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Ideología de género

Por: Frei Betto

“Hay más cosas entre el cielo y la Tierra de lo que supone nuestra vana filosofía”, afirmó Shakespeare. En la versión brasileña del barón de Itararé: “hay muchas cosas en el aire, además de los aviones de carrera”.

Eso es aplicable a la sexualidad posmoderna. Aunque seamos todos, por nacimiento, del sexo masculino o femenino (o hermafrodita), hay más géneros sexuales que la hetero y la homosexualidad.

La homosexualidad hoy día es considerada por la mayoría de países de Occidente y aún por la Iglesia Católica una tendencia natural del ser humano. Fue sacada de la lista de las enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud en 1993 y en el Brasil del Consejo Federal de Psicología. Aunque algunos evangélicos insistan en calificarla de “diabólica” y prescriban la “sanación gay”…

Hace poco trabajé el tema con educadores de la Red Azul en São Paulo, que congrega a una decena de escuelas. Y hubo quien enumeró más de cincuenta géneros sexuales, además de transexuales, bisexuales, HSH, etc.

Cuando se habla de ideología de género se da la impresión de que ese concepto se fragua en una mente pornográfica, sin reflejar la realidad. Ciertos padres y profesores se hacen la idea de que creen en la heterosexualidad de sus jóvenes, dejándolos a la deriva en prácticas sexuales encubiertas antaño por el moralismo, el tabú o el prejuicio.

La familia y la escuela suelen guardar silencio cuando se trata de temas radicales (de raíz) de la vida, como sexo, dolor, muerte, fracaso, ruptura conyugal, carencia, etc. Y no raramente dan educación sexual como meras informaciones de higiene corporal para evitar enfermedades de transmisión sexual. Pero sin abordar lo fundamental: la constitución del amor como vínculo afectivo y efectivo.

Los nacidos en el siglo 21 se inician en la vida sexual a una edad más precoz que las generaciones del siglo 20. Y hay niñas que se acuestan con niñas, niños con niños, sin que eso necesariamente exprese una identidad sexual. “Quedar”, “follar”, rotación de parejas, a banalizar el sexo, practicado como si fuera un mero deporte agradable, sin el peso de la culpa o compromiso emocional para imponérselo como proyecto de vida en común.

Varios factores contribuyen a esa revolución sexual: la indiferencia religiosa o la espiritualidad desprovista de la noción de pecado; la erotización de la cultura hedonista y consumista del neoliberalismo (fíjese en las vallas publicitarias y en programas como Gran Hermano y Pánico en la TV); el fin de la censura (cualquier adolescente puede ver todo tipo de pornografía en internet) y la vieja moral burguesa que privatiza las buenas costumbres y publicita la degradación de la mujer (el mismo empresario que prohíbe a su hija usar ropas insinuantes patrocina el programa o el anuncio en el que la mujer es reducida a objeto de deleite machista).

¿Qué se puede hacer? ¿Permitir una libertad general, con todos los peligros de enfermedades y de embarazos indeseados? ¿Rescatar el moralismo, volver a rememorar el fuego del infierno y estimular la homofobia y el genocidio de LBGTodos?

Hay que ir al punto medular de la cuestión: formar la subjetividad. El joven que se droga clama: “No soporto esta realidad. ¡Quiero ser amado!” La joven que se acuesta con diversos hombres grita: “¡Quiero ser feliz!” Sin embargo nadie les dice que la felicidad no es el resultado de la suma de placeres. Es un estado de espíritu del cual se disfruta incluso en situaciones adversas. Y requiere algo que los jóvenes buscan intensamente sin encontrar quién se lo ofrezca: espiritualidad, como apertura a una doble relación: amorosa (una persona, una causa, un proyecto de vida) y a la transcendencia. No confundirla con la religión. Ésta es la institucionalización de la espiritualidad, como la familia lo es del amor.

Pretender evitar la promiscuidad sexual de los jóvenes sin educación de la subjetividad (y hay excelentes herramientas para ello, como películas, novelas y poesía) es esperar que alguien sea honesto sin estar impregnado de valores éticos.

*Articulo tomado de: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/03/09/ideologia-de-genero/#.V3cONdLhDcs

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Des-arma la “Tele”: Las armas con que juegan los niños las compran los adultos

Por: Fernando Buen Abad

Esto no es una meditación puramente filantrópica ni un gesto humanitario para quedar bien con los esnobismos de ocasión. Esto es una iniciativa para un movimiento político urgente empeñado en hacer visible una de las mayores amenazas contra la especie humana, en particular contra niñas y niños, que se infiltra en nuestras vidas, incluso disfrazada de “entretenimiento”. Y nos llega por la “tele”. El fetichismo de la mercancía bélica.

Se suma ésta iniciativa a las muchas que ya existen no sólo para engrosar filas sino también para engrosar debates… internos y externos. El mapa ideológico de las muy diversas luchas por el desarme, especialmente por el desarme en y desde los medios de comunicación (usados ellos mismos como armas de propaganda macabra), oscila entre moralinas burguesas para nutrir organizaciones de élite y frentes sociales en los que se entiende con perfección la monstruosidad de las industrias de la guerra (que son la actividad económica más grande del planeta) empeñadas en dominar también la subjetividad de niños y niñas. Videojuegos, pistolitas, metralletas, granadas, bombas y lanzallamas. Counter Strike, Grand Theft auto, Call of Duty.

No hay escapatoria. Eso de usar la televisión (u otros medios concomitantes) como plataforma de seducción para que nuestros hijos consuman el ilusionismo morboso de las armas y todas sus parafernalias bélicas es una monstruosidad. Aunque sea muy “divertido”. Es una monstruosidad que recorre todas las escalas delincuenciales y todas las violaciones posibles a los derechos fundamentales de los niños y las niñas (y de sus madres y padres). Es una monstruosidad que se ha naturalizado en las pantallas de televisión y en los “juegos” tanto como en los supermercados, las escuelas y los centros comerciales de todo el mundo. Monstruosidad de la violencia más irracional que se desliza con disfraces lúdicos y de aventuras heroicas tanto por su objetivación cruda en las imitaciones de armas como en las destrezas criminales para que jueguen las niñas y los niños.

Y ya que las “convenciones internacionales”, las leyes, los reglamentos y la palabrería jurídica nada pueden hacer y nada han hecho… el camino único es la militancia contra los anti-valores macabros en semejante mensaje bélico que con sus intereses mercantiles avasallan las conciencias y los gustos de niños y niñas ante la complicidad (incluso involuntaria) de familias anteras alcahuetes de la violencia en los “medios”.

El muy concreto caso (y delito) del “gusto por las armas” impuesto a niñas y niños es una aberración tan alevosa y tan antihumana que su solo señalamiento debería levantarnos de nuestras sillas para emprender una y mil batallas implacables y dignificadoras de la vida y de la infancia. A toda costa. Pero no es así, para dolor y vergüenza de todos nosotros. El capitalismo nos ha anestesiado y enceguecido ante los daños más terribles que se comenten en nuestras narices y contra nuestros hijos. En “horario con protección” al menor.

Aunque nos hemos demorado absurdamente en reconocer los “Derechos Humanos” de niñas y niños, incluso con sus imperfecciones y ambigüedades, ya tenemos una plataforma con “avales” internacionales para impulsar una corriente social más desarrollada y útil a la crítica de la cultura de masas que necesitamos y útil a la crítica de las armas -así sean juguetes- que se venden adobados con irresponsabilidad mercantil e hipocresía de mercado bélico.

No claudiquemos en las cosas más importantes. Aunque en su vorágine la industria del consumismo haga lo inimaginable para imponernos conductas, valores, “visiones del mundo” y todo tipo de contradicciones con la lógica de la vida y su defensa… sobrepongamos con las fuerza de la crítica y con la claridad de la solidaridad capaces de defender a los niños de todas las incursiones alienantes, pagadas por los comerciantes de armas, para que nos hagamos adictos a lo macabro desde las edades más tempranas. No dejemos que nos derrote la tentación ni la indiferencia, no sucumbamos al plan seductor de los juegos y los juguetes portadores de muerte mercantil y narcóticos “mediáticos”. Niñas y niños están indefensos.

No vamos a arrodillarnos ante las biblias judiciales especializadas en demorar todo malestar y toda voluntad revolucionaria. No dejaremos a las puertas de las escuelas ni de las universidades los principios ni las obligaciones políticas que tenemos ante la infancia y contra todo lo que la acribilla en todos los sentidos. Por eso esta iniciativa debe ser acción política en su sentido más pleno y más cargado de sentido transformador. “Desarmar la Tele” debe ser una tarea obligada, una corriente crítica de la cultura, si queremos un Nuevo Orden Mundial para la Información y la Comunicación con Voces Múltiples… como lo quiso -y quiere- el Informe MacBride. Entre otras muchas herramientas.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=213925

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Lo que abunda, no daña

Por Alfonso G. Nacianceno García | nacianceno@granma.cu

Lo que abunda, no daña, menos si apuntamos a un recordatorio vigente en cada minuto —durante el año entero— igual en periodo lectivo como en las esperadas vacaciones.

Cuidar la vida es sinónimo de respetar las leyes del tránsito, sin que ello se convierta en una camisa de fuerza contra la diversión y el relajamiento, especialmente en nuestro caluroso verano, cuando recesan las clases y crece el número de personas en la vía.

Disfrutar sin tener que lamentar. Esa es la máxima cuando asumen una gran responsabilidad tanto aquel conductor de un vehículo como quienes lo acompañan, pues si la amenidad de la jornada se busca en verle el fondo a una botella de ron —aunque sea en familia— no vale de nada que el chofer se mantenga alejado de la bebida si sus parientes o amigos, pasados de copas, lo distraen durante el viaje, incluso, con la impertinencia de aquel que a esa hora, sin claridad para ponerse al volante, quiere sobresalir ante los demás.

Hoy, lamentablemente, en Cuba muchas personas no conciben la diversión si mesa por medio faltan la botella de cerveza o la de cualquier otra bebida alcohólica, acompañada por algo para “picar”. La música, el relato de una anécdota interesante, la conversación placentera —en parejas, grupos o familiar— pasan a un segundo plano cuando los participantes se sumergen en esa euforia que acaba por ahogar la claridad mental y la fuerza motriz. Incluso, en un avanzado estado de descontrol, la fiesta puede coronarla un pleito de todos contra todos con inusitadas consecuencias.

No quedan exentos de estas historias aquellos transeúntes que en una actitud desafiante —montados en varias líneas de su licor preferido— zigzaguean entre los automóviles para cruzar de una acera a la otra, porque ese es su mejor escenario para lucir cuán estimulados y certeros se hallan después de darse varios “toques”, sin pena ni gloria mientras cargan la caneca en el bolsillo trasero del pantalón.

El muro del Malecón habanero, clásico espacio para soltar la imaginación, alimentar el amor y la cordialidad, se puebla a diario de personas de diferentes edades —esencialmente jóvenes— que o bien ponen la botella como centro en su rinconcito preferido o deambulan de un lado a otro de sus ocho kilómetros de extensión, disfrutando del aire puro y la mar tranquila.

En este verano nuestro, la familia se pone de acuerdo para el fin de semana hacer una incursión a la playa. Ese ha de ser un día para estrechar vínculos, descansar de los avatares diarios y no para convertirlo en una presumible tragedia traída de la mano del alcohol. He visto a mayores ebrios, con un niño en los brazos, tambalearse dentro del agua, mientras le muestran al resto sus “probadas capacidades” para resistir y enseñar a nadar al infante, osadía irresponsable muy alejada del sano disfrute en grupo.

Cualquiera de nosotros pudiera aportar una anécdota a estas líneas cuyas intenciones no van más allá de invitarnos a la reflexión, ahora que el calor en ocasiones nos colma la paciencia; ahora que veremos más niños en las calles; ahora que estamos a tiempo para evitar ser protagonistas de una nefasta historia. La cautela siempre será poca, pero, en este tema de tomar precauciones, lo que abunda, no daña.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-06-30/lo-que-abunda-no-dana-30-06-2016-19-06-07

Imagen de uso libre tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/56/Cuba.Habana.Malecon.01.jpg

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Chile: Estudiantes y elecciones

Por: Ricardio Candia Cares

Los estudiantes no solo deberían marchar y tomarse sus establecimientos. Tomando en cuenta el nuevo fracaso del sistema -ahora en las elecciones primarias del 19 de junio-, se hace necesario disponerse para dar la pelea en donde les duele a los corruptos que dirigen el país.
A los poderosos las marchas no les hacen mella. Mientras cuenten con policías militarizadas que creen que están combatiendo al enemigo más odiado cuando apalean estudiantes, mientras la presidenta no se haga cargo del legado oprobioso de su gobierno que intenta resolver lo que no puede mediante instrumentos propios de la dictadura, mientras los que hacen las leyes reciban coimas por sus cometidos legislativos, las marchas seguirán siendo estériles.
Lo que aterra a la casta política es perder sus cupos, sus sillones, sus prebendas nacidas de las elecciones en las cuales gente irresponsable los vota y lo vuelve a votar, al extremo de que hay zánganos que llevan veinticinco años en sus puestos.
Los estudiantes están corriendo el riesgo de acostumbrarse a vivir entre la brutal represión, que ya es pan de cada día, y la impotencia de ver cómo la esquizofrenia que se ha tomado el país permite que convivan mundo polares en el mismo territorio y que a mchile estudiantes 22uchos ni siquiera les importe.
Es cierto que si no fuera por los estudiantes en este país no pasaría nada. Pero debe llegar el momento en que se convenzan que mientras no se impongan junto con otros sectores sociales como fuerza política, lo masivo de sus manifestaciones solo hará que aumente el presupuesto policial de gas venenoso, agua pestilente y bonos para los ogros policiales que castigan sin escrúpulos.
Debe llegar el día en que los dirigentes estudiantiles se propongan no solo tomarse sus establecimientos, sino que abordar las instituciones desde donde son dictadas las políticas que sufren millones de chilenos desde hace veinticinco años.
Votos en vez de piedras. O mejor aún votos + piedras. Todos los medios legítimos se hacen imprescindibles para pasar a mayores niveles de lucha en las cuales ya no sean efectivos ni sus ingenios criminales ni sus lumas de última generación, ni la brutalidad estimulada por mandos criminales.
Inutilizadas las organizaciones de trabajadores, agachadas en función de los gobiernos y partidos de turno, les queda la responsabilidad a los estudiantes y a los sectores sociales más decididos encabezar la mayor gesta de rebelión del último cuarto de siglo: ir por ellos a sus propias guaridas y sacarlos con las mismas herramientas con las que se hicieron de ellas: las elecciones.
Las elecciones no muerden ni son un monstruo y solo hacen daño cuando por la irresponsabilidad de muchos, siguen siendo el mecanismo que utiliza la casta política para reiniciarse cada vez que necesita, mientras los audaces luchadores sociales miran ese ejercicio por la televisión.
ch primariasNo resulta precisamente muy revolucionario dejarles el campo libre para que el ejercicio de las elecciones los legitime una y otra vez y permita que delincuentes de cuello y corbata, corruptos, sinvergüenzas y tránsfugas sean los que hagan las leyes que al final, van a hacer mierda a los mismos de siempre. También a quienes tienen por los procesos electorales la ojeriza reservada a los vicios de la burguesía.
Si el movimiento social goza de la simpatía de la enorme mayoría de los habitantes, ¿por qué dejar que esa simpatía se diluya? ¿Es posible imaginar el efecto que tendría una Cámara de Diputados invadida por cinco, diez, quince, veinte, treinta o más honorables venidos directamente desde las calles gaseadas, desde las federaciones rebeldes, desde los colectivos de las poblaciones en lucha, desde las agrupaciones de artistas conscientes? Habría que ver cómo se las ingeniaría el sistema para meter ahora carros lanzagases, y lanza-agua a los hemiciclos.
Se les ha dado demasiada ventaja a los que han prometido este mundo y el otro y siempre han terminado dando la espalda a los ingenuos que les han creído.
Hace falta que dejemos de pedir que los que nunca ha hecho algo, lo hagan ahora. Si queremos nuevas leyes, vamos por ellas. Insistir en lo que no ha sido sino un fracaso una y otra vez, es merecerse un presente de abuso y un futuro de lástima.
El fracaso de las elecciones primarias en las que ha sido notable el desprecio de la gente por los políticos corruptos de siempre, demuestra la necesidad de nuevos actores dispuestos a disputarles sus espacios de poder.

Fuente: http://www.surysur.net/chile-estudiantes-y-elecciones/

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Educación como política de Estado para unir a uribistas y santistas

por Ángel Pérez Martínez

El postconflicto puede ser una oportunidad para cambiar el imaginario imperante mediante el cual cada quien busca resolver sus problemas o desacuerdos con otros mediante acciones ilegales, violentas o de confrontación con el otro.
El proceso de diálogos de la Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC dividió a los colombianos. No hay duda, la mayoría de la población desaprueba a las FARC, así lo demuestran las diferentes encuestas que se han realizado en los 2 últimos años. Luego resultó fácil hacer política utilizando la mala imagen de la guerrilla, y a la vez, aparecer como los defensores del estamento militar, quienes son presentados como los damnificados del proceso para buscar la paz (los van a acabar, a disminuir o a trasformar). El estamento militar es querido por la mayoría de los colombianos.
Para medir la importancia y el peso político que puede llegar a presentar la utilización del estamento militar para hacer política, en un país con baja participación electoral ciudadana, basta mencionar que según la presentación del presupuesto nacional del año 2016 por parte del Ministerio de Hacienda, son más de medio millón de personas, entre soldados (292.000), policías (191.000), civiles que trabajan en el Ministerio de Defensa, sus entidades adscritas o vinculadas y la justicia penal militar (24.000); a la anterior cifra habrá que agregar soldados y policías pensionados, familiares, contratistas y proveedores del sector defensa.
Bajo esta estrategia política un grupo de colombianos propuso una negociación de mano dura para los miembros de las FARC, castigo y represión para ellos; una justicia que castigue los delitos, de manera especial los de lesa humanidad. Casi que el ideal sería unos guerrilleros arrodillados, pidiendo perdón y en la cárcel. Pero claro esto no sería una negociación, sería una derrota militar que durante 60 años no logramos.
Del otro lado, está el Gobierno, mal defensor del proceso de la Habana, errático frente a la opinión pública e incapaz de explicar sus enormes responsabilidades institucionales y políticas frente a la negociación, pero, eso sí, actuando con un empeño y compromiso que no se puede desconocer. El Presidente Santos, y de manera especial, del Jefe de la Misión Humberto de la Calle no desistieron nunca en su búsqueda de los acuerdos alcanzados, que ya son es un paso vital en la construcción del camino de la paz.
Ayer se firmó una parte trascendental de los acuerdos, el que pone fin a la guerra con las FARC. En dicho acuerdo se determinó la necesidad de crear una nueva cultura que proscriba la utilización de las armas para resolver las diferencias, no repetición del enfrentamiento armado, dejación de las armas y su proceso de destrucción, así como el monopolio de las armas por parte del Estado. Además, es de gran valor la intervención de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, para certificar la dejación de las armas y la concentración de los más de 6.000 guerrilleros en 23 zonas y 8 campamentos.
Aún faltan temas por acordar, pero estamos próximos a iniciar el punto clave del proceso de paz: el postconflicto. El gobierno, los académicos, los docentes y las organizaciones pro paz debemos advertir que en el postconflicto el reto será lograr que se cumplan los compromisos con las FARC, así como asegurar la sostenibilidad de lo pactado en el proceso de paz, y esto último se alcanzará con el mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos más pobres, quienes viven en el sector rural y en los barrios marginales de las ciudades; así como con el fortalecimiento de una cultura para la paz y para la vida en ciudadanía.
También es necesario seguir buscando puntos de encuentro con quienes se opusieron o apoyaron el proceso de la Habana. Sostengo que en la agenda del postconflicto (no la de la Habana) se podría acordar con Santistas, Uribistas, la izquierda y todas aquellas organizaciones políticas que representan minorías incluir una política de Estado, con la cual nos comprometamos todos para mejorar la educación de los niños y jóvenes de Colombia y para educar para una cultura de la Paz. Insisto: una política de Estado para la educación a 20 o 30 años, en la cual nos encontremos todos.
Según el experto en educación y conflictos Vicenç Fisas, “Educar para una cultura de paz significa educar para la crítica y la responsabilidad, para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos, así como potenciar los valores del diálogo y el intercambio y revalorizar la práctica del cuidado y de la ternura, todo ello como una educación pro-social que ayude a superar las dinámicas destructivas y a enfrentarse a las injusticias”.
Una política de Estado que tenga como objetivo una educación de calidad, la cual en su diseño entre otras cosas deberá tener el propósito de ayudar a desarrollar la productividad del campo, pero también a buscar soluciones de manera participativa mediante el diálogo, la concertación y un sentido crítico sobre cómo evitar el exceso de concentración de la riqueza en el sector rural. Hoy el Gini rural es de 0.88 (una vergüenza nacional). Lo anterior explica por qué en el campo los pobres representan el 65% y los indigentes el 33% del total de quienes viven en el campo. No podemos olvidar que allí –en el campo y en la pobreza- empezó la guerra, ojalá también en el sector rural empiece la construcción de la nueva Colombia, con educación de calidad y desarrollo.
Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/educacion-como-politica-para-unir-uribistas-y-santistas-por-angel-perez/225059

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Les gènes peuvent influencer jusqu’à 80 % les résultats scolaires

Novedad estudiantil/ julio de 2016/The Conversation

Resumen: Los estudios muestran que el genoma de un estudiante puede tener una influencia considerable en sus resultados. Para algunos, esto significa que no se puede hacer mucho más para los niños que lo necesitan, y que es inútil gastar un centavo más para ayudar.
Les études montrent que le génome d’un élève peut avoir une influence considérable sur ses résultats. Pour certains, cela signifie qu’on ne peut pas faire grand chose pour les enfants en difficulté, et qu’il est donc vainde dépenser un centime de plus pour les aider.
Mais est-ce vraiment le cas?
L’idée que notre avenir dépend uniquement de facteurs génétiques est aussi répandue qu’erronée: ceux-ci n’expliquent pas tout. En effet, les facteurs environnementaux jouent aussi un rôle dans la réussite scolaire de l’enfant. Bien conçues et bien appliquées, des solutions peuvent compenser les facteurs génétiques défavorables qui freinent certains élèves.
Ce que l’on sait de l’influence génétique
C’est essentiellement grâce à la méthode des jumeaux, qui compare la similarité génétique entre vrais et faux jumeaux, que l’on a découvert le rôle des gènes dans l’aptitude scolaire.
Si les vrais jumeaux ont des résultats scolaires similaires, contrairement à ceux des faux jumeaux, cela valide l’hypothèse d’une influence génétique car les vrais jumeaux ont exactement les mêmes gènes, tandis que les faux jumeaux n’en partagent que la moitié. Dans les deux cas, ils ont en commun un foyer et un établissement scolaire.
Les chercheurs peuvent ainsi déterminer l’influence des gènes sur la réussite scolaire, au-delà des effets d’un environnement commun. En d’autres termes, cela leur permet d’estimer l’héritabilité des facultés d’apprentissage. Comme les faux jumeaux peuvent être de sexe opposé, ces études identifient également les différences éventuelles entre garçons et filles dans le rôle joué par la nature et l’environnement.
Pour l’essentiel, les deux sexes semblent affectés par les mêmes gènes bien que le discours populaire ait tendance à exagérer l’influence du genre.
Des études de jumeaux visant à déterminer l’impact de la génétique sur les capacités à lire, écrire et compter ont été menées dans le monde entier, y compris en Australie, aux États-Unis, au Royaume-Uni, en Europe, en Asie et en Afrique.
Les chiffres varient quelque peu selon les régions et les matières, mais l’influence des gènes oscillerait entre 50% et 80%. Ces études se fondent à la fois sur des tests standardisés et les évaluations menées par les écoles.
On en sait moins sur les domaines créatifs et techniques, pour lesquelles il existe clairement des talents spécifiques.
Et l’environnement dans tout ça?
Avec ce genre d’études, on peut également décomposer l’influence de l’environnement en différentes facteurs: ceux qui sont communs aux jumeaux, comme la situation socio-économique du foyer et l’école fréquentée, et ceux qui ne le sont pas: maladies, enseignants différents (ce qui arrive souvent), etc.
Contrairement à ce que l’on pourrait penser, certains facteurs communs, comme la situation socio-économique et l’établissement fréquenté, ont une influence relativement mineure une fois que l’on tient compte du patrimoine génétique.
Il faut cependant noter que des circonstances environnementales défavorables, notamment de faibles taux de scolarisation et d’assiduité, peuvent entraîner chez certains groupes une moindre réussite scolaire.
Pour d’autres, un environnement inhabituel peut entrer en jeu. Par exemple, une contamination aux métaux lourds, due à des activités minières ou de transformation, peut être liée à des résultats plus bas au NAPLAN (National Assessment Program – Literacy and Numeracy), une évaluation standardisée utilisée en Australie.
Le rôle des interventions pédagogiques
Des interventions bien conçues, appliquées de manière pertinente et au bon moment, peuvent aider des enfants en difficultés à atteindre des niveaux de réussite normaux, ou du moins à s’en approcher.
Ces interventions, généralement pensées pour des enfants spécifiques ou des petits groupes, se sont avérées efficaces lorsqu’elles étaient appliquées au niveau académique.
Il ne s’agit pas de prétendre que l’on peut facilement compenser les désavantages génétiques, mais en faisant preuve de bonne volonté, on constate de réels progrès dès lors que l’on assure un suivi, que l’on met en évidence les liens entre l’alphabet et les sons produits par la parole, et que l’on accompagne le tout d’exercices de lecture assistés.
Implications budgétaires
En conclure qu’il serait inutile d’engager des dépenses supplémentaires face à l’influence génétique est donc indûment pessimiste.
Au contraire: si les difficultés de certains enfants à apprendre à lire, écrire et compter ont une origine biologique, alors une aide budgétaire spécifique est précisément la solution. Elle est particulièrement nécessaire si l’on souhaite lutter contre des décalages croissants entre les élèves les plus brillants et ceux qui sont en difficulté.
Les implications pour le corps enseignant
Certains professeurs ont du mal à admettre le rôle des gènes dans la réussite scolaire, peut-être à cause d’une aversion envers toute explication biologique (le pseudo « déterminisme biologique ») ou du sentiment, erroné, que les gènes ont une plus grande influence que leur enseignement.
Cela a notamment eu pour conséquence de souligner de manière exagérée le talent et l’implication pédagogiques comme facteurs déterminants dans la réussite de certains élèves et l’échec des autres.
Les jumeaux nous apportent une preuve directe que les différences entre enseignants n’influent pas de manière significative sur les différences d’alphabétisation. Le rôle des instituteurs reste déterminant, car c’est grâce à eux que nos enfants en savent plus à la fin de l’année qu’au début, mais leur efficacité est bien plus homogène que la plupart des gens ne l’imaginent.
Le cas du Colorado
Malheureusement, dans certains systèmes éducatifs, comme celui du Colorado, l’emploi et la rémunération des enseignants dépendent d’évaluations qui accordent une trop grande importance aux progrès des élèves.
C’est ignorer le fait que les difficultés de certains sont liées à des obstacles biologiques, qui certes peuvent être surmontés dans une certaine mesure, à condition de disposer des ressources adaptées.
Aux États-Unis, le moral des enseignants a atteint un abîme historique. Ailleurs, comme en Australie, ils sont assaillis de critiques dans les médias et les discours politiques.
Ce dont nous avons besoin
Il est indispensable d’avoir une perception plus nuancée des facteurs qui déterminent la réussite scolaire, y compris du rôle joué par les gènes. Dans le même temps, nous devons éviter le pessimisme injustifié qui accompagne la reconnaissance de l’influence génétique, ce qui menace non seulement la réussite scolaire mais aussi la santé physique et mentale des enfants.
Il faut aussi faire confiance aux interventions qui reposent sur des bases scientifiques: dans les mains d’enseignants disposant des ressources suffisantes, elles peuvent faire toute la différence pour les élèves qui ont du mal à appréhender certaines matières.
Foto: Les vrais jumeaux ont des résultats scolaires plus semblables que ceux des faux jumeaux. Shutterstock
Fuente: https://translate.google.com/translate?hl=es&sl=fr&tl=es&u=https://theconversation.com/fr/education

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