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¿Qué es el Humanismo Digital?

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Debemos ponernos en la ruta del “Humanismo Digital”, haciendo posible su obligada “entrada”. En un futuro muy cercano las Humanidades serán Humanidades Digitales o no serán nada.

Impulsados por la Cuarta Revolución Industrial, hay que ir al encuentro del Humansimo Digital porque la revolución digital está alcanzando unos niveles de desarrollo y complejidad que nos ponen frente a dilemas éticos cada vez más urgentes debido a las extraordinarias repercusiones sociales, económicas, políticas y culturales que causa aceleradamente la automatización del mundo.

El Humanismo Digital no se hace esperar. En el 2015 la empresa consultora Gartner, publicó  el estudio “Embracing Digital Humanism”, en el cual precisó  que: «Las empresas que adoptan el Humanismo Digital utilizan la tecnología para redefinir la forma en que las personas logran sus objetivos. Permiten a las personas lograr cosas que antes no podían”.

Otro hito para comprender la necesaria sintonía entre tecnología y humanidades  es el “Manifiesto de Viena sobre el Humanismo Digital”, firmado en el mes de mayo del 2019 por unas cuarenta autoridades científicas y académicas de las más importantes universidades de Europa y Estados Unidos.

El Manifiesto declara que su propósito “no es solo frenar los inconvenientes de las tecnologías de la información y la comunicación, sino también fomentar la innovación centrada en el ser humano. Llamamos a un Humanismo Digital que describa, analice y, lo más importante, influya en la compleja interacción de la tecnología y la humanidad, para una vida y una sociedad mejores, respetando plenamente los derechos humanos universales”.

Pasamos a  una definición de Humanismo Digital. El HD puede considerarse como el resultado de una nueva convergencia de nuestro patrimonio cultural junto con la tecnología digital, abriendo un espacio sin precedentes para la sociabilidad, el aprendizaje y el trabajo. Esta “convergencia” redistribuye los conceptos y objetos, así como las prácticas asociadas a ellos, dentro de un ambiente virtual.

El humanismo digital es el proceso de búsqueda de respuestas a cómo debemos usar la tecnología para multiplicar sus posibilidades. Es un esquema que nos mueve a restaurar los valores humanistas clásicos en el uso y los fines de la tecnología, que debe estar siempre al servicio del ser humano para hacer la vida más segura y plena.

Nos referimos a  un  humanismo que nos hace tener presente nuestra necesidad de cuidados, de empatía, de generosidad y solidaridad hacia los otros; que siga defendiendo nuestra privacidad y la libertad para elegir acerca de los avances tecnológicos buscando el respeto de nuestro bienestar y nuestra autonomía moral.

Las Humanidades Digitales representan también un conjunto de ideales y principios que valoran las acciones humanas y los valores morales (el respeto, la justicia, el honor, el amor, la libertad, la solidaridad y otros). Para los humanistas, los seres humanos son responsables de la creación y desarrollo de estos valores.

Los instrumentos analíticos digitales basados en datos para la investigación en Humanidades en Europa y Estados Unidos muestran un amplio progreso,  convirtiéndose en una característica definitoria de la práctica de las Humanidades digitales en estos contextos, dando origen a la Alianza de Organizaciones de Humanidades Digitales (Alliance of Digital Humanities Organizations (ADHO) que agrupa un amplio número de asociaciones nacionales y cientos de universidades, muchas de las cuales ofrecen Maestrías y Doctorados en Humanidades Digitales..

En Latinoamérica, muchos gobiernos vienen realizando grandes esfuerzo para construir infraestructuras digitales públicas en las áreas de la ciudadanía digital. Sin embargo,  esto no ha ocurrido en campos como las Humanidades.

En cuanto a la participación de asociaciones  y universidades, sólo México, Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Uruguay han logrado desarrollar alianzas público privadas para el desarrollo de las Humanidades Digitales.. ¡En nuestro país las HD son todavía una materia pendiente!

En la era digital, la tecnología es portadora de  la posibilidad del fomento y fortalecimiento de la democracia. Es por esto que muchos consideran que este concepto será el “Nuevo Renacimiento”, que permitirá que el Internet sea más poderoso que la imprenta a través del movimiento humanista, libre de censura.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/que-es-el-humanismo-digital-9008308.html

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Educación: Tercer año de gobierno

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«Se requiere una política educativa focalizada y consistente para revalorar al magisterio nacional…»

A tres años del inicio del gobierno de la Cuarta Transformación (4T) de la vida pública del país, los principales pendientes se sostienen. Reducir la pobreza como estrategia doble: fortalecer la cohesión y recuperar la paz sociales (disminuir la delincuencia y la inseguridad). Lograr, como aparato de Estado, resultados positivos en el combate a la corrupción y la impunidad. Más allá de las operaciones que realiza el gobierno federal, me parece que son las instituciones del Estado mexicano, como la Fiscalía General y los poderes Legislativo y Judicial, las que habrían de dar resultados en esa dirección.

Hasta el día de hoy, no se ven claros tampoco los rasgos del cambio significativo de régimen de la 4T, en materia de educación pública. En lo que sigue expondré las evidencias y las razones por las cuales considero que “el no cambio” se ha establecido (en sus contenidos ni en sus formas) en el ámbito de la educación en México, al cumplirse tres años de la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Lo he dicho antes y hoy lo sostengo: La iniciativa de reforma educativa del gobierno de AMLO ha sido “contestataria”, pues no ha existido, hasta ahora, un proyecto alternativo de educación que sea consistente y que contenga un nítido contraste con las políticas públicas anteriores.

En su lugar, el nuevo gobierno (2018-2024) concertó con las bases disidentes y sus dirigentes, los términos de la siguiente etapa de la reforma educativa. Así, el Acuerdo Nacional por la Educación y la llamada Nueva Escuela Mexicana parecen ser el resultado de una concertación con las fuerzas institucionales (dirigencia oficial del SNTE) y los representantes de la disidencia magisterial, a través de un discurso o una retórica cuyos contenidos eran más reivindicatorios de demandas gremiales (no a la reforma basada en una Evaluación Punitiva), que de un verdadero planteamiento alternativo o innovador, amplio, en materia de educación pública.

Con esa dinámica, que consistió en eliminar del texto constitucional y de la legislación educativa a la denominada “evaluación para la permanencia” en el puesto, a través de una mal diseñada evaluación de desempeño, (como lo ha señalado el doctor Ángel Díaz Barriga en varias publicaciones), se evidenció que la fuerza de la nueva reforma educativa (2019) estaría en su condición y en su derecho de “hacer caer” a la anterior. Aunque no calificaría a la actual reforma educativa de reaccionaria, sí diría que es contestataria, reactiva o producto de la concertación con las fuerzas políticas opositoras, sobre todo en el frente legislativo.

No encuentro cambios significativos ni trascendentes en el llamado Acuerdo Nacional por la Educación, cuando se mantienen intactos una serie de dispositivos que han dejado los gobiernos que emplearon políticas públicas de sello neoliberal en el ámbito educativo (léase, sobre todo, los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto).

Esto lo digo en términos de la instalación de un discurso “pro-gerencialista” en el seno mismo de la escuela pública: La gestión de la Calidad como paradigma universal; la lógica de la Mejora Continua con pretensiones absurdas de “neutralidad ideológica”. (Lo mismo que ha sucedido con la noción de Competencias educativas).

Así, las ideas de la Calidad Total y del círculo de la Mejora Continua eran aceptadas, acríticamente, como nociones “naturales” o “sustanciales” a la vida de la escuela pública. ¿Acaso vinieron de otro lado esos desarrollos gerencialistas? ¿Los intentos de la “nueva gerencia” empresarial para gestionar y producir bienes y servicios, así como reconvertir los patrones del consumo y renovar los factores de la acumulación capitalistas, en una era de reactivación de las economías de la posguerra, era un “desarrollo natural”?¿No hay nada que discutir sobre la idea de la “mejora continua”?

El esquema de Estado mexicano, en la era de la 4T, no contempla polemizar con ese pasado gerencialista en particular (pienso en la mayoría legislativa de Morena y aliados políticos, en los funcionarios de alto nivel de la SEP, etc.). Todo lo contrario, se decidió caminar por el rumbo de la Mejora Continua en la educación; tanto así que creó, vía el Poder Legislativo y por iniciativa del Ejecutivo, una ley para la Mejora Continua de la Educación, así como una Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (como organismo público no autónomo), en sustitución del finado Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que contaba con autonomía constitucional.

Mientras tanto, y pese a que los diseñadores institucionales de la 4T empezaron a hablar de “Excelencia” Educativa, sin un aparato conceptual que le diera sustento ni fundamento teórico-metodológico, durante estos tres años la educación pública ha estado ausente de un proyecto propio y alternativo.

Se abandonó, lamentablemente, el otro camino que quedaba y que consistía en discutir a fondo el modelo imperante o hegemónico de la “Calidad de la Educación” (que significaba evaluar las políticas públicas con orientación hacia la calidad, tal como la definen los organismos internacionales); eso se hizo, en vez de proscribir al concepto y colocar en su lugar a otro membrete, que carece de articulación y de consistencia conceptual: la llamada “Excelencia”.

Por otra parte, no es hora en que se aprecie un cambio orgánico en materia curricular. La maestras y los maestros de la educación básica, en específico, señalan que las indicaciones de las autoridades federales y estatales, es “continuar con lo dispuesto en 2017″, cuando se dio a conocer el llamado Nuevo Modelo Educativo de la pasada administración federal. Entonces ¿Cuáles son los elementos del cambio curricular que requiere la escuela pública en los niveles de la educación básica con el nuevo régimen? ¿Cuál es el sentido y el contenido (con sus respectivos métodos) del cambio en la educación media y superior en México en esta era transformadora? ¿Cuál es el horizonte al que llevará o sobre el cual se inspirará la 4T en materia educativa?

En el sector educativo se requiere, de manera urgente, una reorientación de las políticas públicas. Sobre todo, es necesario recuperar o relanzar, en los hechos, una política focalizada y consistente de revaloración del magisterio nacional. Ello significa, no sólo aumentar el salario de las maestras y los maestros, sino también poner en marcha un amplio programa de actualización magisterial y de fortalecimiento del trabajo que realizan los profesionales de la educación en servicio. Además de generar condiciones laborales más adecuadas (conectividad gratuita, apoyo en equipos electrónicos y de comunicación, etc.), de manera sobresaliente ante la reconversión (que llegó para quedarse) de la labor docente y directiva en las escuelas, que se ha dado durante las crisis sanitaria y económica. Y con ello no reivindico las improvisaciones que significaron los programas “Aprende en Casa” (SEP).

Obviamente, junto con lo anterior, el país demanda de una reorganización de las políticas públicas educativas dirigidas a la formación inicial de las maestras y los maestros de la educación obligatoria. El trato que se les ha dado a las escuelas normales, UPN y centros de actualización del magisterio, en el orden presupuestal, no es el que conviene al país. Todo lo contrario: el Estado mexicano tendría que ser el primero en cuidar los procesos de formación inicial de las y los profesores de la escuela pública, a través de instituciones formadoras de maestras y maestros fortalecidas y en permanente transformación. Esa es la inversión más sólida y consistente que puede lograr una nación. ¿De qué nos servirán instituciones educativas abandonadas para que lleven a cabo la gigantesca y estratégica tarea de transformar las prácticas docentes y directivas escolares, que son la base del sistema educativo nacional?

Restan poco menos de tres años para que concluya el periodo de este gobierno federal de la Cuarta Transformación. El proceso es complejo. No hay que olvidar que el empuje de una transformación social y del cambio de régimen político, si surge desde abajo, va. De lo contrario, dicha transformación social será sólo una ilusión.

En resumen, el país no cuenta con una plataforma alternativa clara en lo educativo, sino que, en todo caso, se han logrado delinear apenas unas políticas públicas que han buscado desmontar la parte del contenido legal de la anterior plataforma política; pero que, en los hechos, se vive como un “continuismo” para el conjunto del magisterio, en lo sustantivo del trabajo cotidiano que se lleva a cabo en las escuelas y en las aulas. Lo cual se suma como un elemento adicional a la crisis del reformismo educativo en México.

Juan Carlos Miranda Arroyo en Twitter: @jcma23

Fuente: https://profelandia.com/educacion-tercer-ano-de-gobierno/

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Ser niño en el mundo de las prisas

Por: Marina Borrás

En una era marcada por la inmediatez es necesario fomentar la paciencia y el uso responsable de las tecnologías

Necesitamos algo, y podemos pedirlo online y tenerlo en nuestra casa en tan solo 24h. No sabemos cómo hacer una receta y, a golpe de clic, tenemos miles de tutoriales. Un amigo nos envía un audio largo por WhatsApp y podemos escucharlo en la mitad de tiempo, al igual que los vídeos de Youtube o las series de Netflix. En definitiva: la inmediatez es el pan nuestro de cada día desde que las tecnologías llegaron para quedarse.

Y no es solo una cuestión tecnológica, es que vivimos corriendo. El estilo de vida que llevamos no suele propiciar la calma y la serenidad, sino más bien todo lo contrario: prisas, impaciencia y repetir constantemente “corre, que no llegamos”. ¿Y cómo viven esto nuestros niños y niñas?

Cómo reacciona el cerebro ante las tecnologías

La sobreestimulación tecnológica hace referencia al fenómeno a través del cual recibimos una gran cantidad de estímulos que hacen que nuestro cerebro esté expuesto a constantes señales de movimiento, luz, sonido… de forma instantánea y casi sin descanso para nuestros sentidos.

Esta recepción de estímulos en el cerebro de un niño o niña, que está en pleno desarrollo, es especialmente preocupante, pues afecta en gran medida a la capacidad de concentración. Como nos contó Catherine L’Ecuyer en uno de los eventos de Educar es Todo, “una exposición prolongada a cambios rápidos de imágenes durante los primeros años de vida condicionaría la mente a niveles de estímulos más altos, lo que llevaría a una falta de atención más adelante en la vida”.

La exposición prolongada a las tecnologías en los primeros años de vida puede llevar a una falta de atención más adelante en la vida
La exposición prolongada a las tecnologías en los primeros años de vida puede llevar a una falta de atención más adelante en la vida UNSPLASH

Es decir, si los niños se acostumbran a recibir estímulos intensos durante los primeros años de su vida provenientes de las tablets, móviles, televisiones y demás dispositivos, luego será más probable que les cueste prestar atención en clase, concentrarse leyendo un libro o divertirse con un juego de mesa. En definitiva, la vida real les parecerá un aburrimiento en comparación con la vida virtual.

Niños sobreestimulados, cerebros anestesiados

Para que entendamos mejor cómo se da este proceso, la psiquiatra Marian Rojas Estapé explica que “la atención se sitúa en la corteza prefrontal y, cuando un bebé nace, esta es profundamente inmadura”. “La corteza prefrontal de un bebé se activa con tres cosas: luz, sonido y movimiento”. Justo lo que ofrecen los dispositivos tecnológicos.

Las prisas facilitan la sobreprotección

Ahora que ya sabemos los efectos de la exposición excesiva de los niños a la tecnología, hay otro tema del que no nos podemos olvidar y que también viene propiciado por nuestro estilo de vida marcado por las prisas: la sobreprotección.

Muchas veces, nos vemos tan agobiados y nos cuesta tanto llegar a todo, que acabamos haciendo por nuestros hijos cosas que ya podrían hacer por ellos mismos, por ejemplo: vestirles, darles de comer, prepararles la mochila para el colegio…

Lo hacemos con muy buena intención, sin duda, pero lo cierto es que les estamos mandando el mensaje velado de “ya lo hago yo, que tú no puedes” o “no creo que seas capaz”, y esto no va a beneficiar en nada a nuestros pequeños.

Con este tipo de acciones, entre otras, no estamos fomentando la autonomía de nuestros hijos en pro de nuestra comodidad. ¿Y es eso lo que queremos?

5 claves para alejarnos de la inmediatez:

  1.  Estableced un horario en el que no se usarán los móviles ni la televisión. Igual que hay una rutina para sentarse a comer, puedes crear una rutina para jugar en familia o charlar.
  2.  Realizad actividades al aire libre y enseñadle juegos que se disfrutan más fuera de casa.
  3.  Leed un cuento antes de dormir. Una historia breve, un capítulo de un libro…todo es bueno para fomentar su gusto por la lectura y ayudarle a relajarse para dormir.
  4.  Vuelve a los juegos de mesa: de preguntas, de adivinanzas, de mímica, de plastilina, de cartas, etc. Un campeonato de juegos de mesa puede ser tan divertido como cualquier consola.
  5.  Podéis aprender a cocinar una receta fácil juntos o decorar un mueble que tengáis por casa: involúcrale en las tareas cotidianas y enséñale a valorar el proceso tanto como el resultado. ¡El camino siempre se disfruta más sin prisas!

Fuente de la información e imagen:  https://www.laopinioncoruna.es

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El trabajo docente frente al rezago educativo

Por: Sergio Martínez Dunstan

«Como bien se sabe, el cierre de las escuelas trajo consigo la necesidad de implementar otras modalidades educativas dada la imposibilidad de seguir haciéndolo de manera presencial…»

Es muy complicado hablar en estos momentos de un escenario poscoronavírico en la educación. Existen pocos indicios para considerar que la emergencia sanitaria finalice en el corto plazo. El panorama es aún mas incierto considerando la aparición de la variante ómicron. Hoy en día, otras pandemias persisten a pesar del tiempo transcurrido desde su aparición. Por ejemplo el SIDA, el ébola o la influenza. En 2003 apareció el SARS y a fines del 2019 el COVID – 19. Este último, ha representado un desafío de proporciones mayúsculas para la educación que ha marcado un antes y un después. Ha afectado con mayor severidad a quienes provienen de entornos desfavorecidos, acentuó las inequidades, ha puesto en jaque a la inclusión, agravó el abandono escolar entre otras consecuencias. Por estas razones, resulta conveniente analizar el trabajo de los docentes bajo las circunstancias actuales.

El periodo lectivo próximo pasado concluyó al finalizar el onceavo mes del año mientras que el que transcurre dio inicio al día siguiente según consta en el Oficio No. DGAIR-DGDC/391/2021 a través de cual se regulan las acciones para la conclusión del ciclo escolar 2020-2021 en educación básica. Dadas las circunstancias, los maestros tendrán que tomar una gran decisión a la luz del comunicado oficial referido. En el numeral segundo se establece: “El periodo extraordinario de recuperación concluye el 30 de noviembre y la implementación del plan de atención para todos los educandos podrá extenderse durante el ciclo escolar 2021 – 2022 de conformidad con los numerales Cuarto del Acuerdo Número 16/06/21 y Primero, fracción II del  Acuerdo Número 23/08/21”.

Siendo así, lo profesores se colocan ante dos alternativas:

Primera. Continuar con el periodo de recuperación. Con ello, se avalaría en los hechos la pérdida de aprendizajes a consecuencia del confinamiento impuesto a la población a lo largo de diecisiete meses. Como bien se sabe, el cierre de las escuelas trajo consigo la necesidad de implementar otras modalidades educativas dada la imposibilidad de seguir haciéndolo de manera presencial porque está en riesgo la salud de la población escolar. Siendo así, el enorme rezago educativo se le endosaría al magisterio.

Segunda. Iniciar formalmente el grado que actualmente imparte. De esta manera, se haría frente a un extraordinario desafío de dimensiones mayúsculas para el trabajo docente en el aula. Esto es, lograr los aprendizajes esperados correspondientes a tres periodos curriculares en dos periodos de evaluación. Es sumamente difícil de alcanzarlo. Para lo cual, se requiere, seleccionar una parte del conjunto total de aprendizajes esperados del grado respectivo de acuerdo con los programas de estudio.

En aras de priorizar los aprendizajes más importantes, de esta segunda alternativa a su vez, se vislumbran dos maneras de hacerlo.

  1. Recurrir a su experiencia y considerar los resultados de la valoración diagnóstica. Sería muy apropiada a los conocimientos previos de sus alumnos aunque debiera sustentarlo pedagógicamente. O, en dado caso,
  2. Tomar en cuenta el eventual programa de estudios surgido del modelo emergente aún en ciernes, el de la nueva escuela mexicana, a la que la SEP le ha llamado Aprendizajes Fundamentales Imprescindibles (AFI). Tendría la ventaja de apegarse a los lineamientos oficialmente establecidos evitándose con ello una posible justificación. Aunque estaría, en contraparte, menos relacionado con los antecedentes académicos de los estudiantes. Además, se acotaría a sólo dos componentes curriculares: Lenguaje y comunicación, Lengua Materna Español así como el pensamiento matemático y las matemáticas según el nivel educativo y grado de estudios. Tendría que hacerse algo similar para el resto de los componentes curriculares y las áreas de desarrollo personal y social del modelo emergente.

El modelo educativo emergente retoma, de los aprendizajes clave para la educación integral, los campos de formación académica y las áreas de desarrollo personal y social  — mismos objetivos curriculares y horas lectivas para todos los alumnos a nivel nacional. Por otra parte, la atención a la diversidad y a las necesidades e intereses individuales se proyecta en los ámbitos de autonomía curricular con la obligación de que los colectivos implementaran clubes escolares aunque al final de cuentas quedó en la flexibilidad de llevarlo a cabo sin que impacten en la acreditación, promoción y certificación, es decir sin que se reflejaran en las boletas de evaluación. Adicionalmente, se incorporan nuevas temáticas como la activación física, el fortalecimiento de la formación cívica y ética así como vida saludable. Las adecuaciones representan la armonización de una transición y flexibilidad que facilite la renovación curricular. El modelo educativo emergente se plasma en buena medida en las normas de evaluación establecidas en el Acuerdo Número 11/03/19. Mientras que la currícula eventual nace de la necesidad de priorizar los aprendizajes esperados del modelo educativo emergente. Esta complejidad técnica conlleva a hallar la relación entre los aprendizajes clave (concretados en los rasgos del perfil), los aprendizajes esperados (unidad mínima curricular para ser enseñada y evaluada) y los aprendizajes fundamentales imprescindibles. No es un asunto menor sino todo lo contrario. Seguirá siendo toda una odisea en tanto brille por su ausencia el modelo educativo de la nueva escuela mexicana.

De las dos alternativas mencionadas (continuar con el período de recuperación o iniciar formalmente el grado que actualmente imparte), percibo una tercera vía caracterizada por la improvisación, las ocurrencias, la simulación, la irresponsabilidad. Y también veo con gran optimismo y esperanza que esta opción no es la más socorrida por los maestros. Si no que andan en la búsqueda de desenredar el nudo gordiano que le han impuesto. Hace falta humildad de las autoridades educativas para reconocerlo, enaltecerlo, estimularlo. No sólo palabras huecas para ponderar la reforma educativa actual poniendo obstáculos. Sería un gran paso, en los hechos, hacia la revalorización de los maestros y el trabajo docente. Ojalá que sea humildad si no es que también pudiera ser una visión obtusa.

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información: https://profelandia.com

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La USICAMM: el año de la desvalorización docente

Por: Abelardo Carro Nava

«Curiosamente, la desvalorización del magisterio en lo que va de este año, ha pasado por las manos de dos profesoras que conocen los recovecos del Sistema Educativo Mexicano…»

Algunos años han pasado desde aquel 19 de septiembre de 2019, cuando se aseguró, que ese día sería histórico para el país en materia educativa pues, según la presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Adela Piña, caería de manera completa y plena la mal llamada reforma educativa de 2013 (Diputadas y Diputados de Morena, LXIV Legislatura, 2019). Algunos años han pasado desde que, en tribuna, la misma Diputada afirmó que dicha reforma fue impuesta y violenta y, por lo cual, surgía un gran acuerdo educativo, producto del diálogo y el trabajo colaborativo realizado por el ex Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, a través de diversos foros de consulta. Algunos años han pasado desde que la bancada morenista gritó a los cuatro vientos: ¡ya cayó, ya cayó, la reforma ya cayó! (https://www.youtube.com/watch?v=j6iI-9KxjRI), asegurando el total desmantelamiento de esa reforma que, como sabemos, fue punitiva.

No fue suficiente la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), tampoco la “supuesta” eliminación de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) y, mucho menos, aprobar la reforma educativa del 2019. La precariedad laboral del magisterio sigue a tambor batiente en eso que se ha denominado “la cuarta transformación de México”. Muestra de ello, es el paupérrimo trabajo que ha venido realizando la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) cuya titular, hoy día, es la que en su momento aseguró la caída una reforma violenta y el desmantelamiento de un sistema que agravió a los trabajadores de la educación.

Hay que decirlo, esta Unidad, es una copia mal hecha de lo que en su momento fue la CNSPD. Coordinación que, también hay que decirlo, no ha desaparecido; sigue tan vigente como en aquellos días en los que el peñanietismo, a través de Aurelio Nuño, violentaba los derechos laborales y profesionales de miles de trabajadores de la educación.

Sí, la violencia física que se vivió con la implementación de la mal llamada reforma educativa se trasladó a una violencia simbólica pues, según Bourdieu, dicha violencia es manifiesta cuando en una relación social, el “dominador”, ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente en contra de los “dominados”.

¿De qué otra manera se explica el estado de indefensión al que han sido sometidos los maestros por una autoridad que no acepta que el proceso diseñado para que pueda participar en un determinado “concurso” estuvo mal operado?, ¿de qué otra manera se explica la serie de inconsistencias administrativas que poco favorecieron la posibilidad de que el profesorado mexicano participara en ese proceso cuando cumplía con todos los requisitos pero que no fueron tomados en cuenta porque una plataforma no servía?, ¿de qué otra manera se explica la inoperancia de una plataforma “evaluadora” que enrareció los procesos evaluativos de todos los participantes en esos concursos mal operados?, ¿de qué otra manera se explica el establecimiento de una clasificación entre los mejores maestros que obtuvieron un estímulo en este año de aquellos que, por voluntad propia, no desearon participar?,  ¿de qué otra manera se explica el impulso de un programa neoliberal de estímulos económicos, en un gobierno antineoliberal, y no una mejora sustancial en el salario de todo el magisterio? ¿Gatorpardismo puro?

Sí, hace unos días, mediante comunicado oficial (Boletín No. 286), la Secretaría de Educación Pública (SEP), informó que 24 mil maestras y maestros obtendrían un incentivo económico en los procesos de promoción horizontal en 2021 (SEP, 2021). Sí, en tal comunicado, paradójicamente, la USICAMM informó que en un solo año se estaría otorgando casi la totalidad de los 25 mil incentivos que se asignaron en los últimos años de la administración pasada (SEP, 2021), es decir, ¿que ellos son iguales pero diferentes de aquellos? Esto, solo confirma lo que tantas veces he referido en diversos artículos: la CNSPD solo cambió de nombre.

Y luego, para variar, la aseveración que de nueva cuenta confirma el establecimiento de un programa neoliberal de estímulos salariales en un gobierno que no comulga con el neoliberalismo: en este primer año de operación, a través de los procesos de promoción horizontal que llevó a cabo la USICAMM, se beneficiaron a poco más de 20 mil maestras y maestros con un incentivo económico (SEP, 2021). ¿Y los más de un millón de profesores que laboran en educación básica de qué manera se han beneficiado o se les ha beneficiado si el incremento salarial anual es paupérrimo, el trabajo se ha triplicado y las condiciones laborales y profesionales son, mayormente, inaceptables?

Sí, fue una participación voluntaria del magisterio, pero tanto la convocatoria como el proceso que siguió la operación de, por ejemplo, el programa de promoción horizontal, dejó fuera a muchos de los concursantes quienes, a través de los medios institucionales recibieron las más inverosímiles respuestas a sus demandas que, desde luego, ensuciaron dicho proceso.

No, esto no significa demeritar el logro alcanzado por aquellos que obtuvieron el tan anhelado estímulo. Por el contrario, su preparación, capacidad, habilidad y conocimiento favorecieron el éxito en cada una de las etapas por las que, cuyo calvario, transitaron. Sin embargo, si de equidad y justicia se trata, hay que decir que otros tantos (muchos) se quedaron fuera del mismo por la simple y llana inoperatividad de esa Unidad administrativa y el establecimiento de una serie de requisitos inadmisibles cuando, como se sabe, la docencia se vive en el aula.

Sí, en los últimos días y semanas, se ha dejado ver la titular de la USICAMM en sendas reuniones con diversas autoridades educativas de distintas partes de la República Mexicana, no así con las maestras y los maestros que han padecido los estragos de un programa erróneamente implementado. ¿Diálogos a conveniencia?

Curiosamente, la desvalorización del magisterio en lo que va de este año, ha pasado por las manos de dos profesoras que conocen los recovecos del Sistema Educativo Mexicano (SEM); ¿se imagina lo que en este momento estaríamos dialogando si, los resultados expuestos, los hubiera dado a conocer Aurelio Nuño?

¿Por qué no pensar y actuar para lograr una mejora salarial del profesorado mexicano?, ¿por qué no pensar y actuar para brindar las mejores condiciones laborales y profesionales de los trabajadores de la educación?, ¿por qué no pensar y actuar para contar con un esquema de capacitación, actualización y profesionalización magisterial que redunde en logros efectivos en cada una de las escuelas y aulas de ese SEM?, ¿por qué no pensar y actuar hacia otras formas de valoración del quehacer docente en sus respectivos centros de trabajo?, ¿por qué no pensar y actuar para dejar atrás el romántico discurso de una tan prometida revalorización docente que nada más no acaba de hacerse una realidad?

Al tiempo.

Referencias bibliográficas:

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La identidad negra y el racismo

Por: Emmanuel Sogah

Introducción

Tabla 1 – Censo Estadounidense sobre un sistema de categorización étnica y racial

Alrededor del mundo, los nativos africanos y las Personas de Ascendencia Africana (PAD por sus siglas en inglés) o las personas de tez oscura se identifican como «negros». Y no es de sorprenderse, yo personalmente vi que los estadounidenses de tez oscura en las Filipinas y otras partes de Asia son comúnmente etiquetados como «negros americanos». Como tal, este artículo intenta abordar este calificativo racial y corregir el concepto erróneo de la identidad de los africanos y las personas de ascendencia africana, así mismo, educar al mundo de una manera que deconstruya la mentalidad racista sobre esta identidad de color de los pueblos étnicos de África.

El artículo describe de manera clara la calificación que experimentó un africano en Estados Unidos y argumenta en contra del racismo que existe hacia las personas de ascendencia africana (PAD por sus siglas en inglés) como «negras».

La primera experiencia de racismo de un Africano en Estados Unidos

En las primeras semanas de mi llegada a los Estados Unidos en la década de 1990, me encontré con un requisito grosero al tener que volver a identificarme como «negro», ya que tenía que llenar los formularios de inmigración y tarjeta de identificación y así sucesivamente. En cada formulario que tenía que llenar había una sección para la raza o etnia como se ilustra a continuación:
 Blanco;  Negro; Indio nativo ;  Isleño del Pacífico; Hispano/Latino;  Asiático;  Birracial/Otro____.

Naturalmente, al ver que ninguna de las categorías se aplica a mí, marqué la opción de «otro» y luego escribí «Africano». Después de llenar el formulario se lo presenté a la señora en el mostrador, era afroamericana. Ella tomó mi formulario, miró brevemente, tachó mi opción seleccionada de «otro» y marcó la categoría para «Negro». Así que pregunté en voz de protesta:

«Señora, ¿Por qué tachó lo que marqué? Soy africano, no soy negro”.

Ella me dio una mirada de desagrado y me preguntó: «¿Qué quieres decir con que no eres negro? Eres tan negro como mi negro trasero”.

Yo estaba tan sorprendido por su respuesta que no supe qué decir, además de guardar silencio. Esta situación me causó horas de tiempo de espera y al menos 2 días de ir y venir, ya que puso mi formulario debajo de la pila de otros formularios y me hizo esperar durante horas mientras procesaba los formularios de otros que estaban detrás de mí en la cola. Finalmente, después de 3 días de ir y venir obtuve mi licencia de conducir.

En la escuela de Teología en Washington DC, yo era el único africano en una clase de americanos, europeos y australianos «totalmente blancos». Muchos de mis compañeros de clase me esquivaban y, aunque algunos eran amigables, se debía a su curiosidad de que yo fuera africano y estudiara en una escuela de postgrado americana y que tenga aptitud académica y un inglés fluido.

Al final del primer semestre una de las profesoras me invitó a almorzar en un restaurante no muy lejos del campus. Mientras comíamos, me di cuenta de que me estaba mirando con entusiasmo mientras comía. Así que la miré y pregunté:

«¿No comes?»

Ella me miró por un segundo y me preguntó:

«¿Puedo hacerte una pregunta ignorante?»

«Por favor», dije.

«¿Comes en un entorno como este en África? Me refiero, ¿en un comedor con mesa, sillas, platos, tenedores, cuchillos y cucharas como esta?», preguntó señalando el arreglo de la mesa.

«Sí, lo hacemos», respondí. «Aunque en la mayoría de las casas, las familias se sientan alrededor de una mesa más pequeña y comen todos del mismo plato con las manos. Pero algunos otros comen en un ambiente occidentalizado exactamente como este”.

No soy Negro; Soy Africano-Una Realidad Antropológica

No soy negro, soy Africano

En el campo de la antropología, un aspecto muy básico y esencial de toda persona es la identidad humana. Esta define el origen de una persona y afirma su dignidad, valor, cultura y etnia. Además, la identidad humana no se define por la apariencia de una persona.

Como se puede ver en la «Tabla 1» anterior, la Oficina del Censo de los Estados Unidos ha estructurado las categorizaciones raciales y étnicas en su sistema estadístico, imponiendo el racismo sistémico.

El hecho es que nosotros, los nativos africanos, no nos identificamos como «negros» más de lo que los coreanos, los japoneses o los chinos se llegasen a identificar como «amarillos». Voy a explicar esto más a fondo.

En África Occidental, los Yoruba y los Igbos de Nigeria se refieren a los europeos y a otros occidentales como «Oyimbo» (oh-yeem-bow” y “Oyibo” (oh-yee-bow) respectivamente; lo cual significa «foráneo»; y los Hauses de Ghana y Nigeria se refieren a ellos como «Bature» [bar-too-ray] que significa, «el de ultramar» respectivamente. De manera similar, los Gãs y Akans de Ghana, se refieren a ellos como «Blorfonyo» (blaw-foe-gnow) y «Obroni» (oh-bro-nee) respectivamente, también significando, «uno de más allá de los océanos». Del mismo modo, los Wolofs de Gambia y Senegal se refieren a los europeos como «Tubab» (Too-bab), un «extranjero», y los Congos de África Central se refieren a ellos como «Ibam», (ee-bam), «externo» o «extranjero».

No existe un concepto de identificación racial o de «división de color» de la persona humana debido a la sombra o tez de la propia «piel» dentro del contexto cultural africano.

Sylviane Anna Diouf, una ardiente historiadora africana, expone en su libro bien investigado y muy aplaudido, Dreams of Africa in Alabama; The Slave Ship ‘Clotilda‘ y the Story of The Last Africans Brought to America, detalles de la terrible experiencia del último grupo de africanos secuestrados y contrabandeados por barco a los Estados Unidos como esclavos, a mediados de la década de 1860, incluso después de la abolición de la esclavitud, y su eventual libertad después de casi cinco años de trabajo esclavizado. En el libro, la Dra. Diouf señaló el hecho de que la comunidad de africanos de Clotilda Ship se esforzó por preservar su identidad como africanos —no «negros» — y trató de regresar a África, pero fracasó en todos sus esfuerzos por regresar. Como resultado, construyeron un asentamiento llamado «Pueblo Africano» no lejos de la ciudad de Mobile, Alabama, (Diouf, 2007, pp ii-ix).

¿Cómo y cuándo fueron los Africanos etiquetados como «negros» se impuso como su identidad?

A mediados del siglo XV (alrededor de 1445) el Príncipe Enrique, Navegante de Portugal, bajo el patrocinio colaborativo de su padre, el rey Juan I de Portugal y su sobrino, Juan II de Aragón (España), primo del Príncipe Enrique y su equipo de navegantes españoles y portugueses se dispuso a explorar la Costa Oeste de África, después de haber conquistado el Reino de Ceuta en Marruecos, en el Noroeste de África a principios de 1400. En un ensayo de 1866, «On The Physical and Mental Characteristics of The Negro», John Crawfurd, un escritor, abogado y explorador inglés, afirma que el encuentro de los portugueses con los nativos africanos y su descripción grosera de los mismos fue que los africanos eran «seres humanos peculiares con el cabello de la cabeza y otras partes del cuerpo siempre negros, y más o menos de la textura de la lana, con una piel negra de varios tonos» [De las Transacciones de la Sociedad Etnológica de Londres, Vol. 4 (1866), pág. 212].

Este desafortunado primer encuentro de los exploradores europeos con los nativos africanos y su descripción grosera de ellos resultó en que los exploradores crearan un «prejuicio» racial y la categorización contra África como seres humanos inferiores, lo que llevó a su posterior secuestro y esclavitud.

Una descripción No es una Identidad

Aunque la esclavitud fue formalmente abolida en los Estados Unidos por una Ley del Congreso aprobada el 31 de enero de 1865 y ratificada el 6 de diciembre de 1865 como enmienda 13 a la Constitución de los Estados Unidos de América. La generación esclavista de comerciantes y propietarios transmitió a sus generaciones futuras la percepción socio económica de los africanos como esclavos-comprados y poseídos como propiedad que proporcionaba el trabajo necesario para la riqueza agrícola e industrial—y por lo tanto como «seres inferiores». (https://www.archives.gov/historical-docs/13th-amendment/: Accessed Dec. 5, 2020).

El asesinato del 26 de mayo de 2020 de George Floyd, un estadounidense de ascendencia africana desarmado, por un oficial de la ley, es claramente indicativo de la percepción negativa en Estados Unidos y en todo el mundo, de las personas de ascendencia Africana como «seres humanos inferiores”. Antes de la muerte de Floyd, el oficial de policía «blanco» persistió en arrodillarse sobre el cuello de George Floyd, hasta su último suspiró impotente y quedando sin vida.

En conclusión, afirmo y sostengo que el racismo nunca existió hasta que los exploradores europeos en el continente africano decidieron que cierta población de la humanidad que se veía diferente de ellos eran seres humanos inferiores y concluyendo así, que deben haber dos clases o dos razas de seres humanos; una raza de seres humanos superiores y la de seres humanos inferiores. De ahí el nacimiento del racismo.

Me gustaría publicar una carga imperativa de responsabilidad humana, a todos los seres humanos para que miremos profundamente dentro de nosotros. Para ver qué es lo que nos hace humanos, la esencia de lo que somos, en lugar de etiquetar a otros seres humanos por su tez de piel o incluso su acento, como inferiores, y por lo tanto dividirnos por el color, como «negro».

NO soy negro. SOY Africano.

Fuente de la información e imagen:  https://www.pressenza.com

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Las mujeres dominan las universidades estadounidenses ¿qué les pasó a los hombres?

Por: Paulette Delgado

Actualmente las mujeres superan en número a los hombres en las universidades estadounidenses. Sólo el 40 % de los estudiantes universitarios en Estados Unidos son hombres.

Los expertos en educación en Estados Unidos se encuentran alarmados ya que la brecha de género en la educación superior va al alza. Según información del National Student Clearinghouse, un grupo de investigación sin fines de lucro, los hombres representan sólo el 40 % de los estudiantes universitarios en el periodo 2020-2021. Esto es algo que viene sucediendo desde años atrás. En los últimos cinco años, los hombres han representado más del 70 % de la disminución de estudiantes que entran a las universidades en Estados Unidos.

Esta brecha de género en la universidad atraviesa la etnia, la geografía y el entorno económico. Antes, los hombres blancos eran el grupo predominante en las instituciones americanas, sin embargo, ahora las tasas de matriculación de los hombres blancos pobres y de clase trabajadora son más bajas que las de los jóvenes negros, latinos y asiáticos de los mismos orígenes económicos, según un análisis de datos del censo realizado por el Pell Institute.

Conforme a información del Wall Street Journal, después de entrar a la educación superior en el 2012, el 65 % de las alumnas recibieron su título universitario en el 2018, en comparación con el 59 % de los hombres durante el mismo periodo. Esto es corroborado por el director del National Student Clearinghouse, Douglas Shapiro, “en los próximos años, dos mujeres obtendrán un título universitario por cada hombre, si la tendencia continúa”.

Antes, muchos de los empleos que realizaban las mujeres no requerían un título universitario. Sin embargo, a partir de los años 70, las mujeres empezaron a ingresar a trabajos que requerían más educación y algunas de las profesiones que antes no requerían estudios universitarios ahora lo hacen, lo que las empujó a entrar a la universidad. Pero ¿por qué 40 años después, hay más mujeres que hombres en las universidades?

En promedio, los niños tienen calificaciones (GPA) más bajas

Según la organización ACT, que se encarga de realizar exámenes estandarizados para conocer qué tan listos están los estudiantes para entrar a la universidad, los hombres suelen tener calificaciones más bajas, lo que termina perjudicándolos en el proceso de admisión. Hay dos razones principales por las cuales sucede esto; en primer lugar, el sistema educativo americano se enfoca en seguir las reglas y la organización sobre el aprendizaje activo; y segundo, hay una escasez de maestros y consejeros universitarios varones, especialmente que pertenezcan a alguna minoría. Aunque siempre han existido estos factores, se han visto agraviados por los cambios en el mercado laboral de las últimas décadas.

Asimismo, el promedio de calificaciones universitarias no se registra con regularidad pero, según los datos de 2009 recopilados por el Wall Street Journal, es de aproximadamente 3.10 de 4 para las mujeres, frente a 2.90 para los hombres. La brecha de género es particularmente grande en las materias de inglés, pero ellas también tienen calificaciones más altas en matemáticas, ciencias sociales y ciencias. Sin embargo, según ACT, esto no se refleja en sus pruebas ya que, aunque las mujeres siguen dominando en inglés y ciencias sociales, los hombres tienen mayores niveles de rendimiento en matemáticas y ciencias.

Aunque tanto las calificaciones como los puntajes de las pruebas miden el rendimiento académico, las primeras reflejan el desempeño diario del alumno en una disciplina académica, pero son afectadas por factores no cognitivos que no son medidas directas del aprendizaje académico. Por ejemplo, dar puntos por participación, reducir puntos por mal comportamiento, falta de atención o por entregar tareas atrasadas. Para los autores de la investigación, los alumnos masculinos obtienen calificaciones más bajas porque tienen más problemas de conducta. En contraste, los resultados de las pruebas ACT son una estimación más puntual del rendimiento académico.

La habilidad de seguir reglas

Para Jayanti Owens, profesora de sociología en la Universidad Brown, muchos niños enfrentan una desventaja en la escuela desde temprana edad, y cuando llegan a la preparatoria y aplican para entrar a la universidad, ese obstáculo es aún más grande. Un estudio del 2011 para la revista Social Science Research, encontró que las niñas empiezan su educación con habilidades sociales y de comportamiento más avanzadas, lo que les da ventaja durante los primeros seis años de escolaridad; mientras que los niños tienen problemas para prestar atención o quedarse quietos en clase.

Según describen los autores, los psicólogos clasifican muchas de estas habilidades en las categorías de autorregulación cognitiva, autodisciplina, control esforzado o función ejecutiva. Estas habilidades incluyen la planificación, el mantenimiento de la atención, el control esforzado de la atención o la acción, la perseverancia en la tarea y la inhibición de las respuestas impulsivas. Además, los psicólogos incluyen un segundo conjunto de habilidades, las de «autorregulación emocional» que se refiere a la capacidad de manejar la ira, la tristeza, la alegría y otras reacciones emocionales.

Otro estudio también del 2011 de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER por sus siglas en inglés), corrobora los resultados. Su evidencia sugiere que el déficit de estas habilidades en los niños podría ser un factor principal que les impide completar la universidad. Además, la mayor tendencia que tienen para presentar problemas de conducta se vuelven factores relevantes para su relativa ausencia. Incluso desde preescolar se ve la brecha de género ya que los niños tienen cuatro veces más probabilidad de ser expulsados, según el Centro Nacional de Salud y Bienestar en la Primera Infancia. El problema también es que, entre más suspensiones tiene su escuela, menor es la probabilidad de acceder a la universidad.

Por su parte, la profesora Owens realizó una investigación sobre el tema en el 2016 donde demuestra que los desafíos de comportamiento que se ven desde preescolar pueden ser predictores significativos de si los niños abandonan la escuela secundaria o decidirán no ir a la universidad. Aunado a esto, ella considera que los niños tienen problemas de conducta porque el sistema de educación temprana prioriza el autocontrol y apegarse a las reglas. «Realmente es necesario tener altos niveles de autorregulación y autocontrol para poder sentarse y prestar atención durante tanto tiempo», dijo Owens a Business Insider International. «Entonces, parte de esto es que las niñas son más capaces de hacer eso, en promedio, y esto hace que los maestros respondan a los niños que no lo hacen como alborotadores o traviesos. Eso puede llevar a una especie de autoprofecía cumplida, por la cual los niños que reciben este mensaje terminan actuando más, en parte porque no tienen las habilidades de atención, y en parte porque se rebelan contra la idea de que no son buenos en la escuela”.

Hay estudios que están de acuerdo con que los maestros a menudo clasifican a los niños como más problemáticos que las niñas. El estudio de NBER incluso menciona que las familias suelen leerles más a sus hijas que a sus hijos, y son más propensas a administrar castigos corporales en ellos que en ellas. Además, la manera en que son vistos los hombres ayuda a disuadirlos de buscar ayuda académica. Si los maestros se expresan negativamente de ellos y crecen creyendo que no son buenos estudiantes estos temen buscar ayuda. Y este miedo puede reflejarse desde el tercer grado de primaria.

Debido a que no tienen tan desarrolladas sus habilidades de autorregulación cognitiva y emocional, muchos niños son clasificados como “malos”, haciendo que los educadores y consejeros les tengan paciencia o los guíen, lo que resulta en que no sepan qué clases tomar o qué exámenes presentar para mejorar sus probabilidades de entrar a la universidad. Algunos descubren qué necesitan hasta el penúltimo o último año de preparatoria, cuando es demasiado tarde.

Los hombres se ven obligados a trabajar por problemas financieros

Además de enfrentarse a problemas de conducta y falta de habilidades, muchos jóvenes enfrentan la necesidad de mantenerse a ellos mismos o a su familia. Anteriormente, los hombres de bajos ingresos eran los menos propensos de cualquier grupo demográfico a inscribirse en la universidad, sin embargo, debido al COVID-19, las preocupaciones monetarias se han exacerbado.

Otro factor es el costo de la matrícula universitaria. Muchos alumnos ven la educación superior como un problema porque no tienen el dinero suficiente para pagar sus estudios, útiles, libros, y mantener su estilo de vida. Adrian Huerta, profesor asistente de educación en la Universidad del Sur de California, dijo a Business Insider que «las tensiones financieras hacen que los jóvenes digan: ‘la universidad es realmente cara. ¿Quién va a pagarla? ¿Quién va a pagar por mis libros? ¿Quién va a pagar por mi auto?'».

La profesora Owens añade que “si eres un niño que proviene de bajos ingresos, es posible que tengas modelos a seguir a tu alrededor que se hayan dedicado a los oficios o que se hayan dedicado a otras ocupaciones no profesionales. Ese es el ejemplo que tienes frente a ti». Para muchos jóvenes es más fácil seguir ese camino conocido que atreverse a hacer las cosas de otra forma.

¿Qué se puede hacer?

Debido a la pandemia, el sistema educativo estadounidense tiene acceso colectivo a miles de millones de dólares en fondos de ayuda COVID-19. Para Huerta, la mejor manera de usar ese dinero es poniendo dos o tres consejeros universitarios en las preparatorias, incluidos hombres de color. Actualmente hay uno por cada 424 estudiantes. Tener más acceso a recibir ayuda temprana puede ser una gran ventaja para los estudiantes varones.

Para Owens, los fondos deben enfocarse en la educación temprana para que los estudiantes de preescolar tengan proyectos más activos y prácticos en lugar de pedirles quedarse quietos en sus sillas. Reclutar más maestros varones en ese nivel también es fundamental, agregó. Esto ayudaría a preparar a los niños con habilidades de autorregulación cognitiva y emocional.

El Wall Street Journal reportó que la solución de varias universidades para balancear la escala es enfocarse en aceptar solicitantes masculinos, pero para Pell Institution, el problema no está en limitar las admisiones de las instituciones sino en analizar los factores que hicieron que existiera en primer lugar.  ¿Cuál crees que podría ser una solución a esta brecha de género? ¿Consideras que el éxito de los jóvenes puede garantizarse desde el bachillerato o debe hacerse algo desde preescolar? Déjanos abajo tus comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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