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Aniquilamiento de la Escuela Pública.

09/06/2016. Autora: Martha de Jesús López Aguilar/Fuente: Educación Futura. 

Hoy la escuela pública en sus diferentes niveles está en situación de vulnerabilidad debido a los impactos que se han tenido por la reforma educativa promulgada el 26 de febrero de 2013 donde se permite su privatización y a su vez da las facilidades para  que los consorcios mercantiles internacionales puedan lucrar con la educación en México.

La información obtenida por la Internacional de Servicios Públicos y Wikileaks del Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA por sus siglas en inglés) señalan que las multinacionales pretenden  de manera secreta apoderarse total y absolutamente de todos los servicios públicos incluidos los estratégicos: salud, educación, agua, electricidad, servicios financieros, bancarios, municipales, portuarios, aeroportuarios, de seguros, cárceles, telecomunicaciones, postales, etc. Pese a que varios de estos son considerados como derechos humanos.

El acuerdo liderado por EEUU y la Unión Europea compromete a 50 países, de los cuales 7 son latinoamericanos: México, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Chile y Paraguay.

Las negociaciones del TISA se están apresurando, para que se aprueben  y firmen sin mayor discusión por  los parlamentos y puedan armonizarse las leyes de los países que la conforman. Como parte de las disposiciones, los borradores de la discusión se conocerán después de 5 años.  Las concesiones de los servicios otorgados serán por contratos firmados por varias décadas, de esta forma las empresas prestadoras de servicios pasan a ser propiedad de las grandes multinacionales, y pese al mal servicio que den o fracasen, quedarán blindadas y protegidas para continuar con el negocio.

Con la imposición del TISA, la pobreza aumentará en condiciones infrahumanas, porque los servicios básicos como salud y educación se convertirán en mercancías  y sólo las podrán adquirir, los que las puedan pagar, o bien se tengan que endeudar a través de esquemas de autofinanciamiento por varios lustros para estudiar una carrera universitaria.

Así, el sistema educativo nacional dejará de existir para reconvertirse en un sistema educativo transnacional, en el cual ya existe una gran diversificación  mercantil de la educación, como es el caso del programa norteamericano Teach for América (TFA), -Enseñar para América- que es una agencia dedicada a reclutar, seleccionar y capacitar a maestros para que laboren en distintos niveles educativos. La agencia TFA se promueve virtualmente a través de imágenes inspiradoras, artículos  reflexivos e historias conmovedoras, además de promover el liderazgo y éxito individual y emprendedor provisto de un discurso evangelizador haciendo labor de convencimiento con sus alumnos, familia y comunidades y promueven una sensibilidad sobre la “justicia social” para que todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación de “calidad”.

Se  consiguen reclutas, o sea, personas “notables” y diversas para ser maestros en las comunidades marginadas, previa preparación y capacitación durante el verano, en donde todos los gastos de hospedaje, alimentación, trasporte, materiales, uso de internet, etc., son pagados por ellos, (unos 60 mil pesos más o menos). En tanto,  el dinero es administrado por esta Agencia de colocación. Una vez  concluido su entrenamiento de “maestros exprés”   se comprometen a enseñar durante 2 años  y son contratados por escuelas públicas asociadas en todo el país.

Al permitir la entrada a nuestro país de empresas contratistas de maestros eventuales o “desechables” y de los consorcios interesados en la educación, la existencia de la Secretaria de Educación Pública como patrón de los trabajadores de la educación ya no tiene razón de ser. El silencio y cerrazón de Enrique Peña Nieto y de Aurelio Nuño Mayer por no dialogar, negociar  y dar  una solución a los maestros inconformes evidencia su compromiso y lealtad con los consorcios financieros internacionales y del grupo Mexicanos Primero que ven en la educación un gran negocio.

cnte-bucareliEs por ello, que el gobierno aplica métodos represivos contra los maestros a través de la intimidación, hostigamiento laboral, despidos injustificados, uso de la fuerza policiaca-militar para reprimir, golpear, encarcelar, asesinar con el fin de imponer la reforma educativa – a sangre y fuego – y someter a los maestros para que presenten la evaluación,  pierdan sus derechos adquiridos y queden desempleados.

Pese  a estos métodos represivos, la lucha y resistencia del magisterio en todo el país contra la evaluación punitiva estuvo de manifiesto, logrando evidenciar la  farsa de dicha evaluación, así como la acción represiva del gobierno, y la inconsistencia y desconfianza generados por las cifras presentadas por Nuño Mayer al sostener que más del 90% de los maestros fueron evaluados, o en esta jornada de lucha al decir que más del 90% de los maestros están laborando en sus escuelas en Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero o que ya tenía el remplazo de 26 mil maestros para ocupar el puesto de los maestros paristas en estos estados, cuando tan sólo en la sección 7 de Chiapas son 70 mil maestros y más del 90% están en paro.

No obstante, ante la cerrazón del gobierno federal y los compromisos establecidos con los consorcios internacionales, la escuela pública se debilita. En julio de 2016 se presenta la convocatoria para el Examen de Ingreso al Servicio Profesional Docente donde podrán participar universidades públicas y privadas debilitando a las Normales; se impone de manera vertical el calendario de 185 días a nivel nacional con el fin de mantener ocupados a los maestros en un sinfín de actividades en las semanas de verano; se tiende a la reorganización de las escuelas multigrado, ante la dispersión, se concentrarán en poblados más grandes, afectando a estudiantes en condición de vulnerabilidad, en especial a los provenientes de los pueblos originarios, tendiendo a su exclusión, esto es con el fin de tener un control y vigilancia más eficiente de la población y optimizar los recursos económicos y humanos; en Guanajuato se está experimentando en las escuelas el método de observación Stalling, como otra forma más del control y vigilancia de las conductas observables en forma segmentada y fragmentada en el aula; ya están los nuevos lineamientos donde desaparecen las cooperativas escolares y en su lugar se imponen las “tienditas escolares” con la venta de productos industrializados; también así avanza la privatización de la escuela pública.

En casi un siglo, la escuela mexicana fecunda en el arte de enseñar conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes con un sentido humanista, científico e integral que nos daba cohesión como nación e identidad nacional al promover la cultura mexicana y universal a partir de una gran tradición y riqueza pedagógica impartida por maestros normalistas. No dejemos morir a la escuela pública, defendamos a sus maestros, hoy más que nunca los necesitamos, para superar desigualdades y erradicar la ignorancia.

Profesora normalista, Maestra en Investigación Educativa, autora del libro “La primavera magisterial de 1989”

Fuente: http://www.educacionfutura.org/aniquilamiento-de-la-escuela-publica/

Fotografía: presencianoticias

Fuente del Artículo:

http://insurgenciamagisterial.com/aniquilamiento-de-la-escuela-publica/

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Sobre el Fracaso de la Reforma Educativa: Entrevista a Manuel Gil Antón

México/ 09 junio 2016/ Autor: Horizontal/ Fuente: Insurgencia Magisterial.

La reforma educativa culpó al magisterio de todos los problemas del sistema. En este proyecto laboral se desperdició un impulso histórico para transformar verdaderamente la educación en México. 

A propósito de las últimas tensiones entre el magisterio y el gobierno, entrevistamos a Manuel Gil Antón, profesor investigador del Colegio de México, sobre el contexto actual del sistema educativo mexicano, los saldos de las evaluaciones, la relación entre el sindicato y el Estado y los prejuicios que acompañan la percepción social del maestro.

¿Nuestro sistema educativo en lugar de contribuir a la equidad social es impulsor de la desigualdad?

Aprendí de un colega que una mirada hacia el sistema educativo podía ser por el lado de la equidad. Este enfoque tiene dos objetivos fundamentales: que nadie tenga obstáculos para acceder a la educación obligatoria y, segundo, que se rompa la distancia entre origen y destino. Por el lado del acceso estamos terriblemente mal: hay seis millones de analfabetas, 10 millones sin primaria, 16 millones sin secundaria –y estos 32 millones son el 43% del grupo de 15 a 64 años de México. Entonces por el lado del acceso tenemos un acceso muy sesgado por las condiciones económicas. Y, por el otro lado, el que pretende que la educación rompa la determinación del origen social sobre el destino laboral y el avance cognitivo, pues no podríamos estar peor: padres con posgrado tienen hijos en licenciatura, padres sin instrucción tienen hijos que no terminan primaria. En este contexto, si nosotros tenemos una desigualdad social tan aguda, la escuela para propiciar igualdad tendría que dar la mejor educación a los que más lo necesitan y creo que el país está dando la peor educación a los que más lo necesitan (en términos de infraestructura, de condiciones y riqueza de materiales y recursos pedagógicos). A los que más tienen se les da la mejor educación –o la pueden pagar–, y a los que menos tienen se les da la peor educación (por ejemplo, el 40% de las escuelas primarias en México son multigrado: un profesor o dos atienden a todos los grupos). En consecuencia, el abandono escolar está concentrándose en los sectores más desfavorecidos, a los cuales el título de “certificado” les podría significar avance. Si esto es así –y la investigación apunta a ello– el sistema educativo no está promoviendo un proceso mediante el cual tú puedas tener credenciales con las que aspires a una movilidad social –sobre todo cuando dejas la educación en una etapa temprana–, sino que te coloca otra vez en desventaja. En este sentido, el sistema educativo no solamente sigue la curva de la desigualdad sino que la incrementa, la potencia.

¿Qué otros elementos complementan tu diagnóstico del sistema educativo?

Si lo ves desde el punto de la equidad, el anterior sería el problema principal. Si lo ves desde el punto del aprendizaje, de nuevo, los que no se van de la escuela y que permanecen en ella hasta el bachillerato, más o menos el sesenta por ciento, no tienen capacidad ni de lectura ni de escritura después de 12 años, y si te fijas en quiénes son esos que, a pesar de haberse sostenido en una escuela que es expulsora, terminan, notas también un sesgo, un impacto de la clase de origen. De tal manera que si la promesa de toda escuela en una sociedad moderna es contribuir a pasar de una dinámica de roles adscritos por nacimiento a una de roles adquiridos por mérito, en México parece ser mucho más explicativo del futuro de una persona su origen social (“origen es destino”). Por otro lado, más vale tener conocidos que conocimiento porque, aun los que terminan y tienen certificados, van a tener más dificultades para encontrar un empleo, pues no tienen redes de contacto en un país que, a su vez, no tiene empleo. Por el lado de la equidad pero también por el lado del aprendizaje se ha despreciado el impacto que tienen pésimos planes y programas de estudio, que son extraordinariamente ricos en información a repetir y poco profundos en la consolidación de estructuras cognitivas que permitan preguntar. Entonces, el sistema educativo, creo, está generando con mucha frecuencia repetidores (porque además ese es el modo de evaluar) y no gente que sepa plantear una pregunta (para plantear una pregunta tienes que comprender, que tener otros insumos). Un sistema así lo que genera es una suerte de carrera de obstáculos para seguir pasando la escuela.

En breve, ¿cuál es tu tesis sobre la reforma educativa?

En general, lo que yo pienso es que la reforma educativa simplificó el problema en el magisterio y supuso que un magisterio mejor preparado (o mejor evaluado), por ese hecho, iba a mejorar la calidad de todo el sistema. El factor que aporta el profesor en el aprendizaje no es menor pero es muchísimo menor que el que aportan, por ejemplo, la desigualdad, el desastre en los planes y programas de estudio y la centralización del proceso.

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¿Qué detalles específicos te preocupan de la reforma educativa?

Hablaré para empezar de dos, uno menor y otro grave: la alteración del artículo 3 de la Constitución y, segundo, la alteración del artículo 73 y su subsiguiente traducción en la Ley General de Servicio Profesional Docente.

Con la reforma educativa los legisladores incluyeron el adjetivo “calidad” en el artículo 3 de la Constitución, en lo que es un claro pleonasmo. Según el adagio jurídico de “justificación no pedida, acusación manifiesta”, el hecho de que en el texto constitucional se diga que la educación que imparte el Estado tenga que ser de calidad es muy desalentador, porque no tendría que tener ese calificativo: que sea obligatoria, gratuita, laica, etcétera, son calificativos, en efecto, del tipo de educación que el Estado hace cuando es un Estado moderno, no confesional, pero si se tiene que repetir que es de “calidad” y que esto es necesario que esté en la Constitución significa que no lo era –o hay que decir que lo sea. Probablemente sea más un lapsus para interpretación de los psicoanalistas que de los sociólogos.

La segunda cuestión la considero aguda. En el artículo 123, que regula la cuestión laboral, tenemos un apartado “A” y un apartado “B”. El apartado “A” es para los trabajadores de la industria y el apartado “B” para los trabajadores al servicio del Estado. Al reformar el artículo 73, es decir, el artículo sobre las facultades del Congreso, quedó, en la fracción XXV, que el Congreso de la Unión es el encargado de regular los términos de ingreso, promoción y permanencia del personal docente. Esto quiere decir que los docentes están fuera de la regulación laboral: están en un régimen laboral de excepción. Por poner un caso histórico, durante mucho tiempo el doctor Guillermo Soberón, de la UNAM, propuso que para los trabajadores universitarios debería haber un apartado “C” (por la naturaleza de su trabajo, etc.), cosa que no se logró. En este caso, sin decirlo, hoy el magisterio mexicano está en un régimen laboral de excepción porque cuando se fracase las veces que estipula la ley, por ejemplo, en aprobar un examen, se termina la relación laboral sin ninguna responsabilidad para la autoridad –y no hay ni siquiera liquidación. Creo que no se ha pensado lo suficiente qué significa tener al magisterio en un apartado específico.

Esto es un problema porque luego, traducido en la Ley de Servicio Profesional Docente, propone que los profesores que antes gozaban de la estabilidad en el empleo ahora cada cuatro años tendrán que refrendar su posibilidad de seguir siendo profesores. Esta es una renovación cuyos incentivos no están orientados a ver en qué podría mejorar el profesor, sino a ver cómo podría conservar el empleo. Es una precarización de las condiciones laborales hasta el infinito. En la educación superior, por ejemplo, cuando tienes una base, pues tienes estabilidad en el empleo. Si faltas tres veces te pueden correr pero, vamos, no se necesitaba hacer una reforma educativa para aplicar las sanciones que corresponden a la ley de trabajo. A mí me parece grave, como un signo de los tiempos, que se precarice el trabajo. Por esto, ligo esta reforma educativa con la reforma laboral que hicieron en el interregno entre Calderón y Peña Nieto para facilitar el despido.

Entonces, el fracaso de la reforma educativa se debe a que se enfoca exclusivamente en los maestros.

Sí: los implica al culparlos, como si fueran un factor único o el principal. La reforma supone que por evaluarlos va a subir la calidad de sus clases. Y aquí la propuesta que hemos hecho muchos es que si la evaluación tiene como efecto perder el empleo, entonces las personas se van a preparar para la evaluación sin que esto tenga un correlato en el cambio de la práctica pedagógica. En sociología existe la famosa ley de Campbell, que dice: mientras más precisa sea una métrica para evaluar algo, mientras más consecuencias fuertes tenga, esta métrica va a ser, al mismo tiempo, cumplida y, en la misma proporción, simulada. Entonces lo que estamos viendo ahora es la proliferación de un montón de entidades y empresas que te preparan para la evaluación, pero que no son espacios para mejorar la actividad en el aula, sino para ayudarte a sobrevivir en el empleo.

¿Cómo llegamos a este punto? ¿Por qué la reforma solamente se enfocó en los profesores?

Me parece que en los años previos a la reforma educativa se fue construyendo una generalización muy injusta, un prejuicio, de que todo el magisterio eran un grupo de golpeadores, ignorantes, ineptos, una generalización incluso con notas clasistas y racistas. Recuerdo a varios personajes de los medios de comunicación diciendo “¿Usted dejaría a sus hijos con esa persona?” –cuando “esa persona” tenía el fenotipo de las personas de Oaxaca y Chiapas. También está la simplificación del convenio corporativo entre el Estado y el sindicato, del cual se culpa solo al sindicato, como si en el caso de Oaxaca Ulises Ruiz o Diódoro Carrasco no tuvieran nada que ver en esa convivencia –o los secretarios de estado o Elba Esther. Entonces, el traslado de la culpa del acuerdo a un solo polo, sumado a la construcción de una imagen de los maestros como unas personas muy mal preparadas, incapaces e ignorantes, generó en la opinión pública la idea de que bastaba con evaluarlos, para que se pusieran a estudiar y que todo el sistema mejorara. Creo que esta no es la solución. Y ese estigma, esa forma de generalizar, por lo menos, con un conjunto de un millón doscientas mil personas, diciendo que todos son ignorantes, que todos son unos provocadores, que todos son violentos, etcétera, permitió que la reforma pasase con facilidad y que su objetivo único sea controlar al magisterio.

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Caricatura de Paco Calderón.

Se desperdició un impulso histórico en una reforma educativa limitada.

Lo más triste es que la reforma educativa es necesaria, pero concibiéndola como la transformación de las condiciones en las que ocurre el aprendizaje, que rebasan al profesor aunque lo incluyen. Por un lado, hay una resistencia fuerte, muy localizada, que incluso ha llegado a niveles de mucha polarización. Por el otro, hay una resignación: si tengo que conservar el empleo, hago la evaluación y me preparo para la evaluación, pero que me prepare para la evaluación no tiene consecuencias en lo que hago como maestro. Por lo tanto, nuestros déficits en el aprendizaje no van a subsanarse por evaluar cada cuatro años a doscientas cincuenta mil personas.

Además, los profesores salieron bien en las evaluaciones.

Esa es una cuestión de la que vale sospechar. Algunos evaluadores con los que he podido hablar me han dicho que los resultados eran malos, pero que la calificación de corte de lo que se consideraba satisfactorio o insatisfactorio se ajustó a lo que podía aguantarse políticamente. En cierto modo, cuando la reforma culpa al magisterio y luego el ochenta y cinco por ciento de los resultados de las evaluaciones son buenos o destacables, pues se contradice. Pero hay quienes opinan que se fue demasiado generoso en la calificación de satisfactorio en adelante para evitar un problema político fuerte.

Independientemente de los resultados, nos tendríamos que preguntar si es idónea la evaluación. Cuando a un profesor le piden que suba cuatro evidencias de su trabajo, luego que haga un examen de conocimientos y luego que haga una planeación pedagógica en la mañana, lo recopilado nos puede decir cosas: puede decir cuánto domina del conocimiento, puede darnos una idea de qué tan capaz es didácticamente, pero con eso no puedes decir que durante 16 años ese profesor ha tenido un desempeño “excelente” o “destacado” o “insatisfactorio”. No se puede: a veces he dicho que es tratar de medir la presión arterial con un martillo. Porque esa evaluación sí diría cosas que podemos mejorar, pero predicar que ella nos puede calificar el desempeño de años de trabajo no es adecuado. Y esto es lo que se está viviendo.

¿Cuál es el escenario próximo?

Me parece que la reforma va a ser exitosa en términos de la renovación del pacto corporativo del gobierno federal con el sindicato. Es impresionante como cada que sale en imagen Aurelio Nuño, el secretario de educación pública, sale también Juan Díaz de la Torre, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Que este último haya visto cómo todo su gremio ha perdido la estabilidad en el empleo y que el sindicato no haya hecho ninguna objeción, me parece que indica la reconstrucción del pacto corporativo que se había roto, que se había roto porque Elba Esther se había ido, digamos, a vender al mejor postor sus servicios políticos. La posición del SNTE ha sido la de decir: “nosotros le aseguramos al profesor que lo preparamos para que vea que no va a perder su empleo”. Nunca se ha pronunciado sobre la pérdida de la estabilidad laboral del gremio. Ni siquiera ha propuesto que después de tres o cuatro evaluaciones se gane la estabilidad. En sentido estricto, si cada cuatro años no tienes seguro el empleo y tienes que ser revisado, no podrías obtener, por ejemplo, un préstamo del ISSTE. Entonces, me parece que la reforma va a producir una reorganización política en la relación entre el Estado y el sindicato y no va a tener consecuencias significativas en el aprendizaje y, por otro lado, está generando una polarización importante (como vimos en el caso de Chiapas); las evaluaciones están siendo casi militarizadas: tienen que meter un montón de policías para que se puedan llevar a cabo y la vejación que sufrieron los profesores en Chiapas, en días pasados, nos habla de un nivel de encono muy grande. En cierta medida, me parece que los profesores van, en general, a aceptar como una forma de adaptación a nuevas reglas para conservar el empleo, sin estar convencidos que esa evaluación es significativa en su desarrollo, como lo han hecho tantas veces: de repente la SEP dice “vamos a ser constructivistas” y son constructivistas; dos años después dice “vamos a ser ahora por competencias” y son por competencias. Y, en realidad, está pasando lo mismo.

¿Cómo ves el contexto de Chiapas y Oaxaca?

A mí me parece que ahí –en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es muy fuerte– la labor del profesor es una labor que incluye, además de la enseñanza (con sus fallas, sin duda), una especie de liderazgo social ante la miseria y la injusticia. Casi siempre confundimos a los profesores con la cúpula de la coordinadora o a los profesores con la cúpula del sindicato –me parece que esto es un error. Cuando el gobierno actual dice, por ejemplo, que en Chiapas o Oaxaca el profesorado tenía condiciones de privilegio, habla como si esas condiciones hayan sido arrebatadas por el sindicato y no pactadas por el gobierno; ninguna plaza o prestación que le dieron al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), cuando tenía bastante influencia en él la sección 22 del sindicato, careció del acuerdo con el gobernador; entonces si para obtener un préstamo a la vivienda la sección 22 pedía ser activo políticamente en las manifestaciones, pues en las otras secciones también para obtener prestaciones se tenía que tener una cierta disciplina con la vida sindical. Yo creo que tenemos un magisterio sumamente atrapado en el sindicalismo, ya sea el sindicalismo al servicio del poder o un sindicalismo que propone desde la escuela la transformación social de toda la sociedad, lo cual creo que es un exceso. Entonces, la coordinadora que surge para democratizar la forma de elección de la secretaría general del SNTE, poco a poco, se ha convertido en una instancia que tiene un proyecto de educación que incluye la transformación social. Quizás arriba, los dirigentes puedan tener pactos y acuerdos y privilegios, pero creo que estamos desperdiciando que muchos profesores de base sostienen eso –educar para lograr la transformación la sociedad– como convicción genuina. Y ante esto, hay que tener más habilidad política; no basta con simplemente exigirles una evaluación.

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En 2013, Claudio Lomnitz propuso renovar las formas de resistencia magisterial. Una de sus propuestas era librar, con argumentos y propuestas, una batalla de inteligencia en la opinión pública. ¿Crees que se ha librado esta batalla? 

A nivel de opinión pública, me parece, lo que ha ocurrido es que fue tan fuerte la desacreditación del magisterio que la posibilidad de que el propio magisterio mostrara que había muchos profesores que han hecho un trabajo diferente no ha sido posible. Doy un caso. Varias veces fui el programa de Leo Zuckermann, Es la hora de opinar, y cada que terminaba el programa terminaba él diciendo: “Oye, a ver, Manuel, por qué no la próxima vez traemos a profesores para que ellos digan cómo están viviendo la reforma”. En varias ocasiones se propuso. A mí me dijo: “¿Tú puedes conseguir que vengan profesores?” Le dije que “sí” y lo mismo le preguntó a David Calderón, de Mexicanos Primero, que también accedió. Está bien, quedamos en escuchar a los profesores, en vez de escuchar a los “intelectuales” que disque sabemos de esas cosas. Pero ese programa nunca ocurrió. Yo no he visto a profesores de base decir cómo están viviendo la reforma. Por eso, me parece que lo que propone Claudio de ir a ganar en la opinión pública la percepción de una reforma necesaria no ha ocurrido porque, en general, los medios se han comprado y contribuyeron a crear la imagen de que del magisterio no se puede esperar nada y que, por eso, hay que someterlo. Ese es el verbo que utiliza el secretario Nuño: “aquel que no se someta a la evaluación, perderá el empleo”. Entonces, me parece que esa batalla en los medios está perdida. Hay –en La Jornada y en algunas otras columnas– personas que tratamos de decir, bueno, aquí hay carencias, esta evaluación no es idónea, que es cierto, es constitucional, es legal, pero hay problemas, hay que discutirla. Son voces minoritarias; en la mayoría de los canales de televisión, en la mayoría de los medios, han difundido la otra versión.

Con los hechos de Chiapas y Oaxaca, ¿los medios están volviendo a difundir los prejuicios que citas?

También hay que reconocer que la coordinadora no ha sido creativa en sus modalidades de protesta, por lo que está perdiendo apoyo social. Curiosamente, con sus acciones fortalece la idea de que todos los profesores son una bola de violentos. Cuando hablas con algunos de ellos te dicen: “A ver, si no cerramos las calles, nadie nos hace caso. Si no hacemos los bloqueos, ¿quién hubiera discutido la reforma?” La reforma educativa la aprobaron todos los partidos por unanimidad. ¿Qué partido en el Congreso dijo “oigan, perdón, esta es una simplificación enorme”? En ese momento no había Congreso en México: estaba sustituido por el Pacto por México. Y ahí la reforma surge y luego llega a las cámaras a ser aprobada. Hay una especie de ajuste que el PRD procura sobre la cuestión de la estabilidad pero es algo menor (y además suscitado por la movilización del magisterio). Es curioso: la reforma que tuvo más resistencia fue la educativa, no la energética (cuando se pensaba que esta iba a despertar un resurgimiento del sentimiento nacionalista), principalmente porque la educativa tocó a un sector organizado. Pues sí, en los medios uno siempre ve la fotografía del profesor violento –nunca ves la fotografía, por ejemplo, de una profesora que va marchando inconforme. Hay toda una construcción imaginaria del magisterio como un sector violento.

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¿Cómo explicar el aumento de la popularidad de Aurelio Nuño?

Si nosotros hacemos el seguimiento de la estigmatización del magisterio y luego aceptamos que se ganó en la opinión pública la idea de que la evaluación es el único camino, entonces el secretario Nuño está siendo visto como un tipo que no negocia la ley, cuando durante años con el CNTE y la SNTE se negoció cualquier cosa: no solo la ley, se negociaban elecciones. Me parece que el secretario Nuño está siendo mirado como un político que hace cumplir la ley, un político que no negocia la ley, y esto está teniendo un impacto en la apreciación de su gestión. No me extraña la satisfacción que generó entre algunos sectores el proceso a Elba Esther. Si haz construido al diablo durante años y luego lo metes a la cárcel, pues claro que te ganas adeptos; si haz concebido al magisterio como el diablo –porque son burros, ignorantes, desgraciados y toman casetas– pues evalúalos, somételos, y el que no se deje someter, córrelo.

Entonces el secretario está personificando, a mi juicio, lo que muchos considerarían el Estado de derecho. Y eso le va a dar rendimientos, salvo que la represión que se suscite haga inviable su continuidad. Pero sí: está teniendo el aprecio de muchos sectores de clase media, de muchas personas que dicen “que se evalúe y el que no se evalúe que se vaya”. En este sentido, el riesgo que puede ocurrirle es que abandone una de las cuestiones más preciadas de la política que es la capacidad para abrir espacios de diálogo. Pero, bueno, él ha jugado a la lógica de hacer cumplir la ley y las amenazas de despidos se han cumplido. Vamos a ver qué pasa en Chiapas, qué pasa en Oaxaca, cuando en efecto se despidan a los profesores, vamos a ver cómo reacciona el gremio, porque hasta ahorita solo hemos visto las reacciones del gremio ante la evaluación. Ayer me decía una profesora que es supervisora: “El problema, Manuel, de esta reforma es que no se pone la autoridad en nuestro pellejo; yo soy profesora y yo tengo la obligación de parte de SEP de señalar qué profesores no fueron a trabajar, a quienes van a despedir; y yo voy a seguir viviendo ahí con mi familia; Nuño y Peña se van a ir”. Entonces, la situación abajo, entre quienes efectivamente despiden a los profesores, pues la están viviendo los supervisores y los directores y yo creo que eso va a generar mucho encono. Por otro lado, también decir que este profesor es “destacado”, que este es “bueno”, que este no, está estratificando al magisterio. Son muchas aristas las que tiene la implementación de la reforma. Y yo sí pienso que para muchas personas una persona de mano firme como Aurelio Nuño está siendo muy bien recibido por sectores que consideran que lo que necesita este país es “mano firme” (Chong dice “firme”, no “dura”).

Una de los aspectos que no se han tocado en la reforma es este: ¿cómo puede un gobierno con tal nivel de corrupción conducir una reforma educativa que, en el fondo, tiene que ser una reforma ética? Yo no conozco –y te lo dicen los empresarios y te lo dice todo mundo– un nivel de impunidad y de corrupción más grande como el de esta administración y, sin embargo, son los que impulsan la reforma educativa. ¿Con qué autoridad moral?

Has hablado en otras ocasiones que la reforma debió buscar descentralizar el sistema. ¿Podrías desarrollar esta idea?

Aprendí esto de la profesora Coral, la directora de una Telesecundaria de la sierra, que termino en uno de los foros diciendo: “Miren, si de veras quieren que progrese la educación, no le hagan caso a la SEP”. Es algo más que una anécdota la idea de que las reformas educativas que han resultado fuertes y relevantes en las experiencias en el mundo han sido las que han confiado en el magisterio y han descentralizado los esfuerzos para que sean las comunidades –de profesores, alumnos y padres de familias– las que decidan y tengan proyectos escolares. Creo que esta reforma es muy centralista, muy uniformadora. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) está haciendo parámetros generales que quiere hacer valer, pues, en escuelas multigrado y en escuelas urbanas, cuando son contextos diferentes (no quiero decir que a las escuelas multigrado no se les tenga que exigir que sean buenas, pero sí tienen circunstancias de trabajo diferentes). El problema es complejo. Pero yo remataría diciendo que no hay reforma educativa que haya prosperado si consideran que el magisterio es un objeto a transformar y no un sujeto aliado de la reforma; y como esta reforma lo considera un objeto, un insumo a calificar y evaluar, me parece que el magisterio o se va a resistir o va a adaptarse a la evaluación, sin comprometerse a un cambio. Por eso, la idea era tratar de ver si podíamos hacer una reforma más descentralizada; por ejemplo, pidiendo a zonas y regiones escolares que hicieran un compromiso con unos objetivos a cumplir en seis años, con sus propios medios pedagógicos, como que después de ese periodo en su zona no haya ningún niño que no sepa leer y escribir. Esa idea de una reforma que confíe más en el magisterio tendría, sí, que vigilar las zonas donde esa libertad se convirtiera en el apoyo a la desidia. Pero me parece que tendría más impacto en la vida cotidiana de las escuelas si se confiara y se corrigieran las desviaciones, en lugar de tratar que todo cambie desde arriba. Esa era la idea –no veo que venga.


Manuel Gil Antón es profesor investigador del Colegio de México. Se puede consultar su trabajo académico aquí y sus artículos de opinión aquí.

Fotos: cortesía de Galo Naranjo, alisa, Eneas De Troya y Malova Gobernador.

Fuente: http://horizontal.mx/sobre-el-fracaso-de-la-reforma-educativa-entrevista-a-manuel-gil-anton/

Fotografía: boisestatepublicradio

Fuente de la Entrevista:

http://insurgenciamagisterial.com/sobre-el-fracaso-de-la-reforma-educativa-entrevista-a-manuel-gil-anton/

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Colegios sin deberes

La ‘educación activa’ reivindica un modelo de escuela en el que el aprendizaje se basa en la motivación y el crecimiento personal, donde no son necesarios pupitres, deberes para casa ni exámenes

Un profesor entra en clase, habla y escribe en la pizarra mientras los alumnos, bajo un silencio disciplinario, escuchan y toman notas. Periódicamente son sometidos a exámenes para ver si han sido capaces de memorizar lo hablado por su maestro y para fomentar esa memorización se mandan deberes, tareas que deben realizar los alumnos fuera del horario escolar. Esa podría ser la imagen de cualquier colegio o instituto convencional. Ya hay voces de expertos que critican este sistema educativo que dicen «sigue invariable desde hace siglos», como apunta uno de los principales investigadores mundiales sobre la inteligencia artificial y la teoría del aprendizaje, Roger Schank.

Disciplina férrea, el papel incuestionable –casi dictatorial– del maestro en el aula y como objetivo aprender habilidades y memorizar conocimientos. No parece que se ajuste a una educación basada en los actuales valores democráticos. Eso se debe, según los expertos críticos con la educación convencional a que el modelo educativo actual se basa en principios del siglo XVIII, cuando el reto de la educación era crear una ingente mano de obra para la producción industrial.

Sin embargo, empiezan a ganar peso en la sociedad otras pedagogías que ponen el foco en la creatividad y en valores democráticos. «Trabajamos bajo las premisas de la pedagogía activa, en la que el alumno realiza su propio aprendizaje a partir de materiales vivenciales y experiencias de aprendizaje, que le permiten el desarrollo del pensamiento crítico, la resolución de problemas, la búsqueda de estrategias múltiples de aprendizaje, manteniéndole conectado con su creatividad, inventiva y alta capacidad de pensamiento divergente», explica Cynthia Ramos, directora de la Escuela Myland, ubicada en la sevillana localidad de Palomares del Río.

En Myland llama la atención que no hay pupitres. Los niños eligen qué hacer según sus necesidades o intereses, aunque monitorizados por un profesorado que ejerce de «acompañante educativo». Aprender en base a la experiencia y no teniendo como patrón educativo la repetición y la memorización. «Entendemos que los niños y niñas poseen un interés innato por el aprendizaje y el descubrimiento, como explica su directora». En este sistema pedagógico el profesor adquiere el papel de guía y se comunica con el niño de manera bidireccional. El silencio en clase no sólo no es obligatorio, sino que puede ser preocupante si un niño no adquiere esa capacidad de preguntar y comunicarse, explican.

Si ya resulta extraño no ver pupitres en las aulas, más extraño es ver al alumnado entrar y salir a su antojo de aulas que siempre mantienen las puertas abiertas o, simplemente, no tienen puertas. En contra de lo que podrían imaginar los defensores de la educación basada en una férrea disciplina, al ojear en el interior de alguna de estas aulas los niños están trabajando dentro sin que nadie les obligue a ello. «Basamos nuestro proyecto en la idea de que el aprendizaje surge por una motivación interna y esta es la que determina el currículum individual que seguirá cada niño o niña», explica la directora de Myland. Es fundamental, apuntan los promotores de este tipo de educación activa, respetar al niño y sobre todo sus necesidades e inquietudes. «Se educa para el fomento de sus habilidades, autonomía y desarrollo personal, tanto intelectual como emocional», aclara.

En Myland se han decantado por un sistema propio de enseñanza que tiene sus bases en la Teoría de Inteligencias Múltiples (de Gardner) y en el método Montessori entre otros. El método Montessori, elaborado por la doctora italiana María Montessori, se basa en tres elementos clave: ofrecer un ambiente preparado para que los alumnos puedan expresarse en todos los ámbitos posibles, la monitorización del profesorado hacia cada alumno ya que es «mediante la observación atenta que hacen los profesores se realizan propuestas de trabajo que respondan a las necesidades auténticas de aprendizaje que va mostrando cada alumno», aclara Cynthia Ramos. En este sentido el método Montessori potencia las singularidades de cada alumno y no ofrece una educación uniforme para grupos, como es habitual en la educación convencional. El otro elemento fundamental es conocer y aportar experiencias a los niños acordes a cada etapa evolutiva.

En este sentido, la otra gran tendencia alternativa a la educación convencional en la llamada educación activa es el método Waldorf. En estas escuelas el vínculo entre el maestro y el alumno es muy fuerte y se considera esencial, pero su metodología se basa en respetar los ritmos educativos de cada niño. Estas escuelas libres han logrado el reconocimiento como corriente pedagógica de la Unesco y cuentan con más de 800 escuelas y mil centros infantiles en todo el mundo. En las escuelas Waldorf los libros de texto los elaboran los propios alumnos, de manera que se sientan protagonistas de su propia educación, con una clara orientación humanística.

Sea Waldorf o Montessori, el objetivo es el desarrollo integral del individuo a través de la educación. Para ello se pone también la lupa en las emociones y los sentimientos de los alumnos. «Es esencial que la educación ofrezca un apoyo afectivo continuado, un acompañamiento emocional que le permita al niño sentirse libre y seguro para desarrollar todas sus capacidades». Y en ese planteamiento la participación de los miembros de la familia es imprescindible: «Las familias forman parte del proceso educativo, colaboran tanto en actividades como en el seguimiento y bienestar de la escuela», explica la directora de Myland.

Una de esas madres que ha optado por salirse de la línea educativa convencional es Mireia Illescas, que además trabaja como formadora de maestros: «En estas escuelas yo encontré la teoría hecha realidad –explica–; el entorno, las personas y la manera de acompañar a los niños responde a las recomendaciones que los expertos en ámbitos como la neurobiología, la psicología y la pedagogía, aportan a la educación».

Patricia Linares, madre de Diego, de tres años, llegó a uno de estos centros casi de manera natural: «No puedo decir que nosotros hayamos escogido un colegio de pedagogía activa de forma consciente, fue más bien el resultado de aprender a ser padres lo que nos llevó allí», aclara. «Con nuestro primer hijo descubrimos con tristeza en su entrada al cole, con tres años, que no había un verdadero proceso de adaptación sino un paso abrupto más cercano al sálvese quien pueda». Para esta madre el hecho de que los padres puedan estar acompañando a sus hijos en estos centros todo el tiempo que sea necesario hasta que se sienta seguro en ese nuevo espacio es esencial.

La motivación de los alumnos es sin embargo lo que más destacan los padres y madres que optan por esta educación alternativa. Patricia Linares, que ha vivido la educación convencional con su primer hijo, relata lo que para ella fue traumático en la escolarización convencional: «Asistimos con estupor al hecho de que mientras más tiempo pasaba en el centro escolar, más se iba apagando su afán innato por aprender».

Así que cuando nació nuestro segundo hijo, nos preguntamos: «¿No habría un colegio donde los padres podamos estar presentes en su adaptación? ¿No habría un colegio donde se aprendiera de forma más intuitiva y activa aprovechando sus intereses? ¿No habría un colegio donde se respetara sus necesidades afectivas?».

En estos centros no hay fichas, no hay deberes, no hay exámenes. Es una ruptura total con la forma que han tenido de educarse las generaciones de españoles hasta ahora. Los principales temores que le surgen a los padres y madres para dar el salto a la educación activa están principalmente en torno a la homologación. Hasta ahora, en España, estas iniciativas surgen amparadas por el hecho de que la educación no es obligatoria para los niños menores de 6 años, pero se hace necesaria la autorización administrativa una vez que los niños entran en edad de escolarización obligatoria (Educación Primaria). Es en ese momento en el que muchas escuelas no encuentran el respaldo legal necesario como alternativa educativa y los proyectos acaban cerrando o ubicándose en un limbo alegal. «Para nosotros normalizar esta forma de enseñanza es primordial y hemos luchado mucho para reconocer el reconocimiento de las autoridades competentes», explican desde Myland.

«Una educación donde lo importante es desarrollo global del niño mas allá de la adquisición de contenidos académicos», es el resumen que hace la directora de Myland de esta educación alternativa a lo tradicional. La escuela pública está también evolucionando y adquiriendo muchos de estos planteamientos, pero la estructura física incluso les impide llevar a cabo estos cambios. Aunque el planteamiento se comparta: convertir al alumnado en el centro del conocimiento y no como un receptor pasivo, las estructuras físicas suponen un obstáculo. Mientras la educación tradicional mantiene aulas únicas con pupitres, en estos centros alternativos se desarrollan actividades en espacios abiertos, adaptables y gran parte de ellos al aire libre en entornos naturales. De hecho, aunque este concepto de educar en un entorno exterior, con vegetación y huerto y sin mobiliario que restrinja los movimientos pueda parecer muy novedoso, es el mismo que desarrolló Aristóteles en su Liceo, un jardín provisto de una galería para pasear al aire libre, salas de clase y habitaciones. El resultado es una educación atractiva, interesante y desde luego no aburrida y monótona. Tal vez esa sea una fórmula capaz de romper la espiral del fracaso escolar.

Fuente: http://elcorreoweb.es/cincocolumnas/colegios-sin-deberes-LH1867159

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Apagón Pedagógico Global. Despedagogización de la Educación Latinoamericana y Caribeña.

Venezuela/09 junio 2016/Autora: María Magdalena Sarraute Requesens (mmsarraute@gmail.com)/Fuente: Prensa OVE

La globalización neoliberal ha impactado significativamente la educación, sus fines y objetivos. No precisamente en el sentido de la superación de los problemas que fueron base para realizar los cambios, ya que progresivamente el efecto ha sido contrario, en muchos países se ha reducido el derecho a la educación gratuita, como por ejemplo, los europeos que habían alcanzado un  Estado de Bienestar en ciertos países,  logrado satisfacer este derecho en los últimos siglos, producto de muchas luchas sociales que habían potenciado la conversión de la educación en uno de los pilares para el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.

Asimismo, si se realiza un recorrido se observará la disminución y reducción del derecho a la educación gratuita, se puede mencionar que en la década de los 80 este flagelo se originó en Inglaterra y luego en los Estados Unidos, allí se empezaron a imponer condiciones que beneficiaban a la privatización de la educación, pese a las promesas de los gobiernos anteriores. Canadá no se escapó de esa realidad, ya que sólo alcanza beneficiar un porcentaje muy pequeño de su población estudiantil, a través de créditos, becas y subvenciones. Por consiguiente, los subsidios son la prueba de que el derecho a la educación seguirá siendo un problema por resolver, mientras que los estados no garanticen la igualdad de oportunidades para todas y todos, premisa base del nacimiento de la educación pública moderna en el siglo XVIII.

En Latinoamérica y el Caribe, con la excepción de Cuba y Venezuela, la gratuidad de la educación, se ha reducido y se ha dado fuerza a la Educación Privatizada, ejemplo de ello Chile, donde las luchas sociales actuales se han profundizados porque el problema se ha agravado aún más. Se puede decir, que la privatización de la educación se convirtió en una política generalizada de gran parte de los gobiernos, para reconfigurar sus presupuestos dejando fuera parte de los beneficios sociales de los pueblos y que se estaba empezando a profundizarse en Venezuela, entre 1983 y 1998, ya que se presenció lo que se denomina el periodo de resistencia educativa, por el impulso de la privatización y la mercantilización educativa y el deterioro jurídico e institucional de la educación como un derecho humano. A manera de ejemplo, se puede mencionar el comportamiento matricular a nivel universitario, se seguía expandiendo entre 1983 y 1998, la oficial y privada lo hacían a un ritmo diferenciado; mientras la privada creció en ese periodo en un 485% la oficial sólo creció en un 151%. Ello era el resultado de los esfuerzos por privatizar la educación. En consecuencia el porcentaje de estudiantes de educación terciaria en educación universitaria oficial en el periodo 1983-1998 decreció del 83.2% al 60.6% mientras que de la privada se incrementó de un 16.8% a un 39.4%, (datos oficiales del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, 2014).

Además, del crecimiento acelerado de la matrícula educativa privada en esa época, la distribución de las Instituciones de Educación Universitaria (IEU) en el territorio evidenciaba un modelo excluyente en la estructuración de la educación terciaria en Venezuela. Las Instituciones de Educación Universitarias aparecen fundamentalmente ubicadas en el eje centro costero y la región nor-occidental del país, mostrando un modelo de desarrollo urbanístico propio de una sociedad con grandes conglomerados poblacionales para el consumismo. Modelo urbanístico de oposición al campo que corresponde a una economía capitalista rentista.

Asimismo, la privatización ha impactado la cultura y la educación, ya que se ha sobrevalorado la calidad de la educación privada frente a la pública y del carácter empresarial del sistema privado por la apertura de la inversión para ampliar la oferta educativa, que garantizan los resultados de excelencia y calidad total que solo satisfacen las necesidades imperiales mercantilizadoras y no la sociales de cada país.

Por su parte, el Banco Mundial no se escapa de mostrar con cierta sutileza su agenda oculta de privatización de la educación, presentándola con las llamadas “reformas educativas”, es decir, una reforma que para ellos sustentadas en la modernización de la educación y que no es más que una privatización camuflada de la educación pública, ya que han tenido mucha influencia para la mercantilización de la educación entre la oferta y la demanda que ha hecho que la población se aleje de los intereses públicos nacionales y del proyecto nacional, porque han convertido la generación de conocimientos y de pensamiento crítico en empresas, corporaciones y trasnacionales, donde los investigadores y docentes son maniobrados desde estas, ya que de estas corporaciones se deciden que investigar y que formar en las instituciones educativas.

En ese sentido, Bonilla (2014:241), citado por Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, expresa:

Una de las tareas que han desarrollado los organismos internacionales nuevamente, en especial el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, es romper el criterio de totalidad del fenómeno pedagógico y concentrarnos en el estudio de modas. Pasamos de una moda del didactismo, a la moda de la planeación escolar. Luego, la moda de las evaluaciones, y, finalmente, las diferentes modas del currículo: currículo por objetivos, currículo por contenidos, currículo globalizado y currículo por competencias. Todas estas iniciativas han logrado romper la unidad de la pedagogía como posibilidad científica de abordar el encuentro pedagógico.

Asimismo, para Borón (2014:55), citado por Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, menciona:

Entonces el que viene a nuestra ayuda es el Banco Mundial, o viene el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo que te dan dinero para hacer la investigación, pero junto con el dinero te dicen cuál es la teoría, cuál es el marco teórico, cuál es la metodología, cuál es el problema que puedes investigar y a qué resultados tienes que llegar con tu investigación. Son investigaciones de legitimación de las políticas neoliberales que promueven estos organismos internacionales que ante la crisis fiscal de muchos gobiernos en América Latina, la debilidad del financiamiento a la investigación, estos grupos pasan a ser los dadores de fondos y al mismo tiempo de la ideología, el marco teórico, y de las problemáticas a investigar en nuestras universidades.

Esta situación de cultura dominada por el neoliberalismo, la expresa Dussel (1980), en la pedagógica latinoamericana como, el padre-Estado, dominando a la madre-cultura, traiciona su propia cultura, asumiendo la del colonizador, por esa razón, el hijo americano tiene por madre a “la india”, a la cultura popular y a su padre, «el español» que ha asesinado a su hijo, violando a la mujer india, para convertirse en el padre opresor, maestro dominador y etnocida: su pedagógica es dominadora, introyectando en el joven (el hijo) la cultura ajena como la mejor y la única.

Asimismo, Dussel (1980), menciona que en la actualidad esta ontología pedagógica imperial no sólo se enseña en las escuelas y universidades del Tercer Mundo, sino que ha encontrado en los medios de comunicación controlados por las multinacionales de la información del «centro» su mejor vehículo expansivo, unificando las culturas (saliendo perdedoras las de la periferia) y más cuando el pueblo, se desentiende de educar a los suyos, dejándolos en brazos del estado político, pero éste, de hecho, no educará sino que alienará al niño o joven. De este modo el proyecto de fondo del sistema educativo se fundamenta ontológicamente, “en el ser de una Totalidad dada (la totalidad vigente)” que es “cultura de masa” y hacedora de “hombre de masa”.

Es de señalar, que en la pedagogía transmisiva, el neoliberalismo ha impulsado reformas curriculares que se han realizado como paños de agua tibia para la crisis de la educación, que no han contribuido en la formación de individuos que contribuyan en la satisfacción de las necesidades socioculturales, más bien han introducido conceptos y procedimientos, así como contenidos, ajenos a las realidades de cada país.

Es por ello, que al inicio del siglo XXI, habría sido como el comienzo del arranque educativo por la cantidad de tareas y documentos, donde emergen permanentemente contrarreformas educativas. En ese sentido, Mejías (2004:2), menciona que “el conocimiento se reduce a estándares y competencias, las reformas a unos criterios de costo-beneficio, con políticas de pago por estudiante atendido en donde el menor costo financiero desplaza al proyecto pedagógico”. La propuesta curricular en competencias termina siendo un retorno al “maestro a prueba de currículo” que diseñó la tecnología educativa taylorizada de los setenta, sólo que con los retoques del toyotismo, en donde la pedagogía liberadora es invisibilizada para ser convertida en una función técnica y complementaria del hecho educativo. Este último es planificado y construido desde las nuevas organizaciones no gubernamentales, que se han apropiado del lenguaje de esta nueva versión sajona del currículo técnico toyotista promovido por la banca multilateral y acogido por las tecnocracias políticas de los ministerios, tríada que a nombre de lo técnico no acepta discusión sobre las políticas, reduciendo la deliberación a anotaciones puntuales en lo legislativo.

En ese sentido, la sociedad actual es determinada por esos expertos que se hacen dueño de la verdad y que la argumentan científicamente con el apoyo de Estados, organizaciones, corporaciones e instituciones que tienen intereses particulares en los pueblos y es con la razón instrumental como lo hacen, ya que a través de ésta legítima lo necesario desde el sentido práctico de la vida. De esta forma, Contreras (2006:64), nos menciona que “la razón instrumental orienta sus decisiones hacia los medios y no hacia los fines”. Por esta razón, es que emergen las llamadas competencias “tecnocráticas” que fragmentan el conocimiento en teórico y práctico, con el fin de que la sociedad se satisfaga bajo soluciones técnicas. Es decir, que frente a un problema emergido, busquemos una solución técnica y no busquemos la razón que causa la existencia del problema.

Es necesario dejar de mirar la realidad con soluciones instrumentales, ya que ésta hace que se pierda la esencia de una sociedad, convirtiéndose en lo que otros quieren que se convierta y así, se le de autonomía al poder. En ese sentido, Contreras (2006), expone, “La ciencia construye una sociedad sin hombres desde el momento en el que no permite un gran debate sobre su evolución y desarrollo. La ciencia pierde su valor contemplativo o su racionalidad pura mediante su tecnificación (…) la tecnocracia es una dictadura dirigida por la voluntad, el consejo y la participación de unos pocos considerados expertos y por ello, capacitados para tomar decisiones sobre el resto de la comunidad” (p.3).

El peligro más acentuado de las transformaciones y modificaciones que se ejecutan en la educación, es que no cuentan con una participación protagónica de sobre cómo, cuándo y dónde realizarlos, más bien se le da todo el énfasis a las líneas multilateral y a las solicitudes que se hacen desde estos lugares en conjunto de una cadena de tecnócratas nacionales que están en posiciones importantes en el sistema educativo y funcionan como el engranaje de ellas. Con frecuencias estas reformas tienen una lógica que va de arriba hacia abajo, que traen consigo cambios que han afectado al desarrollo curricular por las concepciones inmersas, reduciéndose el currículo solo a los contenidos, éstos expresados en los logros, actividades, competencias y estándares, que lo que han hecho es enredar más la situación, ya que muchos empiezan por establecer los estándares alienados y después incorporan los fundamentos como tratando de rellenar el espacio vacío, esto sin mencionar que el plan de la nación es imposible que se encuentre medio dibujado en él, trayendo una injerencia total neoliberal que produce una parálisis educativa por su falta de identidad.

Asimismo, esta parálisis educativa, es consecuencia de la brecha entre el discurso político y la realidad educativa enuncia las restricciones socioeconómicas del proyecto de construcción de país. Situación que emerge por la discontinuidad de los imaginarios colectivos, es decir, el discurso, generado por las élites, ministerios y demás; lo emancipado, es decir, la costumbre, que es vivenciada por el pueblo que transita en una realidad especifica que frecuentemente es desdibujada de las políticas educativas establecidas.

Otra de las crisis que ha generado estas reformas alienadoras en la pedagogía, es que el instruccionismo curricular, por la incompetencia del docente para asumir el cambio, por esa razón, hay que desarrollar el currículo para que sea aplicado al docente y así se retomó la tecnología curricular donde el docente aplica la recetas que traen los modelos, es por ello, que el currículo se ha convertido en el enemigo del docente y más cuando se esta receta se convierte en la moda del momento. En contra posición aparecen propuestas críticas, que plantean ser congruente con el plan de la nación, con una mirada emancipadora que buscan darle otro sentido al desarrollo curricular, pero se ha quedado sucumbido en el diseño, ya que en la gestión del mismo, el docente acostumbrado y alienado por las recetas y modelos, las vuelve aplicar promoviendo y potenciado el currículo invisible. Es por ello que es necesario impulsar una transformación curricular para que sea revolución cultural, para no quedarnos es simples aplicaciones de recetas que no responden a las necesidades de un pueblo.

Es necesario precisar las reformas generadas en Venezuela, donde la política educativa, inició con el decreto de Instrucción Pública de 1870, la educación se define como instrucción, donde la acción radica en adquirir una cantidad de conocimientos trasmitidos por un educador, quien guía y ayuda a la formación del sujeto y es la máxima autoridad reconocida por la tarea que ejerce. Luego, en 1936, en el Gobierno de López Contreras, la política se centra en el docente, ya que lo considera necesario para la sociedad, se hace atención a los maestros y profesores, se crean programas para reducir la analfabetización, se reorganizan las escuelas, universidades y bibliotecas.

Para 1969, se hace una reforma curricular, que centra la educación como un instrumento para el desarrollo del hombre; la siguiente reforma se realiza en 1980, donde la piedra angular estuvo en el Estado docente, la protección del niño y la vinculación del educador en el sector productivo son su prioridad.

Asimismo, para 1996 se desarrolla la siguiente reforma, fundamentada en la corresponsabilidad y el consenso, lo que presupone un compromiso colectivo. Se inician los proyectos pedagógicos de plantel y aula (PPP y PPA). Se observan los grandes cambios en la relación educador-educando y existe una mayor participación de ambos. Luego de cinco años, para el año 2001 la educación venezolana, ejecuta otra modificación donde el eje principal es el Proyecto Educativo Nacional (PEN), se vincula a la institución con la comunidad, el docente es visto como orientador, facilitador, mediador e investigador de los procesos, un promotor social comunitario. Por último, para el 2007 se plantea el Currículo Nacional Bolivariano, donde la educación se concibe como un proceso colectivo e integrador y a la sociedad como una gran escuela formadora de ciudadanos, además se define como un proceso político y socializador que se genera de las relaciones entre la escuela, la familia y la comunidad.

Ahora bien, Mejía (2006) plantea que “la educación se ha despedagogizado” y se ha centrado en el currículo como totalizador, ya que por esta vía resulta mucho más fácil hacer los llamados procesos de “modernización”, porque se hacen cambios principalmente enfocados a la satisfacción del mercado, haciéndose ajustes en la malla curricular, unidades curriculares y contenidos, dejando a un lado la pertinencia del currículo con el proyecto nacional.

Para Tedesco (2012), el abandono pedagógico emergió de “la crisis del estado de bienestar, la caída del socialismo real y el surgimiento progresivo de nuevos patrones de funcionamiento del capitalismo”, ya que se fue disminuyendo o eliminando el discurso pedagógico en las políticas educativas.

En la época de los llamado “planificadores”, no se daba la importancia al hecho pedagógico en el aula, además y sus teorías no daban respuestas a los acontecimientos ocurridos en el aula. Tedesco (2012:79) expresa “para los críticos lo que ocurría en el aula era imposición ideológica y transmisión de valores dominantes”, es por ello, que la escuela perdió valor como espacio de socialización y de lucha de saberes y conocimientos. Para mencionar un caso extremo de esta realidad, podemos citar a Gumucio (1977), citado por Tedesco (2012), quien centro su postura en “Salvar a Bolivia de la Escuela”, ya que la veía como un espacio de dominación, reproducción y explotación de los pueblos por parte de los burócratas.

Asimismo, dentro de la década de 1990, Tedesco (2012) menciona que las reformas provocaron “un fuerte déficit de sentid en los actores del proceso pedagógico”, ya que se derrumbó el sentido de la transformación educativa, sólo a variables financieras y administrativas y se minimizó los aspectos pedagógicos y del docente como actor clave de la transformación educativa.

Desde la mirada de los autores, podemos inferir que esta despedagogización  o abandono pedagógico de la educación se presenta en la actualidad en Latinoamérica y el Caribe, sin escaparse Venezuela de esto, muestra de ello se da, en que en ninguna institución gubernamental existe una dirección, unidad o jefatura que está destinada a pedagogía o didáctica que es el fundamental para la potenciación del arte de enseñar, pero sí se visualizan por todos lados, estructuras llenas de direcciones de currículo. Asimismo, en los diseños curriculares de los programas de educación se ha disminuido o desaparecido las unidades de didácticas y del componente pedagógico y se ha centrado más el desarrollo del currículo.

Por estas razones, es que la centralidad pedagógica de la educación en Latinoamérica y el Caribe rompe con esa lógica del capital, de las “modas educativas” como la de planificación, currículo, entre otras; la pedagogía se hace centro de la totalidad de la educación, para revalorizar al rol docentes o del maestro, para dar sentido al proceso de enseñanza y aprendizaje, a la socialización de saberes y conocimientos, a la producción de conocimientos pertinentes, etc.

La Centralidad Pedagógica de la Educación emerge del develamiento y de la contraposición de la dominación del conocimiento y de la instrumentalización del saber, para potenciar mirada de la totalidad de la educación. En ese sentido, (De Sousa, 2005), nos menciona que la Globalización Contrahegemónica, es una mirada integral de la globalización, se enfrenta a la idea implícita de la globalización neoliberal que el sistema de dominación. Mantiene que las conexiones transnacionales se pueden aprovechar como el medio para lograr la distribución más equitativa de la riqueza, el poder y las comunidades sostenibles. La Globalización contrahegemónica, a diferencia de la globalización neoliberal, utiliza los activos de la globalización para oponerse a cualquier forma de dominación por la hegemonía, que opera a partir de un proceso de abajo hacia arriba que hace hincapié en la potenciación del papel de lo local.

Por otro lado, la centralidad pedagógica de la educación, es justicia social, es por ello que (Tedesco, 2012), nos expresa los retos y desafíos que tiene la educación en la Región para construir sociedades más justas, minimizar las desigualdades sociales y formar ciudadanos. Es ese sentido, se debe edificar una sociedad más justa como referentes que puede y debe orientar las acciones de los actores sociales y particularmente de los actores del proceso educativo para consolidar una educación de calidad para todas y todos como condición necesaria para lograr la igualdad y la justicia social de nuestros pueblos.

Ahora bien, hablar de Centralidad Pedagógica de la Educación es revelarse contra el mercado neoliberal dominante en los sistemas educativos y es por eso que (Torres, 2007), nos menciona que el neoliberalismo ha convertido al sistema escolar en un mercado; donde la educación ha sido reducida a un bien más. Los sistemas educativos y las creaciones culturales, en general, se reducen a mercancías, pero disimulando las redes económicas y los intereses políticos que se esconden detrás de esta posición mercantilista. Asimismo, expresa que “las políticas neoliberales…preconizan y generan una fuerte reducción del sector público,…contribuyen a desvalorizar las instituciones escolares públicas,…a centrar las miradas sólo en un tipo de contenidos curriculares, mientras otros son eliminados del trabajo que debe realizarse en las aulas”. Estas condiciones generan deterioros del sistema escolar, alterando las principales finalidades de la educación y potenciando la exclusión social de los grupos menos favorecidos, situando el sistema escolar a uso exclusivo del mundo empresarial.

En este sentido, hablar de Centralidad Pedagógica de la Educación, es hablar de la implicación cultural en el proceso de enseñanza y aprendizaje de la educación, es por ello que nos referiremos inicialmente a la (Ley Orgánica de Educación, 2009) cuando menciona la “formación del potencial creativo”, el cual se impulsa mediante el proceso educativo de apropiación y superación de la cultura, el individuo se proyecta y rehace  en un circular retorno crítico y virtuoso sobre sí mismo. En otros términos, el saber y el saber-hacer que facilita la educación, se subordinan  y disponen en función del ser.

Para ello, el educando procede, en un primer momento, denominado como “el particular”, a reconocer el tema; aquí la subjetividad del estudiante se expresa como pre-juicios o supuestos sobre el tema (sus ideas o significados previos al respecto). En un segundo momento, llamado “el universal”, se reconoce ante los otros que son los autores objetivados en los textos que lee al tratar de comprender sus ideas o significaciones expuestas (en este momento su reconocimiento puede ser más favorecido por la intersubjetividad si intercambia y discute sus puntos de vista con los demás participantes de la actividad bajo la mediación del docente, que lo promueve por medio de asimilarla a la dinámica de una comunidad interpretativa); y, un tercer momento, denominado “enriquecimiento del particular”, en el que distanciándose de lo leído y desarrollando por escrito su texto o significados atribuidos, retorna a sí mismo, reconociendo su subjetividad cambiada mediante la objetivación realizada al reconstruir lo objetivado.

En ese contexto, la intersubjetividad, encuentro de interlocutores que buscan la significación de los significados (Freire, 1993), surge como condición indispensable para que el individuo pueda transformar la cultura y la sociedad, ya que como individuo aislado no podría hacerlo. Solo mediante la interacción con los otros es posible lograrlo. Esta interacción exige que entre sí los individuos se reconozcan como sujetos con capacidad de objetivación (de producir bienes culturales) de conformidad con finalidades escogidas y acordadas. Es a través del reconocimiento que le brinda el otro que el individuo se reconoce a sí mismo como sujeto. El proceso de enseñanza y aprendizaje en esta concepción sociocultural, es reconstrucción de la subjetividad por medio de las experiencias realizadas que conducen dialécticamente a negaciones mediante la crítica, la interacción social y la praxis objetivadora. (Sarraute, Díaz y Lo Priore, 2011).

Asumida culturalmente entonces, la centralidad pedagógica, es compromiso formativo. Para el educando en una dinámica de negación dialéctica, y para el educador, es interacción favorecedora de esa negación mediante la crítica, la co-reflexión, la discusión y la re-creación orientada en la acción. En consecuencia, la tarea del educador no será la de modelar a los educandos, sino la de incitar y promover la praxis de los estudiantes, propiciando experiencias formativas o de enseñanza y aprendizaje de subjetivación y objetivación emancipadoras (Sarraute, Díaz y Lo Priore, 2011).

Ahora bien, como en primer momento se asume la centralidad pedagógica como implicación cultural, es necesario dejar claro que la cultura se entiende como la valoración que se atribuye a la significación de objetos, prácticas, haceres, saberes, expresiones, hechos y otros, que en un determinado contexto, y en sus más diversos ámbitos, da sentido a la identidad individual y grupal y la cohesión de colectividades, resultante de una configuración histórica selectiva, dominante e hibridizadora de significaciones que las luchas por la hegemonía ideológica (o dirección intelectual y ética de las clases y grupos sociales) han impuesto en las sociedades como significaciones legítimas e ilegítimas.

Por otro lado, hablar de Centralidad Pedagógica de la Educación, también es hablar de la práctica pedagógica del maestro, en ese sentido, (Mejías, 2008, p 65), nos menciona que el proceso de enseñanza y aprendizaje se convierte en:

un campo reflexivo, dando paso por esta vía a la constitución de una política de la experiencia, donde emerge un maestro que se constituye en sujeto de saber desde su territorio, produciendo una re-territorialización de la pedagogía, en la cual la práctica social de ésta adquiere forma en el ejercicio concreto de la política del aula y de las prácticas pedagógicas del docente.

Asimismo, menciona (Mejías, 2006, p 53), que los maestros tienen que hacer notable,

La emergencia de esos saberes pedagógicos propios que se han liberado del aprisionamiento que les producían los paradigmas, los enfoques y los modelos universalistas recomponiendo su práctica desde pedagogías no universales, muchas de ellas híbridas, en diálogo y confrontación con esos sabe res constituidos, dando forma a las geopedagogías que tienen su explicación en la localización no sólo geográfica, sino categorial, que les da un carácter y una identidad a esas formas y prácticas locales de la pedagogía. Igualmente, han abierto el camino al uso de nuevas tecnologías que son recontextualizadas desde su práctica, su contexto, su aula y su saber pedagógico.

Es por ello, que en la Centralidad Pedagógica la relación de dominación que nos mencionada (Dussel, 1980), cambia y se convierte en una relación donde el maestro o maestra y estudiante aprenden permanentemente de cada uno, desde la dialogicidad, desde las negaciones dialécticas, propiciando procesos de significaciones otras para alcanzar la objetivación.

Por su parte, (Bonilla, 2014), citado por Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, nos expresa que volver a la centralidad pedagógica, es potenciar la pedagogía como el vehículo que con sus componentes y elementos posibilita una interpretación de la totalidad educativa como hecho político, desde la especificidad concreta del aula y sus interrelaciones con la realidad social histórica.

En este sentido, según (Bonilla, 2014, p 294), citado por Red Global/Glocal por la Calidad Educativa:

La educación adquiere una potencia revolucionaria pues no solo tiene una epistemología que vincula lo local con lo global como totalidad sistémica, sino que entiende la dialéctica entre contexto, centros educativos y transformación de la realidad. Esto convierte a la pedagogía en una profesión subversiva para el capitalismo de la postguerra y más aún en su etapa neoliberal. La pedagogía es contraria a la premisa de fragmentación de la realidad y la acción de sumisión que demanda el modo de producción capitalista.

Por consiguiente, la centralidad pedagógica nos trae consigo una mirada totalizadora de la educación, donde su medula está en el cambio de relaciones entre el maestro o la maestra y el estudiante, y demás actores de la comunidad educativa, padres, representantes, comunidad, autoridades, Estado, entre otros, donde existe la posibilidad de transformar la realidad por la implicación de los participantes y de satisfacer las necesidades socioeconómicas de nuestros pueblos de la Patria Grande.

Por otro lado, la consolidación de la centralidad pedagógica, está en crisis por los procesos permanentes de despedagogización de la educación, ya que existen para (Fernández, 2014, p 51), citado por Red Global/Glocal por la Calidad Educativa:

dos invariantes, unas cosntantes, en todas las contrarreformas educativas a escala internacional. Si bien hemos hablado de reformas, también las contrarreformas están presentes y las dos invariantes una es: el tema curricular, que rompe con la centralidad de lo pedagógico y deja el tema de una técnica que es parte, una parte, de la pedagogía, el esfuerzo de transformación; y la otra esta el debate de la calidad, visto también como un simple fragmento. Entonces las contrarreformas muchas veces entran por el debate curricular o por el debate de la calidad. Eso preocupa a muchos docentes.

En este sentido, la despedagogización emerge de la  colonización e injerencia del conocimiento y del saber, es por ello que (Dussel, 1980, p 11), analiza esa colonización y dominación, a través del varón de la erótica es ahora el padre, y la mujer la madre del hijo, el hijo es nuevo en esta relación. Asimismo, resalta la importancia de dejar claro que la pedagógica no debe ser confundida con la pedagogía.  “La pedagogía consiste en la ciencia del aprendizaje y la enseñanza; y la pedagógica es una parte de la filosofía, que piensa la relación cara-a-cara del padre con el hijo, del maestro con el discípulo, del filósofo con el no-filósofo…”

En la despedagogización de la educación, el maestro lo convierten en un ego magistral que pretende que el discípulo recuerde (como en Sócrates) sin que cree nada nuevo: el alumno resulta ser un ente orfanal (huérfano, como el Emilio de Rousseau). He aquí la polaridad sobre la que se desarrollará toda la pedagógica dusseliana: entre el ego magistral opresor y el niño o joven como enteorfanal manipulado.

De esta forma el contrato político se ha hecho también pedagógico. El ego magistral ocupa el lugar de los padres: es también un contrato erótico. De esta forma surge la moderna pedagogía, que niega lo anterior (la cultura medieval) «y oprime lo popular (la cultura popular en la periferia: nuestra cultura distinta y en parte autóctona)».

Por esa razón, “la pedagógica es un momento de la ontología de la modernidad. El sujeto constituyente es en nuestro caso el del padre. Estado imperial, el maestro o preceptor. Esta subjetividad comprende el ser, el proyecto del hombre europeo, burgués, «centro». El padre-Estado-maestro es el ego, el punto de apoyo, el “desde donde” se despliega el círculo del mundo pedagógico, ideológico, de dominación gerontocrática sobre el niño, la juventud, el pueblo».

En la actualidad ésta ontología pedagógica imperial no sólo se enseña en las escuelas y universidades del Tercer Mundo, sino que ha encontrado en los medios de comunicación controlados por las multinacionales de la información del «centro» su mejor vehículo expansivo, unificando las culturas (saliendo perdedoras las de la periferia).

Para poder superar esta «ontología pedagógica», esta relación de dominación, esta despedagogización de la educación, es preciso descubrir la exterioridad del hijo o del alumno, en una pedagógica meta-física, de liberación personalista, que será descrita en realidad como una especie de antipedagógica del sistema.

El maestro no puede presentarse ante el discípulo como el portador de todos los derechos, siendo éste considerado como una tabula rasa propicia al adoctrinamiento irrespetuoso de su alteridad originaria. Pero esto es lo que pretende la pedagógica dominante, vigente. El hijo y el discípulo son momentos de la Totalidad, pero son también «exterioridad metafísica», en un movimiento de «dialéctica analéctica», que constituye la anti-pedagógica o «pedagógica de la liberación», que significa una situación ana-edípica erótica y políticamente pos-imperial.

La proximidad familiar deberá posibilitar la lejanía que representa la llegada del hijo a la escuela. En Latinoamérica las presiones culturales imperiales son tan fuertes que «es tarea esencialmente política la educación del pueblo». De esta forma la «pedagógica » dusseliana también se refiere, con detenimiento, a todos los llamados servicios (en su sentido socio-político) institucionales que son fundamentalmente: educación, salud y «bienestar» (confort de la casa, transportes, pensiones, etc,), Dussel, en una mezcla a partes iguales entre pesimismo y realismo, manifiesta su sospecha de que los «sistemas » (educativos, sanitarios, legales, etc.) constituyen «Totalidades que se autoabastecen » y que de hecho llegan a explotar a las personas a las que dicen servir. El sistema educativo «aliena al alumno»; el de salud «enferma al sano»: el de la justicia “crea nuevos deberes y alcanza el dictamen de inocenciatras ingentes gastos”.

El pueblo, dice (Dussel, 1980), se desentiende de educar a los suyos, dejándolos en brazos del estado político, pero éste, de hecho, no educará sino que alienará al niño o joven. De este modo el proyecto de fondo del sistema del «centro», se introyecta. Ya los niños son engatusados por los » dibujos animados”, que tienen escenas de violencia continua, y que asumen los mismos valores (conservadores para el statu quo) vigentes en el sistema capitalista. Se muestra, entonces, como una tarea necesaria desenmascarar y desmitificar la pedagógica dominante, para mostrar su alternativa liberadora.

La pedagógica de la liberación se asienta en su postura anti-rousseauniana, anti- Émile, y se dividirá en tres partes. Primeramente, para Rousseau no tiene importancia que Émile tenga o no padres, porque la cultura es la fontanalidad originaria de la pedagógica. En segundo lugar, el preceptor no se debe hacer cargo de los derechos del alumno, sino que debe «obedecer» a éste. Finalmente, el proceso educativo no corresponde exclusivamente a la iniciativa del maestro, sino que se realiza desde la creatividad propia del educando.

Por otro lado, desde esa ruptura de dominación, la transformación educativa es la premisa conceptual que plantea la necesidad de la recuperación de la centralidad pedagógica en el encuentro educativo. La visión mercantilista de la educación rompió con la visión de totalidad en la actividad escolar, fragmentando cada uno de sus componentes. En esa orientación conceptualmente se establece que toda dinámica de cambio educativo debe estar acompañada con la visión de totalidad que es propia de la Pedagogía en el campo educativo.

Por último, para disminuir o eliminar la despedagogización de la educación, es necesario dignificar la labor de docente y su formación permanente y continua. Asimismo, se debe garantizar para todos y todas los estudiantes, programas de alimentación escolar adecuados a su edad, dotación de uniformes, útiles escolares y materiales didácticos, tanto de uso colectivo como individual. Además, se deben desarrollar modelos escolares alternativos, el acceso a tecnologías de información y comunicación, incorporación de los saberes socioculturales a las dinámicas de enseñanza-aprendizaje, entre otros aspectos. (Bonilla, 2014), menciona que la inclusión educativa implica, el fortalecimiento permanente del encuentro pedagógico, de los procesos de enseñanza-aprendizaje y académicos junto al desarrollo integral de la personalidad, la construcción de pensamiento crítico y la formación de ciudadanía para la democracia participativa y protagónica.

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Educación de millenium para mejorar nuestra sociedad

Por: Carlos Martínez Márquez

’La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo’’. Nelson Mandela

Estructurar una sociedad basada en la educación, constituye una tarea desafiante para el Estado. La corriente educativa a nivel global, está cada vez más empeñada, en producir cambios en las aulas. Las nuevas tendencias sugieren que la actualización de los esquemas educativos, sean sistemáticamente, revisados. Es importante entender lo que está ocurriendo del otro lado del mundo, con relación a la competitividad y del manejo del conocimiento.

Si bien es cierto, que la educación es el tesoro de una sociedad, no menos cierto, que hay que preservarlo, aportando nuevos elementos, que contribuyan a cambiar la mentalidad del sistema, para disminuir las deficiencias, en cuanto a la economía del conocimiento. La meta de cualquier sociedad, deberá orientarse a una  educación, que nos coloque, en cualquier plano del desarrollo, proyectándonos como un destino de  marca país.

El modelo educativo de Finlandia, es un ejemplo fehaciente, de cómo anda, la educación allí. A penas un 0,2% de su población educativa, abandona las aulas; mientras que en España, ronda el 30%,  (para citar un ejemplo). Eso nos indica, los innumerables cambios que se han estado produciendo. Impartir docencia, por ejemplo, debe ser una de las áreas, más importantes en una nación. En las aulas se forman las figuras más preponderantes del mundo científico, de las ingenierías, de las tecnologías y de los presidentes, de las grandes naciones, etc.

Hay que delinear de modo puntual, las prioridades en el sistema educativo. En el plano docente, se tiene, necesariamente, que trabajar en la preparación de los instructores y orientadores, en las aulas. La sociedad está exigiendo cambios constantes en el sector educativo. La carencia del saber, es el reflejo, de como esta, la competitividad de una nación. Estamos compelidos, a seguir haciendo, las transformaciones precisas, que nos indique, cuáles son nuestras metas. El propósito de todo esto, es que tengamos, en las aulas, estudiantes que puedan potenciar su capacidad de creatividad e imaginativa.

Soy de los que piensan, que la educación, no debe centrarse en datos, sino, en la construcción de modelos, donde la prioridad, sea la de educar con lo mejor. Considero, que no debe promoverse, una (cosmo-visión) efímera con nuevos dispositivos, en la que cada seis meses sean renovables, y que cada poco más quedan obsoletos. La idea es incorporar a los docentes al liderazgo del proceso del siglo pasado y el siglo que ya está en nuestros pies.

El diseño curricular en las escuelas y en las universidades, necesariamente tienen que ser revisados, (no solo en cuanto al tiempo, sino, en las ofertas académicas, que pueden ser más factibles para el desarrollo de un país, y no basada en la conformación histórica y romántica). Se debe empezar aplicar reingenierías, con tendencias a reducir el número de carreras tradicionales, que nada tendrán que ver, con las necesidades de la nación. En la actualidad se está produciendo una nueva tendencia, en los países que conforman el grupo de los (G-7, G-10) con relación a los idiomas y a las tecnologías. No es posible, que siendo Singapur, un país tan pequeño, que ‘’geográficamente’’, cabe en nuestros bolsillos y que en el pasado, fuera un país con un índice de pobreza alarmante, llegue a ser una potencia económica, fruto de las patentes que generan por año, en lo que concierne a las tecnologías. La tendencia de hoy, es crear genios en matemáticas para insertarnos en la economía de las tecnologías. Las economías son cíclicas dependiendo el grado de dificultad de la evolución de los mercados. Eso quiere decir, que en la medida que estemos más orientados en las ciencias exactas, mayores oportunidades, habrá para crecer en todas las vertientes. No solo del turismo, tendríamos que sobrevivir todo el tiempo. La estabilidad del mismo estaría vinculada a los cambios climatológicos, a las ofertas de mayor competencia en otros litorales, las que amenazan constantemente nuestro destino y la estabilidad cambiaria, que puede romper con los eslabones del crecimiento económico.

Aterrizando estos conceptos al plano local, me permito, en externar mi preocupación, con relación, a lo que se ha venido haciendo, en los últimos cuatro años, con la educación. Las aulas necesariamente deben ser condicionadas por una serie de elementos, que tiendan a mejorar la calidad en el sistema. Al día de hoy, no estamos viendo, aulas con herramientas esenciales, que van más allá, del pizarrón y la tiza. Las aulas, tienen que necesariamente estar ambientadas de equipo audio visual, acceso al internet y aplicaciones, que les permita al administrador del aula como al estudiante tener un buen desenvolvimiento en el intercambio del conocimiento.

El ministerio de educación, deberá incluir en su diseño curricular, las lenguas extranjeras como segundo idioma (de manera obligatoria), en la que los jóvenes al alcanzar la edad de la pre-adolescencia, hayan adquirido los idiomas de manera fluida.

¿Por qué, en lugar de proliferar escuelas en todos los rincones del país, no se refuerza mejor, el ecosistema que compone el cuerpo docente, en la que muchos, todavía, no han tenido la oportunidad, de continuar sus estudios de maestrías, por no poder costearla de manera personal, en las universidades, por razones financieras? ¿Por qué, en lugar de estar, cambiando, cada año los libros, no intentamos, de ir haciendo las transiciones, con las tabletas electrónicas, que reducirían, considerablemente, el costo de los libros de textos? No estoy sugiriendo, que las apps reemplacen  los libros, solo estoy exponiendo, una alternativa, para reducir costos. Y que el excedente, vaya a reforzar al consorcio docente y dotarlos de mejores herramientas para el eficaz desempeño para transferir conocimiento. Es deber del Estado propiciar una mejora en el ámbito de formación intelectual del docente y del estudiante. Ellos son los actores principales del desarrollo de la nación.

El 4% del PIB orientado a la educación es vasto y suficiente, para que seamos mejores. Eso es mucho dinero.

Fuente: http://elsoldelasamericas.com/educacion-de-millenium-para-mejorar-nuestra-sociedad/

Imagen: http://www.relpe.org/wp-content/uploads/2016/01/DSC02804.jpg

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Niño, cómete las acelgas

España/08 junio 2016/Autor:Javier Sampedro/Fuente:El País

El cerebro infantil lucha entre su apetencia por el dulce y los consejos dietéticos de la madre

Una sociedad opulenta no siempre encaja con la naturaleza humana, que evolucionó en un contexto mucho más magro. Nacemos programados para comer dulces, grasas y todos los alimentos hipercalóricos que arruinarán nuestra salud futura, y cada vez es más esencial que el niño aprenda a controlar esas apetencias insalubres. Una investigación neurológica aclara ahora cómo se desarrolla el principal mecanismo de compensación: el niño incorpora un modelo del tipo de alimentos que le aconseja su madre, y dos partes de su cerebro luchan entre el deseo salvaje del pastel y el discreto encanto de la acelga que ha aprendido de mamá. He aquí el aprendizaje nutricional en acción.

En su alegoría del auriga, Platón representa el alma humana como un carro tirado por dos caballos, uno ruin y otro noble, que simbolizan la pasión desbocada y el impulso racional. El conductor (auriga) pasa las de Caín para evitar que cada caballo tire para su lado y llevar el carro a buen puerto. En términos neurológicos, el caballo ruin es el córtex prefrontal ventromedial, un módulo cerebral implicado en los circuitos del placer, o de la recompensa. Y el caballo noble es el córtex prefrontal dorsolateral, una región responsable del autocontrol. Todavía no sabemos exactamente dónde está el auriga –y hasta es posible que no exista—, pero eso es irrelevante para el actual estudio.

Amanda Bruce y sus colegas de la Universidad de Kansas han estudiado a 25 niños de 8 a 14 años de edad con una combinación de pruebas psicológicas de comportamiento e imágenes de su cerebro en acción con resonancia magnética funcional. Les han pedido, para empezar, que puntúen 60 alimentos (manzanas, coles, patatas fritas, gominolas y así hasta 60) según dos criterios: si les gustaría comérselos y si a su madre les gustaría que se los comieran. También han examinado la actividad de su cerebro mientras tomaban esas decisiones penosas.

Los resultados, que presentan en Nature Communications, muestran que la elección del niño se debe a una combinación de sus apetitos salvajes con lo que, según entienden, su madre habría elegido para ellos. La resonancia magnética ha demostrado luego que la activación del córtex prefrontal ventromedial (el caballo ruin) se correlaciona con las preferencias personales del niño; y que la activación del córtex prefrontal dorsolateral (el caballo noble) lo hace con las preferencias de la madre que el niño ha internalizado. Bien por la alegoría del auriga.

Pero hay un tercer resultado que se le escapó por completo a Platón: que la actividad del caballo noble reprime a la del caballo ruin. Esto, desde luego, alivia de forma considerable el esfuerzo del auriga. El caballo noble, en realidad, le da hecha buena parte del trabajo y, si se activa de manera vigorosa, garantiza por sí solo que las dos bestias tiren en la misma dirección. Como vimos antes, es posible que el auriga no exista, es decir, que no sea más que un sistema emergente formado por caballos autónomos.

En cualquier caso, los resultados revelan la importancia clave de los mensajes que la madre –o el conjunto de los padres y los educadores— transmiten a su desconcertada prole. Incluso a una edad tan temprana como los ocho años, y tal vez incluso antes, esos mensajes van a formar parte de su cerebro, literalmente. Así que, aunque a la niña le gusten los pasteles, los padres deben insistir en que se coma las acelgas. Aunque no lo haga, pero díselo.

Fuente:

http://elpais.com/elpais/2016/06/07/ciencia/1465288012_134774.html

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La estafa de los Cereales: ¿qué hay realmente en el desayuno de nuestros niños?

08 junio 2016/ Fuente : Ecoportal

Por Ecoportal.- “Cuando pensamos en el desayuno de los niños y nos influye el marketing, lo asociamos de inmediato a la presencia de cereales, un producto que nos han vendido como “sanísimo”, pero que si miramos sus componentes no siempre resulta así.”

¿Sabemos qué comemos?

Es importante saber qué se esconde exactamente detrás de los componentes de los cereales que les damos a nuestros hijos y los que muchos de nosotros consumimos asiduamente en el desayuno, creyendo erróneamente a veces, que estamos tomando una comida saludable.

Estos son los componentes que debemos cerciorarnos que no estén presentes en los cereales que compramos, por más naturales que nos digan que son. Debemos tomarnos un momento y revisar las etiquetas para saber qué estamos consumiendo.

Muchos cereales tienen un alto contenido de azúcares (de hecho los “inflan” con esta sustancia) y en general cuando en las etiquetas dice “azúcares” el de maíz o fructosa está casi siempre presente. Pero lo que no aclaran es el origen de estos endulzantes ni que muchos de ellos están hechos con maíz  transgénico u OMG; así que a menos que se especifique lo contrario, no hay más remedio que dudar.

Aceites hidrogenados

Este tipo de aceites contienen grasas trans, que están relacionadas con el cáncer, las enfermedades del corazón y los problemas inmunológicos. Los aceites hidrogenados están llenos de grasas saturadas.

Además, algunas empresas etiquetan simplemente «aceites hidrogenados», por lo que no se puede estar seguro de si hay grasas trans en el producto y en general si hay menos de 0.5 gramos de grasas trans por porción, las empresas pueden escribir «0 gramos de grasas trans».

BHA

Este aditivo se ha relacionado con el cáncer en algunos estudios. Los Institutos Nacionales y los Programas Nacionales de Toxicología de la Salud de EEUU han llegado a la conclusión de que «es razonable predecir que el BHA es un carcinógeno humano».

Lecitina de soja

En general es un derivado de la soja transgénica y de acuerdo con el Instituto Cornucopia este aditivo a menudo contiene toxinas. El procesamiento de la lecitina de soja muchas veces implica el uso de hexano del que es posible que queden trazas o residuos y es un elemento que está registrado por la OMS como un carcinógeno potencial y neurotóxico.

Achiote

Este saborizante natural está resultando bastante polémico ya que la WebMD alerta de que puede afectar los niveles de azúcar en la sangre, por lo que no debería ser consumido por personas con diabetes y menos aun si son niños. También se lo ha relacionado con las alergias, la intolerancia, los dolores de cabeza y la irritabilidad.

Procesamiento

La mayoría de los cereales se fabrican utilizando un proceso llamado “de extrusión” que expone a los granos a altos niveles de calor y presión, lo que cambia la naturaleza química de los mismo, convirtiéndolos en alimentos procesados y destruyendo la mayor parte de los nutrientes naturales de los granos. Por esta razón, muchos cereales se fortifican con vitaminas y minerales, aunque la extrusión puede destruir los nutrientes añadidos también.

Alimentos fortificados

Algunos fabricantes de cereales tratan de encubrir su alto contenido de azúcar con la fortificación, es decir la adición de nuevos nutrientes después de hechos, ya que la extrusión puede eliminar estos agregados también.

Otro de los problemas con los alimentos enriquecidos es que algunos pueden contener demasiados nutrientes y acabar siendo tóxicos. Un Grupo de Trabajo Ambiental hizo un estudio de los principales cereales infantiles y encontró que en una porción normal el contenido de cinc, niacina y Vitamina A era mucho mayor que la DDR (dosis diaria recomendada) para un niño.

Colorantes

Muchos cereales utilizan colorantes artificiales de los que a veces solo mencionan una cantidad de números y letras que en realidad es la codificación del mismo, pero en la etiqueta en realidad no dan información fiable de qué es lo que realmente están poniéndole al desayuno de nuestros hijos.

Saborizantes

Con los saborizantes pasa igual que con los colorantes o los aromatizantes (éstos últimos también pueden contener ftalatos y las empresas no están obligadas a mencionar este “detalle” en las etiquetas), solo se pone un código, pero no sabemos los componentes ni el grado de toxicidad que éstos puedan tener.

Una reflexión final

No hay dudas que el desayuno es la comida principal y que debe ser sano, abundante y nutritivo, pero ¿tiene que tener cereales de coloridas cajas y prestigio televisivo? Un desayuno de frutas de temporada, pan integral, mermeladas naturales, jamón o embutidos ecológicos y/o verduras orgánicas, puede contener todos los nutrientes necesarios y ninguno de los elementos que mencionamos antes.

Debemos comenzar a ser conscientes de que no todo lo que sale en la TV es sano porque sus anunciantes lo digan y que como consumidores y compradores tenemos derecho a decidir qué es lo que comemos y qué no. Al fin y al cabo somos nosotros los que pagamos lo que llevamos a nuestra mesa, elijámoslo bien.Ecoportal.net

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