .Al regreso de Europa el24 de Enero de 1824 “¡Oh mi Maestro, Oh mi Samuel ,Oh mi Robinson!…. Usted, formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Usted me señaló. Usted fue mi piloto aunque sentado sobre una de las playas de Europa. No puede Usted figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Usted me ha dado; no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Usted me ha regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles”. Para Rodríguez, educar e instruir, se convertían en la base de la transformación de las sociedades; fue un observador de la sociedad de la época, con instintos investigativos innatos. Expresaba la necesidad de educar a quien se dedicaban a tareas como la Mecánica, Artes y Oficios de distintas tendencias que contribuyeran al progreso y transformación de la realidad socio-económica imperante. Señalaba que la formación de los ciudadanos, debía girar alrededor del contexto y las necesidades reales de los espacios. Estudiosos de la Educación en América Latina, entre ellos, José Martí, fundamenta este pensamiento en el Ensayo titulado “Nuestra América; Luis Beltrán Prieto Figueroa en el estado docente. Son muchos los pensamientos que se plasman de Simón Rodríguez en el estado docente y se consolidan en la instauración de los INCES, las Escuelas Técnicas y los institutos tecnológicos, y más recientemente, la creación de universidades poli-técnicas territoriales, en el caso venezolano. De la misma manera, el Estado Venezolano ha promovido con las misiones educativas fundamentadas en parte en los ideales de este insigne educador, una proyección y visión del mundo que se adelantó a su época, al fomentar la educación para la vida basada en la experiencia y el aprendizaje continuo durante toda la vida, enrumbado con el árbol de las tres raíces y misión Robinson, misión ribas, misión sucre, misión vuelvan caras, la micro misión simón Rodríguez ,uno de los principios de la educación robinsoniana se cumple que es el de la inclusión, se inicia en las políticas de Estado en el rescate y consolidación del pensamiento de Samuel Robinson como educador en América Latina. Sin duda, este se convierte en el más grande tributo que se le puede otorgar, a quien consideraba la educación, la esencia de la trasformación de los pueblos y quien dejara de existir dedicando su saber a negros, indios o aborigen y mestizos siendo esta última a la que pertenecía y con orgullo llevo durante su recorrido por los Estados Unidos y Europa creando Escuelas de Educación para el Trabajo. Se hace necesario al pensar en el Maestro, ejemplificar sobre algunas ideas y principios que para él eran indispensables. Al respecto, Sojo (2010), enfatiza ideas del Maestro: Las condiciones: Los espacios eran casas acomodadas y aseadas, debidamente alojados, vestidos, alimentados, curados y recibir instrucción, buenos maestros conocedores de los oficios de albañilería, carpintería y herrería, como base de la educación para el trabajo y la cualificación de los conocimientos de la mecánica posteriores a ellos, en relación a la mujeres otros oficios propios de su género y considerando sus fuerza. Sin duda, el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, propone la creación de los INCES y las Escuelas Técnicas en Venezuela, tomando en consideración los ideales de Simón Rodríguez citados por Sojo (2010), que postulaba al respecto que las Escuelas y la Educación para el Trabajo es: Un espacio para generar conciencia y ciudadanía: no había matricula, no había un determinado número de niños o padres, todos entraban voluntarios, acorde con sus necesidades. Y a su vez esta escuela formaba a los jóvenes para asumir el proyecto en otras ciudades. Es de hacer notar, que de acuerdo a la autora citada, la intención era establecer líderes creativos para la transformación real de los espacios. Es decir, que la escuela formará maestros dignos, con ideales transformadores y de progreso. Es por ello, señala Sojo (2010), que el Maestro Simón Rodríguez, parte del ideal que: La dignidad: Un principio de la educación popular que propulsó Rodríguez como bien los dice con sus palabras era la liberación del hombre y la mujer a partir del trabajo colectivo, así como la posibilidad de evitar la explotación por necesidad, convertidos en ciudadanos, evitaba que se les comprase la conciencia o fueran utilizados para fines perversos. Decía el maestro: “al entrar en las ciudades no se dejarían agarrar por el pescuezo (a falta de camisa) para ir por orden de los asistentes a limpiar caballerizas de los oficiales, ni a barrer plazas… los caballeros de las ciudades no encargarían indiecitos a los curas”…. Son muchos los pensamientos de vida y obra de Simón Rodríguez; pero, las más noble es la de educar a los más humildes en el ocaso de su vida.

REFERENCIA Sojo, M. (2010): Simón Rodríguez y el Proyecto de Educación Popular Disponible en: www.google.com. [Consultado en fecha 02/11/2014]. Carta de Simón Bolívar a su Maestro el 24 de Enero de 1824. Disponible en: www.google.com Autor: GERSON JOSE GOMEZ ESCOBAR Correo: gersonjosegomezescobar@gmail.com CNIE Aragua

Foto: http://www.venezuelatuya.com/biografias/imagenes/simonrodriguez4.jpg

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Reino Unido: The Brexit Challenge to Universities

Reino Unido: The Brexit Challenge to Universities

Articulo/Junio de 2016/autor: Christopher R. Marsicano

Resumen: referéndum en el Reino Unido, al salir de la UE tiene el potencial de disminuir significativamente el crecimiento de la educación superior en el país y en el extranjero, argumenta Christopher R. Marsicano.

The U.K.’s referendum on exiting the E.U. has the potential to significantly slow the growth of higher education at home and abroad, argues Christopher R. Marsicano.
June 21, 2016
By
Christopher R. Marsicano
Behind the steel spire atop St. Anne’s Cathedral in Belfast rises a modern structure of gleaming glass and steel. Ulster University is building a new campus right in the heart of Northern Ireland’s capital city. The university, once known only as an access-focused regional institution with a predominant emphasis on preprofessional degree programs, now boasts an excellent business school, a top-tier school of pharmacy and an eye-catching urban campus devoted to the arts.
Ulster University is emblematic of a resurgence of Northern Ireland: once mired in sectarian conflict, Belfast and its environs are now destinations for both tourists and foreign investors. Much of the rise of this country of 1.8 million is due to extraordinary investment from the European Union — investment that could soon end. Northern Ireland, like England, Scotland and Wales, is a constituent country of the United Kingdom and will take part in a referendum on continued membership in the E.U. this Thursday, June 23.
Polls on the potential British exit, or Brexit, have shown both sides running neck and neck, and the stakes could not be higher for Ulster and other universities in the United Kingdom. In fact, the results could also have a significant impact on American colleges and universities, as well.
British membership in the European Union has been exceptionally lucrative for Ulster University. The university received around 9.4 million pounds ($13.4 million) last year in E.U. funding. More than 1,700 students and around 400 scholars from other E.U. member states attend, teach and research at the university in some capacity. Its location around 45 minutes from the Irish border and only two hours from Dublin makes it a common collaborator with major universities to the south. The university’s Nanotechnology and Integrated Bioengineering Center, which was funded by a £1.6 million grant from the E.U., has generated 25 patents and three spin-off companies that are now valued at over $100 million.
Ulster, however, isn’t the only university in the United Kingdom receiving benefits from Britain’s E.U. membership.Higher education institutions received 16 percent of total E.U. research funding totaling £687 million ($1 billion) in 2013-14. People from other E.U. nations make up 15 percent of the academic workforce and 5 percent of the student bodies at British universities. Given the sheer impact of European support for universities in the U.K., it should come as no surprise that Ulster Vice Chancellor Paddy Nixon joined 102 university leaders, including vice chancellors from Oxford and Cambridge and the president of the London School of Economics, in an open letter in the Sunday Times expressing support for the European Union.
This expression of political support is emblematic of a change in university behavior. While university leaders chose to stay relatively silent on the two other recent major electoral events — the 2014 Scottish independence referendum and the 2015 general election — they emphatically support the campaign to remain in the E.U.
Yet despite university support for the European Union, a large minority of government officials and policy leaders want to leave. The leave campaign is led by Nigel Farage, the charismatic leader of the United Kingdom Independence Party whom many in the United Kingdom have compared to presumptive Republican presidential nominee Donald Trumpfor his bombastic style and anti-immigration stance.
Other major players include former London Mayor Boris Johnson, former Secretary of State for Education Michael Gove and other right-wing members of the Conservative party. The majority of Parliament, including Prime Minister David Cameron, Chancellor of the Exchequer George Osborne, Labour Party Leader Jeremy Corbyn and leaders of most of the minor parties, all support continued membership in the European Union. Cameron and Osborne represent the moderate wing of the Conservative party — constantly at odds with Gove, Johnson and the party’s right wing.
Brexit was a major political issue in the last general election, and leave campaigners argue that far-right Conservative gains in Parliament were a popular mandate for Brexit. Moderate Conservatives worked hard to renegotiate Britain’s responsibilities within the E.U. and believe that remaining in the European Union will be good for the United Kingdom. It should come as no surprise that both sides disagree on the impact Brexit would have on British universities.
The leave campaign argues that the European Union funds only 3 percent of all U.K. R&D spending and that money saved from not having to pay fees associated with E.U. membership could allow the U.K. government to expand domestic financial support for research. Furthermore, universities in nations outside of the E.U. are still able to apply for research funding; leave campaigners suggest that wouldn’t change.
Leave supporters also believe that, when it comes to U.K. universities’ ability to attract talented European faculty, a U.K. immigration policy absent of E.U. agreements on free movement of people could be devised in such a way that it would privilege scholars from other European countries traveling to Britain. Outside of the E.U., universities could raise fees on E.U. students, an action currently prohibited by E.U. laws that state universities in a given country must treat students from that country and other students from E.U. member states equally. There are also not enough spaces at universities to meet current demand. Leave campaigners argue that filling admissions spaces with domestic students could offset any drop in the E.U. student population.
University leaders and the remain campaign don’t agree. They note that a rise in E.U. student fees coupled with presumably more stringent immigration controls would result in an extremely decreased E.U. student population, as polls of E.U. students show that 80 percent would be less likely to pursue education in the U.K. E.U. students are some of the highest achieving in the U.K. system and are more likely than their British counterparts to pursue graduate degrees in the U.K.Brexit would raise fees on these students, limiting access to U.K. universities and potentially reducing overall institutional quality. It would also limit domestic student interaction with students from other countries. U.K. universities would become increasingly insular and homogenous in their student bodies as American competitors seek greater and greater diversity in their student populations.
Leaving the E.U., remain supporters argue, would also mean closing access to the Erasmus exchange program that allows students from E.U. member states to study in another member country as part of their academic program, further closing U.K. student engagement with their European counterparts. Students may also face adverse outcomes upon graduation should Brexit hurt Britain’s economy and job market. Leaders also fear that highly talented European academics seeking faculty or postdoc positions in the U.K.may seek positions elsewhere as uncertainty regarding their immigration and employment status over the next few years would grow exponentially in the days after a vote to leave. While long-term immigration reform might have some benefits, Brexit would decimate universities’ ability to recruit new faculty in the short term. Lastly, the remain campaign is quick to point out that, while U.K. contributions make up 11 percent of the total E.U. research budget, U.K. institutions receive more than 16 percent of total research grant funding.
What’s often overlooked in the debate between the leave and remain campaigns, however, is that if Britons vote to leave, there will be implications for American universities and students, as well. American universities might be the beneficiaries of Brexit when it comes to faculty recruitment. While emigrating to the United States might be difficult for European scholars when compared to an E.U.-member United Kingdom, stricter immigration controls in the U.K. may make the United States a more desirable location.
Furthermore, around 50,000 Americans study in the United Kingdom each year. A common language and history make the U.K. a top destination for American students, and neither will change with Brexit. The same could be said, however, for Ireland, an E.U. member with no plans on leaving any time soon. Google and other major American tech companies have built their European headquarters in Dublin, and if Brexit happens, many believe American companies with a major presence in London could move their operations across the Irish Sea to Dublin and into other major continental financial centers like Frankfurt and Luxembourg. Students who would have gone to the U.K. to study and intern in finance for a semester or two might soon find themselves more attracted to Ireland.
While American universities may be able to get their pick of scholars in the exodus of European faculty from British institutions that would follow Brexit, and American students may not recognize a tremendous difference between studying abroad in Dublin as compared to Edinburgh or London, the greatest influence Brexit could have on American universities is indirect, but hugely impactful. Most economist agree that a vote to leave would cause a British recession, at least in the short term, with some even saying the vote could trigger aglobal recession. David Cameron even warned that voting for Brexit would be like putting a bomb under the U.K. economy. For those American universities that are not in a position to compete for top European faculty or send students abroad, global volatility in the markets could cause significant damage to meager endowments and hurt fund-raising.
The cost of Brexit, therefore, is too high. Elite American universities would receive meager benefits, but the rest of the American higher education landscape could feel the effects of a recession too soon after emerging from the financial crisis of 2008. British universities will lose a major source of research funding, faculty and high-quality students. British students will feel the pinch of higher tuition and fees during a period of economic downturn. Brexit has the potential to significantly slow the growth of higher education at home and abroad and offers few benefits to postsecondary institutions on both sides of the Atlantic.
Along the banks of the River Foyle at the border between Northern Ireland and the Republic lies Derry. The walled city is home to a branch campus of Ulster University, and on June 9, the campus hosted two former prime ministers to talk about the potential ramifications of Brexit. Tony Blair and John Major both warned against leaving the European Union, saying it would effectively close off access to the border with the Republic. What neither gentleman noted, however, is that voting to leave the European Union would also effectively cut off access to research funding, high-quality international students and stellar faculty. University students, faculty and staff overwhelmingly support the remain campaign. One can only hope that they turn out to vote in two days’ time. Their universities are counting on them.

Fuente: https://www.insidehighered.com/views/2016/06/21/universities-face-major-challenges-brexit-essay

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Hacia El Camino De La Independencia Definitiva

Por: Leidimar Rujano

Hablar de Independencia en Venezuela, invita a realizar un proceso analítico-reflexivo de la importancia histórica de alcanzar dicho objetivo, al mismo tiempo de realizar una interpretación coherente con el momento político que vive el pueblo venezolano y sobre todo en los tiempos actuales en que se agudizan las contradicciones mismas del sistema. En este sentido es imprescindible precisar algunos elementos de carácter histórico que permita orientar el camino a construir, es por ello que hablar de independencia conlleva a realizar un breve paseo por la historia de Venezuela y Latinoamérica, iniciando principalmente desde el momento en que la cultura Europea invade, domina y controla a los pueblos originarios de la América en el siglo xv, siendo este hecho histórico el principal acontecimiento de dominación sobre la Pachamama y sobre los pueblos aborígenes, he aquí la primera expresión de necesaria Independencia, entendiendo que el Imperio Español bajo las diversos mecanismos de dominación de orden político, cultural y religioso se apoderaron de los recursos naturales, lo que desencadeno un cambio profundo en la vida y cultura de dichos pueblos.

Es así como se inicia una férrea lucha por liberar dichos territorios del Imperio Español, engendrando todo un movimiento de liberación de los diversos grupos sociales desde los aborígenes, negros y blancos criollos, este último grupo social como resultado del proceso de conquista y colonización. Sin embargo un conjunto de jóvenes que comprendieron su momento histórico y la importancia de la independencia, iniciaron la lucha por la Libertad, dejando como resultado que el 19 de abril de 1810 se alza el pueblo en contra de la Monarquía Española, producto de que las tropas de Napoleón Bonaparte invaden el territorio Español colocando a su hermano José Bonaparte como rey, momento que fue de mucho provecho para los Blancos Criollos lo que llevo a conformar la Junta Suprema de Caracas dirigida por los Blancos Criollos, este como expresión de liberación de la Monarquía.

Por consiguiente Bolívar comienza a expandir sus ideas de Unión, Igualdad y fraternidad, reconociendo sus procesos históricos y la visión de que la Patria es América, lo llevo a retomar la gran idea de integración propuesta inicialmente por Francisco de Miranda, es así como surge la Gran Colombia y la promoción del Congreso Anfictiónico de Panamá, que debido a intereses económicos, de expansión y políticos infundados por lo que el Libertador denominaba el Poder Supremo ( EE.UU) se desvía, pierde y muere los planteamientos iniciales del Libertador de América.

En este sentido vale la pena citar la visión que presentaba Bolívar referente al naciente Poder Supremo. En conversación que sostuviera con uno de sus más queridos amigos Don Pedro Juan en 1830 expresa lo siguiente:

“Le repito lo que una vez dije a mis generales…Yo quiero que la Europa y la América se convenzan de mi horror al poder supremo, bajo cualquier forma que se le dé… los Estados Unidos, como el amo del reino más poblado de América, sería bien pronto Señor de toda la tierra; por fortuna, se han visto con frecuencia un puñado de hombre libres vencer a imperios poderosos. Si no me creen, hagan grabar estas palabras en una pirámide de bronce, para que sea leída por las nuevas generaciones, ya que el futuro me dará la razón”.

De ello se desprende la luminosa visión de Bolívar del gran papel que EE.UU iniciara con los territorios del Sur, iniciando con su proceso de expansión y posteriormente desarrollando políticas de injerencias a territorios del sur, uno de ellos la “Doctrina Monroe” en 1823 con su consigna “América para los Americanos”, surgiendo su gran despliegue de dominación por toda la Patria, la América.

Conquistar la independencia no ha sido una tarea fácil para el pueblo Venezolano, siglos de construcción han transcurridos para conservarla, por ello se intenta retomar desde el hecho histórico la relevancia que implica continuar bajo el camino de una independencia total y definitiva. Por ello producto de grandes cambios y transformaciones desarrollados por hombres y mujeres que reconocieron sus raíces históricas y que gracias a hombres ilustres con pensamientos claros retoman las ideas muertas del Libertador, para convertirlas en hechos concretos de acciones profundas y transcendentales para la construcción de una sociedad donde impere la igualdad, vida y la felicidad, es por ello que para 1999 con la llegada a la presidencia de Hugo Chávez las ideas de Bolívar se vuelven pueblo y acción; con la aprobación de una Constitución que responde al ideario Bolivariano que en su preámbulo acota lo siguiente: “ El pueblo Venezolano, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador, Simón Bolívar, y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes…”.

Es por ello que hablar de Independencia en el siglo XXI, implica reconocer la historia, desarrollar las capacidades humanas del ser humano para producir y satisfacer las necesidades mismas de la población venezolana, es hacer florecer el conocimiento científico-técnico que permita aprovechar de manera sustentable los recursos naturales del territorio nacional, es comprender la necesidad de desarrollar un proceso innovador en la economía , aspecto que ha sido duramente atacado en estos últimos años. Independencia es generar la mayor conciencia del pueblo en darle prioridad a la organización de base, es apoderarse de todos las formas de organización para avanzar hacia la construcción de un Estado Comunal, en el cual prevalezca los intereses del pueblo y la suprema felicidad por encima de cualquier Imperio que exista en la superficie terrestre.

foto: http://img.imagenescool.com/ic/dia-de-la-independencia-venezuela/dia-de-la-independencia-venezuela_001.jpg

Correo: leidimar_askena@hotmail.com

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Artículo: México y los derechos humanos

Artículo: México y los derechos humanos

Por: Manuel Gomez Granados

Fundado por familias mexicanas que llegaron a California en los años 20, huyendo en gran medida del clima de intolerancia que acompañaba a Plutarco Elías Calles a donde quiera que iba, La Opinión es un referente para entender qué piensan las comunidades de hispanos de California. La entrevista es parte de los rituales de la política californiana, pero en este año de intensa competencia electoral en Estados Unidos, La Opinión se convirtió en una aduana de la elección presidencial, pues muy probablemente llegaremos hasta junio, que es cuando votan California y un puñado más de estados como Nueva Jersey, sin un ganador claro.
Nada de eso sería relevante del todo para México si no fuera porque la señora Clinton, interesada en cortejar el voto mexicano en California, aprovechó la entrevista con La Opinión para hacer sentir su peso en la política interior mexicana, especialmente en el tema de Ayotzinapa. Bastaron cinco oraciones de la exprimera dama para hacerlo: “Si yo estuviese en el gobierno mexicano, no descansaría hasta descubrir lo que pasó… Su secuestro fue una terrible violación de la ley… Es algo por lo que todos en México deberían unirse… Si hubiese algo que EU pudiera hacer, yo sería la primera en ofrecerlo… Trabajaré muy duro para ser una buena socia para México y seguir presionando para reformar el gobierno y garantizar el respeto a los derechos humanos”.
La precandidata presidencial deja ver, entre otras cosas, que el tema de Ayotzinapa está muy lejos de ser un problema local, algo que sólo interese a los directamente afectados en México. También deja ver qué tanto nos hemos insensibilizado ante la gravedad de la violencia en México. Filtra que, al menos desde la perspectiva de la precandidata, el gobierno de México no ha hecho lo suficiente para reformarse a sí mismo y no garantiza el respeto a los derechos humanos. Finalmente, muestra al gobierno federal que la relación México-Estados Unidos no sólo será difícil si el racista, xenófobo e intolerante de Donald Trump gana la Presidencia de aquel país. Quizás no tan intenso, pero habrá distintos grados de presión sobre el gobierno de México si gana la señora Clinton o si lo hacen Bernie Sanders, Trump, Ted Cruz o algún otro candidato republicano designado por la que, seguramente, será una muy difícil convención republicana.
Lo que la señora Clinton le dijo al gobierno de México se suma a las expresiones, muy diplomáticas, pero interpelantes en lo que hace a la preocupación con la que observan en Europa tanto la violencia, como la impunidad y la corrupción que campean en nuestro país y que aparecieron en los mensajes que el Presidente de la República escuchó de jefes de Gobierno europeos durante su más reciente visita al antiguo continente.
Esto debería hacernos conscientes de que no es sólo Trump quien nos critica por la corrupción, por las violaciones de los derechos humanos y la violencia. No son sólo quienes, como Trump, nos tienen mala fe. Tenemos un problema muy serio en las manos. Michoacán, uno de los estados que más ha sufrido los efectos de esta ola de violencia de casi una década, está sumido de nuevo en el temor y la desazón. Poco duró la esperanza que llevó el papa Francisco a aquellos rumbos, entre otras razones, porque hemos desatendido el fondo del mensaje del papa Bergoglio del 13 de febrero en Palacio Nacional, sobre todo la parte que dice: “La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o el beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
Sería difícil una descripción más sucinta y precisa de nuestro presente. A pesar de ello y a pesar de todo el caravaneo al Papa durante sus días aquí, los políticos mexicanos de todos los partidos no desean escuchar a quien señala sus errores o contradicciones. Prueba de ello son las campañas lanzadas contra quienes señalan esos errores, que buscan expresar cualquier versión alterna a las verdades oficiales de tantas masacres que ya hemos perdido la cuenta. Todos tenemos la obligación de atender las críticas y admitir nuestros errores, sobre todo los funcionarios públicos, y debemos hacerlo ya o el país se nos acaba.
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/manuel-gomez-granados/2016/04/23/1088336

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Innovación tecnológica, economía y sociedad: una reflexión necesaria para CTS

Por Elsa Beatriz Acevedo Pineda

Resumen «La innovación es social porque impacta a la sociedad, genéricamente hablando, es decir, satisface necesidades de grupos humanos, soluciona con su participación, problemas que inciden en el mejoramiento de su situación, condición y calidad de vida, o al menos crea las condiciones favorables para el logro de estos propósitos.»
José Lázaro Hernández Gil

Con el fin de implementar una visión integral sobre la tecnociencia, me propongo presentar una reflexión social, acerca de las interacciones entre innovación tecnológica, desarrollo económico y sociedad. Para ello parto de un enfoque humanista, basado en los Estudios Sociales de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTSI. Pretendo demostrar que la innovación, antes que tecnológica, es social y por lo tanto cultural. Además de que la dimensión CTSI, valora más allá de los aspectos productivos, tangibles y cuantificables, los valores intangibles implícitos en el desarrollo tecnocientífico. Se exige, por lo tanto, un cambio de mentalidad basado en la conciencia crítica, sobre el significado socio cultural del desarrollo tecnológico moderno. Este significado incluye acciones, intenciones, creencias y valores, en un momento en que la innovación representa un tema importante de investigación en las ciencias sociales.

Innovación tecnológica, economía y sociedad: una reflexión necesaria para CTS

Para comenzar, es conveniente recordar que vivimos en una época donde el saber y el poder, conforman una estrecha relación de amplias implicaciones, tanto en las geoestrategias mundiales, como en la magnitud del desarrollo científico moderno, acompañado de innovaciones tecnológicas a gran escala. Lo anterior hace imposible trazar líneas divisorias, entre producción científica e innovaciones tecnológicas. En ese sentido, la tecnociencia aparece como causa y efecto multiplicador de nuevos conocimientos, que moldea la sociedad e impacta sus demandas sociales.

El conocimiento implica a su vez una construcción socio cultural, revestida de características particulares, máxime en las circunstancias predominantes a nivel mundial. Estas circunstancias destacan por la ruptura ética y legal en el manejo del poderío tecnocientífico, en medio de una globalización ampliamente recolonizante, así como de la más compleja e inmoral de las conexiones entre dominación, exterminio masivo y desarrollo tecnológico.

Debemos ser conscientes de los riesgos actuales, derivados de una tecnociencia, que se aplica en los escenarios de la guerra antes que en la construcción de paz, equidad y desarrollo humano sostenido. Y se aplica en momentos en que la tendencia bélica militar, involucra extensas zonas geográficas del planeta, amenazadas por muchos años, bajo el poder destructivo de un aparato científico y tecnológico militar, que ha demostrado no tener límites ni fronteras, y menos conciencia y principios humanistas.

Por otra parte, por razones difíciles de explicar en el marco del presente trabajo, en Colombia no existe aún la suficiente claridad, sobre las relaciones entre innovación tecnológica, competitividad, crecimiento, desarrollo, calidad, excelencia, impacto social, cultural y ambiental.

Posiblemente ello obedece a la falta de comprensión acerca de la esencia de la innovación tecnológica, la que además de factores económicos, comprende elementos de alta complejidad socio cultural. Por esta razón, resulta difícil asimilar su dinámica transversal e interactiva, en un medio en el que la formación en Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, adolece de graves deficiencias interdisciplinarias, así como de apoyo institucional.

En este orden de ideas, es usual encontrar visiones tecnocráticas, que subestiman la magnitud de la integración entre Ciencia, Tecnología, Sociedad, Valores, Cultura y Humanismo, centrando su discurso en factores meramente cuantitativos, de implícita pobreza conceptual y contextual. Tal vez sea ésta la razón, de la ausencia de una adecuada comprensión de la conexión entre desarrollo tecnocientífico y exigencias sociales, culturales y ambientales.

Esta situación se presenta cuando las innovaciones tecnológicas no se perciben como productos sociales, que vuelven a la comunidad después de todo el ciclo tecnológico, transformadas y ejerciendo un impacto tan generalizado como diferenciado. Por esta razón resulta desacertado considerar a la sociedad, como «usuaria pasiva» de las mismas, porque es imposible obviar su determinante rol, en su gestación y desarrollo, ya que representar el núcleo de todo el avance tecnocientífico, y pone de nuevo al rojo vivo el eterno debate, sobre el modelo de desarrollo que más conviene, así como el de la clase de ciencia y tecnología apropiadas para nuestros países.

Por este motivo, remarcamos la interacción existente entre procesos tecnológicos y contextos socioculturales. En donde la visión de la sociedad frente a los diferentes cambios tecnológicos, no puede verse como si se tratara de un agente pasivo, frente a su impacto y socialización, así como en lo referente a su creación, difusión y aplicación. Especialmente en la época actual, ante la dimensión de la carrera tecnológica mundial, exige una participación pública, comprometida con respecto al impacto que la misma genera en realidades sociales, tan controvertidas como las de América Latina.

La participación pública relacionada con el rumbo del desarrollo tecnocientífico, es cada vez más relevante, en un momento en que la figura constitucional del referendo, se populariza en nuestros países, como mecanismo de voluntad democrática. No está lejos entonces, el día en que debamos acudir al referendo, para conocer y valorar la opinión de la comunidad, en aspectos tan sensibles como las fumigaciones con glifosato o la compra de más tecnología bélica, en países con tan altos índices de miseria cuyas necesidades básicas aún están lejos de ser satisfechas. Ciencia y tecnología son bienes sociales, y es la misma sociedad la llamada a tener una participación cada vez más activa y comprometida con su desarrollo e impacto generalizado.

Pero una sociedad desinformada y con bajo nivel de formación científica, no está capacitada para realizar un ejercicio democrático en tal sentido. Es necesario entonces fortalecer la educación en CTSI y con ella la alfabetización científica y tecnológica, que tanta falta hace en sociedades caracterizadas por altos índices de marginalidad, indiferencia y falta de compromiso frente a la misma. En otras palabras, el estímulo a la divulgación científica, a través de una dinámica formadora-informadora es de carácter urgente, porque la participación pública, implica que la comunidad juzgue y valore, para lo cual debe estar tan informada como formada.

Ahora bien, que la participación pública sea política o no, es tema de otro debate, pero debe quedar claro que al final de todo el camino, lo que se espera es precisamente una decisión política, sobre el modelo de desarrollo de la ciencia y la tecnología. Curiosamente vemos a futbolistas, actrices, humoristas y reinas de belleza, que participan activamente en los diferentes órganos de poder público, mientras que la representación científica brilla por su ausencia, y son los mismos consultores de excelencia en diferentes temas de interés nacional; como por ejemplo el caso de la construcción de la red vial en Bogotá, del transporte público en la capital del país. Conflicto de amplio matiz político, sobre el tipo de tecnología que se debe aplicar, consideran en primer orden sus altos costos sociales, tema que parece a preocupar muy pocos.

Los conceptos argumentales implícitos en la alfabetización tecnocientífica, cobran marcada dimensión de contexto, especialmente en circunstancias tan críticas como las de Colombia, en donde la lectura del desarrollo científico y tecnológico está muy diferenciada de otras realidades continentales.

Por su parte, en las interacciones entre innovación tecnológica, economía y sociedad, es necesario establecer prioridades, que no pueden ser otras diferentes a las de ubicar a la sociedad en calidad de gestora y receptora del avance científico y tecnológico contemporáneo. En este orden de ideas, en América Latina necesitamos un desarrollo tecnocientífico que en la medida en que fomente el crecimiento, fortalezca la equidad social.

Es importante además, no caer en extremos, al punto de divinizar el papel de las decisiones tecnocráticas, tan de moda en nuestro tiempo, cuyos efectos ya dejan mucho que desear a nivel mundial. Por lo tanto elegir una vía auténtica en materia de decisiones tecnocientíficas para nuestra sociedad, resulta hoy tarea prioritaria que compromete a todos, resaltando la participación de la comunidad en las mismas.

En América Latina, el tema del desarrollo tecnológico endógeno, adquiere amplio matiz ideológico, ello se debe a la profunda crisis estructural, derivada de un modelo fallido de desarrollo, que obliga necesariamente a buscar en la tecnociencia, un valioso apoyo en la consecución de la paz social, como ingrediente fundamental para la construcción de un modelo de desarrollo humanista.

La aceptación social, de las innovaciones tecnológicas, se encuentra a la vez vinculada a sus beneficios, así como a la posibilidad de garantizar un mejora sostenida de la calidad de vida.

Así, el impacto social de las innovaciones tecnológicas, medido sólo en términos de mercado, no deja de ser un tremendo desacierto, especialmente cuando hablamos de nuestra realidad nacional, claro resultado del constante deterioro en los términos de intercambio, que acompaña y «legitima» nuestra participación en la economía mundial.

En tales circunstancias, la dinámica del mercado tecnológico latinoamericano, debe ser necesariamente analizada dentro de sus marcos socio culturales, acompañada de una visión endógena, muy original y con elevado índice de participación pública, garantía de la democracia en sus decisiones.

Porque una innovación tecnológica amarrada a las políticas de mercado, tal y como se concibe en el mundo industrializado, no se puede aplicar «receta en mano» en países como Colombia, donde el peso de la guerra y del subdesarrollo es tan agobiante, como lo son nuestras limitaciones para superar pacíficamente las mismas. Por esta razón debemos dinamizar la enorme capacidad científica y tecnológica nacional pero con un verdadero enfoque humanista.

Tampoco podemos olvidar que las innovaciones van de la mano del desarrollo del conocimiento socialmente apropiado, aspecto en el cual nuestro país tiene una enorme deuda por saldar. No obstante si priorizamos las urgencias sociales, debemos empezar por fomentar nuevos y contextualizados Sistemas Sociales de Innovación, a nivel de cada región, encaminados a fortalecer el Sistema Nacional de Innovación.

De la misma manera, el sector empresarial necesita una profunda endogenización de sus estrategias, en donde las exigencias en materia de innovaciones tecnológicas, a través de las Empresas de Clase Mundial, se basen en modernas prácticas de innovación y gerencia socio ambiental. Para lograrlo es importante trabajar en un intenso proceso de alfabetización en ciencia y tecnología de este sector, teniendo en cuenta que el mismo debe liderar importantes procesos de inserción internacional, para lo cual se debe establecer una alianza estratégica con las comunidades científicas.

De lo anterior se desprende la necesidad de diseñar una estrategia orientada a crear «empresas que aprenden». Estas empresas deben concebirse como agentes vinculados a las demandas sociales, culturales y ambientales de cada región.

En circunstancias tan especiales como las de nuestro país es importante construir un nuevo ideario cultural endógeno, basado en el estilo de competencias que mire de adentro hacia fuera, y reconozca nuestro enorme potencial que tenemos aún sin explorar. Hay que impedir que la sombra de la guerra, nos impacte hasta el punto de olvidar o lo que es peor, de perder la esperanza de construir alternativas sociales viables de desarrollo. Por tal razón, cobra vigencia la propuesta humanista, científica, tecnológica, social, cultural y ambiental de desarrollo.

La capacidad de relacionar las innovaciones tecnológicas, la economía y la sociedad colombiana, depende en gran medida de nuestra capacidad de hacer aportes realmente significativos a la solución de nuestra problemática específica. Ante todo se trata de un conocimiento enfocado hacia la construcción de una nueva sociedad en donde la ciencia y la tecnología sean factores de paz y desarrollo sostenido. Éste es un interesante mecanismo para medir nuestra capacidad endógena de producir, aplicar y exportar conocimiento socialmente conveniente.

Frente a las actuales circunstancias, no podemos esperar a que se consolide un proceso de paz en el país, para luego construir ventajas basadas en el conocimiento, es urgente por lo tanto «desarrollarnos dentro del subdesarrollo», no podemos permitir que la guerra nos llegue a opacar las posibilidades de salir adelante. A los colombianos nos toca seguir luchando, asumiendo nuevos retos y riesgos, basados en nuestra capacidad de construir un modelo diferente, aún en condiciones tan adversas como las actuales. En este sentido las innovaciones tienen un profundo compromiso con el cambio social.

En consecuencia, la interacción innovación, economía y sociedad, va mucho más allá del simple enunciado de una alianza estratégica, que hasta ahora no ha sido ni lo uno ni lo otro. De ahí la importancia de construir un nuevo discurso tecnocientífico de alto agregado social, capaz de garantizar escenarios sostenibles hacia el futuro para Colombia. Un discurso que impregne la política científica del país y se transforme en prácticas regionales de la misma.

En este sentido la educación basada en agregados de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTSI, adquiere hoy una dimensión especial. La misma enfatiza en la formación humana integral de docentes, investigadores, rectores de colegios y universidades, empresarios, divulgadores científicos, semilleros de investigadores así como en el personal vinculado a las diferentes instituciones y organizaciones científicas, en cuyos altos niveles, se toman decisiones y se trazan las estrategias prospectivas del desarrollo científico y tecnológico del futuro.

De ahí la importancia de «hacer ciencia y tecnología»con conciencia social, dirigida a un contexto convulsionado variable y vulnerable, con poca capacidad de insertarse en las estrategias de desarrollo mundial. En tal sentido la política científica y el desarrollo de las innovaciones tecnológicas, deben consultar y respetar la diversidad regional, permitiendo y fomentando los aportes de las mismas, en la construcción de un proyecto endógeno de desarrollo, que bien puede servir de ejemplo para otros países con una problemática similar.

Por esta razón, considerar que las investigaciones en Colombia tengan sólo un significado económico, es irracional frente a la dimensión cualitativa del problema, representado en la infinita pobreza de miles de colombianos que sobreviven en los límites de la miseria, presionando de manera creciente la caldera social en que vivimos. Frente a tan graves circunstancias, el conocimiento con alto significado social debe entrar cuanto antes a llenar los espacios que hoy ocupa la guerra. Esto significa que es imposible diseñar un plan de desarrollo sin el concurso de las comunidades científicas regionales.

Por lo tanto la ausencia de una imagen clara de contexto, tanto regional, como nacional y desde luego internacional, representa un grave error para Colombia. En la misma medida, la sublimación de paradigmas ajenos, retomados como única alternativa, representa un error que no nos podemos permitir, ante la magnitud de las decisiones que hay que tomar, con el concurso de una amplia y democrática participación pública.

Porque el espejismo que acompaña los modelos de desarrollo virtual, no sirve para nuestros países, por eso insistimos en la valoración nuestra propia realidad con el fin de proceder estratégicamente, teniendo siempre presente la factibilidad de potenciar las investigaciones científicas y las innovaciones tecnológicas en medio de la crisis económica y social propia de América Latina.

Frente a las circunstancias descritas, necesitamos diagramar una estrategia de desarrollo con equidad social, basada en una serie de presupuestos entre los cuales la ciencia y las innovaciones tecnológicas ocupan lugar importante en la construcción y más que ello en la consolidación de escenarios de paz hacia el futuro. Ciencia y política deben ir de la mano y esto exige una lectura bien diferente de la cotidianidad y de las políticas de ciencia y tecnología hacia el futuro.

Se trata de un aprendizaje social intensivo, que conduce a plantear alternativas viables y a corto plazo para nuestra crisis, porque la salida del subdesarrollo y la guerra nos compromete a todos, teniendo en cuenta que la deuda social de nuestro país ya no da espera.

Finalmente desde los Estudios Sociales de Ciencia, Tecnología e Innovación, consideramos de especial importancia:

  • Plantear que la innovación en primer orden es de carácter sociocultural, que requiere un cambio de mentalidad. Para lo cual proponemos agregar a la competitividad económica, la capacidad de desarrollar competitividad social, en momentos donde las injusticias sociales se convierten en el mayor obstáculo tanto para el crecimiento como para el desarrollo de nuestra sociedad.
  • Por lo anterior, antepongamos las lecturas dominadas a las dominantes sobre nuestra realidad. La llamada es a volver a la visión endógena, tanto en los procesos de teorización como de práctica social, con respecto a la ciencia y la tecnología
  • De la misma manera, una estrategia económica debe consultar las realidades internas antes que las imposiciones externas, así como una verdadera cultura de la innovación, debe priorizar las urgencias sociales del país.
  • Por su parte, el poder competitivo de las naciones no puede limitarse única y exclusivamente a los mecanismos cuantificables. Este poder debe incluir, en primer orden, su capacidad endógena de implementar un verdadero compromiso social de la ciencia, capaz de convertir las alternativas tecnológicas en alternativas sociales, culturales y ambientales sostenidas. Estrategia urgente, en un momento en que los contenidos implícitos en la utilidad social del conocimiento, son llamados a contrarrestar los efectos perversos derivados del desarrollo de la ciencia y la tecnología.
  • En Colombia, la capacidad de inserción internacional, debe ser directamente proporcional a nuestra capacidad de reconciliación interna, de lo contrario seguiremos «caminando firmemente sin rumbo fijo».
  • La paz social implica un proceso de democratización de la ciencia, en él deben participar sus comunidades científicas al lado de los demás actores nacionales. En tal sentido, ciencia y política van de la mano. Nuestro país exige hoy más que nunca un desarrollo científico y tecnológico comprometido con el desarrollo social y la consolidación de un verdadero proceso de paz.
  • Lo anterior exige construir un modelo social de organización tecnocientífica, basado en un estilo endógeno y democrático de creación, innovación, expansión, diversificación, formación, información, divulgación y socialización del conocimiento.
  • Es importante además, construir imágenes acertadas sobre la tecnociencia siempre en correspondencia con el contexto en el que vivimos. La importancia de su desarrollo y su nivel de impacto deben ir de la mano con importantes reformas sociales. De ahí la importancia del periodismo científico, como mecanismo hacia una forma de pedagogía, participación, educación y apropiación social de la ciencia.
  • Un tema clave: la formación en Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTSI, es para TODOS; políticos, empresarios, investigadores, docentes, periodistas, estudiantes, personal de instituciones científicas y tecnológicas, directivos y rectores de colegios universidades, semilleros de investigadores y público en general. Porque la visión CTSI es novedosa entre muchas cosas porque vence la visión lineal y estrecha, (producción, distribución y consumo = bienestar social) enriqueciendo el pensamiento científico mundial con nuevas reflexiones debidamente contextualizadas y profundamente valorativas sobre el impacto de los desarrollos científicos y las innovaciones tecnológicas en nuestra sociedad.
  • Finalmente frente a las actuales circunstancias del país, y ante la incapacidad de un modelo de desarrollo de resolver la magnitud del conflicto nacional, todos debemos ser innovadores frente tal adversidad. Colombia debe ser una sociedad innovadora, original y soberana en los lineamientos de sus estrategias de desarrollo hacia el futuro.
  • En consecuencia la innovación como proceso sostenido de creatividad, puede y debe ser aplicada en todos los espacios de la sociedad.

Elsa Beatriz Acevedo Pineda
Investigadora
Ciencia, Tecnología, Sociedad e
Innovación CTSI
Colombia
elsabeatriza@yahoo.com

Lecturas recomendadas

Cuadernos de Iberoamérica (2001). «Ciencia, Tecnología y Sociedad: una aproximación conceptual«. OEI, pp. 79-109.

Campanario, M. de A. (2002) «Tecnología, Innovación y Sociedad«. En www.campus-oei.org/salactsi

Chaparro, F. (1998) Conocimiento, innovación y construcción de sociedad. Una agenda para el siglo XXI. Bogotá 1998. TM editores

«Declaración de Santo Domingo» (1999).

«Materiales para la educación CTS» (2001) Grupo Argo. Asturias 2001

Sanmartín, J. (1990), «Tecnología y futuro humano», Barcelona, 1990 Anthropos.

Sanmartín, J. (1992) «Estudios sobre sociedad y tecnología», Barcelona1992 Anthropos.

Fuente: http://www.oei.es/salactsi/elsa7.htm

Imagen tomada de: http://www.abc.es/Media/201201/26/jabon_magnetico–644×362.JPG

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Mejor que Finlandia: El increíble milagro educativo de Estonia

Por: Hector G. Barnés

En 1991, Estonia recuperó su independencia, tras pasar más de 50 años bajo el control soviético. Fue uno de los satélites rusos a los que peor les fue durante la Guerra Fría. Mientras que antes de la Segunda Guerra Mundial podían presumir de un nivel de vida y de una renta per cápita muy similar a la de sus vecinos finlandeses, a comienzos de los años 90, la situación era casi límite. En esas décadas, las minorías alemanas y suecas fueron expulsadas, 80.000 estonios emigraron y otros 60.000 fueron deportados. Estonia fue rusificada: medio millón de rusoparlantes fueron trasladados al país báltico para ayudar en la militarización de la región, considerada como “zona fronteriza”.

Un cuarto de siglo después de que Estonia recobrase su independencia, se ha convertido en uno de los países que la OCDE suele utilizar como ejemplo positivo a propósito de los exámenes PISA, tanto por su excelencia como por su equidad. Incluso superó a Finlandia en las pruebas de 2012, que cayó desde el puesto dos al número doce, mientras que Estonia se quedó en el once, mejorando sus marcas previas. No solo eso, sino que como han puesto de manifiesto repetidamente medios de comunicación como ‘The Economist’ o ‘Mic’, se ha convertido en una especie de Silicon Valley europeo. Este pequeño país de apenas 1.300.000 habitantes (un poco menos que la población de Barcelona) se ha convertido en el lugar donde más start-ups hay por habitante.

Es uno de los países donde menos influye el entorno socioeconómico de los estudiantes en su rendimiento

No cabe duda de que gran parte de su éxito en innovación se debe a que, cuando no hay nada hecho, se puede hacer cualquier cosa: es más fácil montar un sistema educativo desde prácticamente cero que cargar con el peso de la historia en cada reforma. Por eso resulta de vital importancia la llevada a cabo en 1996, como señalaba un artículo publicado por la televisión pública estonia. Fue ese año cuando se desarrolló el currículo nacional actualmente vigente, y que según Imbi Henno, del Ministerio de Educación estonio, fue “la base de nuestro éxito educativo”.

¿Qué promulgaba dicho currículo? Ante todo, la igualdad entre los estudiantes, probablemente el punto fuerte del sistema educativo estonio, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Alemania, que por lo general obtienen muy buenos resultados académicos en las pruebas PISA pero que adolecen de graves carencias respecto a la equidad educativa. Ese es, curiosamente, uno de los grandes defectos que se suelen achacar al sistema estonio. Como señala una ponencia realizada por Henno, Estonia tiene pocos estudiantes del más alto nivel comparado con otros países europeos de gran rendimiento. No se puede tener todo; Estonia es uno de los países donde menos influye el entorno sociocultural de los alumnos en su rendimiento.

El país de los números

En el análisis del éxito de su país, Henno pone el énfasis en otros factores. Más allá del desarrollo del currículo nacional, “la formación de los profesores se ha reorientado centrándose en prácticas más innovadoras y con un enfoque más centrado en el estudiante”. Y aquí llega lo importante: no solo Estonia tiene el nivel más bajo de malos estudiantes en matemáticas y ciencia sino que, además, ha puesto especial hincapié en mejorar el VET (“vocational education and training”), es decir, la educación que tiene como objetivo formar profesionales, y que abarca carreras como contabilidad, medicina, enfermería, arquitectura o abogacía. Pero, sobre todo, las diferentes ingenierías.

Estudiante de primaria durante una clase en Tallin. (Reuters/Ints Kalnins)
Estonia fue el país pionero a la hora de proporcionar a sus estudiantes un ordenador con conexión a internet. Fue en 1998, apenas dos años antes de que el gobierno declarase el acceso a internet como un derecho. En muchos casos, como ocurrió con el registro de la propiedad, se saltaron décadas de papeleo y máquina de escribir, y pasaron de no tener uno a montarlo de manera digital. Como explicaba a ‘Mic’ Toomas Hendrik Ilves, presidente desde 2006 criado en Nueva Jersey y estudiante de programación desde adolescente, esta fue una de sus iniciativas más polémicas. “Me insultaron durante muchos años, pero pensaba que entre el 3 y el 5% de los niños que tienen ordenador –aunque sea un niño pobre del campo– sentirá la curiosidad innata de mirar en sus tripas”.

En apenas unos años empezaron a surgir compañías como Skype, que fue objeto de una venta millonaria a eBay en 2005, o Kazaa, el primo olvidado de Napster. Es uno de los contados países que enseña a sus niños código y, además, sus ciudadanos pueden hacer la declaración de la renta ‘online’ desde hace años. También votar, un sistema que se implantó en el año 2005. El sector tecnológico representa alrededor del 15% de su producto interior bruto. Como explicaba Ilves en ‘The Economist’, la educación ha jugado un papel importante en todo ello, gracias a programas de iniciativa público-privada como ProgeTiiger, cuyo objetivo es que los niños de cinco años aprendan a programar: “En los años 80 todos los niños en el instituto querían ser estrellas de rock, ahora todos quieren ser emprendedores”.
Cada investigación publicada sobre Ecología o Ciencias de la Naturaleza recibe un 40% de citas más que el resto de ‘papers’ de fuera

Como señalaba en ‘Study in Estonia’ el profesor de psicología experimental de la Universidad de Tartu Jüri Allik, el criterio estonio a la hora de elegir qué proyectos financiar ha sido también clave en el éxito del ámbito académico. “Cada investigación estonia publicada en Medio Ambiente/Ecología y en Ciencias de la Naturaleza recibe un 40% de citas más que el resto de ‘papers’ de esos campos”, recuerda. Además, el impacto de las investigaciones en ciencias computacionales se ha incrementado en más de un 200%. Gran parte de este éxito internacional se debe a que estos trabajos deben redactarse en inglés.
¿Con o sin Estado?

Hay, no obstante, un factor que diferencia enormemente a Estonia en la manera en que el emprendimiento y la educación privada se relacionan con el sector público. Mientras que la mayor parte de bases tecnológicas, como la de Silicon Valley, abogan por una vía en la que el Estado se limite a no molestar, el estonio ha jugado un importante papel a la hora de promocionar el sector. Como recuerda en ‘Mic’ el CEO de Teleport, Sten Tamkivi, “donde Estonia lo ha hecho mucho mejor que en otros países es en que la política y la tecnología no están en extremos opuestos”, señalaba. “Hay el deseo de resolver problemas y de acercarse a estos de una manera tecnológica”.

Ave Laurmgson, mánager de proyecto de la Fundación Tiger Leap, con dos alumnos de una escuela en Tallín. (Reuters/Ints Kalnins)

Como reconoce Henno, hay pocos países donde la integración entre mundo educativo y sociedad sea tan completa. En su informe, señala que los profesores tienen una alta cualificación en todos los niveles de la escuela y gozan de una gran independencia en cuanto a los contenidos a impartir y su metodología. Además, añade un factor importante: toda la educación obligatoria es gratuita. Por su parte, tal y como señala una investigación publicada en ‘Journal of Studies in International Education’, la internacionalización de la universidad se ha convertido en un factor importante del éxito estonio, especialmente en la apertura al resto de países de la Unión Europea.

“El proceso de internacionalización incluye la implementación gradual de nuevos valores en la sociedad”, señala el estudio. “Siendo un miembro de la antigua Unión Soviética, Estonia funcionó durante décadas como un país homogéneo y cerrado. Las iniciativas en internacionalización empezaron a acabar con esos estándares. Las universidades empezaron a promocionar valores que incluían la multiculturalidad, la tolerancia y la aceptación de diferencias”. De hecho, Estonia fue uno de los primeros países en firmar la Declaración de Bolonia, como un gesto que les permitía acercarse a la Unión Europea (y su suculento programa Erasmus) y alejarse de la influencia rusa, que tan funesta resultó durante décadas.

Desde los tiempos de la Unión Soviética hemos obtenido una gran competencia tecnológica y un montón de ingenieros

Un último factor que resume bien la fórmula del éxito estonio: al contrario de lo que señala el discurso oficial en otros países occidentales, donde la única salida posible para el talento es el emprendimiento en el sector privado, gran parte del talento báltico desea trabajar en el sector público. Como señala en un artículo publicado en ‘Diginomica’ Anna Piperal, directora de Enterprise Estonia, el hecho de que el 99% de los servicios del gobierno estén disponibles en la red provoca que el funcionario tecnológico sea una importante, y bien remunerada, figura.

“Desde los tiempos de la Unión Soviética hemos obtenido una gran competencia tecnológica y un montón de ingenieros”, explicaba. “Así que nuestro gobierno empezó a empujar aún más y construyó un marco legal totalmente nuevo que apoya las tecnologías de la información y el intercambio de datos. No es que quisiéramos innovar, es que no nos quedaba otra”. Una moraleja y una pregunta: por un lado, que es posible desarrollar el sector tecnológico con la colaboración del Estado; por otra, ¿es posible trasladar los hallazgos de Estonia a países más grandes y sociedades más complejas?

Foto: Estudiantes estonios reciben una clase de ciberdefensa en Poltsamaa, el pasado mes de diciembre. (Reuters/Ints Kalnins)

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Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-06-28/estonia-sistema-educativo-exito_1224263/

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